El Sistema “Porfirista” Porfirio Díaz —General Juarista”, Hombre De La Reforma Liberal” Entra a Gobernar Como Presidente El 2 De Mayo Del Año 1876
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LA DEFINICIÓN DEL SISTEMA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA Y SU CRISIS ACTUAL Por Jos L. RUBIO CORDÓN Nota previa Todos los indicios llevan a la conclusión de que México vive el comienzo de una etapa de notables cambios que, sin duda, van a alterar el equilibrio del sistema surgido tras la Revolución —1910-1917— y definido en las dos décadas siguientes —20 y 30—. Trato aquí de presentar un breve acercamiento —sólo tocando sus líneas maestras— al procesé que fue llevando a aquella definición y que conf iguró hasta el presente el régimen más estable de toda Iberoamérica. Añado sólo unas consideraciones muy generales sobre cómo se ha llegado a la crisis actual del sistema y sobre las tensiones que aparecen como fruto de esta crisis. El sistema “porfirista” Porfirio Díaz —general juarista”, hombre de la Reforma liberal” entra a gobernar como presidente el 2 de mayo del año 1876. Se mantiene en el poder hasta el año 1 911, ejerciéndolo directamente desde la suprema magistratura todo este tiempo, salvo el mandato de 1880 a 1884 en que aparece un presidente interpuesto: Manuel González. El largo Gobierno “porfirista” se distingue por: a) Un estancamiento político: bajo una teórica vigencia de la Constitución, se despliega con la mayor dureza uná real dictadura personal. b) Un retroceso social: las distinciones de clase —de “casta” debe decirse— se agravan. Una gran masa de campesinos son privados dé —49— sus tierras que engrosan las de los latifundistas. (En el año 1 91 0, el 97 por 100 de la tierra censada pertenece a los medianos y grandes propietarios, el 2 por 1 00 a los pequeños propietarios y el 1 por 1 00 a las comunidades.) Se mantienen sistemas equivalentes a los medievales de la “servidumbre de gleba”, a través de la “deuda” con la “tienda de raya”. —La vida media es de 28 años, la escolarización alcanza sólo al 15 por 100 de tos niños en edad escolar, sólo el 19 por 100 de la población sabe leer y escribir—. c) Un visible avance económico, -especialmente en comunicaciones ferroviarias, minería y petróleo, aunque normalmente ligado a capital extranjero —especialmente norteamericano—. En la práctica se lleva a la “unidad de mercado” de todo el territorio mexicano. (Se pasa de 617 kilómetros de ferrocarril a 20.000 kilómetros, aunque el 70 por 1 00 en manos norteamericanas). Dos tercios de la inversión total es controlada por extranjeros. Puede decirse que en este período México se constituye claramente en un “país dependiente” o “periférico”. Al aumentar en su seno la economía de mercado, disminuye lo que se produce para el consumo interno o el autoconsumo, aumentando la demanda exterior. El país se hace más rico. Y los pobres se hacen más pobres. Cuando en el año 1908 va aproximándose Porfirio Díaz a su séptima reelección —que debería producirse en el año 1910—, afirma en una entrevista a un periodista norteamericano que el pueblo mexicano se encuentra ya maduro para la democracia: “Ha llegado el momento de que el pueblo mexicano sea llamado a elegir a sus mandatarios”. La oposición, fuertemente reprimida hasta enconces, cobra esperanzas. Surgen partidos nuevos y la figura de Francisco 1, Madero, abanderado de la democratización. Sin embargo Porfirio Díaz no está dispuesto a abandonar el poder. El 26 de junio de 1910 se celebran las elecciones, y el viejo dictador vuelve a presentarse como candidato. Frente a él aparece Francisco 1, Madero, al que Díaz mantiene en la cárcel. Por supuesto, el cómputo oficial concede a Díaz un aplastante triunfo: 1 8.625 votos, frente a los 1 96 de Madero —el voto es censitario—. El proceso revolucionario Madero, puesto en libertad provisional en San Luis Potosí el 22 de julio, huye a los Estados Unidos, y desde San Antonio, Texas, lanza un “plan — 50 — revolucionario”, llamando a la lucha armada, convencido de que los métodos pacíficos no podían acabar con la dictadura de Díaz. E) ‘Plan de San Luis”, que se fecha el 5 de octubre de 1 91 0 declara ilegales las elecciones e ilégitima la presidencia de don Porfirio, anuncia que el propio Madero asume la presidencia provisional, señala —de paso— que habrá devolución de tierras a los campesinos desposeídos bajo el ‘porfiriato” y, finalmente, pide el alzamiento en armas de los mexicanos, exactamente el 20 de noviembre a las 6 de la tarde. Surgen, antes y después de esta fecha, distintos focos de rebelión, iniciándose la etapa revolucionaria. La Revolución va a tener, desde el primer momento, un desarrollo caótico, de múltiples sectores personalistas enfrentados no acogidos a una ideología común, ni a una o unas pocas organizaciones de amplio arraigo. (La ideología revolucionaria de los Flores Magón era prácticamente irrelevante como fuerza política). La protesta tiene, primariamente, un doble sentido: el político —por la democratización— y el social —por la reforma agraria—. Pero, ni la burguesía nacional —la que produce manufacturas para el mercado interior— es mínimamente sólida, ni el campesinado tiene la menor organización. No habrá, consecuentemente, una fuerza aglutinante y vertebradora. Ni habrá tampoco entendimiento entre las líneas política —simbolizada por Madero— y social-agraria —simbolizada por Emiliano Zapata—. Ello costará a México largos años de luchas fraticidas, de sangre, de destrucción de riqueza. (Entre los años 1910 y 1921 la población desciende en 1 millón de habitantes: de 15 millones a 14 millones). En un levantamiento que se crece y multiplica se llega a forzar la renuncia de Porfirio Díaz. En los convenios de Ciudad Juárez entre revolucionariQs y porfiristas (21 de mayo de 1911) se acuerda: el fin de las hostilidades, el abandono del poder por parte de Díaz y la formación de un gobierno provisional, de integración, presidido por el secretario de Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra. Así se cumple. El 25 de mayo Porfirio Díaz cede el poder y marcha al extranjero. En el mes de octubre se celebran elecciones presidenciales. Madero es elegido, sin oposición, y ocupa el poder (la apariencia de poder) el 6 de noviembre. Pero ¿de qué se trata? ¿de la sustición de una persona o del cambio de un sistema? Madero piensa que la democracia está conquistada y que paso a paso se irán cumpliendo las metas sociales de la Revolución. Sus opositores — 51 — revolucionarios, y singularmente el sector agrarista, consideran que sin unas tajantes medidas de cambio en la estructura agraria realizadas con urgencia no será posible una mínima vida democrática. Zapata, el mismo mes de noviembre, levanta contra Madero su “Plan de Ayala”. La ingenuidad de Madero —también hay quien habla de su mala fe, lo que no comparto— le lleva a perder sus apoyos revolucionarios, y a quedar así prisionero de su entorno político-económico-militar que es el del ‘porfiriato” intacto. Este entorno, que tampoco confía en él, recupera en febrero de 1 91 3 la totalidad del dominio —con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos— al apartar de la Presidencia a Madero e imponer en su lugar al general Victoriano Huerta. —El día 22, Madero y su vicepresidente Pino Suárez fueron asesinados—. El ‘porfirismo”, en apariencia, ha recuperado la totalidad del poder, sin enmascaramiénto. Pero la Revolución es ya demasiado profunda para aceptarlo, y el país se subleva. El día 26 de marzo se lanza el Plan dé Guadalupe” contra Huerta, por el que se desconoce al mismo, se constituye el Ejército Constitucionalista para combatirle y se designa al gobernador de Coahuila, Venuestiano Carranza, como jefe de este Ejército y como encargado del poder Ejecutivo. 0 La guerra civil se vuelve a encender, se extiende y alcanza cotas más altas dé dureza. Está claro ahóra qué nó se trata de acabar con el poder de una persona: que se trata de acabar con todo un sistema. Y el sistema es finalmente vencido. —Ahora, a nueva Administración norteamericana de Wilson está en contra: se llega, incluso, a la ocupación de Veracruz el 21 de abril de 1914—. Huerta firma su renuncia el 1 5 de julio. Los revolucionarios —tropas de Alvaro Obregón— entran en la capital el 1 5 de agosto. Ppco después llega Carranza. El Ejército Federal porfirista es licenciado. No hay más Fuerzas Armadas que las revolucionarias. El “porfirismo” concluye definitivamente. La selección del “definidor”: Venustiano Carranza Concluido el ‘porfiriato” y triunfante la Revolución, aparece el nuevo problema: ¿Qué modelo revolucionario se va a imponer? Dada la distribución de fuerzas en presencia, ello equivalía a decir: ¿Qué caudillo revolucionario se impondrá? Los años que siguen muestran un México más ensangrentado aún en el que luchan a muerte opciones personales. (Personales, aunque cada una de —52— ellas represente una determinada aunque no muy perfilada inclinación ideológica.) La guerra entre “constitucionalistas” de Venustiano Carranza y ‘convencio nistas” de Gutiérrez, y en realidad de Villa y Zapata se extiende por todo el país. Se producen altibajos, tomas y abandonos de la capital. Pero, finalmente, sale triunfante el partido de Carranza, especialmente por la efectividad militar de Alvaro Obregón. La División del Norte, de Villa, es prácticamente deshecha. El Ejército de Liberación del Sur, de Zapata, se confina a zonas muy limitadas de Morelos. A finales del año 1916, Carranza, dueño de la mayor parte del territorio nacional, puede convocar elecciones para una Asamblea Constituyente. Carranza se constituye, a su vez, en el gran definidor del régimen heredero de la Revolución. Menos conocido mundialmente que Madero, que Villa o que Zapata, sin embargo es el hombre más importante de la Revolución mexicana, pues va a imponer su orientación y definición posterior de la misma. La Constitución, promulgada el 5 de febrero de 1917, recoge, pues, la definición carrancista de la Revolución: una concreción democrático- nacional-burguesa, reformista en lo social, más avanzada en lo agrario, y con la carga anticlerical heredada de la Reforma del siglo XIX.