Iconos. Revista de Ciencias Sociales ISSN: 1390-1249 [email protected] Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Ecuador

Galindo Hernández, Carolina Neopopulismo en : el caso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez Iconos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 27, enero, 2007, pp. 147-162 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Quito, Ecuador

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Carolina Galindo Hernández Profesora-Investigadora, Escuela de Ciencias Humanas, Universidad del Rosario

Email: [email protected]

Fecha de recepción: enero 2006 Fecha de aceptación y versión final: diciembre 2006

Resumen Este artículo examina el fortalecimiento del poder ejecutivo en Colombia durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y en el contexto político actual de la región andina. Tal contexto advierte un cierto desencantamiento frente al sistema democrático en amplios sectores sociales, expre- sado en una apuesta política hacia fórmulas que parecen reproducir viejos esquemas en las for- mas de gobernar, tales como el neopopulismo, el retorno de patrones autoritarios y el lideraz- go de algunos outsiders. En este sentido, se pretende indagar si el programa de gobierno del ac- tual presidente de Colombia corresponde a un proyecto de corte neopopulista y se analizan las limitaciones del uso de la categoría neopopulismo en la explicación de la actual experiencia po- lítica colombiana.

Palabras clave: neopopulismo, democracia, gobierno, Colombia, Álvaro Uribe Vélez, seguridad democrática

Abstract This article develops an analysis on the stregthening process in the administrative branch of government in Colombia during the administration of President Álvaro Uribe Vélez. This analysis is done within the context of similar processes evolving recently in the Andean Region. This context shows a sort of disenchantment of the democratic system among wide sectors of society, represented in ways of politically aiming at patterns which seem to reproduce old gov- erning schemas like neopopulism, the coming back of old authoritarian patterns and the lead- ership of outsiders. Considering this background, this article intends to establish if the gov- erning program of the present , Álvaro Uribe actually adjusts to the neopopulist line, analyzing at the same time the limitations of the use of the term neopopulism in explaining actual political Colombian experience.

Keywords: neopopulism, democracy, Colombia, Álvaro Uribe Vélez, government, democratic security

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 27, Quito, enero 2007, pp. 147-162 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Carolina Galindo Hernández

uince años después del “retorno a la Un examen a esta tendencia del fortaleci- democracia” en América Latina, se miento del ejecutivo constituye el interés cen- Q experimenta en la región una in- tral de este artículo. Esta tendencia se estu- quietante paradoja: pese a los enormes esfuer- diará en el contexto de procesos similares pre- zos gestados tanto a nivel interno como desde sentados de manera reciente en la región an- la comunidad internacional por el retorno a dina, los cuales se han identificado común- la democracia en la totalidad del continente, mente en los últimos años como la expresión se experimenta un “desencantamiento” frente de una nueva forma de “populismo”. Es por al sistema democrático en amplios sectores de ello que pretendo indagar si el programa de la sociedad. Desencantamiento indeseable en gobierno del actual presidente de Colombia, la medida en que la mayor parte de los países A l va ro Uribe V é l ez, corresponde efectiva- de la región apostó por la consolidación de mente a un proyecto de corte “neopopulista”, una democracia participativa tendiente a su- a través del examen de las limitaciones del uso perar la tradición de corrupción y exclusión de esta categoría en la explicación de la expe- que ha marcado gran parte de su historia po- riencia colombiana. lítica. Sin embargo, la nueva “experiencia de- mocrática” parecería reproducir viejos patro- nes en las formas de gobernar, expresados en Populismo y neopopulismo: fenómenos como el “neopopulismo”, el forta- ¿dos caras de una misma moneda? lecimiento del presidencialismo y el liderazgo de algunos outsiders. Sin duda alguna, el populismo fue el fenóme- En efecto, la inestabilidad política y la di- no político más importante de América ficultad para gestar proyectos tendientes a la Latina durante el siglo XX (Ayala 2004:175) consolidación de la democracia, han marcado y uno de los términos de mayor debate en la la trayectoria política del continente en los úl- discusión académica dentro y fuera del conti- timos diez años, especialmente en la región nente. En efecto, en el tratamiento del que ha andina y en el cono sur. Colombia no ha sido sido objeto por parte de los científicos socia- ajena a esta tendencia: la incapacidad de los les, se advierte la existencia de dos grandes gobiernos anteriores para enfrentar el conflic- tendencias, sintetizadas por María Mo i r a to armado, sumada a la crisis económica de Mackinnon y Mario Alberto Petrone de la si- 1999 generada por los efectos de la imple- guiente manera: mentación de medidas de corte neoliberal a comienzos de los años noventa, ha ampliado “el llamado ‘populismo’, ¿es un fenómeno el espacio para el fortalecimiento del ejecuti- histórico singular que se manifestó en un vo en el país, que acentúa aún más su presi- tiempo y espacio determinado, que repre- senta una etapa particular del desarrollo de dencialismo, acompañado históricamente de una sociedad?, ¿o es una categoría analítica una situación de “estado permanente de ex- que puede aplicarse a un fenómeno ‘popu- cepción”. Tal fortalecimiento del ejecutivo re- lista’ más amplio que se manifiesta en dife- presenta una seria amenaza para el manteni- rentes sociedades y épocas?, ¿o es un fenó- miento de las ya muy deterioradas y cuestio- meno histórico y una categoría analítica a nadas instituciones democráticas, así como la vez?” (Mackinnon y Petrone 1999:17)1. para la apertura de nuevas opciones de cam- bio y superación del conflicto armado y de la 1 A propósito de la discusión actual sobre neopopulis- preocupante situación social que ha marcado mo, en los últimos años han aparecido algunos deba- la historia del país. tes interesantes alrededor del carácter científico y las

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Esta misma opinión es compartida por fiscal y las reformas de mercado, los líderes Marco Palacios, quien señala que el adjetivo personalistas han descubierto diversos instru- “populista” se caracteriza por ser elástico y mentos políticos y económicos para movilizar ambiguo: en América Latina parece tratarse el apoyo del sector popular cuando las insti- de un producto lingüístico de los conflictos tuciones intermedias están en crisis (Roberts estatales y sociales que irrumpen cuando el 1999:380). Haciendo abstracción de las dife- orden capitalista industrial trata de gestarse y rentes perspectivas desde las cuales puede ser consolidarse. Y en el plano político se expresa abordado el populismo2, la respuesta afirma- como un conjunto de tensiones entre el cons- tiva a la pregunta sobre la pertinencia de la titucionalismo liberal de origen ilustrado, le- utilización de populismo en la explicación de gitimador del dominio oligárquico, y la cons- las crisis políticas y sociales en América Latina trucción estatal-nacional de la época de la po- puede apoyarse en una serie de rasgos carac- lítica de masas, con sus peculiares variantes terísticos recogidos por Roberts: 1) un patrón clientelistas del Estado de bienestar, que al- personalista y paternalista, aunque no necesa- canzara su apogeo entre 1945 y 1975 riamente carismático, de liderazgo político, (Palacios 2000:35). 2) una coalición política poli clasista, hetero- Ahora bien, teniendo en cuenta que el po- génea, concentrada en los sectores subalter- pulismo corresponde tanto a una categoría nos de la sociedad, 3) un proceso de movili- analítica como a un fenómeno histórico o zación política de arriba hacia abajo, que pasa época específica en part i c u l a r, se plantea en- por alto las formas institucionalizadas de me- tonces un segundo problema en el tratamien- diación o las subordina a vínculos más direc- to dado a este término y es el de la pert i n e n c i a tos entre el líder y las masas, 4) una ideología de su utilización en la explicación de una serie amorfa o ecléctica, caracterizada por un dis- de fenómenos políticos que se inscriben en un curso que exalta los sectores subalternos o es n u e vo contexto económico, político y social en la región, en otras palabras, en el contexto 2 En los diversos trabajos sobre el populismo latinoa- mericano se pueden identificar varias perspectivas, de la democratización y de la implementación tendencias e incluso tipologías desde las cuales se del modelo neoliberal de desarro l l o. puede abordar el fenómeno. En este sentido, los tra- Esta pregunta puede responderse de ma- bajos de Margaret Canovas (AÑO) dan cuenta de va- riantes del populismo inscritas en una época determi- nera afirmativa en la medida en que se consi- nada (“fundadores”, “generación intermedia” y “neo- dere el populismo desde un punto de vista populistas”). Robert Dix (1985) distingue básicamen- restringido, es decir, que se le considere es- te entre “populismo autoritario” y “populismo demo- crático”. Por último, el estudio de Kenneth Roberts trictamente como un estilo político que, en (1999) identifica más bien cuatro perspectivas básicas palabras de Alan Knight, característicamente desde cada una de las cuales se puede analizar el fenó- involucre una proclamada relación con “el meno: una histórica-sociológica que enfatiza las coali- pueblo”, una mentalidad expresada en la uti- ciones sociopolíticas multiclasistas que surgen típica- mente durante las etapas tempranas de la industriali- lización del término “ellos y nosotros” y un zación en América Latina; la perspectiva económica, periodo de crisis y movilización o desde una que reduce el populismo a la indisciplina fiscal y a un variante “más liberal” del fenómeno, asociada conjunto de políticas expansionistas o redistributivas que se adoptan en respuesta a presiones de consumo con la descomposición de formas institucio- de masas; una perspectiva ideológica que asocia el po- nalizadas de representación política que a me- pulismo con un discurso ideológico que articula una nudo se produce durante periodos de trastor- contradicción entre “pueblo” y “bloque de poder”; y la perspectiva política, que equipara el populismo con no social y económico (Knight 1998:227). un patrón de movilización verticalista aplicado por lí- En este sentido, para analistas como Kenneth deres personalistas y que omite o subordina las formas Roberts, aún restringidos por la austeridad institucionales de la mediación política.

149 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Carolina Galindo Hernández antielitista y/o antiestablishment, y 5) un pro- de políticas caracterizado por un fuerte estilo yecto económico que utiliza métodos redistri- personalista y autoritario, combinado -para- butivos o clientelistas ampliamente difundi- dójicamente- con criterios tecnocráticos. dos con el fin de crear una nueva base mate- Una segunda discusión, representada es- rial para el apoyo del sector popular. pecialmente por Carlos Vilas, José Nun, Mar- Sin embargo, a pesar de contar con una cos Novaro y Aníbal Quijano, cuestiona se- serie de criterios que permitirían una aproxi- riamente la existencia de un neopopulismo, mación a la experiencia colombiana, es muy señalando la deficiente comprensión del fe- importante tener en cuenta para el análisis al- nómeno de base -el populismo- en su formu- gunas discusiones que plantean una cierta lación: según esta postura, ni los escenarios compatibilidad entre una nueva forma de po- socioeconómicos, ni su articulación en la ma- pulismo y los esquemas políticos, económicos triz institucional del Estado, ni el tipo de re- y sociales propios de la implementación del lación dirigentes/seguidores, ni el diseño glo- modelo neoliberal de desarrollo en el conti- bal del régimen delegativo o supuestamente nente. Un primer debate (en completa sinto- neopopulista y los intereses que él promueve, nía con la tipología presentada anteriormente guardan una relación significativa con el po- y compartida por la mayor parte de los ex- pulismo. Si bien el fortalecimiento de rasgos pertos) considera que, si bien el populismo se como el personalismo y el nacionalismo en adscribió originalmente en un contexto y a diferentes países latinoamericanos responde a partir de unas orientaciones económicas to- un encuadramiento histórico y estructural talmente contrarias al neoliberalismo3, es po- bastante preciso (frustración de amplios sec- sible hablar de una especie de neopopulismo tores de la población frente a los resultados en este contexto, en la medida en que se pre- obtenidos por los procesos de democratiza- senta una especie de adaptación de los viejos ción, apertura, descentralización y el nuevo esquemas de un populismo estructural a los modelo económico), no es posible deducir nuevos retos generados por el clima de crisis que este encuadramiento permita, en primer económica y de malestar social provocados lugar, identificar estos personalismos y lide- por la inserción en la dinámica de la globali- razgos en épocas de tensión con una cierta zación (Entrena 2001:110). Esto se refleja en forma de populismo. Para Vilas, el surgi- la persistencia de un llamado a las clases más miento de este tipo de regímenes políticos de necesitadas, así como en un marcado carácter fuerte concentración del poder en liderazgos nacionalista de los discursos. Además, se de alto perfil personal está relacionado con un suman elementos nuevos como la apelación a conjunto variado de factores, de peso desigual recursos de fuerte impacto mediático, un pro- de acuerdo con las cambiantes circunstancias ceso de toma de decisiones e implementación y carece de sentido llamar neopopulistas a re- gímenes o liderazgos políticos neoliberales 3 El populismo latinoamericano “originario” se inscribe que tratan de destruir sistemáticamente todo en la etapa de desarrollo de sustitución de importa- aquello que fue conseguido por las luchas po- ciones, orientada por políticas estatistas y fuertemen- pulares y bajo regímenes nacional-populares: te intervencionistas fundadas en la protección de las industrias estatales y nacionales y mecanismos subsi- diarios orientados a las clases menos favorecidas. Para “En lo que el populismo significó de desa- un análisis más detallado de las políticas económicas rrollo de un capitalismo con distribución adscritas al populismo ver el ya clásico estudio de de ingresos y amplia organización popular, Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards The macro - economics of populism in Latin America, 1 9 9 1 , estos regímenes promueven la concentra- Chicago University Press. ción del capital, el desmantelamiento de

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servicios públicos estatales, la desmoviliza- al país desde hace más de cincuenta años. En ción popular y el debilitamiento de las contraste con la administración inmediata- condiciones sociales para el ejercicio de la mente anterior de Andrés Pastrana (en la que ciudadanía. En lo que el populismo fue se realizaron infructuosas concesiones a los participativo, estos regímenes son autorita- g r upos subve r s i vos -especialmente a las rios; el efecto social y políticamente inte- FARC- en aras de una solución negociada al grador y movilizador del populismo es en conflicto), el programa de gobierno plantea- estos regímenes desmovilización, margina- ción y fragmentación; la promoción de do por Uribe durante su campaña electoral grandes organizaciones sociales es ahora tenía a la seguridad como su pilar fundamen- individualización forzosa de las relaciones tal, a través de una nueva orientación en el sociales; el capitalismo productivo con dis- tratamiento dado a los “enemigos internos” y tribución de ingresos y crecimiento del a un fortalecimiento del autoritarismo de empleo fue reemplazado por la desindus- Estado en aras de la recuperación de la sobe- trialización, el deterioro de los mercados ranía perdida en una buena parte del territo- de trabajo y la especulación financiera; el rio del país. Estado regulador fue transformado en es- Las expectativas en torno a la gestión de tado privatizador” (Vilas 2004: 35-36). Uribe se concentraron alrededor de tres obje- tivos fundamentales: 1) mejorar la eficacia de Como se puede advertir, estas dos grandes la lucha antiguerrillera, 2) restaurar el princi- tendencias con respecto al tratamiento del pio de autoridad (a partir de la ejecución de neopopulismo pueden adquirir un mayor las reformas institucionales necesarias) y 3) grado de relevancia dependiendo del conjun- enderezar la situación económica y social. to de factores y situaciones frente a las cuales Tales metas eran difícilmente compatibles en se empleen como categorías de análisis. Y es la medida en que el aumento militar atentaba precisamente que a propósito del caso colom- contra la austeridad económica, las reformas biano se pondrán a prueba estas dos perspec- institucionales ponían en peligro el apoyo de tivas para tratar de establecer si, efectivamen- la clase política4 y las exigencias del corto te, el programa de gobierno del actual man- plazo irían en contravía del crecimiento y de datario Álvaro Uribe Vélez corresponde a un las inversiones sociales. Pero, por otro lado, proyecto de corte neopopulista. dichas expectativas eran fuertes en la medida en que se proyectaban a partir de un “nuevo estilo” de gobierno centrado en la recupera- La apuesta por la seguridad ción de la soberanía del Estado, el cual, para democrática y el fortalecimiento Daniel Pécaut, se caracteriza por una cierta del ejecutivo “prisa”:

El 26 de mayo de 2002, con un porcentaje “Siempre en primera línea, interviniendo cercano al 53,2% del total de votos, Álvaro de modo simultáneo en todos los frentes Uribe Vélez fue electo como presidente de de acción gubernamental, sólo delegando Colombia. Los exitosos resultados obtenidos el mínimo, esforzándose en cohesionar a en los comicios se explicaban fundamental- mente por la expectativa generada en diferen- 4 Es necesario recordar que una de las propuestas ban- tes sectores de la sociedad civil alrededor de dera de la campaña de Uribe consistió en la reducción del tamaño del Congreso, uno de los órganos consi- una “política de mano dura”, tendiente a la derados por la opinión pública como uno de los más resolución del conflicto armado que afectaba corruptos del país.

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civiles y militares a la vez que ejerce un mi- presidente Uribe Vélez aseguró un segundo nucioso seguimiento sobre el curso de sus mandato tendiente a dar continuidad a la decisiones y de su ejecución, evaluando “Política de Seguridad Democrática”, pilar una y otra vez los resultados, pidiendo fundamental del plan de desarrollo “Hacia un cuentas en público. Asiste cada semana en Estado Comunitario” y de la campaña electo- compañía de algunos de sus ministros a las ral de su primer gobierno. Algunas de las pre- diversas regiones para sostener allí ‘conse- misas y disposiciones de acción de esta políti- jos regionales de seguridad’ y ‘consejos co- munales’ destinados estos últimos a reco- ca se han constituido en un campo propicio ger quejas y peticiones de los habitantes… para la consolidación de un Estado autorita- 6 Ha impuesto a otros un estilo frenético” rio que, para algunos analistas , ha sido equi- (Pécaut 2003:79). parado con algunos de los gobiernos califica- dos como neopopulistas en la región. Este ritmo vertiginoso de acción de la figura En esta línea, el “Estado Comunitario” se del presidente -completamente atípico en la proyecta como un “estado participativo que historia colombiana y sintetizado en su con- involucre a la ciudadanía en la consecución signa “trabajar, trabajar y trabajar”- explica en de los fines sociales. Un estado gerencial que buena parte el hecho que su popularidad haya invierta con eficiencia y austeridad los recur- llegado a niveles que oscilaron entre un 60 y sos públicos. Y un estado que privilegie la au- un 70%, pese al fracaso de una de sus más tonomía regional con transparencia, respon- importantes iniciativas (el sometimiento a re- sabilidad política y participación comunita- ferendo de una amplia reforma política para ria” (Presidencia de la República 2002:15). reformar la legitimidad del conjunto de la ac- En este documento, carta de navegación de ción gubernamental), de las polémicas alrede- las políticas del ejecutivo, brindar seguridad dor de las políticas de seguridad democrática democrática se persigue como el primer obje- y de reinserción de grupos paramilitares, así tivo que orientará la acción del gobierno. Este como del crecimiento de la fuerte deuda pen- objetivo se fundamenta a partir del supuesto diente que en materia social se tiene con las de que “sin seguridad no hay prosperidad, no clases más necesitadas. Estos niveles de popu- hay sosiego y no puede haber futuro”. El do- laridad fueron estratégicamente capitalizados cumento entiende la seguridad democrática en la medida en que contribuyeron a la apro- como una categoría que trasciende el concep- bación de un acto legislativo que permitió la to de seguridad nacional, ligado a la capaci- reelección presidencial (en medio de fuertes dad del Estado para penalizar y disuadir a polémicas sobre la legitimidad de este acto y quienes se contraponen a la normatividad vi- sobre sus posibles consecuencias en la conso- gente. Para alcanzar tal seguridad democráti- lidación del estado de derecho y de unas ins- ca, el gobierno plantea una estrategia com- tituciones democráticas que logren responder prensiva que incluye, por una parte, el forta- efectivamente a las demandas sociales y polí- lecimiento de la fuerza pública para recuperar ticas propias de un esquema político amplia- el control del territorio y proteger la infraes- mente participativo), y en tanto que las metas del gobierno se proyectan a un plazo que des- 5 Pese a la alta votación obtenida por el candidato-pre- borda el límite de tiempo establecido en la sidente, es importante destacar que los pasados comi- Constitución. cios estuvieron caracterizados por una baja participa- En efecto, tras imponerse con un 62.23% ción representada por el 45% del electorado. 6 Véase el estudio de Cristina de la Torre, Álvaro Uribe 5 de los votos (aproximadamente 7,5 millones ) o el Neopopulismo en Colombia, 2005, La Carreta en las elecciones del 29 de mayo de 2006, el Editores, Medellín.

152 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Neopopulismo en Colombia: el caso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez tructura nacional y, por otra, la desarticula- ciudadanos de cultura para la seguridad y ción de la producción de drogas, el fortaleci- brindando información que permita la miento de la justicia y la atención a zonas de- prevención y persecución del delito… Los primidas y de conflicto (Presidencia de la cooperantes responden al principio de sol- República 2002: 17). idaridad y al deber ciudadano de con- Después de cuatro años de imple- tribuir al objetivo común de la seguridad. Su cooperación, a diferencia de la de los mentación, se advierte que buena parte de las informantes, no será remunerada. líneas de acción planteadas en esta política De manera complementaria, se ha han vulnerado en buena parte las garantías de puesto en práctica un programa de recom- los derechos humanos y el De re c h o pensas para aquellas personas que, como Internacional Humanitario, así como eviden- informantes de los organismos de seguri- cia el tránsito de un “Estado Comunitario” dad del Estado, den a conocer información (aún por construir) a un Estado autoritario que conduzca a la prevención de atentados que agudiza y degrada aún más la situación terroristas o a la captura de los integrantes de división y conflicto interno por la que de las organizaciones armadas ilegales…” atraviesa el país. La “seguridad democrática” (Presidencia de la República – Ministerio representa más bien un regreso a los viejos es- de Defensa 2003:61). quemas de la “seguridad nacional” (Galindo Hernández 2005:496) en la medida en que se Estas líneas de acción comenzaron a llevarse a entiende la idea de la defensa nacional en tér- la práctica unos pocos días después de la pos- minos exclusivos de la razón de Estado y con- esión del Presidente en el mes de agosto de stituye más bien una adaptación de los térmi- 2002 y de ser declarado el Estado de nos de la seguridad nacional para designar las Conmoción Interior, a raíz de una serie de nuevas situaciones, actores y problemas en el atentados realizados contra el acto de pos- contexto de una democracia participativa. esión en y en otras ciudades del país. Este es el caso específico de la línea de acción Las medidas contempladas fueron acompa- orientada hacia la cooperación “Cooperar ñadas de una política de fortalecimiento de para la seguridad de todos”, la cual reza: las fuerzas militares (a través de la ampliación de sus facultades y de la creación de “zonas de “El Gobierno promoverá la cooperación rehabilitación” en algunas regiones del país), voluntaria y patriótica de los ciudadanos, así como de una propuesta de reforma a la ad- en cumplimiento de sus deberes constitu- ministración de justicia tendiente a la lim- cionales y en la aplicación del principio de itación de las competencias de las Cortes en solidaridad que exige el moderno Estado aspectos relacionados con la toma de deci- social de Derecho, con el fin de que cada siones por parte del Ejecutivo. Desde esta ciudadano contribuya a la prevención del perspectiva, se invitaba e incentivaba a la po- terrorismo y de la delincuencia, proporcio- blación civil a combatir a los enemigos inter- nando información relacionada con las or- nos de la nación. La frontera existente entre la ganizaciones armadas ilegales…Si 44 mil- idea de un Estado social de derecho (tal y lones de colombianos acompañan al como se define a la nación colombiana) y un Estado y se sienten apoyados por él, fra- casará el terrorismo. Estado de corte autoritario comenzaba a des- Una red de ciudadanos en las zonas ur- dibujarse a partir de la expedición y puesta en banas y rurales del país cooperará activa, práctica de estas medidas. Solamente medi- voluntaria y desinterasadamente con las ante la radicalización de la polarización del autoridades, participando en programas país: patriotas/ciudadanos compro m e t i d o s

153 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Carolina Galindo Hernández contra terroristas, sería posible alcanzar la tan mente identificados como simpatizantes del anhelada seguridad democrática. Una seguri- actual gobierno, los cuales han logrado con- dad posible gracias al fortalecimiento del solidar su poder regional a través de estos pro- ejecutivo y a una ciudadanía aliada capaz de cesos y de la legalización de algunas de sus ac- identificar y combatir a un enemigo, en este tividades económicas. Igualmente, la inequi- caso no solamente los grupos alzados en dad social7 y la inconformidad de amplios armas, sino todos aquellos que cuestionen de sectores de la población aumentan aunque las alguna u otra forma el accionar del gobierno. cifras que dan cuenta del mantenimiento de Se advierte entonces en esta polarización la popularidad inicial del presidente afirmen la cristalización de un rasgo propio de los go- lo contrario. El diagnóstico es poco alentador biernos populistas de antaño como es el esta- para una de las “democracias más estables y blecimiento de un sujeto político, “los patrio- antiguas del continente”: se evidencia un au- tas”, que representa una idea de un “nosotros” toritarismo de estado que hace parte de un (podríamos decir de un “pueblo”, según la ca- conjunto de situaciones análogas en otros pa- racterización de Alan Knight) que es posible íses de la región y que algunos analistas pre- gracias a la existencia de un “ellos”, encarna- do en los terroristas o en quienes, desde dife- 7 De acuerdo con Libardo Sarmiento (2004), aunque el rentes frentes, manifiestan algún tipo de opo- Plan Nacional de Desarrollo contemplaba el aumento sición al gobierno. En el contexto de esta po- del gasto social, el mejoramiento de la focalización del gasto y la consolidación de un sistema de protección larización surge entonces un sentimiento de social para que las crisis económicas no comprometie- nacionalismo exacerbado, manifestado prin- ran por completo las posibilidades futuras de los gru- cipalmente a través de los medios de comuni- pos más vulnerables como los tres grandes desafíos del cación, que marcó a amplios sectores de la gobierno Uribe en el ámbito social, es importante re- saltar que mientras que en 2001 el 74,6% de los co- ciudadanía. Al margen de la existencia y de lombianos se encontraba bajo condición de pobreza y las acciones de los violentos, confluían en el su ingreso equivalía al 43,4% del ingreso promedio de espacio de la opinión pública colombiana dos la población, en el año 2004 (administración Uribe) la incidencia de la pobreza aumenta a 77,3% y su in- grandes fuerzas, a favor o en contra del go- greso promedio equivale a 43,6% del general. Un im- bierno respectivamente. Este repentino senti- portante factor explicativo de esta situación, entre miento de patriotismo fundamentado en una otros, se encuentra en el hecho que la cuádruple crisis política de mano dura contra los violentos o rural -guerra, pobreza, recesión e importación masiva de alimentos- ha intensificado la migración hacia las en una crítica a la misma, parecía radicalizar- ciudades durante las dos últimas décadas. En efecto, se y canalizarse, por ejemplo, a través de la fi- la población urbana en Colombia crece a un ritmo gura del referendo promovido por el ejecuti- anual de 2,45% y la tasa rural a 0,51% debido espe- cialmente al desplazamiento causado por vo en el primer año de gobierno, o en las ges- que ha dejado un saldo de 3,5 millones de personas tiones tendientes a la aprobación de la reelec- hasta el año 2004. Estos indicadores, entre otros, per- ción inmediata del actual presidente, en el se- miten señalar a Sarmiento que las políticas públicas de la administración Uribe “no han atacado el males- gundo y tercer años. tar social que genera los graves problemas de pobreza, Sin embargo, y de manera paralela, el con- indigencia y desigualdad: tales políticas públicas ope- flicto armado -y la radicalización de las pos- ran como simples paliativos de los efectos estructura- turas frente a su tratamiento- continúa sin les de exclusión e injusticia que genera el sistema y el estilo de desarrollo colombiano. Siguiendo la tradi- posibilidad alguna para una salida negociada, ción, el enfoque de la política social retorna al asis- ni por parte del gobierno ni por parte de los tencialismo orientado a los más pobres entre los po- grupos subversivos; más aún cuando se han bres, a la vez que la clase dominante continúa espe- rando que sólo el crecimiento económico resuelva realizado importantes concesiones para la todas las patologías de la sociedad” (Sarmiento 2004: desmovilización e grupos paramilitares, clara- 95-96).

154 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Neopopulismo en Colombia: el caso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez tenden identificar con el surgimiento de una para calificar o no al actual gobierno como nueva forma de populismo. neopopulista. En efecto, desde una perspecti- va comparativa en la larga duración, se puede señalar que en la totalidad de los países lati- Ausencia de populismo en Colombia: noamericanos en los que se acusa el fenóme- continuidades y discontinuidades no neopopulista se ha vivido una experiencia de populismo anterior en diferentes grados de A diferencia de otros países latinoamericanos, intensidad (son los casos de Venezuela, Perú, Colombia no ha contado con grandes expe- Argentina, Ecuador, Brasil y México). riencias de carácter populista. Con la excep- Por el contrario, la construcción de la idea ción de los casos de líderes como Jorge Eliécer de nación alrededor de dos grandes proyectos Gaitán en la década del cuarenta y de la políticos antagónicos (encarnados en los par- Alianza Nacional Popular (ANAPO) encabe- tidos liberal y conservador) impidió en zada por el ex-dictador Gustavo Rojas Pinilla8 Colombia la consolidación de una “verdade- a finales de los años sesenta, la trayectoria po- ra” unidad nacional. De acuerdo con Pécaut lítica colombiana ha estado marcada por una (2000:47-48), la realización del populismo f u e rte ausencia de populismo que, para en Colombia fue obstaculizada por tres gran- Palacios (2001) y Pécaut (2000: 46), no sola- des factores: a) un alto grado de fragmenta- mente ha significado un vacío en la construc- ción social, que hace referencia a las caracte- ción de un gran proyecto nacional sino que, rísticas del territorio, la coexistencia de dife- igualmente, se constituye en buena medida rentes centros urbanos de importancia y el como uno de los principales factores explica- mantenimiento de innumerables zonas sus- tivos del surgimiento y permanencia de la crí- traídas al control del Estado, b) la división tica situación de violencia política y social ex- partidista transmitida de generación en gene- perimentada en el país en los últimos cin- ración y, por último, c) la gestión privatizada cuenta años. de la economía. Desde esta misma perspecti- En este sentido, cualquier análisis sobre va, Palacios (2000: 39) agrega que la ausencia una experiencia neopopulista en Colombia de populismo en Colombia se encuentra requiere tener en cuenta este importante an- fuertemente relacionada con una marcada tecedente sobre la ausencia de populismo en tradición constitucional y antimilitarista que, la historia del país9, en la medida en que un desde el siglo XIX, hundió cualquier posibili- examen de las posibilidades, continuidades y dad de consolidación de un fuerte liderazgo rupturas del fenómeno populista permitirá unipersonal. En otras palabras, “la política, establecer elementos de juicio más precisos considerada como la sumatoria de prácticas locales abigarradas, mezcló diferencias e igua- litarismos; conjuras, procesos electorales y 8 Es importante señalar que Colombia tampoco cuenta con una fuerte tradición de dictaduras militares en el guerras civiles; mucho panfleto y conversa- siglo XX. Incluso, la primera parte del gobierno del ción pública y privada; todo encuadrado por general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) fue respal- el caciquismo y las lealtades de familia a la dado por parte de un fuerte sector de las elites enca- bandera roja y a la bandera azul. Localismos bezadas por los dos grandes partidos políticos tradi- cionales. que hicieron naufragar a todos los hombres 9 Aquí apelamos a la observación realizada por Norbert fuertes, comenzando Bolívar. Tradición que Elías, según la cual los estudios sobre el problema de viene de la época colonial y de allí deriva sus la construcción de la nación y de los procesos de for- mación del Estado deben ser realizados desde la pers- notas de oligárquica, legalista y civilista”. pectiva de la larga duración (Elías 1998:101).

155 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Carolina Galindo Hernández

Con respecto a las consecuencias de la im- ta años atrás, gracias a la iniciativa de un lide- posibilidad de realización de un caudillismo razgo fuerte y unipersonal. fuerte en el siglo XIX o de un proyecto po- En un contexto de “crisis” generada por el pulista en la primera mitad del XX en conflicto armado, la corrupción y la imple- Colombia, vale la pena señalar, por ejemplo, mentación del modelo neoliberal, la formula- que tanto la violencia de carácter bipartidista ción de este programa de unidad nacional al- de mediados del siglo XX, como el surgi- rededor de la seguridad democrática (sumada miento de guerrillas revolucionarias y diversas al liderazgo carismático y a la retórica contra modalidades de contrainsurgencia que han las prácticas de ‘politiquería’ de los partidos desencadenado la más larga y cruenta con- tradicionales en Colombia) ha permitido es- frontación armada de la historia del país en tablecer en algunos círculos académicos, las últimas cinco décadas, se explican en como ya se había señalado, que la figura de buena parte por la inexistencia o el fracaso de Álvaro Uribe Vélez se presenta como un caso los populismos en el país10. Pese a la fuerza ge- más entre los neopopulismos emergentes en nerada por los liderazgos y propuestas políti- América Latina. Sin embargo, a partir de un cas de Jorge Eliécer Gaitán (cuyo asesinato en examen más cuidadoso desde la caracteriza- 1948 se constituyó como el acontecimiento ción de Roberts y la crítica a esta perspectiva que desencadenó de manera definitiva el ac- por parte de Carlos Vilas, será posible esta- tual conflicto armado) y del ex dictador Gus- blecer hasta qué punto podría existir un tavo Rojas Pinilla (quien logró consolidarse grado de correspondencia entre el gobierno como un “peligroso” contendor de los parti- Uribe y una forma particular de populismo. dos políticos tradicionales a finales de los El estilo político de gobierno y la figura años sesenta), nunca logró gestarse un pro- personal de Álvaro Uribe Vélez ha marcado yecto de unidad nacional sobre bases popula- una ruptura significativa con relación a sus res: la praxis política en Colombia seguía su- antecesores y a otros importantes dirigentes jeta a los imperativos autoritaristas y antilibe- políticos de Colombia. Aunque el actual rales de los partidos tradicionales a los que di- mandatario había ocupado importantes car- fícilmente podían sustraerse los líderes emer- gos de elección popular como gobernador de gentes. Esta ausencia de proyecto y la imposi- Antioquia y senador (desde los cuales había bilidad de “cambiar la sociedad desde arriba” establecido una clara postura con relación al abrió el camino a la violencia y a la insurgen- tratamiento a dar al conflicto armado), será cia como las únicas alternativas a la exclusión desde la campaña presidencial del año 2001 social y política generada por los partidos tra- en la que apelará a toda una serie de recursos dicionales. Por estas razones, el proyecto polí- mediáticos tendientes a presentar un proyec- tico del actual mandatario Álvaro Uribe Vélez to de unidad nacional en torno a la “lucha se presentará como una novedad histórica, contra el terrorismo” y a una resolución eficaz como un “verdadero proyecto de unidad na- del conflicto armado. Esta idea de la recupe- cional” articulado alrededor de la lucha con- ración de la autoridad estatal en buena parte tra el terrorismo y como la única salida eficaz del territorio nacional a través de una “políti- a la situación de violencia generada cincuen- ca de mano dura” constituyó toda una nove- dad en términos programáticos y discursivos 10 Sobre este punto, véase en particular los artículos de con respecto a los otros candidatos y a las ad- Daniel Pécaut “Populismo imposible y violencia: el ministraciones más recientes, la cual sumada caso colombiano” y de Marco Palacios “Presencia y ausencia de populismo: un contrapunto colombo-ve- a la “lucha contra la corrupción y la politi- nezolano”. quería” logró capturar la atención (y los

156 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Neopopulismo en Colombia: el caso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez votos) de diversos sectores sociales, permi- Uribe haya alcanzado altos índices de popula- tiendo un contundente triunfo en las urnas ridad que se han mantenido a lo largo de su en la primera vuelta11. administración en un nivel cercano al 70% y Esta novedad se ve reflejada no solamente que, como ya se había señalado, fueron capi- en las medidas y políticas propuestas e imple- talizados para su reelección inmediata. mentadas desde comienzos de su administra- Otro elemento novedoso en el estilo de ción (sobre las cuales se hizo alusión en la sec- gobierno de Uribe lo constituye, sin duda al- ción anterior), sino en toda una serie de es- guna, el lenguaje empleado tanto en sus dis- trategias tendientes a capturar la atención de cursos políticos oficiales como en el trato di- los medios de comunicación y el respaldo de recto con la población y en la descripción de la ciudadanía al programa de gobierno en ge- situaciones particulares. Si bien un análisis neral y a la política de seguridad democrática del discurso político de Uribe desborda los en particular. Una de las más importantes e objetivos del presente artículo, es importante innovadoras estrategias es la realización de señalar el uso de un lenguaje fuerte contra los consejos comunitarios de gobierno en todos grupos armados y de carácter paternalista al los rincones del país, transmitidos en vivo por hacer referencia a los sectores de la población radio y televisión con una duración que a más vulnerables. Este estilo de lenguaje, ca- veces supera las ocho horas. A través de la re- racterizado por el uso de diminutivos y califi- alización y transmisión de estos consejos se ha cativos despectivos, ha logrado generar una logrado crear todo un imaginario alrededor mayor aceptación de la figura del presidente de la figura del presidente como un mandata- en la medida en que se presenta como un rio que accede directamente a las regiones, mandatario cercano al sentir de las necesida- está atento a las necesidades de la población, des y del ethos del pueblo colombiano. toma nota de los problemas y exige solucio- Hasta ahora pueden advertirse, entonces, nes inmediatas a sus subalternos a través un tres rasgos característicos en la gestión guber- atípico proceso de petición de cuentas en pú- namental de Uribe: a) un discurso de unidad blico. En otras palabras, el presidente se hace nacional en torno a la lucha contra el terro- cargo a título personal de cada una de las re- rismo, b) un estilo personalista y paternalista clamaciones y peticiones realizadas por los di- en el que se asume al presidente como un in- ferentes sectores sociales en estos consejos, cansable trabajador cuya más importante pre- consolidando así la imagen de un presidente ocupación es el bienestar del pueblo colom- que trabaja sin descanso y que es capaz de biano y, por último, c) un lenguaje beligeran- asumir todos los frentes. Tal imagen sumada te y provocador que lo acerca a los sectores al discurso sobre la necesidad de librar una populares. Y son estos rasgos característicos guerra sin cuartel contra “la corrupción y la los que han permitido, en primera instancia, politiquería” ha logrado, a pesar de las difi- calificar al actual gobierno como populista. cultades y serias contradicciones que han ca- Sin embargo, al examinar de cerca los rasgos racterizado a su gestión, que la figura de característicos básicos del populismo plantea- dos por Roberts, se plantean serias dudas sobre esta correspondencia. 11 Sin embargo, es importante señalar que la aceptación de este discurso (y el consecuente triunfo de Uribe) En primera instancia, vale la pena señalar contó con el respaldo económico y político de influ- que si bien la gestión de Uribe se identifica yentes grupos y asociaciones gremiales como los ga- totalmente con un patrón personalista y pa- naderos, agroindustriales y terratenientes, los cuales ternalista de liderazgo político apoyado en han compartido tradicionalmente sus posturas con respecto al tratamiento del conflicto armado. una ideología amorfa o ecléctica caracterizada

157 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Carolina Galindo Hernández por un discurso antiestablishment (tales como neradas por el conflicto armado en la política de seguridad democrática y la lucha Colombia. Si bien se ha destacado el patrón contra la “corrupción y la politiquería”), es personalista y paternalista de la administra- necesario examinar con mayor detalle los ción Uribe, especialmente en los consejos co- otros rasgos característicos del populismo, munitarios de gobierno realizados a nivel re- pues la trayectoria del ascenso y gestión de gional y local, hay que señalar que aunque la Uribe reviste unas particularidades que van figura de Uribe se presentó como alejada de la alejando sistemáticamente a su gobierno de la estructura institucional y de la cultura políti- caracterización populista. ca de los partidos tradicionales, especialmen- En efecto, si examinamos como rasgo dis- te del partido liberal (su afiliación política tinto del populismo la necesidad de contar original), ésta cuenta con un amplio respaldo con el apoyo de una coalición política poli cla- en el Congreso y en instancias de decisión re- sista, heterogénea y concentrada en los secto- gionales y locales de sectores afiliados a las res subalternos de la sociedad, podríamos ad- redes y a las prácticas clientelistas propias de ve rtir que el triunfo electoral de Uribe y sus los partidos tradicionales. En este sentido, se altos niveles de popularidad obedecen al han presentado como estrategias de coopta- a p oyo de una amplia base. Sin embargo, los ción el nombramiento de familiares de con- alcances de esta adve rtencia llegan hasta un gresistas en cargos diplomáticos, así como los c i e rto punto al señalar que los índices de me- esfuerzos por debilitar a los posibles oposito- dición de la popularidad del presidente son res a sus políticas a través de estas mismas es- obtenidos en su mayor parte por encuestas de trategias12. Éstas lógicas se reproducen cons- opinión financiadas por los grandes medios de tantemente en los niveles regionales y locales comunicación a nivel nacional, la mayor part e y ponen en evidencia la fuerte contradicción de los cuales han manifestado su respaldo de existente entre las prácticas gubernamentales manera explícita o tácita a la gestión guberna- y los criterios y políticas de austeridad, trans- mental. Por otro lado, debe tenerse en cuenta parencia, eficacia y meritocracia del programa que tales sondeos se realizan principalmente de gobierno del actual mandatario. en los grandes centros urbanos, en sectore s Por otro lado, al examinar las transforma- medios y altos y no tienen en cuenta las opi- ciones generadas por el conflicto armado en niones de los habitantes de otras regiones, es- la cultura política colombiana, se advierte pecialmente aquellas que en la actualidad asu- con preocupación que, luego de tres años de men de una forma más directa los rigores del implementación de la política de seguridad conflicto armado y sus consecuencias en tér- democrática, los grupos subversivos y, en minos de seguridad y bienestar social a los que m a yor medida, los grupos paramilitare s , se hizo alusión en la sección anterior. constituyen una fuerza importante del poder Con relación a los procesos de moviliza- local en una buena parte del país13, situación ción política propios del populismo, los cua- les se presentan en un esquema de arriba 12 Este es el caso del nombramiento del ex – presidente hacia abajo y que pasan por alto las formas Andrés Pastrana (quien había cuestionado seriamente institucionalizadas de mediación o las subor- a nivel público algunas de las iniciativas gubernamen- tales) como embajador ante el gobierno de los Estados dinan a vínculos más directos entre el líder y Unidos y de su dos veces contendor en las campañas las masas, el caso del actual gobierno colom- presidenciales, el dirigente liberal Horacio Serpa, biano difiere significativamente de esta carac- como embajador ante la Organización de Estados Americanos. terización e incluye elementos más complejos 13 En este sentido, es necesario recordar que los grupos relacionados con las estructuras de poder ge- armados (bien sean subversivos o paramilitares) aún

158 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Neopopulismo en Colombia: el caso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez a la que se suma el respaldo abierto que algu- Sin embargo, este último atributo del po- nos de estos grupos o sus agentes financistas pulismo es uno de los más susceptibles de ser brindan a la actual administración (lo que in- cuestionado a la hora de examinar una expe- cide de manera significativa en las estructuras riencia como la colombiana a la luz de cate- de poder y en las formas institucionalizadas gorías como neopopulismo. Tal cuestiona- de relación con las bases populares). Así, el miento puede ser establecido a partir de dos poder alimentado por la figura paternalista y razones. La primera podría ser de carácter his- personalista del actual mandatario se consoli- tórico y se relaciona con la ausencia de popu- da a través de unas fuertes redes de mediación lismo (tanto en sus formas políticas como clientelista bien sea a través de miembros de económicas) en el país. La segunda tiene que los partidos tradicionales y, en el peor de los ver de manera directa con la crítica de Carlos casos, de organizaciones armadas en algunas Vilas a la hipótesis neopopulista y se explica regiones del país, cuestionando seriamente la desde las estructuras y procesos políticos pro- tesis sobre la vinculación directa con el líder. pios del modelo neoliberal de desarrollo bajo Un último rasgo característico del popu- los cuales se pone a prueba la plausibilidad de lismo lo constituye un proyecto económico esta hipótesis en el país. que utiliza métodos redistributivos o cliente- Con relación a una razón de carácter his- listas ampliamente difundidos con el fin de tórico se advierte a lo largo de la trayectoria crear una base material para el apoyo del sec- política colombiana un marcado re c h a zo tor popular; en otras palabras, se considera al hacia formas caudillistas o personalistas de “populismo económico” en particular como autoridad, el cual sumado a la fragmentación un atributo básico del populismo en general. de la unidad nacional generada desde los par- Sin embargo, Roberts considera que esta últi- tidos liberal y conservador, incidió significati- ma categoría puede constituirse en un reduc- vamente en la imposibilidad de construcción cionismo en la medida en que, en diferentes de un proyecto nacional a partir de una sóli- tipos de experiencia populista, los datos espe- da base popular. El carácter atípico colombia- cíficos de la política macroeconómica son va- no con respecto al populismo latinoamerica- riables. Éstos pueden estar orientados por el no también se advierte en términos económi- mercado o por el Estado, pueden estar abier- cos en la medida en que, tal y como señalaba tos o cerrados a la competencia internacional, Pécaut, predominó una gestión de carácter ser permisivos o disciplinados desde el punto privatizado contraria a la tendencia latinoa- de vista fiscal y progresivos o regresivos en su mericana a aumentar la importancia de regu- efecto distributivo general. Esta flexibilidad lación estatal en la década de los años treinta. permitiría entonces que el concepto populis- De manera paralela, iniciativas como la refor- ta se mueva a través de diferentes estrategias ma agraria (pese al establecimiento del prin- de desarrollo, reconociendo entonces la exis- cipio de la función social de la propiedad de tencia de múltiples y diversos instrumentos 1936) y políticas de carácter redistributivo económicos para cultivar el apoyo de las cla- han estado marcadas por la senda del fracaso ses bajas (Roberts 1999:392). y cualquier tipo de asignación de recursos a las poblaciones más necesitadas se ha canali- e j e rcen prácticas como la “a u t o r i z a c i ó n” para la re a l i- zado principalmente a través de mecanismos zación de elecciones, la postulación de candidatos, es- tablecen criterios para la distribución de recursos pú- clientelistas, más que a partir de una gestión blicos y administran justicia. Estas formas coexisten de focalizada y dirigida desde el Estado. Para una manera compleja con las instituciones estatales y Miguel Urrutia, la ausencia de un “macropo- aún no han logrado ser superadas pese a las pro m e s a s e imperativos de las políticas del actual gobierno. pulismo económico” en la historia de

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Colombia puede ser explicada principalmen- guna dificultad con estructuras y prácticas te por la existencia de las fuertes maquinarias clientelistas que han generado, pre c i s a m e n t e , de los dos grandes partidos políticos, la con- un fuerte grado de pasividad ciudadana fre n- centración del poder político en el nivel local te a tales políticas. Por otro lado, las exigen- y el consecuente clientelismo que se deriva de cias propias de la implementación y manteni- la conjugación de los dos factores anteriores miento de una iniciativa como la política de (Urrutia 1991:386). Sin embargo, Urrutia re- seguridad democrática durante la administra- conoce que esta ausencia de populismo ha ción Uribe, han obligado a destinar impor- sido más benéfica para el país en la medida en tantes recursos (que podrían ser orientados al que se constituye como factor explicativo de gasto social) a la intensificación de la guerra su estabilidad macroeconómica que le permi- contra el terrorismo, la cual se constituye a la tió sortear de una mejor manera la crisis de p o s t re en el centro del supuesto nove d o s o los ochenta, en comparación con otros países p royecto de unidad nacional del presidente de de América Latina. los colombianos. En lo que respecta a las posibilidades de Por otro lado, la hipótesis sobre el “neopo- una forma de neopopulismo económico en el pulismo económico” en la era neoliberal, sus- contexto del nuevo orden mundial y del mo- tentado principalmente en un debilitamiento delo neoliberal de desarrollo, es import a n t e y fragmentación de las formas institucionales señalar nuevamente que, a diferencia de los de re p resentación que caracterizaron al gigantes latinoamericanos, en Colombia no se Estado desarrollista, se cuestiona desde la han implementado grandes políticas efectiva s conceptualización misma que se hace del po- tendientes a disminuir (por lo menos parc i a l- pulismo económico. En efecto, para Carlos mente) los costos sociales de los planes de es- Vilas existe una especie de reduccionismo fis- tabilización macroeconómica. Si bien puede calista a la hora de dar cuenta del populismo destacarse el caso de la creación de algunos económico en la medida en que se le define p rogramas como la Red de Solidaridad So c i a l como un régimen económico que, al enfati- durante la administración de Ernesto Sa m p e r zar el crecimiento y la distribución del ingre- (1994-1998) y proyectos a nivel local dentro so, descuida los peligros de inflación y déficit del esquema general del Plan Colombia1 4 e n fiscal, las restricciones externas y las reaccio- los gobiernos de Pastrana y Uribe, las políticas nes de algunos actores del mercado a la regu- m a c roeconómicas y sociales colombianas se lación estatal; en otras palabras, el populismo han caracterizado por ser mucho más riguro- sería una mala política macro e c o n ó m i c a sas en términos de disciplina fiscal, re f o r m a (Vilas 2004:20). Teniendo en cuenta los an- del Estado y re c o r te del gasto público, con lo tecedentes presentados con respecto al mane- cual se puede adve rtir un grado de continui- jo de las políticas macroeconómicas en el caso dad en la tendencia histórica de la gestión colombiano, nuevamente pierde fuerza la hi- económica del país, aunque convivan sin nin- pótesis neopopulista.

14 El Plan Colombia se diseñó como un plan de inver- Consideraciones finales siones para la paz, constituido con aportes tanto del Estado colombiano como de la comunidad interna- cional (especialmente Estados Unidos), destinado, El populismo ha sido una de las categorías inicialmente, a obras de infraestructura que luego más utilizadas en el ámbito de las ciencias so- desembdesembocarían, por otro lado, en acciones como las fumigaciones de cultivos ilícitos en amplias ciales en la descripción de los procesos socio- zonas del país. políticos en América Latina, pese a la existen-

160 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Neopopulismo en Colombia: el caso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez cia de un muy reducido (y siempre cuestiona- cesario realizar un análisis riguroso de las par- ble) consenso alrededor de los criterios y fe- ticularidades propias de cada país y de las nómenos particulares a los que hace alusión. continuidades y discontinuidades en sus pro- Sin importar su naturaleza ideológica (iz- cesos políticos, sociales y económicos. Esta quierda o derecha) y las formas del ejercicio exigencia es aún más apremiante en el caso del poder a las que hace alusión (autoritaria o colombiano, en la medida en que, a diferen- democrática), el populismo se constituye cia de otros países de la región, no se ha con- como el referente explicativo por excelencia tado con una experiencia populista ni con un de fenómenos como la transición hacia la efectivo proyecto de unidad nacional a partir modernidad, la movilización de masas y la del cual pudiera establecerse una idea de na- personalización del liderazgo político propios ción a largo plazo. La política de seguridad de las primeras décadas del siglo veinte lati- nacional del presidente Álvaro Uribe no ha noamericano. Varias décadas después, en el logrado constituirse como un proyecto de contexto de una nueva “crisis”, del retorno de unidad nacional, ni mucho menos cimentado la democracia y del modelo neoliberal de de- en una sólida base popular, rasgo fundamen- sarrollo, el populismo aparece nuevamente tal del populismo latinoamericano. Por el como el único concepto capaz de dar cuenta contrario, bajo la lógica de la disyuntiva de la situación de inestabilidad política e in- amigo-enemigo, utilizada de manera indiscri- certidumbre que ha caracterizado la trayecto- minada contra amplios sectores de la pobla- ria de la región en los últimos años. ción, se ha polarizado a la población colom- Aquí la tarea es más bien examinar hasta biana, la cual no parece tener otra alternativa qué punto el uso de la categoría populismo (y que la de seguir siendo testigo del desmonte neopopulismo) encubre o matiza una serie de de las libertades políticas y de las muy dete- fenómenos políticos que sí deben examinarse rioradas instituciones democráticas, a la par con preocupación como lo es el autoritaris- que el conflicto armado continúa sin posibi- mo, la corrupción y el retroceso de libertades lidades de una pronta resolución. Por ello, políticas e importantes conquistas generadas analizar a la actual administración bajo el ca- en décadas de lucha social. En este caso, ape- lificativo “neopopulista” no solamente es in- lando a la sabiduría popular según la cual se suficiente e impreciso en términos históricos, debe “llamar al pan, pan y al vino, vino”, se sino que también puede llegar a ser irrespon- advierte un cierto abuso del término “neopo- sable en la medida en que no se pueda mos- pulismo” para dar cuenta de acontecimientos trar -en la dimensión que corresponde- los políticos como los que han marcado la histo- riesgos que a largo plazo pueden tener inicia- ria de la región andina en general y de tivas como la de la seguridad democrática Colombia en particular en los últimos años. para el muy incierto futuro de una sociedad En otras palabras, al juzgar a un gobierno o a como la colombiana. una tendencia política como “neopopulista” se puede correr el riesgo de desconocer las re- alidades que se ocultan bajo una figura caris- Bibliografía mática o un heterodoxo programa de redistri- bución económica o, como afirma Vilas, Arango, Rodolfo, 2005, “La reelección, al banqui- llo”, en , Bogotá, octubre 16, p.4A. puede caerse en un simplismo conceptual en Ayala Diago, César Augusto, 2004, “Entre el positi- el que se confunde el todo con las partes. vismo y el populismo: la experiencia brasileña”, Teniendo en cuenta la anterior considera- en Consuelo Ahumada y Telma Angarita, edito- ción, antes de hablar de neopopulismo es ne- ras, La región andina: entre los nuevos populismos y la movilización social, Pontificia Universidad

161 ÍCONOS 27, 2007, pp. 147-162 Carolina Galindo Hernández

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