De Río Bec a Dzibilchaltúninterrogaciones
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De Río Bec a Dzibilchaltúninterrogaciones acerca de la ciudad maya clásica desde la perspectiva del Yucatán central y septentrional Dominique Michelet, Pierre Becquelin To cite this version: Dominique Michelet, Pierre Becquelin. De Río Bec a Dzibilchaltúninterrogaciones acerca de la ciudad maya clásica desde la perspectiva del Yucatán central y septentrional. Andres Ciudad Ruiz; Maria Josefa Iglesias Ponce de Leon; Maria del Carmen Martinez Martinez. Reconstruyendo la ciudad maya: el urbanismo en las sociedades antiguas, Sociedad Española de Estudios Mayas, pp.211-252, 2001, Publicaciones de la Sociedad Española de Estudios Mayas, Sociedad Española de Estudios Mayas, 6, 84-923545-2-6. hal-01899490 HAL Id: hal-01899490 https://hal.archives-ouvertes.fr/hal-01899490 Submitted on 19 Oct 2018 HAL is a multi-disciplinary open access L’archive ouverte pluridisciplinaire HAL, est archive for the deposit and dissemination of sci- destinée au dépôt et à la diffusion de documents entific research documents, whether they are pub- scientifiques de niveau recherche, publiés ou non, lished or not. The documents may come from émanant des établissements d’enseignement et de teaching and research institutions in France or recherche français ou étrangers, des laboratoires abroad, or from public or private research centers. publics ou privés. 9 DE RíO BEC A DZIBILCHALTŬN: INTERROGACIONES ACERCA DE LA CIUDAD MAYA CLÁSICA DESDE LA PERSPECTIVA DEL YUCATÁN CENTRAL Y SEPTENTRIONAL Dominique MICHELET y Pierre BECQUELIN Équipe «Archéologie des Amériques», C.N.R.S. INTRODUCCIÓN Se han propuesto varias definiciones de lo que conviene llamarse «ciudad»; si bien la perspectiva de los autores que las plantean ha sido general (cf Weber 1950 o Wirth 1938, ambos citados por Sanders y Webster 1988) o dichos autores se han centrado en las ciudades antiguas (véanse, entre otros, Childe 1950, Fox 1977, Sjoberg 1960). Entre los criterios que manejan los investigadores de ciencias sociales que se interesan en las ciudades, se encuentran com ŭnmente el tamaño de la población residente, su densidad/nucleación y la presencia, en ellas, de activi- dades o servicios que no existen en los demás asentamientos. En lo que toca a la importancia numérica de la población, es preciso recalcar que no hay consenso si- quiera para clasificar aglomeraciones actuales (Hoppan 1990, justamente recuer- da que el límite mínimo para hablar de ciudad en Francia o en Estados Unidos es del orden de 2000 habitantes, mientras que es de 200 en Dinamarca, y de 20.000 en Holanda). En lo tocante al fenómeno de la nucleación, también las situaciones pueden variar mucho: hay ciudades compactas y otras muy dispersas. En realidad, tal vez valga la pena recordar que «ciudad» viene de la palabra la- tina civitas, la cual designa más una entidad polftica que un lugar construido, en contraste con urbs que dio el adjetivo «urbano» Joyce Marcus (1983: 206- 208), con ejemplos tomados del náhuatl, del mixteco, del zapoteco y del yucate- co, demuestra que en el mundo indígena mesoamericano del siglo xvl, el territo- rio, la gente y los asentamientos segundarios controlados por un dirigente así como la «ciudad» en la cual vivía eran conceptos muy ligados. Es posible enton- En griego una misma dualidad de términos opone la pális y el ástu; al parecer, la prirnera palabra se refería originalmente a la ciudadela, es decir a la sede del gobiemo y del culto más que a la comunidad po- lítica; la segunda (ástu), por su parte, representa el conjunto de las construcciones. 211 212 DOMINIQUE MICHELET Y PIERRE BECQUELIN ces que una de las mejores características de las ciudades en Mesoamérica y en el área maya sea el papel, en particular a nivel político, que desempeñaban en un te- rritorio. Dicho de otra manera, una ciudad coincidiría con lo que los geógrafos suelen llamar «plaza central». Ahora bien, en una región cualquiera, pueden haber existido plazas centrales de muy distintos tamarios. El tema de la(s) ciudad(es) maya(s) —su composición, estructura y naturale- za— ha suscitado un nŭmero apreciable de trabajos, y de hecho varios de ellos fueron escritos en un ámbito de controversia (véanse, entre otros, Chase et al. 1990; Kurjack 1999; Sanders y Webster 1988). Sin embargo el tema es complejo por más de un motivo. Existen al menos cuatro tipos de problemas que dificultan su tratamiento, y la falta de consideración de uno u otro podría debilitar en parte lo que se ha escrito acerca de ello hasta la fecha. Tres de dichos problemas tienen que ver con los datos disponibles. No se puede pretender reflexionar con seriedad sobre la morfología y las funciones de los sitios arqueológicos sin disponer de planos sistemáticos y preci- sos. Estos mapas han de dar verdaderamente cuenta del tejido de la ocupación, yendo más allá de los sectores que albergan las estructuras más voluminosas. Aunque ŭltimamente se mejoró la situación sobre el particular, todavía no son muchos los planos completos y detallados de sitios mayas. La comprensión de los sitios a partir de sus respectivos planos supone no so- larnente que se hayan efectuado levantarnientos topográficos bastante exhaustivos sino también que se tenga un conocimiento mínimo de la función de los edificios registrados. Pero ,cómo interpretar funcionalmente estructuras que hoy en día no son más que montículos y que están representadas de esta manera en los planos? Los asentamientos cuyas construcciones se encuentran parcialmente conservadas y/o pueden ser restituidas (en la región Puuc por ejemplo) son naturalmente más fáciles de analizar que aquellos otros en donde las excavaciones constituyen a me- nudo un requisito para descifrar el uso de los edificios y, a partir de allí, interro- garse sobre su organización espacial. También existe otra razón que puede imponer una excavación previa antes de reflexionar sobre la configuración de los sitios: el control de la datación de las construcciones que figuran en los planos y, muy especialmente, de su contempo- raneidad. En este aspecto la excavación sistemática que recientemente hicimos del Grupo Sur de Balamkŭ (Michelet et al. en prensa) nos condujo a un resultado sor- prendente: en efecto, entre la docena de sitios del Clásico Temprano al Clásico Terminal que registra el plano, nunca hubo más de cinco edificios ocupados al mismo tiempo (Fig. 1). Tal vez se trate de un caso extremo, no obstante esto in- vita a la prudencia. Suponiendo ahora que los datos de que disponemos sean adecuados y fiables, para poder dilucidar eventuales principios que explicarían las formas de las ciu- dades mayas nos queda la delicada, aunque tradicional, tarea que consiste en buscar posibles regularidades a partir de una serie de casos concretos. En este ren- DE RIO BEC A DZIBILCHALTŬN: ENTERROGACIONES ACERCA 213 FIG. 1.—Grupo Sur de Balamkŭ, Campezhe: superior izquierda, Preclásico Tardío; superior derecha, Clásico Temprano; inferior izquierda, Clásico Tardío; inferior derecha, Clásico Terminal (seg ŭn Miche- let et al. en prensa). 214 DOMINIQUE MICHELET Y PIERRE BECQUELIN glón donde se trata de determinar los elementos arquitectónicos básicos de las ciudades y sus combinaciones a diferentes niveles (desde el de los sencillos con- juntos de estructuras hasta el de los sitios enteros), no son muchos los que han abierto el camino: A.L. Smith (1972, 1982), H.E.D. Pollock (1965, 1980), G.F. Andrews (1975) 2 ... Por supuesto, en nuestros propios análisis usaremos y discu- tiremos las categorías definidas por estos autores. En el presente trabajo revisaremos algunos sitios del centro y del norte de Yu- catán en el Clásico Tardío y Terminal, seleccionados segŭn lo adecuado de la in- formación concerrŭente a cada uno. Esta revisión se focalizará en la composición de dichos centros y en las modalidades de su estructuración en el espacio, con el propósito de plantear de nuevo el problema de cuáles son los elementos que re- gían la edificación de las ciudades mayas así como el problema de su función. Dado el estado imperfecto de la documentación, desde un principio nos parece ne- cesario advertir que las conclusiones que ofreceremos no podrán ser tomadas como definitivas. Por otra parte, nos ocupamos aquí sólo de una fracción del te- rritorio maya, y no cabe duda de que los conocimientos adquiridos sobre otras zo- nas —en sitios como Tikal y Copán naturalmente, pero también en Palenque, Ca- racol, Dos Pilas, Aguateca, Piedras Negras y muchos otros— pueden y han de ser tomados en cuenta en una refiexión general sobre la forma y la naturaleza de las ciudades mayas. ALGUNOS SITIOS: LOS DATOS Y SUS LIMITES La región Río Bec El sitio que hasta ahora ha sido objeto de más investigaciones en la región Río Bec, Becán, desafortunadamente bien podría ser poco representativo de la confi- guración de los centros rectores locales en el Clásico Tardío-Terminal. De hecho, Becán se distingue de la mayoría de los demás asentamientos Río Bec tanto por su aspecto netamente nucleado como por su monumentalidad vertical. En realidad estos aspectos excepcionales se explicarían por la existencia en el lugar de dos elementos constririentes para los constructores de las fases Bejuco-Chintok (600- 800 d.C.): en primer lugar el hecho de que el centro del asentamiento está inscri- to dentro de un perímetro definido por un foso defensivo, al menos si éste se remonta al final del Preclásico, tal como fue admitido durante mucho tiempo (Webster 1976) 3; en segundo lugar, por la presencia, en el espacio circunscrito, de construcciones antiguas importantes que habrían influido en el desarrollo arqui- Véase también Harrison (1986) y su intento para refmar la categoría de los llamados «palacios». 3 Pero Bueno (1999) no descarta la posibilidad de que haya podido ser construido mucho más tarde, al final del Clásico principios del Postclásico. DE RíO BEC A DZIB1LCHALTŬN: INTERROGACIONES ACERCA..