«El Rhinoceros En El Arte Pleistocénico» 37
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30 Marco de la Rasilla Vives ciones del Patronato de las Cuevas Prehistóricas Peltier, L., 1973. "The geographic cycle in perigla de la provincia de Santander. Vol. l. Santander. cial regions as it is relatad lo clímatic geo Manuel MILlAN CASCALLO «El rhinoceros en el arte González Echegaray, J. y Freeman, L. G., 1973. morphology... Anu. Ass. of Amer. Geographic, 40. (Grup de Recerques Aqueológiques de Gava) pp. 214-236 . .. cueva Morín (Excavaciones, 1969)•. Publica pleistocénico» ciones del Patronato de las Cuevas Prehistóricas Puyol y Estébanez, 1978. «Análisis e interpreta de la provincia de Santander. Vol. 11. Santander. ción del mapa topográfico... Ed. Tebar Flores. González Echegaray, J. y Freeman, L. G., 1978. Rouse, 1., 1968. «Prehistoric typology and the «Vida y muerte en Cueva Morín•. Institución Cul study of society». En Chang, K. C. (ed.) «Settle tural de Cantabria. Santander. ment Achaeology ... New Haven. 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Arqueología e Historia Antigua de la Facultad de mundos climáticos y ecosistemas muy determi Higss, E. S. and Vita-Finzi, C., 1972. «Prehistoric Filosofía y Letras de Zaragoza. Zaragoza. pp. 7-19. Se pretende, en este estudio, hacer una valo nados. Lo cual, justifica el interés de su estudio. economies; a territorial approach11. Papers on Van Den Brinck, F. H., 1970 ... Guía de campo de ración analítica de las representaciones de rhino Así, el «Rhinoceros tichorhinus» es un claro indi Economic Prehistory. los mamíferos salvajes de Europa Occidental». ceros, cualquiera que sea su especie, dentro del cativo de estadios y zonas frias en fa glaciación Hoyos Gómez, M., 1979. «El karst de Asturias en Ed. Omega. Barcelona. arte cuaternario. Para tal valoración he preferido de Würm. El uRhinoceros simus» nos indicaría la aplicación del método expuesto por Leroi el Pleistoceno Superior y Holoceno: Geomorfolo Vega del Sella, Conde de la, 1921. «El Paleolítico una zona climática templado-cálida y el «Rhino gía, Sedimentología y Paleoclimatología. Tesis de Cueva Morín (Santander) y notas para la Gourhan en su: «Préhistorie de l'art occidental•, ceros mercki• una zona cálido-templada. A este no sólo más completo que el utilizado por Breuil, doctoral (en prensa)•. Facultad de Geológicas. climatología del Cuaternario». CIPP, 29. Madrid. valor, se suma la significación del hecho de tra Universidad Complutense de Madrid. ya que intenta poner en relación la figura repre tarse de especies desaparecidas, lo cual, nos Vita-Finzi, C. y HIGGS, E. S., 1970. «Prehistoric sentada con el lugar en que se halla, sino también fijaría tales representaciones en un momento de Llopis-Liado, N., 1970. «Fundamentos de economy in the Mount Carmel Area of Palestina. más apto para el tipo de estudio que aquf se pre terminado en el tiempo geológico, dentro de un Hidrogeología kárstica. (Introducción a la Site catchment analysis». P. P. S., 36. pp. 1-37. tende real izar. Por otra parte, el método leroi período claramente glacial: el Würm, dado que, geoespeleologia)•- Ed. Blume. Madrid. Wilson, L., 1969. «les relations entre le processus Gourhan se basa en un desarrollo monoevolutivo como se demostrará en el estudio, las representa Margalef, R., 1978. «Perspectivas de la teoría eco géomorphologiques el le climat moderna comme del arte cuaternario pleistocénico; esta unilineafl ciones de rhinoceros aparecidas, o mejor dicho, lógica•. Ed. Blume. Barcelona. méthode de paléoclimatologie. Rev. Geog. Phys. dad polariza hacia un concepto evolutivo que par reconocidas como tales hasta la fecha, son, a ex Noval, A., 1976. «la fauna salvaje asturiana•. et Géol. Dinam. (2). Vol. 11, facs. 3. pp. 303-314. te de lo tosco y esquemático avanzando paulati cepción de la ya mencionada de La Pileta, exclu Ayalga Ediciones. Gijón. namente hacia un mayor naturalismo, detallismo sivamente, de uRhinoceros tichorhinusu, animal y realismo, y siempre apoyándose, como propone atribuible al Würm por la fauna que le acompaña Gonzáfez Echegaray, en el paralelismo cultural, en las representaciones, o por su situación estra estético y cfimatológico-faunístico, para estable tigráfica, de tratarse de dibujos o estatuirlas en cer una cronología más válida y acorde con los arte mueble. la no aparición del «Rhinoceros datos que en fa actualidad se poseen, la estimo mercki», o mejor dicho, del «Dicerorhinus como más creíble, que la dualidad evolutiva que merckiu, facilita tal deducción. Y todo ello a pesar Breuil propone con su teoría de los dos ciclos de que el uDicerorhinus mercki» sólo sobrevivió, artísticos. según se deduce de los restos hallados hasta la fecha, a la primera parte de dicha glaciación. Lo El rhinoceros no es, evidentemente, una de las figuras más representadas en el arte cuater cual facilita no pocas deducciones cronológicas, climáticas, e incluso de relación climato nario. Más bien pertenece al grupo de las figuras raramente representadas, al menos proporcional ecológico-económico-cultural. mente al montante total de obras reconocidas co Otra característica importante de las repre mo pertenecientes al arte desarrollado durante el sentaciones de rhinoceros, es el hecho de que las Paleolítico pleistocénico. Sin embargo, el rhino mismas nos introducen en unas sociedades caza ceros es, sin duda, un animal altamente significa doras con una caza altamente especializada, y a tivo, no sólo dentro del llamado arte cuaternario, la vez, como todas las representaciones del arte sino también, dentro de toda valoración del mun desarrollado durante el Paleolítico Superior, en do pfeistocénico. Y lo es, porque el rhinoceros es los probables cultos mágicos de tales grupos. un animal que, tanto en su variedad de «Rhinoce Es decir, en los ritos ligados a la caza, como ros tichorhinus», como en la de «Rhinoceros si economía sustentadora del grupo, pero también, mus• (variedad que sólo aparece representada en en algunos casos, como muestra de admiración rhinoceros en el arte p/eistocénícon Manuel Mi/lán Cascalló <fE/ 33 32 en el complemento alimentario, y en ia propia su aparezcan más asociaciones de tal tipo de animal hacia determinadas cualiclafies, como podrían ben hacernos olvidar la conexión con la totalidad pervivencia de los grupos especializados, asegu que de otros, o que aparezcan más representa ser la fuerza y la agresivid&d, así se intuye, de al diacrónica y sincrónica. Hay que aplicar Jo rándoles una descendencia mediante matrimo ciones de bicornes que unicornes o incornes, en nios exógamos. No obstante la economía, las pro guna manera, en las representaciones de concreto para acceder a lo verosímil y a Jo univer· Jo que a rhinoceros se refiere, puede no ser un da carnívoros, cuyo parentesco con la economía sal. Así pues, y accediendo a Jo probable, induci pias actitudes socio-culturales serían presu to significativo, y que sólo llegaría a serlo si tal sería indirecto, por una parte, y nos relacionaría do por Jos datos, nos podríamos hallar ante las miblemente autónomas y tendentes, por razones condición se diese como constante a través de tales representaciones con verosímiles ritos de producciones motivadas por cultos mágicos de más geográficas y climáticas, claramente deter· Jos cuatro estilos, o tuviese una correlación con iniciación a las «SOciedades» de cazadores del grupos de cazadores, y nos trasladarían a la con mí nantes del tipo de economía y cultura, que por una progresión cuyo movimiento tuviese valor grupo, paralelizables a las que, todavía en la ac cepción de hallarnos, no ya ante las representa cualesquiera de otro tipo, a la autosuficiencia cronológico y, por Jo tanto, diacrónico. En pocas tualidad, presentan algunos grupos cazadores, ciones de rhinoceros, sino ante todas las repre económico-cultural y a Jos matrimonios endóga• palabras, considero como más significativas las cuya tecnología podríamos calificar como sentaciones artísticas del Pleistoceno, enfrentán mos, Jo que no excluiría estos atisbos de comer· valoraciones parciales que hacen mención a las equiparable, o poco lejana, a la inluible en un donos a Jos ritos de religiosos animistas en los cío y de relaciones entre grupos cercanos. características de cada estilo en si mismo, y sólo Paleolítico Superior. Otra posibilidad, para las fi· cuales el «brujo" trata de apoderarse del alma, del La colocación, en la cueva, de las represen considero aceptable la globalidad total valorati guras representadas por su fuerza y agresividad, espíritu del animal, o bien de alguna de sus cuali taciones nos puede dar una visión, asimismo en va, en cuanto a una evaluación evolutiva de las sería de