Invitación a acceso a prueba a la colección de Springer 3 Invitación a programa de cine y documentales mexicanos 4 Invitación a obra gráfica “Perspectiva de la Vida” de Rodolfo Ramírez Barrales 5 Convocatoria al Diplomado“ La Práctica Docente Reflexiva” 6 Programa del Festival Universitario de Folklore 7 Falleció Germán Dehesa, escritor, actor y periodista 8 Ciencia de carne y hueso 10 Convocatoria al V PREMIO EL ESPECTÁCULO TEATRAL 11 El láser cumple 50 años y su uso cotidiano no encuentra límites, LaserFest 12 Hacia el fin de la privacidad 14 Los juglares y la historia 18 Una cantera inagotable de ficción 21 El mito se renueva 23 La historia hecha palabra 24 Verdad y mentira en la novela histórica 27 Milagros ruinosos 29 La leyenda del forajido Watson 32 Puntería metafórica 34 Historias comunistas 35 Desolación luminosa 38 Atticus Finch, el héroe silencioso 39 La calidad de la vida democrática 43 Genial azote humorístico 47 "El realismo sucio fue un inocente truco publicitario" 49 Sombras de aguacero 52 Mirar atrás y adelante 53 Ruidoso silencio 55 El artista es el comisario 56 Inventar modelos 57 Las aguas de Australia, Japón y China son las más ricas en especies marinas 59 Las tesis doctorales tendrán que hacerse en tres años 61 Los antiepilépticos no aumentan las ideas suicidas 64 Adiós al chequeo médico total 65 El calor dispara el 'ozono malo' 68 El hielo de Groenlandia revela secretos del cambio climático 70 Se desprende de Groenlandia el iceberg más grande desde 1962 72 El nuevo cráneo de Atapuerca es uno de los más completos 74 Nunca es tarde para volver al aula 75 Una punción lumbar permitiría diagnosticar el mal de Alzheimer 77

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La cintura grande aumenta la mortalidad 79 Donde haya una imagen 80 Ciencia y revolución 82 Homenaje al escritor y al hombre 84 "Sentí una especie de peso que se iba" 90 Hombres que sabían de todo 94 Viaje 96 La prepotencia del gran escritor 98 La simple eternidad 99 Cartas entre Ginsberg y Kerouac recogen la historia de una amistad 101 Los problemas de la emancipación moral 103 Mafias.ar, de Sicilia a China 105 Los Neandertales convivieron y tuvieron hijos con el Homo Sapiens. 107 Publican un diario inédito del viaje de Bioy Casares a Brasil 108 Onfray o la rebelión elegante 110 La larga frase de la perfección 114 Historia de una influencia 116 Galileo Galilei, de hereje a fuente de reliquias de santo 119 Exploradores en el corazón de la pobreza 121 El cuento de nunca comenzar 123 Estudian el cerebro "al desnudo" 126 Síntomas psicóticos: muy frecuentes 128 Novela negra bajo la sombrilla 130 Pensamiento crítico en la 'caja tonta' 132 Teleseries de autor 136 Historia de la noche 139 Dios es verde 141 Luces para Carlos III en tierras apaches 143 Novela de orfandad 144 El hombre teñido 146 Un milagro llamado Claudio Rodríguez 147 Compañeros ideales 150

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Apreciable Comunidad U. A. de C.:

El Sistema de Infotecas Centrales les informa que contamos con acceso a prueba a una parte de la colección de Springer, disponible desde el 30 de agosto hasta el 30 septiembre de 2010, desde cualquier computadora conectada a Internet -intranet-, ingresando desde nuestra Biblioteca Digital (http://www.infosal.uadec.mx/cie) en el botón “PILOTOS” o directamente en el portal del proveedor: http://www.springerlink.com

La colección completa indiza cerca de 2,300 títulos de revistas, cerca de 30 mil libros electrónicos, 168 referencias electrónicas y más de 21 mil protocolos: más de 4 millones de documentos de todas las áreas del conocimiento. Para localizar más rápidamente los documentos que permiten acceso a imágenes completas, Se recomienda:

1. Seleccionar un área de conocimiento, que desplegará un conjunto de recursos limitados a dicha área.

2. Escribir -en inglés- las palabras clave que interesan a cada usuario.

3. Activar el botón “En estos resultados” (“Search within this results”).

4. Presionar el botón “Ir” (“Go”) para obtener los registros más relevantes.

5. Los que muestran un pequeño cuadro verde a la izquierda del título, permiten acceder a sus imágenes presionando sobre el vínculo al PDF o HTML. Pero aquellos cuyo cuadro está en blanco no tienen acceso permitido

Agradeceré sus comentarios y sugerencias.

MC Haidy Arreola correo-e [email protected] Tel.: (844) 411-8210 Biblioteca Digital - Centro de Información Especializada Sistema de Infotecas Cerntrales

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Diplomado:

“La Práctica Docente Reflexiva, base del Desarrollo de Programas Educativos de Calidad"

Inicio 15 de octubre de 2010 Valor curricular 140 horas

El participante diseñará el programa de su materia y los instrumentos de evaluación, de acuerdo a las especificaciones del aprendizaje por competencias.

Informes e inscripciones:

Centro de Desarrollo Docente, Evaluación y Educación Continua Edificio “G” Planta baja Tels. (844) 410-02-77 y 411-82-56 Saltillo, Coahuila Cierre de inscripciones: 8 de octubre Modalidad Presencial Cupo Limitado

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Hace una semana, el también dramaturgo dio a conocer que padecía cáncer

Ayer por la tarde falleció Germán Dehesa, escritor, actor y periodista

Fue autor de 13 novelas, obras de teatro y espectáculos cómico-políticos

El 11 de agosto pasado, el jefe de Gobierno del Distrito Federal le otorgó la medalla de Ciudadano DistinguidoFoto María Meléndrez Parada Carlos Paul

Periódico La Jornada Viernes 3 de septiembre de 2010, p. 7

El escritor, actor, periodista, locutor, profesor y dramaturgo Germán Dehesa (Distrito Federal, 1944) falleció a consecuencia del cáncer que le aquejaba, la tarde de este jueves a la edad de 66 años en su casa de la ciudad de México, rodeado de sus familiares.

Hace una semana dio a conocer, en su columna diaria, Gaceta del Ángel, el estado en que se encontraba: Tengo cáncer, pero hasta ahora la enfermedad no me ha producido ningún dolor insoportable. Nadie tiene idea de cuándo será la terminación cronológica de mi vida, pero calcula la ciencia médica que esto ocurrirá hacia los finales de este año, escribió en esa ocasión.

El pasado martes 31 de agosto, durante un homenaje en el Club de Industriales, expresó su deseo de tener una semana más; pero la muerte lo alcanzó la tarde de ayer, a las 18:35 horas.

El pasado 11 de agosto, el Gobierno del Distrito Federal lo reconoció con una medalla como Ciudadano Distinguido, en una ceremonia en el Teatro de la Ciudad. Para hoy viernes, la Universidad Nacional Autónoma de México le tenía programado otro reconocimiento a su trayectoria en el teatro Juan Ruiz de

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Alarcón, del Centro Cultural Universitario. Las autoridades universitarias pospusieron el homenaje sin que hasta el cierre de esta edición se diera a conocer una nueva fecha.

Dehesa se distinguió por su singular sentido del humor, aunque también fue reconocido como literato, dramaturgo y periodista.

Dehesa estudio ingeniería química y letras hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también fue profesor de literatura por más de 25 años. Como guionista de televisión condujo el programa La almohada. En su faceta de dramaturgo fue autor de, entre otras obras y espectáculos, Pastorela para tiempos de crisis. En 1981 dirigió la obra Hedda Gabler.

Durante varios años, Dehesa montó en el teatro-bar La Planta de Luz, ubicado en Plaza Loreto, diversos espectáculos cómico-políticos, en los cuales sus seguidores pudieron apreciar sus dotes actorales, que también se observan en la cinta Cilantro y perejil (1995).

Dehesa fue autor de 13 libros, entre las que se encuentran Adiós a las trampas, La familia (y otras demoliciones), Las nuevas aventuras de El Principito, Cuestión de amor, Los PRIsidentes, Viajero que vas y Fallaste corazón; además de seis obras de teatro, como Borges con Música y El pórtico de las palomas.

Como orgulloso universitario era pambolero aficionado al equipo de los Pumas. Admiraba y respetaba por encima de todo a las mujeres, a quienes consideraba fundadoras, sabias, brujas y depositarias de todo lo bueno que existe en el mundo.

En 2004 escribió el entrañable texto Yo contra mí, para la revista Fractal, donde se refiere a su vida como abanico de dualidades. Su origen, entre el sufrimiento y el gozo, entre el chiste y la condición dramática, definieron su mirada sobre la vida y las letras.

Entre esos dos mundos me movía yo, en un mundo del puro gozo, de la pura invención, del mundo siempre visto desde su ángulo más divertido, más chistoso, más llamativo, más fértil para la imaginación, el mundo jarocho de mi padre, y, por otro lado, el mundo michoacano contrarreformista, feroz, de mi madre, un mundo que consideraba que sufrir era un mérito importantísimo, pues estábamos en este valle de lágrimas para acumular, hagan de cuenta, como puntos para viajar en avión, puntos para irse al Cielo.

En uno de sus últimos mensajes a través de la red social Twitter, Dehesa escribió: Gracias quiero dar al infinito, laberinto de las causas y los efectos.

El presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala expresaron sus condolencias. http://www.jornada.unam.mx/2010/09/03/index.php?section=cultura&article=a07n1cul

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Ciencia de carne y hueso

Nos enteramos, por ejemplo, que un funcionario inepto vendió a una fábrica de cartón el expediente de Giordano Bruno y que Kepler se ganaba la vida haciendo horóscopos Jueves 2 de setiembre de 2010 Nora Bär LA NACION Creo no equivocarme si digo que la literatura de divulgación científica en sus múltiples vertientes es cada día una fracción más importante de la producción editorial local. La sucesión de nuevos títulos que nos propone (a veces, a ritmo de vértigo) nos lleva de la euforia (por la posibilidad de sumergirnos en historias que desconocíamos), a la angustia (de sólo calcular todo lo que se nos escapa porque ¡transcurren, apenas, 24 horas entre uno y otro "campanazo" del despertador!). La lista completa de las obras que llegaron a las librerías en las últimas semanas es inabarcable, pero permítanme mencionarles sólo un par, verdaderamente notables y cuyo denominador común es que revelan apasionantes retazos de historia . En Una gloria silenciosa. Dos siglos de ciencia en la Argentina (editado por Libros del Zorzal con la Fundación Carolina), Miguel de Asúa propone mirar "un instante hacia atrás para poder pensar sobre el futuro", y ofrece con su habitual solvencia una colección de los aportes más representativos, interesantes e importantes que realizó la investigación básica en el país desde los tiempos de la Revolución de Mayo. Con profusión de fotos y documentos históricos, tal vez el mayor acierto del libro es que está organizado como un "mosaico" que combina episodios destacados con capítulos de análisis histórico. Como dice el autor, de ese modo se puede "curiosear aquí y allá", avanzando y retrocediendo a gusto. Con un enfoque distinto, Pablo Capanna advierte que evitará deliberadamente "las listas de fechas y nombres" y la actitud reverencial que concibe a los científicos como "grandes hombres consagrados a la búsqueda del saber" impoluto y no como personas comunes y corrientes, pero que padecen un cuadro grave de "adicción a la curiosidad". En Inspiraciones. Historias secretas de la ciencia (Editorial Paidós, 2010), pone la lupa en la vida, entuertos, virtudes y defectos del espíritu de algunos de los científicos más sobresalientes de la historia, "una galería de personajes mucho más fascinantes que reyes, guerreros, líderes y estadistas". A través de un relato que satisface nuestra natural avidez por los detalles íntimos de las celebridades, nos enteramos, por ejemplo, de que un funcionario inepto vendió a una fábrica de cartón el expediente judicial de Giordano Bruno, que Kepler se ganaba la vida haciendo horóscopos, que el origen de la ciencia moderna podría encontrarse, en parte, en un sueño de Descartes y que Murphy fue víctima de su propia ley. Una delicia irresistible para mentes inquietas... [email protected]

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1300533&origen=NLCien

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V PREMIO EL ESPECTACULO TEATRAL

BASES DEL V PREMIO EL ESPECTACULO TEATRAL Podrán concurrir al premio aquellos originales que reúnan las siguientes condiciones: a) Obras teatrales inéditas escritas en español. No habrán sido publicadas ni en libro, ni en revistas, ni en Internet, ni habrán sido estrenadas en escenario alguno, sea amateur o profesional. b) Extensión mínima de 70 páginas y máxima de 100 (formato DIN A-4), a un espacio y medio, por una cara. Letras Times New Roman 12 o similar. El máximo de texto será de 80.000 caracteres y espacios c) No haber sido premiadas en otro concurso, ni hallarse pendientes de fallo en cualquier premio. d) Se establece un primer premio consistente en la publicación de la obra ganadora. Los derechos de la 1ª edición, serán del 5% sobre el PVP del libro sin IVA, y del 10% en posteriores ediciones. e) Cada autor podrá presentar cuantas obras desee, enviando una única copia con páginas numeradas, mecanografiadas, y sin la firma del autor, sustituida por lema o seudónimo escrito en cabecera, acompañados de plica cerrada, con el mismo titulo, que contendrá –obligatoriamente- nombre y apellidos, domicilio, fecha de nacimiento, teléfono y correo electrónico del autor, así como una breve nota bio-biográfica. La obra estará cosida o encuadernada. Si faltara alguno de los requisitos la obra podrá no ser aceptada. f) Los trabajos se enviarán por correo normal (sin certificar) a Ediciones Irreverentes, C. Martínez de la Riva, 137, 4ªA. 28018 Madrid. (No se recibirán obras personalmente en ningún caso.) Indicando en el sobre: V Premio El Espectáculo Teatral. El plazo de recepción de originales expira el día 1 de noviembre de 2010. g) Los autores residentes fuera de España (Sean españoles o de otra nacionalidad) podrán enviar su obra por correo electrónico a [email protected] enviando un documento adjunto a modo de plica h) La revista El Espectáculo Teatral y Ediciones Irreverentes formarán un jurado compuesto por 5 personas. La obra será escogida entre 3 obras finalistas. La ganadora será aquella que logre un mínimo de 3 votos. El veredicto del jurado será inapelable. I) El acto de entrega del Premio tendrá lugar dentro de la programación de ARTEMAD. Si el ganador es un autor residente en España deberá asistir al acto de entrega, si vive fuera de España no está obligado a hacerlo. J) La participación en esta convocatoria implica la aceptación de sus bases y del fallo del Jurado.

http://www.edicionesirreverentes.com/EspecTeatral5.htm

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El láser cumple 50 años y su uso cotidiano no encuentra límites, LaserFest

Tiene múltiples aplicaciones, que van desde relojes atómicos a la Internet de alta velocidad Viernes 6 de agosto de

Nora Bär LA NACION

Hoy hace cincuenta años que, en una comunicación inusualmente breve de apenas 300 palabras, Theodore Maiman, entonces investigador de la compañía aérea Howard Hughes, dio a conocer en la revista Nature la concreción de una tecnología que había sido imaginada por los escritores de ciencia ficción más de medio siglo antes y cuya posibilidad había sido planteada teóricamente por Albert Einstein en 1917. Con un pequeño cilindro de rubí de un centímetro de diámetro, Maiman había logrado producir por primera vez un haz de luz de características absolutamente únicas: el láser. Metamorfoseado hasta el infinito, el desarrollo al que durante décadas no se le encontraba aplicación y que fue motivo de arduas disputas por derechos de propiedad intelectual es un ejemplo elocuente de cómo ideas surgidas de la curiosidad que impulsa la ciencia más básica pueden transformar completamente nuestra vida diaria. Hoy ya hizo posibles impresoras, grabadoras de CD, cajeros automáticos, los hologramas, la televisión Blu- ray, los DVD, los tipos más avanzados de cirugía oftalmológica, máquinas industriales para cortar y soldar, instrumentos para medir velocidad y distancia, relojes atómicos, Internet de alta velocidad, la comunicación por fibra óptica? Para recordar la fecha y dar a conocer la caleidoscópica realidad del láser, así como las investigaciones que se realizan en el país, el Centro de Investigaciones Opticas de La Plata (CIOP) -un instituto del Conicet- y el Consejo de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires organizaron en el Teatro Argentino, de esa ciudad, tres jornadas durante las cuales, desde hoy y hasta el domingo, se ofrecerán charlas, exposiciones (ver LaserFest), conferencias, talleres y hasta un show de grafitis láser que por primera vez se verá en el país. "Hay una exposición de hologramas, otra de fotografías, experimentos interactivos, se hablará sobre el láser en el cine, en la medicina? Está realmente bueno", se entusiasma Bilmes, investigador del CIOP y uno de los disertantes. Solución busca problemas En general, los rayos de luz se dispersan en forma radial desde una fuente, con lo que la energía disminuye con la distancia. El láser (sigla de light amplification by stimulated emission of radiation ) se basa en un

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fenómeno que ocurre cuando se logra que átomos excitados por medio de luz o electricidad emitan fotones entre dos espejos que, al reflejarlos, amplifican esta radiación estimulada. El producto es un haz de luz intenso y fino. "El láser es un invento que forma parte de un campo mucho más amplio, la fotónica, la ciencia y la tecnología de la luz, que verdaderamente ha revolucionado la vida cotidiana y la propia ciencia -cuenta Bilmes-. Casi no hay campo tecnológico donde directa o indirectamente los láseres de alguna manera no sean la estrella." Según explica el investigador, hay dos formas en que se puede producir luz: lo que se llama emisión espontánea (que es lo que ocurre en una lamparita) y lo que se llama emisión estimulada. "En cualquier fuente de luz hay ambas formas de generación -explica Bilmes-. Lo que ocurre es que la emisión estimulada es tan débil, tan pequeña, que en la vida cotidiana no se percibe. Para poder visualizarla, hay que amplificarla. La forma original en la que se pensó esa amplificación era hacer pasar esa emisión estimulada a través de un camino de ida y vuelta, para lo cual se usaban espejos. A través de ese camino de ida y vuelta se produce un amplificador y esa emisión estimulada, bajo ciertas condiciones, se pone de manifiesto y tenemos un láser." La luz láser tiene básicamente cuatro propiedades que la caracterizan. Una es la monocromaticidad (es de un solo color, mientras que la mayor parte de las fuentes de luz tienen una banda de emisión con distintos colores y con distintas intensidades). "La luz del láser es extremadamente pura -subraya Bilmes-, de una pureza que no se puede lograr con ninguna otra fuente, ni siquiera con filtros. Eso tiene aplicaciones muy concretas, porque permite llevar adelante procesos de absorción selectiva; en comunicaciones, se utiliza mucho para almacenar información, por ejemplo." Otra propiedad singular es la direccionalidad: se puede producir en haces muy finos que se dispersan apenas milímetros en cientos de miles de kilómetros. "Esto permite alinear, medir -agrega-: desde que la misión Apolo dejó un espejo en la Luna, hay dos observatorios que monitorean su órbita enviando un láser y viendo el tiempo que tarda en regresar a la Tierra." La tercera es la intensidad: uno puede concentrar en un punto muy localizado una gran cantidad de energía. Y eso permite fundir, cortar, limpiar y muchas otras tareas que tienen múltiples aplicaciones. Y la cuarta es la coherencia. Bilmes lo explica aludiendo a una propiedad más general de la luz y es que cuando pasa por un agujerito extremadamente pequeño forma un patrón bastante extraño de luz y sombra, el "patrón de interferencia". "Esto se ve mucho más resaltado en el láser. Y su aplicación inmediata es la de permitir medir espesores, rugosidad o, por ejemplo, hacer hologramas, fotografía tridimensional", detalla el científico. Este fin de semana, quienes quieran saber más sobre el que es considerado uno de los cinco inventos más importantes de la historia podrán hacerlo durante las jornadas del CIOP, representante en América del Sur de la LaserFest, que este año se realiza en todo el mundo. LASERFEST Muestra fotográfica y holográfica

• Hoy, de 9 a 12 y de 14 a 19, para colegios secundarios. Hoy, mañana y pasado, de 14 a 19, para público en general. En la Sala Pettoruti del Teatro Argentino de La Plata (Av. 51, entre 9 y 10).

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1291860&origen=NLCien

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Hacia el fin de la privacidad

Con el auge de las redes sociales y el triunfo del narcisismo, todos los datos personales -desde el nombre propio y la dirección de e-mail hasta las opiniones políticas, los gustos y las fotos familiares- circulan sin control por la red. Y aunque las voces de alerta se multiplican, a pocos usuarios parece importarles hacer de su intimidad un show. Cuáles son los riesgos del destape on-line Alejandra Folgarait Para LA NACION Domingo 8 de agosto de 2010

Foto: CJ BURTON/CORBIS Sin jerarquías y sin censuras, Internet puso al alcance de la mano la información sobre todo y acerca de todos. El acceso ilimitado al saber significó un avance formidable para la humanidad, pero borró las fronteras que separaban lo íntimo de lo público. Con el auge de las redes sociales, todos los datos personales -desde el nombre propio y la dirección de e-mail hasta las opiniones políticas, los gustos y las fotos familiares- circulan ahora sin control por la Red. Nadie parece ya ser dueño de su privacidad, pero a pocos parece importarle. "La edad de la privacidad ha terminado", dijo Mark Zuckerberg, el joven prodigio que creó Facebook, cuando arreciaban las críticas por su decisión de hacer públicos los intercambios de los miembros de la Red. No estaba errado, si se atiende a los 100 millones de perfiles de la red social que fueron robados hace dos semanas por un hacker y expuestos a la mirada de todos los que quisieran descargalos. Subir fotos a Flickr, compartir videos en YouTube, contar las experiencias personales en un blog, presumir de amistades en Facebook y detallar en 140 caracteres lo que se está viviendo a través de Twitter son parte de la rutina de muchos habitantes del siglo XXI. Pocos años atrás, la moda virtual era segmentar el yo, simulando diferentes personalidades en cada foro por el que se navegaba. Así, nadie sabía muy bien quién se escondía tras un seudónimo en un chat o un videojuego. En este sentido, el mayor temor era ser engañado por otro disfrazado. Hoy, en cambio, se impone ser uno mismo y gritarlo a los cuatro vientos de la Red. Cada persona quiere comunicar instantáneamente sus opiniones, sentimientos y preferencias al resto del mundo. Es el triunfo del ego, pero de un yo diluido en la comunidad. El miedo, en todo caso, es quedar aislado de los otros. "La era de la conexión constante está disolviendo la membrana entre el yo privado y el yo público. Las tecnologías totémicas de nuestro tiempo -el celular, el iPod, el BlackBerry- están dando vuelta nuestra psique, invirtiendo las polaridades de lo público y lo privado. Convierten a la soledad en algo portátil. Cada vez más

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estamos solos en público, ajenos al mundo que nos rodea", describió Mark Dery, gurú norteamericano de la cibercultura y autor del libro Velocidad de escape . Para el 26% de los argentinos que son usuarios de Facebook, el impulso de escribir o subir una foto es difícil de resistir; pero eso no siempre implica ceder la intimidad. "Lo que se considera el mundo privado exhibible cambia según las épocas y de acuerdo con las edades", reflexiona Susana Finquelievich, investigadora del Conicet en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, quien estudia las formas de relación en la sociedad de la información. De los 10 millones de argentinos que participan en las redes sociales, muy pocos parecen preocupados realmente por revelar cosas íntimas. "Para los adolescentes, la esfera de privacidad es muy pequeña: se puede mostrar casi todo -sentimientos, ideas, fotos osadas- pero no los temores ni aquello que los torna vulnerables", revela la socióloga. "Los adultos, en cambio, son más cuidadosos con lo que muestran. Los jóvenes de hasta 30 años hablan de espectáculos, deportes, algo de política, pero no suben fotos. Hay más conciencia de que lo privado puede interferir en la vida laboral", agrega Finquelievich. Como señaló la antropóloga argentina Paula Sibilia, autora del libro La intimidad como espectáculo , el concepto de espacio privado es una conquista de la modernidad. Pero, paradójicamente, la privacidad se tambalea en tiempos de individualidad extrema. En la Web 2.0, todo está hecho para ver. Con la creación y el consumo de contenidos, los internautas actuales imponen una suerte de exhibicionismo militante y cultivan el bosque del millón de amigos (o "seguidores", según la jerga de Twitter). El fenómeno comenzó con las revistas de famosos que exponían sus posesiones con desparpajo a las miradas de los otros. Siguió con los reality shows, en los que se podía observar la vida ajena durante 24 horas. Y explotó con las redes sociales, donde todos comparten lo que son o lo que quieren ser. Espías descontrolados El cotilleo, antes reservado a la intimidad de la familia y las fiestas, hoy se exhibe orondo en Internet. No se trata sólo de ventilar los trapos sucios de los ricos y famosos. Ahora, cada uno puede aspirar a la celebridad publicando en la Red toda clase de intimidades, desde el colegio al que van los hijos hasta las canciones que silba en la ducha, pasando por fotos de la última borrachera, declaraciones de amistad para toda la vida o infidencias sobre relaciones casuales. De todos modos, aclara la psicóloga Mónica Tesone, "las redes sociales no cambian la personalidad de la gente". De acuerdo con la experiencia de la psicoterapeuta virtual, "la persona que se exhibe en Internet también lo hace en una reunión social cara a cara; tal vez las redes sociales potencian lo que cada uno es". Como sea, Google entendió rápido de qué se trata la pasión por verlo todo. Además de funcionar como buscador y correo individual, actualmente la megaempresa se dedica a trazar mapas satelitales (Google Earth y Maps) y a generar panorámicas de las calles de las ciudades mientras "accidentalmente" obtiene información de los que tienen Wi-Fi en los alrededores (Google Street View). "¿Qué estás pensando?", inquiere Facebook sin vueltas. "¿Dónde estás ahora? ¿Qué estás haciendo?", hurga Twitter sin vergüenza. Estas preguntas, que pueden resultar incómodas al entrar por primera vez a una red social, se transforman pronto en una tentadora provocación al narcisismo. Más de 500 millones de personas - el 22% de los internautas- practican este ejercicio autorreferencial a diario en Facebook. Muchos aceptan ser etiquetados con nombre y apellido en las fotos, sin saber cómo podrían ser usadas luego por desconocidos. "Lo que nadie contaría a la persona de al lado en el colectivo porque no sabe quién es, muchas veces lo informa alegremente en Facebook o Twitter a todo el que lo quiera leer. Por eso, Andreas Weigend, ex jefe científico de Amazon, dijo que los datos que antes la KGB obtenía con presión o tortura, ahora todo el mundo los publica en Facebook", apunta Laura Siri, docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UBA. "Las redes sociales usan los datos personales con fines de marketing y de publicidad dirigida", dice la investigadora. "Pero también es evidente que pueden ser usados con fines ilícitos. Por ejemplo, hay pederastas que buscan por este medio fotos de chicos o adolescentes", agrega Siri. "Se tiene la percepción de que las redes sociales en Internet poseen menos riesgos que otras operaciones on line , como las transacciones bancarias, pero no es así", asegura la abogada argentina Estefanía Santos, especialista en Derecho Informático.

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"El 44% de los adultos británicos mantienen abiertos sus perfiles en Facebook", enfatiza la abogada del estudio DSMS. "Si se googlea a alguien, saltan todos los perfiles de todas las redes sociales, ya que están indexadas", dice Santos, quien advierte que "es importante que los usuarios sepan que existe una ley que ampara su derecho a controlar sus datos personales". Zuckerberg, el CEO de Facebook, alega que, para controlar la privacidad, basta con modificar la configuración con que viene por defecto la Red, indicando qué tipo de información pueden ver los "amigos", los "amigos de los amigos" o "todos". Pero lo cierto es que muy pocos toman estos recaudos, que no son fáciles de habilitar para los que no nacieron con las computadoras. Según un estudio realizado en Estados Unidos en 2008, apenas el 8% de los usuarios de Facebook modifica los patrones de privacidad de la Red, que está armada básicamente para que todos vean todo. Ni siquiera los muertos desaparecen de Facebook. Precisamente esta eternidad de los datos comenzó a preocuparle hace dos años al periodista tecnológico Alejandro Tortolini, quien, junto con un colega rosarino, inició la campaña "Reinventando el olvido en Internet" para ponerle una fecha de vencimiento a la información on line . "Cuando alguien usa Internet, aunque no se dé cuenta va dejando un rastro y va armando una identidad digital. El problema es que toda la información queda almacenada y hay que hacer un esfuerzo titánico para mantener la privacidad", explica Tortolini. "Aunque uno borre una foto o un post subido a Internet, siempre quedará en la memoria de algún sitio o buscador", insiste. Como respuesta a este reclamo, el navegador Firefox anunció que pronto impondrá una fecha de caducidad a los datos que maneja. Uso y abuso El brazo del Gran Hermano en las redes sociales puede ser más largo de lo que se cree. Según un documento del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, el FBI crea perfiles falsos en Facebook, Twitter, LinkedIn y My Space para reunir información de sospechosos, tales como su localización, sus relaciones personales y sus preferencias. Pero hay más. La revista Wired reveló que la CIA y Google están financiando a la compañía Recorded Future, que monitorea decenas de miles de sitios y blogs para analizar las relaciones "invisibles" entre personas, organizaciones y actos de modo de poder predecir lo qué harán. Es cierto que se puede localizar a cualquier persona mediante su GPS o a través del celular que usa. ¿Pero quién necesita jugar a la policía cuando los propios usuarios de Twitter o de la nueva red social Foursquare informan a toda hora dónde se encuentran y qué están haciendo? "No se trata sólo de lo que las empresas logran saber de uno a partir de las redes sociales sino también de lo que cada uno pone en Internet", advierte la doctora en Ciencias Sociales Susana Finquelievich. Según un estudio de Microsoft, el 75% de los reclutadores de recursos humanos en los Estados Unidos utiliza información obtenida de blogs, redes sociales, fotologs y sitios de juego virtual para decidir si darle un trabajo a alguien. Las consecuencias negativas de los " dossiers digitales" ya son perceptibles. Quizás el caso más famoso en este sentido es el de Stacy Snyder, una joven de 25 años a la que se le negó su título de maestra después de que alguien encontrara en My Space una foto suya bebiendo alcohol en una fiesta. Aunque en la Argentina existe la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales, en la órbita del Ministerio de Justicia, los abusos de la privacidad no cejan. Por eso, han surgido estudios de abogados especializados en el derecho a manejar la identidad digital. "Existe una nueva profesión, llamada reputation manager , que se dedica a limpiar la Web de cuestiones que el cliente no quiere que estén, desde comentarios en los foros de diarios hasta información en un buscador o un blog. Los que más usan estos servicios son las grandes empresas y las personas famosas", revela Estefanía Santos, quien dice que la tarifa depende de la importancia del caso. En los Estados Unidos, la compañía Reputation Defender cobra hasta 1000 dólares anuales para monitorear el nombre propio en la Red. Con el cruce de los datos obtenidos de las más diversas fuentes -historias clínicas, cuentas bancarias, resúmenes de tarjetas de crédito, padrones electorales, agencias recaudadoras de impuestos, guías de teléfono y, obviamente, las redes sociales-, pronto las empresas sabrán más de las personas que ellas mismas. Quizás entonces el anonimato llegue a cotizar más alto que el número de contactos en Facebook. © LA NACION 10 millones en las redes

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De acuerdo con relevamientos recientes de la firma Datos claros, casi la mitad de los argentinos (el 47%) que utilizan Internet integra alguna red social. La más popular es Facebook, seguida por Windows Live y la red creada en el país en 2007. 22% de los internautas A nivel mundial, más de dos de cada diez personas que navegan la Web tienen perfil en Facebook. Esto equivale a 500 millones de personas, una parte importante de las cuales carga sus datos, sube fotos y hace comentarios personales sin prestar atención a los filtros de privacidad. 75% de los reclutadores laborales Un estudio realizado por Microsoft en EE.UU. mostró que la gran mayoría (tres cuartas partes) de las firmas de recursos humanos buscan datos y referencias en blogs, redes sociales, fotologs y sitios de juego on line antes de proceder, o no, a una contratación.

Pesos pesados Twitter La red social de los microblogs de no más de 140 caracteres cuenta ya con unos 100 millones de usuarios en todo el mundo, y su crecimiento continúa sin pausa. Facebook La más popular de las redes sociales suma ya 500 millones de usuarios en todo el mundo. Con 10 millones, la Argentina ocupa el puesto número 12 a nivel global. Flickr Popular servicio de almacenaje e intercambio de fotos y videos, Flickr contaba a fines del año pasado con unas 4000 millones de imágenes, subidas por usuarios. YouTube Punto de referencia en la Red, el sitio para compartir videos es un gigante que no para de crecer. En mayo informó que 2000 millones de videos son vistos cada día. Google Además del buscador y el correo, la firma traza mapas satelitales y genera imágenes panorámicas de calles de ciudades para su servicio Google Street View. My Space Hasta mediados de 2008 fue la red social más popular de EE.UU. y aun retiene una presencia importante en Internet: ocupa el puesto 25 en cuanto a tráfico. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1292229&origen=NLEnfo

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Los juglares y la historia

GISBERT HAEFS 07/08/2010

La proliferación de novelas que recrean episodios del pasado o que se centran en un personaje histórico para desarrollar una trama de ficción ha creado cierta prevención entre críticos, historiadores y escritores. ¿Es un prejuicio o les asisten razones de peso? Las novelas históricas les gustan a muchos lectores, muy pocos críticos y algunos historiadores. A ver si podemos averiguar por qué es así, y empezamos con los muy pocos.

Es verdad que hay críticos aficionados y eruditos que ensalzan las buenas novelas históricas y condenan las malas. Pero la inmensa mayoría las miran con desprecio. Y eso antes de haberlas leído. De pequeño creía -y me lo dijeron- que el arte es cuestión del CÓMO, no del QUÉ. Ahora, a mi edad, ya no tengo que creer todo lo que se dice, y me pregunto cómo se puede despreciar algo que no se ha leído. Y si el arte está en el CÓMO, en la escritura me parece insensato decir basta ya antes de leer la novela solo porque es histórica.

Es normal pensar que a uno no le puede gustar todo. Hay ateos que no aprecian la Divina Comedia y pacifistas que no pueden con la Ilíada. Incluso hay aficionados a la novela histórica a quienes no les gusta José y sus hermanos, de Thomas Mann. Pero no es normal sino infame hacer de su gusto personal una ley general -no me ha gustado una novela histórica, entonces todas las novelas históricas son mala literatura-. ¿Y el José de Thomas Mann? Ah, no, señor, no es novela histórica porque es de Mann, y el Raskolnikov no puede ser novela negra porque es de Dostoievski. Después hablan de obras originales de arte, por un lado, y de "literatura de género", por el otro.

Confieso que no comprendo por qué la Politeia de Platón o la Utopia de Moro no son consideradas "de género", pero sí la ciencia-ficción. ¿Lo que se llama fantasy es género, pero no lo es la épica artúrica? Novela negra, histórica, de horror, todas son de género, ¿pero no son genéricas las novelas psicológicas de iniciación, las tragedias de reyes en endecasílabos? ¿Y es tan original escribir genéricos sonetos petrarquianos?

Claro que hay diferencias, pero no están en la materia, en el QUÉ, sino en la escritura, el CÓMO, y de eso no se puede decir nada sin abrir antes el libro. Todo ese asunto de las definiciones es problemático. Peor aún: me aburre. Las definiciones solo sirven a los que las definen, les dan razones de pasar por alto todo lo que está fuera de ellas. Ya hace muchos años que tengo la sospecha de que son pretextos para ocultar otra cosa. Tomemos un ejemplo fuera de lo "genérico" para acaso ver con más claridad. Del gran Rudyard Kipling escribió Henry James que había esperado de él algo como la obra de un Balzac inglés, pero que Kipling "solo escribe sobre soldados, campesinos, trabajadores, hindús, animales e incluso máquinas, nada de sentimientos

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delicados", nada de almas refinadas discutiendo en salones; y Oscar Wilde llamó a Kipling "nuestra autoridad suprema en lo que es secundario". Es decir, que para un verdadero homme de lettres el 99,99% del universo es baladí y solo vale la pena poner en un libro lo poco que se refiere a las almas refinadas.

No menos monstruoso y aún más franco es lo que ha dicho el más grande de los críticos alemanes de las últimas décadas, Marcel Reich-Ranicki. A él solo le interesan libros escritos por intelectuales sobre intelectuales para intelectuales. Es decir, libros no sobre la realidad sino sobre el pequeñísimo mundo literario. "Oye, Kipling, solo vamos a leerte si finalmente escribes sobre nosotros". Y aplicado a la novela histórica lo hemos visto varias veces en los últimos años. Dos ejemplos: Daniel Kehlmann, en su novela La medición del mundo, cuenta las vidas y hazañas de Humboldt y de Gauss; Patrick Rambaud, en La batalla, nos hace ver la batalla napoleónica de Aspern. Ambos libros son novelas históricas, pero Humboldt y Gauss son intelectuales, y la batalla de Aspern la vemos a través de los ojos de Marie-Henri Beyle, alias Stendhal, otro intelectual y además escritor, y por eso no pueden ser novelas históricas sino alta literatura, y por eso los han cubierto de premios literarios.

Es posible actuar de otra manera, pero parece que para eso se necesita un espíritu realmente intelectual. He aquí un caso ilustre e ilustrativo, no del ámbito histórico sino del detectivesco. Con ocasión de la muerte de Edgar Wallace, Jorge Luis Borges escribió en 1932 que no había leído su obra, pero que tenía el propósito de corregir esa omisión, "porque no soy de los que misteriosamente desdeñan las tramas misteriosas", y que, al contrario, "la organización y la aclaración de un suculento asesinato o de un doble robo exige un trabajo intelectual que es muy superior a la fétida emanación de sonetos sentimentales o de diálogos entre personas de nombre griego, o de poesías en forma de Carlos Marx o de ensayos siniestros sobre el centenario de Goethe, o de meritorios estudios sobre el problema de la mujer, Oriente y Occidente, la ética sexual, el alma del tango y otras inclinaciones de la ignominia". Después de corregir la omisión, después de leer las tramas de Wallace, Borges las juzgó intolerables, repito: después de leerlas, no después de ver que la cubierta de un libro decía "novela negra" o "novela histórica".

Si queremos narrar una historia de personajes y de acontecimientos ocurridos hace un año en Madrid, o Múnich o Moscú, tenemos que indagar y documentarnos: si esa cafetería realmente está situada en tal esquina, si allí se venden los cigarrillos que compra y fuma el protagonista, si el autobús en el cual ve a su amada besando a tal sucio tipo realmente pasa por esta calle, y si la palabra insólita que usa para maldecir a ellos ya estaba de moda hace un año. Sin olvidar el partido de fútbol que mira en la tele o los disparates secretados por tal político en las noticias de la tarde. Es decir, que tenemos que indagar circunstancias y condiciones para intercalar personajes ficticios en la historia contemporánea evitando errores. El resultado se llama novela; nunca he oído hablar de algo como novela histórica contemporánea. No comprendo por qué ha de tratarse de otra manera, de otro género, si hay más de un año -cien, mil- entre lo narrado y la narración. El trabajo es el mismo: indagar, intercalar, evitar errores. Hay que inventar personajes creíbles, escribirles diálogos pronunciables, combinar acción, conflictos y tensión, colores y olores, lenguaje y trasfondo para un conjunto plausible, algo como una buena película en la cabeza del lector. Si es el mismo trabajo, ¿por qué calificarlo de manera diferente?

Lo de evitar errores nos lleva a otra consideración: la cooperación entre autor y lector. Según la famosa frase de Coleridge, el lector debe contribuir a la "voluntaria suspensión de la incredulidad" mientras dura la lectura. Hablando de narración tradicional, el autor y el lector estamos en una esfera mágica, y libro y lectura solo pueden lograr su cometido si esta no se rompe. El autor debe trabajar a conciencia, ya que todo lo que es falso -un tono, una palabra, un hecho- puede romper la esfera. Augusto no dice okay, Darío no tiene estribo, un etrusco no sabe nada de minutos o segundos, un cartaginés no puede hablar de sadismo. En lo que se llama ucronía, pariente de la novela histórica, todo eso es posible, pero en una novela histórica acaba por romper la esfera mágica, el libro está muerto y no funciona.

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Para nosotros, los autores, los críticos y los historiadores son instrumentales. De los críticos esperamos que nos señalen los errores que hemos cometido para mejorar la próxima vez. Rara vez nos viene bien un pequeño encomio, claro que solo si es merecido. Pero que no nos digan que a priori lo que hacemos no tiene ningún valor. De los historiadores esperamos ayuda e información; muchas veces nos la dan, pero, muy a menudo, en sus sabios textos se olvidan de lo que para nosotros es materia prima. Un egipcio de 1500 antes de Cristo no puede hablar de Egipto, del Nilo, de Menfis, ya que estas palabras son variantes griegas de palabras asirias muy posteriores -pero no sé en cuántos libros de historia he buscado para finalmente saber que el rome de 1500 antes de Cristo vive en el país de Tameri en la ciudad de Men-nofre, al borde del Yotru, y me lo han dicho los egiptólogos, no los historiadores. Todos podemos hallar cuándo murió Augusto, pero quién me dirá si se cortaba (¿con qué?) o se filaba las uñas.

Coincidencia curiosa: la mayoría de los críticos no leen una novela porque es histórica, la mayoría de los historiadores no leen esa novela porque solo les interesa la historia y entonces leen el texto como si se tratase de un estudio. Los hay que señalan que tal detalle no corresponde a la verdad histórica, y eso es grato y necesario, pero muchas veces no hay verdad, es inaccesible, solo podemos llegar a cierta plausibilidad. Y ella nos otorga otras leyes -no de mentir, sino de cuidar de la esfera mágica-. Para mí, Alejandro Dumas es el gran padrino, el fundador (no Scott, demasiado lento para mí, pero eso es gusto, no una ley), y sé que el "verdadero" D'Artagnan, el soldado histórico, era un tipo más bien aburrido y nada chistoso, pero sigue siendo mi amigo el otro, el del libro. Supongo que no estoy solo cuando digo que me importan más Alonso Quijano o Sherlock Holmes que Cervantes o Conan Doyle.

Todos queremos contar y escuchar historias -¿qué has hecho ayer, cómo va tu abuela? Y cuéntame lo de tu hermano-. Son las historias, la memoria de la tribu (lo decía Kipling). En ella, en el principio acaso hubo un rey soberano, guerrero y sacerdote a la vez; y hubo un juglar que cantaba la historia de la tribu y hacía un chiste cuando el rey se ponía demasiado serio. Después vino la división del trabajo; el rey dejaba de incorporar todos los oficios, hubo guerreros y chamanes, y algunos de los juglares quisieron hacerse serios, arciprestes de sí mismos. Son ellos los que ahora hacen la Alta Literatura, y los asisten los chamanes de la crítica. Nosotros, los juglares, no hacemos nada de serio ni sagrado, solo queremos escribir el libro que nos gustaría leer, pero que todavía no podemos comprar. Entonces, al trabajo -para nosotros y para los lectores-. No para los chamanes.

Gisbert Haefs (Wachtendonk, Alemania, 1950) es autor de novelas como Aníbal, Troya o Alejandro, el unificador de Grecia, y de novela policiaca. http://www.elpais.com/articulo/portada/juglares/historia/elpepuculbab/20100807elpbabpor_3/Tes

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Una cantera inagotable de ficción

FIETTA JARQUE 07/08/2010

Historiadores y escritores a partes iguales desconfían del fenómeno comercial de la novela histórica. Pero están de acuerdo en que la calidad en la escritura y el rigor deben ser lo esencial

Parece como si el deseo de viajar en el tiempo se viera hoy satisfecho simplemente a través de la ficción. Pero una ficción que recree al detalle la forma de vivir de otras épocas y en proximidad de personajes históricos en momentos determinantes de la aventura de su vida. El fenómeno de la novela histórica se mantiene al más alto nivel en España desde hace más de una década. Las mesas de novedades de este género no dejan de renovarse con obras de autores que se inician en la ficción amarrados fuertemente al andamiaje de la historia. Una afición que se extiende también a las series de televisión (Roma, Águila Roja, Los Tudor, Espartaco, sangre y arena, por citar algunos ejemplos). Y que cuenta con apasionados foros de aficionados como hislibris.com. Es una moda, ciertamente, y revisando o leyendo muchos de esos libros es evidente que la calidad de la escritura suele ser baja, mediocre. Pero hay algunas cosas en las que todos están de acuerdo.

"Historiadores y novelistas son como dos coches que se cruzan en la carretera en direcciones contrarias", dice Almudena Grandes

"En las librerías se encuentran muchas novelas históricas, entre las que hay buenas, malas y regulares. Esa mescolanza crea cierta prevención. Es algo que sucede también en otros géneros como la novela negra o la romántica, por eso me parece injusto que se considere todo un género como el histórico dentro del mismo prejuicio", reclama Posteguillo, quien no tiene inconveniente en que sus obras sean consideradas novela histórica, "siempre que se mantenga el sintagma de que el sustantivo es novela y el adjetivo es histórica", subraya este lingüista, autor de la trilogía de Escipión (Ediciones B). "Es esencial que la novela tenga una buena tensión dramática y un nivel de historicidad razonable", apunta. "No cabe duda de que la novela histórica cumple un papel de divulgación. Por eso es algo que los historiadores no deberían criticar, nosotros rellenamos un espacio para el conocimiento que muchos de ellos no practican".

El medievalista José Enrique Ruiz Domènec reconoce que lee más novela histórica de lo habitual en su profesión. "Últimamente hay mucho interés entre los historiadores por lo que se llama 'otros modos de comunicación del pasado", explica. Esos modos pasan por la ficción o simplemente por el estilo narrativo.

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"La afición por la historia despertó en Francia a mediados de los años setenta, cuando se empezaron a publicar y demandar libros de historia de uso colectivo. Incluso los historiadores más serios y prestigiosos (como Hobsbawm o Duby) se prestaron a ello llevados por su compromiso con la sociedad, y se convirtió en un fenómeno editorial. Eso los llevó a refinar y mejorar su escritura", apunta Ruiz Domènec. "Ese es el drama español. Todavía hay un divorcio entre los académicos y los divulgadores. Ese vacío en España lo ocupa la novela histórica".

"En la explosión de este fenómeno hay un antes y un después de El nombre de la rosa", señala Ruiz Domènec. "Eco la escribió cuando estaba en la cúspide y era el gurú universitario. Había educado conceptualmente a toda una generación cuando consideró que la mejor manera de acercarse a un público más amplio podría ser mediante un thriller como aquel. Una novela que tenía mucho de la novela negra de los años treinta y cuarenta, pero que servía para entender lo que sucedió en la Italia del siglo IV, como una metáfora política del siglo XX. Hay novelistas extraordinarios que han abordado la historia, desde Cortázar y García Márquez hasta Vargas Llosa y Pérez Reverte. Este último se documenta profundamente y usa esos elementos correctamente en su construcción de la novela. Yo recomiendo mucho Un día de cólera (Alfaguara) sobre el 2 de mayo a mis alumnos. (Posteriormente ha publicado otra, El asedio). En la microhistoria la novela se crece en el detalle".

Entre dramas de romanos, manuscritos medievales y biografías noveladas hay un periodo histórico que en España ha generado en los últimos años muchas recreaciones que mezclan ficción y realidad: la Guerra Civil. Después de terminar El corazón helado, ambientada en esta contienda bélica, Almudena Grandes se ha embarcado en un proyecto de seis novelas ambientadas en la posguerra. La primera, Inés y la alegría (Tusquets), está a punto de aparecer. "Como la mayoría, yo creía que sabía mucho sobre la Guerra Civil, pero cuando estaba escribiendo Corazón helado me di cuenta de que no sabía nada", admite. La escritora hizo la carrera de Historia con especialidad en Prehistoria, aunque nunca pensó que volvería a ella. "Lo de estudiar Contemporánea me parecía una vulgaridad", recuerda. Pero la vida -y la literatura aún más- discurre por extraños caminos. Sus modelos para este proyecto son los Episodios nacionales, de Pérez Galdós, y también las seis novelas de El laberinto mágico, de Max Aub. "Mis seis novelas transcurren en el marco histórico de la posguerra. Los personajes reales interactúan con los míos. Al ir investigando se me despertó una tremenda avidez por la historia. Es otro mundo, como estudiar otro idioma".

La relación entre novela e historia, según Grandes, debe guardar tantas "lealtades como libertades". "Al no haber una versión oficial de la historia me formo mis propias hipótesis", dice. "Cuando escribes novelas se deben respetar ciertas coyunturas. Hay que ser leal con los hechos, mantener ese cordón umbilical, porque lo contrario es fraude. Lo que el novelista hace es interpretar, no inventar".

"Yo me llevo muy bien con los historiadores, me nutro de ellos", reconoce. "Aunque también puedo ser audaz. La historia de la Guerra Civil sigue estando en construcción. Se asentaba en los libros de los anglosajones y los franceses, pero ahora los historiadores de mi generación la han tomado por los cuernos y están escribiendo libros muy importantes. Las interpretaciones están cambiando", afirma. "Los historiadores y los novelistas son como dos coches que se cruzan en la carretera en direcciones contrarias".

Según Ruiz Domenec la novela histórica actual tiene auge porque hay muchas más y mejores formas de documentarse. "Hoy se hace mejor historia que antes", subraya. "Se han publicado muchos estudios excelentes en las últimas décadas, muchos más que en épocas anteriores. Por eso y por otras razones, la historia es la cantera de la novela".

http://www.elpais.com/articulo/portada/cantera/inagotable/ficcion/elpepuculbab/20100807elpbabpor_4/Tes

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El mito se renueva

CARLOS GARCÍA GUAL 07/08/2010

A la par de la Historia, la Mitología ofrece al novelista atraído por relatos antiguos un formidable repertorio de héroes, viajes, monstruos, pasiones e increíbles aventuras. (Solo los dioses quedarán al margen, olvidados: no encajan bien o acaso no caben en las prosas modernas). El acervo mítico, con sus imponentes figuras, deviene materia estupenda para recuentos renovadores, incluso en temas ya relatados en la épica antigua. Desde El vellocino de oro, de Robert Graves (sobre el mito de los Argonautas), y los dos libros sobre Teseo de Mary Renault hasta Casandra y Medea, de Christa Wolf; Troya, de G. Haefs, o Troya al atardecer, de A. Sarabia, o Ariadna en Naxos, de Javier Azpeitia, por ejemplo, las tramas míticas y sus héroes resucitan con aires renovados. No solo, desde luego, los helénicos. También la fascinante mitología artúrica (que ya en el Medievo inspirara novelas) aporta sus héroes y gestas fabulosas a novelistas de gran estilo, como J. Steinbeck, en Los caballeros del Rey Arturo, o T. H. White, en Camelot, gran saga caballeresca de chispeante humor. Esos relatos admiten diversos acentos y enfoques. Cabe, como en las históricas, darles la palabra a los vencidos y silenciados, como hizo de manera ejemplar C. Wolf. En su Casandra, es la profetisa cautiva quien ante los muros de Micenas -una escena que viene de Esquilo- narra su versión de la guerra de Troya, antiheroica y feminista, y en Medea, la maga aparece como víctima de la cruel xenofobia de los corintios. Al ser noveladas las figuras míticas se prestan a modernos matices psicológicos o a guiños irónicos -como los estupendos de Steinbeck y White-.

Existe un cierto contraste de fondo entre las tramas históricas y las míticas: en las primeras se evoca la atmósfera de un pasado, distante, pero preciso y real; pero al novelar un relato mítico lo fabuloso deriva hacia lo fantástico, en un escenario fingido impreciso, pero al que la novela da tonos realistas. Aquí los decorados importan menos que las pasiones violentas y los encuentros prodigiosos. (Por eso en el cómic y el cine quedan bien las recreaciones míticas). Pero en ambos casos autor y lectores recurrimos a la memoria colectiva y nos sumergimos en ese imaginario ahora novelado, donde los fantasmas de la historia y del mito conviven, y dialogan entre sí, y con nosotros.

http://www.elpais.com/articulo/portada/mito/renueva/elpepuculbab/20100807elpbabpor_5/Tes

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La historia hecha palabra

CARLOS GARCÍA GUAL 07/08/2010

Las grandes novelas que hacen vivir al lector en distintas épocas.

Quo vadis? (1896) Henri Sinkiewicz

Desde Los mártires de Chateaubriand hasta Ben-Hur el tema más popular de la novela histórica del XIX fue el de cristianos perseguidos. Quo vadis? corona la serie, con todos los tópicos del género: jóvenes amantes, - bella y virtuosa cristiana frente a fogoso guerrero romano- ; y tipos secundarios memorables: el voluble y cruel Nerón, el elegante y simpático Petronio, el gigantón Ursus, y los apóstoles Pablo y Pedro (a quien el propio Cristo dirige la inquietante pregunta del título). Impactante dramatismo y escenarios espectaculares: la Roma imperial, catacumbas, casas patricias, el circo con sus fieras, diálogos vibrantes, banquetes y catástrofe final: el gran incendio de Roma. Happy end romántico y suicidio teatral de Nerón. Sinkiewicz, experto en relatos históricos, mereció el premio Nobel. Las versiones del cine lo hicieron un clásico.

La gran marcha (2005) E. L. Doctorow

Narración vibrante de fulgores épicos, arrolladora por su tema y por su estilo. Por un lado, la famosa marcha de la caballería del general Sherman (1864) desde Atlanta por Georgia y las Carolinas, arrasando ciudades y

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campos de los confederados. De otro, una narración rápida, cinematográfica, que da vida y color a diversas figuras en escenas de intenso dramatismo. Ciudades en llamas, desastres, muerte, gestos heroicos, lastimera turba fugitiva de damas sureñas y esclavos errantes tras las tropas y ruinas, en el torbellino poco heroico que dirige el implacable Sherman, un personaje más en el elenco de sus emotivas figuras. Doctorow es genial en la creación de tipos y caracteres, y en los diálogos vivaces, continuos e impresionantes por su fuerte tensión dramática. En definitiva, una novela histórica impactante, por su rigor, estilo y diseño clásico.

La marcha Radetzky (1932) Roth

En Solferino el teniente Trotta salvó la vida al joven emperador. Ese gesto heroico determinó su destino, el de su hijo y el de su nieto. Que morirá al fin bajo las balas del frente ruso medio siglo después en otra guerra. Al tiempo que agoniza, ya viejísimo y solo, Francisco José, y se desmorona el universo al que los tres Trotta sirvieron. Un mundo de orden, fantasmagórico, de uniformes, guarniciones de frontera, duelos de honor, deudas de juego, vino y amoríos furtivos, viejos criados, lealtades y calladas ternuras. Las músicas militares puntúan con fugaz ironía unas vidas pautadas por la rutina y la desesperanza: "El mundo en que todavía merecía la pena vivir estaba condenado a desaparecer". Roth, que recuerda a Chéjov y Schnitzler, es un maestro de la melancolía. La marcial marcha de Radetzky suena como un Réquiem por el Imperio.

Espartaco (1951) Howard Fast

La rebelión de los esclavos y gladiadores contra Roma en el siglo I antes de Cristo era un tema histórico muy atractivo, vista como la primera gran rebelión proletaria. Espartaco derrotó cinco veces a los ejércitos romanos; luego Craso y Pompeyo aniquilaron a los rebeldes con ejemplar ferocidad. Howard Fast y Arthur Koestler, marxistas y libertarios ambos, escribieron a la par dos novelas apasionantes sobre esa revolución de trágico final. Koestler insiste más en esa audaz aurora precomunista y su utopía traicionada; Fast subraya la grandeza humana del gladiador protagonista (ahora tiene ya la cara de Kirk Douglas) con emotivas figuras y vivaces diálogos. La novela se editó pese a censuras políticas al comienzo, pero alcanzó, como el oportuno filme, un éxito impresionante.

De noche bajo el puente de piedra (1953) Leo Perutz

Ved aquí la Praga misteriosa y mágica de la época de Rodolfo II, evocada a través de los 15 episodios fantásticos de la novela De noche bajo el puente de piedra. Leo Perutz, un maestro del relato de intriga, describe su antiguo barrio judío, de oscuras callejas, sinagogas, hechizos y fantasmas, y, al otro lado, la corte del enigmático y enloquecido Rodolfo, con su intrigante tropel de alquimistas, bufones, sirvientes y astrólogos. El emperador, y su amor desdichado, protagoniza sorprendentes escenas mágicas; el rico judío Mordecai Meisel, otras. Sus destinos se cruzan en esa ciudad prodigiosa, la misma del Golem y el rabino Loew, y del belicoso Wallenstein, donde todo puede suceder. Lo histórico y lo fantástico se dan la mano en esta trama "de buscadores de oro y buscadores de Dios".

Yo, Claudio (1934) Robert Graves

Menuda familia la de los Judio-Claudios! Superior al más dramático culebrón telefílmico, con intrigas, pasiones turbulentas y crímenes taimados. Más allá de los sabios cotilleos de Suetonio y Tácito, la crónica cruel y escandalosa de los primeros emperadores de Roma, llega aquí en las memorias del escurridizo y puntual narrador, el viejo Claudio, ya no el torpe erudito elevado a la púrpura por azar, según contaron los antiguos, sino un cronista implacable, irónico y mordaz, según Robert Graves, experto en clásicos, de chispeante imaginación y admirable estilo. Con mano maestra evoca escenas y personajes estupendos (la cruel Livia, el turbio Tiberio, el loco Calígula, etcétera). Y sus diálogos son de una frescura teatral. Con buenos remakes en cine y televisión.

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Memorias del imperio (1987) Fernando del Paso

Como en un colosal y abigarrado mural mexicano, aquí se pinta en fragmentos la catástrofe de un imperio fulgurante y fugaz, concluido en el fusilamiento esperpéntico de Maximiliano en Querétaro en 1867. En la narración alternan diversas voces; es una trama polifónica, un gran mosaico barroco y patético. La narradora principal es la emperatriz viuda y loca, Carlota, que monologa en su vieja Bélgica, sesenta años después del gran desastre, su amor y su reino perdidos. Pero hay otros relatores, cada uno con acento propio: Maximiliano, un soldado raso, un médico, un historiador, Juárez, etcétera. La prosa zigzagueante, el contraste de diversas perspectivas, los tonos carnavalescos y la heteroglosia dan un aire casi surrealista a esta imponente "sinfonía bajtiniana" (según S. Menton), la más inolvidable ficción histórica latinoamericana.

La muerte de Virgilio (1945) Hermann Broch

En vibrante prosa lírica de tonos filosóficos, el autor exiliado evoca la angustia del poeta latino enfrentado a la gran duda: ¿a qué sirve la poesía y la épica? Virgilio llega a Brindisi de noche muy enfermo, en la nave del emperador Augusto. Viene de Grecia; presiente su pronta muerte. En sus últimas horas, febril, lo acosa un torrente de fantasmales sueños, y decide quemar el penoso poema de sus últimos años. Augusto, mecenas tenaz, batalla por salvar esa Eneida para gloria de Roma. Discuten -durante más de cien páginas- del poder y la poesía. Vence Augusto; el poeta cede y se resigna: quizás, en fin, su voz perdure más que la propaganda imperial y conserve su dolorido sentir. Larga novela y poética, mínima acción, densa elegía de trascendentes ecos.

http://www.elpais.com/articulo/portada/historia/hecha/palabra/elpepuculbab/20100807elpbabpor_6/Tes

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Verdad y mentira en la novela histórica

DASSO SALDÍVAR 07/08/2010

La atmósfera de profunda verdad que se respira en las páginas de La semilla de la ira, la novela que Consuelo Triviño Anzola publicó hace dos años sobre la vida y la época de José María Vargas Vila, me ha llevado a retomar mi viejo pleito con la novela histórica: ¿qué es lo que hace que las obras de este subgénero nos resulten verdaderas o falsas? Porque me parece que no depende sólo de la experiencia y el talento literarios, o de que el escritor se ciña o no a la verdad histórica, pues la novela no compite con la verdad de la Historia o de la ciencia.

Pocas veces me suele atrapar pues este tipo de novelas, especialmente las que se fabrican en nuestro tiempo, pero cuando me han convencido, he quedado subyugado por el poder de convicción del relato, como me ha ocurrido recientemente con La semilla de la ira y antes con Yo, Claudio, Los idus de marzo, Memorias de Adriano, Yo, el supremo, El general en su laberinto, y, por supuesto, la más grande de todas, Guerra y paz.

Desde luego, la verosimilitud es el logro imprescindible para que toda novela pueda convencernos de su verdad, y ha de encarnarse en un tono, un estilo, un punto de vista y un determinado manejo del tiempo. Pero para que creamos en la verdad intrínseca de la novela histórica, que en resumidas cuentas es la visión y la emoción del escritor, tiene que haber algo fundamental y previo a todo tecnicismo, a toda literatura, y es la paciencia y la capacidad del autor para convertir la Historia y sus personajes en vivencia propia, en experiencia autobiográfica, en memoria y olvido, como quería Rilke. Sólo entonces desde ese yo, que ha asumido vicariamente otro ser, otra época y otra cultura, y sólo desde ahí, es desde donde surge el aura de lo verdadero en toda novela histórica auténtica. Por el contrario, y aunque el rigor histórico y la maestría literaria asistan al escritor, la obra puede sonarnos falsa o, cuando menos, llenarnos de dudas.

De modo que así como no hay novela de verdad sin poesía, se puede afirmar que no hay novela histórica verdadera sin experiencia autobiográfica, sin asunción íntima del personaje, de su época y de su cultura, como ocurre en la vida misma. Es lo que hicieron durante décadas Tolstói, Graves, Wilder, Yourcenar, Roa Bastos

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y García Márquez para poder forjar sus obras paradigmáticas. Y es lo mismo que ha hecho recientemente Consuelo Triviño Anzola con La semilla de la ira.

Estudiosa y apasionada del modernismo, la escritora colombiana estuvo durante más de veinte años impregnándose de la vida, la obra y la época de su compatriota José María Vargas Vila, ese "luminoso pastor de tempestades", como lo llamó su amigo Rubén Darío. Primero hizo la tesis doctoral sobre su ingente obra, luego se fue a Cuba a desempolvar sus diarios y más tarde publicó una selección en Colombia. Entre charlas, clases y prólogos siguió saturándose del personaje, su obra y su época modernista, hasta que un día se hartó y lo olvidó.

O eso creía ella, pues el olvido no es más que otra forma de la memoria, acaso la más decantada y profunda. Y así surgió años después el primer capítulo de La semilla de la ira y luego los siguientes, hasta conformar un mundo tan autónomo, seductor y verdadero, que con el tiempo estas memorias del Divino Iracundo, vividas vicariamente por Consuelo Triviño Anzola, quedarán tal vez como la mejor novela de Vargas Vila y una de las obras mejor escritas y narradas de la literatura colombiana y latinoamericana.

La semilla de la ira. Consuelo Triviño Anzola. Seix Barral. Bogotá, 2008. Dasso Saldívar (Colombia, Antioquia, 1951) es autor del libro Gabriel García Márquez. El viaje a la semilla (Folio, 2006) http://www.elpais.com/articulo/portada/Verdad/mentira/novela/historica/elpepuculbab/20100807elpbabpor_1/ Tes

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Milagros ruinosos

ANTONIO MUÑOZ MOLINA 07/08/2010

Hay muchas diferencias entre el trabajo de los arquitectos y el de los escritores, pero a mí me llaman especialmente la atención dos de ellas. La primera, la escala diversa de nuestras equivocaciones: una novela mala no hace mucho daño, y se olvida muy pronto; un edificio atroz o una plaza mal diseñada pueden ser un tormento para la vida práctica de muchas personas durante muchísimo tiempo. La segunda diferencia es que a un escritor casi nunca deja de alegrarle que se critique a un colega en su presencia, mientras que un arquitecto, si oye a un lego criticar a otro arquitecto, de manera inmediata sale en su defensa, con una mezcla muy curiosa de altanería y condescendencia. Con raras excepciones, los arquitectos piensan que el hecho de que casi todos nosotros nos veamos afectados muy directamente por los trabajos que hacen no nos da derecho a opinar sobre ellos.

Si decimos algo negativo, o inconveniente, nos mirarán de inmediato como a penosos retrasados mentales. Igual que padres benévolos, pero firmes, ellos saben mucho mejor que nosotros mismos lo que más nos conviene. Sonríen con fatigada paciencia cada vez que nos quejamos de sus plazas sin árboles pavimentadas de cemento o granito, tan adecuadas para los climas mesetarios y para las fotos de las revistas de arquitectura, de sus bancos públicos sin respaldo, o con respaldo en forma de afilada cuña metálica.

Llàtzer Moix ha hecho un viaje por la España de los arquitectos estrella, la apoteosis del pelotazo quedará como la crónica veraz de un tiempo que se volverá imperdonable

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Llego al final del libro y me sorprende una ausencia: la de cualquier síntoma de rebelión ciudadana ante el despilfarro

Yo no sé si a Llàtzer Moix los veinte años que lleva escribiendo sobre arquitectura en La Vanguardia le conceden alguna autoridad a los ojos de un gremio tan quisquilloso, pero el viaje que ha hecho por la España de los arquitectos estrella, la apoteosis del pelotazo y las obras descomunales y con mucha frecuencia insensatas que se han ido levantando en los últimos diez o quince años, quedará como la crónica veraz de un tiempo que muy pronto se verá muy lejano y se habrá vuelto imperdonable. El libro de Moix, Arquitectura milagrosa, es a la vez un relato escrito en el presente del mejor periodismo y el testimonio de un pasado que la quiebra de la economía ha precipitado a la ruina. Lo propio de los espejismos, incluso los colectivos, es su fugacidad. Ayer mismo políticos idiotizados por la vanidad y la sensación de poder seguían sintiéndose emperadores o príncipes de las artes al pagar cualquier precio a las estrellas internacionales de la arquitectura. Para esos arquitectos, dice Llàtzer Moix, "España ha sido, y es todavía hoy, algo parecido al paraíso terrenal". Parecía que no hubiera límites, ni para la escala de las edificaciones ni para los presupuestos destinados a ellas, y menos aún para las minutas de los arquitectos, divos globales que viajan en jet privado de un extremo a otro del mundo, requeridos y halagados por dictadores de Asia Central, magnates ex comunistas del petróleo, jeques del golfo Pérsico, alcaldes y presidentes autonómicos españoles.

El origen de todo, explica Moix, fue el éxito del Guggenheim de Bilbao. Porque el edificio de Frank Gehry se convirtió en un triunfo casi instantáneo no hubo ya alcalde o aspirante a sátrapa regional que no aspirara a repetir el ya cansino efecto Guggenheim. Por algún motivo uno de los efectos del poder, incluso en una democracia, es la inclinación a los proyectos que llevan adherido como con una pinza el adjetivo faraónicos. No hay gerifalte que no aspire a la aparatosa inmortalidad de un gran mausoleo. La escala, no la utilidad, es lo que importa. Y como el esplendor funerario ya no es aceptable como coartada para el grandilocuente disparate, ahora se lo adorna con la legitimidad de la cultura. Los dos capítulos más cómicos y más desoladores del libro de Moix tratan precisamente de dos centros "culturales" agigantados en una metástasis de arbitrariedad y despropósito: la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en Valencia, y la Ciudad de la Cultura, de Santiago de Compostela. Un auditorio, un teatro, un museo, ya no son suficientes para la megalomanía de los políticos y los arquitectos: han de levantar ciudades enteras, como Akenatón en el desierto egipcio, como los príncipes incas en Machu Picchu.

La "Ciudad" valenciana, obra íntegra del inagotable Santiago Calatrava, estaba previsto que costara, en los primeros años noventa, 30.000 millones de pesetas, unos 175 millones de euros; en 2007, todavía muy lejos de su terminación, se habían invertido ya en ella 1.137 millones de euros. Su edificio central, el Palau de les Arts, tiene forma, según Moix, "de huevo, de cabeza de tiburón, de coleóptero, de casco de ciclista". En 2008 su mantenimiento anual suponía ya 30 millones de euros. A Calatrava, que se ve a sí mismo como un Leonardo diestro por igual en todas las artes, y a sus patronos, sin duda semejantes a los Médicis, las preguntas sobre dinero les irritan. ¿Nos preguntamos ahora cuánto costaron las catedrales góticas, las pirámides de Egipto? A Bloomberg, el plutócrata alcalde de Nueva York, que se gasta sin pestañear cien millones de dólares de su bolsillo para pagarse él solo una campaña electoral, Santiago Calatrava le parece un arquitecto caro: no así a las autoridades autonómicas de Valencia.

En Galicia, Manuel Fraga también quería levantarse un monumento a sí mismo, quizás inspirado por el ejemplo del Valle de los Caídos en el que tanta ilusión puso su paisano y antiguo superior jerárquico. De nuevo había que reclutar a un arquitecto estrella, en este caso Peter Peter Eisenman. En las afueras de Santiago, una ciudad de 90.000 habitantes, la otra Ciudad de la Cultura ocupa una parcela de 700.000 metros cuadrados. Nadie hizo un estudio serio de la demanda a la que tendría que atender, o de las carencias que hubiera debido corregir. En 1999 su presupuesto, calculado más bien a voleo, era de 108,2 millones de euros: en 2007 ya se predecía que iba a costar más de 500 millones. En uno de esos rasgos de humildad que caracterizan a las estrellas del oficio, el arquitecto Peter Eisenman aseguró que cuando esté terminada su grandeza sólo será comparable con la del Escorial.

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Moix es un cronista meticuloso, más propenso a la ironía que a la ira. En su galería de barbaridades, que es la historia de un país lanzado a una espiral de delirio por el mangoneo y la corrupción política y la efervescencia de la especulación inmobiliaria, resaltan más algunas opiniones razonables, como la del arquitecto Patxi Mangado: "Quiero que mis edificios sean un paradigma de la arquitectura comprometida, donde confluyan el uso sensato de materiales y recursos, la inteligencia ingenieril y la lógica del diseño. La belleza debe basarse en la inteligencia de la actuación. Lo demás son estridencias, caligrafías extremas hoy en boga".

Llego al final del libro y me sorprende una ausencia: la de cualquier síntoma de rebelión ciudadana ante tanto despilfarro. En una democracia sin pulso cívico ni controles legales efectivos de la acción política cualquier aspirante a sátrapa regional o municipal sabe que sus abusos quedarán impunes. Y quizás si alguien prestara atención a las voces de las personas comunes que han de sufrir o disfrutar la arquitectura los disparates no llegarían tan lejos. -

Arquitectura milagrosa. Llàtzer Moix. Anagrama. Barcelona, 2010. 257 páginas. 18 euros. antoniomuñozmolina.es http://www.elpais.com/articulo/portada/Milagros/ruinosos/elpepuculbab/20100807elpbabpor_7/Tes

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La leyenda del forajido Watson

FRANCISCO SOLANO 07/08/2010

País de sombras relata la ambigüedad y secretos de un héroe estadounidense acribillado por sus vecinos. Una vida hecha con la misma materia con que se construye un país

La extensión de esta novela es descomunal, pero también es desmesurada la ambición de su autor, que prácticamente le ha dedicado treinta años de su vida. Esto no le concierne al lector, aunque tranquiliza saber que no es un capricho colosal. No podría serlo, el tema de País de sombras se nutre de la tragedia; y no es una narración exhaustiva, sino que está dominada por un exceso de escrupulosidad, como si constantemente el autor percibiera, en cada línea, que nada puede garantizar la verdad de lo que se cuenta, y así al lector le alcanza esa apoteosis de la materia narrativa que construye una leyenda.

País de sombras

Peter Matthiessen

Traducción de Javier Calvo

Seix Barral. Barcelona, 2010

1.132 páginas. 29,90 euros

En País de sombras Peter Matthiessen indaga, con una convicción igualmente concluyente y nebulosa, sobre el prestigio, la ambigüedad y el terror que ha suscitado la figura de Edgar J. Watson, que fue plantador en los manglares de Florida, forajido heroico a quien se atribuían varios crímenes, entre ellos la muerte de la Reina de los Forajidos Belle Starr (de cuyo asesinato fue juzgado y absuelto), y que acabó acribillado por sus vecinos en 1910 (recibió un total de 33 balas disparadas por una veintena de hombres, y nunca quedó claro si se trató de un linchamiento o de un acto de defensa), a los 55 años, después de tres matrimonios y varios hijos, no todos legítimos, el último nacido el mismo año de su muerte. Matthiessen rastrea minuciosamente las causas que provocaron la ejecución de Watson, un suceso de improbable exactitud que se convierte en el núcleo expansivo de esta insondable novela, compuesta, según su autor, de "variaciones entretejidas de la evolución de una leyenda". En la primera parte, despliega un complejo perspectivismo que entrelaza la voz de todos los implicados en la historia, para exponer luego la pesquisa judicial y tentativamente biográfica,

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asumida por uno de los hijos, investigación que cubre la parte central, y se completa con el relato del aterrador Watson, que en la tercera parte cuenta él mismo las proezas de su vida, en un testimonio irremediablemente salpicado de sospechosas mentiras, y no obstante inapelable, en la medida en que se impone como la declaración de un muerto.

Esas tres partes habían sido tres novelas que se publicaron independientes, aunadas con la fórmula de la trilogía, cosa que no satisfizo a Peter Matthiessen, cuyo proyecto sólo ahora, otra vez reelaborado, cabe considerar definitivo. El resultado es un texto compacto insertado de lirismo y brutalidad, donde la historia (el desmembramiento de la guerra de Secesión, la exaltación patriótica propiciada por la guerra de Cuba) se fusiona con el género del western (aparecen los hermanos James y el juez de la horca) en una inusitada porosidad que recoge el aliento de los grandes autores norteamericanos, desde Mark Twain a Faulkner, sin omitir el delirio de Melville, en una epopeya agotadora e interminable de "esa estirpe de gente alocada que ha hecho grande a este país". Aquí un forajido es un hombre a quien "la mala suerte ha llevado a la desesperación", y un hombre con espíritu emprendedor alguien que trabaja "por el progreso de un país sin perder nunca de vista sus intereses privados". Todo esto, y mucho más, lo representa Edgar J. Watson, en quien la tenacidad y el ansia de posesión se imponen por encima de cualquier calificación moral.

Sin embargo, aun conociendo infinitos detalles de su insólita peripecia vital, proporcionados desde todos los puntos de vista posibles, la figura de Watson nunca se concreta del todo, sino que se difumina, oscureciéndose a medida que más creemos saber de él. Y eso que, prácticamente, no hay página de la novela en que no esté presente de una manera o de otra. Watson ocupa el inmenso territorio narrativo construido por Matthiessen, pero no constriñéndose a su espacio, sino desbordando sus límites. La novela así es un sistema de aprehensión que, a la vez que se manifiesta capacitada para concentrar las transformaciones y enmiendas de una existencia en sí misma incomprensible, se declara igualmente ineficaz para lograrlo. No es éste un escrutinio para dar paso a una impugnación sobre el valor de País de sombras. Al contrario, intento rubricar una de las mayores virtudes de esta obra, que por lo demás rebosa de eficacia, sin olvidar que su lectura es como un triple maratón en el que el lector participará exhausto. Pero sólo así podrá registrar y acaso discernir la fulguración y caída del pionero Watson, o la materia, oscura y vertiginosa, con que se construye un país. http://www.elpais.com/articulo/portada/leyenda/forajido/Watson/elpepuculbab/20100807elpbabpor_9/Tes

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Puntería metafórica

J. ERNESTO AYALA-DIP 07/08/2010

Los que hayan leído Una noche con Sabrina Love (Anagrama, 2001) no reconocerán el timbre estilístico ni la fuerza inventiva en la última novela que publicó el escritor argentino Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970). Me refiero a El año del desierto. Esta novela fue publicada en Argentina en 2005 y ahora se recupera para nuestros lectores en un sello español. Una noche con Sabrina Love (que también fue llevada al cine en 2000) es una novela de formación. Su protagonista era Andrés Montero: un adolescente de 17 años que debía debatirse entre el ensueño erótico-sentimental que la realidad le ofrecía y la mentira lacerante que la ficción le daba a cambio. Nada que ver evidentemente con El año del desierto. Una novela sublime en el arte de las metáforas contemporáneas. Posiblemente el lector argentino la lea en sus propias claves sociológicas e históricas, no teniendo, sin embargo, esta narración nada de historia ni de sociología.

El año del desierto

Pedro Mairal

Salto de Página. Madrid, 2010

314 páginas. 20,50 euros

Empecemos por el principio. En la literatura argentina hay un autor que creó un espacio propicio para las construcciones al filo de los relatos de antelación o ciencia-ficción. Quiero decir: una literatura que trasladaba los hallazgos retóricos de un ballard y funcionaba como esa máquina de pesadillas casi poéticas que creó Philip K. Dick. Me refiero a Marcelo Cohen. Me parece que Mairal sigue esta estela. Pero mientras que la operación de Cohen perdía cierta frescura narrativa en aras de una mayor densidad en la frase, la de Mairal gana en eficacia comunicativa y en puntería metafórica.

La novela de Pedro Mairal está narrada en primera persona. La voz que narra es la de María Valdés Neylán, una secretaria de una empresa que un día descubre que su ciudad, Buenos Aires, está experimentando un retroceso en todos los campos: el histórico, el paisajístico, el urbano, el de la indumentaria, etcétera. ¿Conoce el lector una novela de Paul Auster que se titula El país de las últimas cosas? Pues la sensación que sentí al acabar de leer El año del desierto es muy parecida: desasosiego, pero a la vez una especie de alegría indescriptible por haber leído lo que leí y comprobar que es posible hacer algo así en castellano. El relato de María es su amarga experiencia ante la llegada de la intemperie y la Provincia: dos enemigos que se ciernen sobre la ciudad y que disparan los mecanismos de defensa más sanguinarios. Desdicha, fogonazos de esperanza, búsqueda (literal) del amor perdido, retorno a un mundo desaparecido y desaparición de otro conocido. Decir que esta excelente, muy excelente, novela habla de Argentina es casi una obviedad. Pero es verdad. Como lo es que habla de nuestro mundo, que a veces también parece a punto de desaparecer.

http://www.elpais.com/articulo/portada/Punteria/metaforica/elpepuculbab/20100807elpbabpor_11/Tes

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Historias comunistas

ANTONIO ELORZA 07/08/2010

El 30 de julio de 1936 un telegrama firmado por Luis (Codovilla, delegado-tutor en el PCE) y por Díaz (José) informaba a la dirección de la Comintern de que "contrariamente las instrucciones dadas, compañeros dirigentes de nuestro partido de Cataluña han creado, junto con Unión Socialista, el partido catalán proletario y la federación socialista un partido socialista unificado de Cataluña adherido a la Internacional Comunista". "Error grave", pero "no hay más remedio que contar con ello". Se iniciaba así una trayectoria singular en la historia del movimiento comunista, que por una parte respondía a los acuerdos del VII Congreso de la IC, creando partidos unificados bajo control comunista, pero por otra desbordaba el carácter meramente táctico que la propia IC asignaba a los partidos de nacionalidad. De ahí el inicio de una larga historia de conflictos con el PCE y para la propia IC, desde la fundación hasta que por fin el PSUC acepta convertirse en filial del partido español.

Bandera roja

David Priestland

Crítica

667 páginas

38 euros

Trotski, revolucionario sin fronteras

Jean-Jacques Marie

Fondo de Cultura Económica

613 páginas

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Entre Franco y Stalin

Josep Puigsech

El Viejo Topo

325 páginas

21 euros

Los viejos camaradas

Santiago Carrillo

Planeta

206 páginas

20,50 euros

El libro negro del comunismo

Stéphane Courtois

Ediciones B

1.056 páginas

33 euros

Josep Puigsech reconstruye "el difícil itinerario de los comunistas en Cataluña, 1936-1949", como reza el subtítulo de la obra, de manera minuciosa e inteligente. Algo comparable a lo que efectúa Philip Pomper en su biografía del hermano mayor de Lenin, ahorcado por atentar contra el zar (El hermano de Lenin, Ariel), excelente para comprender el medio familiar y cultural en que surgió el protagonista de Octubre.

Todo lo contrario que Santiago Carrillo en su evocación de compañeros suyos del pasado en Los viejos camaradas. Una mala wikipedia, deliberadamente no explicativa, cuyo valor consiste en sacar del olvido algunos nombres. Para la historia del comunismo el interés es nulo. Apenas cuenta nada significativo de hombres a quienes conoció de sobra (Amaro Rosal, Ignacio Gallego, Líster, Uribe). Todo aspecto, por importante que sea, que no le conviene en cada biografía resulta suprimido. El único punto a tomar en consideración es su insistencia en afirmar que el origen del eurocomunismo se encontró en Stalin, por la carta a Largo Caballero, para nada en el comunismo italiano. Desde luego, tal fue el origen de su eurocomunismo; así salió la cosa.

El libro de Priestland, Bandera roja, responde obviamente a otro tipo de metodología. Frente a la insistencia en reconstruir los aspectos represivos del comunismo, que juzga propia de la historiografía "anticomunista", Priestland incide sobre su dimensión modernizadora, la cual sin duda fue importante en los años de captación de la izquierda hasta 1936. Resulta más dudosa en cambio la tendencia de Priestland, no a reconstruir y

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explicar los procesos y las grandes decisiones, sino a buscarles siempre una explicación, lo cual es algo diferente y le lleva al borde de una justificación exculpatoria, incluidos el Gran Terror de Stalin, el Gran Salto Adelante de Mao, la Revolución Cultural o la invasión de Checoslovaquia, sin olvidar la alianza con Hitler de 1939. Así, no solo cuenta Stalin a su juicio al desencadenar la gran purga de 1936-1938, sino "los aspectos mesiánicos radicales de la cultura bolchevique y su respuesta a la amenaza de guerra". Además, advierte, "fueron muchos los que participaron" (cierto, desobedecer a Stalin estaba al alcance de cualquiera). Es una muestra del sesgo que se repite a lo largo del libro y que lleva a dejar de lado el análisis en profundidad de la concepción del poder de los principales actores (excepción Mao).

De forma correlativa, capítulos y apartados se abren con citas y breves reseñas de obras literarias o películas que sirven de introducción al tratamiento más general que sigue. A veces, tal prólogo es de utilidad, como sucede con Cemento de Gladkov, otras, al reproducir la conversación entre el etnólogo francés y el verdugo de Tuol Sleng en Camboya, sirve a la habitual tendencia a buscar explicaciones de la violencia de los jemeres rojos. El papel de la represión y del terror es siempre un añadido a la visión general, nunca un aspecto crucial de la misma. En la página 109, solo unas líneas refieren el nacimiento de la Cheka, y para mayor despiste se la compara con los departamentos de propaganda y control creados por "muchos gobiernos europeos".

La dimensión estrictamente política resulta de este modo afectada, al rehuir la articulación de las piezas fundamentales en el sistema soviético. El papel de la Internacional Comunista resulta infravalorado y la superficialidad se acentúa cuando Priestland aborda la temática de frentes populares y democracias populares: como Carrillo, es incapaz de distinguir entre unos y otras. Hay además fallos de documentación. Se ve que conoce mal la primavera de Praga.

El esfuerzo de Priestland ha sido impresionante, pero excesivo, y estuvo en muchas ocasiones guiado por la mencionada pauta interpretativa, a la sombra de Prometeo, quien sin duda estuvo encadenado pero para la cuestión que nos ocupa dedicó demasiados esfuerzos a la fabricación de nuevas cadenas. Una lectura crítica del libro es útil, como lo es la de la reciente biografía Trotski, revolucionario sin fronteras que desde la simpatía evidente hacia su figura nos ofrece, con notable rigor, Jean-Jacques Marie.

Última noticia: reedición de El libro negro del comunismo, coordinado hace trece años por Stéphane Courtois, y que hoy puede ser leído con mayor serenidad, partiendo del magnífico capítulo de Nicolas Werth sobre la violencia de Estado en la URSS. http://www.elpais.com/articulo/portada/Historias/comunistas/elpepuculbab/20100807elpbabpor_17/Tes

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Desolación luminosa

ÁNGEL L. PRIETO DE PAULA 07/08/2010

Antonio Moreno (Alicante, 1964) dista de ser un poeta nuevo, pues no en balde ha publicado más de una decena de libros de poesía (reunidos en Intervalo, Comares, 2007) y de prosas diarísticas. Sin embargo, su particular manera de hablar sotto voce lo ha convertido en una presencia apenas advertida en un mundo zarandeado por modas y contramodas y colonizado por la algarabía. La trayectoria de Antonio Moreno, que en su ya lejano Libro del yermo (1993) trazó el perímetro de la isla en que ha asentado sus reales, se caracteriza por la delgadez reflexiva, la precisión denotativa, la mesura de una imaginería mate y, en fin, una sutil forma de palpar las esquinas de la naturaleza, la existencia, el tiempo. Nombres del árbol es un paso más en una espiral que avanza, congruente pero no redundante, de fuera adentro. Unas tenues consideraciones biográficas constituyen el punto de partida de un proceso de sustanciación, hasta dar en quintaesencia pura, término de un decir replegado para no turbar la lección de las cosas. Aunque sus versos tienen empaque rítmico y adoptan la sucesividad del discurso racional, su poesía nos conduce a un lugar donde no existe ya sino la desolación luminosa del desierto. Decantados y enjutos, duros y diáfanos, los versos de Nombres del árbol delinean un territorio absorto donde las palabras se retraen para señalar, en su abandono, la almendra de la realidad; unas palabras, al cabo: "tan plenas, que decirlas / ha sido hacer el mundo y su silencio".

Nombres del árbol

Antonio Moreno

Tusquets

Barcelona, 2010

96 páginas

10 euros http://www.elpais.com/articulo/portada/Desolacion/luminosa/elpepuculbab/20100807elpbabpor_19/Tes

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Atticus Finch, el héroe silencioso

GUILLERMO ALTARES 07/08/2010

Lectores y crítica celebran la fuerza narrativa y gran lección de convivencia y de igualdad de Matar un ruiseñor en el 50º aniversario de su publicación. La única novela que ha escrito Harper Lee es considerada un clásico contemporáneo

Han pasado 50 años desde que Atticus Finch enseñó a sus hijos que "uno no comprende realmente a una persona hasta que no se mete en su piel y camina dentro de ella", y desde que este abogado sureño decidiese defender a Tom Robinson, un negro acusado de violación en la Alabama de los años treinta, empobrecida por la Gran Depresión y cimentada en un racismo que parecía inamovible. Sabía que sus posibilidades de lograr justicia eran nulas, pero como le explica a su hija, "el que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer". Ha transcurrido medio siglo desde que los hermanos Jem y Scout y su amigo Dill -personaje inspirado por un niño llamado Truman Capote- quedaron atrapados por una malsana curiosidad ante la figura que habitaba la casa más inquietante de Maycomb, Boo Radley, para acabar descubriendo que jamás hay que dejarse llevar por los prejuicios. Hace medio siglo, Nelle Harper Lee publicó Matar un ruiseñor y este verano se han multiplicado los homenajes a una de las obras maestras de la literatura estadounidense, acontecimientos que han estado marcados por una ausencia más que significativa: la de la propia autora.

Matar un ruiseñor

Harper Lee

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Traducción de Baldomero Porta

Zeta Bolsillo. Barcelona, 2009

410 páginas

10 euros

Matar un rossinyol

Traducción de Xavier Pàmies

Edicions 62. Barcelona, 2006

368 páginas

19 euros

Mockingbird. A portrait of Harper Lee

Charles J. Shields

Holt, Henry & Company, 2007

368 páginas

"Siempre ven cosas nuevas en la novela. Y me parece increíble la forma en que la relacionan con sus vidas", aseguró en una ocasión Harper Lee

"El libro trata un tema esencial en todas partes: el desafío de vivir en paz con gente que es diferente", afirma Charles J. Shields, biógrafo de la autora

Nelle Harper Lee (Alabama, 1926) publicó su único libro en 1960, cuando tenía 34 años: fue un éxito inmediato (hasta ahora se han vendido más de treinta millones de ejemplares, según Publishers Weekly) y al año siguiente ganó el Premio Pulitzer. La maravillosa película de Robert Mulligan, estrenada solo dos años después, en la que Gregory Peck encarna a un inolvidable Atticus Finch (se llevó el Oscar), una actuación que se queda pegada a la retina y al corazón como la banda sonora de Elmer Bernstein permanece flotando en el inconsciente, no hizo más que acrecentar el impacto social de una novela que es capaz de bucear en las heridas de la vida y de un país sin hacer daño, pero sin hacer concesiones, con una mirada que puede parecer inocente, pero que no lo es en absoluto.

Cuando se publicó la novela, Harper Lee concedió unas pocas entrevistas, pero al poco tiempo decidió huir de la fama y desde entonces vive escondida, aunque no recluida, entre su ciudad natal, Monroeville (Alabama) y Nueva York. De vez en cuando, aparece para recoger algún premio, tímida y cariñosa a la vez con sus lectores. En YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=V_98W3IQCx8), puede verse un vídeo de la escritora recibiendo un galardón en 2007 en Birmingham (una ciudad clave en el movimiento de los derechos

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civiles, como lo fue su propio libro). Charla con todo el mundo, abraza a niños que han acudido a verla, pero cuando sube al escenario, tras una tremenda ovación, solo logra decir: "Tenía un discurso preparado, pero mi corazón está demasiado repleto para poder pronunciarlo. Solo alcanzo a daros las gracias por uno de los días más felices de mi vida".

En 2007, Veronica Peck, la viuda del protagonista de Matar un ruiseñor, la convenció para que acudiese a un homenaje a la película en Hollywood. La única frase que pronunció en público fue: "Es mejor quedarse callada que quedar como una tonta". Aunque cada año se rumorea que se dejará ver en la recreación del juicio a Tom Robinson que se celebra en Monroeville -una ciudad que se ha convertido en una especie de parque temático del libro y la película-, siempre se excusa.

Al final, quedan las palabras que se mezclan con las imágenes de Robert Mulligan, quedan los niños que descubren el mundo y se enfrentan a una historia cargada de injusticias, permanece la lucha por la dignidad de un abogado y el relato de un padre que quiere proteger a sus hijos sin ocultarles las miserias del mundo en el que viven, y queda una frase -"cuando tenía casi 13 años, mi hermano Jem sufrió una fractura en el codo"- con la que arranca una novela que sigue ganando lectores en todo el mundo. "Creo que hay tres razones por las que la gente vuelve una y otra vez a Matar un ruiseñor", explica Charles J. Shields, autor de la única biografía de la autora (no autorizada, naturalmente, aunque celebrada por la crítica cuando se publicó hace cuatro años), Mockingbird. A portrait of Harper Lee (Ruiseñor. Un retrato de Harper Lee). "Primero, porque es una buena historia y siempre habrá sitio en nuestras estanterías para las buenas historias. Segundo, porque el libro trata un tema esencial en todas partes: el desafío de vivir en paz con gente que es diferente. Y tercero, porque esta novela comparte algo con muchas otras grandes creaciones literarias: te pregunta. ¿Qué harías? ¿Defenderías lo que crees justo como Atticus aunque te enfrentes a las críticas e incluso al odio?", asegura Shields en una entrevista por correo electrónico.

Mezcla de ficción y recuerdos de infancia -la voz de la narradora es la de Harper Lee como Maycomb es Monroeville, su ciudad natal-, Matar un ruiseñor es también un homenaje a la figura paterna, a su insobornable valentía ("este es su país: lo hemos forjado de ese modo y más vale que aprendan a aceptarlo tal y como es", afirma Atticus), a los paisajes humanos y físicos de la infancia que modelan lo que somos y con los que nos topamos constantemente a lo largo de los años. Estas semanas la prensa anglosajona se ha llenado de artículos sobre Harper Lee, que dan vueltas sobre el misterio de una autora que nunca llegó a escribir una segunda novela, sobre su relación con Truman Capote, algunos reporteros han husmeado en Monroeville, sin conseguir una entrevista casi tan preciada como la de Thomas Pynchon (aunque Lee, a diferencia de J. D. Salinger, se esconde de la fama, no del mundo), pero por encima de todos ellos sobrevuela la misma pregunta: ¿de dónde surge la fuerza de Matar un ruiseñor? "Es fascinante y dolorosa y divertida. Scout y su padre, Atticus Finch, son figuras icónicas para los estadounidenses, porque hacen lo que deben en el momento necesario", ha dicho la escritora de best sellers Tracy Chevalier. La propia autora se refirió al tema hace cuatro años cuando aceptó acudir en Tuscaloosa (Alabama) a una modesta ceremonia: la entrega de los premios a los mejores ensayos escolares sobre su libro y permitió que un periodista de The New York Times estuviese presente. "Siempre ven cosas nuevas en la novela. Y me parece increíble la forma en que la relacionan con sus vidas". Quizá el misterio de Matar un ruiseñor esté precisamente en eso, en cómo es capaz de hablarnos a cada uno de nosotros, en la forma en que se dirige a nuestros propios recuerdos, en cómo la figura de Atticus Finch, ese personaje tan propio de la ficción estadounidense, el héroe oculto, dispuesto a actuar en silencio por los demás sin llevarse ni un ápice de gloria, pertenece también a nuestras vidas. Como ocurre con otras obras cumbre de la literatura, Matar un ruiseñor está profundamente relacionada con un tiempo y un espacio, sin el cual no puede entenderse -el Viejo Sur durante la Gran Depresión- (como El Gatopardo narra un momento clave de la historia de Italia o Guerra y paz describe la derrota de Napoleón en Rusia); pero es a la vez un relato universal que se transmite de una generación a otra.

Sin embargo, en una de las últimas entrevistas que concedió, en 1964, Harper Lee aseguró que nunca pensó que su libro fuese a funcionar. "Creía que la novela no iba a tener éxito, pero más bien ocurrió todo lo

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contrario. En cierta medida, el éxito me dio el mismo miedo que me producía la muerte rápida que esperaba en manos de unos cuantos críticos". Hija de un editor de diarios y prestigioso abogado, nunca terminó sus estudios de derecho, sino que se fue a Nueva York a buscarse la vida y a pelearse con un manuscrito, que tardó cuatro años en completar (con varias reescrituras inducidas por su agente y por su editor). En esa aventura hacia la literatura contó con la ayuda de su amigo de la infancia, Truman Capote, al que a su vez acompañó en su viaje más difícil cuando, en el invierno de 1959, decidió ir a Holcolm (Kansas) para investigar la matanza de la familia Clutter. Capote es un personaje esencial en Matar un ruiseñor, el niño Dill, mientras que Harper Lee también aparece bajo el nombre de Idabel en su primera novela, publicada en 1948, Otras voces, otros ámbitos. "La muchacha delgada de llameante y corto cabello rojo entró con un aire fanfarrón y se detuvo completamente inmóvil, con las manos en las caderas. Su rostro era chato y más bien impertinente. Una red de enormes y feas pecas le cruzaba la nariz", escribe Capote. Aquella amistad y aquel viaje del que surgiría otra obra maestra de la literatura estadounidense, A sangre fría (la novela de no ficción fundacional del nuevo periodismo), han quedado reflejados en dos películas que se estrenaron a la vez en 2006: Capote e Historia de un crimen. El biógrafo Shields reconoce a Harper Lee en las dos actrices que la encarnaron, Catherine Keener y Sandra Bullock, y reconoce al personaje, a esa mujer "inteligente, incisiva, segura y buena narradora de historias". Aquel invierno fue decisivo, vital y literariamente, para los dos escritores, que acabaron distanciándose con el tiempo. A pesar de que ella le ayudó no solo en la investigación de los crímenes, sino también en la organización de las notas, Harper Lee no aparece en los agradecimientos de A sangre fría. Las malas lenguas han afirmado siempre que Capote nunca se repuso del enorme éxito de su amiga de la infancia. La que desde luego no se repuso de aquel éxito fue la propia Harper Lee. Tras haber vendido 2,5 millones de copias en su primer año, los editores, sus amigos y también los periodistas no paraban de hacerle la misma pregunta: ¿para cuándo el segundo libro? "Supongo que en este asunto tengo que citar a Scarlett O'Hara: 'Ya pensaré en ello mañana", respondió una vez. En cierta medida, Matar un ruiseñor cobró vida propia y superó a su autora.

En su biografía, Charles J. Shields reconstruye una fiesta que dos personajes de la vida cultural neoyorquina organizaron en honor de Harper Lee la víspera de la publicación de su novela. Ese mismo día la revista Time llevaba en su portada a un joven líder que estaba a punto de ser nombrado candidato demócrata a la presidencia: John Fitzgerald Kennedy. Shields recuerda el momento más célebre de su discurso de aceptación: "Nos encontramos ante una nueva frontera -los años sesenta-, una frontera de oportunidades y peligros insospechados, una frontera de esperanzas incumplidas pero también de amenazas". Estas palabras resumen el momento en el que nace Matar un ruiseñor, un mundo en el que todo iba a cambiar para que nada siguiese igual. Cincuenta años después, tras haber superado la frontera de un nuevo siglo, el discurso de JFK tiene todo el sentido, como lo tiene el retrato de un pueblo de Alabama a través de los ojos de una niña. Por encima de todos ellos, de Scout, Dill y Jem, de la propia Harper Lee, de Gregory Peck y Robert Mulligan, del Viejo Sur y de la Gran Depresión, surge la figura de Atticus Finch, el hombre que pronuncia estas palabras: "Quería que descubrieses lo que es el verdadero valor, hijo, en vez de creer que lo encarna un hombre con una pistola. Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final, pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence". http://www.elpais.com/articulo/portada/Atticus/Finch/heroe/silencioso/elpepuculbab/20100807elpbabpor_23/ Tes

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La calidad de la vida democrática

ENRIQUE GIL CALVO 07/08/2010

Qué, cómo y por qué aumenta la degradación de la salud del sistema democrático

Desde hace tiempo, los barómetros del CIS demuestran que a los españoles les preocupa casi tanto la calidad democrática de vida como el nivel económico de vida. Si los dos primeros lugares del ranking de problemas percibidos están ocupados por el paro y la crisis, el tercer rango lo ocupa "la clase política". Pero tampoco en esto es España ninguna excepción. En realidad, por todo Occidente predomina la misma visión negativa sobre el estado de salud de nuestras democracias, con pocas variaciones entre un clima nórdico, anglosajón y germánico algo menos pesimista que nuestro sur latino mediterráneo (Francia, España, Italia

Los tres grandes retos del Estado del bienestar

Gösta Esping-Andersen y Bruno Palier

Traducción de Pau Joan Hernández

Ariel. Barcelona, 2010

126 páginas

23 euros

Cultura de la legalidad. Instituciones, procesos y estructuras

Manuel Villoria Mendieta y María Isabel Wences Simón (editores)

Los Libros de la Catarata. Madrid, 2010

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264 páginas

17 euros

La legitimidad democrática. Imparcialidad, reflexividad y proximidad

Pierre Rosanvallon

Traducción de Heber Cardoso

Paidós. Barcelona, 2010

317 páginas

28 euros.

Pensar institucionalmente

Hugh Heclo

Traducción de Albino Santos Mosquera

Paidós. Barcelona, 2010

350 páginas

22,50 euros

Otro gran problema de las democracias actuales es el ascenso de los delitos de cuello blanco, tantas veces facilitados por la tolerancia o el encubrimiento

...), área que se lleva la palma en materia de descrédito y desconfianza sobre la calidad de la democracia.

¿A qué factores cabe atribuir este síndrome de alienación democrática, que se manifiesta por una aguda crisis de desconfianza hacia nuestras respectivas clases políticas? Hace poco comenté aquí el reciente diagnóstico de Manuel Castells (Comunicación y poder, Alianza, Madrid, 2009), que culpa a los medios como desencadenantes de la crisis de la democracia, dado el clima de crispación propiciado por el fuego cruzado de informaciones escandalosas. Una visión que resulta muy común, pues todos hemos incurrido en el error de perspectiva de matar al mensajero, culpando a la clase mediática de los desmanes de la clase política. Pero más allá del crispado debate de la confrontación política, lo cierto es que la realidad de nuestras democracias deja mucho que desear, frustrando amargamente las expectativas que los ciudadanos nos creemos con derecho a abrigar. Pues lo más indignante es que mientras los políticos se pelean ante las cámaras de televisión, los problemas reales de los ciudadanos siguen sin resolverse.

¿Cuáles son los verdaderos males que degradan nuestra calidad de vida pública? ¿Cómo explicar las deficiencias y los fallos de la democracia realmente existente? He aquí algunos libros recientes que exploran sus causas ocultas o últimas, investigadas a diferentes niveles de profundidad.

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Una primera visión de tipo infraestructural nos la proporciona Gösta Esping-Andersen, el sociólogo danés hoy afincado en la universidad catalana que, a partir de su célebre libro Los tres mundos del Estado del bienestar (1990), pasa por ser la primera autoridad científica en el análisis del llamado modelo social europeo. Algo que resulta determinante para el problema que nos ocupa, pues la calidad del nivel de vida ejerce un efecto directo sobre el nivel de calidad de la democracia, entendida como régimen garante de los derechos universales. De ahí la importancia del Estado de bienestar, encargado de proteger los derechos sociales de los ciudadanos. Y si estos se encuentran insatisfechos con la democracia es también porque consideran que sus derechos no se están viendo reconocidos como debieran.

Pues bien, en esta línea, el último libro de Esping-Anderson (que compila un ciclo de tres conferencias pronunciadas en París, presentadas por el investigador del CNRS Bruno Palier) identifica los tres peores agujeros negros que amenazan el futuro del modelo social europeo: la creciente incapacidad femenina para ejercer el derecho a formar familia, la creciente desigualdad de oportunidades educativas entre los jóvenes y la creciente incapacidad social para garantizar una vejez digna.

Además de la dificultad para ejercer los propios derechos, el otro gran problema de las democracias actuales es el preocupante incremento de las violaciones de la legalidad, y no me refiero tanto a la criminalidad organizada (mafias, terrorismo global, etcétera) como al rampante ascenso de los delitos de cuello blanco, tantas veces facilitados por la tolerancia o el encubrimiento de la clase política: clientelismo, corrupción, fraudes, evasión de impuestos y capitales, economía negra o sumergida, etcétera. Una evidente vulneración de la legalidad que además parece haberse acelerado como efecto extraordinario de la crisis financiera occidental.

Y lo peor no es eso, pues aún resulta más preocupante el clima de impunidad, resignación y tolerancia social con que semejante ascenso de la ilegalidad es contemplado por la ciudadanía como si fuera una fatalidad inevitable. Algo muy peligroso, pues a partir de autores como O'Donnell (Disonancias, Paidós, Prometeo, Buenos Aires, 2007) o Morlino (Democracias y democratizaciones, CIS, Madrid, 2009), cabe sostener que la violación del imperio de la ley es quizás el factor más corrosivo de la calidad democrática.

De ahí el interés del libro compilado por Manuel Villoria (uno de nuestros primeros expertos en corrupción política, corresponsable de la sección española de Transparencia Internacional), que enfoca la cuestión no tanto desde el punto de vista de las subculturas delincuentes como al revés: desde la óptica de la ausencia (el déficit o al menos la debilidad) de una tan necesaria como imprescindible cultura de la legalidad. A diferencia de las democracias de religión protestante, donde se tiene a gala el cumplimiento de las leyes, en las democracias católicas, por el contrario, se hace ostentación del incumplimiento normativo, como si cumplir la ley fuera cosa de pardillos incapaces de evitar hacer el primo. Y para construir esa cultura de la legalidad sin la cual no hay calidad democrática posible, el libro compilado por Villoria explora sus diversas dimensiones señaladas por autores como el citado O'Donnell: rendición de cuentas (accountability), transparencia, autoridades reguladoras, códigos de buen gobierno, etcétera.

A partir de aquí accedemos a un nivel superior de abstracción, como es la progresiva pérdida de legitimidad que aqueja a nuestras democracias. De las cinco dimensiones de calidad democrática defini-das por Morlino, libertad, igualdad, legalidad, responsabilidad y legitimidad, esta última es la más difícil de definir y analizar. A ello le dedica un extenso y denso libro Pierre Rosanvallon, catedrático de filosofía política en el Colegio de Francia. Parte de una constatación: las democracias poseen una doble columna vertebral, los cuerpos de representantes políticos, elegidos partidistamente por los ciudadanos, y los cuerpos de administradores públicos, elegidos imparcialmente por tribunales especializados. Pero ambas corporaciones, la de políticos y la de funcionarios, están igualmente deslegitimadas por su pérdida del crédito y la confianza de los ciudadanos. ¿Y cómo pueden recobrar su legitimidad perdida? No como hacen hoy, entregándose al uso y abuso de las técnicas del marketing mediático y empresarial, sino sometiéndose a los tres principios enunciados por el subtítulo del libro.

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La imparcialidad procede de aquellas autoridades independientes, en tanto que no electas, cuya función es exigir responsabilidades legales (como en O'Donnell y Morlino: accountability, rendición de cuentas) tanto a políticos como a funcionarios. La reflexividad alude al supremo valor jurisdiccional que deben garantizar tribunales como el Constitucional y otros organismos análogos, encargados de trascender el poder normativo y constituyente, emanado de la voluntad popular, para articularlo de forma racional y coherente. Pero si estos dos primeros principios (imparcialidad y reflexividad) aluden a la dialéctica entre democracia y legalidad, el tercero (proximidad) se refiere a la relación entre los ciudadanos (o la sociedad civil) y los poderes públicos (ejercidos por políticos y funcionarios). Es la parte más interesante del libro, donde Rosanvallon cuestiona la vigente metodología generalista y homogeneizadora para proponer un modelo basado en la personalización, la singularidad localizada y la interacción reticular. Todo ello mediado por los medios informativos, creadores de la realidad percibida, cuya interferencia potencialmente perversa podría ser salvada, según Rosanvallon, por comisiones tripartitas constituidas caso por caso entre políticos, funcionarios (o técnicos) y periodistas.

Finalmente, queda el sustrato más profundo del que surge la degradación democrática, manifestada por la desarticulación de su tejido institucional, erosionado por la rapacidad oportunista del homo economicus. Es la denuncia que formula Hugh Heclo (un pensador estadounidense de tradición metodista cuya obra también se ha centrado en la filosofía política), pues si las instituciones se ven cada vez más deslegitimadas y desautorizadas por la desconfianza ciudadana es porque sus miembros personales actúan con racionalidad individualista en lugar de hacerlo con racionalidad institucional. Una denuncia paralela a la que otros autores formulan contra el declive del capital social y la confianza pública, que redefine la calidad de la vida democrática en términos de un problema de acción colectiva. Pero diagnosticar acertadamente la enfermedad dista mucho de hallarle remedio, y para ello el moralismo de Hugh Heclo no sirve de mucho. http://www.elpais.com/articulo/portada/calidad/vida/democratica/elpepuculbab/20100807elpbabpor_28/Tes

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Genial azote humorístico

MARÍA JOSÉ OBIOL 07/08/2010

La hija de Robert Poste, de Stella Gibbons, es una novela que hace casi 80 años satirizó las obras románticas del XIX. Un libro divertido y crítico que llega por primera vez a España

Cuentan que cuando a Stella Gibbons se le concedió en 1933 el Premio Femina-Vie Heureuse por Cold Comfort Farm (en castellano se ha titulado La hija de Robert Poste), Virginia Woolf se preguntaba quién era la escritora y qué libro era ese. La autora de Las horas parecía haber olvidado que tiempo atrás elogió el trabajo poético de Gibbons en The mountain beast. Suspicacias al margen, lo que sí hubo entre las dos escritoras fue una curiosa coincidencia. Hugh S. Walpole fue el encargado de glosar la obra de Virginia Woolf cuando esta recibió por Al faro, el Premio Femina-Vie Heureuse en la edición de 1928. En el acto de entrega del galardón, Walpole hizo un discurso que él mismo calificó de "lamentable", y Virginia Woolf, a propósito de las palabras que le dirigió el escritor, dejó anotado en su diario: "Dijo lo mucho que le desagradaban mis libros; o mejor dicho lo mucho que temía por lo suyos".

La hija de Robert Poste

Stella Gibbons

Traducción de José C. Vales

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Impedimenta. Madrid, 2010

358 páginas. 22,76 euros

Por su parte, Stella Gibbons convirtió el prefacio de La hija de Robert Poste en una declaración de principios. El prefacio es en realidad una carta dirigida a Anthony Pookworthy, personaje inventado pero que todo el mundo señaló como Hugh S. Walpole, y el texto es una diatriba mordaz e inteligente que ironiza sobre Walpole y otros autores y los compara consigo misma, y argumenta que si ella como periodista (trabajó en el Evening Standard y había escrito varios libros de poemas) había aprendido a decir exactamente lo que quería decir en frases cortas, sabía que para obtener críticas favorables sobre su primera novela debía "escribir como si no estuviera muy segura de lo que quería decir pero estuviera encantada de decir exactamente lo mismo en frases tan largas como fuera posible". También indicaba que los pasajes más "elegantes y literarios" se señalaban en La hija de Robert Poste con un asterisco para de esa manera hacer más fácil la tarea de los críticos. Por ejemplo y sobre la mirada de la adusta Judith Starkadder, escribió colocando el asterisco "... no eran los suyos dos ojos, sino dos cuévanos hundidos entre esas dos buhardillas de hueso sobresalientes, esos dos montículos mortecinos que eran sus mejillas...", y sigue y sigue...

Sí, el prólogo, esa carta, ya advierte que La hija de Robert Poste es un azote humorístico dirigido a las novelas románticas y al agobiante pesimismo rural que caracterizaba a algunas de ellas. Es cáustica, divertida con disparatadas situaciones y con un elenco de zumbados personajes cuyas hilarantes obsesiones destierran el aburrimiento de quien lee. El argumento: Flora Poste, huérfana a los diecinueve años, hereda cien libras anuales, ninguna propiedad, una férrea voluntad (por parte de padre) y unas estupendas pantorrillas (de su madre). Flora ha decidido no trabajar y vivir de sus parientes y, entre todos los familiares, elige a los Starkadder, que viven en Cold Comfort Farm, en el condado de Sussex. Conocer a los integrantes del clan Starkadder es un placer que el lector no debe perderse, pues cada uno de ellos posee una peculiaridad que resulta desternillante no sólo por su cualidad intrínseca sino por el modo en que Flora Poste se enfrenta a ellas. Porque lo que Flora pretende, como las heroínas al uso, es redimirlos y lo consigue por caminos insospechados, Stella Gibbons no deja títere (escritor) con cabeza. Allí están parodiados historias, ambientes, paisajes y personajes de Thomas Hardy, Mary Webb, Sheila Kaye-Smith, las hermanas Brontë o Jane Austen (las hermanas Brontë y Austen admiradas por Stella Gibbons). Y está D. H. Lawrence, de quien se dijo que era el Mr. Meyeburg en La hija de Robert Poste. La protagonista de manera inconsciente le llama Mybug "mi pesadilla, mi chinche". Mybug es un escritor obsesionado con el sexo, y convierte un paseo por el campo en una acción libidinosa: una charca es un ombligo, los pedúnculos de las ramas del abedul son símbolos fálicos, y las semillas, ¡ah!, las semillas. Mybug también está empeñado en demostrar que las Brontë no fueron más que unas borrachas y que el autor de Jane Eyre o Cumbres borrascosas es su hermano Branwell. Y está la tía Ada Doom, personaje que no sale de su habitación, con una redención espléndida y cuya frase repetida, "vi algo sucio en la leñera", mantiene en vilo al lector, pues encierra el secreto de los Starkadder. Y qué decir de los libros que inventa Gibbons, como ese manual de autoayuda titulado El sentido común de índole superior o los Pensées del que Flora Poste hace uso nada más llegar a la granja: "Jamás te enfrentes a un enemigo al final de viaje, a menos que sea él quien haya viajado".

La hija de Robert Poste es una novela muy divertida, inteligente y demoledora, y aunque el boca a boca ha funcionado de maravilla, hay que dejar por escrito la recomendación de su lectura y señalar que la traducción de José C. Vales, así como sus explicaciones sobre juegos de palabras y sus notas a pie de página son valiosísimas. Una curiosidad: la autora sitúa la novela en un futuro inmediato, ya que, publicada en 1932, la acción transcurre tras una guerra anglonicaragüense ocurrida en 1946. http://www.elpais.com/articulo/portada/Genial/azote/humoristico/elpepuculbab/20100807elpbabpor_30/Tes

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Richard Ford

"El realismo sucio fue un inocente truco publicitario"

JUAN CARLOS GALINDO 07/08/2010

El escritor afirma que la muerte de su madre, en 1981, le llevó a "retomar la escritura de manera más intensa". Tras dedicarle un libro, reeditado ahora en España, escribió sus novelas más aclamadas como El periodista deportivo. Sobre la obra dedicada a ella, afirma: "Me gustaría que pudiera saber que su vida tuvo consecuencias e influencia no solo en mí"

Richard Ford (Jackson, Misisipi, 1944) se define como un "escritor lento", pero no tuvo sin embargo reparos para responder rápidamente al mail enviado por este periódico para contactar con él. A pesar de que no habla con los medios cuando no está en promoción de sus obras, la publicación en España de Mi madre (Anagrama), un libro homenaje a su madre muerta en 1981, abre la puerta a esta entrevista en la que constata el proceso de transformación que sufre el escritor en este tipo de relatos, elogia a Obama y desmitifica el realismo sucio, corriente literaria en la que fue incluido junto, entre otros, a Raymond Carver y Tobias Wolff y que compara con el movimiento dadá.

Mi madre

Richard Ford.

Traducción de Marco Aurelio Galmarini Rodríguez

Anagrama. Barcelona, 2010

88 páginas

12 euros

"Soy un escritor lento. Nada de lo que hago sería mejor por hacerlo rápido"

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"Lo más importante es decir qué pasó y no inventar lo que nunca ocurrió"

El autor de Rock Springs, que no huye de la respuesta a preguntas políticas y personales, sí esquiva las cuestiones sobre su próxima novela (de la que no nos dice ni una palabra) y la clase media de EE UU, sujeto esencial de la trilogía formada por El periodista deportivo (finalista del premio PEN Faulkner en 1985) El Día de la Independencia (premios Pulitzer y PEN Faulkner en 1995) y Acción de Gracias, que le ha dado la fama internacional. Y eso a pesar de que la crítica de The New York Times Michiko Kakutami, tan poco dada a los elogios, dijo que su retrato de la clase media era "el más evocador de la sociedad de los ochenta en EE UU desde el último relato del Conejo de John Updike".

PREGUNTA. En

Mi madre constata el paso del tiempo y dice: "He recordado cosas de las que no hablo hoy. Algunas he tratado de volcarlas en las novelas. He escrito cosas y las he olvidado". ¿Cómo elige los hechos y recuerdos y qué material termina en una novela, en un libro como Mi madre, o permanece en la memoria personal?

RESPUESTA. Esa es la eterna pregunta sin respuesta. ¿Por qué escoges lo que escoges? Hay algunos hechos clave, por ejemplo, la muerte de mi madre (dolorosamente obvia), que simplemente sabes que tienen que ser incluidos; otros (el novio de mi madre) saltan espontáneamente de la memoria y encajan en ese preciso lugar por razones que no son inmediatamente, y algunas ni siquiera finalmente, evidentes. Así que se puede decir que estructuro este libro partiendo de la realidad y siguiendo el orden de la realidad y que en este orden, ocasionalmente, aparecen acontecimientos espontáneos que se insertan a sí mismos.

P. Concibe el relato de la vida de su madre como un "acto de amor" y el resultado es una historia incompleta y en cierto modo inexacta que es al mismo tiempo totalmente verdadera en la medida en que el escritor lo recuerda así. ¿Cuán importante es la memoria en este libro?

R. Por supuesto que es incompleta. Es su vida, no la mía. Y la memoria es imperfecta e incompleta en sí misma. Lo más importante es decir qué pasó y no inventar lo que nunca ocurrió. Es un acto de amor porque la escritura es algo significativo e importante y es mi manera de dedicarle esto.

P. ¿Hablar de la vida de su madre sirvió de terapia? ¿El escritor que surge después de este libro es distinto?

R. No me gusta usar la palabra "terapéutico". Hacerlo es subestimar el acto de escribir, que es un comportamiento muy complejo y que sume al escritor en una variedad de posibilidades obvias y no obvias. Y, sin embargo, probablemente no haya ninguna manera intensa de involucrarse en esto que nos deje tal como éramos antes de empezar.

P.

Mi madre fue publicado en 1988 y durante ese tiempo y después de El periodista deportivo (1986) no publicó mucho. ¿Su proceso creativo sufrió tras su muerte?

R. Primero, soy un escritor lento. Nada de lo que hago sería mejor por hacerlo rápido. La muerte de mi madre (en 1981) fue seguida inmediatamente por el inicio de El periodista deportivo y la elaboración de las historias de Rock Springs. Escribí El periodista deportivo alimentado de alguna manera por la fuerza del dolor por la muerte de mi madre. Sí consiguió algo, su muerte me llevó a retomar la escritura de manera más intensa y exitosa. A pesar de que estaba muy triste, sé que estaba experimentando emociones fuertes, y usé esa fuerza en mi escritura.

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P. Héctor Abad Faciolince, escritor colombiano autor de

El olvido que seremos y Traiciones de la memoria, dos homenajes a la figura de su padre, asesinado por militantes de la extrema derecha colombiana, subraya en varias ocasiones la paradoja, para él dolorosa, de escribir para un destinatario que ya no puede leerlo ¿Experimenta lo mismo?

R. Lo que hubiera deseado no es tanto que mi madre tuviera que leer lo que escribí sobre ella sino que pudiera saber que su vida tuvo consecuencias e influencia, no solo en mi vida sino en la vida de otros que han leído acerca de ella. Me gustaría que supiese que fue admirada, recordada y querida.

P. ¿Cómo ve a la clase media americana de hoy en día? ¿Es muy distinta de la que sirve de sustento a novelas como

El Día de la Independencia o Acción de Gracias?

R. Lo siento, no tengo una respuesta a eso.

P. ¿Qué opina del realismo sucio? ¿Se considera parte de ese grupo de autores?

R. No pienso para nada en ello. Fue un inocente truco publicitario. Nadie se lo tomó en serio, aunque proporcionó grandes y duraderas audiencias a los escritores a los que pretendía promocionar. Pero nunca fue pensado para ser tomado en serio. En ese sentido fue como el movimiento dadá.

P. Escribió

El periodista deportivo, la novela que le dio la fama, después de no ser contratado por la revista Sports Illustrated. Acto seguido pasó por Granta y otras publicaciones ¿Cuál es su relación con el periodismo como escritor y lector?

R. Todavía hago algo de periodismo. En Europa he tenido la suerte de poder escribir acerca de la política en varios periódicos importantes. Leo prensa todos los días y le doy mucho valor. No leo blogs u otras cosas en Internet, son demasiado ilegibles.

P.

Acción de Gracias está enmarcada dentro de la disputa entre Al Gore y George W. Bush que termina en un desastre para la democracia estadounidense y en una enorme pérdida de prestigio para EE UU en el exterior. ¿Es Barack Obama el líder que EE UU necesita?

R. Obama es, sin duda, el líder que necesitamos. Su presencia en la escena nacional ha permitido que importantes fuerzas opuestas hayan salido a la luz y el resultado de eso será la reconciliación. Es inteligente, amable y también falible y lo sabe. Ya ha cometido muchos errores que yo desearía que no hubiera cometido, pero todavía le apoyo.

Mi madre. Richard Ford. Traducción de Marco Aurelio Galmarini Rodríguez. Anagrama. Barcelona, 2010. 88 páginas. 12 euros. http://www.elpais.com/articulo/portada/realismo/sucio/fue/inocente/truco/publicitario/elpepuculbab/20100807 elpbabpor_32/Tes

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Sombras de aguacero

JAVIER GOÑI 07/08/2010

Narrativa. Continuamente la geografía de la narrativa en español se va modificando, agrandando y enriqueciendo con la permanente irrupción de voces nuevas, de jóvenes escritores, provenientes la mayor parte de ellos de la otra orilla, aunque muchos de ellos viven en este lado y casi todos editan en España. Es el caso del joven colombiano Juan Sebastián Cárdenas (Popayán, 1978), escritor, traductor, que vive en Madrid desde los veinte años, que ha sido becario de la Residencia de Estudiantes, autor de un libro de relatos, en esta misma editorial, que desconozco, y ahora de esta novela deslumbrante. Zumbido es un fascinante viaje por una noche de aguacero ininterrumpido en los arrabales de una ciudad supuestamente latinoamericana, que comienza en un hospital y que acaba en una extraña congregación donde se profesa culto a Santa Panchita. Nadie tiene nombres identificables, forman parte de un ejército de sombras, o de fantasmas, algunos, sombras en la noche, gente que huye o avanza hacia no se sabe muy bien qué, gente -el protagonista que se adentra en la noche, tras huir del hospital donde ha dejado el cadáver de su hermana- que tiene que hacer frente a los mil peligros, sabiamente dosificados, de la noche: ese perro peligroso que esconde en sus intestinos algo importante. El camino está lleno de desarrapados, de parias, de imprevistos. Y el aguacero no cesa. Esas sombras errantes, un puñado, los principales, los demás son sombras sin rostro, sin voz, son sombras condenadas a entenderse, a enfrentarse. Todo tiene un aire de pesadilla nocturna, acompañada de la violencia -y de otras- del aguacero que repica en tejados de casas abandonadas, de moteles injustificadamente confortables, de carpas que acogen a esos fieles al culto de la Santa Panchita. Cárdenas ha escrito un fascinante viaje a través de la noche, empleando un rico lenguaje común de ambas orillas.

Zumbido

Juan Sebastián Cárdenas

451 Editores. Madrid, 2010

133 páginas. 15,50 euros http://www.elpais.com/articulo/portada/Sombras/aguacero/elpepuculbab/20100807elpbabpor_35/Tes

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Mirar atrás y adelante

MARIANO DE SANTA ANA 07/08/2010

Tenerife Espacio de las Artes, polo cultural en Canarias

Enclavado en el centro de Santa Cruz de Tenerife, uno de los aspectos que hacen de Tenerife Espacio de las Artes (TEA) un reclamo que rebasa los límites de la isla es su magnífica sede, un edificio construido por el equipo suizo Herzog & De Meuron que resuelve el desnivel entre la parte alta de la ciudad, recorrida por las principales arterias de circulación de la urbe, y la parte baja, conformada por el núcleo histórico, merced a un patio abierto que genera un espacio público de gran calidad.

TEA es una entidad dependiente del Cabildo de Tenerife que engloba tres instituciones: la Biblioteca Insular, el Centro de Fotografía Isla de Tenerife y la sala de exposiciones propiamente dicha. La actividad de las dos últimas está muy imbricada de tal modo que lo que ha dado mayor proyección hasta ahora a TEA es la bienal de Fotografía Fotonoviembre que organiza desde hace más de una década el Centro de Fotografía, institución que ya tenía una andadura sólida anterior a la creación del propio TEA, que abrió sus puertas el 31 de octubre de 2008.

Como ocurre con la mayoría de los centros de arte de España, la colección de TEA está conformada por aportes de etapas anteriores a la creación del centro e incorporaciones recientes que responden a criterios de adquisición dispares. Junto a la obra de artistas canarios históricos, como el pintor Óscar Domínguez, miembro del grupo surrealista parisiense, o el escultor Martín Chirino, integrante del grupo El Paso, y contemporáneos como José Herrera, Luis Palmero, José Luis Medina Mesa o Juan Carlos Batista, la colección incluye obras de creadores de referencia nacional e internacional, entre los que se encuentran Antoni Tàpies, Miquel Navarro, Ibón Aranberri, Santiago Sierra, Darío Urzay, Tony Cragg, Axel Hütte, Paul Graham, Lachapelle y Jessica Stockholder.

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Dirigido desde su apertura por Javier González de Durana, TEA combina en su programa de exposiciones las revisiones históricas con la atención a la escena reciente. En la actualidad acoge muestras como Picasso y la escultura africana. Los orígenes de 'Las señoritas de Aviñón' (hasta el 22 de agosto), una revisitación de este episodio cardinal de la vanguardia histórica que se ha estructurado según criterios de orden formal y en torno a la noción europea de primitivismo.

Otras muestras que pueden visitarse estos días son Nueva Tripulación para el Pequod, con obras de la colección de arte contemporáneo de la Fundación "la Caixa" (hasta el 3 de octubre) y Si quebró el cántaro, una colectiva con obras diversas aglutinada en torno al problema del maltrato infantil que, según se explica en la web del centro, quiere "poner sus ojos en un asunto sobre el que, normalmente, se prefiere apartar la mirada, silenciando unos hechos que, por dolorosos, nadie quisiera tener que abordar".

Junto a las citadas, en la todavía breve trayectoria de TEA se inscriben monográficas como las de Thomas Ruff, Alexis W., Patti Smith, Juan Hidalgo y Roland Penrose, y colectivas como Mexico: Expected / Unexpected o Fotomontajes soviéticos. Junto a ellas cabe hacer mención del programa Área 60 en el que han podido verse obras de artistas emergentes como, entre otros, Alberto García, Ralph Kistler, Juan José Valencia y Lena Peñate, y que acoge actualmente trabajos de Abel y Javier Herrera Garrido y Abel Herrera García.

http://www.elpais.com/articulo/portada/Mirar/adelante/elpepuculbab/20100807elpbabpor_38/Tes

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Ruidoso silencio

A. M. 07/08/2010

El Museo Helga de Alvear en Cáceres, un proyecto a medias

Todo el mundo está de acuerdo en que la apertura del nuevo Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear es un vigoroso ejemplo en una ciudad que aspira a completar un circuito de gran singularidad, que abarca una parte significativa del arte de la segunda mitad del siglo XX, con el Museo Vostell, en la cercana localidad de Malpartida -con las colecciones de Wolf y Mercedes Vostell, el Fluxus de Gino di Maggio y la de Artistas Conceptuales- y la recién inaugurada Casa sin Fin, un pequeño espacio galerístico en la céntrica calle de Pizarro, a escasos metros de la fundación, que se define como "un organismo vivo con un sistema nervioso muy sensible", siguiendo el modelo que Friedrick Kiesler (1890-1965) plasmó para su endless house.

Pero la galerista alemana podría muy pronto sufrir la sensación de ver menospreciada su generosidad por el consistorio de Cáceres. Después de ubicar su colección de más de 2.000 piezas en un casón de principios del siglo XX -rehabilitado por Tuñón y Mansilla con un coste de cinco millones de euros- la alcaldía decide ahora postergar los trabajos de ampliación de la segunda fase del proyecto. Gran error. No solo porque la donación de la colección estaba sujeta al compromiso de concluir el edificio. También porque la realidad práctica de la cultura se ha de medir por este tipo de iniciativas probadas que las supuestas verdades de la economía global no pueden hacer desaparecer fácilmente.

Sirviendo de contrapunto a la potente personalidad de la coleccionista está el responsable de la muestra inaugural: José María Viñuela firma Márgenes de silencio, un desdichado y vacío discurso para la exhibición de doscientas pinturas, esculturas, fotografías, vídeos e instalaciones que deberían exigir la pericia del narrador más sutil. Muy al contrario, el comisario extremeño invita a aceptar el punto de vista dogmático de que el pareado de colores y formas es la perfección normativa de toda exposición de arte. En sus manos, los trabajos de Louise Bourgeois, Donald Judd, Roni Horn, Imi Knoebel, Cildo Meireles, Paul Thek, Edward Ruscha, Robert Ryman, Jason Rhoades, Blinky Palermo y de buena parte del mainstream del arte contemporáneo son puro ensimismamiento y decoración. No hay ritmo, ni conocimiento. No hay riesgo. Solo consuelo. Que una coleccionista de la vehemencia de Helga de Alvear no haya sabido llevar hasta el final su excelente disposición para el trabajo bien hecho es decepcionante. Confiemos en que en el futuro ponga al frente de su colección a profesionales capaces de impedir que la crítica expire en los museos. Valorar los discursos antes que los márgenes. Sobre todo si estos sirven para contener los falsos silencios, vengan o no de los políticos.

http://www.elpais.com/articulo/portada/Ruidoso/silencio/elpepuculbab/20100807elpbabpor_39/Tes

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El artista es el comisario

MARA MIRA 07/08/2010

La Conservera, en Murcia, crea su sistema expositivo

En mayo de 2009 se inauguró La Conservera en Ceutí (municipio de 9.700 habitantes situado a 24 kilómetros de Murcia capital), un centro de exposiciones temporales que debe su nombre al antiguo uso del edificio como fábrica de conservas. El complejo industrial pasó de ser un Museo de Ciencias, patrocinado por el Ayuntamiento, a convertirse en un centro de producción artística contemporánea tras la compra que gestionó la Consejería de Cultura y Turismo de la Región de Murcia.

La transformación de un modelo de museo a otro se encargó a Fernando de Retes, arquitecto comprometido con los nuevos criterios de sostenibilidad arquitectónica, quien puso en práctica una estrategia de reciclaje. En su presentación en público subrayó que pretendía que el edificio "no dijera nada, para que fueran los artistas los que hablaran con sus obras". Un principio que ha respetado al dejar una infraestructura sin tiempo ni escala que se divide en cuatro impresionantes salas de exposiciones con carácter propio y que se engarzan unas a otras por los patios que las separan. Esa voluntad de dejar que los artistas sean los auténticos protagonistas de los 4.800 m2 del recinto se ha visto corroborada desde el primer ciclo expositivo por el criterio de Pablo del Val, nombrado director el pasado mes de abril. "El trabajo curatorial como tal no existe, solo mi selección", explica el director. "Aquí el comisario es el propio artista, quien trabaja con un equipo de gente que aporta su experiencia o su negociado. Por decirlo de alguna manera: tú apuestas, tú produces y tú cuelgas. Intentamos realizar las obras que otras instituciones no pueden. Cuando finalizamos editamos un catálogo individual, no colectivo". Sobre el presupuesto que maneja es taxativo: "Un millón de euros anual para infraestructuras, montaje de exposiciones, publicidad y catálogos". Una financiación que aporta la empresa Murcia Cultural, organización de capital público con la Comunidad Autónoma de la región de Murcia como accionista único. Hasta ahora han pasado por Ceutí cinco ciclos expositivos, cada uno con cuatro muestras, en los que para cada uno de ellos se ha producido la obra de cuatro artistas distintos. El último tiene como eje conductor la experiencia musical y las cuatro instalaciones funcionan como partituras de diverso formato, exponen: Kristoffer Ardeña (Filipinas, 1976), Aïda Ruilova (Estados Unidos, 1974), assume vivid astro focus (Nómadas), Eduardo Balanza (Murcia, 1971).

Aunque su responsable ha forjado su currículo como director de colecciones particulares como Untitled Art Consulting o la Colección VAC (Valencia Arte Contemporáneo), La Conservera carece de colección propia. "Es una locura innecesaria que conllevaría duplicar el equipo y triplicar el espacio para poder almacenarla. Da un poco de pena, pero tener una colección y conservarla es, a veces, más caro que comprarla", opina concluyente sobre la posibilidad de crearla.

http://www.elpais.com/articulo/portada/artista/comisario/elpepuculbab/20100807elpbabpor_37/Tes

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Inventar modelos

ANGELA MOLINA 07/08/2010

La Alhóndiga-Bilbao, un centro cívico con mucho arte

Para la capital vizcaína, el viejo almacén de vinos y licores que fue la Alhóndiga representa hoy la continuación del entusiasmo verdaderamente norteamericano, tras el lúcido arrebato político que llevó al Gobierno vasco a impulsar el implante de amianto de Frank O. Gehry, a orillas de la ría de Bilbao. Pero al contrario que el Guggenheim, la Alhóndiga no es un museo, ni tiene colección. Y parece menos confinado por la cultura (inter)nacional, aunque para el consistorio -único promotor del proyecto- será de una importancia capital a la hora de conformar la mentalidad de los bilbaínos.

El sello de la Alhóndiga tiene el nombre de Philippe Starck. Entre los muros de la vieja construcción de Ricardo Bastida (1909), en el ensanche de Albia, el controvertido arquitecto y diseñador francés ha levantado tres cubos que miran a un atrio de 6.000 metros cuadrados, y los ha decorado con 43 columnas que compiten entre ellas en extrañeza o clasicismo. Actividades deportivas, talleres, gastronomía, teatro, cine, música y arte buscan armonizar mente y cuerpo a través de visiones paralelas y transversales de la cultura. La más directa alianza entre un ocio sano y el bien social.

Para su inauguración se han presentado dos muestras paralelas que tienen mucho que ver con el esfuerzo de los responsables de la Alhóndiga -Marian Egaña e Iñigo Cabo- por explorar los efectos positivos y negativos

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de la globalización: Tierra Natal, un proyecto de Paul Virilio en colaboración con el cineasta Raymond Depardon -y que se exhibió el pasado invierno en la Fondation Cartier, de París- analiza a través de un display high tech el entorno natural y artificial que condiciona las actividades de las personas, aquello en lo que se convertirán y los lugares que habitarán, las lenguas que desaparecerán y las que pervivirán, o los éxodos humanos marcados por lo que el filósofo y urbanista francés ha llamado "la desaparición de la inmensidad del mundo".

En un espacio adyacente, la comisaria Alicia Chillida ha reunido en Proyecto Tierra los trabajos de una docena de artistas y arquitectos. Como una cena al aire libre con amigos, la exposición conmueve solo de una manera superficial, aunque se perciban las potentes individualidades de autores como Lothar Baumgarten, Gordon Matta-Clark o SANAA (Sejima + Nishizawa). Antoni Muntadas ha recreado la atmósfera de un frontón de pelota vasca a partir de grabaciones sonoras. Frívolamente, los Splitting y Bingo-Ninths de Matta- Clark se proyectan sobre una de las paredes de la sala junto a los planos y maquetas de arquitectos como Emilio Puertas, Ábalos + Sentkiewick, Santiago Cirugeda y SANAA. Ya en el atrio, una "escultura"- columpio -prototipo diseñado por José Ramón Amondarain para un parque infantil- alivia al visitante de la necesidad de saber en realidad en qué tipo de espacio se encuentra. Lo que muy pocos dudan es que se trata de un edificio con casi tanto poder de "contaminación" como el Guggenheim. http://www.elpais.com/articulo/portada/Inventar/modelos/elpepuculbab/20100807elpbabpor_36/Tes

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Las aguas de Australia, Japón y China son las más ricas en especies marinas

El Mediterráneo es el mar más amenazado, según el primer inventario completo del Censo de la Vida Marina

MALEN RUIZ DE ELVIRA - Madrid - 02/08/2010

Los mares que albergan mayor variedad de formas de vida son, por este orden, los que rodean Australia, Japón y China, seguidos por el Mediterráneo y el Golfo de México. Algunos de estos mares son también los más amenazados en su biodiversidad, empezando por el Mediterráneo, seguido del Golfo de México (ahora afectado por el vertido de un pozo petrolífero), China, el mar Báltico y el Caribe. Esto es lo que han encontrado los científicos del Censo de la Vida Marina en su nuevo inventario del número de especies distintas en 25 áreas oceánicas clave biológicamente. Este número oscila entre las 33.000 especies de Australia y Japón y las poco más de 2.600 de

Crustáceos y moluscos encabezan la variedad en los océanos

Mientras que se han dedicado muchos esfuerzos a inventariar la biodiversidad terrestre, la marina tiene todavía grandes lagunas. Ahora, los científicos del censo, un proyecto internacional que cumple 10 años, publican los datos más completos hasta la fecha, en 12 artículos en la revista Plos One . Por primera vez se presenta un panorama general de los habitantes del mar, útil para conocer las amenazas que les acechan y para poder calibrar cómo afectan a la biodiversidad fenómenos como el cambio climático. "Hemos recopilado toda la información que estaba dispersa o no disponible excepto localmente. El censo ha hecho una contribución enorme al transformar el caos en orden. Toda esta información antes dispersa está ahora revisada, analizada y presentada en una colección de artículos en una revista de acceso libre", explica Patricia Liloslavich, de la Universidad Simón Bolívar (Venezuela).

"Había dos razones que hacían urgente este inventario", señala Mark Costello, de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda). "En primer lugar, la reducción en el número de expertos en taxonomía dificulta la capacidad de encontrar y describir nuevas especies, y en segundo lugar, las especies marinas han disminuido mucho, en

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algunos casos con pérdidas de hasta el 90% de la población, debido a las actividades humanas y pueden estar a punto de la extinción, como ha pasado con especies terrestres".

El pez más común de los océanos ha resultado ser la víbora marina, de fiero aspecto, que vive a gran profundidad (a más de 1.000 metros). Es conocido desde 1801, su nombre científico es Chauliodus sloani, y se ha encontrado en un cuarto de las zonas estudiadas.

La gran variabilidad en la biodiversidad hallada según las zonas indica que los datos sobre una zona determinada estudiada no se pueden extrapolar a otras. Además, el número de endemismos (especies que sólo existen en una zona), indica su vulnerabilidad. Las aguas más ricas en especies endémicas son generalmente las más aisladas, como las de Nueva Zelanda y la Antártida, donde estas representan la mitad del total de especies. En Australia y Sudáfrica esta proporción se reduce a la cuarta parte.

En el Mediterráneo, la sobreexplotación, la pérdida de hábitat, la contaminación, la llegada de especies invasoras o el aumento de temperaturas debido al cambio climático son algunas de las amenazas más visibles, según el trabajo, sobre este mar, coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España. "Probablemente estas amenazas crecerán en un futuro, especialmente las asociadas al cambio climático y la degradación de hábitat" explica Marta Coll, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y coordinadora del estudio. Las zonas menos amenazadas del mundo son la Antártida, Australia, Canadá, Japón y el nordeste de Estados Unidos.

Sin embargo, falta mucho por saber todavía, especialmente en lo que respecta a la fauna bentónica, la que vive a gran profundidad. Se cree que por cada especie conocida de esta fauna mediterránea, faltan cuatro por conocer. En la Antártida el porcentaje de especies desconocidas en general se puede elevar hasta el 58%, y hasta el 70% en Japón y el 80% en Australia.

Crustáceos y moluscos a la cabeza

Los crustáceos son, de media, la superclase de especies más presente en los océanos, con un 19%, seguidos por moluscos (17%) y peces (12%). Tras ellos están los diminutos protozoos (10%), las algas (la mayor parte también de muy pequeño tamaño, otro 10%), los anélidos (gusanos segmentados, 7%), los cnidarios (como las anémonas, 5%), los platelmintos (gusanos, 3%), los equinodermos (como las estrellas de mar y los erizos, 3%), los poríferos (como las esponjas, 3%), los briozoos (los animales musgo, 2%)) y los tunicados (como los surtidores marinos, 1%).

El resto son otros invertebrados (5%) y otros vertebrados (2%). Esta última y pequeña categoría incluye las ballenas, los leones marinos, las aves marinas, las tortugas y las morsas. Así, algunos de los animales marinos más conocidos representan muy poco en el panorama de la biodiversidad marina.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/aguas/Australia/Japon/China/ricas/especies/marinas/elpepusoc/2010 0802elpepusoc_4/Tes

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Las tesis doctorales tendrán que hacerse en tres años

Educación completa la transición a Bolonia: creará escuelas de posgrado ligadas a la Universidad - Se admitirán prórrogas pero las deberá autorizar una comisión

J. A. AUNIÓN - Madrid - 13/07/2010

Hoy no hay límite de tiempo para hacer una tesis doctoral en España. La media, desde el inicio de los cursos hasta la entrega de la tesis, es de seis años. Con la nueva regulación que prepara el Ministerio de Educación, será obligado completar el doctorado en tres años, si se cursa a tiempo completo, o en cinco, si hace a tiempo parcial. Ambas opciones podrán tener hasta dos prórrogas (dos años para los de dedicación completa, tres, para los de dedicación parcial) que tendría que autorizar una comisión académica de la Universidad.

El modelo exige tiempos razonables, internacionalización y coordinación

El ministerio dice: "Hay que formar a quienes liderarán el cambio económico"

El real decreto que prepara el Ministerio de Educación, aún en fase de debate, completará la normativa de adaptación de los estudios universitarios españoles al espacio europeo de educación superior, conocido como el plan Bolonia. Los objetivos, aparte de intentar que no se eternice la elaboración de las tesis -"No tiene sentido presentar una tesis 20 años después de completado el periodo formativo", dice el vicerrector de Doctorado de la Complutense, Manuel Rodríguez-, son fomentar la internacionalización (por eso se valorará especialmente la movilidad), y la coordinación, para lo que se crean las escuelas de doctorado que deberán ir ligadas a la estrategia de investigación de cada universidad, explica Juan José Moreno, director general de Política Universitaria de Educación. Es decir, se trata de que las tesis no vayan cada una por su cuenta, sino que estén enfocadas en una dirección dentro de la estrategia global de las Universidades.

Las escuelas doctorales, recogidas en la ley de la Ciencia y explicitadas en este futuro real decreto, las podrán crear una o varias universidades, y podrán contar con la colaboración de institutos de investigación, hospitales o empresas de base tecnológica, españolas o internacionales, para que, además de potenciar cada universidad sus propias fortalezas, la investigación esté más ligada a las necesidades de cada entorno, y se fomenten las

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salidas laborales de los doctorados. "Este país necesita formar bien a las personas que pueden liderar el cambio de modelo económico. Ahora, solo el 15% de los doctores trabajan en el sector privado; tenemos que convencer a las empresas de que tienen que incorporar a más doctores", dice Moreno. El ministerio tiene previsto destinar nueve millones de euros de los presupuestos del próximo año para crear este tipo de escuelas.

Entre las dificultades del nuevo modelo están la de la financiación de estas enseñanzas, que también puede afectar a los objetivos de movilidad, y la reducción del número de años para completar las tesis, según las conclusiones del foro de expertos organizado el año pasado por la Agencia de Calidad de las Universidades (Aneca). Además, desde CC OO reclaman que quede más claro en la normativa que las escuelas de doctorado deben depender y estar controladas por universidades (sean públicas o privadas). El sindicato FETE-UGT decía en un comunicado del pasado mayo: "No tenemos nada claro que creando una estructura de este tipo los resultados finales sean mucho más eficaces [...]; es más, ya hay ejemplos de escuelas de doctorado y/o de posgrado que no han servido para una mayor calidad del doctorado, sí para un gasto más en estructura de cargos académicos y administrativa".

Aún no está claro qué modelo de escuela seguirá cada universidad. "Lo más probable es que las pequeñas tengan una sola escuela y las grandes varias, dividas por áreas de conocimiento, pero queremos debatirlo con las universidades; el próximo octubre organizaremos un congreso en Valencia para hacerlo", dice Moreno.

El director de esas escuelas deberá ser un investigador de reconocido prestigio. Para acceder al doctorado, con la adaptación a Bolonia, los alumnos ya tienen que tener antes un título oficial de máster. Estos pueden estar especialmente enfocados a la investigación o a la especialización profesional. Si se cursan estos últimos, lo más lógico es que durante el doctorado haya que hacer algunos cursos complementarios de investigación. Esta fórmula de acceso ya está en vigor.

Ahora, el esquema de los doctorados es más flexible en la organización formativa y la investigación, pero tienen que ser aprobados y luego regularmente revisados por el Gobierno a través de las agencias de evaluación. Según la futura norma, a cada doctorando se le asignará un tutor a su llegada al programa, y, a los seis meses, un director de tesis (que pueden coincidir o no). Cada investigador en formación tendrá un registro de actividades personalizado que se entregará al tribunal que valore su tesis.

Antes de que termine el primer año, el doctorando tendrá que presentar su plan de investigación que deberán aprobar tutor y director para poder continuar. Al final, deberá presentar la tesis sobre "una investigación original" a un tribunal en el que la mayoría de sus miembros debe ser de una universidad distinta de la que organiza el programa de doctorado. Solo habrá tres calificaciones posibles: no apto, apto y cum laude (se eliminan el bien y el notable).

Vaivenes, proyectos piloto y excelencias

"Yo lo que pediría es que dejaran tranquilo de una vez el Boletín Oficial del Estado y nos dejasen a las universidades trabajar". El vicerrector de Doctorado de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Rodríguez, se queja de que en los últimos cinco años el doctorado ha sufrido en España al menos cuatro cambios legislativos importantes. Nunca se sabe, pero parece que por fin llega el definitivo con el real decreto que está ultimando Educación.

De momento, las universidades van echando sus cuentas y poniéndose en marcha. En el caso de la Complutense, dado su volumen de estudiantes de doctorado -unos 10.000 en 2008, el doble de la universidad que le sigue, la Politécnica de Cata-luña- "lo lógico sería probablemente hacer escuelas en cada centro", dice Rodríguez, pese a que, con todo, "se perdería un poco la idea de integración" que se busca con el nuevo esquema.

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En la Politécnica de Cataluña ya ha arrancado este año un proyecto piloto de escuela de doctorado. Se ha dividido en cinco áreas: Ingeniería Industrial, Ingeniería Civil, Ingeniería de Telecomunicaciones, Ciencias y Arquitectura.

Estas escuelas están muy vinculadas a la idea de la excelencia, a la potenciación de las fortalezas de cada universidad. De hecho, muchos de los proyectos presentados al programa de Campus de Excelencia contemplan la creación de estas escuelas. Es el caso del proyecto diseñado por las universidades públicas de Navarra, La Rioja, Zaragoza y Lleida. Se desarrollarían másteres enfocados a la investigación y programas de doctorado con profesorado internacional dentro de las líneas del proyecto: Energía sostenible, Tecnología al servicio de la salud, Alimentación y nutrición y Conservación patrimonio-cultural. Así lo explica el vicerrector de Planificación y Calidad de La Rioja, Rodolfo Salinas. El vicerrector habla de varios niveles de doctorado. Además de la escuela conjunta (aún en una fase embrionaria), La Rioja podría crear otra para fomentar sus puntos fuertes en campos en los que puede convertirse en referencia, como por ejemplo, la enología o la viticultura. Y finalmente, estarían el resto de doctorados que seguiría ofreciendo cada centro o facultad. El reto sería, dice, fomentar esas fortalezas sin devaluar el resto de la oferta.

Las destrezas del doctor

Un doctor debe tener, entre otras, las siguientes competencias:

- Comprensión sistemática de un campo de estudio y dominio de las habilidades y métodos de investigación.

- Capacidad de realizar un análisis crítico y de evaluación y síntesis de ideas complejas.

- Aptitudes de comunicación con la comunidad académica y con la sociedad.

- Capacidad de fomentar, en contextos académicos y profesionales, el avance científico, tecnológico, social, artístico o cultural dentro de una sociedad basada en el conocimiento.

- Diseñar, crear, desarrollar y emprender proyectos innovadores en su ámbito de conocimiento.

- Trabajar en un contexto internacional o multidisciplinar.

- Integrar conocimientos, enfrentarse a la complejidad y formular juicios con información limitada.

- La crítica y defensa intelectual de soluciones.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/tesis/doctorales/tendran/hacerse/anos/elpepusoc/20100713elpepisoc_ 3/Tes

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Los antiepilépticos no aumentan las ideas suicidas

Un estudio español descarta el riesgo del que se advierte en EE UU

CARMEN GIRONA - Madrid - 06/08/2010

El hecho de que haya más comportamientos suicidas entre las personas con epilepsia no se debe a los fármacos que toman, sino que puede estar en la base de su propia enfermedad. Así lo ha concluido un estudio español publicado por New England Journal of Medicine, que contradice los resultados de hace un año de otro trabajo de la Agencia de Alimentación y Medicamentos estadounidense (FDA). Este organismo decidió que se incluyera este posible efecto secundario en los prospectos y que los médicos informaran a los pacientes de este riesgo, con la consiguiente alarma del 5% de la población que tiene este tipo de trastornos.

Alejandro Arana, experto en efectos adversos de los medicamentos, firma como primer autor del trabajo de investigación, en el que se ha recogido información de más de cinco millones de pacientes procedente de una base de datos de la práctica clínica diaria de la población de Reino Unido. Los pacientes se clasificaron por grupos de enfermedad para los que se prescribe el antiepiléptico (epilepsia, depresión y trastorno bipolar). Se descartaron los pacientes que habían intentado suicidarse o tenían antecedentes familiares de suicidio. El seguimiento medio de los pacientes fue de algo más de seis años.

El estudio constata que cuando se compara cada uno de los grupos de enfermedad (cohortes) con el grupo de referencia (que es el que no tiene las enfermedades estudiadas y no utiliza fármacos antiepilépticos) los que presentan mayor riesgo de suicidarse son los pacientes que sufren trastorno bipolar (3,77 veces más que el grupo referente si usan antiepilépticos frente a los 2,44 si no), seguidos de los que sufren depresión (2,06 veces frente a 1,58) y, por último, los que tienen epilepsia, que presentan un riesgo menor (2,31 veces frente a 3,34).

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/antiepilepticos/aumentan/ideas/suicidas/elpepusoc/20100806elpepis oc_5/Tes

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Adiós al chequeo médico total

Sanidad pone coto a las pruebas de detección precoz innecesarias - Solo se realizarán cribados básicos y avalados científicamente

MARÍA R. SAHUQUILLO - Madrid - 04/08/2010

Adiós a los chequeos totales. A las baterías de pruebas médicas para ver cómo estamos. También a los análisis indiscriminados para la detección precoz de enfermedades. La nueva ley de salud pública, en fase de anteproyecto, pone coto a los cribados innecesarios o rutinarios. Y va más allá, limitará -o incluso prohibirá, según qué pruebas- a casos muy concretos (pacientes de riesgo, por ejemplo) y específicamente determinados tests que no hayan demostrado mediante evidencia científica que tienen más beneficios que riesgos. Es el caso, por ejemplo, de los cribados para detectar el cáncer de pulmón o de próstata. La Comisión de Salud Pública difundirá un listado de las pruebas recomendables para cada franja de población y aquellas que no lo sean.

Las pruebas tienen peligros como falsos positivos o radiación acumulada

El ministerio vetará aquellos análisis cuyo riesgo supere a su beneficio

La medida busca mejorar la práctica preventiva, pero también contribuir a la sostenibilidad del sistema de salud. A nadie se le escapa el altísimo coste económico de las miles de pruebas médicas que se hacen al día en España, y que Sanidad trata de reducir. Así lo recoge la ley, que habla de eficiencia: "La máxima es no realizar intervenciones innecesarias".

Pero, ¿cuándo se consideran superfluos estos análisis? El anteproyecto de ley define como "mala práctica clínica" la realización de pruebas diagnósticas de cribado a aquellas personas que no son susceptibles de padecer la enfermedad que se trata de detectar (no tengan síntomas o antecedentes familiares); o para aquellos para los que los riesgos del análisis supera a los beneficios. "No se puede hacer todo a todo el mundo", justifica Ildefonso Hernández, director general de Salud Pública. "Las acciones preventivas deben estar muy bien elegidas. Por ejemplo, el cribado de cáncer de próstata no está recomendado a toda la población

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masculina, solo a determinados casos; y, sin embargo, se hace mucho más de la cuenta". Algo similar, sostiene, ocurre con la detección precoz de cáncer de pulmón, "una prueba cuya eficacia no está demostrada".

Porque estos tests, además, no son inocuos. Plantean riesgos como los falsos positivos, reexámenes o, en muchos casos, radiaciones innecesarias que se acumulan en el organismo. Fernando G. Benavides, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, considera "fundamental" que la nueva ley regule estas prácticas. "Si no se hacen según la existencia de evidencias científicas, pueden ser muy perjudiciales para la salud de los ciudadanos; que van al médico sanos para someterse a pruebas de cribados y pueden salir supuestamente enfermos -debido a los falsos positivos- o supuestamente sanos -por los falsos negativos-", dice.

Sanidad publicará, según marca la ley, la lista de acciones preventivas poblacionales e individuales que son recomendables; y aquellas que no tienen suficiente base científica para implantarse. Es decir, qué cribados y cuándo es conveniente hacerse. A esto se suma que se revisarán todas las pruebas de detección precoz para determinar su utilidad y las edades a las que se deben hacer. Es el caso, por ejemplo, de las mamografías, una prueba ahora en debate sobre cuándo debe iniciarse.

El anteproyecto de ley -que está actualmente en periodo de alegaciones, tras el que pasará al Consejo de Estado, al Consejo de Ministros y, por último, al Parlamento- señala que las autoridades sanitarias podrán, además, "requerir la suspensión" de aquellas prácticas sanitarias preventivas que no estén fundamentadas científicamente. Un punto destinado a regular los cribados también en la privada y a vetar aquellos nuevos tests que no estén suficientemente comprobados. Léanse, por ejemplo, la amplia carta de pruebas genéticas (de cuestionada fiabilidad) para detectar un amplísimo número de patologías que en EE UU tienen tanto tirón.

El adiós a los chequeos completos puede tener una gran repercusión en el ámbito de laboral. Benavides, también catedrático de Medicina del Trabajo en la Universidad Pompeu Fabra, explica que en este terreno se realizan cada año miles de reconocimientos "aun sabiendo de su probada inefectividad (sin resultados preventivos demostrados) e ineficiencia". "Esta ley", afirma, "puede ayudar a ordenar esta práctica sanitaria".

"Los ciudadanos no tenemos por qué pagar las pruebas innecesarias que se hagan algunos pacientes", asevera José Manuel Freire, profesor de la Escuela Nacional de Sanidad. "La mayoría va al médico para pedirle pruebas pensando que cuantas más mejor. No saben que éstas tienen su riesgo y pueden ser perjudiciales", explica. La ley determina que los médicos informarán a sus pacientes de todos los beneficios y riesgos de cada análisis médico.

Antoni Trilla, director de Calidad del Hospital Clínic de Barcelona, pone el punto en otra cuestión. "Para que el cribado de una enfermedad sea bueno debe existir un tratamiento efectivo para la patología". Un punto que Benavides comparte: "Es un principio básico del cribado. Imaginemos que tenemos un test genético que detecta muy precozmente una enfermedad neurodegenerativa, pero para la que no existe aún un tratamiento de probada eficacia. ¿Debemos someter al ciudadano a la prueba?". Hernández contesta: "Hay que saber qué se está buscando y también qué hacer si se encuentra. Si no, la prueba no es útil". Y aquí entra el debate ético. Las pruebas de las que habla Benavides pueden convertir a una persona sana en alguien prematuramente enfermo y sin poder hacer nada. No siempre vale más prevenir.

Muestras biológicas de la población

La Encuesta Estatal de Salud Pública tendrá a partir de ahora también indicadores biológicos. La nueva ley de salud pública marca que esta investigación -periódica y de ámbito nacional- recogerá por primera vez muestras biológicas de los ciudadanos. Su análisis servirá para conocer el estado de salud general de la población y determinar variables como "la presencia de contaminantes".

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"Se analizará la existencia de elementos tóxicos o contaminación en las personas. Pero se mirarán otras cosas, como el estado nutricional: lo que servirá para determinar, con datos, cómo está la población", explica el director general de Salud Pública, Ildefonso Hernández, quien afirma que tener esa información es la mejor forma de conocer la salud de los españoles y poner en marcha mecanismos para mejorarla. Hernández señala que la "biomonitorización" es una novedad en España, pero que otros países como EE UU o Alemania ya incluyen indicadores biológicos en sus encuestas de salud.

La medida, que Sanidad describe como "muy útil", plantea, sin embargo, una dificultad. En España, la ley regula de una forma muy estricta la confidencialidad de los datos sanitarios. Y, más aún, la recogida y almacenamiento de muestras e información biológica. "¿Quién va a guardar esos datos?, ¿qué se hará con ellos, se destruirán después de analizarlos?", se plantea Antoni Trilla, director de Calidad del Hospital Clínic de Barcelona. Cuestiones a las que la ley no da respuesta.

Una opción es, según los expertos, que los datos personales de los voluntarios sean anónimos. Solución que, sin embargo, impediría avisar al ciudadano que se prestó a los análisis si se le detecta algún problema.

Los puntos clave

- Reducción de cribados. La ley de Salud reducirá las pruebas de diagnóstico precoz solo a los casos sospechosos. Nunca se harán cuando los riesgos de la prueba superen a los beneficios.

- Vacunación. Los médicos deberán informar a sus pacientes si no se han inmunizado. Los ciudadanos podrán, tras esto solicitar que les atienda un profesional vacunado.

- Información. Los ciudadanos tendrán derecho a conocer cualquier riesgo biológico, químico o físico que afecte a su salud de forma inminente o acumulativa.

- Prevención. Médicos de primaria, enfermeros y farmacéuticos informarán de las medidas de prevención para evitar enfermedades.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Adios/chequeo/medico/total/elpepusoc/20100804elpepisoc_2/Tes

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El calor dispara el 'ozono malo'

El umbral de alerta se ha superado 14 veces en ocho municipios - El gas puede causar irritación ocular, tos, dolor de cabeza y disminuye la función pulmonar

S. ESPAÑA / E. G. SEVILLANO - Madrid - 28/07/2010

Es probablemente el contaminante menos conocido. Se suele hablar más del dióxido de nitrógeno (NO2 ), de las partículas que traen los aires saharianos, del dióxido de carbono (CO2 ). Pero el ozono, un gas inodoro e incoloro, también genera problemas de salud. Sobre todo ahora, en los meses de verano. El ozono troposférico - conocido como ozono malo, frente al bueno, el estratosférico, que hace de filtro de la radiación ultravioleta- se comporta, además, al revés que los otros contaminantes. No da problemas en lugares como el eje de la Castellana, o en el corredor del Henares y el Cinturón Sur, sino en zonas tan poco sospechosas de respirar aire sucio como pueden ser la sierra o la Casa de Campo.

En lo que llevamos de verano, ocho municipios de la región han superado el umbral de información. Así se conoce al nivel a partir del cual las Administraciones están obligadas a informar a los ciudadanos.

En 14 ocasiones las estaciones de medición han marcado más de 180 microgramos por metro cúbico. En esos casos, la recomendación que se realiza a los grupos de riesgo (niños, ancianos, personas con problemas respiratorios) es "no permanecer al aire libre ni hacer esfuerzos prolongados al sol y evitar el contacto con alérgenos (polvo, polen, animales)". El motivo: el ozono, en altas concentraciones, produce irritación de los ojos, dolor de cabeza, tos y disminución de la función pulmonar.

El verano pasado, ninguna de las 23 estaciones de medición de la Comunidad de Madrid superó el umbral de información. Este verano ya van 12: en Algete, El Atazar, Majadahonda, Guadalix de la Sierra... La última vez, el 26 de julio, cuando en Orusco de Tajuña se superaron los 180 durante dos horas seguidas.

La explicación tiene menos que ver con las emisiones del tráfico y la industria que con las condiciones meteorológicas. Es básicamente la radiación solar la que provoca la formación de ozono, según explica Ángel Cámara, catedrático de Ingeniería Química y Combustibles de la Universidad Politécnica de Madrid.A mejor tiempo, más caluroso, más soleado y menos ventoso, más posibilidades hay de que los óxidos de nitrógeno (procedentes de la combustión de los vehículos) y los compuestos orgánicos volátiles (como el benceno) reaccionen con la radiación solar. Estos gases son los "precursores del ozono", explica Cámara. Aunque la radiación solar es uno de los elementos clave para que se dé la acumulación del ozono troposférico, curiosamente, es al final de la tarde, cuando los rayos del Sol tienen menos intensidad, el momento en que se traspasan los límites. Esto se debe a que la producción de ozono es acumulativa, es decir, que va aumentando

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poco a poco a lo largo del día, hasta que saltan las alarmas entre las seis de la tarde y las diez de la noche. Y sucede fuera del centro metropolitano porque allí la radiación solar no es capaz de atravesar la capa de contaminación con tanta facilidad como en cielos más limpios.

La Comunidad de Madrid prevé que a lo largo del verano se pueda superar el umbral en más ocasiones. Las olas de calor de este mes de julio han sido decisivas en la formación de ozono, asegura Ricardo Vargas, subdirector de Calidad Atmosférica de la Consejería de Medio Ambiente. Precisamente atribuye al calor la diferencia entre este verano y el anterior. "La temperatura media en Algete fue de 26,7 grados, mientras que este año es de 27,7", añade. Y ofrece otro dato que lo corrobora: en 2003, durante la ola de calor que se cobró miles de muertos en toda Europa, el umbral de información se superó más de 500 veces.

La legislación establece un segundo umbral, el de alerta, que se sitúa en 240 microgramos por metro cúbico de media horaria. "Nunca se ha superado en la Comunidad de Madrid", recuerda Vargas. En 2003, sin embargo, se registraron 243 microgramos, pero entonces el umbral de alerta que fijaba la legislación era muy superior: 360. Los expertos suelen situar en 200 el nivel en el que se producen molestias. "El ozono es una sustancia irritante, oxidante, que provoca dificultad respiratoria, más reacciones asmáticas, rinitis, conjuntivitis...", enumera Pilar de Lucas, neumóloga de la Sociedad Madrileña de Neumología (Neumomadrid). Varios estudios han demostrado, añade, que las altas concentraciones del gas coinciden con el aumento de las visitas a los servicios de urgencias. Su recomendación: no practicar deporte al aire libre cuando el ozono campa a sus anchas.

Ecologistas en Acción ha alertado recientemente de los "peligros" de la actividad física en presencia de ozono. La organización asegura que las Administraciones -y las federaciones y entidades deportivas- están siendo "irresponsables" por "permitir y promover actividades deportivas en condiciones insalubres". Ni los deportistas, ni la población en general, se enteran de los avisos de las administraciones, afirman. "Unos simples paneles informativos, conectados en tiempo real con las redes oficiales, serían muy convenientes", propone Juan García Vicente, el portavoz en esta materia de los ecologistas.

Las Administraciones están obligadas a informar. Pero, ¿cómo lo hacen? La Comunidad de Madrid cuelga en su página web un aviso cada vez que se supera el umbral. Además, aseguran en la Consejería de Medio Ambiente, avisan a los medios de comunicación. "Hacemos todo lo posible", afirma Vargas, que cita como ejemplos los avisos a los ayuntamientos afectados y un servicio de SMS que alerta de las superaciones. Solo tiene 1.500 abonados. No hay campañas masivas sobre el ozono, al estilo de las que dan recomendaciones durante las olas de calor. Vargas asegura que no han considerado realizar "campañas alarmistas" y que el sentido común y las prácticas habituales ya evitan el peligro.

Cómo informarse

- La página web de la Comunidad (Madrid.org) informa casi al minuto de las concentraciones de ozono, pero no es fácil llegar hasta el apartado de Calidad del Aire. Requiere cinco clics, y eso si se sabe cómo llegar. Las alertas no están en la portada. En Google, es el primer resultado a la búsqueda de "calidad, aire, comunidad, Madrid".

- El Consistorio madrileño informa en Munimadrid.es, pero tampoco se accede desde portada. Se necesitan dos clics.

http://www.elpais.com/articulo/madrid/calor/dispara/ozono/malo/elpepusocsal/20100728elpmad_3/Tes

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El hielo de Groenlandia revela secretos del cambio climático

Una perforación internacional alcanza la roca firme a 2.537 metros - Los cilindros extraídos permitirán prever las consecuencias del calentamiento

MALEN RUIZ DE ELVIRA - Madrid - 07/08/2010

Una perforación del hielo perenne en el noroeste de Groenlandia ha alcanzado la roca firme a 2.537 metros de profundidad y ha obtenido muestras del agua helada más cercana al suelo. Los científicos de 14 países que participan en el proyecto NEEM tienen por fin lo que deseaban: hielo de hace entre 130.000 y 115.000 años, que se formó cuando la Tierra atravesaba un periodo más cálido que el actual y que les va a permitir prever mejor la variación del mundo por el cambio climático que todo indica que está en marcha.

Las muestras son de la época en que la Tierra era más caliente que ahora

En el periodo interglacial eemiano, el ahora alcanzado en este peculiar viaje hacia atrás en el tiempo, las temperaturas eran entre tres y cinco grados más altas que ahora y el nivel del mar era cinco metros superior, lo que le convierte en el mejor análogo del cambio climático, explican los responsables del proyecto, que empezó a gestarse hace cinco años. Los testigos de hielo (cilindros de varios metros de longitud) sacados darán una gran cantidad de información sobre las condiciones de la Tierra entonces, antes del último periodo glacial: "Cuando comprendamos cómo evolucionó el clima en el eemiano, mejorará nuestra capacidad de hacer predicciones climáticas", señalan.

Groenlandia está cubierta por una capa de hielo de más de dos kilómetros de espesor que se ha formado a lo largo de decenas de miles de años y tiene una estructura en forma de capas. Cada capa contiene información sobre las condiciones atmosféricas existentes en la época, e incluso el año, en que se formó. Los datos incluyen la temperatura, la humedad y la concentración de los diversos gases de efecto invernadero, informa la National Science Foundation de EE UU, que participa en el proyecto, dirigido por el Centro para el Hielo y el Clima de Dinamarca.

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En las muestras de hielo obtenidas en la perforación se estudian las impurezas, que reflejan las que había en la atmósfera cuando se formó; las burbujas de aire atrapadas entre los cristales de hielo, que son muestras de la atmósfera de entonces, y las concentraciones relativas de isótopos de hidrógeno y oxígeno, que dan datos sobre la temperatura. También son informativos la estructura cristalina del hielo, la temperatura a la que se ha extraído y el material biológico que pueda contener el testigo.

Para realizar el proyecto NEEM ha sido necesario montar un campamento con herramientas de alta tecnología en una de las zonas más inaccesibles de Groenlandia. Las comunicaciones dependen de aviones Hércules con esquíes. Por él han pasado desde 2007 más de 300 científicos, muchos de ellos jóvenes titulados, señala la directora, Dorthe Dahl-Jensen.

"Los dos últimos metros de hielo sobre el suelo contienen rocas y otros materiales que no han visto la luz del sol desde hace centenares de miles de años", dice la científica danesa en un comunicado desde la base. "Esperamos hallar en el hielo material genético y polen que nos informe sobre las plantas que existieron en Groenlandia antes de que la zona empezara a ser cubierta por el hielo".

Anteriormente se habían hecho ensayos similares hasta gran profundidad en dos lugares distintos de Groenlandia, pero las capas correspondientes al periodo buscado no estaban intactas, lo que impidió sacar conclusiones. Por eso se decidió este nuevo intento, y el lugar (a 77,45 grados norte y 51,06 grados oeste) fue escogido tras un detallado examen con radar, que dio un espesor del hielo de 2.542 metros, casi igual que el ahora medido. El espesor de cada capa anual se estimó en siete milímetros.

Una vez decidido el emplazamiento, empezó la materialización del proyecto, con temporadas anuales de entre tres y cuatro meses durante el verano. En 2007, dos grandes vehículos adaptados para la nieve arrastraron el equipo de perforación del lugar anterior, NGRIP, al nuevo. El campamento se construyó en 2008 y empezó la perforación, que continuó en 2009 y durante este año hasta el 27 de julio, cuando se consiguió el objetivo. Ahora falta realizar los análisis de las decenas de testigos del clima almacenados en la base, sin necesidad de nevera.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hielo/Groenlandia/revela/secretos/cambio/climatico/elpepusoc/2010 0807elpepisoc_3/Tes

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Se desprende de Groenlandia el iceberg más grande desde 1962

La isla de hielo se desgajó del glaciar de Petermann, en el circulo polar ártico, el pasado jueves y tiene dos veces y media la superficie de la ciudad de Barcelona.- Si se desplaza hacia el sur, podría provocar problemas a la navegación

REUTERS - Washington - 07/08/2010

El glaciar de Petermann, en el que el pasado jueves se desprendió un trozo de hielo de 260 kilómetros cuadrados, en una fotografía de archivo de julio de 2009. En la imagen, científicos de un proyecto en colaboración de Greenpeace recorren en kayak una de las masas de agua líquida del glaciar.- REUTERS

Una isla de hielo con una superficie equivalente a dos veces y media la ciudad de Barcelona se ha separado del glaciar de Petermann , uno de los dos principales de Groenlandia. El desprendimiento de hielo, que sucedió el pasado jueves y fue descubierto por el Servicio de Hielo Canadiense, es el mayor desde 1962 y se dirige hacia el estrecho de Nares, a unos 1.000 kilómetros al sur del Polo Norte, entre Groenlandia y Canadá.

El desprendimiento era un acontecimiento relativamente previsto, ya que el glaciar había crecido de manera significativa en los últimos siete u ocho años, aunque no se esperaba que el iceberg generado fuera tan grande. Los expertos estarán ahora alerta para ver si isla de hielo llega a tierra, se rompe en trozos más pequeños o se mueve hacia el sur, donde podría provocar problemas en las rutas marítimas, según ha indicado Andreas Muenchow, profesor de Ciencias del Mar e Ingeniería en la Universidad de Delaware e investigador en la zona donde sucedió el desprendimiento.

El iceberg mide 260 kilómetros cuadrados y su grosor es de casi la mitad del rascacielos neoyorquino Empire State, de 102 pisos, ha explicado Muenchow. "El agua dulce que contiene esta isla de hielo podría mantener el caudal de los ríos Delaware o Hudson por más de dos años" y "podría también proveer a todos los grifos públicos estadounidenses de agua por 120 días", ha añadido el experto.

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Según Muenchow, es difícil saber si el evento se debe al calentamiento global porque solo hay registros del agua salada alrededor del glaciar desde 2003. El flujo de agua salada bajo los glaciares es una de las principales causas de los desprendimientos de hielo de Groenlanda. "Nadie puede decir que esto haya sido causado por el calentamiento global. Pero tampoco nadie puede decir que no haya sido por ello", ha concluido.

Con todo, los datos científicos revelan que los seis primeros meses de 2010 han sido los más calurosos desde existen registros fiables. Entre los factores que explican esa subida de temperaturas se encuentra el fenómeno climático El Niño, aunque muchos científicos han insistido también en los elevados niveles de gases de efecto invernadero generados por el ser humano.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/desprende/Groenlandia/iceberg/grande/1962/elpepusoccie/20100807 elpepusoc_2/Tes

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El nuevo cráneo de Atapuerca es uno de los más completos

Pertenece a un adulto y está en fragmentos que los científicos ahora van a reconstruir

ALICIA RIVERA - Madrid - 26/07/2010

El cráneo de un homínido preneandertal, de hace más de medio millón de años, que se ha descubierto en Atapuerca (Burgos) seguramente es de un individuo adulto, consideran los científicos, y puede ser uno de los más completos de la colección de fósiles de la Sima de los Huesos. Sólo el famoso cráneo Nº5, apodado Miguelón, descubierto en 1992, sería más completo que este. Pero hay que esperar para estar seguros: los científicos ahora tienen que reconstruir la pieza que estaba muy fragmentada en el yacimiento. Tardarán un año o más en realizar esta delicada labor en el laboratorio.

En realidad, el cráneo empezó a descubrirse el año pasado, cuando apareció en el yacimiento de la Sima de los Huesos un parietal y parte de un frontal, explica Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de Atapuerca. El resto de los fragmentos del cráneo se han recuperado este año en el mismo sitio y los científicos no descartan encontrar más aún en la próxima campaña. Según explican, la cara del individuo está notablemente destruida, pero los investigadores confían en su capacidad de rehacerla.

En la Sima de los Huesos se han recuperado ya más de 6.500 fósiles en casi un cuarto de siglo de excavaciones científicas sistemáticas. En la colección están representados todos los huesos del esqueleto, hasta los más pequeños y frágiles, y pertenecen a una treintena de individuos de todas las edades y ambos sexos. Hasta ahora se han encontrado restos de 17 cráneos, pero no todos están completos ni mucho menos. Los más notables por su alto grado de conservación, además del Miguelón, son el Nº4 (Agamenón), también de un adulto, y el Nº 6, de un niño. el nuevo hallazgo promete figurar entre los grandes trofeos de Atapuerca.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/nuevo/craneo/Atapuerca/completos/elpepusoc/20100726elpepusoc_ 9/Tes

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Nunca es tarde para volver al aula

Muchos profesionales buscan un segundo título universitario, con menos presión, pero igual compromiso Sábado 7 de agosto de 2010

Alicia Dios, bioquímica y próxima licenciada en artes, con sus hijas Foto: LA NACION / Rodrigo Néspolo Silvina Premat LA NACION Son profesionales y viven bien de lo suyo. Sin embargo, en un determinado momento decidieron volver a la universidad y estudiar otra cosa, recibirse y pasar a mantenerse con los ingresos de su nueva profesión. La figura del profesional "reciclado" es muy frecuente en las aulas universitarias. Pero, contrariamente a lo que se piensa, no estudian por hobby o para matar el tiempo. Lo hacen, según dijeron algunos de ellos a La Nacion, para satisfacer un deseo postergado o una necesidad que surgió a raíz del ejercicio de la primera carrera. El pasaje se registra, con mayor frecuencia, desde las ciencias duras hasta las más blandas. Así lo afirma, por ejemplo, el decano de la Facultad de Psicología y Ciencias Sociales de la UCES, Eduardo Said, quien vivió esta particular experiencia. Se graduó como contador a los 21 años, en 1966, y trabajó como tal hasta principios de los 80, cuando se dedicó de lleno a su segunda carrera, la psicología. "En la elección de las segundas carreras, sobre todo en las humanísticas, se sigue más lo que se desea y no tanto un mandato de los padres o de la sociedad que pudo haber estado explícito e implícito en el momento de la elección de la primera carrera", dijo Said. Ernesto N. estudió odontología, se especializó en el exterior y trabaja en una clínica privada. Pero en los próximos años dejará el consultorio para atender en un estudio jurídico a sus colegas y otros profesionales de la salud. Después de haber sufrido una denuncia por mala praxis ?de la que salió sobreseído? decidió estudiar derecho. "La experiencia profesional está regida por normas y leyes que no siempre se cumplen. Falta un acompañamiento desde lo legal porque, de otra forma, uno termina sintiéndose desprotegido", contó Ernesto, de 48 años. "Vivo de la odontología, por lo que la motivación para estudiar derecho no es estrictamente económica. Quiero dar otro tipo de servicio a los profesionales de la salud", dijo. Si bien comenzó el año pasado y ya aprobó seis materias, dijo: "No es fácil; tengo tres hijos y trato de poner todo el empeño también en el estudio. Pero estoy tranquilo porque no tengo que rendir cuentas a mis padres, por ejemplo, y tengo el apoyo de la familia. La mayor dificultad es congeniar los horarios. En estos meses decidí trabajar un poco menos y ganar un poco menos, para poder tener más tiempo para estudiar".

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Como psicoanalista, Said explicó: "Generalmente, la segunda carrera se encara con mucha más reflexión y conciencia de estar construyendo uno el propio destino. Se juegan todas las cartas con mayor facilidad". Es lo que cuenta Juan D?Ambrossio, ingeniero químico, director y gerente de planta de Lanxess S.A. Cuando había comenzado a trabajar como ingeniero, Juan se planteó la posibilidad de estudiar filosofía, pero no lo pudo hacer. Hace cuatro años, cuando ya sus cuatro hijos eran jóvenes, volvió a intentarlo y, de a poco, lo está consiguiendo. Desde 2006, cursa dos o tres veces por semana en la sede de la Universidad Santo Tomás de Aquino en San Telmo, adonde llega desde su casa, en Zárate. "Más que el estudio en sí, me cuesta el viaje. Tengo 58 años y doce materias aprobadas; a este ritmo me recibiré a los 70, pero no me hago problema porque me gustaría dar clases particulares", dijo Juan, quien muchas veces estudia con su hija menor, que está en el CBC de la UBA. Respecto a la relación con los docentes y sus compañeros más jóvenes, coincidió con otros adultos: "Se supone que un profesional que cursa una segunda carrera lo hace como un pasatiempo y no por verdadero interés. Nada más equivocado que eso". Diferente es la experiencia de Alicia Dios, de 48 años, bioquímica y próxima a graduarse como licenciada en artes en la UBA. "Fui haciendo esta segunda carrera, acomodando mis tiempos de estudio al de mis hijas y mi trabajo. No podía quedarme encerrada a estudiar los fines de semana porque debía coordinar con las actividades familiares", contó Alicia, que se desempeña como bioquímica en un hospital público desde que se graduó, en 1986, y es madre de dos hijas, de 22 y 17 años. "La fui encarando con más conciencia; no como hobby, pero tampoco con esa presión que se tiene durante la primera carrera, de tener que estudiar, recibirse, conseguir un trabajo. Al tomarlo de una forma más relajada, lo disfruté mucho más", contó. Y agregó: "Tener otro título me ayudó en mi profesión porque, si bien son dos áreas muy diferentes, te aporta una amplitud de criterios para encarar el trabajo cotidiano y en la relación con el otro". Aurelio Hernández, un químico que se dedicó a la docencia universitaria de esa disciplina, pudo concretar un viejo anhelo a los 76 años. Ya jubilado, vio la publicidad de un programa de becas en la universidad y se presentó. Dio el examen y su nombre figuró entre los 40 que lo aprobaron con mejor promedio. Hoy, con 82 años, está dando los últimos retoques a la tesis de la licenciatura en filosofía que dedicó al problema del tiempo. Aprobó todas las materias con una nota promedio de 9.50. "Quise estudiar porque sentía un déficit en el conocimiento del pueblo griego", dijo. PRESENCIA CRECIENTE EN LAS UNIVERSIDADES

• La presencia de estudiantes adultos en las aulas universitarias del país viene registrándose desde hace algunos años. Según los últimos datos disponibles en el Ministerio de Educación, los estudiantes mayores de 30 años representan el 16,2% en las universidades estatales y el 18,5% en las privadas, aunque en algunas instituciones superan largamente esa cifra: Maimónides (71,2%), Nacional de Lanús (46,2%), Nacional de Quilmes (43,6%) y Kennedy (39%), entre otras. Muchos adultos regresan a completar carreras inconclusas; algunos tienen títulos terciarios y buscan el grado universitario, y otros optan por su segunda carrera. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1292193&origen=NLCult

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Una punción lumbar permitiría diagnosticar el mal de Alzheimer

Lo muestra un trabajo de investigadores norteamericanos que se publica en Archivos de Neurología Martes 10 de agosto de 2010

Gina Kolata The New York Times Un test del líquido cefalorraquídeo podría tener una precisión del ciento por ciento para identificar pacientes con significativa pérdida de memoria que están camino de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. El trabajo que lo prueba se publica hoy en Archivos de Neurología .

"Esto es lo que todos estamos buscando: la precisión predictiva perfecta", dijo el doctor Steven DeKosky, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, que no participó en la investigación. El estudio, según dijo el doctor John Morris, profesor de neurología de la Universidad de Washington, "establece que hay una «firma» del Alzheimer". Es muy poderoso.

Queda mucho trabajo por delante, dicen los investigadores; por ejemplo, asegurarse de que las pruebas son confiables si se utilizan en el consultorio del médico; que los resultados se mantienen en situaciones de la vida real, y hacer que médicos y pacientes se sientan cómodos con la punción lumbar, método utilizado para obtener el líquido cefalorraquídeo. Pero anticipan un brillante futuro.

El nuevo estudio es parte de un "tsunami" de hallazgos sobre el mal, después de décadas en las que parecía que no ocurría mucho, y en las que esta enfermedad progresiva parecía intratable y su diagnóstico sólo podía confirmarse con una autopsia.

El mal de Alzheimer -coinciden ahora los investigadores- comienza una década o aun antes de que las personas tengan síntomas. Y para el momento en que estos se presentan, puede ser muy tarde para salvar el cerebro, de modo que la esperanza es encontrar formas adecuadas para identificar a los que están desarrollando la enfermedad, y utilizarlos como sujetos de investigación para ver cuánto les lleva manifestar síntomas y para probar drogas que pueden enlentecer o detener el proceso.

Decisiones complejas

Los investigadores están encontrando formas simples y precisas de detectar el Alzheimer antes de que haya síntomas definidos (también están los PET, tomografía por emisión de positrones, que muestran las placas de proteína beta amiloide características de la enfermedad). Pero los PET todavía no están disponibles, mientras los análisis de líquido cefalorraquídeo sí lo están, de modo que los nuevos resultados están dando lugar a una pregunta difícil: ¿deberían los médicos ofrecer y los pacientes aceptar punciones lumbares para detectar una enfermedad que, por ahora, es intratable?

Algunos dicen que esto debería estar en manos de los médicos y sus pacientes. Otros, que los médicos deberían abstenerse de indicar este estudio. Los resultados varían de laboratorio a laboratorio, y sólo fue probado en entornos de investigación, con pacientes cuidadosamente elegidos que no tienen otro trastorno, como accidente cerebrovascular o depresión, que podrían afectar su memoria. "Esto es el horizonte de la investigación", dijo DeKosky.

Pero se preguntó el doctor John Trojanowski, investigador de la Universidad de Pensilvania y uno de los autores del trabajo, cuán temprano se quiere poner una etiqueta a los pacientes.

Algunos, como el doctor John Growdon, profesor de neurología del Hospital General de Massachusetts, que escribe un editorial que acompaña la publicación, dijeron que médicos y pacientes deben decidirlo.

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Los especialistas podrían querer utilizar el test en pacientes con síntomas de grave pérdida de la memoria y el raciocinio, y podrían ofrecerlo a personas con síntomas más leves que realmente quieren saber si padecen esta enfermedad devastadora.

Una contra, sin embargo, es que para obtener el líquido cefalorraquídeo hay que insertar una aguja en la médula espinal.

El nuevo estudio incluyó a más de 300 pacientes de más de setenta años (114 con memoria normal, 200 con problemas de memoria y 102 con Alzheimer). Su líquido cefalorraquídeo fue examinado en busca de la proteína beta amiloide, que forma placas en el cerebro, y en busca de tau, otra proteína que se acumula en las neuronas muertas o en proceso de morir.

Casi todos los que tenían Alzheimer presentaban los niveles característicos de proteínas en el líquido cefalorraquídeo. Alrededor de tres cuartos de los que tenían deterioro cognitivo leve, también. Todos ellos tuvieron Alzheimer en los cinco años siguientes, y alrededor de un tercio de las personas con memoria normal también tenían líquido cefalorraquídeo que indicaba Alzheimer. Los científicos sospechan que ellos tendrán problemas de memoria.

La hipótesis dominante acerca de este trastorno afirma que se desarrolla por la acumulación de las proteínas beta amiloide y tau, y que si se pudiera detener ese proceso se podría parar la enfermedad. Pero todavía no se sabe qué ocurre cuando se acumulan en el cerebro de personas sin problemas de memoria. Podrían ser un factor de riesgo, como los altos niveles de colesterol: muchas personas con colesterol alto nunca tienen ataque cardíaco. O puede ocurrir que el Alzheimer ya haya comenzado y si la persona vive lo suficiente lo padecerá.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1293132&origen=NLCien

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La cintura grande aumenta la mortalidad

El riesgo se asocia con todas las causas Martes 10 de agosto de 2010

NUEVA YORK (The New York Times).? Aun cuando usted no necesite vigilar su peso, tiene que vigilar su cintura. Esta es la conclusión de un nuevo estudio de la Sociedad Norteamericana de Oncología, que analizó la salud de más de 100.000 personas durante más de nueve años. Tener una cintura amplia más que duplicó el riesgo de morir por cualquier causa, en comparación con quienes tenían cintura más pequeña, de acuerdo con el estudio que se publicó en Archivos de Medicina Interna. El riesgo aumentó tanto en las personas obesas como en las que tenían sobrepeso o peso normal. Los científicos informaron de un hallazgo particularmente sorprendente para las mujeres: la asociación entre mortalidad y tamaño de la cintura fue más fuerte entre las de peso normal. "La conclusión subraya la importancia de vigilar el tamaño de la cintura tanto como el peso ?dijo Eric J. Jacobs, epidemiólogo de la Sociedad Norteamericana de Oncología en Atlanta?. Incluso si su peso es normal para su altura, si su cintura está creciendo, es una señal de alerta de que hay que comenzar a comer mejor y a hacer actividad física." El nuevo estudio encontró que, además de los problemas cardiovasculares, la cintura grande también aumenta el riesgo de morir de cáncer, de enfermedades respiratorias y de otras causas. Esta medida indica grandes cantidades de grasa visceral, lo que puede causar inflamación, colesterol alto, resistencia a la insulina y otros problemas. Un contorno de 88 cm para las mujeres, y de 102 cm para los hombres duplicó el riesgo de morir durante el período de estudio. Entre las mujeres de peso normal, el riesgo de morir aumentó un 25% por cada 10 cm adicionales. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1293147&origen=NLCien

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Donde haya una imagen

Silvia Álvarez | 09/08/2010 | Actualizada a las 10:58 | Participación

Mi nombre es Silvia Álvarez y me dedico plenamente a la ilustración, soy ilustradora porque nunca pensé ser otra cosa, siempre he dibujado, siempre me he sentido atraída por la expresión artística y se ha convertido en algo vital para mí. Estudié Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y mis primeros pasos pero distanciados los dí en 1996, después me instalé como freelance en el año 2000, aunque es difícil mantener el equilibrio en esta profesión, llegar donde quieres llegar, que fluyan los trabajos sin pasar por frustraciones, momentos difíciles, satisfacciones, decepciones, alegrías… He trabajado para distintos medios como editoriales, revistas, periódicos, etc. Donde hay una imagen puede haber un ilustrador, así que se trata de abrir la puerta a quien te llame, aunque estoy más centrada en los libros (sobre todo infantiles) que en las otras opciones.

Me gusta enormemente mi actividad, satisface una gran parte de mis necesidades, me apasiona, es muy gratificante descubrir diferentes formas de expresar una idea, un pensamiento, una sensación, emociones, una historia, soy muy experimental y me encanta sentirme así porque descubro cosas que ni las había pensado lo que hace sentirme siempre en pleno desarrollo. Normalmente utilizaba pinceles y tinta china para las lineas, acrílicos para el color, y papeles, muchos papeles de todo tipo, de regalo, de envoltorios, manchados por mí o por mis niños, me gusta almacenarlos y un día los miro y escojo el que va a transmitir lo que busco. Ahora el ordenador junto con mi tableta digitalizadora, son mis ingredientes perfectos para llegar a hacer obras que me hagan sentirme más satisfecha.

En general invierto mucho tiempo antes de la realización, le doy muchas vueltas, esos primeros pasos son

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lentos pero muy importantes, después hago mi primer boceto ya directamente sobre mi tableta digitalizadora aunque a veces los hago en mis cuadernos, voy componiendo con distintos papeles que escaneo hasta conseguir mi interés, esta es la base y sobre ella coloreo, la transformo le añado más cosas, le hago texturas, hasta que la acabo, después tengo que dejar de mirarla unas horas, días, para saber si me gusta el resultado y he conseguido transmitir lo que busco. Describiría mi estilo como tierno, sensible, mágico, bastante poético impregnado de mi pasión por el color y el collage, me expreso simplemente como me manda el corazón, la ilusión y las ganas de transmitir emociones y sensaciones.

Ahora que ya me conocen un poquito, les invito entrar en mi blog http://silviaalvarezcastellar.blogspot.com/ para conocerme más. Espero que guste lo que ven. http://www.lavanguardia.es/lv24h/20100809/53978157028.html

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Ciencia y revolución

Ma. de Los Ángeles González UNA REVOLUCIÓN excede en sus consecuencias las que se derivan del cambio político y conmociona otras esferas de la vida social. El bicentenario de la Revolución de Mayo ha suscitado nuevas miradas al pasado y la investigación se abre a territorios poco explorados de sus alcances y circunstancias. Es el caso del análisis de la cultura científica en el Río de la Plata hacia 1810, que lleva a cabo Miguel de Asúa, partiendo de la idea de que la ciencia moderna ha estado, desde el siglo XVII, muy vinculada al modo de organización política de la sociedad. El autor concibe la investigación desde una doble perspectiva privilegiada: el hombre de ciencia y el historiador (es Doctor en Medicina y en Historia y Profesor de Historia de la Ciencia). Con rigor y exhaustiva documentación -especialmente de la prensa, tanto general como científica- logra un cotejo permanente de la situación rioplatense con el estado de los conocimientos técnicos y científicos de Europa y Estados Unidos. La abundancia de información no impide la fluidez del ensayo, que logra captar aun el interés del lector no especializado y revela mucho más de lo que en principio se propone: la circulación de información, que permite reconocer una incipiente comunidad científica, la avidez de conocimientos y la necesidad fundacional que rigieron la construcción simbólica de las nuevas naciones del Plata al inicio de la Independencia. LOS SABIOS Y LA REVOLUCIÓN. El avance de las ciencias tuvo gran importancia para las mentes ilustradas, que arrastraban la seducción romántica por develar los misterios de la naturaleza y a la que sumaban la conciencia de la importancia de la técnica para el desarrollo de las naciones. Aunque la Revolución Francesa condenó a muerte a varios científicos, entre ellos a Lavoisier -a uno de cuyos jueces se atribuye la célebre frase: "La Revolución no necesita sabios"-, y arrasó con instituciones educativas, dio un impulso general a los nuevos conocimientos. Los jacobinos desconfiaron de la física y las matemáticas, a las que atribuían el privilegio arrogante de la abstracción, y promovieron las ciencias naturales, consideradas más democráticas, así como la popularización rigurosa del discurso científico en general. Los "padres fundadores" de los Estados Unidos fueron científicos además de políticos, en especial Franklin y Jefferson, y representaron el espíritu de la época, que cifraba el progreso en la autonomía técnica y científica de los pueblos. Un economista francés aplicó a Franklin la antigua frase latina: "Arrancó el rayo al cielo y el cetro a los tiranos", que sintetiza la alianza entre ciencia y revolución. El cambio político en el Río de la Plata trajo consigo ese entusiasmo por la ciencia de las revoluciones precedentes. Pero en Hispanoamérica la Ilustración convivió con la Iglesia Católica y aun dentro de sus filas el dinamismo de la investigación fue mayor en las misiones jesuíticas que en la anquilosada Universidad de Córdoba, dirigida también por la Compañía de Jesús hasta su expulsión en 1767. CÁLCULOS PARA LA GUERRA. En la España borbónica, el desarrollo científico estuvo ligado a la economía y a la militarización, y ese esquema se reprodujo en las colonias, aunque supeditado a la centralización metropolitana. Un artículo bonaerense de 1817 acusa al gobierno español de impedir el avance

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científico: "Decía la Corte de Madrid que bastaba a los americanos el saber leer y escribir. No es pues de extrañar que no quisiera que supiesen fundir cañones". De hecho, la fabricación de armas y la búsqueda de materiales para las mismas fue un problema central del gobierno independentista. Juan María Gutiérrez (1809-1878), quien fuera matemático además de escritor, afirmó que "en los albores de la revolución no se necesitaba el auxilio de las ciencias para construir puentes, trazar caminos, o adelantar en el conocimiento de la geografía patria; solicitábase sí, para proveer a las necesidades de la defensa y para formar militares inteligentes". Eso explica que la matemática aplicada, después de la medicina, fuera la base de la formación científica en el Río de la Plata. Su gran promotor fue Manuel Belgrano, quien participaba de la devoción iluminista por las ciencias exactas, y concebía las maravillas de la Revolución Industrial como un resultado de las matemáticas. En setiembre de 1810 se creó la Academia de Matemática, obligatoria para oficiales y cadetes. Los textos eran franceses, así como muchos de sus profesores. Otros fueron emigrados españoles antiborbónicos. Según Belgrano, era indispensable que los futuros militares contaran con "todos los auxilios que puede suministrar la ciencia matemática, aplicada al arte mortífero, bien que necesario de la guerra". En esos días recrudecía la acción: Belgrano era nombrado comandante de las fuerzas de la Banda Oriental, y a continuación del litoral y el Paraguay. En el Facundo, Sarmiento elogia la actuación de José María Paz, quien había sido alumno de la Academia de Matemática de Tucumán, diciendo que, para él, "una batalla es un problema que resolverá por ecuaciones, hasta daros la incógnita, que es la victoria". A su vez, Juan Crisóstomo Lafinur -muchos años después personaje de "El Aleph", de Borges-, dedica unos versos a la muerte de Belgrano, y se refiere a la Academia fundada por el prócer, de la que fue alumno, como "el germen de las glorias". LIBROS Y CIENCIA EN EL PLATA. También en setiembre de 1810, se creó la Biblioteca Pública de Buenos Aires, bajo la protección de Mariano Moreno y gracias a donaciones particulares. El estudio de Asúa cuenta con un apéndice que releva la existencia de libros científicos en los primeros años, así como en las más importantes colecciones privadas. El análisis de obras y autores permite reconocer lo que llama "autores testigo", referentes que sirven para medir el estado del conocimiento y las fuentes que nutrieron a los intelectuales de mayo: la Historia Natural de Buffon, la Óptica y los Principia de Newton, los tratados de Lavoisier, el Systema vegetabilium, de Linneo. Durante los primeros años, la Biblioteca estuvo a cargo de clérigos, lo que indica la importancia de su participación en la cultura de mayo. Uno de ellos fue Dámaso Antonio Larrañaga, quien la dirigió desde 1914 y a su vez tendría tanta relevancia, unos años después, en la fundación de la Biblioteca Pública de Montevideo. La correspondencia conservada y las polémicas que registra la prensa del período evidencian la soledad de los científicos rioplatenses y la necesidad de contacto y cotejo con sus pares europeos. Respecto a los Virreinatos más antiguos, el Río de la Plata mostraba gran atraso en la difusión del conocimiento y los hombres de mayo bregaron con afán por ponerse al día, conscientes de su desventaja. El núcleo más destacado de acción correspondió a los naturalistas, en especial a un grupo de clérigos en cuyo centro estaba Larrañaga. Este concibió el saber como empresa colectiva, porque "es adagio común entre los botánicos que unus homo, nullus homo"; leía en inglés, intentaba actualizarse y mantuvo correspondencia con científicos extranjeros que visitaron el país, como Auguste de -Hilaire y Aimé Bonpland. Se interesó por la botánica, basándose en Linneo y por la paleontología, materias en las que, en la región, todo estaba por hacer. Como Manuel Pérez Castellanos, veía un nuevo mundo, "virgen y feracísimo", por nombrar, describir y catalogar. El estudio de Asúa abarca otros aspectos, como las polémicas en torno al ingreso de las primeras vacunas, la enseñanza de la ciencia en la región, las hipótesis europeas sobre un misterioso "mesón de fierro" aparecido en el Chaco austral y el acierto de Manuel Moreno, quien postuló por primera vez su origen meteórico. LA CIENCIA DE MAYO. LA CULTURA CIENTÍFICA EN EL RÍO DE LA PLATA, 1800-1820, de Miguel de Asúa. Fondo de Cultura Económica, 2010, Buenos Aires/ México, 256 págs. Distribuye Gussi. http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/08/13/cultural_507239.asp

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Salto y Enrique Amorim

Homenaje al escritor y al hombre

Alfredo Alzugarat PROLÍFICO a la vez que irregular, los más de cuarenta libros publicados por Enrique Amorim y su audacia para incursionar en todos los géneros, han contribuido a que la mayor parte de cuanto se ha escrito sobre él se apoye en la apreciación de su vasta obra. Como tal, algunas de sus novelas alcanzaron un alto grado de calidad (La carreta, El paisano Aguilar, El caballo y su sombra, Corral abierto, La desembocadura), en tanto fue "un poeta accidental y menor", al decir de Mercedes Ramírez de Rossiello, quien también calificó su teatro en el "merecido nivel del fracaso". "Siempre fue un escritor de extraordinarios fragmentos, de páginas estupendas, de magníficos hallazgos de lenguaje, pero también de grandes pozos estilísticos, de evidentes desaciertos de estructura, de capítulos de relleno", ha opinado con justicia, Mario Benedetti. Fue la escritura el aspecto de su personalidad que más éxito le deparó, con ediciones en importantes editoriales argentinas de su tiempo como Claridad y Losada, varias de ellas rápidamente agotadas y muchas con acceso a traducciones, aún a pesar de no haber logrado "cuajar una sola y ceñida obra maestra" o sólo habiéndose "derramado en varias que casi lo fueron", según le advirtiera alguna vez su amigo Carlos Martínez Moreno. Esa intensa labor creativa fue el punto central en torno al cual giró su personalidad pero sin agotarla. Hombre proteico, a veces hasta lo desconcertante, tuvo múltiples facetas, "tantas como los intereses que marcaron su vida", recordaba su esposa María Esther Haedo. Cambió su condición de hijo de la burguesía salteña, poseedor de una sólida fortuna, nacido para ser patrón, para convertirse en un viajero de inagotable curiosidad, un ser "insaciable", como lo calificaba otro de sus amigos, el crítico chileno Ricardo Latcham. Dinámico, inquieto, mecenas y animador cultural, su vida cotidiana en el chalet "Las Nubes", en la ciudad de Salto, fue una perpetua tertulia a la que concurrían escritores y artistas renombrados y otros en ciernes provenientes de su entorno más inmediato. Comprometido con la realidad social del campo, que muy bien supo conocer, identificado con la lucha antifascista a nivel internacional, perseguido por el peronismo, fue

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también un activista político, propagandista de su causa, adhiriéndose públicamente al Partido Comunista en 1947. Bailarín profesional, aficionado al cine, a la fotografía, hasta a la taxidermia de aves, fue su intención manifiesta ser "héroe de sí mismo" y lo logró con esa singular epicidad que lo presenta aún hoy como individuo propicio al mito, sujeto de leyendas del imaginario popular. Un hombre y una ciudad. Esa imagen total, tan rica y variada, es la que merece hoy un rescate que lo sitúe en su real importancia, aun en su Salto natal; y para ello el 2010 parece ser el momento más indicado al conmemorarse en el mes de julio 110 años de su nacimiento y 50 de su muerte. La gratitud hacia el escritor parece ser el principal motivo que convoca y une a los miembros de la Comisión Honoraria que organizó diversos eventos en su homenaje. Entre ellos, la profesora y poeta Martha Peralta, quien en su niñez conoció a Enrique Amorim. Lo recuerda como un hombre generoso, íntegro, de proverbial bonhomía, "no solamente con sus amigos sino también para con la comunidad, impulsor de todo lo que se consideraba valioso y con muy buen ojo para descubrir escritores, pintores, a los que de alguna manera, por su capacidad económica, ayudaba". La insistencia de Martha fue decisiva para llevar adelante la serie de actividades que tuvieron por cometido rescatar el legado del escritor. Junio fue el mes dedicado a una Feria del Libro en el Mercado 18 de Julio, de Salto, donde se expusieron primeras ediciones de libros de Amorim y series de fotografías, entre ellas algunas recientemente recuperadas sobre las inundaciones de 1959. Durante los cuatro días del evento participaron panelistas que estudian la obra del autor y se dio cabida a otras iniciativas vinculadas al quehacer literario. A ellos se sumaron los críticos Wilfredo Penco y Mercedes Ramírez en el mes de julio. La reinstalación de la antigua Asociación Horacio Quiroga es también una meta a alcanzar. En pos de ese fin, ese mes se realizó una retrospectiva del Taller Pedro Figari y una exposición de pintores locales actuales. Más directamente ligado a la vigencia de la obra de Amorim, se planteó también una jornada donde, de manera simultánea, al recitado efectuado por niños se añadió la ilustración de algunos de sus poemas. Mientras tanto, Alberto Cocco es el cineasta elegido por el Departamento de Cultura de la Intendencia de Salto para la realización de un film documental sobre el escritor y su tiempo. "La idea es tratar a Enrique fundamentalmente como ser humano. Es una tarea difícil. Recorriendo su casa tenía la sensación de que él me acompañaba a medida que observaba cada lugar. No podía sentirlo de otro modo. Por ello me dolió tanto el estado en el cual encontraba todo en `Las Nubes`. Tal estado de ánimo se acentuó luego, cuando traté, vanamente, de sensibilizar a otros, para intentar rescatar el respeto, que como hacedor, nos merece Amorim", aclara Cocco. Los testimonios orales, los recuerdos de quienes conocieron al autor, resultan de vital importancia, tanto para la Comisión de Homenaje como para el cineasta: "Lamentablemente, muchas personas han fallecido, por ello es urgente rescatar a los que aún están con nosotros". La propia filmografía de Amorim está en la mira del realizador:"Hay dos cortos de su producción personal que me interesarían más que su participación en la historia del cine argentino. Sería formidable contar con ellos, me refiero a El rostro recuperado, film seleccionado en el concurso de cinematografía del Cine Universitario del Uruguay el 31 de mayo de 1955 y Escrito sobre el agua, primer premio en documental otorgado por Cine Club en 1951. Nadie conoce su destino y ello es muy lamentable. Lo único que se conservan son grabaciones domésticas realizadas a sus amigos, a la gente del mundo de las letras que lo acompañó en vida". UN PASEO POR LAS NUBES. Buscar hoy las huellas visibles de Enrique Amorim significa retroceder a un tiempo en que existía en la ciudad de Salto una intensa vida cultural. Significa devolver a la memoria colectiva la Asociación Horacio Quiroga y el Taller Pedro Figari, que ya no existen, el Memorial a Federico García Lorca como lo fue en su primer momento, o el chalet "Las Nubes" cuando era sede de tertulias de intelectuales nacionales y extranjeros. Poco de todo eso es lo que puede apreciarse hoy. El chalet "Las Nubes", situado frente al antiguo Parque Solari, sobre la avenida que lleva el nombre del escritor, permite el acceso al público en el estricto horario de 14 a 18 horas. Aunque en los alrededores de la residencia se puede ver más de una plaqueta conmemorativa, nada da cuenta de los ilustres visitantes que hasta allí llegaban: Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Victoria Ocampo, Guillermo de Torre, Manuel Mujica Láinez, Raúl González Tuñón, Marcos Ana, entre muchos más. "Las reuniones eran los fines de semana, junto a los pilotes de la casa y frente a la piscina, yo iba sobre todo a escuchar, a conocer gente importante", me había dicho el Arquitecto César Rodríguez Musmanno. Pero se hace difícil, para el visitante de ahora, imaginar aquel pasado de gloria. La soledad del lugar sólo se ve atenuada por una imagen de terracota, semi

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cubierta de hiedra, junto a la cual alguna vez Amorim se hizo fotografiar, y por la presencia del formidable automóvil Chrysler que le enviaran especialmente desde Estados Unidos. Al fondo del predio está la inmensa sala donde se efectuaban representaciones o se proyectaban películas. Es fácil advertir que ha estado inundada, las paredes están empapadas, algunos óleos yacen impiadosamente retorcidos por la humedad. Sorprende hallar allí, como perdido u olvidado, al caballo embalsamado que antes se hallaba en el centro de la biblioteca. Se cuenta que Enrique Amorim llamó a esta casa "Las Nubes", inspirándose en un poema en prosa de Charles Baudelaire: "Amo las nubes... las nubes que pasan... allá... ¡las maravillosas nubes!". El nombre respondía pues, a su alegre espíritu de nefelibata. El chalet, más cercano al ideal de un poeta que al de un hacendado, fue construido hacia 1929-1931 siguiendo un diseño vanguardista que el escritor había traído de uno de sus viajes a Europa. El imaginario popular se lo atribuyó a Le Corbusier, extremo que el propio Amorim se encargó de desmentir, pese a lo cual todavía hoy continúan repitiéndolo algunas páginas web que promueven el turismo en la zona. Presentaba entonces como novedades la construcción sobre columnas aprovechando la tierra como elemento vivencial, el vano horizontal y apaisado, los volúmenes netos, el color blanco. El interior es de piezas angostas y austeras. En las paredes y estanterías hay innumerables objetos, muebles, pinturas, fotografías, que conformaron la vida cotidiana de Amorim y su esposa y que hoy se alternan con más signos de deterioro: roturas en el revoque del cielorraso, una pared destruida por un ducto de agua. En un rincón está el dormitorio para los huéspedes, con su ventana luminosa, el cuarto preferido por Jorge Luis Borges según reza la leyenda popular. Más allá se encuentra clausurada la escalera que conduce a la biblioteca. En los terrenos que circundan la casa hay dos inmuebles donados por el escritor. En uno se halla el Museo Histórico. En el otro la Escuela Nº 81, donde puede apreciarse la imagen de Amorim en su pared frontal. "La escuela es el único lugar donde se lo recuerda de modo permanente", me informa Martha Peralta. EL MEMORIAL DE LORCA. En la costanera al río Uruguay, delante del mirador de la "piedra alta", se encuentra el primer monumento que en el mundo se dedicara a Federico García Lorca, construido de acuerdo a un proyecto de Amorim. Un trasfondo polémico acompañó a su inauguración, en diciembre de 1953. La intención del escritor era que ésta estuviera a cargo de José Bergamín como vocero de la España peregrina, y que a continuación se representara el drama La niña guerrillera, también de Bergamín. Las desavenencias entre los distintos centros de republicanos españoles tuvieron por consecuencia que finalmente el acto fuera realizado por la Comedia Nacional, a través de Margarita Xirgu, Concepción (China) Zorrilla y Enrique Guarnero, con fragmentos de distintas obras de García Lorca. La enemistad entre la Xirgu y Bergamín, que databa de varios años atrás, no estuvo al margen del asunto. El escritor español ni siquiera se hizo presente y se excusó por carta a Amorim: "siento muy de veras no haber estado ahí, contigo, en el momento de tu `santa cólera` para sentir viva, junto a ese muro, en el recuerdo de Federico, la emoción de tus palabras. Pero yo muy poco o nada hubiera podido añadir a ellas. Mejor tal vez haya sido así. Pues a mí `las lágrimas de cocodrilo` me hubiesen indignado y no sé lo que hubiera dicho". El público asistente fue heterogéneo: artistas y gente vinculada al quehacer cultural se mezclaron con pescadores y lavanderas del lugar. La Comedia Nacional coronó su actuación con el último acto de Bodas de sangre, Margarita Xirgu se desempeñó en el papel de "la Madre" y, según testimonios que perduran, todo fue sentido tan intensamente que luego algunas lavanderas se acercaron hasta la actriz para darle el pésame, convencidas de la veracidad de lo que habían visto. El monumento es sencillo y claro en su mensaje. El muro es de adoquines que fueran donados por contribuyentes y en ellos se estamparon versos de Antonio Machado: "Labrad amigos…un túmulo al poeta/ sobre una fuente donde llore el agua/ y eternamente diga:/ el crimen fue en Granada, en su Granada", etc. El agua corría realmente a los pies del muro: una cañería subterránea, proveniente de la chacra de un republicano español de apellido Menoni, la hacía llegar hasta allí. Hace décadas, sin embargo, que ya no es así. La fuente hoy está seca, despojando al muro de su carga simbólica, restándole atracción.

El Taller Pedro Figari CÉSAR Rodríguez Musmanno, Arquitecto y artista plástico, fue amigo de Amorim, y así lo recuerda: "Entre 1944 y 1946 estuve vinculado a Enrique Amorim por actividades culturales. Lo conocí en Salto siendo yo niño. Estaba dentro del diario vivir mío porque mi familia y la de él eran muy allegadas. Un tío mío estudió con él en Buenos Aires. Siempre veía fotos que enviaba de sus viajes a mi padre y a mis hermanos.

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Mis vivencias luego, junto a él, fueron muy profundas, porque a través suyo tuve la suerte de conocer gente como Nicolás Guillén y Juan Carlos Castagnino, éste último un famoso pintor argentino sobre el cual Amorim escribió una monografía. A Castagnino lo llevó Enrique a Salto para pintar un mural en el Club Uruguay. El mural se conserva hoy en perfecto estado y su tema es muy salteño y de aquella época: las lavanderas del río. Ese mural me impactó. Entonces yo estaba por iniciar preparatorios de arquitectura. También a través de Amorim conocí a Cándido Portinari y a José Echave, luego escenógrafo de la Comedia Nacional en el Teatro Solís en los años 50. Portinari, por su parte, se fue luego a la sede de la ONU, en Nueva York, a pintar otro mural, "Guerra y paz", y Echave se fue con él. Todo eso me permitió un acercamiento, un conocimiento y una participación muy grande dentro de la dinámica cultural que Amorim tenía en Salto. Por el año 45 se estaba gestando allí un movimiento de intelectuales y de gente inquieta por los conceptos en literatura y plástica. Se hicieron reuniones para formar un grupo que se llamó nada menos que Asociación Horacio Quiroga. Enrique vuelve a Salto en momentos en que se estaba gestando esa Asociación. Interesados por ella y apoyados por Amorim, visitan entonces la ciudad Carmelo de Arzadun y José Cúneo, quienes exponen sus ideas e ímpetus en el Ateneo. Pero Enrique trae algo que nuclea aún más, porque él venía de Buenos Aires y allí, junto a otros, había fundado la AIAPE (Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores). La AIAPE se crea en un momento muy difícil, en Buenos Aires, en Asunción, en Río de Janeiro. Era Latinoamérica contra el fascismo, denunciándolo, desenmascarándolo, con el acento puesto en la Guerra Civil española. Gracias a Amorim la AIAPE pasa a considerar a la Asociación Horacio Quiroga como una filial suya. Esto establece un vínculo que permite la venida de más gente. Así, a través del Arquitecto Herrera Mac Lean y la Comisión Nacional de Bellas Artes, por gestión que se realizara ante el Ministerio de Cultura pidiendo un maestro de taller, aparece José Cziffery, quien llegó por seis meses a Salto y se quedó por el resto de su vida. Nosotros le llamábamos el Viejo. Era un húngaro de 40 años que en Francia había sido discípulo de Matisse y había viajado luego a Río de Janeiro. Con él se formó el Taller Pedro Figari, que dependía de la Asociación Horacio Quiroga y tenía a Enrique Amorim como alma mater, como agente sociocultural del medio. Yo ahora estoy trabajando en la Comisión de Homenaje a Amorim y con ese propósito estoy anotando los nombres de los docentes temporarios en el Pedro Figari y de quienes tuvieron contacto con el Taller o fueron invitados y llegaron a Salto por esos años: Guillermo Botero, un escultor colombiano que vino a Uruguay para construir paños cerámicos para el viejo aeropuerto de Carrasco y que Enrique llevó a Salto donde hizo un horno de cerámica; Hans Planchek, un plástico alemán, que también sería escenógrafo del Teatro Solís antes de volver a su patria; Alejandro Michelena; Armando González, "Gonzalito", que hizo un relieve con el rostro de Enrique y nos daba charlas y hacíamos con él acuarelas y croquis; Américo Espósito; Álvaro Colombo, ceramista que vive en Paysandú; el pintor fraybentino Luis Alberto Solari; los pintores salteños Casimiro Motta, Osvaldo Paz, Leandro Silva Delgado, Aldo Peralta y la que luego sería su esposa, la artista plástica Lacy Duarte; otros, en fin, vinculados a la literatura, como Guido Castillo, Marosa di Giorgio y su hermana Niria. En aquel momento el Taller Pedro Figari, con el maestro Cziffery al frente, llegó a tener veinte, veinticinco alumnos. Todos teníamos metido dentro la problemática social, la miseria y el campo en ruinas, el río Uruguay crecido como aparece en el poema de Amorim, lavanderas como las de Castagnino. Lo que grabábamos eran reflejos de la sociedad, de la vida rural, de los rancheríos. Allí nos formamos. Luego, con el tiempo, cada uno fue avanzando, buscando caminos propios en la plástica. Enrique dejó tras de sí también sus vivencias, sus experiencias de viajero y el modo como las transmitía, en conversaciones en el Taller o en su casa ´Las Nubes`. Allí, en el hogar de Enrique, vi obras de Picasso, de Portinari, antes que en los museos. Luego, como director de Obras Municipales conocí la campaña, viajé a todos lados trazando caminos, alcantarillas, vías de comunicación, y conocí estancias que también había conocido Enrique, estancias de las que habla en sus obras, como la Celeste, la Rosada, y pequeñas poblaciones como Pueblo Palomas, Salcedo, Pueblo Celeste, Rincón de Valentines, Tangarupá. En todos esos lados conocí a la gente, a los peones, y era lo mismo que ver un retrato de Enrique en sus cuentos o novelas, palpé directamente lo que leía de él y eso es lo que más me importa. Lo nuestro era un realismo social con una gran mente abierta, sin esquemas. Me marcaron la vocación, tanto Enrique Amorim como Cándido Portinari".

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Transmisor de conocimiento LACY Duarte llegó a la ciudad de Salto, proveniente de Mataojo, en el norte del departamento, hacia 1952, a la edad de quince años. El Taller Pedro Figari ya llevaba entonces más de diez años de existencia y la pujanza vital del maestro José Cziffery no era la misma del comienzo. "Al principio todo había sido muy efervescente pero hay cosas que decaen, hay causas que motivan y otras que desmotivan. No obstante, el movimiento cultural que había en Salto todavía era muy fermental y como dice el argentino Luis Felipe Noé en su Antiestética: un artista mediocre en un ambiente efervescente puede llegar a ser bueno y a la inversa, un artista bueno en un ambiente mediocre puede quedar estancado. Yo valoro la importancia de lo colectivo, el intercambio, la solidaridad que había entre los que integrábamos el Taller. En él la corriente estética predominante fue el expresionismo, sobre todo en lo que se refiere a la incorporación de técnicas; lo temático era más libre y había figuraciones que podían tener un sentido social. José Cziffery murió poco después que Amorim. El taller decayó en una larga agonía hasta desaparecer con la dictadura. Poco antes, sus cuadros habían sido enviados a la Universidad del Norte, en Salto". En su recuerdo, Lacy Duarte coincide en que Enrique Amorim era un verdadero gestor cultural. Un poeta catalán, Jaime Sabartés, que había vivido como refugiado político en Montevideo donde se desempeñó como redactor del diario El Día, y que volviera a España en 1935 a pedido de Picasso, era por entonces uno de los principales contactos del escritor. "Amorim era un hombre más vinculado a París y Buenos Aires que a Montevideo. Un hombre que escribía como diez cartas diarias, metódico, que dedicaba horas a esa tarea. Entre otros, se escribía con Sabartés, que era el secretario de Picasso, y nosotros recibíamos información a través de lo que él contaba de su correspondencia. Era en lo que más aportaba Amorim al Taller, en la transmisión de conocimientos. Además traía todos los meses un intelectual montevideano a dar una conferencia en Salto, organizaba concursos locales entre los alumnos del taller sobre paisajes del jardín de su vivienda, hacía una recorrida por las mañanas por las casas de los más allegados al taller para saber qué se necesitaba. Una vez organizó un concurso con un premio de mucho dinero en aquel entonces, cinco mil pesos, y vinieron hasta argentinos. Era un hombre muy curioso: descubrió una fórmula matemática e invitó a un alumno, que era excelente en la materia, para que transformara esa fórmula en una escultura; así se hizo y él luego la instaló en su jardín. Ahora bien, Amorim daba pero de alguna manera cobraba, exigía que se hiciera lo que él quería, no admitía una opinión contraria. Él, para ayudar, apostaba al talento en ciernes de algunos y entonces los apoyaba financieramente. El caso de Aldo Peralta, por ejemplo. Le financió dos viajes a Europa: el primero fue por un año y todos los meses le enviaba quinientos dólares (cuando el dólar estaba a la par del peso uruguayo). A pedido de Amorim, Peralta fue recibido por Sabartés en París y allí conoció también a Amalia Nieto; después se fue a España, donde hizo unas copias de Goya y tuvo la suerte de conocer a Dumas Oroño. El segundo viaje fue a la URSS, a un encuentro de las Juventudes Comunistas. Lo mismo hizo con otros como Odoardo Minatta". Sin embargo, existían en torno al Taller otras personas que, según Lacy Duarte, sería injusto olvidar. "La Asociación Horacio Quiroga era sostenida económicamente por socios y una pequeña cantidad la aportaba la Intendencia. El Taller era una casa vieja, enorme, en la avenida Uruguay, al lado del Instituto Normal, y era costeado por la familia del odontólogo René Catalogne y por su hermana, que era una especie de madrina de Cziffery. También por el profesor de literatura Waldemar Carballo y por su esposa "Pocha" Astiazarán, prima del fotógrafo Panta Astiazarán. Catalogne, por ejemplo, nos arregló la dentadura a todos los alumnos y en lo de Carballo comí durante un año, porque yo había venido del campo a hacer Secundaria y no tenía nada. Era gente de clase media, profesionales. También compraban obras en cuotas. Era la forma que habían encontrado de apoyar a la gente que hacía algo."

Una peña literaria en Montevideo ANTES DE que se fundara la Asociación Horacio Quiroga en su Salto natal, en los años de la Segunda Guerra Mundial, con más exactitud entre 1940 y 1943, Enrique Amorim llegaba todas las semanas a Montevideo con el propósito de acudir a una peña que se efectuaba en el local de la Editorial Losada, en pleno Centro. Era un sitio más para cumplir con su culto a la amistad. "Todos los que allí se reunían eran simpatizantes o cotizantes del Partido Comunista", recuerda el escritor Rafael Romano que, a sus casi noventa años, conserva memoria de aquellos lejanos tiempos. "El primero en llegar era Alfredo Gravina porque era el

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encargado de preparar la caña con yuyos. Por allí cerca estaba siempre Viloroux, que era el dueño de la editorial". Luego, llegarían los demás, que eran muchos: Danilo Trelles, cineasta, encargado de las páginas literarias de Marcha, el maestro Zelmar Balbi, Omero Capozzoli, pintor vinculado a "La Azotea" de Eduardo Victor Haedo, gente de teatro como Atahualpa del Cioppo, Rosita Baffico, que era titiritera, esposa del escultor Armando González, y el actor y director Juan Gentile. "Entre los escritores, o futuros escritores, estábamos Hugo Emilio Pedemonte, Alfredo Gravina, Jesualdo Sosa y yo. A veces llegaban de Argentina Héctor Agosti y Raúl González Tuñón, quienes luego seguían viaje a `Las Nubes`. Eran tiempos de guerra y se hablaba fundamentalmente de política y en menor medida de arte y literatura". Otras veces, la reunión se desplazaba a un bar, ya desaparecido, frente al monumento a El Gaucho, o al rancho de Armando González, en Malvín, donde siempre iban Jesualdo y Atahualpa del Cioppo. "A pesar de su generosidad, Amorim era uno más en la peña, eso sí, siempre pronto a prestar dinero a cualquiera que viera con ropas usadas o rotas. También contribuía financiando en gran parte Justicia y él, como otros de la peña, eran muchas veces protagonistas de los titulares de ese periódico".

Una biografía de Amorim R.P. EL ESCRITOR peruano Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) visitó Uruguay en el mes de junio con la intención de documentarse para un libro que está escribiendo sobre Enrique Amorim. Roncagliolo es autor de novelas como Pudor, Abril rojo (Premio Alfaguara, 2006) y Memorias de una dama, además de ensayos y obras de teatro. Su estadía en Montevideo coincidió con el inicio del Mundial de fútbol, y algo ha de haberlo impresionado hasta la exageración porque publicó en Vanity Fair un artículo titulado "Uruguayos: los únicos civilizados en América Latina". En relación al libro sobre Amorim dice que no puede contar detalles porque se lo impide el contrato con la editorial, pero accedió a responder algunas preguntas: Según cuenta,"El libro surgió como un encargo. Una editorial española quería hacer un documental con las imágenes que dejó Amorim sobre su relación con los grandes artistas del siglo XX. Como yo soy latinoamericano pero vivo en España, me encargaron escribir un libro que acompañase al documental. Al comenzar a investigar encontramos una historia fascinante, y una mirada diferente sobre todo el arte de la primera mitad del siglo. Y pensamos que valía la pena hacer algo más ambicioso." No será ni una novela ni una biografía novelada: "Será totalmente real. Tratar de adornarlo con ficción sería como echarle Fanta de Naranja a un buen whisky." Amorim le interesa sobre todo como personalidad: "Creo que fue mejor personaje que escritor. Era un camaleón, capaz de integrarse en los grupos sociales más diversos. Estuve en Salto, Montevideo, Buenos Aires y otros escenarios de su vida. Hice decenas de entrevistas, vi sus películas y consulté sus archivos. Ha sido un trabajo de voyeur, de alguna manera. Y todavía no termina. Creo que va a ser un libro muy interesante, y si todo sale bien, podremos publicarlo el próximo año." http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/08/13/cultural_507238.asp

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Con el cineasta Pablo Stoll sobre "Hiroshima"

"Sentí una especie de peso que se iba"

Ximena Aguiar UN DÍA, el cineasta Pablo Stoll se encontró con un hijo de su padre al que no conocía y que era curiosamente parecido a él. Como un alter ego complementario, el hermano trabajaba de noche y desaparecía durante el día. El encuentro no dejó de ser sugerente y Stoll comentó con su amigo Juan Pablo Rebella la idea de convertirlo en material para una película. Luego pasaron muchas cosas: la muerte de Rebella, las ganas de irse, el paso por la televisión, el regreso de las ganas de filmar. Finalmente, pudimos ver en la pantalla de cine a este personaje, de nombre Juan Stoll, esperando a que su familia se levantara de la mesa para entrar a su casa sin cruzar palabra, provisto de una escafandra musical que le permitió, entre otras cosas, sobrevivir en una película muda llamada Hiroshima. Es el retrato de un personaje o de una manera de existir dominada por el extrañamiento, logrado gracias a la permanencia de un recurso entre humorístico y agobiante: personajes que gesticulan sin voz, seguidos por intertítulos que portan el mensaje escrito, levemente separado de su contexto normal. Cine mudo deliberado que provoca un desplazamiento de la atención hacia la construcción del relato, de la misma manera que otros directores pueden recurrir a la filmación en blanco y negro o a un narrador omnipresente. En este caso, la ausencia de voces tiene su peso. El silencio, la interrupción y la traducción de lenguajes disparan la pluralidad de significados. En el cine Casablanca -el único en el que se exhibió la película-, en una función de sábado a las 22, se podía escuchar al público reír y leer los diálogos en alta voz, tapando en parte la mudez de la película, como si diera pudor. Una señora comentó a su marido: "Lo abandona, claro, como lo abandona todo". Otra preguntó: "¿Eso se fuma?". El personaje miró el mar y se escuchó: "Se va a bañar. Te lo dije, se iba a bañar". Sin embargo, "no es una película sobre la incomunicación", aclara Pablo Stoll. Tampoco es una película sobre un adolescente tardío que no sabe qué hacer de su vida. "El 95 % de la gente va a ver al personaje como un pelotudo que no sirve para nada, pero a un grupo muy chiquito de personas le va a erizar la piel verlo gritar

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con una música de fondo. No será a un empleado de un banco, pero hace algo que a otros como él los emociona. Acá nadie vio eso. Cada sociedad ve el reflejo que le interesa ver", sostiene el director. "En todo caso" aclara, "si fuera sobre algo, sería sobre un tipo que va hacia un lugar y vuelve". La película es también la historia de una deriva, de un viaje iniciático en el que se contempla más de lo que se concluye. En ese recorrido, Juan Stoll parte de la estación de Ferrocarriles del Estado (AFE), atraviesa la maleza de Solís y llega a un mundo en el que los personajes y sus ofertas para detenerse estarán siempre disponibles: el jardín sin tiempo, el juego sin fin, el alimento en abundancia, una mujer de ojos azules y cientos de habitaciones, una para cada día del año. O, simplemente, un empleo en el que se pueda dormitar todo el día. Pronto el carácter alegórico excede los límites del tren y tiñe toda la película, emparejando esquematismos y exageraciones, colocando en el mismo nivel las anotaciones de la madre, los empujones con el padre o el loop en la entrada del hospital. El viaje, como corresponde, durará todo un día y al llegar a la noche Juan cantará su canto. Engarzado en el relato aparece mucho de Pablo Stoll: su hermano, su padre, sus amigos, sus películas familiares, sus canciones favoritas o la dedicatoria a su amigo Rebella. SIN PALABRAS. -La banda sonora tiene tanta presencia que se presentó a la película como "un musical mudo". ¿Cómo fue la parte creativa en relación a la música? -Mi hermano escucha mucha música y nuestra relación tiene mucho que ver con eso. Tenía un menú de canciones que nos gustaban a los dos y que tenían que ser instrumentales. Además, yo sabía que había cuatro o cinco momentos en los que había música y filmé pensando en eso: la canción del final, la que rasga en la guitarra, la parte del hospital en que hay un tema de Rebella… No lo hice como se filma un videoclip, pero sí tenía la música en la cabeza. También hay otra de Juan [Rebella], en la primera escena en que él anda en bicicleta. Quería que estuvieran en la película porque Juan escribió muchísimos temas y los grabó, y nadie los escuchó más allá de sus amigos. Después fui eligiendo la música por un tema emocional del personaje: música más pesada, menos pesada, más hipnótica, menos hipnótica… para ir haciendo la curva dramática. -Has comentado que se te ocurrió la idea de que fuera muda porque tu hermano habla poco. Más allá de eso, ¿por qué elegiste el recurso? -Lo que más me inquietaba era cómo contar el silencio de mi hermano sin que en la película pareciera que el tipo es mudo o sin que se repitieran determinadas frases puntuales. Además, había algo de la irrealidad del personaje que me gustaba manejar. La parte del lenguaje cinematográfico que se me ocurrió usar para este caso fue la de los cartelitos del cine mudo. Lo que yo buscaba lograr era ese distanciamiento que se da por ejemplo en el cómic, donde los personajes están parados y al lado están los globitos con lo que dicen. En las películas ese distanciamiento se diluye y a mí me gustaba mantenerlo. Hay que recordar que esto es una película y este personaje habla así porque es el personaje de una película. -Las únicas voces que se escuchan son las grabadas en las cintas familiares y la del niño. ¿Por qué? -En mi recuerdo esas películas no tenían sonido y en el rodaje descubrimos que sí lo tenían. Se pasaron a una velocidad distinta, las voces se deformaron, y nos gustó a todos; no se entiende mucho lo que se dice y se usa como una banda sonora. Son esas cosas que hacés y después disparan la polisemia. Si querés pensar que las voces del pasado son las únicas que se escuchan, funciona, y si las querés escuchar sólo como un sonido que te retrotrae a momentos en que tu familia veía películas Súper 8, también... Además, las películas familiares buscan capturar esos momentos con la idea de que queden inalterados en el tiempo, pero las películas, como las fotos, van perdiendo color. Es curioso: por más que quieras mantenerlos intactos, los recuerdos se alteran. Con el niño pasó que hablaba en el rodaje y en un momento dijimos "en vez de hacerlo callar, que hable. Está bueno que hable". El niño es parte de la galería de personajes que él va encontrando. Hace mucho tiempo que no va a ese lugar, hubo un paso del tiempo, hay un niño en donde no lo había, se lo dan y no sabe qué hacer con él… Estaba bueno que parte de su incomodidad fuera porque el niño hablaba. -La falta de voces produce un cierto agobio, falta algo muy humano. -Para mí lo mudo en la película tiene que ver más con que hay una operación estética por la cual no escuchamos a los personajes, pero la verdad es que sí están hablando. Y en un momento desaparece esa operación estética y se escucha lo que dicen. También hay algo que no es menor, y es que la voz del personaje, de todos los personajes, es siempre nuestra voz. Como cuando leés un libro. FICCIÓN Y REALIDAD.

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-¿Cómo es la relación de Hiroshima con la novela La ciudad, de Mario Levrero? -El libro está nombrado en los créditos porque tiene algunas cosas basadas en él: la parte en que la chica se le sube a caballito, cuando él se pone el mameluco y las botas, son escenas que están en La ciudad. También hay una pelea interminable de dos personas, que pasan las horas y siguen discutiendo, que se convirtió en el partido de fútbol. Yo sabía que mi hermano en algún momento tenía que jugar al fútbol porque le gusta y lo hace muy bien, y ahí se unieron dos cosas que tienen sentido. -Más allá de las escenas, pasar de una ciudad realista a una ciudad onírica es algo que hace muy bien Levrero, y la película también logra darle esa dimensión alegórica a espacios conocidos. -No leí de vuelta La ciudad para hacer el guión, ni mi hermano lo leyó para actuar, pero Levrero es otra de las cosas que nos unió cuando éramos adolescentes, y cuando estaba escribiendo el guión me gustó incluirlo en la parte de Solís, que es la parte más onírica de la película. Después me di cuenta de que de alguna manera contaminaban el resto, porque además mi hermano tiene una impronta "levreriana" en su vida. Es un drifter, como dicen los americanos: va por ahí, anda en la vuelta, le pasan cosas como en secuencia que se continúan y él está todo el tiempo como medio indolente al respecto. Mostrar esa sensación de extrañeza frente al mundo, que se encuentra mucho en Levrero, era lo que quería contar. -¿Y cómo fue que tu hermano se convirtió en tu musa inspiradora? -Porque mi relación con mis hermanos es una relación rara. Un día aparecieron tres hermanos, yo los conocí cuando ya habían nacido porque mi padre vivía en otro país. Cuando ellos eran adolescentes empecé a darme cuenta de que teníamos un montón de puntos en común: escuchaban la misma música que yo, se vestían igual que yo… En un momento mi hermano Juan empezó a trabajar en una panadería, trabajaba de noche y de día dormía y después hacía cosas que nadie sabía muy bien. Empecé a decirle, "¿por qué no escribís lo que hacés?". A esa altura Levrero ya era una cosa en común. Él obviamente no lo hizo, pero fue una idea que me fue quedando, como un personaje que me interesaba desentrañar. -¿Qué había en el personaje que te parecía significativo de contar? -Yo sabía que había algo que me interesaba como personaje de un tipo que trabaja de noche y de día desaparece, entonces ahí hay un lugar grande para la ficción, un espacio para inventar. Y ahí se entrecruzan cosas que él hacía, que me fue contando o me fui enterando, cosas que yo quería contar en general… Cosas basadas en hechos reales y puestas de determinada manera para que tengan un sentido narrativo en ese día inventado. A la vez me parecía que para ser correcto y que fuera ficcionalmente coherente, él tenía que ser el personaje que se representara a sí mismo. También eso llevó a que el personaje de mi padre tenía que ser mi padre, la banda tenía que ser la banda en la que toca mi hermano… Hubo toda una situación que fue armándose y que después empieza a ser por otras cuestiones más relativas a lo cinematográfico, como el tema de hasta qué punto necesitás ficcionar para contar cosas reales. RECEPCIÓN. -Fue una película anunciada con afiches pegados en la calle, se exhibió en un solo cine. ¿Qué tipo de público querías que la viera? -Fue una decisión que tomamos sabiendo el tipo de película que era y sabiendo cómo se maneja el mercado del cine en Uruguay. No quería que fuera una opción dentro de un menú de películas en el que voy a ver Toy Story 3, no encuentro entradas y termino viendo Hiroshima, que es terrible. Queríamos que la película estuviera en un lugar en que la gente que sabía lo que era la película y la quería ver, la fuera a ver. Creo que fueron 1.600 personas a verla, o 1.400. Y estoy recontento con que haya sido así. -¿Querías que la viera un público con una cierta complicidad? -No sé si complicidad, pero sí interés. Es para gente que le gusta determinado tipo de cine. El desafío de la película es que vos podés verla conociéndome a mí y a mi hermano o sin conocer nada de nosotros. Hay un problema que es la gente que conoce la mitad de la historia e intenta buscar la otra mitad en la película. -En Uruguay la película se lee como la primera película que hizo Stoll después de la muerte de Rebella. -Sí, claro. -¿Sentiste ese peso? -No, sentí una cosa mucho más jodida. Cuando se murió Juan, lo último que pensé fue en hacer películas. De hecho, la duda que tuve al respecto no fue qué película hacer, sino "¿volveré a hacer una película o no?", "¿me quedaré viviendo en Uruguay o no?". Y otras dudas mucho más grandes, dudas en serio. Esto era un granito en medio de otras cosas, y finalmente fue una cosa que se decantó sola. Estuve trabajando en

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televisión un tiempo y estuvo buenísimo. Un día me di cuenta de que quería volver a hacer una película, y la que estaba en la vuelta era ésta. Era una película factible y la podía hacer rodeado de mi familia y mis amigos, lo cual venía bien para el momento. Y pensaba que después de hacer esta película podía tener un panorama más claro como para hacer otra. Pero, como en todas las cosas que se planean de esa manera, no fue eso lo que pasó. Escribí este guión, lo empecé a producir y el tiempo comenzó a estirarse. En el medio terminé el guión que habíamos iniciado con Juan antes de su muerte (Tres), y en un momento estuve con los dos proyectos al mismo tiempo. Este se concretó primero, el otro se va a hacer ahora. -¿Hubo un momento en el medio en que te liberaste de ese peso? -En el momento de estrenar la película acá sentí una especie de peso que se iba. Es una película que creo que a Juan le hubiera gustado mucho y que no creo que hubiéramos hecho juntos. Hacerla y mostrarla fue un proceso un poco cargadito por momentos. Es algo que para mí es un acto de entrega y desprendimiento. Lo que seguro va a pasar es que dentro de 10 o 12 años, si sigo haciendo películas, alguien va a decir: "Ésta es la película de Stoll después de Rebella". La próxima va a ser igual y la otra igual, porque es Uruguay. Los desgraciados que jugaron en el mundial todavía cargaron con el peso del `50. -Las otras dudas, más existenciales, están también en la película. -Sí, claro. Pero para mí hay cosas que tienen mucho humor. Es algo que siempre manejamos con Juan [Rebella]. Además, mi forma de lidiar con las cosas más pesadas que han pasado, y la forma de otra gente cercana de lidiar con las cosas que les han pasado a ellos, siempre tiene un dejo de humor, como postura de vida. Y sí, se llama Hiroshima pero a la vez tiene chistes. Y sí, hay un montón de cosas existenciales mías en la película. Antes eran mías y de Juan, ahora son mías solas. http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/08/13/cultural_507240.asp

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El naturalista Buffon y la ciencia del siglo XVIII

Hombres que sabían de todo

Agustín Courtoisie SEGÚN LA OPINIÓN de Voltaire, aquel hombre tenía "el alma de un sabio en el cuerpo de un atleta". Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon (1707- 1788), fue un naturalista, matemático y cosmólogo francés que logró morir a tiempo, tratándose de un noble adinerado: justo un año antes de que estallara la Revolución Francesa. En su Introducción a la historia de la biología (1945), el científico y escritor Jean Rostand (hijo del autor de Cyrano de Bergerac) traza una semblanza útil por lo pintoresca del gran sabio nacido en Montbard, Borgoña. Al heredar una cuantiosa fortuna, la administración de los bienes de Buffon corrió pareja con su vocación científica, orientada en direcciones múltiples: aumentar el rendimiento de sus bosques y sus hornos metalúrgicos lo condujo a la observación y a la experimentación, ya se tratase de metales o del cultivo de árboles. Aceptado por la Academia de Ciencias siendo un hombre muy joven, en 1739 fue nombrado intendente del Jardin du Roi, luego Jardin des Plantes. Aunque sus intereses por la física y la matemática fueron importantes, en adelante se dedicará casi en exclusivo a la historia natural: administrará el jardín botánico que le proporcionará "un material de estudios incomparable" y escribirá su profusa obra, con magnífico estilo. Su claridad asombrará a muchos hoy en día, por ejemplo frente a ciertos impenetrables artículos periodísticos sobre la economía del siglo XXI, o la metafísica involucrada en algunas teorías de la física contemporánea. ESPERÓ UN SIGLO. La editorial Honoré Champion de París se ha propuesto difundir con rigor, por medio de una edición crítica, las obras completas de Buffon. La difusión de algunos de sus textos fuera de Francia, en ediciones elaboradas con criterio académico, cuenta con el precedente de la aparición de su Correspondance générale (1885), hace ya casi cuatro décadas, a través de la editorial Slatkine de Ginebra. Honoré Champion Éditeur dio continuidad e impulso al emprendimiento, a partir de la publicación en 2007 del primer volumen de sus Oeuvres Complètes. Histoire naturelle, générale et particulière avec la description du Cabinet du Roy (1749). En abril de 2010 ya se encuentra disponible el cuarto volumen, según informa la página web de la editorial, que se dedica desde 1874 a ediciones académicas y difunde en lengua francesa las investigaciones y los documentos de grandes instituciones como Archives Nationales de France o la Société des littératures classiques. Esa primera serie había sido publicada originalmente en 15 tomos, entre 1749 y 1767. En las restantes Buffon se ocupó de la Histoire naturelle des oiseaux (9 tomos, 1770-1783), la Histoire naturelle des minéraux (5 tomos, 1783-1788) y el Supplément al`Histoire naturelle (7 tomos, 1774-1789). El responsable de compilar, anotar e introducir a la gigantesca obra de Buffon es Stéphane Schmitt, investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), con la colaboración de Cédric Crémière. Interesado sobre todo por el desarrollo de la anatomía y de la embriología, en paralelo con

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el surgimiento de las teorías de la evolución, Schmitt se ha especializado en la historia de las ciencias biológicas del siglo XVIII al XX. El esfuerzo de presentar la vasta labor de Buffon con los cánones actuales de una edición científica se justifica sobre todo por el interés que su obra genera para la historia de la ciencia. Primero, es preciso contextualizar hoy los contenidos, espigando lo caduco de lo vigente, o lo que tuvo de carácter precursor. Por ejemplo, Buffon creía todavía en la teoría de "la generación espontánea" y contra muchos de sus contemporáneos suponía que piojos, mosquitos y orugas emergían de la podredumbre. Además, no atisbó la hipótesis de la evolución de las especies como lo supieron hacer otros sabios anteriores a él. Pero, por otro lado, fue el creador de la geografía zoológica, es decir, el estudio del planeta en relación con la distribución y la vida animal. De alguna manera, Buffon recuerda la actual "hipótesis Gaia" de James Lovelock, al haber advertido en pleno siglo XVIII las interacciones complejas de la naturaleza orgánica (hoy se hablaría de la bioesfera) y la naturaleza inorgánica. Segundo, la noción de "obra completa" de Buffon suele asociarse de hecho con las cuatro series de su Histoire naturelle, de la que vieron la luz treinta y seis tomos, entre 1749 y 1789. Debe tenerse muy en cuenta que esos volúmenes fueron luego reeditados sólo hasta fines del siglo XIX, y que es menester agregarle, para dar sentido cabal a la expresión "obras completas", los prefacios y las traducciones de una obra de Stephen Hales y otra de Newton. COMO UN ATLAS. Tal como lo ha señalado Jean Rostand, la filosofía biológica de Buffon, "por su naturalismo mecanicista" está muy vinculada al espíritu de la Enciclopedia. En coherencia con ello, en este primer volumen, Buffon expone su "Premier discours" acerca "de la manera de tratar y de estudiar la historia natural" y el novedoso método que se propone seguir. Luego lo aplica al caso de "la teoría de la Tierra", que involucra desde cuestiones geológicas hasta la formación de los planetas (y que le generó previsibles querellas con los teólogos de la época). No es razonable pensar que, excepto quienes están obligados por sus maestrías o doctorados a hacerlo, un lector común deba, o pueda, acometer la lectura estricta, secuencial, de semejante monumento de erudición. En realidad, obras de esta naturaleza deben abordarse como si se tratara de un atlas geográfico, que se consulta frente a la duda por la ubicación de una ciudad, o de una nación remota. Sus efectos benéficos se producen también de otro modo: es decir, por la recorrida grata, remolona, que mira por arriba los nombres exóticos y los colores, hasta que algo llama la atención y dispara un pensamiento o supone el encuentro de un precioso dato articulador. Tal es el caso del plan de publicaciones ya realizadas o anunciadas por la editorial Honoré Champion, fijado en perfecta conformidad con la totalidad de la edición príncipe de las series de la Histoire naturelle. Y más específicamente, un buen ejemplo lo constituyen dos textos clave incluidos en el volumen comentado: el "Second discours. Histoire & théorie de la Terre" y las "Preuves de la théorie de la Terre". Como afirma Stéphane Schmitt, en ellos "el lugar de la religión es por lo menos ambiguo". Por un lado, Buffon "saluda a la bandera" de las autoridades religiosas y las concepciones hegemónicas de la época, invocando repetidas veces el nombre de Dios y las Sagradas Escrituras. Pero, "por otro lado, Dios mismo es totalmente excluido de la ciencia, y es rigurosamente proscrito el recurso de apelación a las causas finales". Esta separación completa de la teología y la ciencia, es una opción epistemológica digna de consideración para la época. La tarea pendiente sería intentar ahora un divorcio civilizado de la religión y la política, para que ninguna de las dos le haga daño a la otra. http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/08/13/cultural_507243.asp

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Viaje Amanda Berenguer

AMIGOS, bajo el aire hoy reunidos, bajo los fieles álamos plateados de mi casa, doblados por el viento, aquí sobre la hierba, todos vivos, ustedes los amigos, ríos juntos con el agua corriendo al lado mío, amigos respirando, transpirando, ustedes los que están aquí en el día para abrirnos la voz, la compañía. Yo quisiera dejar los nombres vivos, escribirlos, decirlos, levantarlos, porque sé que nos vamos, nos hundi- /mos, y que el aire se hará tierra cerrada, y el lujo de esta hora fugitiva larga pobreza y desventura vana. ¿Dónde estará tu gesto, Manuel Flo- /res, el aire altivo y dulce de tu cara, cuando mueran los álamos que vemos, cuando el gesto de todos se confunda y un olvido de cal dejen los huesos? ¿También tú, Ángel Rama, estarás cie- /go? ¿También tu pecho aquí de brasa ar- /diente tendrá su corazón de sombra dura? ¿Dónde estarás, amigo, cuando suban los cardos por las ruinas de mi casa? ¿Dónde estarán tus vagos ojos grises María Inés, y tu larga voz de niebla, cuando un metro de bruma nos expli- /que las leguas de esplendor que aquí sepa- /ran? ¿Seguirás Maggi, hundiendo tu ternura por entre agudos pliegues de palabras, cuando en la boca guardes tierra impu- /ra? ¿Y tu sonrisa, Chacha, adónde irá, cuando las larvas tejan nuestros labios y nadie pueda apenas sollozar? ¿Dónde estaremos cuando no respon- /dan ni el trueno, ni la lluvia, ni las olas? ¿Ida Vitale, qué será tu piel,

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tu tierna y tibia geografía blanca, cuando crezcan los ríos y las hiedras? ¿Qué será de tu paso, Mario Arregui, tu andar entre los libros y las vacas, sobre el cuero, las páginas y el pasto? ¿Y tú Gladys, tu pelo entre las ramas como raíz al aire anticipada? ¿Y tú Carlos, y tú Judith, ustedes, que nos vamos siguiendo paso a paso, si paso a paso como fina arena, iremos por el tallo del cansancio, de sueño a sangre y de sangre a tierra? ¿Recuerdan, amigos?, nos diremos, y no estaremos más para escucharnos y tendremos ya algunos, hace tiempo, deshechas en la sombra las entrañas.

Del diario de José Pedro Díaz Martes, 23 de noviembre de 1948 ESTUVIERON EN CASA, además de los muchachos, Aníbal Alves, de Artigas y Adolfo Silva Delgado, de Salto, y con ellos hicimos un paseo al Parque Nacional de Carrasco. Más tarde, en casa, Minge leyó lo que tiene escrito del poema (que por ahora piensa llamar -todavía inseguramente "El río"). La sacudida fue impresionante. A ella le fue imposible leer los últimos versos. Maggi quedó tan golpeado como nunca lo he visto. Pocha también lloraba y yo, que lo había ido escuchando verso a verso y día a día, sentí, en algún momento, que me era intolerable escuchar más. Nuestra reacción se explica por el lazo que nos ata al poema, pero tanto en Alves como en Adolfo, la sacudida fue grande -es la primera vez que vienen a mi casa y la segunda vez que me veo con ellos. A Alves no lo veía desde el concurso de 1945. Yo siento que Minge encontró sus raíces con soltura y que ya tiene su instrumento. Su desesperado trabajo formal en la etapa anterior, cuyo centro está formado por la "Elegía a Valéry", "Leda" y el "Adonis", desemboca ahora con mucha mayor hondura para traer aguas propias. Eso ya se veía venir en "Adonis". Es el reencuentro de aquella zona con que ella había comenzado su poesía a los 15 años que ahora encuentra una voz fielmente expresiva. (Colaboración. Depto. de Investigaciones, Biblioteca Nacional).

La autora y el poema EL PASADO 13 de julio murió Amanda Berenguer (Montevideo, 1921), una de las voces mayores de la poesía uruguaya, autora de varios libros, entre otros, Contracanto, Quehaceres e invenciones, Materia Prima, La dama de Elche, Identidad de ciertas frutas, Los signos sobre la mesa, La cuidadora del fuego. El texto que en su homenaje publica esta página forma parte de "El río", un extenso poema donde reflexiona sobre la brevedad de la vida. En el fragmento titulado "Viaje" nombra a sus amigos, veinteañeros por entonces, y todos ellos futuras figuras de la generación del 45: Manuel Flores Mora y Zulema Silva (Chacha); Ángel Rama, Mario Arregui, Gladys Castelvecchi, Ida Vitale, Carlos Maggi y María Inés Silva Vila; Carlos Rama y Judith Delle Piane. Agregamos un extracto del diario del profesor José Pedro Díaz, (esposo de Amanda Berenguer), que custodia la Biblioteca Nacional, donde relata la reacción del grupo ante la lectura de este texto. http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/08/13/cultural_507247.asp

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Roberto Arlt en nueva antología

La prepotencia del gran escritor

Juan de Marsilio ROBERTO ARLT (Buenos Aires, 1900- 1942) es un escritor rioplatense de lectura imprescindible. Autodidacta, formado en el periodismo, se destacó como novelista, cuentista, dramaturgo y desde el principio, con gran arraigo popular, con sus crónicas de la vida bonaerense, columna del diario El Mundo titulada "Aguafuertes porteñas". Junto a Onetti, hace ingresar a la literatura rioplatense el paisaje y los tipos humanos de la ciudad moderna, en especial los marginados, sórdidos y vencidos, cuya psicología -rica en pliegues y matices contradictorios- elabora combinando lo sutil y lo brutal, para dar, según sus propias palabras, "un cross a la mandíbula del lector". Lo mismo que Onetti, Arlt hace vivir a sus personajes en una atmósfera de nihilismo y desesperanza, denunciando la injusticia metafísica social, pero sin entrever, ni él ni sus personajes, ninguna esperanza firme. Se justificaba una antología de su obra. Este volumen, que presenta el riesgo de que la selección de los textos y las notas del editor estén a cargo de dos personas, suple en parte la necesidad. El prólogo y las notas son correctos, breves e ilustrativos, siendo discutibles sólo algunas afirmaciones laterales sobre la literatura argentina del período. El problema está en la selección, al decidir dar fragmentos de las cuatro novelas (El juguete rabioso, Los siete locos, Los lanzallamas, continuación de la anterior, y El amor brujo) precedidos de un esquema argumental de cada una de ellas. No hay resumen que pueda sustituir la lectura de una novela. Hubiera sido más ventajoso incluir completa una de ellas dando en el prólogo y las notas una guía de lectura para las demás. También hubiera convenido dar algún otro texto dramático, por ejemplo La isla desierta o Trescientos millones, además de Saverio el cruel. Sin embargo, el volumen vale, entre otras cosas por incluir las autobiografías, de sesgo humorístico, en las que Arlt se construye como personaje, al tiempo que defiende su manera de escribir, en base a la "prepotencia del trabajo", urgido por los plazos periodísticos, creando el mito, luego continuado por muchos críticos, del escritor genial pero desparejo, que escribe "mal"… pero por eso mismo acierta. También por los cuentos incluidos, de los que debe destacarse "Ester Primavera" y "Las fieras", donde se explora con lucidez la degradación humana, pues el primer lúcido es en ambos casos el propio protagonista, consciente a la vez de su rebajamiento y de su incapacidad de redimirse. Debe leerse con atención las "aguafuertes". En algunas, haciendo honor al nombre, se describe el paisaje y los tipos urbanos con ojo de ilustrador. En varias de ellas, Arlt explica su oficio de escritor, con orgullo de usar también el lenguaje de la gente común. En todas es capaz, partiendo de un detalle nimio, de alcanzar un lirismo triste y a veces desesperado. En algunas -"Esos tres gestos", "Días de neblina"- reúne belleza y angustia por partes iguales. En cuanto a la única pieza teatral incluida -Saverio el cruel, de 1936-, vale la pena seguir el trabajo que se hace sobre la figura del hombre insignificante que enloquece y ambiciona el poder para compensar su propia inferioridad, en transparente alusión a los dictadores totalitarios por esos días en ascenso. ARLT FUNDAMENTAL, de Roberto Arlt (selección de Analía Capdevila, prólogo y notas de Ana Silvia Galán). Alfaguara, 2010. Buenos Aires, 528 págs. Distribuye Santillana. http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/08/13/cultural_507245.asp

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El poeta brasileño Ledo Ivo

La simple eternidad

Juan Gustavo Cobo Borda SU MIRADA parece compasiva y fraterna; en realidad es implacable: los pobres huelen mal; no saben vestirse. Los murciélagos, como los humanos, se chocan contra las paredes y beben la sangre de sus semejantes. El padre solo deja al hijo, como herencia, su cansancio y su espanto. Su nada y su frío. Quizás también las palabras. En ellas, incontenibles, desbordantes, se ha refugiado. Ha querido ser impersonal, reflejando a los otros, en ciudades, como todas las nuestras, que "apestan a gasolina y a demagogia". Pero ha terminado por ser el poeta: "Voy entre la multitud y mi nombre es Nadie". UN MUNDO CAÓTICO. El poeta que gruñe y se queja: "ya no sé cantar al mundo ni decir amor mío", como dice precisamente en "Finisterra", al cantar un mundo caótico y sucio. De llagas y mentiras. De la bolsa de Nueva York y el rey Nabucodonosor. Ese mundo de chatarra, donde retoma el dictum ya clásico de Baudelaire, su invitación al viaje: "mi vida entera se estremece a la caída de la noche/ y oigo en la oscuridad el canto de todo lo que parte". Es el inquieto, el desasosegado, el neurótico, que abomina de "los inmóviles", "de los que escuchan sentados los silbidos de los barcos". Quien, en su "Oda a la chatarra", quiere retener solamente "lo que por usado y gastado/ se torna inmune a la ofensa de la intemperie". Solo que esa reivindicación, desde T.S. Eliot, es ya un lugar común de la poesía moderna. Cabe preguntarse qué es entonces lo que hace de Ledo Ivo un tan admirable poeta. La fusión acertada de todo ello: de los detritus y del soneto. Del al parecer desvencijado neoclasicismo con la más exasperada enumeración torrencial. Cincuenta libros. 1.104 páginas de su Poesía completa, de 1940 a 2004, y ni el mundo ni la palabra se acaban. Siguen golpeándolo, y él respondiéndoles con su atribulado testimonio: "No somos dignos de piedad./ Sería mejor que Dios no existiera/ y viviéramos todos fuera de su incómoda mirada". A esa mirada triangular del ojo de Dios solo puede oponerse una única visión: la del niño en la playa, no recitando a Homero, no midiendo la lejanía, sino reencontrando la simple eternidad. La eternidad del amor, donde dos animales "se muerden y se lamen". Miasmas, caries, aguas podridas, "país palúdico",

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"fermentación de los residuos": en el trópico es más visible el deterioro, más fascinante el desgaste de todas las cosas, incluido el ser humano. Para ello resulta necesario reformular las palabras, buscarlas fuera del diccionario, y respirar, "el aire de la noche que huele a jazmín/ y al dulce estiércol fermentado". INCLUSO MUERTO. Quizás por ello Ledo Ivo habla tanto con los animales, vuelen como el gavilán o estén presos en el zoológico, quietos como el caracol o desasosegados como los ratones. Quizás por ello Ledo Ivo guarda consigo un regalo inesperado para todos cuantos lo leemos, admirados: su ignorancia. Su frágil aprendizaje de la vida. Sus incesantes temores, en medio de la afirmación viril de una voz que se quiere a la vez justa y avasallante. Que siempre torna sobre sí misma, en la reflexión del poema y en la meditación sobre ese arte que aún llamamos poesía. Que dura y a la vez pasa, como el deseo y la música. Una poesía nutrida de toses y flemas, de locos y muertos, cuya patria no es la lengua portuguesa, sino quizás una pequeña ciudad, Maceió, donde nació en 1924. Esa es su patria, "disentérica y desdentada". Solo que esta poesía, que ha descendido a la mugre y el barro, tiene en su trasfondo el tono épico de los vastos narradores. Del viajero por el mundo, de Washington a Copenhague, de Roma a Londres, donde ese Nadie trotamundo acostumbra a despedirse así: "incluso estando muerto insisto en ser Ledo Ivo". El que pasa, el que quema sus borradores fallidos, el incapaz de retener la evaporación del rocío, pero capaz de darnos, sin embargo, muchos poemas que nos tocan y estremecen. Que nos hacen llorar felices o sonreír acongojados, como en verdad sucede con todo gran poeta.

Obra extensa VARIOS LIBROS se han traducido al castellano de la extensa obra de Ledo Ivo: en México se publicaron La imaginaria ventana abierta, Oda al crepúsculo, Las pistas y Las islas inacabadas; en Perú, Poemas, y en España, La moneda perdida. Su obra comprende más de medio centenar de libros de poesía, crónica y ensayo. Desde 1944 ha recibido innumerables premios y reconocimientos. En el año 2004 apareció publicada, en Río de Janeiro, su Poesía completa. http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/08/13/cultural_507241.asp

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Cartas entre Ginsberg y Kerouac recogen la historia de una amistad

La correspondencia refleja las dudas literarias de los dos amigos y también los celos. A mediados de los años cincuenta, una generación de jóvenes norteamericanos se rebeló contra el modelo de sociedad puritana y consumista que le ofrecía un EE.UU. que, arruinada la vieja Europa, nacía como potencia mundial. Miles de jóvenes se unieron al aullido de Howl (Allen Ginsberg, 1956), se lanzaron a recorrer la Ruta 66 después de leer On the road (Jack Kerouac, 1957) o a explorar los márgenes de la sociedad Naked lunch (William Burroughs. 1959). La historia de la generación beat ha dado pie a tantas leyendas y mistificaciones que la publicación de las cartas de Kerouac y Ginsberg (Viking) es fundamental porque rescata sin trampas las voces originales.

Las 188 cartas, desde 1944 hasta 1963, reconstruyen no sólo los entresijos de una generación (Neal Cassady, Gregory Corso, Gary Snyder...), sino sobre todo la historia de una amistad. Ginsberg y Kerouac se conocieron en 1944, en un apartamento cercano de la Universidad de Columbia. Ginsberg, 17 años, era un poeta homosexual, inseguro y tímido, que buscaba la aprobación de su mentor, Lionel Trilling, mientras que Kerouac, 21 años, de una familia franco-canadiense, jugador de rugby, ya había pasado página y tenía claro que no quería escribir como Conrad Aiken. Participaban con entusiasmo de la vida agitada de los hipster de Nueva York, devotos del be-bop. La primera carta es de aquel año, Ginsberg escribe a Kerouac a su celda de la cárcel del Bronx: había sido detenido, junto a Burroughs, por ocultar pruebas del asesinato de David Kammerer por parte de Lucien Carr. Un crimen –Carr solucionó con dos puñaladas el acoso sexual al que le sometía sin respiro Kammerer– que noveló Kerouac, primero a cuatro manos con Burroughs (...Y los hipopótamos fueron hervidos en sus tanques) y después a solas (La ciudad y el campo, La vanidad de Douloz).

En 1949 es Ginsberg quien está en apuros. La policía descubrió en su apartamento mercancía robada y pudo evitar la cárcel, pero no el psiquiátrico, donde conoció a otro beat Carl . "Aquí –escribe a su amigo– los abismos son reales". Más tarde, Kerouac visita en México a Burroughs, que acababa de matar accidentalmente a su mujer, Joan, al errar el tiro en un absurdo juego a lo Guillermo Tell. "Bill –escribe Kerouac– es grande. Joan le ha hecho aún más grande que nunca (...) No tengo duda de que fue un accidente".

La correspondencia refleja las dudas literarias de los dos amigos y también los celos. "Tu novela es impublicable", demasiado loca y salvaje, escribe Ginsberg cuando lee el manuscrito de On the road. "Sigue el consejo de quien ha escrito una obra maestra: ¡pasa a máquina tus poemas!", le apremia Kerouac, quien había apostado por la escritura espontánea –"El primer pensamiento es el mejor pensamiento"–, no como la escritura automática surrealista, sino como la improvisación de los jazzistas del be-bop. Y al igual que ellos, buscando en las drogas o en el budismo nuevas percepciones de la mente, que en el caso de Kerouac le exacerbaron su vena mística. Sin embargo, Kerouac corrigió el estilo de On the road antes de darlo a imprenta, como se puede comprobar en la reciente edición del manuscrito original (Anagrama): un rollo de papel de calco de 36 metros, ajustado para que cupiera en la máquina de escribir.

Ginsberg acabó asumiendo el método de escritura espontánea, kikcwriting (blowing o sketching) de Kerouac y, ayudado por las visiones del peyote, escribió Howl. Cuando lo leyó por primera vez, con gestualidad de performance, en 1955 en la Six Gallery, se convirtió de inmediato en un himno generacional: "He visto las

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mejores mentes de mi generación destruidas por la locura...". Poco tiempo después, On the road llenó las carreteras de Estados Unidos de jóvenes haciendo autostop, viajando como polizones en los trenes o probando las drogas psicodélicas.

Ginsberg y Kerouac asumieron de forma diferente el éxito. El poeta, que había enviado el poema a T.S. Eliot., Ezra Pound y William Faulkner, tenía más conciencia literaria que el antiintelectual Kerouac, y emergió como gurú del movimiento beat. El novelista, en cambio, Kerouac, se sintió abrumado. Cada vez más atado al consumo de benzedrina, marihuana y alcohol para mantener el fluir de su imaginación, entró en un tobogán de altibajos depresivos. Y Ginsberg empeñó todos sus recursos para tratar de mantener vivo a su amigo.

Las últimas cartas son de 1963 –"¿Me amarás alguna vez?", dice Ginsberg– seis años antes de que Kerouac muriera de cirrosis. Ginsberg era una respetada referencia cultural y Kerouac deliraba sin rumbo, soñando volver a ser joven, antes de que supiera que la historia iba a acabar mal. "Algún día –llegó a escribir Kerouac a su amigo– las cartas de Allen Ginsberg a Jack Kerouac harán llorar a América".

"Quiero escribir sobre nuestra generación..." Las casi doscientas cartas abarcan desde el año 1944 hasta 1963. Un tercio de ellas son inéditas y reunidas en un libro revelan la historia íntima de la generación beat. "Quiero escribir sobre nuestra generación..."

"Hacer que todo cambie..." Kerouac: "Quiero escribir sobre nuestra generación y ponerla en el mapa y darle importancia y hacer que todo cambie". Más tarde, Ginsberg, al leer el manuscrito de On the road: "No veo cómo pudiera ser publicada, es demasiado personal, está llena de lenguaje sexual y tiene tantas referencias a nuestra mitología". Kerouac define la generación beat como aquella que surgió en EE.UU. en la guerra fría, desilusionada, antimaterialista y antiautoritaria, en busca de una relajación de las tensiones sociales y sexuales.

"Sólo debes purificar tu mente..." Kerouac aconseja a Ginsberg que aplique su método de escritura. "Sólo debes purificar tu mente y dejar que manen las palabras (los ángeles de la visión vuelan sin esfuerzo cuando están frente a la realidad)... y te golpeen, descaradas, quieras o no quieras, rápidamente. A veces estoy tan inspirado que pierdo la conciencia de lo que estoy escribiendo". Ginsberg le contesta: "Me doy cuenta de cuánta razón tienes... [Howl] salió según tu método, sonando como tú, prácticamente una imitación".

"Tengo que escapar o morir..." Tras el éxito de On the road y de Howl, Kerouac se siente incómodo en su papel de escritor célebre. "A qué inevitable loco sueño de vida nos hemos subido... Este edulcorado estiércol me está matando. Tengo que escapar o morir". Y añadía: "No quiero hablar ni ver a nadie". Allen Ginsberg, en cambio, eufórico, le contesta: "Todo está bien ahora. Me limpié con Howl" Y Jack Kerouac le replica, desolado: "Nuestras mentes han sido completamente arrasadas".

"Si todo el mundo fuera amor..." "Dáte cuenta, Allen, de que si todo fuera verde, no existiría nada de color verde. Por igual, los hombres no pueden saber lo que es estar juntos sin saber antes qué es estar separados. Si todo el mundo fuera amor, ¿cómo podría existir el amor?. .. ¿cómo podemos conocer la felicidad y la cercanía sin contrastrarlas, como las luces? Y Ginsberg contesta, tozudo: "La clave es que todo pensamiento es inexistencia, irrealidad. La única realidad es verde, amor". http://www.clarin.com/notas/2010/08/13/_-02207347.htm

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Los problemas de la emancipación moral

¿Qué valores se consideran cuando se evalúa a una "persona ejemplar"? Aquí, un recorrido sobre cómo se encarna la ejemplaridad, igualitaria y secularizada, en funcionarios, políticos y, en las monarquías parlamentarias, en el rey. La vana simetría del idioma, entrañables gestos compartidos, ciertos gustos estéticos y éticos hacen que los argentinos atendamos cuando llega un ensayista español. Ortega, Savater, Escohotado son parte de la lista de nombres que convoca la memoria. Javier Gomá se suma ahora a ella. La primera reacción es de reconocimiento, con esa tradición: cierto engolamiento en el tono y una búsqueda preciosista no sólo de la palabra justa sino de la palabra que sorprenda. Pero sin que el tono y la cita cómplice nos distraigan. El ensayo de Gomá tiene mucho que decir y mucho que decirnos.

Ejemplaridad pública comienza con el punto en el que nos probó la modernidad y que comprobó la posmodernidad: nos concebimos como seres autónomos y contingentes (Gomá lo llama "vulgaridad") y construimos nuestra identidad alejándonos de los demás, desplegando planes de vidas individuales, que prueban su efectividad libertaria en la excentricidad, en el apartamiento de la corriente, de lo corriente.

En el mismo sentido (aquí la paradoja moderna), la construcción de la autoridad social debe ser también tributaria de la autonomía individual. La solución a tal paradoja ha sido la construcción de sociedades democráticas que, a través de la pulsión hacia la igualdad de toda libertad que se precie, es decir de toda libertad que se universalice, postulan que esta forma de ser es un derecho de todos.

Todos tenemos derecho a la vulgaridad, a expresar libremente nuestra autonomía, y este derecho es el ancla del humanismo democrático (la tensión estética de palabras como "vulgaridad" es intencional y advierte sobre el carácter restaurador y al mismo tiempo refundador del programa de Gomá: vulgaridad y, ya a mucha honra, democrática) El binomio libertad e igualdad demanda la necesaria teorización del tercero en discordia, la fraternidad. Y es en tal discordia donde Gomá identifica "nuestro actual descontento".

El bienvenido desborde de vulgaridad creado por la modernidad escindió el proceso de creación personal de la creación comunitaria produciendo sociedades de aspirantes a excéntricos incapaces de construir juntos una sociedad que brinde oportunidades de vida plena. En sociedades que han realizado el ideal moderno de la autoridad democrática y desactivado los dispositivos represivos que provocaban el malestar de la cultura a comienzos del siglo XX gracias a la crítica de la posmodernidad surge un "cansancio de la vida" propio de una adolescencia insaciable.

Gomá se plantea dónde detener el despliegue de autonomía vulgar y responde que cada despliegue tiene como límite el despliegue de los demás. Sin embargo, es claro que el límite del principio del daño no produce comunidad, sino agrupaciones de individuos tolerantes y por eso Gomá agrega: la idea de dignidad, no ya del individuo autónomo, sino la que surge de tomar conciencia de que los otros son merecedores de un

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comportamiento digno hacia ellos.

Así entendida la dignidad nos ordena salir a la búsqueda de los otros, a autolimitar la propia autonomía pues mis actos impactan en los demás.

Como hicieron últimamente varios intelectuales, Gomá vuelve, a través de la necesidad de cultivar las formas civilizadas, no coactivas, de la persuasión al arte de la retórica y en particular a la argumentación por el ejemplo. Citando a Weber, Gomá desempolva el carisma como fuente de autoridad proponiéndolo como "paideia" ostensiva.

Su propuesta es una ejemplaridad pública, igualitaria, democrática, no aristocrática. Una ejemplaridad en la cual todos nos proponemos como ejemplo para todos y así nos hacemos responsables de nuestra ejemplaridad. La apuesta es aquí a tomar la praxis del ejemplo sin su ontología platónica, su virtualidad horizontal sin su aristocrático presupuesto de verticalidad.

Así, nos ofrecemos como instancias posibles de sentido, como formas estéticamente diversas que utilizan el mismo trasfondo democrático, igualitario, digno, para proponerlas a los otros como formas alternativas del amor y del trabajo humanos. El objeto de esta paideia es doble: sirve para formar costumbres y virtudes comunes. En cuanto a las costumbres, Gomá vuelve sobre la necesidad de la creación de un trasfondo común de destrezas, actitudes, creencias como condición de posibilidad de autonomía y convivencia, y en cuanto a las virtudes, la de aceptar que hay otros en el mundo además de nosotros y que esos otros nos interpelan y restringen nuestras opciones cuando aceptamos su dignidad junto con la nuestra.

Es evidente que este programa necesita de formas de celebración del trasfondo estéticamente atractivas. Para Gomá las formas del arte contemporáneo están aún fijadas en la aristocratizante celebración de lo excepcional, por lo que llama a la aparición de un arte fascinado con el rutinario desplegarse del ciudadano democrático digno.

¿En qué medida los argentinos nos podemos sentir interpelados por una propuesta de vida tan anclada en una sociedad que, se afirma, ha atravesado la modernidad y la posmodernidad y alcanzado el cansancio de la vulgaridad?

Es claro que hoy estamos instalados en los modos de la democracia, muy lejos de la barbarie de la dictadura. Sin embargo, la política sigue siendo excluyente, monologante y, muchas veces, impunemente corrupta, así como las formas de la sociedad civil siguen siendo prescindentes, insolidarias, discriminadoras e incumplidoras. Los argentinos no hemos elegido la ejemplaridad para intentar construir comunidad, pero hemos elegido (desde la convicción del Nunca más) forzarnos al diálogo. Me explico: hemos multiplicado los canales a través de los cuales se pueden escuchar voces que reclaman y estas voces, al no poseer la totalidad del poder, sólo pueden expresar sugerencias, esperanzas de ser escuchadas y de encontrar en los otros predisposición para el diálogo y eventualmente para el acuerdo. De este proceso esperamos que surjan los acuerdos para legitimar la autoridad de quienes deciden, autoridad que se refuerza al volver a conversar cada vez que sea necesario.

En esta tarea los ejemplos no están de más. Podrían mostrarnos las formas que deben adquirir los mensajes para ser escuchados mejor, los diálogos para entendernos más y los acuerdos para a la vez perdurar en el tiempo y seguir abiertos a la crítica. Va a ser interesante discutir con Gomá los ejemplos que intentan construir democracia y costumbres que allanen nuestro camino. Siempre es bueno recibir a un ensayista español en estas orillas.

*Universidad de San Andrés. http://www.clarin.com/notas/2010/08/13/_-02207302.htm

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Mafias.ar, de Sicilia a China

El periodista y escritor Osvaldo Aguirre analiza el pasado y el presente de las organizaciones mafiosas en el país a la luz del éxito editorial que alcanza hoy la reedición de su Historias de la mafia en la Argentina. El negocio de la protección y del secuestro extorsivo en el sur italiano y en un supermercado chino de Rosario. Diez años y cientos de mafias. Mafias ciertas. Improvisadas. Chinas. Cinematográficas. No tan mafiosas. No tan modernas. Como las de antes. Y distintas. Publicada originalmente en 2000, la gran investigación del periodista y escritor Osvaldo Aguirre, Historias de la mafia en la Argentina (Norma), vuelve a sorprender hoy, atrayendo miles de lectores que, afectos al relato mítico, descubren en las páginas del libro la clave de un tipo de organización social tan vigente como resignificada. Ese trasfondo mítico sirvió de excusa, días atrás, para una conversación con el autor sobre los usos de "lo mafioso" que, más allá y más acá de la ley, la Argentina supo construir.

-¿De dónde surge tu interés por la mafia como organización social?

-Surge de mi trabajo como cronista policial. Trabajé como tal durante mucho tiempo. Me interesaron en un primer momento los temas de historia criminal. Sobre todo pensando en una característica de lo policial que es que los casos conforman grandes relatos, que retornan. Relatos que nunca terminan de cerrarse. Como los mitos. Los personajes de algunas historias policiales son míticos. En ese universo descubrí estas historias, que ocurrieron en la ciudad de Rosario, en la que vivo, y están muy presentes en la memoria popular. Ahí comencé a investigar y descubrí que había mucha documentación inédita: es decir, que a pesar de que se habían escrito artículos e incluso libros, había documentación policial y judicial que se había preservado. Ese fue un punto de partida buenísimo. Encontré muchos testimonios, documentos diversos, como para observar de cerca cosas que a veces parecen ficticias, o están muy entretejidas con la fábula. La mafia es un fenómeno histórico y cultural muy presente que no deja de tener nuevas formas. Cuando uno se mete con el tema de la mafia, es como si ya tuviera una especie de conocimiento previo. Sabe de "El Padrino", por ejemplo.

-¿Qué estereotipos de la mafia discute Historias de la mafia?

-Uno de los episodios que el libro cuenta es un asalto a un tren, en 1916, envuelto en una serie de circunstancias que pueden parecer absurdas. Estas organizaciones tuvieron el apoyo de esa policía, que era muy dura con los anarquistas, por ejemplo, pero no con la mafia. Y figuras como Marrone, Agatha Galiffi, son tan densas y atraen tantos sentidos, que yo traté de ver en ellas particularidades. Y de ver cómo estos fenómenos se enmarcaron en el de la inmigración siciliana. Tiene que ver con la situación en la que se encontraban muchos inmigrantes. Por todo esto, no tenemos que imaginar que los grupos mafiosos eran bandas criminales, integrada por un número determinado de personas, que vive aislada, que no tienen otra ocupación...no, estas eran personas que estaban tratando de insertarse en la sociedad argentina... que en general estaban en la pobreza, trabajadores sin ninguna calificación, y que de pronto recreaban acá ciertos modos de sociabilidad que en Sicilia eran tradicionales: esto lo expresa muy bien Juan Galiffi en una

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entrevista con el diario "Crítica": padrino era alguien que tenía realmente capacidad de ayudar a sus ahijados, darles trabajo, ayudarlos a volver, ayudarlos a traer gente, ayudar a los enfermos. Eso tenía una retribución, obviamente, y era la adhesión, el adiestramiento en definitiva. Pero es difícil seguir la historia de estos grupos, porque se hacen visibles en la historia argentina de manera intermitente. Salen a la luz con secuestros, extorsiones que atraen la atención pública y eso se traduce en notas en los diarios, reclamos a la policía, la justicia. En la década infame, la mafia era el problema de inseguridad básico. En la década del 20, en cambio, era raro de ver.

-¿Por qué la Argentina estaba "especialmente capacitada" para albergar a este tipo de agrupaciones?

-Es muy revelador lo que ocurre con las primeras vendetas. Son crímenes que tienen varias características comunes: cometidos con ferocidad, protagonizados por sicialianos... la prensa visualiza esto y advierte que no son cualquier tipo de crímenes. Dentro de los códigos mafiosos, son venganzas. En las venganzas, en las extorsiones, se desdibuja lo legal y lo ilegal, la "Constitución", la "protección". Y ése es, de 1870 y pico hasta hoy, el negocio básico de la mafia. Ellos introducen en la Argentina, por ejemplo, algo que aquí no se conocía, que es el secuestro extorsivo. Y lo introducen con una especia de savoir faire. Las extorsiones tenían en general como víctimas a miembros de la propia colectividad. Desde una carta amenazante a ponerle una bomba en la casa a la persona que se negaba a pagar, esa era la industria.

-¿Y hasta dónde llegaba la investigación en aquel entonces?

-Los grandes casos quedaron todos en la impunidad. En algunos hubo alguna condena, muchos años después. Pero en general todo quedó impune. Y si bien la prensa fue una gran fuente para mi investigación, es una fuente que hay que tomar con cuidado, porque los estereotipos tienen en la prensa un terreno muy propicio. Al libro le va muy bien

-¿Qué te parece que tiene Historias... que atrapa tanto?

-Son historias que, como dije antes, no están cerradas. También tiene que ver con la atracción que ejercen estas figuras: Galiffi, Marrone, Agatha Galiffi. Y es el universo criminal. Había un mafioso, Juan Avena, al que le decían "Senza pavura" (sin miedo), que era un soplón de la policía. El tema de los soplones es muy importante. Hay muchos personajes que nos permiten entran bien a una época. Y atrae mucho la época: en la década infame se da la combinación de una serie de factores que hacen estallar el fenómeno: nacionalismo xenófobo; la brutalidad de la policía de la época; casos que confirman todos los temores de la época.

-Lo que se supone que hoy es mafioso (la mafia rusa, la mafia china) no constituyen un factor de miedo vinculado a la inseguridad, ¿por qué?

-Mafia es, hoy, una palabra que tenemos a mano, que nos sirve para cerrar una discusión. Vemos un fenómeno delictivo y decimos: "Mafia". Y por ahí no es eso. Y hay otro aspecto: en la Argentina no fue visto esto como un problema de seguridad mientras se mantuvo en los límites de la colectividad de origen. Fue recién en los años 30 cuando algunos comerciantes que no eran sicilianos ni italianos cometieron crímenes. Así fue creciendo. Y tiene que ver con el periodismo, porque un secuestro era una especie de novela por entregas. Y en la mafia china, hay hoy una serie de episodios que son muy difíciles de investigar para la policía, donde aparece esto de que la gente no quiere hablar, y aparecen declaraciones insólitas, como el otro día, un chino, diciendo que lo quisieron matar porque es "muy lindo". http://www.clarin.com/notas/2010/08/13/_-02207336.htm

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Los Neandertales convivieron y tuvieron hijos con el Homo Sapiens.

El hombre de Neandertal, la especie homínida extinta presumiblemente hace 30.000 años, convivió con los primeros hombres modernos y, de esa relación, hubo descendientes, según un estudio del Instituto Max- Planck de Leipzig (este de Alemania) que adelanta la revista P.M. Magazin. La publicación divulga una investigación iniciada hace cuatro años por el Instituto y que establece que el Homo Neanderthalensis, que habitó principalmente en Europa y algunas zonas de Asia occidental, no desapareció repentinamente como aseguraban hasta ahora los expertos y que se mezcló con el Homo Sapiens. En 2006 expertos en evolución antropológica del Max-Planck, liderados por el genetista paleontólogo Svante Pääbo, localizaron huesos en una cueva en Croacia que compararon con restos hallados en Asturias (España) y el sur de Rusia. La novedad llegó para los investigadores al comparar el genoma de los neandertales con el del hombre actual. Así aclararon que parte de la genética de aquella especie homínida de aspecto robusto, 1,65 metros de altura máxima y extremidades cortas aún permanece en el homo sapiens. "Es seguro que tuvimos hijos con los neandertales", declara Gerd Schmitz, del equipo de investigación del Instituto Max-Planck de Leipzig. El pasado año, Pääbo y su equipo del Max-Planck anunciaron que habían conseguido descifrar en torno al 63 por ciento de los datos genéticos del neandertal. Los investigadores de Leipzig lograron secuenciar más de 3.000 millones de bases de ADN, tomando como material de partida muestras óseas de seis hombres de Neandertal. La mayor parte del material procedía de un yacimiento en la cueva de Vibndija, en Croacia, de donde se utilizaron los restos de tres neandertales. También se emplearon para el estudio muestras de la cueva de El Sidrón, en Asturias (España), de un yacimiento en Mezmaiskaya, en el sur de Rusia, así como el esqueleto de 40.000 años de antigüedad hallado en el propio valle de Neandertal (Alemania), que dio nombre a la especie. El grupo de Päabo evitó la contaminación del material genético del Neandertal con material genético humano durante el proceso de secuenciación. Las investigaciones alemanas parten además del supuesto de que el Homo Sapiens y el Homo Neandertalis tienen origen en linajes que se separaron hace por lo menos 400.000 años. Otra de las cuestiones que podrían resolverse, una vez se logre descifrar el genoma completo, es el enigma de la desaparición del hombre de Neandertal hace unos 30.000 años.

Fuente: La Vanguardia y EFE. http://www.clarin.com/notas/2010/08/12/_-02207306.htm

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Publican un diario inédito del viaje de Bioy Casares a Brasil

| El escritor recorrió San Pablo, Río de Janeiro y Brasilia, en 1960. El libro "Unos días en Brasil" sale el próximo mes. También hizo fotos. "Ahora estoy bastante solo en el mundo porque no tengo ni mi hija ni mi mujer, entonces escribo diarios de viaje", decía Adolfo Bioy Casares en una entrevista, en 1997.

Decía la verdad, seguro, el autor de La invención de Morel. Pero también, seguro, mentía un poquito: venía escribiendo diarios de viajes desde mucho tiempo antes.

El mes que viene se publicará, en Argentina y en España, Unos días en el Brasil (Diario de viaje) : un texto en el que Adolfo Bioy Casares cuenta sus impresiones del recorrido que hizo, en 1960, invitado por el PEN Club.

No en vano, en el epílogo de este libro, el editor Michel Lafón se pregunta: "¿Y si Bioy fuera el mayor diarista del contiente? Es una idea fundada la de Lafon: Adolfo Bioy Casares es el mismo hombre que apuntó con minuciosidad durante años sus conversaciones con Jorge Luis Borges y después las publicó en Borges, ese libro enorme (1700 páginas) en las que no se salva nadie, ni siquiera el querido amigo Borges. El que escribió los relatos íntimos que se publicaron en sus Memorias (1994) y Descanso de caminantes (2001).

En fin, esta vez se trata de un volumen de unas cien páginas que saldrá el mes que viene. En nuestro país, lo publica la editorial La Compañía y en España, Páginas de Espuma. En España, además del libro, la Galería Guayasamín de Casa de América hará una exposición con las fotos que tomó Bioy durante ese viaje.

Como siempre, Bioy cruza en Unos días..

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. lo que ve, lo que le pasa, lo que piensa de lo que aparece delante de sus ojos. Esta vez, lo que pasa en Río de Janeiro, San Pablo y una Brasilia que se estaba recién inaugurando.

De esa experiencia, textos y fotos, Bioy Casares hizo una pequeña edición de doscientos ejemplares que repartió entre la familia y los amigos, según contó Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma.

Como era un viaje del PEN Club, con él había otros autores, entre ellos Alberto Moravia o Graham Green. Parte de las anécdotas cotidianas de ese viaje incluye a estos personajes. Otros aspectos son la descripción de los ambientes que recorren o la decepción de Bioy ante Brasilia.

Lafon, el editor, dijo que no sabe por qué Bioy aceptó la invitación: "No tiene nada que decirles a los otros invitados, rechaza las amistades obligadas y los ejercicios impuestos, odia la retórica vacía, no quiere hablar en público", contó.

Quizás la respuesta esté en esa entrevista que Tomás Barna le hizo en 1997: "La aspiración es que el viaje exterior sea un viaje interior y se enriquezca con las reflexiones o con lo que valga de esa persona que está escribiéndolo".

Así fue como, se dice que dando alguna excusa, en 1967, Bioy Casares se lanzó a otro viaje: esta vez fue solo y anduvo por Europa en un auto alquilado.

Llevaba era un escritor un cuaderno en el que un cuaderno en el que iba registrando lo que le pasaba. Las cartas que les mandó entonces a su esposa, Silvina Ocampo, y su hija Marta, conformaron el libro En viaje.

Cien páginas, reflexiones, observaciones, fotos. Así es lo "nuevo" de Bioy, que está a punto de salir del horno.

Se espera, del Bioy que mira Brasil, algo de asombro y algo de desconcierto. Por lo menos será así si se atiende a las palabras que él mismo escribió en Descanso de caminante : "Es bien sabido que el viajero cuando llega a tan lejanas regiones, no sabe donde está y padece de una extraña confusión que lo mueve a reconocer, a recordar parajes que nunca ha visto. Con valerosa frivolidad afirma entonces "por aquí he pasado". http://www.clarin.com/notas/2010/08/12/_-02207301.htm

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Onfray o la rebelión elegante

La publicación de "Los ultras de las Luces", cuarto tomo de su "Contrahistoria de la filosofía", permite revisar el programa intelectual de Michel Onfray, paladín del hedonismo individualista. La filosofía y la figura de Michel Onfray ocupa un espacio significativo en el panorama del pensamiento contemporáneo, y lo ha logrado en relativo poco tiempo de desarrollo. Onfray (Argentan, 1959) publicó su primer libro en 1989 y a partir de ese momento generó una verdadera profusión de obras singulares, irregulares, mejores, peores que responden a un evidente programa intelectual. Onfray es un filósofo insular, más hijo de Camus sobre el que está escribiendo un libro y de Sartre que de Foucault o Deleuze. Esa herencia insular con respecto a la academia, ese territorio autoconstituido y solitario dentro del mapa filosófico francés, sin embargo, o quizá por esa razón, no impidió que sea un filósofo cada vez más leído y popular. La creación de la Universidad Popular de Caen el espacio propio donde Onfray junto a otros colegas da sus clases le dio una localía y fortaleza, además de un core de temas propios, que trabaja obsesivamente. La publicación en español de Los ultras de las luces (Anagrama), el cuarto tomo de la Contrahistoria de la filosofía con ocho volúmenes proyectados más las recientes ediciones de Nietzsche. La inocencia del devenir, La comunidad filosófica (ambos por Gedisa) y la traducción al español de su primer libro - Fisiología de Georges Palante han colocado su pensamiento en un lugar de cada vez mayor relevancia. Algo que se ha incrementado por el impacto y la polémica desatada por la reciente publicación en Francia de El crepúsculo de un ídolo. Una fábula freudiana. El análisis de Onfray, a lo largo de las seiscientas páginas del libro, parte de una hipótesis que se podría enunciar del siguiente modo: Sigmund Freud fue un filósofo y su filosofía se llamó psicoanálisis. Si bien la controversia en Francia ha sido feroz el propio Onfray ha debatido con Miller en la TV y ha recibido críticas duras de Roudinesco que lo ha tildado de derechista, la realidad es que el libro es más una

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crítica a la institución psicoanalítica que a la figura de Freud, a la que Onfray, más allá de regodearse con ciertos detalles denigrantes de su vida privada ya sabidos, valora como pensador. La crítica será hacia el proceso de institucionalización de lo que era una mera filosofía como la de Nietzsche y Schopenhauer, de las que tomó mucho, y no una disciplina científica. Por lo tanto, no tanta demolición y más deconstrucción, en todo caso. Onfray, en rigor, no hace con Freud sino lo que hizo con otras figuras del pensamiento a las que estudió en libros anteriores Nietzsche, Palante, Diógenes: referenciar su vida, la anécdota, como suele decir, a su programa intelectual, y quitarle todo viso de pretensión universalista a sus conceptos. Ahora bien, Michel Onfray se encuentra equidistante de los dos polos de la filosofía francesa contemporánea. Por un lado, la reacción lógica, anti-Mayo del 68; la reactividad conservadora de los "nuevos filósofos" - Bernard Henry Levy, André Glucksman, Alain Finkielkraut; por otro lado, la corriente republicana cuasi de autoayuda atea de la mano de André Comte Sponville, Luc Ferry o Alain de Botton. Boyando, de modo solitario, encontramos a Jean Luc Nancy, seguramente el filósofo francés vivo de mayor importancia, aun oculto y secreto, auténtico sucesor de Jacques Derrida. Resulta claro: Onfray no es lo que Foucault llamaba "intelectual específico", es decir, aquel que se reconcentraba en su especialidad y la cuestionaba, extendiendo sus límites como el propio Foucault, sino más bien es una suerte de intelectual pos- sartriano; claramente, ya no un portavoz de los grandes valores de la moderanidad sería iluso algo por el estilo. Michel Onfray es, podríamos decir, un filósofo pop. Un filósofo cuya presencia en los medios TV, radio, cine, Internet es constante, y hace de ellos su verdadera ágora. Un aspecto también mal leído o conflictivo en su pensamiento es su filosofía política. Autodenominado anarquista o nietzscheano de izquierdas, su mirada es mucho más compleja o hasta contradictoria: parece más bien estar cerca de un libertarismo democrático capitalista que de cualquier expresión de la izquierda o del anarquismo tradicional. Recientemente, ha discutido con el presidente Nicolás Sarkozy en un encuentro organizado por la revista Philo Mag, a la vez que ha manifestado su admiración por De Gaulle pero votado por partidos trotskistas en las elecciones de 2002. En rigor, la filosofía política de Onfray hay que pensarla en términos micro, es más bien un individualismo aristocratizante que un anarquismo radical, más un dandismo moral que una subversión concreta, más una estética generalizada hija de Duchamp que un cuestionamiento totalizador.

Un arte de vivir Allí se encuentran las razones del éxito editorial de Onfray, su simpatía y conexión con sus lectores está en función de sus objetos de análisis: la gastronomía, los vinos, los perfumes, la moda, el dandismo, el arte contemporáneo. Su programa intelectual se enmarca más bien en un hedonismo individualista que en un anarquismo hedonista. En ese sentido, es que es interesante pensar las claves de su particular concepto de "resistencia". La filosofía de Onfray tuvo tan buena recepción en Europa y ya está teniéndola en los Estados Unidos, precisamente, por haber puesto el tema del cuerpo y sus adyacencias en un lugar de privilegio. Onfray es el filósofo de la cocina de Ferran Adriá y del auge de los sommeliers, el filósofo del viagra sobre el que ha escrito elogiosamente en La potencia de existir y de la biotecnología, el filósofo que problematiza la cuestión de la salud y habla de una erótica solar, festiva.

Por ello, aún contra su voluntad o no su éxito, en gran medida, proviene de estas claves de consumo contemporáneas. Dice Onfray en El deseo de ser un volcán: "La filosofía es un arte de vivir, o no merece ni una hora de esfuerzo. Es por una desviación que se ve confinada a cuestiones ociosas, que sólo constituyen un desafío para los especialistas felices de haberla arrojado completamente, o casi, en un ghetto." La filosofía como arte de vivir pero también como una moral individual. La filosofía fuera del claustro, el ghetto de los académicos. Así lo señala Onfray: "Daría toda la Fenomenología del espíritu por esas cuatro páginas maravillosas (El dandy, de Charles Baudelaire). Y no necesitaría estímulos suplementarios para ofrecer a todo Hegel (...) El dandi aspira a una moral diferente, poscristiana, podríamos decir. Una ética basada en la estética y no ya en la teología o el cientificismo, esas dos pestes a las que debemos las miserias de la filosofía moral desde hace siglos (...) El mayor éxito de un dandi es el empleo del tiempo, no de su dinero. Porque desprecia el oro en el que se revuelcan los burgueses.

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Su obra maestra es la libertad, la adquisición de libertad (...) Ese cultivo de sí implica el deseo de fortalecer y disciplinar el alma, la rabia para mantener a distancia a parásitos y necios, la formulación de un estilo que exprese la aspiración de los bailarines a lo ingrávido, la liberación del espíritu de pesantez. Voluntarismo, aristocratismo y esteticismo, virtudes inoportunas, intempestivas, en el sentido de Nietzsche." Dentro de los aspectos múltiples de la filosofía de Michel Onfray, en el marco de su programa hedonista, está su erótica. Uno de los grandes libros más logrados, lúcidos y vibrantes es Teoría del cuerpo enamorado. Por una erótica solar. En este aspecto, quizá lo más interesante sea su particular "feminismo".

Un feminismo viril arcaico/ poscristiano que une a una gran tradición donde se encuentran Ovidio, Safo, Horacio, Epicuro, Lucrecio, los cínicos, Arístipo de Círene, el Kamasutra, los tratados amatorios indios, chinos, persas, nepaleses, árabes, el elogio de las mujeres frívolas de Nietzsche, Baudelaire, la erótica provenzal de Cyrano, la estética de la existencia de Foucault y la filosofía del devenir (mujer) de Deleuze.

Es un feminismo que requiere de una nueva concepción de virilidad. Ni machista ni céntrica, una virilidad que aboga por una fuerza no violenta sino fundada en las virtudes de esta erótica solar libertina: la gentileza, la dulzura, la experimentación, la apertura, el artificio, la igualdad, la autosuficiencia, el gozo mutuo, la desjerarquización del cuerpo.

Revolucionario y radical Podemos agrupar la producción filosófica de Onfray en ocho compartimentos: 1) la reflexión monográfica sobre figuras filosóficas Diógenes, Arístipo de Cirene, Georges Palante, Nietzsche o el reciente Freud, 2) los libros de historiografía, dentro de los que encontramos Antimanual de filosofía (2001) y el proyecto de la Contrahistoria de la filosofía, 3) los textos de actualidad como El pensamiento feroz, 4) la teoría hedonista el corazón de su pensamiento, con textos como La construcción de uno mismo (1991), Política del rebelde (1997) o Teoría del cuerpo enamorado (2000), 5) el diario hedonista, 6) los libros de viajes, 7) los libros de filosofía de la gastronomía como El vientre de los filósofos (1989) o La razón del gourmet, 8) los textos de estética aquellos en los que analiza la pintura de Valerio Adami o la fotografía de Willy Ronis.

El proyecto de Contrahistoria de la filosofía se basa en una premisa simple: historiar a todos los filósofos "enemigos de Platón".

De Leucipo y Demócrito a Nietzsche y Deleuze, pasando por los libertinos barrocos o los trascendentalistas americanos Thoreau o Emerson.

En el caso de Los ultras de las luces, la cuestión pasará por seis nombres centrales: Jean Meslier cura ateo y anarquista, La Mettrie médico hedonista, Maupertuis y Helvecio ambos utilitaristas, D'Holbach barón materialista, y el Marqués de Sade criminal de las relaciones. Según Onfray, lo ultra que hace lo propio de estos pensadores pasa por su radicalidad respecto del iluminismo bienpensante de los Enciclopedistas canónicos: D'Alambert, Diderot o Voltaire. Pero también Kant y, antes, Descartes.

El problema central será destrabar o derrumbar el "deísmo" y el "monarquismo" de los pensadores iluministas que si bien proclaman un racionalismo fundante, aún se mantienen cautos respecto del cristianismo y la monarquía.

Para Onfray emergen cuatro características necesarias de los ultras de las luces: 1) el ateísmo, 2) el materialismo, 3) el hedonismo, 4) la revolución. La propuesta de Onfray, de alguna manera, es historiar la otra cara de la revolución francesa. En algún sentido, la cara, auténtica revolucionaria y radical.

Los ultras de las luces tiene los mismos defectos y las mismas virtudes que sus predecesores. El proyecto de la contrahistoria posee cierta ingenuidad sería impensado un planteo similar en Foucault, cuyo material de reflexión central también era la historia. Onfray considera necesario poner de relieve pensadores que el canon

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ha escondido por una operación política y metafísica. Este gesto recae en la canonización de verdaderos filósofos absolutamente olvidables, como el caso de Meslier, cuyo aporte es a todas luces insignificante. El proyecto de "contra-historiografiar" la filosofía parte de una hipótesis falaz: "el platonismo lo tiñe todo". De sólo pensar en toda la tradición empirista inglesa que para Kant fue central es obvio que no fue así.

La prepotencia conceptual de Onfray lleva a colocar a filósofos menores en lugares inmerecidos.

Lo interesante de su contrahistoria, sin embargo, es echar luz sobre ciertas figuras de manera más lúcida y completa, como los casos de Sade, a quien califica de cultivar un "erotismo nocturno", aún fuertemente vinculado a nociones de pecado y culpa.

A diferencia de lo que señalábamos y en sintonía con la erótica de Onfray, Sade es la contrapartida del erotismo solar y liberado.

Su obra es un crimen lindando con el fascismo y la degradación.

Y en el fondo una reivindicación del feudalismo. Lecturas de este estilo son las que mantienen el pensamiento de Onfray vivo. De todos modos, su contrahistoria y en cierta medida, toda su filosofía alterna entre grandes observaciones y lecturas innovadoras con verdaderas diatribas que no terminan por cerrar un auténtico pensamiento propio.

La filosofía de Michel Onfray está en pleno proceso de construcción y sus caminos pueden acentuar el lado de la diatriba o el lado sagaz. De momento, su rebelión elegante goza de buena salud.

http://www.clarin.com/notas/2010/08/12/_-02207300.htm

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La larga frase de la perfección

Thomas Mann fue uno de los genios del siglo XX. En esta primera aparición en castellano de sus relatos completos se observa su trabajo sobre la prosa, el punto de vista y la obsesión por los detalles reveladores. No siempre fue fácil distinguir la grandeza de lo breve. Tiempo atrás las grandes novelas eran, en su mayoría, largas novelas. Si el autor era grande, también la obra. En un ensayo sobre el cuentista Antón Chéjov, escrito en su típico tono confesional, Thomas Mann se planteaba esta pregunta a los casi ochenta años, al constatar que no guardaba ningún recuerdo sobre el día de la muerte del celebrado narrador ruso, que había ocurrido en Alemania medio siglo atrás.

¿Por qué? Thomas Mann reconocía entonces que desde muy joven su fascinación se había depositado siempre en los grandes creadores como Tolstoi, Goethe, Wagner.

En las obras extensas, sudadas, producto de un largo trabajo tortuoso. Sólo con los años, confesaba en ese texto poco antes de su muerte, había aprendido a valorar la intensidad artística de la concisión. Y sin embargo, nunca dejó de escribir narraciones cortas, durante toda su vida.

Estas narraciones están hoy reunidas en una edición completa de sus cuentos, publicada recientemente por la editorial Edhasa.

Pero en este caso la palabra cuento puede resultar confusa, acaso demasiado breve. En esta primera aparición en castellano de sus relatos completos, también fueron incluidas las nouvelles que junto con las novelas mayores forjaron la fama del autor, como "La muerte en Venecia", "La engañada", "Mario y el mago", "Las cabezas trocadas".

Los editores decidieron recoger traducciones ya existentes que mantienen un buen equilibrio entre clasicismo en el lenguaje y elección moderna de vocabulario.

Además, entre los traductores cuentan con dos de lujo: el escritor español Francisco Ayala y el peruano Juan José del Solar, que ha dedicado su vida a la literatura alemana y fue premiado más de una vez por sus trabajos.

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Autor precoz, hermano del también novelista Heinrich Mann, hijo de una Alemania que se forjaba en el nacionalismo creciente, Thomas Mann es considerado hoy uno de los genios del siglo XX. En su opción férrea por los parámetros del realismo hurgó siempre en la propia vida como material de escritura, en las contradicciones de la alta burguesía a la que pertenecía y en sus experiencias personales y familiares.

Su gran escalpelo fue la ironía, un arma que le permitió seguir perteneciendo siempre, aferrarse a su clase y a su tradición a pesar de lo que más tarde vendría: la nube negra del nazismo. Si bien ante la Primera Guerra Mundial dio su apoyo a la posición belicista alemana, para principios de los años treinta ya había puesto su ojo crítico sobre los nazis, lo que le valió amenazas y provocó su exilio en Suiza. En ese entonces, Mann ya era mundialmente famoso. Había ganado el Premio Nobel y viajado por distintos países.

Una noche, en una conferencia sobre Wagner en Berlín, pudo escapar apenas de los agentes encubiertos de Goebbels; más tarde recibió amenazas, hasta un ejemplar quemado de su famosa primera novela, Los Buddenbrook.

En esa vida dedicada plenamente a la literatura, el papel de los relatos que acompañaban sus grandes obras fue cambiando con el correr de los años. Esta primera edición completa en castellano, ordenada cronológicamente, es una buena muestra de esta transformación. Sin embargo, una de las ventajas de las antologías es que son libros con muchas puertas. Se puede entrar por el principio, por lo último, al azar.

En este volumen de casi mil páginas, una de esas puertas es la nouvelle de "Tonio Kröger". Así, muchos personajes de sus primeros cuentos, como el contrahecho que se enamora aunque sabe de su destino de soledad, el devoto que se ofende por la poca castidad de un cuadro, el joven condenado a no ser más que un payaso, quedan descifrados bajo la respuesta que Tonio Kröger se da en 1903 a una pregunta acuciante: soy raro, soy un descastado. ¿Esto qué significa? Significa que soy un artista.

A estos grandes retratos en breve se suman el de una mujer rusa, nada atractiva, que a los ojos del narrador acaba siéndolo; el de un niño prodigio que toca el piano, donde Mann parece adelantarse a las técnicas del punto de vista que vendrán poco después en autores como James Joyce y Virginia Woolf.

Entre sus piezas especialmente autobiográficas hay varias reunidas en esta colección, cada una de ellas una joya: "Señor y perro", "Desorden y dolor precoz" y la famosa "Mario y el mago", interpretada como una rápida toma de posición de Thomas Mann contra el nacionalsocialismo.

Sus investigaciones sobre los sentimientos, que son desdoblados, plegados y vueltos a desplegar, se asemejan a la sintaxis de las largas frases. Porque nada es lo que parece a primera vista, siempre hay un último doblez, también en las caras. En sus fisonomías puntillosas, que por momentos desafían la paciencia del lector, Thomas Mann ya había descubierto el gran misterio encerrado en los detalles. Pensemos en la sonrisa del escritor Spinell, protagonista de "Tristán", una exquisita anticipación de La mon taña mágica . El escritor Spinell sonríe, y bajo las capas de toda la corrección burguesa de su amor muestra sus dientes, profundamente cariados.

http://www.clarin.com/notas/2010/08/11/_-02207285.htm

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Historia de una influencia

Un libro sobre la emblemática revista Time, escrito por dos argentinos, recorre sus 87 años de vida periodística. Para contar la historia de la revista más profundamente americana de todos los tiempos eligieron a dos argentinos: Norberto Angeletti y Alberto Oliva. El resultado fue TIME. La Historia Ilustrada de la Revista más Influyente del Mundo, un libro con aspecto de enciclopedia que testimonia además, en texto y fotografía, los principales hechos ocurridos en los Estados Unidos durante los últimos ochenta años.

Un recorte a la manera de TIME, publicación con protagonistas fuertes, narraciones intensas y tres millones doscientos mil ejemplares vendidos por semana. Según los autores, el éxito se debió a que decidieron hacer algo diferente y tuvieron el coraje de sostenerlo.

Como cuando un martes de septiembre, en el que las torres se estaban desplomando, tuvieron en cuenta que la revista cerraba los jueves. Los reporteros regresaban a la oficina de TIME listos para contar la historia con desesperación. Los fotógrafos, todavía cubiertos de polvo, se arrojaban sobre las computadoras rogando que las tomas hubieran sido precisas. No había tiempo. Los artículos preparados para esa semana quedaban anulados. Maridos, esposas y madres de los redactores, luego de haberse cerciorado de que sus familiares se encontraban con vida, les prepararon lo necesario para que pudieran pasar la noche.

TIME era una vorágine, pero una vorágine con reglas. La planta entera sabía cómo cada uno debía contar la historia en la sección que tenía asignada. Con ese molde saldría la información del 9/11. Pero Jim Kelly, en ese momento el director, lejos de hacer lo que se esperaba de él apurar para llegar al cierre los detuvo con una orden general. Que nadie escribiera una sola línea. Ni una. No quería que el viernes, con la revista en la calle, lo publicado por TIME fuera una repetición de lo que había salido en los diarios y la televisión.

Tampoco deseaba pasar por alto un detalle que cambiara la interpretación de lo ocurrido.

Dos horas, dos preciosas y vitales horas necesitó para dar las directivas. Con una noticia conmovedora y compitiendo contra cientos de cámaras de video particulares y profesionales y contra miles de testimonios en directo, una revista semanal no tenía otra chance que quedar desactualizada apenas entrara a la imprenta. Por

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eso tomó una decisión: el relato lo haría una sola persona y de una forma tal que, si en veinte o treinta años alguien volviera a leer la revista, podría decir: eso fue lo que la gente sintió. Todos los reporteros le enviarían sus impresiones a Nancy Gibbs, la elegida, para permitirle engrosar su propia experiencia. TIME sería un solo cerebro con cientos de corresponsales de ojos abiertos en las calles, las terrazas de los edificios, los hospitales, los centros de mando y hasta en el mismo avión presidencial. Una sola redactora y miles de testimonios capturados a lo ancho y largo del país. Lo que comentaba la gente, los que se salvaron, los que tenían familiares en las torres, los que se sentían en peligro.

Crónica pura, eso fue lo que eligió Jim Kelly. Un solo cronista que tomara al lector por el cuello y lo encandilara con una frase.

Que lo hiciera encallar en un detalle y lo obligase a incrustarse en la mente del cronista. De ahí en más, entenderá la realidad a través de sus sentidos, se inquietará por lo que el cronista se inquiete, tendrá sus mismas sensaciones y se hará las mismas preguntas que él se hace.

Esa es la parte más fácil. Después algo tiene que ocurrir para que nadie se sienta incómodo.

Además de describir la situación, el cronista tiene que tener algo pensado sobre el tema para no terminar diciendo cualquier cosa.

No alcanza con el buen manejo del lenguaje. El libro nos cuenta que esa era la razón por la que el editor de TIME quería expertos que, luego de hacer toda la labor periodística, tuvieran solvencia para dar una opinión. Pero ¿quién garantizaba esa solvencia? Nadie que no fuera ellos mismos. Angeletti y Oliva analizaron cómo la revista adquirió tanta personalidad.

Al poco tiempo de su inicio, TIME inauguró y mantuvo un recuadro rojo en su tapa. Todo lo que estaba incluido en el recuadro valía la pena de ser contado. Por supuesto, lo que quedaba afuera del recuadro y por ende de la revista, carecía de importancia. Fueron arrogantes y les dio resultado.

Las crónicas de TIME mantuvieron siempre una posición acorde con la manera de pensar del partido republicano. Estaban convencidos de que lo único que existían eran las individualidades.

Por eso los temas tenían un nombre y un rostro. Los hacedores de historias, las grandes personalidades. Los que competirían entre sí para ser nombrados "hombres del año" por la revista. De ellos estarían cerca los cronistas. Si en un almuerzo de ministros se trataba un tema clave, TIME también lograba que el lector se sentara a la mesa, viera cómo estaban vestidos los comensales, se enterara cómo trataban a los mozos y evaluara si los modales, las joyas y el estilo había sido de buen gusto. Era el inicio de la cámara oculta. Fueron ellos los que trataron al presidente Roosevelt como el presidente de las "piernas arrugadas", rompiendo el pacto de nunca hacer mención, ni mezclar las secuelas que le había dejado la polio, con su actividad política.

Para TIME no alcanzaban las ideas y los actos. Para salir bien parados, los grandes personajes debían además, mantener una vida íntima acorde. Encontrarlos en un traspié sería una oportunidad que TIME no despreciaría. Es difícil imaginar a un político con una vida virtuosa y un accionar acorde. Los cronistas de TIME hacían equilibrio entre la información y el chisme pero de esa cuerda se caían con frecuencia. Ser un escritor de TIME era como haberse matriculado de original, excéntrico y brillante. Eran intelectuales comprensibles que dejaban marca, sabían siempre algo que los demás ignoraban e intervenían en la opinión pública. Eran jóvenes cercanos a los protagonistas del mundo americano. Pero los años 60 fueron los años de los movimientos juveniles. Excesos, protestas, uso de drogas y cambios en la cultura sexual. La gente se manifestaba en contra de la guerra de Vietnam y en defensa de los derechos de las mujeres. En la redacción de TIME se presentó un problema. El promedio de edad de sus redactores era de 40 y los nuevos actores eran jóvenes de veintipico. Eran todos pero ninguno en especial.

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Fue el momento de pasar de las grandes personalidades a los grandes temas. Los hippies, las drogas, la píldora, el sexo, la muerte de Dios y el feminismo.

Los cambios se producían en forma colectiva y TIME tuvo la sabiduría de adaptarse manteniendo la relación con los lectores. Una relación, como suele ocurrir, más parecida al amor que al gusto por la verdad. Quizá por eso a su público no le importó que mintieran durante la guerra de Vietnam, que traicionaran a las fuentes de donde habían obtenido información en un caso de espionaje y que durante las luchas feministas los editores se burlaran de las mujeres. Es esta una virtud de TIME.

La Historia Ilustrada de la Revista más Influyente del Mundo. A pesar de notarse la admiración por la trayectoria de TIME, no ocultan que la revista defendió siempre una posición política.

Tampoco pretenden instalar la idea de que es un ejemplo de ética periodística. Eso siempre se agradece. Porque una buena crónica no es un ensayo. Es una realidad literaria produciendo sensaciones en el cuerpo: entusiasmo, dolor y deseo. Algo que necesita con desesperación el que está agotado por la misma e implacable rutina diaria. De allí la responsabilidad del cronista. Si logró cargarse al lector y lo sedujo para sintonizarlo con sus sentidos, mejor que le muestre algo interesante y lo haga pensar. El cronista nunca es un ingenuo sorprendido en una situación cualquiera. Al contrario, elige qué contar y lo hace de acuerdo a una manera de entender el mundo. No hay que olvidarse que el lenguaje, bien utilizado, tiene carácter hipnótico.

TIME siempre se consideró un medio culto. Pero los números que más vendieron en sus 87 años de historia fueron los de las celebrities . En especial las que mo- rían jóvenes. El tipo de revista que siempre trataron de evitar. ¿Valió la pena? El que sabe por qué escribe conoce la respuesta.

http://www.clarin.com/notas/2010/08/11/_-02207284.htm

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Galileo Galilei, de hereje a fuente de reliquias de santo

Los problemas no terminaron con su muerte en 1642. El caso Galileo suele verse a menudo como el primer golpe decisivo de la ciencia no sólo a la fe sino también al poder de la Iglesia católica. En realidad nunca fue tan simple. Galileo era un creyente que se sintió devastado cuando en 1633 lo condenaron por herejía acusado de dar un vuelco a la visión bíblica del universo.

Hoy, una práctica católica particularmente perdurable se exhibe en un lugar impensable: el museo de historia de la ciencia de Florencia, refaccionado hace poco y rebautizado en honor a Galileo: los seguidores actuales del famoso hereje exponen partes recientemente recuperadas de su cuerpo tres dedos y un molar nudoso extirpado de su cadáver casi un siglo después de su muerte como si fueran las reliquias de un verdadero santo.

"Es un santo secular, y las reliquias son un símbolo importante de su lucha por la libertad de pensamiento", dijo Paolo Galluzzi, director del Museo Galileo, que puso el diente, el pulgar y el dedo índice a la vista de todos en junio, sumándolos a otro de los dígitos del científico que ya estaba en su colección. "Es un héroe y un mártir de la ciencia", agregó.

La forma en que retornaron las reliquias constituye, como corresponde, otro capítulo en la vida y el legado de Galileo, que todavía sigue estando en discusión. En 1992, la iglesia salió a admitir que los jueces que lo habían condenado por herejía se habían equivocado, pero tampoco exoneró totalmente a Galileo. Y el retorno de las reliquias pone de manifiesto, una vez más, las tensiones continuas entre la iglesia y la cultura secular en Italia. Los problemas del científico no terminaron con su muerte en 1642.

Siendo hereje, no podía recibir una sepultura eclesial adecuada.

Pero durante años después de su muerte, sus seguidores en el círculo de los grandes duques de Toscana

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presionaron con el fin de darle un lugar de descanso honorable.

Casi un siglo más tarde, en 1737, miembros de la elite cultural y científica de Florencia desenterraron los restos del científico en un rito masónico peculiar. En esos años, la francmasonería crecía como contrapeso del poder de la iglesia y aún hoy domina la imaginación popular italiana como fuerza anticlerical.

Según un notario que registró los extraños procedimientos, el historiador y naturalista Giovanni Targioni Tozzetti usó un cuchillo para cortar varios dedos, un diente y una vértebra del cuerpo de Galileo como souvenirs pero se abstuvo, al parecer, de sacarle el cerebro. El científico fue luego enterrado en una ceremonia "simétrica de una beatificación", dijo Galluzzi.

Después de extraer sus souvenirs macabros, el grupo colocó los restos de Galileo en una elegante tumba de mármol en la iglesia de la Santa Croce en Florencia, una declaración muy fuerte de que los poderes de Toscana estaban fuera del control del Vaticano.

La vértebra de Galileo terminó en la Universidad de Padua, famosa por su escuela médica, en tanto que su dedo medio acabó en la colección que formó la base para el Museo Galileo. Pero el pulgar, el índice y el diente desaparecieron en 1905, para reaparecer recién en octubre pasado en una subasta de relicarios en Florencia. Alberto Bruschi, un coleccionista florentino, compró los que terminaron siendo los dígitos y el diente de Galileo a instancias de su hija Candida, que colecciona relicarios. Al parecer, también estaba escribiendo su tesis universitaria sobre la tumba de Galileo.

Cuando ella observó que la figura en la parte superior del relicario se parecía a Galileo, la familia llamó a un experto que se puso en contacto con Galluzzi, y se establecieron las conexiones. Bruschi atribuye el hallazgo a la providencia. "Más que por la casualidad, las cosas son ayudadas un poco por las almas de los muertos", dijo en una entrevista telefónica. "Creo que no podrían haber acabado en mejores manos".

De todos modos, si bien las reliquias son probablemente el mayor atractivo del museo, constituyen sólo una pequeña parte del mismo, reabierto en junio luego de una renovación de alta tecnología que lo transformó en una de las mejores colecciones boutique de Italia, un verdadero gabinete de curiosidades e instrumentos científicos bellamente elaborados. En una mañana soleada reciente, los visitantes parecían cautivados por joyas como telescopios, globos pintados, relojes y una maqueta del universo casi del tamaño de una sala según el sistema geocéntrico ptolemaico que Galileo en gran medida rechazó a favor del Copernicano, encargado por Fernando de Médicis en 1588.

Aun hoy, transcurridos varios siglos desde que el cardenal Roberto Bellarmine, el vigilante teológico del Papa, hizo arrestar a Galileo por predicar las ideas de Copérnico, la Iglesia nunca llegó a reconocer que su teoría heliocéntrica es correcta. El Papa Juan Pablo II reabrió la causa Galileo en 1981, y en 1992 emitió los hallazgos de su comité: que los jueces que condenaron a Galileo se habían equivocado pero que el científico también se había equivocado debido a su arrogancia al pensar que su teoría sería aceptada sin ninguna evidencia física.

"La fragilidad de esta explicación es bastante transparente", dijo Galluzzi secamente. http://www.clarin.com/notas/2010/08/10/_-02207255.htm

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Exploradores en el corazón de la pobreza

Una ONG francesa trabaja con grupos aborígenes locales en estado de pobreza y necesidad permanente. Lo hacen guiados por el espíritu del antropólogo Alfred Metraux. El Chaco, esa zona sólo conocida por su pobreza material supo crear interés en la curiosidad de Alfred Metraux (1902-1963), antropólogo suizo que pasó parte de su infancia en la Argentina, y que volvió para su investigación etnográfica en esta región. Claude Levi-Strauss escribió que América del Sur fue, para su colega, su amor más constante.

Ese mismo espíritu, esa pasión es la que ha sido recuperada por Alain Lenud, de origen francés, y Rosa Gutiérrez Silva, chilena, que han creado una ONG internacional con base en Francia llamada Association la Croix du Sud que a través de un trabajo solidario asisten a comunidades amerindias de nuestro país.

Todas están en una situación comprometida de subsistencia, y esto también concierne al ámbito cultural.

La Association nació en 2003, fue apadrinada por Miguel Angel Estrella y ha apoyado proyectos como el de "Fortalecimiento de la Atención Primaria de la Salud en Las Lomitas, Formosa: hacia una mejor calidad de vida". De allí surgió, por ejemplo, que el 57,5% de esa población presenta necesidades básicas insatisfechas. Y el objetivo a lograr por parte de los voluntarios es el de alcanzar a cubrir el 95% del área programática (salud, educación y vivienda) de Las Lomitas, a fin de lograr una mejor calidad de vida en 2010 para las 18.000 personas que integran la comunidad. Al mismo tiempo, apoyan en Rosario la Construcción de un Centro Comunitario Toba "Comunidad Qadhuoqte" La vocación solidaria nació en Europa. Rosa fue arrestada y torturada por la dictadura chilena, pudo salir de su país, se exilió en Canadá y después recaló en la Argentina y trabajó en el hospital Garrahan.

Pero las iniciativas de trabajo también abarcan géneros, que desde la ciudad, pueden parecer un tanto insólitos : "Entre otras cosas también vendemos mate.

Encontramos una manera de financiamiento concreto, y colaboramos con la única cooperativa inserta en un medio guaraní, la cooperativa Río Montal. Se trata de Mate Biológico, una comunidad suizo-alemana guaraní." "En Francia se conocen y se realizan prácticas solidarias con África. Así se aprende mucho de lo

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que se debe hacer y de lo que no se debe hacer. Y así hemos conocido como en cada ciudad de Francia hay una asociación para Senegal, para Burkina Faso, para Mali, etcétera, y la mayoría de ellas no hacen nada. Sólo realizan un viaje por año al lugar y nada más", dice Lenud en un bar de Buenos Aires y explica en qué consiste este apoyo sostenido a las comunidades de origen indígena. De familia francesa, Lenud nació en Senegal y recién a los 15 años fue a vivir a Francia donde estudió economía y poco después conoció a Rosa y se interesó en las necesidades de esta región.

Los contactos en los lugares de trabajo son muy fluidos y variados. Tanto en La Estrella Cañaveral, Salta; Las Lomitas, Formosa; Ruiz de Montoya, Misiones; y en Rosario, los "misioneros" contactaron a antropólogos, médicos, funcionarios, líderes de los pueblos originarios, el Instituto nacional de Asuntos Indígenas y también chamanes. Esos líderes y chamanes representan a los pueblos wichi, toba, colla, guaraní, pilagá, mapuche, chorote, entre otros.

"Nosotros deseamos que nuestro compromiso con los pueblos de la Argentina y nuestro acompañamiento solidario de sus luchas y reivindicaciones contribuyan al desarrollo humano y a la emancipación social de los olvidados del crecimiento y en particular de las comunidades amerindias. Las desigualdades sociales y territoriales que crecieron a medida que el Estado se desentendió y que benefició a los mercados motivaron la intervención de ONGs como la nuestra.

Al respecto, nuestras acciones no tienen la vocación de sustituir en el tiempo las carencias de los poderes públicos pero sí a buscar, cada vez que sea posible, una asociación con el poder público para favorecer el apoyo de las problemáticas sobre las que intervenimos", dicen los miembros de la asociación que recibió el apoyo de Eric Calcagno cuando éste era embajador argentino en Francia.

Del mismo modo que Metraux, estos voluntarios, que suelen ser apoyados por scouts franceses, trabajan con la Argentina oculta y profunda "no la turística". http://www.lacroixdusud.ouvaton.org/ http://www.clarin.com/notas/2010/08/10/_-02207215.htm

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El cuento de nunca comenzar

| Varias ideas que circulan por la cabeza de Bojowald, "joven promesa de la física", pueden alterar muchas de nuestras nociones generales. Para él, la frontera irreductible del Big Bang ha cedido: hay un "antes" del comienzo. La teoría de la gravitación cuántica lo ha llevado a este punto. Ya no existen ni existirán más los Leonardo Da Vinci: una sola persona que conoce, maneja y ejerce con maestría total todas las disciplinas intelectuales de su tiempo. Las ciencias, en particular, se han fragmentado en especialidades muy específicas, con un caudal de información y teoría tan enorme, que lleva una vida dominarlas. Por un tema puramente logístico (tiempo de estudio, poder intelectual) sería imposible concebir un individuo que entienda en profundidad lo último de la biología, la química, la ingeniería y la física. Ni hablar de la literatura y las artes plásticas. Esto no tiene que ser causa de la frustración o el desgano. De aquí en adelante (y ya hace mucho tiempo), el proyecto humano es y será colaborativo.

Por otro lado, por más que sea imposible dominar todas las disciplinas existentes, nunca ha habido un momento en la historia humana en el que haya existido mayor acceso a la información que cada disciplina científica genera: tanto en el terreno de divulgación, como en el del detalle técnico. Esta realidad sólo puede enriquecer las ciencias en general y también a los individuos no especializados el lector o ciudadano común que quieren entender la compleja realidad de nuestro mundo y nuestro cosmos.

Martín Bojowald es un físico alemán de 37 años que trabaja en un campo que indaga los misterios más complejos que puede contemplar una inteligencia humana: el origen del universo.

Bojowald es un joven y activísimo cerebro, y su trabajo apunta a cerrar brechas entre diversas teorías del cosmos para lograr una teoría única y una visión unificada de absolutamente todo. Si se comprobara lo que su teoría predice, tendríamos que el universo no empezó en un punto solo, como dice la teoría del Big Bang, sino que existía antes y el Big Bang ha sido en él lo que los físicos llaman una "singularidad", grande, pero una singularidad al fin. Del mismo modo, si el universo actual se reabsorbiera dentro de miles y miles de años, podría volver a empezar desde ese fondo permanente que predice la teoría.

Bojowald intenta demostrar que la fuerza de gravedad, que determinará si el universo continúa expandiéndose o no, es una fuerza que interactúa con las minúsculas fuerzas de cada átomo, de manera que así integra todas las fuerzas existentes. Su último libro, de divulgación, Antes del Big Bang, resume las novedades y las búsquedas de su especialidad, la gravedad cuántica. Dicha teoría estaría en camino de modificar significativamente los fundamentos teóricos de la física.

Ñ habló con Bojowald, quien se encontraba trabajando en China durante las vacaciones académicas boreales, sobre su nuevo libro y su complejísima pero fascinante búsqueda intelectual, que más allá de las huellas que deje en la física, contribuye a cambiar muchas cosas en las visiones culturales del hombre: su ubicación en el universo y su producto humano.

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-¿Es correcto decir que la cosmología cuántica es un ataque directo a la teoría de relatividad general de Einstein?

-No es un ataque. Es una extensión de la teoría. Muchas de las definiciones que logró Einstein aún son validas, especialmente se comprueban en el sistema solar. En gran parte del universo aún es eficaz la teoría de Einstein. El problema es que las mismas teorías de Einstein se complican en los que llamamos puntos de singularidad en el universo él mismo anticipa que las soluciones que propone en algún momento se deconstruyen, y ese es el justo lugar donde intervenimos con la cosmología cuántica. Intentamos no descartar todo los logros de la teoría de la relatividad general y complementarla investigando los momentos iniciales del universo, como puntos de singularidad. Hasta Einstein reconoció que en estos momentos incipientes su teoría no podía ser completa. En fin, estamos intentando mejorar la visión teórica del universo a partir de donde Einstein la dejó.

-¿Es posible que una persona educada, pero sin un conocimiento profundo y técnico de las ciencias, realmente pueda entender estos trabajos?

-En algún punto los nuevos ingredientes de la teoría se convierten en algo más bien intuitivo. La predicción principal de la nueva gravedad cuántica, en general, es que el tiempo-espacio es de una naturaleza atómica, como la materia misma. Estamos acostumbrados a ver un modelo del tiempoespacio como un continuo, pero si se piensa, es en realidad más fácil visualizar algo que está hecho de bloques discretos, como átomos, en vez de ver un continuo impecable. Entonces, de cierta manera los conceptos se ponen más sencillos, algunos son revolucionarios. Entonces hay un tiempo de adaptación para acostumbrarse a esas ideas, pero finalmente muchos de los efectos de esta teoría, por ejemplo en, lo que se refiere al universo en sus primeros inicios, se entienden de una manera mucho más intuitiva que en los modelos que actualmente usamos para imaginarnos esos fenómenos. Y estamos intentando exponer esta realidad en este libro, explicándola a gente no científica.

-¿Cuál es su sueño como científico? A largo plazo ¿cuál es el descubrimiento monumental que está persiguiendo? ¿Se va a reescribir nuestra visión del cosmos, como Darwin hizo con la biología?

-El desafío principal siempre es buscar verificaciones objetivas de la teoría. Hasta ahora todo esto es completamente teórico, es pura matemática... Entonces el sueño y ha sido el sueño dentro de la gravedad cuántica por muchas décadas es conseguir por lo menos una observación objetiva de algo que no se podría explicar con la física clásica de relatividad general; una observación en la naturaleza que requiera a la gravedad cuántica para ser explicada y que después concordara con todas nuestras ideas, que se han desarrollado hasta ahora sobre principios generales. En este contexto es muy probable que esto tenga que ver con el tema del origen del universo, entonces es bastante excitante la pregunta, la búsqueda. Pero, obviamente tenemos que ir paso por paso, y en este caso tal vez hasta buscamos en lugares anteriores al Big Bang, testeando cuáles fueron los orígenes reales del universo. En realidad, ni siquiera me animo soñar con una verificación de este tipo, porque nuestras teorías todavía no son lo suficientemente precisas para contestar la pregunta sobre el origen del universo.

-Si, como usted dice, la mayor parte de su trabajo es teórico, ¿cuál sería la parte aplicada, o empírica? ¿Cuáles son las herramientas no teóricas que usa para avanzar en su trabajo? -Hasta ahora usamos las herramientas que se utilizan tradicionalmente en la cosmología, que son las observaciones de radiación de fondo cósmico de microondas. Esto ha rendido mucha información sobre los inicios del universo. Hasta ahora, ninguna de estas observaciones requiere la gravedad cuántica para ser explicada. Pero cada vez más nuestras herramientas por ejemplo, los satélites de última generación son más precisas y comprensivas. En algún punto, la precisión de estos instrumentos tendría que ser tal que podríamos ver los efectos empíricos de la gravedad cuántica. Esa es nuestra esperanza. Otra fuente son los detectores de ondas gravitacionales, que aún están siendo construidos. Estos tienen la

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ventaja de que se podría observar que las ondas de gravedad pueden penetrar con mucha más profundidad la densidad del universo temprano, cerca del Big Bang. Esas observaciones van a ser muy interesantes.

-¿Cuáles son sus esperanzas para este libro que se acaba de publicar? -Es básicamente una explicación de la historia del desarrollo de esta teoría. Empieza por esbozar la relatividad general y la mecánica cuántica, las cuales intentamos unir. Después entramos en el terreno de cuáles son las teorías que compiten con la gravedad cuántica, como por ejemplo la teoría de cuerdas... Después explicamos cuáles son las implicaciones concretas de la gravedad cuántica y qué significa ver el tiempo-espacio en términos de átomos... Y cerramos con las implicaciones cosmológicas: por ejemplo, justamente este tema de cuáles son las observaciones que necesitamos para comprobar la teoría... Y al fin concluimos con una mirada más general pensando en cuáles son las implicaciones filosóficas de estas teorías.

-¿Se puede imaginar alguna aplicación práctica de estas teorías, por más lejanas que sean? ¿Por ejemplo, atravesar un agujero negro? -El tema de los agujeros negros es muy complicado por la alta densidad que tienen. En esta etapa es muy difícil concebir una aplicación práctica de la teoría de la gravedad cuántica. Aunque la teoría esta funcionando, aún es muy conceptual. Pero esto repite la historia de la mecánica cuántica, que en sus inicios fue puramente matemática, pero que décadas después derivó en aplicaciones prácticas como la construcción de los semi-conductores, que tienen ya usos prácticos. Para la gravedad cuántica, los tiempos seguramente serán mucho, pero mucho más largos. Tal vez hasta siglos tendrán que pasar antes de ver si son posibles las aplicaciones prácticas de la teoría de la gravedad cuántica.

-Hablando de siglos y largas perspec tivas, ¿cómo ve el tema del futuro del hombre, especialmente en relación con la creciente crisis ecológica planetaria? -Bueno, como científicos estamos acostumbrados a perspectivas de tiempo de muy largo plazo que es algo que va en contra de la mirada del mudo económico que sólo se interesa en los problemas de un plazo relativamente muy breve. El punto de vista científico es más sano, me parece, en términos generales. En cuanto a la crisis ecológica, por supuesto que es alarmante, pero sabemos que la naturaleza es muy resiliente y tiene la capacidad de sanarse a sí misma. Claro que si uno empuja con suficiente fuerza y por suficiente tiempo como lo ha hecho la humanidad por varias décadas ya entonces se puede llegar a una crisis terminal. Hay que preocuparse.

-Para su profesión, y para la humanidad en general, ¿cómo ve la increíble aceleración del poder de las computadoras en la vida doméstica? -Es increíble, por cierto. Es difícil hacer extrapolaciones. Aun si tienes un crecimiento exponencial, eso no significa que va a haber automáticamente una transformación en los fundamentos de la naturaleza, como alegan algunos críticos con la teoría de la singularidad. El problema es si el crecimiento es más que exponencial. Es diferente del Big Bang, pero es otro tema con el cual uno tiene que tratar. Pero para entender estos fenómenos siempre hace falta una base teórica muy fuerte, y por ahora esa base existe más en las ciencias duras que en la economía o la tecnología...

http://www.clarin.com/notas/2010/08/10/_-02207212.htm

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Neurociencias / Un recurso vital para la investigación

Estudian el cerebro "al desnudo"

En el biobanco de Fleni intentan develar los secretos moleculares de enfermedades neurodegenerativas Lunes 16 de agosto de 2010

Cerebros en formol: fueron donados a la ciencia y están guardados en el biobanco de Fleni Foto: LA NACION / Maxie Amena Nora Bär LA NACION En el siglo XIX, cuando el célebre médico, anatomista y antropólogo francés Paul Broca descubrió el centro del habla en el cerebro estudiando a pacientes afásicos, se creía que el tamaño de este órgano desconcertante estaba vinculado con la inteligencia (¡y de eso deducían que las mujeres tenían menos capacidad que los hombres!). Cuando moría un personaje destacado, los investigadores solían disputarse su cerebro para medirlo y pesarlo. Fue así como surgió la idea de reunir "colecciones" de cerebros que permitieran caracterizarlos, compararlos y correlacionar sus características anatómicas con las observaciones clínicas, pero en esos tiempos no había manera de preservarlos. Hoy, una red mundial de bancos de cerebros permite a los investigadores bucear en los más intrincados senderos de la mente. Aunque existen sólo ocho al sur del ecuador (uno en Nueva Zelanda, cinco en Australia y uno en Brasil), hay uno que funciona en Buenos Aires. Más precisamente, en Belgrano, en la sede de Fleni. "En la época de Broca surgió la patología como ciencia y comenzaron a recolectarse cerebros -cuenta Gustavo Sevlever, director de docencia e investigación-. En Rusia, cuando murió Lenin [en 1924], llamaron a dos neuropatólogos alemanes muy prominentes, los Vogt, que eran marido y mujer, y empezaron a estudiar cerebros para encontrar la esencia del socialismo. Ellos cortaron el cerebro de Lenin en fetas, en lo que fue el primer intento de descubrir a través de una autopsia algo vinculado con una capacidad especial. Otro ejemplo es el de Thomas Harvey, que cortó el cerebro de Einstein en 240 trozos que repartió entre otros tantos investigadores para descubrir el secreto de la genialidad." Según Sevlever, la ciencia por ahora está lejos de poder explicar la genialidad, pero la posibilidad de almacenar los cerebros de personas que sufrieron enfermedades neurodegenerativas o psiquiátricas y ponerlos bajo el microscopio permite no sólo precisar el diagnóstico, sino también contestar las complejas preguntas que plantean esos procesos patológicos. "Los bancos nos permiten estudiar decenas de cerebros, analizarlos en el nivel celular, genético y molecular, y correlacionar nuestras observaciones con manifestaciones clínicas", agrega. Normales y patológicos

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Desde que comenzó a funcionar, en 2006, el Banco de Cerebros ya recibió en calidad de donación altruista 33 cerebros. Estos pueden recibirse para su almacenamiento hasta 18 horas después de la muerte. Una mitad se congela en nitrógeno líquido a -80°C y la otra se guarda en formol. "En la primera, toda la biología queda congelada -explica Sevlever-: podemos estudiar qué genes se activaron, cómo se tradujeron en ARN [ácido ribonucleico, el mensajero que contiene la información genética procedente del ADN] y cómo ese ARN fabricó proteínas. Es lo que se llama genómica, transcriptómica y proteómica. Con la mitad no congelada, los patólogos podemos hacer el diagnóstico analizando los cambios microscópicos que presenta." Para Sevlever, el banco es una oportunidad incomparable de estudiar fenómenos tan complejos que exceden una mirada reduccionista. "Sólo con un enfoque holístico uno puede comprenderlos, porque son mucho más que la suma de las partes -dice-. Para la biología de sistemas, hasta ahora fuimos un poco reduccionistas, detectamos hechos que tienen un gran impacto, pero nos perdimos otros más sutiles, aunque tal vez más importantes. Ahora, tratamos de analizar el cuadro en su totalidad." Además, agrega: "Todo el aparato teórico de la medicina se construyó sobre la base del estudio clínico-patológico que es la autopsia. La comprensión última de una enfermedad está en los tejidos". Precisamente, el estudio post mórtem de muestras de cerebros de personas normales exhibió que hay pacientes que no tenían manifestaciones clínicas en los que sin embargo el análisis patológico se encontraba con las características placas de proteína beta amiloide típicas del mal de Alzheimer. "Se calcula que entre el 10 y el 30% de los pacientes a los que se les atribuye enfermedad de Alzheimer en realidad padecen de otra patología", destaca Sevlever. Desde su creación, los investigadores de Fleni realizaron estudios de la morfología de las neuronas implicadas en estos procesos patológicos y sobre los cambios metabólicos que presenta. Entre otros -explica el doctor Miguel Riudavets, coordinador del banco-, "los resultados más importantes de esos trabajos fueron la constatación de que aunque podría pensarse que los cambios más grandes [en el tejido cerebral] se dan cuando va avanzando el deterioro cognitivo en realidad ocurren cuando la persona es normal. Personas añosas que están bien cognitivamente ya presentan cambios histopatológicos. Para avanzar es fundamental contar con cerebros de personas sanas que nos permitan establecer comparaciones". Según los científicos, se calcula que transcurren más de 20 años desde que comienza a desarrollarse el trastorno hasta que aparecen los primeros síntomas. Es entonces cuando podría abrirse una importantísima ventana terapéutica. "Hoy, la posibilidad de almacenar tejido biológico en buenas condiciones es una llave para empezar a entender algunas de estas enfermedades, ver qué pasa en la Argentina, colaborar con otros grupos y acceder a la biología de más alto nivel -dice Sevlever-. Y tal vez nos permita contestar una de las grandes preguntas de la neurociencia actual: ¿es el envejecimiento un proceso patológico o normal? ¿Todos tendremos enfermedad de Alzheimer o existe el envejecimiento exitoso?" Como se ve, esta historia continuará... http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1295119&origen=NLCien

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Síntomas psicóticos: muy frecuentes

El estrés es uno de los factores causantes; la mayoría de quienes los padecen no están en tratamiento Sábado 14 de agosto de 2010 |

Pensar que alguien le está robando el pensamiento es uno de los síntomas referidos por los encuestados Foto: Archivo Julieta Bravo Para LA NACION Casi un quinto de la población de la ciudad de Buenos Aires ha tenido al menos una vez algún síntoma psicótico. El estrés es una de las características que más inciden en la presencia de este síntoma. Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de un estudio encabezado por el doctor Eduardo A. Leiderman, médico psiquiatra, investigador y profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Palermo. Según el estudio, un 18 por ciento de la población dijo tener, al menos, un síntoma psicótico la semana previa a la realización de la investigación. De ellos, el 15,1% toma medicación, y un 27% está en tratamiento psiquiátrico o psicológico. El 4,6% de los encuestados presenta tres o más síntomas psicóticos, de los cuales, el 47% está en tratamiento psiquiátrico o psicológico, el 34% está medicado y sólo uno de cada cuatro cree tener una enfermedad mental. El trabajo fue realizado junto a los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de dicha universidad, quienes encuestaron a 1036 transeúntes con una edad promedio de 37 años. La muestra abarcó 15 barrios porteños entre los meses de agosto y noviembre de 2009. Se utilizó una autoencuesta diseñada ad hoc con preguntas sobre síntomas psicóticos y la subescala de ideación paranoide de la SCL-90-R, que es utilizada internacionalmente y está validada en la Argentina. "Hoy en día, los investigadores tienden a llamar experiencias de tipo psicóticas, en lugar de síntomas psicóticos. Encontramos que un 18% de la población encuestada tuvo al menos una experiencia psicótica en la semana anterior al estudio. Otra cuestión interesante para tener en cuenta es que el 4,6% de los encuestados presenta dos, tres o más síntomas psicóticos", explicó a La Nacion el doctor Leiderman. El estudio llama la atención sobre la cantidad de personas que no están con ningún tratamiento y que presentan indicios psicóticos. El profesor detalló que, en general, la baja escolaridad y el estrés son las características que más inciden en la presencia de estos síntomas. "La baja educación hace que intelectualmente uno se encuentre con menos recursos para actuar frente a algún sufrimiento psíquico y, por lo tanto, da más lugar a tener esas experiencias

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psicóticas, o viceversa: que al presentar esa sintomatología es más difícil acceder a una educación superior. Puede ser causa o consecuencia", afirmó. El autor de la investigación fue distinguido con el primer premio a la mejor comunicación científica en el XXVI Congreso Argentina de Psiquiatría, cuyo título es Prevalencia de sintomatología psicótica en la población general de la ciudad de Buenos Aires. Más datos El 22,4% de los encuestados están en tratamiento psiquiátrico o psicológico, y el 8,6% de ellos se encuentran en tratamiento psicofarmacológico. De la población total, un 3,6% fue diagnosticado con una enfermedad mental y un 4% cree tener un trastorno mental. Un 18% de la población dijo tener, al menos, un síntoma psicótico la semana previa a la realización del presente estudio. De ellos, el 15,1% toma medicación y un 27% está en tratamiento psiquiátrico o psicológico. Asimismo, Leiderman considera primordial aclarar que cuando se habla de síntomas psicóticos no significa que todas las personas sean psicóticas. Y aclaró: "Es un punto importante que vale la pena esclarecer. No hay que crear una confusión en la población". Con respecto al tipo de síntoma psicótico, el 7,2% de los encuestados presentaron en la última semana alucinaciones auditivas (la percepción sin objeto; puede haber tantas alucinaciones como sensaciones existen); el 9,7%, alucinaciones visuales; el 3,1%, ideas de control (por ejemplo, pensar que uno es controlado por algún tipo de fuerza exterior); el 1,4%, inserción de pensamiento (que algo o alguien le está introduciendo ideas o pensamientos); el 2,8%, robo de pensamiento (cuando se piensa que alguien se los está quitando); el 5,6%, ideas de referencia, y el 4,2%, ideas de perjuicio (se siente que hay una conspiración en su contra sin evidencia real). La doctora Lía Ricón, médica, psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), psiquiatra y profesora titular consulta de la Universidad de Buenos Aires, quien no participó del trabajo, fue consultada por La Nacion acerca de los resultados de la encuesta. "Esto sería hacer diagnósticos llamados categoriales, que marginalizan, discriminan y estigmatizan. Es como decir: "Si usted tiene una psicosis, usted está loco, aislado de la sociedad, alienado". Es más útil pensar en los llamados diagnósticos dimensionales, que se refieren a aspectos que pueden encontrarse en distintas personas. La verdad es que todos tenemos momentos, estados, aspectos, que pueden llamarse "psicóticos"; son distorsiones de la realidad, que pueden ser corregidas", enfatizó la especialista. En cuanto a los datos referidos a la baja escolaridad y al estrés, la doctora Ricón considera que podría relacionarse con la dificultad para evaluar racionalmente sensaciones que implicarían una distorsión de la realidad. "Hay que reconocer que todos la distorsionamos y que esto no implica ser calificado como "psicótico", destacó. Una de las recomendaciones que Leiderman indica es que no hay que alarmarse si uno tiene una o varias experiencias psicóticas. Y, si los síntomas son persistentes, se debería realizar una consulta a algún profesional. "Lo que observamos es que aquellos que tenían más de una experiencia no estaban con ningún tipo de tratamiento. Por eso, me parece importante poder prevenir antes que se manifieste todo el trastorno, porque a veces aparece una experiencia de tipo psicótica aislada y todavía el trastorno psicótico y la ansiedad y la depresión no se manifestaron. Y si uno lo enfrenta antes, puede incidir en una mejor evolución", concluyó el experto. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1294544&origen=NLCien

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Novela negra bajo la sombrilla

La escritora y periodista Maruja Torres recomienda 'PREDATOR', de la saga creada por Patricia Cornwell acerca de la forense Kay Scarpetta FÁTIMA CRUZ - Madrid - 16/08/2010

EL PAÍS ha preguntado a 30 escritores qué cinco libros meterían en la maleta para las vacaciones. Cuáles serían sus lecturas de verano ¿El resultado? Hemos hecho una clasificación con los más citados y te los recomendaremos cada día en 'Tentaciones de Verano'. Estira la toalla, es hora de leer. La médico forense Kay Scarpetta, el personaje creado por Patricia Cornwell (Miami, 1956), vuelve a las andadas en PREDATOR (Zeta), la decimocuarta entrega sobre la famosa investigadora. La escritora y periodista Maruja Torres (Barcelona, 1943. Premio Planeta en el año 2000 por Mientras vivimos; Premio Nadal en 2009 por Esperadme en el cielo) recomienda a los lectores de EL PAÍS esta novela negra con la que está poniéndose al día este verano. Una historia "con muchos cuerpos que abrir y cráneos que cerrar", asegura misteriosa. Patricia Cornwell creó a la doctora Scarpetta en Postmortem, el libro que inicia la saga, publicado en 1990. Junto a ella trabaja su equipo, formado por su sobrina Lucy, su pareja Benton y su colega Pete. En esta

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ocasión Kay Scarpetta trabaja como freelance para la Academia Nacional de Medicina Forense, en Florida. Es allí donde recibe el encargo de investigar una serie de asesinatos aparentemente perpetrados por la misma persona, una mente desequilibrada. El nombre del libro, PREDATOR, es el acrónimo de Prefrontal Determinants of Aggressive-Type Overt Responsivity, un proyecto neuropsicológico que trata de averiguar las diferencias entre las funciones cerebrales de los asesinos y de la gente corriente. La doctora se trasladará hasta Boston, donde Benton trabaja en este estudio científico. De esta manera unirán fuerzas para solucionar el caso, una vez más. Al margen de la investigación en esta novela tiene gran importancia la situación personal de los protagonistas, todos ellos en una encrucijada vital que tambalea la cohesión del equipo de Scarpetta. Una de las características de las historias de Cornwell es la narración múltiple, lo que ofrece al lector la posibilidad de contemplar la acción desde varias perspectivas, incluida la del propio asesino. La autora, una de las más leídas en novela negra, dio con la clave del éxito al introducir al lector en la sala de operaciones de los forenses, recurso que también ha resultado en muchas series de televisión (CSI, Bones). "En verano suelo leer cosas que me distraigan, y eso es lo que recomiendo a todo el mundo", asegura Maruja Torres. Pero ella no es la única escritora que se decanta por la novela negra en verano. En nuestra lista hasta ahora se han colado ejemplos como El largo adiós , de Raymond Chandler y El silencio del bosque de Tana French. PREDATOR, Patricia Cornwell (Zeta)

Otros libros de Patricia Cornwell: Scarpetta (Ediciones B) El libro de los muertos (Zeta) Postmortem (Punto de Lectura) El cuerpo del delito (Punto de Lectura) http://www.elpais.com/articulo/cultura/Novela/negra/sombrilla/elpten/20100813elpepucul_7/Tes

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Pensamiento crítico en la 'caja tonta'

ELISA SILIÓ 14/08/2010

Los libros que indagan o explican filosofías vitales que laten en las series de televisión se han convertido en complemento para los seguidores En un corcho de la oficina de los productores de Mad Men han colgado una felicitación. No es la enésima carta anónima, sino una manuscrita del propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Cualquier asesor de imagen -quién sabe si ha sido ocurrencia de uno- apoyaría esta expresión de entusiasmo, porque hoy la pasión por cierta televisión es cool. Algunas series, calificadas por algunos como "la mejor narrativa americana actual", no son un fenómeno nuevo, hay que remontarse al 2002 con el estreno de The Wire. Aunque sí lo es el comportamiento de la audiencia. Han descubierto que hay vida más allá del visionado de un capítulo de cualquiera de estas series. Ellas te ponen a prueba. Hace tiempo que el espectador no aguarda la entrega semanal y se indigesta con un atracón de episodios. Ahora, además, gracias a Facebook y Twitter, disfruta de un contacto directo con los actores, productores y guionistas; intercambia impresiones en los foros cibernéticos y tiene acceso a los detalles más inauditos en unas webs oficiales cada vez más completas. Un caldo de cultivo que ha propiciado una avalancha de libros sobre unas series que invitan a la reflexión. "Apuestan por una nueva forma de narrar, no tan simplista y sensacionalista, muy crítica con la sociedad", dice Iván de los Ríos "Twitter o Facebook son un mundo. Yo me twitteo con los actores o con los guionistas. Hay una revolución desde hace un año en la que tienen cabida los libros y cualquier medio de comunicación. Es muy divertido, pero también un poco loco porque hay mucho y hay que ir descartando", cuenta entusiasmada Mariló García, coordinadora de series Cinemanía y bloguera (yonomeaburro.blogspot.com). "Por ejemplo, después de las nominaciones de los Emmys en Twitter había actores que se quejaban. El periodista está dejando de ser el intermediario". Su blog, centrado en las series, recibe 4.000 visitas diarias con picos de 15.000. La periodista propuso, sin fortuna, a un sello editorial escribir un libro sobre la moda en las series. "Las editoriales tienen miedo a lo nuevo", dice convencida. "Los productores ahora son también los guionistas y eso es muy importante. Cuando tú haces un producto y pones la pasta, intentas que sea un fenómeno". El resultado es que se adelantan informaciones para caldear el ambiente y se editan, al igual que en las superproducciones juveniles, guías oficiales de las series. ¿Y por qué no antes la reflexión en las series? Las reglas publicitarias generaban espectadores perezosos, vendidos a un entretenimiento tan puro como hueco. Hasta que llegó el canal de pago HBO con su eslogan "esto no es televisión" y rompió los cánones. No estaba obligado a rendir pleitesía a los anunciantes, sino a presentar sus respetos a una audiencia dispuesta a costear un producto vanguardista. "No hay nada que te sirva de paño caliente respecto a una historia triste, una historia airada, una historia subversiva, una historia

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perturbadora", observa David Simon, productor de The Wire, una serie "sobre la porción de Estados Unidos que hemos desechado". "La literatura de series no es solo un fenómeno fan que vive del fetichismo, sino que quien se enfrente a estas obras verá que aquí se están dilucidando formas distintas de la narrativa audiovisual contemporánea", sostiene Xavier Pérez, profesor de narrativa audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra. "HBO fue una gran apuesta experimental. Habíamos pasado una época en la que parecía invariable que la serialidad televisiva se basaba en un esquema de un mundo estable que se desequilibra y que al final vuelve a la estabilidad original", agrega Pérez. "Sus guionistas empezaron a declarar que se habían inspirado en series como Berlin Alexanderplatz (basada en la novela de Alfred Döblin), de Rainer Werner Fassbinder, que presentaban un mundo en permanente descomposición", subraya Pérez, coautor con Jordi Balló de Yo ya he estado aquí. Ficciones de la repetición (Anagrama, 2005). Durante muchos años, Pérez pensó que Twin Peaks, de David Lynch, y The Kingdom, de Lars von Trier, serían siempre una excepción en esa concepción desintegradora. ¿Hablamos de las series como si fueran Arte, con mayúsculas? "Es muy complicado, porque el arte es lo que los hombres dicen que lo es y, sobre todo, las instituciones legitimadas para decirlo. Es un producto comercial, pero de calidad máxima intelectual, política y estética", opina Iván de los Ríos, profesor de filosofía contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid. "Apuestan por una nueva forma de narrar, no tan simplista y sensacionalista. Una expresión muy crítica sobre la sociedad que las engendra". La caja tonta (o lista) y los filósofos de nueva hornada han creado un tándem muy rentable en Estados Unidos, un país de gran tradición en ensayos de cultura popular. Las series son la excusa para explicar conceptos filosóficos -un vade retro para el lector medio- y que, sin embargo, pica el anzuelo por su afinidad televisiva. "Este tipo de libros continuará. Titular con el nombre de la serie y luego añadir "... y la filosofía", es una idea que nació en 1999 con Seinfeld. Ahora hay más de cincuenta libros. Son inteligentes, para fans inteligentes de una cultura popular inteligente. La televisión no es para peleles", sostiene William Irwin, profesor de Filosofía en el King's Collage de Pensilvania, autor de esa primera obra (Seinfeld and Phisosophy: a Book about Everything and Nothing) y coeditor de Los Simpson y la filosofía. La máxima de Homer: "Si lo intentas y fracasas la lección es: nunca lo intentes". "No se requiere tener un background filosófico. Intentamos que el público sea capaz de pensar de una forma más crítica, y que vea que muchas de las preguntas que se plantea en sus series se han debatido décadas", explica Henry Jacoby, autor de La filosofía de House. Todos mienten. "Sería estupendo si después de leernos alguien se interesa por la filosofía". "Hay muchas cuestiones filosóficas planteadas en House. Como es obvio, algunas relacionadas con la ética médica. House usa la lógica para resolver puzles. Pero no son las únicas", prosigue Jacoby. Al estadounidense le ha salido un competidor en España: el manual de autoayuda Dr. House. Guía para la vida, de Toni de la Torre. "La tradición de apelar a la cultura popular para explicar y discutir la filosofía nos hace volver a Sócrates. Él hablaba en términos de la mitología popular y analogías agrícolas", compara Irwin. "La mayoría de los filósofos comprenden que con estos libros tratamos de difundir la filosofía como él. A veces me topo con algunos prejuicios, pero no permito que me fastidien". "La divulgación científica vende. Uno no compra un libro de Aristóteles porque nos resulta un peñazo, pero si ves en la librería Aristóteles en 20 minutos, te engancha", argumenta De los Ríos. "Aunque sí hay filosofía en Los Simpson. Por ejemplo, las paradojas de la omnipotencia de Bart. Nadie me escucha si yo afirmo: 'En la teología medieval se decía: si Dios existe y es omnipotente crearía una piedra que sería incapaz de mover... '. Pero te llega si lo pones en boca de Bart: '¿Podría Jesucristo calentar en el microondas un burrito tanto que fuera incapaz de comérselo?". De los Ríos ha participado en dos libros de factura nacional: The Wire. 10 dosis de la mejor serie de televisión y Los Soprano forever. Antimanual de una serie de culto, ambos en Errata Naturae. "Estos libros tienen una mezcla de rigor intelectual y humor, a veces con mala leche. Se ha intentado, y creo que conseguido, que los ensayos tuviesen la altura intelectual de los guiones", explica De los Ríos. El editor de Errata Naturae, Rubén Hernández, no tiene intención de publicar muchos más: "No queremos especializarnos en series. Tiene que surgir un libro muy en nuestra línea editorial". The Wire arranca con un prólogo de David Simón. El productor y periodista de sucesos no se anda con chiquitas: "La pauta que sigo para intentar ser verosímil es muy sencilla (la vengo siguiendo desde que empecé a escribir ficción): que se joda el lector medio". Prosigue con una conversión entre Simon y el Nick Horby (Alta fidelidad), que pasaron

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una tarde en Londres hablando del proceso de escritura, de Baltimore, de la música y del deporte. Le dan el relevo siete ensayos de Rodrigo Fresán, Iván de los Ríos y Margaret Talbot, entre otros. Y el volumen se cierra con El confidente, un inédito de Georges Pelecanos, uno de sus guionistas. Mientras tanto, Los Soprano forever propone diferentes ángulos de la vida de esta familia mafiosa de Nueva Jersey: su relación con Dios, el sexo, el mal o la obesidad. Ideas que se desgranan de la mano de De los Ríos, Fresán, Fernando Delafuente. Ignacio de Castro Rey y Fernando Castro Flórez. "Los Soprano es un buen producto que está sobredimensionado porque sufrimos aburrimiento doméstico", plantea este último, quien se niega a un "arresto domiciliario" para ver series. Los Soprano. Temporada dos. Un tipo feliz. Tony (el protagonista): "Tengo el mundo cogido por las pelotas y no dejo de sentirme como si fuera un puto pringado". "¿Qué opinarían Platón, Aristóteles, los estoicos o los epicúreos de la felicidad de este gordo criminal?", se preguntan en Los Soprano y la filosofía (Richard Greene y Peter Vernezze). "No creo que la gente necesite saber más de Los Soprano, pero hay un montón de cuestiones que explorar. Nuestros ensayos versan sobre qué nos puede decir Los Soprano acerca de la filosofía y de nosotros mismos. La gente está interesada en la cultura popular porque no vivieron el pasado. Es algo que hay que estudiar ahora", explica Richard V. Greene, de la Weber State University, coeditor de la obra. "Está haciendo televisión una generación que ya nació con ella, y eso influye y beneficia", se felicita Rodrigo Fresán, quien participa también en Los Soprano forever. "No escribiría guiones, son un planeta diferente. Bueno sí, si me lo pidiese alguien de quien soy fan, pero seguro que luego me arrepentiría", asegura este forofo de Bob Esponja. Los enigmas de Perdidos (Lost), la paranoia en la isla del Pacífico, con osos polares y un humo negro asesino, genera mucha literatura. "Es normal porque la serie plantea lo siguiente al espectador: 'Tienes que saber más si quieres entrar en mi mundo'. Es una máquina de producir otras interpretaciones y un complemento son los libros. No podemos ver Perdidos como vemos una película o un sit com", razona Simone Regazzoni, autor de Perdidos. La filosofía. "Tenemos que participar en la creación de ese mundo. Y para hacerlo necesitamos leer y escribir, conocer a otras personas que viven en ese mundo. Mi libro es una forma de participar en el juego narrativo de este mundo. Tiene, como en un videojuego, distintos niveles de dificultad". "Perdidos no es filosofía popular, pero un filósofo puede hacer filosofía popular con la serie. Hay todavía demasiados prejuicios. El filósofo clásico intelectual (que no sabe qué está ocurriendo en la cultura popular) se resiste a la televisión. Se entiende que no pueda cambiar su paradigma intelectual, pero la nueva generación de filósofos (bad guys para los académicos) está preparada para trabajar con las series, los cómics o la pornografía", prosigue Regazzoni. El profesor de la Universidad Católica de Milán es coautor también de un ensayo sobre House y otro de Harry Potter que Duomo publicará este septiembre. Se esperaba para estas fechas la edición inglesa, pero la Enciclopedia Lost, tan ansiada por los fans, verá la luz en otoño. Ha trascendido que intentará explicar todos los enigmas y misterios en sus 400 páginas, con más de 1.500 fotos. El final tan abierto de la emisión defraudó a muchos que confían en cerrar muchas incógnitas con su lectura, como han prometido los productores. Grijalbo sacará a la venta la versión en español. Lluís Alba y Miguel Pérez, del blog Zumbarte, sabían que su baza frente a la Enciclopedia Lost era el tiempo. Así que el mismo día de la despedida, tras seis temporadas, entregaron su volumen Perdidos. La guía definitiva a Dolmen, editor desde 2006 de otros cuatro libros sobre la serie. "Tiene 400 páginas, con análisis de cada capítulo. No hacemos elucubraciones personales, ni nos hacemos eco de las teorías de otros", cuenta Alba. Don Draper, el publicista neoyorquino protagonista de Mad Men, tiene siempre en su escritorio media docena de camisas almidonadas. Todo lo que ve o toca es elegante y, pese a lo que podría parecer, nada es insustancial en la serie favorita de Barack Obama. Se retrata las costumbres sociales y políticas de cambio de los años sesenta en Estados Unidos (la identidad y la autenticidad del feminismo, la libertad o la felicidad) con tal profundidad que Irwin es también editor de otro libro Mad Men and Philosophy: nothing is as it seems (Paperback, 2010). Los niñatos malhablados y corrosivos de South Park han sido también merecedores de tres libros que, como el primero, no han llegado a España. Y de otros irreverentes, la familia animada más conocida del mundo, se acaba de editar El Evangelio según los Simpson. El libro, escrito por Mark A. Pinsky, un periodista judío que sirvió al Ejército israelí, muestra como Bart y compañía se mofan de la religión organizada pero, al mismo tiempo, abrazan la fe para hacer frente a su frustración social.

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El tiempo demostrará si la literatura de series ha llegado para quedarse. Por lo pronto, pocos niegan que las series son una compañía un poco adictiva. De los Ríos lo resume: "No sabemos qué hacer con nosotros mismos y necesitamos consumir productos que nos den la ilusión de que queda algo para mañana". Yo ya he estado aquí. Ficciones de la repetición. Jordi Balló y Xavier Pérez. Anagrama. Barcelona, 2005. 198 páginas. 19 euros. The Wire. 10 dosis de la mejor serie de televisión. VV. AA. Introducción de David Simon. Ilustraciones de David Sánchez. Errata Naturae. Madrid, 2009. 238 páginas. 16,90 euros. Perdidos. La filosofía. Simona Regazzoni. Traducción de María Ángeles Cabré. Duomo Ediciones. 133 páginas. 19,90 euros. Perdidos. La guía definitiva. Dolmen. Lluís Alba y Miguel Pérez. Dolmen. Barcelona, 2010. 460 páginas. 20 euros. El Evangelio según los Simpson. Mark A. Pinsky. Selector. México, 2010. 330 páginas. 19,50 euros. Los Soprano y la filosofía. Richard Greene y Peter Vernezze. Traducción de María Ruiz de Apodaca. Barcelona, 2010. 266 páginas. 19,50 euros. Los Soprano forever. Antimanual de una serie de culto. VV AA. Traducción de Inés Antón. Errata Naturae. Madrid, 2009. 169 páginas, 16,90 euros. Dr. House. Guía para la vida. Toni de la Torre. Now Books. Barcelona, 2010. 7,50 euros. La filosofía de House. Todos mienten. William Irving y Henry Jacoby. Selector. México, 2009. 248 páginas. 15 euros. Los Simpson y la filosofía. William Irwin, Mark T. Conard y Aeon J. Skoble. Traducción de Diana Hernández. Blakie Books. Barcelona, 2009. 415 páginas. 22 euros. http://www.elpais.com/articulo/portada/Pensamiento/critico/caja/tonta/elpepuculbab/20100814elpbabpor_4/T es

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Teleseries de autor

Marcelo Figueras 14/08/2010

En la calidad de la escritura de los guiones está el éxito que viven hoy las series de televisión. Es allí donde parece emerger una creatividad renovadora que podría equipararse a la que supuso el teatro isabelino en su época.

Hasta el siglo XVII, los dramaturgos ingleses (Marlowe, Shakespeare, Jonson) veían sus obras editadas tan sólo en el formato denominado quarto. Así llamados debido a su fabricación -una hoja doblada se convertía en varias páginas de texto impreso-, los quartos se parecían a un panfleto. Hoy suena inverosímil, pero aquellos dramas y comedias no habían alcanzado aún el prestigio de las formas consagradas por el libro: el ensayo (Montaigne, Bacon), los diccionarios y enciclopedias (Florio, Topsell), la narrativa (Cervantes) y la poesía. ¡El único libro de su autoría que Shakespeare acarició en vida fue el de los Sonetos de 1609! HBO, Showtime o AMC creen que la mejor manera de competir es produciendo series de ambición narrativa Un elemento común a la narrativa audiovisual que hoy hace historia es que han sido escritas paciente, deliberada y sabiamente

Aquellos quartos son los precursores de los guiones de hoy. Pero tranquilos, que no pretenderé a continuación que los guionistas somos Shakespeare. Aunque no sería injusto parangonar a ciertos autores (Mankiewicz, Wilder, Chayefsky, Coppola) con el Thomas Kyd de The Spanish Tragedie: ilustres antecesores de un relámpago que todavía no encendió nuestro cielo. (¿O será posible que nos haya visitado, ya, bajo el nombre The Wire?).

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Tampoco sostendré que los guiones son alta literatura, aunque no cerraría la puerta a su valoración como subgénero. En sus características esenciales -pocas pero precisas indicaciones, diálogos, definición de parámetros visuales y sonoros-, los guiones profetizaron las formas de leer, ver y oír en sincronía que los nuevos soportes hacen ya posible. Las generaciones venideras leerán algo que se parecerá más a un guión que a una novela. No digo que será mejor, pero tampoco peor. Un siglo atrás nadie imaginaba que el cómic emularía la potencia narrativa de la literatura. Hoy títulos como From Hell, de Alan Moore, comparten mi estantería con Marlowe y Shakespeare, y sin complejo de inferioridad alguno.

Las mejores analogías entre quartos y guiones pasan por otro lado. La ficción televisiva de habla inglesa (y sólo ella, ay, aunque más no sea por el momento) vive hoy un estallido de creatividad comparable al que supuso el teatro isabelino, aunque más no sea por su equilibrio entre excelencia y popularidad. En términos narrativos abreva en el agua de los novelistas decimonónicos (otra época de textos maravillosos y popularísimos a la vez: Dickens, Victor Hugo), de los que toma formatos -el folletín, para empezar: ¿qué otra cosa fue Lost?- pero también géneros: el realismo social, el melodrama, el misterio policial, la sátira. El fenómeno no es casual. A aquellos dramaturgos y novelistas y a los creadores de esta TV les tocaron épocas de cambios en el paradigma de lo que se podía, pero ante todo de lo que era válido leer. La edición de las obras shakespearianas en el Primer Folio (1623), la serialización de relatos en diarios y revistas (primera mitad del siglo XIX) y la invención del libro electrónico reinventaron nuestras lecturas.

Si me viese obligado a escoger un elemento común a la narrativa audiovisual que hoy hace historia (desde miniseries precursoras como The Singing Detective y Prime Suspect hasta The Wire, Breaking Bad y Mad Men), diría que esas piezas (a las que cabe sumar ejemplos excepcionales del cine actual: Paul Thomas Anderson, Michael Haneke, las pelis de Pixar) son como son porque han sido paciente, deliberada, sabiamente escritas. Las obras geniales de esta TV (en el sentido más nocturno y más alemán de esa mala palabra, diría Borges) deben la excelencia no a innovaciones tecnológicas ni a un salto cualitativo de sus directores y actores, sino a su escritura. Existe una generación de narradores que están produciendo una transformación que amplía la oferta de ficciones inolvidables, al tiempo que dinamita (como en el siglo XVII, como en el siglo XIX) las divisiones entre lo excelso y lo popular. Yo soy de los que de exiliarse a una isla se llevaría todo Shakespeare y también Citizen Kane, pero hoy añadiría algo más: las temporadas de Prime Suspect y The Wire. Una de las razones que explica esta era dorada es casi burocrática. Tanto los estudios como las emisoras son empresas, y como tales tienen por primer objetivo (y a menudo por primero y único) la creación de ganancias. Pero allí donde los estudios hacen dinero con películas blandas, predecibles y testeadas como si fuesen un electrodoméstico, los canales de TV (y muy especialmente los de cable: HBO, Showtime, AMC) creen que la mejor manera de competir en materia de contenidos audiovisuales es producir series de ambición narrativa. Y la realidad les está dando la razón.

Pero aun las emisoras de aire coinciden con las de cable en el procedimiento: cuando quieren una buena serie no le encargan la tarea a un productor ni a un director, sino a un guionista. Las series que gustan en el mundo están precedidas por un cartel que dice "producida por", pero el nombre que sigue a ese crédito es -siempre, pero siempre- el del guionista que la creó, supervisa y a menudo la escribe. ¿David Chase, de The Sopranos? Guionista. ¿David Simon de The Wire? Guionista. ¿Abrams y Lindelof, de Lost? Guionistas. ¿Vince Gilligan, de Breaking Bad? Guionista. ¿David Shore y Paul Attanasio, de House? Guionistas. ¿Matthew Weiner de Mad Men? Guionista. Podría seguir así hasta la semana que viene.

Mad Men exhibe todas las marcas de la escritura de calidad: la perfecta estructura, la dimensión de sus criaturas, la precisión de los diálogos: en esa agencia de publicidad nadie dice lo que piensa y siente de verdad, y sin embargo los procesos internos de sus personajes resultan transparentes. Breaking Bad es a la TV de hoy lo que Coppola, Scorsese y Altman fueron al cine en los setenta: un soplo de aire fresco ... o quizás convenga decir pútrido, si se atiende al retrato que se hace de lo que hoy queda del American Dream.

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Los protagonistas de estas series tienen más de antihéroe (del Ratso Rizzo de Midnight Cowboy, del Travis Bickle de Taxi Driver) que de héroe inmaculado. Personajes equívocos, a menudo reprobables pero siempre inolvidables: House, Tony Soprano, la enfermera Jackie, Don Draper y el Walter White de Breaking Bad impresionan como seres tridimensionales, aun cuando no se los mire con gafas ad hoc. El mérito de su creación es de los autores, pero el éxito que corona sus andanzas se debe al público. El espectador que busca una obra que no insulte su inteligencia gravita hoy hacia la TV, en detrimento del cine de los estudios. A todos nos cuesta entender cómo es posible que las obras de Shakespeare fuesen teatro popular en su tiempo, o que la gente simple siguiese con unción los textos de Dickens. Que no extrañe, pues, que en el futuro alguien se pregunte cómo había tantos en condiciones de seguir relatos como los de Lost o Daños y perjuicios. La ficción televisiva de hoy es un medio ideal para escritores con ambiciones. La experiencia del paso del tiempo que tiene el espectador de una miniserie se asemeja a la del lector de una gran novela; su longitud concede además la posibilidad de un relato más complejo, y hasta coral. The Wire, que llegó a un promedio de treinta y cinco personajes sin un protagonista claro, es lo más parecido a una novela de Richard Price que se haya producido en un medio audiovisual. Y a excepción de David Lean, nadie releyó mejor a Dickens que la miniserie Bleak House (2005). Sus quince capítulos hermanaron al espectador con el lector original, que recibió la novela serializada entre 1852 y 1853 sobre papeles similares a los de un quarto.

Si no hay más escritores consagrados trabajando en TV, es porque los creadores de estas series son autores por derecho propio. Alimentan un soporte que no tiene la tradición de la literatura, pero lo hacen con una ambición similar: la de producir algo nunca antes visto, la de crear una belleza insospechada, la de experimentar con las reglas del relato... y finalmente, de ponerle la firma a una obra que no se extinga con la moda, sino que resuene para siempre. En mi filmoteca, al menos, cada vez hay más series. Cuando uno quiere imaginar la Inglaterra victoriana, no tiene muchas opciones: los libros de historia o las novelas de Dickens. En el futuro, cuando alguien investigue los Estados Unidos del siglo XXI podrá leer una novela de Price o de Cormac McCarthy, pero también tendrá la alternativa de ver The Wire, Breaking Bad o The Sopranos. El envase de los relatos puede ser distinto, pero la experiencia resultará igualmente epifánica.

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) escritor y guionista. Ha publicado libros como Aguarium y Kamchatka, y convertido en guiones las novelas Plata quemada, de Marcelo Piñeyro, y Rosario Tijeras, de Jorge Franco http://www.elpais.com/articulo/portada/Teleseries/autor/elpepuculbab/20100814elpbabpor_3/Tes

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Historia de la noche

ANTONIO MUÑOZ MOLINA 14/08/2010

Leemos una escena nocturna en una novela del siglo XIX y si el autor no lo menciona explícitamente no pensamos en el modo en que está iluminada. ¿Qué luz había en la alcoba en la que Ana Ozores se entrega al seductor Messía en La Regenta, o en la taberna de San Petersburgo a la que entra Raskolnikov al principio de Crimen y Castigo? La imaginación se vuelve más pobre a medida que viajamos hacia atrás en el tiempo. Las noches de la literatura, como las de la Historia, nos las imaginamos distraídamente iluminadas de la misma manera limpia y regular en que lo están las nuestras, y en lo que estaban las del cine hasta que Stanley Kubrick usó unas lentes y una película tan sensibles que le permitieron rodar las escenas interiores de Barry Lyndon a la luz de las velas. Durante gran parte de la historia humana, la noche ha sido una tiniebla sólo traspasada por el resplandor de las hogueras, la llama de una lámpara, la claridad de la luna llena Me pregunto cómo sería la luz a la que escribían Cervantes o Shakespeare porque estoy leyendo un libro que cuenta la historia de la iluminación artificial: 'Brilliant' Así intuimos lo que podía haber sido una noche del siglo XVIII, aunque no se nos ocurrió pensar que esa noche no podía ser igual en el interior de un palacio que en el de una choza, y que la iluminación nocturna, aparte de problema de tecnología, también es una cuestión de clase. Suponemos vagamente que en el pasado anterior a la electricidad y a las lámparas de gas la gente se iluminaba con velas. No se nos ocurre pensar que las velas de calidad, las de cera de abeja y las de esperma de ballena, eran muy caras, de modo que entre las diferencias sociales estaban la longitud y la oscuridad de la noche. Las iglesias y los palacios de los poderosos irradiaban una luz más cegadora todavía porque contrastaba con la negrura en la que sobrevivía casi todo el mundo después del anochecer: en los palacios los espejos multiplicaban el resplandor; en las iglesias, el oro de los retablos. Durante una gran parte de la historia humana, la noche ha sido una tiniebla sólo traspasada por el resplandor de las hogueras, por la llama solitaria y móvil de una lámpara, por la claridad de la luna llena, que revela los volúmenes pero no los colores de las cosas. Nuestros abuelos o nuestros bisabuelos se alumbraron con candiles de aceite, pero nosotros estamos tan acostumbrados a la luz eléctrica que reparamos en ella menos todavía que en el agua corriente. Cuando yo era niño, aún se iba la luz con cierta frecuencia. Nos quedábamos a oscuras en mitad de la cena, y mientras alguien iba a buscar una vela o a comprobar si se habían fundido los plomos los niños cantábamos una canción que tenía algo de rogativa: "Que venga la luz, / que vamos a cenar / pan y huevos fritos / y encima una ensalá". La luz podía venir al cabo del rato o no venir en toda la noche. Y si había que subir a acostarse antes de que hubiera regresado era preciso hacer frente a una oscuridad fácilmente poblada por las criaturas temibles de los cuentos, que los adultos no tenían el menor reparo en invocar, en aquellos tiempos anteriores a los traumas infantiles y a la pedagogía.

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Yo he temblado de miedo subiendo en la oscuridad por una escalera mientras en el rellano de abajo uno de mis tíos se moría de risa diciéndome que el Tío Sacamantecas o la Tía Tragantía iban siguiéndome, y si llevaba una palmatoria en la mano mi propia sombra agigantada era un monstruo al acecho. Otras veces, para el Día de los Difuntos, se ponían en los dormitorios y en las habitaciones menos frecuentadas de la casa tazones de aceite en los que flotaba una lamparilla: una base redonda, recortada en cartón; un pábilo como el de una vela. La lamparilla ardía inmóvil o se movía despacio sobre el aceite, si la empujaba una corriente de aire, iluminando los muebles severos en la habitación sin nadie, resaltando más la ausencia de los que habían vivido y ya no estaban. Me acuerdo de esas velas ardiendo en un tiempo que me parece anterior a mi vida y me pregunto cómo sería la luz a la que escribían de noche Cervantes o Shakespeare porque estoy leyendo un libro asombroso que cuenta la historia de la iluminación artificial: Brilliant, de Jane Brox. Es uno de esos descubrimientos que al principio lo aturden a uno con la rotundidad de su sorpresa: cómo habré estado para no pensar antes en lo que ahora mismo, empezada la lectura, es tan evidente, incluso tan perentorio, para no prestar más atención a las menciones a la luz artificial que hay en la literatura, para no darme cuenta de que contando la historia de los inventos que han servido para iluminar la noche y las tinieblas se encuentra uno de esos hilos narrativos que acaban arrastrando el relato formidable de todo: las lámparas de piedra con una concavidad para la grasa animal que se han exhumado en la cueva de Lascaux; los candiles de bronce y de barro en las casas romanas; las pequeñas jaulas en las que los nativos del Caribe y de las islas de los mares del Sur guardaban las luciérnagas o los escarabajos luminosos con que se alumbraban; los pescados podridos que a veces usaban los mineros para alumbrarse sin peligro con el resplandor de su fósforo, eludiendo así usar las lámparas cuya llama provocaba las explosiones terribles del gas grisú; los faroles de aceite de las calles de París en los cuales los revolucionarios ahorcaban a sus víctimas antes de la invención de la guillotina; el holocausto de ballenas gracias al cual fue posible iluminar de noche las fábricas de la revolución industrial y por lo tanto prolongar hasta la extenuación las jornadas de los trabajadores; la invención de la vida nocturna hacia mediados del siglo XIX, cuando la luz de gas en las calles y en los escaparates volvió por primera vez habitable y tentadora la noche de las ciudades, permitiendo que las prostitutas salieran a exhibirse fuera de los prostíbulos y que los hombres se quedaran hasta muy tarde en los cafés; la innovación de los arcos voltaicos, altas torres metálicas que por primera vez inundaron plazas enteras de una cegadora luz eléctrica, tan extraña en su intensidad que provocó el rechazo de Stevenson: "Una nueva forma de estrella urbana brilla ahora por las noches, horrible, extraterrenal, irritante para el ojo humano; una lámpara para una pesadilla...". Porque la iluminación eléctrica, contra lo que todos creemos saber, no la inventó Edison: lo que se inventó en el laboratorio de Edison, en 1878, fue la manera de subdividirla en unidades manejables que sirvieran para alumbrar los interiores de las casas: la bombilla de filamento incandescente. La luz que ve Gatsby por las noches al otro extremo de una bahía y la que según el poema de Pablo Neruda no se apagaba casi nunca en la ventana del despacho de Stalin son episodios de la misma historia de conexiones tan ilimitadas como la de una red de tendido eléctrico. Cuando esta noche, al terminar de leer, apague la luz, según mis ojos se vayan acostumbrando a la oscuridad viajaré por ella a esa negrura primitiva a la que sigue regresando nuestra memoria genética cada vez que nos aproximamos al sueño. Brilliant. The Evolution of Artificial Light. Jane Brox. (Houghton Mifflyn Harcourt). 368 páginas antoniomuñozmolina.es

http://www.elpais.com/articulo/portada/Historia/noche/elpepuculbab/20100814elpbabpor_5/Tes

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Dios es verde

NURIA BARRIOS 14/08/2010

La canadiense Margaret Atwood elabora una divertida ecoteología para el futuro posapocalíptico en su última novela Margaret Atwood (Canadá, 1939) vivió su infancia entre los bosques umbríos del norte de Canadá, en la temporada cálida del año, y la ciudad, en la temporada fría. Su padre era zoólogo y se había especializado en entomología forestal. La madre, que era nutricionista, y los tres hijos le seguían del bosque a la ciudad y de la ciudad al bosque. En esa doble vida está el germen de algunas constantes de su literatura: el amor por la naturaleza, la preocupación por la supervivencia del planeta, su inquietud por el destino del hombre. ¿Qué le está pasando a nuestro mundo? ¿Qué podemos hacer para detener el daño? ¿Cuánto tiempo nos queda? El año del diluvio, su última novela, transcurre en un futuro posapocalíptico, escenario que comparte con dos novelas anteriores: El cuento de la criada y Oryx y Crake. Ficción especulativa, así las define Atwood, candidata al Nobel, ganadora de los galardones más prestigiosos y Premio Príncipe de Asturias en 2008. El año del diluvio es una distopía satírica, tan ingeniosa como inquietante. Lo que te cuento te divertirá, parece decir la autora, pero presta atención, pues puede suceder pronto o quizá ha sucedido ya. Y al ver a Atwood, con su melena rizada blanca, sus brillantes ojos verdes y sus pómulos marcados, es imposible no pensar en una pitonisa.

El año del diluvio Margaret Atwood Traducción de Javier Guerrero Bruguera. Barcelona, 2010 592 páginas. 20 euros El desolador futuro que inventa Atwood proyecta una imagen posible del desolador futuro que dibuja nuestra realidad El año del diluvio empieza en el año 25, tras el estallido de una epidemia que casi aniquila a la humanidad. Entre los escasos supervivientes hay dos mujeres, Toby y Ren, antiguos miembros de una secta religiosa llamada Los Jardineros de Dios. Aunque no se especifica la época ni el lugar, el escenario parece ser Estados Unidos o Canadá y el tiempo, un futuro no demasiado lejano. La novela intercala el presente de ambas mujeres, extremadamente vulnerables en un mundo de depredadores desconocidos y genéticamente manipulados, con flashbacks de sus vidas durante los 20 años que precedieron al desastre y con los asombrosos sermones de los Jardineros de Dios. Aunque no se trata de una continuación de Oryx y Crake, algunos personajes de aquella novela están en El año del diluvio, al igual que Los Jardineros y las Corporaciones. No hay mención a ningún Gobierno nacional; las Corporaciones y su fuerza de seguridad, Corpsegur, controlan la política, la ciencia y la tecnología. Los ricos viven en lujosas urbanizaciones cerradas y protegidas, mientras que las ciudades se han convertido en una sucesión de guetos habitados por mafias, bandas y extremistas religiosos. El hombre destruye el planeta al mismo tiempo que crea nuevas especies, como ovejas con pelo humano de colores,

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cerdos con tejido cerebral humano e híbridos como el leonero, que con sus ojos de cordero y sus afilados colmillos de león, simboliza el mundo diseñado por las Corporaciones. En vísperas de los cataclismos proliferan las religiones que anuncian el Fin del Mundo. Entre ellas destaca la de Los Jardineros de Dios, que cultivan jardines en las azoteas y predican una interpretación "verde" de la Biblia. Ya no son pescadores quienes siguen al Mesías, sino ecologistas veganos. Los Jardineros poseen un líder -a quien se refieren como Adán Uno-, apóstoles -Adanes y Evas con sucesivas numeraciones- y fieles. Tienen su santoral -San Jacques Cousteau, Santa Dian Fossey, San Chico Mendes...-, y también sus Madalenas y sus Judas Iscariote. Al leer El año del diluvio es imposible no pensar en otras profecías literarias apocalípticas: La carretera, de McCarthy; Un mundo feliz, de Huxley; 1984, de Orwell; Fahrenheit 451, de Bradbury... Y, por supuesto, la Biblia con su gran libro sobre la destrucción que aniquilará a la humanidad como castigo a sus pecados: el Apocalipsis. Cada una de estas obras aporta una visión única sobre el fin del mundo: nihilista y cruel, la de McCarthy; hedonista, la de Huxley, totalitaria, las de Orwell y Bradbury. La gran aportación de Margaret Atwood en El año del diluvio es su teología del futuro, una ecoteología extrema y extravagante, rica en símbolos, que ha convertido la defensa de la naturaleza en la única vía posible para evitar la destrucción del ser humano. Los Jardineros de Dios, dibujados con burla y afecto, son una invención memorable. "En su libro El instinto del arte, Denis Dutton afirma que nuestro interés en la narrativa nació en el largo periodo que permanecimos en el Pleistoceno, pues cualquier especie con la capacidad de contar historias que relacionen el pasado y el futuro tiene una posibilidad de evolucionar", cuenta Atwood en su web. "¿Habrá un cocodrilo en el río mañana como había el año pasado? Porque si lo hay, mejor no voy. Las ficciones especulativas acerca del futuro, como El año del diluvio, son narrativas de ese tipo. ¿Dónde estarán los cocodrilos? ¿Cómo los evitaremos? ¿Cuáles son nuestras posibilidades?". La novela de Atwood no es una historia alegre, aunque sí irónica, inteligente y, a pesar de la violencia que describe, divertida. La sátira siempre ha sido uno de los puntos fuertes de la escritora canadiense. "Es lo que hago", escribe en su último libro de poemas, La puerta (Bruguera): "Cuento oscuras historias / antes y después de que se cumplan". El desolador futuro que inventa Atwood proyecta una imagen posible del desolador futuro que dibuja nuestra realidad. Mientras lees El año del diluvio te oyes reír, pero el sonido de la risa recuerda demasiado a la hilaridad nerviosa que provoca el miedo. http://www.elpais.com/articulo/portada/Dios/verde/elpepuculbab/20100814elpbabpor_7/Tes

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Luces para Carlos III en tierras apaches

J. ERNESTO AYALA-DIP 14/08/2010

He leído las dos últimas novelas del escritor madrileño Javier Pascual (1966). Me refiero a El Cantar de Gamyl (2005) y Periplos y derrotas del Chancro de Azamor (2007). Esas lecturas, entonces, me convencieron de las infinitas soluciones que tiene la novela como género para perdurar. Entre el cantar de gesta y la novela de aventuras, Pascual nos indicó allí las respuestas que tiene el auténtico novelista a la hora de enfrentarse a los demasiados e innecesarios interrogantes del tipo: ¿Cuál es el futuro de la novela o tiene futuro la novela? Como si el novelista no tuviera en su imaginación, en su conocimiento exhaustivo de la historia de la novela (con sus géneros y subgéneros) y en sus técnicas su futuro asegurado. Lamento mucho no poder haber leído nunca su primera obra: ¿Pero existe el caballo de Mestanza? Ahora leí su nuevo libro, Los acasos, un sorprendente ejercicio de inventiva al servicio de un hecho histórico muy poco difundido. Me refiero a la ocupación de las tropas de Carlos III, durante la segunda mitad del siglo XVIII, en tierras apaches, en las posesiones españolas en lo que hoy es el Estado de Arizona y California. Digo poco difundidas porque el imaginario histórico tiende a asociar a los españoles fundamentalmente durante el siglo de los descubrimientos y poco más. Y siempre al sur del Río Grande.

Los acasos Javier Pascual Mondadori. Barcelona, 2010 226 páginas. 16,90 euros Los acasos está organizado al modo de un conjunto de cartas de un teniente de dragones al servicio de la monarquía borbónica en la región de Tucson y Sonora. El protagonista es Moisés Mújica y Clavijo. Alguien, a su muerte, recoge sus pertenencias y entre ellas encuentra estas cartas dirigidas a su hermana Flora. Quien tiene la obligación de comunicar su fallecimiento envía todo este material a su madre, que vive en España. La sorpresa surge cuando dicho funcionario recibe de vuelta lo enviado con una carta en la que se dice que dicha madre nunca ha tenido un hijo militar ni llamado así. Javier Pascual ha escrito un libro sobre la barbarie institucionalizada en abierto duelo con la dignidad y la valentía moral. Esto en su aspecto ético. En cuanto a su estética, Los acasos es una novela de frontera, una novela que dialoga consigo misma, feliz de conocerse y conocer. Y es una luz más en ese oscuro túnel en el que algunos novelistas españoles actuales se encuentran tan cómodos fantaseando que son parte de una estirpe en vías de extinción. http://www.elpais.com/articulo/portada/Luces/Carlos/III/tierras/apaches/elpepuculbab/20100814elpbabpor_9/ Tes

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Novela de orfandad

IGNACIO VIDAL-FOLCH 14/08/2010

El currículo profesional y editorial de este distinguido narrador nacido durante la ocupación, en el año 1940, en Brno, Checoslovaquia, es característico; muchas profesiones alimenticias, y mucha escritura "para el cajón". Su primera pieza de ficción, La novela del oso, escrita a mediados de los años ochenta, sólo se pudo publicar después de la revolución de terciopelo, en 1990. En esa como en el resto de sus novelas, piezas de teatro para la radio y ensayos literarios, Kratochvyl fue uno de los primeros literatos de su país en postular la novela como "sistema abierto" posmoderno, como un juego narrativo potencialmente infinito y capaz de integrar diferentes estéticas, corrientes narrativas y alusiones intertextuales. En lo argumental, Kratochvyl recrea una y otra vez su propia trágica infancia y su juventud.

En mitad de la noche un canto Jiri Kratochvyl Traducción de Patricia Gonzalo de Jesús Impedimenta. Madrid, 2010 285 páginas. 21 euros En mitad de la noche un canto, su novela más celebrada y primera en ser traducida al español, llega avalada por un montón de premios en su país y en Alemania, y por la opinión de Milan Kundera, que la encomió como "el mayor evento de la literatura checa desde 1990", aunque estos espaldarazos entre colegas sean a menudo deudores de la amistad personal (ambos K. son naturales de Brno) y de la diplomacia, y haya que tomarlos cum grano salis. Por cierto que en el texto se nota la impronta del humor kunderiano: por ejemplo en cierta manera llamativa de salir del relato impersonal para "dirigirse" al lector con la vehemencia de los signos de admiración, y en el recurso a la Historia contemporánea como telón de fondo dramatizador de la peripecia del individuo particular, e incluso en el homenaje-guiño de la escena en que Petr, el joven protagonista, está de pie junto a la ventana, mirando la pared de enfrente y meditando qué pasos debe dar (como Tomás en la primera escena de La insoportable levedad del ser). El periodo cronológico que abarca es el de la vida del autor hasta la caída del régimen totalitario. El padre del protagonista -igual que el del autor- es un profesor y reputado ornitólogo, acosado por los acontecimientos de 1948, cuando en Checoslovaquia se produjo el que los comunistas llamaron "febrero victorioso" y los demás, "el golpe de Praga"; o sea, las semanas vertiginosas en que los camaradas Gottwald y Slánsky (este último, a despecho de los servicios prestados, sería ejecutado en las purgas cuatro años más tarde), desde el Gobierno de coalición en el que estaban en minoría, entre promesas y amenazas de intervención del Ejército Rojo, que ya había liberado el país de los invasores nazis y se declaraba listo para regresar y "restaurar el orden", coparon el poder. Diseñado en el Kremlin, fue un proceso criminal, pero hay que reconocer la precisión

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maquiavélica con que se realizó, aprovechando la brutalidad y determinación de unos y el desconcierto e incredulidad de los otros. Lo que sigue ya es historia. Parte del interés de esta novela es que mediante anécdotas, historias de la vida cotidiana, conflictos puntuales y escenas costumbristas -el niño al que se envía a por cerveza para que no escuche una conversación comprometida cruza la página cargado con una jarra espumosa, dejando un reguero sobre la acera-, recrea cómo, paso a paso y sin pausa, el Estado totalitario ocupa los espacios de libertad y doblega la voluntad de los desafectos. Ya en el mismo año de 1948 comenzó el fenómeno de los emigrados, los miembros de las élites intelectuales que cruzaron clandestinamente la frontera con Alemania, muchas veces dejando detrás a cónyuge y prole, a quienes en mayor o menor medida se les hará purgar la deserción de sus mayores. Este el caso de Petr, el niño protagonista. En mitad de la noche un canto es la novela de una orfandad, del hostigamiento policial que empuja a la madre al suicidio (malogrado) y temporalmente al manicomio, de la añoranza del desaparecido, de las confusas leyendas, fotos borrosas y testigos interesados que sitúan al fugitivo escondido en un sótano en la misma ciudad, en Australia, en América, mientras el hijo crece. A Kratochvyl le interesa, además, la libertad de fantasía que postula la estética del "realismo mágico"; para no renunciar a sus prodigios que permiten el consuelo de una "justicia poética", sin desfigurar el carácter realista de la novela parcialmente autobiográfica, esta se desarrolla según una forma binaria: los capítulos pares dan la formación de Petr. Los impares, la de Petrik, una contrafigura, proyección mental o versión demoniaca de Petr, dotada de poderes sobrenaturales que le permiten por ejemplo señorear a las bestias, asfixiar a un enemigo aspirando por la cerradura de la puerta el aire de la habitación en que se halla, o medrar cínicamente en la nomenclatura provincial. El cruce puntual de personajes de una a otra historia agrega capas de complejidad a esta notable tragicomedia centroeuropea. http://www.elpais.com/articulo/portada/Novela/orfandad/elpepuculbab/20100814elpbabpor_11/Tes

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El hombre teñido

VICENTE MOLINA FOIX 14/08/2010

Una mañana de junio, Jeff Atman, un hombre sin cualidades, entra en una peluquería elegante de Marylebone High Street, en el centro de Londres, y se hace teñir el pelo por un peluquero que cita a Sylvia Plath. Satisfecho de su evidente salto cualitativo, el maduro Atman vuela poco después a Venecia para cubrir la inauguración de la Bienal de Arte y conseguir una entrevista difícil y un dibujo, en un viaje marcado por la presencia real de tres mujeres, la finalmente entrevistada Julia Berman, la joven americana Laura, con quien tiene una aventura amorosa, y Mary MacCarthy, cuyo excelente Venecia observada Jeff está leyendo en esos días. El narrador en tercera persona de esta primera parte del libro, Amor en Venecia (que en inglés lleva el título menos optimista de Jeff in Venice), es omnisciente pero no intruso, y más que nada nos seduce por su inteligencia. Siempre da gusto leer a Geoff Dyer, que tiene una velocidad en el relato acentuada por el ingenio: el embarque y despegue de un vuelo adquieren en su escritura un tempo ágil y vivaz a prueba de demoras, y esta capacidad también brilla, sin perder la nota del humor, en las escenas de sexo, muy abundantes en la novela. El beso con tropezones que ocupa las páginas 103-104 es un ejemplo brillante de un humor seco que sin embargo no elude el chiste, y son estupendos los dos que hace (en la 116) sobre Edward Said a costa de Richard Gere y sobre el gran historiador marxista Eric Hobsbawm, en cuya boca pone este aserto: "La historia significa no tener que decir nunca que lo sientes".

Amor en Venecia, muerte en Benarés Geoff Dyer Traducción de Ignacio Gómez Calvo Mondadori. Barcelona, 2010 303 páginas. 22,90 euros El mismo hombre narrado y enamorado de la primera parte toma, por así decirlo, con el relato en primera persona, las riendas de su destino en la segunda, que transcurre toda en Benarés y es muy distinta, no sólo por el cambio del narrador. Todos los personajes importantes -ficticios o no- que pululaban por Venecia han desaparecido ahora, como si, al enfrentarse a un paisaje nuevo, en las antípodas de su mundo, Jeff no tuviese ya la necesidad figurativa. Muerte en Benarés es el retrato de una ciudad de la muerte que contrasta, en su poblada y agobiante vivacidad, con esa ciudad muerta que, fuera de los circuitos turísticos y las ocasiones excepcionales (como su Biennale), es, y cada vez más, Venecia. A la carnalidad dominante en el hombre rejuvenecido por su tinte de pelo se superponen, en la mitad final del libro, el rechazo sensual, el progresivo y tajante desdén de las convenciones sociales, la indiferencia a lo que, pocos meses antes, había sido una búsqueda ansiosa de la felicidad. Hay un impresionante pasaje (página 254) del encuentro con un perro salvaje en medio de un gran depósito de basura: "Los restos de un vertedero del que se había extraído cuidadosamente la mejor parte, de modo que sólo quedaran desechos". Con su delgadez creciente y su atuendo escueto, a Jeff no le importará ser un resto más en los vertederos de Benarés. Aun así, el desenlace del libro es optimista. http://www.elpais.com/articulo/portada/hombre/tenido/elpepuculbab/20100814elpbabpor_13/Tes

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Un milagro llamado Claudio Rodríguez

JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS 14/08/2010

Murió hace más de una década, pero la presencia del autor de Don de la ebriedad en la poesía española no ha dejado de crecer. Escritores y críticos recuerdan al poeta coincidiendo con la aparición de una antología de su obra Si hay un poeta tocado por el genio en la literatura española de la segunda mitad del siglo XX ese es Claudio Rodríguez. Ajeno a escuelas y generaciones (por más que no falte en ninguna de las antologías del grupo del 50), sin antecedentes claros y sin descendientes casi, la lectura de sus poemas produce la sensación de ir escribiéndose sin esfuerzo delante de los ojos del lector, de que el sonido de las palabras contiene ya su propio sentido, de que, por fin, forma y fondo son una misma cosa. Las cosas de un poeta innato que, laboriosamente, escribe en estado de gracia.

Rumoroso cauce. Nuevas lecturas sobre Claudio Rodríguez Edición de Philip W. Silver. Páginas de Espuma. Madrid, 2010.

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368 páginas. 24 euros. "Nunca publicó, quizás ni siquiera escribió -o más bien nunca terminó- un solo poema que no fuese la perfección misma", dice Philip W. Silver Pero si la obra de Claudio Rodríguez (Zamora, 1934-Madrid, 1999) es un milagro, milagrosa es también su presencia dentro de la literatura española. Lejos de pasar por el limbo al que la muerte condena por un tiempo a la mayoría de los escritores, su desaparición hace más de 10 años no hizo sino acrecentar su presencia. Esta vez la poesía no pagó la factura de la falta del poeta. En 2001 Tusquets publicó su poesía completa y tres años más tarde hizo lo propio con sus escritos en prosa. Poco después la Fundación César Manrique reuniría en Poemas laterales los textos que el autor dejó fuera de los cinco poemarios que publicó en apenas cuatro décadas de escritura. A Don de la ebriedad (Premio Adonais en 1953), que le ganó para siempre un sitio en la historia de la literatura sin haber cumplido siquiera los 20 años, le seguirían Conjuros (1958), Alianza y condena (1965), El vuelo de la celebración (1976) y Casi una leyenda (1991). Hasta el libro inacabado que tenía entre manos cuando murió, Aventura, tuvo una edición facsímil en la editorial Tropismos. Con buen juicio, su viuda lo había dejado fuera de las poesías completas. "Claudio Rodríguez nunca publicó, quizás ni siquiera escribió -o más bien nunca terminó- un solo poema que no fuese la perfección misma". Lo dice Philip W. Silver, hispanista estadounidense de la Universidad de Columbia y amigo del poeta, que acaba de publicar Rumoroso cauce, un volumen que reúne ensayos sobre Claudio Rodríguez a cargo de los principales estudiosos de su obra (entre otros, Ángel L. Prieto de Paula, Luis García Jambrina, Fernando Yubero), cartas inéditas escritas por él entre 1979 y 1992 y una particular antología comentada por poetas como Antonio Carvajal, Carlos Marzal, Miguel Casado, Ángel Rupérez o Luis Muñoz. Compañero de generación de Francisco Brines, José Ángel Valente y Jaime Gil de Biedma, su influencia directa ha sido mucho menor que la de cualquiera de ellos. Acaso porque la personalidad de su poesía, de producir algo, produciría imitadores, no seguidores. Ángel L. Prieto de Paula, autor de La llama y la ceniza (Universidad de Salamanca), un estudio ya clásico sobre la obra del poeta zamorano, lo explica así: "Es un autor imprescindible y único, pero no central (en el sentido de autor que señala pautas o que crea escuela). Central es Gil de Biedma -que hispaniza la poesía "prosaica" de tradición posromántica inglesa y moderniza la postura verlainiana-manuelmachadiana- pero no él. Su singularidad es indisputable". ¿En qué consiste esa singularidad? Para Vicente Gallego, poeta y autor de Alto jornal (Renacimiento), una amplia antología de la obra de Claudio Rodríguez, la poesía de éste es "un milagro del equilibrio: halla su mejor decir a medio camino entre lo lírico y lo narrativo". Y añade: "Sabe sostenerse sobre la delgada línea que separa lo racional de lo irracional; participa del aliento más alto y se nos manifiesta terrestre, casi campesina. En su entonación andan juntas la hondura de Quevedo y la gracia aleve de Garcilaso; el misterio de San Juan y el desgarro de Manrique". A ese árbol genealógico se ha añadido muchas veces el surrealismo por lo que sus poemas tienen de irreductibles a la razón escueta, por más que se hundan en su biografía: de la soledad de sus escapadas adolescentes al asesinato de su hermana. "Su irracionalismo", dice Prieto de Paula, "no se expresa con las ilaciones verbales, la matraca surreal; en él las palabras persiguen experiencias del espíritu: y si 'no se entienden' es porque no siempre se llega hasta dicha experiencia: hay que bajar el muro o comprar una escalera más alta". Gallego abunda en esa idea: "Resulta imposible leer a Claudio Rodríguez desde fuera, desde la razón, desde la inteligencia. Es más, su poesía no creo que pueda leerse, más bien se participa de ella". Ajenos tanto a la figuración más narrativa como al hermetismo más abstracto, varios poetas nacidos en los años sesenta han ido tejiendo una obra que, por otros caminos y sin imitarla, busca la misma tensión natural que la de Claudio Rodríguez. "No ha creado escuela pero siempre será una referencia", apunta Prieto de Paula. Vicente Gallego y Miguel Ángel Velasco serían dos de ellos. Otro, muy diferente a los anteriores, es Juan Antonio González Iglesias, que habla de "musicalidad ininterrumpida" para referirse al autor de El vuelo de la celebración. En él hay, dice, "una maestría lograda que, por el hecho mismo de ser maestría, no se nota. El artificio desaparece. El lenguaje sucede mientras se sucede". González Iglesias apunta además dos claves para explicar el universo de un creador que decía haber escrito su primer libro memorizándolo durante caminatas que duraban días por los campos de Castilla. Esas claves son: naturaleza y pueblo. "Pueblo: esto es fundamental. Esa estirpe de poetas, muy cultos, es capaz de conectar con el pueblo porque nunca han dejado

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de serlo. No tiene nada que ver con lo vulgar (pueblo y vulgo son antónimos). Tampoco con la clase media. No son poetas de clase media (hay muchos en España): ni por ideas ni por idioma. Lo que se nota en la poesía de Claudio es el pueblo. Quienes lo conocieron en persona confirman que a la mínima se juntaba con la gente sencilla, se perdía entre ellos".

Fernando Beltrán, que lo conoció, da testimonio del carácter campechano de alguien que prefería la vida de barrio a la vida literaria: "Era un ser excepcional, en todos los sentidos. En el personal, un ser tierno y entrañable, con los ojos muy abiertos y una curiosidad permanente. En lo poético, un asombro. Para mí, es el gran poeta español del siglo XX, un siglo que generó en España un enorme puñado de nombres excepcionales, pero dentro de ellos hubo dos tocados por un ángel especial: Federico García Lorca y él". Para Beltrán, cuya obra tiene una clara vertiente de compromiso social, la obra de Claudio Rodríguez es no sólo el testimonio de una contemplación, también una máquina de agitar conciencias. "Estamos en derrota, nunca en doma", dice un verso del poema Lo que no es sueño. Miguel Ángel Velasco, que también conoció al poeta, es rotundo en ese sentido:

"La lectura de Claudio Rodríguez, como la de García Calvo, fueron para un servidor casi las últimas experiencias de poesía viva en español contemporáneo, antes de que el mercado terminase de convertir a sus plumíferos en figuras decorativas desvividas por imponer su marca personal, en un gremio egotista, obediente y acrítico. Claudio era un apasionado de visitar los mercados, allá por donde iba, de vibrar con las mercaderías, y luego anotaba aquello de el arco iris de la piel de trucha; no tuvo tiempo de ver el coletazo final de la pescadilla, de comprobar hasta qué punto el mercado ha terminado por engullir a sus incipientes cantores". http://www.elpais.com/articulo/portada/milagro/llamado/Claudio/Rodriguez/elpepuculbab/20100814elpbabpo r_15/Tes

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Compañeros ideales

JOSÉ MARÍA GUELBENZU 14/08/2010

Dickens, Gaskell, Balzac, Stendhal o James son algunos de los autores clásicos recuperados en magníficas ediciones. Lecturas inolvidables cuyas historias son un pasaje a otras vacaciones y a otros mundos y épocas fascinantes Al atardecer de un día de otoño, no importa precisar el año, una barquichuela mugrienta y de ruin aspecto, con dos personas a bordo, surcaba las aguas de Támesis entre el puente de hierro de Southwark y el de piedra de Londres". Esas dos personas son un hombre de edad y una muchacha de diecinueve años. El hombre observa el agua con toda atención y aguda mirada. La muchacha lo contempla con destellos de miedo y de horror en sus ojos. Son padre e hija. ¿Qué busca esa barca en las oscuras aguas del río? Así empieza Nuestro común amigo, la última novela que escribiera un viejo y desengañado Charles Dickens. Ya reeditada por Espasa hace algo más de un año, aparece ahora una nueva traducción en Mondadori. Y si saltamos el charco, un toque americano: los cuentos de Henry James parecen brotar enpozo inagotable España de un Pasa por ser la mejor novela de Dickens a juicio de muchos expertos, en dura lid con Casa Desolada e, incluso, Grandes esperanzas. Lo que andan buscando el padre y la hija al atardecer por el Támesis son... cadáveres; cadáveres a los que despojan de todo cuanto llevan de valor. Ese es el macabro negocio que espanta a la infeliz muchacha. En las últimas novelas de Dickens se advierte una mayor presencia del psicologismo (hasta entonces, el entorno social condicionante ha sostenido el peso de las denuncia moral de toda su obra) y, en consecuencia, los personajes van a perder algo de su esquematismo y de las concesiones que el autor hacía al gusto lector. La figura del criminal Bradley Headstone en Nuestro común amigo, es una figura compleja, no un malvado al estilo del judío Fagin o del Bill Sikes de Oliver Twist. Como también veremos en George Eliot, el realismo está empezando a dar paso al mundo de lo íntimo, abriendo la puerta a la novela que se avecina. John Harmon se dirige a Londres a casarse con una desconocida, Bella Wiffer, para poder entrar en posesión de la herencia de su padre, un magnate. Un cadáver que encuentra el barquero flotando en el río es identificado como Harmon y la herencia pasa entonces a un tal Boffin, un analfabeto trabajador a las órdenes del magnate, que se convierte en un nuevo rico. La novela cuenta una historia de amor en medio de un grupo de personajes con los que efectúa un corte transversal de todas las clases sociales en el Londres victoriano. La reunión de análisis psicológico y análisis social es extraordinaria; y la trama, una obra maestra de construcción novelesca. No ocurre lo mismo con La señora Lirriper (Alba), libro inédito en España con el que retrocedemos al Dickens jocundo y chispeante de Pickwick. Dickens reunió a unos cuanto amigos (entre ellos, Elizabeth Gaskell, el hermano de Wilkie Collins y otros) con el encargo de surtir a los lectores de su semanario All the year round. Dickens crea al personaje, una viuda que regenta una pensión, y abre y cierra con él las dos partes del libro dejando el resto a sus colaboradores. El conjunto es un relato irresistible de las andanzas de la viuda, su protegido Jemmy Jackman -un típico, encantador y caballeroso gorrón dickensiano- y de los diversos

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huéspedes que van contando sus historias. Humor sutil e ironía ingleses garantizados y, a menudo, desternillante. Díganme si no es puro humor pickwickiano un título como éste: La señora Lirriper cuenta cómo atravesó diversas dificultades y el canal de la Mancha. He mencionado antes a George Eliot porque acaba de aparecer en castellano y en una traducción simplemente correcta el último libro que ella escribió en vida, después de su admirable Middelmarch; me refiero a Daniel Deronda (Homolegens). La probada tenacidad de Eliot a la hora de ofrecer lecciones morales ha marcado todas sus obras, en especial El molino sobre el Floss y Marner, porque fue una mujer a la que las cuestiones más conflictivas de su época convirtieron en una racionalista que se ocupó de la situación de la mujer, el dogmatismo religioso y también del antisemitismo victoriano (que es el telón de fondo de Daniel Deronda). Pero si la entrega a una causa es un terreno muy resbaladizo para la literatura, tanto las escenas y la moralidad de la vida provinciana inglesa que retrata en su maravilloso Middlemarch como la compleja relación -lo mismo señalaba en el caso de Dickens- entre denuncia social y sentimientos personales que logra plasmar en Daniel Deronda la convierten, también al final de su vida artística, en una precursora del paso a la intimidad narrativa. Lo consigue especialmente con esa prodigiosa creación de personaje que es Gwendolyn Harleth, que, junto a la cantante judía, Mirah, que Daniel salva de morir ahogada forma el triángulo amoroso que domina la novela. Pero, además, Gwendolyn, elige para matrimoniar a un terrateniente, Henleigh Grandcourt -por el nombre, todos comprendemos inmediatamente que es millonario- en parte por despecho y en parte porque cree que lo manejará a su antojo y es en la relación entre su vida matrimonial, la constancia de su error y la atracción que siente por Daniel, donde se construye este personaje, una de las cumbres de la literatura victoriana, si no la más alta. Elizabeth Gaskell es ya una vieja conocida del lector español gracias a sus excelentes Norte y Sur y Madres e hijas. Su libro más popular es Cranford, que ya apareció editado por Alba, como el resto de su obra. Pero esta vez Backlist nos propone la edición completa de Las crónicas de Cranford, que une a la preciosa, aguda y divertida serie de estampas de la vida rural inglesa del XIX conocida como Cranford otros dos textos complementarios: 'Confesiones del señor Harrison' y 'Milady Ludlow'. El primero narra la entretenida historia de las mujeres que van pasando por la vida del joven Harrison, contado con un inteligente efecto literario, una simpática intriga que hace que, aunque lo sabemos casado, no conozcamos hasta el final el nombre de la afortunada que lo llevó al altar. La historia de Lady Ludlow nos muestra un personaje característico de Gaskell, el que podríamos denominar "la mujer fuerte", no sólo de temperamento sino también de voluntad (recordemos ese espléndido personaje que es la Margaret Hale de Norte y Sur). El relato de la evolución de Lady Ludlow, el modo en que desde su afincamiento en su tradición de comportamiento vital y social va abriéndose a la comprensión de otras formas nuevas en el mundo cambiante que le ha tocado contemplar en la última etapa de su vida es propio de una gran escritora. Gaskell tiene también una fuerte tendencia a analizar la sociedad que le ha tocado vivir, a desvelar injusticias e incomprensiones y pertenece por ello al grupo de autores británicos que escriben novelas de tesis. Los amores de Sylvia también contiene una lección moral de la que sale muy malparada Sylvia. Su vida afectiva se mueve entre su primo Philip, al que no desea e incluso llega a detestar, un hombre pacífico, servicial y locamente enamorado de ella, y el arponero Kinraid, al que ella prefiere. Una intervención de la patrulla de leva a la llegada del ballenero donde navega Kinraid hace que este sea raptado e incorporado a filas. Aquí se produce un hecho que voy a silenciar para no adelantar acontecimientos, pues ese hecho es el eje sobre el que pivotan las conductas de los tres jóvenes, pero, en todo caso, sí puedo decir que a partir de ese suceso, la novela adquiere una temperatura no ya dramática sino de dramón puro y duro que llevará al lector a disfrutarlo con toda intensidad. No es esta la mejor novela de Gaskell, pero es una excelente historia de amores contrariados en el siglo XVIII con el fondo de las guerras napoleónicas y la presencia en primer plano de los sentimientos, costumbres y emociones de las gentes de un puerto ballenero de la costa inglesa. Conviene ahora alejarse de las costas británicas para adentrarnos en territorio francés. La editorial Siruela inaugura su colección de clásicos con un libro indiscutible: Eugenia Grandet, de Balzac. Es uno de sus libros emblemáticos, que contiene la creación de una figura de avaro que no tiene nada que envidiar al Avaro de Molière o al Scrooge o al Fagin de Dickens. Con todo, el gran personaje es Eugenia Grandet y la novela se convierte, de la mano de ella, en una visión del amor desde la inocencia hasta la cruel realidad dando a luz un personaje excepcional, tocado por esa gracia especial de Balzac para convertir en héroe casi épico -en ese caso heroína- a gente de la vida corriente. Tanto el tío Grandet como el primo Charles (superior el primero en

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cuanto personaje, pero muy finamente trazado el segundo) actúan como contraste para crear a Eugenia, con una sutileza, juego de matices y calidad de mirada realmente soberbias. Las Narraciones y esbozos de Stendhal (Alba) son para stendhalianos. Sobre todo porque son mayoría los esbozos y proyectos de novelas que contiene, que resultan muy interesantes, pero que no son, evidentemente, obras inacabadas. Sí están acabadas, en cambio, las nouvelles; por ejemplo, la bellísima Ernestina o el nacimiento del amor, que se concibió a modo de epílogo de Del amor, donde el formidable narrador que es Stendhal brilla a gran altura, o los Recuerdos de un caballero italiano. O alguna curiosidad, como El arca y el fantasma, de tema español, aunque sabemos que apenas pisó nuestro país debió de abandonarlo precipitadamente. Algunos esbozos son particularmente sugestivos, como lo que queda de la novela Rosa y verde. Otro estupendo esbozo es Feder o el marido adinerado. El resultado es un libro lleno de ingenio, originalidad y excelente escritura, con la garantía de una traducción firmada por María Teresa Gallego Urrutia. Y si saltamos el charco, un toque americano: los cuentos de Henry James parecen brotar en España de un pozo inagotable: todos los años pequeños o medianos editores acuden a él como gorriones al viejito que les tira las migas de pan. Esta vez, la editorial Navona nos ofrece dos textos (Compañeros de viaje e Historia de una obra maestra) que tienen en común el ser primerizos y el empleo de la imagen literaria del cuadro como pretexto; en un caso, se trata del cuadro que reproduce misteriosamente a una persona real; en el otro, de los cuadros visitados a lo largo de un viaje italiano con especial referencia a un Tiziano. Junto a ellos, aparece un tercer texto también primerizo, Eugene Pickering (Contraseñas), donde el narrador cumple un papel muy atractivo: él es quien posee la carta que contiene la respuesta al futuro amoroso de Eugene y que este le pide no abrir hasta el final, un final que ha de dilucidarse entre una amante absorbente y una prometida sumisa, lo que nos lleva a una resolución característicamente suya. Los tres son especialmente recomendables porque, siendo relatos decididamente jamesianos, no llegan aún a la difícil complejidad de sus novelas y relatos finales, lo que los convierte en una estupenda introducción al maestro. De Pickering hay que resaltar además, la preciosa y cuidada edición y el prólogo verdaderamente modélico de Vicente Molina Foix.

El teatro de Gogol En el último año y medio han aparecido un par de ediciones de Almas muertas, de Gógol. Una en Backlist y la otra, con gran aparato crítico, en Akal. Parece mentira que haya que celebrar la presencia de la obra maestra de un genio, pero así es. Sin embargo, hoy la mejor noticia es la publicación por Alba de su teatro. Es un volumen que contiene su famosísima obra El inspector (que le costó desaparecer por un tiempo de Rusia), El casamiento y Los jugadores. Gógol es un autor satírico cuya influencia se extiende por toda la literatura rusa moderna hasta El maestro y Margarita, de Bulgákov, o el humor irresistible de Ilf & Petrov. Todo el gran humor y toda la capacidad crítica de la literatura rusa proviene de él. Aunque no sea costumbre leer teatro en nuestro país, creo que la lectura de estas tres comedias dejará conmocionado al lector. La sátira en Gógol es, en principio, desmesurada, evidente de puro provocativa, pero a medida que el lector va imaginando la escena al leer se dará cuenta del formidable poder expresivo de un autor que no tiene miedo a la evidencia ni al exceso gracias a la precisión y energía con que muestra que no hay mayor disparate que el verdadero fondo de la sociedad en que vivimos. Su imaginación concibe y, construida la historia, su expresión taladra. Es una fiesta escénica inolvidable. El volumen viene acompañado de una serie de textos a modo de prólogos debidos a figuras del renombre de Jan Kott, Belinski y el novelista Andrei Biely. Nikokái Gógol. El inspector. El casamiento. Los jugadores. Traducción de Fernando Otero y José Ignacio López Fernández. Alba. Madrid, 2010. 296 páginas. 18 euros. Nuestro común amigo / La señora Lirriper. Charles Dickens. Mondadori / Alba. 1.184 y 424 páginas. 29,90 y 21 euros. Daniel Deronda. George Eliot. Homolegens. 1.032 y 32 euros. Las crónicas de Cranford. Elizabeth Gaskell. Backlist. 464 páginas. 22,50 euros. Eugenia Grandet. Honoré de Balzac. Siruela. 232 páginas. 16,95 euros. Narraciones y esbozos. Stendhal. Alba. 484 páginas. 30 euros. Henry James. Compañeros de viaje e Historia de una obra maestra (Navona). Eugene Pickering (Contraseñas). 108, 88 y 128 páginas. 7,50, 7,50 y 15,86 euros, respectivamente. http://www.elpais.com/articulo/portada/Companeros/ideales/elpepuculbab/20100814elpbabpor_16/Te

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