Asociacionismo Musical En España
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CORE Metadata, citation and similar papers at core.ac.uk Provided by Portal de Revistas Científicas Complutenses María Encina Cortizo 1hm/ Ramón Sobrino Asociacionismo musical en España En la edición de agosto de 1997, el Curso de esas fechas. En primer lugar, los cambios políticos Musicología de La Granda quiso sumarse al home- ocurridos durante la Regencia de María Cristina, naje a dos entidades asturianas en sus respectivas con el retorno de exiliados que traen consigo el efemérides: la Sociedad Filarmónica de Oviedo, naciente movimiento romántico y el nuevo libe- que celebraba sus noventa arios, y la Asociación ralismo. La renacida sociedad madrileña verá con Asturiana de Amigos de la Ópera, que cumplía cin- gusto que a la actividad socio-cultural se incorpo- cuenta temporadas de actividad. Ambas efeméri- ren las nuevas Academias, en las cuales habrá con des nos sirvieron de pretexto para dedicar el Curso frecuencia una sección de música, cuyo objetivo de Musicología de ese ario a las Sociedades musi- principal será enseriar a sus miembros unos cono- cales en España, tanto a las específicamente musi- cimientos musicales, que, aunque reducidos, les cales como a aquéllas que han ayudado a la crea- permitan participar en los recitales organizados sis- ción o interpretación musical en su hacer cotidia- temáticamente para disfrute de los socios. no, en los siglos XIX y XX, tema que necesita un Otro factor importante, a nuestro juicio, en la estudio en profundidad. Esperamos que los traba- aparición de sociedades musicales son las desamor- jos presentados en el Curso y ahora reunidos en esta tizaciones —de las cuales la de Mendizábal fue sólo publicación, sirvan de punto de referencia para una más, desde el punto de vista de la repercusión posteriores estudios, ya que hemos tenido la suer- que tuvo sobre la música—, que dieron lugar a que se te de contar con especialistas del máximo prestigio. produjese un más que importante número de músi- El asociacionismo es un fenómeno frecuente de cos desocupados, al verse obligados a abandonar sus la sociedad española de los siglos XIX y XX, sin que puestos en las capillas catedralicias y eclesiásticas. la música sea una excepción. El campo musical no Muchos de esos músicos confluyeron en Madrid, sin podía quedar ajeno a este proceso, registrándose, encontrar un puesto de trabajo, teniendo que recu- sobre todo a partir del segundo tercio del siglo XIX, rrir, incluso, a la caridad pública para malvivir. un fenómeno asociacionista sin parangón en etapas Encontramos tempranas referencias a ello en la anteriores, que coincide, evidentemente, con el que prensa musical especializada de los arios 40 del siglo se registra en otros campos socio-culturales y eco- XIX, entre las que, a modo de ejemplo, recogemos nómicos. Varios son los factores, hasta ahora sin una noticia aparecida en La Iberia Musical de enero estudiar de forma sistemática, que hacen posible de 1842, cuyo texto dice: "Hemos visto con el mayor que el asociacionismo comience a desarrollarse en dolor pedir una limosna en la puerta de la iglesia de 11 Cuadernos rle Müsia, lbe m'americana Volumen 8-9, 2001 San Luis, al profesor D. Modesto Berbén, organista entonces a cargo de personas invitadas, ajenas a la que fue de la Real Capilla de S. M. Esta situación tan sociedad—, bien como actividad social —creándose lamentable a que hemos visto reducido a un buen entonces una o varias cátedras de música, con compañero de profesión ha inducido a la redacción diversas tipologías y denominaciones, destinadas a (y ya está trabajando con actividad para el efecto) a conseguir que los socios pudieran participar en formar una sociedad de socorros mutuos para aliviar la sesiones musicales—, bien para ofrecer formación suerte adversa de los profesores que se encuentren musical —y cultural en general— a socios interesa- en este caso" 1 . Dicha sociedad todavía tardará casi dos, retomando el más puro espíritu ilustrado, o veinte años en constituirse como tal. Pero además, bien con la filantrópica finalidad de brindar ins- las desamortizaciones, al provocar el desalojo de trucción a jóvenes carentes de recursos económicos muchas comunidades monásticas que residían en el para acceder a otro tipo de formación. Así, los con- centro de las localidades, hicieron que esos solares ciertos, veladas literario—musicales y funciones líri- ocupados por iglesias y monasterios pudieran ser cas organizados por estas sociedades se convierten reutilizados por agrupaciones civiles como sede para en vía importante de difusión de repertorio musi- sus asociaciones, como ocurrirá con el Instituto cal. A modo de ejemplo, constatamos la existen- Español, que ocupa parte del antiguo Convento de cia en Madrid, en enero de 1847, de un amplio Atocha en Madrid. número de sociedades como el Liceo Artístico y Lite- Es evidente que, superado e integrado el mode- rario, el Museo Matritense, la Unión, el Instituto Espa- lo aportado por las antiguas Sociedades Económi- ñol, El Genio, la Venus, la Talía, El Numen, El Par- cas de Amigos del País —que había favorecido el naso, "y otras varias de que no nos acordamos y de régimen de Carlos III—, España sigue un proceso de cuya administración no tenemos a la vista ningu- mimesis respecto a Europa, importando modelos nos informes", según recoge el crítico Francisco culturales vigentes tanto en Francia como en Gran Montemar en dos artículos publicados en La Lune- Bretaña, países donde habían residido gran parte ta2 , que sirven de precario censo de entidades en las de los exiliados que regresan tras la amnistía de que había habitualmente actividad musical. María Cristina, portando consigo el liberalismo y la A partir de febrero de 1849, cuando la reforma ideología romántica, o el área alemana. Sin duda la de los teatros españoles se plasma en el Real Decre- Real Orden de 28 de febrero de 1839, que liberali- to Orgánico de los Teatros del Reino, los empresa- za el derecho de reunión y asociación, favoreció la rios teatrales consiguen que las sociedades "en las creación de ateneos, liceos, círculos, sociedades que se ejecuten funciones dramáticas sostenidas por recreativas e instituciones diversas que inician su contribución de los socios" tengan que abonar implantación en Madrid y Barcelona, y que median- impuestos de 300 a 500 reales, por considerar que te un nuevo proceso de mimesis se implantan a lo las funciones dramáticas y conciertos organizados largo del resto de la geografía nacional. En estas aso- por las mismas representan una competencia des- ciaciones, constituidas al servicio de la alta bur- leal a sus intereses. Ello provocó una crisis de cier- guesía, era habitual la presencia de la música, bien como entretenimiento para los socios —corriendo 2 Francisco Montemar. "Entreacto. Las sociedades. Primera parte. Las sociedades por dentro". La Luneta, n° 14(14-1-1847), p. 55. Fran- cisco Montemar. "Entreacto. Las sociedades. Segunda parte. Las 1 "Crónica nacional". La Iberia Musical, n° 3. Madrid (16-1-1842), p. 12. sociedades por fuera". La Luneta, n° 14(14-1-1847), p. 55. 12 Maria Encina Cortizo / Ramón Sobrino, "Asociacionismo musical en España" tas sociedades —quizá por falta de afición real— y una asociación de aficionados que quieren ser instrui- transformación de algunas de ellas —transformación dos en el campo musical para interpretar pequeños por otra parte habitual en este tipo de sociedades—. recitales, de una asociación constituida para orga- Aparecen ahora nuevas sociedades líricas y filar- nizar conciertos para sus miembros, etc. mónicas --de carácter exclusivamente musical—, pro- c) existencia o no de vinculación política, sin- movidas por la burguesía, en las que se fomenta la dical o ideológica, sea expresa o tácita. instrucción musical y se ofrece a los socios el acce- Con estos elementos esbozaremos una clasifi- so a actividades musicales. La imitación de modelos cación de las asociaciones musicales españolas de aristocráticos y burgueses lleva entonces a consti- los siglos XIX y XX, pudiendo hablar de ocho tipos tuir asociaciones musicales obreras, especialmente diferentes: corales, por cuanto se estima la validez del canto 1.Sociedades filarmónicas destinadas organizar coral como medio de educación de las clases obre- conciertos para sus socios, que colaboran econó- ras, que se asientan en las áreas industriales del país. micamente con la sociedad, gracias a unas cuotas Otros tipos de sociedades musicales, diferentes mensuales, trimestrales o anuales que sirven para en su organización y finalidades respecto a las ante- sufragar los gastos propiciados por la actividad riores, son las constituidas por profesionales de la musical que se proporciona a los socios. Se trata de música, que buscan ciertas garantías mutuales o bien sociedades recreativas. la organización de conciertos con objeto de asegu- 2. Sociedades filarmónicas que además se ocu- rarse un rendimiento económico. Esas asociaciones pan de la formación musical de sus socios, los cua- no surgen en España hasta la década de 1860, con les intervendrán con frecuencia en los recitales notable retraso respecto al contexto europeo. organizados por la sociedad. Aquí podemos incluir El asociacionismo musical presenta, pues, dife- a los Liceos, Ateneos o Institutos que alcanzaron un rentes campos de actuación, que permiten plante- gran desarrollo sobre todo en la Regencia de María ar, pese al riesgo de simplificación, una clasificación Cristina y el reinado de Isabel II, esto es, en el útil epistemológicamente y hasta ahora sin realizar. segundo tercio del XIX (entre 1835 y la Revolución Evidentemente, no es lo mismo que unos concier- de 1868). Este tipo de entidades añaden a su carác- tos sean organizados por aficionados que buscan ter recreativo, el instructivo. únicamente el disfrute personal, a que lo sean por 3. Sociedades de carácter mutual, cuya finalidad músicos sin medios económicos suficientes, que fundamental es obtener medios económicos para recurren a ellos para intentar ganar un dinero que atender a sus afiliados en casos de desgracia o nece- les permita subsistir.