Tomo CXXXIX-CXL – 2003-2004
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1 BOLETÍN de la Real Sociedad Geográfica Tomo CXXXIX-CXL 2003-2004 Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 2 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA MINISTERIO DE FOMENTO CENTRO NACIONAL DE INFORMACI‰N GEO- GRFICA Las publicaciones de la Real Sociedad Geográfica pueden adquirirse en: Centro Nacional de Información Geográfica, «La Casa del Mapa», C/. Ibáñez de Ibero, 3, 28003 Madrid. Depósito Legal: B-13.764/1992 I.S.B.N.: 0210-8577 Imprime: Gráficas Lormo, S. A. - Isabel Méndez, 15 - 28038 Madrid Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 3 BOLETÍN de la Real Sociedad Geográfica Tomo CXXXIX-CXL 2003-2004 Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 4 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA CONSEJO DE REDACCIÓN Directora: María Asunción Martín Lou Vocales: Juan Velarde Fuertes Rafael Puyol Antolín Teodoro Martín Martín Manuel Valenzuela Rubio Antonio Zárate Martín Secretario: Joaquín Bosque Maurel CONSEJO ASESOR DEL BOLETIN DE LA R.S.G. M.ª Carmen Ocaña. Universidad de Málaga Luisa M.ª Frutos. Universidad de Zaragoza Horacio Capel. Universidad de Barcelona Andrés Precedo Ledo. Universidad de Santiago Antonio Gil Olcina. Universidad de Alicante Santiago González Alonso. Universidad Politécnica de Madrid Florencio Zoido. Universidad de Sevilla Fernando Manero. Universidad de Valladolid Rafael Herrero. Comunidad de Madrid-Cartografía Juan Iranzo. Instituto de Estudios Económicos Armando Montanari. Sociedad Italiana de Geografía Jorge Gaspar. Universidad de Lisboa José Luis Palacios. Universidad Nacional Autónoma de México Bruno Messerli. Universidad de Berna Doreen Mases. The Open University. Reino Unido. Roland Courtot. Universidad de Aix en Provence- Francia Douglas Pierce. Victoria University. Nueva Zelanda Hugo Romero. Universidad Católica de Chile Andrei Malinowsky. Academia de Ciencias. Polonia Real Sociedad Geográfica Secretaría C/. Pinar, 25 - 28004 - MADRID Tel. 91 411 10 09 • Fax: 91 562 55 67 • E-mail: [email protected] Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 5 I CONFERENCIA DE APERTURA DEL CURSO 2003-2004 Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 6 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 7 GEOGRAFÍA Y ENERGÍA por Manuel Pizarro Moreno Presidente de Endesa Introducción Muchas gracias, señor Presidente. Señoras y señores, en primer lugar quiero agradecer a la Real So- ciedad Geográfica la oportunidad que me brinda para estar aquí con todos ustedes. En 1911, el noruego Roald Amundsen alcanzaba el Polo Sur, una de las metas más codiciadas por los exploradores de todo el mundo a prin- cipios del siglo XX, venciendo a su rival en esa carrera, el británico Robert Scott. La victoria de Amundsen sobre Scott se basó, entre otras, en dos cuestiones. En primer lugar, en la elección de la energía motriz adecuada para alcanzar su objetivo. Amundsen se ayudó del transporte de trineos con perros, el medio más adecuado para el desplazamiento en estas superfi- cies, tal y como había aprendido y practicado tras sus contactos con los esquimales durante el paso del Atlántico al Pacífico a través del norte del continente americano, el buscado Paso del Noroeste. Scott, por su parte, no confiaba tanto en estos animales, y aunque se ayudó de ellos durante su travesía, pensaba que los ponis que compró en Manchuria le serían de mayor utilidad en aquellas latitudes. Pero la Antártida carece de alimento para los herbívoros y era necesario trans- portar el forraje para los ponis. Además, los ponis eran muy pesados para la nieve, y se acababan hundiendo hasta la panza. Amundsen, además, dominaba el transporte de trineo con perros y, Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 8 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA tras haber alcanzado su meta, volvió al campamento base con 39 perros de los 100 con los que había salido. Los que faltaban, habían servido de alimento a los que permanecieron vivos. Scott, por su parte, que apenas había practicado el transporte de trineo con perros cuando llegó a la Antártida, pasó sus últimos días tiran- do a pulso de los trineos junto con sus compañeros. Por otra parte, Amundsen fue extremadamente cuidadoso a la hora de establecer los depósitos de víveres, o recursos energéticos, a las distancias adecuadas y con las cantidades precisas para asegurar la correcta alimentación de su equipo para el viaje de vuelta del Polo. En definitiva, el éxito de Amundsen se basó tanto en la adecuada ubicación de los depósitos de recursos energéticos necesarios para la expedición como en su capacidad para alcanzarlos. Amundsen se enfrentó inteligentemente a la ausencia de recursos energéticos en el Polo, de la misma manera que las sociedades previas a la revolución industrial se enfrentaban a la baja movilidad de las fuen- tes de energía conocidas. Fue a partir de la revolución industrial, en la que se introduce el carbón como principal fuente de energía, y, sobre todo, a partir de los descubrimientos que permitieron el desarrollo de la electricidad, cuando fue posible alejar los puntos de producción de energía de los puntos de consumo. La historia de la humanidad es, en alguna medida, la historia de las fuentes de energía y de la capacidad del ser humano de vencer las crisis energéticas, acaecidas por la ruptura del equilibrio entre sus necesida- des y los recursos disponibles. Estas crisis eran generadas normalmente por las limitaciones a la hora de convertir y transportar los recursos energéticos. Aunque la cantidad de energía disponible en la tierra es prácticamente infinita, la dificultad estaba, y está, en transformarla en utilizable y hacerla llegar allí donde se necesita. Las sociedades modernas han sido capaces de obviar en buena par- te los obstáculos en este sentido y han desarrollado fuertes redes ener- géticas internacionales. Así como en su época el comercio de las espe- cies contribuyó de manera decisiva a los descubrimientos geográficos, en la época reciente, el desarrollo de estas redes energéticas ha contri- Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 GEOGRAFÍA Y ENERGÍA 9 buido en buena medida al fortalecimiento de las relaciones comerciales y políticas internacionales. En mi exposición, analizaré inicialmente la evolución de las fuentes energéticas a lo largo de la historia; posteriormente, profundizaré en el desarrollo de las redes políticas y económicas ligadas a los recursos energéticos y terminaré exponiendo los retos a los que se enfrenta la electricidad, uno de los servicios más esenciales de la actual sociedad. La evolución de las fuentes de energía Hasta la revolución industrial, las fuentes de energía más utilizadas por el hombre eran de carácter renovable: el aprovechamiento de la biomasa para su combustión, la canalización de la fuerza de los ríos, el dominio de la fuerza del viento. El descubrimiento y dominio del fuego jugó un papel primordial en la prehistoria y también en el propio proceso de humanización. El fuego inauguró la utilización de la madera como fuente de energía térmica irreemplazable para la humanidad durante miles de años. La disponibili- dad de madera en las proximidades contribuyó de alguna manera a la formación de grupos estables de individuos y a la socialización del ser humano. La utilización de la biomasa como una fuente de energía básica per- sistió hasta la revolución industrial. En la Edad Media, el desarrollo de muchos de los enclaves urbanos se basó, entre otros, en la utilización intensiva de los recursos forestales para el abastecimiento de las nece- sidades energéticas. Pastores, cazadores y campesinos competían por los recursos de los bosques con madereros y carboneros que suministraban combustibles a las ciudades y las herrerías. Es en esta época cuando aparecen las pri- meras regulaciones sobre la utilización de los recursos forestales. Por ejemplo, en lo que es la actual Alemania, se establecía la si- guiente pena para aquel que descortezara un roble o un árbol frutero: «sus entrañas deberán ser atadas alrededor del árbol», o esta otra para el que arrancara un árbol frutero: «su cabeza debería ser puesta en su lugar». La segunda de las grandes fuentes de energía renovables es la que Boletín de la R. S. G., CXXXIX-CXL, 2003-2004 10 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA proviene de la fuerza de los ríos. El dominio de ésta hizo posible la evo- lución de la agricultura y la ganadería, que permitían controlar los conversores biológicos de la energía, es decir, las plantas y los animales, y así fue posible almacenarlos y transportarlos, prepararlos para su con- sumo y convertirlos en energía metabolizable por el ser humano. Así, los primeros grandes sistemas energéticos aparecen a la orilla de grandes ríos, el Nilo, el Tigris y el Éufrates. En Egipto y Mesopotamia, zonas con escasas precipitaciones, la irrigación junto con la energía so- lar permitieron el desarrollo de grandes cultivos de cereales y posibilita- ron la aparición de importantes núcleos de población. Egipto y Mesopotamia son, precisamente, los primeros grandes ejem- plos de control estatal de la energía. En Mesopotamia, la tierra era cul- tivada y administrada bajo el control de los templos y los palacios. Hay referencias de un centro de producción en Girsu, en el bajo Éufrates, donde se empleaban cerca de 1.000 personas. En Egipto, por ejemplo, la construcción de las pirámides no era sino una demostración del fabuloso control de una mega-máquina humana. Según Herodoto, 100.000 hombres, reemplazados cada tres meses por otros, trabajaron durante 30 años para la construcción de la pirámide de Keops. Otro dispositivo utilizado para el aprovechamiento de la fuerza de los ríos son los molinos de agua. Aunque ya eran conocidos en la Anti- güedad, es en el norte de Europa, en la Edad Media, cuando se genera- liza su uso.