Apuntes Para Una Historiografía De La Arqueología En La Ciudad De Guadix (Granada)
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Apuntes para una historiografía de la arqueología en la ciudad de Guadix (Granada). Entre los mitos y la realidad Antonio López García* y Antonio Reyes Martínez** * Real Academia de España en Roma **LAAC (Laboratorio de Arqueología y arquitectura de la ciudad. Granada) 1. La Historiografía de Guadix La ciudad de Guadix se sitúa al Noreste de la provincia de Granada y actualmente es la cabecera comarcal de un territorio del que forman parte 32 municipios. Desde el punto de vista geográfico la ciudad se sitúa en una de las hoyas que conforman la cadena de depresiones que se intercalan en las Cordilleras Béticas y está circundada por Sierra Nevada, la Sierra de Baza, Sierra Arana y el Mencal. Su altitud media, próxima a los 950 metros, que le da ese carácter de altiplanicie. Esta zona reúne en una escasa franja territorial gran cantidad de yacimientos arqueológicos que arrancan desde la Prehistoria y cuyo fulgurante pasado llamó tempranamente la atención de los investigadores, especialmente desde el siglo XVI hasta la actualidad. Fray Diego de Guadix (Moreno 2007) es uno de estos primeros autores que analiza con cierto detenimiento la historia de Guadix en su famoso diccionario de arabismos de 1593. El profundo conocimiento que este franciscano posee sobre Guadix se explica por ser su ciudad natal y el lugar en el que vivió parte de su vida como religioso. A partir de este momento encontrarnos citas, descripciones, alusiones e interpretaciones más o menos extensas sobre Guadix, procedentes de viajeros, geógrafos, historiadores y eruditos en general, que con mayor o menor fortuna tratan de analizar la historia de Guadix basado en el puzle compuesto por epígrafes, monedas, cerámicas, restos arqueológicos en general o citas de escritores latinos y árabes. Como es natural la línea que separa la ciencia de la ficción es muy delgada y no todos los que han escrito sobre esta ciudad han optado por lo científico: a veces la ausencia de datos ha sido suplida con leyendas más o menos inverosímiles o fabulosas. En esta línea el geógrafo holandés Jean Blaeu sitúa en su 'Atlas Maior', publicado en 1662, la fundación de Acci en el año 1000 a.C. por los fenicios, en concreto por Pigmalión regente de Tiro y hermano de la fundadora mítica de Cartago (Blaeu 1662). Ambrosio de Morales, historiador, arqueólogo y cronista del reino, en su ‘Crónica General de España’ publicada en 1574, fija la demarcación del obispado y al relatar la historia de San Torcuato y los Varones Apostólicos describe brevemente la ciudad romana, mezclando la tradición con los datos eruditos conocidos del momento. Hace referencia al culto a Netón, siguiendo la cita de Macrobio y finalmente describe una lápida existente en Guadix dedicada a Julia Mammea, cristiana y madre del emperador Marco Aurelio (Morales 1574). En el tomo VI de la Crónica cita a los sucesivos obispos visigodos que pastorearon Fig. 1. Crónica General de España la diócesis y que acudieron a los concilios toledanos. de Ambrosio de Morales (1574). ANTONIO LÓPEZ GARCÍA Y ANTONIO REYES MARTÍNEZ En 1696 Pedro Suárez de Cazalilla, sacerdote e historiador accitano, publica en Madrid su ‘Historia del Obispado de Guadix’. Aunque el mismo autor alerta de que su obra no es un estudio histórico sino eclesiástico, ofrece al lector una síntesis de la evolución de la ciudad desde su fundación, realizando una minuciosa disertación de las diferentes épocas, especialmente la romana y la musulmana. De la etapa romana se detiene en analizar la ciudad, toda la epigrafía conocida, las citas de los autores clásicos, dedicando especial atención a una de las discusiones historiográficas más enconadas hasta hace poco, como es la llegada del cristianismo a la Península Ibérica, que según la tradición fue de la mano de los varones apostólicos (Suárez 1696). El controvertido erudito Enrique Flórez publica ‘La España Sagrada’ en 1766, una extensa obra en la que él se encargó de los primeros 29 volúmenes. El volumen VII titulado “De las Iglesias sufragáneas antiguas de Toledo”, incluía las diócesis de Acci, Arcávica, Basti, Reacia, Bigastro, Cástulo, Compluto, Dianio, Elotana Ilici, Mentesa, Oreto y Osma, con algunos apéndices que incluyen por ejemplo ‘La vida de San Fandila’, santo local Fig. 2. Historia del Obispado de Guadix martirizado en Córdoba en el siglo IX. y Baza de Pedro Suárez (1696). En el capítulo dedicado a la diócesis accitana llega de forma sorprendente a concluir que el Acci romano no se encuentra bajo la actual ciudad de Guadix, sino en un punto entre ésta y un municipio próximo llamado Benalua (Flórez 1766). Él llega a esta conclusión analizando los textos, probablemente legendarios, de la predicación de San Torcuato en Guadix en el siglo I. La tradición cuenta que llegando este varón apostólico y sus compañeros a Acci fueron perseguidos por los romanos. Estos enviados apostólicos consiguen escapar por un puente próximo a la ciudad, que se vendrá abajo una vez que ellos estén a salvo, a la vez que provoca el ahogamiento de los perseguidores. Este suceso fue interpretado por el resto de la población como un milagro y a partir de este instante los accitanos se convirtieron a la nueva religión. A Enrique Flórez no le cuadra la posición del puente y el río con respecto a la ciudad actual de Guadix y busca un antiguo puente sobre el río Fardes, en el municipio de Benalua, donde descubre las ruinas de una fortificación que hoy está plenamente identificada como un hisn de época emiral. Juan Agustín Ceán Bermúdez, historiador del arte y anticuario, insiste en la misma idea de Flórez y señala: ‘Guadix El Viejo, despoblado de la provincia de Granada, distante cinco cuartos de legua al noroeste de la ciudad de Guadix y uno del rio Fardes. Aquí fue donde estuvo la ciudad de Acci, colonia Gemela Julia, en la región de los bastitanos; y aquí estableció Augusto los veteranos de la legión VI, y Tiberio los de la legión III, por lo que se llamó Gemela, y fue inmune’. ‘Se conservan en este despoblado las ruinas y vestigios de su antigua población, con cuyas piedras labradas y con las del antiguo puente sobre el dicho rio se Fig. 3. La España Sagrada de construyó el nuevo Guadix, ciudad episcopal, á la que se Enrique Flórez (1776). trasladaron varias lápidas con inscripciones romanas’ (Ceán Bermúdez 1832:81). 62 APUNTES PARA UNA HISTORIOGRAFÍA DE LA ARQUEOLOGÍA EN LA CIUDAD DE GUADIX (GRANADA) A nivel de campo los eruditos más o menos formados que trabajan en Guadix a las órdenes de la Comisión de Antigüedades desarrollan una labor centrada principalmente en la identificación y documentación de yacimientos y en la puesta a buen recaudo de epígrafes, cerámicas y restos arqueológicos de interés. Ello se deduce de la correspondencia cruzada entre la comisión y estos eruditos, que en la mayoría de las ocasiones se limitan a responder a los cuestionarios que se envían desde Madrid, realizar calcos de epígrafes, describir cerámicas, monedas, etc., sin profundizar demasiado en el contexto histórico ni en otro tipo de problemáticas arqueológicas o interpretativas. Esto no quiere decir que los conocimientos de los encargados de recoger la información fueran personas con escasa formación, sino que el objetivo más acuciante en esos momentos era documentar para salvaguardar, dado que había muchos monumentos que corrían serio peligro de desaparición por venta, demolición o expolio. Sirva como ejemplo esta noticia recogida en las actas de sesiones de la Real Academia de la Historia: ‘En el año de mil ochocientos veinte y ocho se descubrió un pavimento mosaico en el término de la ciudad de Fig. 4. Sumario de las Guadix, como media legua al poniente de la ciudad, en el cerro Antigüedades Romanas que hay Doraique, junto al pago llamado de Mahoma, entre los caminos en España de Ceán Bermúdez que se dirigen a Purullena y a la aldea de Bejarín. Tenía de longitud (1852) veinte y una varas, y cinco de latitud (18 m de largo por 4 m de ancho), y estaba formado, no de piedras sino de trocitos de barro cocido de varios colores, blanco, amarillo, encarnado, negro y aplomado, con una faja ó cenefa de piedrecitas blancas alrededor. La codicia de gente ignorante, que se lisonjeaba encontrar allí algún tesoro, destruyó este notable monumento, del que no ha quedado más que la memoria, y el dibujo que desde dicha ciudad remitieron a la Academia sus individuos correspondientes Fray José Lucas y don José Ventura y Vercin’ (MRAH 1832: 17). No había por parte de las administraciones locales, salvo escasas excepciones, una sensibilidad hacia la protección del patrimonio. De hecho, la Comisión de Antigüedades incentivó esta sensibilidad premiando a aquellos alcaldes que coloraran en los trabajos encargados a los eruditos. En este grupo destaca Fray José Lucas, guardián de franciscanos descalzos de Guadix, Torcuato y Lorenzo Martínez de Dueñas o José Ventura y Verzin, que mandó copias a la Academia de las inscripciones romanas halladas en el Torreón del Ferro, una de las torres de la muralla de la ciudad, en 1818, por lo que fue recompensado con el nombramiento de Académico Correspondiente. Aunque realmente el impulso de la investigación local lo dan desde la academia los propios accitanos: en primer lugar, Miguel Pérez Pastor y Molleto y Juan Bautista Barthe. Miguel Pérez Pastor y Molleto (Guadix, 1721-Madrid, 1763) fue colegial de San Bartolomé y Santiago de la Universidad de Granada, graduándose en Derecho. Fue sacerdote (1748), Fig. 5. Disertación sobre el dios miembro de la Real Academia Española y de la Real Academia de la Historia honorario (1753), supernumerario (1756) y su primer Endovellico y noticia de otras Anticuario desde 1763. Desde sus inicios la R.A.H.