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ir -ti ro 2? £ s ^ x in (p <; * ^ c/) s Antigua historia de Mexico Secretariate Education Publica Jose Luis Melgarejo Antigua historia de Mexico Tomol hH \j, \ ^ biblioteca Sep/Documentos iNSTllDfODf tvrtoi^oa' UWVHWOAnvtKV iUWA XALAPA VtR A Lupe Cruz, mi esposa; Luisita y Sonia, mis hijas; por su sacrificio para que pudiera escribir esta obra en dias muy diffciles. Agradecimientos A1 Ing. Victor Bravo Ahuja, Secretario de Education Publica, por su favorable acuerdo para la publication de la presente obra. Por su intervencifin para esta fin alidad, al Dr. Gonzalo Aguirre Beltran, Subsecretario de Cultura Popular y Educaci6n Extraescolar. Al Arq. Alfonso Medelli'n Zenil, por su ayuda ilimitada en ctianto fue necesario. A Luis Sanchez y Alberto Beltran, por la magnifica realization de los dibujos. A Jose Alvarez, Dra. Lilia C. Berthely, Dc. Alejandro Sobarzo Loaiza, e Institutos de Antropdlogfa y Lingiiistico de Verano, por sus cooperaciones valiosas en las fotograffas. A Estanislao Barrera por la mecanograffa del original. A Marcela Ola- varrieta por su' revision, y a todos quienes de una o de otra manera sumaron su ayuda gentil. 1. Prehistoria AQUi SE CONSIDERA tiempo prehistorico al transcurrjdo entre los primeros testimonies de cultura material, y el aparecer de la agricul- tura o ceramica. Para Mexico, el primer dato fue hallado en la capital de la Repfiblica, el afio 1844; infortunadamente, no existian condi- ciones tlcnicas favorables y el Hombre del Penon continua impre- ciso. En Xico, Lago de Chalco, el afio 1893, aparecio una mandibula de nifio, seguramente asociada con el craneo de uno de los cab alios extinguidos en el Pleistoceno. Por cuanto a restos culturales, en el tajo de Tequixquiac se obtuvo, el afio 1870, un hueso fosil, de llama, trabajado por el hombre para darle forma, muy realista, de cabeza de coyote, o de otra variedad tambie'n extinguida. Entre los artefactos 1 iticos cabri'a mencionar los encontrados en Mitla, Oaxaca, presumi- blemente del Paleoh'tico; los de la Conception, Campeche;y tambie'n los del no Juchipila, en Jalisco; Canada de Marfil, Guanajuato; C?rro de las Palmas, Tacubaya. En el terreno de la especulacion logica, se realizaron esfuerzos notables. Edward Sapir, que desde 1925 creyo encontrar parentesco entre un idioma "sino-tibetano" y el grupo norteamericano "na- dene", como lo examino posteriormente Paul Rivet, no solo seguia la fracasada ruta de Hill-Tout, sino que para 1931 mantenia "clara en su mente" la idea, y murio con ella. Para Rivet, sin arredrarse ante la posibilidad del idioma hoka, con enlistados parientes desde Oregon, al Istmo de Tehuantepec y mas al sur, esta era una posibilidad con certeza. No lo sintio asi Pablo Martinez del Rio, de manera muy concreta en cuanto a ligar una vagui'sima lengua "malayo-polinesica" con el tambien arnplio grupo de hoka, cual penso con flnura sob re una honrada sugerencia del maestro Pablo Gonzalez Casanova, seiiala- dora de alguna conexion entre idiomas "austronesios" y los mexica- nos tapachulteca, popoloca, mixe y zoque. Ya en el campo del trabajo material, observaciones como las de Donald D. Brand, en artefactos de Chihuahua y sus areas lacustres (Los Patos, Santa Maria, Guzman), avanzaron con firmeza, calculan- doles antiguedad tentativa de cinco a die/, mil anos y posible :: ; 9 El hueso de Tequixquiac conexion con la cultura cochise de los Estados Unidos de Norteame- rica. Finalmente, al ejemplar esfuerzo de los mexicanos, vino a sumarse la valiosa cooperation de Helmut de Terra, quien valiente- mente marco a los artefactos mas afios de los que por exagerada prudencia se les venfan asignando. El afvo 1947 (febrero 22), con el encuentro del Hombre de Tepexpan, se delimitaron dos cpocas; antes, y despuls. El prejui- ciado escepticismo ha debido modernizar su retorica; el hecho sacudio al mundo antropologico, y Luis Aveleyra, en su libro, lo ha descrito. Alberto R. V. Arellano, casi lo adivin6, al escribir un afio antes: "El hecho de que durante los ultimos veinte anos se hayan encontrado cuatro o cinco esqueletos de elefante mas o menos completos, dentro de un radio de dos kilometros en situacion estratigrafica analoga, ha. sugerido la idea de que hayan sido las vi'ctimas de una caceria organizada por el hombre, quien se pudo valer del fuego para acosarlos hacia el pantano." Crdneo del Hombre de Tepexpan A orilla del viejo lago de Tezcoco, en la playa de Tepexpan, los Imperator) asociado con el hombre o su cultura. La tarea basica quedo en manos de Helmut de Terra y Alberto Arellano, auxiliados despu^s por Javier Romero y Franz Weidenreich. Utilizado el detector electrico de Hans Lundberg, se determinaron tres lugares; la primera excavacidn probo el cambio por humedad; la segunda correspondio al Hombre de Tepexpan, bajo un terreno sellado por caliche, a unos 300 metros dc los restos del elefante pero en el mismo nivei geologico; era un hombre del sexo masculino, con 50-60 anos de vida. nvaerto durante la cacer ia y un tanto devorado por otros animates, aun cuando Santiago Genoves encontro que se t rat aba de una mujer la reconstruction se realizo con el auxilio de Viking Fund de Nueva York y de la Smithsonian Institution de Washington. El hecho de su asociacion con animales extinguidos totalmente, y en un lechc geologico sin remociones y bien datado (Segundo Pluvial Becerra), confiere todo su peso a la cronologia propuesta de unos diez mil anos antes de la Era. Correlativamente, aquella obsidiana con uso humano, que Arellano habia encontrado, en Tepexpan tambien, y a 20 centimetres de la cabeza de un elefante, afirmaba su lugar en la industria litica prehistorica, y el tesonero esfuerzo cientifico de Manuel Maldonado Koerdell, con impresionantes listas de animales en la mina de Tequixquiac, para un solo ejemplo, daba, sobre los fosiles del Pleistoceno Superior, una luz incitante. Ha propuesto De Terra llamar "Industria de San Juan", "de Tepexpan", y "Complejo Cultural de Chalco", a los productos liticos trabajados por el hombre prehistorico. En su estudio atribuye a los de San Juan mayor antigiiedad que al Hombre de Tepexpan, calculan- doles entre veinte y doce mil afios. Logicamente seguiria la industria de Tepexpan, entre los anos doce y ocho mil; para continuar, de ocho a dos mil afios antes de la Era, en el Complejo de Chalco. Pese a contar con muestreo mas amplio, las conclusiones debieron ser preliminares, Por cauteloso, conviene recordar el parrafo de Mal- donado al comentar el trabajo del investigador De Terra en 1946: "La industria de San Juan representaria una cultura de recolectores y cazadores de pequenos animales, ambas anteriores a la fabrication de la ceramica. En cuanto a cronologia, la primera industria tal vez fue contemporanea de la Tardi'a Epoca Pluvial que el glaciologo Antevs considera tuvo lugar hace 20 000 o 23 000 anos y la segunda estuvo relacionada con la cultura cochise, del sur de Arizona y tiene una antigiiedad de 4 000 a 8 000 anos", y Aveleyra, que a petiti6n de Pablo Martinez del Rio, comparo los materiales mexicanos con los correspondientes de Norteamerica, encontro que "Practicamente, la totalidad de las industrias liticas preceramicas norteamericanas, tienen una gran variedad tipologica y una abundantia de puntas de proyectil, rasgos ausentes en los grupos mexicanos", de donde algunos parecidos deberan atribuirse a paralelismo cultural. El trabajo ha continuado. En 1952, la Direction de Prehistoria del Instituto Nacional de Antropologia encontro el "primer mamut fosil de Santa Isabel Iztapa... con seis implementos de piedra tallada", como informo Aveleyra, y a unos dos kilometros de donde aparecio el Hombre de Tepexpan. En 1954 pudo estudiarse, fundamental- Etapa de la piedra sin pulir mente por Manuel Maldonado Koerdell, Arturo Romano y Francisco Gonzalez Rul, el segundo mamut de Santa Isabel Iztapan, en asocia- cion con tres artefactos h'ticos arreglados por el hombre, y en 1955, Jos^ Luis Lorenzo, explorando en el area de Yanhuitlan, Oaxaca, donde los campesinos vieron restos fosiles de Mammutus y Equus, encontro artefactos h'ticos y los restos de un hogar, correspondiente a "un horizonte, posiblemente en los albores de la agriculture". Entre los afios 1946-1949. Richard S. MacNeish initio sus inves- tigaciones en la Sierra de Tamaulipas, localizando niveles eulturales tan viejos como el que llamo Diablo, correspondiente con la Indus- tria de San Juan; luego Lerma, coetanea de Tepexpan; Nogales, equivalente a Chalco de los grupos De Terra, y el horizonte La Perra fluido entre la Industria Litica de Chalco y el principio ceramico Zacatenco, que venia siendo considerado lo mas antiguo en ceramica. Por los afios 1954-56, MacNeish encontro, en el suroeste de Tamaulipas, restos eulturales con una secuencia de nueve mil afios: dos variedades de calabaza y chile, con unos ocho mil afios de antigiiedad; frijol, de seis mil; mai'z y otro tipo de calabaza, con cuatro mil afios. En 1960, realizo la exploration de Cozcatlan, Puebla, cuyos estimulantes resultados, difundidos en Mexico por el Instituto National de Antropologfa, tuvieron, por mayor logro, acometer la empresa del llamado Proyecto Arqueologico-Botanico de Tehuacdn, cuyo resultado panor£mico fue perfilado por Douglas S. Byers al hacer entrega del material, y se puede seguir en las paginas de MacNeish, desde la fase mas antigua que insistid en llamar "Ajuereado": "Por ahora solo tenemos tres fechas obtenidas por el metodo de caibono 14, en la etapa final de la fase, que parece haber terminado por lo menos 6 500 A. C. y que puede haber empezado tres o cuatro milenios antes. El examcn de las capas indica que en este periodo los habitantes estaban agrupados en pequenas familias nomadas o microbandas que cambiaban sus campamentos tres o cuatro veces al afio, segun las estaciones.