Secuencia (2002), 52, enero-abril, 153-179 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464 DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i52.764

Pablo I~ L11ua

Doctor en historia por la Universidad Denis Diderot (Parfs VII). Profesor (Mai'tre de conferences), en la Universidad Parfs Sorbonne (Parfs IV) desde 1996. Entre SUS ultimas publicaciones destacan, "El 'civi­ Iisrno' y la sociedad nacional peruana" en Hans­Joachim Konig (coord.), El indio como sujeto y objeto de la historia latinoamericana, Vervuert, Frankfurt y Madrid, 1998; Con Aron Cohen y Rosa Congost, Pie­ rre Vilar, el intelectual y su memoria, Universidad de Granada, Parfs y Granada, 1999, 1 VHS­PAL, 121 min.; "Conventos, monasterios y propiedad urbana en Lima, siglo XIX: el caso de la Buenarnuerre" en Actas de/ XII Congreso Internacional de la AHILA, Oporto, 2001.

Re sum en Abstract Elaboradas durante la iilrima fase del domi­ Designed during the last phase of spanish nio colonial espafiol, las propuestas del obis­ colonial rule, the proposals of Michoacan's po electo de Michoacan, relativas a la conser­ bishop­elect on the conservation and reform vaci6n y reforma de la propiedad en Nueva of property in New represent a coher­ Espafia, representan un conjunro coherente ent and rich corpus which examines both y rico en donde se pueden examinar tanro el the rise of liberalism and the relations be­ surgirnienro del liberalismo como las relacio­ tween church and civil authority. These pro­ nes entre la Iglesia y el poder civil. Dichas posals also reflect the difficulties of the slow proposiciones reflejan tarnbien las dificulta­ transition from the old regime. des y la especificidad de la lenta transici6n hispanoamericana desde el Antiguo Regimen.

Palabras clave: Key words: Abad y Queipo, liberalismo, Estado­Iglesia, Abad y Queipo, Liberalism, Church­State, transici6n, Antiguo Regimen, Valladolid de Transition, Old Regime, Valladolid de Mi­ Michoacan, propiedad. choacan, Property.

Fecha de recepci6n: enero de 2001 Fecha de aceptaci6n: julio de 2001 Secuencia (2002), 52, enero-abril, 153-179 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464 DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i52.764

Sociedad, reforma y propiedad: el liberalismo de Manuel Abad y Queipo, fines del siglo .xvrrr­comienzos del siglo XIX

Pablo F Luna

a especificidad del liberalismo his­ va Espana se prestan admirablemente panoamericano ofrece variados te­ para este tipo de ejercicio. Alabado por L rrenos de prospecci6n, tanto en lo su clarividencia y lucidez, denostado por que concierne a sus orfgenes coma en ser el "excomulgador" del patriota Hi­ lo relativo a su itinerario ulterior, du­ dalgo, la reflexion diversa y profunda rante la edificacion de las j6venes repu­ del que Ilego a ser obispo electo de Va­ blicas. Uno de esos campos de observaci6n lladolid de Michoacan en los momentos es la creciente tension que se produce en­ mas fogosos de la insurreccion inde­ tre el Estado y la Iglesia Cat6lica, dentro pendentista, es definitivarnenre un te­ de la sociedad colonial tardfa, y que tam­ rreno fecundo para nuestro prop6sito. bien se pone de manifiesto en el pen­ samiento de sus protagonistas respec­ tivos, individuales o de cfrculo. INTRODUCCI6N Tratandose de un objeto de estudio en el que las influencias foraneas pue­ Durante su larga estadfa en Nueva Es­ den ser preponderantes, conviene tam­ pana, entre 1784 y 1815, Manuel Abad bien detenerse en el analisis de las formas y Queipo1 fue ante todo un eclesiastico en que dicho liberalismo se cristaliza con­ cretamente, localmente, segun las cir­ 1 La producci6n bibliografica y la reproduc­ cunstancias peculiares, articulandose mas ci6n de los escriros de Abad y Queipo son relati­ o menos con la estructura mental y es­ varnente antiguos. Sefialemos especialmente la piritual previa; y ello, desde la segun­ obra de Fisher, Champion, 1955; precedida por da mitad del siglo XVIII. La propiedad, "Manuel Abad y Queipo", 1935, pp. 425­447. Se su reforma y preservacicn forman par­ trata aquf de la puesta en valor, a veces hasta el te integrante de dicha problernatica, exceso, de la lucidez y mirada premonitorias del tanto como la representacion de la so­ eclesiastico asturiano, gracias al analisis exhausti­ vo de sus escritos. Estos han sido objeto de varias ciedad, de su movimiento y crisis. recopilaciones y estudios, por lo menos desde Nos hemos propuesto plantearle es­ 1813. Sefialemos los siguientes: Brown, Estudios, tas interrogantes al eclesiastico astu­ 1947; Gonzalez, Historia, 1957, pp. 369­422; riano Manuel Abad y Queipo, cuya pre­ Menees, "Carras", 1946, pp. 1096­1133; Mora, sencia y desempefio en Michoacan y Nue­ Obras, 1963,pp.175­271.

Secuencia, nueva epoca [153] nurn. 52, enero-abril 2002 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

leal a la Iglesia cat6lica y a la corona mente la aplicacion de otros planes si­ espafiola y sus instituciones. Estirnan­ milares ulteriores, presentados par la dose "buen patriota", busco, mediante Junta Central de Sevilla, en 1809. SUS analisis y propuestas, afianzar y acre­ Se opone de forma general a las cons­ centar la riqueza y el poder de la mo­ tantes exacciones operadas por la metro­ narqufa. Su mirada abarco toda la reali­ poli y sugiere, en reiteradas oportuni­ dad del imperio, tanto la peninsular dades, que el esfuerzo de guerra recaiga como la americana. tambien (y en mayor medida que en Por esa razon tambien foe un crfri­ America) sabre las fortunas peninsula­ co y reformador e invoc6 reiteradamen­ res. Con lo gue le da a su perspectiva te la necesidad de promover, segun sus reformista una amplitud a la escala del rerminos, un "gobierno justo, liberal y imperio, en la gue se modificarfan las benefice", superior al vigente. Nova­ relaciones enrre la rnetropoli y las po­ cilo en expresar una opinion contradic­ sesiones americanas. Si sus propuestas roria, escogiendo a sus interlocutores en­ de reforma roman par lo general el me­ tre las autoridades mas importantes del diano plaza como horizonte, tarnbien es imperio y el virreinato. Exigente de res­ capaz de proponer soluciones puramen­ puestas y replicas, no escondi6 su satis­ te coyunturales. Concibe, por ejernplo, faccion ante el reconocimiento publico.f alternativas fiscales posibles, de corto No duda, por ejemplo, en oponerse plazo, ante los apuros belico­financie­ a la consolidaci6n de 1804 porque pro­ ros de la monargufa. voca, en su opinion, la paralizaci6n de Al manifestar y fundamentar abier­ la actividad novohispana, con perjuicios tamente sus puntos de vista, con una evidentes para la Iglesia, el virreinato y transparencia casi ejemplar, el eclesias­ el conjunto del irnperio.> Rechaza igual­ tico asturiano permite que se pueda re­ constiruir su esguema doctrinal, irn­

2 pregnado de ideas nuevas y antiguas, Hijo natural, aunque de padre noble, ruvo al mismo tiempo que sea posible ob­ que luchar durante muchos afios contra el estig­ ma original de nacirniento, al que opuso esfuer­ servar sus evoluciones, silencios y con­ zos y acumulaci6n de meritos como bazas para su tradicciones, en un periodo decisive de ascenso y promoci6n en el seno de la Iglesia. De­ la historia novohispana. Sorprende tam­ bi6 defender en Madrid, en 1806­1807, su carre­ bien, por ejemplo, la modernidad de ra y beneficios eclesiasricos, enturbiados por acu­ su estilo. Si hace amplio uso de formu­ saciones y rumores diversos, derivados de dicha las tradicionales de cortesfa para diri­ "rnancha" de origen, hasta que recuper6 con ere­ girse al rey y a las autoridades oficia­ ces su perdida reputacion y la corona lo restirny6 les, espafiolas y novohispanas, ello no en SUS derechos suspendidos. No sera la unica vez le impide el empleo de la argumenta­ en que deba encarar el cuestionamienro de su es­ d6n directa, el razonamiento pedag6­ tatuto y dignidades. Su itinerario parecera signa­ do por esta marca inicial. 3 La bibliograffa sobre la consolidaci6n en sentir durance la insurrecci6n indepen

154 PABLO F. LUNA gico, deductivo e hipotetico y la nume­ posrnvo colonial de la corona. De la raci6n sisternatica de los parrafos, lo que misma rnanera, su apoyo a la liberali­ hace que sus diferentes documentos zaci6n de los intercambios es manifies­ publicos adquieran la tonalidad de la to, pero su liberalismo peculiar, como declaraci6n polf tica moderna. lo veremos en su mornento, no es dog­ Fino observador de la sociedad y la rnatico sino pragrnarico y, por ejernplo, economfa coloniales y de la psicologfa no sacrifica a los productores y consu­ de sus habitantes, Abad y Queipo ocu­ midores novohispanos en aras de una pa, durante 30 afios, diversas funciones libre circulaci6n a ultranza. en la organizaci6n interna del obispa­ Si es defensor de la inmunidad per­ do de Michoacan, con el apoyo y reco­ sonal del clero, en 1799,6 acepta en nocimiento de sus superiores,4 llegan­ cambio la evoluci6n regalista del siglo do a ser miembro del Cabildo eclesias­ XVIII y el lugar preponderante del so­ tico y luego obispo electo.> lo que le berano y el Estado en el seno de la mo­ permi te fundamentar sus afirmaciones narqufa. Esta aceptaci6n es total du­ con argumentos de primera mano. rante la ocupaci6n napole6nica, cuando En canto que juez de testarnentos, afirma que la salvaci6n del pueblo y la capellanfas, fondos eclesiasticos y obras naci6n dependen del soberano (y la Jun­ pfas de dicho obispado, cargo que desem­ ta Central), a quien se supeditan en pefia de manera ininterrumpida duran­ definitiva todos los privilegios e inmu­ te mas de 20 afios, examina (y determi­ nidades existentes. na) la practica crediticia eclesiastica Puede criticar, en 1805, la practica local, ante las necesidades financieras de la recaudaci6n decimal y el mante­ de las fuerzas econ6micas regionales. En nirniento del clero por la sociedad, como contacto permanente con agentes ho­ portavoz de "los labradores y comerciantes m6logos en otras regiones del virreina­ de Valladolid de Michoacan", pero se­ to, como lo reivindica mas de una vez, fiala al mismo tiempo el peso excesivo su dominio de las tecnicas generales de de la presi6n fiscal ejercida por la coro­ financiamiento le sirve para completar na (la alcabala, en particular), mientras su vision de conjunro respecto a la im­ por otra parte elogia la labor social y portancia de Nueva Espana en el dis­ espiritual del Estado eclesiastico.

4 Cont6 con el apoyo del obispo de Michoa­ 6 Se opone a la aplicaci6n de la real cedula del can, fray Antonio de San Miguel, al que ya cono­ 25 de octubre de 1795 y las leyes del Nuevu C6­ cfa desde su estancia previa en , con digo que limiraban drasticamente la inmunidad quien compartfa ideas y proyectos reformistas. personal y el fuero eclesiasticos. Dichas medidas 5 Es elegido a la mitra luego de la muerte del culminaban la evoluci6n regalista de la corona. titular Marco Moreira y Zafrilla. A pesar de ha­ Vease al respecro Farriss, Crown, 1968, pp. 149­ berse desernpefiado con todos los derechos y de­ 196; Mazin, Entre, 1987; Morales, Clero, 1975, beres irnplfcitos a su funci6n desde el 22 de mayo pp. 11­54. Mas tarde, sin embargo, en 1821, en de 1810, nunca recibi6 la bula papal confirmato­ plena revoluci6n liberal espafiola, Abad y Queipo ria de su elecci6n. Lo que le acarrearfa graves pro­ se declarara partidario de la abolici6n de dichos blemas mas tarde, en Espafia. privilegios; Mora, Obras, 1963, p. 4.

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Empero, tarnpoco la Iglesia escapa Pero luego actuara claramenre con­ a su observaci6n crftica. Fuera de la co­ tra el movimiento insurgente e indepen­ rrupci6n de algunos de sus miembros dentista y excornulgara a sus principa­ y auroridades, Abad y Queipo es parti­ les promotores, antes de sugerir a Fer­ cularrnente severo respecto a la falta de nando VII, cuando este regresa al trono, vigilancia del gobierno eclesiastico, una gue se excluya definitivamente a las evoluci6n que el considera perceptible criollos de las altos cargos del Consejo por lo menos desde comienzos del si­ y el Ministerio de Indias y del virrei­ glo XVIII, lo que ha trafdo como conse­ nato. Lo que no evitara, sin embargo, que, cuencia la admisi6n de clerigos sin edu­ de regreso a Espana, la Inquisici6n le caci6n, ni talento, ni virtudes. En esta abra juicio por desafecci6n, negligen­ misma perspectiva, en agosro de 1809, cia y otros cargos inverosfrniles, antes puede proponer que se selle en mone­ de decretar su arresto y confinamienro, das la plata disponible de la iglesias en junio de 1816, en el convento do­ gue "no sea necesaria para el culto". Un minicano de Rosario, en donde perma­ mecanismo de emergencia, que sera am­ nece recluido duranre casi dos afios en pliamenre urilizado duranre la fase re­ espera de su rehabilitaci6n. volucionaria, tanto por realisras como Habiendo probado su inocencia y por independenristas, e incluso mas tar­ siendo nuevamente restiruido en sus de­ de. No dudara tampoco en proponer, rechos, Abad y Queipo reaparece en la en ese mismo mes de agosto de 1809, escena polftica espafiola con la revolu­ que el Estado urilice las pensiones de ci6n liberal de 1820 y es nombrado las vacantes eclesiasticas y que la Igle­ miembro de la junta provincial creada sia orienre en favor del ejercito y arma­ para vigilar la conducta del rey Fer­ menro el dinero destinado al curnpli­ nando VII hasta la reunion del congre­ mienro de las obras pfas. En definitiva, so de representantes. Luego es designado un personaje inc6modo y contradicto­ obispo de Tortosa7 y elegido diputado rio para propios y extrafios, que no de­ por . Pero la reacci6n absolu­ jaba indiferente a su interlocutor. tista de 1823 lo conducira nuevamente En tanto gue obispo electo de Mi­ a la reclusion, en el convenro de Sisla choacan, anuncia, con apenas algunos (Toledo), en donde rnorira, en septiem­ meses de anticipaci6n, la conflagraci6n bre de 1825, en media de amarguras y revolucionaria novohispana, poniendo privaciones. en guardia a las autoridades espafiolas Personalidad compleja y polifaceri­ y criticando abiertarnente la polftica ca, como ya lo sefialarnos, la bibliogra­ adoptada. Esras sucesivas inrervenciones ffa existente, que nos ha perrnitido pro­ le valdran la enemistad de las autori­ poner este rapido bosquejo biografico, dades militares del virreinato, quienes ha realzado su lucidez y sus propuestas le reprocharan el estar constantemenre juzgando sobre los asuntos del Estado, 7 Como en el caso de su elecci6n al obispado materias que, segun dichas autoridades, de Michoacan, en 1810, Abad y Queipo nunca eran absolutamente ajenas a su profe­ obtuvo la hula papal de confirmaci6n de su elec­ si6n. ci6n a Tortosa.

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reformistas. Deseariarnos en este trabajo Las estructuras concentrarnos sobre todo en sus con­ cepciones generales, y denrro de ellas en Varias concepciones y percepciones de el trararniento especffico que el ecle­ la sociedad coexisten en la vision que siastico de Michoacan reserv6 al tema ofrece el eclesiasrico de Michoacan. A de la propiedad. El liberalismo mexi­ una descripci6n de los cuerpos y esta­ cano ulterior e incluso el reformismo dos? exisrenres en el virreinato, segun agrario conternporaneo aparecen ya en las caracterfsticas mas tradicionales, se ciernes. superpone frecuentemente un analisis esquernarico de las "rres clases" funda­ mentales que lo componen, a saber, blan­ LA SOCIEDAD NOVOHISPANA cos, indios y castas. Es la imagen de la unidad organica de la sociedad de "an­ Antes de enfocar direcramente la pro­ tiguo regimen" y de SUS "flujos san­ blernatica de la propiedad, exarninernos, gufneos", rofda sin embargo por oposi­ en primer lugar, la descripcion global ciones sociales y raciales, casi irrecon­ de la sociedad que se desprende de las ciliables. diferentes textos de Abad y Queipo, 8 y Varios elementos perrniten explicar luego los mecanismos de funcionamien­ esta arriculacion contradictoria entre to y reproducci6n de la economfa y la cuerpos, estados y "clases". Por un lado, sociedad finicoloniales que nos presenta. la idea de que la sociedad es un juego de reciprocidades en donde cada cuer­

8 Para efectuar esre analisis nos hemos basa­ do en los documencos reproducidos en diferentes junta de. Comercio, sobre el prestamo de. 20 millones, s. f.; obras. En particular en Mora, Obras, 1963, pp. h) Representacidn a la Primera Regencia sobre la fer­ 175­271, y en Gonzalez, Historia, 1957, pp. mentacuin en el virreinato, 30 de mayo de 1810; 369­422. La Iista abreviada de los documenros i) Edicto importante contra la anarquia entre deudores revisados es la siguienre: a) Representacion sobre la y acreedores, 19 de mayo de 1812. Por ultimo, inmunidad personal def clero, 11 de diciembre de i) Informe dirigido al rey Fernando VII, o "Testamento 1 799 (seguida de un Estado moral y politico de la politico", 20 de julio de 1815, reproducido en Nueva Espana); b) Representacidn a nombre de los la­ Alaman, Historia, 1942, apendice x, pp. 689­715. bradores y comerciantes de Valladolid de Michoacdn, 9 El diocesano asturiano em plea "Estado", sabre la consolidacion de 1804, 24 de octubre de con mayuscula, para designar al mismo tiempo la 1805; c) Escrito presentado a don Manuel Sixtos Es­ monarquia, el gobierno y toda instituci6n que pinosa, def Consejo de Estado, sabre la consolidacidn de ejerce el poder civil en nombre del soberano. Pero 1804, junio de 1807 (seguido de una propuesta tambien emplea "estado", con mimrscula y fre­ para elevar los ingresos de! erario); d) Representa­ cuenternente en plural, para designar la nobleza y cion al Real Acuerdo de Mexico, sabre el aumento de la el clero, los dos pilares de la "constitucion mo­ fuerza militar def oirreinato, 16 de rnarzo de 1809; narquica", invocando a veces un "tercer braze", el e) Representacio« al arzobispo virrey sobre el prestamo pueblo, que tambien se imegra en dicha "consti­ de 20 mil/ones para auxiliar a la madre patria, 14 tucion". A veces, cal como lo veremos mas ade­ de agosro de 1809; f) Representacuin a la junta Cen­ lante, Abad y Queipo incluye a la Iglesia dentro tral sobre medias para socorrer a la patria, 18 de agos­ del Esrado, con lo que se pone de rnanifiesro su co de 1809; g) Respuesta a uno de los vocales de la acepraci6n del regalismo carolino.

158 PABLO F. LUNA po aporta servicios y recibe a cambio El clero es uno de los pilares del orden prerrogativas y distinciones.J? La Igle­ rnonarquico. Las reformas introducidas sia forma parte del Estado y su papel por el regalismo para regular las pre­ espiritual y civilizador tiene que ser re­ bendas de los Estados, y contrarrestar tribuido mediante privilegios recono­ los abusos cometidos en siglos anrerio­ cidos, entre los cuales la inmunidad res, se justifican ampliamente. Pero la personal, su fuero eclesiastico y los me­ conservaci6n del orden en Nueva Espa­ dias materiales indispensables para man­ na, en donde la religion es el nexo que tener SU "represenracion". Esta ultirna une indios, castas y blancos al rey, exi­ significa, para la Iglesia y para cada es­ ge el mantenimiento de la inmunidad tado de la sociedad, la necesaria apa­ personal del clero y su "representacion", riencia de riqueza y majestuosidad que Los intereses individuales son directa­ dan los privilegios y prebendas y que mente proporcionales a la riqueza y al imponen el respeto y la consideracion goce de privilegios dentro de la socie­ de los sujetos y vasallos.' ' dad.t> Los mayores intereses individua­ Por otro lado, el conflicto latente o les exigen el reforzamiento de las vin­ abierto se explica por la apropiaci6n culaciones sociales.La Iglesia es la prin­ desigual de los bienes y tierras, en de­ cipal productora de dichas vinculacio­ trirnento de indios y castas, el oprobio nes, que articulan el orden, los privile­ de derecho padecido por los descendien­ gios y los intereses. tes de esclavos que se acennia y amplfa Y por otro lado, la Iglesia es una por la necesidad fiscal creciente, la pro­ pero esta presente en cada estado de la tecci6n anacr6nica y el aislamiento geo­ monarqufa. El Estado eclesiastico es al grafico y cultural de los aborfgenes. Lo mismo tiempo una diversidad de cuer­ que genera odios y resentimientos que pos y personas esparcidos por la socie­ acumulan en la sociedad un inmenso dad y el rerrirorio. Si la nobleza es otro porencial de destrucci6n (y aurodes­ de los pilares de la monarqufa, a pesar trucci6n). de su mezcla biol6gica con los conquis­ No obstante, Abad y Queipo reafir­ tados, el cuerpo eclesiasticotiene la ven­ ma que los privilegios son inherentes y ta ja de penetrar en todas las fibras y consustanciales a la monarqufa, 12 en articulaciones de la sociedad. particular los privilegios eclesiasticos. Empero, al lado de estas definicio­ nes de doctrina y observaci6n, gue po­ drfan calificarse de normales a fines del 10 Representacion sobre la inmunidad personal, siglo XVIII, Abad y Queipo transmite 11 de diciembre de 1799, en Mora, Obras, 1963, una percepci6n peculiar de la activi­ p. 177. dad econ6mica. La que a su vez le in­ 11 Ibid., p. 179. 12 Lecror de , Abad y Queipo vita a pensar diferentemente la socie­ evoca la formula del autor de L'Esprit des lois: dad novohispana y sus grupos sociales, "Quitad en una monarqufa las prerrogativas de los sefiores, del clero y de la nobleza y tendreis bien pronto un Estado popular". Ibid., p. 180. 13 Ibid., pp. 209­210.

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jerarquizandolos ahora desde una opti­ Iglesia, productora de unidad y vincu­ ca utilitarista.14 Se trata de una nueva laciones sociales, segun la antigua vi­ vision de la estructura societal, que vie­ sion. La reflexion del canonigo de Mi­ ne a superponerse al cuadro hasta aquf choacan no repara en esta contradicci6n. esbozado. En otros momenros, Abad y Quei­ Asf, algunas funciones econornicas po engloba en un mismo grupo a los y quienes las desernpefian aparecen poseedores del trabajo productivo con como "verdaderarnenre" uriles y produc­ los otros poseedores, de tierras o minas, tivos; otros no.15 Los productivos son "labradores y mineros", en donde se indispensables, los otros no. Se traza una diluyen, por lo menos en el discurso, las nueva frontera divisoria entre los cuer­ oposiciones de propiedad y apropiacion pos sociales, basada en criterios pura­ de frutos y rentas y se habla de "pue­ mente economicos. Pero lo paradojico blo". No es inutil subrayar y fechar la es que la "utilidad" social segun esta aparicion de estas dificultades y yuxta­ nueva perspectiva, medida principal­ posiciones, que no son solo de vocabu­ rnenre por el trabajo remunerado y asa­ lario, sobre las que el eclesiastico astu­ lariado, parece concentrarse en aquellos riano no insiste. No son sin embargo secrores sociales problernaticos, gene­ la unicas conrradicciones. radores de conflicto, potencialmente destructores de la sociedad, y no en la Su funcionamiento 14 El asturiano se vale de formulas y esque­ mas que ponen en evidencia su conocimiento de Si hay variedad y novedad en los esque­ las clasicos briranicos de la economfa polftica y mas e incerpretaciones de las estructu­ de la filosoffa de las luces francesa. Vease, Sierra, ras de la sociedad novohispana, tal como "Excornulgador", 1953, pp. 179­191; Herrej6n, lo acabamos de resefiar, en cambio en "Mexico", 1990, pp. 107­135. El analisis minu­ el modo de funcionamiento societal Abad cioso de tales ramificaciones y parentescos ideolo­ y Queipo no se inspira en la dinarnica gicos, tanto coma el de la reiacion de Abad y Queipo con las luces ibericas, en particular con utilitarisra, o no la observa en la reali­ las de su paisano Gaspar Melchor de Jovellanos, dad, o no desea ponerla de relieve. No que son vfnculos que frecuenremente se asumen la incorpora, en todo caso, en su refle­ coma un daro 0 informaci6n, quedan aun por xion concreta sobre el rnovimiento de hacer. la sociedad. El canonigo de Michoacan 1 s El comercio en sf mismo no es factor de no es, en resumidas cuentas, un aban­ creaci6n de excedente. Salvo el comercio con el derado del utilitarisrno como motor de extranjero. La propiedad de las fincas y terrenos la evolucion social. urbanos tampoco es generadora de "sobrante". En Si los grupos sociales son mas o me­ cambio, el trabajo y la "industria" (es decir el ta­ nos "uriles" a la sociedad, la capacidad lento y la dedicaci6n), aplicados a la tierra agrfco­ la, sf son productivos, adquiriendo representaci6n de los mas titiles de impregnar el cuer­ bajo la forma del fondo de salarios que se avanza po social con su dinamismo utilitario es a los trabajadores directos e indirecros, Escrito pre­ escasa o inexistente, puesto que la ac­ sentado a don Manuel Sixtos Espinosa, junio de 1807 tividad producriva y la sociedad se re­ en Gonzalez, Historia, 1957, pp. 392­393. producen, en la concepcion ideal de

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Abad y Queipo, con la finalidad de man­ la alteracion del equilibrio, producida tener un estado estacionario e identico. endogenamente por el "desorden" (y no El "rnundo feliz" y el progreso con­ por la innovacion o la invencion) o pro­ sisten en la reproduccion de lo actual­ cedente del exterior del sisterna, es de­ rnente existente.16 Por otro lado, si el cir, de manera exogena. La ruptura con­ trabajo rernunerado ya desernpefia un secuente del equilibria puede traducirse, papel vital, es la "nacion", y no un gru­ por ejemplo, en un .aumento del consu­ po social o de individuos, quien tiene mo, lo que necesariarnente conlleva a la facultad de hacer "progresar" sin so­ la cafda de la produccion social, ya que bresaltos! 7 la actividad economica. Asf, el capital productivo disponible ha su­ el funcionamiento estacionario es con­ frido necesariamente disrninucion. Una cebido u observado como prevaleciente menor produccion no puede dejar de y absorbente, gracias a la accion regu­ sentirse en una sociedad en donde la ladora del cuerpo social y "nacional", demograffa es altarnente dependiente del que se irnpone al individuo o al grupo producto generado. Cuando hay descen­ de individuos unidos por lazos econo­ so de produccion, observa el eclesiasti­ micos especfficos. Su vision corporatis­ co de Michoacan, los mas perjudicados ta de la sociedad sigue entonces vigente. son los mas pobres. Asf, el aumento En consecuencia, en dicha sociedad indebido del consumo lleva a una crisis el ahorro es fortuito, porque obtener de subproduccion, la que se resuelve "sobrante" no es un objetivo. La inver­ mediante la cafda ulterior del consu­ sion del fondo de subsistencia para re­ me. El cfrculo se cierra. novar el mismo producto social al final Se trata de un modelo de funciona­ del periodo es lo normal, aparte de ser miento simple, con ausencia de variables lo deseable. La inversion para mejorar importances, 19 pero que le perrnite al el capital productivo y aurnenrar la pro­ eclesiasrico asruriano organizar su per­ ductividad es fruto de la casualidad. El cepcion de la realidad, comprender y capital es igual al producto y los gastos proponer, aunque sin quedarse necesa­ identicos a los ingresos.18 Como "en riamente aprisionado en el mismo esque­ las antiguas monarquias", precisa el ca­ ma, y tomando ampliamente en cuenta la nonigo de Michoacan, el atesoramien­ realidad, que comradice el modelo, tal to es el uso normal del sobrante, su como lo veremos mas adelante. utilizacion economics la excepcion. El A pesar de constituir una de las me­ orden es el equilibria y viceversa. jores posesiones del imperio, 20 el be­ Pero Abad y Queipo, quien rarnbien neficio que la monarqufa podrfa extraer sabe razonar hipoteticarnenre, imagina

19 En tal sociedad no habrfa obstaculos al 16 Ibid., p. 393. consumo, ni a la producci6n; la esrrucrura de re­ 17 Ibid. partici6n del excedente permanecerfa inalterable; i s El eclesiastico de Michoacan dice: "el pro­ no habrfa presi6n sobre precios, etcetera. ducto, es considerable respecto del rrabajo"; "hay 20 Representacion a nombre de los labradores y co­ proporci6n entre los hombres productores y los merciantes, 24 de octubre de 1805 en Gonzalez, consumidores puros", Ibid. Historia, 1957, pp. 372­373.

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de N ueva Espana serfa superior si se Los circuitos monetarios novohis­ adoptasen algunas disposiciones. Su con­ panos languidecen por la acci6n con­ sumo es restringido, porque sufre las junta del deficit comercial cr6nico y las rigideces del sistema monopolista y por­ crecientes exacciones de la corona.s> Di­ que la presi6n fiscal es insoportable. Esta cha escasez de circulance consolida, al tiltirna aumenta mas rapidarnenre que mismo tiernpo, la dependencia finan­ la poblaci6n y la producci6n. El peso ciera respecto a los agenres comerciales de una fiscalidad aplastante es uno de extranjeros, a elevados tipos de interes, los factores mas importantes que afec­ hacienda aurnentar el precio de venta tan a la sociedad, al conjugarse con otras de los productos importados. 26 modalidades de la arbitrariedad y el Sin embargo, este sistema de con­ despotisrno. Pero tal vez, piensa Abad fianza redproca y de debil masa mone­ y Queipo, el rey y su encorno no conoz­ taria puede contar con la funci6n de can la realidad del virreinato y su fun­ proveedor de capitales que desempefian cionamienro. 21 Y entonces pasa a expli­ la Iglesia y sus juzgados de testarnen­ carsela en SUS aspectOSmas concretes. tos y obras pfas. Su acci6n normaliza­ En el funcionamienco y la reproduc­ dora en el aprovisionamiento crediti­ ci6n de la sociedad novohispana, el ere­ cio se acrecienta en los momentos de dito y la confianza rnutua entre deudo­ dificultad y se vuelve estabilizadora y res y acreedores se han transformado arbitral; ya insistiremos mas adelante necesariamente en los pilares de la ac­ en este aspecto, Si se merma la dispo­ tividad econ6rnica. Por un lado, porque nibilidad de sus medios, agrega Abad en America las necesidades de capital y y Queipo, se debiliraran necesariamen­ liquidez parecen ser rnayores que en la te su papel socioecon6mico y su funci6n propia peninsula, 22 sin hablar de las de social, a secas. La corona, sugiere final­ "represenracion". Pero rambien, por otro mente el can6nigo de Michoacan, no lado, porque el numerario es escaso en ha medido todo el alcance de la confis­ el virreinato. No hay posibilidades de caci6n de capitales iniciada en 1804. atesoramienco privado; es "rnoralmente El funcionamiento mismo del virreina­ irnposible" que haya acumulaci6n deli­ to corre peligro. quidez.s> o se trata de "almas mezqui­ Podemos decir, en suma, que se tra­ nas", de genre que ha perdido su dina­ ta de una percepci6n de la sociedad no­ mismo vital y la confianza en los dernas.24 vohispana en la que se registra la im­ bricaci6n del "antiguo regimen" con 21 Ibid., pp. 374­375. factores socioecon6micos nuevos, en don­ 22 Certeza empfrica o argumenro de polerni­ de el papel regulador de la institucion ca poHtica, la cuesti6n tendrfa que replantearse a partir de estudios concretes. Aun cuando poda­ mos concebir que el capital sea mas oneroso en 25 La escasa liguidez puede tambien expli­ las colonias. carse por la exportaci6n visible o invisible de ca­ 23 Escrito, junio de 1807 en Gonzalez, Histo­ pitales, pero el can6nigo de Michoacan parece ig­ ria, 1957, p. 397. norar dicha posibilidad. 24 Representacid« al arzobispo virrey, 14 de 26 Representecion, 24 de octubre de 1805 en agosro de 1809 en Mora, Obras, 1963, p. 248. Gonzalez, Historia, 1957, pp. 385­386.

162 PABLO F. LUNA eclesiasrica nos es presentado como cen­ ria, cuando habla concretamentede Nue­ tral. va Espana, el eclesiastico de Michoacan manifiesta su confianza en el progreso econ6mico y comercial en tanto que CRISIS Y REFORMA factor benefice para las finanzas del Es­ tado. No obstante, le parece evidente Sin embargo, no es el equilibrio la si­ que las diferencias de hecho y de dere­ tuaci6n natural de Nueva Espana, ni cho crean en el virreinato una situa­ es estacionaria su economfa. El "mun­ ci6n de crisis estructural que requiere do feliz y arrnonico" no existe en la rea­ una reforma importante. lidad. Ya lo hemos sefialado: cuando el La reforma que propone, al mismo eclesiastico asturiano piensa en el fun­ tiempo medio y fin, es decir la consci­ cionarniento concrete de la sociedad no­ tucion de un "gobierno justo, liberal y vohispana, sabe salirse de su esquema benefice", exige en primer lugar, un y razonar en terminos de desequilibrio conjunto de medidas socioecon6micas.27 perrnanente, desigualdad estructural, Algunas de ellas se relacionan especffi­ crisis presente o larente, y situarse en camente con la situaci6n de las capas una 6ptica reformista respecto a la rea­ inferiores de la sociedad, "los ocho (o lidad efectivamence observada. Para nueve) decirnos de la poblacion", se­ insistir en que la corona acrecienta la­ gun afirma, y tienen un caracter neta­ mentablemente las cargas y exacciones, mente preventivo ante la eventualidad con lo que merma su expansion, pri­ de un conflicto social. Abad y Queipo vando al mismo tiempo a la monar­ plantea decretar la abolici6n del tribu­ qufa de superiores beneficios. Hay en to, con lo que al mismo tiempo se su­ sus prop6sitos un acento de "prornoror prirnirfan las temibles matrfculas de tri­ del bien publico", avant la lettre, en­ butarios, insrrurnenro de la arbitrarie­ caramado en su condicion de represen­ dad de los funcionarios.z s Hay que tante del Estado eclesiasrico, suprimir tambien la infamia de derecho Abad y Queipo defiende a los "la­ que pesa sobre las castas, acosadaspor el bradores y comerciantes del virreina­ oprobio de su origen esclavo, Convie­ to" y, en general, a "la agricultura, la ne proceder de la misma manera a la industria y el cornercio" como factores mayores para el mantenimiento de las posesiones americanas. Las restriccio­ 21 Representacion, 11 de diciembre de 1799 en nes del pacto colonial y la falta de estf­ Mora, Gbras, 1963, p. 208. mulos a la producci6n impiden que se 28 El eclesiastico de Michoacan dice que asf aumente el mimero de consumidores, se eliminarfan las vejaciones personales y la exi­ ya lo hemos dicho, en detrimento de la gencia insoporrable de no poder rransirar a otras jurisdicciones sin llevar la carta de pago del tri­ fiscalidad y de la misma "consritucion" buro, lo mismo que la nota de infamia que se de los habitantes, segun el termino es­ arroja sobre muchas familias espafiolas que son cogido por el can6nigo asturiano. Pero injustarnente consideradas como tributarias. Re­ contrariamente a lo que se derivarfa de presentacidn a la Primera Regencia, 30 de mayo de una concepci6n de sociedad estaciona­ 1810 en Mora, Obras, 1963, p. 260.

SOCIEDAD, REFORMA Y PROPIEDAD 163 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

ruptura del casco o cerco formal de pro­ sumo y merma los ingresos del era­ tecci6n de los indios y a la supresi6n de rio.>! Autorizacion del comercio entre la anacr6nica legislaci6n que les con­ posesiones americanas.F cierne. Sohre este asunto volveremos Es entonces su fe en las repercusio­ mas adelante. nes fiscales del aumento del consume, en La libertad comercial es igualmen­ tanto que factor de impulso producti­ re otro de los objetivos fijados por el vo por la demanda, la que atraviesa di­ can6nigo de Michoacan, Si las medidas chas propuestas. Se trata de un plan­ propuestas responden a los principios teamiento original, a comienzos del si­ liberales, conviene no soslayar el inte­ glo XIX. res que manifiesta respecto al pequefio Para el eclesiasrico asturiano, el sis­ comercio, al consumo dornestico y a la tema de libre comercio ya ha probado supresi6n de las barreras "internas". Como SU naturaleza benefica, Gracias a el, si se tratara de un liberalismo pensado Nueva Espana ha aumentado su po­ principalmente desde el interior (y blaci6n y producci6n. El sisterna debe desde abajo) de la sociedad novohispa­ de generalizarse para que rodos los na. Un "liberalisrno de mercado inter­ puertos existentes, grandes y peque­ no", si se quisiera acentuar la origina­ fios, en las Americas y sus islas, gocen lidad de la propuesta. del derecho de comerciar libremente Bajo esta 6ptica, sus proposiciones con la metr6poli y con las dernas par­ aparecen precisas: la supresi6n de re­ tes del mundo.P ' gistros y retenciones aduaneros inter­ Pero el liberalismo de Abad y Quei­ nos, reglamentos municipales y otros po ofrece otra peculiaridad. Al lado de obstaculos artificiales, que se agregan a las sugerencias comerciales que acaba­ las dificultades naturales e impiden la mos de resumir, presenra tambien un expansion comercial interna. 29 Supre­ nurnero considerable de propuesras para si6n de las alh6ndigas y estancos de la liberar, proteger y regular la produc­ came. Supresion de la onerosa pension ci6n novohispana interna de deterrni­ que pagan las pulperfas, cuya aplica­

ci6n disminuye el consumo y favorece 31 "Ni la Catalufia tiene que temer por su a los comerciantes mas ricos."? Supre­ industria y sus frutos, ni las Andaludas por sus si6n del comercio exterior monopoli­ aceites y vinos. Elias hallaran en las Americas un zado, que eleva los precios, baja el con­ mercado tanto mas ventajoso cuanto mas ellas prosperaran en mimero y calidad de habitantes." Representation, 30 de mayo de 1810 en Mora, 29 Segun Abad y Queipo, la agricultura es Obras, 1963, p. 263. una actividad afectada por demasiadas cargas. Re­ 32 Sus consecuencias benefices serfan eviden­ presentacion, 24 ~e octubre de( 1805 en Gonzalez, tes, tanto para el erario como para conseguir la Historia, 1957, p. 383. erradicaci6n del contrabando y reforzar la defen­ 30 Se nota as! una voluntad evidente de pro­ sa de las posesiones americanas. Representaadn al teger al pequefio comercio (y al pequefio consu­ Real Acuerdo de Mexico, 16 de marzo de 1809 en me), cuyo aumento redundarfa en favor del era­ Mora, Obras, 1963, pp. 243­244. rio. Escriso, junio de 1807, en Gonzalez, Historia, 33 Representacidn, 30 de mayo de 1810 en 1957, p. 402. Mora, Obras, 1963, p. 263.

164 PABLO F. LUNA nados productos. Otra vez la entidad rizacion de constituir existencias pri­ novohispana es pensada desde el inte­ vadas de azogue permitirfa que los rior, desde sus producciones y mercan­ propietarios de minas continuasen pro­ das domesricas; incluso con proyeccio­ duciendo plata, a pesar de los bloqueos nes hacia el exterior, en el contexto del navales en periodo de guerra.e? La imperio. Como si en el pragrnatismo reorganizaci6n militar del virreinato y de Abad y Queipo no hubiese incom­ el aurnenro de efectivos38 pueden cons­ patibilidad entre liberalismo y mer­ ti tuirse en un mercado precioso para canrilismo. los fabricantes de armas, rnuniciones y Asf, la producci6n de harinas de Pue­ pertrechos de Nueva Espafia, a condi­ bla tendrfa que ser comperitiva respec­ ci6n de que se les perrnita aurnentar su to a la de las Trece Colonias en el mer­ giro.>? Son otras propuestas origina­ cado habanero.s+ El aumenro inrerno les, a inicios del siglo XIX. de la produccion de manufacruras or­ For ultimo, tambien forman parte dinarias de lana y algod6n, que la me­ del proyecto la reforma administrativa tr6poli es incapaz de surrir, podrfa sa­ y el aurnenro de salarios a los funcio­ tisfacer ampliamente el consumo po­ narios, en particular a los alcaldes ma­ pular y reducir el deficit cornercial."> yores, quienes se comportan mas bien Regulada y aliviada de cargas, la pro­ como mercaderes del reparcimiento for­ ducci6n local de aguardiente de cafia y zoso que como jueces,"? que es su in­ mezcal podrfa ocupar el mercado in­ terno, evitando las imporraciones es­ pafiolas y la adulteracion del producto, 37 El sentido de esta propuesta es el de aflo­ suprimiendo el contrabando y aumen­ jar y relativizar el control monopo1ista guberna­ tando los recursos del fisco.36 La auto­ mental sobre una materia prima esencial para los "mineros" y propender a una estabilizacion (e in­ cluso aumento) de la producci6n dornestica

SOCIEDAD, REFOAMA Y PROPIEDAD 165 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

vestidura efectiva. La corona tendrfa que de fines del siglo XVIII, es imposible escoger mejor a sus autoridades y fun­ catalogar al can6nigo de Michoacan cionarios. Pero Abad y Queipo presta dentro de las facciones ultramontanas tambien mucha atenci6n a la necesaria y reaccionarias de la Iglesia cat6lica. liberaci6n de la sociedad civil de la pre­ Pero examinemos mas de cerca SUS con­ si6n material y psicol6gica ejercida por cepciones y propuestas especfficas so­ los funcionarios y agentes fiscales, apo­ bre la propiedad en Nueva Espafia. yados en una legislaci6n opresiva y au­ toritaria que exige que, en cada pleito con el Estado, el ciudadano sea consi­ Consideraciones genera/es derado (y tratado) en primer lugar co­ mo culpable.41 Ya sea antes del desencadenamiento de Se trata, en suma, de un proyecto la crisis revolucionaria de 1810 como, de reforma "desde arriba", impulsado sobre todo, durante su desarrollo, para por las luces y el entendimiento de un el can6nigo de Michoacan la propie­ gobierno previsor y preventivo, en don­ dad y su preservaci6n y respeto forman de se detecta la exigencia de reformat parte de los soportes basicos de la so­ lo gue ya se ha vuelto insoportable e ciedad. Desde este punto de vista, su improductivo, y que puede incluso en­ vision ideal parece ser la propiedad treabrir la puerta a un incipience de­ colectiva, comunitaria e incluso corpo­ mocratismo bajo conducci6n y control rativa, suficiente para el mantenimiento del Estado. de los pueblos, frente a la cual la pro­ piedad individual y su concentraci6n excesiva son una desviaci6n infeliz, cuan­ LA PROPIEDAD do atentan contra dicho rnantenimien­ to. Pero corno ya lo hemos dicho, Abad Convencido de la necesidad de la pro­ y Queipo sabe salirse de sus visiones funda reforma del imperio, Abad y ideales o modelos y encarar la realidad Queipo elogia la legislaci6n carolina (que tal y como se presenta. Y sabe que la en su opinion se inicia y fenece con Car­ apropiacion y la concenrracion de tie­ los III) la cual, "con beneficio del bien rras en pocas manos es lo que ha ocu­ piiblico y las regalfas soberanas", ha rrido efectivamente en las posesiones reformado progresivamente, desde hace americanas. En Nueva Espana, unos po­ unas decadas, el regimen de propiedad cos poseen mucho, y la amplia mayo­ del clero y la nobleza y su fiscalidad rfa carece de propiedad, es decir, de espedfica, luego de algunos siglos de recursos para vivir. La reforma que abuso. Asf, a pesar de SU energica con­ propondra entonces, como lo veremos dena a las leyes del "N uevo Codigo" mas adelante, toma en cuenta esta rea­ lidad para atenuar sus efectos y corre­

41 Los jueces del fisco deberfan atender de gir hasta donde se pueda esta situa­ preferencia "los derechos de los vasallos en concu­ cion, incluso rnedianre la supresi6n de rrencia de los fiscales". Escrito, junio de 1807 en una legislaci6n protectora, ya transfer­ Gonzalez, Historia, 195 7, pp. 403­404. mada en su contrario.

166 PABLO F. LUNA SECOENClf! Revis1adehistoriaycienciassociales SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

A pesar de su diagn6stico sobre la no se puede decir lo mismo de sus con­ mala division y reparcici6n de la pro­ secuencias estrictamente econ6micas. piedad en el virreinato, producco de la No establece una relaci6n direcra, por conquisra y de las evoluciones ulterio­ ejemplo, entre acumulaci6n de propie­ res que han hecho que las haciendas, dad y debilidad de la producci6n y el lejos de desmembrarse, hayan aumen­ consumo. Para el, esta ultima es fruto tado su extension, es evidence entonces del monopolio comercial y de la exce­ que Abad y Queipo acepra la existencia siva presi6n fiscal. de la gran propiedad terrateniente, sin Al mismo ciempo, y atento a las co­ que aquello le parezca concradictorio. rrienres desvinculadoras y desamorciza­ A veces puede alabarla e incluso com­ doras de la propiedad eclesiastica que se padecerla, cuando se trata de defender desarrollan entre algunos funcionarios la accividad agrfcola, frence a la presi6n y drculos cercanos a la corona, Abad y de las finanzas reales. Si en algun mo­ Queipo previene queen Nueva Espana menco la critica es porque dicha con­ pocos habitantes disponen de medias centracion ha despojado a las pueblos para adquirir propiedad y habilitarla de rierras, sin necesariamenre afirmar con fines producrivos.v' Dicha circuns­ que hayan sido "sus" tierras, quedando rancia, agregada a la escasez de nume­ aquellos sin propiedad, lo que les im­ rario, ha empujado tarnbien hacia la pide disponer de las medias de subsis­ concentraci6n terrateniente. tencia y producci6n requeridos, crean­ Sin embargo, la gran propiedad ecle­ do asf una injusticia de hecho. No la siasrica aparece minimizada en el ana­ condena porque sea antiecon6mica o lisis del can6nigo de Michoacan, El pa­ anciproducciva, o porque su acapara­ trimonio de la Iglesia novohispana,44 mienro sea forzosamente ilegftimo. El contrariamente a su hom6loga penin­ pecado mortal del latifundio es haber sular, segun Abad y Queipo, esra prin­ privado a los pueblos de la tierra indis­ cipalmente compuesto de capirales, que pensable para reproducir su existencia, ella presta a las fuerzas econ6micas y Asi, el eclesiastico asturiano es perfec­ comerciales del virreinato, en calidad de tamente coherence con su concepci6n dep6sito irregular (el mas frecuente en originaria. Es por ello que expresa su el pafs), para financiar la actividad pro­ insatisfacci6n por la no aplicaci6n de la legislaci6n colonial. Larnenta, por otro lado, la casi in­ 43 Tales medidas solo conducirfan a una so­ existencia del sisrerna de arrendamien­ breacumulaci6n de tierras "en las manos de tres o to42 y el incomprensible maltrato a que cuatro", lo que agravarfa los inconvenientes so­ los escasos arrendararios son sometidos ciales ya existentes. Ibid., p. 376. A la luz de la par los propietarios terratenientes. Sf experiencia de las confiscaciones de los jesuitas luego de su expulsion, la afirrnacion de Abad y percibe las consecuencias sociales de la Queipo es casi un balance premonitorio de la existencia del latifundio, sin embargo, desarnortizacion y desvinculacion del siglo XIX. 44 La cuestion de la riqueza de! clero en Nue­ 42 Representacidn, 24 de octubre de 1805 en va Espana es examinada en Wobeser, "Error", Gonzalez, Historia, 1957, p. 382. 1998, pp. 49­64.

168 PABLO F. LUNA ductiva. La propiedad eclesiasticade "ma­ de los pueblos, a tftulo individual.f" y nos muertas'' ya es casi inexistente. La que se integre completamente a los in­ inmunidad real de la Iglesia esta de­ dios en su derecho de "tratar y contra­ sapareciendo poco a poco, al ritmo de tar" y circular sin trabas. Pero sugiere la acenruacion de la presion fiscal de la al mismo tiempo que se permita a los corona.s> Pocas diferencias subsisten, indios de los pueblos y a las castas un desde este punto de vista, entre el pa­ contacto mas estrecho con el resto de trimonio del Estado eclesiastico y el de los habitantes, extrayendolos de su ais­ los otros estados de la monarqufa. Solo lamiento secular, incorporandolos a las algunos regulares mantienen algunos luces de la civilizaci6n y permitiendo privilegios. 46 que los espafioles puedan comprar tie­ rras en dichos pueblos e instalarse sin obstaculos jurfdicos. Propone igualmen­ Proyecto de reforma re que si las tierras comunales fuesen insuficientes se distribuyan tierras rea­ Persuadido enronces de la importancia lengas con este mismo prop6sito. de la posesi6n de tierras para la subsis­ Se trata entonces de una propuesta tencia de los pueblos, el canonigo de de conjunto y no de un simple reparti­ Michoacan formula la hipotesis de que miento de las tierras comunales que obe­ si los indios y castas accediesen a la pro­ decerfa a razones de Indole econ6mica piedad, ello serfa un factor esencial para y que solo buscarfa favorecer la con­ superar su condicion y mejorar su duccion productiva de una parcela de "constitucion". La legislaci6n tendrfa tierra por los indios y castas, transfor­ que eliminar las medidas que parade­ mados en nuevos propietarios. Abad y j icarnente mantienen a los indios da­ Queipo parte del principio de que la fiados y confinados por causa de unos extension de las tierras comunales ya privilegios anacronicos. es incapaz de poder satisfacer las nece­ Propone entonces que se suprima la sidades mfnimas de una crecida pobla­ propiedad comunal, que se dividan las ci6n comunal+? y que la alternativa del tierras de las comunidades,47 en domi­ repartirniento de tierras realengas ya nio y propiedad, entre los habitantes

48 Asumimos la hipctesis de Enrique Flores­ 45 Representacion, 11 de diciembre de 1 799 en cano segun la cual Manuel Abad y Queipo serfa Mora, Obras, 1963, pp. 181­182. el inspirador directo de la propuesta de "nueve 46 Se trara, segiin Abad y Queipo, de los do­ leyes" elevada por su protector y antecesor en la minicos, agustinos y carmelitas descalzos, que dis­ rnitra de Michoacan, fray Antonio de San Miguel ponen apenas de una "corra doracion". La propie­ Iglesias. Florescano, Origen, 1991, pp. 134­135. dad eclesiastica es en todo caso menor y esta mas Vease tambien Lernoine, "Notable", 1964,pp. 5­ dispersa que la de cualquier vasallo terratenienre 65. Y tambien Representacidn, 11 de diciembre de particular. Lo que es para el un hecho positivo. 1799 en Mora, Obras, 1963, p. 213. Ibid. 49 Representacion, 11 de diciembre de 1799, 47 Ibid., p. 208. en Mora, Obras, 1963, p: 205.

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ha sido intentada en el virreinato con Pero, por otro lado, si Abad y Quei­ escaso exito. Para resolver el problema po busca en los "misrnos indios" las cau­ del acceso a la tierra, negado a indios y sas de sus males y soslaya la responsa­ castas por la estructura terrateniente bilidad de la gran hacienda en la mise­ novohispana, presentara otra propues­ ria y el atraso que padecen.>! tal vez sea ta, sobre la que nos detendremos mas porque su proyecto de "ley agraria", que adelanre. examinamos a continuaci6n, y que es Con esta primera, en cambio, se tra­ el segundo componente de su propues­ ta de una cuesti6n que sobrepasa el ta, reposa precisamente en el perfec­ arnbito puramente productivo. Al pro­ cionamiento de la gran propiedad. ponerla, se intenta mas bien introdu­ Asf, inspirandose en la reforma apli­ cir en los pueblos indios la practica de cada en Asturias y Galicia.V el can6­ la igualdad civil, gracias al goce de la nigo de Michoacan propone que, "de­ propiedad individual, y destruir al mis­ jando ileso el derecho a la propiedad", se mo tiempo un privilegio concedido a utilicen las tierras incultas de los gran­ la comunidad indigena, cuya existencia des dominios privados para implantar lo­ se considera ya como contraproducen­ caciones y conducciones temporales (20­ re. El objerivo final de esra propuesta 30 afios), inafectas al pago de la alca­ es la incorporaci6n de los indios a la bala, y se aumente de esta manera el sociedad espafiola y la desaparici6n de mimero de arrendatarios del virreinato. la barrera de proteccion y aislamiento Son la negociaci6n con los propietarios que impide su acercamiento a "la civi­ terratenientes o la justa tasaci6n de la lizaci6n y las luces''. 50 Es decir, en otros propiedad por las autoridades compe­ terminos, se trata del enraizamienco y tentes en caso de desavenencia, los me­ la fijaci6n individuales de los sujetos canismos que se escogerfan para la apli­ indios en su lugar de habitaci6n, "Ii­ caci6n de esta medida. Convenientemen­ berados" de sus ataduras colectivistas y te cercadas y con todas las garantfas del culturales, paralelamente a su liberacion caso, dichas afectaciones, aparte de pro­ como fuerza de trabajo, al mismo tiem­ porcionar los medios de subsistencia a po que de la apertura total de los pue­ sus locatarios y conductores, permiti­ blos indios a la presencia de espafioles. El can6nigo de Michoacan parece asf romper definitivamente con la 6ptica 51 Florescano, Origen, 1991, p. 139. proteccionista de los legisladores colo­ 52 Abad y Queipo invoca en reireradas opor­ niales y propone destruir la barrera co­ runidades la legislaci6n sabre propiedad terrare­ munal. Bien sabemos que su predica­ niente aplicada en estas regiones de Espana, to­ ci6n habra de ser seguida en las decades rnandola como modelo y referencia. Ella habrfa venideras. conducido a la revision de tftulos y prerrogarivas y a la correcci6n de abusos, a la legitimaci6n de las tierras dominicales de sefiores y comunidades 50 El positivismo del siglo XIX no se alejara y al crecimiento del mirnero de arrendatarios y mucho de esta concepci6n, al proclamar la comu­ colonos que disponen de medias de subsistencia. nicaci6n, la imiraci6n e incluso la revelacion como Representacion, 11 de diciembre de 1799 en Mora, vfas para el progreso y la "redencion" de los indios. Obras, 1963, pp. 180­181 y 208.

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rfan la incorporaci6n de nuevas tierras dividual del ciudadano para asegurarle cultivables gracias al trabajo de rotura­ los medics de su independencia y auto­ ci6n y desbrozo efectuado por los arren­ nomfa econ6micas, concepci6n inherente datarios, lo que por otro lado aumen­ al paradigma liberal de la propiedad. s4 tarfa el valor intrf nseco de las tierras Si hay un hilo conductor que liga las cedidas, con el beneficio consecuente propuestas de Abad y Queipo a las ideas de sus propietarios. agrarias y sociales del liberalismo mexi­ Gracias a esta "ley agraria", con la cano>s del siglo XIX, se podrfa afirmar que se darfa al pueblo "una equivalen­ igualmente que su filiaci6n se prolon­ cia de lo que le falta", Abad y Queipo ga hasta el siglo xx en muchos de los propone en realidad la formaci6n de proyectos de reforma agraria ensaya­ una "repiiblica" de arrendatarios y/o mi­ dos en las repiiblicas latinoamericanas. nifundistas, constituida por "ciudada­ nos" adjuntos a los latifundios, especia­ Iistas en la colonizaci6n de las tierras Reuolucion y preseruacion de la propiedad eriazas de las grandes haciendas, cuya labor temporal se traducirfa a mediano La reflexion sobre la propiedad tampo­ plazo en la arnpliacion de la frontera co esta ausente en los momentos mas agrfcola y el enriquecimiento patrimo­ impetuosos del proceso revolucionario. nial de los grandes propietarios. En esra Por el contrario, algunos de sus elemen­ nueva empresa comunal y comunitaria, ros fundamentales afloran de forma mas los indios y castas, cesarfan de ser in­ precisa. Segun el prelado de Michoa­ dios y castas puesto que serfan "libera­ can, la revolucion no solo destruye las dos" de sus ataduras colectivistas y cul­ bases sociales y jurfdicas de la sociedad turales y de su aislamiento retrograde, sino que degrada el valor de la propie­ estarfan avecindados en casas individua­ dad 56 y acrecienta la posibilidad de ex­ les (de su propiedad), y podrfan ser, junco con los espafioles pobres (fray An­ 54 La bibliograffa sobre este controverrido tonio de San Miguel tarnbien piensa asunto es relativamente abundance. Vease, entre en ellos),53 los artifices ideales de dicho otros, la discusi6n historiognifica efectuada por plan. Patault, Introduction, 1989, pp. 141­198 y 216­241. Se trata entonces, desde una 6ptica 55 Florescano, Origen, 1991, p. 139. estrictarnente propietal, de la conduc­ 56 Edicto contra la anarqufa entre desdores y cion (y la explotaci6n) temporal de tie­ acreedores , 19 de mayo de 1812 en Mora, Obras, rras ajenas, destinada a la supervivencia 1963, p. 266. Este documento, que el propio de las clases pobres y expropiadas, con obispo electo Abad y Queipo considera como "el el mantenimiento y probable expansion mas importante de cuantos he dirigido al gobier­ del latifundio, y la perfecci6n de los de­ no", ha sido tambien reproducido en Sugawara, "Expediences", 1966, pp. 661­690. En este ar­ rechos del propietario terrateniente. Es­ ticulo se insertan rarnbien las respuestas del Ca­ tamos evidentemente lejos del recono­ bildo eclesiastico de Mexico, del 25 de sepriem­ cimiento de la necesaria propiedad in­ bre de 1812, y del Cabildo del Ayuntarnienro de Mexico, del 19 de julio de 1814, opuesras ambas 53 Lemoine, "Notable", 1964, p. 53. al edicto de Abad y Queipo.

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propiaci6n y transferencia en favor de mas aun que en otras, que se proceda a los acreedores mediante la "guerra fo­ la acci6n de venta judicial o forzada rense", con dafios considerablesa la agri­ contra la voluntad de los propietarios, cultura y la causa publics. Es obliga­ por ningun tipo de deudas, aunque sf se ci6n del gobierno el decretar entonces pudiese hacer respecto a productos y una prudente moratoria de obligacio­ rentas. Entonces, segun esta proposi­ nes y vencimientos. En esos momentos ci6n, la actividad econ6micaregular pue­ es su obligaci6n el velar por el derecho de sacrificarse en aras de la preserva­ a la propiedad y su seguridad. Pero ci6n de la propiedad y los capitales acu­ conviene sefialar que si el can6nigo as­ mulados. turiano presenta una propuesta en seis Sin embargo, tanto el Cabildo ecle­ puntos "para que el gobierno acnie'', es siastico de Mexico como su Cabildo indudable que considera,al mismo tiem­ municipal se oponen a estas ideas de po, que la autoridad civil tiene que preservaci6n de los deudores y funda­ apoyarse en la presencia ineludible de mentan una defensaresuelta de los acree­ la autoridad eclesiasrica, productora dores, para la cual no sedan necesarias de vinculaciones sociales, cuyo papel es una legislaci6n ni reglas de excepci6n, vital en la estructura crediticia y eco­ sino el uso simple de las existentes, n6mica. "bastando la discreci6ndel gobierno para Prosiguiendo entonces con su refle­ contener las reclamaciones" e impedir xion en torno al "hecho revolucionario", sus probables efecros.>" Se confirman afirma que habiendose creado con la asf dos alternativas diferentes para en­ irrupci6n insurgente una situaci6n im­ frentar el sismo en las relaciones socia­ prevista y a todas luces extralegal, las les, econ6micasy jurfdicas,provocado por perdidas y dafios provocados deben de la explosion revolucionaria. Asf, apare­ ser compartidos entre el mayor mime­ cen en juego en estas alternativas la ro de ciudadanos. Asf, la sociedad en su preservaci6n de la propiedad, su man­ conjunro debe de ser movilizada para tenimiento o transferencia, pero tam­ proteger solidariamente la ,propiedad bien los "intereses" en la sociedad yen y los propietarios deudores. Estos deben su funcionamiento (facrores que ya he­ disponer del derecho de ceder y transfe­ mos visto afirmarse en la reflexion del rir sus posesiones en pago de sus deudas, prelado de Michoacan), lo mismo que si asf lo desean o si ya no quisieran la validez de la legislaci6n vigente. proseguir con su actividad previa, pero Pero sigamos con las propuestas es­ deben tarnbien disponer del "derecho pecfficasde Abad y Queipo en esros mo­ de esperas", si desearan atenerse a el, mentos de crisis revolucionaria. Dadas por su deuda en capitales, mas no asf las condiciones particulares de N ueva por los reditos.>?

El eclesiastico asturiano precisa que 58 Los miembros del Cabildo municipal evo­ se debe impedir, en estas circunstancias can incluso el imperio de los derechos de los acree­ dores y el del libre ejercicio de sus acciones judi­ 57 Edicto, 19 de mayo de 1812 en Mora, Obras, ciales. Sugawara, "Expediences", 1966, pp. 686­ 1963, pp. 267­268. 688.

172 PABLO F. LUNA BLt!CTO D~ JllECUO.AC.\~

DON M.{\NUEL ABAD _QUEIP0·1: ~~:.-~ ... ;;;.,_

QUE CONTIKNEN LOS CQNOCIMIENTOS PRELIMINARES .,,~rACJ;lALA JN;[~LIJE~~~ADE LAS CUES.TIONES ULA.TI.VA.$ Al, CREDITO PUBLICO DB L:A. RBPUBLl.qA.tl\1UIGANA.

J.

Obra de Jose Marfa Luis Mora con la reproducci6n de los principales escritos de Abad y Queipo. Fuente: Mora, Obras sueltas, 183 7. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

Espana, la Iglesia y las diversas instan­ anuales producidos. En tales circuns­ cias eclesiasticas (catedrales, conventos, tancias, el obispo de la di6cesis puede colegios, hospitales, obras pfas, etc.) se Iegftimamente reservarse el derecho ex­ sinian en el eje del funcionamiento de clusivo de acci6n ejecutiva para el co­ este dispositivo de preservaci6n del pa­ bro y la venta forzada de hipotecas, in­ trimonio de los deudores.>? Poseedora hibiendo de esta prerrogativa a todo de capitales hipotecados sabre la pro­ superinrendenre, vicario administra­ piedad, su situaci6n de intermediario dor o mayordomo de dichas instancias, financiero le ocorga naturalrnente a la La legalidad y Iegitirnidad de la insti­ Iglesia el control del proceso. tuci6n eclesiasrica y SU caracrer incolu­ A pesar de las diferencias de natu­ me le confieren la potestad de dirimir raleza entre depositos irregulares e irn­ y regular el conflicto entre los agentes posiciones a censo, prosigue el eclesias­ socioecon6micos. tico asturiano, la Iglesia puede "redu­ De este modo, siendo una y diver­ cir" todas las operaciones a una simple sa, la Iglesia puede concentrar y/o des­ relaci6n enrre censualistas y censuata­ centralizar, previa "insrruccion surna­ rios60 y que sean los jueces eclesiasti­ ria", las instancias de decision y salva­ cos quienes arbirren respecto a la cuota guardar la propiedad. Su importancia correspondienre de reditos que se deba y papel insrirucionales la autorizan a de pagar, segun el apuro y la urgencia concentrar en el campo econ6mico, y de los casos,61 Conforme a los reditos en circustancias excepcionales, tanto el veredicto coma su ejecuci6n. La preser­ vaci6n de la propiedad, en tanto que 59 Su "dulzura y benignidad" para el trata­ cimiento societal, y la protecci6n de los miento de los casos diffciles es conocida, ha sefia­ propietarios, en quienes se encarna di­ lado Abad y Queipo. Jamas exige capitales aun­ cho fundamento, son de esta manera los que los plazos esten cumplidos, o aunque las fincas objetivos centrales de la propuesta de pasen de mano en mano. Solo reclama cuando se atrasan mucho los rediros o si se dererioran las hi­ Abad y Queipo.v? Una defensa asurni­ potecas. Su presencia es sin6nimo de seguridad da por el conjunto de la institucion en las operaciones. Representacion, 24 de octubre de eclesial. 1805 en Gonzalez, Historia, 1957, pp. 378­379. 60 Lo que equivale a una disoluci6n relativa del componence temporal de las obligaciones. Pero para el Cabildo eclesiastico de Mexico esra operaci6n es arriesgada ya que puede "abrir un dilarado campo para las quiebras y acciones frau­ dulenras, con perjuicio de los acreedores hipote­ 62 Es mas, y mas importance, que la mera de­ caries", que deberfan ser avencajados por haber fensa de! diezmo abonado por los propietarios sido mas precavidos y que, en caso contrario, per­ agricultores, coma se sefiala en Sugawara, "Expe­ derfan capital y garantfa hipotecaria. Sugawara, "Ex­ diences", 1966, p. 661. El can6nigo asturiano ya pedienres", 1966, p. 681. habfa rnosrrado, en 1805 y "a nombre de los labra­ 6l Edicto, 19 de mayo de 1812 en Mora, Obras, dores y comerciantes de Michoacan", sus reticen­ 1963, p. 269. cias respecto a la renta decimal y su recaudaci6n.

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Casa de Morelos en Valladolid. Fuente: Riva Palacio, Mexico, s. a., t. 3, p. 184. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

CoNcLus10NES La reforma aparece como una alter­ nativa preventiva a la crisis explosiva. Al terrnino de este analisis es posible Si se acumula en el mediano plazo un po­ afirmar que hemos tenido la ventaja de tencial de ruptura, el corto plazo ya ha · trabajar con un personaje que reline en dado pruebas de conflicto autodestruc­ su reflexion varias caracterfsticas origi­ tor. Abad y Queipo insiste en esre as­ nales. pecto. Pero conviene resaltar que en la Manuel Abad y Queipo es un hom­ formulaci6n de su proyecro reformista bre fundamentalmente fiel a Espana y prevalecen naruralmente su condicion leal a la corona y a la Iglesia, pero es al de representante del Estado eclesiasti­ mismo tiempo, en su sinceridad reafir­ co, su vision de la sociedad como un mada, un crftico resuelto de su epoca y cuerpo organico y su predisposici6n al gobierno y de las instituciones realmen­ mantenimiento del orden (y equilib­ te existences. Aunque portador de las rio) vigente. Asf, se puede afirmar que tradiciones mentales y espirituales de en su vision del movimiento y cambio, la Iglesia cat6lica, aparecen en su inre­ sobre un fondo eminenternente conser­ ligencia las ideas nuevas del siglo XVIII, vador, es el cuerpo de la "nacion" quien las que luego de ser comprendidas y debe conducir gradualmente la reforma, asimiladas en su naturaleza y amplitud, o sea la monarqufa. han sido temperadas y adaptadas a una Sin embargo, dentro de la logica y realidad renuente a las evolucionesbrus­ precision de su liberalismo econornico y cas, lo que es caracterfstico de las lla­ comercial, sorprende el angulo societal madas luces de la peninsula iberica. desde el cual espera los beneficios pro­ Pero el can6nigo asturiano es tam­ bables y consecutivos a su implantaci6n. bien un agente y protagonista activo de Nos hemos atrevido a denominarlo "li­ la sociedad novohispana, lo que lo obliga beralismo de mercado interno", ya que a articular interpreracion doctrinal con al defender el consumo interno (e infe­ argumento polftico coyuntural. Ello le rior) novohispano de las propias produc­ da a su proposicion el valor pragrnati­ ciones del virreinato, Abad y Queipo co de la lfnea de acci6n inrnediata. parece sugerir una via o Ifnea mediana Si su estilo de intervenci6n es trans­ entre liberalismo y rnercantilismo, en parente, tarnbien lo es, en su argumen­ la que al mismo tiempo es posible abo­ racion, el encuentro o choque entre di­ gar por la afirmaci6n de la sociedad ci­ ferentes representaciones de la realidad vil, en su sentido dieciochesco, frenre observada. Como si su universo men­ al autoritarismo estatal y burocratico. tal fuese un terreno de enfrentamiento En ese contexto, la propiedad tiene (y compromise) entre verdades coexis­ dos dimensiones clararnente distingui­ tentes. En este sentido, su pensamien­ bles. Por un lado, es uno de los basamen­ to rambien es un revelador de la yux­ tos del orden social establecido y por taposici6n de epocas que caracteriza la ello conviene preservarla y darle segu­ economfa y sociedad hispanoamerica­ ridad. Por otro lado, la propiedad es nas finicoloniales. sinonirno de medios para sobrevivir; y

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Firma del obispo electo de Valladolid de Michoacan, Fuente: Riva Palacio, Mexico, s. a., t. 3, p. 130.

es en la realidad lo que "le hace falta al dad no sobrepasa determinados lfmites, pueblo" para asegurar su reproducci6n. conviene rnejor subrayar que su influen­ Como dicho pueblo esta imposibili­ cia parece claramente prolongarse y me­ tado de acceder a ella, hay que corregir tamorfosearse en el pensamienco de la situacion y abrirle, no la propiedad varias generaciones de reformadores li­ sino la "conduccion" de tierras agrfco­ berales mexicanos e hispano­americanos. las incultas, mediante el arrendamiento Librados de su "atraso" e incorpo­ o locaci6n en condiciones ventajosas. rados a la igualdad civil, superando su Es decir, facilicar el acceso al dominio condici6n y "constitucion", es decir, de­ util (o una de sus formas), en el seno de jando de existir coma tales, los indios una "republics de arrendatarios". y plebeyos pueden poseer su lugar de Pero no cabe sacrificar la primera habitaci6n, cal vez el Ultimo reducco de dimension de la propiedad en aras de sus penates, pero la tierra producciva a la segunda, es decir, que la rniseria del la que accederfan con la finalidad de pueblo no es un justificativo para des­ sobrevivir, debera mantenerse y acre­ mantelar la gran propiedad latifundis­ centarse como patrimonio de los gran­ ta. El dominio directo no puede sucumbir des propiecarios. Aquf tambien se pro­ frente a las <;xigenciasdel dominio util. duce enconces aero desdoblamiento en El propietario ciudadano concreto, la noci6n de propiedad, enrre aquella individual e independiente, aut6nomo, que permite fijar a los arrendatarios en productivamence aurosuficiente o usu­ su lugar de residencia y la propiedad fruccuario de su propiedad concreta me­ de las tierras efectivamente productivas. diance el trabajo, que reline los domi­ Como sabemos, numerosos proyec­ nios y perfecciona la propiedad, es un tos de reforma liberal y agraria de los ente ajeno a dicho esquema. Asf, si es siglos XIX y XX se han nutrido de estas posible afirmar que el liberalismo del definiciones de principio. El latifundis­ prelado asturiano en materia de propie­ mo ha sobrevivido a su aplicaci6n.

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Para Abad y Queipo la Iglesia, una credito publico de la republics mexicana" en y diversa, sigue siendo, en Nueva Es­ Jose Marfa Luis Mora, Obras sueltas, Ed. Po­ pana y a comienzos del siglo XIX, no rnia, Mexico, 1963, pp. 175­271. solo el pilar religioso e institucional de ­Alarnan, Lucas, Historia de Mexico, Ed. de la monarqufa, productora de "vincula­ Mexico, Mexico, 1942 (1849­1852), 4 vols. ciones sociales" (mas importance inclu­ ­Alvarez, Clara, "Las dos caras de Jana. so que la propia nobleza), sino tambien Propiedad y Constituci6n en el primer libe­ la pieza maestra del sisterna econorni­ ralisrno espafiol" en Salustiano de Dias et al. co. Si su naturaleza propietaria (y gran (comps.), Historia de la propiedad en Espana, propietaria) es voluntariamente sosla­ siglos xv­xx, Centro de Esrudios Registrales, yada par Abad y Queipo, como para ex­ Madrid, 1999, pp. 297­347. cluirla del grupo de promotores de la ­Brading, David, "Noticias sabre la eco­ expropiaci6n terrateniente, le reconoce, nornfa de Queretaro y su corregidor don Mi­ en cambio, su posici6n de eje del ere­ guel Dominguez, 1802­1811", Boleitn de! dito y, por tanto, de factor esencial en Archivo General de la Nacion, 2a. serie, vol. la movilizaci6n de capitales, propie­ XI, mims. 3­4, 1970, Mexico, pp. 275­318. dades e hipotecas en apoyo de la pro­ . ­Brown, Castillo Gerardo, Estudios de ducci6n. Abad y Queipo, Secrecarfa de Educaci6n Pu­ De ello se desprende tambien el pa­ blica, Mexico, 1947, 90 pp. pel arbitral y regulador propio a la Igle­ ­Farriss, Nancy, Crown and Clergy in Co­ sia (y a sus diferentes instancias), que lonial Mexico 17 5 9­1821, The Athlone Press, es unico e ineludible en la interprera­ Landres, 1968, 288 pp. ci6n del can6nigo de Michoacan, sobre ­Fisher, Lillian, "Manuel Abad y Quei­ todo en los momentos de crisis grave, po, Bishop of Michoacan", The Hispanic cuando la "otra" legalidad ha desapa­ American Historical Review, vol. xv, mim. 4, recido, arrastrada por el furor revolu­ 1935, pp. 425­447. cionario. Asf, el propuesto "gobierno ­­­,Champion of Reform: Manuel Abad justo, liberal y benefice" es inirnagi­ y Queipo, Library Publishers, Nueva York, nable sin su amparo y concurso. 1955, 314 pp. Sin embargo, a comienzos del siglo ­Flores, Romeo, "Las Representaciones XIX, tambien se perfilan y afirman a su de 1805", Historia Mexicana, mirn. 67, 1968, lado otras interpretaciones de la corre­ pp. 469­473. laci6n futura entre Estado e Iglesia y la ­Florescano, Enrique, Origen y desarrollo preservaci6n de la propiedad. de los problemas agrarios de Mexico, 15 00­1821 , Ed. Era, Mexico, 1991, 158 pp. ­Gonzalez de Cossfo, Francisco, Historia BIBLIOGRAFIA de la tenencia y explotacion de/ campo desde la epoca precortesiana hasta las leyes de/ 6 de enero ­[Abad y Queipo, Manuel], "Escritos del de 1915, Inherm, Mexico, 1957, 2 vols. obispo electo de Michoacan, don, que con­ ­Hamnett, Brian, "The Appropriation tienen los conocimientos preliminares para of Mexican Church Wealth by The Spanish la inteligencia de las cuestiones relativas al Bourbon Government ­The 'Consolidaci6n

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