AHORA LE TOCA AL PUEBLO Zamacuco
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www.flacsoandes.edu.ec AHORA LE TOCA AL PUEBLO Zamacuco 1 ZAMACUCO Muy poco podemos decir del autor. No tenemos muchas referencias de él. Nos es desconocida su iden- tidad. Zamacuco es un seudónimo, detrás del cual descubrimos un carácter, una filosofía, una visión de su tierra y de su pueblo. Zamacuco es ecuatoriano, latinoamericano. Más que eso: latinoamericanista. Sabemos que escribió un libro de cuentos, titulado El sobretodo de los pájaros y uno sobre teatro, en el que también se incluye un cuento, titulado Las pantuflas del obispo. Estas obras fueron editadas hace algunos años, en Quito. Des- pués hubo un gran silencio. ¿Es este su primer libro político? No, ciertamente. En el fondo de todos sus relatos encontramos el tras- fondo social, la preocupación permanente del hom- bre común por la forma en la que se desarrollan los hechos colectivos. Zamacuco, 1987 ¿Quién es realmente Zamacuco? ¿Lo conoce al- Editorial La Oveja Negra Ltda, 1988 guien? ¿Puede alguna persona describirlo? No. Su Carrera 14 No 79-17. Bogotá Colombia nombre permanece en el más profundo misterio. Sin ISBN 958-06-0354-5 embargo Zamacuco vive y está con nosotros, observa, Este producto está impreso en papel PROPAL escucha, piensa y escribe: este libro es una demostra- Impreso en Colombia ción de ello. Printed in Colombia 2 DEDICATORIA Esta novela está escrita para los compañeros so- cialistas democráticos, para los militantes y afiliados al Partido Izquierda Democrática, para los indepen- dientes, de mentalidad progresista que sienten sim- patía por Rodrigo Borja Cevallos y sobre todo para el pueblo: halagado, exaltado, nombrado, invocado, pe- ro siempre mísero. 3 NOTA INTRODUCTORIA La democracia de Matthei 1 El Comandante en Jefe de la FACh y miembro de la Junta de Gobierno de Chile, al pronunciarse so- bre el «proceso de democratización» manifestó que las FF.AA. no aceptarán la destrucción de lo construido. "Queremos que el Estado se limite a ha- cer lo que debe y, en todo lo demás, nos deje tra- bajar tranquilos". "Guste o no, un pronunciamiento por la demo- cracia pasa por una clara definición frente a estos tres principios: respeto a la propiedad privada, la «economía de mercado» y un límite al poder del Estado". El mantenimiento y preservación de estos princi- pios es lo que "particularmente me preocupa, cuan- do leo las declaraciones de los dirigentes políticos que aspiran nuevamente al poder —dice Matthei—. No se necesita ser realmente un observador perspi- caz para concluir que todas las alianzas y todos los partidos están profundamente divididos en cuanto a las fórmulas o cábalas políticas que cada facción estima los llevará a «La moneda». En un punto, sin embargo, todos parecen coincidir: la necesidad de una mayor participación del Estado en la Economía del país". 1 FACh: Fuerza Aérea de Chile. 4 Esta manera de pensar de los Partidos políticos CAPÍTULO I chilenos contraría a los actuales dictadores quienes están dispuestos a retener el poder y mantener las Esta no es una "novelita rosa". Ni siquiera se puede cosas como están. decir que este libro pertenece exclusivamente a este "No toleraremos nuevamente evasivas y compo- noble género literario. Está en el amplio camino que nendas, ni toleraremos que destruyan lo que hemos existe entre la "novela", con su invisible tejido de ar- gumento, intriga, trama y desenlace, y el "documen- construido laboriosamente todos los chilenos con nuestra inteligencia y nuestras manos". to", con su riqueza de nombres, citas, cifras y con- clusiones. Esto significa, en buen romance, que no entrega- rán el poder sino a quienes garanticen la vigencia del No todos los personajes alcanzan el "final feliz". sistema "neoliberal" instaurado en el hermano país, Hay amor, pasión, odio, traición y venganza: todo por Pinochet. aquello que excita a las masas y convida a reflexionar Esta manera peculiar de concebir la "democra- a los hombres de mente aguda. cia" me recuerda la célebre frase de Ford, fabri- cante y vendedor de automóviles: Aquí hemos querido imitar a los antiguos trovado- res o juglares que contaban las cosas que vieron o es- —Ud. puede elegir cualquier color, siempre que sea negro. cucharon, sin elegir las mejores o más edificantes, en detrimento de las peores o menos agradables. Los episodios que se han producido en el Ecua- dor, durante 1987, en el período preelectoral, indu- Hablaremos de política: tema de importancia capi- cen a pensar que existen fuerzas que trabajan en el tal, según algunos, frívolo para otros y hasta "folclóri- mismo sentido con el que viene haciéndolo el go- co" y circense para los cínicos. bierno chileno, y quizá estas fuerzas están actuando con la misma vehemencia. La familia Por esa época nosotros teníamos un jeep Niva, de color blanco. Pertenecía a Sosy, mi mujer, pero lo uti- lizaba toda la familia. Hacía cinco años que lo había- mos comprado y jamás nos dio problemas. El jeep re- sultó muy útil, especialmente para Sosy. Lo usaba pa- ra realizar las compras y surtir, en forma permanen- te, al pequeño almacén que instalamos con él fin de «redondear los ingresos familiares». 5 Sosy fungía como dueña, gerente general, directora — Sabías papi que en el próximo ciclo no ten- de compras, y de ventas, contadora, auditora, porte- dré que matricularme en séptimo, sino en octavo ni- ra y conserje del almacén «La Almena»: donde se vel? vende lo mejor a los más bajos precios. — ¿Y cómo así? Vivíamos en Cumbayá, tierra brillante y hermosa, —Dijeron que yo puedo saltar el séptimo, que no lo apacible y pródiga. Desde hace quince años nos había- necesito. mos alejado de la ciudad y estábamos acostumbra- Mónica: delgadita, de ojos grandes y dulces, jugaba dos a la vida del campo. Los fines de semana nos aún con muñecas. Su rostro exteriorizaba inteligen- dedicábamos a regar las plantas, a buscar tomates, cia natural y bondad de espíritu. Si Hernando tenía babacos, maracuyás, aguacates y unas pocas man- más confianza y afinidad con su madre, Mónica zanas en los árboles. Casi todos los domingos Sosy no mostraba un acercamiento y cariño marcadamente cocinaba y salíamos juntos a comer, en alguno de los acentuado hacia mí. saloncitos parvos, que parecen estar cosidos como cuentas de colores, al filo de la carretera. Mónica estaba en sexto grado "C", en el Colegio Alemán. Debido a esto, Hernando la había puesto un Hernando, mi hijo mayor, había cumplido ya los subrenombre curioso. La llamaba: «Deutch». dieciocho años y estudiaba Economía, en la Universi- dad Católica de Quito. Carolina tenía quince y Móni- —¿Ya has llegado mi querida Deutch? ca once años. —Ven acá, Deutch! Carolina estudiaba en el Colegio de la Inmaculada, — ¡No molestes, Deutch! ubicado en la avenida González Suárez, a unas cuan- tas cuadras del Hotel Quito. Era una linda señorita, El tiempo transcurría en el campo de una manera de corazón bondadoso y tierno. Ayudaba frecuente- agradable y apacible. En la casa de estilo antiguo que mente a su madre, en la atención del almacén, sin fal- construyéramos con tanta ilusión y por la que sentí- tar, desde luego, a sus estudios regulares. No sólo amos un apego verdadero, se respiraba siempre un que estudiaba para obtener su bachillerato en «Con- aire de alegría, de amor, de seguridad. tabilidad Computarizada» sino que atendía también La casa resultaba grande, espaciosa, fresca y venti- a las clases de inglés del «British Council». Su de- lada. Mi padre y mi madre (para mi completa felici- dicación y facilidad para el idioma fue premiada con dad) vivían en la planta baja, mientras que nosotros una promoción nada usual, por parte del Instituto: ocupábamos la parte alta. 6 Cumbayá es un grácil y hermoso pueblo, donde lle- Celia, otra de las hermanas de mi mujer, casada gamos casi todos, huyendo de la ciudad y sus compli- con Hernán, un juicioso y respetable ingeniero agró- caciones. nomo, levantó su mansión en Tumbaco. Era la que más lejos estaba. La gran parentela vivía, por lo tan- El primero en establecerse fue mi suegro. «Papito to, unida, como las patriarcales familias bíblicas. La lindo», como le llamaban cariñosamente mis hijos única que había decidido quedarse en Quito, con los y el resto de sus quince nietos. Yo fui el segundo en suyos, era Madaco, la primera hija del patriarca. comprar un terreno, cerca de los rieles del tren. Más adelante, mi hermano adquiría también una pro- Los parientes de Guayaquil piedad y edificaba su residencia. Alberto, ingeniero electrónico, empleado en CEPE1, el primero de los hi- Cuando llegaban las vacaciones de la costa, desde jos varones de «Papito lindo», compró también un enero hasta marzo, la existencia cambiaba un po- lote y erigió su vivienda, al lado de la mía. co. Se volvía más animada. Hasta la sazón de las co- Lulita, la única soltera y Puca, con sus dos hijos, midas se modificaba. A todos nos agradaba este ambas hermanas de Sosy, vivían con mis suegros, cambio. Sí: a comienzos de año venía Anita, mi pri- ma, con sus dos hijas. Se hospedaban en nuestra ca- en la que llamábamos «Quinta la Magnolia», a causa sa. Se producía entonces una bella y profunda inte- del hermoso árbol, sembrado a la entrada de la casa. gración entre la sierra y la costa. Mónica empezaba Panchito, otro de los hermanos de Sosy, funciona- casi inmediatamente a utilizar la forma típica de ha- rio del Banco Nacional de Fomento, luego de casarse blar de los guayaquileños y la menor de las hijas de con una chica de Ibarra decidió arrendar un departa- mi prima imitaba inconscientemente a los serranos mento, cerca del parque de Cumbayá. Este cuñado de pura cepa.