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Problemas del *

La primera edición del PV — como sabrán algunos de Vds. — se hizo, en la versión española de Fr.

Francisco Ximénez, hace 1 18 años. La publicó en Viena un señor de apellido Scherzer.' Cuatro años después, en 1861, Brasseur de Bourbourg, sacerdote y, además, autor de varias novelas históricas, publicó una edición bilingüe, quiche-francés, de la misma obra.^ Europa se hallaba, entonces, en el apogeo del romanticismo. Al siglo se le conoce como "el de las luces.'" El PV apareció como la Cenicienta en la fiesta del cuento. Todo el mundo lo saludó como a una princesa exótica. Nadie se preguntó si su carruaje no seria más que una calabaza, o si los corceles que la tiraban eran algo más que ratones. El oropel feérico de su lenguaje e imágenes arrancó a un hombre ilustrado de aquella época los siguientes comentarios y predicciones:

Leer atentamente estos episodios nos produce la sensación de que tenemos entre las manos, más que una producción propia de las razas de América, esos oscuros rompecabezas de Oriente con que la mente asiática trata de penetrar la esencia de la materia y calar en las insondables fuentes del ser Mas la evidencia de que el PV es ." absolutamente auténtico y original es lal. que no cabe ponerio en duda . .

Ninguna de estas traducciones |de Ximénez y de Brasseur] es satisfactoria .... pero yo pronostico que. entre más se le estudie, más claro se hará que [el PV] es una composición inspirada en ideas y narraciones que eran ya .' familiares a la mentalidad aborigen mucho antes de la llegada del cristianismo . .

Hayan resultado, o no, proféticas las palabras de Brinton, todo lo que sabemos sobre el PV, después de cien años de estudio y de traducciones, parece sintetizado en las siguientes frases preñadas de incerti- dumbre, conjeturas y perplejidad:

. . . el PV . . . (es) la más importante fuente sobre El Quiche ... Su autor o. más probablemente, sus autores nos son desconocidos ... Lo que es claro, a juzgar por las listas dinásticas que coronan la obra, es que descen-

dían de los Cawek, Nihaib y Ahau Quichés, los linajes "reales" de Ulatlán . . El manuscrito quiche (del PV) fue descubierto en por el P. Ximénez, y fue presumiblemente escrito por los señores

quichés . . . entre 1554 y 1558. Después de ocultarlo por unos 150 años, los indios dejaron que Ximénez. hacía

el año de 1701 . examinara el documento Es difícil establecer la última fuente del PV, pero me inclino a creer

que la mayor parle de sus relatos proceden de algún códice antiguo que estaba en manos de los autores . . No obstante que los autores admiten hallarse bajo la influencia española, la mayor parte de los que han estudiado el

PV han concluido que casi todo lo que contiene es nativo . . . Especialmente intrigantes son las ideas cristianas,

entramadas tan sutilmente en su texto, que resultan imperceptibles. Así. el cuento quiche de la Creación . . (y)

el mito de . Hasta el mismo relato de la venida del Oriente está cambiado con un artificio tal. que se .' parece a la historia de la Torre de Babel del Viejo Testamento . .

Esto es, más o menos, lo que se sabe (o se cree saber) sobre el PV, la obra que me propongo considerar con Vds. en esta tarde. Pero no lo voy a hacer replanteando sus problemas tradicionales de fuentes, autor, fecha de composición, descubrimiento del manuscrito, etc.; sino examinando (en forma muy breve, desde luego) uno de los aspectos más ignorados del PV, como lo es el literario. En general, la versión que sigo es la que se halla en la edición bilingije (inglés-quiche) más reciente,^ no sólo porque es la traducción más depurada que conozco, sino porque su organización en versos numerados marginalmente facilita las referencias. Partiendo de la observación de "que el PV es primariamente una obra literaria,"' voy a hablar un poco del narrador, su lengua y estilo, temática, espacio y tiempo, y otros elementos estructurales del PV.

Narrador

Cualesquiera que sean las conjeturas aceptadas modernamente sobre si son varios los autores del PV, lo que no cabe poner en duda es que su narrador es uno, aunque invariablemente emplee el plural mayestáti- co. Además, es omnisciente y ubicuo: está en todos los sitios donde se desarrolla la acción, conoce los pensamientos de los actores, y oye lo que conversan. Aunque los hechos se narran, por lo comiín, en tercera persona, son numerosas las ocasiones en que el narrador interviene directa o indirectamente.' Su intervención directa marca invariablemente una transición, o el enunciado de la materia que va a tratar. No es posible reproducirlos aqui, pero recuerden

*Estas páginas recogen el texto de la conferencia que será dictada por el autor en el Centro de Estudios Literarios, del Instituto de Filologia de la UNAM, México, el 4 de abril de 1975.

123 Vds. que los primeros 94 versos del PV son en su integridad un prólogo del narrador:

Aquí, en el llamado Quiche

aquí escribiremos . . .

. . . todo lo que ha pasado en el pueblo quiche . . . Estas cosas escribiremos ya en la palabra de Dios,

en el cristianismo . . .

Y, por vía de ilustración, observen al narrador en estos pasajes:

Aqui está la descripción

de estas cosas . . (95-96)

Y. asi, llegó su palabra hasta aqui . . . (157)

Por eso nosotros relataremos ahora cuándo murió Siete Guacamaya (885-86)

Ahora relataremos la humillación de cada uno de aquellos

que se habian glorificado a si mismos . . . (965-66)

Y ahora referiremos la destrucción, esta vez de Cipacná,

por los dos muchachos (1 350-52)

Pero todavía existía otro. Nosotros relataremos en seguida

su historia . . (1486-88)

Y, ahora, vamos a referir

el nacimiento de Hunahpú e X-Balamqué; aunque, primero, contamos

la destrucción de Siete Guacamaya

y de Cipacná y de Cabracan ( 1667-73)

Dice Edmonson: "Para nuestra sorpresa, casi todos los traductores han observado que el texto del PV no tiene subdivisiones en el manuscrito. Es un error, porque los párrafos están claramente marcados con una mayúscula indentada, más o menos cada cien líneas. Yo he respetado en mi versión y texto estas divisiones, siempre que era visible que marcaban segmentos naturales de toda la obra."' Recinos dice, en efecto: "El manuscrito original no está dividido en partes o capítulos. El texto es corrido y sin interrupción desde el principio hasta el fm." Y añade: "En este trabajo he seguido, por lo general, la división de Brasseur de Bourbourg . . . porque la encuentro racional y conforme con el sentido y asunto de la obra."'" En realidad, la división de Brasseur parece guiada por las intervenciones directas del narrador," que son, en definitiva, mejor que las mayúsculas indentadas, las subdivisiones del tema. Pero, además, el narrador interviene muchas veces indirectamente en la narración, para aclaramos puntos oscuros, para explicar algún nombre, para hacer una reflexión moral o algún comentario. Asi, cuando glosando el Génesis pinta a los integrantes del ser divino flotando sobre las aguas, añade:

Radiantes se encontraban entonces, y envueltos en plumas de quetzal, de razón.

De allí se origina el nombre de Gucunuuz . . . ( 144-150)

O bien, cuando nos habla del ser de Dios, explica que U qux cah tiene también el nombre de Huracán, y que éste consta de tres personas:

Kakulahá Huracán es la primera, y la segunda es Chipi Kakulahá y, la tercera, Raxa Kakulahá, ^ ' siendo las tres U qux cah .

Y, cuando describe la destrucción del hombre de madera, la explica "porque ellos no tenían su pensamiento delante de su Madre, de su Padre, El Corazón del Cielo, también llamado Huracán" (709-712). Y añade que el hombre de madera fue la causa del Diluvio (713-16), y la causa de que los animales, destinados a la servidumbre (325-440), se rebelaran contra el hombre (714-808). Las intervenciones indirectas del narrador son innumerables, y yo espero que alguien, alguna vez, se preocupe por reconstruir a través de ellos su personalidad y fdosofia. Quien se encare a esta tarea tal vez comprobará que, si se exceptúan un que otro lugar dudoso, el narrador jamás se identifica a si mismo como quiche y, menos aún, como miembro o descendiente de la realeza nativa.

124 Lengua y estilo

Hasta el momento, nadie parece estar preparado para preguntarse en qué lengua está escrito el PV, aunque lodos parecen tener razones sobradas para creer que en quiche. Pero el caso es que "el quiche," así en abstracto, no existe. Existen varios dialectos. Ninguno, absolutamente ninguno, sirve para entender y leer el PV. Sería como querer usar el francés para leer a Virgilio. Dos de los más distinguidos traductores del PV han observado que su sintaxis usa "en exceso de las construcciones pasivas" y que sus locuciones "tienen cierto sabor al ablativo absoluto latino."" Uno de ellos reconoce haber encontrado de mucha utilidad para traducirlo "las gramáticas y vocabularios . . . compuestos por los misioneros españoles."''' El PV "es, ante todo y sorprendentemente, una obra literaria muy bien construida, con un orden, un designio y una unidad" que no se halla en ninguna otra obra aborigen. " Su estilo, a veces, solemne y, cuando interviene el narrador, ligeramente filosófico, es por lo común narrativo. Lo que predomina en la obra es básicamente la acción, y ésta, a pesar de las numerosas cláusulas paralelisticas que le añaden sabor, se describe muy directa y económicamente. Figuras como "la serpiente de la risa empezó a multiplicarse en sus corazones" (2045-46) no son frecuentes. Estilisticamente, uno de los aspectos más notables del PV es que está constituido por unidades narrativas independientes, pero subordinadas al tema por la voluntad todopoderosa del narrador. Cada unidad, en esencia, se reduce a referir la derrota o humillación de una de las fuerzas en choque: Siete Guacamaya, Cipacná. Cabracán, los padres de los Gemelos, Hun Chouen y Hun Batz. los señores del Xibalbá, las tribus de Vukamag, etc.; en cada caso, las cartas del triunfo las da una serie de pueriles engaños y de mentiras, y, ocasionalmente, un objeto mágico; pero lo que sorprende, divierte y hace interesante la acción, es la inagotable variedad de esquemas narrativos en que se encuadra el relato. Parece como que el narrador hubiera tenido conocimiento de muchos cuentos infantiles, y narraciones de Europa.

Tema y propósitos de ia obra

El tema general de la obra, hasta cierto punto, puede aceptarse que es la grandeza del pueblo quiche. Edmonson observa que "sería impropio calificar de poema épico de El Quiche al PV"; porque, "aunque corresponda a una literatura de tipo heroico (o casi heroico), su tema no es la historia de un héroe, sino, como se declara y afirma en los versos iniciales y en los que cierran la obra, la historia de un pueblo."'* Lo que nadie parece haber observado es que el tema primordial de la obra es que el hombre ha sido creado por Dios para conocerlo y darle culto de adoración. Si los animales, a los que los Formadores ordenan: "Hablad, pues, invocadnos y dadnos culto y adoración" (360-62), son condenados a vivir en las selvas y en los barrancos, y a la servidumbre del hombre todavia no existente, es "porque nuestra adoración no ha sido obtenida; vosotros no nos invocáis" (397-398). Por la misma causa serán, después, sucesivamente destruidos el hombre de barro y el hombre de palo (441-820). Los relatos intercalados de la familia Hunahpú, que ocupan una extensión desproporcionada en la obra (821-4708) y que han sido impropiamente considerados por Edmonson como la Segunda y Tercera Creación, sirven para ilustrar el principio de que todo el que se exalta u opone a Dios y sus servidores será

humillado. Por si la idea de que Hunahpú e X-Balamqué son únicamente ejecutores de la voluntad divina no ha quedado clara, el narrador nos explica que los Gemelos destruyeron a Cabracán, "porque aquel que

es Huracán, Chipi Kakulahá, Raxá Kakulahá (la Trinidad, otra vez) les dijo . . .: "El segundo hijo de

Siete Guacamaya es otro que debe ser destruido . . "(1493-1503). Y le responden los Gemelos: "Muy bien, oh Señor. Yo ya los había visto, pero no era bueno lo que miramos. ¿Acaso no existes Tú? Y, ¿No estás Tú exaltado, oh Corazón del Cielo?" (1517-1521). Por fín, la creación de los hombres de maíz, de los cuatro caudillos de los quichés, de los que van a recibir el sobrenombre de "adoradores." Las primeras palabras que pronuncian son de acción de gracias

al Formador, al Creador: "En verdad, pues, dos veces, tres veces te agradecemos el habernos creado ..." (4910 y ss.). Las leyendas que siguen tienen que ver, en gran parte, con elementos bíblicos ya señalados por otros autores." Así, el relato de que El Corazón del Cielo nubló su vista "como cuando se sopla sobre la superficie de un espejo" (4999), porque "¿no se igualarán ellos con nosotros si su entendimiento llega tan lejos y son capaces de verlo todo?" (4978-80). O el relato de la creación de sus compañeras, "mientras ellos dormían" (5017-18). O el dato perturbador de que "se multiplicaron en el Oriente" (5060), en una época en que "el sol todavía no había nacido, ni la luz" (51 19-20), en un sitio en el que existían "gentes negras, gentes blancas, gentes de diferentes aspectos y de distintas lenguas" (5130-34). Aunque, en medio de todo, "ellos conservaban el mismo lenguaje, y todavía no invocaban la madera y la piedra para acordarse de las palabras del Formador, del Creador" (5144-48), "eran amadores de la Palabra, eran adoradores, practicaban el culto, eran gente piadosa que levantaba al cielo su rostro relato donde se para hacer oración". . . (5155-5160). O el más desconcertante de que "la montaña" a

125 dirigieron después, procedentes del Oriente, se llamaba Tulán, Zuyua. Siete Cuevas, Siete Barrancas (5249-60), y de que allí recibieron los ídolos y se produjo la confusión de las lenguas (5261-5320). Para los propósitos del narrador y para el tema de su obra, la asimilación de Tulán con la Torre de Babel jugaba un papel de capital importancia, porque este momento marca el principio del triunfo temporal de las fuerzas opuestas a El Corazón del Cielo, a la Trinidad Creadora. Ya hemos dicho que todas las historias del PV son la misma historia. Ahora vamos a presenciar, como antes presenciamos el triunfo momentáneo de los señores del Xibaibá sobre los Gemelos, el triunfo del mismo Xibaibá sobre los primeros padres quichés, esta vez separándolos del culto y adoración del Dios verdadero, del Dios Creador. Las premisas son muy sencillas y, como siempre, las cartas del triunfo las proporcionará el engaño y la mentira. Los quichés y las tribus están en Tula, en el lugar de la confusión, y he aqui "que no había fuego. Sólo los dioses de la Lluvia lo poseían. Eran los dioses de las tribus quienes lo habían creado, aunque su creación no está clara. Ya estaba ardiendo cuando Balam Quitzé y Balam Acab lo miraron. —

¡Ay!, si no conseguímos fuego, nos moriremos de frío — dijeron. Habló, entonces, Tohil: — No os entristezcáis, hay un poco para vosotros. —¿No eres tú, en realidad. Dios? Sé nuestro sustentador, nuestro apoyo, sé nuestro Dios — le dijeron ellos, mientras le daban las gracias por lo que había dicho. Esto fue lo que habló Tohil: — Está bien, sea, yo soy en verdad vuestro dios; sea. yo soy vuestro señor ... Y, asi, las tribus se calentaron y se alegraron a causa del fuego'.' (5328-5364). Pero, por si las cosas no habían quedado claras, la lluvia vuelve a caer, el fuego se apaga, excepto el de los quichés, y las tribus empiezan a lamentarse: "¡Ay, ay! hemos perdido nuestro lenguaje. ¿Cómo ha pasado? Estamos perdidos, ¿Dónde nos han embrujado? Nuestro lenguaje era el mismo cuando venimos a Tula, una sola nuestra grandeza y nuestro origen." Entonces, un hombre se apareció frente a los caudillos quichés como mensajero del Xibaibá. Tenía alas como las alas de los murciélagos. Les dijo; "Estos son, en verdad, vuestros dioses; éstos, vuestros origenes, éstos los sustitutos y señales del Formador ... No les deis a las tribus fuego, hasta que ellas le den algo a Tohil ... Yo soy un mensajero de vuestro Creador." Y. así. principiaron los sacrificios humanos (5365-5574). Y. así. empieza la historia del pueblo quiche. Obviamente, puesto que el narrador escribe su historia "ya en la palabra de Dios, en el cristianismo." las fuerzas del Xibaibá han sido ya humilladas, y el culto y adoración al Creador, a El Corazón del Cielo, han vuelto a instaurarse en El Quiche, "ahora llamado Santa Cruz" (8584). Uno la al final, la la al siente, sin embargo, que la alteza épica de obra desciende . a llaneza de crónica, y que, esfumarse del escenario El Corazón del Cielo y los personajes del Xibaibá, la dosis de ingredientes maravillosos se hace más rara.

El tiempo

Desde el punto de vista del tiempo, el PV sólo es comparable en su concepción a la Crónica general. con la que tiene muchos aspectos en común. Como ésta, el PV arranca del Génesis y quiere abrazar toda la historia quiche, hasta la década de 1550." Pero, como es natural, la brevedad del relato y los propósitos del narrador le imponen al tiempo del PV una reducción muy violenta, a la que contribuyen también los materiales tradicionales de que dispone para adaptar el autor. Como lo que importa a los propósitos del relato, y así mismo del narrador, es probar que los indios fueron creados por Dios, al que todavía sus padres y caudillos veneraban en el Oriente; que la religión y los dioses aborígenes son un engaño del Xibaibá. y, por fin, que el pueblo quiche era el que tenía supremacía sobre todas las tribus de Guatemala," el narrador no puede pararse en escrúpulos al manejarei tiempo. Los niveles temporales se desploman unos sobre los otros, se mezclan como las capas terrestres bajo la acción de los trastornos geológicos. Ya indicamos antes que la acción es la que tiene prioridad en el PV. Lo que marcará el tiempo, pues, será la sucesión de los hechos y, a veces, esa borrosa distinción que hace el narrador entre "la oscuridad," "el amanecer," y "la palabra de Dios." La mayor parte del acontecer popoivújico discurre "en la oscuridad"; la llegada de los quichés y de las tribus a Guatemala, la fundación de Utailán y la historia de sus señores, ocurren "en el amanecer"; el narrador escribe su historia "ya en la palabra de Dios, en el cristianismo." Las fechas no existen ni, a pesar de su terrible y cruel importancia, la conquista española; aunque si se menciona, como de paso, en tres ocasiones.^" Otro gran ausente, a pesar de estar en el meollo y corazón del acontecer nativo, es el calendario indígena; aunque los nombres de Hun Hunahpú (Uno Señor). Hun Batz (Uno Mono). Hun Carné (Uno Muerte), etc.. lo presuponen. En general, la mente que ordena el tiempo del PV va de antecedente a consecuente; pero, obligada tal vez por su material, a veces trastorna ese orden. Así, cuando se adelanta a referir las hazañas de los Gemelos menores, antes de dar razón de su origen y antecedentes.^' O. casi invariablemente, omite explicar los antecedentes de los actores secundarios y de aquellos que representan las fuerzas negativas. Siete Guacamaya, los Abuelos de los Gemelos, los Señores del Xibaibá, asi como tantos otros personajes

126 que desfilan por las páginas del PV. parecen flotar en un tiempo inmóvil. Asi, la Abuela X-Mucané preside todos los hechos de los Gemelos, y todavía alcanza a participar en la creación del hombre de maíz. Y los Señores del Xibalbá. no obstante su destrucción y humillación en la prehistoria, vuelven a intervenir en Tula por medio de un mensajero, para subrogar la imagen de Dios.

Hay, pues, en el PV un entrecruce de tiempos, que parece corresponder a la naturaleza e identidad de ios personajes. El tiempK) de Dios, del que participan como subordinadas las fuerzas que representan el bien y el mal. y el tiempo histórico y sucesivo del hombre. Es inevitable la observación que se desprende de aqui: la cosmología del PV es biblico-cristiana. Bajo nombres y apelativos indígenas, los personajes que participan en su acción son la Trinidad cristiana, sus servidores los ángeles, y, en el bando antagónico. Lucifer y todos los ángeles orgullosos que Dios arrojó al Infierno. Empezamos a sospechar que lo que estamos leyendo no es, como afirman algunos modernamente, la Biblia Quiche, ^^ sino una biblia adaptada para el uso y cristianización de los indios quichés.

El espacio

En general, el espacio está mejor defínido en el PV que el tiempo. El escenario de la Creación se pinta solemnemente, como en la Biblia, silencioso y vacio. Sólo el cielo y la mar en absoluta quietud, frente a frente. Y los Creadores, "sobre las aguas, radiantes, envueltos en plumas de quetzal y raxón." El narrador es un gran efectista y, si no hubiera otros, este pasaje solo bastaria para probar que no está copiando ni trasmitiendo una leyenda tradicional. Está creando el ambiente propicio para que el dramatismo de la creación ex nihilo sea más efectivo. Y yo creo que le gana a la Biblia. Pero, ya que uno va entendiendo al narrador, no le sorprende que de la mente divina surjan un cielo y una tierra de forma esfénca.^' Ni nos extraña que la tierra nueva que emerge por obra y gracia del Pensamiento creador no sean los valles y nos. las montañas y cerros de la tierra quiche. Es. simple y llanamente, la tierra.

Nada nos dice el narrador, que sirva para identificar el lugar donde ocurrieron la creación del hombre de barro y la del de madera y. en consecuencia, el Diluvio y la rebelión de las cosas. Y he aquí un enigma para los hermeneutas del PV y para los antropólogos: los hombres de palo tenían, antes del descubri- miento del maíz, comales, piedras de moler, platos, tinajas, ollas, y dos animales domesticados: los perros y las gallinas (721-792). Pero, tal vez debamos atribuirio todo al simbolismo del PV. porque estos utensilios domésticos y estos animales tienen el don de la palabra. Uno empieza a sentirse más cómodo, cuando llega a la historia de la destrucción de Siete Guacamaya y de sus hijos, porque aparecen los primeros topónimos: los de los volcanes Chikak, Hunahpú, Pekulyá, Ixcanul, Macamob y Huliznab, y el del cerro Meaván. Los tres primeros volcanes están en las inmediaciones de la antigua capital de Guatemala, los dos siguientes en Quezaltenango y, el último, probablemente en Huehuetenango.^* El Meaván o, como le llaman los indios actuales, Chimeagua, está cerca del Río Negro, en la Verapaz. El lugar de la acción sigue un poco borroso; pero, al menos, estamos en Guatemala. Un buen lugar para hacer turismo y, además, si fue el escenario de las acciones de los padres de los Gemelos, de los Gemelos y de los Señores del Xibalbá, un sitio equidistante del Infierno y del Cielo (1739-1750). Pero, cuando los problemas que plantea el espacio del PV se toman inextricables, es cuando llegamos a lo que podría considerarse la creación del hombre quiche. Por un momento, uno se inclina a pensar que el suceso ocurrió en Guatemala, ya que la abuela X-Mucané — que ha sobrevivido a sus nietos — vuelve a intervenir, y ya que, aunque los quichés modernos lo han olvidado, en el pueblo de Colotenago se recuerda que el cerro Paxit, donde se descubrió el maíz, se encuentra en La Libertad, un municipio de Huehuetenango.^' Pero, después, se queda perplejo cuando encuentra que, refiriéndose a los cuatro padres de los quichés, el narrador comenta: "diferentes eran los nombres de cada uno de ellos, cuando se multiplicaron allá en el Oriente" (5047-5050). Puesto que el narrador nos declara que desde este Oriente pasaron a Tula, a las Siete Cuevas (5249-5262), y desde Tula llegaron a Guatemala atravesando el mar, "aunque no está claro cómo cruzaron el mar" (5699-5700), entonces, ¿dónde situar ese vago y extraño Oriente? ¿Dónde esa Tula, que es el lugar de la confusión? ¿De qué mar se trata? Respecto a dónde se hallaba Tula, lo descubrimos más adelante, en el curso de la narración, cuando se dice: "... "la verdad es que Tohil era el nombre del dios de los mexicanos. Yolcoat, Quetzalcoat era su nombre al separamos allá en su Tula, en Zuyua' ... se decían unos a otros cuando les venía el recuerdo de sus hermanos mayores, menores, los mexicanos que amanecieron allá en México, como ahora se llama" (6073-6088). También el mismo relato parece damos razón de dónde podía localizarse el Oriente, porque, a la muerte de los cuatro primeros padres quichés, sus herederos, "recordando las órdenes de sus padres" (7233-34), toman la determinación de visitar el Oriente, "el lugar de donde nuestros padres vinieron" (7241-42). Pero, lo que resulta desconcertante es que volvieran, "de hecho, a cruzar el mar"

127 (7273), porque — según la geografía fantástica del narrador — , ¿no era Tula la que se hallaba del otro lado del mar? Nuestro desconcierto es aún mayor, cuando descubrimos, párrafos adelante, que es, en efecto, a Tula a donde han ido nuestros viajeros, ya que al volver de su viaje ultramarino, "trajeron la escnlura de Tula" (7314-15). Entonces, ¿qué ha sucedido? ¿Es que los descendientes se olvidaron en el camino de las órdenes de sus padres? ¿O será que el enigmático Oriente es Tula? Pero ésto no tiene ningún sentido, primero, porque, si la Tula de que se trata está en México — como parece desprenderse del mismo

relato — , es imposible que caiga al oriente de Guatemala. Y, segundo, porque, entonces, ¿en qué Oriente se multiplicaron los padres de los quichés y las tribus ' ¿Cuál es el Oriente original donde se hablaba la misma lengua, y de dónde partieron a Tula? Uno empieza a sospechar que la culpa de todo este galimatías está en la cabeza del narrador y que, desde luego, cualquiera que haya sido su identidad u origen, el hombre está trabajando por lo menos con dos niveles de tradiciones y, por lo tanto, con espacios irreductibles. Este tipo de embrollos, armados con el espacio, el tiempo y las tradiciones, le recuerda a uno ciertos bailes de moros y cristianos, en que el autor español teje su argumento sin respetar espacio, tiempo o fidelidad a la historia en que se inspiró.^' Lo mas probable, en el caso que nos ocupa, es que el narrador, al relatar la creación de los primeros padres quichés, al hablar del Oriente donde éstos se multiplicaron, y al referirse a Tula como el lugar de la confusión de las lenguas, estuviera pensando en el Paraíso bíblico, en el Onente donde la tradición hebrea cree que se multiplicaron lodos los hombres, y en la famosa Babel. Pero el narrador del PV es menos ingenuo que los verdaderos "descendientes de Balam Qitzé," porque, mientras éstos no tienen empacho en decir:

Los Sabios, los Nahuales, los jefes y caudillos de tres grandes pueblos y de otros que se agregaron . . se vinieron de la otra parte del oceano, de alia donde sale el sol. lugar llamado Pa Tulán, Pa Civan Ahora a veinte y ixho de septiembre de 1554 firmamos este testimonio en que hemos escoto lo que por tradición nos dijeron nuestros ^' antepasados, venidos de la otra parte del mar. de Civan-Tulan. confines de Babilonia . El, que no firma ni declara su identidad, se limita a sugerirlo. El problema es, ¿a quién trataba de engañar i el narrador del PV? ¿A los españoles, o a los indios' Porque, si algo demuestra el análisis del PV es que, quienquiera que lo haya escrito, se trazó lúcidamente un plan, combinó lo mejor que supo los materiales tradicionales con que contaba, y construyó con gran quehacer literario la obra que se propuso. ¿Por qué este hombre excepcional, a pesar de que casi cada detalle de su relato pone de manifiesto sus amplios con(KÍmientos bíblicos y teológicos, se empeña en darle color nativo a su obra omitiendo deliberadamente toda mención abierta de sus elementos cristianos? Los verdaderos indígenas, "los primogénitos de Cavikib," "los descendientes de Balam-Qitzé." entre los cuales está Juan de Rojas Qicab. Juan Cortés Qicab. Christóbal Fernández Nihaib y tantos otros. ^" están convencidos de que las tres naciones quichés son "descendientes de Israel." "hijos de Abraham y de Jacob." y que Civán-Tulán está en los "confines de Babilonia";-'' pero ni siquiera se les ocurre que esto le reste "autenticidad" a su testimonio, ni dudan que lo que están escribiendo sea "lo que por tradición nos dijeron nuestros antepasados." ¿Por que el narrador del PV usa de tantas cautelas y ocultamientos? ¿Por que se esconde el mismo en el anonimato?

Las fuentes del PV

Los razonamientos mediante los cuales Recinos concluye que el PV debió redactarse entre 1554 y 1558 "' son suficientemente sólidos y aceptables. Según esto, la obra se escribió entre los treinta y treinta y cuatro años después de la conquista de Guatemala por Alvarado. probablemente alrededor de la época en que muno Fr. Domingo de Vico, en que fue desterrado a Yucatán Fr. Francisco de la Parra, en que se proclamó como señor de Castilla a Don Felipe IL en que apareció la primera Doctrina Cristiana, que tanta agitación produjo en el reino de Guatemala." Para entonces, ya estaba bien avanzada la redacción de lo que habría de llamarse después Anales de los cakchiqueles o Memorial de Solóla, y ya se habían escrito la Historia de los Xpantzay de Tecpán Guatemala, el Título de los zotzUes y tukuchées, el Testamento de los Xpantzay, y el Título de Totonicapán?^ Cada uno de estos documentos tiene un autor bien identificado, o bien, su contenido histórico-tradicional está respaldado por los señores y principales que constituían la nobleza indígena de aquella época. Todos, y cada uno de estos documentos, tienen numerosas afinidades con la última parte del PV, sobre todo, en lo que concierne a la venida de Tulán, al paso del mar, y al relato de varios acontecimientos históricos; pero ninguno, absolutamente ninguno, delata el menor rastro de la vasta y pintoresca mitología subyacente y declarada en el PV. Y lo mismo puede afirmarse del resto de documentos y crónicas indígenas que se escribieron a partir de 1558.^^ Entonces, ¿en qué fuentes, a las que no tuvieron acceso los señores y principales de los quichés y de los cakchiqueles, se inspiró el narrador del PV? Porque es evidente que nadie, absolutamente ninguno de los depositarios autorizados de la tradición, excepto él, pudo consultarlas. Y digo deliberadamente "ninguno

128 de los depositarios autorizados de la tradición." porque, si bien es verdad que ningún documento indígena de autenticidad rubricada por el autor o autores hace referencia a la compleja mitologia del PV, en cambio, si hay evidencias de que los frailes — dominicos, por lo menos — estaban en antecedentes de todas o casi todas sus historias. Al decir lo anterior, estaba pensando en el obispo de Chiapas, Fr. Bartolomé de las Casas, que abandonó América para marcharse a España, de la que nunca volvió, en 1547^^ El infatigable teólogo y polemista escribió, según ha probado O'Gorman,^' su Apologética historia entre los años de 1553 y 1559. Es la única, absolutamente la única fuente contemporánea al PV que refleje, en cierto modo, los datos contenidos en dicha obra." Pero lo impresionante, lo verdaderamente valioso de su testimonio, es que Las Casas tuvo noticia de las tradiciones contenidas en el PV antes de que su autor las recogiera en un libro, antes de que el autor las "'tradujera" al quiche y nos las trasmitiera falsificadas. Las Casas distingue muy claramente entre la historia del origen de los quichés y las creencias de los indios que poblaban la Verapaz. Dice refiriéndose a la primera, en nuestra versión abreviada:

El pueblo más poderoso . . en muchas leguas de circuito de lo que nosotros llamamos Guatimala . . era el reino de Ulllatlan. Este reino fuvo origen de esta manera: que vinieron cuatro hermanos de hacia la provincia de la Nueva España, y asi parece por los ídolos y dioses que adoraban, y por decir que vinieron de las Siete Barrancas, puesto que difieren ambos lenguajes, sí no es en algunos vocablos, por lo cual dicen algunos viejos que fueron

ambas una los tiempos pasados . . De los cuatro hermanos, el mayor fue no de tanto talento como los otros . . y por esto no trató de mandar ni señorear. El siguiente y mayor de los tres tuvo dos hijos, y para estos dos hijos procuró el señorío, y dejadas muchas cosas que desta historia cuentan, finalmente acaeció que. de los hijos de aquel segundo hermano, el padre constituyo por señor supremo que le sucediese inmediatamente al uno. [y al]

otro que fuese como electo para serlo después que muriese aquél . . Aquel rey supremo tenia ciertos varones principales de consejo, los cuales tenían cargo de la justicia y determinaban lo que se debía hacer en todos los

negocios. Dicen hoy los iruiios que lo vieron que . . . éstos veían los tributos que del reino se recogían . . . Estos cuatro no tuvieron doseles, sino los cuatro que descendían del supremo señor. El rey tenía cuatro doseles de plumas muy ricos, el uno encima del otro El electo rey tenia tres doseles, y los otros dos, cada

uno dos . . . Crecieron mucho multiplicándose los de Ultladán. que llegó su gente a poblarse de muchos vecinos buenas quince leguas, y de allí enviaron gente de armas que guardasen las fronteras, como en Tolonicapa y Quezaltenango y Estiauaca y Esquinze y Zacoalpa a todas las cuales pusieron propósitos y tenientes del

. . señor . . . Había en este reino de Ultlatlán ciertas cabezas de linajes y familias nobles que llamaban la gran casa [Nihaib] Cresció siempre aqueste reino de Ulüatlán hasta que vinieron a él los españoles ... La ." señal de la superioridad del rey de Ultladán sobre los otros es tener horadadas las narices . .

Nada fuera de lo común, por consiguiente, de lo que narran las crónicas indígenas y de lo que debían recordar los viejos del tiempo de Las Casas: que los quichés venían de México, de las Siete Barrancas: la historia de los cuatro caudillos y de sus hijos; las guerras de los quichés y la situación de sus marcas, y, por fin, la histona de sus señores y de sus casas y, tal vez, sus genealogías. Esta era la historia del origen de los indios quichés, cuando Las Casas la recogió hacia 1547. Otra cosa enteramente distinta son las creencias de los indios que poblaban Tezulullán. tierra a la que "el rey nuestro señor, siendo principe, mandó que se nombrasen de la Vera Paz."" Estas creencias — nos subraya Las Casas — fueron habidas sólo por la diligencia de "nuestros religiosos de Santo

Domingo," quienes, "escudriñando . . . más que ningunos otros (los franciscanos, sin duda] y mejor diré que ninguno otro, porque allí ninguno ha entrado sino ellos . . ., me lo han dado por escripto."^^ He aquí las creencias sobre las cuales sólo los dominicos tenían noticia, y de las cuales sólo ellos habían sacado una relación "escrípta":

Primero . . quiero tocar la opinión que tenían de la creación, y también del diluvio De la creación, pues, tenían esta opinión, decían que antes della ni había cíelo ni tierra, ni sol, ni luna, ni estrellas Ponían que hobo un marido y una mujer divinos, que llamaron Xchel y Itianmá. Estos habían tenido padre y madre, los cuales engen- el con él. ensobeibecieron quiso hacer creaturas contra la draron tfece hijos, y que mayor, con algunos se . y voluntad del padre y madre; pero no pudieron, porque lo que hicieron fueron unos vasos viles de servicio, como jarros y ollas y semejantes. Los hijos menores, que se llamaban Huncheven y Hunaham [equivalente de Hun Hunahpúj. pidieron licencia a su padre y madre para hacer criaturas; concediéronsela. diciéndoles que saldrían con ello porque se habían humillado. Y así. lo primero hicieron los cielos y planetas, fuego, aire, agua y tierra; después dicen que de la tierra formaron al hombre y a la mujer Los otros, que fueron soberbios fueron al infierno lanzados Todos los oficiales ingeniosos veneraban a aquellos hijos menores llamados el dios común Huncheven y Hunaham. . . aunque los veneraban por hombres divinos, pero no eran tenidos por

y superior de todos, que ellos . . nombraban CavoviV

Tenían opinión y aun creencia que había en la otra vida infierno y que había tormentos en él; llamábanle el lugar

de los muertos y en Guatimala se llama Chixibalbá . Afirmaban . que una (bocal estaba en un

pueblo de la Vera Paz y que la había tapado aquel diablo llamado Exbalanquén . . . Creían que había

espíritus o ángeles buenos y malos, aunque no por el nombre que nosoUos los tenemos . .

129 Había entre ellos noticia del diluvio y de la fin del mundo, y llámanle Bulic, que es nombre que significa diluvio de muchas aguas y quiere decir juicio. Y asi creen que está por venir otro Butic ... en el cual han de reñir todas las crealuras, en especial las que sirven al hombre, como son las piedras donde muelen su maíz o trigo, las ollas, los cántaros, dando a entender que se han de volver contra el hombre

Tienen que de ciertas personas que escaparon del diluvio se poblaron aquellas sus tierras, y que a uno llamaban el gran padre y gran madre; quieren algunos decir que así llamaban a Dios, pero parece que debían atinar a Noé y a su mujer Vesta ...'"'

Los elementos esenciales del PV ya se hallan aquí, aunque, como es natural, muy resumidos y sin el orden y literaria disposición que les daria más tarde el anónimo autor. Pero el testimonio de Las Casas demuestra que unos diez años antes, por lo menos, que se escribiera la obra, ya existían antecedentes escritos del PV en poder de los religiosos dominicos. El hecho, además, de que las creencias relativas a la Creación y al Diluvio fueran propias de los indios verapacenses explica ampliamente por qué ni los cakchiqueles ni los quichés hicieran mención de ellas en sus crónicas y papeles. El PV, por lo tanto, constituye una síntesis de elementos dispares. Aparte de las creencias verapacenses y de las tradiciones quichés, es posible que reúna creencias procedentes de otros lugares. La historia de Xquic y el relato del descubrimiento del maíz, para mencionar sólo dos, son otras de tantas fábulas apKJcrifamente quichés. Es muy difícil, por consiguiente, continuar sosteniendo que hubo varios autores del PV, y que estos autores eran nativos quichés. El bien concebido y Iticidamente ejecutado plan de la obra desmiente la primera teoría; la deliberada reducción a la unidad de tantas tradiciones distintas hace prácticamente imposible la segunda. El contenido del PV, su ejecución literaria y el propósito apologético de toda su máquina, indican que el autor tuvo acceso a los "escriptos" producidos por los primeros misioneros dominicos que cristianizaron la Verapaz; que era un humanista nada vulgar, y que, sin duda, era un teólogo y un religioso él mismo. Del PV tal vez no pueda decirse con propiedad que es un fraude literario; pero, desde luego, puede afirmarse que es apócrifamente indígena. Ximénez recuerda que Fr. Domingo de Vico,

... en la primera parte, capítulo 101 de su Teología de Indios . habiendo visto algo de aquestas historias, sus tradiciones y ritos y hasta la circunsición, en un exhorto que allí les hace en su misma lengua, para que sigan el culto del verdadero Dios, les dice que a éste es a quien sus antepasados, los del Pueblo de Dios, adoraron; y que ." a éste deben adorar ellos como descendientes de aquellos . .

Esta es la tesis, la idea que atraviesa de parte a parte el PV.

Conclusiones

Resumiendo todo lo dicho hasta aquí, las "historias" del PV están inspiradas en fuentes tradicionales heterogéneas. Las dos que se han podido identificar con seguridad son la fuente verapacense y la quiche. La primera se reduce a tradiciones orales que recogieron los misioneros dominicos entre las gentes que poblaban la Verapaz, antes de 1547, fijándolas ellos "por escripto." La segunda pudo perfectamente ser una crónica quiche, como el Titulo de Totonicapán o el Memorial de Solóla, ahora extraviada. El hecho de que el PV constituya una fusión deliberada de tradiciones dispares descalifica a la obra como depósito auténtico de las tradiciones quichés y, por lo tanto, lo transforma en un libro apócrifo. La autenticidad última y la fidelidad con que el autor recogió y reprodujo sus fuentes resultan, también, sumamente cuestionables. A este respecto, sin embargo, habrá que suspender el juicio definitivo hasta que sea posible confrontarei PV con sus fuentes. Pero, a juzgar por la versión que da Fr. Bartolomé de las Casas de las creencias verapacenses, se puede anticipar que las "historias" del PV relativas a la Creación y al Diluvio, a Vucub Cakix y sus hijos, y a todos los miembros de la familia Hunahpü, están enteramente mixtificadas. Como depósito fidedigno de las tradiciones indígenas en general, el PV, por lo tanto, no merece confianza. Por el contrario, todo parece indicar que es un depósito fraudulento. Si el PV no es quiche, tampoco su autor. Para escribir la extensa primera parte de sus "historias," hasta la creación del hombre quiche, tuvo que consultar las fuentes verapacenses. A éstas, al parecer, sólo tenían acceso los dominicos y, por eso, todas las crónicas cakchiqueles y quichés contemporáneas al PV las ignoran. El anónimo autor del PV, por lo tanto, debió ser algún religioso de Santo Domingo. Lo corroboran así la tesis apologética de la obra, los vastos recursos narrativos del autor, las nociones cosmológicas y teológicas que revela. Es erróneo, por consiguiente, creer que en el PV sólo hay "influencias" bíblicas y cristianas.*^ Tal creencia supone que el PV es un producto nativo. El PV, al contrario, es un producto enteramente cristiano-europeo. Si tiene que hablarse de alguna clase de influencias, habrá que hablar de influencias nativas. Todas las especulaciones, hipótesis e, inclusive, afirmaciones de que el PV se deriva directamente de fuentes indígenas pictográficas son absolutamente apriorísticas y fantásticas. Y el mismo carácter tiene la

130 noción, universalmente aceptada, de que el P. Ximénez descubrió el texto del PV en Chichicastenango, donde los indios lo habían tenido oculto por 150 años.*' Como obra que era de frailes, los religiosos tenían de ella amplio conocimiento e, inclusive, opinaban que era muy conforme a la fe cristiana. Su presunto descubridor, Fr. Francisco Ximénez, es quien empezó a verla como "obra del diablo." Por eso explica, en el preámbulo al texto bilingüe que se conserva en Chicago, que se tomó el trabajo de transcribir y traducir el texto:

. . para desengañar a algunos a quienes he oydo hablar de esta materia, que. o ya sea por no saber la lengua o porque lo han oydo en relación adulterada de boca de otro, juzgan destas historias ser cosa muy conforme a razón y a nuestra Santa Pee, como yo mesmo lo he oydo de boca de un religioso grave que. a no estar yo enterado ya por hat)erlo visto y leydo, me persuadiera al mesmo su dictamen por la grande autoridad de su persona y de las .** personas que me refirió habérselo asi dicho - .

En otras palabras, que el texto original del PV nunca estuvo en Chichicastenango ni en el poder exclusivo del P. Ximénez. De lo contrario, ¿cómo habrían podido malinterpretarlo "por no saber la lengua" esos "algunos" de quienes habla Ximénez? Final y rotundamente, lo que mis reflexiones demuestran es que el PV ha sido más "usado" que "estudiado." Y es una obra que merece ser estudiada, no como el "compendio de los mitos, leyendas e

historias de El Quiche," no como "un tesoro de información etnográfica |que| . . . fundamental- mente . . . aborigen . . . expresa y documenta las experiencias históricas del más grande y poderoso de los pueblos mayas de Guatemala," no como "una de las mejores introducciones a la cultura que lo produjo," porque nos dé "una visión de la civilización de Mesoamérica. más clara que ninguna otra fuente que conozcamos";*' sino como uno de los más grandes y más extraños poemas épicos que ha producido el mestizaje en nuestra América hispana.

Rene Acuña Centro de Estudias Mayas Centro de Estudios Mayas Universidad Nacional Autónoma de México

NOTAS

'Scherzer, Mitteilungen über die Handschriftlichen Werke des Padre Francisco Ximénez in der Universitáts-Bibliothek zu Guatemala, Viena, 1856.

^Brasseur. Popo! Vuh. Le Livre Sacre el les mylhes de I' antiquite américaine avec les livres héroiques el historiques des Quichés, París, 1861. 'Brinton, "The Abbé Brasseur and his Labors," Lippincott's Magazine (o MacBride's Magazine),

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*Brinton, Aboriginal American Authors . . ., Philadelphia, 1883, pp. 33-34.

'Carmack, Quichean Civilization . . ., Berkeley: University of California Press, 1973, pp. 24-28.

*Edmonson, The Book of Counsel . . ., New Orleans: Tulane University, MARI. Pub. 35, 1971. Para comodidad de mi audiencia, he traducido al español todos los textos ingleses que cito. 'Edmonson 1971: xi. *Sin pretender haberlas iiecogido todas, éstos son los pasajes en que interviene el autor, directamente: 3-9,45-52,95-96, 103-104,889-90,963-66, 1159-60, 1350-54, 1487-88, 1665-88, 1859-60,2174,

2200-02, 2419-21, 2567-72, 3863-70, 4123-36, 4525-28, 4591-4614, 4693-471 1, 4803-10. 5041- 46 ("la raíz de nosotros los quichés"), 5111-16, 5145-5216, 5905-12, 6141-44, 6369-74. 6939, 7663-66, 8103-4, 8357-58, 8431, 8463-70, 8501-2, 8529-30, 8579-84; indirectamente: 146-150, 708-12.809-10,815-20,860-84,957-62, 1122-32. 1157-58, 1241-44, 1327-32, 1345-49,2103-33, 2171-75, 2281-84, 2420, 2885-96, 3713-17, 3888-92, 3930-34, 4247-51. 'Edmonson 1971: xiii-xiv. '•Recinos 1953: 11. "Ver Brasseur 1861. '^Edmonson 1971: versos 185-88. Huracán, como opuesto a Catracan, parece expresar — segiin el pensamiento del narrador — la unidad de principio frente a la multiplicidad. El narrador olvida —

o nunca supo — que Gucumatz era la traducción quiche del nombre náhuatl Quetzalcóatl . Por

eso. si Gucumatz es el nombre simbólico o metafórico de los Creadores, ¿como puede decimos, entre los versos 6073-88, que Quetzalcóatl era el nombre que recibía Tohil, el suplanlador del Creador, en Tula?

131 '^Edmonson 1971: xii. '"Recinos 1953: 10. "Edmonson 1971: xiv. '"Ibid.

.," "Ver Goubaud Carrera, "Problemas etnológicos dei Popol Vuh . . Antropologia e Historia de Guatemala. I-I, 1949; Contreras, "Temas y motivos bíblicos en las crónicas indígenas de Guatemala," en Antologia de crónicas indigenas. Guatemala: Editorial Universitaria, 1974, pp. 3-28. '*Como la Crónica general, el PV está constituido por un gran número de "cantares." "La presunta supremacia de los quichés sobre las demás tribus es una de las tesis que sostenían los dominicos frente a los religiosos de San Francisco. Los franciscanos creían que la supremacía correspondia a los cakchiqueles. En esta controversia tincaban cada una de ambas órdenes religiosas ciertas preeminencias jurídicas y privilegios reales. ^"Edmonson 1971: versos 8409-15, 8495-6. •^'Edmonson 1971: versos 1667-74. ^^Este concepto es común entre los historiadores y estudiosos guatemaltecos, quienes, haciendo triunfar de manera postuma e irónica la tesis dominica, han conseguido que el PV se declare, por decreto presidencial de 30 de mayo de 1972, "Libro Nacional de Guatemala." Ver Ximénez 1973: 5, edición de Estrada Monroy. ^'Edmonson 1971: versos 256-60. X-colo vi ri cah, x-colo naipuch uleuh chupam ha, dice el texto quiche. "Edmonson 1971: 36. "Ver Valladares 1957: 196-200; 240-241. ^*Ver Acuña, "Ystoria de Moros de Dabid y Amón," La Palabra y el Hombre. XXXVl (1965): 693-695. "Recinos 1950: 215, 241. ^*Ver Recinos, Crónicas indigenas de Guatemala, Guatemala: Editorial Universitaria, vol. 20, 1957. "Recinos 1950: 216, 241. 3»Recinos 1953: 29-30. 3'Recinos 1950: 144-145. '^Ver Recinos 1950, y 1957. "Ver Recinos 1957; Gall 1963; Acuña 1968. ^•Ver O'Gomian, "La Apologética historia, su génesis y elaboración, su estructura y su sentido," en Las Casas 1967: xxíii, Ixxxix. ""Probar" es demasiado. O'Gorman (o. cit., pp. xxi-xxxvi) lo llama "Nuestra hipótesis." ^*Fray Gerónimo Román (Repúblicas de Indias) repetirá los datos en 1575, pero están tomados de

Las Casas. Ver Ximénez 1929, I: 56; Las Casas 1967. 1: 650.

^'Las Casas. 1967. II: 499-501. Los subrayados son míos

'*Las Casas, 1967, II: 504. El texto de la Cédula, mediante la cual el rey cambió el nombre de la

Tierra de Guerra por el de Verapaz ( 15 de enero de 1547), puede verse en Ximénez 1929. I: 469-70.

^'Las Casas 1967, II: 515. Ver, también, la pag. 524. Los subrayados son míos. ''"Las Casas 1967, U: 504-507. Los subrayados son míos.

"'Ximénez 1929, I: 5. "^Ver Contreras 1974. "'Ver Recinos 1953: 14-15; Carmack 1973: 24-28. ""Ximénez 1973: 10. "'Edmonson 1971: xiv.

132 Autores Citados

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1868 "The Abbé Brasseur and his Labors," Lippincott's Magazine (o MacBride's Magazine),

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