Muros De Piedra Y Techo De Castañuela Vivir En Chozas Muros De Piedra Y Techo De Castañuela
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MUROS DE PIEDRA Y TECHO DE CASTAÑUELA Vivir en chozas Muros de piedra y techo de castañuela. Vivir en chozas. Autora: Beatriz Díaz [email protected] memoriaoral.detarifa.net/memorias Autoedición. Bilbao, 2018 Dibujos y acuarelas: Rafael Pulido Jurado Fotografías: Beatriz Díaz, salvo indicación expresa Diseño y maquetación de interior y portada: Rasgo Audaz, Sdad. Coop. [email protected] rasgoaudaz.com Foto de portada: Petra Ríos Silva y Antonio Ríos Corrales ante una cho- za en la Sierra de Toriles (El Pedregoso, Tarifa), junto a gallinas, patos y un perro. Años 60-70. Imagen cedida por Nina Campano Ríos. Foto de contraportada: Vivienda en el poblado de El Puntal del Alamillo (Sierra de la Plata, Tarifa). Tiene dos estancias en paralelo: la casa de la candela y la casa de las camas. Enero de 2015. Fotografía: Beatriz Díaz. Depósito Legal: BI-1105-2018 ISBN: 9788494735042 MUROS DE PIEDRA Y TECHO DE CASTAÑUELA Vivir en chozas Memoria oral de la vida en las chozas Tarifa (El Campo de Gibraltar, Cádiz) Por Beatriz Díaz Dibujos y acuarelas de R afael Pulido Jurado ÍNDICE Introducción El valor de las chozas . 11 1. Mis abuelos hicieron unos chozos Nina Campano y Francisca García. El Pedregoso y Facinas (Tarifa) . 33 2. La choza para dormir y la de cocinar Antonia y Curro Gil. Puertollano (Tarifa) . 37 3. Una casita pequeña con una entrada muy chica Paqui y Mari Luz Ruiz. Los Algarbes (Tarifa) . 45 4. Habitaciones transparentes y zapatos de barro Francisco Serrano. Los Barrios y Algeciras . 53 5. Cada año una nueva choza Pepa Sarmiento y Quica Rojas. El Junquillo (La Línea) . 59 6. Aquí eran pobres todos José Manuel Fernández. La Canchorrera . 67 Imágenes del poblado de La Canchorrera . 78 7. U na casa para vivir el resto de tu vida Antonia Cote. El Realillo (Bolonia) . 93 8. A quello que no queríamos perder Luz Ruiz. La Gloria (Bolonia) . 97 9. N osotras vivíamos apartadas Manoli y Pepi Pacheco. Los Boquetillos y La Gloria (Bolonia) . 101 10. Protegidos por la roca arenisca Paseo por Los Boquetillos . 105 Imágenes del poblado de Los Boquetillos . 110 11. Nuestra vida eran los cortijos Ana y Adolfo Trujillo. El Puntal del Alamillo . 129 Entrevista en profundidad . 134 7 12. Resistir para salir adelante Paseo por El Puntal del Alamillo . 157 Imágenes del poblado de El Puntal del Alamillo . 162 13. ¿Éramos personas o animales? Paqui Domínguez. La Canchorrera . 191 Relato de vida . 192 Epílogo Las ruinas engrandecen nuestros campos . 213 Bibliografía . 225 8 Muchas personas han hecho posible este trabajo. Amigas, vecinas, familiares... En mi relato menciono aquellas que me pasaron contactos, que me acompañaron en las visitas, me llevaron en coche, facilitaron mis pesquisas o me ofrecieron documentos e imágenes singulares. Debo añadir a Natalia Díaz, fiel revisora y compañera de trasiegos; Antonella Fornoni, imprescindible correctora; Antonio Escolar, que creyó en mi; Ana Gomar, Antonio Ruiz, Pili Casas, Juan Gavilán, Pablo Díez y Miji Mijangos, cuyo apoyo y conversaciones me ayudaron a pensar; Miriam Trujillo, Ana Sánchez y Emiliano Sousa, unidos como yo a las chozas a través de su historia familiar; y Mabel Carlos y Begoña Hernández, que me cuidaron cuando lo necesitaba. Mi agradecimiento sincero a todas. INTRODUCCIÓN E L VALOR DE LAS CHOZAS H uellas recientes La Sierra de la Plata es una imponente montaña situada al oeste del término de Tarifa (Cádiz), en el Parque Natural del Estrecho, surcada de yacimientos que nos hablan de su poblamiento humano desde la Prehistoria. Empezando por las construcciones funerarias y representaciones artísticas: en Tarifa hay sesenta y séis cuevas conocidas con pinturas o grabados rupestres de todas las épocas prehistóricas. Junto con otras existentes en la provincia de Cádiz, conforman el Arte sureño, uno de los conjuntos de Arte Rupestre más importantes en Europa. En la cima de esta sierra hay un yacimiento prerromano conocido como La Silla del Papa. Aprovechando las formaciones rocosas como parte del suelo o de las paredes se levantó aquí una ciudad fortaleza con viviendas de varias alturas cuyos habitantes vivían de los recursos ganaderos y forestales de los montes circundantes. Estuvo habitada a lo largo de toda la Edad del Hierro hasta el siglo I antes de Cristo. Descendiendo por la falda sureste de la sierra y antes de alcanzar la duna de Bolonia, la ciudad romana de Baelo Claudia preside el paisaje. A diferencia de la Silla del Papa, Baelo Claudia vivía principalmente de los recursos pesqueros. Son emblemáticas las factorías de salazón de pescado y de garum de esta ciudad1. 1]E l garum o garo es una salsa muy preciada en la antigua Roma, preparada con vísceras de pescado maceradas. 11 BEATRIZ DÍAZ Yacimiento prerromano de la Silla del Papa. Detalle de una roca. Imagen tomada en mayo de 2013. Existen también en la Sierra de la Plata huellas arqueológicas de población muy reciente. Están a media ladera de la sierra y mirando hacia la campiña interior, en otros tiempos ocupada por densos bosques. Se trata de decenas de viviendas, hornos, fuentes, pozos, lavaderos, bebederos de animales, corrales, muros y senderos. Sabemos que en los siglos XIX y XX cientos de familias vi- vieron aquí, en chozas con muros de piedra y techumbre vegetal. Sus habitantes se cuidaban con remedios naturales y daban a luz en la os- curidad de su choza o a la sombra de un árbol. Regaban sus huertos acarrean- do agua desde pequeños manantiales y cocían el pan en hornos de piedra. Usaban cuerda hecha con palmito, se alumbraban con antorchas y aprendían a escribir sin escuelas. No llegaron a tener alumbrado publico y nunca se insta- laron canalizaciones para llevar agua a las casas o eliminar desechos. Los últimos habitantes de esos enclaves, protagonistas de la supervivencia en medio de la escasez y del abandono institucional, residen hoy en pueblos 12 M E UROS D PIEDRA Y TECHO DE CASTAÑUELA Yacimiento romano de Baelo Claudia (Bolonia, Tarifa). A la izquierda en plano medio, pinar de pino piñonero (Pinus pinea) sobre dunas semifijas. Al fondo, la Sierra de la Plata. Imágenes tomadas en mayo de 2013. 13 BEATRIZ DÍAZ de la comarca. Otras viven en Sevilla, Vizcaya, Pamplona, Barcelona... Y tam- bién en ciudades de Suiza o de Alemania, a donde emigraron hace décadas. A través de las chozas que aún existen y de la voz de sus antiguos habitantes podemos hoy en día conocer cómo vivieron las generaciones anteriores, cuáles eran sus prioridades, sus valores y sus capacidades. Lavar la ropa, trabajar en el corcho o el carbón, sirviendo o recolectando, desplazarse, escribir y leer cartas, atender a las personas enfermas, festejar… Al rememorar y escucharse no de- jaban de sorprenderse. Las bromas e ironías sirvieron para espantar el rigor del sufrimiento. Las risas celebraban que pudieron salir adelante. Ellas y ellos son testigos privilegiados de un tiempo ignorado y silenciado. De una forma de vida que confirma la capacidad humana para autoorganizarse ante la adversidad. La choza de piedra, la casa de adobe o la cueva, dependiendo de la geografía y los recursos naturales, fue la vivienda tradicional principal de las clases populares, que eran y son la parte más importante de la población tanto en cifras como en peso social. De modo que la huella de las chozas en los montes y en la memoria de sus habitantes nos habla de un escenario de vida frecuente en la Península ibérica. Pascual Madoz recorrió montes y valles estudiando en detalle la geografía española. Su diccionario geográfico editado en 1846 menciona chozas que eran usadas como vivienda en provincias de geografía diversa: La Coruña, Lérida, Zaragoza, Valladolid, Toledo, Canarias, Córdoba, Málaga y, por supuesto, Cádiz2. En Galicia, en la zona Cantábrica, en la Meseta castellana, Aragón, Levante, Canarias y Andalucía las chozas fueron la vivienda tradicional y principal en el ámbito rural y en las áreas periurbanas, además de servir en labores agríco- las y ganaderas, para guardar animales, aperos, grano, forraje y alimentos, o como refugio temporal. Clases de pobres Tarifa es un municipio de la comarca de El Campo de Gibraltar, en el extremo sur de la provincia de Cádiz. Esta comarca abarca otras seis poblaciones: San Roque, Algeciras, La Línea, Los Barrios, Castellar de la Frontera y Jimena de la Frontera. Gibraltar, colonia de Reino Unido, está en el flanco este de la bahía de Algeciras. 2] Ver «Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y sus posesiones de ultramar», Tomo V. 14 M E UROS D PIEDRA Y TECHO DE CASTAÑUELA Ubicación de la comarca de El Campo de Gibraltar (en color rojo) en Andalucía, Europa y el Mediterráneo. Tomado y adaptado de Wikipedia. Municipios de la comarca de El Campo de Gibraltar y Gibraltar (en color blanco). Tomado de Wikipedia. 15 BEATRIZ DÍAZ Tarifa abarca una gran superficie: 419 kilómetros cuadrados. En su térmi- no están empadronados dieciocho mil habitantes. El veinte por ciento de la población de Tarifa es menor de veinte años. En el término municipal hay seis centros de Educación Infantil, cinco centros de Educación Primaria y cuatro de Secundaria. Dieciséis mil viven en ocho núcleos de población y dos mil di- seminados en los montes y zonas costeras. La siguiente tabla detalla cómo se distribuye la población:3 Población Habitantes3 Tarifa 13.700 Atlanterra 2.155 Facinas 1.146 Tahivilla 404 El Cuartón 159 El Lentiscal 141 El Almarchal 137 Bolonia 97 Por su ubicación estratégica Tarifa es depositaria de una cultura inmensa- mente rica y sus habitantes son portadores de un saber insustituible. Sólo una pequeña porción de su término es mencionada en las propuestas turísticas; en especial el área costera. Hay quien considera que esto es una ventaja para la preservación de su patrimonio.