Tránsito a La Modernidad Y Derechos Fundamentales Característicasgenerales
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TRÁNSITO A LA MODERNIDAD Y DERECHOS FUNDAMENTALES CARACTERÍSTICASGENERALES Para la historia de los derechos fundamentales, esteperiodo es de suma lffiportancia porque en él se forma esta idea. En los tiempos anteriores, aun- que esté presente la idea de dignidad de la persona, no se concibe la reali- zación de ésta a través del concepto de derechos fundamentales. Este es un concepto histórico del mundo moderno. Por eso,los rasgos de la génesisde ese mundo moderno son importantes para nosotros. Corno dice Solari refiriéndose a los principios de la Edad Moderna: «...asistimos, en esta época de iniciativas fecundas y de individualidades heroicas, a las prime- ras afortunadas luchas del individuo por la conquista de la libertad reli- giosa, intelectual, política, económica...»1. Estamos ante un periodo pro- fundamente revolucionario y transformador -a lo largo de más de dos ,::iglos- donde muchas las estructuras económicas, sociales, culturales y políticas del mundo medieval desaparecen, aunque otras se adaptan y 1 SOLAR!, G. Filosofíadel DerechoPrivado, 1, «La Idea Individual», traducción de Ober- dan Caletti, con una presentación de Renato Treves, De Palma,Buenos Aires, 1946.Primera edición italiana con el título L 'idea individuale e ['idea sociale/lel diritto privato»,parte 1, «L'i- dea individuale», Bocca,Turín, 1911.La parte segunda no selanzó entonces a la venta, pero se preparó su edición con el título de L 'ideaindividuale e l'ideasociale /lel diritto privato, parte 11,«L'idea sociale. Lo storicismo nel diritto privato». La traduccióncastellana está hecha sobre la edición que en 1939y 1940hizo Giappichelli en Turín, sin el prefacio que llevaba el pri- mer volumen y con el título de Filosofía deldiritto privato, 1,«Individualismo e diritto priva- to»,II, «Storicismo e diritto privato». Hay una tercera reimpresión a cargo del Instituto Juridico de la Universidad de Turín (del que Gioele Solari fue muchos años director) en 1959,editada también por G. Giappichelli en Turín. Es un libro clave para el análisis de la evolución del Derecho(no sólo del Derecho Pri- vado) en el mundo moderno. mSTORIA DE LOS DERECHOSFUNDAMENTALES sobreviven a la nueva era. El vacío seráprogresivamente llenado por nue- vas estructuras económicas, sociales, culturales y políticas, entre las cuales se encontrará la filosofía de los derechosfundamentales. Es cierto que exis- ten posiciones muy encontradas, en los estudiosos, sobre el sentido de esta época crucial en la historia de la Humanidad. No es misión nuestra, en este trabajo, pronunciamos a fondo respecto de la polémica histórica y filosófi- ca sobre el sentido mismo de eso que se ha llamado «Renacimiento»2.Por eso la ambigüedad del término, mucho menos comprometedor de "tránsi- to a la modernidad»3. No podemos sustraemos, como es lógico, a tomar posiciones respecto a las dos teorías extremas,la de ruptura y la de la con- tinuidad4, que dependen, en parte, de la acotación de los respectivos perio- 2 Quizás fuera MICHELET en el tomo séptimo de su Histoire de France, aparecido en 1855, y que tituló «La Renaissance», el primero que denominó así a esta época. 3 Para bibliografía sobre esta época es indispensable consultar los seis tomos apareci- dos hasta ahoa de la Bibliographie Internationale de I'Humanisme et de la Renaissance, Droz, Geneve, \"01.1,1966; vols. 11a VI, 1973. Sus índices sistemáticos de personas, lugares y mate- rias son de gran utilidad. Además, Vid. las obras que iremos señalando sucesivamente en este trabajo. 4 La teoría de la ruptura supone la consideración del Renacimiento como antítesis de la Edad Media, y es seguida muy fundamentalmente por los autors iluministas del siglo XVIII, aunque quizás su expositor más sugestivo sea BURCKHARDT, J. en su obra Die kultur der Renaissance il/ Italien (1860), que hemos manejado en la traducción francesa con el título: La civilisation de la Renaissance en Italie, publicada por Gonthier, París, 1958 (trad. de L. Schmitt, revisada ~.corregida por R. KIein). La teoría de la continuidad intenta poner de relieve los elementos comunes a la Edad Media yal Renacimiento, o dicho de otra manera, cómo los principales elementos renacen- tistas se encuentran va en la Edad Media. Es la revuelta de los medievalistas como la deno- mina Ferguson, que pretende borrar la línea de demarcación entre la Edad Media y el Rena- cimiento. Lo que contribuyó a esa corriente fue el desarrollo de estudios específicos y de detalle en la historia cultural de los dos periodos. SKINNER, Q. Los fundamentos del pensa- miellto político moderno. 1, El Renacimiento, Fondo de Cultura Económica, México, 1983, arran- cará y estudiará las dimensiones medievales del Renacimiento. para un estudio sistemático de estas diversas posiciones Vid. el libro de FERGUSON, W. K. The Renaissance in historical thought. FaJeCellturies oflllterpretation, 1.a ed., Nueva York, 1948. Hemos manejado la edición francesa, La Rellaissance dans la pellsée historique, traducción de Jacques Marty, con prólogo de V. L. Saulnier, profesor de la Sorbona, Payot, París, 1950. En la misma línea, con matices y en una obra posterior, KRlSTELLER, O. influido también por el rechazo de los medievalistas ante el culto yel concepto mismo de Renacimiento, dedi- cará parte de su investigación al pensamiento renacentista y a su re.iación con la Edad Media. La obra El Pellsamiento renacelltista y sus fuentes, Fondo de Cultura Económica, México, 1982 (Edición original Renaissance Thought and its Sources,Columbia University Press, Nue\.a York 1982), concebida en principio como un conjunto de conferencias tiene en su segunda parte dos capítulos dedicados a la Edad Media occidental El humanismo y el escolasticismo ell el Rellaci- miel/lo italiall<1.y La Filosofía rellacentista y la tradicióll medieval (pp. 115 a 186) y una tercera parte dedicada a la relación con la Edad Media de Bizancio. «El pt'nsamiellto renacelltista.IJ la c'rudiciÓII 16 TOMO 1:TRÁ~SITO A LA MODERNIDAD. SIGLOSXVI Y XVII 17 dos, es decir, de dónde se sitúa el fin de la Edad Media y dónde el princi- pio del Renacimiento. Como entendemos que hay un entrecruzamiento en el tiempo entre esos dos momentos, lo que ya supone tomar una posición intermedia entre las dos extremas, consideramos más adecuado, más com- prensivo, el término «tránsito a la modernidad». En el análisis concreto de estos grandes rasgos del tránsito a la modernidad se perfilará nuestra posi- ción que hemos adelantado ya: el tránsito a la modernidad es un momento revolucionario, de profunda ruptura, pero al mismo tiempo importantes elementos de su realidad ya se anuncian en la Edad Media, y otros ele- mentos típicamente medievales sobrevivirán al fin de la Edad Media, en este tránsito a la modernidad y hasta el siglo XVIII. En este contexto, y par- ticipando de estos tres elementos: ruptura, precedentes medievales y con- tinuidad de elementos medievales hasta el siglo XVIII,aparecerá la filosofía de los derechos fundamentales, que, como tal, es una novedad histórica del mundo moderno, que tiene su génesis en ese tránsito a la modernidad, y que, por consiguiente, participa de todos los componentes de ese tránsito ya señalados, aunque seanlos nuevos, los específicamente modernos, los que le dan su pleno sentido. En estemismo sentido el profesor Saulnierdirá: «...Renunciemos, por consiguiente a considerar, a grandes rasgos, al Rena- cimiento como un triunfo del paganismo o como una edad muy cristiana, como una etapa del progreso absolutamente decisiva, o como una deten- ción en su desarrollo. Sobre todo, en las relaciones entre Renacimiento y Edad Media, renunciemos a tres ideas brutales. Hacer depender entera- mente el valor de una épocadel de la otra, como si el Renacimiento no fuese grande sino en la medida en que la Edad Media fuesebárbara; exagerar la ruptura que separa a las dos edades, presentando al Renacimiento como una especie de revolución armada; querer demostrar, al contrario, que no ha inventado absolutamente nada, y a fuerza de investigar en la Edad Media encontrar allí todo y más que en germen... Hay que admitir que el Renacimiento continúa la Edad Media y al tiempo rompe con ella genial o equivocado (según los casos) a la vez en sus fidelidades y en sus recha- zoS...»5.En la misma línea, Naef: «...la historia de la cultura no posee hoy ninguna respuesta de validez general a la pregunta: ¿Cuándo y por qué se~ bizantina,con dos capítulos «Elhumanismo italiano y Bizancio" y «Elplatonismo bizantino y el occidental". En ese trabajoapreciará la aportación medieval, pero considerará que tiene sen- tido el estudio como un periodo autónomo, con carácter independiente, del Renacimiento. Vid. Asimismo GUSOORF,G. Les scienceshumaines et la penséeoccidentale. 11. «Les Origi- nes des sciences humaines", Payot, París, 1967,tercera parte. «Le renouvellement des signi- fications a l'age renaissant», especialmente el capítulo primero, «La période renaissante", pp. 293 Y ss. 5 Trad. del autor del prefacio de la obra de FERGUSON citado en nota anterior, p. X. 18 illSTORIA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES diferencia la Edad Media del Renacimiento? No obstante, al descubierto las dificultades de esta determinación cronológica y de contenido del Renaci miento, la investigación nos ha acercado a una visión más exacta del curso histórico. De todo lo dicho, se desprende algo que implica una idea fructí• fera: la Edad Media y el Renacimiento no representan una oposición deter minable cronológicamente, ni en un país sólo, por ejemplo Italia, ni menos aún en la totalidad del mundo europeo. Su simultaneidad, como su con traposición, constituyen la plenitud de la vida en los siglos últimos de la Edad Media y en los primeros de la Edad Moderna, aunque, eso sí, de tal forma que la manera antigua va desapareciendo paulatinamente, aquí más pronto, allá más tarde, mientras se inicia el dominio de la nueva. Partiendo del estudio de personalidades aisladas, Ernst Walser ha expuesto con agu deza singular esta problemática en sus «Estudios sobre el Renacimiento», publicados póstumamente en 1932: «en miles de hebras va tejiéndose lo nuevo de lo viejo.