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El Puente de Waterloo

(WATERLOO BRIDGE)

Nº 330 (MAYO 2010) %F -?FI>L;G; SINOPSIS

Durante un bombardeo alemán sobre Londres en la Primera Guerra Mundial, se produce el encuentro casual entre un capitán del ejército británico y una bailarina. El amor surge entre ellos, pero la guerra, que todo lo arrasa, pronto dicta su sentencia: el capitán debe partir hacia la Europa continental y la bailarina queda a la espera de su regreso. Una equivocada nota de prensa acerca de la muerte en com- bate de su amor será el comienzo del drama.

FICHA ARTÍSTICA

Myra ...... VIVIEN LEIGH Roy Cronin ...... ROBERT TAYLOR Lady Margaret Cronin ...... LUCILE WATSON Kitty ...... VIRGINIA FIELD Madame Olga Kirowa ...... MARIA OUSPENSKAYA El Duque ...... C. AUBREY SMITH

FICHA TÉCNICA Duración ...... 108 min. Dirección ...... MERVYN LEROY Fotografía ...... J. RUTTENBERG Productora ...... NOMBRE Montaje ...... GEORGE BOEMLER Nacionalidad ...... Estados Unidos Año de Producción ...... 1940 Productor ...... SIDNEY FRANKLIN Música ...... (Blanco y Negro) Guión ...... GEORGE FROESCHEL D. Artística ... S. N. BEHRMAN, HANS RAMEAU Vestuario . ADRIAN, GILE STEELE .. (Basado en la obra de R. E. Sherwood) Sonido ...... DOUGLAS SHEARER EL DIRECTOR: MERVYN LEROY

Nacido el 15 de octubre de 1900 en San Francisco (California), queda huérfano tras el gran terremoto de 1906. A los diez años abandona los estudios y dos años más tarde debuta como actor teatral, trasladándose finalmente a Hollywo- od para iniciarse en la industria como figurante, figurinista, ayudante de cáma- ra y de producción y guionista, antes de dirigir su primera película en 1927. Durante los años 30 rueda películas para Warner como Hampa Dorada (1931) – primer film sonoro de gangsters- o el musical Vampiresas 1933 (1933), antes de iniciar una segunda etapa profesional en Metro-Goldwyn-Mayer, produciendo la mítica El Mago de Oz (1939 y dirigiendo con gran éxito El Puente de Waterloo (1940). Durante el resto de la década de los 40 y la primera mitad de los 50, LeRoy se convierte en un eficiente artesano de la industria cultivando todos los géneros, desde la policíaca Senda Prohibida (1941), pasando por el drama bio- gráfico en Madame Curie (1943), el cine bélico en Treinta Segundos sobre Tokyo (1944), la adaptación de clásicos como (1949), el péplum en Quo Vadis? (1951) y, finalmente, los musicales como El Amor Nació en París (1952). En 1955 regresa a Warner donde permanecería hasta mediados de los años 60, dando fin a su carrera con títulos como Escala en Hawai (1955) y FBI contra el Imperio del Crimen (1959). Falleció en Los Ángeles el 13 de septiembre de 1987. FILMOGRAFÍA PRINCIPAL DEL DIRECTOR 1931 Hampa Dorada 1948 La Rival (Little Caesar) (Homecoming) 1931 Esta Noche o Nunca 1949 Mujercitas (Tonight or Never) (Little Women) 1933 Vampiresas 1933 1951 Quo Vadis? () (Quo Vadis?) 1940 El Puente de Waterloo 1952 El Amor Nació en París (Waterloo Bridge) () 1941 De Corazón a Corazón 1955 La Pelirroja Indómita () () 1941 Senda Prohibida 1955 Escala en Hawai () (Mister Roberts) 1942 Niebla en el Pasado 1956 Mala Semilla (Random Harvest) (The Bad Seed) 1943 Madame Curie 1956 Al Borde del Infierno (Madame Curie) () 1944 Treinta Segundos sobre Tokyo 1959 FBI contra el Imperio del Crimen (Thirty Seconds over Tokyo) (The FBI Story) 1946 Sucedió en el Tren 1961 El Diablo a las Cuatro () (The Devil at 4 O’Clock) COMENTARIO MEMORIA Y AZAR perable: su Myra, llena de luminosas sombras y con sensible aliento como le dice Cronin al conocerla. Le Roy la retrata con elegancia, en “…tiempo que vuelve en una marejada primeros planos cargados de lirismo: su indescriptible alegría al y se retira sin volver el rostro…” observar tras la ventana y en medio de la lluvia al joven oficial, su Octavio Paz-Piedra de Sol (1957) íntimo dolor en el primer encuentro con Lady Margaret Cronin, su decisión final reflejada en su mirada. Es una mujer frágil, vencida En 1940, fecha de realización de El Puente de Waterloo, los Estados como la propia actriz de trágica y terrible biografía. El resto del re- Unidos contemplaban desde su espléndido aislamiento los avatares parto “britaniza” la producción: el clásico C. Autrey Smith, la estu- de la Guerra en Europa. Según una encuesta del instituto Gallup, el penda Virginia Field como Kitty, espléndida en un papel cargado de 96% de la población norteamericana pensaba que su país debía ternura y vitalismo y la veterana actriz canadiense Lucile Watson, mantenerse al margen de la contienda, aunque el 86% deseaba que impecable como Lady Margaret. los aliados la ganasen. Hollywood mantuvo en términos generales esta posición de neutralidad, pero el productor Sydney Franklin, jefe La historia, narrada en flash-back, nos sitúa en vísperas de la Se- de estudio de la Metro Goldwyn Mayer, hombre culto y refinado, gunda Guerra Mundial, un oficial británico de familia adinerada gestionó una serie de producciones donde podemos observar una regresa a Londres. Allí recordará su juventud, en tiempos de la Pri- ilustrada presencia de lo británico, un indisimulado apoyo a la causa mera Guerra Mundial, cuando se enamoró de una joven bailarina, aliada, desde la posición de defensa de unos valores y una forma de justo antes de partir hacia el frente y las vicisitudes posteriores de la ser que hermanaban a ambos pueblos del Atlántico. Ejemplos de ello pareja. Memoria y azar son los elementos en los que se fundamenta serán Más Fuerte que el Orgullo (1940), La Señora Miniver (1941) o este melodrama. La memoria como reflejo del dolor, “el que sufre la propia El Puente de Waterloo. Es evidente que no nos encontra- tiene memoria”, aseguraba con razón Cicerón. Una memoria, que en mos ante una película de propaganda bélica, pero las primeras imá- los tiempos actuales sería de expiación, pero que en los cánones genes del pueblo sometido a los bombardeos, su valentía y el sacrifi- morales rígidos de aquella época no podía manifestar el perdón, y cio que se hace por la libertad, no podían pasar desapercibidas al queda limitada al recuerdo doloroso. Por otro lado, el azar como la espectador corriente. Tras esos primeros momentos, entramos en un casualidad o mejor, las casualidades que se prodigan en el film y melodrama clásico, pero con originales planteamientos, bien sea por que parecen limitar la libertad de acción de los personajes, des- los temas tratados, escabrosos en sí, como por el espíritu trágico, en pojándolos incluso de asumir sus responsabilidades en sus propias el sentido de destino fatal, que parece perseguir a la protagonista desgracias. Da la impresión de que “lo impredecible puede suceder femenina. en cualquier momento” señala Roy Cronin, el protagonista masculi- no. Su primer recuerdo le llega con un amuleto y con la música que En relación con los otros títulos del ciclo, la película es un ejemplo actúa como leit-motiv del personaje de Myra, la bailarina de la que del trabajo de estudio, con el habitual equipo artístico de la Metro se enamora. Cuando ella, al poco de conocerlo se desprenda de ese Goldwyn Mayer (MGM), encabezado por el genial Cedric Gibbons en amuleto, la suerte que la ha acompañado hasta entonces parece la dirección artística, el vestuario de Adrian o la excelente fotografía desaparecer y será Rory quien puede afirmar, “soy indestructible. de Joseph Ruttenberg -nominada al Oscar-; y todo bajo la dirección Tengo el amuleto de la suerte”. A partir de ese momento, todo el del más que hábil artesano Mervin LeRoy, un inteligente conocedor melodrama se basa en encuentros y desencuentros casuales que de los gustos del público, al que se le consultaba la totalidad de la serán los móviles de todas las acciones, Y como espacio trágico el producción de la MGM. La película está basada en una obra de tea- puente de Waterloo y la niebla, que también cubre los pobres inte- tro de Robert E. Sherword, que ya había sido llevada a la pantalla riores londinenses, reflejo de la pobreza y miseria de la guerra. por James Whale en 1930 con una muy joven Bette Davis de prota- gonista, aunque en esta versión la censura había acentuado los Entre todas las escenas, hay una que destaca por su especial belleza toques sombríos sobre el romanticismo de la historia. El productor y significado y en la que confluyen lo mejor de esa sabia arquitectura David O’Selznick compró en el año 1939 los derechos a la Universal de Hollywood, la marca del estudio: la secuencia de baile en el y pensó inmediatamente en Vivien Leigh como protagonista - Canddlelight Club a los compases de Auld Lang Syne -la famosa recordemos su gran triunfo con Lo que el Viento se Llevó ese mismo canción escocesa, con letra del poeta Robert Burns-, en donde las año-. El productor quería al prestigioso actor británico Laurence luces de las velas se apagan paulatinamente por los músicos de la Olivier como coprotagonista, pues en aquellos momentos formaba en orquesta -inspirada claramente en la Sinfonía de los Adioses de la llamada “vida real” pareja con la Leigh. Olivier aceptó, pero la Haydn-. En sus Memorias, Mervin Le Roy reveló que los guionistas oferta fue retirada cuando, siendo la obra propiedad de la MGM, el habían escrito un diálogo magnífico, pero que consideró más eficaz todopoderoso jefe del estudio Louis B. Mayer exigió para el rol al el silencio de los protagonistas: una pareja que se besa por primera joven galán Robert Taylor, una estrella de la casa con necesidad de vez, que es feliz y que desconoce el destino incierto, cruel, sin saber, buenos guiones. como señaló Voltaire, que “el azar es una palabra vacía de sentido, nada puede existir sin causa”. Una causa, que, en este caso, tiene el Taylor interpreta al aristocrático oficial Rory Cronin de forma correc- nombre concreto de Guerra. ta y contenida, sin demasiada emoción, luciendo un bigote que le da mayor dignidad y madurez al personaje. Frente a él, Leigh está insu- José Manuel González Pérez

LA CRÍTICA OPINA

La melodramática obra teatral homónima de Robert E. Sherwood da lugar a tres versiones cinematográficas diferentes. A lo largo de un flashback, el director norteamericano Mervyn LeRoy narra en la segunda y mejor versión de El Puente de Waterloo cómo al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el envejecido coronel Roy Cronin (Robert Taylor) recuerda en Londres, en el puente de Waterloo, mientras acaricia un pequeño amuleto, el día que conoció a la bailarina Myra (Vivien Leigh) en el mismo lugar durante un bombardeo en la Gran Guerra. (…) Con el paso de los años no ha disminuido el interés melodramático de El Puente de Waterloo en gran medida por el gran trabajo de Vivien Leigh, la excelente fotografía en blanco y negro de Joseph Ruttenberg y la inspirada dirección de Mervyn LeRoy, pero también por la fuerza y lo bien construida que está su historia. Augusto M. Torres-Historias del Cine: un Invento sin Futuro (2004). Alianza Editorial, Madrid.

EL INVITADO JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ PÉREZ DIRECTIVO DE ACO Licenciado en Filología Hispánica, es directivo de ACO (Asociación de Amigos Canarios de la Ópera) desde el año 2001, donde ha participado en la edición de diversas publicaciones y programas de mano de la Temporada de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria, así como en programas para la Sociedad Filarmónica de Las Palmas de Gran Canaria y el Festival de Música de Canarias. En los últimos años, ha firmado diversos artículos de investigación sobre el teatro español y la literatura cana- ria, publicando varios estudios sobre la materia en los Cuadernos de Música y Teatro de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).

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