Myriam Jimeno* Unos cuantos piquetitos. Violencia, mente y cultura**

Configuración emotiva y crimen pasional raíz de una noticia aparecida en un diario mexicano, allá por el año de 1935, Frida Kahlo pintó a un hom­ bre que apuñala repetidamente a una mujer mientras una paloma sostiene un letrero que trivializa el acto: "unos cuantos piquetitos". Esa fue la expresión del propio asesino ante la policía. La imagen de Frida Kahlo condensa una gama abigarrada de sentidos y también los simplifica, como suelen hacerlo los artistas. Esa es la razón de mi inte­ rés en el tema. Comprender cómo se articulan en un mismo espacio social dos sentidos en apariencia tan contradictorios frente a un acto humano: por un lado una acción de violencia extrema y, por el otro, su disculpa. De un lado la simplicidad del crimen, de otro, la compleji­ dad de la trama social en la cual acontece. No encuentro interés en la polémica entre los culturalistas o los constructivistas y quienes le asignan un peso a lo instintivo, universal y bio­ lógico de la acción violenta. Ni al debate de * Antropológa. Universidad de los Andes. Doctora en Antropología. qué fue primero, si lo biológico o lo cultural. Universidad de Brasilia. Profeso­ Por el contrario, este trabajo se sustenta en una ra asociada, Departamento de tendencia que muestra la relativa esterilidad Antropología - Centro de Estudios Sociales, Universidad Nacional de de tal polémica, puesto que en ella se tiende a separar lo que en la vida social es inseparable. Es decir, que los aspectos biológicos, las prácti­ ** Una versión preliminar de cas materiales, los objetos físicos, son insepa­ este texto fue presentada rables del mundo de significados y relaciones, como ponencia en el Semi­ nario "Nuevos paradigmas del mundo cultural en que existen y en el cual transdisciplinarios en las las personas los emplean. Lo biológico y lo Ciencias Humanas", organi­ zado por el CES, del 7 al 9 material no tienen existencia al margen de la de abril de 2003. sociedad, como no sea en las reflexiones de una

1 1 0 FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA tradición académica que gusta de crear ral, es "cruda" o "salvaje"; la emoción es un dicotomías sobre lo que es un flujo de conti­ hecho subjetivo y, finalmente, la emoción es nuidades y discontinuidades. En la compre­ femenina, o está asociada con lo femenino. sión de la vida emocional todavía se replica Estos esquemas, que en muy buena medida la distinción griega entre los dos componen­ compartimos en Latinoamérica, son eminen­ tes de la persona, la psyque o alma perfecta, temente simples y binarios. La neurobióloga racional, y el thymos, temible órgano del sen­ Debra Niehoff (1999) debatió el impacto histó­ timiento por lo impredecible y pasional rico de ciertas explicaciones biológicas sobre la (Dodds, cit. en Rivera, 2003). Pero esta distin­ violencia tales como la frenología, la eugene­ ción oculta, como trataré de mostrarlo, que sia, la psicocirugía y otras más contemporáneas el sentimiento es ante todo un aspecto del como las de la sociobiología y la genética evo­ pensamiento y no su opuesto. lutiva -el gen asesino, por ejemplo- Muestra que todas ellas se fundamentan en una con­ En el crimen pasional es especialmente rele­ cepción determinista que simplifica en extre­ vante la concepción moderna de la persona mo un proceso complejo y desestima buena como una entidad escindida entre una "men­ parte de la información contextual. Peor aún, te" y un cuerpo. Según esta configuración, estas propuestas le han servido a ideologías en la "mente" individual tienen asiento las de discriminación racial y social como pre­ emociones y allí ocurren procesos ocultos a tendido sustento científico y han dificulta­ los demás, inescrutables, y un tanto misterio­ do la comprensión del proceso interactivo sos. Las emociones serían fuerzas de orden que acontece entre la arquitectura biológica instintivo, obviamente opuestas al raciocinio. humana y el ambiente social. Niehoff sostie­ No pretendo discutir si las emociones obe­ ne que "la biología no es un destino" y no lo decen a una capacidad del cerebro humano, es porque el comportamiento es flexible, común con muchas otras especies (véase como lo es el cerebro mismo, y también por­ Niehoff, 1999),o si la cultura las "construye" que "sabemos que las bases neuronales del (Lutz, 1988;Lutz y White, 1986;Abu-Lughod, comportamiento son mucho más que un pro­ 1986;Reddy, 1997ay b). Creo que lo interesan­ grama genético o un instinto asesino" (Niehoff, te es que parece abrirse paso una compresión 1999:x). Los avances en la investigación del de­ integral y no dicotomica del comportamien­ sarrollo cerebral muestran que el ambiente to humano. comienza a modelar el cerebro aun antes del Catherine Lutz(1988) señaló hace algunos años nacimiento y, a la inversa, que los rasgos inna­ los más recurrentes esquemas de la cultura tos del cerebro definen la forma en que perci­ angloamericana sobre las emociones: la emo­ bimos y reaccionamos al ambiente. Ella pro­ ción es fuente de peligro y vulnerabilidad; la pone entender la violencia como un producto emoción es algo físico pese a que se la asocia de la colaboración compleja entre genes y pro­ con lo sublime; la emoción es un hecho natu­ teínas dentro de las neuronas y un exterior

H A A IM ^ H IT O I - PALIMPSESTVS - PALIMPSESTO 1 1 1 cambiante y a menudo hostil. Por todo ello la bia. Tomé especialmente casos ocurridos en violencia no puede estudiarse como si fuera las dos últimas décadas en Brasilia y Bogotá un defecto individual aislado y ahistórico ibid( : a los cuales tuve acceso a través de personas, 35-50). hombres y mujeres, detenidas en presidios de una y otra ciudad por este crimen. Luego in­ En este artículo busco entender la acción vio­ dagué en sus procesos judiciales, consigna­ lenta, no como una categoría abstracta, sino dos en detallados expedientes judiciales, muy como un tipo de acción social que acontece similares en ambos países en su prolija estruc­ inscrita en las relaciones específicas entre las tura narrativa. En tercer lugar, tomé la discu­ personas. Y como en general en las acciones sión jurídica más amplia sobre la penalización humanas, su aspecto instrumental es insepa­ de este crimen. Para este artículo dejo de lado rable del sistema cultural de representaciones la discusión de los juristas y tomo tan sólo las y de la configuración de los afectos. Así, la ac­ dos primeras formas de narrativa para mos­ ción violenta expresa ciertas orientaciones y trar cómo testimonios personales y expedien­ valoraciones de orden histórico-cultural y tra­ tes se retroalimentan y articulan en torno a za y pone en evidencia diferencias sociales, ciertas líneas de significación bastante bien tales como las de género, en el caso del cri­ definidas. Estas narrativas son un camino de men pasional. La acción violenta está carga­ acceso hacia las orientaciones culturales que da de significados asignados por la sociedad envuelven el crimen pasional contemporáneo específica en que ocurre; en este caso el cen­ y conforman nuestra configuración emotiva. tro de mi interés son las representaciones y Pienso con Vincent Crapanzano (1994; tam­ sus conexiones afectivas, la configuración bién W. Reddy. 1997b) que las locuciones so­ emotiva, dentro de la cual ocurre el llamado bre el sujeto y las emociones contextualizan crimen pasional. el sentido cultural que éstos tienen en una so­ Pretendo discutir que nuestra historia cultural ciedad dada. latinoamericana alimenta una representación De tal manera que mi interés no está en la dicotomica del sujeto que hace parte de una teoría o en las discusiones sobre la "mente" configuración emotiva. Esta configuración ar­ o la conciencia, sino alrededor de un tipo de ticula lo cognitivo y lo emocional mediante concepción sobre la "mente" y las emocio­ ciertas claves de significación. Según estas cla­ nes como productos específicos de la histo­ ves se le asigna una determinada valoración ria cultural moderna, que tienen relación con al crimen pasional, o mejor, se le trivializa y formas de acción violenta. Propongo el con­ romantiza. Las personas conocen estas cla­ cepto de configuración emotiva para resaltar ves de valoración en el contacto cotidiano que se trata de una concepción amplia, de con otras personas de su grupo social y a tra­ un verdadero esquema cultural de referen­ vés de una variedad de circuitos culturales cia sobre el sujeto y su vida emocional. La tales como la crónica judicial o "roja", la configuración está integrada por una red de música, la literatura, el cine, la telenovela, las elementos interconectados, de orden conversaciones casuales. Esto conforma una cognitivo tanto como afectivo, y de ella se comprensión compartida mediante la expe­ sirven las personas para situarse en relación riencia común, como llaman a la cultura di­ con la expresión emocional. La configuración versos antropólogos. emotiva no es para nada un producto natu­ Pese a sus particularidades, la configuración ral y es posible rastrear su conformación his­ emotiva en la que se produce nuestra com­ tórica como producto moderno desde la his­ prensión del crimen pasional comparte su toria política de las emociones, en especial con orientación básica con las creencias modernas Norbert Elias (1987,1997),o desde la antropo­ sobre el sujeto y la afirmación social de la indi­ logía (ver Reddy, 1997 a; Strauss y Campbell, vidualidad. Así, sería una forma de exotismo 1994) o en sus particularidades latinoamerica­ el circunscribirla a un cierto "sabor latino", re­ nas (Jimeno, 2001). El crimen pasional, como ducto de las concepciones ibéricas del honor. suelen hacerlo los actos límite, le otorga un especial relieve. Para realizar el trabajo me basé en tres for­ mas de narrativa sobre los crímenes Es del mayor interés el que ciertos hallazgos pasionales: los relatos personales de aquellos recientes de las neurociencias (Kandel et a l, envueltos en este tipo de crimen en casos con­ 1997) confluyan con la posición de la antropo­ temporáneos ocurridos en Brasil y en Colom­ logía sobre la contingencia cultural de la vida

FACULTAD DE CIENCIASHUMANAS - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA emocional. El punto de encuentro está en ver avasallan, hasta cometer la acción violenta. las emociones como aspectos de la cognición Nadie está exento del asalto de la pasión, se con atributos particulares para las relaciones dice, por ello, la ley debe ser comprensiva. con el entorno social. Esta confluencia es Ahora bien, esta afirmación sobre el estallido promisoria porque le abre paso a un modelo de la violencia tiene sus particularidades cuan­ integral que dé cuenta de las emociones y en do la protagonista criminal es una mujer. Los particular de las acciones violentas. Volveré brasileños fueron especialmente explícitos en sobre este tema. Quiero por ahora decir que la idea de que en los casos de mujeres que esta confluencia explicativa precisa de afir­ matan a sus parejas, siempre muy minorita­ marse sobre una crítica del sentido común, rios, "ella es más pensante, más astuta, cuida en especial sobre la recurrente escisión entre los detalles, arma la celada...". Es decir que en la mente y el cuerpo, la cognición y la emo­ contraste con el hombre, quien tiene un arran­ ción. que incontrolable, ella es "fría", "calculadora" y suele actuar por tercera mano. Así lo dijeron Los m e c a n is m o s discursivos en distintos investigadores de la policía especiali­ EL CRIMEN PASIONAL zada en homicidios y los directores de los dos presidios principales, femenino y masculino, Las narrativas personales y judiciales de crí­ en Brasilia. Esta misma idea la encontré en Co­ menes ocurridos entre 1985 y 1995 que exami­ lombia, cuando una mujer mató a su antigua né en Colombia y Brasil se agrupaban en tor­ pareja en una riña, con la terrible consecuen­ no a tres grandes mecanismos discursivos: se cia para ella que la sentenciaron a la pena máxi­ cree y se dice que la violencia estalla de forma ma por homicidio. El caso ocurrió muy de repentina; se cree y se dice que la violencia es mañana un primero de enero, en un pueblo un acto de locura; se cree y se dice que el cri­ cercano a Bogotá, cuando ella se defendió men ocurre por exceso o deformación del del intento de agresión del ex marido, quien amor. Veamos estos mecanismos actuando. había invadido su casa mientras ella dormía. Los jueces rechazaron el atenuante de la legí­ La v io l e n c ia e s t a l l a tima defensa y especularon sobre las posibili­ dades que ella tendría de huir en vez de ata­ Una idea muy reiterada en ambas narrativas, carlo con una pequeña navaja. La mujer tiene, en las personales y en los expedientes judi­ pues, más dificultades para que se le admita el ciales, pretende que el crimen ocurre de ma­ estallido de la violencia, pese a que dentro de nera repentina e inesperada, como si fuera los estereotipos corrientes ella es vista justa­ un rayo en una tarde despejada. Un primer mente como un ser eminentemente emocio­ efecto de esta creencia es que supone que esto nal (veáse Lutz,op. cit.). En el crimen pasional puede ocurrirle a cualquiera, independiente quien "estalla" es el varón, la que "calcula" es no sólo de su condición social, sino de la pro­ la mujer. Y esto tiene implicaciones sobre el jui­ pia relación de pareja. Tan es así, que los pro­ cio de responsabilidades de cada uno. pios expertos, abogados, fiscales, directores de presidios, policías especializados en ho­ Otro resultado de esta concepción de que la micidios con quienes conversé tanto en Bra­ violencia estalla, es que el crimen no se per­ silia como en Bogotá, se colocaron ellos mis­ cibe como el resultado o el desenlace de con­ mos como ejemplo de esta afirmación. "Es flictos previos entre la pareja. Es decir, se ig­ que uno no sabe cómo va a reaccionar. iLa nora o se desestima la historia de la relación razón para eso es la emoción! Ud. no sabe en y del conflicto, pese a que los testimonios la un momento dado qué pueda hacer la per­ enuncian y los muy voluminosos expedien­ sona", me dijo uno de los policías de Homi­ tes la registran con minucia. La madre de la cidios en Brasilia. Una joven y bonita fiscal mujer víctima del homicidio que cometió a en Bogotá contó que pensaba que su marido quien llamaremos Pablo, afirmó que "eso era podría atacarla un día por celos, pese a que una muerte anunciada porque él ya iba con era muy "calmado". ¿Qué es lo que hace tan el cuchillo en el bolsillo...". Los otros fami­ difundida esa manera de pensar sobre este liares relataron que "la relación venía mal crimen? Justamente la idea de que los seres [...]. Diría que por lo menos un año antes ya humanos tenemos en nuestro interior fuer­ era evidente que la relación venía bastante zas incontrolables que irrumpen de lo más mal [...]. Sé que el ambiente de pareja ya era profundo del ser en cualquier momento y nos difícil". Tan era así, que lo que desencadenó

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ÉV I®

el ataque fue la determinación de la mujer vir sin ella. No creo por eso en lo de la infidelidad, de abandonar la casa al día siguiente. Los fa­ creo que es un mito. En el fondo [lo decisivo] es el miliares de la muerta narraron numerosos miedo a la pérdida, es algo neurótico [...]. Pienso incidentes ocurridos a lo largo de varios que es muy difícil probar el transtorno mental transi­ años, e incluso una llamada de ella, una se­ torio, por lo general no hay testigos... y es un crimen que causa mucho repudio. En este caso ella tenía mana antes del crimen, en la que le pedía a como 27 heridas... algunas de defensa. En los crí­ un familiar que "si alguna cosa me pasa há­ menes emocionales hay sevicia, rabia. Recuerdo un gase cargo de mi hijo...". Pese a esto, otro fa­ caso de un ganadero que era traicionado por su mujer miliar insistió en que todo obedeció a una y su mejor amigo. Él los siguió y les disparó 18 tiros. reacción "como enloquecida", sin que nada Cargó tres veces el revólver. La tesis jurídica [en que ni nadie pudiera preverla. ahora creo] es que la emoción violenta produce Pablo y su mujer eran dos profesionales per­ transtorno mental que le impide a la persona la au­ todeterminación. La persona se enceguece, pierde el tenecientes a las capas medias urbanas co­ control [énfasis mío]. En todo caso la inimputabilidad lombianas. Ella, una mujer joven, bonita, con es casi como meterse en la cabeza del otro. El temor, éxito laboral; él, proveniente de un sector la ira, los celos, restringen o aminoran la libertad y social más modesto, era muy reservado e por tanto la ley aminoraba o aún eximía de la pena y inestable en el trabajo. En el expediente que­ allí se contaba la infidelidad. Ahora, en la tesis que daron pormenorizados la preparación de la considero, la ira o la emoción tan intensa puede pro­ acción homicida, del arma, del lugar. En éste, vocar el trastorno mental transitorio y la persona se­ como en los otros casos estudiados, el homi­ ría inimputable y recibiría tratamiento, mas no casti­ cida confesó haber pensado en varias alter­ go [destaque mío]. La experiencia muestra que en nativas para el asesinato, en la compra de un los crímenes pasionales el criminal no vuelve a de­ arma tiempo atrás, en la preparación de una linquir. ¿Para qué mandarlo tanto tiempo con otros coartada, en las rutas de escape. No obstan­ delincuentes? El otro extremo era antes de 1980 te, también insistió en que todo ocurrió de cuando lo que había era tolerancia ante el crimen y casi pena de muerte por infidelidad [de la mujer]. manera inesperada, pues, en realidad, "el Pero en varios casos [que he conocido, narra cuatro cuchillo no era para matarla a ella, el cuchi­ de ellos] los autores no son delincuentes, ni pelea­ llo era para matarme yo, porque si ellos se dores. ¡Son dependientes del otro! El caso de Pablo iban [mujer e hijo], mi vida ya no tenía sen­ fue un caso de temor al abandono. tido". Sin embargo, la mató de 17 puñaladas y esperó durante un par de horas hasta que La propuesta del psiquiatra forense sobre la se desangró. Entonces, se entregó a las au­ relación entre locura, emoción amorosa y vio­ toridades. lencia no es nada fuera de lo común ni en Bra­ sil ni en Colombia. Basta leer los textos de va­ rios penalistas de ambos países para verla Se vo lvió c o m o loco profusamente expuesta, y, por lo general, sus­ "[En el momento en que] le dio la boleta [noti­ tentada en clásicos de la literatura, Otelo entre ficación oficial] para la separación él se volvió ellos, por supuesto. También en textos de psi­ como loco, se le despertó la locura y fue cuan­ cología y psiquiatría (Luna,1999; Gómez López, do la mató a puñaladas", dijo la madre de la 1995). En Brasil, el psiquiatra forense Talvane misma joven anterior. La madre ya había ex­ Marins de Moraes, de la Associaqáo Brasileira presado que esa era una muerte anunciada, lo de Psiquiatría, comentó en la revistaEmoción e que no fue obstáculo para que la atribuyera a inteligencia el crimen de una joven a manos de la locura. La persistente idea de atribuir un acto su antiguo novio, subdirector de un periódico violento a la locura la comparten los expertos. importante de Sao Paulo: Cuando entrevisté al perito forense de este El ser humano puede pasar el límite de lo que se caso, ya habían pasado varios años de ocurri­ puede y no se puede hacer en un estado de gran do, dijo, conmoción. Pese a que la ley no exime de responsa­ [Al crimen pasional] lo considero un prototipo de delito bilidad a quien cometa homicidio bajo fuerte pasión emocional. Incluso el penalista Nódier Agudelo1 ha y emoción [...] la legislación protege a quien está 1 Agudelo, 1990. expuesto la tesis de la emoción violenta como un enfermo, o en el grado extremo de celos patológicos, llamados celos delirantes [...] en cuyo caso el enfer­ 2 En revista Emogáo e estado transitorio de locura, pero los jueces no la inteligencia, "AmoreTra­ aceptan, pues no es un estado claro. Recuerdo que mo es inimputable2. gèdia. Paixóes que ma- Pablo era muy dependiente de ella. Él decía que todo tam”, N°. 6, outubro, En este texto es clara la asociación semántica lo importante lo decidía ella. Decía que no podía vi­ 2000:16 (traducción mía entre emoción, violencia y enfermedad men­ del portugués).

1 1 4 FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA tal. Una variedad de la atribución a la locura a un pájaro que quería conservar, pues lo en­ se encuentra en otra condición, la del poder cerró en un cajón de su cuarto. Pese a que la del instinto. Se asemeja a la locura justamen­ exposición estuvo encaminada a mostrar la te por la supuesta pérdida o anulación de la perturbación de su "mente", Pablo volvió so­ razón cuando aparece. El periódicoEl Tiempo bre la situación inmediatamente posterior al de Bogotá consignó declaraciones de la psi­ ataque a su esposa. Enunció los diversos pen­ quiatra Margarita Sierra, según las cuales se samientos que entonces se le vinieron a la ca­ explicaría un aumento en los crímenes beza sobre ella y sobre la posibilidad de sal­ pasionales durante el año 2003 en Colombia varla, sobre el hijo de ambos, sobre cómo por los celos: avisar de lo ocurrido, sobre cómo constató que los celos tienen su raíz en los instintos, es la parte estaba muerta. animal la que quiere ‘defender mi posesión’. Cuan­ Narró en extenso la historia del deterioro de la do el nivel de estrés es alto [como actualmente en relación, y de cómo ella empezó a recibir lar­ Colombia] esa idea de posesión no pasa a través del gas llamadas de amigos y "se quedaba pegada área frontal, de lo racional, sino que se manifiesta al teléfono esperando que entraran las llama­ en forma animal (octubre 2 -0 3 : 1 -2 ). das [...] y empezó a no querer quedarse con En el caso de Pablo, el primer examen psiquiá­ nosotros los fines de semana [...]". "Ya para trico consignó el "gran control intelectual de ese momento a ella no le importaba que yo las emociones hasta el punto de parecer frío"3. me diera cuenta de las cosas". Detalló varios Lo describieron como una persona con "pen­ incidentes entre ellos sobre las "relaciones" de samiento lógico, consciente, alerta, afecto ella. A raíz de uno de ellos, dijo, "pensé por sobrecontrolado". Concluyeron que no pade­ primera vez en matarme [...] compré un bis­ cía de "trastorno mental ni inmadurez psico­ turí y estuve durante muchos días pensando lógica para el momento de los hechos" y más en la manera como me iba a matar". Esto ocu­ bien "conocía la naturaleza de su acto, su rrió casi un año antes del asesinato de ella. ilicitud y volitivamente lo hubiera podido con­ También dijo que trolar". Pero la defensa no se dio por vencida [Yo] la quería muchísimo... pues ella le daba solidez con facilidad. Acudió precisamente a la difun­ al mundo nuestro [sólo que] tenía un aspecto impla­ dida asociación entre locura y violencia4, de cable hacia las personas que eran de [lo que consi­ manera que pidió que se le considerara como deraba ella como de] un círculo inferior [...] actuaba "inimputable por haber padecido trastorno con la mayor desconsideración, con orgullo, con om­ mental transitorio al momento de la ocurren­ nipotencia [...] y se presentó que yo quedé en ese cia de los hechos". círculo inferior [...] (Expediente de Pablo, juzgado penal, Bogotá). El apoderado de la familia (parte civil) contra­ dijo, al destacar que Pablo "procedió con Del largo testimonio final y del conjunto de sevicia y se aprovechó de la indefensión en testimonios y entrevistas a los deudos de ella, que se hallaba la víctima", todas estas circuns­ pueden deducirse algunas cosas: Pablo pensó tancias agravantes enunciadas en el código de en el crimen por más de un año. En segundo procedimiento penal colombiano. El juez tam­ lugar, tenía la firme intención de castigar el bién encontró en primera instancia que abandono, el menosprecio y la infidelidad, real o supuesta, de su mujer. En tercer lugar, y pese la circunstancia era de 'sevicia' definida según el a la evidencia, él y sus abogados se encamina­ 3 Las referencias citadas código penal como ‘crueldad excesiva' y resolvió lla­ pertenecen al expediente mar [a Pablo] a responder por juicio criminal, por la ron con éxito relativo a mostrar que el crimen del caso de Pablo que re­ había ocurrido como producto de una repen­ posa en un juzgado penal vía en que interviene el jurado de conciencia [...] de Bogotá. Me abstengo de por el delito de homicidio (Expediente de Pablo, juz­ tina alteración mental de él, producto de una citar el número de expe­ gado penal, Bogotá). intensa emoción. diente para garantizar la confidencialidad que de­ Pero un año después, por solicitud de su de­ En cuanto al crimen como desenlace de con­ sean los familiares de la víc­ tima. fensa, Pablo amplió su indagatoria: "[Por en­ flictos previos, existen abundantes testimonios en los relatos de los familiares de la víctima y 4 Hannah Arendt, en tonces] yo quedé sumergido en un pozo des­ Eichman en Jerusalén. Un amparado sin capacidad para razonar, sin en el propio expediente, sobre las desavenen­ relato sobre la banalidad capacidad de pensar en las consecuencias. cias de la pareja, de la larga preparación del del mal { 1963, 64), discu­ tió con brillantez esta soco­ [Fue] el dolor inmenso [el] que me hizo per­ crimen y del temor de ella sobre lo que pudie­ rrida idea a propósito del der el control [...]". Pablo se extendió en un ra ocurrirle. De otro lado, tanto Pablo como caso Eichman y esbozó su otros familiares, narraron que se sentía menos­ polémica tesis sobre la ba­ relato de cuando era niño y sin quererlo mató nalidad del mal.

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preciado por ella. Él dijo sentirse "ofendido" la acción humana, seccionándola del curso por ella y por las muestras de "prepotencia" de los acontecimientos en que está inscrita. que le daba, pues "ella me pisoteaba y me hun­ Se pretende, así, que la acción es el produc­ día en la desesperación". En alguna indaga­ to de una cierta actividad que acontece en el toria Pablo expresó que cometió el crimen interior de la mente humana, como si la porque "la rabia que no podía expresar con "mente" estuviera aislada del mundo. La palabras se volcó contra esa parte de mí mis­ imagen empleada es aquella de la caja negra mo que era un ser insensible, petulante, des­ en cuyo interior transcurren, aislados de las pectivo [...]". Por eso, su primer pensamien­ relaciones con los otros, procesos "mentales". to, desde un año antes, fue el de "matarme Así lo mostró Norbert Elias en su crítica al yo mismo para borrar los sentimientos de modelo de individuo de Parsons (Elias, 1987; fracaso que tenía". Ella ya había comentado véase también Jimeno,2002 ). Del modelo con varias personas la separación y había ini­ parsoniano se deduce que los procesos men­ ciado procedimientos jurídicos. En varios tales podrían tener explicación psicológica testimonios la negativa a la separación de él divorciada o aún con un menosprecio com­ parece asociada a la subordinación económi­ pleto por la explicación social. Én esta con­ ca de ella por su poca estabilidad en el tra­ cepción de la vida emocional del sujeto, ésta bajo: "Él había asumido una posición muy re­ no se constituye dentro de un proceso social legada desde el punto de vista económico", intersubjetivo. O como lo ha sostenido contó un familiar. Esto nos remite a la idea de Nancy Chodorow (1999), cada persona crea que él quería castigar el menosprecio y la si­ un significado emocional personal, intrapsí- tuación de dependencia frente a ella. Él se quico, y lo hace a través de su experiencia sentía en inferioridad y minusvalorado. Es­ social y dentro de determinadas orientacio­ tos sentimientos, que él expresó tan bien en nes culturales. Dice Chodorow que cada per­ algunas ocasiones, son indisociables de la va­ sona crea versiones individuales de los acon­ loración social del papel del marido en la pa­ tecimientos y les da un significado cultural reja. En el medio en que se movía esta pare­ o lingüístico que recoge del medio cultural ja de profesionales, el papel sobresaliente de del cual dispone. Pero, además, cada perso­ ella contrastaba con la falta de éxito laboral na experimenta el sentido emocionalmente y social de él. El sentimiento de minusvalía y también a través de la fantasía. De esta y rabia que menciona en su testimonio, por manera, la propuesta de Chodorow permite lo que llamó la prepotencia de ella, es, pues, integrar subjetividad, emoción y vida social, inseparable de la valoración del éxito mas­ pues la experiencia social es la que confor­ culino en su medio social. Todo indica que ma la subjetividad. él "castigó" el quiebre de algunas reglas cul­ turales básicas del ordenamiento de pareja: La idea de que el sujeto actúa y siente por ella no fue pasiva, fue exitosa; actuó como la procesos que ocurren de forma aislada en su proveedora de la familia y se dio excesivas mente, la podemos llamar siguiendo a libertades de movimiento y relación. Consi­ Duarte (1986), la psicologización de la mente dero que dada la relación íntima que existe y le debe mucho a la poderosa imagen de entre creencias, motivaciones, percepciones Sigmund Freud según la cual las prohibicio­ y afectos, este quiebre de reglas de la cultu­ nes de la cultura se "internalizan" y operan ra de pareja se transformó en sentimientos en el interior de la persona como una "guar­ personales de rabia que se resolvieron por nición militar" en una "ciudad conquistada" medio de la violencia en el caso en cuestión. (El malestar en la cultura [1930], 1988:64). El que exista la guarnición que vigila y se impone Pese a todo, la fuerza argumentativa de la mediante la culpa y el temor al castigo, no defensa fue la que definió finalmente la san­ quiere decir que las fuerzas instintivas, con­ ción impuesta. Ésta se encaminó a mostrar cebidas como si fuesen preculturales y prís­ que la insoportable idea de la separación lle­ tinas, hayan dejado de existir. Así, los instin­ vó a Pablo a la "pérdida de la cabeza". Éste tos permanecerían agazapados, a la es un rasgo central de nuestra configuración expectativa de burlar la vigilancia de la guar­ emotiva y es el elemento activo de la idea de nición de la cultura y prestos a tomar por que la violencia se produce por un acto de asalto a la persona, para dar rienda suelta a locura. Lo importante es la tendencia de los destructivos o a los eróticos. Amor y nuestra configuración emotiva a psicologizar muerte son así concebidos como poderes

1 1 6 FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA E, ¿ $r i* $?'W£* -ii ■ :■. m & e M inmunes a la cultura, autónomos, prove­ P or exceso de amor nientes de las entrañas del instinto, que se alojan en la mente individual para existir en “El corazón tiene razones que la razón no comprende" lucha contra las fuerzas de orden Pascal, empleado como refrán popular sociocultural, que vienen de "fuera" a pre­ tender subordinarlos. Es tal la fuerza de esta "¿Por qué cree Ud. que la mató?", le pregunté figura retórica y de los estereotipos que de a la madre de la esposa de Pablo. Me respon­ allí se derivan, que el sólo proponerla como dió: "Él dijo que no la podía perder [...]. tenía una construcción histórica moderna sobre que vivir con ella como fuera...". Pero, una her­ la noción del sujeto y las emociones parece mana de la joven reaccionó con inocultable inútil. Pero creo que éste es el núcleo de la enojo a la versión de la madre, según la cual configuración emotiva que sostiene la for­ Pablo, pese a que ya no la amaba, "no la quería ma como se trata el crimen pasional en nues­ dejar en paz". "Eso no es así", afirmó, "él siem­ tras sociedades latinoamericanas, herederas pre dijo que ella era lo mejor [...] él la quiso de un cruce entre el Occidente moderno y muchísimo, bueno, hay amores que matan, la noción mediterránea del honor. pero él realmente la quiso muchísimo". Este Creo que esta doble herencia cultural se hace argumento tomó toda su fuerza retórica en la bien evidente en las modificaciones que se defensa de Pablo en la segunda instancia judi­ dieron en la legislación penal latinoameri­ cial. El punto nodal fue probar que él padeció cana desde finales del siglo XIX y a lo largo dé "celotipia", de celos enfermizos por el amor tan grande que sentía por ella. Porque se sen­ del siglo pasado (veáse Jimeno,2001 ). En la legislación penal colombiana y brasileña tía unido a ella "como la carne a la piel", en ocurrió una reconceptualización de la no­ palabras de su defensora: ción de honra a lo largo del siglo XX, hasta Hay que meterse en la camisa del procesado porque llegar a entenderla como un sentimiento, de­ mató lo que más amaba [...]. Ese día desgraciado jando atrás la idea hispánica de la honra no pudo soportar el dolor que le causaba ver escapar como bien del grupo social representado por lo que más amaba como agua entre los dedos. [En­ el varón. El honor pasó al capítulo del deli­ tonces] yo me dije que debía estudiar sobre la perso­ to emocional en los tratados penales, pues nalidad, acudí a los libros de psicología. Al leer sobre ahora se lo redefine como un sentimiento in­ la personalidad entendí por qué unos somos más emotivos que los otros [...] (Expediente de Pablo, dividual. La historiadora brasileña Elizabeth juzgado penal, Bogotá). Cancelli (en prensa) ha mostrado los cam­ bios en la concepción penal que ocurrieron La abogada de Pablo leyó a continuación apar­ en Brasil entre finales del siglo XIX y comien­ tes de un libro no precisado según el cual zos del XX. Justamente emplea casos de cri­ El homicidio pasional se diferencia de aquel donde men pasional para mostrar la discusión en­ se mata para obtener un provecho [...]. El móvil tre la escuela positivista del derecho y sus que encontramos en este horripilante acto es el amor, antecesores clásicos. En la discusión jurídi­ por amor, por exceso de amor se comete delito y ca se traslucen los cambios que ocurrían en por eso hay que mirarlo con el alma (i b i d resalta­ la sociedad en su conjunto, en especial el do mío). proceso de modernización, de urbanización e incorporación de nuevos sectores sociales Por eso, concluye la defensora, "la ley debe tales como los obreros y las capas medias ser benigna ante las cabezas acaloradas y los profesionales. Este proceso paulatino fue corazones hirvientes". ¿De dónde proviene también un cambio en los modelos cultura­ ese encendido circunloquio? ¿Es quizás una les, donde tuvo lugar la convergencia de tra­ típica producción del "fuego de amor latino­ diciones distintas alrededor de la concepción americano"? de persona, en particular, las tradiciones so­ La defensa del caso de Pablo ocurrió en Bogo­ bre el honor junto con la psicologización de tá, a comienzos de los años noventa del siglo las emociones individuales. De esto es una XX. Más de seis decenios antes, Enrico Ferri expresión elocuente el tratamiento del cri­ (1856-1929), el conocido padre de la escuela del men pasional como crimen emocional. positivismo jurídico europeo, defendió a Car­ Pero falta urdimbre en el tejido de la confi­ los Cienfuegos, "matador de la condesa guración emotiva, detengámonos en los me­ Hamilton", su amante. Amor y muerte se titu­ canismos discursivos sobre el amor en el cri­ la el parte sobre su extensa defensa. Ferri co­ men pasional. menzó por recordar: "Y yo nunca he invoca­

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do, ni en la cátedra ni en mi carrera judicial, el Según Ferri, aún así cabe la pregunta ¿por qué derecho de matar para el marido que da muer­ no eximir de responsabilidad a todos los crí­ te a la mujer adúltera, sorprendidain flagranti; menes de pasión como los cometidos por ven­ y tanto menos lo invoco para el amante que ganza? Él mismo respondió clasificando los crí­ con la amante se ha asomado al borde tene­ menes de pasión entre sociales y antisociales. broso de la eternidad de la tumba" (Ferri, 2000 Se sustentó en el maestro de la escuela clásica [1925]: 2). No hay derecho de matar, decía Ferri, de derecho Francesco Carrara (1805-1888), pero se preguntó ¿cuál es la responsabilidad quien examinó si "las pasiones son ciegas o ra­ moral y legal del autor "de este hecho trágico zonadoras", para concluir que "algunas dan ocurrido en la tarde del 6 de marzo de 1915 en tiempo de razonar y no suprimen la responsa­ la Pensión Dienesen"5. Se respondió Ferri: "No bilidad, mientras otras enceguecen la luz de la es homicidio por venganza y mucho menos es razón, quitan la responsabilidad"(ibid: 6). Así, homicidio por avaricia o por brutal perversi­ dice Ferri, la venganza no puede absolverse dad. Es un acto sanguinolento del amor, por­ porque es una pasión antisocial, mientras que amor y muerte, como lo decía Giacomo ¿Por qué Otelo no es vejado con la antipatía y el Leopardi6, 'juntamente los engendró la suer­ desprecio a pesar del homicidio? Porque el amor y el te'. Amor y muerte nacieron hermanos, y más honor son pasiones nobles, humanas, generosas, y que amor y muerte, nacieron hermanos amor sólo por aberraciones momentáneas de la criatura y delito" (iibid.: 3). humana llegan a degenerar en delito o en suicidio, Ferri arguye que "el delito es una aberración [o en uno y en el otro conjuntamente (ibid.). "Cien- de la voluntad humana que llega hasta ofen­ fuegos dio muerte por amor; por aberración de amor, si se quiere. Pero la aberración no quita la esencia der el derecho ajeno sin justa causa", y que humana de la pasión impelente, ya que, por otra entre las razones para hacerlo está "el torbe­ parte, ni el amor ni el honor, como son emociones llino de la pasión". A continuación, Ferri re­ tan útiles y necesarias para la vida de la especie hu­ mite a la literatura cuyas descripciones de los mana, no pueden jamás arrastrar al delito o al suici­ sentimientos humanos y cuyo conocimiento dio sino por una transitoria aberración suya, que, de "los repliegues magníficos de la persona­ como profunda e incontenible erupción volcánica, lidad del hombre" nos dicen que "nada hay hace desbordar el torrente de lava incandescente y más próximo al amor que el odio". Cita a va­ sanguinolenta [...]. ‘El amor los condujo a una mis­ rios poetas latinos y también a Alfredo de ma muerte’, dice nuestro gran poeta” [Dante en la Musset, Giuseppe Giusti y a Shakespeare en Divina Comedia, nota del traductor]. apoyo de su argumento de que: "El amor es De lo anterior concluye Ferri que "por eso no vendado y ciego [y es] la más humana entre se le puede aplicar el Código a Paolo y las pasiones, pero la más terrible"(ibid.: 4 ). Francesca, pues son dramas humanos, son des­ Habla entonces del "frenesí" para exponer venturas que arrastran al borde de la tumba o su idea central: la "enfermedad de la men­ al sepulcro eterno y que se deben medir con el te". Merced a ella demanda la absolución sentimiento humano" (ibid.: 7). para Carlos Cienfuegos, "estudiante de in­ geniería", pues "el delito provocado por el En los expedientes de crímenes pasionales de amor contrariado es el delito pasional por ex­ Colombia y Brasil se encuentran alegatos muy celencia" (ibid.: 5 ). similares a los de Ferri y muy seguramente ins­

5 Pensión en Berlin. 6 Giacomo Leopardi, Can­ to XXVII, Amore e morte, ed. cit. Nota del traductor del texto de Ferri.

1 1 8 FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA pirados en él directamente, como lo vimos en el came la vida" es el título de un popular bolero, caso de Pablo (como un buen ejemplo de lo an­ "arráncame la vida en el último beso de amor terior véase Luna, 1999). Pero me interesa des­ [...]" y es también el título de la novela de la tacar que aquí hay algo más que una retórica mexicana Ángeles Mastretta (1997) en la que eficaz para defender a un cliente. Ésta es eficaz narra el asesinato del amante de la mujer de porque apunta a una vena que late en quienes un político. "Me matarás", es el título de otro escuchan la defensa y se irriga por la sociedad bolero. "Amar es llevar herido con un dardo entera. Es el sentimentalismo que poetiza los celeste el corazón", proclama aún otro bolero, excesos del amor: "La ley debe ser benigna ante y el caribe vallenato canta a "los celos, esos ce­ las cabezas acaloradas y los corazones hirvien- los que me matan, que me hieren, que me obli­ tes", dijo la defensa de Pablo cuando pidió la gan a pensar que sin tu amor me voy a enlo­ inimputabilidad para su cliente. quecer". Más explícita es la ranchera "La cárcel de Sing Sing" pues pregona "tuve que Este sentimentalismo del amor no es de nin­ matar a un ser que quise amar y que aún es­ guna manera un rasgo peculiar latinoameri­ tando muerta yo la quiero, al verla con su cano como es evidente en las citas literarias amante a los dos los maté". Pero Joaquín Sa­ europeas de Ferri. Pero Ferri era un hombre bina, en rock, canta que los "crímenes que va­ particularmente elocuente. Su retórica del sen­ len la pena son los pasionales". Al entrelaza­ timiento sirvió de modelo a numerosos do sentimental entre amor y muerte lo exaltan penalistas latinoamericanos ante circunstan­ también el cine y la crónica roja, con sus titu­ cias similares. Lo fue muy especialmente para lares tremendistas y sugestivos. Jorge Eliécer Gaitán, el abogado y político co­ lombiano asesinado el 9 de abril de 1948, que El sentimentalismo del amor, pues, no es pa­ fue inicialmente conocido por su fogosa expre­ trimonio de la latinidad, pese a su exaltación sividad en los tribunales. Aún se pueden es­ cultural latinoamericana, sino que guarda una cuchar sus ecos en defensas recientes como la relación estrecha con la concepción de la per­ de Pablo. Esto sin duda revela la fuerte ins­ sona adulta moderna, aquélla que busca una cripción de este tipo de crimen en un campo pareja por amor y la conserva para sí, como cultural marcado por la idea que Ferri expone bien lo muestra el que Otelo sea una corriente bien; el crimen pasional es un crimen del sen­ encarnación del que mata por amor. Pero aquí timiento y es con el sentimiento que hay que existe una diferencia de género. Mientras se mirarlo. Con el sentimentalismo que caracte­ juzga como algo común que una mujer sea riza las ideas sobre el amor en nuestras socie­ abandonada o traicionada, el hombre aban­ dades que han recibido las ideas modernas donado sufre una grave ofensa a su mascu- sobre el sujeto y el amor. linidad: "Me sentí ofendido", repitió Pablo. Sufre un deshonor. Es cierto que cambios su­ El amplio empleo de la retórica al que recurre cesivos acaecidos en la legislación penal bra­ Ferri, sus imágenes y la manera como alude a sileña y colombiana dejaron atrás la vigencia la literatura, nos transmite la idea de que esta­ de la norma que daba lugar a que un hombre mos frente a la condición humana universal. matara por celos a su mujer con impunidad Se supone que a ella le cantan los poetas pues (véase Jimeno, 2001). Pero el sentimentalismo tiene un lado intrínsecamente misterioso e del amor continúa envolviendo en velos ro­ inescrutable, sólo abordable desde la sensibi­ sados el crimen pasional hasta convertir un lidad poética, como bien lo afirma el propio apuñalamiento en "unos cuantos piquetitos". Ferri. Pero el efecto de sentido va más allá. Apunta a la idea de que el acto mismo por el CONEXIONISMO Y MENTE cual el amor se transforma en crimen tiene algo de poético, de lírico. Así como poetas como Hasta ahora he puesto de presente la tenden­ Baudelaire o Leopardi cantanLa morí des cia de nuestra configuración emotiva a amants -poema de Baudelaire-, el propio acto psicologizar la acción humana seccionándola de matar al otro se concibe como uno de amor del curso de los acontecimientos en que está llevado hasta el extremo. Ya De Musset, tan inscrita. Se pretende, así, que la acción es el pro­ citado por Ferri, decía, "ni contigo puedo vi­ ducto de una cierta actividad que acontece en vir ni sin ti" (¡ibid .: 3). El estro poético se extien­ el interior de la mente humana, como si la de a la poesía popular, a las canciones popula­ "mente" estuviera aislada del mundo. La ima­ res, al bolero y la ranchera, por ejemplo, tan gen empleada es aquella de la caja negra en difundidos en la América hispánica. "Arrán­ cuyo interior transcurren, aislados de las rela-

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dones con otros, procesos "mentales". Para nor masculino y el papel de la mujer "honra­ discutir este punto es interesante la propuesta da". Esto significa que es preciso entender el de la vertiente de la antropología cognitiva que crimen pasional menos sustentado en la ope­ a veces se ha denominado 'conexionista', pues ración de la mente humana y más en una for­ apunta a resaltar que la comprensión de las re­ ma cultural y contingente de concebirla. presentaciones y de los hechos sociales requie­ Justamente Leslie Brothers, en su trabajo so­ re de entender la forma como los individuos bre el estado de la investigación sobre las emo­ los internalizan y recrean (Strauss y Quinn,1994 ciones y el cerebro humano, muestra que las y 1997). ideas populares sobre las emociones adquirie­ Este tema ya es tradicional de la antropología ron su actual significado sólo a finales del si­ cognitiva (D' Andrade, 1995). Pero lo interesante glo XIX (Brothers 1999, con base en Candland, es que esta vertiente avanza sobre un modelo 1977. En: Wilson y Keil (eds.), 1999). El sentido de comprensión de la mente que incluye la popular actual de las emociones hace referen­ emoción, la motivación y, también, las fuerzas cia a un tipo de experiencia subjetiva, al "sen­ sociales que modelan y son modeladas por las timiento", y por otro lado, también, a la expre­ personas (Strauss y Quinn, 1994 y 1997). Con ello sión del sentimiento, a su manifestación intentan recuperar al mismo tiempo la plasti­ pública (ibid.). En el surgimiento de ese senti­ cidad y la persistencia de lo que llamamos cul­ do popular influyó la concepción de William tura, pues enfatizan que el aprendizaje es como James (1884)7quien propuso lo que a su juicio una red de unidades que se conectan unas con eran las bases somáticas del sentimiento. El fi­ otras hasta conformar agrupaciones comple­ lósofo Richard Wolheim (1999) dice que James jas de sentimientos asociados a las represen­ tuvo en común con Freud el haber equipara­ taciones y a las experiencias en que se forja­ do las emociones con estados mentales que ron. Los llaman esquemas culturales, una suponen las dicotomías racionalvs. irracional, variación del concepto de habitus empleado objetivo vs. subjetivo, activo vs. pasivo. Otro por Bourdieu (ibid .). Las nuevas reacciones aspecto perdurable en el sentido común es la subjetivas (reflexión, autocrítica) o externas (ac­ afirmación de Freud de que los desórdenes ciones del grupo social), los nuevos contextos emocionales se originan en experiencias de o experiencias transforman los esquemas y ha­ trauma o conflicto que minan la racionalidad cen posible la improvisación. (Oatley, op. cit.). Para Oatley, la obra de James, Darwin y Freud puso de manifiesto el males­ Esta orientación me permite plantear que la tar cultural respecto de las emociones y con­ configuración emotiva sobre la cual se susten­ tribuyó a la creencia de que había algo errado ta el crimen pasional es un esquema cultural con ellas. O bien, no tenían función en la vida relativamente compartido por el grupo social adulta o eran activamente disfuncionales. y anclado en la concepción moderna del suje­ to que cobija América Latina. No obstante, la Desde el punto de vista de la investigación, sólo concepción bipolar del sujeto se encuentra aquí hasta los años 1950 algunos movimientos que con ideologías de larga duración sobre el ho­ tenían el énfasis cognitivo replantearon su va-

7 Principles o f Psychology, 1884.

1 2 0 FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA lor funcional y su contribución a la racionali­ la vida mental y proporcionan la base heurís­ dad, en vez de considerarlas primariamente tica que relaciona el flujo de los eventos dia­ irracionales. Pero dada la aceptación gene­ rios con las metas individuales y con las pre­ ral de la distinción entre emoción y cogni­ ocupaciones sociales (Oatley,op. cit.; Brothers, ción, durante casi todo el siglo XX la emo­ op. cit.). ción recibió poca atención de parte de la Algunas de los hallazgos anteriores fueron el neurología como no fuera sobre los mecanis­ punto de partida para las investigaciones de mos cerebrales de la agresión. Sólo a fines de Eric Kandel, Thomas Jessel y James Schwartz los años sesenta distintos estudios llamaron (1997). Para ellos la conducta emerge gradual­ la atención sobre las bases biológicas de la mente como resultado de los factores medio emoción, así como sobre la comprensión de ambientales que actúan sobre los circuitos ella como una entidad neurobiológica. Consi­ nerviosos en desarrollo y cuya influencia co­ dero del mayor interés el que las neurociencias mienza desde el útero (op. cit.: 593-617). La en el presente brinden apoyo para la propues­ emoción es controlada por circuitos nervio­ ta de la unidad compleja interior/exterior, so­ sos encefálicos, pero dado que experimen­ cial/individual, emoción/cognición e intenten, tamos las emociones conscientemente, exis­ cada vez más, sobrepasar un reduccionismo ten simultáneamente elementos cognitivos biológico (Niehoff, op. cit.). de las emociones que se localizan también Dentro de la perspectiva cognitiva diferentes eñ circuitos nerviosos encefálicos. Las inves­ investigadores han propuesto que las emocio­ tigaciones de Kandel han subrayado que la nes son eminentemente relaciónales, por teoría de la emoción según la cual ésta es pro­ cuanto vinculan los sujetos con los eventos ducto de cambios fisiológicos, tal como ha del mundo (Oatley, 1999:274). Estos nuevos én­ sido considerada desde William James, des­ fasis cognitivistas resaltan las funciones conoce que en las emociones hay algo más intracognitivas e interpersonales de las emo­ que información fisiológica y son eminente­ ciones (Arnold, en Oatley, op. cit.). Charles mente relaciónales. Incluso este investigador Darwin (1872)8 se había interesado en la evolu­ demostró experimentalmente la mediación ción de la expresión emocional en varias es­ cognitiva que existe en la manera como los pecies y subrayó que los sentimientos y las ac­ sujetos experimentan estados emocionales ciones que los acompañan son parte esencial (Kandel et al.: 652-654). Así, se puede afirmar de la relación del organismo con su ambiente. que en la conducta no sólo entran en juego Es decir, que las emociones son medios con los los aspectos cognitivos, tales como las per­ cuales cuenta el animal o la persona para apre­ cepciones y las creencias, sino que la conduc­ hender el significado de los estímulos y para ta también refleja lo que una persona desea preparar el cuerpo para una respuesta adecua­ o necesita. Las emociones incrementan la da (Brothers, 1999). Siguiendo esta línea de ra­ alerta general de la persona y tienen una zonamiento, Keith Oatley definió la emoción función organizadora de las secuencias de como un estado o proceso psicológico enca­ conducta. minado hacia el manejo de metas. El corazón Según Kandel et a l, los estudios demuestran de la emoción consiste en alistar a la persona que la distinción entre determinantes bioló­ para actuar en cierta forma, en cierta clase de gicos y sociales está desfasada, puesto que interacción, sea de cooperación o de conflicto todos los procesos mentales son biológicos (Oatley, 1999: 273). y cualquier alteración de los mismos es or­ Para nuestra discusión sobre el crimen pasio­ gánica. En segundo lugar, porque los proce­ nal es pertinente la conclusión de las sos sociales, las intervenciones sociales (Ej. neurociencias contemporáneas en el sentido una psicoterapia) tienen efectos orgánicos, de que no es posible distinguir entre los esta­ específicamente por su acción sobre las co­ dos somáticos que son emocionales de los que nexiones entre las células nerviosas (ibid .: no lo son. También que las emociones no pue­ 741). El aprendizaje, tanto como las hormo­ den definirse tan sólo como estados somáticos nas o el estrés, modifican la expresión orgá­ y, adicionalmente, que los cambios somáticos nica (génica). Esto significa que, efectiva­ no son lo suficientemente específicos para al­ mente, lo externo puede alterar lo interno; bergar la variedad de las experiencias emocio­ por ejemplo, en el tratamiento de las enfer­ medades caracteriales la psicoterapia puede 8 Charles Darwin, The nales. También es de interés el creciente con­ Expression of the Emotions senso respecto a que las emociones manejan producir cambios estructurales en el cerebro. in Man and Animáis ,18 72.

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Las conclusiones más recientes de estos inves­ el modelado cultural de las llamadas emocio­ tigadores destacan la plasticidad del cerebro y nes, sino también la imbricación entre los dis­ apuntan a una comprensión unificada de la positivos discursivos y las relaciones de jerar­ conducta. Destacan que todas las conductas, quía y fuerza simbólica y real entre los géneros. aún las más estereotipadas, incluyendo las En el seno de esta configuración está instalada emociones, se modelan en la interacción con la ambigüedad entre la prohibición social y el entorno. Por tanto, la conducta no se he­ normativa sobre el uso de la violencia y su dis­ reda ni los genes codifican comportamien­ culpa cuando ésta es fruto de una intensa emo­ tos aislados, sino que lo que se determina ción varonil. En especial, se desestiman los én­ genéticamente es el rango de conductas po­ fasis y los aprendizajes del ambiente cultural tenciales. Los comportamientos concretos se en relación con la exaltación del uso de la fuer­ modelan en las interacciones con el medio am­ za como señal de masculinidad, sobre las dife­ biente (ibid.: 619). En resumen, lo que conside­ rencias de género en la concepción del honor ro más interesante para las ciencias sociales es personal y sobre las jerarquías entre hombres una línea de pensamiento multidisciplinaria y mujeres en la relación amorosa. que deje atrás la idea de que las emociones son Los principales mecanismos discursivos de simples propensiones naturales. Creo que nuestra configuración emotiva sobre el crimen apuntamos hoy día a entender las emociones pasional son la consideración de quela violen­ como actos comunicativos, relaciónales, inscri­ cia estalla, lo que enmascara la historia de la tos en contextos socioculturales específicos. En relación amorosa hasta el desenlace violento nuestro caso particular, este enfoque le quita del conflicto. El segundo, es la interpretación el piso a la idea de que el crimen pasional acon­ del acto violento como un acto de locura debido al tece en medio de un arrebato emocional ins­ impulso pasional, lo que obedece a una tintivo en el que no participan los modelos so­ psicologización de la acción; el tercero, es el ciales aprendidos. Es más bien la cultura la que sentimentalismo del amor que ve el crimen como moldea la emoción rodeándola de una aureo­ un exceso poético del amor. El sentimentalis­ la que romantiza el crimen y justifica al crimi­ mo del amor en nuestras sociedades es alimen­ nal. Propongo que esto acontece en el marco tado por la literatura y una copiosa produc­ de un esquema cultural, de una verdadera con­ ción de imágenes "rosa" sobre la relación figuración emotiva de carácter sociocultural. amorosa heterosexual. Ese mismo sentimen­ Parece propicio el momento para avanzar ha­ talismo impregna el tratamiento público y ju­ cia una antropología de las emociones que rídico de los crímenes pasionales. tome en cuenta la creación histórica de confi­ guraciones sociales de naturaleza tanto emo­ La consecuencia más importante de la confi­ cional como racional. guración emotiva del crimen pasional es la consideración de que el criminal no represen­ T anta cabeza como corazón . ta un peligro social y que por lo tanto se lo debe tratar de manera benigna. Como se cree C onclusiones que el criminal actúa "fuera de sí", la pérdida En el crimen pasional la violencia de la acción de la conciencia implicaría una confusión so­ tiene su contraparte en la trivialización del cri­ bre la intención de su acto, lo que refuerza la men y los dos conforman nuestra configura­ idea de mitigar su culpabilidad. Por esta ra­ ción emotiva. Es decir, la manera como com­ zón, las penas son bajas -alrededor de tres prendemos y tratamos el crimen pasional hace años de prisión para los homicidas- e inclu­ parte de un esquema cultural que obra como so, y pese a los cambios en la legislación pe­ una red de conexiones sistémicas que pone en nal colombiana y brasileña, resultan intentos estrecha relación ciertos pensamientos con de­ exitosos de inimputabilidad. terminados sentimientos. En su conjunto, el tratamiento que se le da a En esta configuración queda oculto el entra­ este crimen pone en evidencia una concepción mado cultural del crimen pasional que pasa del sujeto según la cual existiría un ser huma­ por ser algo natural, casi tan simple como can­ no universal. Éste sería una entidad psicológi­ tar y coser. Ello ocurre mediante ciertos dispo­ ca diferenciada de la corporal y con vida pro­ sitivos prácticos y discursivos cuyo eje es la di­ pia, independiente de su medio social. La vida sociación entre emoción y razón en la mente emocional de ese sujeto estaría regida por humana, cuyo cometido es enmascarar, no sólo principios instintivos e irracionales, previos

1 2 2 FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA e inmunes al ambiente cultural; el orden cul­ gencia con los estudios de neuropsicología y tural actuaría como un agente de imposición neuropsiquiatría. Uno de los más sobresalien­ de fuera hacia dentro, siempre amenazado tes puntos de convergencia consiste en ver las de burla por los principios impulsivos de emociones como aspectos de la cognición y no placer y muerte. La separación entre mente como sus opuestos. Los estados afectivos y los y cuerpo, pese a que tiene una historia cul­ estados de conciencia, no sólo se entrelazan, tural que puede ser trazada desde sus sino que ambos conforman la motivación con ancestros cristianos y sectarios hasta su con­ la cual orientan las personas su actuación solidación decimonónica (Gauss,1985; Jimeno, (Kandel, Jessel y Schawartz,1997; Schachter, 2000 y 2001), aparecería más bien como algo 1965, en Kandel et al., op. cit.). Existe, pues, una incuestionable. En Latinoamérica, el proce­ mediación cognitiva (percepciones y creencias) so de modernización que se dio en los dece­ en los estados emocionales y, a la inversa, en nios iniciales del siglo pasado, aconteció la conducta no sólo inciden las percepciones y como una convergencia entre tradiciones creencias, sino también los deseos y las necesi­ distintas sobre la concepción de la persona. dades. Ya es posible avanzar dejando atrás la Algunas de antiguo origen mediterráneo o concepción según la cual los determinantes ibérico, otras más recientes, y, juntas, dieron biológicos y sociales de la conducta actúan en lugar a la psicologización de la acción, al niveles separados de la mente. honor como sentimiento, y a darle un lugar Las representaciones de la realidad tienen aso­ peculiar a las emociones del individuo. ciaciones de afecto y desafecto que aprende­ En contraste con esta concepción, es posible mos en nuestra experiencia como individuos trabajar en una comprensión integral en la cual en una posición particular en la sociedad (hom­ cogniciones y emociones sean entendidas bres/mujeres, pobres/ricos, etc.). Las emocio­ como construcciones específicas de la historia nes hacen parte de la estructura de la socie­ cultural de los grupos sociales. Esto permite dad y de sus tensiones de clase, género, etnia comprender la acción violenta como inserta y como tales se emplean para consagrar, legiti­ en las interacciones sociales y en el reperto­ mar o excluir personas y categorías sociales. La rio de habitus sobre la resolución de conflic­ violencia como acción intencional que causa tos del grupo social. Los estudios de las cien­ daño a otro no puede entenderse como el pro­ cias sociales que buscan comprender la vida ducto exclusivo de estados de alteración emo­ emocional como el resultado del ambiente cional, sino que en su empleo inciden, sociocultural y del conjunto de relaciones que inseparablemente, creencias, percepciones y forman la experiencia de cada individuo, valores de origen histórico-cultural. pueden ahora encontrar puntos de conver-

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