4 Con___Cierto___Azar (El Libro)
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Yo soy (1) Yo soy un espíritu Mi cuerpo me atrapa Mi alma me culpa Me siento sin rumbo A veces me alejo Y otras me acerco Me siento muy solo Rodeado de gente No entiendo el olvido Me cuesta el encuentro El mezquino lastima El justo es cruel El manso es estúpido El bueno no aporta A veces soy manso A veces soy bueno A veces mejoro Hay muchas verdades Hay muchos caminos Un solo destino La gente se miente De mil formas distintas Si solo pudiesen Verse un instante Seguro dirían Alguna otra excusa Por que tan mediocres Hay tan pocos, brillantes Y algunos son falsos No quiero ser débil Odio ser manso Lo fácil me aburre Lo inalcanzable me atrapa A veces soy vago A veces tenaz Me quiero encontrar No importa por donde El ego no ayuda El miedo retraza Mi pecho se hincha Cuando puedo vencerlos Mi espíritu grita Y yo ... empiezo a enterarme. C. Gilberto Sanchez Era verano (2) Era verano. La primavera no quería irse. La brisa traía perfumes de azahar. Un persistente sonido de campanas tocaba “a gloria”. Sobre la cama un velo de novia. En la solapa de un esmoquin un ramito de azahar. ¡Sí quiero! fueron las palabras que hicieron el resto. Era el triunfo del amor, serán dos en una sola carne, nunca más estarán solos, hasta que la muerte los separe... Y la bendición los unió con un vínculo seguro, fuerte, indestructible. La vida no sabe de frases hechas, no respeta límites, no acepta condiciones, solo fluye y en ese devenir, ora fecundo, ora impiadoso, floreció el manzano, se secó el azahar. Soplaron vientos de indiferencia, de intolerancia, que desprendían sin pudor las hojas del almanaque, sacudiendo sin prisa pero sin pausa, las ramas, los tallos, las hojas, las flores y los frutos. Y el huerto que fue pensado para contener, para albergar, para cosechar, quedó expuesto a los fríos del invierno y a los calores tórridos del verano. Pero estaba el jardinero regando permanentemente esas raíces, tenían que brotar, no estarían secas del todo. Removió la tierra, plantó otras semillas y el jardín se cubrió nuevamente de flores. Eran ahora margaritas, las únicas conocedoras de lo que sucede ¿Me quiere? ¿No me quiere? Y rápidamente el jardinero quitaba un pétalo y la respuesta era siempre sí. Han pasado ya cincuenta años y si preguntan ¿dónde está el amor? Lo verán acurrucado entre dos corazones, muy atareado sacando un pétalo a la flor. O, como ahora, echando a vuelo las campanas. ¿Escuchan? Otra vez tocan “a gloria”. Chiqui Lorenzo BUSUEDAS(3) Busco imágenes donde pueda encontrarte Busco tiempos donde pueda detenerlos Busco horas donde pueda amarte Busco sentido a esto que tengo y siento Busco tu rostro donde ya he visto que no me estas mirando Dulce despedida me avisa el corazon donde siempre tienes tu lugar ese espacio que nunca vas a tomar vas a llenar Buscado encuentro tomarte en mis manos llevarte conmigo a conocer mi desnudez mis pequeños mundos Secreto ahogado en la garganta que no puede salir Latente permanencia Tu cuerpo Tu voz Tu todo... Natalia Monaco Por las curvas (4) ¿Qué me convenció esa noche? No lo sé. Creo que las curvas de la morocha eran demasiado provocativas y las curvas del camino demasiado obscuras. La cuestión es que pasó lo que tenía que pasar. Me tengo que volver a casa. - dijo - Ya es muy tarde. Los muchachos del bar intentaron pararme, pero para mí también ya era demasiado tarde. El escote de su vestido ya me había engatusado y a esa altura de las circunstancias mi cerebro no pensaba más. Yo te acompaño morocha - le dije - para qué están los caballeros. Y salimos del bar. Ella con su escote y una brisa abajo de la falda. Yo, con unas cuantas cervezas de más y la mirada clavada en el escote y la falda. El paso era lento y pesado. La noche húmeda y sofocante. Un aroma a hierbas y a sudor paso a paso nos cubría y penetraba. Pensé en el peligro. En la mirada amenazante del gordo cuando alguno de los muchachos se animaba a saludarle la mujer. Pero ella estaba ahí, a mi lado, y eso no importaba. Allí estaba la fruta prohibida, en la palma de mi mano, dispuesta a ser probada. Morocha - le dije deteniendo el paso - te quiero dar un beso. Sus enormes ojos me miraron fijo, entre sorprendidos y traviesos. Sin decir palabra, humedeció sus labios, y me besó tan apasionadamente que terminamos rodando por el pasto del costado del camino. A pesar de lo que ha pasado, nunca voy a olvidar el sabor de su piel mojada, la suavidad de sus curvas, el dulce perfume de su aliento, el roce de su largo pelo en mi cuello. Después el horror, la enorme mano del gordo agarrándome del cogote como a un pollo. La paliza, los gritos desaforados del gordo, los gritos desesperados de la morocha, y mi silencio. El frío del metal penetrando mi espalda y un desvanecido olor a sangre y a venganza esparciéndose por el piso, por el pasto, saliendo a borbotones de mi espalda. Lo último que alcancé a escuchar fueron los aullidos del gordo, que a mi a esa altura me sonaban a canturreada. ¿Qué me habrá convencido esa noche? Ya no tiene demasiada importancia. Ahora me paso los días deambulando por los camposantos del pueblo, cantando canciones tormentosas de abandono y pasiones perdidas. De vez en cuando, viene la morocha, y me deja algunas flores o alguna lágrima regada sobre mi tumba, que sin querer se filtra y me moja la espalda... Yamila Vuelos (5) Desafiando mil noches Busco soles Supremos Cada dìa Soñando diluvios rubios Asciendo y trepo Hacia la cima Intacta Venciendo lunas opacas Ilumino equinoccios Evidentes Marcela Courel Un Cuento breve de navidad(6) Hacia ya unos cuantos años que la familia se había afincado en aquel breve pueblo serrano. Era el tiempo de navidad y todos los vecinos hacían los preparativos para disfrutar estas fiestas. Recién entrada la noche, yendo a la casa paterna donde los esperaban para la cena, el abuelo adelante, Agustín, su nieto unos pasos mas atrás, mientras andaban el sendero, conversaban animosamente cosas de abuelos y nietos. De pronto, no muy alto sobre el horizonte corrió una estrella fugaz. - Uy, abuelo! Corrió una estrella…! - Ahá. Que rápida y bonita no?... - Que son? - Luces del cielo… vaya a saber… están tan lejos… los astrónomos saben. - Dice mi mama que cuando corre una estrella se deben pedir tres deseos… - Ahá. Algunas personas acostumbran así… pero… claro… hay que ver que es lo que se pide. - Ahora en navidad todos desean felicidades, pero los chicos pedimos cosas. Dicen que viene Papa Noel con regalos. No se, a mi me regalaron mi papa y mi mama. - Son costumbres para los chiquitos… vos ya sos grande y a lo9s diez años nadie te va a hacer zonzo. Es un mimo que uno hace a los que quiere. Es una costumbre. En otros lugares del mundo esto es desconocido. Volviendo a los tres deseos te digo que me parece bueno y, además, hay que estar preparado porque son muy rápidas las estrellas fugaces. Yo creo en los buenos deseos y, por eso, tengo pensado tres que los pronuncio rapidito, y como los digo con cariño después me siento feliz. - Que cosa deseas abuelo?... (tratando de tocar algunas plantas aromáticas que estrechan el sendero). - Bueno… no son cosas… es un secreto… - Porque?! - …si vos miras el cielo… mira ahora para arriba… como ves es tan grande, tan profundo, que hace pensar en Dios, en la vida. Es una cuestión para analizar. Todo viene de adentro de uno y la respuesta es la esperanza. - Que difícil!... - No es tan difícil. Ya veraz con el tiempo… cuando seas grande… cuando te pasen cosas a vos, o a tus seres queridos, y quieras entender porqué. Cuando busques una respuesta por una injusticia o una maldad… hay tantas situaciones… - Abuelo, a veces no se cuando soy malo. - No te preocupes…ya aprenderás… Hay que tratar de ayudar al que tiene necesidad y no puede solo. Pueden haber muchas necesidades pero, lo más importante es ayudarlo a que no este triste, que no se sienta solo. - Como con un amigo? - Eso!... algo así… a veces hay que ayudar sin que te lo pidan… hay tantas maneras… - Abuelo…! …otra estrella… Uy!... …Ya pedí tres cosas. Casi no me alcanza el tiempo… - Si. Yo también… - Que lindo ¡… se cumplirán?.... - Dale tiempo… dicen que Dios no paga todas las semanas pero paga… me entendes? - Y… creo que sí… hay que esperar… - Sí, y pensando en que sucederá. De alguna manera, pero sucederá. - Sí, y pensando en que sucederá. De alguna manera, pero sucederá. (comenzaron a descender la suave loma. Podían ver las luces de la casa y escuchaban algunas voces familiares. Apuraron el paso) - Abuelo te quiero decir mi secreto… Pedí que vos fueras feliz esta navidad… - (tratando de disimular su emoción) Gracias! Tú deseo en este instante se cumplió en mí. Ya soy feliz… muy feliz. Yo también pedí por vos. Te quiero mucho! (se tomaron de la mano y hubo silencio). - Ya llegamos a la casa… guardemos nuestros secretos… - Sí!... Héctor Blanco VINO AMARGO (7) Los sonidos escapan del boliche se hacen vino amargo hasta convertirse en pena rompen ordinarios vasos, sudorosos de lágrimas, borrachos. rumores trágicos se hacen esquinas, suburbios conventillos donde se apagan sueños estallando en gritos salpicando sangre abriendo ojos de traición y muerte. Vino Amargo, garra líquida que lastima ahogando llantos en fatigado pecho Carlos Pasquili Ciento treinta y tres pasos (8) Ciento treinta y tres pasos para refugiar mi soledad en la casa.