EL

DIRECTORA, CONCEPCION GIMENO DE FLAQUER

PRECIO DE SUSCRICTON Afta VIII. TOMO. XIV. NUM. 15. CONDICIONES DE LA SUSCRICTON

El Albuui

EXMO. SR. D. JOSÉ CHINCHILLA, NUEVO CAPITAN GENERAL DE LA ISLA DE CUBA. 114 EL DE LA MUJER.

sión de haberse trasladado á Granada; ocupó luego elevados cargos en su Orden, sin que produjesen en su ánimo más efecto que el de po­ ner á prueba su virtud; fué castísimo, extremado en las penitencias y mortificaciones y muy sujeto á éxtasis. Perseguido de nuevo y re­ levado del cargo que ejercía en su Orden, retiróse al desierto de laPe- ñuela (Sierra Morena), hasta que por último, vióse obligado á bajar I apartamos nuestra atención de la actual rufianería literaria, á Ubeda. más agobiado por la miseria de la casa en que vivía, que como gráficamente calificó un ilustre orador en el Congreso abatido por el dolor de sus terribles sufrimientos. Católico los extravíos de la moderna literatura, y nos dedica­ Tal fué aquel sublime varón. Con él alcanzó su más alto rango la mos al examen del espíritu que inspiró á los grandes maestros mística española; fué santo y á la vez lumbrera de las letras patrias, de nuestro siglo de oro, se echará de ver que la musa españo­ sin ánimo para ello, sin pensarlo ni quererlo, pero así fué. Muchos, la, con preferencia á otros géneros, se aviene peregrinamente al sagra­ innumerabies son nuestros místicos; todos tienen, ó por mejor decir, do, y sobre todo, se adivinará que el amorá Dios, la esperanza en otra todos dejan columbrar algo de humano, sólo el santo carmelitano de vida y el esplritualismo más puro, son las palancas que más conmue­ Yepes no deja trasparentar en sus escritos su condición terrena, ane­ ven las fibras de nuestros poetas. Nunca escriben tan arrobadoramen­ gado en la unión con el Ser Divino y en la perfección mística, á ma­ te como cuando se sienten poseídos del espíritu sagrado, y así lo com­ nera de un budhista confundido en la profundidad de la nirvana. prueban las admirables obras de Herrera, Santa Teresa de Jesús, Confesamos ingenuamente que al leer los escritos del piadoso car­ ambos Luises, y las del divino carmelita San Juan do la Cruz. melita, llegamos á veces á figurarnos que las letras no tocan en el li­ Ocupa este último, preferente lugar al lado de ,1a seráfica doctora bro, sino que cual preciosos diamantes, están montadas en el aire; avilesa, ornamento el más preciado de la Iglesia y honor del pueblo tanta es la diafanidad de su estilo, su elocuencia y la alteza de sus español. Si un alma desligada de las ataduras terrestres puede estam­ conceptos, de tal manera queá no estar inspirados por el divino amor, par ó no gráficamente sus conceptos; si es ó no posible dar forma á se juzgarían como expresión de un alma abrasada en pasión ardiente. los sublimes pensamientos que se enseñorean de la mente en los mo­ Cuarenta mil cuarenta y cuatro escritores místicos cita el Catálo­ mentos de éxtasis; si es factible que los más espirituales anhelos y las go de D. Nicolás Antonio, por lo cual bien se deja comprender que más extranaturales meditaciones puedan cristalizarse en el lenguaje es imposible hablar de todos, ni aun de aquellos cuyo nombre goza de humano, las obras de San Juan de la Cruz pueden demostrarlo. Harto fama universal, como Salmerón, Guevara, Astudillo, Avila, Estella, bien se ve que el que escribe, es un ser depojado de toda mancilla que Nieremberg, Mariana, Fr. Diego de Yepes, Arias Montano, Palafox, empañe el destello que Dios imprimió en su alma: bien se advierte La Cerda, Domingo de Soto, Granada, León, Rivadeneyra, Malón de que el hombre, ó mejor dicho la inteligencia, que nos ha dejado La Chaide, etc., etc. Diremos, con todo, algo de los más conocidos. Subida al monte Carmelo, La Llama de amor viva, La Noche oscura del Descuella en primer lugar el V. P. M. Fr. Luis de Granada. Hijo alma, El Cántico espiritual, Las Cartas y Los Avisos y sentencias espi- de una infeliz lavandera de los dominicos de aquella ciudad y de un rituales, poseía la candidez primitiva de los seres creados por Dios, co­ jornalero gallego llamado Sarria, que murió siendo todavía muy ni­ mo si se identificara con el manantial inagotable de su espiritualidad. ño Luis, pasó sus primeros años acosado por todo linaje de privacio­ Los conceptos de San Juan de la Cruz son tan elevados, á pesar nes; llegado á la edad conveniente entró de novicio en el Colegio Do­ de estar expuestos en lenguaje humilde, que parece rozar apenas con el minicano y profesó en tiempo oportuno, lo cual le sirvió para poder medio material con que se leen. Maravillémonos los que tenemos la ayudar algo al mantenimiento de su madre, pues partía con ella la desgracia de agitarnos en esta revuelta sociedad de nuestros días; mas ración conventual. Su gran talento, sus admirables cualidades orato­ ninguna duda cabe de que el gran místico de quien hablamos pudo rias, su saber, su bello carácter y cuantas circunstancias pueden ador­ alcanzar la perfección, esto es, realizar la unión del alma con Dios. nar á un religioso, hicieron que la Orden de Santo Domingo le repu­ Su personalidad desaparece por completo; no se ve ni se percibe más tase como uno de sus hijos más insignes, colmándole de toda suerte que un alma abstracta, sin otros lazos con la tierra que un lenguaje de favores y distinciones. humano, tocado apenas del sello de su nación y de su siglo. Puede considerarse á Granada como el fundador de la culta y li­ Mezquino sería el papel de la crítica si fuera á señalar las belle­ mada prosa castellana; él fué en efecto, quien fijó los períodos, deter­ zas y los defectos retóricos de los escritos del admirable carmelitano. minando sus dimensiones,, proporcionando simétricamente sus miem­ Su poesía no tiene abolengo; como dice un ilustre autor que tuvo á bros, y prestando fluidez, tersura y elegancia al idioma, al que purificó bien ocultarse humildemente bajo el velo del anónimo, no necesitó el también de muchas voces impropias y anticuadas, cuyo uso perjudi­ dulcísimo amigo de Santa Teresa recurrir más que á sí mismo. “Sin­ caba grandemente nuestra habla. Publicó el ilustre dominico muchas tió, pensó, escribió lo que sintió y pensó, y produjo sin más, sus ricas, obras en latín y no pocas en castellano, siendo las más notables la sus inspiradas, sus místicas canciones. Léanlas—sigue diciendo el Guía de Pecadores, el Libro de la oración y la meditación, el Memorial elocuente anónimo—los que temen que esa poesía, por decirlo así, con­ de la vida cristiana, el Símbolo de la fe, cartas, catecismos, etc., etc. creta, no ha de producir una sensación general en los hombres de to­ Sigue á Granada, en orden de mérito como prosista, el dulcísimo dos los siglos y naciones: léanlas y digan con la mano en el corazón, Fr. Luis de León, uno de los más altos representantes de la edad de si no se sienten conmovidos á pesar de su incredulidad ó de su ateís­ oro de nuestra literatura, y el primero de nuestros líricos para muchos mo. Se espiritualiza uno á cada verso que recita, á cada estrofa que notables críticos, sin exceptuar á Garcilaso. No pensaban así, empero concluye. ¡Qué belleza, qué suavidad, qué grato perfume el de todas sus contemporáneos, que no lo conceptuaron jamás en lo que en rigor esas poesías!” valía. ¿Qué importa que sea incorrecto á veces el lenguaje, vulgar en Gloria fué del insigne D. Francisco de Quevedo sacar las obras de ocasiones la elocuencia, oscuro más de un pasaje, débiles muchos ver­ León de la oscuridad en que yacían. Nada dijo sin embargo, respec­ sos y hasta faltos de expresión? Todo desaparece ante el espíritu de to á la vida del eminente agustino, y así, tanto por el olvido de los la composición; más aún, escritos de otra manera perderían el encan­ contemporáneos, como por el silencio de los siguientes escritores, se to incomparable que á todos reviste, su dulcísima esencia, su trans­ sabía poco acercado nuestro sublime teólogo, hasta que el Sr. Mayans parente diafanidad. y Ciscar publicó del mismo, una magistral biografía, conservándose Respecto á su vida, diremos que nació en humilde cuna; se crió también el largo proceso que se le formó por haber producido El Can­ en medio de la miseria; entró joven en el convento; fué lumbrera de tar de los cantares. la teología; unióle común afecto y propósito con Santa Teresa de Je­ Fué Fr. Luis de León, natural de Balmonte (Cuenca), donde na­ sús; trabajó para la reforma de su Orden; fué cruelmente encarcela­ ció en el año 1527. Crióse en Madrid, estudió en Salamanca, y allí do por los frailes de Toledo en un horrible in pace; huyó de allí, re­ tomó el hábito, llegando en breve á catedrático de aquella ilustre Uni­ fugiándose en un convento de monjas y luego en el de los descalzos versidad. Entonces fué cuando para complacer á un amigo se dedicó de Almodóvar; apuró hasta las heces el cáliz de amargura que le die­ á la traducción española del célebre Cántico; bien entendido, que di­ ron á beber sus perseguidores, particularmente sus envidiosos, en oca­ cha traducción no debía ver la luz pública, por cuanto estaba prohi- EL ALBUM DE LA MUJER. 115

hielo por la Inquisición trasladar ninguno de los libros de la Sagrada virtud de la mujer y que se ríe de la misma como de una vulgar preo­ Escritura á la lengua vulgar. Con todo, y gracias á un abuso de con­ cupación, se le dice que su madre fué débil algún día; este escéptico fianza, se divulgóla traducción del sabio orientalista, por haber saca­ joven enrojecerá de indignación; desmentirá al que así le hablare, y do una copia del manuscrito un familiar del amigo en cuyo obsequio le provocará tal vez; no habrá en él un sólo sentimiento que no se le­ había hecho la traducción. vante á protestar de la ofensa. Un ilustre sabio, por cierto contempo­ Llegado el hecho A noticias del inexorable Tribunal, dictó auto de ráneo, ha demostrado que la mujer que aún no ha llevado en su seno á un ser humano, es mujer incompleta, y frecuentemente enferma ó prisión contra Fr. Luis. Cinco años permaneció sumido en lóbrega valetudinaria: no basta que la mujer sepa amar, no es bastante que cárcel del Santo Oficio, componiendo en este tiempo la más admirable llegue á ser esposa, es necesario que sea madre. A la manera que el de sus obras, Los Nombres de Cristo. espíritu no alcanza toda su fuerza si no pasa por medio de las pruebas Absuelto por el Tribunal de Madrid, que evocó á sí la causa se­ amargas de la vida, así también el cuerpo de las mujeres no alcanza guida por el de Salamanca, cuyo fallo revocó, volvió á su cátedra el todo su desenvolvimiento, sin las fatigas y trabajo de la gestación. ilustre profesor, empezando su lección primera, después de cinco años La misma lactancia, tarea tan ruda, renueva los órganos, que parece de encarcelamiento, con aquellas famosísimas palabras: “Decíamos debía consumir; el pecho se dilata, se ensanchan los hombros y hasta ayer...frase tan sublime que lia llegado á ser proverbial. Desde en­ la cabeza se eleva sobre el cuello más recta y más flexible; la mujer, tonces pasó su vida Fr. Luis entregado al estudio y á la enseñanza; en fin, sólo se manifiesta acabada criatura á nuestros ojos, llevando compuso notabilísimas obras, entre ellas, La Perfecta casada, Exposi­ un hijo en sus brazos. El teatro, que ha representado mujeres adúl­ ción del libro de Job, Noche serena y La profecía del Tajo, llegando á Pro­ teras, hermanas envidiosas y enemigas, hijas parricidas, jamás ha osa­ vincial de su Orden. do atacar la personalidad de la madre: ella sola es aquí bajo un Dios Digno es asimismo de especial recordación el P. Pedro deRivade- sin ateos. neyra nacido en Toledo en 1527. Hijo de una pobrísima familia, y de Sin embargo, y á pesar de tan común acuerdo en consideración á carácter travieso y atrevido, huyó de su casa y fué á parar á Roma, la maternidad, la ciencia, durante cuatro mil años, puede decirse que donde le tomó bajo su protección el glorioso San Ignacio de Loyola, hasta el presente siglo, ha negado á la mujer el título de verdadera que llegó á quererle como á su Benjamín, y educándole, enseñándole, madre, de madre procreadora. Este hecho, tan curioso como impor­ guiándole en la práctica de la virtud, llegó á hacer de él uno de los tante, merece un profundo examen, porque en él se funda la emanci­ principales ornamentos de la Compañía de Jesús. pación de la mujer entera. EscribióRivadeneyra las vidas de San Ignacio, de San Francisco En efecto, en la legislación oriental primitiva, se lee: “la madre de Borja, de Salmerón y de otros grandes jesuítas, Tratado de la ta­ no procrea, tan sólo es portadora del producto de la concepción ó de bulación, un libro eawivA Maquiavelo, niNyas Meditaciones y Soliloquios, la criatura; en una palabra, en la función de la generación y repro­ Manual de la oración y diversas obras en latín. Su lenguaje es más ducción es pasiva.” Para explicar esta enigmática blasfemia, he aquí escogido que el del mismo Granada, del cual tiene mucho, igualmen­ la teoría: “Cuando en estación conveniente y en campo bien prepara­ te que del que mostró posteriomente Cervantes. do se siembran granos maduros, éstos bien pronto se desenvuelven, Fr. Pedro Malón d» Chaide es también un escritor insigne, fogo­ convirtiéndose en plantas de la misma especie; importa poco que la so casi siempre, enérgico y apasionado. Parecido á él es el P. Estella, semilla sea de arroz ó de cualquiera otra, el campo dará lo que se le y distinto el maestro Juan de Avila, notable por la dulzura de sus haya echado, porque él no entra por nada en la naturaleza de las plan­ conceptos. Digamos, para concluir, que como antítesis de San Juan tas, sólo contribuye á su nutrición, y la simiente en su vegetación no de la Cruz y de la valentía de Malón de Chaide, tenemos al clarísimo adquiere ninguna de las propiedades . Lo mismo sucede y sencillo Fr. Fernando de Zarate, autor de lenguaje castizo y sobrio en la reproducción de los seres humanos; el hombre es la semilla ó el de adornos, facilísimo en el uso de las comparaciones, armónico y ele­ grano, la mujer es el campo. La mujer no determina el carácter del gante en sus períodos; prendas todas que, unidas al sostenido tono en hijo; se concreta á dar lo que ha recibido, y la criatura nace siempre que están escritos los Discursos de la paciencia cristiana, hacen de es­ dotada de las cualidades del padre que la ha engendrado” (Leyes de ta obra uno de los monumentos más hermosos y admirables del habla Mann). Si del antiguo Oriente pasamos á Grecia y leemos al gran castellana en el siglo XVI. naturalista y filósofo Aristóteles, también hallamos escrito: “el padre Terminemos éste artículo. La materia es tan interesante para los es sólo creador.” Pasando á la Edad Media y buscando en la ciencia amantes de nuestras glorias literarias, que creemos nos dispensarán de las ciencias, en aquella época, la opinión del teólogo y filósofo Santo el desaliño é insuficiencia de estos ligeros esbozos, en gracia á nues­ Tomás, nos hallamos con que dice, en el capítulo del orden y de la cari­ tro buen deseo y al interés que nos inspira esta parte tan española de dad: “el padre debe ser más amado que la madre, atendiendo á que nuestra literatura. es el principio activo de la generación, mientras que la madre es so­ Antonia Opisso.—Barcelona, 1890. lamente principio pasivo.” Otros sabios y naturalistas de los siglos siguientes, tomando apoyo en la génesis Idia, han ido más lejos, sos­ teniendo la siguiente doctrina: “Adán contenía en sí mismo, no sólo GUERLAIN.—Perfumería 15 Rué de la Paix.—PARIS. á Caín, Abel y sus hermanos, sino á todos los seres humanos que han nacido desde el principio del mundo y á todos los que nazcan hasta el fin. En cuanto á la participación de Eva en la perpetuación de la especie humana, es la misma de la tierra al recibir y nutrir las semi­ llas y las plantas. Eva, según tales sabios, no es más que una nodriza. Si este hecho fuera cierto, si Dios le hubiera decretado, si la obra A maternidad engrandece como nada la influencia de la mujer que parece ser más completamente obra de la mujer, ñola pertenecie­ y completad cielo de su existencia, asignándole la verdadera se; si la criatura que lleva en su seno durante nueve meses no es su misión que la Providencia le ha confiado; y es innegable que criatura y sí únicamente una especie de depósito; si el seno maternal, somos más hijos de nuestra madre que de nuestro padre. cuna divina que se estremece, gime y ama, no es más que un recep­ Cuando evocamos ante nuestra conciencia la personalidad táculo inerte, sin influencia y sin derecho de creación sobre el ser que maternal, cuando pronunciamos el sólo nombre de madre, todos cuan­ ha recibido, la mujer no podría alcanzar en el mundo más que el pa­ tos recuerdos de beneficios, de cariño y adhesión se hallan ligados á pel de una criatura ínfima y secundaria; un accesorio útil, pero nada este nombre como cortejo inseparable, nos causan tal respeto, que no más. Esta consecuencia es tan rigurosa, que en los países donde se­ acertamos, ni á concebir siquiera, que la falte un sólo derecho más al mejante doctrina ha prevalecido, el anatema que arroja sobre la ma­ mismo, que aún pudiera serla reclamado. dre, ha pasado de la ciencia á las leyes y de éstas á las costumbres. En nuestra conciencia, en la de los hombres de corazón más escép­ La ley india dice: “el respeto á tu padre te abrirá solamente el tico, encontraremos siempre cierta especie de culto para el título de mundo superior de la atmósfera.” El amor al padre era un deber re­ madre. Si á un joven sin fe, cuya fantasía se consume en satirizar la ligioso; el de la madre un acto de gratitud humana. En Grecia, el 116 EL ALBUM DE LA MUJER. SEVILLA. — SALA

DE

EMBAJADORES

EN

EL

REAL

ALCAZAR.

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EL HAREM. 118 EL ALBUM DE LA MUJER.

areópago, tribunal supremo, que puedo decirse que representábala jus­ ¿Qué padre podrá haber que se atreva á comparar su terneza á la ticia de aquel tiempo, se inauguró con la absolución de un hombre que de una madre? No pretendo negar la afección paternal, pero la pater­ había asesinado á su madre, proclamando este principio: la madre no nidad para el hombre es casi un accidente en la vida; para la mujer crea á su hijo. la maternidad es la vida misma. ¡ Seguramente que quienes las niegan En el mismo mundo moderno sólo el nombre del padre pasa á sus el rango ó categoría de procreadoras, no lian visto jamás á una madre descendientes; y cuando fué instituida la nobleza, sólo era trasmisible, recibir en sus brazos á su hijo recién nacido; ni seguirle en sus pri­ como regla general, por los padres; y hoy mismo, en todas biselases, meros pasos, escuchar su primera palabra ó recibir su último suspiro! el derecho de dirección pertenece solamente á los misinos. Cuantío el Lijo muere, su padre llora, pero generalmente el tiempo no La ciencia, que es el alma del derecho y el espíritu de las leyes y respeta en él más este dolor que los otros; la madre sufre una herida costumbres, se hallaba, respecto A esta cuestión tan importante, en el que jamás cicatriza. Encuéntranse con frecuencia semblantes femeni­ atrasa mien to que ya he indicado, cuando una voz llena de autoridad nos marcados por el más acerbo dolor; su palidez, su dulzura, el des­ vino á protestar contra tan impío sistema. El doctor Serres, inspirán­ fallecido acento de su voz, su frente inclinada sobre el pecho, y su dose en trabajos de otros sabios, conocidos unos, y otros por conocer misma sonrisa, en que se nota están próximos á llorar, reflejan algo aún, ataca enérgicamente esta caducidad de la madre. Armado este profundamente herido, que parte el corazón. Si se averigua la causa eminente fisiológista de todos los recursos que le habían prestado la de tal pena, resulta casi siempre que son madres que han perdido á ciencia y la industria modernas, reclamó para la mujer su verdadero su hijo en la flor de su edad. Una pobre mujer, en la agonía ya de lugar en la creación, alcanzando para la madre su título de procreadora. una cruel enfermedad, que también la había arrebatado á un hijo Efectivamente; la ciencia del pasado decía: “El seno materno re­ de diez años, exclamaba: “¡Cómo ha debido sufrir mi pobre hijo!” cibe el ser creado ya, y la aparición sucesiva de los órganos fetales no ¡Torturada por su propio mal, sólo pensaba en el que había sido su­ es más que el desenvolvimiento de los mismos que ya existían y que frido ya por otro! He aquí e! amor maternal: sin igual en la creación nos ocultaba solamente la debilidad de nuestra vista.” La ciencia mo­ nace en un instante, inmenso, sin. límites y sin cálculo; tan potente, derna, engrandecida por el análisis, ha demostrado: que para la evo­ que transporta á la que lo experimenta más allá de las leyes de la na­ lución del nuevo ser es indispensable el concurso y el contacto del turaleza, haciendo del dolor el placer, de la privación la satisfacción, producto hembra, llamado óvulo, y del producto macho, que, en su y no por accesos como el amor, sino constantemente y sin intermiten­ síntesis, es el zoospermo; que verificado su contacto, su compenetra­ cia; y como último milagro, renueva el ser entero de quien le experi­ ción, la evolución del nuevo ser da principio en el óvulo ó producto de menta, sirviéndole de educador. Por él la mujer coqueta se hace seria; la hembra, en el que aparecen los primeros elementos, los primeros te­ la que es poco previsora reflexiva; él esclarece y purifica; da virtud é jidos y los primeros órganos del embrión; y por una ley de evolución inteligencia lo mismo que amor y devoción: en una palabra, es el co­ sucesiva, el nuevo ser, derivándose del simple utrículo, célula ú óvulo razón humano en todo su ser. fecundado, llega á su grado de desarrollo perfecto, habiendo pasado En fin, nada hallo tan oportuno para pintar la fuerza y el instinto por todos los inferiores, de tal suerte que parece construido pieza por del amor maternal, como aquella sublime respuesta que la madre, que pieza ú órgano á órgano hasta llegar á su completo desenvolvimiento. acababa de perder á su hijo, dió á su confesor al recordarla éste el sa­ Desde el primer impulso de la fecundación, la evolución completa del crificio de Abraham impuesto por Dios: ¡Dios no habría jamás exigido nuevo ser, la de cada elemento, cada tejido, cada órgano, sistema y este sacrificio de una madre! aparato es sostenida y costeada por el plasma materno, por la sangre Db. González Encinas.—Madrid. y con el organismo entero de la madre hasta que llega á alcanzar el tipo humano completo. Muy al contrario á la doctrina oriental, y ála antigua ciencia, resulta como un hecho comprobado que la madre, no sólo toma una parte igual, sino mayor y más importante que la del padre en la creación de su posteridad y propagación de su especie. TALIA.—Hija de Acab, rey de Samaria, y de Jezafel, reina Multitud de ejemplos, sacados de la historia natural de las plantas, de los animales y del mismo hombre, demuestran patentemente esta de Israel, y mujer de Jorám, rey de Judá, de quien tuvo á potente acción maternal. Tómese un geranio rojo y otro negro, aun Ocosías, fué tan impía y cruel, que al saber que su hijo, su­ que sea el llamado rey de estos últimos, introdúzcase el polen del uno cesor de Jorám, había sido asesinado, hizo sufrir igual suer­ en el pistilo del otro, y resultará una nueva especie híbrida: pues bien, te á todos los príncipes de la raza de David, y de este modo casi siempre, esta flor híbrida reproducirá el tipo materno más bien que se colocó en el trono el año 876 antes de Jesucristo, pero librándose el paterno, es decir, que si el geranio rojo es la flor hembra, el híbri­ de su furor Joas, hijo de Ocosias, le proclamaron rey de Judá seis años do tenderá al rojo también, y las flores que del mismo nazcan se irán después, y Atalia murió á manos del pueblo, por querer oponerse á su aproximando cada vez más á esta especie. triunfo. Hágase el cruzamiento de un caballo y una burra, y resultará el ATANASIA (Santa).—Mujer, rica en virtudes, sobresaliendo en­ tipo macho, que tiene más de asno que de caballo; al contrario, crú­ tre« todas su ardentísimo amor á los pobres, y su desprecio á las vani­ cese una yegua con un jumento y se obtendrá el mulo, que se parece dades del mundo, nació en E jina. pequeña isla de Grecia en el golfo y tiene más de caballo que de asno. de Atenas, y murió en el Señor el año de 866. En fin, lo mismo sucede con las razas humanas. Cuando un pue­ AtIA.—Hija, se gún unos, del caballero romano Tito Pomponio blo conquistador se posesiona de tierra extraña ó de otra nación, re­ Atico, y según otros, del emperador Cayo Julio César Octaviano Au­ sulta que de su alianza con las mujeres indígenas, después de algunas gusto, y esposa del general cónsul, tribuno y edil Marcos Vespanio generaciones, el pueblo que resulta de este cruzamiento reproduce los Agripa, acompañó á su padre en la célebre batalla Accio, y contribu­ caracteres, no de la raza conquistadora, sino de la conquistada, habien­ yó al triunfo obtenido sobre el triunviro Antonio, que se dió la muer­ do absorbido las madres el tipo paterno. De aquí, sin duda, la profunda te después de su derrota; fué madre de la mujer de Tiberio Claudio idea de Etienne Pasqnier: íf La Gaulia hace los galos.” Nerón, segundo emperador romano. Este poder de las madres, en trasmitir á la posteridad su carácter Atosa—H ja de Ciro, rey de Persia en 560 antes de Jesucristo, típico, prueba sin réplica su acción en la generación humana, y de es­ casó, en primeras nupcias, con su hermano Cambises, sucesor de su te poder las viene la magnífica prerrogativa de volver los tipos diversos padre en el reino, en segundas con el mago Esmerdis, que usurpó la de lá naturaleza, cada uno á su individualidad propia. Ellas son las corona á la muerte de Cambises en 422, haciéndose pasar por su her­ conservadoras de todas las razas, si no creadas, al menos existentes, mano, y en terceras con Darío I, que destronó á Esmerdis en 522, y esto es, de todo cuanto hay de original, de característico y de variado con el cual tuvo á Jerjes, que sucedió á su padre en 485; mujer de es­ en la naturaleza humana. forzado ánimo y corazón sereno, acompañó al primero en sus expedi­ Tal es el papel de la maternidad en la naturaleza física; la moral ciones contra la Etiopía y la Libia, se le atribuye participación en el nos le revela más grande aún. Por el amor maternal, el animal llega asesinato del segundo, llevado á cabo por los grandes del reino, y to­ á la especie humana; por el mismo, ésta llega á la naturaleza divina. mó una gran parte, con el tercero, en la conquista de Babilonia EL ALBUM DE LA MUJER. 119

AuDOVERA.—Primera mujer de Chil perico I, rey de Soissons en La lencería va tomando asimismo más impulso cada día, y las ca­ 561, modesta y virtuosa, fué repudiada por éste á instigación de su misas con escotes de corazón, los cuerpos sobre corsé y las enaguas y querida Fredegunda, que la hizo asesinar en 580, para poder escalar pantalones, se enriquecen con bordados y encajes sujetos por Dieses á las gradas del trono. la máquina que hacen de cada prenda una verdadera joya de buen Augusta Guillermina Amalia Luisa.—Peina de Prusia, hija gusto. Las máquinas han puesto todas estas maravillas al alcance de del duque de Meckemburgo Strelitz, y esposa de Guillermo II en 1793, las clases más modestas, y lo que antes costaba una enagua lisa y vul­ contribuyó A que éste, contra su voluntad, se uniese á Napoleón I, con gar, lo valo hoy una prenda llena do encajes ó bordados: los matinées lo cual obtuvo el Hannover, quitado por los franceses á la Inglaterra; de franela y de surah están comprendidos entre la lencería fina, y los nació en 1776 y murió en 1810. recomiendo á mis lectoras como prenda de elegancia y utilidad. AüNOYf Jf? Catalina, condesa de).—Literata francesa de últimos Joaquina Balmaseda.—Madrid, 1890. del siglo xvii y principios del XVIII, escribió Memorias históricas, No­ velas y Cuentos. J, I, Ferrer, 71, rue Rennes, úuíco agente ile “El Album de la Mujer," en Francia Aura (Santa).—Sevillana, hija de padres mahometanos, inicia­ da por sus hermanos, Adolfo y Juan, en la religión cristiana, se reti­ ró, para practicarla con toda libertad, á un convento de Córdoba, y á él EN LA CELDA. fueron á buscarla sus parientes, que escandalizados de su conversión, la denunciaron al gobernador dfta ciudad quien la condenó á muer­ “Tal vez era de dos mundos te, pereciendo en el cadalso el año de 856. la penumbra aquella celda." R. de la Huerta.—Madrid, 1890. La celda de Fray Juan Pérez Extraño aspecto presenta: De las paredes desnudas Santos relicarios cuelgan; ECOS DE LA MODA. Cilicios y disciplinas Asoman tras de la puerta, Testimonio «le las duras Penitencias del asceta. £lJA mía, decía yo hace pocos días á yna linda niña á quien quie- Pobre cama y muchos libros I ro mucho, porque la ho visto nacer, bien sé que vas á dar el El mobiliario completan; Lecho para corlo sueño, f primer paso serio de tu vida, vas á acercarte por vez primera Libres para larga vela. L al ara santa para recibir tu primera comunión. Compañeros de vigilias —Sí, vamos seis compañeras de colegio, pero yo estoy muy enfa­ Y testigos de su ciencia, dada, porque á dos de ellas les hace su mamá vestido de raso y á mí Ordenados sobre labias Y revueltos por do quiera, me le están haciendo de muselina de lana. Códices en pergamino, — ¿Posible es, hija mía, que te enfades por un vestido, cuando de­ De cuyas rotas cubiertas bes pensar sólo en la importancia del acto que vas á celebrar? ¿Que Cierran los viciosos bordes antepongas el sentimiento de la vanidad, al sentimiento religioso? Cueros ó cintas de seda, Broches ó tosca presilla Anita, que así se llama, es una niña muy juiciosa, y vivo carmín Que abarca ambarina perla. col oí ó sus mejillas. Bibli as con sus miniaturas, — La vanidad, continué yo, es uno de los defectos más comunes Manuscritos en vitela, Gruesos infolios, ceniza en la mujer, el que oscurece con más frecuencia sus buenas cualida­ De otra edad y otras creencias; des, y de todas las vanidades, ninguna más reprensible que la que se Rancias obras que propaga asocia á un acto religioso que es símbolo de humildad, de favor cre­ La recién nacida imprenta: yente, que debe hacer olvidar todas las frivolidades del mundo para Libros de Italia que el germen Del Renacimiento llevan: no pensar más que en Dios. Con broches de orfebrería, —Eso me ha dicho mamá. Rica labor cordobesa —Pues si ella te lo ha dicho y con su buen tacto te hace un ves­ Donde brillan engarzados tido humilde en vez de un rico, no debes dudar de que así conviene Rubíes, diamantes y perlas, Nobiliarios, cronicones, para la ceremonia. Las madres poco prudentes, excitan en más de una Donde la historia se mezcla ocasión la vanidad.de sus hijas, sin calcular á dónde puede conducir­ Con adulaciones bajas, las tan peligroso defecto: dichosa tú, Anita, que tienes una madre Con fábulas y consejas, Llenos de llera Micos mitos prudente, de la que no aprenderás nunca nada malo! Ponte tu vesti­ Y de floreadas letras, do de muselina y cuenta que él es el único propio para acercarse por Donde expresan las pinturas vez primera á recibir el santo sacramento de la Eucaristía. Más que el texto las ideas. El calzado actual de las señoras es uno de los ramos más atendi­ Viejos tomos que atesoran Las primicias de la ciencia, dos por la moda, y justo es recoger en nuestros ecos algunos de lo que Donde la experiencia madre á él se refieren. Sus sabias leyes enseña, No hay ya señora medianamente elegante, que gaste medias blan­ Donde suplen los prodigios cas con botas ó zapatos: es indispensable la media de color, y sobre Lo que falta á la evidencia, Y en cabalísticos signos, todo la negra, negra de seda, negra de nilo de Escocia porque la me­ Y en mal trazadas esferas, dia negra tiene la gran ventaja de jugar bien con todos los vestidos, Y en extraños zodíacos, y lo mismo para el zapato bajo en el verano, que para el Molióte en De la magia blanca y negra, De la misteriosa alquimia, el invierno, ó la bota, una media negra favorece al pie. Una, vez im­ De la quiromancia incierta, puesta la necesidad de las medias oscuras, decir todo lo que en ellas De la oscura astrología domina de gusto y capricho, serht tarea larga y difícil, porque al lado Los raros signos alternan.__ de la media bordada está la estampada dé flores ó la tejida en rayas ó Y en medio del ancho muro, Sobre cruz alta y enhiesta, nesguillas, entrando luego la encantadora variedad de los colores de De Jesús en la agonía las medias iguales al del vestido. Este detalle no es dable á todas las Se alza la imagen suprema, señoras, porque supone un desembolso respetable, pero aun en las ni­ Que alumbra colgada lámpara, ñas, que las medias son parte muy principal del traje, las negras han Unica luz de la celda. Delante de la ventana, venido á resolver la cuestión, usándose hasta con los vestidos blancos Sobre anti gua y ancha mesa de lana. Que agobian montes de libros, 120 EL ALBUM DE LA MUJER.

Se encumbran altas esferas, Ruedan cartas, mapamundis, Compases, brújulas, reglas. Y un haz de revueltos rollos De pergamino y vitela, Corónenla de luz! Vistan su lecho Rollos que son los capullos Con girones de cielo en primavera, De esplendorosas ideas....! Cúbranla con espumas de los mares Ambos codos apoyados Y de pálidas rosas entreabiertas; En el brazal de vaqueta, Tejan para sus piés, mullida alfombra, Y en ambas manos oculta Orlada de claveles y gardenias! La pensadora cabeza, Visión enamorada de los sueños, Cristóbal Colón soporta Diosa para el poeta, El mundo que en ella pesa. Con el blanco ropaie de la virgen Desde otro sitial enfrente, Cruza en la noche la llanura extensa, Fray Juan Pérez de Marchen» Y sonríe, mirando pensativa /Aquel fecundo silencio El divino fulgor de las estrellas! Adivina y lo respeta.__ ¡Oh Musa de mi amor! Cuando en la aurora ¡Tal vez era de dos mundos Su cantiga hechicera, La penumbra aquella celda! De algo infinito, mensajero alado, De improviso, tibio rayo El dulce ruiseñor trina e-n la selva, Por la ventana penetra, Me parece que siento el armonioso Que del abultado globo Eco inefable de una voz secreta, Que se levanta en la mesa Y que esa voz es tuya, y que me envía Dejando media en las sombras La augusta gracia de una dicha eterna! Baña en luz la media esfera Que es azul como el vacío ¡Dios te bendiga, vaporosa imagen! Que ven los hombres en ella. ¡Dios te bendiga, encantadora y bella, El viejo mundo quedóse Que así, para ofrecerme el vaso lleno En las sombras de la celda. De las santas delicias, me despiertas! Como la frente abrasada Pablo Hernández.—Habana. Siente la ráfaga fresca, Del soñador las pupilas Que en su propia alma se queman, Sintieron la luz suave Y tornáronse á bebería.__ El rebuscamiento en literatura es de tan mal gusto, como el esti­ Pero una chispa de fuego lo churrigueresco en arquitectura: la afectación del lenguaje crea un Brotó esplendorosa en ellas, género artificial é insoportable. No puede ser claro, natural ni ame­ Que en la noche de sus dudas Surgió el rayo de una idea. no, el escritor que se complace en excogitar términos altisonantes. Levantó al cielo los ojos Buscar la verdad estética y no la verdad grosera, debe ser el em­ En busca de la evidencia.__ peño del escritor que posea el sentido de lo real y respete al arte.— La luna en su perigeo, Concepción Gimeno de Flaquer. Brillaba clara y espléndida Cual hoz de brillante plata Segando en campo de estrellas. EXPLICACION DE LAS ILUSTRACIONES. — ¡ Vedla—prorrum pe Colón:— Fray Juan Pérez, vedla, vedla! Exmo. Sr. D. José Chinchilla, nuevo Capitán General de la Isla de Como ese perfil de mundo, Cuba.—La súbita muerte del General Salamanca, más lamentable cuando había empe­ Como esa incompleta esfera zado felizmente su período de reorganización de la Perla de las Antillas Españolas, puso Ve la bisoja ignorancia en grave conflicto al Gobierno de España, pues si bien hay muchos generales dignos de La faz de nuestro planeta.__ desempeñar dicho alto cargo, no todos estaban identificados en los planes del que acaba Pero pronto en esos cielos de fallecer. El General Chinchilla, honrado, valiente y pundonoroso como el que más, Brillará la luna llena; tiene el propósito de llevar á feliz término la obra empezada por el Generel Salamanca. Y como alumbra ese rayo El Harem. — Tristísima es la condición de la mujer en el harem; es una esclava La azul mitad de esa esfera sin esperanza de redención. La mujer debe á la religión cristiana la proclamación de su Lucirá un rayo que alumbre igualdad con el hombre, su dignificación, su personalidad. El cristianismo la convirtió La otra mitad de la tierra.__ de cosa, en un ente moral respetable, que al ser madre obtiene carácter sagrado. Todas ¿De lo que falta á la luna las ventajas del Cristianismo redundan en pro de la mujer; no es de extrañar que la mu­ Padre, no teneis conciencia? jer abrazase esa religión con tanto entusiasmo. Hoy, que se han lucido en un baile de ¿Verdad que en vuestra memoria trajes de distintas épocas, vestidos de sultana, parécenos oportuno presentar el harem. Resplandece toda entera....? Sala de Embajadores en el Alcázar de Sevilla.—Una de las ciudades más ¡Pues así miro yo al mundo monumentales de España, es Sevilla, famosa por su Catedral, cuya Giralda fué construi­ Flotar en mi inteligencia! da por el árabe Mohomet Geber: el Alcázar fundado por los moros en su dominación, era ¡Aquí hay un mundo!— entonces fortaleza y residencia real. El decorado de la sala de Embajadores es una restau­ Y temblando ración da la época de Felipe V. El Alcázares un monumento muy visitado; el extranjero Sus anchas sienes golpea. que va á Sevilla, pide ver entre otros recuerdos históricos, el baño de María de Padilla. Mira asombrado Fray Pérez La cúpula de la sala de Embajadores sobrepuja en elevación á todas las demás. Es una Su radiosa frente esférica; bella muestra del estilo muzárabe. Refiérese que la galantería española ordenaba en épo­ Y dice en su pensamiento, ca de D. Pedro, que los cortesanos bebieran agua del baño de las reinas, y que después Con la fe de la evidencia, de haberse bañado María de Padilla, favorita del Rey, uno de los cabellerosdejó de cum­ ¡Que lo que le falta al mundo plir esa costumbre. D. Pedro, amostazado le preguntó porqué se abstenía de beber el Está en aquella cabeza! agua, y el caballero viéndose agobiado con tal pregunta, salvó la situación con una res­ Blanca de los Ríos.—Madrid, 1890. puesta ingeniosa. “Señor, le dijo, no he probado la salsa por temor de anhelar la perdiz.”

ATEuye hasta las ralees el vello delepilatoire rostro uciasdamas(Baroa,Bigote,etc.l.sin ningún peligro pa ra el cu tíTaun el masdusserDUSSER delicado. 5Oañondeéxlto.de altas recompensas en las Exposiciones, los tiltiles

LA EQUITATIVA DE LOS ESTADOS-UNIDOS, SOCIEDAD DE SEGUROS SOBRE LA VIDA. SUOUBSAL EN LA REPUBLICA MEXICANA: DIONISIO MONTES DE OCA. Gerente ceneral.- Apartado 31-EDIFI0I0 DE LA EQUITATIVA. CIUDAD DE MÉXICO, AVENIDA OBLENTE 2 NUM, 104, 5 DE MAYO, ESQUINA VENGABA.