María-Dolores Albiac Blanco
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Los viajes de la Razón Estudios dieciochistas en homenaje a María-Dolores Albiac Blanco María Dolores Gimeno Puyol Ernesto Viamonte Lucientes (coords.) Es este un volumen escrito desde la admiración y el cariño sentidos hacia María-Dolores Albiac por su magisterio y amistad. Se articula en cuatro apartados: “Figuras dieciochescas”, “Ilustración y modernidad”, “El cosmopolitismo ilustrado” y “Un siglo en perspectiva”, en los que sus colegas y discípulos emprenden, como reza el título, sugestivos viajes de la Razón a través de las letras, las ciencias y la historia del siglo XVIII. Se configura así un libro que va más allá de un homenaje al uso, debido a la calidad de los colaboradores y al rigor de sus trabajos, que nos ofrecen una excepcional visión de conjunto del llamado Siglo de las Luces. diseño de cubierta: Víctor Lahuerta La versión original y completa de esta obra debe consultarse en: https://ifc.dpz.es/publicaciones/ebooks/id/3500 Esta obra está sujeta a la licencia CC BY-NC-ND 4.0 Internacional de Creative Commons que determina lo siguiente: • BY (Reconocimiento): Debe reconocer adecuadamente la autoría, proporcionar un enlace a la licencia e indicar si se han realizado cambios. Puede hacerlo de cualquier manera razonable, pero no de una manera que sugiera que tiene el apoyo del licenciador o lo recibe por el uso que hace. • NC (No comercial): La explotación de la obra queda limitada a usos no comerciales. • ND (Sin obras derivadas): La autorización para explotar la obra no incluye la transformación para crear una obra derivada. Para ver una copia de esta licencia, visite https://creativecommons.org/licenses/by- nc-nd/4.0/deed.es. Los viajes de la Razón: Estudios dieciochistas en homenaje a María-Dolores Albiac María Dolores Gimeno Puyol y Ernesto Viamonte Lucientes (coords.) colección actas María-Dolores Albiac Blanco. Foto: Guillermo Mestre (Archivo Heraldo de Aragón). Los viajes de la Razón: Estudios dieciochistas en homenaje a María-Dolores Albiac María Dolores Gimeno Puyol y Ernesto Viamonte Lucientes (coords.) Publicación número 3430 de la Institución Fernando el Católico Organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza Plaza de España, 2 • 50071 Zaragoza (España) Tels. [34] 976 28 88 78/79 • Fax [34] 976 28 88 69 [email protected] http://ifc.dpz.es © De los textos, los autores, 2015 © De la presente edición, Institución Fernando el Católico, 2015 ISBN: 978-84-9911-361-6 Depósito legal: Z 1816-2015 IMPRESIÓN: Huella Digital, S.L. Zaragoza. IMPRESO EN ESPAÑA-UNIÓN EUROPEA. LOLA ALBIAC: RAZÓN Y SENTIMIENTO Jesús Delgado Echeverría* Conocí a Lola en Andalán. Eran los primeros tiempos del periódico, cuando aparecía im- preso en vistosas tintas de colores después de ser compuesto y casi escrito en el piso familiar de su director, Eloy Fernández. Durante algún tiempo Andalán salía a la calle milagrosamen- te (hasta el final de su agitada vida hubo milagros y no pereció sino cuando ya nadie creyó en ellos), sin una estructura preconcebida en los contenidos ni consejo editorial o cualquier otra forma de organización colectiva. De hecho, ni siquiera sabíamos quiénes éramos los res- ponsables, más o menos, de sus páginas. El director nos convocó un fin de semana a docena y media de personas en un convento de monjas de las afueras de Zaragoza, saliendo por la carretera de Logroño y metiéndose luego por algún desvío (eran años de clandestinidad, con- viene recordar). No sabría precisar más, excepto que aquello parecía rigurosa clausura y que el frío era intenso. Tras dieciocho o veinte horas de discusiones, tan densas y desordenadas como podían ser las de un grupo variopinto de intelectuales antifranquistas que creían que estaban haciendo algo que merecía la pena, salimos ya de madrugada al relente, entumeci- dos y satisfechos. Dejábamos escrito un sistema de organización que alguna utilidad tuvo durante cierto tiempo. Lo que recuerdo bien es que Lola, siempre respetuosa con las larguí- simas intervenciones de los demás y autora de parlamentos no menos largos —todo hay que decirlo—, se centró y nos centró en la organización y racionalización del equipo y de los procedimientos y contribuyó tanto como el que más (yo creo que más que nadie) a precisar, documentar y, más tarde, hacer cumplir, las elementales normas pactadas. Supe luego de su formación francesa —con estancias y amistades desde la infancia— y a ello atribuí su gusto cartesiano por las ideas claras y distintas, los primores de la gramática y el análisis racional de los comportamientos individuales y colectivos. Añadió luego —o a la vez— el método marxista y la ética de la resistencia en la lucha sindical y política contra la dictadura de Franco. Todo ello sin perder la compostura ni la sonrisa, con ademanes comedi- dos, disciplina del gesto, de los pensamientos y de los sentimientos. Con mucha generosidad de su tiempo y de sus intereses. Ya licenciada en Filosofía y Letras, acudió a estudiar a París, de donde se trajo su tesis sobre Ramón Pérez de Ayala. Tuvo la suerte de encontrar como profesor a Roland Barthes y * Universidad de Zaragoza. [ 5 ] LOS VIAJES DE LA RAZÓN: ESTUDIOS DIECIOCHISTAS EN HOMENAJE A MARÍA-DOLORES ALBIAC BLANCO la sabiduría de aprovechar sus enseñanzas. Otros dos grandes universitarios, que yo sepa, han influido en su formación y en su vida, pues con ellos mantuvo gran amistad: el aragonés José Manuel Blecua, a quien conoció en la Universidad de Barcelona, y Manuel Tuñón de Lara (es mera coincidencia que ambos tuvieran problemas con el oído). Desde finales de 1982 está de nuevo en Zaragoza y sirve en su Facultad de Letras como profesora titular de Filología Española. La posmodernidad (y las mercancías de matute bajo esta envoltura) no la han cambiado, pues sigue manteniendo las mismas ideas y actitudes sobre la vida colectiva. Por ejemplo, opina lo mismo sobre la OTAN y sobre los políticos deshonestos (o sea, que no es partidaria). Hasta aquí, todo lo anterior —con algún acomodo de tiempos verbales— está escri- to y publicado en 1987. Cuando los coordinadores del homenaje a Lola me pidieron que escribiera algo pensé que, de aceptar, no podría hacer otra cosa que reproducir el texto de entonces. La ocasión fue su nombramiento como presidenta de la Comisión aragonesa del V Centenario. Ha pasado tiempo y con los años vinieron nuevos quehaceres, logros aca- démicos, publicaciones, amistades. Los rasgos de carácter y la concepción del mundo, for- mados en su primera juventud, perduraron en ella y mejoraron con dosis nuevas de ironía, de afecto, de tolerancia y comprensión propias de personas sabias y sensibles. Ahora como entonces, sin la música María-Dolores Albiac no sería lo que es. Ha mantenido el trato y profundizado en el conocimiento y la amistad —la que es posible cuando se escucha con los ojos a los muertos— de otras personas sabias y graves (también algunas menos de fiar), que le hablan en músicos callados contrapuntos. Son ellos, sin orden de fechas ni jerarquía de afectos, Leandro Fernández de Moratín, Ignacio de Luzán, Pedro Pablo Abarca de Bolea (X conde de Aranda), Félix de Azara, Gaspar Melchor de Jovellanos, José Cadalso, Floridablan- ca. Con ellos comparte lecturas, viaja a pie, a caballo o en coche, corre Cortes y mantiene erudita correspondencia, que lo mismo tiene por objeto el arte que la política, los ingenios, las costumbres y modos de vida, el estado de la cultura, las ciencias, el arte, la legislación, la industria o los fenómenos geográficos. Hace tiempo que dejó atrás las preocupaciones que ellos impugnaron y algunas otras a que no se atrevieron. Puede ir en el séquito de un obispo que viaja a Roma en su preceptiva visita ad limina y hará preguntas a Su Eminencia que ni los cardenales de la curia sabrían contestar, aunque acaso sí su amigo el padre Feijoo. Con Viera y Clavijo, su pupilo el marqués del Viso y su numerosa familia y servidumbre conoció el balneario de Spa, que ya llevaba siglos de moda en Europa. Tiempo después tomó las aguas en el de Karlovy Vary y me trajo una jarrita de porcelana como recuerdo, pues estoy entre los amigos que hemos tenido la suerte de conocerla en per- sona y coincidir en circunstancias de tiempo y espacio. Nos quiere igualmente, aunque no siempre estemos a la altura de sus íntimos de la Ilustración. Ella nota sin duda la diferencia, pero no pierde la esperanza de que mejoremos y aprendamos, por lo menos, a escribir en castellano claro y sin afeites. Nos incita y nos ayuda a ser mejores y se deja querer. Por eso, es- tamos en este libro, que tan sin merecerlo tengo el honor de prologar, algunos de los amigos —tiene muchos más— a quienes nos une el oficio universitario y el afecto por Lola. [ 6 ] LOS VIAJES DE LA RAZÓN: ESTUDIOS DIECIOCHISTAS EN HOMENAJE A MARÍADOLORES ALBIAC FIGURAS DIECIOCHESCAS LOS COMPONENTES DE LA ACADEMIA DEL BUEN GUSTO DE ZARAGOZA Pedro Álvarez de Miranda* En un trabajo reciente (Álvarez de Miranda, 2014) he expuesto cuantas noticias he po- dido reunir acerca de la Academia que con el título del Buen Gusto en las Ciencias y Artes se reunió en Zaragoza entre, aproximadamente, 1757 y 1761, en casa de su promotor y presidente, el conde de Fuentes. El espíritu que animaba a la Academia estaba en la órbita de las Riflessioni sopra il buon gusto de Ludovico Antonio Muratori y el Verdadeiro método de estudar de Luís António Verney, el célebre Barbadiño. En noviembre de 1759, cuando el flamante rey Carlos III pasó por Zaragoza camino de la corte, procedente de Nápoles, el conde le presentó un memorial solicitando la aprobación y protección de la Corona para la Academia, que ya venía reuniéndose desde un par de años atrás.