Realidad y márgenes

poesía 1992-2012

la verde espigaa 5 b i b l i o t e c a c h i a p a s Manuel Velasco Coello gobernador del estado de chiapas Luis Arturo Guichard Juan Carlos Cal y Mayor Franco director general del coneculta-chiapas

Susana del Pilar Utrilla González coordinadora operativa técnica

Marco A. Orozco Zuarth director de publicaciones

Realidad y márgenes CH 861.44M poesía 1992-2012 G945 R288 Guichard, Luis Arturo Realidad y márgenes : Poesía 1992-2012 / Luis Arturo Guichard. — Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México : CONECULTA, 2013. 335 p. : il. ; 21 cm. (Colección Biblioteca Chiapas. Serie La verde espiga ; 5) ISBN 978-607-7855-70-5

1. POESÍA CHIAPANECA — SIGLO XX

g

© luis arturo guichard

D.R. © 2013 Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, Boulevard Ángel Albino Corzo 2151, Fracc. San Roque, 29040, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. [email protected]

ISBN: 978-607-7855-70-5 hecho en méxico

— 2013 — Presentación

Realidad y márgenes, de Luis Arturo Guichard, reúne dos dé- cadas de un trabajo poético en el que se confirma una voz ma- dura y sólida en la nueva tradición literaria de Chiapas. Guichard es un poeta formado en la más estricta academia, pero también en los territorios propios de la tradición lírica de la lengua española, derivado de lo cual este compendio nos ofrece una obra de magnífica calidad literaria para disfrute del lector. En tal virtud, el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, que me honro en dirigir, tiene el gusto de poner este trabajo al alcance del público, con el objetivo siempre presente, de que no hay mejor inversión para potenciar el desarrollo y mul- tiplicar las capacidades del ser humano, que la misma cultura. La cultura que se mueve y se hace presente en el trabajo poético de Guichard, un poeta que al uso afortunado de sus cualidades literarias, agrega una visión del mundo que nos ha querido generosamente compartir en esta antología sumaria. El Gobierno del Estado, a través del coneculta-Chiapas, saluda y reconoce este trabajo literario con la certeza de que el lector encontrará una visión estética del mundo, singular, inte- resante y accesible. Con esta obra inicia la Serie La verde espiga, dedicada a la promoción de la obra poética de nuestros creadores.

Juan Carlos Cal y Mayor Franco Director General

7 Realidad y márgenes poesía 1992-2012

g Bregué con luces negras, creyendo. Con luces rojas, creyendo aún. Con luces amarillas cuando ya descreído. Vicente Aleixandre, Diálogos del conocimiento, II.

Pero a ti te he sido fiel porque tu lugar está en todos los lugares del mundo. Rafael Argullol, El afilador de cuchillos,XXVIII .

Preguntas, ¿qué leyes rigen “éxito” y “fracaso”? Flotan los cantos de los pescadores ante la orilla inmóvil. Octavio Paz, Vuelta (sobre un texto de Wang-Wei). Nadie puede tocar la realidad

g Cosmografía Realidad y márgenes

El orden de las cosas

para celebrar la publicación de Metamorfosis de lo mismo de Gonzalo Rojas.

Todo estaba repartido desde el principio. A la jirafa, un corazón de pozo profundo. A Ulises el divino, los nudos de su balsa. A cada siglo, su propio cuchillo afilado. A cada máscara, un solo personaje. Al agua, no pasar del cuello. Al vértigo, la inmovilidad si la desea. Al llanto de Demócrito, la risa de Heráclito (o quizá sí sea al revés, nunca se sabe). A los amigos, más de lo posible. A la hija única, todas las fotografías de su madre. A los padres de todos, que nada cambie demasiado. Al día, la amenaza del infinito. A las vacas de peluche, el mito de Europa. A plana, otras cosas bellas que no existen. A la ciudad, un círculo, una línea y buena suerte. A los libros, que valgan al menos lo mismo que un minuto de realidad. Al camello, el reino de los cielos directamente.

17 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Al lugar en que se nace, una maleta con brújula. Al lugar en que se muere, otra (y juro que existen). A la mierda, tantos años de hambre. El camino hacia arriba y hacia abajo A Narciso, un estanque limpio. A los caminos laterales, que se vuelvan centrales (y a los centrales, que se vayan de fiesta). Asomado al lago he visto dos caminos. A la luz, ser monopolio de un solo sentido. Uno comienza en mi habitación y crece, A los amantes, hacer largo su viaje. se convierte en calle, árbol frondoso, A los poetas jóvenes, tres manuales de métrica. paseantes en Hyde Park, ciudad, país, A los poetas mayores, ver lo que veía Rilke. galaxia, que armónicamente se multiplican A la alegría, una manzana, un Buda y un relámpago. dejando caer a su paso, como al desgaire, Al azar, todo lo demás. lo que después llamaremos tiempo. El otro comienza en ese algo sobre nosotros, lúcido y visible cuando toma forma de Osa, Gemelos y Cochero, se empequeñece de pronto, se rinde, se convierte en galaxia, país, Charleville, mi habitación, este recuento. Se encoge como el adulto al que agobia su poder y se refugia en un caramelo. No hace falta Heráclito para saber que los dos caminos son uno y el mismo. El camino hacia arriba y hacia abajo es bastante menos que dios, pero es mucho más de lo que necesito.

18 19 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Día de la creación Animal que sí existe

El día de la creación no pudo ser creado directamente. Sí lo he visto, ese animal todo fundamento, Primero había que crear algo, cualquier cosa, que lo precediese. erguido y desafiante lo he visto, oliendo Entonces fue creada —supongamos— la trompeta de jazz. el mundo con la seguridad del que está en su coto. Que a su vez fue precedida por el músico. No tiene una forma definida, simplemente Que a su vez fue precedido por su padre y su madre se le siente cuando se pisa su territorio. jóvenes y juntos dentro de un Fiat 1930. Es ante todo un animal de fuerza y de soberbia, Que a su vez fue precedido por un camino. como corresponde al que no teme, Que a su vez fue precedido por un bosque. no sigue a nadie, no tolera a nadie, está sólo para verse Que a su vez fue precedido por lo que sea que lo precedía a sí mismo y sólo a él obedecerse. —la tierra, el eje, la galaxia o las enanas blancas—. Sí, he visto al animal platónico, elemental y vivo. Tenía los ojos de él, inquisitivos y burlones; La verdad es ésta: la creación sucede marcha atrás. de ella era al menos la nariz (notable pero bella); Así se comprende todo perfectamente. las pisadas eran fuertes de los dos y el resto se repartía conforme los iba uno conociendo. Desde que su propia fiereza los separó están buscándose de nuevo él y ella. Esa búsqueda es lo único que le queda a cada uno del animal magnífico que formaban juntos.

20 21 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Europa Perros de caza

Ascendimos un par de olas, En las puertas cerradas y en las salas de espera. recorrimos tres ciudades, En las calles que conozco pero ya no recorro. hicimos poetomancia En las fotografías que hojeo según la densidad del aire. tú con Virgilio y yo con César Vallejo. En el mástil de la bandera equis sobre la plaza ye. Hablamos de la luz y la luz En la cita a ciegas y en la llave de tu cuarto. nos recompensó ahondándonos En los cuerpos, sobre todo en los cuerpos. suavemente la pupila en que nos mirábamos. No sé si me estoy despidiendo para un largo viaje Medimos en la arena la extensión de nuestro deseo o si estoy haciendo ya el camino de regreso y la encontramos sana y suficiente. En ese momento, amor, dejaste de pesarme sobre el lomo.

22 23 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Contrarios que no se tocan Memoria

Me da igual dónde comience, pues volveré allí con el tiempo. Yo estoy del lado de la niebla. Proclo, Acerca del Parménides de Platón, I, 708. En primer lugar porque cae, que es menos pretencioso que elevarse. También porque hace magia de fiesta de niños: La fe comienza y termina allí. pone el pañuelo, oculta las cosas un momento Para demostrar personalmente a los incrédulos y las deja luego como estaban. que aún estaba viva, la madre de las Musas Hace que los campos más comunes se asomó sobre el hombro de Primo Levi se conviertan en bosques artúricos y le dijo: “Dios no puede existir si existe Auschwitz”. y que se pueda escribir en la ventana con el dedo. Ojalá pudiera no estar aquí cuando vuelva Es sencilla y no sirve para nada. a decirnos algo en persona. Se da cuenta y se marcha por sí misma.

Yo estoy del lado de la niebla pero siempre han ganado los adoradores del humo.

24 25 Mi perro de los aeropuertos Realidad y márgenes

Visto en la noche

Levantarse a tientas, recorrer la casa buscando cosas que no están aquí. Aquí el amanecer es lento como si no fuera seguro. Recuerdo que allá amanece de pronto, sin dar margen a la duda: un plumazo y ya es de día. Pero allá y aquí me pone en pie el mismo rumor del agua cayendo en la fuente de un patio interior; por la ventana entra un sol que no hiere y hay helechos en las paredes. No es particularmente amplio ni particularmente bello, diría que de hecho es un patio que no tiene nada de especial. Nunca he estado en ese patio pero lo veo idéntico muchas noches, a salvo de las cosas que sí existen. Por eso me levanto con gusto. Está protegido.

29 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Mi perro de los aeropuertos Una casa para Mr Guichard

anotación a Una casa para Mr Biswas de V. S. Naipaul. Cuando todo estaba colocado y el coche rodaba con su olor aquel de aceite amargo Corro de nuevo el cierre de mi maleta. a esa hora de la madrugada Está viejo y avanza como una mala serpiente de la que no puede resultar nada bueno. cansada, apenas capaz de retener su presa. El perro echaba a correr detrás de nosotros, Quizá la presa está cansada también la lengua, los ojos brillantes, las patas finalmente y por eso se deja atrapar tan estúpidamente. derrotadas quedaban por un rato entre el polvo Llevo demasiadas cosas. La próxima vez atrás y el mundo era grande e innecesario. serán menos. Obedeciendo a Montaigne, Era el perro de mi niñez, el que siempre me gustaría no llevarme a mí mismo. se me quedaba mirando desde la carretera. Quedarme aquí, donde estuvieron clavadas No he dejado de verlo desde entonces con alfileres mis fotografías, mis libros en los aeropuertos, los taxis, las estaciones, apilados de cualquier manera. su mirada preguntando siempre adónde voy, Quedarme en el orden de lo transitorio, abierto, para qué voy, a esa hora de la madrugada impersonal, como se está en una habitación en la que el mundo de paredes limpias en las que sólo hay sigue siendo grande e innecesario. una maleta. Nunca se está tan definitivamente instalado como entonces. Nunca veo con tanta claridad lo que soy: un hombre que tiene una maleta.

30 31 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Y un traje No necesariamente la mía

Un día metí los dedos en los guantes Primero camino por la casa y decidí que no volvería a hablar con nadie. con babuchas pintas de tigre. Comunicarme para comer y dormir, nada más Abro las puertas y me asomo, (¿cuánto pesa esto? ¿cuánto cuesta? muchas gracias) como alguna fruta y no limpio el cuchillo. Otro día metí las manos en los bolsillos Hojeo los libros pero nunca los termino. y aprendí a mirar sólo selectivamente: Luego caigo en un profundo cinismo. sin cerrar los ojos desapareció la televisión, Hago ruido para ver si te despiertas. el político y el perro que ladran a mi puerta cada noche. Vuelvo a la cama sin ganas de quedarme. Otro día me abotoné el abrigo hasta el cuello Pierdo el tiempo planeando el día siguiente. (antes me dejé crecer una barba barricada) Es inevitable después arrepentirse, y esa vez se trataba de no escuchar, como era de esperarse. pensar que pude haber hecho algún esfuerzo, Desde entonces ya no me parece ésta la gente más gritona dedicarme de veras a lo mío del planeta ni lloran a coro los niños en los aviones. y sobreponerme a mis costumbres. Ahora estoy pensando en comprarme un gorro Pero no. Pastillas y a la cama, que me cubra hasta los ojos, un gorro cabal otra mañana con los ojos entumecidos. con el que completar mi traje Si supiera decir algo solemne quizá diría de extranjero sin ganas de regreso. que las cuatro etapas de mi insomnio son como las edades de una vida, no necesariamente la mía.

32 33 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Tránsito A un dios desconocido (I)

No puedo decir cómo sucedió, Una pausa. pero de pronto, con la risa Entre la flecha y su blanco. de la chicas catalanas, Entre dos animales para devorar. la cara asustada del alemán, Entre dos pozos en una tierra yerma. el rostro tan serio de la dueña Un comienzo y la estupidez de decir que yo era poeta tras ver caer de nuevo la piedra ladera abajo, y el fuego, el café y la charla, tras despertar en un lugar desconocido. el hostal se convirtió en un hogar, Una conclusión, en un hogar muy alegre, como quien ve marcharse el último tren de vuelta, quizá porque se terminó en tres días. como quien abandona un trabajo inútil, como quien decide tomar la dirección contraria. Dicho en palabras que conozco, algo parecido a un abrazo.

34 35 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

O tal vez sí Caligrafía

Esta encina no sabe cómo es. A veces pienso (pero el orgullo Verá tal vez su sombra por las tardes me censura de inmediato) pero nunca ha visto su reflejo en el agua. que a mí lo que en verdad me gusta A menudo sueño con los cedros rodeados de agua es ver la tinta corriendo cuesta abajo, de mi niñez, inclinados como si mirasen alrededor cruzando de uno a otro cuaderno. descubriendo otros árboles en el reflejo. Ver cómo aparecen calles que sólo reconozco Creo que la encina que veo ahora es real, si las miro desde la altura de un niño en triciclo, pero en mi sueño me ronda una y otra vez sentir otra vez aquel aire en la camisa aquella frase extraña de Borges: que hace años perdió los puños y la vida, “una encina no es más real sentarme en plazas a las que no sabría volver que las formas de un sueño”. leyendo por primera vez el mismo libro. Cosas simples que no requieran literatura. A veces pienso que eso es lo que quisiera: ser un buen calígrafo que extiende las letras como mapas por los que se puede caminar con el paso alegre del que no ha extraviado su camino.

36 37 Jardín de hierro Realidad y márgenes

Nuestra piedra

La nuestra no es ya una roca rotunda y heroica. Nos ponemos de pie un día tras otro y en nuestros zapatos hay una piedrecita sencilla y directa que nos avisa de la inutilidad de intentarlo. Una piedra sin ascendencia ni aspiraciones, hecha de pequeñas evidencias cotidianas pero que sabe perfectamente que tu nombre es Nadie y que tu destino es rodar cuesta abajo con ella.

41 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Web Exorcizo te

anotación a un pasaje serio (que los tiene) de Poderes terrenales de Anthony Burguess. Pero amanezco frente a esta máquina como tantos que no pueden dormir. Dormiré ahora, En otra época, sería hora de laudes. mientras se mantienen en su número y su sitio Y luché contra el mar toda la noche, las cosas que me hacen ser yo. diría Owen, buscando también aquí En su sitio, como atraídas hacia su centro mi porción de vértigo, y nada he hallado: por una fuerza poderosa, creciendo en su número no son ninfas las niñas tristes como atraídas hacia afuera, hacia otras que no son mías. —Nabokov se habría indignado— Así aprende el agua a no pasar del cuello. que fotografían los pederastas. Encuentra el instrumento el golpe para la música. No son amazonas las mujeres de la guerra Coinciden de nuevo autor y título. que se han reunido en esa isla de Camboya La llave gira en la cerradura correcta. porque así lo diga una fotógrafa lesbiana. No entiendo la fuerza que destruye Este mar se ha vuelto tan ancho otros sitios y números pero mantiene los míos. que ya nadie espera al otro lado. Dormiré ahora porque no sé.

42 43 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

House Amigos olvidados

Comprendo que a muchos no guste esta música. Cuando el tiempo haya hecho sobre ti Los muchachos están sudorosos, el humo y la luz además lo único que sabe hacer, poner sobre los hombros son de mal gusto. Me gusta verlos desde la barandilla. de los vivos el peso de los muertos; El aluminio frío en mi mano contrasta con sus rostros cuando haya crecido y muerto el olivo secreto relucientes. La música asciende, es un tambor muy primitivo; que los hombres llevan dentro, de pronto, se vuelve idéntico al pulso, sube más y aturde. alimentado y halagado y feliz y harto del amor Los latidos electrónicos al compás de la sangre humana y de la fe y de otros sucedáneos del tiempo, me han parecido siempre entre lo mejor de este pobre siglo. entonces, ¿extrañarás tu cuerpo joven? No pude estar en Eleusis, pero debió de ser como esto. ¿Le pondrás joyas que hoy no tiene El corazón delator de Allan Poe se habría puesto tan contento… y cantos que hoy no lo emocionan? sobre todo porque al apagar la luz y limpiar las colillas ¿Lo echarás de menos entonces, todos descreen de este poder como a veces se echa de menos a esos amigos y bostezan felices como los apóstatas. que traicionaron nuestra confianza, conociéndonos tanto?

44 45 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Naranja dulce Saturno y sus hijos

anotación (juvenil) a Saturno y la melancolía de Raymond Klibansky. Como era un olor desconocido había inventado mi propia forma de explicarlo: En Charleville hay un mercado, un molino y un río ocurre que justo a esta hora que no se pierden los turistas cuando visitan —despierto ya el día pero todavía en pantuflas— el pueblo del terrible niño. exprimen cientos de madres diligentes el jugo de naranja Pero quien en verdad vive aquí y luego la cáscara y la pulpa, abandonadas por otras labores, (y en Roma, Tel Aviv o Buenos Aires) espiran generosas el olor dulce y amargo inexplicable. se llama Saturno. Esto ocurre porque las naranjas valencianas tienen justa fama, ¿Quién si no presidiría la medición de los campos, porque la mañana necesita un olor fuerte y decidido, estos mismos que se extienden amarillos y sobre todo porque yo de niño jugaba también cantando a un lado y otro del pueblo? la canción de la naranja dulce. ¿Quién vigilaría el viaje de los extranjeros Pero una de las madres diligentes se queja hoy en el autobús y la vuelta a casa del hijo perdido? de qué irritante es el olor que viene del crematorio ¿Quién el poder, el orgullo, la jactancia, y el aceite ese, dice, que no se sabe si es para ocultar olores peores. las cosas viejas, las balanzas y los cuadros de Goya? Meto las manos en los bolsillos y camino Los poetas vienen aquí porque quieren aprender por una avenida amplia y solitaria, la misma de su bocado más exquisito. que recorrí al saber que los delfines libres no juegan a la pelota, que mi caballo viejo no se había ido al monte, que no hay ángeles salvadores en La Habana, que mi primer libro no iba a leerlo nadie. Las manos en los bolsillos, con menos esperanzas cada vez de tocar el agua primera que mojó la vida.

46 47 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Jardín de hierro Levante

En el jardín de hierro del Museo Rodin Si yo fuera un dios compartiría con mis padres nos detenemos ante la Puerta del Infierno un pan que no se acaba. sólo para comprobar que los jilgueros, Bebería con mis amigos el vino de los que dicen la verdad saltando entre los cráneos y las llamas, sólo a los que saben qué hacer con ella. son felizmente inmunes al arte. No me preocuparía por el bien Si la puerta se abriera de pronto porque ése es problema de los hombres. volarían sin prisa y llegarían al Paraíso Apaciguaría mi divinidad comiendo frutos de la tierra. antes que todos los doctores en teología, Cae la noche. Vuelven barcos de placer que nada saben. y tú, cual pájaro que eres, junto con ellos. Pienso en Gil-Albert y en el temor del mar Yo preferiría hacerle antes una visita y en el temor de las constelaciones. a los habitantes del Infierno para saber Las cabrillas no están allí para arrullarnos si han logrado ser como los jilgueros. viéndolas saltar vallas de nube. Son un ejército. Están esperando a que Pan regrese (los poetas dicen, más o menos, que todo vuelve). Y eso le quita el sueño a cualquiera.

48 49 Ante la orilla inmóvil Realidad y márgenes

Libre de mí

De pronto, en mitad de esta calle y no de otra, detenerme. Es todo en lo que creo. Mi cuerpo estaría ahora diez metros adelante pero esos metros ahora son míos, ahora sí son reales. La gente pasa a toda prisa y no es real, avanza sobre metros que he sacado de sí mismos y los miro. Respiro, yo mismo más diez metros.

53 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Otro lado Bazar de antigüedades

Abrí la puerta de nuevo. Cartas, fotografías, regalos, juguetes Al otro lado estaba lo que me espera sin persona, convertidos sólo cada noche. La marioneta en tiempo puesto a secar de Quevedo a la que enseño sin humedad de vivo, sin voz a dar largos paseos ciegos. si no es gramófono y si es La foto en la que Alfonso Reyes de cualquier manera no hay persona hace saltar sobre el bastón a su perro. sólo sol y el vendedor bebiendo El reloj de Praga, las hojas desordenadas, cerveza y calculando cuánto el poema en forma de pájaro, podrá valer la botella la guía del peregrino, el retrato del Gonzalo. cuando no tenga persona. El libro vacío que bien visto es Alivio de escapar con mi ración como dos quevedos cuadrados. de humedad intacta. La foto del poeta leyendo, aferrado a sus papeles como si ellos pudieran llevarlo al otro lado, la he bautizado como “balsa de Ulises sin fondo”. Esta puerta es a veces el camino hacia arriba y hacia abajo.

54 55 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Matutino Mar rico en peces

Num dia excessivamente nítido… Alberto Caeiro, O Guardador de Rebanhos, XLVII. Ante la orilla inmóvil trabar la madera, tensar las cuerdas, Aunque ya se sabe que nunca se vuelve medir los ángulos sin plomada ni regla, qué placer los dedos sobre la misma taza, tener la Osa siempre a la izquierda, el libro que la memoria ya no necesita, abierto son las cosas sencillas que sabe Ulises. hacia la misma plaza de todas las mañanas La materia es el único camino y que todo lo nuevo pase de largo. para encontrar la salida de esta isla Resistirse otra vez al impulso a través del mar rico en peces. y ver alejarse entre la luz de un día excesivamente claro la línea que de una vez, ahora sí, contenía en once sílabas el enigma completamente descifrado.

56 57 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Juego de niños A un dios desconocido (II)

Doblando este periódico Quizá lo había visto antes. construiremos el Arca. En las palabras mariposas que mi amigo Joshi La pondremos en el río adecuado sabe sacar del sánscrito; y el agua se llevará el día de hoy en las capillas de Oxford y en las capillas de Cholula; y a nosotros dos con él en Prometeo, Hércules y los Reyes Magos; hacia la más perfecta claridad. en El libro de horas de Rilke y en los Nacimientos de Carlos Pellicer; en Plotino, en el Saturno de Goya y en los Evangelios. Lo había visto en Sintra, donde los muros y la maleza dicen algo más acerca del vértigo. Lo había visto en México, en un velatorio que tenía una máquina de coca-cola en cada esquina. Pensé que era el resultado de una subida en círculo o de no poder transformar la angustia en cosas. Ayer pasó lentamente por en medio de mi casa una fila de hormigas. Me senté a contemplarlas. Con la decisión que es forma refinada de la tristeza hacían subir su carga por paredes y cornisas. Al final de la fila venían las hormigas rojas con un bulto verde sobre ellas. Recordé que Blake juraba haber visto de niño el cortejo fúnebre de un hada.

58 59 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Camino atrás Seré materia

Nous sommes tes Grands-Parents, ...la bibliothèque était le point de réunion d’une secte pythagorienne... Les Grands! Jacques Roubaud, La bibliothèque de Warburg. Rimbaud, “Comédie de la soif”.

La biblioteca tiene cuatro plantas: Tenemos antepasados sólo si queremos. Palabra, Imagen, Acción y Fundamento. Yo no sé quién soy más allá Ordenados los libros del banquero de mis abuelos y tengo constancia como un ejército dispuesto en círculo de que tampoco lo sabría si de pronto su general es el olivo plantado en el patio. aparecieran todos aquí y dijeran en coro de ópera: Los libros saben que los persas nunca ganan. mira lo que hemos sido. Los libros saben cómo se construye la balsa de Ulises. Yo he cosido la camisa que tú usas. Los libros saben cuál es el camino hacia arriba y hacia abajo. Yo he puesto los muros de tu casa. Por eso los libros tienen un escudo. Yo he afinado tu vista y tu olfato. Por eso los libros se apiadan de sus dueños muertos. Hemos visto morir para que vivas. De pronto recuerdo a Simónides: Hemos caminado para que tú te tiendas “Soy un muerto, y un muerto es mierda, y la mierda es tierra a esperar absurdamente la lluvia. y si soy tierra, entonces no soy un muerto: soy una divinidad”. Por eso a mis antepasados Todos los dueños están muertos. sólo les debo las cosas que habitan el día de hoy. Son vanidad sus nombres en las portadas. Ayer leí que dijo un poeta a sus amigos: “Seré ese vaso de agua que estoy bebiendo. Seré materia”. No me conmueve la materia, aunque sé que a través de ella puede haber una salida,

60 61 L u i s A r t u r o G u i c h a r d

ni el agua, lo que más brilla sobre la tierra, sino este “seré”, escrito por Quevedo hace quinientos años y que no tiene peso ni medida. Todos tenemos un gallo para Asclepio, ya curados de la vida. Y el estante a mi lado es todo Metamorfosis. Antes de entrar en esta biblioteca, yo no sabía que soy pagano.

Versión aérea

g

* Las palabras de Octavio Paz en “Seré materia” provienen del capítulo final de La sabiduría sin promesa de Christopher Domínguez Michael; el resto del poema (y quizá el libro en su conjunto) se refiere a la biblioteca de Aby Warburg en Woburn Square, Londres, y en particular a Mnemosyne, el Atlas de la Memoria.

62 Realidad y márgenes

A mano alzada

La mano siempre escribía como si la pluma fuera un botín o un esclavo, castigando la tinta y el papel, sin dar respiro. Sentía respeto por los pies, sus obreros en lucha, sus porteadores fieles. Pero llegó el día de claudicar: el pasado también claudica, se cansa, se dedica a otra cosa, ¿por qué no la mano? Y la mano se alzó sólo porque la altura le pareció más hospitalaria, como los pisos superiores de los hoteles, y porque al fin y al cabo —se decía— tras todos estos años de vivir a ras de suelo tenía derecho a un poco de aire,

65 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

pájaros, flores en la ventana, buenos días de sol, esas cosas. Descubrió los trazos finos País sin trenes y las distancias cortas, los bocetos y los pasteles, se puso a leer Nací en un país sin trenes. a Juan Ramón Jiménez. Para mí eso de las ruedas Sigue así la mano, calentando los rieles, pero los pies, el vapor enjundioso que han sufrido mucho mundo, a través de las montañas, se han vuelto silbatos y gorro azul a la salida, más desconfiados y taciturnos. no era más que exotismo Saben que la mano bajará de los libros europeos. a atar unos cordones, Quizá por eso no aprendí nunca a recoger su pluma a medir las curvas y la tierra: si un día se le resbala, todas mis distancias son y ellos estarán esperándola rectas distancias de aire. para mostrarle En mi país apenas hay peatones el verdadero significado (todo se resuelve con motores y sirenas) de apretarse todos los días así que siempre tuve desconfianza contra la superficie, de quienes quieren lucir el difícil oficio horizontal pies bien plantados en la tierra. del que no conoce alturas. Después me hice aficionado a los caballos que, como todo el mundo sabe, son la forma intermedia del aire, sin alas pero con los pies lejos del suelo. Al final vine a descubrir los aeroplanos,

66 67 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

lo más cercano a una patria para quienes nunca pudimos apreciar la tierra. Mascota mineral Gracias a ellos aprendí a mirar los trenes, las sirenas, los caballos con el mismo asombro Esto sí que sería de agradecer, con el que un mono que al levantarnos por la mañana mira los aeroplanos. e ir a ponernos los zapatos Ahora viajo en tren lo más posible hubiera dentro una piedra rotunda, para intentar recuperar todas las tierras lista para avisarnos de una vez que he perdido en patrias de aire. de la inutilidad de intentarlo. Sería una buena forma de empezar el día, También nací en un país sin barcos, no sólo porque ya claudicados los planes pero esa es otra historia. no nos quedaría más remedio que vivir de verdad, sino porque la piedra, con el trato cotidiano, se convertiría en una buena compañera. Si su prestigio cultural es escaso, ese es problema de la cultura, que inventó la piedra de Polifemo, lapidó a innumerables héroes bíblicos y mató a montones en las minas. Aunque la piedra también ha tenido sus palinodias, como el Canto a un dios mineral y la Algarabía inorgánica. La piedra en el zapato, tal como la veo yo ahora,

68 69 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

sería una buena mascota: la mascota mineral, sin duda superior a la electrónica Un libro italiano y más apta para la filosofía, que es lo único que puede hacerse si los zapatos están inutilizados. Podría escribir un libro italiano. La piedra estaría ahí desde la mañana, Pondría en él ese jardín de Rávena sin tener que esperar a que el jefe, donde me senté a descansar los vecinos, el tráfico o los gobiernos por primera vez en treinta años; contribuyan a crearla a lo largo del día. la esquina de Venecia En otras palabras, que se llama Calle de la vida se trata de una piedra cabal, de confianza, que desemboca en un canal que no requiere la evidencia y no tiene nada que ver de pequeños fracasos acumulados —suene como suene— para rodar cuesta abajo con nosotros. ni con las calles ni con la vida; el hotel de Roma en el que estoy seguro de haber visto a Alejandro Rossi de nuevo niño. Tendría que hablar también de los tiempos, no sólo de lugares. Mencionar la tumba de Keats y las bicicletas de Alberti, las callejuelas de Propercio y la jaula de Pound, mostrar, qué sé yo,

70 71 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

un ángulo ignorado, un descubrimiento personalísimo, aprovechar mi ventaja clasicista. El engranaje Pero sucede que en Italia nunca he sido nada más que un turista feliz, Todos los edificios tienen un engranaje. con la cara entontecida de asombro, Antes de dormir hay que limpiarlo que come helados con aceite suave de colores, e incluso toma fotografías. retirar algunas imágenes Un turista que no ha pensado, y sonidos atrofiados, no ha escrito, no ha pretendido cambiarlos por otros recién sacados ninguna razón oculta para la alegría. de los Sueños de Kurosawa. El engranaje marcha siempre Y los turistas felices un poco peor que antes, no escriben libros. pero el uso lo va moldeando como a un par de buenas pantuflas. No se muestra antes de cumplir los treinta, cuando comprueba que eres capaz de cuidar su maquinaria con cierta atención y sin alardes. Cuando toma confianza comienza a depender de ti, te hace confesiones cada vez mayores. Te muestra sus grietas, sus pequeñas repúblicas afiladas

72 73 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

y a veces, en un relámpago, incluso te da un atisbo del derrumbe. Los edificios públicos, La silla del poeta sobre todo los palacios y las cárceles, a fuerza de fricción tienen un engranaje La silla del poeta está ocupada más sólido y egoísta, en casi todas partes. al que ya no le gustan Su dueño se revuelve los aceites ni las películas. inquieto sobre ella A la primera oportunidad ante mi pésima costumbre te darán la espalda de mostrar credenciales y te dejarán solo, de irremediable extranjería. de frente a tu propio engranaje. La silla del poeta está siempre a la luz, para que todos la vean, armada con un micrófono para que el poeta confiese lo cohibido que se siente de hablar a diario en público. Cuando nadie lo ve, el poeta se pone de pie en su silla y salta para alcanzar el cielo, disfrutando el vértigo y la firmeza de las cuatro patas, mientras recita algo clásico, del tipo “¡Pararrayos de dios, poetas!”. Tras tantos sitios y tantas sillas, tuve que aprender a contentarme

74 75 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

con la escalera del poeta, esa que no le interesa a nadie, que no tiene micrófono Ruido y está siempre apoyada contra una pared blanca. Con la cara hacia la pared escribo, No me molesta el ruido de la calle. dudando siempre entre la altura, Entiendo que no está hecha que apenas sirve para tentarte para el silencio. Los pasos, con algún salto hacia el cielo, los pregones, los motores y las dos patas de la escalera son animales de la calle, viven inseguras en la tierra. con ella en simbiosis alegre. Últimamente me ronda La ciudad saca a pasear sus mascotas la idea más humilde sonoras como quien saca al perro. de intentar hacerme Pero a veces, en un descuido, con la ventana del poeta el violinista deja abierta una ventana y dejar que la silla y la escalera y se le cae la música, se vayan de una vez música noble que no tiene a ese fuego que brilla, experiencia de banquetas. muy distante, en los atardeceres. En la calle es como un animal silvestre, de esos que no saben comer en basureros, perdido de su clan, vagando entre enemigos. La música es aire de interiores, privilegio de las salas de concierto, lujo de unos pocos dedos; si nos hemos acostumbrado a su presencia diaria,

76 77 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

es sólo por los discos y la radio. La calle la expone a un aire que no es el suyo, la doblega, La mano de Borges la vuelve ruido blanco. Una vez que se queda atrapada en el bullicio, extranjera y sin oído, La mano de Borges posada no puede volver a su instrumento. sobre una inscripción japonesa. Su caída lleva todo el peso Proviene de un libro, Atlas, de un prodigio, otro más, desperdiciado. en el que se alternan fotografías y textos. Un bello libro de despedida y de recuperación, escrito dos años antes de su muerte. Mapa de sus sitios favoritos, de Epidauro a Ginebra, y de sus tiempos, que para él eran lo mismo, de las sagas escandinavas a las guerras civiles argentinas, un viaje dentro y fuera de Borges, ese país en el que hemos crecido todos. Dice en el prólogo (nadie ha escrito prólogos como los suyos): “No consta de una serie de textos ilustrados por fotografías o de una serie de fotografías explicadas por un epígrafe. Cada título abarca una unidad”.

78 79 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

En mi libreta, con suerte, ocurra lo primero; más que al de recordar. a lo segundo ya no aspiro. En este libro, el buen texto Hace tiempo que la unidad es el más fiel a la fotografía del otro lado está fuera de mi alcance de la página, el que nos hace volver a ella. en casi todas sus formas, Borges jugando al gato y al ratón y en ésta, seguro. Las palabras entre una página y la otra. no explican imágenes ni les dan sentido. ¿Acaso hizo otra cosa en su vida? En esto tenía razón Caeiro: “Las cosas no tienen sentido, tienen existencia. Las cosas son el único sentido oculto de las cosas”. Ni siquiera siendo Borges se les saca más sentido. Siendo Caeiro tampoco se les da más existencia. De por medio está el acto de mirar, que es lo que confiere al librito esa trabajada tristeza. A estas alturas, sabemos bien, Borges no miraba. Como decía él mismo, sólo recordaba. En esta foto, la última del libro, al mirar se añade el tocar; unos caracteres, además, que no se entienden. Borges se despide de todo y vuelve a todo sin describir nada, cosa que pertenece al acto de mirar

80 81 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

la biblioteca perfecta, la que cada uno podía llenar Libros blancos con la materia de sus alucinaciones, la única biblioteca que no envejece.

Los libros blancos envejecen mal, se ensucian sólo con tocarlos. En Las mil y una noches hay un cuento sobre una biblioteca impoluta de libros blancos, tan blancos que no tenían siquiera título en el lomo, el sueño de uno de tantos sultanes enloquecidos. Todos los sultanes de esos cuentos buscaban la inmortalidad en formas estrambóticas, pero ninguno fue tan lejos. Los libros eran todos iguales, no se abrían, no se movían, se acumulaban sin orden, nadie sabía lo que ocultaban. Con el tiempo se corrió el rumor de que los libros estaban en blanco también por dentro y de que el sultán había logrado

82 83 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

dar a cada uno lo que es suyo y, si hace falta, saltarse la frontera Simetría que los separa y hacer del cuarto un bosque. Se hace entonces más grande el aire del estudio y hay que recorrerlo En un espacio no mayor que éste con la urgencia y la atención del extraviado, escribo, busco el momento medirlo como si de ello dependiera en el que el aire muestra encontrar la única salida. la medida exacta de las cosas. No saber si se está perdido El cuarto permite sólo unos pasos en el bosque más oscuro que repito en una dirección y en otra o sentado, escribiendo en esta mesa, como quien busca confirmar buscar por encima el aire que no sabe el tamaño de su cuerpo. de cuartos y extravíos, Visto fríamente, en mi cuarto quizá ése sea el secreto. no hay más que un poco de madera (mesa, libros, suelo y lápices) y un poco de aire. Medir el aire quizá sea el secreto, hacer que se acomode a los recuerdos o que en un descuido nos asome un retazo de la vida que vendrá. El cuarto guarda una cierta simetría con las calles y, más allá de la ciudad, se iguala sobre todo con los árboles, madera viva rodeada de aire vivo. Ir del cuarto al bosque quizá sea el secreto,

84 85 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

los mitos griegos y la Venus del espejo. Pero el punto fuerte de las ventanas Ventanas sin duda son las matemáticas. Asomado a la ventana, el viajero calcula cuántas vidas se ha perdido Las ventanas tienen un manual, por estar viviendo justo ésta, pero no de arquitectura. fiel al límite vertical de los cristales. Las formas de las casas, los surcos del cableado que las cruzan como arrugas más o menos merecidas, la ropa plantada como bandera de repúblicas que desaparecen cuando se pone el sol. Con ellas se podría enseñar historia a los incrédulos y anatomía a los que no podemos ver la sangre. Las ventanas tensas al fondo de los balcones son también atletas listos para saltar al silbatazo. Con ellas hacemos deporte los que nacimos para estar inmóviles. También está la vida de las plantas y las moscas que contemplan arrobadas su reflejo. Con ellas podríamos explicar

86 87 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

no había cambiado, nadie se acordaba. Desde su experiencia la camisa La camisa se ha vuelto un tanto nihilista y a menudo se pregunta si no conocía ya la vida Para conocer de verdad la vida, sin necesidad de verse las costuras. la camisa se puso del revés, salió a la calle con etiquetas y costuras al aire, como un molusco que por única vez visita la tierra. Al verla pasar unos dijeron “es Diógenes buscando al hombre”, otros, “es Heráclito camino del estiércol”, el más piadoso incluso citó aquello de “el que esté libre de remiendos…”, pero la mayoría pensó que aquello era nada más una camisa puesta del revés y siguió su camino. Los niños la miraban sin que pudiera saber realmente qué estaban pensando. La camisa entró al baño en un café y se dio la vuelta. Afuera exprimían el jugo como cada mañana y los periódicos tenían en la portada la matanza que tocara. Al ponerse ella del revés la vida

88 89 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

para al fin lograr un único, breve salto, y a un melancólico le parecen inútiles Retrato aéreo el salto, el perro y el hombre que los observa. Necesitamos, pues, un señor bonachón y sobre todo con mucho tiempo libre. Foto en blanco y negro de un hombre El señor, por lo tanto, es relativamente rico que hace saltar sobre el bastón a un perro. (lo cual resuelve la duda sobre la dieta del perro). Suponemos que es su perro Parece joven, más bien en la franja del “joven aún”, y quizá le restamos mérito, si es que esa sombra es un bigote oscuro. porque es más difícil hacer saltar Pero lleva un bastón. Quizá tiene alguna dolencia a un perro callejero, o todavía ve en él un signo de estatus a ese con el que no se tiene la complicidad o quizá lo lleva sólo para jugar con el perro, del alimento y los muebles rasguñados. que es, entonces, definitivamente suyo. En esos días seguramente no existía el alimento, ¿Y la cámara que toma la foto? la cosa enlatada, sino sobras y huesos Tomar el bastón al salir de casa aun para los más finos canes. y armarse a la vez de cámara (y fotógrafo) En esa época probablemente no había indica no sólo buen carácter: tampoco mucha comida ni muchas sobras. a este señor le gusta que lo veamos Podemos suponer que el señor está parado ejercitando su paciencia y logrando sobre Europa en los años treinta o cuarenta un elegante resultado, ese momento del siglo del cuchillo afilado en que al chasquido de los dedos o quizá está en América, el animal accede a mostrar su fuerza posible, el sombrero no ayuda a definirlo su gracia elevada sobre el suelo (y en todo caso, eso atañe a la dieta del perro). y la sombra que tan bien se alía Volviendo al señor, salta a la vista con la sombra de su dueño. que es paciente y que tiene sentido del humor: Todo eso puede ser o no. un colérico no acepta las innumerables pruebas El pie de foto sólo dice

90 91 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

que este señor es Alfonso Reyes, escribió más de cien libros, nació hace doce décadas y murió hace cinco. Mecánica vegetal No dice cómo se llamaba el perro.

El árbol debe de tener un teorema con el que calcula cómo bombear la savia arriba en verano, abajo en invierno. Uno se imagina al árbol preparándose para iniciar la migración, la urgencia del repliegue hacia las raíces, el alivio de la vuelta a las alturas. Todo el mundo piensa que los árboles no tienen prisa, que son la materia inmóvil personificada, pero la verdad es que crecen, como los niños recién nacidos, a fuerza de viajes internos cada vez más largos. El árbol se mueve más que nadie pero no pierde el tiempo cambiando de lugar, tiene entre sus anillos todos los caminos del mundo. Por eso es que el peor destino para un árbol es que lo conviertan en barco

92 93 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

y lo lancen a puertos que no necesita y el mejor que lo usen para un columpio, que es como él, todo el movimiento Calzada de los misterios fijo en el mismo punto. El árbol debe de tener un teorema que realmente demuestra Qué misterio es una calle, la inmortalidad del alma. esa línea no muy recta que comienza en una calle y termina en otra calle, pero nunca es igual a la anterior. Qué difícil definirla en su humilde uso, tan difícil como definir una gota de agua cuyo uso es perderse entre las otras. Las calles pueden perderse en los planos y encontrarse a fuerza de suerte y homonimia, pero rara vez se ganan, pocos dicen “hoy atrapé una calle nueva, mírala”. Sólo coleccionan calles los muy desesperados, los completamente silenciosos, los curtidos en la pérdida de puentes y bahías.

94 95 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Guardan sus calles como una oración, como un santo y seña Capitales con el que ser recibidos en la holgura maternal de las calzadas. Las ciudades cerradas los domingos me trastornan. Tal vez pueda reducirse a que soy un extranjero consumista, retoño del capitalismo más salvaje. Quizá soy un poeta de provincia que se acostumbró a vivir en ciudades demasiado grandes para su destino o que tanto leer a Calímaco y Horacio acabó por ponerme del lado de la grey. Estos viejos que pasean los domingos frente a las vitrinas cerradas, oyendo el fútbol en la radio, son mi idea más pulida de tristeza. Necesito tiendas abiertas en las que el capital circule como en las grandes capitales, perderme entre la masa que mira la ropa y los sombreros de las tiendas pero no me mira a mí. Necesito la luz de los fanales y el zumbido de los trenes más allá de media noche.

96 97 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Necesito el préstamo y la usura para no terminar en una jaula clamando contra ellos, Poética de aire porque yo también he de intentar escribir el paraíso y eso no se puede hacer en silencio. Literal y con una sola cosa que ya no tiene remedio.

“De aire. Perteneciente o relativo. Sutil, vaporoso, ligero. Inmaterial, fantástico, sin fundamento. Ser vivo que vive en contacto directo con el aire”.

“Traducción. Acción y efecto de traducir. Modo que tiene cada uno de referir un mismo suceso. Cada una de las formas que adopta una historia, el texto de una obra o la interpretación de un tema”.

“Operación para cambiar la postura del feto que se presenta mal para el parto”.

98 99 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

entendimos que nadie se baña dos veces en el mismo river una vez cruza la frontera. La frontera ¿Qué más se puede hacer cuando tienes veinte y las cosas salen así de bien? A menudo pienso si hoy es el día Recién estrenado el pasaporte en que por fin conoceré al mejor poeta de Belice queríamos cruzar la frontera a toda costa. y si podré agradecerle lo suficiente Imposible pensar en Guatemala que exista su frontera. aunque todos fuéramos devotos de Cardoza. Conseguimos un coche y nos fuimos cantando canciones de Springsteen a buscar al mejor poeta de Belice —tenía que haber poetas en Belice— y a escuchar el trópico en inglés. Paramos en una gasolinería y preguntamos dónde estaban los poetas, todos se rieron de nosotros pero nos invitaron las cervezas, terminamos con el pasaporte boca abajo, cantando Dancing in the dark. Estábamos tan lejos de nosotros por primera vez, asomados a una vida que podría ser la nuestra. Vimos los mismos árboles con nombres estrambóticos, las pirámides cambiadas en ziggurats,

100 101 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

de Hanuman aporreando la máquina en la Tierra roja de Chandra. Objetos a la intemperie Me reconfortó pensar que el camino de Yalta también pasaba por esa librería Un mono de verdad del Spui de Amsterdam sentado sobre una roca, y que mi costumbre pero con corona. de acumular en mi casa objetos El grado cero de la mitología, salvados de las bodegas como supongo que lo imaginan o la intemperie muchos hindúes. quizá me reportara al menos Tiene un aspecto de mono de feria este consuelo: que lo acerca al creyente más humilde. ver monos de verdad Quizá si a mí me hubieran dicho de pequeño sentados sobre una roca, que dios era un monito de feria, pero con corona. hubiera creído en él; a lo mejor, de todas maneras, no. Ya sé que hay representaciones más complejas del dios mono, pero a mí me ha gustado siempre ésta. Lo vi en un libro que acumulaba polvo en una librería de viejo holandesa. El libro trae también la foto del mendigo que aparece en El mono gramático. Sí, compré el libro por nostalgia de la primera vez que leí el Mono y también porque se acerca a la imagen

102 103 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

y esa manía convexa de quedarse donde estaban. El espejo Un cristal que puede ser también espejo es la mejor respuesta El único objeto salvado cuando uno cede y se pregunta a todas mis mudanzas si de verdad ha pasado el tiempo. son estos lentes. Quizá es sólo porque están tan cerca de mi rostro y se escapan por eso a la tentación del cambio. ¿A quién se le ocurriría dejar atrás un brazo o una pierna cuando se va de un país a otro? Quizá llevar los mismos lentes me garantiza cierta linealidad que tanto echo de menos, algo que no se puede pedir al pobre cuerpo. Los lentes son entonces el punto desde el que veo no lo que tengo enfrente, sino lo que he dejado atrás, tienen esa cualidad cóncava de estar aquí

104 105 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

del que se cuela a una fiesta. No tiene la nobleza Tacto de la cerámica barata ni del duplicado bien hecho: su sordidez se ve de lejos. La madera falsa que hay en la casa La madera falsa que hay en la casa me tiene preocupado. me tiene preocupado. No es que quiera volver No se puede vivir en paz —ya sé que no se vuelve— con quien está viviendo a tiempos auténticos la vida de otro. —ya sé que no existieron— pero me inquieta no poner la mano en una superficie que declare un origen cierto. Tocar la madera falsa es como perder el hilo de una conversación, como olvidar el nombre de un amigo lejano. Es un blanco entre dos orillas, un paréntesis, el lapso que estamos fuera sin saberlo, ese relámpago en el que ocurren cosas que después ya no tendrán remedio. La madera falsa suplanta sin gloria, con la tristeza

106 107 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

cruza de avión y pez que la sobrevuela. La luna aparece en casi todos La luna de estío los haikús: “Cristalina cascada / luces en las olas sin mancha / la luna de estío”. Luego está eso que supongo es un kanji No sé cómo vino a dar la tarjeta que se parece a una casa, pero que tal vez a casa desde ese restaurante japonés es sólo una casa estilizada que ya no existe. para que parezca kanji. Su dueño habrá hecho de nuevo las maletas, Una cabaña junto al mar o un lago, cansado de que nadie le diera con su respectivo sabio dentro, los buenos días en su lengua también es parte de nuestro ideario japonés o de que le preguntaran una y otra vez (y el dueño del restaurante lo sabía). los ingredientes de los platos. Quizá al momento de diseñar la tarjeta O tal vez sufriera un ataque tenía al lado a un adolescente mestizo de nostalgia inversa y no soportara (eso explicaría que el japonés esté aquí seguir sirviendo platos fuera de lugar haciendo su tarjeta) y éste le haya dicho: —como él mismo— y se dedicara “Mira, vamos a poner una cabaña a cosas propias de este lugar. que parezca kanji, una luna de estío Quizá llegó porque es bonita y no se entiende, y un reflejo azul, entre mar y lago; las dos razones mejores para contemplar algo. al final algo aéreo, pero cercano al agua, Quizá la traje yo en aquellos días un avión que parezca parte del kanji-casa. en que leía Recordando el pasado Y colores de los que dicen los publicistas en el acantilado rojo que animan el hambre”. con un entusiasmo que no llegaba El japonés habrá suspirado, a intentar aprender japonés. preguntándose qué lugar sería ése. Mis ojos carentes de kanji ven en la tarjeta una luna, un mar, una casa y un aparato

108 109 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

ese día estará perdido, vagaremos por él sin aliento. Oficio de aire Allí está nuestro propio aire para que lo injertemos con cuidado jardinero Qué oficio el despertar. en el aire del cuarto. Hay que mirar bien el cuarto, Una operación que nos exige descubrir la orientación de la cama oficio y mano izquierda, para ver en qué país estamos. porque convencer al aire Luego hay que asomarse de que siga en su lugar a la densidad del aire. es tan complicado Hay países con aire fino como hablar con las plantas. que de inmediato te reconocen, Cuando el aire ajeno se siente aire acostumbrado a la pintura, cómodo en los pulmones debe ser, como el de Holanda. y saluda al horizonte con bostezos Hay países con aire atónito entonces ya podemos caminar, y países con aire descreído, aunque elegir el rumbo sea otro oficio. aire ya ocupado por los pájaros y amplio aire disponible. La densidad es importante porque para despertarse hay que tirar con toda la fuerza que se pueda de ese saco que dejamos al lado de la cama. Si no lo alcanzamos rápido, si lo abrimos en falso,

110 111 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

en que todas las cosas que no vuelan tienen su versión aérea. Relevo natural Cuando los pájaros se callen entonces saldré yo y miraré la noche, Llegan los pájaros la versión aérea de todo cuando se van los vagabundos. lo que está escrito en la tierra. Agradezco a diario el tácito acuerdo de estas dos especies, primos tal vez que se han alejado hace tiempo. Los pájaros ocupan con la misma naturalidad que los vagabundos el jardín y se preparan para dormir peleándose de vez en cuando la mejor cornisa. Los hombres agarran su guitarra y lo poco que les queda en la botella, su carraspeo y sus perros —siempre tienen—, se van cuando se ven superados por la algarabía alada. Ni a unos ni a otros les importa que yo esté aquí arriba pensando

112 113 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Si se nos preguntara qué ha sucedido en estos años, Lección de viento para qué ha servido subir esta escalera a diario, tal vez no sabríamos responder. Recogimos los libros, Podríamos decir tal vez ordenamos un poco los papeles, que nos ha rozado atamos las cajas con el detenimiento una ráfaga de viento con el que se envuelve un regalo. nada más, Tratamos de dejarlo todo pero tampoco nada menos. tan limpio como debería encontrarlo el diluvio. Miramos por la ventana el tiempo justo para recordarlo pero no tanto como para querer quedarnos. Afuera parecía estar el mismo día de la llegada, poniendo el mismo periódico a la puerta. Algunas calles habían cambiado de nombre en este tiempo pero el aire soplaba idéntico. Este viaje tenía que llegar un día raso, sin más, sin nada que lo distinguiera. Los viajes sin regreso también ocurren en días de a pie.

114 115 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Pero esta mano que ha leído a Mircea Eliade La otra mano y a todos sus discípulos mira los mitos de reojo y prefiere jugar a las cartas La otra mano insiste apostando todo lo ganado en que los libros no se escriben. por la otra mano De nada vale sentarse en años de durísimo trabajo. disciplinadamente como los músicos a sacar de las emociones un orden y una armonía. De nada vale poner a la luz el paso de la luz, dice la otra mano: es el zapapico lo que cuenta, el cincel cuando menos, alimentar el fuego en las bodegas, descender lo más posible, quedarse en el viaje, poner la música tan fuerte que revienten los oídos. Los poemas se abrirán paso, dice la otra mano, con toda la contundencia de los mitos.

116 117 Los sonidos verdaderos

g Un espacio no mayor que el círculo que por la tarde en el cielo traza el halcón. Un muro cortado ásperamente, gangrenado por el moho rojizo. Un golpe de campana que sobre el agua resplandeciente trae el humo de los olivos. Fuego alimentado con trigo y hojas húmedas, atravesado por voces que no conoces. Peter Huchel, Bajo la Constelación de Hércules. Serpiente de lluvia y luna Realidad y márgenes

I

Decir la lluvia cuando la lluvia se resquebraja contra los acantilados y ya no es la misma. Ver la lluvia cuando la lluvia pone su espejo entre los ojos y las manos y las manos o los ojos son lluvia sobre un espejo. Cantar la lluvia seguros de que nadie escuchará lluvia bajo otra y otra lluvia entre los farallones hasta la más profunda sima. Fermentar y en el fermento se escucha la lluvia creciendo fermento y luego nada. Otra vez luna.

125 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

II III

Cuando duermo los omnipotentes Por más que me agito y susurro, salen de la sombra que han creado que busco el acento correcto, y cortan mi párpado derecho. el justo metro, no puedo salir. Otean, se esfuerzan, se llevan Me retienen aquí cuatro paredes el odio, el disfraz, el vacío y unas piernas en triángulo. que el día pudo dejarme. Afuera pasan el aquí y el ahora. Cuando duermo los omnipotentes Golpean con pie trémulo la puerta salen de la luz que han creado y más me concentro entonces y cortan mi párpado izquierdo. en el ritmo de la letra y tu cadera. Otean, se esfuerzan, se llevan Busco de nuevo un ritmo la silueta de mujer, la música que me sostenga en el aquí y el ahora. que el día pudo dejarme. Algo mejor que un cedazo de mundo Cuando amanece los omnipotentes ahogado en llamas. se marchan, porque ellos todo lo pueden excepto impedir que despierte y salga a llenar mis ojos de la basura y de la belleza que el día pueda dejarme.

126 127 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

IV V

Tú existes porque yo echo a vuelo Y yo también he visto campanas de la tarde. en el informe caudal de los objetos Tú existes porque yo busco horizonte aquello que los hombres han creído ver: y nos sentamos en los jardines. un reloj que marcha por el herrumbre Tú existes porque juntas las manos de un tiempo nuevo para él, y esperas las estrellas. el tiempo sordo de haberse detenido. Tú existes porque te multiplico Alguna muñeca que se cambia sola pensándote a cada hora. la ropita y la orina si es nueva. Tu sombra y a veces tú El sur instalado perezoso entre mis manos ávidas. sobre la estrella polar El eje, el círculo, la salida… y la cruz con los brazos más largos que su titubeante pie. De tanto alargar los brazos no alcanzó a nadie. De tanto cambiar la ropa se quedó desnuda. De tanto girar sobre el sur amaneció en el norte. Así nosotros, de tanto ver al tiempo creemos no ver nada.

128 129 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

de faros que pasan rápidos y pasa la distancia, lejana como cualquier VI metáfora acerca de la luna. Pasan los otros y yo no puedo decirles que algo comenzó a caer Los que nazcan bajo el signo del agua dentro de mí desde el principio buscarán y no encontrarán del abismo, del adiós y del café de la mañana. porque como las venas y los ríos El viento hace que las ramas bailen enlazadas siempre han de volver al mismo lugar: y las campanas hablen a deshora. su sed de novedad no será saciada. Sale mi voz de un pozo en el que no hay ondas Los que nazcan bajo el sol canicular y en el viento no se queda. tendrán el don de encenderlo todo Como sólo tengo un mundo a golpes de ira ¿no tengo nada? pero su furia terminará en más furia: se ahogarán en llamas. Los que nazcan bajo la sequía no sabrán estar solos porque desearán alimentarse de otros, como la arena cree alimentarse del agua: nunca entenderán que la arena vive de la arena que estuvo antes y estará después en el mismo lugar. Salgo a buscar la cuarta estación, la siguiente pregunta encerrada en sí misma. Salgo y sólo existe la distancia de la primera a la segunda y a la siguiente personas y personas y luces

130 131 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

VII VIII

¿Qué tendremos cuando el polvo Duerme la bestia en los caminos. luctuoso haya caído sobre nuestros lomos? Los nombres están desorientados ¿Qué tendremos después de que la leña buscando los cuerpos precisos. suceda a la ceniza y el vino a la alegría, Ya no te digo árbol, mujer, después de tanta lluvia, ya no te digo trino tanto peso del sol, porque yo también busco algo tanto mar entre nosotros? que me ligue con mi signo. Tal vez tendremos un gesto Tú podrías ser el árbol, burlando tercamente al tiempo. podrías ser el trino, Y alrededor, si hay suerte, seguirá la noche. pero presiento que ese no es tu signo. Duerme la bestia en los sentidos. También los cuatro puntos son errabundos y las voces los miran y los siguen buscando un territorio donde construir algo que no sea silencio. Yo podría ser la voz. Yo podría ser el eco al menos, pero presiento que ese no es mi signo. Duerme la bestia en los destinos todavía.

132 133 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

IX X

La hora es un pozo profundo de barro Para llegar aquí en el que cae el tiempo desde el silencio. tuve que lanzarme a mendigar La lluvia cae, el tiempo cae por los caminos. si vuelves los ojos hacia arriba. No a mendigar el pan y la cobija El tiempo es el agua del Paraíso. sino la savia La lluvia, su lento reloj de vida. que mana oculta donde acaba la noche. No a mendigar el amor, sino el perdón de los muertos que se tragó el mar mientras yo les daba la espalda. He negado al ángel tantas veces que no recuerdo el número. He borrado mis huellas de la arena que de cualquier manera barrería el viento. Me he lavado el rostro en las cascadas pero los surcos negros crecieron, constantes. He velado mientras con el alba crece el silencio y los ladridos se van por el poniente y el miedo siguió creciendo desde el fondo del miedo.

134 135 L u i s A r t u r o G u i c h a r d

Para llegar aquí pedí los mil ojos de Argos, un vapor cargado de principios creadores, el silencio en el que dios asiente y destruye. Pero los mil ojos se cerraban con el sueño, al igual que cualquier ojo humano, el vapor no alimentaba, el silencio todo lo podía excepto conceder el eco. Para llegar aquí tuve que comer la fruta agria, sobreponer mis máscaras, para llegar aquí. Poemas de la derrota necesaria

136 Realidad y márgenes

I

Aquello sucedió en otro tiempo, cuando yo tenía el fuego más vivo entre las manos. Aquello sucedió en otro continente, donde mañana es todavía hoy —por diferencia de horario, no por don de la metáfora—. Aquello sucedió entre otras gentes, otra comida, otro alfabeto. Pero no ocurrió en otros remordimientos, sino en estos, que son los míos.

139 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

II III

No fue tu sombra en la ventana Recorro las calles otra vez —hoy amanecí en un décimo piso— —para qué decir cuáles, lo que me dio de pronto un hachazo lo cosmopolita es un dolor de pies— en la conciencia. y me encuentro en una esquina Como en aquellos días en que presentirte a una mujer idéntica a aquella otra que vi era pretenerte, penetrarte, prealumbrarme. fugazmente en no sé qué tiempos No hay sombras donde la luz no llega. y que era idéntica a aquella otra Tampoco era un ala de paloma, de ángel o de hiedra. que vi fugazmente en Berlín Era ese ruido que parece salir de bajo las ciudades —no quería decirlo— más pobladas, y muy parecida a ti ronquido de bestia en el bolsillo. con la que he vivido tantos años. Como un tajo desganado en mi columna, cosquilla más que herida. Una mano que moviera de un lado a otro mi cabeza, un cansancio en mi cuello era: mi memoria despertó antes que yo y creyó ver tu sombra en la ventana.

140 141 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

IV V

Pasa el tiempo pero no pasa nada. No es una sonrisa a tiempo, Ya se apaga el sol y se enciende el agua. ni acomodar la silla, Calla la campana y las hojas hablan ni ponerle las estrellas en fila, por la noche, pero no dicen nada. ni domesticarle el mar Hablan por el día las torres altas. a dentelladas. Y su voz es buena pero no alcanza. No es la insistencia, Y su voz resuena pero no basta ni la complacencia, cuando de alzarme del suelo se trata. ni la paciencia Avanzan mis pies pero no se mueven, —ninguna de estas ciencias salen mis ojos a buscar con prisa, entiende nada de esto—. salen mis raíces y siempre vuelven ¿Por qué entonces aquella chica hermosa con manos vacías y dudas llenas, toma del talle a la otra chica hermosa porque siempre que remueven ceniza mientras cinco caballeros nos metemos encuentran viejas ascuas encendidas. las manos inútiles en los bolsillos y las contemplamos inútilmente? Le dio el abrigo un día de lluvia. Se enfrentó al padre y a la tía arpía. La ayudó con el equipaje. Le dijo lo que deseaba oír. No sé. Y me inquieta pensar que acaso la otra chica sí lo sabe. Y me inquieta aún más pensar que acaso tampoco lo sabe.

142 143 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

VI VII

Entre tus senos, páginas. No era porque el amor estuviera Entre tus piernas, la madre de todos a veces lejos de mis flechas los lugares comunes. ni porque los trenes no quisieran llevarme a tanto sitio codiciado. Ni porque mis monedas no bastaran. No era porque mi abrazo amaneciera vacío algunas mañanas. No era por no encontrar de vez en vez un asidero —no era por eso, creo— ni por reunir fotografías de objetos cuyo uso desconozco por lo que decidí sacar las manos de los guantes y decir que soy un hombre triste. Fue una cuestión reivindicativa. ¿Es que acaso no habrá sitio para los tristes en esta confusión de altos, calvos, ojizarcos, delgados o patizambos? ¿No estamos expuestos a la misma lluvia y a los mismos sintagmas? ¿No hay una calle con nuestro nombre

144 145 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

en Atenas o en París (cuando menos un grafiti)? ¿No estamos de más igual que los demás? VIII

Yo quería un inmenso cristal para ver el mundo. Azul en la lluvia, gris en la sequía. Aquella mujer era un espejo, un abismo. Como espejo, se quebró. Como abismo sus pedazos tardaron en tocar fondo

146 147 L u i s A r t u r o G u i c h a r d

IX

Guerra. Estoy solo de tanta guerra. Cuando el poema asome, morirá, porque sólo sabe disparar contra su propia cabeza. Amor. Estoy solo de tanto amor. Cuando el poeta cambie el eje de lugar —¿el eje está en mi nervio o está en mi corazón?— dejará un vacío Ninguna es mi voz nuevo, un poema, un viaje de regreso (homenajes, retratos y variaciones) al territorio señalado por la plaga. Cada poema polvo de vidrio para el ojo derecho. Ahí los que me aman —regla única: si vas a disparar cerciórate de que no haya nadie cerca: hoy trabajas—. Cada poema un gozo diminuto en el ojo izquierdo: el agua ha dejado de moverse, puedo ver. Estoy solo de guerra. Una manera nueva de la fiebre. Una misma forma de perder la vida. Comunico. Estoy despierto.

148 Siento que estoy dando voces pero ninguna es mi voz J. Bergamín, Rimas. L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

se me pierde el agua, se me va el amigo. Emilio Prados llega a México Aquí no sirve llorar por todas las Españas muertas en los siete corazones ¿Dónde está mi cuerpo de Federico. que no lo encuentro? Tensa la cuerda de mis horas ¿Dónde adquirí este silencio fluyo pero no me muevo. que no soporto? De lo mucho a lo poco va mi voz Estoy contento de estar vivo, y en ninguna parte se detiene. Octavio, gracias por darme Va mi voz desmesurada hoy lugar en tu casa, pero para mí y mínima irá mañana cualquier almohada sería sin encontrar su par ni su medida. hoy de fuego y mañana de hielo, Sombra de una llama cualquier comida sería excremento. sin brasa en los pies ni azul Yo prefiero estar en Málaga muerto en la mirada. que en México vivo. ¿Y a quién dejar esta herencia? Estoy ciego, no me toquen A dos niños, Paco y Varo se llaman, que mi piel no siento. españoles que perdieron padres Estoy estéril, no me toquen españoles. Emilio de canas prematuras, que mi cuerpo no vino conmigo. rodeado de libros, ahora vive con ellos. ¿A quién mataron hoy? En él la guerra de España ¿A un conocido o a un enemigo? abierta como un abismo frío. Si matar es el camino, da lo mismo y en mí tiene su destino. Primavera de España, invierno de aquí, dadme un abrigo,

152 153 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

adonde no podré llegar porque raíz me he vuelto entre tus manos, Eloísa, tierra negra Lamento de Abelardo para la flor fatua del amor terrestre.

El Señor maldice a los castrados, lo dice claro el Levítico y el Deuteronomio. Por eso no se me permite recorrer los álamos de los enamorados ni acercarme a las fuentes de las que mana el agua del Paraíso. Lo dice claro la ley y yo lo digo. Suena la trompeta y yo lo digo. Hablan las hojas y yo lo digo. Yo no sé si la tierra y la raíz se desean pero por algo llevan tanto tiempo juntas. Así la ley y quienes la cumplen, así la trompeta y quienes tras ella corren. Yo soy el sendero de peste que precede al sabio, al sutil, al orgulloso. Soy la herida que se busca en la caricia. El agua del Paraíso no estaba en los ojos de una mujer como dicen los poetas. Cuando Eva salió del Edén no tenía el cabello húmedo y sí los ojos secos. El agua viva estaba al otro lado de mi cátedra, de mi ciudad, del mundo

154 155 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

para ver si alguien me quiere otra vez querer De un cancionero de la misma época y traerme de vuelta el agua, el agua que se me fue.

Zapatero solía ser y volvíme a mi menester cuando perdí tus ojos perdí el agua y la capacidad de tener. Cuando se me fue la luz al agua y el agua también se me fue me puse a remendar otra vez mis zapatos y a pulsar el arpa de mi querer me puse a abanicar el aire y las calles me puse a barrer para ver si por ellas pisas al verlas tan limpias el sol amanecer. Zapatero solía ser con los ojos abiertos hacia adentro y hacia afuera

156 157 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

aún más difícil de mi madre. Este lugar no es adecuado para escribir. Alfonso Reyes navega hacia Anfípolis Allá está la isla de Tasos, estirada como el lomo de un asno, a partir de un poema de Zbigniew Herbert. dice Arquíloco ¿para qué venir a Tasos? Para que lo mataran los Tracios... Debe de ser una tradición que no entiendo: Tucídides dice solamente ir a donde no debo por culpas que no son mías que disponía de siete naves, —cuántas construcciones cacofónicas, estoy mareado— que el invierno era crudo un ancla y una vela deben de ser, como para Arquíloco y que navegó muy rápido o Tucídides, o mejor, para Ifigenia, hacia Anfípolis. No llegó a tiempo volando sobre una cierva sangrienta, ensangrentada y lo desterraron veinte años. la mano con la que sacrifica tristes náufragos. Y este pasaje le gusta para decirnos Este barco se mueve demasiado. Está ebrio. por única vez el nombre de su padre. No me convence nada el jueguito bobo de las vocales ¿Por qué dijo que podía llegar a tiempo pero sí me gusta la idea naturalista de un barco borracho. si sabía que perdería todo por no llegar? Qué difícil este árbol genealógico de Tucídides Tenía allí sus minas de oro, su mármol, ¿Quién es el padre de todo esto? ¿Hay alguien acaso un escondrijo sombreado, lejano. que no haya muerto en la guerra? Quería dejar Atenas, esa ciudad canalla, Yo soy Alfonso Reyes, hijo de Óloro ateniense, esa es la verdad y por eso cargó culpas tómame en tus manos si te agrada el paño abigarrado que no eran suyas. de las Musas, pero si prefieres la facilidad... Yo también tengo muertos y revueltas arrójame al mar griego. Debo de estar dormido. que no son mías, Debo ser yo mismo un ancla y una vela. descifro a tropezones alfabetos ajenos Hay cosas ciertas, aunque no estén dichas con un fusil junto a la cabecera en endecasílabos ¿Escozióte? Lee los ystoriales, que no sé descifrar y con el rostro estudia a los filósofos y mira los poetas.

158 159 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Oye a Salamón do dize que el vino y las mugeres hazen a los hombres renegar. Conséjate con el Séneca Poética suficiente y verás con qué las tiene. Escucha al Aristótiles, mira a Bernardo. Era mejor Bernardo que Abelardo. Está claro. Obrero en la fábrica de espejos del discurso. Si Zeus soltara dos águilas en los extremos Escudero en el castillo de fuego del poema. del mundo, se encontrarían en Anfípolis, donde los que escriben vienen a ponerse el nombre de su padre, como un traje arrugado y grande, y los que huyen toman su barco para seguir huyendo.

Qué calor y cómo se mueve este barco. Debo de estar dormido, o ebrio, o muerto.

160 161 Agua del Paraíso Realidad y márgenes

I

Una mujer es un reloj de arena. Abrazo su cintura y el tiempo cae más lento. No. No es arena lo que hay dentro de ti. Es agua del Paraíso: la veo asomarse por tus ojos.

165 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

II III

Mi mujer no es un laberinto, Nubemente se mueve mi mujer. pero si lo fuera Sube y baja por mi tacto ¿Qué busca? el hilo de sus cabellos Vestigios de una vida ya vivida, a través de ella me guiaría. presagios de lo que vendrá, Mi mujer no es una costilla, lo extraviado, lo que apenas pero si lo fuera alcanza a ser suyo. no sería de hueso, como las mías Nubemente mira mi mujer sino de agua y suave trigo. lo mismo que yo miro Mi mujer tampoco es un castillo, ¿Qué mira una mujer? pero si lo fuera Será agua dentro del Agua. escalaría también por su voz y por su sangre escaparía —de pasillos como roces, como puentes largos sus labios—. Y de cualquier manera estaría hecha del mismo material fuerte y fino.

166 167 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

IV V

Ella no es un cristal, No es esa manera peculiar no veo el mundo a su través. de mover los labios Ella tampoco es un espejo. o dejarse caer el cabello Mi mujer respira sobre el hombro y escribe nuestros nombres —labios y cabello hay en todas con dedo levísimo y todas son peculiares—. sobre el cristal, sobre el espejo No es su nombre mariposa que ha cubierto con su aliento ni su risa, hilo finísimo Poco duran nuestros nombres tendido entre nosotros sobre un aliento. Ríe mi mujer. —todos los nombres vuelan Y respira de nuevo sobre ellos. y se posan sobre hilos de seda—. Es bella mi mujer. Ya lo he dicho.

168 169 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

VI VII

Entre dos noches camina mi mujer El agua ha tomado otras formas antes con un cántaro entre las manos. y se ha equivocado: ese es su destino. No es la noche de arriba, Ha tomado un momento tu forma claridad de estrellas imantadas, y creo que esta vez no se equivoca. la que me atemoriza, Lo dicen las mariposas sobre tu frente, sino la noche de abajo, lo dicen los trenes que ruedan exactamente la que sólo tiene dos ojos hacia donde deben, lo dice el aire y buscando la dicha lo arrasa todo. con su sintaxis tensa y el recodo Es posible que ahora el invierno en que se da una pausa. se prepare para asaltar todos los veranos. Lo dice esta ciudad que repite Ahora mismo, en la bandera sin viento la única vocal realmente necesaria, y en el viento sin salida la vela, el barco, la puerta de la casa, pueden estar volando hacia nosotros este hombre que te ama esas aves que nos han sido destinadas y las demás cosas que no hablan. por las manos luminosas de la suerte negra. Tiembla el agua en el cántaro. Ríe mi mujer. Y no se derrama.

170 171 Un espacio no mayor Realidad y márgenes

Círculos

Un espacio no mayor que el círculo trazado alrededor de mí al desnudarte. Ahora es tu cuerpo todo fijeza ante mis ojos, tu voz sigue saliendo de un pozo. ¿Quién me llama otra vez desde el agua? Vuelvo aquí. Te abrazo y tu cintura no es reloj ni agua, se vuelve abrazo todo lo que tengo entre las manos. Un espacio no menor que el que sigue habiendo entre los cuerpos unidos no menos —te lo dije— que la tierra y la raíz que se prolonga y amanece sola. Vuelvo aquí. No me iré ahora. Es humo de una casa que arde ante nosotros y entre el fuego las voces de los otros entre periódicos y estrellas. Un espacio no menor que el de los brazos abiertos.

175 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Vestigios Las campanas del sitio en que nacimos

El primer día unas huellas apenas Las campanas del sitio en que nacimos aparecían por el suelo de la casa. están sonando siempre. No las oímos Al segundo eran unos pies brevísimos pero ellas nos están siguiendo. Miden y con el tercero y el cuarto la curva los golpes que nos quedan con la precisión suave de unas piernas. que sólo aprende el péndulo. Suenan Al quinto una cintura en aquel lugar de casas blancas, parecía palmera creciendo en el centro de larguísimos pasillos ciegos de mi cuarto. Ibas construyéndote en los que el mismo niño sigue no sé de dónde hasta que con tus manos corriendo sin encontrar la salida casi me tocabas por encima con la misma mirada del anciano del trabajo cotidiano. que señala al niño un punto más allá Ayer brillaste completa junto a la lámpara del ocaso. pero no me hablabas. Noche larga. La despedida suena Veía en tus labios algo en los oídos como un péndulo. Empecemos que no alcanzaba a ser. a cumplir el oficio de creer y de esperar. Hoy vendrás porque te he llamado Entre estos doce golpes deben estar y te he recordado que eres transparente. los sonidos verdaderos.

176 177 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

las cosas que simplemente suceden: el amor, los caminos y el silencio. No fuimos hechos para la culpa y para el miedo Y cada poema —ya lo dijo Caeiro— un pañuelo que regresa al mástil más alto. Eso es todo. Y a veces también es No fuimos hechos para la culpa y para el miedo. un rumor más vasto que inunda Despertar niños dormidos es un halago todo alrededor, el rumor del mundo y más aún ponerlos a andar por un mundo desbordado. La transparencia. en perpetuo camino hacia sí mismo. La sangre excesiva golpe y golpe Suda el tiempo arrojando en sus bodegas en el mismo pulso. lo común y lo diverso, y no se sacia. Es el mundo, que te da un abrazo. Ver la claridad es don de todos pero mantener la vista fija en ella es un coraje, una ternura, duro diamante en la memoria. A veces también alguien ve las sílabas y me ve como en ningún espejo puedo verme. Puedo acomodar barcos y decir que zarpan de tu corazón con todas las luces encendidas. Yo no sé si los barcos son signo de esperanza como los pañuelos atados en su mástil más alto. Yo no sé si el cielo tiene caminos pero por algún lado deben transitar los vientos, las gaviotas y el relámpago. Sé de encuentros cuando las gaviotas se llevan los pañuelos y los hombres las miran desde lejos de la única manera que se pueden mirar

178 179 Margen de espejo

g Margen de espejo habrá donde traspasaré mi propio frente hasta perder el eco y quedar con el frente hacia la espalda. César Vallejo, Trilce, VIII, 11-14. Algo borroso Realidad y márgenes

El año de la serpiente

La serpiente no se arrastra: es el mundo el que pasa por su cuerpo, medido metro a metro. Cada cierto tiempo cambia la piel y mide todo de nuevo como quien es riguroso y exacto. Me gusta porque en Occidente dicen que es un gusano grande, el villano de todas las epopeyas bíblicas. En Oriente la ven como un dragón pequeñito que trae la buena suerte. Me recuerda lo mal que medimos a uno y otro lado del mundo. Ella mide sin importarle dónde, por igual el cuello de bellas damas renacentistas que la copa de Hipócrates y los templos aztecas, todos los lugares son su lugar. Me gusta la serpiente: es buena para escribir y por eso las plumas antiguas la tienen enroscada en la tapa como un augurio de lo que nos aguarda en la siguiente página y no sabemos qué será, si gusano grande o dragón pequeño.

187 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Karma Tareas pendientes

Mañana es viernes. Tomaré un café temprano, Un día tengo que pensar por qué odio los faros. me pondré una camisa blanca recién planchada, Los pobres sólo son edificios vacíos caminaré, tal vez logre ponerle dos notas que perdieron su razón de ser. Hay muchas ruinas a un libro larguísimo, tal vez logre quitárselas. sin sentido que me gustan y de algunas de ellas Tal vez aparezca a media mañana una sorpresa vivo, pero los faros me inquietan, me irritan. en el correo o cualquier otra columna de humo Alguien me ha dicho que en otra vida por el horizonte. Tal vez sólo la promesa del fin tal vez fui un náufrago que buscaba un faro de semana haga mullido y agradable el día. y no lo encontró. O tal vez el guarda Tal vez me asalte un dolor agudo y caiga que lo encendía cada noche en una playa bárbara, en la calle, vaya a dar a un hospital. Tal vez solo y perdido como temo estar en esta vida. no pase nada de nada y esté en la noche No lo sé. Tal vez es sólo que con el tiempo aquí mismo, anotando una entrada común no todas las derrotas me parecen necesarias y repetida en el cuaderno. Tal vez siga esperando ni todo lo que cae merece quedarse ahí. y nada ocurra: hasta el siguiente viernes. Tal vez, en el fondo, sea sólo simpatía. Debo pensar acerca de los faros. Un día.

188 189 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Trotes Cómo trabaja la tierra

Hendidura, relámpago, un nombre Hay gente que no le pesa al mundo. habrá que darle, dependiendo de si viene No acumula objetos, tiene poca ropa, de arriba o de abajo. Tal vez una sinapsis tira los papeles en cuanto ya no sirven. malograda, un pulso que perdió de pronto el paso. Se diría que incluso pisa suavemente Aparece así, donde antes estaba el día y te dice para no desgastar la alfombra. algo olvidado, un olor perdido, una corriente Sus hijos vaciarán la casa en dos días. de aire que ya no sopla. La de hoy ha sido: Otros reúnen cuanto pueden, “mi reino por un caballo”. Hendidura ya sea cuadros o tazas antiguas, o relámpago, se quedó trotando todo el día. recortes de periódico, fotos de lugares en los que han estado una sola vez. Sus hijos tardarán meses acarreando cajas. Pero la tierra sabe cómo borrarlos por igual, a los que pesan y a los que no. Sabe cómo quedar limpia y redonda para que todo se ocupe de nuevo.

190 191 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Trópicos Manos de barro

Se llamaba Diarios íntimos, subtitulado Cohetes En el escritorio tengo un mono de barro. y en letra más pequeña Mi corazón al desnudo. Es gordinflón y calvo, plácido como conviene Estaba lleno de polvo en un estante, alguna vez a un mono de la manada de Epicuro. había sido blanco con letras rojas. Pierde cada vez más brillo y le cuesta Yo tenía catorce años, vivía en el trópico sostener el lápiz que tiene como adorno y estaba muerto de frío, caminaba tarde entre las manos. A veces lo pongo a prueba y noche y no encontraba nada. Lo encontré y le retiro el lápiz para ver si recae en ese estante de una librería que ya no existe. en su estado gutural de mono analfabeta. Mi corazón al desnudo, rojo sobre un fondo Pero es un mono fiel: cuando vuelvo a ponérselo blanco, polvoriento y abierto. No lo sabía lo sostiene otra vez con algo que se parece pero ese objeto iba a quitarme el frío. Hasta hoy. a la dignidad y a la alegría. Es un mono fiel de la manada de Epicuro, con manos de barro, con un lápiz y con pensamientos que no comparte.

192 193 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Exvoto de hoy Dragones

Se termina el cuaderno y a última hora Su tótem era el cocodrilo. recorto, compruebo, anoto. Pero todo Se quedaban horas mirándose inmóviles queda fuera, lo mejor y lo más buscado. los dos, uno a cada lado del arroyo. Un cuaderno no logra parar la grieta En los zoológicos, llegaba hasta los cocodrilos por la que se va, por la que se está yendo y se daba la vuelta para buscar la cafetería. él mismo. Lo único que puedo hacer Se movía con parsimonia en tierra es dejarle unas cuantas páginas en blanco, pero en su elemento era imbatible. abiertas a todo lo que no tuvo lugar, Su elemento eran las palabras, a lo que se fue sin una línea, el aire de las conversaciones. a lo que pasó de largo Tenía los ojos verdes y la piel dura con el aleteo alegre de lo que vuela a diario. a golpe de desgracias, pero podía ver el cielo todo el día, buscar el sol, quedarse absorto cuando soplaba el viento del norte como quien no hace nada pero acecha. Mi padre nació en el año del dragón de tierra, que será lo más cercano que los chinos tengan a un cocodrilo.

194 195 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Doble vida Flechas

Me arrastro a través de una mañana nublada A veces pienso que un poema —aquí el frío nunca da tregua— no es otra cosa que una flecha: desorientado, con las manos en los bolsillos un objeto recto, suave, que cruza el aire, y la gorra lo más calada que puedo. lanzado por un hombre que busca un blanco. Bostezo todo el día, me pierdo A veces llega adonde debe y a veces no, en las conversaciones y sólo estoy despierto a veces hiere, a veces sólo te ayuda mientras doy mis clases —la noble adrenalina, a bajar una naranja de un árbol. el miedo de olvidar las conjugaciones—. Una vez que se ha lanzado, no tiene vuelta: Recojo a mi hija del colegio y vamos si se pierde, no hay remedio, fue inútil; en zigzag entre la niebla, le digo si acierta, pudo ser por casualidad que me dormí muy tarde escribiendo. y mejor no creerlo mucho. ¿Sobre qué escribías? No sé, sobre algo borroso; Una flecha lanzada, claro está, desde el arco sí, más o menos como lo que ves aquí. o desde la lira de los que hablaba Heráclito: no siempre se sabe de cuál de los dos.

196 197 Ese lugar en el que no me hallo Realidad y márgenes

Leer

Hacía al menos veinte años que no leía un libro en este cuarto. Mi cultura literaria —eso borroso de lo que vivo— viene toda de esta hamaca, de sus cuerdas que rechinan, de este aire acondicionado anciano, que ruge más que enfría. Al igual que entonces, estoy leyendo poemas y hay algo en mi atención, en mi ir y venir con el balanceo, viendo la sombra de mi cuerpo en la pared, oyendo las cuerdas, que me distrae, me hace pensar en otra cosa. Creo que ese es el secreto de todo lo aprendido en aquellos años: no estaba leyendo, sólo estaba distraído. Después salí de ese cuarto, aprendí a concentrarme, aprendí a leer en silencio, y desde entonces no entiendo nada.

201 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Strings of beginnings Periféricos

Así se titulan las memorias de Michael Hamburger El jet lag, los husos, los cambios horarios, que leí sin ningún interés hace años. llámalos como quieras, son en verdad rincones Estaba en Londres, había muchas cosas que ver de una casa a la que se vuelve de vez en cuando. en la ciudad con los ojos más abiertos de entonces. Buscas primero lo que dejaste la última vez, La vida de otro poeta no le interesa al poeta ordenas un poco, deshaces la maleta. que tiene vida. Pero ahora la frase me da vueltas, Te asomas a la ventana si no puedes dormir, strings of beginnings. Pienso en un estudio blanco te levantas a las cinco a ver los primeros coches con una mesa blanca y una ventana grande, en el periférico. Siempre piensas lo mismo, una taza también blanca, con una palabra: “begin”. que eres tú el que va en ese Volkswagen al trabajo Tal vez eso signifique Strings of beginnings, y que quien te ve desde la ventana, ese turista, qué cosas, tal vez así se pueda llamar la vida. no es más que un punto borroso, puesto La de los poetas que la tienen por error en una franja horaria y la de los poetas que la cuentan. que no le corresponde: ya verás cómo por la tarde, al hacer el viaje de regreso ya estará dormido porque es de noche en su país, y tú pasarás de largo en tu Volkswagen deseando que caiga la noche en el tuyo.

202 203 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Interfoliados L’infinito viaggiare

Suelo guardar cosas en los libros. Para ellos el héroe partía de un punto y llegaba A veces salta una carta de amor a otro, veinte años después y tras perderlo todo, —de ese tiempo en que todavía escribía cartas de acuerdo, pero al final volvía a su cama y todavía eran de amor— sostenida por un firme tronco de olivo. o salta una nota de café que me devuelve No se les habría ocurrido, como a nosotros, a aquella esquina con cristales que su héroe diera vueltas en círculo para siempre, donde reordené el mundo con un buen amigo chocando contra las mismas paredes, volviendo cada día —en ese tiempo en que todavía el mundo sobre los mismos pasos: ése era el destino de los monstruos podía empezar de nuevo en una conversación. con piel de toro, no el de los héroes. Pero a nosotros nos gusta Los libros envejecen mejor así, interfoliados invertir sus suertes, mezclar los grises, jugar con el filo por la casualidad y el tiempo y por la promesa del círculo: sólo por saber quién tiene razón, si ellos o nosotros. de encontrar como la primera vez entre sus páginas la sorpresa que te deje el día, aquel día, este día, más vivo entre las manos.

204 205 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

No hay tal lugar Mutatis mutandis

Leo y escribo por la noche. Los vecinos Cambiando lo que haya que cambiar se levantan a orinar y yo los oigo mientras escribo. a lo mejor se llega a algún sitio: Mi mujer habla dormida y a veces mi hija también cambiando el pájaro en cuaderno, y yo las oigo mientras leo. Bajo la ventana cambiando el charco en tinta espesa, hay un dintel en el que se reúnen los adolescentes cambiando la migración en trazos firmes, del barrio a beber, enamorarse, pelear, a veces el árbol en bosquejo de lo incierto. en ese orden y a veces en otro. El silencio Nunca he entendido cómo es que se cambia no existe en este país, ni adentro ni afuera. eso que ya encontró un lugar en la mirada A veces pienso que leo y escribo de noche por eso borroso que veremos mañana, sólo para encontrar mi silencio. Este, otro, el que sea. pero a veces eso es lo que pasa.

206 207 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Cicatrices Blancos

Ahora entiendo lo que significan. Hace tiempo que no cuelgo nada Tengo desde hace un mes una cortada en la pared; más aún, lo que está ahí que no cierra. El cuerpo intenta a veces ni siquiera atrae mi vista. volver siempre atrás, quedarse Me fijo cada vez más en los espacios blancos. como estaba. Ahora no puede Antes no toleraba una pared vacía: y se inquieta. Las cicatrices que no son de inmediato le ponía un dibujo, un retrato, del cuerpo no son para cerrar, lo que fuera del mundo de afuera. Ahora intentan convertirse en otra cosa, la pared sin nada me parece el mundo ir hacia adelante. Cicatrices tal como podría ser sin el estorbo para abrir y cicatrices para cerrar; de nuestra realidad. El blanco deberían llamarse cada una de otro modo. que no espera nada. Ni lo necesita.

208 209 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Pie de imprenta Rato libre

Vine aquí para conocer esta ciudad Escribir como quien lanza piedras al agua: en la que se publicó hace tiempo un libro mío. algunas dan unos elegantes saltos y al final se hunden, Es una ciudad desvencijada, de casas quizá con la satisfacción del trabajo bien logrado. viejas barridas por el viento, de fábricas vacías Otras se hunden a plomo sin tocar apenas esa materia con las puertas abiertas, como si hoy viniera distinta de la suya, eso que fluye, eso raro. a trabajar una plantilla de fantasmas. Lanzar piedras sin pensar qué va a pasar con ellas Aire muy denso y el frío, qué frío. porque lo que importa es el agua, no las piedras. Pensándolo un poco, un gran lugar, el mejor posible para publicar un libro de poesía: un lugar como este, que ha comenzado a despedirse de la existencia. Que tal vez ya se fue, ya está en otra parte, pero no nos damos cuenta.

210 211 Atlanta Realidad y márgenes

I Pasé por Atlanta el once de enero de 1997. Venía de México sin visa americana. Esperé a que bajaran todos y una anciana en silla de ruedas, la última en salir, me miró y me dijo que algún día me tocaría a mí estar en su lugar. Así, gratuitamente, porque sí. Espero que eso la haya hecho sentir mejor, la haya levantado de esa silla por un rato —nada como el rencor para darte alas— y le haya ayudado a pasar un buen día en Atlanta. Y también espero que se haya muerto ya la maldita vieja y la hayan enterrado con toda su autocompasión encima para que no pueda salir aunque Cristo baje un día más transparente que los otros y reviva a todos los muertos de Atlanta.

II Pasé por Atlanta el once de enero de 1997. Como no tenía visa americana me encerraron. Un cuarto enorme sin ventanas, con un baño enorme sin cerradura, pero con regadera. ¿Para qué tiene regadera un baño de aeropuerto? ¿Para quitarte los piojos antes de entrar al sueño americano? ¿Para q ue nuevas Cleopatras se bañen con las latas de coca-cola de las máquinas? Esas cosas me preguntaba yo en esos tiempos porque era realmente joven y leía el Proceso. Ahora no sé qué me preguntaría, si estuviera de

215 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes nuevo en ese cuarto, con el abrigo que me quedaba grande, en los pasillos del aeropuerto de Atlanta. Simplemente se con la ropa térmica puesta, con la credencial de beca y un libro quedó sentado en la sala de espera sin ventanas, sin ver cuidadosamente mecanografiado en la mochila. nunca el sol sobre aquellos horizontes. No sabía —era Creo que no me preguntaría nada: sólo contemplaría demasiado joven para eso— que las migraciones no son las máquinas. desfases espaciales, sino temporales, que no tienen nada que ver con la distancia. En verdad era tan joven que no sabía eso ni ninguna III otra cosa. Pasé por Atlanta el once de enero de 1997. Hasta hace poco pensaba que estuve ahí cinco horas escasas de mis veintitrés años y que una atlética guardia de fronteras me sacó del cuarto V sin ventanas, me llevó a paso veloz por pasillos de cristal por Así que uno de esos días de invierno en los que no se los que entraba un horizonte tan bajo como nunca había visto, puede hacer nada más que resolver pequeños misterios una luz abierta de sueño americano. Pasillos y pasillos más allá, personales, supe por fin qué había sido de ese jovencito me dejó a la puerta del Atlanta-Madrid listo para el vuelo, me de veintitrés recién cumplidos que decidió irse a vivir devolvió el pasaporte verde y me deseó buena suerte como a al extranjero. Supe que se quedó en un trasbordo en el todos los inmigrantes que se van a ser el problema de un país aeropuerto de Atlanta. En esa época le encantaba Borges y que no es el tuyo. ese cuento de los dos hombres que se sientan en el mismo Pasillos y pasillos. banco. Le habría encantado leer estos poemas en la sala sin ventanas, pero ya es muy tarde. O quién sabe, tal vez ese chico realmente siguió su viaje, encontró lo que buscaba, IV fue a dar a otro país y lo único que recuerda de ese día Pasé por Atlanta el once de enero de 1997. Pero nunca me sea esa vieja de la silla que lo maldijo en el aeropuerto de logré marchar de ahí. El librito que llegó a Madrid ya era Atlanta el once de enero de 1997. póstumo, el hombre maduro que leyó a todos los poetas, escribió unos cuantos libros y decidió quedarse a vivir en España, ya era otro. Ese chico cuya foto aparecía en la primera página del libro mecanografiado no se repuso de ese extravío

216 217 Ocho cartas sin destino Realidad y márgenes

En el umbral

Sin aviso, un día de sus ochenta, mi padre comenzó a armar un rompecabezas usando piezas de cien rompecabezas diferentes. Las piezas quizá tenían la forma adecuada —al fin y al cabo él se las había dado— pero no lograban un paisaje: una frase de aquí, un proyecto que no cuajó hace cuarenta años, una fecha importante recordada repentinamente (y que vuelve a perderse con la misma rapidez) no suelen encajar muy bien. Su trabajo diario consistía en dejar de ser —él mismo escabulléndosele entre las manos— con el mismo esfuerzo que había puesto en llegar a ser. Atrás quedaba esa planicie entre los dos puntos de la que vengo yo mismo y tantas cosas que conozco. A menudo pienso qué de todo esto, cuál de estos rostros, estas conversaciones,

221 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

estos momentos en los que está todo y estos en los que no alcanza a haber nada acabarán teniendo un lugar Unas llaves en ese rompecabezas delirante sobre una entrada del diario de cuyas piezas se van acumulando Julio Ramón Ribeyro. día a día dentro de mí. Y espero con ganas —como es de justicia— que este señor de elegante guayabera Un amigo es alguien que tiene una llave al que veo ahora mismo en el umbral —la única— para abrir ciertos cajones. sea una de esas piezas Cuando ese amigo deja de serlo o simplemente a las que ya estoy dando forma lo alejan el tráfico y los horarios, con el calor diario de mis manos. el barullo vulgar del tiempo, se pierde esa llave y nunca se recupera lo que había dentro. Así se deja de jugar primero a las casitas y los médicos porque ya no hay con quién, y más tarde se deja de discutir sobre Wittgenstein, se deja de fumar porque ya no hay con quién, se deja de pasear al perro por ese parque. No se sabe adónde va todo eso, quizá se acumula en unos desvanes invisibles, tan inútiles como los reales, pero más sucios. Tarde o temprano el cajón más importante, el de las llaves, acaba por vaciarse y ya no hay más que repartir. Comienza entonces el turno de las llaves

222 223 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

en versión aérea, esas que antes llevaban el sello “par avion” y ahora se han vuelto invisibles como los desvanes. El piano De tarde en tarde aparecen las llaves cuando ya las dábamos por perdidas y podemos asomarnos al menos un rato En casa tenemos un piano, al fondo de conversaciones olvidadas. un piano enorme de concierto que nadie sabe tocar. Los invitados lo miran cuando entran y luego nos miran las manos, buscando en ellas un signo de esa sensibilidad que no tienen. También tenemos un ajedrez, un ajedrez enorme de marfil (o de algo parecido) al que no encontramos otro sitio que junto al piano. Luego está el cuarto con los caballetes plegados y los pinceles que asoman delatores de las cajas, más allá un cuadro genealógico de la Comedia humana colgado en la pared, hierros de un taller de encuadernación, libros en sánscrito, folletos de gimnasia, guías de viaje sin usar.

224 225 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Tras venir unas cuantas veces los invitados se vuelven amigos y comienzan a mirar De caza todos esos vestigios con cierta simpatía. Los que vienen todavía más veces No se ha ido, simplemente está agazapado, acaban por tenerles incluso esperando el momento de saltarme al cuello. el cariño por los proyectos abandonados El día vacío está allí con sus rayas negras que les tenemos nosotros. de mapache ladrón, con su tiempo lento, con su tartamudeo. Tiene las patas bien firmes en el suelo y no me dejará saltar por encima de él. Caza como las serpientes, haciendo que la presa se concentre en un solo punto, como si todo lo demás no existiera. Últimamente lo he evadido a fuerza de tener la vista en baile y la lengua más ágil que la suya, pero no se puede vivir de pura velocidad, hace falta también distancia y permitirse incluso, de vez en cuando, una dirección por la que nunca hemos caminado. El día vacío está allí pero al parecer hoy ha salido de caza sin compañía y tal vez podamos despistarlo.

226 227 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

y en los plazos vencidos que se acumulan en mi mesa Junto al foso y en el libro que estoy escribiendo. Todavía no tiene título y ya es una traducción Siempre después de la una de una lengua que no conozco bien me siento en la cocina a otra que de tanto uso ya no quiero. a beber cualquier cosa Lo escribo a esta hora, y escucho el reloj antes de que la noche se lleve recordándome lo pronto a su foso las tres cosas de hoy, que debo levantarme. cansado, lo más cansado posible, Podría deshacerme del reloj para no recordar nada o dormirme más temprano, de lo que he leído pero las dos cosas me parecen imposibles. y para no abrir las libretas viejas. Mi mujer necesita el reloj Lo escribo también para levantarme en la mañana porque no soy capaz de tirar el reloj y yo no puedo despedirme ni de hacer más llevadera fácilmente de las cosas. la despedida de cada día. También me cuesta trabajo desprenderme del día, dejar que se vaya con algo mío, aunque sea algo que no valga mucho la pena. Me cuesta abandonar lo conocido y entrar en ese foso donde nada tiene sentido. Mirando el reloj pienso en las traducciones

228 229 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

La mitad Diccionarios

A mitad del camino esperábamos Quizá con el tiempo uno se acostumbre una soberbia lucha a su propia lengua, se reconcilie con ella para contar a nuestros hijos, como con una familia no muy bien avenida. arrastrar al enemigo Hay quien dice amarla desde siempre, con los tobillos horadados sacarle brillo a los sonidos de la infancia entre el polvo de nuestros caballos. y saber ya las palabras O escribir un gran poema de abismos que pensará antes de su muerte. y ascensos, como manda la tradición, Pero miente: nadie es fiel del todo. en el que poner nuestro largo trato ¿Por qué serle fiel a palabras como “garrote vil”, con la loba de la lujuria “crematorio”, “Despeñaperros”, y el león de la envidia. “sanguijuela”? Nadie puede ser culpable O la promesa de una ciudad de darle la espalda a algunas entradas tranquila en el horizonte, de su diccionario, de querer cambiar en la que recorrer senderos arenosos lo que no tiene remedio o retrasar eso pronunciando discursos que siempre llega a tiempo. de anciana sabiduría para los visitantes. O al menos la mitad de algo, cualquier cosa que se pudiera mostrar como trofeo al más fiel de los amigos. Pero a la mitad sólo estaba la mitad, una llanura sin fronteras en la que apenas podíamos reconocernos a lo lejos.

230 231 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

Es el cerrojo, no la puerta Es la llegada, no el transcurso Espíritu de los tiempos Es la serpiente, no la escalera Es el tedio, no el riesgo Es el boceto, no el cuadro Es la enumeración, no la sintaxis Es la nota, no la sinfonía Es la cara, no la calavera Es el tiempo, tal vez, lo que falla Es el color, no la línea pero no el espíritu Es la idea, no el sistema

Es la corriente, no el barco Es la célula, no el cuerpo Es la casa, no la tierra Es la ceniza, no el calor Es el parlamento, no el personaje

Es el globo, no el aire Es la duda, no la espera Es el uso, no la norma Es el jugador, no el atleta Es el libro, no el poema

Es la piedra, no la galaxia Es la noticia, no el correo Es el ruido, no el relámpago

232 233 Margen de espejo Realidad y márgenes

I

Desciende por la escalera del frío hasta el fondo de un pozo iluminado por la luz cenital, brillan allí los rostros de quienes la construyeron. En el fondo está la casa, el mundo está completo allí para el viajero. Poco a poco desaparece el pozo, se va también el miedo del descenso. Esto ya no es aquí, frente a sus ojos está siendo y al aire de la casa su respiración se acopla serena. Es su único viaje sin maleta pero el único al que se lleva todo. Comienza a caminar por los pasillos con todo a sus espaldas y con todo por delante. Sus pasos no resuenan con el peso de lo reunido, el suelo es el que tiene el eco en sus entrañas. No es saber lo que busca en este viaje aunque se llame Alejandría el eco que tiene por delante. Más sutil

237 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

es el espejo: no te muestra el sitio en que has nacido ni el perfil muerto que tendrás, sólo este margen de sombra II en el que tienes el frente a tu espalda.

Desciende por la escalera del frío hasta el fondo de un pozo iluminado. Queda atrás la habitación poblada de fetiches y cartas sin contestar. No es cansancio eso que se levanta ante sus ojos, no es sólo el deseo de dejar pasar el tiempo sobre los retratos colgados en la pared. Pierden a veces la forma, los rostros no son más que paisajes, un parpadeo, un pulso que no logra acompasarse. Eso, lo que está de este lado, desaparece si se abren al azar los libros: siempre la claridad viene del cielo, que sombra sobre sombra sólo es sombra. Verdades redondas caídas a este lado desde el árbol pintado en la pared, árbol nunca real sino hasta ahora. Enfrentado de nuevo a esos objetos, el extranjero cuenta cada día los saldos de su última mudanza, piensa en regresar por donde ha venido, seguir llenando esta pared con cuanto pueda salvar de la casa.

238 239 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

era para que nunca lo alcanzaran los espejos. En ese brillo inmóvil III no había nada: todo se movía al paso rápido del desconfiado. Eso lo hace volver una vez y otra Una casa de largos corredores a esta casa deshabitada, viva blancos por los que ya no pasa el viento ya sólo en su memoria. No hay nada en una hacienda que nadie cuida que buscar entre estas ruinas y ocupa la mala hierba en busca como no sea el silencio de la ruina. de todo lo que ha sido siempre suyo. Allí está el viajero que escribe. En verdad hace mucho que la casa no existe y que la hierba fue cortada, llegaron los nuevos dueños, trazaron su historia nueva sobre el suelo. Lo que el viajero tuvo como propio se volvió un palimpsesto de tierra y planta nueva. En estos tiempos está muy mal visto todo lo que no te lanza al fulgor, al olor a casa nueva del futuro. Se demuele con horario y limpieza, nadie quiere contemplar la llegada del herrumbre y su fiel eco el derrumbe. También él había huido de todo eso, cruzado su ración de fronteras, confiado en la fuerza de los motores. Si mantenía los ojos cerrados

240 241 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

la curva y los fantasmas aparecen, se apoderan de la línea, ocupan IV todo lo que antes estaba de pie. Sólo entonces hablamos de verdad, enfrentados por fin al mismo espejo. Dice llamarse… aquí dos nombres, dos líneas, dos fechas, única herencia que no disputará nadie, quizás también una mañana luminosa —¿quién querría un invierno de plomo?— y una ciudad pequeña de provincias en la que hay unas cuantas cosas viejas pero ninguna antigua. El caballo de madera puede ser más invento que recuerdo —sólo su sombra es real, sólo a veces. Nadie recuerda la primera vez que aprendió un camino, pero todos el primer extravío y el regreso a tientas. El caballo y su jinete perseguían cada uno sus caminos, paralelos y confiados como las líneas rectas. Se cruzaban al extraviarse como los padres y los hijos para volver cada uno a su vereda: se vive, que para eso son las casas, se espera, que para eso son los años, erguidos todo lo que podemos. Pero llega

242 243 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

V VI

El viajero descorre los cerrojos, se asoma Decide bajar hacia la frescura a las habitaciones interiores, del arroyo a mirar los lirios. quita las sábanas, abre ventanas. El regreso no ha sido el esperado, Los pájaros se han puesto en movimiento pero siguen el arroyo y los lirios. —el viajero no sabe que llegó por la noche— Quizá el viajero ha venido y saltan en árboles cuyo nombre tan sólo para asegurarse de esto. recuerda y olvida de nuevo en sueños. Se sienta frente a ellos como el pianista Cuántas veces se habrá despertado que coloca la partitura abierta buscando a tientas esos nombres. ante él, pero ya no la necesita Camina por los pasillos, recoge tras años de ensayo. Pone las manos herramienta dejada sin guardar, sobre los guijarros de la ribera enrolla unos alambres oxidados, (pero alguien tiene que componer antes abre las bodegas y saca al sol la música) los pone en el mismo orden los costales mojados por goteras, se da cuenta de que es absurdo, vuelve. en que jugaba de niño (no es música En la casa no hay nadie, el sol alto lo que resuena en sus oídos), solo, le ha dejado una nube de cigarras exactamente como está ahora. y los muebles de la cocina El sol sigue hacia arriba, sigue se comienzan a vaciar de hormigas. el mismo público de lagartijas No necesita encender los aljibes pero ya no está el puente, sólo las orillas. que han estado corriendo por inercia, por fieles, diría, si le quedaran palabras para bautizar pendientes.

244 245 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

VII VIII

La única patria que hay es el hambre. La lengua fue lo primero en quedarse El primero en llegar, antes incluso en el espacio de sombra del espejo. de que la casa existiera, no tuvo Si es que había llegado salvo al puerto, otro retrato ni otro pasaporte. Rimbaud no resistió el viaje en mula Con hambre se construían los barcos tierra adentro, al lugar señalado y con ella estas casas de inmigrantes. en el contrato: “traiga lo indispensable”. Nuestro trazo en el suelo fue uno pobre, El bisabuelo, diez años mayor, hecho con una vara humedecida nunca fue a pie a París, no tuvo en el Saona, seca bajo el sol vivo más belleza sentada en las rodillas del trópico. Alguna carta escrita que la lluvia del Atlántico mojándole desde allí y luego nada, venimos las dudas y el mandil de carpintero. de la noche y hacia la noche vamos. Frente al baúl abisinio del museo El viajero sabe lo que decían de Charleville, el viajero pensaba las cartas porque él mismo escribe, qué habría dentro de su gemelo envía, deja de escribir y enviar, que fue sin gloria y nunca volvió. se levanta un día con los papeles Y para responderse no le basta del bisabuelo en las manos: “estamos su propia maleta haciendo el viaje todos bien, buen tiempo en nuevo país”. de regreso, porque no es lo mismo La única patria que hay es el hambre, cruzar el mar en un rugido repite para consolarse y traza que contar las olas una por una. en la tierra la planta de una casa Sólo miró un rato la maleta con una vara seca de los trópicos. y musitó algo incomprensible en aquella lengua perdida.

246 247 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

IX X

En la casa se toma un café claro, En la casa se aprende a estar lejos. tímido, que apenas aparta el sueño. Todo pasa reducido a silencio Se toma a toda hora, como empezando entre unas cuantas voces familiares. de nuevo la mañana. En la casa Y mientras la niñez no es más que un muro no se cuentan los días, no se miran, inversamente proporcional a nuestra altura, eso es algo que aprendemos al irnos. nuestra casa nos cerca y nos construye, Para levantar una casa nos muestra poco a poco el más allá lo primero que hacen los padres de las ventanas. Sólo abre la puerta es echar el reloj por la ventana, cuando nos hemos creado nuestro muro preparar una taza de café y podemos oponerlo al más allá del mundo. y esperar que pasen los días. La casa es el silencio que nos mantiene a salvo, Las casas de los padres no se mueven, nos entrena para las calles desconocidas se quedan bien sujetas con las uñas de tanto recorrer los mismos pasos a este presente en que empezaron. y nos aleja cuando intentamos regresar Las casas de los padres están hechas —nostalgia: ira inútil contra el tiempo. de una materia transparente Cuando envejecen, los padres se quedan tan parecida a ese futuro que descubrimos al otro lado de ese mismo muro. cuando ya se nos ha pasado el tiempo La casa les enseña finalmente de volver y la taza de café a estar lejos, a hablar solos con nadie. se ha quedado vacía en nuestras manos.

248 249 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

XI XII

En la casa se intenta guardar todo con llave, En algún lugar leyó que los hombres difícil deshacerse del reflejo no son bienvenidos entre los árboles. de las cosas, tanto o más que de la propia luz. No recuerda las razones del poeta Cosas que se quedaron en la sombra, pero siempre tuvo la suya. alimentadas al abrir y cerrar la puerta. Los árboles no aprenden nombres, Cosas que se guardaron para habrá algún día, no viajan buscando nuevas tierras, para ayer más tarde, para el brillo del futuro. no necesitan ni el grito ni el eco, Pero la casa comienza a perder la memoria no olvidan que la única verdad está debajo. antes que las personas. Las agendas Los árboles saben bien esto: se vuelven libros de los muertos no ser nunca quien parte ni quien vuelve, y las cartas se escriben para nadie. sino el reflejo de los dos, cada uno en el otro. Comienza a entrar el viento y barre frascos Los dos perdidos del original que alguna vez contuvieron perfumes, pero los dos iguales en la imagen barre cuadernos y retratos, cosas que les devuelve el agua de los charcos. puestas a secar en el remordimiento, Tarde o temprano llevan a cabo su venganza un proyecto que no cuajó hace cuarenta años, y con su único movimiento dejan tras ellos una pared a la que se le cae el color, troncos caídos que ya no se reflejan, un nombre recordado que se pierde de nuevo. patios con sombra que existen sólo en la memoria. Las casas no hacen agua, hacen viento, se fundan y desaparecen en una tempestad de hojas y pájaros.

250 251 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

XIII XIV

También está detenida el agua de los pozos, Del otro lado, en el país del frío, estado discreto de la corriente: por más que tenga su rostro y su nombre pausa. No es que haya claudicado, pausa no es él quien se asoma a la ventana. no es lo mismo que estancamiento. Los pasos trazan en la nieve Sombra en la que se refugia el viajero. caligrafías condenadas. Él dice que ha bajado por un pozo, Mientras los niños pasan en trineos, pero los pozos son para subir arrojando nieve triunfal y en su fondo no hay luz ni casa, sólo reflejos. contra la puerta, en la pantalla Ahora deja caer una piedra arde el tesoro infantil del Ciudadano Kane. para ver en los círculos las cosas A los trineos de afuera no les ha llegado realmente como fueron: un parpadeo, todavía su hora, son inmortales, tal vez la luz rápida sobre el agua, el Ciudadano está de verdad derrotado. la construcción sobre el abismo, Los perros pasan al final, puntuando una pequeña marea, y luego nada. las frases de esta nueva clave Morse con el paso alegre del que no pesa. A los pozos sólo se baja una vez, cavando. En la nieve no hay eco que deforme la algarabía ronca de los trineos; cuando pasa el último perro sólo queda el humo de la pantalla oscuro bajo la noche oscura: equivocar el camino es llegar a la nieve.

252 253 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

En la mañana no quedará nada de la fiesta, ni jirones de música. XV Sólo objetos a la intemperie, pálidos de frío como el hombre que los mira.

Suelo abajo, donde debe. La noche Suelo arriba, donde debería estar la noche. apenas deja verlo, una cuchilla el reflejo. Ladran los perros tras la verja, cohetes a lo lejos, carnaval. No hay nadie a la puerta, sólo el eco frente al extranjero, los dos hechos de viento. Como rehén de un adentro que no tiene afuera ve pasar inmóvil este lugar como se ven las cosas que no tienen remedio. Se quedó ahí como en cualquier sitio porque una vez que se deja la casa ya todos los sitios son tan sólo eso, otros sitios donde quedarse. ¿Lo uno y lo otro, el lugar del que venimos y el lugar en que nos quedaremos, eso es el aprendizaje, lo visto a través de tantas ventanas? ¿Comer para eso la fruta agria, para eso creer en lo que traían las cartas y los días? Para saberlo no valía la pena el viaje.

254 255 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

XVI XVII

Recordar se le ha vuelto oficio, Tal vez sólo hay margen, y nada adentro. trabajo con horario y disciplina. Adentro de aire preso, como un fósil. Pero no viene aquí a recordar. Lava en la que dejar grabado el rostro: Esa casa en ruinas lo necesita: espera, costumbres y otras formas del círculo. pagar recibos, recoger papeles, Espejo en el que un pájaro detenido sufre arreglar las cortinas como si alguien insomnio y planea un vuelo trasatlántico. viviera todavía al otro lado, Tal vez no hay adentro, sólo aire espeso cerrar bien las llaves del agua. en el que patalea un hombre caído Nunca pidió que estuvieran abiertas desde una realidad de trazos rectos. ni que de ellas saliera sólo tiempo muerto. Tal vez cayó dentro cansado de su reflejo Sólo es culpable, tal vez, de leer (porque reflejarse es mantenerse afuera) a José Hierro en el avión y la imagen de entonces aparece (esas llaves abiertas inundando cada vez que alguien se asoma. El margen una casa pobre de Santander) es la tierra viva que rodea un rostro, ya libre y de estar ahora de pie, mirando de la grieta y el relámpago. Petrificado. por la ventana, como quien se encuentra de pronto en otro cielo, en otro reino extraño.

256 257 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

XVIII XIX

Ha llegado aquí, donde lo lleno y lo vacío El viajero se sentó a la mesa se funden un instante, y han llegado mirando por la ventana los plátanos, tras él la luz que pasaba entre las ramas las colmenas de abejas que trazaban y el viento que venía enredado entre la luz. su propia geografía entre la hierba. Ha llegado el río que prometía llevarlo Se dio cuenta de que tenía el brazo de regreso al origen, los aeroplanos apoyado de la misma manera y los amaneceres de los que salen, que lo hacía su padre. Es la sangre, las fotografías y las ciudades inútiles pensó, a la que miramos cuando une que caben en la palma de la mano. y a la que ignoramos cuando separa. Llegó primero una hoja con la humildad tonta Las cigarras habían salido huyendo de las hojas y después una piedra de las abejas. De la misma forma con la ira anacrónica de las piedras. llegó también el tiempo de la sangre, Llegó luego un hombre que sólo tenía el tiempo que luego dura y no acaba. la piedra y la hoja en la mirada. Para cosas tan distintas la sangre, Llegaron todos aquí, al fondo de la noche para sentirse el mismo y el ajeno, para librar estas batallas perdidas para levantar la casa y destruirla. que ya ni siquiera son sus batallas. A esta llegó sin aviso y puso en los vivos los ojos de los muertos, reunió todas las fotografías y las enterró para no encontrarlas. Los escondidos, los que huyeron, todos los que no volverán, la misma historia

258 259 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

que se cuenta a la luz de otras ventanas, todo valió menos que veinte de cobre. En sus noches sin sueño el viajero XX busca en los libros sentido a esa sangre y encuentra sólo un siglo hecho pedazos con horario y limpieza, abandonado Hacia arriba y hacia abajo son las dos maneras como esas cigarras derrotadas: de cómo y los dos destinos de cuándo. Espejo de palabras, ¿dónde estuve? Ciego desde aquí hasta el final de lo futuro, el viajero comenzó a guardar en cajas las fotografías y los papeles, separó en montones los pasos recorridos. Hacia arriba y hacia abajo son las dos maneras de por qué y los dos destinos de sin remedio. De los armarios salían años encerrados, voces que equivocaron su camino, que llegaron a dos lugares al mismo tiempo. No es verdad que haya puente, sólo las dos orillas. Recogió los cristales rotos por el viento, descansó en su rincón favorito del diluvio. Hacia arriba y hacia abajo son las dos maneras de no hay salida y los destinos de todo vuelve. Nada más que un parpadeo, un instante frente a un objeto para estar de nuevo ahí, frente a la escalera del frío.

260 261 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

El viajero entró en la habitación de sus padres y miró las paredes, XXI los retratos, los santos del altar. La luz daba apenas en el espejo. Se asomó un poco por el margen Se puso en pie, se dijo “estoy sudando”, y me dijo “por fin has regresado”. empujó la puerta de hierro, el lodo de los corrales era la medida de toda la tierra. Puede correr en otra dirección, tomar desvíos si le apetece, no mirar atrás si tiene miedo de que se le note miedo en la mirada. Tarde o temprano pensará que ha puesto toda la tierra de por medio y tendrá que detenerse a descansar —difícil resistirse a una plaza de brisa con palomas. Sentado a ver pasar la paz ajena, sólo entonces se dará cuenta de que ha sido atrapado, que no puede escapar si es la tierra entera quien lo persigue, si los ojos de otros que han huido tanto como él devuelven la misma imagen cansada en los márgenes. Nadie está preparado para el viaje, nadie sabe cuándo llega a ese punto desde el que ya sólo se puede volver.

262 263 L u i s A r t u r o G u i c h a r d

Itálicas, peldaños

II, 13. Siempre la claridad viene del cielo: Claudio Rodríguez, Don de la ebriedad. II, 14. Que sombra sobre sombra sólo es sombra: Gerardo Deniz, Adrede. VII, 11-12. Venimos / de la noche y hacia la noche vamos: Vicente Gerbasi, Mi padre, el inmigrante. X, 2. Todo pasa reducido a silencio: Campanas subterráneas Gabriel Zaid, Sonetos en prosa. XII, 10. No ser nunca quien parte ni quien vuelve: Eugenio Montejo, Terredad. g XIV, 21. Equivocar el camino es llegar a la nieve: Federico García Lorca, Poeta en Nueva York. XV, 7. Como rehén de un adentro que no tiene afuera: Hugo Mujica, Escrito en un reflejo. XVI, 17. En otro cielo, en otro reino extraño: Lope de Vega, Rimas, citado por José Hierro en Cuaderno de Nueva York. XVII, 11. Porque reflejarse es mantenerse afuera: Roberto Juarroz, Undécima poesía vertical. XIX, 30. Espejo de palabras, ¿dónde estuve?: Octavio Paz, Pasado en claro.

264 Noche abajo

Ir hacia arriba no es nada más que un poco más corto o un poco más largo que ir hacia abajo. Roberto Juarroz, Primera poesía vertical. Realidad y márgenes

Se trata de caer, de hacerse piedra y buscar las piedras del fondo porque al fondo está lo pesado y en la superficie lo liviano, hay que caer como buzo, como carnada bien prendida al anzuelo por un sedal que no se ve. Arriba que haya árboles mirándose en el reflejo multiplicado de las ondas, ondas en círculos porque los círculos son perfectos, como todo lo de arriba, que sea círculo lo que se ve y círculo lo que se diga, redondo como pensamiento que da vueltas alrededor de un reloj porque ver el círculo adormece y porque es muy, pero muy naif dormirse pensando en los círculos de Proust.

269 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•• •••

Darle vueltas a la piedra porque estamos en la hora de los Tirón hacia abajo, nada de descenso, esto no es turismo de círculos, aunque las piedras, ya se sabe, no nacieron para el montaña, es el agua y el agua es algo muy serio (las piedras círculo (tampoco nacieron), se les da sólo la línea, el ángulo no beben, son todavía más serias). No, el agua no te busca, no es su hábitat, golpean recto y sin swing, no se adaptan tú caíste, por costumbre o por oficio todos caen o quizá sólo bien a los puntos suspensivos, no tienen matices, pues, sólo porque en el fondo saben que verán algo, un espejo, una grietas caprichosas que cuentan una vida complicada, como pantalla, lo que sea cóncavo que hay adentro, los colores vale la pena, sólo aristas de carácter volátil que golpea sin enloquecidos, la flama, una bandada de cotorros, lo que dialogar: ya te he visto, buzo, carnada del hipotálamo que hayan perdido en el camino, los juguetes, los desvanes, está allá arriba, en la cama, rendido de antemano a sus los pelos erizados, sí, estamos hablando del fondo del ojo, círculos, buzo, sumérgete y pelea. el cristalino, sí ¿adónde más crees que caen las cosas, buzo imbécil?

270 271 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••• •••••

El remolino es la perfección a la que aspira el fondo, su De brazadas ciegas se va el buzo, ya se fue, ya va muy lejos. tumulto más revolucionario. Es su idea de pulso y de Va en la corriente a caer directo a los brazos del fondo. En el tránsito, sólo tiene fin y a nadie le interesa su principio, es cieno abajo camina, ya es pingüino, payaso natatorio, la matemática y la natación en el punto de belleza que plomada y nada. En el fondo el buzo tasca su freno, pero aún destruye, lo más rápido y lo inmóvil. Cuando el remolino así, abandonado a su inutilidad, el buzo camina en círculos, llega, el fondo asciende, asesina por sorpresa, se abre un traza el símbolo que le es propio, no rinde su ballet. En lo camino nuevo cada vez, luego esconde su arpón y no ha oscuro palpa ahora, manos extendidas y burbujas hacia pasado nada. El remolino es cínico, el fondo lo admira. arriba, es un niño en el parque vacío al que otros niños Cuando nadie lo ve, juega a encender pequeños tifones golpean la cara con una pelota, es un perro muerto, una lanzando piedras hacia arriba, volando cometas de agua frontera, alga del fondo que muerden los peces. turbia, acumula ira que pondrá al servicio de su dios con la fe del que quiere alcanzar lo que sea que tiene arriba.

272 273 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••••• •••••••

Con los bolsillos llenos de libros, como llega al café de la Las luces de los puertos y los puertos que están a oscuras mañana, así cayó. No se sentó en una esquina con poco atraen al cristalino, lo hipnotizan como a los peces, lo hacen ruido, se puso en el centro del tumulto, el huracán girando sin entrar en una botella sin salida. El cristalino busca las darle importancia y se puso a leer. ¿Nunca has visto un buzo distancias para huir de la contracción, es músculo y no le con la escafandra llena de libros? Eso es porque los buzos no gusta, quiere campo abierto, mar abierto, da lo mismo. La tienen bolsillos ni al fondo del cristalino hay un café. Eran extensión, no el fondo que es su guarida, su cueva que lo libros de poesía y ensayos psiquiátricos, la mesera los mira domestica, lo sujeta a una red de nervios y de pequeños desde lo alto al traer la taza y dejarla caer de un solo golpe látigos eléctricos. No le creas, buzo, la verdad es que te sobre el cristalino. No son libros lo que hay en la escafandra. espera cada día, te desea porque le traes algo de planicie Son cangrejos. El buzo se la quita a toda prisa y prueba a sin límite, un recuerdo de puertos en cuyas aguas beber su café de la primera hora de la noche. no se veía el fondo.

274 275

Simón el estilita

entonces debes ser simón me dijo señalando mis sandalias mi torpeza mis ojos llenos de desierto. Eduardo Chirinos, Humo de incendios lejanos. Realidad y márgenes

No pidió el privilegio de la piedra. Simón vio en la arena la única materia válida para el amor, la humilde, la siempre viva. Se confió a ella con la fe provisional del eremita, del que no cree en las banderas que arrastra por el desierto. Simón, Simón, ese fue el nombre que le dio la arena. Del anterior, su nombre de nacido bajo el sol, ya no se acuerda. La arena lo llevó a su trono, le mostró el camino hacia arriba y le dio la columna. “Simón, Simón”, le dijo un día más claro que otros, “no hay nada fuera del desierto, esto es todo lo que hay que saber. Toma tu cuerda y sube. Aquí arriba está todo: estás ya tú y no lo sabes”.

279 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•• •••

Descubrió que el equilibrio más peligroso no es el del salto y Sintió vértigo, vio los círculos. Estar arriba no es diferente de ir la pirueta, sino el de los dos pies firmes en la tierra. Trajo la cayendo. El único círculo que había era en verdad la columna, tierra a lo alto con una columna y desde ahí fundó el acto de salía de su ombligo y se clavaba en la tierra. Todo es tierra, fe; antes llamó fe al hecho de estar de pie sin hacer nada. círculo, la voz de dios buscándonos en el desierto. Simón Hundió el cielo en lo profundo, donde la creación ha dejado de aguzó el oído: para oír ¿había que estar muy arriba o muy moverse. “Éste es mi reino”, dijo, “el de la campana subterránea”, abajo? Tal vez lo mejor era no saberlo. Simón se dispuso a no y llamó a los fieles a oficiar bajo los caminos. Rápidamente se le saber. No somos nada más que el oído puesto al viento por si atribuyó la vista de Linceo y se dijo que veía bajo tierra y pasa la voz de dios camino del desierto. No somos nada más bajo los ojos de los hombres. Él dijo que sólo era el minero que la columna que sujeta tu ombligo a la tierra, nada más equilibrista, el aprendiz de la piedra más volátil, el que veía las que los círculos cada vez más pequeños con los que la voz de vetas de la nube. dios se acerca a la columna. Treinta y siete círculos.

280 281 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

••• •••••

“Treinta y siete años llevo en esta columna”, me dijo, “los Duermo con la cabeza en la orilla de la plataforma, siento el mismos que tú has perdido vagando por el desierto. Cambia infinito. Los hombres que se dicen santos buscan durante el suelo, las montañas se mueven, la piedra se deshace entre años el infinito en este desierto y no ven que está al alcance las manos, así seguirá una y otra vez y tú no escucharás la de la mano: no necesitan nada más que una columna en voz de dios. Arriba de la columna no hay piedra ni desierto, ruinas y poner la cabeza al borde del abismo. En la noche sólo aire, y por eso estoy más cerca, no por la altura como oigo quince metros por encima y me pregunto qué será oír mil, creen los simples. La piedra se ha hecho polvo entre mis diez mil metros por encima, el rumor del mundo cuando manos y me ha quedado una grieta, acércate y mira. Es en ya ha dejado de ser mundo y es dios fluyendo entre las las grietas donde dios asiente, en el aluvión que dejan los nubes. Algunas noches creo que he estado ahí, pero al años en las manos cuando borran las líneas de tu nacimiento”. despertar no lo recuerdo y sólo veo los quince metros que me han regalado para alargarme la mirada.

282 283 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••••• •••••••

Noche arriba me olvido de todo y salgo al día. Antes, al Y después de todo ¿no habrá llamas, sólo la misma salir, decían que era un loco con una cuerda atada a la piedra? Así es. Los hombres santos que saben muchas cintura. Nunca he dicho para qué es la cuerda. A menudo cosas dicen que el mundo terminará en llamas, pero yo iba a sentarme en la sombra, junto al muro de la escuela, y creo que ya terminó y que de ese fin vienen las piedras. oía jugar a los niños. De ahí no me echaban nunca, Vivimos sobre el fin, ya no tenemos que buscarlo. Estamos porque ¿quién echa a un mendigo que se sienta junto a la encaramados en el fin del mundo, pero nadie busca una tapia de los niños? Era una cuerda como la que usaban columna para verlo bien desde arriba. “Simón, Simón”, me los niños para saltar, ése es todo el secreto. Llevo la dijo un día más claro que los otros, “toma el fin del mundo cuerda porque sentado ahí escuché la voz que me dijo que y ponlo sobre esta columna, no hay nada fuera del desierto, saltara como ellos, pero que me quedara arriba. Noche esto es todo lo que hay que saber. Toma tu cuerda y sube. arriba oigo a los niños jugar, cuando comienza a despuntar Aquí arriba está todo: estás ya tú y no lo sabes”. el sol por detrás de mi cabeza.

284 285 Planetas

Y todas esas cosas que van y vienen deben de ser sangre, pues buscan desesperadamente un corazón. Josu Landa, La luz en el vano. Realidad y márgenes

Noche abajo veo planetas dando vueltas en círculos. A veces pienso que me oprimen, a veces, que me atesoran. Estoy oculto para que no me toquen y así están ocultas las cosas que busco. Todo está protegido de nosotros por los círculos. Simón me dice al oído que los círculos son la voz de dios, me habla de la piedra y a veces del relámpago. Las noches que duermo con la cabeza a la orilla del abismo escucho ese rumor en el que dios asiente y destruye. Pero al despertar todo sigue oculto.

289 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•• •••

¿Cuánto tiempo debo ver el cielo para encontrarle forma? Los En lo alto el buzo descubre que es estoico, que no le interesan he buscado en todos los Plotinos y en todas las guías los límites ni los umbrales, que si cae es porque caer es sólo de campamento bajo las estrellas y sigo sin ver ni osos ni una manera más rápida o más lenta de moverse, que así cochero ni metamorfosis, sólo el reflejo de mis gafas. Un día está bien. En lo alto el buzo comienza a sentirse cómodo, voy a entrar en un quirófano, les diré que es para quitarme las aprende una noción de gravedad (otra más) y flota. El buzo dioptrías, pero cuando esté dentro pediré que me devuelvan es un astronauta sin planeta, el fondo (que ya confesó ser el ojo) todos los planetas que he perdido. Y veré alguno de más para era sólo otro territorio donde plantar bandera. El fondo está, resarcirme de tanta noche sin figuras. ahora sí, realmente perdido ¿qué hacer con un prisionero que no quiere salir a la calle, con unos números que no quieren suma, con un arma que no quiere percutir nada?

290 291 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••• •••••

Adentro todo está en su sitio. La musiquilla de las pobres Debe de haber un planeta solitario allá arriba, desde el que esferas y los planetas esos que dieron la vuelta para que alguien se asome sobre el laberinto, alguien que nos siga sucediéramos, están bien firmes y sujetos en los libros de a ratos muertos, nos vea huir y reconocernos, quedarnos Lihn y de Montejo. Pero hay este destello de pronto, lejos de muertos de miedo ante alguna puerta. Tal vez soy yo los libros y su sintaxis. Este destello ahora, en el fuselaje de quien está asomado ahora sobre las hormigas del pasillo y este avión de doscientas toneladas, que no va a entrar en me veo a mí mismo junto a la cama, esperando. Venga, ningún libro, que está sólo aquí, al fondo de esta noche. O hormiga, hay que dejar en paz al que ha caído y seguir quién sabe, tal vez todos los aviones provienen del mismo caminando. libro y ninguno de estos reflejos se ha perdido.

292 293 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••••• •••••••

Ahora no puedo recordarlo. A veces, noche abajo, creo No sabes despertar, no ves que se acabó la anestesia por recordar que se llamaba Tomás, y lo llamo así, pero no de ahora, que la campana dejó de sonar en los pasillos. Las día. Algunas noches abajo incluso lo veo. Estamos los dos notas de color de los dibujos animados no tienen nada que solos (hijos de padres viajeros) en una esquina del patio. ver con el colirio que te está escurriendo por los ojos. No Él era mejor que yo, sabía pelear, no usaba gafas, se sabes despertar. Sólo pones en imágenes amables el comunicaba firme con la realidad. Tras el terremoto ya no bombeo, es sólo eso, bombeo, y luego nada. Planetas volvió a la escuela. Planeta Tomás, planeta Arturo, tantos dando vueltas en tu sangre. planetas de nombres que no recuerdo flotando por ahí lejos de esta noche.

294 295 Duermen furiosamente

Colorless green ideas sleep furiously. Noam Chomsky, Syntactic Structures. Realidad y márgenes

Ven a la sintaxis y ordénate, el mundo te está esperando para que vueles en torno a nuestras culpas. No hay colores, sólo hay orden en los números —si es que el cero no está suelto— y como ya lo dijo Parra —o no lo dijo, pero lo pensó— las letras tampoco tienen orden, son hormigas (las cosas no tienen sentido, tienen existencia, ya está dicho en otra parte), son hormigas que llevan a la espalda los restos de tu vida, míralas subir por este montón de estiércol con los restos de tu diamante a las espaldas (es inútil, no se come). Las hormigas, hmmmm, ésas sí que no tienen sentido, sólo tienen existencia.

299 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•• •••

En la tinta verde nadan las hormigas, en la tinta turquesa Y tres, no hay nada en la tinta, sólo ideas sin color y sin que va dejando en el suelo la salamandra en celo. Para el natura. Lo que natura no da, ya se sabe dónde acaba. No cortejo come fuego, cambia de color y alborota las hay tinta fresca, hay un manchón en la pared del cuarto, hormigas en su agujero. Míralas con su carga, es un hada un mosquito en holocausto. Es de noche otra vez y la lo que llevan, ya lo dijo Blake y ya lo he citado en otro sitio, cama flota a la deriva (esto seguro ya está dicho muchas no insistas, todo está dicho en otro sitio. Sólo la veces, así que no cuenta como cita). Lo que es verde es el salamandra la he dejado sin citar con su líquido turquesa, cuaderno de piel de salamandra y lomos camaleón. A su lengua de dos puntitas, su paso como de mulo en el todos les gustaría ser modernos y trabajar el camaleón en abismo (no, esto tampoco lo había citado antes, pero viene la poesía, pero todos acaban siendo pequeñas lagartijas a cuento a esta hora de la noche en la que las hormigas que comen mosca y eructan largamente frente a mi cama son el único camino que se puede oponer con éxito a las a la deriva, mientras duermo soñando con los círculos estrellas). de Proust porque es muy, pero muy naif dormir soñando con los círculos.

300 301 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••• •••••

Después repartimos las entradas para el concierto Duermen furiosamente desde el año cincuenta y siete, dadaísta, con música de címbalos para todos los públicos. antes de que Ginsberg se dejara las barbas y viviera muy Invitamos al esteta, que se puso trascendental y divo, recitó mono en Nueva York, antes de que Bowles se fuera al Catulo en el oído del diablo, como en Simón del desierto a comer altramuces. Íbamos todos a escribir un desierto, dijo que allí estaba todo y no lo sabíamos, se gran libro, lo que pasa es que decidimos que era mejor puso a tocar un tambor de Calanda. Vinieron las libertades soñarlo, soñarlo con gana y disciplina, y así se fue y nos volvimos todos vanguardistas, con un ojo puesto en alargando hasta que finalmente se canceló porque eso sí, ser un día vanguardistas históricos que cobran en la fila de oh mis parientes, todos teníamos un agente literario que los premios. Los poetas, oh sí, es que no leemos nunca en nos orientara la carrera y nos convirtiera en glorias público, lo telúrico de la palabra dicha, oh sí, sólo cuando modernas contestatarias y felices, rellenos de altramuces y nos dan un premio. Oh sí, estaremos todos en el concierto rayas neoyorquinas de las finas. Se pospuso y dormimos dadaísta: allá nos vemos. el sueño de los justos furiosamente.

302 303 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••••• •••••••

Abróchate el cinturón, ponte la brocha en el ojal, pinta de Tal vez sí sabes despertar: es sólo cuestión de fijar la vista colores tu Lautréamont anotado en la Sorbona. Cómo nos en una forma, digamos un triángulo. El triángulo es un reloj hubiera gustado el paraguas aquel para la escena del de arena. Lo que hay dentro no es un remolino por el que crimen. Ay, ya no hay modernos. Zurita, Zurita, por qué caen buzos, sino el suero que gotea. Fíjate bien, es sólo nos has abandonado. Pero el dolor, Ovidio mío, o cómo un tubo de plástico, no hay más misterio que una tripa iba eso. Ya no hay tinta verde ramoniana ni caballos transparente por la que cae un líquido que entra en tus también verdes ramoneando en los ojales del Pombo. Ya venas. No hay más misterio que la gravedad empujando no hay caminos a la gloria rimbaldiana, lo único que nos líquido en tus venas. queda es intentar ser completamente modernillos y caminar la cuesta arriba de otro siglo, llevando a cuestas muchos, pero que muchos pixeles.

304 305 Barcos, laberintos

La muerte le ha puesto cabeza de oscuro minotauro... García Lorca, repetido obsesivamente por Vásquez Aguilar. Realidad y márgenes

El reloj se detiene cada poco. No es el reloj de Proust, sino el que llevaba mi padre cuando lo trajimos. De bolsillo, con un mar grabado en la trasera, mar gris pátina. Vamos en el mar, en un barco que gira como si los polos se hubieran vuelto locos. Le doy cuerda al mar que me dejó mi padre, el remolino se lo lleva a él, que conoció el mar a los cuarenta, y a mí, otra vez de su mano.

309 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•• •••

Limpio el reloj todas las noches, pero el mar gris pátina no Va empezando este domingo. Al otro lado de los párpados se vuelve más real ni más claro, sigue siendo un reflejo caídos, también gris pátina, las aves pasan de largo, sin detenido, un viejo enigma que no espera ser resuelto. asomarse al ventanuco por el que entra la única luz del Estamos otra vez en el barco, como hace varias noches, cuarto. Ruidos en el pasillo. Le doy cuerda al reloj para pero yo sé que esto es un libro, no es un sueño, y que esto encender mi mar secreto, acaricio el mar del otro lado, que no es un barco, sino un coche que atraviesa la ciudad en se ha puesto de pronto húmedo en mis manos. medio de la lluvia.

310 311 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••• •••••

Es también un laberinto de doce puertas y sesenta pasillos. Vamos a dar a él desde el mar gris pátina. Voces que llegan distorsionadas, voces de hormiga desde Papeles, sábanas, sangre esperando en sus cartuchos. Es un pasillo que parece más lejos que la otra vida, voces al tarde y las comparaciones no me gustan. Es tarde y no doblar la esquina. Más allá de nuestro laberinto continúan hay nada que hacer, sólo recorrer los pasillos que en uno su trabajo el eje de la tierra, la galaxia y las enanas de estos momentos van a tapiarse. A la salida ¿habrá un blancas. No somos nada más que una muesca en el abismo? círculo, una piedra lanzada a ese laberinto. Una muesca, una puerta ya cerrada.

312 313 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••••• •••••••

Tal vez sea cierto que las direcciones son seis y no cuatro, y hay El reloj y la cama del hospital, el círculo y la línea. Es hora que sumar arriba y abajo. O tal vez esas sean las de irse, el barco va por la línea blanca que mantiene al únicas que importan. ¿Qué más da sur o norte? Pero son círculo, ahora giramos y vamos a un edificio blanco. Aquí muy distintos la lámpara y el suelo, la luz vertical y el aire dormimos al final, nada de abismo, sólo los mismos horizontal. Nosotros vivimos en el aire, pero hablamos de pasillos. Somos una muesca en el círculo y le damos la luz, la que atraviesa las cosas en la dirección que nos cuerda al mar del otro lado. importa. Bien lo decía Simón, bien lo decía Juarroz. Ahora lo sé bien yo, viendo desde arriba esta habitación despojada de horizonte.

314 315

Noche oscura del hipotálamo

Lenguaraje para detener lo inevitable... Creo que lo dijo José Kozer en uno de sus tantos libros. Realidad y márgenes

Nuestras pesadillas también dejarán de ser nuestras. Vendrán razonamientos rectos, la luz del día. El dios Pan que ahora está copulando con la cabra, su nariz hinchada con el reflujo, sus poros en tensión, también han de cansarse. ¿Alguien sabe bajo qué matojos duerme? Mañana la cabra se irá alegre por el camino rocoso por delante de Alberto Caeiro, cuidador de rebaños. Será la misma cabra y será ya otra.

319 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•• •••

Anoche soñé con un señor flaco que se parecía a Alberto En sueños di una conferencia perfecta sobre el mito de Osiris, Caeiro, guardador de rebaños. Me daba un consejo: “sobre versión de Heródoto (el dialecto, la sintaxis, todo perfecto). todo, no confíes en el sol”. Mi hija llamó pidiendo su biberón y Era algo sobre desmembramientos y falos de madera, todo su perro de peluche. Mi mujer soñaba con un señor flaco que muy simbólico. Al final uno de los estudiantes levantaba la se parecía a mi padre. Le daba un consejo: “sobre todo, mano, era un estudiante pero en el sueño era Heródoto con duerme liviana de noche”. Nos levantamos los dos a buscar la un gorro frigio (debe de tener un significado) y decía: “eso es leche y el perro. Los dos señores flacos se quedaron en onírico, el mito de Osiris es el sueño de los que duermen en el silencio, sin saber si mi hija soñaba también con ellos, bajo la templo y así reciben respuesta del dios”. Seguí durmiendo, forma de un biberón y un perro de peluche. creo que sin respuesta.

320 321 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••• •••••

¿Quién dice que al fondo de todos los poemas duerme un ¿Y si más bien tenía que ver con chivos expiatorios? Creo caballo? Yo sólo sueño con el tótem-con-forma-de-caballo. que eso venía en un poema de Óscar Hahn que trataba Estaba en el Museo Británico, yo lo sé porque pagué mi sobre la hidropesía de Heráclito. “El chivo estaba en entrada y comí un sándwich de pollo con curry. Yo lo sé verdad lleno de agua”, dijo el estudiante levantando la porque tenía un nombre impronunciable (ni los museos ni mano (ahora bajo la forma de Mircea Eliade en sus años los sueños son muy coherentes) y un cartel con una portugueses), “representa la imposibilidad de volver al historia de migraciones en barcas del Canadá, penínsulas útero materno, al echarlo de la ciudad y matarlo a palos rocosas, amaneceres entre flechas (qué lástima haber (mole de chito) se cura la nostalgia del origen”, dijo y se perdido el folleto) y el sueño de un pueblo velado por el sentó (ahora era Papini en su viaje español y le aplaudían tótem-con-forma-de-caballo. sus compañeros: “dale, doblégalo”). Dije que no, que tenía que ver con tuércele el cuello al cisne y que en resumidas cuentas todo esto de lo que realmente trata es de la búsqueda frustrada de la pertenencia.

322 323 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••••• •••••••

El pájaro vivía en una tienda india a la vuelta de la Es una mera conversación con mi hipotálamo, me digo, Residencia Universitaria, enlataba té y hacía muebles que piensa en segmentos de siete porque así le bombea lacados con madera de palisandro. En su sueño (dentro ahora la sangre. Si fuera más tarde quizá pensaría en del mío) salía volando con las latas de té y bombardeaba segmentos de doce o catorce. Se concentra en el siete, se Londres, tenía el corazón lleno de ceniza. En las noches atora en el siete porque es simbólico y porque no entendió en que no podía dormir, varado, se asomaba a ver qué la Hypnerotomachia, mi hipotálamo, perdido en niebla, que pasaba por mi hipotálamo y me horadaba el cráneo sueña con Alberto Caeiro —¿o era José Kozer?— sólo como en “El almohadón de plumas”, me contaba muy bajo sus porque lo estuve leyendo ayer mientras le daba cuerda al historias de inmigrante resentido, porque, en fin, ud. reloj de mi padre con el mar al otro lado. El hipotálamo entiende... mira todo así porque no puede con lo que le dejó el día, porque ya no da más, porque todas las imágenes se le han ido tal vez al fondo, donde sólo estoy yo durmiendo.

324 325 Campanas subterráneas

Hay campanas que bajan de lo alto de las iglesias cansadas de la altura y de los techos y cavan en la tierra fuertemente: se transforman en campanas subterráneas. Rafael Courtoisie, Orden de cosas. Realidad y márgenes

Hace falta un punto y peso. Basta un punto casi invisible, una punzada de alfiler en el dedo y luego un peso mínimo, la cabeza del alfiler, para que el punto crezca cada noche, para que se vuelva el eje de un remolino vítreo. El punto estaba puesto desde el principio. Al nacer no había un ángel de Dante esperando para ponernos un largo mensaje en la frente: sólo se nos puso el punto, el pinchazo de la anestesia, el pinchazo del suero. Nada más nacer se duerme, se comienza a cultivar el eje de la grieta.

329 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•• •••

Las grietas crecen en la frente, conducen hacia adentro la Ocurre en febrero, el mes de la fiebre, el que cultiva la grieta. velocidad del mundo. Adentro hay otro ritmo, fluye la sangre Suben a las sienes las campanadas y anuncian que el con pasos aprendidos de los hombres pero no se sabe qué invierno todavía no se ha ido, que las aves están posadas en hay dentro, si hombre, si árbol, si desierto. Hay campanas que una república sin viento. El punto presiona entonces como cavan en lo hondo, gallos de colores poniendo el cuerpo en nunca, las venas llevan el tañido como nunca. Lo único que pie contra la sombra. Adentro hay reflejos, caminos que suben se puede hacer es flotar hacia la superficie como si fuéramos a las sienes, redoble líquido que tarde o temprano se ha de un odre de aire, una casualidad de aire caliente en un río de volver metal duro, vidrio que a veces nos muestra los reflejos, corriente fría, una noche de invierno en que un viajero… sales detenidas en la erosión lenta de las venas, aire que mueve un instrumento de viento sin acorde.

330 331 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••• •••••

Todos los reflejos vienen a dar aquí y aquí reverberan en un En los hospitales la noche tarda más en rendirse, tanta luz en prisma. No son más que músculos, me digo, reacciones los pasillos. Coloca la almohada, no dobles el brazo de la químicas, fluidos sin conciencia. No son más que vértebras, aguja. En torno al ojo hay una línea roja que enmarca el tendones, aire liberado de las articulaciones. No soy más que mundo. No hay línea aquí, todo vuelve al círculo, la onda un amasijo vegetal, animal, mineral dando vueltas en el expansiva de adentro hacia fuera, el sueño de afuera hacia prisma. Lo que se ve en el cristalino, a lo lejos, es el buzo adentro, el tiempo en todas direcciones traza círculos cayendo, el remolino que se lo lleva al otro lado de un cuarto concéntricos. Te han cercado, pues, el suero vuelta y vuelta de sábanas blancas, de jeringas y catéteres. No hay nada al de los frascos transparentes al aire que se escapa, por fin, de otro lado de la sábana, sólo unos ojos que me miran la garganta. Ven y no te vayas. angustiados.

332 333 L u i s A r t u r o G u i c h a r d Realidad y márgenes

•••••• •••••••

Los objetos sólidos también van en tránsito buscando su Vamos al último círculo dormidos, las ruedas girando por el dueño, ellos también tienen su travesía del desierto. Ellos pasillo. Después todo será salir, las cosas dejarán de girar, se también tienen su grieta, su edad marcada sin remedio. El irá el prisma y quedará sólo el corazón si late. frasco deforma todo lo que entra por la puerta: ahora hay un rostro, la línea blanca de una bata, ahora hay esa sombra gris instalada en la esquina hace unos días. No hay nada al otro lado, sólo el prisma al que llega el dolor del corte, la textura de la cánula, la mano que duda frente a tus ojos, esa luz moviéndose deprisa. No hay nada al otro lado del corazón si late.

334 335 Contenido

Presentación ...... 7

Nadie puede tocar la realidad Cosmografía El orden de las cosas ...... 17 El camino hacia arriba y hacia abajo ...... 19 Día de la creación ...... 20 Animal que sí existe ...... 21 Europa ...... 22 Perros de caza ...... 23 Contrarios que no se tocan ...... 24 Memoria ...... 25

Mi perro de los aeropuertos Visto en la noche ...... 29 Mi perro de los aeropuertos ...... 30 Una casa para Mr Guichard ...... 31 Y un traje ...... 32 No necesariamente la mía ...... 33 Tránsito ...... 34 A un dios desconocido (i) ...... 35 O tal vez sí ...... 36 Caligrafía ...... 37

Jardín de hierro Nuestra piedra ...... 41 Web ...... 42 Exorcizo te ...... 43 House ...... 44 Amigos olvidados ...... 45 Naranja dulce ...... 46 El espejo ...... 104 Saturno y sus hijos ...... 47 Tacto ...... 106 Jardín de hierro ...... 48 La luna de estío ...... 108 Levante ...... 49 Oficio de aire ...... 110 Relevo natural ...... 112 Ante la orilla inmóvil Lección de viento ...... 114 Libre de mí ...... 53 La otra mano ...... 116 Otro lado ...... 54 Bazar de antigüedades ...... 55 Los sonidos verdaderos Matutino ...... 56 Serpiente de lluvia y luna Mar rico en peces ...... 57 I ...... 125 Juego de niños ...... 58 Ii ...... 126 A un dios desconocido (ii) ...... 59 Iii ...... 127 Camino atrás ...... 60 Iv ...... 128 Seré materia ...... 61 V ...... 129 Vi ...... 130 Versión aérea Vii ...... 132 A mano alzada ...... 65 Viii ...... 133 País sin trenes ...... 67 Ix ...... 134 Mascota mineral ...... 69 X ...... 135 Un libro italiano ...... 71 El engranaje ...... 73 Poemas de la derrota necesaria La silla del poeta ...... 75 I ...... 139 Ruido ...... 77 ii ...... 140 La mano de Borges ...... 79 iii ...... 141 Libros blancos ...... 82 Iv ...... 142 Simetrías ...... 84 V ...... 143 Ventanas ...... 86 Vi ...... 144 La camisa ...... 88 vii ...... 145 Retrato aéreo ...... 90 viii ...... 147 Mecánica vegetal ...... 93 ix ...... 148 Calzada de los misterios ...... 95 Capitales ...... 97 Ninguna es mi voz (homenajes, retratos y variaciones) Poética de aire ...... 99 Emilio Prados llega a México ...... 152 La frontera ...... 100 Lamento de Abelardo ...... 154 Objetos a la intemperie ...... 102 De un cancionero de la misma época ...... 156 Alfonso Reyes navega hacia Aanfípolis ...... 158 Interfoliados ...... 204 Poética suficiente ...... 161 L’infinito viaggiare ...... 205 No hay tal lugar ...... 206 Agua del Paraíso Mutatis mutandis ...... 207 I ...... 165 Cicatrices ...... 208 Ii ...... 166 Blancos ...... 209 Iii ...... 167 Pie de imprenta ...... 210 Iv ...... 168 Rato libre ...... 211 V ...... 169 Vi ...... 170 Atlanta Vii ...... 171 I ...... 215 Ii ...... 215 Un espacio no mayor Iii ...... 216 Círculos ...... 175 Iv ...... 216 Vestigios ...... 176 V ...... 217 Las campanas del sitio en que nacimos ...... 177 No fuimos hechos para la culpa y para el miedo . . . . 178 Ocho cartas sin destino En el umbral ...... 221 Margen de espejo Unas llaves ...... 223 Algo borroso El piano ...... 225 El año de la serpiente ...... 187 De caza ...... 227 Karma ...... 188 Junto al foso ...... 228 Tareas pendientes ...... 189 La mitad ...... 230 Trotes ...... 190 Diccionarios ...... 231 Cómo trabaja la tierra ...... 191 Espíritu de los tiempos ...... 232 Trópicos ...... 192 Manos de barro ...... 193 Margen de espejo Exvoto de hoy ...... 194 I ...... 237 Dragones ...... 195 Ii ...... 239 Doble vida ...... 196 Iii ...... 240 Flechas ...... 197 Iv ...... 242 V ...... 244 Ese lugar en el que no me hallo Vi ...... 245 Leer ...... 201 Vii ...... 246 Strings of beginnings ...... 202 Viii ...... 247 Periféricos ...... 203 Ix ...... 248 X ...... 249 ••••• ...... 293 Xi ...... 250 •••••• ...... 294 Xii ...... 251 ••••••• ...... 295 Xiii ...... 252 Xiv ...... 253 Duermen furiosamente • ...... 299 Xv ...... 254 •• ...... 300 Xvi ...... 256 ••• ...... 301 Xvii ...... 257 •••• ...... 302 Xviii ...... 258 ••••• ...... 303 Xix ...... 259 •••••• ...... 304 Xx ...... 261 ••••••• ...... 305 Xxi ...... 262 Itálicas, peldaños ...... 264 Barcos, laberintos • ...... 309 Campanas subterráneas •• ...... 310 Noche abajo ••• ...... 311 • ...... 269 •••• ...... 312 •• ...... 270 ••••• ...... 313 ••• ...... 271 •••••• ...... 314 •••• ...... 272 ••••••• ...... 315 ••••• ...... 273 •••••• ...... 274 Noche oscura del hipotálamo ••••••• ...... 275 • ...... 319 •• ...... 320 Simón el estilita ••• ...... 321 • ...... 279 •••• ...... 322 •• ...... 280 ••••• ...... 323 ••• ...... 281 •••••• ...... 324 •••• ...... 282 ••••••• ...... 325 ••••• ...... 283 •••••• ...... 284 Campanas subterráneas ••••••• ...... 285 • ...... 329 •• ...... 330 Planetas ••• ...... 331 • ...... 289 •••• ...... 332 •• ...... 290 ••••• ...... 333 ••• ...... 291 •••••• ...... 334 •••• ...... 292 ••••••• ...... 335 La edición estuvo a cargo de la Dirección de Publicaciones del CONECULTA-Chiapas Corrección de estilo / Liliana Velásquez Diseño y formación electrónica / Mónica Trujillo Ley

Realidad y márgenes. Poesía 1992-2012 se terminó de imprimir el 26 de noviembre de 2013 en Talleres Gráficos de Chiapas, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Los interiores se tiraron sobre papel cultural de 90 kg y la portada sobre cartulina couché de 169 kg. Se imprimieron mil ejemplares.