La Montesa Cota Cumple 50 Años
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Honda Motor Europe España Motorcycle Division 08 octubre 2018 La Montesa Cota cumple 50 años 1.- INICIOS MONTESA (1945-1967) Montesa es la fábrica activa decana del mundo del motor (automóviles y motocicletas) en España. El origen de la marca Montesa toma su nombre de la orden de caballería fundada por el rey Jaime II de Aragón (Orden de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama), asociando los nuevos ‘jinetes’ motorizados a los por aquel entonces jinetes medievales. El primer escudo Montesa adopta la forma de un “sello de lacre” mostrando una “M” medieval, y en su parte inferior aparecen las iniciales B y P, de Francisco (Bultó) y Pedro (Permanyer). Su fundador fue Pedro Permanyer Puigjaner, que inició su carrera profesional creando, tras la Guerra Civil española, Construcciones Mecánicas, una empresa dedicada a la instalación de gasógenos para vehículos de cuatro ruedas (un combustible que se obtenía tras la quema de cáscaras de almendra). Vitales fueron sus conocimientos sobre combustibles vegetales mediante el negocio de carbones de su abuelo. En 1944, la creciente competencia en el negocio y la perspectiva de que cesaran las restricciones de suministro de gasolina, llevan a Permanyer a explorar nuevas alternativas industriales en un momento en el que las secuelas de la Guerra Civil aún estaban presentes, al mismo tiempo que el país empezaba a dinamizarse y a mostrar una creciente necesidad en medios de transporte de corte económico. Así es como decide, al principio, fabricar motores auxiliares para bicicletas. Eran los duros años de posguerra en España. Los combustibles escaseaban y había restricciones, pero Permanyer supo ver que en 1944, ya con la II Guerra Mundial a punto de finalizar, la normalización en el acceso a los carburantes estaba cerca, y comienza a valorar la posibilidad de reorientar su negocio de gasógeno hacia la producción de motores de 2 tiempos para motocicletas. El panorama era alentador, ya que había una gran demanda de este tipo de vehículos en todo el país y la industria motociclista española en esos años era casi inexistente. Su colaborador y amigo Josep Antoni Soler i Urgell “Jasu”, con el que había pasado la Guerra Civil arreglando vehículos para el ejército del aire, le presentó a su cuñado Francisco X. Bultó, un apasionado motorista que tenía su propia empresa en la localidad de Vilanova i la Geltrú, dedicada a la fabricación de segmentos y camisas de cilindro para la automoción. La alianza entre ambos propicia que en junio de 1944 decidan poner en marcha la producción de motocicletas ligeras en los talleres que Permanyer tenía en la calle Córcega 408 de Barcelona. Ambos se distribuyeron las tareas: Permanyer se encargaría de la obtención de materias primas y accesorios, algo nada fácil en aquellos tiempos. Y Bultó se encargaría de preparar los primeros diseños. Pero España vive aislada de Europa y padece una evidente escasez de materiales y de industria auxiliar. Ante estas dificultades, abandonan la idea de partir de cero y toman la decisión de simplificar el proceso de fabricación copiando un modelo ya existente, la Motobecane B1V2 que el propio Francisco X. Bultó le había regalado a su sobrino Juan Soler Bultó, y de la que aprovecharon todo excepto la horquilla, los guardabarros, los silenciosos de escape y poco más. De esta forma nació la XX, ya que aún no se tenía decidido el nombre de la marca, un primer prototipo que dio paso a la A-45 - con un motor de 98 cc de fabricación propia y con cambio manual de 3 velocidades-, ya bajo el nombre de Montesa, el primer modelo en incorporar la marca. Con la A-45, Montesa iniciaba en 1945 su periplo industrial como fabricante en serie de motocicletas junto a una débil industria nacional representada por Soriano y un reducido número de marcas artesanales, como Gimson, Valsolet, o JV. El país inicia un proceso de recuperación gracias a la inyección económica recibida de EE.UU. En una época en la que el automóvil era sinónimo de lujo para unos pocos, la década de 1950 es el escenario de la proliferación de numerosas industrias del sector de la motocicleta. Sin embargo, los medios son aún muy precarios. La baja calidad de los materiales y una tecnología muy básica conducen a la rápida desaparición de muchas marcas emergentes, frente a la consolidación de las que acabarían formando el grueso de la industria nacional, como Montesa, Vespa, Rieju, Derbi, Ossa, Sanglas o Moto Guzzi. En 1950, el éxito comercial de la A-45 y la B-46 obliga a Montesa a trasladarse a la nueva fábrica de la calle Pamplona. Durante estos años, Montesa obtiene destacables éxitos comerciales gracias a las diferentes versiones del modelo Brío. A su vez, inicia una frenética actividad promocional participando en numerosas competiciones y, gracias a su proyección internacional, se convierte en la primera marca española que participa en un salón europeo, el Salón Internacional de Ginebra de 1953. Sin embargo, la implantación en 1958 del Plan de Estabilización Nacional promovido por el gobierno obliga a una restructuración empresarial que requiere minimizar los gastos, lo que provoca desavenencias entre Pere Permanyer, focalizado en los procesos industriales y a favor de limitar los gastos estructurales, y F. X. Bultó, convencido de la necesidad de proyectar la marca en competición. La ruptura fue inevitable y F. X. Bultó decide abandonar Montesa. Pocos meses más tarde, en marzo de 1959, F. X. Bultó presentaba el primer modelo de la recién creada Bultaco, marca con la que Montesa protagonizaría una intensa rivalidad comercial y deportiva. Pese a las dificultades del momento, Pere Permanyer reconduce la situación delegando el departamento técnico a Leopoldo Milà, futuro artífice de modelos tan populares como la Impala. Desde entonces, y hasta nuestros días, la actividad industrial y deportiva de Montesa no ha cesado, abarcando la producción de modelos de carretera, como la famosa Impala, y off road, como las Cota, Cappra y Enduro, de reconocido prestigio nacional e internacional. 2- LOS INICIOS EN EL TRIAL (TRIAL 250)- 1967 El país está inmerso en una etapa de marcado crecimiento económico e industrial. A finales de los sesenta se inicia el boom del turismo y se liberalizan las entradas de capital extranjero. El sector de la automoción también está en auge. Renault y Citroën inician la producción en España y el Seat 600 se convierte en el vehículo más popular de la época. Para Montesa es una etapa de grandes éxitos, encabezados por la popular Impala y sus modelos derivados, que requieren una nueva expansión industrial con la puesta en marcha que tuvo en 1962 de una nueva fábrica en Esplugues del Llobregat, Barcelona. Su mayor capacidad de producción permite a Montesa expandir su gama de producto con la fabricación de ciclomotores a la vez que expandir nuevos mercados, como el de EE. UU., donde diversos modelos Montesa llegan a gozar de gran popularidad. Y a finales de esa década y como reflejo de ese impulso tomado por Montesa llega el nacimiento de la primera moto de trial, que aportó no solo más volumen de negocio, sino también mucho prestigio e imagen de calidad y de marca. Aquella apuesta por el trial define el acontecimiento histórico que a día de hoy Montesa celebra con su implicación ininterrumpida de medio siglo de producción de motos de trial. En los años 60 el trial era una especialidad muy popular, especialmente en Gran Bretaña, donde la temporada de competiciones empezaba a principios de otoño, al terminar las carreras de velocidad y motocross, y era una buena ocasión para que los grandes pilotos se mantuvieran activos de forma competitiva y divertida. Montesa no fue ajena a esta tendencia y a finales de la década, partiendo de la base del exitoso motor de la Impala, inicia su incursión en las motos de campo con una moto de trial. Se presentó en abril de 1967 en la exposición del Sector de la Motocicleta de Barcelona bajo el nombre de Trial 250, pero solo se fabricaron 44 unidades. La presentación en competición de este modelo se hace en el I Trial de Sant Llorenç (Terrassa) el 1 de octubre de 1967, en el que Pere Pi queda tercero. 3- COTA: MODELO DE LEYENDA. COTA 247, LA PIONERA Tras el lanzamiento del primer modelo en serie de Montesa para la práctica del trial, la Trial 250 de 1967, con aquellas míticas 44 unidades, Montesa y más concretamente Pere Pi como piloto- técnico, junto a Jordi Ros y Leopoldo Milá, siguieron trabajando en la evolución de la moto, lo que se tradujo en un modelo completamente nuevo y revolucionario para la época. Pero... ¿cómo se iba a llamar? Para esto, Pi decidió plantear la cuestión a las personas que componían los distintos departamentos dentro de la fábrica. Cada uno dio su opinión y un nombre comercial y así, tras varias rondas y por eliminación, los nombres finalistas fueron Daina y Cota. Finalmente, el señor Permanyer fue el encargado de tomar la decisión y Cota fue el elegido. Fue todo un acierto porque Cota es un nombre corto y fuerte, fácil de recordar en cualquier idioma y que relacionaba a la moto de trial de Montesa con las “cotas” de las montañas, lo que iba a ser el hábitat natural para esta moto. Así se eligió el nombre y así nacía el mítico modelo, el primero y pionero: la Montesa Cota 247. La Cota 247 se transformó en un fenómeno de ventas gracias a su atractivo diseño, con depósito y sillín integrados, que obtuvo el Delta de plata al diseño industrial del Adi-Fad. En mayo de 1968, Montesa hizo su debut oficial en el Trial Internacional de los Seis Días de Escocia, con las Cota 247, pilotadas por Don Smith, Charlie Harris y Pere Pi.