Landowski Pasiones Sin Nombre
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pasiones sin nombre: ensayos de sociosemiótica Eric Landowski ensayos de sociosemiótica Eric Landowski Traducción: Desiderio Blanco Colección Biblioteca Universidad de Lima Pasiones sin nombre: ensayos de sociosemiótica Primera edición digital: noviembre, 2017 © Eric Landowski, 2004 © De la edición francesa: Presses Universitaires de France, 2004 © De la traducción: Desiderio Blanco © De esta edición: Universidad de Lima Fondo Editorial Av. Javier Prado Este 4600 Urb. Fundo Monterrico Chico, Lima 33 Apartado postal 852, Lima 100 Teléfono: 437-6767, anexo 30131 [email protected] www.ulima.edu.pe Diseño, edición y carátula: Fondo Editorial de la Universidad de Lima Versión ebook 2017 Digitalizado y distribuido por Saxo.com Perú S. A. C. https://yopublico.saxo.com/ Teléfono: 51-1-221-9998 Avenida Dos de Mayo 534, Of. 304, Miraflores Lima - Perú Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso expreso del Fondo Editorial. ISBN versión electrónica: 978-9972-45-420-2 Índice Introducción 11 Primera parte: de la junción a la unión 25 Capítulo 1. La mirada implicada 27 1.1 Textos y prácticas 27 1.2 Entre semiología y deconstrucción 31 1.2.1 Más acá de los signos y de los códigos 31 1.2.2 Éticas de la lectura 35 1.3 La construcción semiótica del sentido 38 1.3.1 Apropiación o logro 39 1.3.2 Figuras de la alteridad 45 1.3.3 Sentido y experiencia 48 Capítulo 2. Hacia una semiótica sensible 51 2.1 A partir de De la imperfección 51 2.2 Fracturas y escapatorias 54 2.2.1 De la estesis y de la pasión como accidentes 54 2.2.2 Razón y sinrazón en la semiótica de las pasiones 56 2.3 “Mehr Licht!” 62 2.3.1 Un auto-aprendizaje 62 2.3.2 Sentido y no-sentido 63 [7] 8 ERIC LANDOWSKI Capítulo 3. Sentido e interacción 71 3.1 Junción versus unión 71 3.1.1 La junción: una economía narrativa 72 3.1.2 La unión: el régimen de la copresencia 76 3.1.3 La identidad en juego: ser y devenir 81 3.2 Lógicas del valor 84 3.2.1 Tener o ser 84 3.2.2 Poseedores y poseídos: del intercambio al gasto 88 Capítulo 4. Hacer signo, hacer sentido: regímenes de significación del cuerpo 93 4.1 El cuerpo desemantizado 94 4.2 El sentido desencarnado 100 4.3 Cuerpo a cuerpo, hacer sentido 105 Capítulo 5. El encuentro estésico 109 5.1 Efectos sin causa 109 5.2 El texto-mundo como presencia 112 5.3 El sentido de la rima 116 Segunda parte: el contagio del sentido 119 Capítulo 6. Más acá o más allá de las estrategias, la presencia contagiosa 121 6.1 Rupturas y continuidades 121 6.1.1 Formas de textualidad, problemáticas del sentido 122 6.1.2 A partir de la estesis 124 6.2 Los cuerpos conductores 130 6.2.1 Dos regímenes de contaminación 130 6.2.2 Lo deseable: entre juicio estético y captación estésica 135 6.2.3 Cuerpos-objetos, cuerpos-sujetos 138 6.3 Coordinaciones 141 6.3.1 Después de todo, “hacer como” versus “hacer conjuntamente”, en cadencia 142 ÍNDICE 9 6.3.2 Reproducción unilateral, o ajuste creador de sentido y de valor 146 6.3.3 Hacia una gramática de lo sensible 150 Capítulo 7. Sabor del otro 155 7.1 Yo y el otro 155 7.1.1 El espejo 155 7.1.2 El encuentro 157 7.1.3 Nadie, alguien, algo 159 7.2 La alteridad sin nombre 161 7.3 En pro de la costumbre 165 7.3.1 Románticos y moralistas 166 7.3.2 La estesis como proceso y como aprendizaje 170 Capítulo 8. El tiempo intersubjetivo 177 8.1 A tiempo – a contratiempo 177 8.2 El tiempo de la cita y el tiempo del accidente 179 8.3 La alternancia 182 8.4 “Quanto resta da dire” 186 8.5 El tiempo compartido de la danza 189 8.6 El tiempo diferido de la correspondencia 195 Capítulo 9. Modos de presencia de lo visible 197 9.1 “Un encanto no totalmente ciego” 197 9.2 Sentido musical de la imagen 201 9.3 Hacer sentido, hacer imagen 205 9.4 La modulación del sentido 210 Tercera parte: entre estesis y sociabilidad 215 Capítulo 10. Diana, in vivo 217 10.1 De la política a lo político 218 10.2 Crisis de regímenes 221 10.3 Desdoblamientos 224 10.4 En situación 229 10.4.1 Masas tímicas en movimiento 229 10 ERIC LANDOWSKI 10.4.2 La práctica sociosemiótica 232 Capítulo 11. Comunidades de gusto 235 11.1 Del placer de los sentidos al sentido como placer compartido 236 11.1.1 Una puesta en valor paradójica 237 11.1.2 Cosméticos y narcóticos 240 11.2 Cervezas de los trópicos 244 11.2.1 Tipos de actantes colectivos 245 11.2.2 Figuratividades 251 11.3 Giros y vueltas 256 Capítulo 12. El gusto de la gente, el gusto de las cosas 259 12.1 El gusto y su sujeto 259 12.1.1 Un don recíproco 259 12.1.2 Condiciones de una semiótica del gusto 262 12.2 Formas del gusto 266 12.2.1 La inconstancia necesaria 266 12.2.2 El gusto de los placeres – el gusto de agradar 269 12.2.3 Formas de logro [d’accomplissement] 274 12.3 Políticas del gusto 279 12.3.1 Entre estésico y etológico 279 12.3.2 Apolo y Dionisos 283 12.3.3 Problemas de epistemología y de metodología del gusto 285 12.4 Recorridos y estrategias 290 12.4.1 El Camaleón y compañía 290 12.4.2 De la mundanidad al ser-en-el-mundo 297 12.4.3 El Oso y sus congéneres 301 12.4.4 El gusto de las cosas 309 12.5 Hacia una semiótica “existencial” 314 Referencias 327 Índice de nociones y de temas 335 Introducción El gesto científico fundamental que hemos aprendido es un gesto de exclusión. Para conocer, es necesario –exigencia epistemológica y metodológica primera– proponerse objetos claramente delimitados y plantearse acerca de ellos cuestiones que tienen que ver con alguna problemática precisa. Nos hemos acostumbrado, pues, a descartar, o al menos a suspender, desde el comienzo de cualquier investigación, todo aquello que no nos parece directamente pertinente en relación con el punto de vista que hemos elegido a nuestro gusto para comenzar, y al cual debemos atenernos a lo largo de nuestro recorrido. Investigar, analizar, hacer “trabajo científico”, es renunciar de entrada a tratar lo real en la forma como lo aprehendemos y lo vivimos en la inmediatez de la experiencia, es decir, como totalidad. Y, sin embargo, aun asumiendo la finitud de los esfuerzos, de los resultados y hasta de los objetivos que nos hemos propuesto, ¿cómo no aspirar a un saber que supere esos estrictos y casi austeros límites? Decir que en este asunto no se darán milagros no impide imaginar una comprensión penetrante, íntima, global y al mismo tiempo lo más cercana posible de las cosas mismas, y no, como quiere el Método, par- cial, a distancia, y con frecuencia insípida. Pero como, aun soñando de ese modo, volvemos a pesar de todo, por costumbre, por escrúpulo o por necesidad, a fijar, en nombre del buen método, un punto de vista [11] 12 ERIC LANDOWSKI determinado y a adoptar una distancia de observación particular en relación con el objeto que nos disponemos a estudiar, nos encamina- mos de nuevo, y eso es desde el principio, hacia el mismo sentimiento de frustración a la llegada: el de haber pasado, a pesar nuestro, al lado del objeto elegido sin haber podido decir de él lo que hubiera sido ne- cesario para dar cuenta de lo que es en sí mismo, en su globalidad. Y en la descripción que finalmente damos de él, no llegamos a reconocer lo real cuyos contornos nos habíamos propuesto circunscribir y cuyo misterio hubiéramos querido comprender, como si la manera misma que hemos adoptado para abordarlo nos hubiese impedido irremedia- blemente captar lo que tenía de más viviente o dejado escapar lo que verdaderamente en él nos afectaba. Desde ese punto de vista, nada nos hubiera convenido mejor que la desengañada fórmula que Raymond Queneau, en Les Fleurs bleues, pone en boca de su (anti)héroe el duque de Auge, moderno caballero del Grial, indefinidamente decepcionado de su búsqueda irrisoria, en su caso modestamente gastronómica: después de cada una de sus co- midas, festines siempre esperados, y por supuesto indefectiblemente decepcionantes, como para nosotros al término de cada uno de nues- tros artículos, de cada uno de nuestros “ensayos”, una sola y misma constatación: “¡Otro desastre más!” [“Encore un de foutu!”]1. De ahí la tentación, poco razonable tal vez, pero no por eso menos insistente, de reintegrar en el marco mismo de nuestros análisis algunas dimensiones por lo menos de nuestra relación con el mundo, lo que nos hace perder el punto de vista selectivo que hay que adoptar cuando nos decidimos a mirar las cosas como objetos de un conocimiento estricta- mente “científico”. ¡Dejemos de excluir! Y resulta que las dimensiones que a uno le gustaría recuperar son precisamente, ante todo, aquellas cuyo descarte se considera, desde la otra perspectiva, como más necesa- rio para la construcción de un saber riguroso, basado en la toma de dis- tancia y en la objetivación. Esas dimensiones perdidas son, ante todo, la de la presencia inmediata de las cosas ante nosotros, antes de la aparición de cualquier forma de articulación y de reconocimiento convencional, y la de lo experimentado [l’éprouvé], que puede ser definido como la expe- riencia de un sentido que procede directamente de nuestro encuentro con las cualidades sensibles inmanentes a las cosas presentes.