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Antropología • Boletín Oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia 93 SEPTIEMBRE-DICIEMBRE DE 2011 Director General Colaboradores Alfonso de Maria y Campos Secretario Técnico Marcelo Abramo Lauff Eduardo Matos Moctezuma Miguel Ángel Echegaray José Íñigo Aguilar Medina Ma. Sara Molinari Soriano Secretario Administrativo Eugenio Reza Solange Alberro Jesús Monjarás-Ruiz Coordinador Nacional de Difusión Paulina Alcocer J. Arturo Motta Benito Taibo Selene Álvarez Larrauri Ma. Estela Muñoz Espinosa Director de Publicaciones Héctor Toledano Beatriz Braniff Benjamín Muratalla Editor María Gracia Castillo Ramírez Johannes Neurath Benigno Casas Beatriz Cervantes Eberto Novelo Maldonado Editora invitada Eduardo Corona Sánchez Benjamín Pérez González Katia Perdigón Castañeda Jaime Cortés Gilberto Ramírez Acevedo Cuidado editorial Fernando Cortés de Brasdefer José Abel Ramos Soriano Héctor Siever Arcelia Rayón Roberto Escalante Catalina Rodríguez Lazcano Diseño Marisela Gallegos Deveze Marta Romer Efraín Herrera Roberto García Moll Salvador Rueda Smithers Carlos García Mora Antonio Saborit Leticia González Arratia Cristina Sánchez Bueno Jorge René González M. Mari Carmen Serra Puche Antropología. Boletín Oficial del INAH, nueva época, núm. 93, septiembre-diciembre de Eva Grosser Lerner Jorge Arturo Talavera González 2011, es una publicación cuatrimestral edi- Paul Hersch Martínez Rafael Tena tada por el Instituto Nacional de Antropo- logía e Historia, Córdoba 45, col. Roma, Jesús Jáuregui Pablo Torres Soria C.P. 06700, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F. Editor responsable: Héctor Toledano. Irene Jiménez Julia Tuñón Reservas de derechos al uso exclusivo: 04- 2009-0508 14562000-102. ISSN: 0188- Fernando López Aguilar Víctor Hugo Valencia Valera 462X. Licitud de título: en trámite. Licitud Gilberto López y Rivas Françoise Vatant de contenido: en trámite. Domicilio de la publicación: Insurgentes Sur 421, séptimo Laura Magriñá Samuel Villela piso, col. Hipódromo, C.P. 06100, Deleg. Cuauhté-moc, México, D.F. Imprenta: Rubén Manzanilla López Marcus Winter Taller de im-presión del INAH, Av. Tláhuac 3428, col. Culhuacán, C.P. 09840, Deleg. Iztapalapa, México, D.F. Distribuidor: Coordinación Nacional de Difusión del INAH, Insurgentes Sur 421, séptimo piso, col. Hipódromo, C.P.06100, Deleg. Cuauh- témoc, México, D.F. Este número se termi- nó de imprimir el 15 de agosto de 2012, con un tiraje de 1000 ejemplares. Fotografía de portada: estela de Tlatelolco, imagen proporcionada por Miguel Ángel Márez Tapia. ISSN 0188-462X ÍNDICE ANTROPOLOGÍA “Pero una probadita nomás… Corona, símbolo de distinción porque están llenadoras” J. Katia Perdigón Castañeda 3 46 Saira Genoveva Galindo Castro La importancia de los objetos rituales Tlatelolco a través de sus objetos: en la medicina tradicional nahua entre la modernidad y el patrimonio cultural Diana Fabiola Pérez Islas 10 52 Miguel Ángel Márez Tapia De la caja de los juguetes Patrimonio cultural y desastres: a la caja de los recuerdos reflexión sobre el desencuentro entre el Estado y la población de Tlacotalpan, Veracruz, Violeta Yurikko Medina Trinidad 18 en el marco de las inundaciones de 2010 Taxi, objeto antropológico 63 Emma Leticia Ruiz Torija Diana Torres Sad 23 Cuerpos, tacones, sombreros y danzón Violeta González Acosta 29 “Dulce Patria”: patrimonio, consumo y distinción Terioska Gámez Leal 37 J. Katia Perdigón Castañeda ANTROPOLOGÍA Corona, símbolo de distinción* Las esculturas como elementos didácticos L a iconografía1 cristiana tuvo diferentes desarrollos, cambios e inno- vaciones de acuerdo con leyes o edictos y en función de los tiempos histó- ricos. Desde su llegada a tierras americanas jugó un papel preponderante. En Nueva España el discurso religioso no sólo podía aprehenderse median- te conceptos, sino que cada idea podía representarse a partir de diversas imágenes, pues los primeros predicadores que acompañaban a los conquis- tadores,2 así como diversos exploradores, acostumbraban viajar llevando consigo la imaginería que sustentaba esa travesía de descubrimientos y sal- vación de almas; en el caso de los conquistadores estas imágenes eran de imposición, como el caso de la Virgen Conquistadora que traía consigo Hernán Cortés. Al inicio se tenían altares portátiles o figurillas exentas, incluso peque- ños libros de catecismo; luego se formalizaron las capillas, templos de los * Las imágenes que ilustran el texto son parte del acervo de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural-INAH. 1 Una propuesta del significado de iconografía consiste en entenderla como la detec- ción, descripción e interpretación del asunto, significación o sentido de las imágenes artís- ticas, para determinar a través de su origen, transmisión y transformación su ámbito cultural, su significado intrínseco. Sin embargo, debe aclararse que el análisis estará hecho al margen de su valor estético, y deberá considerar siempre la interrelación de la imagen artística con un espectador determinado. Juan Manuel Rocha Reyes y Alfredo Vega Cárdenas, “Iconografía y restauración. El estudio iconográfico en la restauración de los bie- nes culturales sacros”, tesis de licenciatura, México, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”-INAH, 1997, p. 68. 2 En relación con lo anterior, debemos aclarar que la función didáctica que cumplió el arte en la Nueva España no fue una invención de las órdenes mendicantes existente en el territorio, ya que desde la Edad Media diversos teólogos europeos discutieron y analiza- ron la función que deben tener las obras artísticas en relación con los fieles, cuestión que fue definida en el sínodo eclesiástico de Arras (1025), donde se estableció de manera muy clara el objetivo que cumplían las obras de arte: lo que los simples no pueden captar a tra- vés de la escritura debe serles enseñado a través de las figuras. Sofía Irene Velarde Cruz, Imaginería michoacana en caña de maíz, México, Gospa, 2009, p. 39. 3 ANTROPOLOGÍA conventos de religiosos y monjas, los cuales se disper- la vida ejemplar del personaje sagrado. Los materiales que saron en tierras americanas. Los edificios ostentaron en complementaban la talla en madera pueden dividirse en su interior múltiples representaciones religiosas, ya sea dos grupos: los que disimulaban con la policromía y los en espacios laborales, familiares, e incluso en las calles. que sirven para acentuar ciertos detalles de la escultura, ya De esta manera, en el virreinato de la Nueva España sea con fines ornamentales o iconográficos.4 los libros didácticos, devocionarios, pinturas, escultu- ras, murales y retablos explicaban cada paso de la vida Entre los elementos añadidos a la escultura, para de santos, ascetas, la Virgen María y la historia de darle mayor naturalidad, destacan los ojos de vidrio, Jesucristo, además de los conceptos relacionados con la pestañas y cabello natural, pelucas postizas, dientes de salvación: el cielo, el castigo en el infierno o el purga- marfil o hueso, lágrimas de cristal o resina, uñas, hue- torio. sos de animales para crear mayor realismo en laceracio- Es así que las obras plásticas traídas de Europa o de nes (sobre todo en Cristos), espejos colocados en la Asia, al igual que las fabricadas en tierras americanas, boca o heridas. A ellos se sumaba la indumentaria, así tuvieron —en paralelo a la implantación de la nueva como diversos elementos que fungían como el comple- fe— una vocación didáctica, siendo muchas de ellas mento iconográfico: potestades de plata y coronas de creaciones de devoción admirable, con gran expresivi- espinas para Crucificados, aureolas para santos, nimbo dad narrativa, y cuyo objetivo consistía, ya fuera solas con estrellas para la cabeza de la Virgen María, coronas o en conjunto, en servir de vehículo a los dogmas, ar- y cetros para reyes que alcanzaron santidad; corazones tículos de fe y tradiciones piadosas, en la gran mayoría de plata atravesados por espadas para la Virgen Do- de carácter popular. lorosa; alas de plata o calamina para los ángeles. Ade- En específico, la escultura resultó importante en la más de los accesorios que complementan el atributo catequesis, pues además de su significado como repre- de la figura representada: collar, anillo, aretes, rosario, sentación, llevaba a los feligreses a la cercanía con el sí etcétera. mismo; es decir a una alegoría de la identidad, en tanto es la forma corpórea más parecida a la del ser humano. De los elementos que acompañan a las imágenes cristia- nas, hay algunos que son comunes a varias figuras. De La identidad vista desde la ideología es “el conjunto de entre ellos, el nimbo y la aureola son los más representati- evidencias referidas a sí mismo”. Este sí-mismo se vos, pues los podemos encontrar en la mayoría de las figu- materializa en el sujeto en “su cuerpo”; en los conjun- ras o representaciones y en distintas épocas o estilos. El tos de hombres y mujeres en “sus cuerpos” y en un nimbo y la aureola son elementos que, como la corona, 3 grupo social. Estamos hablando de la construcción destacan la categoría o estatus del personaje, haciéndolo antropomorfa. más importante o distinguiéndolo del resto de las figuras.5 De la categoría artística denominada escultura, son específicamente las policromadas —ya sea de madera, En estas representaciones la corona tiene gran elaboradas en caña de maíz u otra mezcla de materia- importancia en tanto símbolo de la superación, un les— las que tienen un gran realismo, al grado de apa- emblema por excelencia de la gloria, de la realeza, del rentar que en cualquier momento pueden cobrar vida. poder, de la victoria y la distinción; aparte de que denota más información para los devotos, como se verá Una de las características formales de las esculturas barro- más adelante. cas, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVII, es el empleo de materiales auxiliares para dar mayor realis- mo a la imagen; de este modo se “acercaba” al espectador a 4 María del Consuelo Maquívar, La escultura en el Museo Nacional del Virreinato, México, INAH-CNCA/GEM, 2007, p. 76. 5 3 José Carlos Aguado, Cuerpo e imagen corporal, México, UNAM, Ignacio Cabral Pérez, Los símbolos cristianos, México, Trillas, 2004, p.