Merino, Gabriel Esteban La masacre de Kosteki y Santillán: Acerca del mecanismo de golpe de estado. Proyectos estratégicos en disputa

Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciado en Sociología

Director: Formento, Walter

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Cita sugerida Merino, G. E. (2007) La masacre de Kosteki y Santillán: Acerca del mecanismo de golpe de estado. Proyectos estratégicos en disputa [en línea]. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.514/te.514.pdf

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LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA

TRABAJO FINAL

LA MASACRE DE KOSTEKI Y SANTILLÁN Acerca del mecanismo de golpe de estado. Proyectos estratégicos en disputa.

Gabriel E. Merino Legajo: 67.088/3 [email protected] Director: Walter Formento Fecha: 13/05/2007

1 RESUMEN

Este trabajo tiene como objetivo describir y explicar el proceso político económico social que va desde el 30 de diciembre de 2001 al 26 de junio de 2002, sintetizándose en el hecho de la Masacre de Kosteki y Santillán. Esta investigación nos permite observar y dar cuenta de los dispositivos de golpes de estado, en tanto golpes para cambiar las relaciones de fuerza en el estado, que realizan por las diferentes fracción de clase, con sus actores económico-sociales, políticos y estratégicos, en la búsqueda por imponer sus proyectos estratégicos. Bajo esta conceptualización, se analizarán dos grandes hechos en donde se producen golpes de estado en la disputa por el control del territorio social argentino: los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001 y la Masacre de Kosteki y Santillán. El período que se analiza se divide en cuatro momentos. El primero va desde el 30 de noviembre de 2001, cuando se quiebra el bloque dominante, hasta el golpe del 19 y 20 de diciembre gestado principalmente por las fuerzas del proyecto productivo- Mercosur. Este momento, es analizado en la introducción y constituye la base para entender la nueva etapa que se inicia a partir del 19 y 20 de diciembre. El segundo momento que se observa claramente es el que comienza con los hechos de diciembre de 2001, y específicamente a partir que se realiza en el gobierno del estado el cambio en las relaciones de fuerzas, es decir a partir de que asumen en el gobierno del estado la fuerza personificada por Duhalde-Alfonsín expresando al Grupo productivo; y termina con el golpe del 2 de febrero de 2002 orquestado a través de la Corte Suprema declarando la inconstitucionalidad del corralito. Este momento es el de la iniciativa del Proyecto Mercosur, donde se devalúa y se toman medidas para pesificar la economía, avanzando hacia la integración regional de desarrollo autónomo. El tercer momento comienza con el golpe orquestado por la corte suprema y termina con la asunción de Lavagna. El cuarto momento comienza con la asunción de Lavagna y termina con el golpe de estado llamado la Masacre de Kosteki y Santillán.

2 INTRODUCCIÓN

El hecho social ocurrido el 19 y 20 de diciembre y el proceso que deviene hasta el hecho 26 de junio de 2002, donde se produce la “Masacre del Puente Pueyrredón”, no son productos del azar desencadenado de la historia, ni del desarrollo del espíritu absoluto concretizándose en el mundo terrestre; nada más alejado de eso. Los hechos refieren a enfrentamientos entre las diferentes clases, fracciones y grupos sociales, que se disputaban el control de la Argentina.Y esto es lo fundamental a dilucidar mediante una investigación exhaustiva de las fuentes primarias y secundarias de la época. Se pretende con ello hacer un aporte concreto al análisis de lo social, donde los conceptos y regularidades sociales, es decir, la producción de conocimiento, son síntesis de un trabajo de investigación. Esta contribución no agota la explicación del proceso en estudio pero si puede dar “claves” de análisis que sirvan al proceso de conocimiento. Para aproximarse a explicaciones verdaderas, en tanto las verdades absolutas son inconquistables, no hay otra posibilidad que acercarnos a los hechos a través de problemas de investigación. Al encarar los hechos que se investigan en este trabajo, por lo general se ha partido desde una hipótesis preconcebida y desde ahí se han juntado datos que las justifiquen. El ejemplo clásico de este tipo de enfoques es que el 19 y 20 de diciembre se produjo una insurrección y a eso se lo tituló “argentinazo”. No hay posibilidad de crítica, más que en las formas agitadas de ciertos discursos a los que algunos llaman crítica, en este tipo de análisis. No hay posibilidad de producción de conocimiento. En todo caso son visiones que se tratan de imponer en función de determinados intereses. Partiendo desde el problema de investigación se hace observable el enfrentamiento entre proyectos estratégicos que tratan de imponerse en el territorio social argentino. Estos proyectos responden a diferentes fracciones de capital1 ya que en el terreno de la realidad ninguna fracción del campo del pueblo, ya sea de pequeños empresarios o de trabajadores, tenía la organización y la fuerza para ser uno de los jugadores centrales de la partida. Solo podían jugar como aliados subordinados de alguna de las fracciones en disputa.

1 Cuando hablamos de fracciones de capital téngase en cuenta que no solo se refiere a actores económicos sociales, sino también a actores políticos y actores estratégicos (medios de comunicación, intelectuales, think tank).

3 Qué fracciones disputaban principalmente en Argentina para imponer sus intereses económico-sociales: En primer lugar encontramos a la fracción de capital financiero transnacional más dinámica a nivel global y que, con el golpe financiero hiperinflacionario del 89’, pasó a imponerse en la Argentina, siendo hegemónica2 desde 1991 a 1995. Estamos hablando de la fracción de capital financiero transnacional angloamericano, comandada por el Citigroup y el HSBC-Lloyd’s Bank. Su proyecto estratégico general es el neoliberal en su máxima expresión, y sus objetivos son avanzar hacia un Estado Global3 : máxima globalización, total liberación económica, policía militarizada- inteligencia global, con Dinero Global o monedas privadas emitidas por las grandes bancas y sin bancos centrales (un primer paso es la máxima autonomía de los mismos en los países). Para estos intereses el ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas) no constituye su propio proyecto sino que es considerado como un paso más en su estrategia. La OMC (Organización Mundial del Comercio) es uno de los principales organismos que propaga la política de esta línea, como lo era el FMI (Fondo Monetario Internacional) antes de perder su control en manos de Ane Krueguer. En segundo lugar está la línea de capitales financieros transnacionales y corporaciones multinacionales americana-yanki. Personificada y comandada por el JP Morgan-Chase Manhattan, el Bank of America, la Exxon Mobil, Chebron Texaco, Cargill, etc., sumado el complejo militar-industrial del pentágono, su proyecto estratégico de estado regional es el ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas), imponiendo el dólar como moneda del mismo y potenciando el rol de la Reserva Federal como Banco Central del Bloque. Su actor político más renombrado es la familia Bush.4 La tercer línea imperialista es el grupo de capitales financieros Europeo- Vaticano-Españoles, cuyos actores económicos-sociales fundamentales son la Banca Nazionale del Laboro (BNL), el Banco Bilbao Vizcaya (localmente llamado Francés y que tiene el control de la YPF-Repsol), el Central Santander Hispano (localmente llamado Río). El proyecto estratégico de esta fracción es la Comunidad Iberoamericana

2 Que se imponga como hegemónica no quiere decir que se niega la existencia de una comunidad de negocios en donde las demás fracciones también participan. Lo importante es entender que se impone determinado proyecto dentro de determinadas relaciones de fuerzas y en determinado orden de alianzas, donde quien se impone es quien conduce. 3 Para esta fracción el ALCA es, como el ALCE (Área de Libre Comercio Europea), un paso en la estrategia de neoliberal. 4 Es fácil observar como, según la línea que se impongo en el territorio estadounidense, los gabinetes federales están conformados por cuadros salidos de las empresas de uno u otro sector.

4 de Naciones, contando con enorme poder político y estratégico (en el plano de las ideas) por el peso de la iglesia en Latinoamérica. La cuarta fracción de capitales financieros transnacionales que juega en la región es la línea franco-germana europea. Está personificada por el Crédit Agricole, el Dredsner Bank, el Deustche Bank, las automotrices europeas ligadas a estos bancos (Peugeot-Citroën, Volkswagen, etc). El proyecto estratégico de estos grupos es el de Unión Europea-Banco Central Europeo-Euro, y en la región juegan fuerte para frenar los intereses de la línea angloamericana y americana-yanki, impidiendo la conformación del ALCA y favoreciendo el Mercosur, tratando de impulsar el libre comercio entre los dos bloques. Tienen peso en la Argentina en muchas empresas privatizadas. La quinta fracción de relevancia es la de los grupos económicos locales, que más allá de sus diferencias, en la Argentina está personificada por Techint, Arcor, Pérez Companc (Opus Dei - Cruce con la fracción europea-vaticana-española), Macri, Roggio, Pescarmona, De Mendiguren, Massuh, etc. En núcleo duro regional de estos capitales lo constituye la FIESP de Brasil (la cámara de industriales de San Pablo) aunque existen contradicciones al interior de la misma. Esta fracción tiene como proyecto estratégico el MERCOSUR con moneda común, que apunte al desarrollo autónomo regional (esquema en donde son dominantes y pueden parase frente a las transnacionales).5 Esta lucha por el control de territorios sociales se expresa en la superficie como discusiones de modelos a imponer, donde cada interés particular intenta imponerse como general y por lo tanto, aparecer como general, como ‘lo mejor para la Argentina es…’. Nunca aparece lo particular como tal porque sería imposible la conducción estratégica, la dominación ideológica, la construcción de la legitimidad de una dominación, es decir, la hegemonía. Es por ello que se debate como modelos a los cuales hay que adherir, perdiendo de vista los actores que lo impulsan para hacer prevalecer su interés, quedando subordinados los intereses del campo del pueblo. En la discusión de modelos, cada uno impulsaba un esquema económico- monetario específico que era la forma concreta que tomaba esta lucha. En este sentido, en el debate a fines de 2001 acerca de este punto aparecían las siguientes posiciones centrales: dolarización manteniendo la convertibilidad (línea angloamericana), devaluación con posterior dolarización (línea americana-yanki), convertibilidad sin

5 Es importante aclarar que esta es una construcción teórica, es decir, una racionalización de la realidad y, por lo tanto, no aparece de forma lineal.

5 dolarización (línea europea-vaticana-española), pesificación mediante convertibilidad ampliada-canasta de monedas incluyendo en la misma el real (fracción de grupos económicos de la capa más concentrada: Perez Companc, Arcor, Techint, etc.), pesificación con devaluación (capa de grupos económicos locales expresada en Ignacio de Mendiguren, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) y por la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la Argentina (ABAPPRA)). La diferencia entre las dos últimas posiciones hacía a la diferencia sobre como avanzar hacia la pesificación, pero no era una diferencia de gran importancia salvo para ciertos grupos como Pérez Companc. Obviamente, esto no se traducía linealmente a la órbita político institucional, donde observamos las mediaciones que expresan diferentes órdenes de alianzas, negociaciones entre fracciones, actores políticos que se acomodan según sople el viento, etc.6 Pero al observar los proyectos estratégicos y las medidas que brotan de cada uno podemos dar cuenta de lo estructural, del problema real que hace al campo del enfrentamiento. La disputa en términos institucionales era por quién controlaba el Banco Central de la República Argentina conjuntamente con el Ministerio de economía. Durante los diez años de convertibilidad, al quedar el peso anclado al dólar, la política monetaria de la Argentina pasó a depender de la política monetaria de los Estados Unidos. Por lo tanto, el Banco Central quedó en el lugar de una agencia de la FED (Reserva Federal de Estados Unidos), es decir, de los intereses financieros transnacionales que controlan su directorio. Mediante el control de estas instituciones se podía imponer la política monetaria y el modelo económico o las medidas que sirvan para avanzar en función de cada proyecto en particular. El período a estudiar lo dividiremos en cuatro momentos. El primero va desde el 30 de noviembre de 2001, cuando se quiebra el bloque dominante y los intereses

6 Para observar la relación entre los actores políticos y estratégicos y la clase o fracción por ellos “representada” es interesante observar el siguiente párrafo de Marx: “… No vaya nadie a formarse la idea limitada de que la pequeña burguesía quiere imponer, por principio, un interés egoísta de clase. Ella cree, por el contrario, que las condiciones especiales de su emancipación son las condiciones generales fuera de las cuales no puede ser salvada la sociedad moderna y evitarse la lucha de clases. Tampoco debe creerse que los representantes democráticos son todos tenderos o gentes que se entusiasman con ellos. Pueden estar a un mundo de distancia de ellos, por su cultura y su situación individual. Lo que los hace representantes de la pequeña burguesía es que no van más allá, en cuanto mentalidad, de donde van los pequeños burgueses en sistema de vida; que, por tanto, se ven teóricamente impulsados a los mismos problemas y a las mismas soluciones a que impulsan a aquellos, prácticamente, el interés material y la situación social. Tal es, en general, la relación que existe entre los representantes políticos y literarios de una clase y la clase por ellos representada” Carlos Marx, El XVIII Brumario de Luis Bonaparte, CS Ediciones, 1999, págs. 47-48.

6 americanos-yankis patean el tablero, hasta el golpe del 19 y 20 de diciembre gestado principalmente por las fuerzas del proyecto productivo-Mercosur. Este momento, es analizado en la introducción y constituye la base para entender la nueva etapa que se inicia a partir del 19 y 20 de diciembre. El segundo momento que se observa claramente es el que comienza con los hechos de diciembre de 2001, y específicamente a partir que se realiza en el gobierno del estado el cambio en las relaciones de fuerzas, es decir a partir de que asumen en el gobierno del estado la fuerza personificada por Duhalde-Alfonsín expresando al Grupo productivo; y termina con el golpe del 2 de febrero de 2002 orquestado a través de la Corte Suprema declarando la inconstitucionalidad del corralito. Este momento es el de la iniciativa del Proyecto Mercosur, donde se devalúa y se toman medidas para pesificar la economía, avanzando hacia la integración regional de desarrollo autónomo. El tercer momento comienza con el golpe orquestado por la corte suprema y termina con la asunción de Lavagna. El cuarto momento comienza con la asunción de Lavagna y termina con el golpe de estado llamado la Masacre del Puente Pueyrredón.

II

El hecho que media para profundizar la crisis en el bloque dominante fue la reestructuración de la deuda argentina, forma en que aparece la lucha entre las distintas fracciones de capital por el control de la deuda argentina como instrumento de

7 control y dominación del país. En dicha operación resultan perjudicados los inversores extranjeros y, fundamentalmente, la línea de capitales transnacionales americanos liderada por la banca J.P. Morgan-Chase Manhattan, lo cual genera una gran fractura al interior del bloque de poder dominante y hace que, en el mes de noviembre, este último sector de la banca extranjera lance un ataque especulativo propiciando una devaluación, ataque que se agudiza hacia fines del mes cuando concluye dicho canje y, ante ello, los grupos de capitales extranjeros radicados en el país y beneficiados con la operación del canje comienzan a presionar por una dolarización 1 a 1.7 Los números del ataque especulativo se harían sentir: El día 30 de noviembre de 2001 el retiro de los depósitos bancarios llegó a los 700 millones de dólares, el riesgo país marcó un nuevo récord superando los 3.574 puntos y las tasas interbancarias treparon más allá del 700% de interés anual para préstamos de corto plazo entre los bancos de primera línea. Para las operaciones en dólares, las tasas de interés rozaron el 200%8. En la línea que presionaba por la devaluación y posterior dolarización se encontraban los inversores privados extranjeros como Morgan Stanley, Emerging Markets Creditors Association-EMCA y el FMI en representación de estos intereses. La estrategia de este grupo de capitales apuntaba a generar la quiebra del sistema financiero argentino en general, por lo que impulsan la salida de la convertibilidad por medio de una devaluación de los activos de los bancos y de las empresas de servicios asociadas a los mismos, que le permita, luego, apropiarse de estos activos a precios de remate. Así, Amer Bisat, economista de Morgan Stanley declaraba que “la reestructuración de la deuda anunciada por el gobierno es recién el comienzo del juego y el régimen de convertibilidad está en serios riesgos en este momento. La huida de fondos de capital ha restado al sistema la necesaria liquidez, y la tasa de interés real permanecerá muy alta. En cierto momento, y creo que estamos muy cerca de ese momento, los políticos argentinos deberán tomar una decisión y tratar de reinyectar liquidez al sistema por la fuerza con una devaluación que ya es inevitable. La alternativa es abandonar el régimen de convertibilidad, lo que será extremadamente

7 Ver Walter Formento, “La lucha por el control del Banco Central de la Republica Argentina”, CIEPE. 8 En el mes de noviembre el sector privado retiró más de 3.000 millones de dólares de los bancos y en todo el año se fugaron 15.000 millones de dólares. En diario “Clarín” del 01 y 02/12/01.

8 difícil y llevará a declaraciones de bancarrota masivas por parte del sector bancario, que se declarará insolvente”9. Anne Krueger, vicepresidenta del Fondo Monetario y representante del gobierno de Estados Unidos en el organismo, fue contundente y directa: “Yo creo que Argentina tiene que salir de la convertibilidad y entrar en una flotación cambiaria, para empezar a solucionar definitivamente sus problemas”10. Entre el 23 y 24 de julio de 2001 el Consejo de Seguridad de los Estados Unidos envió una misión secreta a para evaluar la situación económica argentina. Se trató de Johanne Wallace, jefa de la Dirección del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad. La funcionaria elaboró un informe muy crítico sobre la Argentina para Condoleezza Rice, su jefa, del cual salió una recomendación concreta para Fernando de la Rúa. Esa propuesta, que asumió la administración Bush y la comunicó en diversas formas al Presidente, consistió en lo siguiente: - Para que la Argentina tuviera una ayuda concreta de los Estados Unidos, el presidente Fernando de la Rúa tenía que cambiar a sus colaboradores inmediatos y formar un nuevo Gabinete. - Se advirtió que el país no había cumplido con compromisos asumidos con Washington sobre política internacional. Se refería a cuestiones con Colombia y Venezuela. - De la Rúa tenía que integrar al Gobierno a miembros de la oposición y hacer un acuerdo de gobernabilidad con el peronismo. - Se recomendaba una salida ordenada del ministro Cavallo. - Había que salir en forma prolija de la convertibilidad, con apoyo político11. Contra esta posición estaban enfrentados los grupos transnacionales beneficiados con el canje local de la deuda y con fuerte radicación en el país, con negocios que dependían del mantenimiento del valor de la moneda local, como el de las privatizadas de servicios públicos. Con respecto a este punto formaban una alianza de intereses los capitales financieros angloamericanos que pedían la convertibilidad con dolarización, con los intereses europeos-vaticano-españoles que pujaban por el mantenimiento de la convertibilidad abriendo hacia una canasta de monedas pero solo con el euro. Esta alianza de bancos le pidió al directorio del Banco Central, que conducía Maccarone, que se congelen los depósitos. El entonces ministro de economía, Domingo

9 En diario “Ambito Financiero” del 08/11/01. 10 En diario “Clarín” del 23/11/01. 11 En diario “Clarín” del 21/12/01. Panorama Empresario.

9 Cavallo, representando como siempre los intereses angloamericanos, instrumenta las siguientes medidas económicas: • congela los depósitos bancarios por 90 días limitando las extracciones en efectivo a 250 pesos semanales; • impone una “bancarización” forzada de los pagos de todo tipo de operaciones comerciales; • restringe la salida de divisas; • y dolariza los depósitos, los créditos y los saldos de las tarjetas de créditos.

Según Cavallo “ahora eliminamos todo costo y demora para pasarse de pesos a dólares y los bancos no pueden cobrar ninguna comisión, ni provocar ninguna demora” y, aunque aclara que “nosotros evitamos la devaluación, la dolarización la decide la gente”, con estas medidas avanza hacia una dolarización12 de hecho de la economía13. En esta pulseada, vuelven a ganar las líneas de capitales angloamericana y europeo- española con sus empresas de servicios privatizadas logrando imponer una dolarización que mantiene la convertibilidad y bloquea la posibilidad de una devaluación, subordinando a la línea americana de capitales y abortando su intento de golpe de estado financiero.

En esta situación comienzan a operar más fuertemente los “sectores productivos nacionales” que venían organizados en el Movimiento Productivo Nacional. Esto se da sobre todo a partir del 6 de diciembre, al verse con posibilidad de desaparecer (no solo de perjudicarse) por el plan económico implementado por Cavallo que profundiza el privilegio y dominio de los intereses financieros. A lo que se le agrega que la ruptura entre las líneas de capital financiero angloamericana y americana-yanki, que patea el tablero y corta el financiamiento del esquilaje argentino14, da mayor margen de maniobra a estos sectores. El Grupo Productivo, pequeños y medianos productores agropecuarios representados por Coninagro y la Federación Agraria Argentina (FAA) y dirigentes de

12 Es esta una dolarización que, llamativamente, mantiene la Convertibilidad. Por lo tanto, la dolarización en estas condiciones respalda la Convertibilidad. 13 En diario “El Cronista Comercial” del 03/12/01. 14 El FMI anuncia que no desembolsará los 1.260 millones de dólares previstos para el mes de diciembre (para ser aplicados al pago de un vencimiento de deuda), porque considera insostenible el plan económico del gobierno.

10 la CGT oficial y disidente salen a jugar con todo contra el nuevo plan económico, la dolarización y/o el mantenimiento del modelo tal cual estaba. Era una lucha a vida o muerte y lo que se jugaba era mucho. Cuando esto sucede, los grandes acontecimientos históricos están a flor de piel. El Grupo Productivo, conformado por la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) y Confederaciones Rurales (CRA), se reunió con la CGT liderada por Rodolfo Daer y juntos emitieron una declaración contra la dolarización.15 Obviamente, también se pronunciaron en contra la CGT de Hugo Moyano16, sector que venía militando desde hacía años contra el menemismo y el proyecto financiero, tratando de amalgamar un conjunto de alianzas. El Grupo Clarín, actor estratégico central del proyecto productivo-Mercosur, marcaba en su editorial lo siguiente: “(...) Además de poner una fuerte barrera a la salida de efectivo (sólo se podrán sacar 250 pesos por el conjunto de cuentas que un individuo posee en un banco, y por semana) Cavallo le pone en la mano a las entidades financieras un muy buen negocio al obligar a pasar por una entidad a quien quiera gastar más de 250 pesos semanales. Tal vez como una recompensa adicional por haber canjeado bonos de la deuda por más de 50.000 millones, el ministro puso al sistema financiero en el centro de su interés. Podría decirse que el sistema bancario y los que apostaron al 1 a 1 aparecen como los ganadores de este nuevo plan. (...) Desde ya que con los bancos goteando

15 El documento comenzaba diciendo que en estas horas “de confusión y crisis, hay grupos interesados en dolarizar nuestra economía”. “Sólo se han dolarizado unos pocos países que en ningún caso tienen la complejidad y magnitud del nuestro: Panamá, Palau, Micronesia, Ecuador y las Islas Marshall” y “más allá de las obvias razones de autonomía y dignidad nacional, significaría privarnos para siempre de instrumentos esenciales de política económica. Abandonaríamos definitivamente la posibilidad de tener política monetaria. La Argentina pasaría a importar definitivamente y pasivamente la política monetaria de los Estados Unidos y a depender de su fase del ciclo económico y de su aumento de productividad”. “No tendríamos instrumentos para defendernos de las devaluaciones competitivas del resto de un mundo que adoptó como regla los tipos de cambio flexibles”. La dolarización “consolidaría los actuales altos niveles tarifarios de los servicios públicos y sectores monopólicos” y, asimismo, “implicaría un dramático ajuste de los gastos esenciales del Estado, desprotegiendo a los más débiles”. El documento solicita que “en la actual crisis, por desesperación de una minoría desconcertada, no cometamos el error de comprometer el presente y el futuro de nuestra Nación, con una medida de naturaleza colonial, que más allá de su indignidad, agravaría la crisis”. Y concluye: “Dolarizar es una medida de seguridad aparente. Es una falsa medicina. Sólo servirá para dejarnos sin los instrumentos que necesita cualquier Nación en crisis para manejar soberanamente su economía y preservar sus intereses nacionales”En diario “Clarín” del 09/12/01. 16 “La dolarización es la última etapa de la denigración nacional y el inicio de una etapa colonial para quienes defendemos la libertad, la democracia, el trabajo, la dignidad y la identidad nacional (…) La confiscación en favor de los bancos transforma la usura financiera en beneficiaria del esfuerzo de los argentinos, cuando ha sido esta verdadera dictadura financiera que viene asolando a la Argentina la que ha succionado la riqueza del país hasta llevarnos hasta una desesperante situación.” En diario “Clarín” del 02/12/01.

11 depósitos una reactivación era impensable pero, con los depósitos acorralados no cabe esperar una mejora evidente y, más aún, cuando el nivel de las tasas activas seguiría afectando a las empresas (...)”17. La devaluación comienza a ser una realidad en las calles. El 7 de diciembre, los bancos llegaron a pedir hasta $ 1,20 por dólar, mientras que en las casas de cambio la divisa llegó a cotizar en $ 1,27 por unidad. En varias provincias estas cifras fueron aún mayores, es decir se estaba produciendo una devaluación efectiva de 20% sobre la tasa de convertibilidad oficial de uno por uno.

El 19 de diciembre se ejecutó finalmente el golpe de estado conducido por la fracción de grupos económicos locales que empujaban la devaluación con pesificación y el Mercosur como proyecto estratégico de desarrollo productivo regional. Ante la instalación del estado de sitio por parte de De la Rua, medida que se toma para reprimir los diferentes hechos de protesta, saqueos y operaciones de desestabilización, se responde con Cornide de la CAME (cámara que nuclea pymes) saliendo con todo a la calle, al igual que el sector nacionalista de Seineldín, más la agitación permanente del grupo Clarín y otros medios para salir a la calle en contra del estado de sitio y del gobierno, más los saqueos del conurbano organizados por los intendentes y grupos de desocupados financiados por el Duhaldismo, más los sectores del conurbano que eran llevados al centro de Buenos Aires a librar el enfrentamiento. Todo esto es acompañado por la gente, principalmente de clase media, afectados económicamente por el corralito y la política de exclusión y ajuste neoliberal, que también se veía tocada en sus valores democráticos-liberales con la instalación del estado de sitio. El 20 de diciembre aumentó la heterogeneidad de sectores, y como se hicieron presentes algunos partidos de izquierda, que sorprendidos ante los acontecimientos de una “revolución” que se había hecho sin ellos intentaron ganar algo de protagonismo, se le llamó a eso insurrección. También se le llamó argentinazo como estrategia de marketing para que algunas organizaciones puedan acumular como propio el hecho o decir que estábamos en una situación pre-revolucionaria. El “espontaneísmo de las masas” también servía para que los verdaderos protagonistas de la movida lavasen sus culpas institucionales y se legitimasen los hechos en el “accionar espontáneo de la gente” movilizada por la indignación. O para que los grupos de la izquierda posmoderna corroborasen sus tesis

17 En diario “Clarín” del 02/12/01.

12 neoanarquistas y se lanzasen convencidos de que el contrapoder de la multitud surgiría como acto de magia ante la barbarie del capitalismo salvaje neoliberal. Sostenemos la tesis de que el 19 y 20 de diciembre fue un Golpe de estado, ya que entendemos que fue un golpe que se da para cambiar el estado de relaciones de fuerzas en el territorio económico social que constituye la Argentina. Los golpes de estado hacen a la lucha entre las diferentes fracciones de capital por imponer sus intereses económico-sociales y avanzar en la imposición de su proyecto estratégico. La lucha entre capitales se da de forma permanente ya que es inherente a la reproducción del capital y se profundiza con la etapa monopolista del capital.(Ver Anexo) El primer momento es la lucha económica o guerra comercial, que en su agudización deviene en lucha política y lucha militar (en todas sus formas). En este sentido, lo que observamos en el hecho del 19 y 20 de diciembre es el momento de agudización de la lucha política entre el polo principal de la contradicción, el ALCA, y el polo secundario de la contradicción principal, el MERCOSUR. En cambio, los golpes que dan los pueblos se llaman insurrecciones, en tanto son golpes para cambiar las relaciones de fuerzas por parte de los excluidos del régimen de dominio. En los hechos del 19 y 20 de diciembre, las diferentes fracciones del pueblo juegan subordinadas a una fracción del capital, por lo que no podemos hablar de insurrección.18 Esta fracción es una de la que compone el régimen de dominio, es decir es uno de los incluidos, pero es el que menos peso tiene dentro de los incluidos. Es por ello que debe patear el tablero cuando ya ni esta condición de subordinada puede mantenerse y debe perecer transformándose en burguesía o pequeña burguesía rentista.19 Lo que si se da es que, a partir del golpe del 19 y 20 de diciembre, se vuelven mucho más favorables las condiciones para que las fracciones del campo popular comiencen a debatir y desarrollar un proyecto propio (como ya venía sucediendo desde que se había abierto la disputa y la hegemonía liberal comenzaba a resquebrajarse) no solo porque una fracción de clase al incluirlos en su alianza favorece el desarrollo de su organización y porque al enfrentarse entre ellos se debilitan, sino porque el ascenso del proceso revolucionario (en su sentido conceptual como proceso de transformación)

18 Las insurrecciones pueden darse como respuestas de los pueblos a los golpes de estado contra determinada fracción de capital que incluye de forma subordinada sus intereses (17 de octubre del 45’). Este ejemplo es muy común en las semicolonias, en donde el triunfo por parte del pueblo dirigido por la clase obrera organizada es fundamental para lanzar con mayor decisión el proceso de lucha por la liberación nacional. 19 Golpes de estado pueden producirse de muchas formas y se hacen de forma permanente con diferentes magnitudes. Basta que cambie la ganancia de determinada fracción de capital (pase del 50 al 20%) y se vea desplazada en términos políticos institucionales, para armar una jugada de golpe.

13 politiza y moviliza al conjunto de la sociedad. La agitación que debe realizar la fracción que impulsa el proceso para adelante se vuelve su propia guillotina cuando ya queda en la posición conservadora dentro del proceso.20 Si hubo 20 de diciembre, que permitió a ciertos desprevenidos dejar tranquila la conciencia de que habían estado o hecho la “insurrección”, fue porque arriba todavía no habían cerrado nada. Y hasta que no acordaban como iba a seguir la cosa, y como se traducía esta demostración de fuerzas, nada iba a desactivarse. Porque lo que se abre a partir del 19 es la “discusión” de qué línea de las que había propiciado la caída de la línea angloamericana como dominante en el estado (y aquí no importa si el nombre es De la Rua o Juan Pérez) iba a tomar las riendas e imponer medidas para transitar hacia un nuevo orden. A esto puede agregarse como secundario la cuestión de las ambiciones personales y grupales de los figurones políticos por ocupar los sillones, las oficinas o ser candidatos, quienes se peleaban además por ver quien representaba mejor los intereses de uno u otro bando. La noche del 19 y hasta las 3 de la mañana del 20 hubo una importante reunión entre representantes del gobierno y del PJ. Participaron, entre otros, el jefe de gabinete Cristian Colombo, el ministro del Interior Ramón Mestre, el presidente del Senado Ramón Puerta, el gobernador Rückauf y el senador Eduardo Menem. Se buscaba reamar la alianza dominante hasta antes de que los halcones norteamericanos patearan el tablero. Con tanto en común para qué iban a andar peleados. Se coincidió en impulsar un cambio de ministros, integrar un gabinete de unidad y preservar la institucionalidad y la autoridad presidencial. Colombo se haría cargo del ministerio de Economía. El menemismo acompañaba pero sin exponerse con representantes propios. Sin embargo, como diría indignado De la Rúa, “Otros querían el poder”. Los señores del Mercosur no iban a pacificarse tan fácilmente para quedar nuevamente afuera. Por lo tanto, los asistentes a la reunión que terminó a las tres de la mañana se saludaron con el centro porteño hecho un infierno y se levantaron con la misma imagen. Los justicialistas y radicales de Buenos Aires, actores políticos del Movimiento nacional Productivo y lanzados a la devaluación y pesificación, planteaban un cambio de gobierno. Una extendida situación de saqueos y protestas continuó manifestándose

20 “Cada uno de estos partidos políticos (interés económico-social) se apoyan en el más avanzado. Tan pronto como han impulsado la revolución lo suficiente para no poder seguirla, y mucho menos para poder encabezarla, es desplazado y enviado a la guillotina por el aliado más intrépido que está detrás de él. La revolución se mueve de este modo en un sentido ascendente.” XVIII Brumario de Luis Bonaparte, Buenos Aires, CS ed., pág. 38

14 en muchas provincias. Mientras Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz, exigía la convocatoria a elecciones de forma inmediata, las contradicciones entre Duhalde (que contaba con el apoyo de los intendentes del conurbano) y Rückauf, más ligado al departamento de estado norteamericano con la línea Bush y quien se ofreció para asumir en cualquier circunstancia en una posible alianza con Puerta (Misiones), estaban a la orden del día. El problema era por ver quien iba a estar subordinado, si el sector pro Mercosur o el Departamento de Estado norteamericano y el conjunto de los actores que englobamos dentro de la fracción americana-yanki. En esta situación, Adolfo Rodríguez Sáa hizo alianza con otras 9 provincias, mucha de ellas que respondían al menemismo, y con golpe de mano mediante intentó una “tercera posición” entre devaluacionistas y dolarizadores mediante la creación de una “tercera moneda” que salve la convertibilidad sin dolarizar, expresando “la posición de los españoles”, tal y como acusaban los cuadros de la banca angloamericana. Rodríguez Sáa para llegar a la rosada debía acomodarse en la vacante, aunque no estaba solo, y aparecía cercano al Vaticano. El experimento duró apenas una semana y Rodríguez Sáa dejó el poder a los apurones. No había posibilidad a salidas intermedias, la situación de empate hegemónico entre capitales financieros lo hacía imposible. Con un nuevo cacelorazo y el conurbano en llamas, además de las amenazas de muerte que recibió, tuvo que recluirse en su provincia y desde San Luis enviar la renuncia. El golpe de estado fue seguido de golpe de mano21 y recién entonces llegó el turno de Duhalde, luego de una transición de unos días a cargo de Puerta. Su primera preocupación, aun antes de asumir fue sacarse de encima a la Corte menemista. Treinta días después, le quedó claro que todos jugaban fuerte y tuvo que retroceder para no perder todo. Desde ahí comienza el proceso donde la iniciativa esta en manos de las fuerzas neoliberales, con la línea americana y angloamericana jugando juntas, salvo en algunas posiciones, y que terminará con un nuevo golpe de estado: la Masacre del Puente Pueyrredón. El principal resultado del mismo será el llamado a elecciones anticipadas (pos acuerdo con el FMI), como se pedía desde Washington, y terminaría

21 Los golpes de estado pueden estar seguidos de golpes de mano, es decir, cambio en la mediación político institucional (presidente, ministros, juez de la corte suprema, etc.). Puede suceder que la mediación política institucional se discipline al nuevo estado de relaciones de fuerza y, por lo tanto, pase a expresar los intereses económico-sociales de la nueva fuerza dominante en el estado. Uno de los casos más conocidos es el de Menem, que luego del golpe inflacionario del 89’ se disciplina y se acomoda a los intereses de los ganadores: el capital financiero transnacional angloamericano.

15 con un regreso triunfal de Menem, quien vendría con el proyecto escrito abajo del brazo: ALCA y dolarización. El solo debía poner la cara, los señores de las redes financieras transnacionales se encargarían de gobernar. Pero las cosas no resultaron como se había planificado; en el terreno de la política todo puede fallar.

16 II

DUHALDE-ALFONSÍN AL GOBIERNO EL GRUPO PRODUCTIVO AL PODER

El 1 de enero del año 2002, Duhalde fue designado presidente por una abrumadora mayoría legislativa, luego de los sucesos del 19 y 20 de 2001. El ex gobernador bonaerense contó con el apoyo del justicialismo, de la UCR y del Frepaso; obtuvo 262 votos a favor, 21 en contra y 18 abstenciones; y por un acuerdo en el PJ, se autoexcluyó de competir en las próximas elecciones presidenciales. En un principio iba a ejercer el mandato hasta diciembre de 2003, pero la Masacre del 26 de junio terminó con anterioridad su mandato. Al asumir, confirmó la decisión de Rodríguez Saá de declarar la cesación de pago de la deuda externa y expresó su diagnóstico de la situación del país para golpear contra la convertivilidad: "La Argentina está quebrada. La Argentina está fundida. La propia esencia de este modelo terminó con la convertibilidad. Arrojó a la indigencia a dos millones de compatriotas, destruyó la clase media, quebró nuestras industrias y pulverizó el trabajo de los argentinos".22 Además Duhalde pronunció los tres objetivos básicos que el gobierno se proponía alcanzar: reconstruir la autoridad política e institucional, garantizar la paz social y sentar las bases para el cambio del modelo económico y social. El objetivo central era el último, mientras que los demás solo conformaban medios y condiciones para lograrlo. En enero del 2002, el llamado “Movimiento Productivo Argentino”, “armado” por Duhalde (y en menor medida Alfonsín) un año antes de asumir la presidencia, pasaba a ser dominante en la esfera de gobierno. Los grupos económicos locales fueron los conductores de esta fuerza policlasista para enfrentarse al proyecto estratégico del

22 La Nación, 2 de enero de 2002.

17 capital financiero transnacional, el neoliberalismo, y su plan estratégico para llevarlo adelante: el ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas). No por casualidad, el primer gran apoyo a Duhalde provino desde el Brasil (núcleo del desarrollo de una alternativa continental al ALCA), donde recibieron con gran alivio el fin de la convertibilidad y la posibilidad de avance del Mercosur. La decisión del nuevo presidente de no dolarizar, y tender hacia una flotación del peso o una "pesificación", sonó como música para los oídos de la cúpula brasileña, que días atrás, cuando el panorama todavía no se había aclarado, se espantaba al escuchar que la convertibilidad continuaría. El presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, inclusive había llegado a operar abiertamente en favor de una devaluación "a la brasileña" durante las últimas semanas. La designación del diputado como nuevo ministro de Economía también fue una muy buena señal para Brasil. Remes Lenicov era considerado un cuadro del proyecto MERCOSUR, que veía al bloque como un instrumento vital para negociar y ser escuchado en el mundo. La gran apuesta a corto plazo de Brasil era avanzar para consolidar al Mercosur como una Unión Aduanera -es decir, que los países socios acuerden un arancel común para los productos que ingresan en el bloque- y no meramente un área de libre comercio, táctica que fue pensada como medio para luego avanzar con el ALCA. La Federación de Industriales y Empresarios de San Pablo (FIESP), núcleo de la burguesía brasileña y órgano fundamental del desarrollo del Mercosur, consideraba de vida o muerte sumar a Argentina al proyecto porque de lo contrario era imposible su desarrollo. La masa crítica de poder suficiente para librar el enfrentamiento contra el proyecto ALCA, solo era posible de articular junto con la Argentina. La dupla Duhalde- Alfonsín eran los personajes locales de un enfrentamiento de dimensión regional.

El movimiento productivo argentino

El 22 de junio de 2001, Duhalde y Alfonsín salen a impulsar un “nuevo movimiento nacional empresario”. En realidad ese día fue el lanzamiento formal de algo que ya venía funcionando: un nucleamiento político empresario autodenominado "transversal", ya que no responde a una filiación partidaria específica, que en su carta fundacional planteó un cambio del modelo económico. "El pensamiento productivo está

18 disperso y hay que ubicarlo en el centro de la escena, a la vez que hay que desplazar al poder financiero"23, señaló Duhalde ese mismo día.24 Lo de transversal deviene de la crisis de los partidos políticos, siendo los dos partidos tradicionales puestos en crisis por el cambio de las estructuras sociales producido a partir del triunfo del capital financiero transnacional, específicamente el angloamericano y su proyecto neoliberal. Este cambio de las estructuras sociales produce una crisis en las mediaciones políticas, que mediaban las antiguas relaciones sociales y expresaban a los antiguos actores económicos sociales, y deviene en una crisis de los partidos políticos, que termina con la crisis del sistema político institucional en su conjunto. Este proceso se pone en evidencia con la mayor nitidez posible durante la crisis del 2001, los sucesos de diciembre, y el enfrentamiento entre dos proyectos estratégicos empatados en su intento por lograr la hegemonía: el ALCA y el Mercosur. Ambos atraviesan a los partidos políticos deviniendo en la conformación de dos grandes fuerzas, no sin contradicciones y con multiplicidad de intereses y de actores. Desaparecen el partido de la industria (PJ) y el partido del agro (UCR), para ir transitando hacia un nuevo orden donde el enfrentamiento principal es proyecto productivo versus proyecto financiero. Los actores que conformaron el Movimiento Productivo Argentino son muy numerosos, pero a modo representativo cabe destacar quienes se encontraban en la reunión de lanzamiento, que tenía como objetivo específico firmar el denominado Documento Fundacional del Movimiento Productivo Argentino. Los actores económicos que se encontraban en la reunión eran: Osvaldo Rial (vicepresidente de la Unión Industrial), Eduardo Buzzi (titular de la Federación Agraria), Dardo Chiesa (CARBAP), Gregorio Chodos (Cámara de la Construcción), Alberto Vázquez (SANCOR), Nilda Brovida (Telmec) y Mario Frigerio (Cámara de Informática), Juan de Anchorena (Sociedad Rural), Alberto Iribarne (Grupo BAPRO), Raúl Lamacchia (vicepresidente de la CAME) y Hugo Levín, titular de la Cámara del Libro. Obviamente el grupo Techint, Arcor, Pérez Companc, etc., eran

23 Clarín, 22 de junio de 2001. 24 En una entrevista a página 12, hecha durante el mes de enero de 2002, Duhalde afirmaría: Me sorprendió la unanimidad de los partidos políticos cuando los convoqué para crear ese movimiento productivo que, a mi criterio, debería ser la base del poder futuro. Yo venía sosteniendo que en el centro de las decisiones políticas de un gobierno tienen que sentarse los que producen, los que trabajan. Es así en todos los países que defienden sus intereses y trabajan juntos empresarios, productores y el poder político. Mire, de mí pueden decir cualquier cosa, pueden esperar que me equivoque porque soy un ser humano, pero jamás que traicione a mi país. Por ninguna razón. El que ataca los intereses nacionales es un traidor.”

19 parte del movimiento. Además de los nombrados con anterioridad, los actores políticos que asistieron fueron: el vicegobernador bonaerense, Felipe Solá, el ex intendente de San Isidro Melchor Posse, Alfredo Allende (UCR) y Héctor Cavallero (Partido del Progreso Social de Santa Fe). Por la Capital, asistieron el secretario de Desarrollo Económico, Eduardo Hecker, y los legisladores justicialistas Alberto Fernández y Julio Vitobello. También había numerosos dirigentes del Frepaso. Posse declaró en representación del radicalismo (poniendo presión sutilmente al gobierno de De la Rua) que "el presidente de la República tiene que entender que no es contra él" la constitución de este movimiento, "sino para apoyarlo cuando defina un proyecto que enfrente a los grandes grupos financieros". Es decir, que si no los enfrentaba no solo que no lo iban a apoyar sino que estaban construyendo la fuerza para llevar adelante otro proyecto estratégico.

Entre otras cosas, el documento estableció que "naciones como España, Italia, Brasil, Chile, Francia —por sólo nombrar algunas— hicieron el ajuste y la reconversión de sus economías para moverse en el mundo global. Pero además esos Estados tienen un proyecto propio de Nación (...). Reivindican el valor intrínseco de lo nacional aún dentro de la globalización".

El Movimiento Productivo Argentino continuó con "dos líneas de acción simultáneas". Una de ellas fue impulsar la formación de espacios similares a nivel provincial, regional y local para expandirse territorialmente. De hecho, y a modo representativo, el 28 de octubre se lanza en la provincia de Buenos Aires el movimiento productivo bonaerense presentado por , como un grupo que nuclea a empresarios y entidades agropecuarias de la Provincia. El mismo contó con la asistencia de Melchor Posse, por el radicalismo provincial, y del cura Luis Farinello, del Polo

Social. La otra línea de acción comprendía “la formación de un grupo de estudio y análisis de la realidad, para que sea la expresión del pensamiento nacional en materia económica y para la organización de actividades académicas y editoriales”25, y para ello se convocaría a intelectuales y pensadores nacionales. Es decir, necesitaban formar y nuclear a los cuadros políticos estratégicos (intelectuales) para desarrollar el proyecto estratégico “productivo”, y disputar en el plano de las ideas dominantes al proyecto neoliberal. El mismo Duhalde, en una entrevista, hablaba de que los argentinos deben

25 Clarín, 22 de junio de 2001.

20 recuperar la conciencia nacional, mientras el Grupo Clarín, organizador estratégico (en tanto elaborador de una cosmovisión) de los grupos económicos locales-regionales, profundizaba sus críticas al neoliberalismo, convocaba al desarrollo de un modelo productivo y legitimaba todo tipo de protestas. Es necesario, para continuar con el análisis, debatir la visión de aquellos que en los análisis “políticos” ven solamente el plano político institucional y analizan solamente actores políticos, como si el plano político fuese una esfera de actuación autónoma escindido de los actores económicos sociales y actores estratégicos (medios de comunicación, intelectuales, etc.) o con una relación puramente azarosa, casual o de lobby; es decir, el tipo de análisis que por lo general se denomina “ciencia política”, que se puso muy de moda en los 90’ y que se espanta de ver los vínculos orgánicos, aunque no lineales y con sus lógicas y especificidades, entre economía y política. En este sentido Gramsci aporta lo siguiente: “La política es acción permanente y da nacimiento a organizaciones permanentes en cuanto se identifica con la economía. Pero esta última se distingue también de la política y por ello se puede hablar separadamente de política y economía y se puede hablar de ‘pasión política’ como de un impulso inmediato a la acción que nace en el terreno ‘permanente y orgánico’ de la vida económica, pero lo supera, haciendo entrar en juego sentimientos y aspiraciones en cuya atmósfera incandescente el mismo cálculo de la vida humana individual obedece a leyes diferentes de las que rigen el pequeño interés individual”26 El llamado Movimiento Productivo Argentino, que lanza a Duhalde como máxima expresión política de la fuerza enfrentada al “modelo financiero”, refleja de forma contundente esta aseveración que da cuenta de las relaciones entre política y economía, donde el duhaldismo-alfonsinismo son parte y expresan un proyecto estratégico que emerge del terreno permanente y orgánico de la vida económica (y que había sido derrotado en forma completa en el 89’) pero que es superado por el impulso político que articula un policlasismo e integra los planos afectivos y valorativos como elementos de la fuerza emergente.

Composición del gabinete

En los avances que realizó para estructurar el equipo de colaboradores que lo acompañaría en su gestión de dos años, Duhalde había fracasado en los intentos que

26 Gramsci, La política y el estado moderno, pág 15, Distribuciones Fontamara, 1998.

21 hizo para que el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, se convirtiera, precisamente, en jefe de Gabinete y para que el senador por Entre Ríos Jorge Busti estuviera a cargo del ministerio del Interior. Duhalde le “propuso” además al titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren, que sea secretario de Industria como primer paso. El ex dueño de la firma textil Coniglio asumiría después en el Ministerio de la Producción (un ministerio creado para él). Los empresarios del “grupo productivo” pusieron a Mendiguren para tres tareas concretas: la devaluación, la pesificación de la economía y para implementar medidas que signifiquen una reactivación industrial. Tres medidas para reactivar sus ganancias o perecer en manos del capital financiero transnacional, simbolizado en la Argentina por las petroleras, los bancos extranjeros y las privatizadas. Como ministro de economía asumiría, por breves pero agitados meses, Remes Lenicov, de 51 años, licenciado en Economía de la Universidad Nacional de La Plata. Llegó al PJ en los años 70, cuando militaba en la juventud universitaria peronista. Remes Lenicov era un hombre de los grupos industriales de Buenos Aires y tenía como gran antecedente haber “inventado” el patacón (bonos que circulaban como moneda en la provincia de Buenos Aires) un año antes, evitando el quiebre de la provincia. Sin “respaldo” de ningún tipo en el sentido tradicional de la palabra (reservas) el patacón funcionó casi sin devaluarse, lo que constituye una muestra clara que eso depende del poder que tenga una fuerza para hacer circular una moneda antes que de variables específicamente “económicas” como nos quieren hacer creer muchos economistas. iría como Jefe de Gabinete. En el bloque de senadores del PJ, al que accedió tras las elecciones de octubre, este economista chaqueño cultivó una cercana relación con Eduardo Duhalde y se constituyó como una de las principales patas políticas del duhaldismo para articular a los diferentes sectores y actores que lo componían. , el gobernador de Buenos Aires, fue como canciller. Aspiraba a quedarse en la presidencia en 2003. Fue vicepresidente de la Nación entre 1995 y 1999, es decir con , y vanagloriándose de sus contactos en Washington venía a expresar los intereses del capital financiero transnacional americano-yanki, es decir, de las grandes corporaciones transnacionales que están detrás de Bush y los republicanos enfrentados a Clinton y los demócratas. Como veremos más adelante, jugó un papel crucial dentro del gobierno para promover la masacre del 26 de junio y en los diferentes intentos de girar hacia la “derecha”. Este dato es un elemento central para entender que

22 hay que ver más allá del plano político institucional y observar dicha dimensión como la cristalización, en el plano de las mediaciones políticas-institucionales, del estado de relaciones de fuerzas que se da en determinado territorio social. También expresaban una posición similar a la del flamante canciller el Ministro de Defensa, , quien había quedado del gobierno de De la Rúa y repetía las doctrinas de defensa y seguridad emanadas por el Pentágono, como también el vocero presidencial, Eduardo Amadeo. Como ministro del Interior asumiría . Era el único de la primera línea del gobierno de Adolfo Rodríguez Saá que mantenía su cargo. Su última tarea de peso en la vida política fue como gobernador de Mendoza, entre 1991 y 1995. Rodríguez Saá aparecía en lo político como alguien alineado a la iglesia, específicamente al Vaticano y al conjunto de empresas españolas asentadas en la Argentina, las cuales guardan estrecha relación con esta inmensa monarquía absoluta. Sería ilógico pensar que este estado multinacional no tenga asiento económico y que no funcione expresando sus intereses, los cuales van mucho más allá de determinadas máximas morales. Uno de los principales actores económicos locales cruzados con esta fracción de capital en la Argentina es Pérez Companc. De hecho la familia Perez Companc es referente en el opus dei y su máximo dirigente ejecutivo por entonces, dirigía el consejo empresarial católico de la Argentina. Siguiendo esta línea de análisis, los liberales de la Fundación Mediterránea, en un acto de esclarecimiento profundo de la realidad que se iba escapando de sus riendas, afirmaban, con marcada indignación, que “con Rodríguez Saá, el dólar lo fijaron los españoles. Con Duhalde lo fija José Ignacio de Mendiguren. ¿Por qué nadie quiere dejar que lo fije el mercado?”27 Es decir ellos junto con el City Bank y compañía. Como ministro de Trabajo iría . Con su designación, volvía a manejar la cartera laboral un sindicalista, en este caso el titular de la Confederación de Obreros y Empleados Municipales de la Argentina (Coema). Militante de la CGT oficial de Daer, sin embargo siempre estuvo al lado de Duhalde, que impulsó su ingreso en la Cámara de Diputados. El hecho de que entre un sindicalista a trabajo, por más que provenga de la CGT de Daer, es más que significativo ya que demuestra la constitución de una alianza de clases entre los grupos económicos locales y la clase obrera28 para 27 Página 12, 6 de enero de 2002. 28 Vale aclarar, para desactivar los pruritos éticos a la hora de hacer un análisis, que Daer, mal que nos pese, era el máximo representante de la clase trabajadora. Esto a su vez evidencia el lugar desde donde venían, en general, las organizaciones del pueblo: el nivel más bajo de lucha económico-gremial, máxima fragmentación, corporativización y desorganización.

23 enfrentar el proyecto neoliberal. Este no es el único indicador de esta alianza, que abarca un espectro mucho más amplio, incluyendo a la Federación de Tierra y Vivienda -FTV- (organización territorial dentro de la CTA) cuyo máximo dirigente es Luis D’Elía y a la CCC (frente territorial-sindical del Partido Comunista Revolucionario – PCR-) de Alderete. Aquí se observa cómo los grupos económicos locales deben incluir a un interés económico-social subordinado y favorecer la organización del mismo, para enfrentar de forma favorable en el plano político a quienes detentan el poder económico y, por lo tanto, son los ganadores de la guerra económica en el escenario “liberal”. Como ministro de Justicia asumiría Jorge Vanossi. De militancia radical y cercano al alfonsinismo. Fue un ferviente opositor a la ampliación de la Corte Suprema y de la reelección de Menem. Embestir contra la Corte Suprema, una de las instituciones insignias del menemismo, y promover el juicio a sus integrantes, era su tarea principal. De alguna manera tenía que deshacer lo que había cedido Alfonsín, su jefe, en el Pacto de Olivos con Menem. Aníbal Fernández sería el nuevo Secretario gral. de la Presidencia, y era un hombre de estrecha confianza de Duhalde. Dirigente de Quilmes, Aníbal Fernández era uno de los cuadros del conurbano que manejaba toda la red barrial del PJ bonaerense, lo que le proporcionaba al duhaldismo-alfonsinismo una fuerza fundamental a la hora de la disputa en las calles y para controlar cualquier intento de desestabilización mediante estallidos, saqueos, etc. (algo que el duhaldismo sabía hacer muy bien) Por otro lado, Duhalde decidió que su esposa controlaría Desarrollo Social y le ofreció la vicejefatura de Gabinete a Juan Pablo Cafiero, proveniente del Frepaso, quien accedió rápidamente. “Hay que entender que vivimos una crisis terminal para el sistema de partidos y es nuestra obligación poner el hombro para salir de la crisis. Además ya hay dos ministros radicales, también está De Mendiguren, así que no es un gobierno peronista”, justificaba Alessandro (actual embajador en Cuba). Además de la composición del gabinete en áreas claves, en donde en realidad se quería reflejar la composición de la fuerza que trata de avanzar a partir de diciembre de 2001, hay una cuestión a destacar para marcar lo que se viene diciendo hasta ahora. Se trata de la formalización de la alianza Duhalde-Alfonsín, producida durante una reunión que mantuvo los primeros días de enero en la Casa Rosada el titular del radicalismo, Angel Rozas, con Duhalde. Este le ratificó el apoyo del partido, y dijo que ambos

24 coinciden en la necesidad de establecer "un nuevo modelo" y "un proyecto de identidad nacional que premie a los que producen y los que trabajan en la Argentina, dejando de lado la especulación financiera".

Programa económico

El programa económico llevado adelante por Remes Lenicov fue sufriendo permanentes modificaciones por las presiones ejercidas por los grupos empresariales más poderosos, que aparecían como los bancos extranjeros, las petroleras y las privatizadas. Es decir, los ganadores de la convertibilidad. En los primeros días de enero, el plan económico era el siguiente: 1Formalizar la abolición de la convertibilidad por ley 2Constituir un nuevo tipo de cambio para las operaciones de comercio exterior, establecido en base a una canasta de monedas, que cotice alrededor de 1,40 pesos por dólar 3Dejar liberado un mercado cambiario para aquellos que quieran comprar dólares en bancos y casas de cambio a la paridad que fije el mercado. 4Pesificar las tarifas 5Armar dos sistemas para deudores de más y de menos de 100.000 dólares. Para los deudores de más de 100.000 dólares, habría prolongación de los plazos y reducción de la tasa de interés para mantener inalterada la cuota en pesos. Para deudas menores a ese monto, se pesificaría el total. 5Conseguir un préstamo extraordinario de Washington de más de 15.000 millones de dólares. 6Emitir 3000 millones de Lecop (bonos que actúan como moneda circulante) para financiar planes sociales y sueldos provinciales. 7Otorgar al Ejecutivo el poder de fijar precios máximos en productos críticos. 8Cambiar la política exterior y avanzar en la alianza estratégica con Brasil para desarrollar el Mercosur.

Ante este plan comenzaron a aparecer las amenazas de tarifazos y de remarcación. Con la inminencia de la devaluación, en diversos rubros se pudo verificar aumentos de

25 precios y desabastecimiento. En tanto, sobre el Gobierno se desató una fuerte presión de los lobbies para evitar pagar los costos de la modificación cambiaria: las privatizadas reclamaban un ajuste del 40 por ciento en las tarifas si se pesificaban, los grandes grupos querían que pesifiquen sus deudas en dólares y hubo presión del gobierno español en tanto guardián de los intereses de sus empresas. El propio jefe de gobierno español, José María Aznar, le transmitió a Duhalde la preocupación de sus connacionales con capitales en el país y la posibilidad – ¿amenaza?– de abandonar Argentina en caso de verse perjudicados por las nuevas reglas. Gobierno y legisladores se acusaron por igual de ser permeables a las operaciones de los grupos de poder. Los legisladores que expresaban los intereses de las privatizadas, las petroleras y de los bancos extranjeros comenzaron a operar fuertemente en contra de la ley de Emergencia Económica. Para desactivar estas operaciones, el duhaldismo-alfonsinismo decidió atacar a los díscolos menemistas encolumnando a los gobernadores. La conducción del bloque también debió atender los reclamos de los legisladores de extracción sindical. Saúl Ubaldini y Oraldo Britos eran los más enérgicos. Al primero lo calmó el propio Duhalde, quien le aseguró que en el transcurso de la semana siguiente se presentaría un programa social no contemplado en la ley que se debatía en ese momento. A Britos, en tanto, se le aceptó la incorporación de dos párrafos conteniendo la suspensión de los despidos por 90 días y el respeto de los convenios colectivos. Mientras, los mayores focos de pensamiento liberal levantaban la voz contra el desordenado regreso del “setentismo”. La Fundación Mediterránea, tanque de pensamiento (think tank) desde donde surgió Domingo Cavallo, quien a partir del 91’ llevó adelante el plan del City Bank para la Argentina, comenzó a actuar lanzando un análisis que, bajo el título de “Devaluación: hecho consumado”, amenazaba con los peligros de un rebrote inflacionario: baja de salarios y precios de activos en dólares, fallidos controles de precios, estanflación y desabastecimiento, magnificación de la economía en negro por culpa de tipos de cambio (valores del dólar) múltiples, y hasta una caída de rentabilidad de las exportaciones. La pesificación de los contratos y las tarifas haría desaparecer a su vez el crédito, trepar las tasas de interés y cesar las inversiones. Dieciocho días después de la durísima caída de Domingo Cavallo, su regimiento volvía a la carga para diagnosticar y “predecir” lo que en realidad iban a intentar producir.

26 La ingenuidad más grande –y mayor debilidad- de los señores del Mercosur fue creer que el FMI iba a financiar su proyecto. Si en política hay errores, y es en este terreno en donde se dirimen los enfrentamientos entre las clases, fracciones de clase y capas, la creencia de que el FMI iba a financiar el proyecto estratégico contrario a los intereses que expresa y representa roza con la estupidez. Muy por el contrario, iban a utilizar como siempre el arma del financiamiento para imponer la política económica que responda a los intereses del capital financiero transnacional. Tanto desde el exterior como internamente, las fracciones americana-yanki (Bush) como la angloamericana (Clinton), alianza que conforman el frente angloamericano- yanki y aparece como el imperialismo norteamericano, comenzaron a moverse en conjunto para trabar el plan y desarrollar la etapa superior de la convertibilidad: la dolarización y el ALCA. Para ello no solo viajaron a Chile combinando una acción de urgencia con Menem y entraron a la Casa Rosada de la mano de los gobernadores de Neuquén y Chubut con un ofrecimiento contrario a una ley nacional recién promulgada (que también estableció retenciones a las exportaciones de hidrocarburos), sino que además trajeron técnicos propios para elaborar un “plan sustentable” para la Argentina. Los técnicos eran norteamericanos y el plan era condición necesaria para que el FMI desembarque con los dólares.29 En el plan preparado por Jorge Remes Lenicov el punto central era la pesificación total de la economía e incluyó la desaparición del tipo de cambio oficial, con libre flotación de la moneda. A cambio pidió 20 mil millones de dólares al FMI para que le den 15 mil millones. El programa “sustentable” que se presentó al FMI se completaba con otros puntos sacados de la receta ortodoxa, es decir, neoliberal. Por no decir otra cosa, menudo problema era el que se le presentaba a Duhalde que sostenía un discurso contra los neoliberales y, a la vez, debía acercarse a Bush, quien también le reclamaba adhesión incondicional a su proyecto imperial de libre comercio en las Américas (ALCA). Para Bush el proteccionismo era equivalente a terrorismo, sobre todo cuando lo aplican los países americanos de México para abajo y los competidores de Estados Unidos.

29 Maccarone, el presidente del Banco Central, fue uno de los primeros en intentar producir un golpe para cambiar la relación de fuerzas a favor del bloque imperialista. Dos fueron las movidas realizadas. En primer lugar aplicó mayores trabas al corralito, de las cuales Economía tuvo que retractarse poco después, y que le provocaron el primer cacerolazo al gobierno. En segundo lugar, el Banco Central emitió una circular que estableció que las deudas en dólares que no se pesificaban se debían pagar al valor de esa moneda en el mercado libre. Dos claras jugadas a favor de los bancos extranjeros que le costaron su puesto en el Banco Central. En su lugar asumió Blejer, ex funcionario del FMI, quien se disciplinará momentáneamente, pero que luego comenzará a operar a favor de los intereses que representaba.

27 José Ignacio de Mendiguren, el hombre puesto por la UIA en el flamante y fugaz Ministerio de Producción, perteneciente a la fracción denominada Industriales (comandada por Techint), expresaba de forma clara el programa a seguir por el gobierno, como también las contradicciones, el contra quién y el con quién:

“La producción es inviable si tiene que cargar con la mochila del endeudamiento en dólares. Además, para llegar a la reactivación, lo primero que debemos hacer de manera urgente es desactivar la bomba del corralito. Después necesitamos el acuerdo con el FMI, que es clave, y lograr que la devaluación no se traslade a precios. A partir de ahí podemos montar un escenario de crecimiento. Pero en nuestro proyecto (el de la Unión Industrial) hicimos hincapié en la redistribución del ingreso, hablamos de inyectar demanda con un seguro de desempleo universal para padres desocupados... el salario no es un costo, es una inversión, es demanda y es justicia social. No me gustaría que este proceso de arranque venga acompañado de una absoluta desnacionalización del aparato productivo... Hay que tener cuidado, porque es posible que salgamos de esta crisis en medio de un proceso de desnacionalización, que nos transformará definitivamente en colonia. A lo mejor no tenemos claras todas las salidas a la crisis, porque las posibilidades son enormes, pero lo que hay que tener en claro es el objetivo.”30

El último punto del programa fue alinearse definitivamente con Brasil para tratar de salir de la crisis económica, apuntando a converger en una moneda única a un mediano plazo. Para eso, la pesificación de todos los depósitos y créditos, era considerada uno de los primeros pasos. Apoyando y operando a favor de las decisiones tomadas, Brasil subió la apuesta y a través de su embajador, José Botafogo Gonçalves, hizo responsable al FMI y especialmente a Anne Krueger de la crisis argentina e instó a que se le dé una ayuda financiera inmediata, en apoyo al plan presentado por el gobierno. También guardaban cierto aire de ingenuidad nuestros hermanos brasileños. Esta relación venía desde hacía tiempo. En un almuerzo con el Grupo Brasil -empresarios brasileños con negocios en la Argentina-, Duhalde llegó a criticar en 1999 medidas del ex presidente Carlos Menem que crearon conflictos en el Mercosur, y había pronunciado la frase que se volvió lugar común: "Los problemas del Mercosur se

30 Página 12, 19 de enero de 2002.

28 resuelven con más Mercosur". De esta forma trataba de imponerse el proyecto productivo comandado por los grupos económicos locales, que buscaba iniciar un proceso de reindustrialización y desarrollo regional. Jorge Todesca, Viceministro de Economía, manifestaba claramente los objetivos de este plan económico: “Un tipo de cambio más competitivo tiene más efecto en aquellos sectores donde hay más valor agregado. Con el modelo anterior, la convertibilidad, sólo podía generarse excedentes por ventajas naturales, es decir en el campo y los hidrocarburos. La convertibilidad paró las exportaciones industriales, no las de trigo. En los últimos años tuvimos cosecha record con atraso cambiario, porque el atraso afecta los ingresos mientras las cantidades producidas son muy poco elásticas. En cambio, para exportar industria se necesita mucho más que ventajas naturales. Este modelo está más orientado a la industrialización que el anterior. El anterior quebró a la industria.” Antes de ser disciplinado por las fuerzas del neoliberalismo, Duhalde afirmaba que “cualquier presidente de un país digno no puede aceptar presiones y no podría aceptarlas de empresas de servicios públicas que aplicaron tarifas excesivas... No podría aceptar presiones de empresas petroleras que ganaron mucho y quiero que sigan ganando, pero que aparte deben hacer su aporte... Tenemos que despertar la conciencia nacional”.31

El armado de la alianza de fuerzas del grupo productivo

El primer gran “apoyo” extra regional al gobierno fue del Jefe del Estado alemán, Gerhard Schroeder, quién visitaría a la Argentina el 14 y 15 de febrero, con el objetivo declarado de "profundizar" la cooperación con el país y la región. El Jefe de gobierno germano llegaría con una importante comitiva compuesta por unas 150 personas, entre las cuales vendrían un grupo numeroso de empresarios y alrededor de 30 periodistas alemanes. Este fuerte apoyo se debía a que en el enfrentamiento de la línea franco-alemana contra las líneas de capital financiero transnacional americana y angloamericana, con su proyecto estratégico Unión Europea-EURO-, cualquier retrazo, traba o disputa al ALCA es favorable a sus intereses económico-sociales. Su apoyo al Mercosur no proviene de ningún sentimiento de nobleza, como tampoco porque este sea

31 La Nación, 31 de enero de 2002.

29 su propio proyecto en América Latina como algunos confunden. El otro “apoyo” provino del movimiento obrero organizado. Por parte de la CGT de Daer el apoyo fue total, poniendo hasta funcionarios en el gobierno. Por parte de la CGT disidente conducida por Moyano, el apoyo estaba condicionado a "Si acierta con las medidas". En este sentido, Hugo Moyano le pidió a Duhalde que convoque al consejo del salario mínimo vital y móvil y el reintegro del 13 por ciento de los sueldos a estatales y a los jubilados. Duhalde le pidió “ayuda” ante la “fuerte presión de los grupos financieros” sobre él y su ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, y prometió que actuaría “con firmeza”.32 Por otro lado, Duhalde hasta ese entonces todavía legitimaba la protesta y afirmaba que si no fuera Presidente "estaría en un piquete o con una cacerola". Mientras, se reunía con el Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo), liderado por Víctor De Gennaro, y destacaba en tono de acercamiento, que si bien "son bien intencionados", su propuesta de otorgar puestos de empleo con un salario mínimo de 380 de pesos, más 60 pesos por hijo, es "impracticable".33 Por último, Duhalde terminó de formalizar el apoyo de las principales organizaciones de desocupados. Se reunió con los líderes de la FTV, Luis D´Elía, y de la CCC, Juan Carlos Alderete, que le reiteraron el reclamo de un millón de puestos de trabajo y "le pidieron que no se deje presionar por los sectores financieros". Duhalde aseguró, en el declaraciones a radio Nacional, que se otorgarán un millón de planes, de los cuales una cuantiosa parte iban a estar destinadas a estas dos organizaciones.

Plan cárdenas dólar soberano: El golpe del proyecto ALCA sobre el Mercosur.

A fines de enero, en la city salió a la luz como el “Plan Cárdenas”. Se trataba del programa que algunos de los bancos extranjeros más poderosos, con el ejecutivo del grupo angloamericano HSBC Emilio Cárdenas a la cabeza, le presentaron a Eduardo

32 La Nación, 29 de enero de 2002. 33 La Nación, 31 de enero de 2002.

30 Duhalde, y a quien ofrecieron el levantamiento del corralito como el bocado más apetecible. Desde la embajada de Estados Unidos ya corría la orden emanada desde el Departamento de Estado de que el gobierno debía perecer. La jugada consistía en llevar el dólar a tres pesos y dolarizar después de tener inflación, para licuar salarios y pasivos. Los bancos extranjeros traerían los dólares para devolver los depósitos y hacer quebrar a los que no puedan hacerlo. Después se quedarían con las instituciones quebradas y forzarían a achicar la banca pública. El plan Cárdenas apuntaba a desestabilizar la economía para tomar tajada de la crisis; mientras el ejecutivo aparecía como un aspirante a ministro. Detrás de Cárdenas no sólo estaban los grupos financieros más poderosos del mundo. En el plano político interno contaba con el paraguas que le otorgaba el flamante canciller Carlos Rückauf. Los bancos HSBC, BankBoston y Citibank eran los que comandaban dicho golpe y estaban dispuestos a importar los dólares que sean necesarios para devolver los depósitos de sus clientes, como forma de quedarse con el control pleno de la economía. Después de la devaluación y las quiebras todo sería más fácil: los activos de los bancos caídos podrían conseguirse por un puñado de dólares y las carteras irrecuperables pasarían al Estado. El establishment financiero pedía a los gritos que el Estado sea el que pague todos los platos rotos por la crisis. Incluso, deshaciéndose de aquellos activos estratégicos como las entidades financieras públicas, que en épocas de bonanza económica pueden hacerle sombra a los privados. En el plan de los extranjeros, el Banco Nación y los provinciales no privatizados podrían fusionarse y restringir su operatoria a medios de pago. El frente del capital financiero transnacional angloamericano-yanki se montaban sobre el “Plan Cárdenas” para agitar fantasmas, concretamente, el de la hiperinflación. Contra esa posibilidad el Plan ofrecía la vacuna de la dolarización. La apuesta era a que el modelo de flotación cambiaria explote y que el dólar se convierta en la nueva moneda de los argentinos antes de que la hiperinflación lo destruya todo. De esa forma, los bancos resguardarían su valor patrimonial. Y como la dolarización sería a la paridad de tres pesos por dólar, las reservas del Banco Central duplicarían los pasivos monetarios (circulación en pesos y los depósitos de los bancos en el BC). De esa manera, habría dólares para inyectar liquidez en la economía capaz de hacerla renacer. Como se ve, descartado el plan de convertibilidad con dolarización, los señores del Citigroup y compañía pasaban rápidamente a jugar en el esquema del JP Morgan y los cuadros del Tesoro y el Departamento de Estado. Todos juegan en cada tablero

31 como les conviene y con quien les conviene, guiados por el frío cálculo del interés y despojados de todo ideologismo; lo que no quiere decir que no propaguen una ideología y una matriz ideológica; todo lo contrario, a partir de ello construyen hegemonía en función de su proyecto estratégico. A los pocos días de que la jugada empiece a correr, comenzaron a operar los actores políticos del viejo drama. Menem publicó una solicitada en el diario Ámbito Financiero donde decía que “El país tiene que salir ya mismo del corralito (...) llegó la hora de rectificar el rumbo económico (...) y hay que avanzar hacia la negociación de un acuerdo estratégico con los EE.UU.” Menem insistió con su propuesta de dolarización, a la que consideró “una opción que se impone por la fuerza de los hechos, la única alternativa viable para inyectar certidumbre y, a partir de allí, confianza a la economía argentina”. Por otro lado señaló que “frente a la actual emergencia económica, la prioridad absoluta es que los bancos vuelvan a funcionar normalmente y que los depósitos incautados puedan ser devueltos sin inconvenientes a sus legítimos dueños". Asimismo, propuso “impulsar una urgente reforma institucional, que posibilite garantizar la solidez de los bancos internacionales instalados en la Argentina utilizando para ello la enorme fortaleza de sus casas matrices”.34 Como se ve, era un soldado rápido y eficiente para acatar órdenes, y más útil aun si como mediación política institucional era la personificación de los 90’ y sobre él recaían todas las “culpas”, mientras que los que daban las órdenes se mantenían en las sombras. Una vez preparado el escenario, el 2 de febrero se dio inicio al golpe de estado a través de la Corte Suprema, controlada mayoritariamente por el menemismo. En un fallo firmado por la mayoría automática menemista más Carlos Fayt, la Corte Suprema cargó contra el congelamiento de los depósitos. Esta decisión fue el punto de partida del plan impulsado por tres bancos extranjeros pertenecientes al capital financiero transnacional angloamericano para imponer la dolarización. Nazareno, Moliné O’Connor, Vázquez, López y Antonio Boggiano fundaron su voto en el derecho a la propiedad del depositante. Apenas un mes antes, el 28 de diciembre, esos mismos ministros habían obligado a varios ahorristas a devolver el dinero recuperado por medio de fallos de primera instancia. En ese caso se escudaron en la emergencia económica. Carlos Fayt también se pronunció en contra del corralito pero con sus propios fundamentos. Entre quienes se abstuvieron (Belluscio, Petracchi y

34 Ámbito Financiero, 25 de enero de 2002.

32 Bossert) primaba el criterio de hacer lugar al planteo particular y, al mismo tiempo, emplazar al Congreso para que llene el vacío legal que supone la no consideración de casos especiales como el de la gente que tiene depositadas sus indemnizaciones o de aquella que lo necesita por razones de fuerza mayor. En realidad este era el discurso legal, mientras que lo que había en el fondo era que estos jueces jugaban con otros intereses. Junto con el riojano Julio Nazareno, ex socio del estudio de Carlos y Eduardo Menem en La Rioja, Vázquez expresaba el menemismo puro. Obviamente, también había una cuota de corporativismo de los jueces, por lo que se prestaron con mayor soltura a ser protagonistas de la jugada: el fallo se produjo justo un día después del mayor cacerolazo contra ellos y cuando la Cámara de Diputados se disponía a acusarlos para apurar su destitución. A este ambiente de repudio generalizado se sumó un incipiente consenso entre la alianza de Gobierno en torno a la necesidad de apurar una oxigenación de la Corte. Aunque todavía no era pública, la decisión de impulsar el juicio político estaba tomada. Ante el hecho, el Gobierno entró en pánico. Suspendió todos los anuncios económicos y el viaje de Remes Lenicov a Washington. Creyó que le iba a ser sencillo avanzar sobre las mediaciones del sistema político institucional, pero al mes de asumir todo se complicaba para el Duhaldismo-Alfonsinismo. Después del golpe orquestado desde la Corte, Remes Lenicov anunció finalmente, pero un día más tarde del previsto, las nuevas medidas económicas, disciplinándose al nuevo estado de relaciones de fuerzas que implicó la jugada. Tal y como se reclamaba a través del FMI, decidió ir a un mercado libre de cambio sin paquete financiero de respaldo, lo cual dejaba el camino allanado para las corridas financieras. Dispuso una impresionante licuación de deudas empresarias con la pesificación 1 a 1, y las siguientes medidas: - Los depósitos en dólares serían convertidos a pesos a la paridad de 1,40. - En un mecanismo similar al Plan Bónex, aplicado doce años atrás, el titular de un plazo fijo no superior a 30 mil dólares que no quiera que se lo conviertan a pesos podría optar por recibir el equivalente en títulos públicos dolarizados, con garantía del Tesoro. - Por su plazo fijo pesificado, el titular obtendría certificados fraccionados y transferibles. Con ellos podrán adquirirse, en principio, sólo bienes registrables, como inmuebles, autos o motos, sin que el dinero salga del sistema bancario. - Aunque un plazo fijo pase a pesos, se le mantendría el cronograma de devolución establecido para los depósitos en dólares, que se extendía hasta el 2005.

33 - Aumentarían las tarifas de los servicios públicos. Se comenzaría a negociar con las empresas privatizadas el traslado de la devaluación a sus cuadros tarifarios, incluyendo los peajes. - También la deuda del Estado con el sistema financiero se pesificaría 1 a 1, pero en este caso voluntariamente, para evitar problemas legales. - El Estado les entregaría a los bancos un bono, respaldado por el Tesoro, para compensarles por el desnivel que les provocaría pesificar los créditos a un peso y los depósitos a 1,40. Ese bono sería emitido en pesos, abandonándose así la intención de dolarizar los títulos que correspondiesen a préstamos otorgados por los bancos al sector privado. - Economía dispuso que los bancos no vendan dólares para que la gente no piense que le están despachando los billetes de sus depósitos pesificados. También fijó límites a la cantidad de compra. Todo para contener la suba del dólar. La otra respuesta fue desde el Congreso. Allí se aprobó por unanimidad, en la Comisión de Juicio Político de la Cámara baja, el inicio del proceso de juicio político contra los nueve integrantes de la Corte Suprema. Juntos y sin fisuras, diputados justicialistas y radicales -acompañados por los representantes del ARI y el Frente Grande– acusaron de mal desempeño en sus funciones y posible comisión de delito a la corte. La última vez que se había juzgado a una Corte fue en 1947 durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón. En esa oportunidad, se destituyó a los integrantes del máximo tribunal por su responsabilidad en lo que se denominó “la década infame”.

El golpe estuvo acompañado de dos jugadas tácticas conocidas: el asesinato a un desocupado en un piquete y, el mismo día de ocurrido este hecho (6 de febrero) y sin aparente coordinación, la jugada mediática de que se habían levantado dos regimientos del Ejército para instalar el eje estratégico de la fusión en el estado de defensa y seguridad, que no era otra cosa que la refritada doctrina de la seguridad nacional. El asesinato fue ejecutado por un comerciante, Jorge Bogado, al mando de un Falcon blanco. Trató de sortear el piquete, después de haber esquivado misteriosamente el retén policial, conduciendo el volante con la izquierda y disparando su Taurus 9 milímetros con la derecha. Cuando unos metros después se le acercó el piquetero Hugo Barrionuevo, de 28 años, Bogado le apuntó a la cabeza y tiró. Recién entonces apareció la policía. “El comerciante habría disparado al aire”, dijo el subcomisario Claudio

34 Boriani, de la sección quinta de El Jagüel. Barrionuevo murió. Los piqueteros denunciaron que debieron insistir para que les tomaran declaración como testigos. Bogado gozaba de la confianza de los intendentes de Esteban Echeverría, Alberto Groppi, y de Ezeiza, Alejandro Granados. El golpe mediático fue ejecutado por “Chiche” Gelblung, en Radio 10, órgano de los intereses de las redes financieras transnacionales americana-yanki comandada por Daniel Adad, donde se difundió la versión de que los regimientos de Azul y Tandil se habían levantado. Brinzoni, entonces jefe del ejército y loro repetidor de la doctrina de seguridad nacional, salió a desmentir el hecho y “aprovechar” para legitimar, mediante el miedo de desborde social y dentro de las Fuerzas Armadas, su intento de avanzar en un proceso de militarización de la represión del conflicto social. En el ejército se hablaba de la posibilidad de que oficiales de esa fuerza reemplacen a la Gendarmería en regiones alejadas. De esa forma se liberaría a gendarmes para que actúen en los cada vez más frecuentes conflictos sociales. Esto significaría un avance importante en el proyecto que estaba en danza desde el gobierno aliancista, impulsado por Horacio Jaunarena (ministro de defensa), el único ministro aliancista que continuaba en la gestión duhaldista. Por otro lado, en una operación mediática a nivel internacional Moliné O’Connor afirmaba a la BBC de Londres que “Nos quieren desplazar con la violencia... Esta crisis pone a prueba la fortaleza de las instituciones en Argentina, porque nos están tratando de desplazar por la violencia.”35 Esta declaración se hacía en Londres a la BBC el mismo día que en Venezuela se desmadraba el conflicto social para generar las condiciones de golpe de estado. Finalmente, como frutilla del postre, el FMI por boca de Koehler dijo: “Recibo con beneplácito y considero muy prometedora la visita del ministro (...) la reapertura de los bancos y del mercado cambiario constituyen un gran paso adelante. El Fondo sigue trabajando estrechamente con las autoridades en sus esfuerzos por formular un programa económico comprensivo y sustentable.”36 Es decir, el FMI vetó de antemano el plan de Remes y siguió jugando al golpe para cambiar la política económica. En el gobierno se iba generando una creciente sensación de aislamiento: sin el apoyo en el justicialismo, se observaba pasivamente como los grupos financieros y los beneficiarios de las privatizaciones seguían haciendo lobby en el exterior contra las

35 Página 12, 10 de febrero de 2002. 36 Ibid.

35 medidas económicas. Comenzaban a correr versiones de renuncia del ministro.

Lo que se observa es un dispositivo de golpe de estado, similares a los utilizados en varios puntos de Latinoamérica y comandados por la CIA, que actúa en varios frentes al mismo tiempo: golpe institucional, corrida financiera, asesinato/s a militantes sociales, golpe-terrorismo mediático, “vacio” de poder para deslegitimar al gobierno del estado, legitimación de medidas y de cuadros políticos y estratégicos de la fracción que impulsa el golpe, presentando la salida, el “orden”. Aparecen como cuestiones separadas, como hechos sin aparente coordinación, pero todas se articulan en un mismo objetivo. El economista Alan Meltzer, de Carnegie Mellon University, quien influía sobre el gobierno a través de Eduardo Amadeo, sintetizaba maravillosamente lo sucedido desde la mirada del capital financiero americano: “al principio Duhalde puso en marcha medidas proteccionistas y populistas como el anunciado impuesto a las petroleras y el tipo de cambio doble, pero por las presiones corrigió el rumbo”. Sin embargo, quedaba mucho más por “corregir” para poder llevar adelante el plan Cárdenas-dólar soberano y avanzar hacia el plan estratégico ALCA.

36 |

III

EL CAMBIO EN LAS RELACIONES DE FUERZA Y EL CAMBIO EN LA INICIATIVA EN MANOS DEL FRENTE AMGLOAMERICANO-YANKI

La respuesta del gobierno no fue otra cosa que ceder a los intereses de las redes financieras para no perder todo, disciplinándose al nuevo estado de relaciones de fuerzas, con lo cual se fortaleció dentro del gobierno el sector que expresaba los intereses del Departamento de Estado norteamericano: Amadeo, Rückauf, etc. De lo contrario tenía que jugarse a profundizar el proceso apoyándose más fuertemente en los sectores populares. El problema era que la sed de las redes financieras no iban a agotarse hasta que el duhaldismo-alfonsinismo trocase en menemismo-delarruismo, es decir, expresaran acabadamente sus intereses. Como ya hemos señalado, todos jugaban todo. La iniciativa, de ahora en más, va a estar dada por los actores aglutinados alrededor del ALCA, mientras que los sectores pro Mercosur del gobierno solo irán tratando de pilotear la tormenta sobre el día a día, es decir, su posición será defensiva. Para poder controlar el dólar y desarticular la corrida financiera, Economía dejó en suspenso una resolución que obligaba a los bancos a entregar los dólares al Banco Central a razón de $1,40 por dólar. Los dólares quedarían en poder de los bancos, pero éstos se comprometían a venderlos en torno a los 2 pesos a las casas de cambio para evitar que la divisa se dispare. El plan dejó satisfechos a las partes. Al Gobierno porque le garantizaba la cotización del dólar en niveles razonables sin tener que intervenir con sus reservas. Y a los bancos, porque les permitía obtener una ganancia de, como

37 mínimo, 0,50 peso por dólar, sumando aproximadamente 400 millones de dólares. A pesar de semejante ganancia, poco duró la posición de los bancos, que seguirían sacando ventaja mientras que el dólar continuaba subiendo producto de la corrida financiera. El impuesto a las exportaciones (retenciones), anunciado como una de las medidas centrales en la política económica del nuevo modelo, escribiría un nuevo capítulo ante el nuevo escenario. El 15 de febrero, luego del regreso de EEUU de Remes Lenicov, Duhalde tomó dos decisiones: establecer finalmente las retenciones a las exportaciones petroleras y poner al frente de la Secretaría de Energía no solo a un hombre de su más estrecha confianza sino a un hábil negociador y político. La respuesta de las petroleras fue la siguiente: si hay retenciones habrá aumentos y si no también. Las petroleras, los sindicatos petroleros y los proveedores declararon la guerra al gobierno y el 17 de febrero, mientras las empresas presionaban, los sindicatos anunciaban cortes de ruta contra las retenciones, demostrando ser muy combativos pero a favor de sus patrones. En el rol de alter ego de las empresas, el secretario gremial de Faspygp, Alberto Roberti, advertía que “las petroleras son empresas internacionales muy fuertes que se van a ir de la República”. Además denunció que la decisión oficial “ya produjo 10 mil despidos y suponemos que para mayo cerrarán todos los yacimientos, dejando a 32 mil trabajadores en la calle”37, exageraba dramáticamente. Las empresas que oligopolizaban el mercado local – Repsol YPF, Shell y Esso– no parecían dispuestas a resignar un porcentaje “tan grande” de sus ganancias extraordinarias post-devaluación. Solo entre diciembre y enero, mientras el país estallaba, la Repsol YPF vendía al exterior por 388 millones de dólares, divisas que por otro lado no liquidaba especulando con la suba del dólar. Al siguiente día, mientras Duhalde repetía que no iba a permitir que los aumentos de precios se concreten y amenazaba con poner precios máximos, Shell anunciaba subas en los combustibles sin que siquiera haya retenciones.

En un intento por recuperar parte de la fuerza perdida, y teniendo en cuenta que el enfrentamiento era de escala regional, se realizó el 19 de febrero un “almuerzo de trabajo” de los presidentes de Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, es decir, del Mercosur ampliado. Allí se firmó una declaración en donde se respaldaba la política económica del gobierno y pedían la “comprensión” a los organismos multilaterales de

37 Página 12, 18 de febrero de 2002.

38 crédito, para que también apoyen. El organizador del encuentro fue Brasil, en un intento desesperado para que la Argentina no se caiga nuevamente del Mercosur, con lo cual quedaría completamente trunco el proyecto de la burguesía paulista y sus débiles aliados: los grupos económicos de origen argentino pero de escala regional. Los funcionarios de la chancillería, en otra sintonía a la de Rückauf, afirmaban que “lo que destrabó todo es la salida del uno a uno. Con esta reunión, quisimos dar una señal concreta de que el Mercosur vuelve a funcionar después de muchos años en los que fue bastardeado por Carlos Menem y Fernando de la Rúa”38. Son las mismas palabras que el presidente de Brasil había dicho un mes antes y que se citan más arriba. El ruego no dio resultado, pero igualmente era solo la excusa de la reunión. En la misma se reforzó el alineamiento pro Mercosur acordando: reflotar el bloque regional, crear un tribunal para solucionar las controversias comerciales, negociar en bloque el ALCA (proceso 4 más 1), avanzar en las negociaciones para la conformación de una zona de libre comercio con la Unión Europea y la alianza con la zona andina. Avanzar con el Mercosur significaba ir hacia una Unión Aduanera, con el objetivo de dar un salto en la integración para la conformación de un bloque regional de poder, imprescindible para la subsistencia de los grupos económicos locales. Por ello se plantea conformar el bloque y desde ahí negociar zonas de libre comercio tanto con EEUU como con Europa o con quien sea. Y en tanto este proyecto traba los intereses angloamericanos es conveniente para el imperialismo franco-alemán (aunque no su profundización total), tanto para no verse desplazados-subordinados completamente en el territorio Latinoamericano, como para avanzar estratégicamente hacia el este de Europa con menos trabas por el debilitamiento de la fuerza angloamericana-yanky.

Por otro lado, para el duhaldismo-alfonsinismo el debilitamiento y el disciplinamiento al nuevo estado de relaciones de fuerzas le significaba el debilitamiento del conjunto de alianzas establecidas para librar el enfrentamiento. En la central oficial de Rodolfo Daer –quien siempre reconoció su inclinación por la candidatura presidencial de José Manuel de la Sota–, la queja estaba a flor de piel entre los dirigentes de gremios de servicios, en especial los “premiados” durante las mismas privatizaciones que ralearon sus sindicatos, como veíamos en el caso de los petroleros. La crítica era más por derecha que por izquierda y jugaban más políticamente que gremialmente con la candidatura de De la Sota.

38 Página 12, 19 de febrero de 2002.

39 En la CGT rebelde de Hugo Moyano siempre hubo un mayor compromiso con Duhalde o, mejor dicho, con el proyecto productivo en general. Pero en voz baja convocaron ahora a un Comité Central Confederal donde se discutiría hacer una movilización. Las razones de la vuelta del camionero a la calle eran varias. La principal era que el proyecto de Presupuesto no reflejaba el camino de la alianza que prometió Duhalde y la licuación de los pasivos no tuvo como compensación un impuesto a las altas ganancias. Con un argumento similar, la CTA de Víctor De Gennaro haría su protesta el miércoles en la Plaza Congreso. A la FTV (brazo territorial más importante de la CTA) y la CCC de Alderete (PCR), el corrimiento luego del 2 de febrero, les significó incumplimientos por parte del gobierno de los acuerdos de concesiones sociales realizados hacía pocos días. Por otro lado, estas organizaciones eran atacadas cada vez con mayor fuerza por organizaciones más chicas, como el MTD Aníbal Verón, el MST y el PO, por no tener como enemigo principal al gobierno y por no encarar todas las luchas golpeando sobre el mismo.

En este escenario, el día 21 de febrero, el secretario el Tesoro norteamericano Paul O’Neill, insistió con que no habrá ayuda del Fondo Monetario hasta tanto los gobernadores no sintonicen la onda del ajuste. Además, como nunca antes, habló de los argentinos y sus problemas. Argentina “es la definición de una sociedad desorganizada”; “se metieron solos” en la crisis; “lo que dijo el FMI fue: no vamos a jugar más”. Muy gráficamente observó sobre Remes Lenicov que “en las últimas semanas, creo que se han movido en una dirección que parece correcta”.39 Es decir, le bajó el pulgar a la Argentina cual César en el circo Romano, coincidiendo mágicamente con el establishment financiero que jugaba a favor de la dolarización, previa eyección de Duhalde del poder. “Mi interpretación es que no va a haber plata para Argentina. Que no confían en el programa y no hay apoyo para el gobierno. Esto está en línea con la visa (para ingresar a Estados Unidos). Es una señal clara de desprecio a esta gestión”40, afirmaba el ejecutivo de un banco extranjero de primera línea. En tanto el nacionalismo de los señores del Mercosur debía arrodillarse y ahogarse en las palabras de su ministro de economía, Remes Lenicov, quien para no

39 Clarín, 22 de febrero de 2002. 40 Página 12, 22 de febrero de 2002.

40 salir eyectado repetía: “Requerimos sí o sí llegar a un acuerdo con los organismos internacionales, en particular con el FMI... Estamos convencidos que la salida de la Argentina va a ser muy difícil sin el acuerdo con el Fondo Monetario”.41 La iniciativa era clara desde el 2 de febrero y pertenecía al club de dolarizadores. Carlos Menem y Ricardo López Murphy aparecían como punta de lanza del discurso del CEMA, usina estratégica del neoliberalismo criollo. Entre los socios más tímidos se incluían a José Manuel de la Sota, quien comenzó a pedir una nueva convertibilidad, expresando los postulados de la línea de capital financiero transnacional americana- yanki ligada al partido republicano y al complejo industrial-militar del pentágono, gerenciada estratégicamente por el JP Morgan Chase Manhatan y el Bank of American.42 El gobernador de Córdoba era el niño mimado del establishment y Duhalde lo sabía porque lo escuchó en persona en su último viaje a los Estados Unidos. No es casual que sectores delasotistas difundieran un supuesto informe del Departamento de Estado reclamando comicios anticipados. Carlos Menem, desde La Rioja, volvía a mover el avispero pidiendo elecciones anticipadas y proponía a Ricardo López Murphy como su ministro de Economía. Busca rearticular su vieja estructura de poder. Las privatizadas lo añoraban y se aceleraban las reuniones con empresarios de peso. Las Fuerzas Armadas no se quedaban quietas y Brinzoni, el jefe del ejército, se reunía con empresarios para hablar de política, incluido un eventual derrumbe del Gobierno, y el rol de los militares frente a un desborde social. Lo central era avanzar en este sector con el plan de seguridad nacional redactado por el pentágono que, como mencionábamos anteriormente, proponía la unión entre defensa y seguridad, y la intervención del ejército internamente. En este sentido, operaba para que la participación de las Fuerzas Armadas en el control del conflicto social sea aprobada por el Congreso. Igualmente, asegurando su servicial conducta ante los empresarios, afirmaba que aunque fuera ilegal intervendrían igual. Uno de los más activos en el armado de las reuniones entre financistas y militares pro ALCA, era justamente el cuadro del CEMA y ex presidente menemista del Banco Central, Pedro Pou. Por último, si quisiéramos observar en el Sistema Político-Institucional, a grandes rasgos, cuál era el estado de relación de fuerzas, vemos que Banco Central

41 Ibid 42 Bastaba observar los ministros de Bush para observar que en su mayoría fueron gerentes estratégicos de estas empresas, mientras que la minoría es de la línea angloamericana asociada al Partido Demócrata.

41 estaba en manos del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos), es decir, pro ALCA- proyecto neoliberal; lo mismo las FFAA, en manos de Brinzoni, haciendo dupla con el ministro de defensa Jaunarena; también la cancillería, aunque más tibiamente y con mayores condicionamientos era dominantemente pro ALCA-proyecto neoliberal, con Rückauf a la cabeza; como lo era la Corte Suprema, en manos de la mayoría automática menemista. Mientras que en manos de los sectores que impulsaban el proyecto Mercosur-desarrollismo regional, estaba el ejecutivo-presidencia y Ministerio de Economía (además de otros ministerios, pero en ambos casos se nombran los centrales) y el Poder Legislativo, controlado por la alianza Duhalde-Alfonsín y en menor medida el Frepaso.

Actores económicos-sociales, actores políticos y actores estratégicos moviéndose juntos, conformando una misma fuerza, expresando determinadas fracciones de clases o alianzas entre fracciones ante cada jugada, pero ordenados de acuerdo a un proyecto estratégico claramente identificable, visible. Pequeño problema epistemológico se le puede presentar a quien de la división analítica entre economía, política e ideología-estrategia hace una división orgánica, como si fueran planos separados de la realidad. Pequeño problema metodológico para entender los procesos sociales para quién cree que el azar, los individuos aisladamente y las casualidades definen los hechos de esa realidad que intentamos observar.

La corrida financiera y la corrida del arco del FMI

A partir de mediados de febrero, y con mayor intensidad a fines de este mes, comienza el imparable ascenso del “dólar defendible”. El corralito se entreabría. Los depósitos liberados no retornaban a sistema financiero, afectando principalmente a los bancos públicos. El Central les daba el dinero a los bancos. Parte iba al dólar. Mientras tanto, caían las reservas desafiables por una masa nominal de pesos en expansión haciendo que el dólar que el Central podía defender fuese cada vez más alto. Que el dólar libre se sostenga por encima del defendible mantenía al sistema en permanente estado de dolarización potencial. Para evitarlo, el gobierno negociaba con el Fondo e intentaba, tibiamente, aplicar retenciones a las exportaciones para reducir el déficit fiscal a monetizar y moderar el traslado a precios de la devaluación. Con viento a

42 favor, el FMI pedía cada vez más, mientras por otro lado apretaba con la corrida financiera. El 27 de febrero, el gobierno acordó el régimen de coparticipación de impuestos con las provincias, satisfaciendo una demanda del FMI. Con ello se suprimió el piso de recaudación que garantizaba la Nación a las provincias. Estas pasarían a percibir, en compensación, el 30 por ciento de lo que se recaude por el impuesto al cheque. Y podrían seguir emitiendo bonos y monedas locales, con control de Economía. La segunda ofrenda al fondo sería la aprobación del Presupuesto, que continuaba con las políticas de ajustes y reducción del gasto público, garantizada en el congreso por la coalición de peronistas, radicales y frepasistas. Para hacer frente a esta situación de retroceso, el gobierno intentó retomar la iniciativa relanzando la “alianza de la comunidad productiva”. El punto de partida fue el discurso de Duhalde ante la Asamblea Legislativa en la apertura de las sesiones ordinarias. Los ejes estuvieron focalizado en lo social y en el perfil productivista del gobierno, marcando diferencias con sus predecesores y también con sectores políticos y económicos que mostraban mayor resistencia al proceso devaluatorio. Duhalde afirmó que en su breve gestión puso fin a la alianza del poder político con el poder financiero “que perjudicó al país” para sustituirla pro una alianza con la “comunidad productiva”.43 Sin embargo, la “comunidad productiva” estaba cada vez más débil y las medidas respondían cada vez más a la “comunidad financiera”. La matriz de los anuncios sociales refiere a lo consensuado en la Mesa de Diálogo: la unificación de los planes y el aporte de sectores agropecuarios y alimentarios que servirá como fuente de financiamiento. Este sería el equivalente al 10 por ciento de las exportaciones al agro y 5 por ciento a la industria. El Estado buscaba capturar hasta el 20 por ciento de la ganancia extraordinaria que obtuvieron los exportadores por la devaluación del peso. También se mantenían las retenciones petroleras, a pesar de las presiones para que sean removidas. También se habló de la ampliación de la cobertura del seguro de desempleo y se ratificará el ambicioso proyecto de crear 2 millones de puestos de trabajo antes del fin del mandato (500 mil antes de junio), a través de subsidios para jefes y jefas de familia. Esta era la única forma de que el proyecto de la “comunidad productiva” no termine eyectado del gobierno y se pueda sostener la pesificación, como también instrumentar la ley de Compre Nacional para defender la industria local.

43 Página 12, 2 de marzo de 2002.

43 Sobre el plano ideológico, desde donde se intentaba recuperar parte de la fuerza perdida, Duhalde volvió a marcar el enemigo definido como el “club de dolarizadores”, aunque muchos de sus socios eran parte del gobierno. “La dolarización es el proyecto de los poderosos, de los que no tienen sus intereses atados y comprometidos con la Patria”. “La dolarización significaba el triunfo definitivo del proyecto económico, social, político y cultural, cuyos cimientos fueron impuestos a sangre y fuego en marzo de 1976”. A la hora de referirse al modelo, Duhalde sólo contempló dos opciones, o la dolarización o aquel “orientado a un desarrollo sustentable”, basado en una alianza con los sectores productivos y del trabajo44. El grupo productivo comenzaba a contar con algo a favor: la devaluación estaba empezando a tirar del carro. Donde había sobrevivido capacidad de producción nacional había una brusca sustitución de importaciones. En síntesis, el plan para retomar la iniciativa por parte de los grupos económicos locales contó con anuncios de relanzamiento de la alianza, anuncios de medidas sociales, la defensa de la devaluación con pesificación y los golpes sobre el proyecto financiero-neoliberal con su propuesta de dolarización. A estos elementos se le agregó uno central. Afuera del Congreso, donde habló Duhalde, se realizó la denominada “Plaza del Sí”. Los convocantes a la plaza del sí fueron los mismos intendentes del conurbano que en diciembre le dieron el soplido de gracia a Fernando De la Rúa. Entre los bonaerenses se destacaron Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Mario Ishii (José C. Paz), Aldo Rico (San Miguel), Hugo Curto (Tres de Febrero), Manuel Quindimil (Lanús), Hugo Guaux y Raúl Otahacehe (Merlo), Julio Pereyra (Florencio Varela), Adalberto del Negro (Ensenada), Néstor Juzwa (Berisso) y Alberto Balestrini (La Matanza).

El plan para extranjerizar el gobierno argentino

Para el mes de marzo, el asesor dilecto de los bancos de inversión, Rudi Dornbusch, propuso intervenir el gobierno argentino con un equipo de extranjeros que asumiría el manejo de áreas críticas como el control del gasto público, la emisión de pesos y la administración tributaria. Recién después de ceder temporariamente su “soberanía” en esas áreas, el Fondo Monetario debería asistir financieramente al país. Los desembolsos irían llegando a

44 Clarín, 2 de marzo de 2002.

44 medida que un comisionado general con residencia en el país -algo así como un virrey de quien dependerían todos aquellos instrumentos del Estado argentino- fuera autorizándolo. Esa era la propuesta de ocupación de la Argentina que lanzaron al ruedo en los círculos financieros internacionales el economista Rudiger Dornbusch, profesor del Massachusetts Institute of Tecnology (MIT) y cotizado asesor de los principales bancos de inversión. “Alguien tiene que manejar el país con mano firme; una dictadura no sería creíble ni deseable”45, advertía, en tono democrático y humano, con destacable pragmatismo. Y alertaba que “más dinero del FMI sin una profunda intromisión extranjera para cambiar las reglas de juego no evitará la autodestrucción”46 del país. Dornbusch es un viejo conocido de los ministros de Economía de la última década. Con idas y vueltas, como todo consultor de la city, avaló la convertibilidad de Cavallo y al propio Cavallo en sus buenos tiempos; fue un ferviente defensor de Roque Fernández y estuvo en contra desde un principio de Machinea y de la segunda versión de Cavallo, porque entonces su candidato, como el de todo el establishment financiero yanki, era Ricardo López Murphy. Para Dornbusch “Argentina (debía) resignar la soberanía de su administración monetaria, fiscal y regulatoria por un período determinado, digamos cinco años”. “Un comité de experimentados banqueros centrales debería tomar control de la política monetaria en Argentina.” En tanto que “los nuevos pesos no deberían ser impresos en suelo argentino”. “Otro agente extranjero es necesario para verificar la performance fiscal y firmar los cheques de la Nación a las provincias.” También sugiere “una privatización masiva de puertos, aduanas y remover otros obstáculos claves de la productividad”. Por supuesto, para comandar este proceso recomienda “otro experimentado agente extranjero”. Finalmente, Dornbusch decía que una vez que el comité de banqueros extranjeros tomara control del Banco Central, habría que moverse rápidamente a un nuevo plan de convertibilidad “temporario” a la relación 2 pesos por dólar; levantar el corralito y dejar que “el FMI y que los inversores financieros internacionales decidan qué banco apoyar y cómo... Es su dinero, después de todo”, argumenta. “El capital extranjero cambiaría rápidamente su visión del país; podría haber esperanza de nuevo”47, se entusiasmaba. He aquí el moño final del plan de colonización total del territorio semicolonial Argentino, diseñado en las entrañas del capital financiero transnacional y con aval tácito

45 Página 12, 2 de marzo de 2002. 46 Ibid. 47 Ibid.

45 del FMI. La instrumentación de dicho plan iba a tardar poco en iniciarse. Al otro día de la publicidad del plan, el 4 de marzo desembarcaron en la Argentina un equipo de 14 técnicos, tres economistas de alto rango y el titular del flamante Departamento de Operaciones Especiales, el indio Anoop Singh. Componían la más numerosa misión del Fondo Monetario Internacional que alguna vez haya venido a la Argentina. El Gobierno de los “productivos” observaba positivo el desembarco, pues marcaba para ellos el reinicio formal de las negociaciones con el organismo. Pero ante sus ojos cegados por los dólares del FMI se estaba orquestando otra cosa muy diferente, que con su corta visión era imposible ver. Al contrario de lo que pensaron en el Ministerio de Economía, la llegada de Singh significó un endurecimiento en la posición del Fondo y trajo un listado de medidas, a agregarse a las ya existentes, que eran políticamente incumplibles si antes no estallaba todo, terminando en una guerra civil abierta y declarada. Lejos estaban aquellos días de enero en los que desde Washington se calificaba a Duhalde de “populista” y le encontraba rasgos afines al chavismo venezolano. En los primeros 15 días, el gobierno no le atendía el teléfono al FMI y Todesca (viceministro de Economía) la mandaba a callar a Anne Krueger. Hasta ahí llegaba la fuerza y audacia del grupo de los productivos representados por Duhalde y Alfonsín: para 15 días de guapeza. Ahora solo se plantaban en los puntos incumplibles. Para estos días, golpes mediante, Remes Lenicov, desde la Asamblea del BID en Fortaleza, lanzaba un desesperado pedido de auxilio al FMI y al Tesoro norteamericano. Advertía, en tono amenazador, que si el dinero no llegaba perderían todos. Mientras el FMI corría el arco hacia adelante y se preparaba el plan de desembarco colonizador, constituyendo todo un ensayo de redefinición de la soberanía, los señores del Mercosur se resignaban a aguantar, suplicar por plata y amenazar con la vuelta al "estatismo" y proteccionismo económico fogoneando la movilización popular, que no estaban nada convencidos de volver a agitar por miedo a que las cosas se les vaya de las manos. Suficiente proceso de politización y movilización social se había generado después de diciembre como para que estos sectores profundicen la agitación. A pesar de todo, el presidente norteamericano George Bush, la número dos del Fondo Monetario Internacional, Anne Krueger, la asesora de Seguridad Nacional Condoleeza Rice y el secretario del Tesoro Paul O’Neill afirmaron a coro que la Argentina aún no recortó el gasto como para merecer ayuda internacional. Además, se

46 debía avanzar con los seis puntos que se cansó de repetir Singh en Buenos Aires: derogar la ley de quiebras y la figura de subversión económica, modificar el presupuesto recientemente aprobado por el Congreso, bajar el déficit de las provincias y retirar de circulación los bonos que emiten sus administraciones y, por último, sentarse a reestructurar la deuda externa.

Ya para el 12 de marzo la corrida financiera era imparable y el peso llegaba a la paridad con el real en relación al dólar: $2,34 por dólar. Al siguiente día se iba a $2,5 con lo que se depreciaba un 150% en tres meses. Los exportadores no liquidaban las divisas, ya que jugaban a que siga aumentando el dólar si el gobierno no accedía a sus reclamos. El Banco Central, en manos del CEMA y sus aliados neoliberales, se negaba a intervenir en el mercado apostando a que siga aumentando la moneda norteamericana mientras conservaba los dólares para un nuevo esquema monetario cocinado en Washington. Blejer, funcionario del Fondo durante 20 años, sintonizaba mejor con sus antiguos empleadores y se convertía en guardia de seguridad de las reservas. El propio Singh “sugería” que no sería conveniente malgastar reservas del Banco Central defendiendo el tipo de cambio. El dólar se elevaba y la “ayuda” del Fondo estaba bien lejos. El propio FMI presionaba para que no derrochen muchos dólares en parar la corrida amenazando con que el paquete del Fondo podría estar aún más lejos. En Economía de a poco se empezaban a comprender que el Fondo se jugaba por un dólar “recontraalto”, que además facilitaría una segunda oleada de capitales extranjeros comprando activos a precios de remate en Argentina, mientras que, con un buen superávit fiscal, el superávit comercial sería tan grande que sobrarían los dólares para pagar a los acreedores externos. El 15 de marzo, ante esta situación, De Mendiguren, el ministro de la producción puesto por la UIA, juntó al empresariado que estaba atrás de Duhalde para hacer una demostración de fuerzas. Se reunieron en la Casa Rosada un nutrido grupo de industriales entre los que estaban Miguel Altuna (Sancor), Vincenzo Barello (Fiat)48, Federico Zorraquín (Garovaglio), Luis Betnaza (Techint), Javier González Fraga (La Salamandra), Guillermo Gotelli (Alpargatas) y Federico Nicholson (Ledesma). Acá estaba la pata central del gobierno: el grupo productivo o los “capitanes de la industria”, que aparecían detrás del escenario porque la situación

48 A través de la Iglesia, Cáritas, la cámara que nuclea a los “empresarios cristianos” y las empresas que directamente reportan a la Basílica de San Pedro, el Vaticano era una de las patas del duhaldismo, estando más lejos o más cerca de acuerdo a sus diferentes líneas internas.

47 se había vuelto crítica. Luego de esa reunión, De Mendiguren afirmó que "La dolarización es renunciar a tener un proyecto de Nación, y me parece que no es un modelo para la Argentina: basta mirar a los países que lo hicieron como Ecuador, Panamá y las Islas Marshall"49. Con esta jugada se intentó salir al cruce de las versiones que circulan en la city acerca de que, si la situación se desbandaba, la única forma de frenar la escalada del tipo de cambio y la espiral inflacionaria sería apelando a la dolarización.

Cambio de táctica: acercamiento a Estados Unidos mediante medidas políticas

El Gobierno intentaría saltar el cerco del FMI acercándose a las políticas del Departamento de Estado norteamericano. La idea consistía en ceder, vía Ruckauf y compañía, en las cuestiones “políticas”, lo que le permitiría tener más margen en las cuestiones “económicas” y conseguir aflojar la posición de Estados Unidos para lograr el acuerdo con el FMI. Otra vez la ingenuidad y torpeza demostrada era grande; ya lo era desde el hecho de que se partía de una separación entre política y economía que solo en algunos manuales de ciencia política o de sociología puede aparecer. En Washington las cosas la tenían muchísimo más claras: se trataba de qué proyecto estratégico se imponía, es decir, qué política internacional, qué modelo económico, qué proyecto educativo, qué proyecto de salud, qué matriz ideológica, etc. La realidad es integral por más que algunos intenten fragmentarla y constituir disciplinas estancas de forma tal que impidan ver las cosas de conjunto. Se puntualizaba en la posibilidad de un giro pro norteamericano en los casos Colombia y Cuba. En el primero, interviniendo en el conflicto local a pedido de George W. Bush. En el segundo, votando contra las pretensiones de Fidel Castro en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Dos medidas en las que el canciller Carlos Ruckauf hizo punta, ya que con el cambio de relaciones de fuerzas el sector más cercano a la línea americana-yanki se fortalecía dentro del gobierno. Se buscaría así diferenciarse no sólo de Hugo Chávez, a quien la prensa norteamericana se empeñaba en equiparar, sino también de Lula y la brisa progresista que soplaba en Brasil. Esta brisa era en realidad la profundización del proyecto productivo conducido por la FIESP. Como si fuera poco, entre otros gestos, Duhalde realizó dos para garantizar la

49 Clarín, 16 de marzo de 2002.

48 “seguridad jurídica” reclamada por los Estados Unidos: ordenó enfriar y terminar la pulseada con la Corte y mandó estudiar la manera de desactivar el proceso judicial por la operatoria del megacanje, que tenía entre las cuerdas a funcionarios de Fernando de la Rúa, al propio ex presidente, a una docena de banqueros y, sobre todo, al ex secretario del Tesoro norteamericano, David Mulford. En línea con la cuestión Colombia, Duhalde afirmó que dentro de algunos movimientos de desocupados hay infiltración de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), aunque agregó que esa relación no era orgánica ni permanente, y que los piqueteros son un emergente de los "sectores humillados, postergados y hambrientos de la sociedad."50 Sin embargo, no le iba a resultar sencilla esta táctica al gobierno. El senado, en donde el duhaldismo perdió la votación, pidió al gobierno que se abstenga de votar contra Cuba A partir del 21 de marzo la escalada del dólar se agudizó, haciéndose claro quien estaba con la iniciativa en esta jugada: el HSBC, el Bank Boston y el City Bank, es decir, los mismos que jugaban a la hiperinflación, a la dolarización, a ceder completamente la soberanía con gobierno de extranjeros y al plan ALCA. El 21 de marzo el Central perdió 150 millones de dólares, el récord desde que se liberó el tipo de cambio, y los bancos ya se habían quedado con la mitad de las reservas que había soltado el central. Contra esta jugada, los bancos públicos Nación y Ciudad, vendían el dólar a 2,35/2,40. El 22 de marzo el dólar llegó a $3,10 y se multiplicaron las versiones de cambio de plan y de ministro. El Banco Central jugó a no intervenir (téngase en cuenta que se trata de un mercado cambiario chico y fácil de dominar) para supuestamente cuidar las reservas frente a una corrida cambiaria generalizada. Esto no hizo más que favorecer la corrida. Los exportadores, los grandes oferentes de dólares de la economía, estuvieron completamente ausentes del mercado, rehusándose a canjear sus divisas por pesos, pese a varias empresas estaban violando el régimen penal cambiario al incumplir los plazos de liquidación dispuestos por Economía. Son los mismos que después recitan acerca de la inseguridad jurídica… Con esta jugada del Banco Central podría abrirse la esperada etapa del dólar “recontraalto”, hasta que Washington defina el precio en donde se debe intervenir para estabilizar la cotización. En ese escenario se aceleraría la inflación, lo que tendría el

50 Página 12, 21 de marzo de 2002.

49 beneficio adicional de achicar el déficit fiscal en pocos meses. La Corte Suprema había decretado ir hacia una nueva hiperinflación en la Argentina: a partir de febrero, cuando un juez hacía lugar al reclamo de un ahorrista del corralito, el depósito era devuelto principalmente con fondos girados por el Central a los bancos a través de redescuentos (préstamos garantizados con cartera crediticia). La ayuda a los bancos se financia con emisión. Pero como cuando el ahorrista se reencuentra con su dinero compra dólares, el Central termina levantando los pesos emitidos poco tiempo atrás gastando divisas. Desde el corralito fluían unos 150 millones de pesos diarios, y la mayoría de ese dinero iba a parar a la compra de dólares. El cambio de táctica del duhaldismo resultó un rotundo fracaso. Como por el lado de la economía el gobierno perdía y tampoco le daba resultado el corrimiento hacia las políticas del Departamento de Estado, se volvió a fortalecer la “pata política” del gobierno, que era en el único terreno en donde podía sacar ventaja. La movida del Duhaldismo-alfonsinismo fue lanzar la propuesta de un plan social para dos millones de personas. Ni bien llegó de la cumbre de Monterrey, en donde EEUU dejó en claro que los seis puntos del FMI eran los propios, se reunió con el gabinete social para extender los planes de forma urgente. La extensión de los planes le aseguraba fortalecer y desarrollar el armado territorial y reforzar las alianzas tácticas que componían la fuerza de enfrentamiento contra el capital financiero transnacional angloamericano y americano. De esta forma, se compensaba la balanza de fuerzas desde lo político ante una inminente jugada para barrer completamente al duhaldismo-alfonsinismo del gobierno. Si la eyección se efectuaba había un numeroso ejército para responder en las calles, aunque esto a la vez potenciaba a las organizaciones populares. Pero un importante hecho que favoreció la relación de fuerzas a favor del Mercosur, y que escapaba de la táctica sopesada por el Duhaldismo-alfonsinismo, fue la enorme manifestación del 24 de marzo por el aniversario del golpe militar. Esta muestra de movilización, con más de 60.000 personas, en rechazo de la dictadura y del proyecto neoliberal que comenzó a desembarcar en 1976, significó una medición concreta del poder de convocatoria de las fuerzas cuyo enemigo principal era el neoliberalismo. Los resultados fueron inmediatos: el 26 de marzo el dólar bajó y cerró a 3 pesos. Las cosas se tranquilizaron por unos días, demostrando que la imposibilidad de observar la realidad integralmente, en términos de economía-política-estrategia, vuelve poco factible acercarse a la explicación de un hecho social. Obviamente la relación no es lineal pero lejos está de ser real la explicación que brindaban sectores del gobierno

50 según la cual la baja del dólar se debió a la nueva política instrumentada por el Banco Central, quien por el contrario jugaba abiertamente a favor de la suba del dólar. En el caso de que la política del Banco Central hubiese cambiado, también se oculta que medió, que cambió, para que esto así sucediese; para que el Banco Central deba subordinarse a otra política contraria a los intereses de quienes controlan la entidad.

Sin embargo, iba a ser solo un respiro para los señores del Mercosur. Mientras seguían cediendo y trataban de llegar a un acuerdo con la Corte Suprema, desactivando el juicio político a cambio de desactivar los amparos de los ahorristas, y, por otro lado, comenzaba a pensarse en la reformulación de la banca pública y la formulación de un plan para la incorporación del capital privado, se empezaban a dar en todo el país una serie de mini saqueos que, según la FTV y la CCC, estaban organizados por el pierrismo-menemismo, por lo menos en lo que respecta al conurbano. En este contexto, Menem volvía a la escena pública clamando por la dolarización y los gerentes de las finanzas hacían correr una encuesta en la cual se afirmaba que el 60% de la población estaría de acuerdo con un gobierno de extranjeros, con lo cual se trataba de sondear, instalar y legitimar el plan lanzado por Dornbusch. Para los círculos financieros, si el país no cedía su soberanía por unos años, habrá ruina y caos. Dornbusch y Caballero volvían a insistir con su propuesta de una invasión tecnocrática. “Puede ser la única opción para Eduardo Duhalde si no quiere caer, y también la única oportunidad de una transición democrática y ordenada.” ¿Era una opinión o una amenaza? ¿Y cuál era esa alternativa? Entregarle por varios años a un equipo de tecnócratas del Primer Mundo el manejo del Banco Central, de Hacienda y de Ingresos Públicos, “y quizás hasta la libranza y el cobro de los cheques grandes”. Estos enviados traerían bajo el brazo un fuerte préstamo multilateral, porque la seriedad sin dólares no resulta tan seria. “Empiecen ya mismo y elijan en 2003 al candidato que haga de esta propuesta su bandera.”51 En estos días estaba llegando una nueva misión del FMI que venía con la intención de convertirse explícitamente en gobierno: llegaban a la Argentina con propuestas de ajuste concretas que se le agregaban a los seis puntos anteriores, despidos masivos en las administraciones públicas provinciales y un proyecto de regionalización de los distritos del interior para ahorrar costos (el mismo que ya había presentado el menemismo en otra ocasión, y que en su momento apoyó el delarruismo).

51 Página 12, 31 de marzo de 2002.

51 En este escenario lo que no podía faltar era el fantasma de la hiperinflación, fogoneado por dos sectores empresariales controlados por lo que se denomina imperialismo y oligarquía: el petróleo y la carne. La Shell, empresa controlada por el HSBC (oh casualidad!), fue la que protagonizó el segundo aumento en una semana de las naftas y el gasoil, mientras que la carne acumuló en Liniers un aumento del 42% en poco más de una semana. Los dirigentes de Coninagro, la cámara que nuclea cooperativas del agro enfrentadas con los grandes productores, denunciaron la escasez del combustible en varias localidades rurales acusando maniobras especulativas orquestadas por las empresas petroleras. Los índices inflacionarios de marzo aumentaron entre un 4 y un 11%. El 4 de abril Duhalde finalmente lanzó el plan social para un millón doscientas mil personas, que recibirían un subsidio de 150 pesos a cambio de tareas comunitarias y de capacitación. Este era el último recurso que le quedaba para transferir ingresos, vía retenciones, y consolidar la alianza de clases que expresaba. Por otro lado, también permitía inyectar 180 millones de pesos mensuales para reactivar el mercado interno favoreciendo al grupo de empresas mercado internista que, justamente, estaban atrás del Movimiento Productivo. En función de estos objetivos, se creó a su vez un Consejo para supervisar la implementación del plan en el cual participaba desde la iglesia, hasta la CTA, FTV, CCC, etc. Esto iba acompañado por el aumento de las retenciones a las exportaciones propuesto por lo bajo por la UIA y al que se oponían los principales gobernadores: De la Sota (Córdoba), Reutemann (Santa Fe) y Solá (Buenos Aires). Cereales, oleaginosas, grasas, aceites y harinas pasaban a pagar diez puntos más de derechos de exportación. La resolución terminó de definir una disputa que cruzaba internamente al Gobierno, entre los sectores que expresaban a la industria y los más próximos a los productores agrícolas, a favor de los primeros. El agro ya comenzaba a amenazar con un paro. Tal y como se venía anticipando, el FMI pasó a actuar cual si fuera gobierno en Argentina. Ni siquiera trataban de mantener ciertas cuestiones de forma y se lanzaban al ensayo general de lo que podría venir. Para el 10 de abril comenzó a hacer circular un documento con las instrucciones del plan para levantar el corralito. Como ya lo venían expresando algunos bancos extranjeros, la propuesta era, en principio, levantar totalmente el corralito y que devuelva la plata el que pueda. Finalmente se propuso que sea a partir de enero para que la movida no sea tan brusca. Para el FMI, con quien casualmente coincidía López Murphy y el Banco Central, sólo quedarían en pie uno de

52 cada tres bancos (esa era la intención, ahora formalizada, y que en su momento se incluyó en el plan Cárdenas). La idea era también producir el colapso a aquellos bancos nacionales y oficiales sin posibilidad alguna de abrir “voluntariamente” el corralito. Sin perder tiempo, Blejer (presidente del Banco Central) comenzó inmediatamente a operar la medida suspendiendo los redescuentos blandos para las entidades con dificultades para devolver depósitos, tal cual lo pedía el FMI. Además el organismo pedía la derogación de la ley de subversión económica y la modificación a la Ley de Quiebras y estimó que a la administración pública provincial le sobran 350 mil agentes que hay que despedir. Y amenazaba que si el Ejecutivo patea el tablero y rompe con el FMI, “la moneda estadounidense no tendrá techo. Volverá la histeria y el dramatismo, y habrá que buscar otro esquema económico, como la dolarización. Para entonces, este equipo ya no estará”.52 El Fondo Monetario también exigía que se “sinceren” los precios de la economía, como las tarifas públicas de las privatizadas, el tipo de cambio con la flotación y la situación del sistema financiero terminando con el corralito. Como para completar con una anécdota que simboliza el proyecto de coloniaje apuntalado por el FMI, citamos al enviado del Fondo Anoop Singh, quien cometió un ‘pequeño’ fallido cuando tuvo que responder si las recientes medidas impulsadas por el Banco Central para el sistema financiero se habían tomado demasiado tarde. “Estamos – y se corrigió rápidamente–, están (por el BC) tomando medidas para el sistema bancario con el objetivo de que se recupere la confianza.”53

En el orden internacional, se producía el golpe de Estado en Venezuela, motorizado por EEUU y rápidamente apoyado por el FMI.54 Los países de la región, encabezados por Brasil y Argentina, repudiaron el golpe ya que, de triunfar, constituía un avance contundente del ALCA por sobre el Mercosur. Venezuela era lo más avanzado en el proceso de transformación y enfrentamiento que se daba en América Latina contra los intereses angloamericanos, aunque no era lo más fuerte. Favorecido por la situación internacional, en donde se agudizaba la lucha entre las grandes líneas de

52 Página 12, 10 de abril de 2002. 53 Ibid. 54 Era tal el nivel de operaciones de este organismo sobre América Latina que, a horas del golpe militar que por entonces aparentemente había derrocado a Hugo Chávez en Venezuela, el vocero oficial del Fondo, Thomas Dawson, pronunció un “estatement” sorpresivo: el FMI “está listo para asistir a las nuevas autoridades”, afirmó.

53 capital financiero transnacional, Venezuela y Latinoamérica resurgían por entre las grietas de la disputa interimperialista por el re-reparto de los territorios a nivel global. Con el debilitamiento de los sectores que impulsaban el ALCA sobre la región, en tanto estos sectores debían atender de forma cada vez más urgente y recurriendo a la fuerza militar el avance en medio oriente de los intereses del eje franco-alemán en alianza táctica con Rusia y China, se generaban las condiciones para el inicio de las revoluciones democráticas, nacionales y populares, tendientes a la integración de la gran nación Suramericana-Latinoamericana. La condena del golpe por parte de la Argentina es muy importante ya que este hecho define el alineamiento del país, expresando la resultante de las relaciones de fuerzas al interior del Estado. Esto sucedía a pesar de la presión que desde dentro del propio gobierno hacía el canciller Ruckauf a favor de los intereses de la línea americana-yanki, que propiciaba el intervencionismo por vía militar para detener el proceso en Venezuela. La vuelta de Chávez al poder mediante la insurrección del pueblo Venezolano, que respondió al golpe de estado del imperialismo y la oligarquía con un levantamiento popular de impresionante magnitud, cambió las relaciones de fuerza en Suramérica contra el imperialismo norteamericano. Pero ello lo decidió a actuar más fuerte sobre la Argentina para parar el proceso, ya que se trataba de un país grande pero débil y retrasado en el desarrollo de una alternativa de poder al ALCA.

El 15 de abril el gobierno tuvo que plantar bandera para no ceder en los puntos de mínima. Jorge Remes Lenicov fue el encargado de marcar las diferencias que separan al gobierno del Fondo y hacían imposible un acuerdo. 1) El gobierno estaba dispuesto a conseguir que el superávit primario –antes del pago de intereses de la deuda pública– alcanzara un valor equivalente a 0,8 de punto del PIB. El Fondo reclamaba llegar a 1,4 puntos, para pagar con esa plata a los acreedores. 2) El segundo punto de discrepancia con el Fondo era la política cambiaria, ya que mientras el organismo reclamaba una liberación total del peso frente al dólar, el Ministro de Economía entendía necesario mantener las intervenciones del Banco Central para nivelar la flotación, al menos, hasta que se firme el acuerdo y se vaya teniendo más “confianza externa” –léase, se frenen un poco las presiones y operaciones.

54 3) El tercer punto discordante estaba referido a la ayuda que el Gobierno pretende de los países centrales, el G7, para que respalden a las empresas radicadas en el país con deudas en el exterior y ayuden para realizar tratativas en conjunto. 4) El cuarto punto está directamente vinculado a la idea del Gobierno de poder generar un rebote o reactivación en los próximos 60 días. El Fondo exigía, primero, el ajuste, para recién después ir en busca de fondos frescos del Banco Mundial, el BID, el G7 y los que pueda aportar el propio FMI.

La caída de Remes Lenicov y el cambio en el gabinete

El 16 de abril, Duhalde desautorizó a Jorge Remes Lenicov, negándose a firmar el decreto contra los amparos para cerrar el drenaje del corralito. Hacía dos días el ministro había convocado a una conferencia de prensa para anunciar que saldría un decreto para frenar el drenaje del corralito, que por amparos sumaba 100 millones diarios. La intención de frenar el drenaje de dinero del corralito convulsionó al Gobierno y puso al rojo vivo la interna política. La suerte del ministro de economía estaba echada. Para salir del corralito, economía quería que todos los amparos se paguen con bonos, mientras los bancos presionaban para que se extienda el remedio a todos los ahorristas, en una reedición ampliada del Plan Bonex. Remes Lenicov empujaba esa posibilidad, dando lugar a los reclamos de los bancos y del FMI. Las presiones se agudizaban con la caída del primer banco del corralito, el canadiense Scotiabank, que constituía el primer tropezón de un banco extranjero después del proceso de concentración y extranjerización iniciado tras el Tequila. El problema específico hacía al enfrentamiento que aumentaba al interior de las dos alas principales en el gobierno: la línea Mercosur, por un lado, y la línea americana pro ALCA-Departamento de Estado norteamericano. A esto habría que sumar la línea Vaticana que jugaba alternativamente en los dos bandos, disputando con los americanos el control del sistema financiero argentino, es decir, el control de la economía bajo el proyecto estratégico de Comunidad Iberoamericana de Naciones; pero jugando pegado a estos intereses bajo la forma de “las medidas del FMI y el G7”, es decir, en contra de que se desarrolle y pase a ser dominante el proyecto de desarrollo regional autónomo Mercosur. En su momento todos fueron en contra de los intereses angloamericanos.

55 La llamada “ala política” del duhaldismo, el núcleo duro que expresaba la postura de ir hacia la profundización del proyecto regional, venía proponiendo, cada vez con más fuerza, un cambio de rumbo en la dirección de la economía, que consideran muy apegada a las órdenes del FMI. Algunos legisladores duhaldistas como José María Díaz Bancalari hablaban de la existencia de dos proyectos antagónicos alrededor del Presidente y que, en algún momento, habrá que decidirse por uno. Obviamente, para este sector, había que desplazar a Remes y su táctica de acuerdo con el FMI que lo llevó a jugar estratégicamente en función de los intereses del capital financiero transnacional, y que estaba destruyendo la alianza de clases nucleada bajo el sello del Movimiento Productivo Argentino. Moyano, de la CGT rebelde, ya había anunciado la convocatoria a una movilización contra el FMI para la semana siguiente. Y además, las dos cámaras empresariales del sector agrario que eran parte de la alianza de gobierno, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y Federación Agraria (FAA), iban a anunciar un paro contra las políticas económicas para el 28 de abril. El 18 de abril comenzaba a operarse este cambio de postura previo al golpe para voltear al ministro de economía. Duhalde dio un discurso en contra del FMI, en donde afirmó que “no podemos decirle que sí a todo lo que nos plantean (…) el programa de ajuste del FMI lejos de ser sustentable llevará al país a dificultades mayores (…) Para nosotros firmar un acuerdo que sabemos que no se va a cumplir es peor. Es peor el remedio que la enfermedad (…) ”. Este Duhalde se parecía más al que, en plena campaña presidencial en 1999, llegó a decir: “No quiero encabezar un gobierno perverso que siga ajustando el cinturón a los trabajadores mientras los usureros internacionales se llenan los bolsillos. Hay que decirle a los del Fondo que no vengan”.55 Ante esta postura, la respuesta de la banca fue un ultimatum al gobierno para apurar el plan bonex al corralito mediante la amenaza de varias entidades de no abrir el lunes. El Banco Central, orgánico al FMI, resolvió un feriado bancario y cambiario por tiempo indeterminado. El objetivo era obligar al Congreso a votar el Plan Bonex, mientras la corrida financiera iba haciendo su trabajo. Los números hablaban por sí solos: en 53 días hábiles, desde el 2 de febrero, la fuga de dinero por los recursos de amparo alcanzó a 3250 millones de pesos, a razón de 61,3 millones diarios. Sin embargo, a pesar de que con respecto al corralito todas jugaban en conjunto, las redes financieras transnacionales se mataban para ver quien dominaba el territorio

55 Página 12, 19 de abril de 2002.

56 social argentino-Latinoamericano. Los protagonistas principales de la lucha eran la línea angloamericana vs la vaticana más conocida en la Argentina como los bancos españoles. El Citibank hacía correr rumores de que el BBVA Banco Francés, como también el Río-Hispano Santander, estaban en una situación comprometida. Los “españoles” no solo acusaban al Citi de hacer correr estos rumores, sino también de que el Citi, el BankBoston y el HSBC son especialistas en crecer en medio de las “turbulencias” y los culpaban de agitar la situación en Argentina hasta que se les fue de las manos. Recordaban, en este sentido, la fuerte expansión del Citibank en medio de la crisis del Tequila en 1995 tras adquirir al caído Banco Mayo. El otro bando, argumentaban que los “ibéricos” se sobre-expandieron y que quisieron mantener altas rentabilidades aun a costa de un Estado que se desbarrancaba paulatinamente, sin medir las consecuencias finales. Hay algo en lo que ambos bandos coincidían: minimizar al máximo la banca pública con la creación de un Banco Nacional en donde se fusionarían todas las entidades, el cual solo sería un banco de pagos. Esta lucha daba margen político al duhaldismo-alfonsinismo. En este contexto y con el FMI presionando, se gestó un golpe en el seno del gobierno para cambiar la táctica y sacar a Remes, junto con otros miembros del gabinete. Este golpe lo dio la llamada “ala política” del gobierno, es decir el núcleo duro del proyecto Mercosur y lo realizó por vía del parlamento. Duhalde dejó correr la pelota y, al grito de que “sea lo que dios quiera”, se sentó a ver que pasaba. Dejó que el ministro de economía presente el Plan Bonex en el parlamento tal cual lo quería el FMI, la Banca extranjera, el G7, etc., en donde se incluía el proyecto de privatización de la banca pública comenzando por el Banco Nación que, además de ser el banco número 1 del país en cantidad de sucursales era, vía las garantías de una parte significativa de sus carteras de créditos, el principal propietario territorial de la Argentina. Los diputados rechazaron el Plan Bonex y produjeron la renuncia de Remes (Ministro de Economía), Capitanich (Jefe de Gabinete), De Mendiguren (Ministro de Producción) y Gabrielli (Ministro del Interior) quien, recordemos, respondía a Rodríguez Saá. Era un golpe de Estado seguido de golpe de mano, que implicaba la baja de medio gabinete. El candidato de Duhalde para el ministerio de Economía era Alieto Guadagni (secretario de energía), quién sostenía la táctica inversa a Remes y quería romper relaciones con el FMI. Este fue vetado rápidamente por Rutemann, como también por los otros gobernadores ya conocidos, por estar demasiado alejado del FMI, algo “imprudente” para quien estaba en la línea del

57 Opus Dei y los intereses del Vaticano. Para el “Lole” se debía “empezar a cumplir con el FMI porque de los once acuerdos que firmó la Argentina no cumplió ninguno”56. Duhalde negoció con una condición de mínima: que no se ate a las pautas del FMI. Una de las claves estaba en cambiar la “propiedad” de las reservas del Banco Central: en vez de que pertenezcan de hecho al FMI, con lo cual se las atesora para eventualmente pagarles con ellas a los acreedores, pasarían a constituir una herramienta central de la política económica, permitiendo la fijación del tipo de cambio y su defensa en el mercado. Esto permitiría enfrentar la corrida financiera. La CGT oficial conducida por Daer apoyaba la movida, sobre todo si se sostenía a Ginés González García (Salud) y a Alfredo Atanasof (Trabajo), dos hombres del palo sindical. La CGT rebelde también festejó la decisión. Para Hugo Moyano nada mejor que un alejamiento del FMI, contra quien tenía pensado protestar –si no hay cambios de planes– la siguiente semana. Reutemann al igual que De la Sota (muy cercano al Departamento de Estado) fueron convocados por Duhalde a poner a sus hombres en el gabinete. Sin embargo, la intención de armar un gabinete de “unidad nacional” fue totalmente rechazada. Los gobernadores querían imponerle a Duhalde un plan de emergencia con tipo de cambio fijo, garantías para los ahorristas y buenas relaciones con el FMI. Contrariamente a las intenciones de Duhalde, el empate de fuerzas había llegado a tal nivel de enfrentamiento que era imposible no definir la cancha para algún costado. Sorprendentemente, quería incorporar al gabinete a los que recientemente habían golpeado el parlamento, o quizás quería incorporar cuadros que aplicasen una política contraria a los intereses que defendían. En política todo puede suceder, pero la realidad se encargó de acomodarlo. Como luego sucedería con la sucesión presidencial, y como venía sucediendo desde febrero, Duhalde iría por la de mínima, intentado buscar un punto medio de equilibrio que la situación hacía imposible, para luego obligadamente tener que apoyarse en las fuerzas más progresivas y verse forzado a avanzar como condición para no caer. La situación era a todo o nada: ALCA o Mercosur, pesificación o dolarización, acuerdo con el FMI o alejamiento del FMI, no había lugar a medias tintas a pesar del duhaldismo- alfonsinismo. Las opciones para ministro de economía eran dos: , Guillermo Calvo o Carbonetto.

56 Clarín, 24 de abril de 2002.

58 Lavagna era un economista de larga militancia en el justicialismo, uno de los cuadros involucrados en el armado del Mercosur en los años 80’ cuando tuvo un paso por la gestión del alfonsinismo. Finalmente, durante el gobierno de la Alianza fue como representante ante la Unión Europea, puesto al que llegó de la mano del Frepaso y que mantenía hasta antes de asumir. Los que se oponían señalaban a Lavagna como un distribucionista, identificado con un proyecto que enfatiza la reactivación por vía de una política expansiva. Y amenazan que con esta elección Duhalde no iba a sobrevivir. Calvo era el candidato de equilibrio de las redes financieras transnacionales. Era el argentino con mayor rango en los organismos de crédito internacionales y el de mejor llegada a Washington. Los actores políticos que preferían a Calvo y rechazaban a Lavagna estaban encabezados por el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero (menemista que operaba con línea abierta a EEUU), y los de Córdoba y Santa Fe mencionados anteriormente. Desde las sombras, y detrás de estos gobernadores, Menem y Rodríguez Sáa se reunían en La Rioja para plantear una estrategia conjunta para voltear a Duhalde Que quede Clavo significaba cerrar con el FMI, con lo cual la Argentina iba a estallar nuevamente porque los grupos económicos locales, como ya habían anticipado, no iban a quedarse de brazos cruzados. La venían remando desde 1998 para armar el proyecto alternativo al neoliberal, en donde perdieron como en la guerra y no iban a dejarse caer tan alegremente. Tal y como reza aquella famosa frase, no hay nada más revolucionario que un burgués en apuros económicos. Había también una tercera opción de total enfrentamiento con el FMI, pero que significaba directamente romper con los gobernadores. La opción fue gestada por unos 30 economistas justicialistas que, encabezados y referenciados en Carbonetto y Eduardo Curia, decidieron “autoconvocarse y organizarse” para fijar posturas en conjunto y rechazar el aval a cualquier candidato que surgiera de las filas del neoliberalismo. Además tenían candidato propio a ministro: Carbonetto. Sin embargo, el diputado por el Polo Social y economista del Movimiento de Trabajadores Argentino (MTA) de Hugo Moyano fue vetado rápidamente. El discurso “duro” de los dirigentes sindicales contra el FMI, tanto los de la CGT rebelde como los de la CGT oficialista, respondían justamente a los lineamientos que esbozaban los economistas más cercanos a uno y otro sector, respectivamente: Carbonetto y Curia. Finalmente el elegido fue Lavagna, que viniendo desde Europa contaba también con el apoyo de la línea franco-germana, mientras que Calvo, para conformar al otro

59 bando, quedó informalmente como “asesor financiero” del gobierno, trabajando desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del cual era jefe de asesores. Es decir, quedó afuera más allá de la sutileza que, por otro lado, nadie se la creyó. Ante la imposibilidad de armar un gabinete de “unidad federal” (de equilibrio de fuerzas) ya que dicha unidad no existía, y en la tarea de tener que alinear la tropa para librar un mayor enfrentamiento, Atanasof, hasta entonces ministro de trabajo y quien dominaba desde hacía años el gremio de los municipales bonaerenses, iría de jefe de gabinete. Mientras que la diputada Graciela Camaño, esposa del líder sindical de los gastronómicos Luis Barrionuevo, iría a la cartera laboral. Así se consolidaba la fuerte presencia sindical en el gabinete, es decir, la presencia del movimiento obrero organizado que ascendía en las posiciones de poder en el estado, fundamentalmente de la CGT oficial (Daer), también la llamada de “los gordos”. La alianza táctica entre los grupos económicos locales, nucleados principalmente en la UIA y el movimiento obrero organizado, debía dar paso a un mayor protagonismo de estos últimos. Como señalábamos anteriormente, los señores del Mercosur se apoyaban con mayor fuerza sobre las fracciones de clase subordinadas para compensar, a través de la variable política, su debilidad económica. Con la negativa de Oscar Vicente (Perez Companc), de Luis Pagani (Acor) o de algún empresario local de peso de asumir en el Ministerio de Producción por la exposición que generaba el cargo –la experiencia de José Ignacio de Mendiguren no había sido muy buena— el cargo quedaría bacante y la cartera sería absorbida por Economía. Preferían el perfil bajo y que las mediaciones político-institucionales se encarguen de hacerlas los que las deben hacer, los actores políticos, ocultando a los actores económicos sociales que median y expresan. Aprovechando el momento de turbulencia con la caída de ministros, y antes de la elección de los nuevos, el Bloque piquetero Nacional (PO, MTR, PC) más la Aníbal Verón (que se enteraron por canal 13 del estallido del 19 de diciembre, el 20 no podían salir de los barrios y luego defendían la tesis de la insurrección y la situación prerrevolucionaria) convocaron para el 25 de abril a una marcha contra el gobierno y el FMI, pidiendo la renuncia de Duhalde. No se entiende mucho la consigna, sobre todo cuando para el 1 de mayo se estaban organizando cuatro encuentros diferentes por el día del trabajador. Lógicamente, la movilización no reunió la cantidad de gente esperada, ya que la consigna estaba muy por encima o desconectada del grado de desarrollo real de la conciencia política colectiva, esto es, del grado de heterogeneidad de una fuerza

60 (sectores que la integra), homogeneidad en cuanto a objetivos y proyecto comunes, autoconciencia y grado de organización desarrollado. Los actos por el día del trabajador se dieron de la siguiente forma. Las dos CGT hacían cada una su acto por separado. En la Plaza de los Dos Congresos: la CTA, la Corriente Clasista y Combativa y los metalúrgicos de las seccionales rebeldes convocaron a una concentración frente al Parlamento a partir de las tres de la tarde. Este sector, por lejos el más numeroso pero muy atrás de las dos CGT, iba a convocar a un paro para el 23 y 29 de mayo. Obviamente, siendo la pata izquierda de la alianza de clases expresada en el duhaldismo-alfonsinismo y uno de los principales beneficiarios de los planes (la CTA a través de la FTV), ni se mencionaba la cuestión de la renuncia de Duhalde. Además en el caso de la CCC, el frente sindical-territorial del PCR, tenía un vínculo económico muy fuerte con el Duhaldismo. Hasta diciembre de 2001, todas las organizaciones de desocupados compartían un mismo espacio. En enero esa unidad se quebró: los piqueteros del Polo Obrero (del Partido Obrero), el Movimiento Teresa Vive (del MST) y el Movimiento Territorial de Liberación (del PC) rompieron para formar el Bloque Nacional, que para este 1º de Mayo convocó a un acto frente a la Casa Rosada. En la Plaza de Mayo, sin embargo, no estaría todo el sector, ya que hubo un enfrentamiento entre el Polo Obrero y el MST, a consecuencia del cual sólo irá a la Plaza una mitad del Bloque: la del PO. Allí estarán también las Madres encabezadas por Hebe de Bonafini, los desocupados de la Coordinadora Aníbal Verón y sindicatos combativos del interior del país. En el Obelisco manifestarían el PC y el MST En Once: estará la Liga Socialista Revolucionaria (LSR) y Convergencia Socialista (CS), dos desprendimientos del Movimiento al Socialismo (MAS). La división era evidente entre los diferentes sectores que expresaban o, en algunos casos, intentaban o decían expresar al campo de los trabajadores. Había tres organizaciones gremiales con peso y representatividad (las dos CGT y la CTA) lo que demostraba la fragmentación de la clase obrera. Esto constituye un indicador de enorme importancia para echar por tierra las visiones imaginarias que hablan de un momento insurreccional en Argentina.

Lo analizado nos demuestra que hay tres líneas en el desarrollo de luchas de clases, a pesar de que cuando se habla en estos “términos” solo se ve un tipo. Capital vs

61 capital, capital vs trabajo, trabajo vs. trabajo. En términos de regularidades históricas, en los momentos de ascenso revolucionario se intensifica la lucha capital-capital, se agudiza la lucha capital-trabajo, y decrece la lucha trabajo-trabajo. El nivel de estas luchas entre las diferentes clases y fracciones son indicadores del estado de relaciones de fuerzas que existe en un territorio social determinado. En la Argentina del año 2002, se agudizaba la lucha capital-capital, siendo la contradicción principal que ordenaba los enfrentamientos ALCA vs. Mercosur. La fracción de capital más débil debían convocar para la lucha y favorecer el desarrollo de la organización de fracciones de clases más débiles económicamente, lo cual incluía desde pequeñas empresas hasta trabajadores manuales, técnicos y profesionales. Con ello mejoraban las condiciones para dar a nivel económico-gremial las luchas del trabajo contra el capital y contra política de gobierno, apostando a modelos más inclusivos, como venía sucediendo desde 1996. Esto permitía disminuir la lucha entre trabajadores (ocupados vs desocupados, etc.), aunque lejos estaban de no ser importantes aun.

62 IV

HACIA EL GOLPE DEL 26 DE JUNIO: LA AGUDIZACIÓN DE LAS CONTRADICCIONES

El cambio en el gabinete, después del golpe de estado gestado desde el congreso, recrudece el enfrentamiento de clases en la Argentina, específicamente la lucha entre fracciones de burguesía. La contradicción principal ALCA vs MERCOSUR se agudiza, profundizando las luchas por el desempate hegemónico entre ambos proyectos. Los primeros días de mayo el dólar vuelve a pegar un salto, yéndose a $3,15 con tasas por encima del 100%. La corrida estuvo protagonizada por bancos extranjeros y exportadores (extranjeros y locales), es decir, por lo que tradicionalmente se le llama imperialismo y oligarquía, una alianza indestructible para mantener la dependencia, la pobreza y el subdesarrollo del país. En la jugada no podía faltar quien garantizaba que la corrida se realice, el Banco Central, quien representaba a la city financiera y buscaba mediante esta maniobra dejar escapar el dólar y presionar al gobierno a que se cumplan las medidas dictadas por el FMI. Todos a coro repetían, en una extraordinaria homogeneidad de los discursos, que la disparada del dólar se debía a la falta de modificación y derogación de las leyes de quiebras y de subversión económica, a lo cual agregaban la necesidad de achicar el gasto, frenar los bonos provinciales y, en palabras de Krueguer (Linea americana- número dos del FMI puesta por EEUU y verdadera jefa del Fondo), disciplinar la

63 “cuestión política” porque existían riesgos de contagiar a la región con intentos de “populismos”, o políticas “no tan pro mercado”. Con esto Krueger comenzaba a hacer visible el problema-enfrentamiento real que atravesaba Latinoamérica, expresando su “temor” a que se dejen de lado las reformas de mercado y la apertura hacia el mundo. “Pero los países de América latina que recorrieron ese camino en el pasado lo hicieron con resultados muy infelices”, advertía simpáticamente. 57 En este sentido, el golpe financiero ya comenzaba a rodar por los pagos vecinos del Mercosur. El proceso en desarrollo tenía nombre propio: “efecto Lula”, agravado por la posibilidad de que Brasil otorgue un crédito a la Argentina para pagar la deuda al Banco Mundial. La posibilidad de que ocupase la presidencia de Brasil un candidato no muy pro mercado, más lanzado que el gobierno socialdemócrata en la integración regional de desarrollo autónomo, enfurecía los ánimos del FMI y sus representados. Por lo tanto, allí también se puso en marcha una secuencia que, luego de la crisis de Argentina y de Venezuela, constituía un proceder mecánico en los países semicoloniales: 1) Los bancos de inversión bajan la calificación de la deuda soberana y sube el riesgo país. 2) Los inversores abandonan sus posiciones en la región y desatan los problemas de cuenta corriente. 3) Sube la tasa de interés y comienza la presión sobre el tipo de cambio. 4) La devaluación provoca inflación y se genera descontento entre los asalariados, generando las condiciones para el estallido social capitalizado por derecha.

Para reforzar el proyecto de establecimiento de un gobierno de extranjeros, en el proyecto de colonizar completamente el territorio argentino, EEUU pasó a pedir públicamente y a todas voces el monitoreo directo del FMI sobre Argentina. El cambio en la relación de fuerzas al interior del gobierno a favor del MERCOSUR que implicaba despegarse de la línea imperialista americana-yanki, medió para que estos interesen pasen a operar mucho más fuertemente para cambiar su posición y pasar a ser dominantes en la Argentina. Para legitimar dicho monitoreo, los funcionarios de EEUU apelaron a un lugar común: salieron a decir que en la Argentina roban el dinero o lo hacen humo, y que para evitarlo está el FMI. Les faltaba aclarar que eran ellos mismos, así como que eran las diferentes fracciones de capital financiero

57 Clarín, 8 de mayo de 2002.

64 extranjero las que se robaban la plata; lo otro eran las migajas, también denominadas comisiones. El problema era ver quien se llevaba más del botín. En este sentido, la plata de la deuda externa servía para financiar la fuga de capitales, al mismo tiempo que para mantener el valor del peso con el fin de asegurar a las empresas extranjeras ganancias increíbles, por lo que la afirmación no tenía mucho sustento. Lo que pasaba es que antes de diciembre no era esta línea la que se quedaba con la mayor parte de la riqueza producida por los trabajadores argentinos, por lo cual empezó a ejercer presiones y operó a través de Krueguer para que esto deje de suceder. La afirmación solo buscaba legitimar el gobierno de extranjeros, cuya punta de lanza era el mayor intervencionismo directo y público del FMI. Por ello es que Brasil salía a enfrentar estas operaciones con el eje de que los organismos financieros se lavaban las manos con la Argentina. La corrida financiera fortalecía la fuerza de los sectores neoliberales, a lo que el gobierno respondía cediendo medidas ante el FMI, que aprovechaba para instalar su gobierno en la Argentina. Sin embargo, los números no cerraban en el Congreso para hacer lo que el FMI decía como representante máximo de los intereses financieros transnacionales. Los legisladores, núcleo de actores políticos que empujaban el proyecto de capitalismo “productivo” de desarrollo regional, se rehusaban a derogar la ley de subversión económica y modificar la ley de quiebras ya que esto significaba, por un lado, dejar en libertad a Carlos Rohm y la automática caída de causas como la del Banco Patricios, Feigin y BID y la desafectación de banqueros como Moneta (Banco República), Carlos Fedrigotti y Peter Baumann (Citibank), Eduardo Escasany (Galicia) y Manuel Sacerdote (Boston); por otro lado, con la ley de quiebras se buscaba que las empresas extranjeras puedan cobrarse las deudas mediante activos locales permitiendo la profundización del control por parte de las redes financieras transnacionales de la economía local, como así también de los aparatos privados de hegemonía (medios de comunicación, editoriales, etc.). Los legisladores que rechazaban la medida eran Busti y Graciela Bar (Entre Ríos), los santacruceños Cristina Kirchner y Nicolás Fernández, los puntanos Liliana Negre y Raúl Ochoa, el chubutense Marcelo Guinle y el riojano Jorge Yoma por el lado del PJ, mientras que los 23 legisladores radicales también se sumaban a esta posición. Como por la vía democrática no había condiciones, el frente del Citigroup y el JP Morgan solo podía apelar a las operaciones económicas para conquistar la voluntad de los legisladores. La profundización de la corrida financiera fue lo que medió para que en diputados se de media sanción a la derogación de la ley de subversión económica;

65 luego de unos días de aprietes y con escándalo mediante, los legisladores se disciplinaron. Lo mismo iba a suceder con la ley de quiebras, con la cual Washington quería y consiguió que los acreedores de una empresa puedan cobrarse con sus activos si ésta no resolvía su cesación de pagos, es decir, podía quedarse con la empresa en caso de que esta no pague. Quedarían a salvo de esta posibilidad los medios de comunicación por tratarse de “empresas estratégicas”. Esto fue lo único que pudieron negociar en la nueva ley (el grupo Clarin-Nacion). Pero este disciplinamiento iba a traer consigo, tal y como sucedió en otras oportunidades, el resentimiento de la alianza de clases que expresaba el duhaldismo- alfonsinismo. Moyano (líder de la CGT rebelde) y Kirchner (gobernador de Santa Cruz), que constituían una de las patas a la izquierda dentro de la alianza de gobierno, comenzaron a coordinar y militar en pos de construir una fuerza que avance hacia la profundización de la revolución democrática nacional. En este sentido, Moyano convocó a un paro general con movilización que finalmente iba a realizarse el 22 de mayo y apoyó la movida kirchnerista para que se convoque a comicios presidenciales antes de septiembre de 2003. Además afirmó que “debería venir alguien que esté dispuesto a aplicar una política nacional” que no esté “subordinado e imposibilitado”.58 Por otro lado, Néstor Kirchner salía con fuerza a hacer campaña. En una reunión con militantes del justicialismo, el santacruceño resaltó que “la política no puede seguir siendo un lugar de negocios, ni un trato de gerentes o clientes. En los locales políticos ya no se habla más de ideas, de proyectos, y ese es el mayor atropello, el mayor castigo que se le puede hacer al pueblo argentino. No quiero gerentes y clientes, quiero cuadros políticos y militantes con más autocrítica (…) Hay que perfilarse en serio para construir en serio ese proyecto nacional y popular que está haciendo falta en la Argentina”.59 Kirchner expresaba una opción política más audaz y lanzada, del proyecto estratégico Mercosur-desarrollo productivo regional autónomo. Tanto Kirchner como Moyano pedían las elecciones cuanto antes porque observaban que cuanto más tiempo corra más iba a rearmarse el menemismo y la fuerza

58 Clarín, 10 de mayo de 2002. En el acto de la movilización Moyano dijo lo siguiente: “Los gobernantes que hasta hace poco nos hablaban contra el modelo, que nos decían que el modelo estaba terminado, ahora no tienen el coraje para poner a la Argentina de pie (…) Si el Gobierno levanta una causa nacional y popular, el pueblo lo va a acompañar hasta las últimas consecuencias (…) ¿Cómo puede ser que un gobierno que se dice peronista evite hablar de los salarios? (…) Se niega a hablar de estos temas centrales y se pone a hablar de estupideces, como la reforma política o las imposiciones del FMI y así se pierde el tiempo y el enemigo sigue avanzando; el Gobierno no tiene el coraje, no tiene agallas, para cambiar esta historia negra que vive nuestro pueblo”.

59 Página 12, 10 de mayo de 2002.

66 pro ALCA, y en segundo lugar, veían que sin elecciones que legitimen un gobierno era imposible desarrollar un proyecto productivo que se oponga al neoliberal, estando muy expuesto a un golpe financiero que termine definitivamente de liquidar al gobierno. La otra pata popular de la alianza de clases que representaba el Duhaldismo- Alfonsinismo, la CCC y la FTV, también anunciaban protestas (piquetes y movilizaciones concluyendo en un paro y movilización para el 29 de mayo) contra la política de gobierno. La consigna central era “contra la subordinación al FMI”. Además reclamaban: tarifa social en los servicios públicos, para desocupados y ocupados de bajos ingresos; programas de empleo: pedían que su pago sea inmediato; medicamentos: reclamaban que se envíen partidas a los hospitales públicos y salas de salud de los barrios; PAMI: pedían el salvataje de la obra social y normalización, con su devolución a los jubilados. Además de la CTA y la CCC, anunciaron su adhesión al paro y movilización las pequeñas y medianas empresas reunidas en Apyme, el sector empresarial del campo nucleado en la Federación Agraria Argentina, los estudiantes universitarios de la FUA (y los docentes del sector) y el Frente Nacional contra la Pobreza. Los dos paros escalonados de la CGT de Hugo Moyano y el de la CTA empezaron a hacer sentir la presión de los sectores populares. Ante ello, el Gobierno reforzó el lanzamiento de la subvención para jefes y jefas de hogar desocupados y estudiaba un posible aumento salarial de suma fija para descomprimir la situación. Por otro lado, la viceministra de Trabajo legitimaba esta posibilidad y afirmaba que un aumento fijo de 50 a 100 pesos en la actividad privada no sería hiperinflacionario. Además se prorrogó por 6 meses la emergencia económica por la que quedaron suspendidos los despidos sin causa, mientras que cualquier indemnización tenía que pagarse doble. La batalla en la city financiera ya era una verdadera masacre. La disputa entre los “españoles” (la línea vaticana) y los angloamericanos crecía día a día y corrían cada vez más rumores acerca de cierres de bancos de uno y otro bando, aunque ambos coincidían o estaban expresados por el FMI y su programa. El Banco Central, presionado por el ministerio de economía, restringía el saqueo que sobre sus arcas habían hecho las entidades extranjeras para no exponer a riesgo ni un dólar propio. A su vez, las entidades extranjeras de uno y otro bando, iban con todo contra la banca pública y la privada nacional, nucleadas en Abappra (Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina). Estos últimos contaban ahora con el ministerio de

67 Economía. La batalla se traducía, en términos de mediaciones políticos institucionales, en Ministerio de Economía vs. Banco Central. La guerra se planteaba sobre tres frentes principales: Plan Bonex, corralito y CER. En lo estratégico se trataba de qué proyecto iba a ganar, siendo central este terreno por ser el capital financiero la forma de capital dominante, es decir, la que define como se organiza la sociedad y subordina a las formas anteriores de capital. - Plan Bonex II. Los bancos se revelaron y se resisten a otorgar garantías adicionales de sus activos. El Plan Lavagna contemplaba que los bancos garantizaran la emisión de los nuevos Bonex con 30 por ciento de su cartera de préstamos. El capital financiero transnacional pretendía que todo lo pague el “estado”, un artilugio para decir que el corralito se resuelva con la riqueza expoliada a los argentinos. - Corralito. La idea de Economía es liberar las cuentas a la vista en 120 días, y que los bancos extranjeros aporten capitales frescos desde sus casas matrices. Las entidades piden más tiempo y pretenden que el Banco Central las auxilie con préstamos baratos. Como se ve habían cambiado la postura ya que ahora, en el nuevo esquema donde las entidades públicas y nacionales tenían prioridad para ser financiadas60, no iban a poder quedarse con todo el sistema financiero argentino vía una apertura del corralito. Por lo tanto, tampoco iban a traer plata. - CER. La eliminación del índice para los créditos hipotecarios, prendarios y personales suponía una “pérdida” de entre 4 y 7 mil millones de pesos para los bancos, según cuánto fuese la inflación del año. Además de reclamar una compensación por este concepto, los banqueros querían que el Estado se haga cargo del CER que dejarían de percibir por la cartera de préstamos que le den al Gobierno como garantía del Bonex. Como siempre que se daba un “contexto favorable” o cuando recibían la orden, el menemismo se rearmaba apostando al agravamiento de la crisis para pasar a la ofensiva, volviendo con el dólar como bandera. Era necesario rearticular la fuerza política para servir a los intereses económicos-sociales que jugaban al golpe de estado. Comenzaban a divulgar la salida de Duhalde por una hiper o un descontrol del dólar, e intentaban instalar el eje del fin de la moneda nacional como solución. “Es evidente que

60 “Un alto funcionario del BCRA señaló a este diario que la política de asistencia ‘privilegiará a los bancos públicos y nacionales’. La fuente añadió que los extranjeros tendrán que traer dólares frescos desde sus casas matrices como condición para que el Central colabore con ellos. Y advirtió que si las entidades se niegan ‘habrá más casos como el Scotiabank’, en referencia al banco canadiense que se negó a recapitalizar la entidad y fue suspendido por el BC.” Página 12, 11 de mayo de 2002.

68 este colapso termina en la dolarización”61, sentenciaba por aquel entonces Jorge Ávila, del CEMA, quien en esa sintonía, y rememorando viejos tiempos, afirmaba que “no aprovechar esta oportunidad para hacer cambios estructurales sería un crimen histórico”. Buscaban generar la situación de los 90’, mediante golpe de estado vía hiperinflación y corrida financiera, para profundizar los lineamientos del proyecto estratégico neoliberal, en un estado de total desarticulación de las clases y fracciones de clases subalternas. Los actores políticos y estratégicos que se juntaban eran los personajes ya conocidos: el economista Miguel Ángel Broda; el analista político Jorge Castro; el gobernador salteño Juan Carlos Romero (uno de los políticos con más llegada a la embajada de los EEUU); el economista Jorge Ávila del CEMA, junto con sus colaboradores más próximos del mismo think tank: Pedro Pou (ex presidente del Banco Central), Ana María Mosso y Ana Kessler. También estaba Horacio Liendo, mano derecha de Domingo Cavallo. Romero era presentado como posible presidente en caso de que Duhalde se caiga antes de 2003. Si aguantaba iría Menem. Ya comenzaban a festejar victorias parciales: “El acuerdo de los 14 puntos entre el gobierno y las provincias es una muestra de que nadie quiere dar un volantazo para aislarse del mundo”62, afirmaba Romero. Esa definición de los gobernadores se interpretaba en filas menemistas como una victoria frente a la alianza de gobierno. Si Duhalde se proponía cambiar el modelo, para ellos quedaba claro que los mandatarios provinciales se lo impidieron. Envalentonados por la aparición con fuerza de los actores políticos y estratégicos (intelectuales, medios, centros de investigación) del menemismo, estos grupos profundizaban la corrida financiera, haciendo que el dólar se vaya a los $3,50 y en el mercado mayorista llegue a tocar los $4. La corrida acentuaba la presión del Banco Central sobre el ministerio de Economía. Mario Blejer amenazaba con que el plan Lavagna para la salida del corralito desembocaría en hiperinflación, y contaba para ello con el apoyo de Washington, desde donde le solicitaban que mantenga su puesto. La Asociación de Bancos Argentinos (ABA), que aglutinaba a todas las entidades extranjeras, salían públicamente a rechazar rotundamente el proyecto. Para economía y ABAPPRA (desde donde jugaba el PC dentro de la alianza duhaldista-alfonsinista a través del banco Credicoop, más allá del antiduhaldismo de su versión partidaria), el

61 Página 12, 15 de mayo de 2002. 62 Ibid.

69 plan bonex II que proponían los bancos extranjeros y el FMI, era inviable tanto política como jurídicamente. Más allá de las formas en como se representaba la disputa, el enfrentamiento era de intereses no por si algo era viable o no. La cuestión era como se pagaban los costos del salvataje que hizo Cavallo del sistema financiero a través del llamado corralito, a pedido de los intereses angloamericanos y “españoles”. Los números de la corrida financiera eran contundentes: sólo en mayo las reservas habían caído en 1440 millones y la pérdida sumaba 4000 millones desde que Duhalde llegó al poder. Los exportadores, que eran las grandes transnacionales y multinacionales que controlaban petroleras, cerealeras y alimenticias, retenían unos 4100 millones de dólares que deberían haber ingresado al país en el período enero-abril, jugando abiertamente a que el dólar siga subiendo y estalle la hiper. En ese período se exportó por un valor de 7500 millones de dólares, donde las 20 mayores exportadores del país concentraron el 45 por ciento de las ventas al exterior, mientras que el 55 por ciento restante estaba distribuido en 6900 empresas. En medio de la pelea entre Economía y el Banco Central, la cúpula del banco promovía, con el aval del FMI, un decreto de necesidad y urgencia que le otorgue protección legal o inmunidad63, para proteger a los funcionarios de las demandas por la lluvia de redescuentos otorgados a los bancos, especialmente por los otorgados a los extranjeros, y le de más poder al organismo para disponer de fusiones, compras y ventas de bancos. También aprobaba un aumento de salarios del 13%, retroactivo al 1º de mayo, que incluía a los directores. La respuesta de economía sería dar avanzar sobre el central, generando una nueva correlación de fuerzas, y buscar un nuevo presidente. Obviamente esto significaba agudizar nuevamente el enfrentamiento con el FMI y compañía. España, en ese momento cruzada por la línea americana-yanki que representaba políticamente Bush, también le bajaba el pulgar a Duhalde. Aznar, presidente de España, le prodigaba al presidente argentino un discurso lapidario, indicando que había que seguir el programa del FMI y que había que tomar medidas dolorosas. De las grandes potencias, solo quedaban como tibios aliados del gobierno argentino, Francia y Alemania.

63 El reclamo de Washington tiene larga data. A mediados de 1998, apareció un documento del Banco Mundial establecía la indemnidad legal del directorio del Central como una de las condiciones para destrabar nuevos créditos para la Argentina. Esto había sido tratado en Washington por Pedro Pou, uno de los fundadores del CEMA y entonces titular del BCRA, asediado por una lluvia de causas judiciales abiertas en su contra. Blejer no era un creativo.

70 En medio de la batalla en la city-country, que daba cuenta del problema general de quién controlaba el territorio social Argentina64, la jugada fuerte de los señores del Mercosur, a través de su ministro de economía, fue “reestatizar” los bancos Suquía, Bisel y Bersa (Banco de Entre Ríos SA). Estas entidades eran controladas por el Crédit Agricole, capital financiero transnacional francés, y significaba un enroque que favorecía a ambas partes. A los galos porque estaban en una situación financiera muy delicada por la devaluación, aunque no iban contra la misma por su apoyo al Mercosur contra el proyecto ALCA, y además temían ser absorbidos por los angloamericanos, representando este el peor de los escenarios. Al gobierno argentino porque se fortalecía enormemente y ganaba territorio social de producción a controlar: el Bisel era el banco más importante de Santa Fe, el Suquía tenía su base de operaciones en Córdoba, mientras que el Bersa era uno de los pilares de la economía de Entre Ríos. En conjunto sumaban más de 350 sucursales y depósitos por alrededor de 2200 millones de pesos. Lavagna, venido recientemente desde Europa, de enorme entendimiento con los cuadros de la línea franco-germana, aseguraba el éxito de la operación y asestaba un fuerte golpe.

64Para observar el grado de dependencia o control extranjero de la Argentina para el año 2000, veamos los siguientes números elaborados por el INDEC en mayo de 2002, referidos a las 500 empresas principales. Las privatizadas en manos del capital financiero transnacional llegaron a concentrar el 86,3 por ciento de las ganancias. Así las tres primeras firmas generaron el 22 por ciento del valor agregado, pero el 46,7 por ciento de la ganancia. El diferencial entre lo producido y lo ganado confirma la existencia de rentas monopólicas. Si se consideran las primeras 100 del grupo, el valor agregado alcanza al 70,7 por ciento y las ganancias al 80,3. Si se extiende a las primeras 200, los números son 83,3 y 90,9, respectivamente. Así, mientras en 1993 de las 500 principales firmas 280 empresas eran de capital nacional y 220 extranjeras, en el 2000 esta relación había pasado a 314 extranjeras frente a 186 nacionales. En términos de valor agregado el salto fue mayor. En 1993 las nacionales producían por un equivalente de 11.669 millones de pesos, mientras que las extranjeras lo hacían por 18.990 millones. En el 2000 la relación pasó a 7588 millones las nacionales y 36.659 millones las extranjeras. Mientras en 1993 las firmas de capital nacional registraron ganancias de 2455 millones y las extranjeras 4231, en 2000 esta relación fue de 365 millones para las nacionales contra 7284 de las extranjeras. Por origen del capital alrededor del 63 por ciento de las principales firmas son extranjeras y estas empresas absorbían más del 95 por ciento de las ganancias. En otro orden, las privatizadas mostraron también un comportamiento singular a partir del inicio de la recesión en 1998. Mientras todos los agregados macroeconómicos, como la inversión, el producto y los salarios, comenzaron a disminuir, sus utilidades, luego de leves retracciones en 1998 y 1999 (4400 y 4450 millones respectivamente) dieron un salto de casi el 50 por ciento hasta llegar a los citados 6600 millones. El resto de las empresas, en cambio, mostró retracciones en sus ganancias desde los 3894 millones de 1993 hasta 1050 en 2000. A pesar del aumento del producto, la cantidad de trabajadores ocupados por las principales empresas pasó de 607.000 en el ‘93 a 556.000 en 2000. La participación de los asalariados en el producto de esa elite empresaria disminuyó del 46,4 por ciento en 1993 al 32,3 por ciento en 2000. Las privatizadas que más ganaron pasaron de invertir 6243 millones en 1993 a 4954 en 2000, mientras que las restantes empresas pasaron de 3390 millones a 4776, respectivamente.

71 Por el contrario, desde el Banco Central, se propiciaba la venta por separado a bancos privados, acompañada de una fuerte capitalización vía redescuentos. A los dos días de conocerse que el destino de los bancos sería otro, Blejer se reuniría con el presidente con la renuncia en la mano. La condición para continuar era que Duhalde firmase el decreto de inmunidad para el directorio del Banco Central; para continuar con la batalla era necesario protegerse de las futuras denuncias judiciales por los desfalcos que esto iba a significar. Los compadritos del capital extranjero no estaban dispuestos a exponer su pellejo tan imprudentemente para hacer su trabajo. Con el condicionamiento de los gobernadores, la rearticulación del menemismo como actor político central del proyecto neoliberal, las presiones de España e Italia y después de haber conseguido una positiva con los bancos, Duhalde volvió a amagar a correrse más hacia el FMI, amenazando con su renuncia si no se cumplía con el organismo; es decir, si no se aprobaba en el congreso la derogación de la ley de subversión económica. Si embargo, en el Congreso dicha medida no se aprobó y Duhalde tampoco renunció. Esto demostraba una vez más el empate hegemónico entre proyectos estratégicos y la imposibilidad de resolverlo caminando por el “medio”, y se visualizaba también la capacidad para vetar pero no para imponerse de cada una de las fracciones. La tremenda desarticulación y desorganización del campo del pueblo hacía imposible aprovechar estas circunstancias para aparecer en escena con proyecto propio. Duhalde quedó tecleando después de amenazar con irse si no derogaban la ley y que en diputados rechazasen la derogación. En este contexto se armó una reunión en La Pampa, con Marín (menemismo) como anfitrión, donde los gobernadores pretendían imponer la agenda de gobierno. No expresaban un todo homogéneo, pero si compartían una visión (un orden común): subordinarse completamente al FMI, adelantar las elecciones (preferentemente para abril-mayo de 2003) e ir a elecciones internas del PJ. Los díscolos eran Rodríguez Sáa y Kirchner quienes, desde diferentes posiciones, planteaban el adelantamiento y no abogaban por un acuerdo con el FMI. Días antes de la reunión, ingresó a la mesa de entradas de Diputados un proyecto de llamado anticipado a elecciones presidenciales, presentado por el menemismo, para forzar su discusión en La Pampa. El Presidente firmó con la mayoría de sus gobernadores (se abstuvieron San Luis y Santa Cruz) un acuerdo que era un calco de los 14 puntos firmados anteriormente. Los mandatarios le dieron un salvoconducto al Gobierno para avanzar con el plan de ajuste para las provincias, la derogación de la Ley de Subversión Económica (finalmente

72 derogada el 30 de mayo) y una salida gradual del corralito, tres de las demandas del FMI a las que Duhalde aún no había podido responder. De la Sota sacó a relucir sus contactos con los Estados Unidos y dijo que le habían hecho saber que recomendaban elecciones internas, además de ir pensando en una nueva convertibilidad con posible dolarización a 3 pesos por dólar. Hubo acuerdo entre los mandatarios, ya que evaluaban que las internas permitirán “poner en caja” a los díscolos, es decir, a los referentes de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, y el santacruceño Kirchner. Las internas aseguraban que el próximo presidente surja de las filas neoliberales y restaurar el viejo régimen revirtiendo la crisis de los partidos políticos. En este escenario por demás complicado y en donde el jaque mate definitivo estaba a punto de producirse, los grupos económicos locales armaron un nuevo nucleamiento desde el cual posicionarse en la guerra contra las otras fracciones de capital. La nueva entidad se llamaba AEA (Asociación Empresaria Argentina) y estaría presidida por Oscar Vicente de Pérez Companc. Entre otros, estaría compuesta por Amalia Lacroze de Fortabat (Loma Negra), Paolo Rocca (Techint), Enrique Pescarmona (Impsa) y Santiago Soldati (Comercial del Plata). Salieron defendiendo al gobierno como también a la intervención estatal en la economía, necesaria para ellos para igualar las condiciones de reproducción ampliada del capital con respecto a formas superiores de capital.

El devenir hacia el 26 de junio

La jugada que terminará con la masacre del 26 de junio encierra dos temas cruciales que son determinantes para que el hecho suceda: el rechazo de la banca extranjera al plan de salida del corralito presentado por Lavagna, expresando principalmente los intereses de la Banca pública y privada nacional nucleada en ABAPPRA65, y el rechazo por parte del núcleo Mercosur del gobierno a disciplinarse al

65 Subiendo la apuesta en el enfrentamiento por la resolución del corralito, el Banco Ciudad (uno de los principales de ABAPPRA) pidió autorización al Banco Central para devolver depósitos por fuera de la reprogramación. Quería devolver en efectivo todos los depósitos pesificados de menos de 5000 pesos, pasar a cuentas a la vista los plazos fijos de menos de 30.000 pesos de personas de más de 60 años y elevar límites de extracción.

73 esquema de seguridad del proyecto estratégico americano-yanky políticamente articulado por la derecha ultraconservadora republicana estadounidense. Estos dos hechos afectan directamente los intereses de la línea americana-yanky (como a otros jugadores), que tenía una pata dentro del gobierno con Ruckauf, Amadeo, Jaunarena, etc., y gran influencia en algunos gobernadores. Estos intereses, que venían jugando a través del FMI y del departamento de Estado para imponer su proyecto estratégico ALCA, deciden jugar con todo al golpe y empiezan a operar en tal sentido, sumando a los intereses económicos-sociales que denominamos línea angloamericana (el trío dinámico en la Argentina de esos tiempos personificado por el Citigroup, el HSBC y el Bank Boston), constituyendo lo que denominamos el frente angloamericano- yanki, y que se conoce mundialmente como imperio, imperialismo norteamericano (quien siempre lleva de aliado a Inglaterra), etc. Después de la reunión con los gobernadores y del apriete europeo-español, estos dos puntos señalados todavía no habían sido cedidos por la alianza Duhalde-Alfonsín. El plan era que después de la salida del corralito y del hipotético acuerdo con el FMI, lo que implicaría una tregua, y de no mediar una “hecatombe”, se llamaría a elecciones. En ese contexto, el Duhaldismo apoyaría a Reutemann, e intentarían poner el vicepresidente (como también, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, su bastión) tratando de mantenerse dentro pero subordinados. Aunque no linealmente, este esquema constituiría una alianza entre la línea española-vaticana con los grupos económicos locales subordinados (cambio de orden) que, en términos de proyectos estratégicos, significaría la Comunidad Iberoamericana de Naciones más el Mercosur. La “hecatombe” hacía referencia inevitable, en términos concretos, a las corridas financieras y a la cuestión de la seguridad ligado a la protesta social. “Por eso hemos puesto tanto énfasis en la seguridad y en la forma en que encaramos la seguridad: podemos decir que, de todo, es lo que nos salió mejor”, decía un ministro. Apoyando el concepto, otro hombre del Presidente recordó que “cuando asumió, Duhalde dijo que no quería ningún muerto, que era la prioridad uno. Podemos decir que, a pesar que la protesta social es importante, en eso no fallamos”. “Hay que reconstruir la alianza parlamentaria. Para mí es imprescindible. De lo contrario, ¿qué nos queda?, ¿ser rehenes de los gobernadores, que todos te quieren cagar?, ¿de los bancos?, ¿de la Federal, de la Gendarmería, de las Fuerzas Armadas? De ninguna

74 manera, hay que reconstruir el poder por el lado en que se nos otorgó. Así vamos a llegar bien a fin de año”66.

El 4 de junio, la línea americana-yanky a través del FMI, patea sutilmente el tablero: le exige al gobierno 1) un ancla monetaria para impedir la hiperinflación (si no estaban dispuestos a gestarla); 2) cambiar el plan de salida del corralito, reeditando un nuevo Plan Bonex; 3) sancionar la ley de indemnidad para el directorio del Banco Central (manejado por ellos); 4) vetar los artículos de la ley de Subversión Económica que fueron salvados en el Código Penal. Cada vez quedaba más claro que no se trataba de cumplir con la mayoría de los “deberes”: los últimos tres fueron la modificación de la ley de Quiebras, la derogación de Subversión Económica y el pacto fiscal firmado por las tres provincias grandes Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Se trataba de cambiar el ejecutivo. Por ello que, después de las nuevas demandas del FMI, desde el gobierno salen a denunciar una conspiración de Singh67 (el encargado de la misión argentina del FMI), en sintonía con los bancos extranjeros, que rechazan el plan bonos de Lavagna. El 8 de junio, Duhalde sale a cruzar a Jaunarena (ministro de Defensa) y Brinzoni (jefe del Ejército), quienes en línea con el Pentágono, el Departamento de Estado y el proyecto de defensa y seguridad adoctrinado desde la Escuela de las Américas, comienzan a operar e impulsar el proyecto de unir Defensa y Seguridad, reinstalando bajo un formato superior la Doctrina de Seguridad Nacional. Una semana antes, el ministro de Defensa Horacio Jaunarena y el jefe del Ejército Ricardo Brinzoni habían planteado la militarización de la seguridad interior y la intervención castrense en el conflicto social, con la creación de un superministerio de Defensa y Seguridad que también se encargaría del control de la criminalidad callejera, la documentación personal, las aduanas y las migraciones. Brinzoni lo describió como una pirámide, en cuya base estaría la lucha contra el delito callejero. Identificó un área crítica, entre el sur de La Plata y el norte de Rosario, en la que viven 10 millones de

66 Página 12, 2 de junio de 2002. 67 El 8 de junio, el FMI dio a conocer el ascenso de Anoop Singh a director para el Hemisferio Occidental, que se haría efectivo a fin de año. Así, el jefe de la misión negociadora pasaría a ocupar el cargo que ocupaba el argentino Claudio Loser. Su posición de “duro” ahora habría resultado ratificada con su ascenso, que a su vez prenuncia la consolidación en el staff del Fondo de la derecha republicana estadounidense del imperialismo americano-yanki, barriendo con los últimos vestigios vinculados con la línea angloamericana expresada por Teresa Ter Minassian o Tomás Raichmann.

75 pobres. Jaunarena consideró anacrónica la distinción entre defensa y seguridad, establecida por las respectivas leyes. El pronunciamiento por el retorno de la Doctrina de la Seguridad Nacional se produjo en una sede emblemática de los negocios del menemismo, la Escuela de Posgrado Ciudad Argentina, propiedad del ex ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi (menemismo), que se identifica por su sigla EPOCA. La idea de los nuevos desafíos o nuevas amenazas fue elaborada por el Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos y expuesta por primera vez aquí por el ex ministro de Defensa Ricardo López Murphy. Las “nuevas amenazas” que se cernirían sobre la sociedad serían la pobreza extrema, la superpoblación y las migraciones masivas, el terrorismo internacional, el narcotráfico, el fundamentalismo religioso y las luchas étnicas y raciales. Mientras López Murphy ocupó el ministerio, Jaunarena presidió la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados, en cuya agenda incluyó los planes de contingencia en materia de seguridad y defensa civil. El primer rubro lo ejemplificó con los cortes de rutas y lo que llamó “indisciplina social”. En el segundo, mencionó interrupción de servicios públicos, catástrofes naturales y atentados terroristas, otra de las puertas legales de acceso para el retorno militar a la seguridad interior.68 Ante el reclamo del secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, Duhalde afirmó que mientras él ocupe la presidencia no se unificarán ambas funciones. Alvarez dejó sin efecto un convenio entre Brinzoni y el comisario Giaccomino por el que los soldados profesionales al terminar su enganche se incorporarían a la Policía Federal. Menem, en su papel de dolarizador y cruzado del antiterrorismo, hizo muestras de su fe cipayezca al servicio del imperio, asistiendo al encuentro de dirigentes conservadores realizado en Washington69. Para Menem, el objetivo era quedar como representante fiel en Argentina de esos intereses ante tantos competidores. Para los señores de la Casa Blanca, el objetivo era articular su fuerza política mundial y, en el caso específico de Menem, dar las órdenes sobre los próximos movimientos en Argentina. Bien entendidas las órdenes, Menem declaró desde Washington: “Estamos a tiempo de dolarizar. Pero hay que esperar y ver, si es que ganamos las elecciones, cómo recibimos el país (…) El mundo enfrenta hoy la mayor amenaza internacional aparecida

68 Ver Horacio Verbitsky, Página 12, 9 de junio de 2002. 69 Era el encuentro de la Unión Democrática Internacional (sus siglas en inglés son IDU), una organización que reúne a mas de 80 líderes conservadores, demócratas cristianos y de partidos llamados de “centro” y “centro derecha” en todo el mundo.

76 desde la caída del muro de Berlín. Es la amenaza representada por el terrorismo transnacional, convertido en el principal enemigo de la libertad de los pueblos”.70 Las dos líneas de acción, corrida financiera y movidas de inseguridad y “enrarecimiento” del clima social, van a ir profundizándose durante los días previos a la masacre en una seguidilla de hechos.

a- El 1ro de junio, el agregado militar de la embajada de Colombia, coronel Alvaro Florida Lozano, y el procurador general de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, Eduardo Matías de la Cruz, firmaron un convenio, en línea con el plan Colombia, por el cual iban a enlazar sus computadoras para intercambiar información acerca del “narcotráfico” y el “narcoterrorismo”. Este convenio se hacía por fuera del Congreso, como correspondería hacerlo con un acuerdo internacional.71 b- El 11 de junio, desde la CIA y el FBI comienza a circular la versión de que un tal José Padilla, había sido detenido y sospechado de planear un ataque terrorista en Estado Unidos, con una bomba radioactiva sucia. Esta persona tendría pasaporte argentino y habría pasado por la triple frontera. Según el gobierno local y los servicios locales se trataba de un show montado por la CIA. Este eje legitimaba la refritada Doctrina de Seguridad Nacional y la intervención de las agencias de inteligencia estadounidense en la Argentina. c- El 13 de junio, un chico miembro del centro de estudiantes del Colegio Nacional Mariano Moreno (Buenos Aires), fue atacado en la calle por dos hombres que le grabaron la triple A en el pecho con una navaja y le dijeron: “Dejate de joder con el boleto estudiantil (…) vos sos la primera pieza del dominó”72. El hecho fue denunciado por el gobierno porteño, los estudiantes y organismos de derechos humanos. d- En las últimas dos semanas Carlos Ruckauf, el canciller que dejó su perfil bajo para entrevistarse con Colin Powell, el Secretario de Estado de EEUU, comenzó a manifestar que la Administración Bush pide que el Gobierno firme el acuerdo con el Fondo y se vaya rápido. El FMI no iba a realizar ninguna ayuda si esto no se garantizaba.

70 Clarín, 10 de junio de 2002. 71 Página 12, 29 de junio de 2002. 72 Página 12, 14 de junio de 2002.

77 e- Hubo un aumento creciente de la inteligencia militar norteamericana en la Argentina. Cuerpos de elite del ejército estadounidense e instructores boinas verdes fueron realizando numerosos ejercicios conjuntos en estaciones ferroviarias y del subte metropolitano con grupos especiales de la Policía Federal. El 14 de junio último, de madrugada, los “boinas verdes” y el GEOF hicieron una operación conjunta de simulacro de recuperación de la embajada norteamericana. Luego, las tropas de elite de Estados Unidos hicieron otras maniobras con la policía Bonaerense.73 f- El 15 de junio se conoce que la Armada amenaza con un acuartelamiento si el Senado no asciende a un oficial que se hizo retratar disfrazado de policía por un detenido desaparecido. A su vez, el Ejército sigue presionando para que le permitan volver a desplegar tareas de tipo policial. g- El 19 de junio, en un seminario organizado por el Estado Mayor Conjunto de las FFAA, se pidió volver a hacer inteligencia interna para vencer al terrorismo. En este sentido, varios expositores y panelistas cuestionaron las limitaciones que las leyes de Defensa e Inteligencia imponen a los militares para realizar esas tareas. “No a la división externo-interno”, proclamó el coronel retirado José Luis Piedra ante un auditorio repleto de representantes de organismos de defensa y policiales, agregados militares extranjeros, alumnos del Instituto de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, hombres de empresas y banqueros. El hombre agregó que en “la guerra que hoy está en ejecución, a nuestra región le toca el teatro de operaciones intercontinental” que implica “la represión de organizaciones terroristas, insurgentes y criminales”.74 h- El 21 de junio, en medio de la corrida financiera por el enfrentamiento que hacía al plan de salida del corralito, renunció Mario Blejer, el titular del Banco Central que respondía a los intereses del imperialismo americano-yanki. La salida de esta línea de la conducción del Banco Central prepara el terreno para el golpe de estado, es decir, el golpe para cambiar las relaciones de fuerzas al interior del régimen, generando “vacío de poder” para debilitar a la fracción que conduce el gobierno del estado. La respuesta podía ser profundizar el apoyo en las fracciones sociales subordinadas para dar el enfrentamiento o ceder ante el

73 Página 12, 30 de junio de 2002. 74 Página 12, 20 de junio de 2002.

78 reclamo del plan bonex compulsivo que pretendía la banca extranjera. La respuesta fue ninguna, es decir, jugar a la operación que se venía.75 i- Junto con el punto anterior, Blejer y su equipo hacen circular un documento donde destacan la necesidad de dolarizar la economía urgentemente. j- El 24 de junio, el dólar cerró a $3,85. El Banco Central intervino con una pérdida neta de 52,5 millones de dólares. Las reservas siguieron bajando, ubicándose en 9781 millones. Mientras, el FMI presionaba para que no se gaste un dólar más, ya que las reservas eran necesarias para el plan de nuevo anclaje del peso y la dolarización. k- El 24 de junio, ante la convocatoria del Bloque Piquetero Nacional a un plan de lucha que comenzaría el día 26 de junio, el jefe de gabinete, Alfredo Atanasof, descalificó la protesta y amenazó con reprimir. Las organizaciones respondieron fuertemente y afirmaron que seguirían adelante. Saldrían a la calle el Movimiento de Jubilados y Desocupados de Raúl Castells, el Bloque Nacional (que agrupa a las líneas piqueteras del Partido Obrero, el MST y el Partido Comunista), la Coordinadora Aníbal Verón y Barrios de Pie (CTA). En la Capital habían anunciados piquetes en cinco puntos: sobre los puentes: Pueyrredón, Alsina, La Noria, el acceso de Liniers y General Paz y Panamericana. Atanasof calificó la decisión de cortar dichos puntos como de “acto irracional”. Dijo además no saber “qué fines persiguen los dirigentes” y consideró que su metodología no hace más que “contribuir al caos”.76 l- El 24 de junio, se dio a conocer declaraciones del canciller Carlos Ruckauf quien dijo, ante un auditorio de oficiales de la Fuerza Aérea, que estaba orgulloso de haber firmado el decreto de 1975 que desató la represión militar sobre las organizaciones populares y que volvería a hacerlo “sin vacilar”. El ex gobernador de la mano dura agregó que venían “días de desbordes”. Ruckauf, que acababa de regresar de Washington, adelantó que, si bien no se introducirán modificaciones a la Ley de Seguridad Interior, se avecinan “tiempos difíciles” y tanto Policía como Gendarmería podrían verse “desbordadas” por la emergencia. En tal caso, dijo Ruckauf, las Fuerzas Armadas tendrían un rol a cumplir.77

75 El 14 de junio Economía anuncia que permite devolver los depósitos a aquellas entidades que así lo deseen, levantando legalmente el corralito y provocando el acrecentamiento de la pelea con la banca extranjera. 76 Clarín, 25 de junio de 2002 77 Página 12, 25 de junio de 2002. Es interesante citar parte de la nota de donde se extraen las anteriores declaraciones de Ruckauf, escrita por Laura Viau: “No obstante, las sugerencias deslizadas el jueves por

79 m- El 25 de junio el dólar tocó los $4. Esto fue producto de una operación de Singh, quien pidió que no vendan más reservas y transmitió esa información a operadores del mercado. Así hizo subir el dólar a 4 pesos y provocó la remarcación en los precios de los alimentos. Mientras tanto, Lavagna estaba en Washington negociando con el FMI y el Tesoro norteamericano para cerrar un posible acuerdo y, por otro lado, intentaba acordar con los intereses transnacionales angloamericanos reuniéndose directamente con el número uno del Citigroup, William Rhodes. Tanto el FMI como Rhodes seguían exigiendo irrevocablemente un Plan Bonex compulsivo para canjear por títulos públicos los depósitos reprogramados, y que los costos del corralito lo pague, a través del “estado”, el pueblo argentino. La disparada del dólar presionaba directamente sobre la inflación. n- Ese mismo día, el gobierno amenazó que impediría los cortes, no así la protesta, y dispuso 2000 efectivos para tal tarea. Esta es la primera vez en más de ocho meses que cuatro sectores piqueteros lograban articular una acción conjunta y no habían resuelto un plan en común. Para Néstor Pitrola, del Polo Obrero, el objetivo era ser recibidos por el Gobierno: cuando antes sean atendidos, más rápido terminarían los piquetes. Castells convocaba a una posible marcha hacia la Casa Rosada aunque ratificó que habría desocupados de su organización en los cinco puntos anunciados. En la Aníbal Verón se mostraron menos dispuestos a ceder y serían los protagonistas de los cortes.

Ruckauf –quien se vanagloria de la excelente relación que mantiene con el secretario de Estado norteamericano Colin Powell– irradian un grado de peligrosidad que no entrañaba aquel crispado discurso proselitista. A nadie escapa que el gobierno, temeroso de un estallido social, proyecta una serie de medidas destinadas a despejar la calle e ilegalizar la acción de piqueteros, asambleístas y víctimas del “corralito financiero”; o, en el peor de los casos, si fracasa la disuasión, a mentalizar a los encargados de sofocar el incendio. A nadie escapa tampoco que, como informó Miguel Bonasso en un artículo publicado en febrero de este año, son varios y conspicuos los sectores que se han acercado a altos estamentos militares para sondear qué actitud adoptarán de presentarse una coyuntura semejante. En aquella nota, Bonasso reveló que el jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, había mantenido dos reuniones con directivos del Grupo Werthein. A la primera había invitado a comer a Adrián Werthein y en la segunda el general habría sido representado por un par de su íntima confianza, el general Daniel Raimundes. En ambas el eje de la charla había sido la crisis política y sus eventuales salidas. Los Werthein son los principales accionistas de La Caja, entidad a través de la que el personal militar cobra sueldos y con la que contrata sus seguros de vida. Pero no es en eso que radica la importancia de los encuentros: los Werthein son ex banqueros (eran titulares del Mercantil), ex accionistas del CEI –junto a Raúl Moneta y Richard Handley por el Citicorp– y muy cercanos a Carlos Menem. El general Raimundes tuvo como anterior destino los Estados Unidos y su nombre sonó, entre un cúmulo de rumores, como inclinado a una salida ultraliberal y partidario de las tesis de Ricardo López Murphy.”

80 Los principales reclamos de los desocupados era por el plan Jefes y Jefas de Hogar, del que sostienen que han quedado fuera miles de solicitantes, por el envío de alimentos a los barrios y por la libertad de Raúl Castells.

La Masacre del Puente Pueyrredón

Cuando el capital se enfrenta entre sí los muertos son siempre del pueblo. El golpe de estado fue dado por el imperialismo angloamericano-yanki y tomó la forma de una sangrienta cacería policial perpetrada por la policía bonaerense, que terminó con dos muertos-fusilados, 90 heridos y más de 150 detenidos. Ese mismo día, Lavagna llegaba a Washington para negociar con el FMI y el director gerente del FMI, Kohler, se manifestaba irónicamente diciendo que estaba “sorprendido y decepcionado” porque Argentina no tiene apuro en reestructurar el sistema bancario78. Los hechos estaban claros y los indicios venían manifestándose desde hacía un tiempo. Las víctimas fueron de la Coordinadora Aníbal Verón79: Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. La organización había manifestado su intención de no ceder a cortar el puente Pueyrredón bajo ningún concepto, y habían decidido no llevar niños como medida preventiva. El objetivo para la Coordinadora Aníbal Verón era la cabeza de Duhalde, eran los que más fuerte se posicionaban tanto en su postura antigobierno como en las medidas de lucha que tomaban, y por lo tanto eran el blanco ideal para perpetrar el golpe. La policía provocó y tendió la trampa. Con la columna de militantes de la Coordinadora Aníbal Verón delante (justo en la bajada del Pueyrredón) y otro detrás (los de la Plaza Alsina, que iban caminando por la avenida Mitre), la infantería armó un cordón policial en el medio. Esa línea de uniformados quedó parada, atravesando la calle, hasta que las dos columnas estuvieron a un mínimo de distancia. Cuando policías y piqueteros estuvieron cara a cara empezaron los empujones, los forcejeos y las trompadas. La excusa para que comience la masacre ya estaba dada. La policía procedió a lanzar gases lacrimógenos mientras las columnas se transformaron en gente que corría

78 Página 12, 27 de junio de 2002. 79 La Coordinadora Aníbal Verón venía siendo blanco de represión desde hacía meses. Un militante había sido asesinado. Otro recibió un balazo en un pulmón. Otros habían tenido aprietes a mano armada o palizas de madrugada.

81 en desbandada, escapando de los disparos. Luego, quienes ya habían recibido instrucciones desde la embajada norteamericana y sus secuaces, fueron en busca de los objetivos-presas. Con ello se terminaba de “pudrir” todo. Faltaba lo fundamental: instalar la visión sobre el hecho y, como detalle, desplazar al secretario de seguridad, Juan José Álvarez, quien era acusado de garantista y blando por Ruckauf, Genou (Ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires), y los gobernadores Rubén Marín (La Pampa), Juan Carlos Romero (Salta) y José Manuel de la Sota (Córdoba), entre otros. Para ello estaban los actores estratégicos más la extrema estupidez de los señores del nacionalismo mercosureño que se comieron, operaron y profundizaron la jugada que les habían hecho en su contra. El gobierno, sin manifestarse oficialmente, dejó correr la hipótesis que la SIDE y las fuerzas de seguridad eligieron para justificar la masacre. "Se mataron entre ellos". En la misma sintonía se movieron la Policía Federal y la Bonaerense. La culpa sería de los “piqueteros”, la realidad era un caos, Capital Federal estaba todo el tiempo cortada, por lo tanto se venía la mano dura, los militares ejerciendo funciones de policía, el Comando Sur vigilaría las fronteras y Anoop Singh sería una suerte de “presidente interino”. El camino hacia el ALCA y la dolarización estaba allanado. La SIDE hablaba de una supuesta rebelión en curso que deducían de volantes en donde se despotricaba contra el gobierno, y de datos presentados por sus amigos de la CIA80. Como el peligro de la “revolución”, de la insurrección armada contra la democracia era inminente, había que reprimir. Los desocupados ni siquiera podían enfrentarse a la policía, como lamentablemente quedó demostrado, pero para la SIDE estaban a punto de tomar el poder. Lo que se buscaba era legitimar de alguna forma, por más absurdo que parezca, lo que muchos venían insistiendo que se haga: reprimir. Pero no porque los desocupados eran un problema, sino porque era necesario instalar el caos para quedarse con la Argentina, con lo cual provocaban las acciones izquierdistas a destiempo, lo que vulgarmente se llama pasarse de vuelta. Para los señores del dinero dos vidas eran un costo muy bajo, cuando la cosa fue en serio tuvieron que matar a 30.000. Al día siguiente, el ministro del Interior, el pampeano Jorge Matzkin, denunció "acciones que constituyen un plan de lucha organizado para reemplazar la fórmula del consenso, la fórmula que mayoritariamente hemos elegido los argentinos".81 Con estos

80 Agencia de inteligencia de EEUU. 81 La Nación, 28 de junio de 2002.

82 dichos, seguía abonando las hipótesis lanzadas el día en que ocurrió la Masacre. Esta era la voz oficial. Sin embargo, el mismo 27 de junio, la cuestión se comenzaba a aclarar. El intendente de Avellaneda, Oscar Laborde, quien lejos estaba de la Coordinadora Aníbal Verón, salió a decir que Duhalde debería haber echado a Ruckauf por las declaraciones que el canciller había hecho días antes de la masacre. “…Me parece muy llamativo que 48 horas antes Ruckauf hiciera las declaraciones que hizo. Sinceramente pienso que Duhalde debería haberlo echado porque no puede mantener en el gabinete a una persona que reivindica después de 27 años y casualmente en estas horas una situación que abrió una puerta a lo que después se desencadenó”82, en referencia a la dictadura de 1976. Otro de los que salían a repudiar el hecho ese día serían el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner. “No quiero ver más argentinos muertos en las calles (…) Estamos indudablemente viviendo una situación de alta conflictividad social en la que el gobierno nacional no debería reemplazar su falta de autoridad con autoritarismo”, afirmó Kirchner, posicionándose a contrapelo de otros dirigentes y gobernadores del PJ. En respuesta a la Masacre, el día 27 de junio se movilizó gente en muchas provincias y hubo una manifestación en Capital Federal que reunió a más de 12.000 personas. Duhalde fue sindicado como el principal responsable de la masacre de Avellaneda. Al final de todo marchó la columna de la CTA, de más de tres cuadras de extensión, que llegó en último lugar. Durante todo el día, el consejo directivo de esa central discutió si concurrir o no a la protesta. Como resultado, marchó una parte y el secretario general, Víctor de Gennaro, participó de la movilización. En cambio, el dirigente Luis D’Elía –enfrentado con las organizaciones que realizaron el corte en Avellaneda– no marchó. Ante la protesta, el Gobierno reafirmaba su política represiva frente a la posibilidad de cortes de rutas y puentes como forma de protesta. Desplegó un enorme

82 Página 12, 28 de junio de 2002. También agregaba: “La forma de lucha de cortar sistemáticamente el puente es un error que sufren los vecinos de Avellaneda, que normalmente están en una condición similar al que está cortando. El corte perjudica al fletero que está haciendo su rebusque, al estudiante, al que viene de trabajar y llega dos horas tarde. El corte del puente es una medida extrema que hay que tomar en situaciones extremas y no puede ser que por cualquier conflicto se corte el Puente Pueyrredón porque se hace disfuncional a una ciudad y perjudicando, insisto, a gente que no es responsable de lo que pasa, porque de este lado no viven los grandes grupos económicos que han hundido este país ni los políticos corruptos que se lo han permitido (…) Además, todo el clima previo daba la impresión de que iba a suceder lo que ocurrió (…) Las declaraciones del Gobierno eran de confrontación. (Alfredo) Atanasof advirtió que no se iban a permitir más cortes. Era evidente que eso cambiaba un criterio que habían tenido las fuerzas de seguridad.”

83 operativo de la Policía Federal para evitar "desbordes" en la marcha hacia Plaza de Mayo, que dejaron 33 detenidos en la entrada a la Capital. Así las cosas, el 28 de junio hubo un giro completo por parte del gobierno. Desechando las interpretaciones vertidas los días anteriores, Duhalde dijo que los policías perpetraron una “atroz cacería” contra los manifestantes. “La familia argentina está de luto y desgraciadamente quienes deben custodiar el orden son los que cometieron esta atroz cacería”. Más gráfica fue la afirmación de un alto funcionario del gobierno, quien dijo “Nos salió todo mal, hicimos todo mal. Compramos una operación y, por si fuera poco, operamos esa operación. No servimos para nada. Somos un desastre.”83 ¿Qué medió, qué fue lo que sucedió para que esto sucediera? El jueves 27 a las 19, dos horas después de que Matzkin emitiera su bando sobre un complot revolucionario, el gobierno había sido avivado de que los medios de comunicación, principalmente el Página12 y el Clarín, habían descubierto (gracias a la tarea de los reporteros gráficos y reconstruyendo testimonios directos en el lugar de los hechos) que fue la policía de Avellaneda la culpable de las muertes. No era casualidad que esto sucediera. Estos dos actores estratégicos eran órganos de fracciones de clase que componían la alianza de gobierno. El página 12, expresión de la pequeña y mediana burguesía industrial y profesional, entrelazando progresismo con proyecto nacional y popular, fue el único medio nacional que había denunciado la masacre al siguiente día de haber ocurrido. Sin embargo, estos actores, estaban subordinados en la alianza. El gran quiebre es cuando el Grupo Clarín, órgano central del proyecto estratégico MERCOSUR y del grupo productivo, entiende luego de 24 horas los objetivos y actores que estaban detrás de la jugada, y decide publicar las fotos que poseía desde el mismo momento en que se había producido el hecho. Lo que ayer había sido violencia de encapuchados se trocó en carnicería policial, los que habían sido victimarios trocaron en víctimas. No importaba lo que había sucedido sino que interés afectaba y a cuales beneficiaba. Los demás medios tenían también las fotos pero decidieron no publicarlas. Cortar calles o rutas “resulta un atropello que puede desatar consecuencias imprevisibles”, escribió Fernando Laborda en La Nación del jueves 27 de junio. “Lo sucedido ayer es producto de acciones delictivas que superaron todos los límites a los que debe acotarse la legítima protesta, violando libertades básicas de toda la población”,

83 Página 12, 29 de junio de 2002.

84 decía también este diario, el órgano estratégico de la oligarquía argentina84, en su editorial de ese día. La policía bonaerense casi arruina la vida de Duhalde en tres oportunidades: cuando mataron a José Luis Cabezas, cuando perpetraron la masacre de Villa Ramallo fusilando a tres rehenes civiles, y el miércoles, asesinando a dos personas e hiriendo de gravedad, con balas de plomo, a un número importante de manifestantes. Duhalde se encargó de recordarlo públicamente, aunque lo podría haber recordado antes, aunque sea privadamente, para que la masacre no sucediera. Pero como dijimos antes, su voluntad para ir hacia delante era solo por reacción, cuando no le quedaba otra. Y aquí no le quedó otra que ver lo que realmente había sucedido para no perecer. El golpe de timón produjo un cambio en relaciones de fuerzas, que parte desde el plano ideológico-estratégico para impedir realizar la jugada de golpe con la instalación del eje medíatico-versión de lo que había sucedido, e impacta inmediatamente en el sistema político institucional: cae la cúpula de la policía bonaerense y dejaba su lugar el ministro provincial Luis Genoud, responsable de Seguridad y Justicia, y uno de los impulsores de la mano dura. Además se concretaron las primeras detenciones de policías involucrados en la investigación. El primero de esa lista fue el comisario Alfredo Franchiotti, jefe del operativo de seguridad que derivó en la muerte de los dos piqueteros. El gobernador también dispuso intervenir la Departamental de Lomas de Zamora y el Comando de Patrullas de Avellaneda, que estaba a cargo de Franchiotti. "Fueron responsables operativos"85 de la tragedia, en palabras de Solá. El líder de la FTV, Luis D' Elía, advirtía que habría que "mirar las manos del menemato, que es capaz de hacer esto y muchas cosas más".86 "Creo que los responsables políticos de las fuerzas (de seguridad) son Eduardo Duhalde y Felipe Solá, pero sería un necio si no admitiera que esto no le conviene ni a Duhalde ni a Solá, que le maten gente y después se la cobren a ellos", agregó. Por su parte, Víctor De Gennaro, secretario general de la CTA, condenó duramente el accionar policial en la represión de Avellaneda, pero también destacó la actitud del secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, quien había señalado que el

84 Se denomina oligarquía a los sectores económicos “locales” de materias primas y alimentos que viven de su estrecha relación con el capital extranjero, en una misma mancomunidad de negocios, con lo cual identifican su interés con el del imperialismo. Su objetivo es conservar y consolidar por todos los medios la dependencia y la situación semicolonial del país. El diario La Nación es creado por Mitre en 1870, para jugar un rol histórico defendiendo los intereses que el expresaba como síntesis más perfecta: la alianza de los terratenientes de Buenos Aires y la burguesía comercial porteña subordinados al imperio inglés. 85 Clarín, 29 de junio de 2002. 86 Ibid.

85 incremento del delito tiene directa relación con la distribución desigual de la riqueza. Es decir, salía a respaldar al funcionario. La líder del ARI, Elisa Carrió, que para ese entonces apostaba a construir y dirigir un proyecto nacional y popular, haciendo referencia a un nuevo 17 de octubre, a una nueva plaza para la instalación de un gobierno popular –actualmente increíble pero real- se posicionó en esta misma perspectiva. “Creo que la simultaneidad de hechos y declaraciones no puede ser obviada. No es casual que el dólar por los grandes operadores estuviera a cuatro pesos, que Carlos Menem reingresara de una manera brutal a través de distintas operaciones, reportajes y que distintos funcionarios del Gobierno hablaran de posibles desórdenes y subversión. Todo está hablando claramente de una nueva alianza que pretende tomar el poder cualquiera sea el medio, para condicionar el proceso electoral que viene (…) Duhalde es responsable de lo que sucedió, no hay duda. Pero también es cierto que la trama de poder que se está gestando en el país no le es funcional. En todo caso, es funcional a la alianza menemista- dolarizadora del caos. Está marcando una instancia de debilitamiento extremo de la coalición que llevó al poder a Duhalde (…) Lo mejor que tuvo Duhalde hasta el miércoles fue su política de seguridad no represiva. Cuando ganó la mano dura se generó más violencia y mayor rechazo social. Es como la política de mano dura de (Carlos) Ruckauf (…) Como la vía electoral está dando ganadores a dirigentes que no forman parte del régimen, buscan entonces condicionar la salida con un alto componente autoritario. Y ahora se está discutiendo quién controla la transición para condicionar el próximo gobierno. Y eso se lo hace de dos maneras: que el próximo candidato sea del régimen que se va, es decir Menem, o una figura dentro de ese espectro que sea absolutamente condicionada. Pero esto fracasará porque la consciencia colectiva va generando los mecanismos, las instancias por las cuales a esa aventura autoritaria se le opone una fuerza nacional que derrota definitivamente al régimen (…) Esto es como en el ‘45. Juan Domingo Perón ganó las elecciones ese año, pero antes estuvo la plaza. Y en la plaza se resolvió la cuestión. Para que se entienda claramente, en la Argentina la cuestión se resolverá primero en la sociedad. En esta confrontación de las fuerzas de la reacción versus la fuerzas de la democracia y el campo popular. Y tiene que hacerse con un espacio popular profundamente no violento que después se cristalizará en las urnas.”87 Aquí estaba primera en las encuestas y su análisis era excelente ya que miraba desde el campo de la transformación, desde el proyecto

87 Página 12, 30 de junio de 2002.

86 nacional, para intentar expresar al conjunto de fuerzas que comenzaban a devenir hacia el movimiento nacional. Por lo tanto, miraba desde la contradicción principal de todo país semicolonial: imperialismo y oligarquía vs movimiento nacional. El problema fue después cuando no le dio para quedar como el liderazgo resultante del proceso, condenando por ello a su pueblo. Ante tal ataque a su narcisismo, restauró su vieja matriz liberal (racionalismo individualista liberal), pasándose a la vereda de enfrente del oscuro, heterogéneo, poco lineal y contradictorio campo nacional y popular. Por su parte, los líderes de Izquierda Unida (PC y MST) acusaron al presidente Eduardo Duhalde y al gobernador bonaerense Felipe Solá de haber sido responsables intelectuales de los asesinatos de dos piqueteros. "Hay que echarlos", dijo Patricio Echegaray —jefe del Partido Comunista. Para Vilma Ripoll —del Movimiento Socialista de los Trabajadores— "los disparos fueron de la Policía, pero las armas las cargaron Duhalde y Solá". Coincidió con Echegaray en convocar a "la unidad de la izquierda" —en la que incluyeron al diputado Luis Zamora y dejaron afuera al ARI de Elisa Carrió— para la construcción de una alternativa de poder.88 Ante semejante demostración de la capacidad de diagnóstico se entiende por qué nunca pudieron sumar más del 2 o 3% de los votos estos partidos políticos de la pequeña burguesía “ilustrada”. Crecía la presión para que se desborde el conflicto social. Desde el capital financiero transnacional, sus figurines nucleados en el menemismo, sus medios de comunicación (grupo Adad –Info BAE, Canal 9, radio 10, etc.-, Ámbito Financiero, Cronista Comercial, La Nación como expresión propia de la oligarquía, etc.) y sus funcionarios del gobierno buscaban dar un salto cualitativo en el clima de caos haciendo circular versiones de magnicidio, con el posible asesinato del co-presidente Raúl Alfonsín, diciendo que los “piqueteros” tenían arsenales de armas y explosivos, que atrás de ellos operaba el ERP, Montoneros y la guerrilla colombiana FARC. Esta campaña era acompañada, como ya se mencionó, con la creciente actividad de inteligencia militar norteamericana. Del otro lado, la reacción defensiva tardía suscitó la llegada de Juan Pablo Cafiero, quien se desempeñaba como vicejefe de gabinete a nivel nacional y provenía del Frepaso, al Ministerio de Justicia y Seguridad de la provincia. La intención de Duhalde era que Cafiero se ocupe de eliminar la "autonomía" con la que se manejaba la Policía bonaerense; esto es, por fuera de las decisiones del poder político. “Lo importante es entender que estamos ante una grave crisis social, que sólo se resuelve

88 Clarín, 2 de julio de 2002.

87 dentro de la trama social. La acción policial no juega ningún papel en esto. Si la desigualdad es el código de esta época, entonces la respuesta del Gobierno no puede ser la criminalización de los conflictos sociales”.“El poder político y la Policía debemos ser garantes y herederos del Nunca Más en la Argentina, y particularmente en la provincia de Buenos Aires” 89, decía Cafiero en un claro cambio de tono en comparación con Genou. La estrategia elegida sería el diálogo, en contraposición con la mano dura, y la "depuración" de la fuerza, como también un severo control de las agencias de seguridad privada, desde donde se operaban ciertos movimientos de los sectores financieros.

Pero hasta aquí parecía que el golpe no había dado sus frutos y que, por lo que se venía dando a nivel político institucional, el resultado era favorable para el Duhaldismo- Alfonsinismo. Sin embargo, el final de la obra, de esta crónica de una muerte anunciada, pronto iba a develarse. Paul O'Neill, el secretario del tesoro norteamericano, entró en escena en calidad de enviado del bien, para negociar, sobre los hechos consumados, los pasos a seguir en la Argentina. Modificó la intransigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ellos mismos habían ordenado, y le cambió el habitual malhumor hacia los funcionarios argentinos de Horst Köhler. El acuerdo, que los señores del MERCOSUR cortos de mirada festejaban, consistía en plantear una solución similar a la alcanzada por Daniel Marx en agosto del 2001 y que Domingo Cavallo, en calidad de representante de los intereses del citigroup y compañía, se empeñó en destruir. Esto era acordar negociar en profundidad un conjunto de medidas clásicas, en las que ya se venía trabajando, monitoreadas integralmente por el Fondo y el Secretario del Tesoro –léase comisión de expertos-gobierno interino. Nada nuevo bajo el sol: ajuste fiscal, la reestructuración del sistema bancario, el establecimiento de un marco monetario y la restauración de la independencia del Banco Central. El punto central del acuerdo sería anunciado por el gobierno el 2 de junio: el adelantamiento de las elecciones presidenciales, es decir, que el gobierno debía abandonar su transición siete meses antes de lo pensado y con acuerdo con el FMI, tal cual lo pedía el mismo FMI, el Departamento de Estado Norteamericano, el Tesoro Norteamericano, el Menemismo, los gobernadores aliados, etc. Marzo de 2003 era la nueva fecha electoral. El 25 de mayo de 2003 era el día elegido para que Duhalde le pase la banda y el bastón a su sucesor. El propio Duhalde reconoció que el

89 Clarín, 1 de julio de 2002.

88 adelantamiento electoral, estaba directamente vinculado a la necesidad de alcanzar un acuerdo con el FMI, como paso previo a un programa económico sustentable. Por otro lado, Duhalde a su vez lograba condicionar el proceso electoral, y no tener que irse del gobierno, en una suerte de tregua en un punto de equilibrio catastrófico, donde además debía asegurarle a Menem que no habría proscripciones posibles en la interna peronista. A pesar de la creencia de los actores políticos del proyecto MERCOSUR, el Fondo y los propios Estados Unidos dieron muestras constantes de que no habría salvavidas económico para una Argentina con ellos a su comando. Los tecnócratas del FMI nunca dejaron de decir que el gran problema de la Argentina era político. Era simple: no iban a financiar un proyecto que no era el propio. De hecho, una vez hecho el pronunciamiento de Duhalde, decían con toda tranquilidad que el adelantamiento de las elecciones tenía un impacto positivo sobre las negociaciones.90 El modelo para el FMI debía ser similar al de Perú, cuando cayó el presidente Fujimori, el Menem peruano, y hubo un proceso de transición. “El caso es diferente porque había menos plata en juego. Pero usaron un programa que estaba en curso para atravesar la transición”91, según el FMI. Se buscaba controlar la transición y asegurar la elección de un presidente neoliberal, para lograr la legitimidad formal que permita el desarrollo del ALCA y la dolarización en la Argentina. Legitimidad necesaria, por otro lado, por la necesidad de reprimir sin trabas la resistencia social que esto provocaría. A Duhalde también le había quedado grabada la reunión que mantuvo, hacía más de un mes, con el embajador de EE.UU, James Walsh. El diplomático le habría recomendado que iniciara el camino para adelantar los comicios, un gesto "necesario" para que su país —socio principal en el Fondo— cambiara la dura posición hacia Argentina. Objetivo que fue reforzado innumerable cantidad de veces, desde todos lados, pero que se logró con la masacre del 26 de junio. Fue en tierra salteña, tres días antes de la masacre, donde un grupo de gobernadores del PJ, comandados por Juan Carlos Romero, le adelantó a Duhalde su conformidad con un adelantamiento del cronograma electoral que contemplara comicios generales en marzo de 2003. Algo que se había planteado, con matices, en la cumbre del PJ de Santa Rosa, el 27 de mayo pasado. Los de Techint, que eran Duhalde, sostenían la decisión del adelantamiento ya que permitía un final más afortunado a “Duhalde”. “Se asume que esta es una transición. Y se genera un espacio donde deja un camino mejor al que recibió. Ese es el

90 Clarín, 3 de julio de 2002. 91 Clarín, 3 de julio de 2002.

89 mayor aporte que le puede hacer a la Argentina”. Lo mismo opinaban todos los grupos económicos del grupo productivo, como también su pata relacionada con los intereses (no precisamente religiosos) del Vaticano, como Perez Companc y la Fiat dirigida por Cristiano Ratazzi. Además, hacían este otro razonamiento. El Gobierno necesitaba el acuerdo del Fondo para refinanciar vencimientos hasta mayo de 2003 por unos 10.000 millones de dólares que tenía con los organismos internacionales. Y lograr que el Banco Mundial y el BID liberen fondos frescos para financiar exportaciones y reforzar las reservas internacionales. De lo contrario, la Argentina caería también en cesación de pagos con el FMI, el BM y el BID, lo que implicaba que esos organismos dejarían de desembolsar algunos créditos que se están otorgando a provincias y para planes sociales. En ese caso se descuenta que se agravaría el escenario económico y social, y la transición política debería transcurrir sin el "miniparaguas" del FMI. Los grupos económicos hacían cuentas y no estaban dispuestos a ir hacia el plan B, que implicaba la ruptura con el FMI. Kirchner, en línea con el plan B que sostenían la CGT de Moyano y la llamada “ala política” del gobierno, entre otros, criticó la decisión tomada. "Es una eternidad. Hay que hacer las elecciones antes"92. A lo que sumaba el reclamo de poner en juego nuevamente todos los cargos electivos del país. El 3 de junio, un día después del adelantamiento de las elecciones, se hizo una de las marchas más fuertes de los últimos años protagonizada por los sectores que componían parte de la alianza de clases del gobierno. Era una demostración de fuerzas. Fueron alrededor de 30 mil las personas y era ensalzada por el grupo Clarín, al día siguiente, como la marcha más importante después de las jornadas de diciembre. “Y la multitud no sólo llenaba la media Plaza habilitada —con la otra mitad copada por unos 300 policías que custodiaban la Casa Rosada— sino que se extendía tres cuadras más por Avenida de Mayo”, vociferaba el organizador estratégico del grupo productivo, olvidándose de sus tradicionales alusiones despectivas a las expresiones populares. Hubo una aceitada organización y una consigna única que fue respetada a rajatabla: "Basta de impunidad. Basta de hambre, entrega, desocupación y represión". La marcha se nutrió de cuatro grupos bien compactos. El más importante fue el que proporcionó el grupo “histórico” de La Matanza, liderados por el diputado provincial Luis D'Elía, de la CTA, y Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista Combativa (CCC). Esta columna

92 Clarín, 4 de julio de 2002.

90 arrancó en Once. En el Congreso se les unió el grupo de partidos, gremios, organizaciones y asambleas barriales que allí los esperaba. Los últimos ajustes del gobierno fueron mover parte de la estructura de su gabinete en el sentido en que lo había hecho en la provincia de Buenos Aires. Y lo hizo en favor del máximo responsable de la seguridad, Juan José Alvarez, que sería designado además al frente del Ministerio de Justicia. Además se desplazó al jefe de la SIDE, Carlos Soria, un hombre cuestionado por buena parte del Gobierno y elegido como fusible por haber entrado en tamaña operación agitando las tesis insurreccionales que supuestamente amenazaban el orden. Así se intentaba no perder completamente el control de la transición, como a su vez no quedar expuesto a una nueva jugada operativizada por las fuerzas de seguridad. El golpe de estado del 26 de junio no generó un inmediato golpe de mano. El cambio de relación de fuerzas produjo el disciplinamiento del gobierno ante las demandas de los intereses angloamericanos-yankis (acuerdo con el fondo-transición controlada-adelantamiento de las elecciones), y la reacción final le sirvió para tratar nuevamente de capear la crisis-transición sin perderlo todo. El empate de fuerzas se expresaba en una solución de equilibrio catastrófico, donde la batalla central se dirimiría en el escenario electoral según el esquema, fecha y pasos que pretendían los estandartes del neoliberalismo. El golpe de mano que seguía al golpe de estado del 26 de junio debía realizarse en el gobierno del estado en mayo de 2003. Las fuerzas neoliberales imaginaban la situación del 89’, en una versión superada, y ya preparaba su fiesta de retorno. El duhaldismo-alfonsinismo se conformaría con negociar y buscar como siempre una salida intermedia tratando de mantenerse en pie durante el proceso de transición. Para el 2003 soñaban con poner al vicepresidente y volver a la gobernación de Buenos Aires. Reuteman como presidente, que era casi como decir el Vaticano, encarnaba esa salida intermedia, aunque el 26 de junio se empecinaba en mostrar que eso era imposible. Estaba todo abierto, la lucha seguiría y la historia volvería a comportarse como materia –a pesar de que sus actores pocas veces comprendan el drama. El “nacionalismo” con poco olor a pueblo de Duhalde y Alfonsín y los grupos económicos, es decir, aquellas fuerzas nacionales que expresan un proyecto de desarrollo regional autónomo con un pueblo completamente subordinado y organizado solo para hacer un poco de ruido de vez en cuando, al estilo de las manzaneras de Chiche Duhalde, poco podía ofrecer más que iniciar la transición. Ese será siempre su

91 papel histórico. En los procesos de ascenso revolucionario jugará el papel de abrir la transición hacia la emergencia del movimiento nacional. Al tiempo en que este se ha vuelve dominante y se avanza hacia la liberación nacional, el “nacionalismo oligárquico” es el encargado de iniciar la transición pero hacia la restauración, es decir, iniciar el proceso contrarrevolucionario junto con las fuerzas oligárquicas e imperialistas. Así sucedió en el Yrigoyenismo, en el Peronismo y en movimiento revolucionario de los 60’-70’.

ANEXO I

Concentración, centralización y lucha entre capitales

“La reversión constante de plusvalía en capital adopta la forma de un aumento de volumen de capital invertido en el proceso de producción...Con la acumulación del capital se desarrolla el régimen específicamente capitalista de producción, y el régimen específicamente capitalista de producción impulsa la acumulación de capital. Estos dos factores determinan, por la relación compleja del impulso que mutuamente se imprimen, ese cambio que se opera en la composición técnica del capital y que hace que el capital variable vaya reduciéndose continuamente a medida que aumenta el capital constante. Todo capital individual es una concentración, mayor o menor, de medios de producción, con el mando siguiente sobre un ejército más o menos grande de obreros (...) Toda acumulación sirve de medio de nueva acumulación. Al aumentar la masa de riqueza que funciona como capital, aumenta su concentración en manos de los capitalistas individuales (...) Al mismo tiempo, se desgajan de los capitales originales fragmentos de ellos que empiezan a funcionar como nuevos capitales independientes. Entre otros factores, desempeña aquí un papel importante la división de la fortuna entre las familias

92 capitalistas. Dos puntos caracteriza esta clase de concentración, basada directamente en la acumulación o más bien idéntica a ella. El primero es que la concentración creciente de los medios sociales de producción en manos de los capitalistas individuales se halla, suponiendo que las demás circunstancias no varíen, limitada por el grado de desarrollo de la riqueza social. El segundo, que la parte del capital social adscrita a cada esfera concreta de producción se distribuye entre muchos capitalistas, enfrentados como productores de mercancías independientes los unos de los otros y en competencia mutua. Por consiguiente, la acumulación y la concentración que esta lleva aparejada, no sólo se dispersan en muchos puntos, sino que, además, el incremento de los capitales en funciones aparece contrarrestado por la formación de nuevos capitales y el desdoblamiento de los capitales antiguos. Por donde, si, de una parte, la acumulación actúa como un proceso de concentración creciente de los medios de producción y del poder de mando sobre el trabajo, de otra parte funciona también como resorte de repulsión de muchos capitales individuales entre sí. Esta dispersión del capital global de la sociedad en muchos capitales individuales y esta repulsión de sus partes integrantes entre sí aparecen contrarrestadas por su movimiento de atracción (...) Se trata de la concentración de los capitales ya existentes, de la acumulación de su autonomía individual, de la expropiación de unos capitalistas por otros, de la aglutinación de muchos capitales pequeños para formar unos cuantos capitales grandes. Este proceso se distingue del primero en que solo presupone una distinta distribución de los capitales ya existentes y en funciones; en que, por tanto, su radio de acción no está limitado por el incremento absoluto de la riqueza social o por las fronteras absolutas de la acumulación. El capital adquiere, aquí, en una mano, grandes proporciones porque allí se desperdiga en muchas manos. Se trata de una verdadera centralización, que no debe confundirse con la acumulación y la concentración. La lucha de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancías. La baratura de las mercancías depende, caeteris paribus, del rendimiento del trabajo y éste de la escala de producción. Según esto, los capitales más grandes desalojan necesariamente a los más pequeños. Recuérdese, además, que al desarrollarse el régimen capitalista de producción, aumenta el volumen mínimo de capital individual necesario para explorar un negocio en condiciones normales. Por tanto, los capitales más modestos se lanzan a las órbitas de producción de que la gran industria sólo se ha adueñado todavía esporádicamente o de un modo imperfecto. Aquí, la concurrencia actúa vertiginosamente, en razón directa al número y en razón inversa al volumen de los

93 capitales que rivalizan entre sí. Y termina siempre con la derrota de muchos capitalistas pequeños, cuyos capitales son engullidos por el vencedor, o desaparecen. Aparte de esto, la producción capitalista crea una nueva potencia: el crédito, que en sus comienzos se desliza y se insinúa recatadamente, como tímido auxiliar de la acumulación, atrayendo y aglutinando en manos de capitalistas individuales o asociados, por medio de una red de hilillos invisibles, el dinero diseminado por la superficie de la sociedad, hasta que pronto se revela como un arma nueva y temible en el campo de batalla de la competencia y acaba por convertirse en un gigantesco mecanismo social de centralización de capitales. A la par de la producción y la acumulación capitalistas, y en idénticas proporciones, se desarrollan la concurrencia y el crédito, las dos palancas más poderosas de la centralización (...) Esto es lo que distingue de un modo específico la centralización de la concentración que no es más que una denominación distinta que se da a la reproducción sobre una escala ampliada. La centralización puede efectuarse cambiando simplemente la distribución de los capitales ya existentes mediante un simple cambio operado en la agrupación cuantitativa de las partes que integran el capital social. Si el capital aumenta en proporciones gigantescas en una sola mano, es porque muchas manos se ven privadas de los suyos. Dentro de una determinada rama industrial, la centralización alcanzaría su límite máximo cuando todos los capitales invertidos en ella se aglutinasen en manos de un solo capitalista... La centralización complementa la obra de la acumulación, puesto que permite a los capitalistas industriales extender la escala de sus operaciones. Ya sea este resultado consecuencia de la acumulación o de la centralización y ya se opere esta por medio de la violencia, o en forma de anexión, o mediante la fusión de una multitud de capitales ya formados o en curso de formación, siguiendo la senda lisa y llana de la creación de sociedades anónimas, el efecto económico es siempre el mismo. Al crecer las proporciones de los establecimientos industriales, se asientan por doquier las bases para una organización más amplia del trabajo colectivo de muchos, para un desarrollo mayor de sus impulsos materiales; es decir, para la transformación cada vez más acentuada de toda una serie de procesos de producción explotados aisladamente y de un modo consuetudinario en procesos de producción combinados social y científicamente organizados.” Carlos Marx, El Capital, ed. Fondo de Cultura Económica, 1999, Tomo I, cap. 23, pág. 529 y 530.

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