Accion-Ejecutiva.Pdf
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
ACCIÓN EJECUTIVA OBJETIVO: FIDEL CASTRO LA GUERRA SECRETA Este libro forma parte de una Serie que Ocean Press publica con el nombre de “La Guerra Secreta”. La serie tiene todos los ingredientes de las más atractivas novelas de espionaje: intriga internacional, agentes secretos, contactos clandestinos, planes de atentados, equipos sofisticados, pero no se trata de ficción, se trata de las acciones por destruir a la Revolución cubana ejecutadas por la CIA, y el coraje, entrega total, inteligencia y “picardía” con la que los jóvenes oficiales cubanos descubrieron y desarticularon una y cada una de esas acciones y planes. ACCIÓN EJECUTIVA OBJETIVO: FIDEL CASTRO Fabián Escalante Font Diseño de cubierta ::maybe Copyright © 2006 Fabián Escalante Font Copyright © 2006 Ocean Press Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, conservada en un sistema reproductor o transmitirse en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación o cualquier otro, sin previa autorización del editor. ISBN 10: 1-920888-55-1 ISBN 13: 978-1-920888-55-8 Library of Congress Control Number: 2005935840 Primera edición 2006 PUBLICADO POR OCEAN PRESS Australia: GPO Box 3279, Melbourne, Victoria 3001, Australia Fax: (61-3) 9329 5040 Tel: (61-3) 9326 4280 E-mail: [email protected] EE.UU: PO Box 1186, Old Chelsea Stn., New York, NY 10113-1186, USA Cuba: Calle 7, No. 33610, Tarará, La Habana E-mail: [email protected] DISTRIBUIDORES DE OCEAN PRESS EE.UU y Canadá: Consortium Book Sales and Distribution Tel: 1-800-283-3572 www.cbsd.com Australia y Nueva Zelanda: Palgrave Macmillan E-mail: [email protected] Gran Bretaña y Europa: Turnaround Publisher Services E-mail: [email protected] Cuba y América Latina: Ocean Press E-mail: [email protected] [email protected] www.oceanbooks.com.au ÍNDICE SOBRE EL AUTOR vii PRESENTACIÓN 1 PREÁMBULO DE UNA OBSESIÓN 5 CAPÍTULO I CON LOS TIGRES 15 CAPÍTULO II UN “TIPO DURO” EN LA HABANA 33 CAPÍTULO III LA COSA NOSTRA “CONCÉDEME UNA MUERTE” 47 CAPÍTULO IV LOS MONSTRUOS SAGRADOS 67 CAPÍTULO V ALTERNATIVAS A LA CRISIS 85 CAPÍTULO VI LIBORIO 105 CAPÍTULO VII FUERZA DE TAREA W. “UN BATIDO DE CHOCOLATE” 120 CAPÍTULO VIII MÁGNUM 3.75 137 CAPÍTULO IX UNA “OPERACIÓN AUTÓNOMA” Y VIEJOS AMIGOS 152 CAPÍTULO X AM/LASH 163 CAPÍTULO XI EL CÓNDOR EN CHILE 186 CAPÍTULO XII ¡NEW YORK, NEW YORK! 201 EPÍLOGO 215 CRONOLOGÍA DEL CRIMEN 217 NOTAS 262 GLOSARIO 273 BIBLIOGRAFÍA MÍNIMA CONSULTADA 276 SOBRE EL AUTOR FABIÁN ESCALANTE FONT nacido en La Habana, el 24 de noviembre de 1940. Realizó estudios en su ciudad natal. Ingresó, en 1954, al movimiento revolucionario en la Juventud Socialista, en la cual ocupó diferentes responsabilidades y por sus actividades fue detenido en varias ocasiones por los cuerpos represivos de la dictadura de Fulgencio Batista. El 1ro de enero de 1959, lo sorprende en una de las cárceles del tirano. Fundador de los servicios de seguridad cubano, ocupó diferentes responsabilidades, hasta alcanzar en 1976 la jefatura de ese Departamento. En 1988 fue ascendido al grado de general de división, pasando a retiro en 1996. Graduado en la Facultad de Derecho por la Universidad de la Habana, fue profesor adjunto del Departamento de Estudios Sociales. Labora en la actualidad en la corporación cubana CIMEX. Ha participado como miembro de la delegación de Cuba a las diferentes reuniones tripartitas cubano-soviético-norteamericanas, que han analizado los antecedentes, las causas, consecuencias y lecciones de la denominada Crisis de lo Misiles, de octubre de 1962, así como varios seminarios internacionales sobre las actividades terroristas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana. viii ACCIÓN EJECUTIVA Ha publicado los libros Playa Girón: la gran conjura (1992); Cuba la guerra secreta de la CIA (1993); The Secret War (1994); Operación Mangosta (2002) y más recientemente 1963: El Complot, así como diversos artículos en la prensa. Ha concedido entrevistas y dictado conferencias sobre las agresiones de Estados Unidos a Cuba. A Fidel A mis compañeros de luchas, presentes y ausentes A mis hijos Raúl y César y al pequeño Cesarito A Teresita, entrañable compañera de toda la vida y colaboradora en esta aventura. “Recientemente alguien estaba disgustado. Estaba hablando con una compañera nuestra que estaba en Estados Unidos, y protestó muy disgustado, dice: ‘Uds. han dicho que son treinta los planes de atentados. Y no fueron treinta, fueron nada más que seis planes…’ “Pero realmente no fueron treinta ni seis, ¡fueron… 300! Porque no hay que contar solo los planes que organizaba la CIA allí: compra una bomba, un fusil para matar un elefante, una pluma que dispara una puntillita y envenena, una careta que produce no sé que hongos y que cosa… ¡No!” —Fidel Castro Ruz Asamblea del Poder Popular 1993 PRESENTACIÓN El 20 de julio de 1961 fui destinado al Buró de Atentados, como se denominaba, la unidad, que dentro del Departamento de Seguridad se encargada de investigar los complots y conspiraciones contra los dirigentes revolucionarios. Fue un día memorable pues además de estrenarme como oficial operativo, tuve el placer y el honor de conocer a los que a partir de ese momento, serían mis jefes y compañeros. El primero, Mario Morales Mesa, Miguel, nuestro jefe, combatiente internacionalista en la guerra civil española, comunista e investigador por naturaleza. Hombre pequeño, delgado, con un fino bigote de los utilizados en los años cuarenta, poseía una férrea voluntad y una valentía personal a toda prueba. De él, se contaban decenas de anécdotas, algunas, de su época de combatiente internacionalista. Una de ellas, referida a la guerra española, narraba que mientras combatía en las Brigadas Internacionales, fue responsabilizado con una ametralladora liviana de fabricación soviética, denominada Maxim, probablemente en honor a su 2 ACCIÓN EJECUTIVA inventor. A Mario lo conocían por ese sobre nombre, ya que tenía una particular formar de disparar, de manera tal, que sus compañeros afirmaban, lo hacía imitando los sonidos de una rumba cubana. Más tarde, según el relato de alguno de sus camaradas, cayó preso en un campo de concentración en la Francia de Vichy,1 y allí se las agenció, para en combinación con los guardias de origen senegalés2 que los cuidaban, abrir un pequeño mercado o bodega, como se le denomina por acá, responsabilizado de abastecer de leche gratuita a los más necesitados y hacer pagar por ella, a los capos del lugar. Mario, era todo un personaje que afortunadamente vivió ochenta y tantos años. Cuando lo conocí, yo regresaba a Cuba después de cursar la escuela soviética, con mucha teoría pero pocos conocimientos de la realidad que tendría que enfrentar. Fue entonces que Mario me enseño la práctica en el combate cotidiano y la habilidad investigativa que en ninguna escuela, por buena que sea, se adquiere. Era un personaje impredecible. Recuerdo en una ocasión, cuando cansados y hambrientos fuimos a comer un bocado a un pequeño comercio, situado en las ruedas de un trailer, parqueado detrás del conocido hotel Nacional de la capital cubana, reconoció, poco después de haber solicitado nuestra orden de “perros calientes”, a uno de los dueños del lugar, antiguo oficial del ejercito de la dictadura batistiana y después de identificarse como simpatizante del “general”,3 se puso a conspirar con él, mientras me indicaba que comiera lo más apresurado que pudiera. Una vez que concluimos, el sujeto nos llevo a una esquina del trailer y nos mostró con cierto orgullo, una caja de petacas incendiarias, artefactos compuestos a base de “fósforo vivo”, entonces uno de los inventos más sofisticados de la CIA para la realización de sabotajes. Rápido como la centella y sin darme tiempo a reaccionar, Mario extrajo el revolver y los detuvo a todos, ocupándose aquellos mecanismos de muerte. Quizás por esa rapidez con que siempre actuaba utilizaba una muletilla al hablar, “me entendiste”, que machaconamente repetía cada vez que a algo se refería. PRESENTACIÓN 3 Recuerdo también a Carlos Enrique Díaz Camacho, cuyo sobrenombre era Trillo, uno de los compañeros que más profundamente me impresionó y de quien fui amigo hasta su muerte en 1964 a manos del enemigo. Era un hombre de unos treinta y tantos años, un viejo para nosotros, que recién habíamos cumplido los veinte. Un día me lo encontré en casa de Mario, donde radicaba nuestra oficina con un alijo de joyas valiosas entre sus manos, envueltas en un pañuelo de mujer. Las joyas provenían de los burgueses del patio que enajenados trataban de sacarlas del país a cualquier precio. Trillo contaba con una agente que pertenencia por derecho propio al mundillo de la burguesía habanera, quien era frecuentada por personas de su mismo medio social que sabían de sus sólidos vínculos con varias embajadas europeas, a través de las cuales podían sacar del país documentos, valiosas joyas y bienes, no siempre obtenidos legítimamente. En muchas ocasiones —siempre que así lo merecía— gracias a su desinteresada labor, aquellas riquezas regresaban al pueblo, en los momentos en que más lo necesitaba. En una ocasión, nos encontrábamos junto a Trillo en la antesala de la oficina del capitán Elíseo Reyes, San Luis,4 jefe entonces, del G-25 de la policía revolucionaria. Allí esperaban también, dos policías más, uno de ellos, conocido de Trillo. Después de intercambiar palabras con el personaje, en voz baja, le hizo creer que yo lo traía detenido y en pocos minutos lo desenmascaró como un activo conspirador dentro de las filas policíacas. Recuerdo a Trillo siempre enfundado en un traje claro, con una mirada picara en los ojos y una frase a flor de labios. “Luego te cuento”, algo que por supuesto nunca hacía. Otro de mis compañeros, José Veiga, más conocido por Morán, quien había sido agente de penetración en Estados Unidos y hablaba perfectamente el idioma ingles y además le gustaba la opera, contaba con una imaginación inagotable.