EL CONFLICTO PATERNO FILIAL EN LAS DE

Margarita M. Lezcano

Eckerd College

Ya dijo el Eclesiastés que no hay nada nuevo bajo el sol y esto es especialmente verdad en la esfera de las relaciones humanas. El conflicto paterno-filial, tan en boga en nuestra sociedad contemporánea era ya viejo en la época de Cervantes y su ante­ cedente literario se remonta al bíblico hijo pródigo. Cervantes se ocupa de este conflicto en varias de sus Novelas ejemplares, entre ellas , , , La fuerza de la sangre, La ilustre fregana, Las dos doncellas y La Señora Camelia. La filosofía subyacente en estas novelas, el concepto cervantino del mundo y del ser humano es­ tán empapados en un ferviente erasmismo y en una formación renacentista. La filo­ sofía cervantina abarca, en el terreno estético y moral, el neoplatonismo, que comprende el amor ideal y el culto por la belleza; el heroísmo, la búsqueda de la perfección, el estoicismo en un sentido cristiano y la religiosidad interior, todos es­ tos principios sometidos al escrutinio de la razón y al dominio de la realidad. Cer­ vantes, según Américo Castro, "era hombre del Renacimiento, discípulo de Erasmo

341 y de Castiglione; para él, humanismo significaba valoración y ensalzamiento de lo humano y ... de la razón". El pensamiento de Cervantes, 28 Sus ideas filosóficas fundamentales proceden de un cristianismo erasmista que defendía el valor individual, la libertad y la dignidad y en el proceder humano resal­ ta "el vivir honesto". Del neoplatonismo adopta la idea que sostiene que la naturale­ za es una fuerza mística que participa de la bondad y la belleza divinas. El universo está regido por la naturaleza y el supremo bien. También, la herencia cultural de León Hebreo y Pico de la Mirándola es asimilada por Cervantes tanto en su sensibi­ lidad como en su pensamiento filosófico. Cervantes parece decimos que cada ser está dotado por la naturaleza de una mística esencia que fatalmente se cumple y que el nacimiento y la herencia constituyen una verdadera naturaleza que muy difícil• mente podrá contrarrestarse. La doctrina filosófica cervantina puede resumirse, se­ gún Américo Castro, así:

La naturaleza, mayordomo de Dios. ha formado a los seres poniendo en ellos vir­ tudes o defectos que imprimen en cada individuo huellas imborrables y determi­ nadoras de su carácter ... esa varia condición establece afinidades y disconformi­ dades dentro del individuo ... Cada individuo debe conocerse a sí mismo y no intentar romper su sino natural. su inmanente finalidad .El pensamietlto de Cer­ vantes. 169. Cervantes admitía la inmanencia de lo divino en la criatura humana y así lo ex­ presa en sus Novelas ejemplares. Para Cervantes, el individuo, igual que los demás seres de la naturaleza, tiende a perfeccionarse y a transcender. Siguiendo esta doctri­ na los hijos perpetúan este orden divino. son herederos de la virtud y belleza de sus padres así como de sus vicios. Don Quijote reflexiona sobre este tema en la segunda parte cuando le dice al Caballero del Verde Gabán:

Los hijos, señor. son pedazos de las entrañas de sus padres, y así. se han de que­ rer. o buenos o malos que sean. como se quieren las almas que nos dan vida; a los padres toca encaminarlos desde pequeños por los pasos de la virtud, de la buena crianza y de las buenas y cristianas costumbres, para que cuando grandes sean bá­ culo de la vejez de sus padres y gloria de su posteridad Don Quijote, v.n, 649.

En las Novelas ejemplares hay numerosos casos de adolescentes que según ex­ presión de Cervantes "se desgarran" del hogar para llevar una vida vagabunda. Exis­ te una profunda brecha entre la fonna de entender la vida los jóvenes y sus mayores. El joven escoge la libertad ansioso de dar un sentido muy personal a su vida si­ guiendo los impulsos de su naturaleza. El tema de la libertad es recurrente en la obra cervantina, es la "cosa más amada" como dice en La espaíiola inglesa, "uno de los más preciosos dones que a los hom-

342 bres dieran los cielos" en El Quijote, ya que es esta novela, en gran parte, un canto a la libertad. En las Novelas ejemplares el joven rebelde rompe la armonía del grupo familiar al atravesar esa etapa de su vida en la que la libertad es una necesidad superior del individuo, cu::¡ndo, según Leibniz "el hombre sigue los impulsos de su naturaleza grávida del propio destino". (Ferrater Mora, 257). En la escapada de estos mozos que "quieren seguir su estrella" Cervantes presenta una filosofía que revaloriza los conceptos universales que el ser humano guarda en lo más hondo de su conciencia: el individualismo, el ejercicio de la libertad y la fiera defensa del "yo", concepto este último de solera tan ibérica. En La ilustre fregolla, Diego de Carriazo, de 13 años, hijo de un "caballero prin­ cipal y rico" de la ciudad de Burgos, sin que su padre le hiciera ninguna ofensa:

.. .llevado de una inclinación picaresca sin forzarle a ello algún mal tratamiento que sus padres le hiciesen. sólo por su gusto y antojo, se desgarró como dicen los muchachos. de casa de sus padres, y se fue por ese mundo adelante, tan contento de su vida libre (297).

Carriazo escapa del hogar paterno para l1evar una vida suelta en las ventas y me­ sones de Madrid y Toledo. para llegar al final de sus correrías al centro de la pica­ resca de la época, a las almadrabas de Sevilla, refugio de rateros y pícaros a donde iban a parar los jóvenes ansiosos de aventuras, tan eficaz escuela de rateros y fulle­ ros que Carriazo al final de sus correrías "podía leer cátedra en la facultad al famoso de Alfarache" (297). También hay mujeres que desafiando la autoridad familiar escogen la libertad. Teodosia, la heroína de Las dos doncellas, que había sido criada "con el recogimien­ to y recato que su virtud y nobleza pedían" y que por haber creído en "palabras com­ puestas y afeitadas de fementidos hombres" después de ser seducida y abandonada, heroína que escoge la acción como norma de conducta igual que los otros hijos re­ beldes, sale vestida de varón a buscar al mozo esquivo que la había enamorado y ahora huye de ella. En La seíiora Cornelia, dos jóvenes, don Juan de Gamboa y don Antonio de Isunza, "caballeros principales" estudiantes en Salamanca, "llevados del hervor de su sangre moza" dejan sus estudios sin avisar a sus padres y pasan a Flandes a ser soldados. Los hijos rebeldes de las novelas idealizantes o románticas (nombre con que han sido clasificadas algunas de las Novelas ejemplares) un día, cansados de sus corre­ rías o resuelto el conflicto existencial que los mantenía alejados, volverán al hogar paterno siguiendo la atracción inmanente de su naturaleza, pues al fin y al cabo, son

343 los continuadores del linaje, la virtud y fortuna de sus mayores. En este grupo de hi­ jos pródigos que vuelven al hogar tenemos a don Diego de Camazo de que vuelve a Burgos y "a los ojos de su madre que había derramado por él muchas lágrimas" y el que fue "recibido con mucha alegría". Su amigo, Tomás de A ven daño, vuelve "con los ojos bajos y con sumisión grande se hincó de rodillas ante su padre, el cual le abrazó con grandísimo contento" (350). Rodolfo, el galán de La fuerza de la sangre, quien es descrito como joven "de sangre ilustre. de inclinación torcida, la libertad demasiada y las compañías libres" (239), no sale mal parado al ser recibido por sus padres al regreso de su viaje por Italia. Estos con paternal benevolencia califican sus actos como simple calaverada o ligereza de joven. Sin duda es éste un caso de ceguera familiar o de falacia poética, pues Rodolfo había cometido el delito de rapto y violación de una joven de 16 años. Es interesante resaltar la actitud extremadamente generosa de estos padres; todo le es perdonado al hijo rebelde, incluso el delito. Juan de Cárcamo, el enamorado de la Gitanilla, al ser encontrado por su padre, es disculpado por su "liviandad". "Supo don Francisco de Cárcamo ser su hijo el gitano y ser Preciosa la gitanilla que él había visto, cuya hermosura disculpó la liviandad de su hijo que ya lo tenía por perdido" (79). La "liviandad" del mozo incluía un ho­ micidio cometido sin más pretexto que el haber recibido un bofetón. La solidaridad y comprensión de estos padres es inquebrantable y ejemplar. Vemos que todos estos jóvenes de las novelas idealizantes, aunque se han rebela­ do, se sienten orgullosos al hablar del linaje hidalgo que han heredado de sus mayo­ res. Dice Rodolfo "la nobleza, gracias al cielo y a mis pasados y a mis padres ... que me la dejaron por herencia" (253). La concordancia familiar se rompe en estas nove­ las temporalmente debido a la travesura del hijo o hija, pero el instinto de clase hace que el rebelde vuelva y así quede restablecido el orden dogmático y social. Como contrapunto al mundo de la virtud, la belleza, y la fortuna de las novelas idealizan tes, Cervantes presenta en sus novelas realistas el mundo de la pobreza y la vida airada. En su asendereada vida como soldado, cautivo en Argel y más tarde re­ caudador de impuestos, Cervantes tuvo que sufrir, como muchos de sus personajes, los efectos de la pobreza. En toda su obra hay frecuentes alusiones a la pobreza. En encontramos "el pobre honrado, si es que puede ser honrado el pobre" y en El casamiento engañoso, "la pobreza atropella la honra" hasta llegar al patético grito: "el pobre no tiene cosa buena". Podemos ver en Cervantes una fuerte repulsa a los efectos de la pobreza a despecho de su sabia resignación y de su estoica acepta­ ción de la vida. En el Viaje al Parnaso se pregunta con irónico desconsuelo "Oh Adán de los poetas. Oh Cervantes, ¿qué alforjas y qué traje es éste, amigo?". En las novelas realistas como Rinconete y Cortadillo, El licenciado Vidriera, y

344 El casamiento engafioso, los adolescentes también abandonan el hogar paterno, pero en estos casos el abandono es un imperativo vital consecuencia de la negligencia fa­ miliar, muerte de la madre y pobreza en el hogar, razones todas categóricas por sí mismas. Cortadillo explica las causas de su huida "porque mi tierra no es mía, pues no tengo en ella más que un padre que no me tiene por hijo y una madrastra que me tiene como alnado" (130). Los personajes como Cortadillo no abandonan el hogar por el afán de aventuras como es el caso de los hijos de las novelas idealizantes; nuestros jóvenes pobres van "pane lucrando", haciendo trampas con los naipes o hurtando bolsas, mientras que los jóvenes de las novelas idealizantes llevan hasta 400 escudos de oro como es el caso de Carriazo y A vendaño en La ilustre fregona. De este segundo grupo de jóvenes que abandonan el hogar paterno, los más co­ nocidos son Rinconete y Cortadillo, dos anti-héroes adolescentes que abandonan el hogar paterno para encontrar más calamidades que las ya sufridas y que según Cer­ vantes, van por esos mundos "muy descosidos y mal tratados". Con esta descripción nos damos cuenta que ya no estamos en el mundo de la fortuna y la virtud. Estamos ahora en la calle donde reina la pobreza y el delito. Es un mundo sórdido y desorde­ nado donde se ha roto la armonía del mundo neoplatónico. Por medio de la descrip­ ción de la indumentaria de estos jóvenes podemos saber qué clase de muchachos son, su categoría social y económica. La descripción de la indumentaria es vital para el conocimiento del personaje. El patio de Monipodio a donde llegan Rinconete y Cortadillo a causa de su afición al hurto, es el sitio ideal para conocerlos. Veamos algunos ejemplares: "dos bravos y bizarros mozos ... sombreros de gran falda, cue­ Hos a la valona, medias de color, ligas de gran balumba" (221). Estos dos mozos con ligas de "gran balumba" no necesitan más presentación para ser reconocidos como dos valentones de la cofradía de los pícaros. Más adelante vienen dos mozas "afeita­ dos los rostros, llenos de color los labios, y de albayalde los pechos, cubiertas con medios mantos de anascote, llenas de desenfado y desvergüenza" (150) y por último entra Juliana la Cariharta toda desgreñada y llorosa. Muy diferente a la compostura de la señora Camelia, a la que "llovÍanle líquidas perlas de los ojos" o Isabela en La española inglesa que "parecía que lloraba una estatua de alabastro". En los ejemplos dados comprobamos la dicotomía de la visión cervantina entre ambas clases de personajes. Hay una radical oposición entre la visión del mundo idealizante, paradigma de belleza, mundo equilibrado de la virtud y la fortuna de las novelas románticas y la visión del mundo de las novelas realistas, mundo del vicio y del desorden. Los personajes de las novelas idealizan tes son personajes poetizados, están vistos con un pie en la realidad y el otro en el mundo de la realidad idealizada que se refleja hasta en sus apellidos de renombre De Avendaño, De Cárcamo o de Isunza. Por su lado, los personajes de las novelas realistas, son presentados con ma-

345 gistral expresividad, concisa y gráficamente, están vistos a la cruda luz de la reali­ dad. Cervantes en su lúcida penetración del carácter humano va más allá de la reali­ dad y, al emplear la ironía. proyecta sobre algunos de sus personajes tonos sombríos, casi esperpénticos que aumentan la carga negativa del juicio moral explí• cito de su visión. Estos personajes llevan nombres como Diego Cortado, Tomás Ro­ daja y Pedro del Rincón. Cuando Rinconete y Cortadillo admiran Sevilla por primera vez suspiran al ver unas galeras ancladas pues "temían el día que sus culpas los habían de traer a morar en ellas de por vida". Cervantes ha transmitido su visión determinista a estos pobres chicos que ya antes de empezar su vida de delincuentes saben donde han de parar. Ya nos había contado el narrador que Cortadillo que era hijo de sastre "de corte de tijera salté a cortar bolsas" y Rinconete, hijo de buldero, confiesa con orgullo y picardía "me abracé a un talego de bulas y di conmigo y con él a Madrid". El mensaje es obvio: los muchachos pobres están condenados de ante­ mano por el fatalismo inmanente. genético y sociaL que por la especial estructura de la sociedad de la época gravita sobre ellos y que procede de la doctrina del pecado original que Cervantes acepta por espíritu de la Contrarreforma y por eso dice en El coloquio de los perros "el hacer y decir mal lo heredamos de nuestros primeros pa­ dres" (457). En el Persiles está explícita su visión determinista: "los que nacen de padres humildes, si no los ayuda demasiadamente el cielo, ellos por sí solos pocas veces se levantan" (86), visión que contrasta con la idea católica del libre albedrío que no es otra cosa que la libertad de escoger entre los diversos senderos de la vida. Parece que para Cervantes el destino final de sus person~es pobres está regido por su fatum individual. Al volver los hijos hidalgos a sus hogares siguen siendo nobles a despecho del dramático devenir de los acontecimientos, mientras que los plebeyos seguirán su desastrada senda fuera del hogar paterno hacia un oscuro final. OBRAS CITADAS Castro, Américo. El pensamiento de Cervantes. Barcelona: Noguer, 1972. Cervantes, Miguel de. Don Quijote de la Mallcha. EdL Martín de Riquer. Novelas ejemplares. Barcelona, Juventud, 1974. Los trabajos de Persiles y SigÍsmunda. B.A.: Espasa Cal­ pe, 1952. Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía abreviado. B.A.: EDHSA-Suda­ mericana, 1976.

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