Grito De Independencia De Granaditas Grito De Independencia 16 De Septiembre De 1810
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Toma de la AlhóndigaGrito de Independencia de Granaditas Grito de Independencia 16 de septiembre de 1810 INTRODUCCIÓN. Con la abdicación de Carlos IV, al trono de la corona española, a favor de los franceses, en 1808, se generó en la Nueva España un sentimiento de vacío de poder, al desaparecer la autoridad legítima del rey español. Este hecho hizo que las autoridades de la Nueva España, como el Ayuntamiento de la Ciudad de México, declararan que correspondía al pueblo la formación de un gobierno temporal y provisional, que ante la falta de monarca y de gobierno, la soberanía residía en la propia Nueva España, principalmente en los cuerpos que llevaban la voz pública, como el mismo Ayuntamiento. Sin embargo, la Audiencia de México no fue de ese parecer; ésta estaba a favor de que se declarara al Virrey como la autoridad suprema, en lo necesario, y se creara una junta permanente que contrapesara su poder. El Ayuntamiento solicitó se formara la junta con todas las autoridades, y el Virrey Iturrigaray la convocó; a esta reunión asistió el propio Virrey, la audiencia, los alcaldes de corte y fiscales, el Arzobispo, la Inquisición y el Ayuntamiento. Se discutió la necesidad de un gobierno provisional y el desconocimiento de las Juntas Peninsulares. Iturrigaray simpatizó con las ideas del Ayuntamiento, lo que derivó en la convocatoria de un Congreso Nacional. Radicalizadas las ideas y polarizadas las fuerzas, el Ayuntamiento estaba integrado en Rey Carlos IV 1 Grandes Batallas su mayoría por criollos que aspiraban que la Nueva España se gobernarse libremente, a través de un congreso que representara a la nación y designara a las autoridades que fueran necesarias. Esta propuesta alarmó a los sectores más conservadores del Ayuntamiento, principalmente a los peninsulares, quienes, por medio de la violencia, impidieron que esta propuesta se llevara a cabo. Los miembros de la Audiencia, temerosos de perder sus posiciones políticas y socio-económicas, decidieron no dejar gobernar a los americanos y dieron el primer golpe de estado, autorizando a Gabriel Yermo, rico hacendado y comerciante español, a liderar citado golpe. Se aprehendió al Virrey Iturrigaray y a algunos de los miembros del Ayuntamiento, entre los que destacaban criollos prominentes, de formación jurídica moderna y reacia, de influencia social y de sentimientos nacionalistas, como Francisco Primo de Verdad y Ramos y Juan Francisco Azcárate, Síndico y Regidor de la Ciudad de México, respectivamente. El Virrey Iturrigaray fue enviado a España acusado de traición, delito del que resultó absuelto, y de prevaricación (por haber faltado a las obligaciones que su autoridad y cargo le imponían), por el cual se le condenó a pagar una considerable multa. Azcárate fue sentenciado a prisión, consiguiendo su libertad tres años después, y a Primo de Verdad se le encontró muerto en su celda del Arzobispado de México, en octubre de 1808. los novohispanos se organizan Las ideas y los anhelos de los miembros del Ayuntamiento de México, no fueron privativos de ellos, sino que estaban difundidos por todo el virreinato, y anidaban, tanto en grupos numerosos de letrados, como de eclesiásticos. Era palpable la discriminación de criollos y mestizos en los puestos directivos, la inmovilidad social de Junta subversiva, en pro de la Autonomía. grandes núcleos y el aumento de poder de los funcionarios españoles, amantes de privilegios y de prebendas, mientras que el pueblo padecía la mala distribución de la riqueza, la escasez y el hambre, el mal trato, las duras jornadas de trabajo y el mísero jornal, el despotismo de mayordomos y capataces y la indiferencia de las autoridades ante sus males. El ámbito novohispano en el año de 1809, estaba preparado para una trasformación radical. Altos funcionarios civiles y eclesiásticos eran partidarios de la modificación de las estructuras administrativas 2 Toma de la AlhóndigaGrito de Independencia de Granaditas coloniales. El cambio se dio por la vía de las armas, mediante la revolución que desalojara del poder a los españoles, para darlo a los novohispanos y mejorara la situación social y económica de la Nueva España. En este sentido, el gran mérito del Cura Hidalgo fue haber hecho partícipe de la lucha por la Independencia, a los sectores sociales más desprotegidos, convirtiendo el movimiento emancipador en un movimiento social, no sólo político. En toda la colonia se organizaron núcleos de descontentos y centros de conspiración, ligados entre sí por una tupida trama que tendían eclesiásticos, comerciantes medianos y pequeños, militares, funcionarios y campesinos. En Valladolid (hoy Morelia) y Querétaro residían los principales grupos Francisco Primo de Verdad propuso se integrara una Junta de conjurados, ligados por diversos vínculos en Celaya, que gobernara la Nueva España. San Miguel, Dolores, etc. Para 1809, en varias ciudades se conspiraba abiertamente. Se sabe que militares criollos como el Capitán del Regimiento de Caballería de la Reina, Ignacio Allende y otros, realizaban viajes por diversas regiones, propagando sus planes, en espera del momento oportuno de actuar. La primera conspiración se dio en Valladolid, en 1809; su objeto fue lanzarse a la lucha contra las autoridades virreinales y continuarla hasta alcanzar la independencia interina del dominio español, en tanto ocuparan las tropas francesas el territorio de la metrópoli hispana. No obstante, este movimiento fracasó. Frustrada la conspiración de Valladolid, se llevaron a cabo juntas subversivas en la ciudad de Querétaro, con los mismos planes y aspiraciones que la de Valladolid. De este nuevo movimiento revolucionario, los principales implicados fueron Miguel Hidalgo y Costilla, y los Capitanes Ignacio Allende, Mariano Abasolo y Juan Aldama, así como el Corregidor de la ciudad de Querétaro, Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez. La conspiración de Querétaro también fue denunciada, y sus integrantes se vieron en la necesidad de adelantar los planes y lanzarse a la lucha en la madrugada del 16 septiembre de 1810. Josefa Ortiz logró enviar un mensaje a Juan Aldama, quien se encontraba en el pueblo de San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende), informándole que había orden de detener a todos los conjurados. Aldama partió a Dolores, en donde, reunido con Hidalgo y Allende, decidieron lanzarse a la rebelión. Sabían que contaban con 36 hombres de milicia del Capitán Mariano Abasolo, y con más de 500 milicianos comandados por Allende, así como algunos dependientes, tanto del cura como de sus compañeros y reos de la cárcel de la localidad. Dicha fuerza era el embrión del movimiento, pero era preciso convocar al pueblo y crear un amplio movimiento popular. 3 Grandes Batallas SITUACIÓN MILITAR EN LA NUEVA ESPAÑA. En la Nueva España no existía un poderoso ejército; esto fue resultado de la política militar, que la metrópoli española impuso a sus colonias americanas. La corona española, hasta 1776, año en que los ingleses atacaron Cuba, no había tenido la necesidad de instalar en sus colonias americanas un ejército fuerte, sólo existían pequeños destacamentos encargados, principalmente, de la defensa de los fuertes y de las luchas en las fronteras, con los indios bárbaros; por otra parte, no se promovió la creación de milicias cívicas, por temor a que las colonias se insurreccionaran. Los cambios en la organización militar Josefa Ortíz de Dominguez, esposa del entonces Corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez (1810). en la Nueva España, al igual que en otras colonias americanas, tuvieron que ver con la necesidad de fortalecer el sistema defensivo de la corona española. Con motivo de la Guerra de los Siete Años (1756-1763), librada entre España e Inglaterra, por primera vez se había demostrado un dominio naval inglés y su capacidad para la ocupación permanente de territorios españoles. La caída de la provincia francesa de Québec (1759- 1760), y la invasión y caída de La Habana, iniciadas el 6 de junio de 1762, mostraron una realidad estratégica que exigía reformas básicas, pues España había recibido un duro golpe a su hegemonía en el Océano Atlántico. La corona española empezó, a partir de 1769, un proceso de replanteamiento de la defensa de sus posesiones americanas. A partir de esa premisa, las colonias americanas tendrían un núcleo de regimientos y batallones regulares, de infantería y de caballería de línea. En sus territorios, el ejército de España reforzaría estas unidades coloniales, con la rotación temporal de regimientos, y con cuadros de oficiales y tropas europeas, a fin de mantener un nivel aceptable de lealtad, disciplina y organización. Estas fuerzas dirigirían regimientos, batallones y compañías de milicianos provinciales. En la Nueva España, el Capitán General de Andalucía, Teniente General Juan de Villalba y Angulo, fue nombrado Comandante General e Inspector General del Ejército, quien estableció la estructura del Ejército en la Nueva España; sin embargo, durante décadas, la institución militar no encontraría un periodo tranquilo de crecimiento y desarrollo, para establecer tradiciones y reputación militar. 4 Toma de la AlhóndigaGrito de Independencia de Granaditas Las realidades políticas y económicas o el potencial militar, impidieron el establecimiento de un ejército fuerte en la nueva España. “En vez de enviar regimientos, y cuadros de oficiales y de soldados, para animar a los novohispanos, el Ejército de Nueva España entraba en un periodo de mexicanización o acriollamiento, con pocos reemplazos de la madre patria”.1 Hoy, la historiografía señala que la Guerra de Independencia fue una guerra de “mexicanos”, diferenciados sólo por la causa que defendieron, es decir, la insurgente o la realista, puesto que la oficialidad española que luchó contra la insurgencia, en realidad fue muy reducida y sólo ocupó los altos mandos. El Virrey Juan Vicente de Guemes, Segundo Conde de Revillagigedo, promovió un proyecto militar, que daría más importancia al ejército regular, con un cuadro fuerte de europeos, y suprimía las milicias provinciales. El plan disminuyó el papel de los ayuntamientos y tenía aspectos muy racistas, que representaban la oposición del virrey a las castas y a armar a los criollos.