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N CIO Julián Capasso Julián Capasso SEGUNDA EDI Otros títulos VÍCTOR HUGO Una historia de coherencia y convicción PIES NEGROS Capasso Julián Marcos González Cezer “La gente percibe el color de la camiseta que lleva Una historia de coherencia y convicción EL JARDIN DE LOS EKEKOS puesta cada persona pública. Con una exposición Julio Boccalatte Julián Capasso mediática de varias horas por día, uno puede fingir Nació el 3 de febrero de 1988 EL BOXEO Y YO durante un cierto tiempo. Al final, no hay más remedio en Temperley. Actualmente es Julio Ernesto Vila que exhibir los verdaderos colores. Seguro que cometió productor periodístico de “La Mañana” de Radio Continental, ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES errores de apreciación, pero es también casi seguro coordinador del sitio web oficial DE LA COPA AMERICA DE de Víctor Hugo Morales y colabo- FÚTBOL que fueron eso, errores. Pero nadie podrá nunca decir rador en prensa y comunicación Guillermo Knoll que le pagó a Víctor Hugo para que él dijera lo que no de la línea estatal Ferrobaires y EL ORO Y EL ARO pensaba.” en la empresa de viajes estu- Alejandro Pérez y Germán “Peleó contra Clarín y contra Grondona. Y contra diantiles Snow Travel. Finalizó Beder sus estudios secundarios en Torneos y Competencias. Es decir: peleó con balas 2005 en el Instituto Vicente Pal- JUGÁ CONMIGO de cebita frente al equivalente de la Armada Inglesa. lotti de Turdera. En 2006 creó “El Ganadores del II Concurso VÍCTOR HUGO VÍCTOR Deportivo”, programa deportivo Nacional de Cuentos de Fútbol Les peleó todos los días, desde todos los frentes. Lo Roberto Santoro semanal que produjo y condujo quisieron comprar de todas las formas posibles.” hasta 2008 por radio Bonaerense AVENTURAS EN LAS PISTAS “Víctor Hugo nunca se arrepintió de no haber (AM 1500). Héroes y protagonistas del Entre 2007 y 2008 escribió en arreglado, y como tantas otras veces, el dinero que atletismo argentino las revistas PM y EMERSUR. Luis Vinker rechazó delante de mí, hubiera resuelto el problema Desde 2008 a la fecha trabaja para Koala Contenidos, donde re- ¡PARTIDAZO! económico de su vida para siempre. Pero dijo que no.” alizó entrevistas y producciones Pablo Vignone con Malva ADRIAN PAENZA Marani y Paula Di Crocco Prólogo de periodísticas para TerraTV, GolTV Adrián Paenza Latinoamérica y actualmente HECHOS PELOTA, para DeporTV. El periodismo deportivo Se recibió en TEA de Periodista durante la dictadura militar en 2011. (1976-1983) Fernando Ferreira [email protected] Ediciones Al arco Ediciones @juliancapasso Ediciones Al Arco [email protected] Foto de tapa Florencia Downes ([email protected]) Diseño Federico Sosa @fedessosa Impreso en MPS, Gerli, Provincia de Buenos Aires Fecha de catalogación 11-10-2013 Víctor Hugo, una historia de coherencia y convicción. - 1a ed. 2a reimp.- Ciudad autónoma de Buenos Aires: Al arco Ediciones, 2013. 260 p. ; 22x15 cm. ISBN 978-987-1367-48-1 1. Morales, Víctor Hugo. Biografía I. Título CDD 927 Julián Capasso VÍCTOR HUGO Una historia de coherencia y convicción Dedicatoria mis padres, Nuncio José y Ana María; mis hermanos, Martín y Pablo; mis abuelos, Carmen, Antonio, Pepe y AElisa; mis tíos/as y primos/as. A mis amigos. Los de la Plaza. Los de Turdera. Los de siempre. Los de toda la vida. A toda la gente del Instituto Vicente Pallotti de Turdera: compañeros de la Promoción 39, directivos, profesores/as, preceptores/as, personal, egresados de los últimos años, integrantes de la SEJU. A Daniel Pintor, Matías Lastassio, Sergio Varela, Galo Herrera, Hugo Morales, Ignacio Beláustegui, Nicolás Zavaleta y toda la gente de Ferrobaires que me abrió sus puertas en momentos de inestabilidad laboral. A Martín Magariños, Luciano Ghiglia, Marcos Sznac, Juanchi González, Santiago Coni y Juan Manuel Rodríguez, por acompañarme en las primeras aventuras del oficio. A Christian Rémoli, por las oportunidades y por enseñarme a trabajar. A Abel Amadori, que en paz descanse; a su mujer, Stella Maris Castañeda; y a Marcelo León, por los primeros espacios en mis comienzos. A Ezequiel Fernández Moores, Ariel Scher, Gustavo Veiga y Ariel Senosiain por marcar un camino. A Juan José Panno, Jorge Búsico, Guillermo Blanco y Carlos Ferreira, por su ayuda y su asesoramiento. A los excelentes compañeros que tuve en la mayoría de mis trabajos. A los difamadores profesionales, que me encaminaron a encontrar la energía necesaria para este libro. Agradecimientos los trabajadores del Archivo de TEA y DeporTEA: Enrique Stroppiana, Marcelo Massarino, Víctor A Raffo, Héctor Corti, y Rodrigo Spiess. A mis compañeros y profesores de TEA y DeporTEA. A Julio Boccalatte y Marcos González Cezer, de Ediciones Al Arco. Al doctor César Francis por su generosidad y asesoramiento. A César Ferri y Fabiana Segovia por las oportunidades. A los más de 100 entrevistados por su tiempo y sus valiosos aportes. A Raúl Llusá y Daniel Vilá, por ser los primeros correctores que tuve en este proyecto. A Dani, Vale, Fede y Lukitas por ayudarme con las desgrabaciones. A Víctor Hugo, por aceptar que sea su biógrafo. Prólogo Por Adrián Paenza s obvio que hemos disentido muchas veces, la más re- ciente y pública es su posición con respecto al campo, pero, ¿cómo se me podría ocurrir que él estaba siendo ‘hablado’ por otro para sostener su postura? ¿Por qué habría de pensar eso? Solo le decía que mirara hacia losE costados y viera quiénes eran sus acompañantes y con eso tendría material para entretenerse: no importaba lo que yo pensara, importa- ba quiénes eran sus compañeros de ruta, eso le debería dar la pauta de que estaba cometiendo un error. Fama o Prestigio. Hay una diferencia muy fuerte entre ser conocido y ser respe- tado, ser conocido o reconocido. O puesto en otros términos: hay una diferencia muy grande entre ser famoso y ser prestigioso. Dejar un testimonio indeleble, dejar una huella. Conocí a Víctor Hugo en 1977, en la cantina “Don Carlos”, en la esquina de Valentín Gómez y Billinghurst, en pleno barrio de Almagro en la ciudad de Buenos Aires. Seguramente se habría de jugar un partido que involucraba a algún equipo uruguayo o a la propia selección. No entiendo bien por qué, pero recuerdo un hecho extraño: estaba vestido de negro. Me acerqué a él, conversamos un rato, y en ese momento le dije que me gustaría hacer lo posible para traerlo a la Argentina. Nosotros estábamos en ese momento con Néstor Ibarra, Fernando Niembro y Marcelo Araujo preparando lo que sería nuestro desembarco en Ra- dio El Mundo primero y Radio Mitre después, en lo que terminaría siendo uno de los programas deportivos de mayor espesor en los que yo trabajé: Sport 80. Víctor Hugo, como quedará claro luego de leer 9 JULIAN CAPASSO el libro, llegó finalmente a la Argentina en 1981, el año de Maradona en Boca. Y allí comenzó nuestra tarea profesional conjunta y se con- solidó nuestra amistad. Pero esa es otra historia. Lo que sí importa acá es que cualquier cosa que diga tiene el sus- tento de más de 36 años de que nos conocemos. Vi nacer a todos sus hijos y a sus nietos, compartimos infinitos viajes, horas de fútbol, basketball, otros deportes. Cine, teatro, recitales, cenas. Y dos episo- dios únicos para mí: mi participación en un Bingo y una corrida de toros, ambas en España. Más horas con amigos, charlas larguísimas con testigos, sin testigos, con familias, sin ellas. En las buenas, ma- las, las del medio, las de todos los días. Experiencias de vida, en la profesión y en nuestras vidas ‘no públicas’, para no decir privadas porque creo que eso ya no existe. En la Argentina, en el Uruguay, en los mundiales, en distintas ciudades de Europa, Estados Unidos o México. Para resumirlo entonces: hemos ‘vivido’ juntos más de la mitad de nuestras vidas. Dicho esto, cualquier cosa que diga sobre él está teñida por el afecto, la distorsión de la cercanía y el respeto que siempre le tuve, desde que lo escuché por primera vez relatar a un arquero llamado Carrabs, una pelota que ‘se hundía en la noche como quien clava un puñal’ y anunciar con su famoso ‘ta-ta-ta’ el gol que habría de llegar o el ‘no quieran saber, no le pregunten a nadie’. Advertido está usted entonces. Pero al mismo tiempo, cualquier cosa que diga también, tiene un valor agregado: salvo su familia más cercana (Beatriz, Paula, Matías, Camila y su tía Gladys), sus dos hermanos (José Pedro y Dumas) y sus dos amigos de Cardona (Beto y Heber), nadie compartió tantas horas con él como yo. Puedo decir tranquilo: yo, a Víctor Hugo, lo conozco bien. Somos amigos. So- mos muy amigos. Pocas cosas extraño más en mi vida que nuestras interminables charlas y discusiones sobre la visión del mundo que cada uno tiene en ese momento, cuando discutimos sobre ideas que queremos testear con el otro. Tanto él como yo terminamos con una lapicera anotando en un papel cualquiera, mientras hablamos, para no olvidarnos de tal o cual tema. Como si el tiempo nunca alcanza- 10 VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION ra, esa sensación de que ‘espero que esto no se termine’. Son pocos los momentos de silencio. Llegan después, cuando nos separamos. Alguna vez me dijo Tití Fernández que se sentía incómodo porque cuando estábamos todos juntos en la mesa, los demás sentían como que “no hay nada más alrededor de ustedes: todo empieza y termina en ustedes dos”. O Alberto Kornblihtt, que nos dijo no hace mucho: “Cuando hablo con ustedes, parecen los sobrinos del Pato Donald: uno empieza una frase y el otro la termina”. ¿Por qué habría de decir todo esto? ¿Por qué no escribir libremente el prólogo de un libro que habla de Víctor Hugo? Tengo ganas de decir mucho, las ideas se me arremolinan buscando una salida, pero solo doy abasto para escribir de a una por vez.