“Una mirada al desarrollo” Industria y consumo entre 1955 y 1962 en la República

Tesis de Licenciatura en Historia

Facultad de Ciencias Humanas Universidad Nacional del Centro de la Provincia de

Autor: Prof. Dicósimo Emiliano

Director: Dra. Spinelli María Estela

Año: 2020 Agradecimientos

A mis padres Lucia y Daniel por sus consejos y apoyo, a Estela por su guía en este proceso y a los camaradas por las tardes de estudio en la biblioteca

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Índice Introducción ...... 5 Las sociedades de consumo...... 6 Algunos aspectos metodológicos ...... 8 Análisis cualitativo de imágenes publicitarias ...... 9 La Historia Económica y el análisis estadístico ...... 10 El incipiente campo historiográfico del consumo ...... 11 Los estudios de género y el consumo ...... 14 Bibliografía: ...... 17 Capítulo 1 ...... 21 La Política ...... 21 La Resistencia Peronista...... 26 Los experimentos electorales ...... 31 Las elecciones presidenciales ...... 34 El proyecto desarrollista ...... 37 Los conflictos ...... 42 Los sindicatos ...... 44 La política exterior ...... 49 La caída ...... 53 A modo de cierre ...... 55 Bibliografía: ...... 57 Capítulo 2 ...... 60 La Economía ...... 60 Altas y bajas en Argentina ...... 60 Las políticas económicas en el desarrollismo ...... 65 El plan de Estabilización de 1959 ...... 68 El contexto mundial ...... 71 Las variables económicas ...... 74 El producto bruto interno ...... 75 El Producto bruto interno por sectores ...... 76 La industria Argentina como factor de desarrollo ...... 78 Las inversiones extranjeras ...... 85

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La participación de los asalariados en el PBI ...... 88 La inflación ...... 89 Los salarios reales ...... 95 Exportaciones ...... 98 Epílogo ...... 103 Bibliografía: ...... 105 Capítulo 3 ...... 109 El consumo ...... 109 Estadísticas por sector ...... 113 Consumo y producción de la de industria vitivinícola nacional...... 113 Cerveza ...... 114 Harina ...... 115 Carne Vacuna ...... 116 Cigarrillos ...... 120 Importaciones ...... 121 Industria Automotriz ...... 125 Transporte ...... 130 Aviación ...... 131 Cemento ...... 132 Consumo de energía ...... 133 El hogar tecnificado ...... 134 Los nuevos consumos culturales ...... 138 El consumo en los medios gráficos ...... 139 Consideraciones finales ...... 151 Bibliografía: ...... 154 Conclusión ...... 158

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Introducción

El objeto de estudio de esta tesis de licenciatura es identificar los patrones de desarrollo económico y su impacto en el consumo masivo entre los años 1955-1962 en Argentina. La hipótesis que nos guiará es que el quiebre político, social y económico que significó el derrocamiento de Juan Domingo Perón mediante el golpe cívico militar autoproclamado como “Revolución Libertadora” y el posterior “Desarrollismo” que impulsó el presidente tuvo su reflejo también en los patrones de consumo de la sociedad argentina. Consideraremos a su vez que las estrategias de marketing y comercialización empleadas por las agencias publicitarias se adaptaron a los cambios económicos y políticos del periodo, especialmente a las crisis económicas de los primeros años del periodo, y al nuevo rol de los capitales extranjeros en la economía nacional. Además buscaremos continuidades y rupturas en los patrones de desarrollo y consumo a partir de las categorías propuestas por otros especialistas en esta temática historiográfica.

La estructuración de los capítulos de la tesis será la siguiente. Un primer capítulo se centra en la cuestión política del periodo a analizar, explicitando el desarrollo del golpe de Estado a Perón, las pugnas intra fuerzas armadas, el rol de la Resistencia Peronista en sus diversos niveles, la construcción de una base electoral para el proyecto presidencial de Arturo Frondizi, los múltiples conflictos durante su presidencia, y las razones de su caída, dentro de las cuales encontramos la política exterior y las elecciones legislativas de 1962, entre otras.

El segundo capítulo abarca el estudio de la economía, explicitando las rupturas y continuidades entre el gobierno peronista, el régimen de facto y el proyecto desarrollista impulsado por el presidente Arturo Frondizi. Este análisis será el nexo con el último capítulo, donde se analiza específicamente la cuestión del consumo masivo, marcando a nivel nacional sus características cuantitativas y cualitativas. Por último en la conclusión, realizamos una reflexión sobre el estudio realizado, contrastando las hipótesis presentadas.

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A continuación daremos inicio al análisis histórico explicando los principales procesos internacionales y nacionales que permitieron el surgimiento del consumo masivo en Argentina. Las sociedades de consumo

Podemos hablar de una sociedad de consumo en el mundo occidental a partir de finales del siglo XIX, entendiendo a la Segunda Revolución Industrial como un proceso clave que permitió aumentar la producción hasta niveles nunca observados. Tal es el ritmo de crecimiento que en ese marco tendremos la primera crisis económica mundial por sobreproducción (exceso de oferta): la Gran Depresión de 1873. Esta crisis se diferencia con otras previas, donde se suscitaban caídas en la producción, principalmente agropecuaria, provocando hambrunas. Estas a su vez menguaban el sistema inmunológico de los ciudadanos, generando un mayor impacto de enfermedades.

Otro proceso que permitió el surgimiento de la sociedad de consumo actual, es el Taylorismo surgido a partir del Principles of Scientific Management de Frederick Taylor (1911). Esta forma de organizar la producción surgida en Norteamérica implicó un aumento de la productividad sustituyendo al obrero calificado por un trabajador semicalificado, que solo tenía que repetir algunas tareas rutinarias impuestas por la máquina (Béjar, 2013: 29). Además comenzaba a utilizarse la producción en serie, que tendrá posteriormente su continuidad y perfeccionamiento con el Fordismo, desarrollado por el capitán industrial automotriz norteamericano Henry Ford (1863-1947). El fordismo supone una combinación de cadenas de montaje, maquinaria especializada, salarios altos, y un número elevado de trabajadores en plantilla, cuya rentabilidad se basa en la venta masiva. La suma de producción en cadena a la elaboración de mercancías significó un conjunto de transformaciones sociales y culturales, que produjo la implantación cotidiana de los sistemas de producción y reproducción mercantil, sirviendo de base para la propagación y cambio de escala productiva del capitalismo (Alba Carosio, 2008: 132). El método fordista es indispensable para la sociedad de consumo masiva, al transformar a los obreros en consumidores de su propia producción, abaratada por la nueva tecnología productiva.

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Este proceso de ampliación del consumo masivo tendrá su espejo en la Argentina peronista (1946-1955) donde los derechos sociales adquiridos por los obreros, el aumento de la producción industrial lograda en el proceso de sustitución de importaciones (1914-1976) y la implementación de una política macroeconómica expansiva, con alta intervención estatal e impulsora del mercado interno, permitirán que este porcentaje de la población se acople a la sociedad del consumo, ya integrada por grandes comerciantes y empleados especializados, profesionales de la clase media y los terratenientes de la cúspide social. Es importante recalcar que a principios del siglo XX la incipiente industria argentina ya era capaz de producir una serie de bienes de consumo básicos, como vinos, fósforos, ropa, galletitas, muebles, cacerolas, alimentos varios, cigarrillos, cervezas y velas, entre otros. Además fueron apareciendo bienes “populuxe” que consistían en copias baratas de los bienes importados consumidos por los sectores de mayores ingresos (Rocchi, 1998: 536).

La clase media surgida principalmente de la inmigración masiva, fue a su vez el principal consumidor y sostén de esta incipiente industria nacional, acompañada en menor medida por los sectores populares. Los sectores altos en cambio preferían la importación de productos europeos de mayor calidad. De esta forma Argentina fue contando con los elementos que permiten hablar de una sociedad de consumo: una industria nacional en crecimiento, capital de consumo1, mayor capacidad de compra de los sectores populares y medios, y un mercado secularizado y democratizado.

Al calor de este aumento de la producción, surgía el campo complementario de las técnicas de gerenciamiento, siendo el marketing una de estas técnicas de asesoramiento empresarial. El marketing o “gerencia del mercadeo” se define como un conjunto de técnicas para influir en el nivel, la oportunidad y el carácter de la demanda de tal forma que ayude a la organización a lograr sus objetivos (Carosio, 2008: 135). A partir de la década del 50’ los estudios de marketing van ganando peso dentro de las estructuras y estrategias de las empresas. Uno de los “padres fundadores”, afirmaba que la mejor cualidad de esta técnica

1 Este concepto propuesto por Alba Carosio, hace referencia a bienes que son consumidos o desean ser consumidos de forma transversal, es decir por amplios sectores de la sociedad. 7 es no captar consumidores, sino crearlos. En palabras de Drucker: “La carencia que satisfacen, incluso la puede haber sentido el cliente antes de que se le ofrecieran los medios para satisfacerla. De hecho puede haber dominado la vida del cliente y llenado todos sus momentos de vigilia. Pero antes se trataba de una carencia teórica; solamente cuando la acción de los hombres de negocios la convierten en una demanda efectiva, hay un cliente, un mercado“(Drucker, 1954: 59). Las estrategias de marketing utilizadas por las empresas , serán uno de los puntos a analizar, haciendo hincapié especialmente en la publicidad gráfica. Un último elemento a mencionar es la difusión de las compras en cuotas que junto al marketing y la producción en serie fueron según Daniel Bell los posibilitadores de la sociedad de consumo masivo (Bell, 1977).

Para finalizar, el periodo a analizar constituye un momento de inflexión político y social en la Historia Argentina. Pero también uno económico ya que significó un freno a las macro políticas económicas expansivas, aplicando recetas liberales ortodoxas,2 impulsadas por las recomendaciones implícitas en los créditos stand by del Fondo Monetario Internacional, entidad multilateral a la que Argentina se adhirió en 1956. Este cambio de rumbo influyó en el consumo masivo, tanto en la producción, productividad, como en las publicidades, los salarios reales y en los niveles de consumo propiamente dicho. El mismo estudio se realizará con el posterior gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) quien implementó el proyecto económico conocido como “desarrollismo” al que luego haremos referencia.

Algunos aspectos metodológicos

Apelaremos a la metodología cualitativa como uno de los pilares de esta tesis. Esto hace referencia a un vocablo comprensivo que engloba diferentes enfoques y orientaciones (Atkinson, Coffey y Delarnont, 2001 en Gialdino, 2006). Por lo pronto rescataremos solamente algunos enfoques de las tradiciones, ya que no es nuestro objetivo generar un estudio historiográfico de las mismas. Por un lado su dimensión interpretativa, multimetódica y naturalista. Utilizaremos, siguiendo a esta tradición, estudios de caso,

2 Algunos autores que mencionaremos más adelante encuentran una continuidad entre las políticas económicas del Segundo Plan Quinquenal del gobierno de Perón y las políticas de los gobierno subsiguientes, sobre todo con las políticas desarrollistas de Frondizi. 8 recolección de materiales empíricos, textos observacionales, históricos y visuales que describen los momentos habituales y problemáticos y los significados en la vida de los individuos (Gialdino, 2006: 2)

Siguiendo esta línea, Denzin y Lincoln plantean que estaríamos situados en el séptimo momento de la historia de la investigación cualitativa, este momento calificado como de “explosión y fermento” se define por su ruptura con el pasado y su foco en las voces previamente silenciadas, la importancia del discurso moral y nuevos diálogos como son la democracia, la política, la raza, la clase y el género (Gialdino, 2006: 9), este último diálogo estará muy presente en el estudio a realizar. Denzin nos define la forma que ha de asumir la investigación cualitativa como existencial, auto - etnografía, vulnerable, performativa y crítica. Debemos tener en cuenta que la investigación social debe ser una investigación dialógica, un encuentro activo entre sujetos subjetivándose, por lo tanto debemos realizar una comprensión participativa de los fenómenos históricos. (Sisto, 2008: 124)

También podemos rescatar a Marshall y Rossman que indican que el proceso de investigación cualitativa supone tres puntos: la inmersión en la vida cotidiana de la situación seleccionada para el estudio, la valoración y el intento por descubrir la perspectiva de los participantes sobre sus propios mundos y la consideración de la investigación como un proceso interactivo entre el investigador y esos participantes, privilegiando un método analítico y descriptivo que privilegia las palabras de las personas y su comportamiento observable como datos primarios (Gialdino, 2006: 2). Intentaremos seguir estos puntos, teniendo en cuenta las particularidades de la investigación en sí. Entendiendo a los participantes como consumidores, pero no dejando de lado la mirada de los publicistas y otros actores históricos intervinientes.

Análisis cualitativo de imágenes publicitarias

La imagen es un documento histórico a trabajar, ya que analizaremos publicidad gráfica. Para ello debemos tener en cuenta algunos lineamientos propuestos por Peter Burke (Burke, 2001). Es importante destacar que no podemos tomar a las imágenes como simples

9 ilustraciones de hipótesis o ideas, las imágenes como documentos merecen un análisis crítico. Las imágenes constituyen vestigios del pasado en el presente, y no deben ser tomadas como testimonios en sentido estricto, pero sí como documentos históricos. Las imágenes además nos permiten imaginar el pasado de un modo más vivo, son testigos mudos y resulta difícil traducir a palabras el testimonio que nos ofrecen. Según el historiador “pueden haber tenido por objeto comunicar su propio mensaje, pero no es raro que los historiadores hagan caso omiso de él para «leer entre líneas» las imágenes e interpretar cosas que el artista no sabía que estaba diciendo” (Burke, 2001: 18).

Las imágenes deben ser trabajadas en profundidad, atendiendo a su contexto, su estilo, su función, si son testimonios secundarios o primarios y la calidad del recuerdo (en caso de pinturas realizadas después del acontecimiento). Un rasgo positivo de ellas, es que nos pueden brindar detalles de la cultura material que no aparecen en fuentes escritas, a menudo porque habrían sido dadas por descontadas. Siguiendo esta línea las imágenes nos pueden iluminar sobre el uso social y la disposición dada a los objetos en la historia.

Para finalizar hay que tomar algunas precauciones al trabajar con estos documentos históricos, en primer lugar hay que discernir las intenciones del artista (publicitario en este caso) para entender si quiere representar al mundo visible fielmente, o pretende idealizarlo o alegorizarlo. Otro problema son las imágenes que aluden a otra o la citan, lo que se denomina intertextualidad, en este caso visual.

La Historia Económica y el análisis estadístico

Otro pilar de la investigación será la historia cuantitativa, haciendo hincapié en estadísticas macroeconómicas del período a estudiar y estadísticas específicas del consumo nacional. Por lo tanto haremos uso de una “triangulación” metodológica, utilizando diferentes métodos para abordar el mismo fenómeno, para de esta forma enriquecer el análisis, haciéndolo más certero. Esta triangulación nos permite contrarrestar las debilidades y falencias de una metodología con las fortalezas de otra, logrando un balance y una complementación. (Jick, 1979). El estudio micro analítico del consumo y el nivel de vida

10 presenta una dificultad a nivel de fuentes, ya que el presupuesto familiar reacciona ante cualquier cambio de los precios con un cambio en las proporciones del consumo tanto cuantitativas como cualitativas, pero poder dilucidar estos cambios requiere no de índices de coste de vida si no de una análisis de los presupuestos familiares, una fuente muy difícil de conseguir para el historiador (Kula ,1973).

Según Kula podemos utilizar los índices pero entendiendo que responden no a la pregunta de cómo vivía la gente en tal época, si no a como hubieran debido vivir si las proporciones de sus gastos se ajustaran a los principios conceptuados. La heterogeneidad de la sociedad es acentuada aún más por la libertad de elección de los individuos a la hora de consumir (además de los factores salariales - económicos), sin embargo eso no quita poder obtener generalidades y regularidades posibles de aprehender científicamente. Los actos de elección se realizan siempre en un marco social, influidos por la dotación técnico - económica de la sociedad estudiada, y las instituciones sociales extraeconómicas que limitan la libertad de elección. Quizás sobre este último punto podamos encontrar un vínculo con el proceso de “desperonización” ocurrido en el periodo a analizar, como también con la liberalización económica post peronista y la llegada de más productos extranjeros.

El incipiente campo historiográfico del consumo

Los estudios sobre el consumo surgieron a mediados del siglo XX en las sociedades industriales más importantes. Esencialmente podemos hablar de una historiografía europea y norteamericana, que tuvo un boom a partir de los años 80’. En cuanto a los académicos del resto del mundo (África, Asia, Canadá), se sumaron al incipiente campo, pero atraídos por sus particularidades nacionales y regionales, analizando los intercambios no monetarios, los contextos de escasez y el rol de la periferia como receptora de bienes de consumo. En América Latina, el interés es reciente y centrado en la relación metrópoli - neo colonia (Bauer, 2001). Más adelante reseñamos la historiografía argentina sobre la problemática.

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Podemos identificar tres grandes áreas temáticas presentes en los estudios de consumo, en primer lugar la que explora los orígenes históricos de la sociedad de consumo y propone una discusión centrada en los inicios del capitalismo y en la identificación de distintas fases en el desarrollo del mercado. La segunda área se centra en el consumo conspicuo, relegando el consumo de necesidades básicas. Su análisis parte de las instituciones y prácticas que hicieron posible el consumo masivo, (podemos mencionar para el caso argentino las grandes tiendas como Gath y Chaves, La Piedad o La Porteña), también se enfocan en la publicidad y las actividades de esparcimiento y entretenimiento. En cuanto a los historiadores, sociólogos y antropólogos que indagan en esta área predomina una visión que equipara consumo y consumismo, entendiendo a esta última como la adquisición y acumulación sistemática y competitiva de bienes y servicios como un supuesto medio para alcanzar la felicidad y satisfacción personal (Marchand, 1985.).

La última gran área examina la organización política de los consumidores, el rol del estado en el surgimiento de regímenes de consumo,3 la intersección entre consumo y cultura cívica, que genera el ideal de “ciudadano consumidor” como figura central de la sociedad occidental capitalista del siglo XX (Milanesio, 2014: 13). Sobre esta área, encontramos los trabajos de Daniel Fridman (2008 y 2010) y de Pryluka (2015), estas investigaciones abordan la educación de los consumidores y las asociaciones de defensa al consumidor en Argentina, durante la última dictadura argentina, periodo en el que recibieron un impulso por parte del gobierno militar.

Este trabajo beberá en las tres tradiciones, haciendo hincapié en las dos primeras, ya que por un lado se buscará analizar las rupturas, continuidades y cambios entre la etapa peronista y el post peronismo, como también a las instituciones y prácticas del consumo conspicuo, en una etapa de apertura económica al mundo y del incipiente arribo de la “nueva ola” cultural - juvenil (Manzano, 2010), generando resignificaciones en el consumo nacional.

3 En Argentina, vemos culminar este proceso legal con la incorporación de los derechos del consumidor en la reforma constitucional de 1994. 12

El estudio del consumo implica ahondar en todo un mundo de significaciones sociales, mediados por los estereotipos, las distinciones sociales, e identidades individuales y colectivas. Además todos estos aspectos son influidos por la producción, el comercio y la propaganda. Por otro lado siguiendo a Natalia Milanesio el consumo no debe entenderse como un acto económico dirigido a satisfacer necesidades y deseos a través de la adquisición de mercancías, sino como una experiencia sociocultural subjetiva que individuos y grupos emplean para validar o crear identidades, expresarse, diferenciarse de otros y por lo tanto para establecer formas de pertenencia y estatus social (Milanesio, 2014:13).

En cuanto a los trabajos académicos sobre el consumo en Argentina, podemos nombrar como uno de los primeros estudios el realizado por Carlos Mayo sobre las pulperías del siglo XVII - XIX en Buenos Aires (Mayo, 2000), en la misma línea, Leandro Gutiérrez (1981) y Rojkind (2004) investigan el consumo durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Pero no podemos continuar el recuento sin hacer referencia a los reconocidos escritos de Fernando Rocchi (1998, 2003), referente en el nuevo campo historiográfico. El autor se centra en el surgimiento y la expansión de un mercado de consumo masivo durante el período de entreguerras (20’- 30’), proceso que va a ser acompañado de un incremento de la productividad industrial nacional y de un crecimiento del campo publicitario. Siguiendo esta línea tenemos trabajos de Ricardo Salvatore específicamente sobre el mercado publicitario (Salvatore, 2005). Citaremos estos trabajos especialmente en el ultimo capitulo.

Otra área interesante a destacar, es el consumo infantil. Scheinkman Ludmila identifica las estrategias publicitarias utilizadas por los productores de golosinas durante los 30’ y 40’ para captar la atención de los niños, consumidores con pautas e intereses autónomos de sus adultos a cargo (pero dependientes en materia económica). También podemos mencionar los estudios de Paula Bontempo (2012, 2015, 2016) sobre los niños y niñas consumidores de revistas infantiles en el período de entreguerras. En el mismo periodo histórico otra temática estudiada es el consumo de armas de fuego de producción nacional e importadas, en relación con las pautas culturales creadas por el cine norteamericano (Lila Caimari,

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2012). Además la autora analiza las publicidades de armas de fuego de los magazines argentinos, las cuales están muy influidos por los norteamericanos y su ”american way of life”.

Más cercano al periodo histórico a estudiar encontramos la obra de Torre y Pastoriza (2002), que tiene su continuación en la ya nombrada Milanesio (2014). Estos autores realizan un completo análisis sobre la inserción de los trabajadores al mercado de consumo masivo bajo la prosperidad económica del Peronismo. La obra de Milanesio recorre muchos polos de la problemática: los aspectos legales, las campañas educativas, los estudios de mercado, los nuevos enfoque en la publicidad, el surgimiento de estereotipos de consumo diferenciados por género, las confrontaciones entre la clase media y alta con los nuevos consumidores obreros, los modelos de familia, etc. Su acervo documental incluye numerosas revistas, diarios, manuales de conducta, datos estadísticos y entrevistas a obreros jubilados.

Por otro lado citaremos el trabajo de Gonzalo Aguilar sobre el comienzo de la televisión en la Argentina, que nos ilumina otro aspecto de la problemática a tratar, los consumos culturales en la década del 60’. Sobra esta temática además señalaremos el trabajo de Manzano Valeria (Manzano, 2010) que narra la llegada de la nueva ola a la Argentina en la década del 50’, incorporando la música rock and roll al consumo masivo, ya que a diferencia de Estados Unidos, el consumo de este revolucionario género musical era transversal. Era bailado tanto por los hijos de obreros en clubes sociales como por los hijos de la clase media y alta en fiestas privadas. Por último debemos remarcar el ya mencionado trabajo de Inés Pérez (2012), que nos abre el juego para examinar, dentro del vasto campo del consumo, los hogares tecnificados y los mandatos de familia y género que confluyen en los mismos, cuyo desarrollo se da partir de la segunda posguerra.

Los estudios de género y el consumo

Dentro del campo del consumo, hay trabajos que analizan específicamente la variable del género y cómo impacta en el consumo y la publicidad. Principalmente se hace hincapié en

14 el rol del género femenino, ya que en la sociedad del consumo la actividad de la “ama de casa” a la hora de comprar es central, siendo el 80% de las decisión de compra de los hogares realizadas por las mujeres (Carosio, 2018: 139). Es por ello que las estrategias de marketing de las empresas tienen mayormente como objetivo a las mujeres, especialmente a las que son habitantes de las ciudades y metrópolis, ámbitos característicos de la modernidad.

Con el surgimiento de la sociedad del consumo masivo a la que hemos hecho referencia anteriormente, los hogares fueron progresivamente incorporando avances tecnológicos. Con ello me refiero principalmente a los electrodomésticos. Este fenómeno económico social se consolidó con el amparo del Estado de Bienestar en la década del 40’-50’, de esta forma nos encontramos con hogares tecnificados (Pérez, 2012). En estos hogares las mujeres modernas,4 encasilladas como “amas de casa” bajo los estereotipos de género de la época (aún presentes en la actualidad), aplicaban los beneficios que otorgaban los equipamientos de consumo para reducir el trabajo doméstico. Las publicidades apelaban a estos beneficios que permitían que las mujeres sustituyeran su “anticuada y penosa vida” por una “nueva vida con tiempo suficiente para salir de paseo y de compras”, de esta forma los electrodomésticos eran vendidos como elementos liberadores de las mujeres modernas (Carosio, 2008: 142). Por otro lado, estas mujeres eran una figura que conectaba lo público (cultura del consumo, publicidades, estrategias de mercadeo) y lo privado (consumo doméstico).

Es interesante destacar que según estudios de mercado la mujer consumidora es primeramente la “ama de casa”, en segundo lugar la “mujer madre” que se encarga de comprar para sus familiares, en tercer lugar la “mujer - esposa” que se encarga de comprar para el marido y por último la “mujer compradora para sí misma”, que adquiere productos de belleza o vestir que le permiten seguir el canon de belleza femenino que impone el sistema capitalista y patriarcal (Carosio, 2008: 145). Estas categorías de consumidores

4 En los hogares tecnificados las mujeres son las gerentes, el éxito del hogar depende de su capacidad de administración. Es por ello que se fueron desarrollando medio de educación para el hogar como manuales, revistas de decoración, cocina, y magazines televisivos. Por ejemplo podemos citar el manual de: Maria Teresa Leon. Nuestro Hogar de cada día. Breviario por la mujer de su casa, Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1958 15 serán una variable importante a utilizar durante la investigación para el caso argentino. Lo mismo podemos decir de la moda femenina, el papel de la novedad es central en el consumo, y refuerza ciertos modelos de feminidad. Es por ello que el consumo que si bien se presenta como un espacio liberalizador y de autonomía, en realidad es un medio de disciplinamiento.

El “american way of life” que implicaba el consumo como sinónimo de felicidad, comodidad, confort y “liberación” tuvo su impacto en Argentina. Retomando a Milanesio, en los años cincuenta la mujer moderna realizaba el 85% de las decisiones de consumo doméstico (vestimenta, alimentos, artículos de limpieza, tocador y belleza), la importancia de la influencia femenina aumentaba a su vez en los hogares obreros. En cambio en las compras de bienes más caros (como automóviles) el poder de decisión del hombre era predominante (Milanesio, 2014: 71).

A medida que las políticas peronistas insertaban más hogares obreros al consumo de productos masivos, tecnificando los mismos, se fueron implementando campañas de concientización y educación para los nuevos consumidores. Para los publicitarios los avisos no solo permiten generar necesidades y aumentar los bienes, también servían para educar, orientar y por ende “beneficiar” a los consumidores.

Los trabajadores tuvieron sus estereotipos de masculinidad y feminidad en el mundo publicitario durante el peronismo, los primeros creados por el caricaturista Guillermo Divito mostraban hombres vestidos con sacos muy largos y solapados de colores marrones o azules, corbata llamativa y pañuelo vistoso, tenían patillas y jopo o colita. Lo que se buscaba era generar una imagen similar al mundo tanguero, del arrabal porteño, para atraer a los nuevos inmigrantes del interior y asimilarlos al consumo de la gran ciudad. En cuanto a las mujeres trabajadoras, el estereotipo utilizado no era el de la obrera industrial si no el de la enfermera, ya que representaba tanto el trabajo asalariado como la noción de maternidad y domesticidad impulsado por el peronismo. (Milanesio, 2014: 98).

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Por último en relación con la imagen de feminidad, durante la década del 50’ se instaló un “cliché visual” es decir la representación idealizada de un tipo de belleza femenina definida por un conjunto de características visuales reiteradas. Eran una imagen reinterpretada de la moda importada de posguerra con Christian Dior a la cabeza (Milanesio, 2014:102). De esta forma la mujer se convertirá en un objeto de consumo visual,5 regido por normas de belleza uniformadas, y erotizando y humanizando la mercancía en venta. Estos estereotipos de belleza que si bien parecían inalcanzables para la mayoría de las mujeres argentinas, apelaban a que las vecinas podían llegar a serlo, siendo un mundo tangible y cercano.

Otra variable interesante a destacar es la que Inés Pérez nos marca, en cuanto a la diferencia existente entre los discursos publicitarios de productos para el hogar destinados al género masculino y femenino. En los “artefactos masculinos” se hace hincapié en la capacidad de producir dinero, en su cualidad técnica y en la necesidad de contar con una pericia técnica para ser utilizados, además de referirse únicamente a espacios de masculinidad (como el taller) dentro del hogar familiar. Contrariamente los “productos femeninos” enfatizaban la capacidad de hacer placentera una tarea, y la simplicidad de utilización de los mismos, aun en artefactos productivos como máquinas de coser (Pérez; 2010: 152). Esta diferenciación podemos rastrearla en el periodo estudiado y la evidenciaremos en el tercer capítulo de esta tesis.

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5 La feminización de las campañas publicitarias fue tal que muchas marcas de los 40’- 50’ tenían nombres de mujer: Aurora, Minerva, La criolla, La blanca, entre otras. 17

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Capítulo 1 La Política

En este capítulo realizaremos un análisis de los principales hechos políticos sucedidos en la República Argentina entre 1958 y 1962. El objetivo del mismo es, en primer lugar, explicar brevemente el proceso revolucionario que terminó con la caída del gobierno peronista demarcando los grupos de oposición y la creciente fractura en las Fuerzas Armadas. Este aspecto su vez se retomará para el gobierno militar provisional instaurado posteriormente y para el gobierno constitucional de Arturo Frondizi. Además se examinarán otras temáticas como la construcción del ideario desarrollista, los conflictos internos y la represión, el rol del sindicalismo, la política exterior, los experimentos electorales y la caída del gobierno constitucional. La importancia de brindar un estudio de la política, radica también en su relación con la economía y por ende con el consumo. Entendemos que la economía y la política son dos aspectos inseparables y deben ser estudiados explicitando su relación.

El primero de los periodos a estudiar es el de la autoproclamada “Revolución Libertadora” (1955-1958). Esta revolución cívico militar, derrocó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, quien se encontraba ejerciendo su segundo mandato. La fecha exacta del golpe de Estado es el 16 de septiembre de 1955, sin embargo el conflicto entre la oposición y el gobierno había escalado años atrás, transformándose en los últimos meses en una lucha armada. Los principales focos de conflicto se debieron a la oscilante situación económica, la nueva política petrolera, el conflicto con la Iglesia y con algunos medios gráficos y la confrontación con los partidos políticos opositores.

Para comenzar recordemos el intento de golpe de Estado del 28 de septiembre de 1951, cuando un grupo de oficiales de alto mando, nucleados en la Escuela Superior de Guerra y comandados por el general de brigada Benjamín Menéndez se alzaron en Campo de Mayo, con algunos tanques, vehículos de apoyo y aproximadamente doscientos infantes montados. El general intentó convencer sin éxito al general Eduardo Lonardi, su único par con mando de tropas opositor a Perón, de unirse a su mando. Las diferencias entre proyectos políticos y ambiciones personales truncaron el acuerdo (Luna, 1984). El objetivo del golpe era

21 suprimir el llamado a elecciones que consagraría nuevamente presidente a Perón, luego de la Reforma Constitucional de 1949 que habilitó la reelección inmediata de presidente y vice (Spineli, 2013: 23).

El alzamiento fue obstaculizado y reprimido rápidamente, bajo las órdenes del Ministerio de Ejercito con Franklin Lucero a la cabeza. Hay que destacar que la alta oficialidad del ejercito apoyaba al presidente por su política de beneficios que construyó a lo largo de su mandato, tales como aumentos salariales por encima de la inflación, permisos para comprar autos importados a un precio más bajo que el del mercado, los cambios en las leyes y reglamentos que regían los ascensos y retiros que beneficiaron a un sector mucho más grande de la oficialidad. Por otro lado la mayoría de generales ascendidos eran cercanos a Perón, con excepción de Eduardo Lonardi (Potash, 2002:105-106). Los rebeldes al no encontrar más apoyo entre otras unidades militares, y al enterarse que el regimiento mecanizado de la Tablada había caído en manos del ejército leal, decidieron rendirse sin presentar batalla. Los líderes de la rebelión fueron encarcelados, mientras que otros miembros de las fuerzas armadas fueron dados de baja o sancionados, de esta forma Perón pudo aprovechar la situación para deshacerse también de opositores que no habían participado en el intento de golpe. Para organizar la represión se proclamó el estado de guerra interno, que rigió hasta 1955, este suspendía las garantías individuales y permitía detener a personas sin someterlas a juicios (Potash, 2002: 110).

Cuatros años después de esta primera rebelión, en un contexto de conflicto entre el gobierno y la Iglesia Católica, sucedió el bombardeo a Plaza de Mayo. El 16 de junio de 1955 la Aviación de la Armada Argentina aprovechó un desfile militar de la marina y la aeronáutica para atacar la Plaza de Mayo, la , la CGT y la residencia oficial en un intento de magnicidio y posterior golpe de Estado, ocasionando al menos 300 muertos y 800 heridos. El presidente fue alertado momentos antes y pudo refugiarse en el Ministerio de Guerra.

Luego del bombardeo se desarrollaron combates terrestres entre las fuerzas opositoras, integradas por el 4° Batallón de la Infantería de Marina al mando del contraalmirante

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Samuel Toranzo Calderón y el Ministro de Marina Aníbal Olivieri, quienes contaban a su vez con el apoyo de “comandos civiles” (principalmente miembros de los sectores nacionalistas). El objetivo de los rebeldes era instaurar un régimen cívico militar en el que Toranzo Calderón gobernaría junto a una junta civil integrada por Miguel Ángel Zavala Ortiz (UCR), Adolfo Vicchi (Partido Demócrata) y Américo Ghioldi (Partido Socialista) (Lamas, 1985: 11). Las fuerzas leales que defendían la Casa de Gobierno eran apoyadas por tropas del ejército bajo el mando del general Franklin Lucero. Posteriormente la CGT llamó a defender el régimen peronista, acudiendo obreros y milicias peronistas a la lucha. La desorganización de las tropas rebeldes, el fracaso en el asesinato del Presidente, las pésimas condiciones climáticas y la exitosa defensa del Regimiento de Granaderos a Caballo le restaron tiempo al intento golpista, siendo finalmente rodeados por otros regimientos del ejército. Esa misma noche seguidores de Perón incendiaron y saquearon iglesias en represalia. Al día siguiente se decretó el estado de sitio y se juzgaron por corte marcial los responsables del ataque. Sin embargo no se tomaron más medidas punitivas, por el contrario se realizaron algunos guiños o medidas conciliatorias con los opositores, permitiendo el uso de la radio a dirigentes políticos, luego de 9 años. El presidente incluso envió a fines de agosto una carta a la CGT y al Partido Peronista presentando su renuncia, ante la amenaza de nuevos movimientos revolucionarios. Paradójicamente terminó en el discurso del 31 de agosto en Plaza de Mayo, en el que se anunciaba “el cinco por uno”. Mientras el secretario general de la CGT, Eduardo Vuletich propuso crear milicias obreras para “evitar cualquier propósito tendiente a retrotraer el país a épocas anteriores al peronismo”, causando pánico en las filas castrenses (Lamas, 1985: 18)

Tres meses después del bombardeo a Plaza de Mayo se realizó otro Golpe de Estado, siendo este exitoso. El epicentro de la rebelión fue Córdoba (iniciándose en la Escuela de Artillería), y si bien los leales al régimen contaban con fuerzas superiores, no lograron sofocar el foco rebelde, que a su vez no logró extenderse por el país. Los oficiales al mando del ejército revolucionario eran los generales Lonardi, Lagos y Aramburu. Este último no contaba con mando de tropas ya que era director de la Escuela Superior de Guerra. Sin embargo las bases navales de Río Santiago y Puerto Belgrano se alzaron en armas, brindando un apoyo indispensable a las tropas rebeldes. La flota comandada por el

23 contralmirante Isaac Rojas avanzó hacia Buenos Aires, bombardeando Mar del Plata a su paso. Además se envió un ultimátum al gobierno constitucional, amenazando con atacar los depósitos de combustible en Dock Sud y la destilería de YPF en Ensenada, La Plata.

Ante la latente posibilidad de enormes bajas civiles y el estallido de una Guerra Civil, el presidente optó por delegar el mando de tropas en el Ejército para que este llegara a un entendimiento con las fuerzas rebeldes, de esta forma se lograba una distensión del conflicto y se posibilitó un cese de las hostilidades. El Ministro del Ejército el general Franklin Lucero, líder de las fuerzas leales, leyó por radio del Estado un mensaje de Perón que explicaba su decisión. La acción de Perón si bien no fue una renuncia, fue interpretada luego de largas discusiones como una renuncia y no un renunciamiento, por parte de los generales del Ejército (Lamas, 1985: 23). El 19 de septiembre se formó una junta de generales para negociar con los rebeldes, lo que derivó finalmente en la capitulación al día siguiente. El ex presidente se vio obligado a refugiarse en la embajada de Paraguay, desde la que luego abandonaría el país en la cañonera homónima con rumbo a Asunción, donde lo recibiría el Presidente Alfredo Stroessner, un aliado.

El golpe había triunfado, pero su poder y legitimidad eran escasos. Su objetivo, como había enunciado Lonardi en “La Proclama de la Libertad” al comienzo de la rebelión, era: “la revolución no se hace en provecho de partidos, clases o tendencias, sino para restablecer el imperio del derecho” (Lamas, 1985: 21). Este objetivo, como veremos, no será cumplido hasta la vuelta a la democracia “incompleta” de 1958.6 Además, en las negociaciones con los oficiales peronistas, Lonardi acordó buscar la pacificación de los espíritus, la solidaridad entre las tres armas, la unión de los argentinos, mantener las conquistas obreras y sociales y decretar una amplia amnistía para los delitos políticos de civiles y militares (Lonardi, 1858:166-167). Estos acuerdos tampoco se pudieron cumplir.

Por otro lado existían dos facciones entre los golpistas, la nacionalista católica, cuyo referente era Eduardo Lonardi y la liberal “comandada” por la Marina de Guerra al mando

6 Debemos calificarla como incompleta ya que el Partido Peronista tenía prohibido competir en las elecciones y participar en otros aspectos de la vida social y política. 24 de Isaac Francisco Rojas. Ambas tenían diferentes opiniones sobre qué hacer con el movimiento obrero y el Partido Peronista. El primero asumiría el cargo de presidente provisional el 23 de septiembre, gobernando hasta noviembre de ese mismo año, cuando sería obligado a renunciar siendo reemplazado por . El gobierno militar comenzó mostrando una actitud conciliadora, simbolizada en la frase “ni vencedores, ni vencidos” pronunciada por el presidente Lonardi en su asunción. Sin embargo, a poco andar se realizó una purga masiva de cientos de jefes, oficiales y suboficiales en el Ejército y la Aeronáutica y de empleados públicos del Estado. Se dispuso a su vez la creación de la Junta Consultiva Nacional, integrada por los partidos políticos, con la excepción del peronismo y el comunismo. Su función sería la de asesorar al gobierno militar en los casos que este requiriera. En la práctica sirvió como órgano de debate y como “buzón” de demanda de peticiones y de problemas políticos a resolver (Rapoport, 2000: 422).

El 13 de noviembre de 1955 Lonardi renunció, luego de ser presionado por un grupo de oficiales que habían participado en el intento de golpe de 1951. Su sucesor sería Pedro Eugenio Aramburu, uno de los generales de la rebelión militar. Su asunción fue acordada entre oficiales del Ejército y la Marina (Rapoport, 2000: 422). Esta última rama además logró mantener al representante de los sectores liberales, el almirante Isaac F. Rojas como vicepresidente. A partir de este cambio de gobierno, comienza a implementarse formalmente la “desperonización” de la sociedad, que ya había comenzado espontáneamente con el triunfo de la revolución. Dentro de ella podemos mencionar la disolución por decreto de la Fundación Eva Perón, de la Confederación General Económica, la Confederación del Comercio, Industria y Producción, el Institución Nacional de Productividad y Bienestar Social,7 y del Partido Peronista. Se decretó la interdicción general de bienes, sociedades y personas, creándose la Junta de Recuperación Patrimonial para fiscalización y administración de los bienes (Lamas, 1985: 36).

7 Decreto Ley 7.760/55. Disponible en: http://www.saij.gob.ar/7760-nacional-lnn0023064-1955-12-30/123456789-0abc-defg-g46-03200ncanyel. Ultima visita 1/07/2020 25

Por otra parte se intervino la CGT, nombrando a un interventor militar. También se proscribieron las actividades políticas peronistas de todo tipo y se prohibieron sus símbolos. El gobierno entendía al peronismo como una calamidad que era preciso “exorcizar” de todos los sectores de la sociedad (James, 120). Podemos adelantarnos a decir que la “desperonización” también influyó sobre el consumo, especialmente sobre el mundo publicitario, el cual debía adaptarse al nuevo contexto político, económico, social y cultural y a las nuevas normas prohibitivas.

La proscripción del peronismo colocó a la Unión Cívica Radical en el centro de la vida política nacional (Altamirano, 1998), el próximo presidente democrático debía ser un miembro de este partido. De esta forma se generó una lucha de poder al interior del mismo, que los militares oficialistas siguieron de cerca. Por otro lado se intervino la Confederación General Económica (CGE), se anuló por decreto la Constitución de 1949 y se incorporaron miembros de los sectores terratenientes y empresariales a los ministerios y al gabinete. El derrocamiento del peronismo favoreció la reaparición de voceros del sector agrario, quienes soñaban con el retorno de la Argentina exportadora de carnes y granos, que consideraban como la principal fuente de riqueza económica. Este sector entendía que la crisis económica del país se debía a la transformaciones de orden interno, tales como el “abandono del campo”, la inflación, el alto consumo interno, la industrialización “artificial” y el “desorden populista” (LLairó, Siepe, 2003: 38). En el próximo capítulo, observaremos las medidas económicas dictadas por el gobierno militar que beneficiaron al sector agroexportador.

La Resistencia Peronista

El aumento de la persecución política, ordenada por Aramburu, y la polarización de la sociedad entre peronismo y antiperonismo, desencadenaron una resistencia por parte de algunos sectores de la sociedad civil y el ejército. El propio Perón pidió en 1956 la organización de una “resistencia civil” a sus partidarios, para enfrentar a sus adversarios entendidos como enemigos. De esta forma la política se interpretaba en términos bélicos (Melón, 2018: 19).

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En el frente sindical grupos armados de antiperonistas se habían apoderado de los sindicatos durante la Revolución Libertadora, se los conoció como los “comandos civiles” y estaban compuestos principalmente por militantes socialistas y radicales, que antes de la llegada de Perón a la Secretaria de Trabajo y Previsión habían sido dirigentes y activistas de los mismos (James, 2014: 120). Sin embargo estos “comandos” no pudieron impedir que surgiera una resistencia de las bases gremiales peronistas. Se generaron huelgas espontáneas desde 1955, algunas en fechas significativas como el 17 de octubre. La reacción del gobierno fue ejercer más presión sobre las centrales obreras, mediante intervenciones y detenciones a sus dirigentes.

Podemos destacar el decreto 7.017 que excluía de la actividad sindical a todos aquellos que habían tenido cargos representativos entre 1946 y septiembre de 1955. También podemos mencionar el 9.270 que entre otras cosas prohibía toda actividad gremial que se definiera como política y garantizaba la representación de las minorías en la conducción sindical (beneficiando a los antiperonistas). Otro decreto significativo es el 2.739 que autorizaba a la patronal a eliminar lo que definió como “obstáculos a la productividad”, que implicaba una persecución muy fuerte a las comisiones internas y a los trabajadores sindicalizados. La Resistencia Peronista al régimen militar en el plano civil se gestó a partir de la comunidad de intereses laborales de los seguidores del líder en el exilio: obreros, empleados, comerciantes, cuentapropistas e incluso miembros de las fuerzas de seguridad, se organizaron para realizar atentados terroristas y sabotajes de todo tipo. Sin financiamiento externo, sin comunicación entre las células y sin infraestructura de base, la mayoría de las veces se reunieron en casas particulares donde al menos seis personas creaban los explosivos de forma totalmente amateur y con un gran peligro de accidentes. Estos hombres de acción, como mucho podían disponer de un almacén para guardar los explosivos, o una fábrica clandestina para fabricar los mismos. Algunas veces incluso la resistencia tuvo un carácter totalmente individual y espontáneo.

Si bien el propio Perón desde el exilio recelaba del accionar terrorista y de un golpe militar contra el régimen, comenzó a enviar órdenes a través del denominado “Comando Superior” del movimiento peronista. La realidad es que estas directivas de acción para la resistencia

27 llegaban cuando la misma ya se estaba produciendo autónomamente. La intención del líder, era brindarle un único significado e inspiración a las acciones de la misma (Melón, 2018: 28). Por lo tanto estas directivas, que luego cayeron en poder de los servicios de inteligencia y posteriormente de la prensa, sirvieron principalmente para pergeñar la idea de un plan terrorista organizado por el “tirano” en el exilio, aterrorizando a la sociedad y justificando un aumento de la represión. Los objetivos de la resistencia fueron en un principio los propios lugares de trabajo de los integrantes, para presionar en conflictos laborales. Luego, con el retorno a la legalidad sindical, los objetivos se alejaron del mundo del trabajo y se enfocaron en blancos más simbólicos y políticos, con un impacto más “propagandístico”.

Las formas de accionar fueron muy diversas, por ejemplo el sabotaje industrial con las mencionadas bombas caseras llamadas “caños”, literalmente un tubo de hierro donde se volcaba el material explosivo y al que se le añadía una tapa a rosca y una mecha (posteriormente se le agregaron mejoras como mecanismos de temporalización y seguridad). Otras formas incluyeron la difusión de propaganda clandestina, colocar símbolos prohibidos en lugares de gran tránsito, arrojar volantes en canchas de fútbol, realizar pintadas callejeras, e incluso el trabajo “a desgano” en las fábricas.

En la primera mitad de 1956 también se realizaban atentados con “caños” al transporte público, estos fueron decreciendo rápidamente, contabilizando tres ataques terroristas para mayo de ese mismo año. Más allá de su carácter desorganizado no hay que desestimar el impacto de la resistencia civil, entre mayo y julio de 1957 (mes del congreso para la reforma de la Constitución) se realizaron aproximadamente 83 atentados, de diferente envergadura pero con objetivos claramente políticos, generando un gran impacto en los medios de comunicación. Podemos citar el atentado al jefe de la represión o al Ministro de Agricultura y Ganadería. La mayoría de los atentados pasó a concentrarse en las provincias del interior, ya que en Buenos Aires y el Conurbano el amplio dispositivo policial, enmarcado en el Plan Conintes, hacia muy difícil el accionar “terrorista”. Sin embargo, para 1958 las acciones de contrainteligencia de las Fuerzas Armadas ya habían mermado

28 completamente la resistencia, realizando en enero trescientos arrestos mediante operativos policiales en seis provincias (Melón, 2018: 77).

Por lo tanto la única fuerza significativa del movimiento peronista que quedó en pie entre 1955 y 1958 eran los sindicatos, los cuales tenían otra lectura política de la situación, alejada de la confrontación revolucionaria. Aún con la dura política represiva en todos los frentes, el gobierno militar no había logrado quebrar la lealtad en el frente sindical al “régimen depuesto”, ni los socialistas, ni los comunistas ni los radicales pudieron reemplazar a los dirigentes peronistas en las organizaciones obreras. A fines de 1956 en los comicios para formar las comisiones internas fabriles fueron elegidos mayormente delegados peronistas (James, 2014: 124). Esto llevó a un quiebre en la Confederación General del Trabajo (CGT) formándose una central minoritaria y “oficialista” de socialistas y comunistas y radicales, llamada los “32 Gremios Democráticos”, y otra en su mayor parte peronista denominada “62 Organizaciones”.

La resistencia al gobierno también se mostró tempranamente en el sector militar. El sábado 9 de junio de 1956 estalló una rebelión armada comandada por el general Juan Valle y el general Raúl Tanco, cuyo objetivo era restaurar en el país el régimen peronista.8 Autodenominados como Movimiento de Recuperación Nacional contaban con el apoyo de algunos suboficiales y civiles. El plan era tomar rápidamente arsenales, batallones y una radio para difundir una proclama revolucionaria. Los focos de rebelión fueron La Plata, Santa Rosa en la Pampa, la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral” en Campo de Mayo y la Escuela de Mecánica del Ejército, adyacente al arsenal “Esteban de Luca”. El gobierno tenía conocimiento de la conspiración que se estaba gestando, pero no supo hasta el día anterior la fecha de inicio, el alcance ni la identidad de los integrantes. Como medida preventiva sancionó el decreto 5.552 bis que reglamentaba todo lo relativo al juzgamiento de militares que “cometieron actos de rebelión y conspiración” (Lamas, 1985: 37). De esta forma serían juzgados por un tribunal militar con el procedimiento verbal y sumario establecido para los tiempos de guerra.

8 La fecha elegida se debía a la ausencia del presidente y sus ministros castrenses de la capital, ya que se encontraban en una gira por Santa Fe. Además se buscaba aprovechar los francos del personal militar de las bases, lo que debilitaría la resistencia aumentando las posibilidades de victoria de los rebeldes. 29

La rebelión fracasó rápidamente debido a la desorganización, a la infiltración de servicios de inteligencia de la marina leales al gobierno, que eliminaron el factor sorpresa, al fallo en la ocupación de la emisora de radio y al no contar con la insurrección espontánea de las “masas peronistas”. La represión de la conspiración fue comandada por el almirante Rojas ante la ausencia de Aramburu. Se puso en marcha el Plan Conintes y se proclamó la ley marcial. Amparándose en el decreto mencionado anteriormente, el personal de las fuerzas armadas podía juzgar y aplicar la pena capital a los insurrectos. Finalmente veintisiete personas fueron fusiladas incluyendo al general Valle, muchas sin juicio previo y cuando la insurrección ya había fracasado. El general Tanco logró el asilo político en la embajada de Haití y luego pudo exiliarse a Venezuela9. Hay que destacar que una multitud se agrupó en la Plaza de Mayo para pedir venganza contra los rebeldes (Lamas, 1985: 41), mostrando la elevada polarización de la sociedad y la normalización de la violencia política.

De esta forma era la primera vez que se ordenaba el asesinato de rebeldes contra el gobierno. El propio Perón había aplicado penas leves contra los insurrectos que habían llevado a cabo los dos intentos fallidos de golpe de Estado, amparándose en este caso en el artículo 22 de la Constitución Nacional que indica que “el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de este, comete delito de sedición”. Los fusilamientos contra los rebeldes realizados en el basural de José León Suárez, en el partido de San Martín, y relatados por Roberto Walsh en su famosa crónica,10 causaron un impacto muy fuerte, siendo denunciados por los propios partidos antiperonistas (radicales intransigentes, nacionalistas, comunistas y conservadores populares). Lo mismo sucedió con las infundadas prisiones y las prohibiciones políticas y civiles aplicadas contra los peronistas. El proceso de “desperonización” comenzaba a ser impugnado política y moralmente por las fuerzas leales al régimen (Spinelli, 1997: 240).

9 El 14 de junio el general Raúl Tanco solicitó el asilo en la embajada, sin embargo fuerzas militares irrumpieron en la misma para tomarlo prisionero, violando la inmunidad diplomática. Este hecho generó un conflicto diplomático, en el que finalmente el gobierno argentino tuvo que ceder ante las demandas del embajador centroamericano, garantizando el asilo de Tanco. 10 “Operación Masacre” de Roberto Walsh, fue publicado en 1957 por Sigla Ediciones, Buenos Aires. 30

Los conflictos políticos al interior de las fuerzas armadas no cesaron tras la fallida insurrección de Valle y Tanco, sino que distintas facciones del Ejército y la Armada siguieron disputando la conducción del gobierno. Hacia finales de 1956 se impuso la Armada con el apoyo de una facción del ejército integrada por el general Osorio Arana y el teniente coronel Alejandro A. Lanusse. El dominio del sector denominado como “gorila” o “quedantista” implicó una mayor presión sobre la sociedad civil, especialmente ante el peligro que representaba el triunfo de Frondizi en la Convención Nacional de la UCR, en noviembre de ese mismo año. Por otro lado se creó la “Junta de Defensa de la Democracia”, cuyo objetivo era controlar las actividades de las organizaciones comunistas o criptocomunistas. También se endureció la acción del Servicio de Informaciones del Estado, se abandonó el tono conciliador por parte del ejecutivo y aumentó el poder de este último frente a la Junta Militar.

Las disputas internas de la Revolución Libertadora tendrán su último capítulo en el proceso electoral de 1957-1958. Los sectores “quedantistas” de la Armada se negaban a entregar el poder a las nuevas autoridades democráticas, mientras que otras facciones denominadas “continuistas” habían apostado por la UCR del Pueblo, cuyo candidato era Ricardo Balbín. La disputa fue hábilmente clausurada por Aramburu quien se mantuvo firme en su convicción de garantizar un “juego limpio”, que implicaba el reconocimiento y la protección del nuevo gobierno que surgiera de las futuras elecciones. Muestra de ello fue la invitación del candidato ganador, Arturo Frondizi, y de su principal rival, Ricardo Balbín, a la Casa de Gobierno al poco tiempo de saberse los resultados electorales. La reunión fue transmitida en la radio y la televisión, legitimando al nuevo gobierno. A continuación nos enfocaremos en el proceso electoral.

Los experimentos electorales

En octubre de 1957 el gobierno militar llamó a un congreso constituyente. El objetivo, además de redactar una nueva Constitución que reemplazara a la peronista de 1949, era hacer una prueba de las fuerzas electorales, con miras a las elecciones presidenciales del

31 año próximo. La decisión de permitir una vuelta al juego democrático era muy discutida dentro del sector militar. Los sectores más “duros”, dentro del que podemos mencionar a Rojas, creían que no se había terminado de realizar el proceso de “desperonización” y por lo tanto debían seguir en el poder sin condicionamiento de plazo alguno, para lograr liquidar completamente al peronismo garantizando que no volviera a gobernar. Los “legalistas”, cuya figura era Aramburu veían a las elecciones como algo moral, política y legalmente necesario. El retorno a la legalidad sería posible en tanto y en cuanto un partido político afín al gobierno se pudiera imponer en la contienda electoral. Este sector confiaba en la victoria de la UCR del Pueblo, sobre la UCR Intransigente.

La fractura en la facción intransigente del radicalismo, que derivaría luego en la creación de las dos UCR, había comenzado en la elección de la Mesa Directiva nacional realizadas en marzo de 1956. En ellas el doctor Frondizi fue reelegido como presidente del Comité Nacional. Las facciones sabattinista y unionista decidieron no presentarse en la votación, al contrario de Balbín que respaldó a Frondizi aun con sus divergencias políticas. Sobre este punto Balbín se mostraría cada vez más cercano al gobierno militar, especialmente al sector liberal, mientras que el líder de la Convención Nacional declaraba que la UCR no formaría acuerdos ni coaliciones electorales (como la Unión Democrática) y solicitaba al gobierno provisional que fijara fecha para las elecciones (Lamas, 1985: 82). Por otro lado brindó un discurso con ocasión del 1 de mayo, en el cual fijaba la necesidad de una política sindical diferente a la del régimen de facto, acercándose de esta forma al peronismo.

Las diferencias políticas continuaron acentuándose a medida que se acercaba la fecha de la Convención radical de Tucumán de noviembre de 1956 donde se elegiría al futuro candidato presidencial. Los sabattinitas y unionistas intentaron sin éxito impedir la probable victoria del líder intransigente con algunos artilugios legales y electorales. Frondizi se adelantó a los problemas y llamó a un referéndum interno del M.I.R (Movimiento Intransigencia y Renovación) a realizarse con fecha previa a la Convención, el resultado del mismo lo dio como amplio ganador, razón por la cual Balbín entregaría su renuncia al mismo. La brecha entre los dos líderes era irremediable. Finalmente Balbín creará la UCR del Pueblo en febrero de 1957, con el apoyo de los radicales intransigentes de la Provincia

32 de Buenos Aires y lanzará la fórmula presidencial Balbín- Del Castillo. No obstante, la primera confrontación electoral de ambos partidos fue la elección para Convencionales Constituyentes de Julio de 1957.

Cuadro N°1 Elecciones para Convencionales Constituyentes (Julio de 1957)

Partidos Políticos Votos Porcentaje

UCR del Pueblo 2.106.524 24,20

UCR Intransigente 1.847.603 21,23

Socialista 525.721 6,04

Demócrata Cristiano 420.606 4,83

Demócrata Progresista 363.806 4,18

Demócrata 333.743 3,83

Comunista 228.821 2,63

Votos en blanco 2.115.861 24,31

Fuente: Rapoport (2000)

Como podemos observar los votos en blanco, emitidos por electores peronistas, sumaban más sufragios que la UCR del Pueblo dirigida por Ricardo Balbín y que contaba con el apoyo de los sabattinistas y unionistas. También superaron a la UCR Intransigente, esta última más crítica del gobierno. Frondizi no se postuló como convencional, pero lideró la campaña de su partido, mostrando además que era una figura nacional convocante y 33 superadora. El líder radical intransigente intentó, sin éxito convencer a los votantes peronistas de que volcaran los votos en su partido.

Los resultados de los comicios nos indican que la mayoría electoral era peronista, la cual al no poder participar en los comicios se volcó masivamente al voto en blanco. Esto fue un fenómeno inédito en la historia electoral del país. Es llamativa también la participación del Partido Comunista, el cual estaba prohibido en diferentes países de la región y el mundo y tenía claramente una línea ideológica muy contraria al gobierno militar. Los militares vieron estos resultados como esperanzadores, en tanto y en cuanto si las dos facciones radicales se unían, vencerían cómodamente a un eventual candidato peronista. Como hemos visto anteriormente el enemigo a vencer del gobierno militar, seguía siendo el peronismo.

La Asamblea Constituyente no logró redactar una nueva Constitución por falta de acuerdos y se volvió a declarar en vigencia la carta magna de 1853, excluyendo las reformas de 1949 pero incorporando el art. 14 bis, que garantizaba varios derechos sociales básicos: incluyó el derecho de huelga, la jornada laboral limitada, el descanso y las vacaciones pagados; una retribución justa, el salario mínimo vital y móvil, igual remuneración por igual tarea, participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección, protección contra el despido arbitrario, estabilidad del empleado público, organización sindical libre y democrática reconocida por la simple inscripción en un registro especial, seguridad social, jubilaciones y pensiones móviles, la protección integral de la familia, la defensa del bien de familia, la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.11 Con el abandono inicial de convencionales constituyentes de la UCR Intransigente y luego de otros partidos menores, la asamblea se quedó sin quórum, cerrando finalmente sus sesiones el 14 de noviembre de 1957.

Las elecciones presidenciales

11 Disponible en: http://www.atunlu.unlu.edu.ar/sites/www.atunlu.unlu.edu.ar/files/site/articulo14-CN.pdf. Ultima visita 1/07/2020 34

Para analizar el resultado de las elecciones nacionales, en las que el líder radical intransigente sería elegido presidente hay que mencionar el “famoso” pacto con Perón. Ante el fracaso en atraer los votos en blanco en la anterior elección, Frondizi buscó realizar un acuerdo con el líder exiliado para obtener el empujón electoral necesario para vencer a Balbín. La negociación fue realizada por su principal socio político, , en y en Santo Domingo, en el marco de una gira “periodística” por Latinoamérica. La historiografía clásica resaltaba el carácter secreto del pacto, investigaciones posteriores remarcaron que no tenía tal carácter, prueba de ello era que tres importantes medios de difusión (Clarín, La Nación y Que sucedió en 7 días) difundieron claramente los términos del acuerdo y la “orden” de Perón de votar por Frondizi. Fue una jugada arriesgada, ya que el gobierno militar y las demás fuerzas antiperonistas utilizaron al pacto como factor electoral para impugnar a la UCRI e identificarla con el “enemigo”. Por otro lado, si bien el pacto era público a finales de la campaña presidencial de 1958, tuvo un carácter secreto su negociación al interior de Partido Radical Intransigente. Debido a la polémica que podría representar, teniendo en consideración la tradición antiacuerdo de la UCR, tradición intransigente que nace en el marco de la oposición al “régimen de los notables” por parte de Leandro Alem y de Hipólito Yrigoyen. (Spinelli, 2005: 309-10).

Según el acuerdo, Frondizi se comprometió luego de la llegada al gobierno a adoptar una serie de medidas que le devolverían al peronismo y a los sindicatos la legalidad, así como una serie de medidas económicas favorables a los trabajadores. Entre estas la estructuración de una política económica de ocupación plena y amplio estímulo de producción nacional, la elevación del nivel de vida de las clases populares y el afianzamiento de los regímenes de previsión social, como también el restablecimiento de la reforma bancaria de 1946 y la anulación de las medidas económicas del régimen militar, que llevaron a un empeoramiento de las condiciones económicas del “pueblo”, y las medidas de persecución política al movimiento peronista, incluyendo los procesos judiciales. Asimismo, la devolución de los bienes de la fundación Eva Perón y el Partido Peronista, la normalización de los sindicatos y confederaciones obreras. Por último el reemplazo de los magistrados que avalaron los actos de persecución política y la promesa de un futuro llamado a una Asamblea Constituyente (Lamas, 1985: 98). El pacto fue efectivo y permitió la victoria radical, sin

35 embargo saldrá a la luz en el primer año de gobierno ante el incumplimiento por parte del gobierno de las condiciones económicas impuestas por Perón.

Cuadro N°2 Elecciones presidenciales (23/2/1958)

Partido político Votos Porcentaje

UCR Intransigente 4.070.875 44,9

UCR del Pueblo 2.616.058 28,9

Demócrata Cristiano 285.688 3,2

Comunista 264.746 2,9

Socialista 147.498 1,6

Demócrata 128.283 1,4

Demócrata progresista 22.338 0,2

Votos en blanco 838.243 9,2

Fuente: Rapoport (2000)

La participación en la elección presidencial superó por 431.089 votos a la concurrencia a los sufragios para elegir la Asamblea Constituyente. Por otro lado la cantidad de votos en blanco fue elevada, esto se explica principalmente por la renuencia de algunos peronistas a acatar las órdenes del propio Perón en el sentido de votar por Frondizi. Vemos a su vez el fuerte crecimiento en el caudal de votos de la UCR intransigente, en razón del pacto mencionado y la reducción en la cantidad de votos obtenidos por los partidos más pequeños. Sorprende nuevamente el crecimiento del Partido Comunista y la caída del Socialista. El nuevo gobierno democrático iniciaba su mandato con el control de todos los gobiernos provinciales, 133 de las 187 bancas de diputados y la totalidad de las bancas de

36 senadores disputadas, adquiriendo mayoría en ambas cámaras. Su poder formal era inédito, sin embargo estaba bajo observación de las fuerzas armadas y del líder peronista, los cuales serían factores de desestabilización que confluirían en 1962 dando como resultado su caída.

El proyecto desarrollista

Antes de analizar algunas de las políticas implementadas por el gobierno radical, debemos describir al grupo desarrollista, el cual fue la base del mismo. El hombre clave en materia intelectual del grupo fue sin lugar a dudas Rogelio Julio Frigerio. Nacido en la Provincia de Buenos Aires en el seno de una familia de empresarios católicos, se formó desde muy joven en el marxismo a través de la agrupación estudiantil Insurrexit, (lo que no implica que haya mantenido una postura de apoyo a la instalación de un régimen comunista en Argentina). Por otro lado creó y coordinó grupos de estudio sobre los problemas económicos y políticos del país. A la par que dirigía exitosamente las empresas familiares, creó en 1946 la revista Qué sucedió en 7 días junto a Baltasar Jaramillo, ejerciendo a su vez el rol de periodista. La misma fue clausurada por el gobierno peronista un año después de su primera publicación, a causa de una nota polémica sobre Eva Perón (Galán, 2013), por lo que la reaparición de la revista se dio en el marco de la Revolución Libertadora en noviembre de 1955. Esta segunda etapa de la revista duró hasta abril 1959, bajo la dirección de Frigerio y Delia Machinandiarena. El encuentro entre el empresario y Frondizi se dio en 1956, en una reunión social en la casa de Machinandiarena, quien era a su vez la viuda de Baltasar Jaramillo. A partir de allí comenzarán a trabajar en la candidatura de Frondizi a presidente, siendo la revista el principal órgano de difusión del pensamiento desarrollista y de la campaña del candidato radical.

El pensamiento desarrollista fue influido por los fundadores de la economía clásica como Adam Smith y David Ricardo y también por teóricos occidentales del desarrollo propios del siglo XX, como Gunnar Myrdal y Ragnar Nurske. Estos dos últimos planteaban la necesidad de impulsar y fraccionar las inversiones productivas en todos los sectores económicos. También podemos mencionar a Albert Hirschman, sin embargo este publicaría su obra recién en 1961, por lo que más que una influencia es un analista de las experiencias

37 desarrollistas en Colombia y en Brasil. Hirschman a grandes rasgos señalaba que el desarrollo debía partir de incentivar e incorporar a la producción recursos y capacidades que están ocultas, diseminadas o mal utilizadas. De esta forma el aumento de la inversión debía tener como objetivo lograr un “eslabonamiento productivo”. A diferencia de Hirschman que confiaba en la simple creatividad del empresario privado, para Frigerio el Estado debía ir guiando un curso de acción empresarial, buscando generar sectores industriales modernos con una alta inversión de capital y garantizando la rentabilidad de los mismos.

Además, el rol del Estado con políticas públicas afines permitiría superar dos fallas del mercado como la falla de externalidad en materia de coordinación y de información. La primera hace referencia al hecho de que para que una nueva actividad sea rentable (en este caso industrial), es necesario hacer otras grandes inversiones simultáneamente en la cadena de producción vertical u horizontal, inversiones que un privado no está en condición de realizar íntegramente. La segunda en cambio se relaciona con la importancia de la información para llevar adelante una actividad productiva, por ejemplo en el proceso de descubrimiento de costos, para los empresarios es indispensable descubrir la estructura subyacente de costos de la economía, es decir saber con certeza cuánto costará producir cierto bien y si hay un mercado para el mismo. Por lo tanto si su producción es o no rentable. Algunos empresarios fracasarán con la innovación, pero los que logren un resultado positivo serán copiados por otros, aprovechándose de los beneficios que implica la nueva actividad. Es por ello que a la larga las ganancias se socializan pero las pérdidas son personales en el proceso de descubrimiento de costos. El Estado por lo tanto debe premiar a los empresarios innovadores (Rodrik, 2005). Como veremos en el capítulo siguiente, estas políticas que Hirschman observó en el gobierno de Juscelino Kubitschek en Brasil, se implementaron en nuestro país, evidenciando la importancia de los contactos ideológicos y políticos entre ambos países.

Los otros teóricos del desarrollo en cambio hacían más hincapié en buscar un desarrollo equilibrado, buscando la combinación óptima entre recursos y factores de producción. Para eso el Estado debía planificar absolutamente toda la economía, distribuyendo las

38 inversiones de capitales entre diferentes sectores. (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016: 82). Por otro lado podemos mencionar como una influencia los informes y postulados de la CEPAL. Sobre este punto hay que destacar la noción de centro-periferia y la de intercambio desigual, a los cuales se adhieren diferentes pensadores, algunos incluso en el siglo XIX como es el caso del alemán Friedrich List. El desarrollismo por lo tanto compartía el ideal de lograr una industrialización, para disminuir la importancia de la participación del país en el comercio internacional de materias primas, a la vez que se reducían las importaciones. De esta forma se buscaba escapar de la relación imperialista planteada por Lenin en su famosa obra de 1917, en la que los países europeos extraían materias primas de sus colonias (en el caso latinoamericano, ex colonias).

La apelación a la inversión de empresas extranjeras monopólicas u oligopólicas para lograr el salto productivo que aplicó el desarrollismo, tiene su antecedente en las políticas petroleras del segundo mandato de Juan Domingo Perón, como también el apoyo de otros intelectuales como Alejandro Bunge. De este último, director de la Revista de Economía Argentina y precursor del “industrialismo listiano” argentino, tomaban la concepción de proteger la economía, ya que el librecambio solo conducía al predominio de aquellos países que llevan la delantera en el desarrollo industrial, manteniendo las relaciones entre centro y periferia. Además se tomó en consideración la necesidad de desarrollar el interior del país, protegiendo con aranceles e incentivando el desarrollo de las producciones regionales. Lo que no se tomaba en consideración era la opinión popular sobre el plan de desarrollo, Frigerio entendía que no era necesario brindar explicaciones al pueblo, el mismo debía hacer un sacrificio en pos de la industrialización tal como se realizó en la Unión Soviética de Stalin o como dictaron las elites norteamericanas luego de la guerra de secesión. El desdén por la opinión y comprensión popular se evidenció en los contratos petroleros, rápidas negociaciones secretas sin aprobación del Congreso (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016: 120).

Los desarrollistas planteaban que las estrategias gradualistas de industrialización no funcionarían en nuestro país, ya que no había capacidad de ahorro interno. Por ello la necesidad de apelar al capital extranjero, en una coyuntura internacional que consideraban

39 favorable, ya que la disputa entre el bloque “occidental” y el “comunista” permitía negociar mejores condiciones en las inversiones de capital extranjero. Por otro lado consideraban que a lo largo de la historia de la nación argentina hubo diferentes aportes del capital extranjero que permitieron “actualizarla”, “evolucionarla” y “desarrollarla”, por ejemplo la conquista española trajo el capitalismo, y luego el comercio con Inglaterra permitió eliminar el monopolio ibérico, promover el crecimiento a través de inversiones ferroviarias y desarrollar la producción agrícola. (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016: 96). También debemos mencionar la ideal de que el desarrollo nacional implicaba una cohesión entre los empresarios y los trabajadores, basada en los intereses comunes. Se consideraba importante la conciliación para lograr un progreso social y económico en materia de productividad y producción, que alejara a la nación de una revolución comunista. De esta forma el desarrollismo compartiría los objetivos propuestos más tarde por la Alianza para el Progreso, a la que haremos referencia posteriormente.

Otra influencia a destacar, especialmente para la facción radical, es la Declaración de Avellaneda (4 de Abril de 1945) que proponía como ideal en el plano político el régimen republicano, representativo, federal y parlamentario, fundado en el voto secreto universal y obligatorio, con exclusión de toda forma corporativa, que intente sustituir la voluntad nacional que reside en el pueblo. En el plano económico por su parte entendía el valor fundamental de la libertad económica para la iniciativa privada pero haciendo salvedades como en el caso de la tierra, que dejará de ser un medio de renta y especulación para transformarse en un instrumento de trabajo y de beneficio nacional, estableciendo que la producción agraria será defendida de la acción de los monopolios y de los acaparadores. Otro punto era la nacionalización de todas las fuentes de energía natural de los servicios públicos y de los monopolios extranjeros y nacionales que obstaculicen el progreso económico del país. Además impulsaba una reforma financiera que hiciera recaer los impuestos en forma progresiva sobre las rentas no ganadas con la labor personal, restituyendo a las provincias las atribuciones económicas y financieras que le corresponden dentro de nuestro sistema federal de gobierno.12

12 La Declaración de Avellaneda se puede consultar en el siguiente link:https://docs.google.com/viewerng/viewer?url=http://www.ucr25demayo.org/wpcontent/uploads/2015/02/ Declaracion-de-Avellaneda.pdf&hl=es. Visitado por última vez el 16/7/2019 40

Para finalizar y teniendo en cuenta la formación marxista de Frigerio no podemos dejar de lado la experiencia de la Unión Soviética estalinista, con los planes quinquenales de industrialización y su énfasis en industrias estratégicas como la siderurgia y la de hidrocarburos. Además podemos bajar esta influencia al plano nacional, señalando el ideario del ingeniero Manuel Savio fundador de empresas pioneras en estos sectores, como Fabricaciones Militares, Altos Hornos Zapla y SOMISA. La influencia de este militar nacionalista fue muy importante, implementando el gobierno desarrollista el Plan Siderúrgico “Savio” en su honor.

Por lo tanto vemos en el grupo desarrollista, algunas ideas del modelo planificador soviético, que busca la promoción de las economías regionales y la construcción de infraestructura básica en lugares remotos. A esto se le suma el ideal norteamericano de un empresario emprendedor e innovador apoyado y reemplazado muchas veces por el gobierno, generando un sincretismo único. El Estado actuaba como innovador, coordinador y explorador de riesgos y la empresa capitalista como disciplinador de la mano de obra, organizador de la producción y extractor del excedente necesario para una reinversión constante. Como hemos explicado, diversos autores de la academia e intelectuales pragmáticos fueron discutidos y asimilados por los desarrollistas. Este grupo entendía que el conocimiento científico (que incluye leyes económicas objetivas) era necesario para dotar a la acción de gobierno de un rumbo certero (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016:88).

Luego de este breve repaso teórico sobre el grupo desarrollista, podemos señalar que estas ideas políticas y económicas fueron puestas en marcha, con disímiles resultados, durante el gobierno de Frondizi. Las más importantes fueron las denominadas “batallas” en sectores productivos claves como petróleo, acero y transporte. En ellas el Estado intervino mediante decretos y leyes que garantizaron, protegieron e impulsaron la producción, principalmente con el aporte de capitales extranjeros. Además no se utilizó la manipulación de la moneda como forma de promover el desarrollo económico, ya que se entendía a esta política como contraria a los postulados de la teoría neoclásica compartida por Frigerio. En el próximo capítulo haremos hincapié en estas políticas económicas.

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Los conflictos

A continuación destacaremos otras medidas aplicadas por el gobierno de Frondizi, las cuales según la historiadora Cecilia Szusterman (1998) constituyeron parte de la “política del desconcierto”. Esta tesis hace referencia a cómo el gobierno fue perdiendo apoyos de diversos actores sociales a través de los conflictos generados por sus políticas, generando un desconcierto entre estos actores, muchos de los cuales lo habían apoyado para llegar al poder. Un claro ejemplo es el conflicto por la enseñanza “libre”, es decir la dicotomía entre una educación laica pública o religiosa y privada. En el gobierno militar se había dictado el decreto 6403, en cuyo artículo 28 establecía textualmente que “la iniciativa privada puede crear universidades libres que estarán capacitadas para expedir diplomas y títulos habilitantes, siempre que se sometan a las reglamentaciones que se dictarán oportunamente” (Nosiglia, 1983: 99). Este fue sin dudas el antecedente que sirvió como puntapié para que el gobierno dictaminara esas reglamentaciones a partir de una nueva ley, conocida como ley “Domingorena”.

El proyecto de ley, heredado del Ministerio de Educación de la Revolución Libertadora, fue impulsado por el Ministro de Educación Mac Kay y el subsecretario Antonio Salonia, pero también por Rogelio Frigerio, del cual ya hemos identificado su fe católica y su capacidad para maniobrar políticamente, quizás por ello mismo el interés del gobierno era lograr apoyos en el sector eclesiástico, de gran peso en el antiperonismo como ya hemos remarcado. Ni bien se dio a conocer la intención de elaborar el proyecto de ley, la comunidad universitaria se puso en alerta, un grupo de siete rectores de universidades nacionales comunicó al presidente la oposición al mismo. En este grupo se encontraba el hermano del presidente Risieri Frondizi, rector de la Universidad de Buenos Aires. Otro opositor a la ley fue otro hermano del presidente Silvio Frondizi, este intelectual era el fundador del grupo Praxis un núcleo de militantes trotsquistas.

El rechazo a la ley llegó a la calle, mediante una manifestación el 4 de septiembre, que partió de las facultades y se dirigió al parlamento, la marcha desembocando en episodios de

42 violencia. Además se realizaron tomas de facultades y de institutos secundarios. El conflicto siguió escalando con nuevas manifestaciones masivas de ambos sectores, que incluso se enfrentaron a puñetazos entre sí. Por otra parte en el frente legislativo, se presentaron proyectos para derogar el artículo 24, aunque fueron rechazados luego de tres intentos. Finalmente se impuso un polémico despacho que establecía la posibilidad de que las instituciones privadas expidieran títulos académicos, sin subsidios estatales y sin la posibilidad de otorgar habilitaciones para el ejercicio profesional, las cuales quedarían en manos en manos del Estado. Lo importante a recalcar en cuanto a esta disputa política, es la enemistad del movimiento estudiantil y de la comunidad universitaria en general que obtuvo Frondizi a cambio del apoyo parcial de la Iglesia. Las fuerzas de izquierda además se enemistaron completamente con el presidente por su política económica de alineamiento con el “imperio” norteamericano, a través de sus agentes internacionales, los capitales extranjeros.

Otros conflictos recurrentes durante la presidencia desarrollista fueron con las Fuerzas Armadas. A poco tiempo de asumir, en julio de 1958 se dio la primera manifestación de golpismo militar, cuyos voceros fueron el contralmirante Arturo Rial, quien añoraba el gobierno de la Revolución Libertadora del cual había sido parte y el director del Liceo Naval "Almirante Brown", capitán de navío Francisco G. Manrique. Ambos estaban descontentos por la política oficial y especialmente con la sindical.13 En septiembre otra crisis se dio a raíz de la decisión presidencial de reincorporar al servicio activo a un alto oficial de la Aeronáutica, purgado por el gobierno de Aramburu por su orientación nacionalista (el comodoro Krause); finalmente la presión militar obligó a Frondizi a retrotraer su decisión y a sacrificar a su secretario de Aeronáutica (Altamirano, 1998:59).

En junio de 1959 se sublevó una guarnición de Córdoba bajo las órdenes del teniente general Ossorio Arana y el almirante Toranzo Calderón, a causa de la revelación del pacto secreto Perón - Frondizi. La crisis culminó con la renuncia del Secretario de Guerra, el general Solanas Pacheco y la designación del economista liberal Alzogaray en el ministerio

13 Extraído de http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/argentina/frondizi-crisis-militares.htm . Ultima visita 1/07/2020 43 de Hacienda y Trabajo y de dos miembros de los sectores “duros”, Elbio Carlos Anaya y Toranzo Montero en la cúpula militar. Poco tiempo después Toranzo Montero decidió reestructurar la cúpula militar para colocar a oficiales leales en todos los puestos claves, esto generó un temor por parte de Anaya, el secretario de Guerra, quien lo destituyo. Frondizi finalmente optó por mantener al rebelde en su puesto, un signo de debilidad de un gobierno que premiaba a la indisciplina (Szusterman, 1998: 279)

Por lo que observamos las crisis militares eran periódicas, y muchas tenían su causal en conflictos intra fuerzas por promociones, reintegros y pases a retiros. Estas disputas tenían su praxis en el accionar golpista, para presionar e incluso extorsionar al gobierno. Este rol de las FF.AA será una constante, interviniendo y presionando al presidente cuando sentían que la “seguridad nacional” estaba siendo cuestionada, ya sea por nombramientos de oficiales ajenos al núcleo duro liberal, o por gestos de amistad hacia el peronismo o al comunismo internacional. En ese sentido la revelación del pacto con Perón fue uno de los hechos que más descontento generó en los círculos militares. Más allá del primer apoyo brindado por Aramburu en la transición, los apoyos dentro de las fuerzas eran escasos, uno de los más importantes fue el general Rosendo Fraga que fue designado como Secretario de Guerra en 1960 y se convirtió en uno de los pocos defensores de la continuación del gobierno civil, que a su vez pudo vencer los intentos golpistas de Toranzo Montero, forzando su renuncia. Como hemos analizado, el presidente estaba cada vez más cercado y falto de apoyos. Nos detendremos ahora en el rol de los sindicatos, los cuales tuvieron una relación oscilante con el gobierno.

Los sindicatos

La política sindical del gobierno de Frondizi buscó en primer lugar la normalización de las relaciones laborales. En el marco del pacto con Perón, el nuevo presidente permitió el retorno de muchos dirigentes sindicales peronistas a la vida política, especialmente a la cúpula de los sindicatos. Para ello se sancionó la Ley de Amnistía el veintiséis de junio de 1958. También se sancionó la ley 14.455 de asociaciones profesionales que permitía el reconocimiento de una sola entidad negociadora de salarios y condiciones de trabajo en

44 cualquier rama industrial, abolía la representación de las minorías en la conducción sindical (obteniendo la lista ganadora la totalidad de los cargos) y se autorizaba a los empleadores a retener la cuota sindical de sus trabajadores por cuenta y orden de los sindicatos (James, 2014: 128). Con esta ley los militantes peronistas se aseguraban la victoria y el control de los sindicatos más importantes.

Luego de este impulso inicial la relación con los sindicatos se deterioró rápidamente. Esto se debió a varios factores. Uno de los más significativos es el inflacionario, el aumento general de los precios ya venía siendo un problema durante el gobierno militar y con el gobierno desarrollista no haría sino empeorar, deteriorando los salarios reales de los trabajadores. El incremento salarial de emergencia del 60% otorgado por decreto de Frondizi al momento de asumir, pronto se evaporó ante la presión inflacionaria. Es por ello que los sindicatos reaccionaron, presionando para evitar la caída del salario real. A lo largo del gobierno intransigente no se impusieron otros grandes aumentos, ya que estos generaban un espiral inflacionario y por lo tanto se consideraba que la forma de frenar este fenómeno macroeconómico era con un aumento de la productividad.

El gobierno por lo tanto impulsó una política económica de aumento de la productividad como antídoto para la inflación, su principal objetivo era profundizar la eficiencia y la disciplina laboral. Incluso se planteó generar remuneraciones diferenciadas dentro de los obreros, siendo los más eficientes los mejor remunerados. Para lograr este cambio se intentó implementar acuerdos de eficiencia por rama y sector en las negociaciones de los convenios colectivos de trabajo (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016: 32). De esta forma en el Plan de Estabilización de 1959, enmarcado en un acuerdo stand by con el FMI y diseñado por el Ministro de Economía y Trabajo, Álvaro Alzogaray, se propuso como condición para aumentos salariales, el aumento de la productividad laboral. El trabajador debía esforzarse para generar un aumento de las ganancias de los empresarios, quienes a su vez serían eximidos del pago de aportes jubilatorios y del impuesto a los réditos. Los especialistas asociados al gobierno indicaban que esta cooperación y esfuerzo entre obreros y empresarios lograría una elevación del nivel de vida del país, y que también valoraría el factor humano en la producción (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016: 36)

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La campaña a favor de la productividad tuvo su eco en los medios de comunicación. Además contó con el apoyo de instituciones privadas como la Asociación Argentina de Productividad, instituciones públicas como el Instituto Nacional de Productividad y el Consejo Nacional del Trabajo y organismos multilaterales como las Naciones Unidas, esta última envió expertos al país y otorgó becas de estudio en el extranjero a especialistas (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016: 35). El aumento de la productividad se logró imponer principalmente en las industrias “dinámicas” o “prioritarias”, que contaron con una fuerte inversión extranjera para instalar o modernizar los bienes de capital. En las industrias “tradicionales” o “vegetativas” la productividad aumentó levemente a causa de la expulsión de mano de obra.

El plan de estabilización de 1959 generó un rechazo entre los gremios, que pronto pasaron a la resistencia, fue especialmente importante la huelga y ocupación que se realizó en el Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre (10/1-17/1) impulsada por John William Cooke, delegado de Perón en la Argentina. Este importante frigorífico estatal iba a ser privatizado en el marco del acuerdo con el FMI. La resistencia de los obreros fue vencida luego de 9 días con una feroz represión a cargo de Gendarmería, Policía Federal y el Ejército, que incluyó tanques Sherman M4 y la encarcelación de los dirigentes de los sindicatos que habían iniciado una huelga general en apoyo de la ocupación. También podemos mencionar otras huelgas importantes como las realizadas por los gremios petroleros en septiembre y en noviembre de 1958, quienes pedían la anulación de los contratos petroleros y la llevada a cabo por los gremios ferroviarios entre agosto y octubre de 1961. Los ferroviarios se oponían al Plan Larkin, el cual era una propuesta de reestructuración ferroviaria diseñada por un general norteamericano al servicio del Banco Mundial. El sistema ferroviario se encontraba con un saldo negativo en su resultado operativo. Si bien en 1958 se alcanzó el récord histórico de 622 millones de pasajeros anuales, el crecimiento de este sector, que históricamente es el que menos réditos económicos le da al ferrocarril, contribuyó a agravar el déficit que atravesaba el sistema argentino (Ortega y Nunes, 2013: 7). La competencia del automóvil fue otro factor que agravó la crisis. El plan Larkin fue puesto en marcha por orden del ministro de Economía y por Acevedo el ministro de Obras y

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Servicios Públicos, y significó el abandono del 32 % de las vías férreas existentes y el despido de 70.000 empleados ferroviarios. En los conflictos ferroviarios y del frigorífico se aplicó el Plan de Conmoción Interior del Estado (CONINTES) para reprimir a los sindicatos. El objetivo de estas políticas de restructuración era reducir el déficit fiscal, que en 1958 era de 7,5% (Fliguer, 2017).

Sin embargo, el movimiento sindical solo pudo jugar a la defensiva, ante las intervenciones a los gremios por parte del gobierno, desde el inicio de la recesión imperante de 1959, que a su vez mermaba su capacidad de negociación. Por otro lado el Plan CONINTES, implementado entre 1958-1961, primero de forma secreta y luego de forma pública, organizó, legitimó y reglamentó la intervención de las fuerzas armadas en momentos de “conmoción interior”. Permitía la represión de cualquier intento de “subversión”, entendiendo este concepto en forma tan amplia que incluía conflictos políticos y sindicales. El concepto de “enemigo interior” se aplicó, a partir de 1956, a todo individuo, grupo u organización susceptible de servir, directa o indirectamente, a intereses opuestos al “interés nacional”. (Chiarini y Portugheis, 2014: 46)14. Por el contexto económico y la amenaza de represión, el número de huelgas iría en caída drástica luego de los primeros años de Frondizi en el poder.

Por otro lado, la política sindical de Frondizi incluyó el fortalecimiento de las conducciones nacionales de los sindicatos, a despecho de la representación de sus bases fabriles, con las cuales el gobierno creía que podía llegar a un acuerdo en cuanto a los objetivos de productividad y eficiencia mencionados. De hecho el poder de los dirigentes sindicales había crecido como consecuencia de la expansión de las ramas dinámica de la industria, que había promovido el propio desarrollismo. En la automotriz, por ejemplo, de gran

14 La aplicación del Plan Conintes estuvo basada en la ley 13.234 de Organización de la Nación para Tiempo de Guerra, que se apoyaba en la doctrina de Defensa Nacional y consideraba, entre otras cosas, que el conjunto de la población debía participar en el esfuerzo de guerra. Las hipótesis de guerra establecidas estaban referidas a conflictos entre Estados con relación a los cuales la población o la nación en armas debía intervenir. Las Fuerzas armadas, especialmente el Ejército utilizaron un conjunto de normas que se basaban en una ley que tenía como finalidad organizar el país para una guerra contra otros Estados (guerra convencional) aplicándolas con una finalidad totalmente diferente. El Estado utilizó esa normativa para reprimir a opositores como parte de una estrategia contrainsurgente. El plan dividió el país en zonas, donde se aplicó en forma sistemática la tortura en busca de información. Durante una corta etapa se sustrajo a los detenidos de la justicia civil, para ponerlos a disposición de tribunales militares. (Chiarini y Portugheis, 2014). 47 crecimiento productivo y con altas tasas de productividad, los sindicatos eran más fuertes y tenían la capacidad de negociar aumentos salariales superiores a otras ramas. Por lo tanto, los salarios se diferenciaron por el poder de negociación sindical pero también por la productividad (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016: 43). Además de configurarse monopolios u oligopolios en los sectores productivos dinámicos, con el apoyo económico y legal del Estado15, se creó en palabras de Jorge Katz un patrón idiosincrásico de organización industrial argentina donde, además de grandes empresas, existían poderosas organizaciones sindicales dominadas por conducciones proclives a establecer acuerdos no siempre explícitos (Katz, 1993).

En este contexto político-sindical-económico, y aunque el pacto entre Perón y Frondizi había caducado más o menos explícitamente, gran parte del movimiento obrero peronista nucleado en las 62 Organizaciones no quería presionar al gobierno, hasta el punto de hacer peligrar su supervivencia, ya que si bien había claras diferencias políticas, era preferible a la política del gobierno militar previo. El aspecto pragmático primaba en las asociaciones gremiales, con Frondizi lograron recuperar un movimiento gremial centralizado y financiado. Por otro lado el ideal desarrollista era afín a ciertos dogmas fundamentales del justicialismo (James, 2014: 130). No obstante, los sindicatos más afectados por la recesión de 1959 y 1962 optaron por presionar al gobierno desarrollista a través de dos paros generales, que tuvieron resultados dispares. La línea pragmática se impuso, conducida por Augusto Vandor de la UOM y José Alonso del SOIVA, entre otros, quienes consolidaron el poder de las direcciones centrales y un estilo de negociación que buscaba obtener lo que el sistema capitalista industrial ofrecía, al que James ha denominado “pragmatismo institucional” (James, 2014). Para finalizar debemos señalar que en este período se normalizó la CGT, una de las promesas del pacto Frondizi - Perón. En 1961 se creó una comisión de veinte miembros, en la cual convivieron sindicatos integrantes de las 62 Organizaciones, en su mayoría peronistas, y las 32 Organizaciones Democráticas (luego llamadas “independientes”), cuyo objetivo era convocar a un congreso reorganizador. Dos años después la CGT era normalizada con José Alonso como Secretario General y con

15 Por ejemplo en la industria automotriz encontramos algunas empresas transnacionales como Ford, Fiat, General Motors y solo una argentina, SIAM. 48

Augusto Vandor como la figura central, apoyado en el poder de la UOM, el sindicato más importante de la industria. (Schneider, 2005; Dicósimo, 2000)

La política exterior

Antes de finalizar este análisis sobre el desarrollismo frondicista, debemos hacer una breve mención a su política exterior, ya que esta le permitió obtener nuevos mercados de exportación, los cuales serían en el futuro claves para la economía del país. Además su política hacia el bloque socialista influyó en la desconfianza de las fuerzas armadas hacia el final de su gobierno, presionando aún más. La política exterior del mandatario incluyó numerosas misiones diplomáticas a Asia, Europa, Estados Unidos y América Latina.

Podemos comenzar citando al propio presidente quien pensaba que la política internacional de un país debía ser la proyección en el ámbito mundial de los ideales e intereses nacionales. (Llairo, Siepe, 2003: 15). Es por ello que la postura diplomática de su gobierno buscó que las fronteras ideológicas propias del mundo bipolar de la Guerra Fría, no afectaran el comercio argentino con el mundo y nuestra capacidad de negociación. En una clara concepción de política internacional realista se llevaron a cabo negociaciones con la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, un gigantesco mercado que se encontraba en expansión. El comercio con los países comunistas de Europa oriental habían comenzado con el gobierno peronista, firmando el primer acuerdo comercial en 1953 (este fue a su vez el primero entre un país latinoamericano y la URSS). La Argentina proveía productos agropecuarios a un precio mayor al internacional e importaba productos industriales soviéticos a un precio menor al de productores occidentales. Por otro lado los pagos se realizaban en moneda del país contratante y se lanzó un programa de créditos para compras de bienes de capital, a pagar con materias primas argentinas. La relación comercial con la URSS llegó a alcanzar el 10% del comercio exterior global de nuestro país.

Sin embargo la llegada al poder de la Revolución Libertadora redujo rápidamente la relación bilateral a la vez que se enfatizaba el comercio con los países europeos y Estados Unidos (LLairó, Siepe, 2003: 136). La situación mejorara tras la misión Ondarts de marzo

49 de 1958, en la cual se relevó la posibilidades de reimpulsar el comercio con los países de la cortina de hierro, el informe fue muy positivo, resaltando incluso la posibilidad de abrir mercados nuevos como Checoslovaquia. Unos meses después se envió una delegación liderada por el diputado radical Jose V. Liceaga que concretó compras de equipos petroleros a pagarse con commodities argentinas (carne, lana, quebracho, cueros, aceite de lino, etc). Si bien se concretó un intercambio establecido por el convenio bilateral de julio de 1958, no alcanzó el total establecido en el mismo. Posteriores propuestas soviéticas para ampliar el comercio también serían descartadas, ante la desconfianza de las Fuerzas Armadas y de funcionarios provinciales y municipales. Es por ello que Frondizi no pudo aprovechar una oportunidad histórica de ampliar el comercio internacional con el bloque socialista, (lo que hubiera permitido obtener más divisas o bienes de capital soviéticos) al contrario de otros países de la región como Brasil y Uruguay que si lo hicieron. Finalmente el comercio con el bloque socialista alcanzó solo el 4% de nuestro intercambio comercial global y en contrapartida el 1% del comercio global de este bloque con el mundo (LLanó, Siepe, 2003: 148). Lo contrario sucedió con medio oriente, el comercio con el joven Estado de Israel aumentó durante el desarrollismo con la firma de un Convenio comercial el 29 de noviembre de 1960, siendo la carne congelada argentina y las frutas israelíes los productos de intercambio.

Las relaciones con los Estados Unidos, estuvieron marcadas por el contexto de la guerra fría y el avance de las guerrillas comunistas en Latinoamérica, con la Revolución Cubana de 1959 como un hecho clave. Si bien el presidente argentino marcó desde el inicio de su gobierno que su política internacional era “occidental y cristiana”, esto no impidió roces ocasionados por sus eventuales acercamientos al bloque socialista. La principal política norteamericana para Latinoamérica fue la Alianza para el Progreso, concebida por la administración Kennedy (1961-1963) como un apoyo económico que alejara a los países subdesarrollados de una revolución socialista. Esta cooperación económica en la práctica sirvió como un factor de presión para la política nacional de cada país, alineándolos con los intereses de seguridad nacional norteamericanos.

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La Alianza fue aprobada en el Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) con delegados de los países miembros de la OEA, el texto del tratado comprometía a los países signatarios a perfeccionar y fortalecer las instituciones democráticas, acelerar el desarrollo económico, social y el programa de viviendas, impulsar la reforma agraria, terminar con el analfabetismo y las epidemias, mantener una política monetaria y fiscal equilibrada e incentivar la integración regional. (LLanó, Siepe, 2003: 66). Los países recibirán ayuda económica y técnica de Estados Unidos para poder cumplir estos objetivos. Sin embargo muchos de estos puntos no se cumplieron ni siquiera en un país económicamente fuerte a nivel regional como la Argentina o Brasil. La reforma agraria no fue considerada una posibilidad real en la mayoría de los países firmantes, implementándose solo algunas distribuciones superficiales de tierras. En el caso Argentino no se llevó a cabo ninguna reforma. Por otro lado los fondos de ayuda económica, fueron disminuyendo con el fin de la administración Kennedy. Por el contrario la venta de material militar a los países de la región ascendió notablemente durante la década del 50’ y del 60’, como también la capacitación técnica en la novedosa “Doctrina de Seguridad Nacional”. A grandes rasgos la Alianza no logró el objetivo de mejorar la situación económica de Latinoamérica ni de preservar el ideal democrático.

También debemos recalcar el mayor acercamiento que se logró con la República Federativa de Brasil. En abril de 1961 se llevó adelante una reunión entre los presidentes en Uruguayana, siendo un hecho político clave para el proceso de integración entre ambos países y la región. En el país vecino gobernó Juscelino Kubitschek de Oliveira entre 1956- 1961, Jânio Quadros entre enero y abril de 1961, y finalmente Joao Goulart (1961-1964). Los dos primeros presidentes implementaron una política económica industrializadora similar a la argentina y tuvieron una buena relación con Frondizi. La principal diferencia entre ambos procesos de desarrollo es que en el caso brasileño, el presidente Kubitschek se negó a reducir la inversión pública en la petrolera estatal Petrobrás, y a aplicar medidas de austeridad monetaria y fiscal exigidas por el Fondo Monetario Internacional, para un préstamo stand by, es por ello que rompió relación con el organismo (Rapoport, 2000: 463).

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El resultado de la cumbre fue la confirmación de que ambos países son integrantes del sistema interamericano y afirmando la necesidad de gravitar en las decisiones continentales y mundiales, sosteniendo su rol de líderes regionales. Por otro lado se proclamó la autodeterminación de los pueblos, uno de los principios pilares del derecho internacional público, como también la no intervención en los asuntos internos de otras naciones. A su vez se dictaminó la necesidad de expandir el intercambio bilateral con especial énfasis en las manufacturas industriales. Hasta el día de hoy el comercio intraindustrial entre los dos países es uno de los mayores de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), (sucesora de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio) 16 y del mundo (Lucángeli, 2007). Según LLairo y Siepe (2003: 17) este proceso de integración bilateral, sería donde se gestaron los orígenes de lo que hoy en día es el MERCOSUR.

Por último debemos mencionar como un hecho político clave la reunión secreta que mantuvo Ernesto “Che” Guevara con Arturo Frondizi en Argentina el 18 de agosto de 1961 en la Quinta de Olivos (Fue dada a la luz luego de su finalización). Este encuentro se da en el marco del giro pro soviético de y su conflicto con la administración Kennedy. El presidente argentino buscó sin éxito lograr una mediación personal en el mismo, mientras el secretario de Relaciones Exteriores argentino Oscar Camilión organizaba reuniones entre las dos partes en Punta del Este. El conflicto desencadenó en la expulsión del país de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores realizada en Punta del Este en enero de 1962. Hecho al que Frondizi y la Cancillería argentina se opusieron, ya que consideraban que alejar al país insular del sistema interamericano sería dejarlo completamente en manos de la URSS. Además la perdida de instituciones democráticas en Cuba no podía ser considerada un factor para su expulsión, ya que numerosas dictaduras latinoamericanas habían sido y eran miembros de la Organización de Estados Americanos. Esta postura diplomática, adversa a los intereses norteamericanos, chocaba a su vez con las concepciones anticomunistas de las

16 La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALAC) fue creada el 18 de febrero de 1960 por el Tratado de Montevideo. Fue remplazada por la ALADI, veinte años después el 12 de agosto de 1980 por el Tratado de Montevideo. Cuenta con trece Estados miembros Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y . Cualquier país de Latinoamérica puede solicitar su adhesión al proceso de integración. Su objetivo es reducir las barreras económicas y políticas al comercio regional, buscando una mayor cooperación y desarrollo de sus miembros. 52

Fuerzas Armadas argentinas, tensando la relación entre el presidente con las mismas. La visita de Guevara al país fue un hecho que desencadeno una serie de planteos militares que estuvieron cerca de desembocar en el derrocamiento del presidente (Altamirano, 1998: 61).

La caída

El fin del gobierno constitucional llegará luego de las elecciones provinciales y legislativas de mitad del mandato presidencial, realizadas el 18 de marzo de 1962. Las elecciones arrojaron un resultado adverso para el gobierno, si bien triunfaron en las legislativas de ocho de las catorce provincias en disputa, reteniendo además el gobierno en Entre Ríos, Corrientes, Formosa, La Pampa, La Rioja y Santa Cruz, las fuerzas peronistas recientemente legalizadas vencieron por casi diez puntos al partido radical en el conteo global. Al día siguiente, presionado por las Fuerzas Armadas el gobierno intervino las provincias donde ganó un gobernador peronista (Buenos Aires, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Río Negro). Es importante destacar que la posibilidad de una intervención ya se había discutido y preparado previamente por las FF.AA en conjunto con el gabinete del presidente (Nosiglia, 1983: 156). Por otro lado al dictar la intervención, el gobierno perdió el apoyo de los militares” legalistas” y de la mayoría de los partidos políticos.

En la provincia de Buenos Aires, la cual era la más importante política y electoralmente, ganó la fórmula de Framini-Anglada, el gobernador elegido era el máximo dirigente sindical de la Asociación obrera textil y su vice un ex ministro de educación del peronismo y ex rector de la Universidad Nacional de La Plata. Esto nos demuestra la fuerza del sindicalismo y la vigencia del peronismo, que las fuerzas armadas anti-peronistas no pudieron erradicar. En la semana siguiente a la derrota electoral se intentó sin éxito formar un gabinete de coalición, la cual era una propuesta impulsada por el Ejército y la Aeronáutica, la Marina por su parte entendía que la única solución era la renuncia del presidente. También fracasó una propuesta del ministro de Defensa de reducir el poder del primer mandatario y crear un consejo de gobierno, en el cual sus integrantes debían ser aprobados por las Fuerzas Armadas.

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Las presiones de los militares golpistas se siguieron sucediendo, se puso en marcha nuevamente el Plan Conintes (en contra del ejecutivo) y le pidieron la renuncia a Frondizi. Este grupo cada vez tenía más poder, ya que el Ejército estaba reconsiderando su posición en favor de la postura de la Marina e incluso generales legalistas como Aramburu dieron ese giro. Finalmente a raíz de la negativa del presidente a renunciar, once días después de las elecciones, el 29 de marzo las Fuerzas Armadas lograron superar su división interna y al mando del teniente general Raúl Poggi, el almirante Agustín Penas y el brigadier general Cayo Alsina llevaron a cabo un golpe de Estado contra Frondizi, arrestándolo en la Isla Martín García.

Luego del golpe militar y antes de que los oficiales lo supieran, la Corte Suprema de la Nación Argentina apelando a la Ley de Acefalía presidencial (Artículo 88 de la Constitución Nacional)17 le tomó juramento como presidente provisional al presidente provisional del senado, el abogado radical intransigente José María Guido. Este último gobernó hasta octubre de 1963, momento en el cual luego de unas elecciones con el peronismo de vuelta en proscripción asume Arturo Humberto Illia, miembro de la Unión Cívica Radical del Pueblo. El ex presidente Frondizi por su parte será liberado en ese momento, luego de haber estado casi un año y medio preso.

Las políticas que el presidente aplicó a lo largo de su mandato lo fueron enemistando con diferentes fuerzas de la sociedad civil, generando un aislamiento que lo dejó débil y con poca capacidad de respuesta ante las presiones militares. De esta forma se cerraba un periodo histórico del país, en el que se intentó aplicar un plan de desarrollo económico que continuaba en cierta forma los planes quinquenales de los gobiernos peronistas, pero en un contexto político inestable a nivel nacional e internacional.

17 La Constitución Nacional en su Artículo 88 y la Ley Nacional 25 716 (modificatoria de la Ley 20.972) señalan al funcionario que ejerce temporalmente el poder ejecutivo, cuando el titular del cargo resulte impedido de hacerlo. La Constitución de la Nación Argentina prevé, en caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o destitución del Presidente, que el cargo de Presidente de la Nación sea ejercido por el vicepresidente de la Nación, hasta que haya cesado la causa de inhabilidad o un nuevo Presidente sea electo. De estar impedido también el vicepresidente (en este caso Alejandro Gómez, quien había renunciado solo seis meses después de asumir), la línea de sucesión temporal está compuesta en este orden: Presidente provisional del Senado, Presidente de la Cámara de Diputados y Presidente de la Corte Suprema de Justicia.

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Cuadro N°3 Elecciones legislativas de 1962

Partido Votos obtenidos Porcentaje Diputados obtenidos

Unidad Popular 2.985.511 35,71% 46 (Peronismo)

Unión Cívica 2.284.091 27.32% 34 Radical Intransigente

Unión Cívica 1.688.805 20,20 7 Radical del Pueblo

Federación 542.720 6,49% 3 Nacional del centro (Provinciales y Conservadores)

Votos en 332.965 3,83% - blanco/nulos

Elaboración propia en base a: htps://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_legislativas_de_Argentina_de_1962

A modo de cierre

La inestabilidad política estuvo presente en el periodo analizado, con la principal fuerza opositora prohibida y su líder en el exilio. La inestabilidad es una constante de la historia Argentina del siglo XX y a su vez es una causa de la ausencia de un proyecto económico a largo plazo. En otros países en desarrollo contemporáneos, la estabilidad permitió un plan

55 por etapas de industrialización y crecimiento económico que se mantuvo en el tiempo y se eslabonó. Las bases políticas del presidente desarrollista eran muy endebles, llego al poder mediante los votos que le dieron un pacto con el líder exiliado. Este pacto era muy difícil de cumplir, y Frondizi era consciente de ello. Por otro lado la división de la Unión Cívica Radical en la UCR del Pueblo y la UCR Intransigente que comenzó en la Convención Nacional de noviembre de 1956 y se hizo efectiva en 1957, impidieron un frente de unidad de la principal fuerza antiperonista. El gobierno de Frondizi fue adquiriendo enemigos con sus medidas políticas y económicas. Los casos mencionados de resistencia sindical, como las huelgas de petroleros, ferroviarios y la del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre, los alzamientos militares, e incluso el conflicto con la izquierda ante la promulgación de la ley que habilitaba la enseñanza superior privada. Lo mismo podemos decir de la política exterior, con la entrevista con el líder cubano como hecho que desencadeno el aumento de la presión de las fuerzas armadas.

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Capítulo 2 La Economía

Este capítulo analiza la política económica de la Revolución Libertadora y el Desarrollismo, marcada por ciclos oscilantes. Señalaremos sus efectos en los patrones de consumo de la sociedad argentina de esos años. Haremos hincapié en los efectos de las mismas en la macroeconomía argentina. A su vez se expone el contexto mundial vinculándolo con la política exterior Argentina. Comenzamos por una caracterización general para luego centrarnos en ciertas variables claves tales como, el producto bruto interno, la inflación, los salarios reales, el desarrollo industrial, las inversiones extranjeras, las exportaciones y los términos de intercambio. Para el análisis de cada variable aportaremos estadísticas nacionales anuales.

El objetivo de este capítulo es explicar los cambios productivos consecuentes de las nuevas políticas económicas y también evidenciar los problemas económicos del país, para poder luego observar el impacto de estos fenómenos a la hora de estudiar el consumo nacional. Diferenciamos la trayectoria de las industrias “dinámicas/prioritarias” de las “vegetativas”. En las primeras se instalaron fuertemente los capitales extranjeros y eran principalmente productoras de bienes durables, intermedios o insumos (caucho, químicos, derivados del petróleo, carbón, metalúrgica, maquinarias, y material de transporte), las segundas eran las industrias “tradicionales” de mayor trayectoria en el país (vestimenta, madera, cuero y alimentación). De esta forma analizamos si hubo un aumento de la producción y productividad en ellas, el cual como hemos visto, era uno de los objetivos planteados por el ideario desarrollista. . Altas y bajas en Argentina

La economía argentina creció durante el periodo de 1955 a 1962, impulsada por el desarrollo industrial orientado al mercado interno. De los ocho años analizados, solo hay una caída económica en dos (1956 y 1959). A grandes rasgos podemos analizar a la

60 economía argentina bajo el concepto de ciclos de stop and go. Esto se refiere a ciclos de expansión y contracción característicos de países en desarrollo. (Basualdo, 2010: 155).

Mientras que el sector industrial manufacturero creció, el sector agropecuario prácticamente se estancó, en parte por la oferta estable de productos exportables argentinos y por la disminución de la demanda internacional. También podemos mencionar la competencia generada por el aumento de la oferta agrícola europea, y por las fluctuaciones en los precios mundiales, con tendencia a la baja. Como este sector es el único que obtiene divisas extranjeras en gran escala, su parálisis implicó crisis recurrentes de balanza de pagos en este período. La balanza de pagos está conformada por todas las transacciones que realiza un país con sus iguales. Al estancarse las exportaciones en alrededor 1000 millones de dólares, las importaciones superaron a las primeras, generando un desequilibrio crónico.

Ahora bien siguiendo la lógica de los ciclos económicos de stop and go, los años de expansión económica impulsados por el crecimiento de la producción industrial y la puesta en marcha de políticas monetarias y fiscales expansivas, (entre las que podemos citar el aumento de salarios del 60% decretado por Frondizi), impactaban en los salarios nominales aumentándolos. Esto a su vez generaba un aumento en la demanda de productos agropecuarios y manufacturados, incrementando el consumo nacional. Pero a su vez se incrementaban las importaciones tanto de bienes de consumo como de bienes de capital e intermedios necesarios para que el sector industrial aumente su producción y cubra la demanda nacional. Ante la escasez de divisas para la importación, la moneda nacional se devaluaba impactando en los precios mayoristas y minoristas.

Por otro lado, el aumento del consumo per cápita de carne y cereales en ciclos expansivos reducía los excedentes exportables de productos agropecuarios, y por lo tanto se disminuía la entrada de divisas al país. Ante estos desequilibrios del sector externo, el Estado optaba por devaluar la moneda para incentivar las exportaciones y disminuir las importaciones, equilibrando la balanza de pagos. La devaluación naturalmente conducía a la economía hacia la recesión y la inflación elevada, reduciendo los salarios reales. De esta forma se

61 entraba en la parte del “stop” del ciclo. Como podemos observar estos ciclos se repiten en la economía argentina hasta el día de hoy.

Otra política que se implementó para disminuir el déficit crónico de la balanza comercial fue incentivar la llegada de capitales externos, entre 1959 y 1962 las inversiones extranjeras en sectores industriales crecieron fuertemente hasta alcanzar los 508 millones de dólares. Sin embargo el capital externo que más se incrementó fue el financiero, la deuda externa ascendió de 575 millones en 1955 a 2717 millones en 1963, alcanzando un crecimiento de un 472% y representando dos o tres años de saldos exportables totales.

Las políticas citadas fueron aplicadas en primer momento por la Revolución Libertadora, parcialmente en base a recomendaciones del economista Raúl Prébisch. Este reconocido intelectual y ex funcionario escribió informes económicos-financieros, encomendados por el gobierno de Lonardi. Presentó en octubre de 1955 su “Informe preliminar sobre la situación económica argentina” y en enero del siguiente año “Moneda sana o inflación incontenibles” y el “Plan de Restablecimiento Económico”. El diagnóstico realizado por el secretario general de la CEPAL identificaba unos supuestos desaciertos de las políticas peronistas. Hay que aclarar que el economista era un fuerte crítico del gobierno peronista, sostenía incluso que la Argentina atravesaba la crisis económica más aguda de su historia y que el crecimiento del PBI en el gobierno peronista había sido solo de un 3,5%, cuando luego él mismo posteriormente en la CEPAL elaboró estadísticas que mostraban un 14,6% de crecimiento (Rapoport, 2003: 450). A continuación describiremos los principales puntos de su diagnóstico de las problemáticas heredadas del gobierno peronista.

En primer lugar haber desalentado la producción primaria a través del control del comercio exterior, realizada mediante el IAPI, cuya finalidad era volcar forzosamente divisas del agro a la creciente industria nacional. Otra problemática era haber impulsado en forma excesiva el desarrollo de una industria liviana, postergando el apoyo a las industrias básicas, las cuales eran necesarias para proveer bienes de capital y de esta forma disminuir la demanda desmedida de insumos de importación de las industrias livianas. Lo mismo cabía para la producción de energía nacional, un insumo básico para la industria, que no

62 contó con una política de estímulo suficiente. Por ello el país debía utilizar una cuarta parte de sus divisas para la importación de combustibles. Por último la política crediticia expansiva y los incrementos salariales acordados por encima de los aumentos de la productividad generaban una aguda inflación (Basualdo, 2010: 158).

Las recomendaciones de Prébisch demandaban aplicar una política ortodoxa en el corto plazo: devaluación de la moneda, simplificación del régimen de tipos de cambios múltiples, congelamiento de los salarios, reducción del déficit fiscal, aumento de las exportaciones agropecuarias, privatización de empresas públicas, y aplicación de una política monetaria y crediticia constrictiva. Las de largo plazo implicaban estimular el desarrollo de las industrias básicas, incrementar la producción energética y la racionalización del papel del estado.

De estas políticas, durante el gobierno militar, sólo se aplicaron algunas de las de corto plazo como la devaluación, la liquidación del IAPI y la liberalización de los controles financieros. También podemos mencionar la creación del INTA en 1957 cuyo objetivo era aumentar la productividad agrícola y por ende las exportaciones. Por otro lado se realizaron inversiones a empresas estatales como YPF, SOMISA, Aerolíneas Argentinas, Yacimientos carboníferos de Rio Turbio, Agua y Energía, mediante préstamos de los organismos multilaterales de crédito (FMI-BID-BM) a los que el país se incorporó durante el gobierno de la “Libertadora”. Las medidas de largo plazo recomendadas por el informe serán aplicadas principalmente por el gobierno democrático de Frondizi, aumentando la inversión en el sector energético y de industrias básicas y “racionalizando el papel del estado” (reducir el déficit fiscal mediante despidos masivos y ajustes en empresas estatales).

La mayoría de los problemas planteados en el informe no pudieron resolverse, si bien el déficit fiscal18 disminuyó del 3.64% en 1955 al 0,06% en 1957, un año después escaló al 7,5% (Fliguer, 2017) alcanzando los 27.000 millones de pesos moneda nacional (Galasso, 2002: 112) lo mismo sucedió con el aumento generalizado de los precios, una constante de

18 Es interesante remarcar que entre 1955 y 1966 solo el 65-75% de los ingresos del Estado eran a partir de impuestos, el resto provenía de créditos externos y venta de bonos. Extraído de Sanchez Roman, Taxation and society in XXI Argentina (2012), Palgrave Macmillan. Página 134. 63 todo el periodo que luego analizaremos. Las exportaciones siguieron estancadas, no pudiendo superar el umbral de los 1000 millones de dólares, por ello tampoco pudo resolverse el problema de la balanza comercial en ninguno de los dos gobiernos.

Los conflictos internos del régimen militar, a los que hemos hecho referencia previamente, influyeron en la política económica, imposibilitando la realización de un plan económico consistente. Las medidas económicas que podría poner en práctica el gobierno estaban condicionadas por la difícil situación política interna, para poder lograr un mayor grado de legitimidad el nuevo régimen no debía presionar a los trabajadores. Los efectos sociales de un fuerte ajuste repercutirían en la política, negándole los apoyos de los partidos políticos que acompañaron al gobierno militar y fortaleciendo a los gremios peronistas.

La inestabilidad en el gobierno se hizo sentir en los cambios del gabinete económico. En un primer momento Eugenio Folcini desempeño el cargo de Ministro de Hacienda, luego durante el gobierno de Aramburu, Eugenio Blanco un economista cercano a las propuestas de Prébisch se hizo cargo de la cartera hasta enero de 1957. Posteriormente llega Roberto Verrier al Ministerio, este economista de tendencia liberal intentó sin éxito aplicar un duro plan económico, finalmente renunció al cabo de un mes por diferencias con el presidente. En marzo de 1957 llegaría Adalbert Krieger Vasena quien diseñó una política económica más flexible y adaptada al periodo electoral (Basualdo, 2010: 161). Luego volvería a ocupar el cargo durante el siguiente gobierno militar.

Un aspecto importante del régimen militar fue la integración con los organismos internacionales de posguerra. Otro aspecto fue la búsqueda de acuerdos con acreedores internacionales, estos aspectos habían sido recomendados por Raul Prebisch para volver al sistema multilateral de comercio y por lo tanto alentar el comercio exterior y conseguir inversiones de capital. Entre 1955 y 1956 Argentina accedió a préstamos con bancos europeos con un valor de aproximadamente 400 millones de dólares. Al tornarse certera la imposibilidad de afrontar en el corto plazo los pagos de la nueva deuda, el gobierno buscó lograr una consolidación y refinanciación de la deuda externa mediante el envío de una misión diplomática a Europa en 1956. Luego de largas negociaciones se logró un acuerdo

64 en 1956 con los países miembros del Club de París (Alemania Occidental, Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza), de esta forma Argentina podía pagar sus déficit comerciales con alguna de esas naciones con moneda de otras naciones, pasando de un sistema bilateral de pagos a uno multilateral. Además el país se comprometió a un plan de pagos para la creciente deuda, que con los intereses superaba los 457 millones de dólares (superaría los 1400 millones en 1958), como también a acceder a importantes concesiones en los pleitos que las empresas extranjeras mantenían por las nacionalizaciones peronistas (Rapoport, 2003: 452). De hecho en junio de 1957 se firmó el Acuerdo de Bonn que resolvió rematar en un plazo de 210 las empresas alemanas expropiadas en el contexto de la guerra mundial, agrupadas en la Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE). El presidente Aramburu firmó en noviembre de ese año dos decretos para ejecutar las privatizaciones, sin embargo estas finalmente sucederían bajo la presidencia de Arturo Frondizi (Belini, Rougier, 2008: 107). Como podemos observar se buscó cumplir con las privatizaciones recomendadas por Raúl Prebisch.

La política económica de la revolución libertadora fue mutando, ante el desempeño económico. Se aplicaron medidas de carácter “ortodoxo” o “liberal” en un principio, además de las ya enumeradas, podemos agregar la reestructuración de la banca, con la desestatización de los depósitos, la autarquía del Banco Central (con autoridades que desempeñarían siete años el cargo) y la liberación de precios. Esta última medida no obtuvo el resultado esperado, ya que incentivó el proceso inflacionario. Finalmente el entonces ministro de industria, Alvaro Alsogaray sancionó el decreto 2.740/56 que imponía un rígido control de precios, lo mismo sucedió con los salarios. (Rapoport, 2003: 453). De esta forma las políticas económicas del gobierno militar se alejaban de la doctrina económica ortodoxa.

Las políticas económicas en el desarrollismo

La etapa desarrollista significó un intento de fortalecer la industria nacional, integrarla y lograr una autonomía en sectores estratégicos para buscar el tan importante objetivo del

65 ahorro de divisas. Ante la caída en los términos de intercambio por la reducción de los precios agrícolas mundiales, el gobierno radical veía en la industrialización el único camino posible para el país. Como ya hemos adelantado la situación macroeconómica al momento de la asunción era endeble, la inflación rondaba el 25% anual, y las reservas del banco central alcanzaban solo 176 millones de dólares, mientras que los compromisos externos totalizaban unos 1400 millones (Basualdo, 2010: 164).

La solución a la que apeló Frondizi fue convocar al capital extranjero ante la poca capitalización interna y el desequilibro de la balanza de pagos que minaba la capacidad de importar insumos industriales. Sobre este punto destacaremos la visión de Jáuregui que indica una continuidad entre el Segundo Plan Quinquenal de 1952 y la política del gobierno desarrollista, ya que el primero aspiraba a concluir eslabonamientos más complejos de la sustitución de importaciones, haciendo hincapié en la industria pesada y de bienes de capital y en el cambio de la matriz productiva con el apoyo empresarial. Podemos remarcar a su vez la búsqueda de aumento de la productividad en el final del gobierno peronista, con el Congreso de la Productividad realizado en 1955 previo al golpe Estado (Jáuregui: 20). Como hemos visto en el capítulo anterior el aumento de la productividad fue una de las banderas del ideario desarrollista. Por otro lado Aronskind nos remarca otras continuidades entre los gobiernos, como son la participación decisiva del Estado y el crédito a tasa subsidiada al sector empresarial (Aronskind, 2003: 69).

Los planes de Frondizi se pusieron en marcha en junio de 1958 cuando se firmaron los contratos petroleros con diez empresas extranjeras, dando inicio a la “batalla por el petróleo” para lograr el autoabastecimiento. Los conflictos políticos que generó este cambio de rumbo y el abandono de la retórica antiimperialista fueron importantes dentro del partido radical intransigente, como también lo habían sido las críticas de la oposición radical al cambio de rumbo del segundo mandato peronista. El mismo mes el gobierno lanzó también la “Batalla del acero” cuyo objetivo era desarrollar una industria siderúrgica que abasteciera la creciente demanda de acero que implicaba el desarrollo económico -industrial del país. Es por ello que se logró poner en marcha en 1960 la Planta de acero de San Nicolás

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(SOMISA), la cual había sido proyectada con la Ley Savio de 1947.19 El “plan de batalla” incluía construir un segundo horno en la planta, como también en otras plantas públicas y privadas. También se hacía hincapié en explotación del mineral de hierro de Sierra Grande (Río Negro) y el carbón de Río Turbio (Santa Cruz), los cuales brindaban los insumos básicos. En este último caso, el proyecto perdió impulso por las denuncias de supuestos negociados. (Rapoport, 2003: 461). La producción de acero creció ampliamente durante el gobierno de Frondizi, pasando de 244.000 toneladas en 1959 a 643.000 en 1962. El incremento se dio especialmente a partir de 1960 cuando se le dio más importancia al plan y se reactivaron los proyectos, aun así no alcanzó para abastecer en su totalidad a las industrias nacionales.

Para incentivar al capital extranjero se sancionó un cuerpo legislativo que concedía beneficios a las empresas. La más importante fue la Ley 14.780 de Inversiones Extranjeras que aseguraba el libre de giro de utilidades a las empresas (permitiendo un flujo permanente de divisas al exterior) y les confería un estatus similar al de los capitales nacionales, eliminando los controles establecidos por la ley peronista de 1953 (Basualdo, 2010: 164). El rol del Estado ya no sería el de protector de la industria nacional (principalmente liviana) per se, si no el de impulsor de una industria moderna y complementaria con asiento en la Argentina.

Por otro lado se cumplieron los acuerdos con el Club de París y se generaron negociaciones para resarcir a accionistas ingleses de la Compañía Primitiva de Gas y de la Corporación de Transportes, se resolvió el pleito legal con el Grupo Bemberg (Cervecería Quilmes), y también se renovaron las concesiones a la Compañía Argentina de Electricidad (CADE) del holding europeo Sofina y la American Foering Power Co de capitales norteamericanos.

En cuanto a la política agropecuaria se buscó reactivar la producción mediante una serie de beneficios al sector. Se fijaron precios agrícolas remunerativos y se redujeron las cargas

19 El general Manuel Savio presentó un proyecto de ley en 1946 para la creación de un Plan Siderúrgico Nacional. El Estado se haría cargo de la producción de acero y los empresarios de los laminados y afines. Dentro de las medidas a tomar para impulsar este sector clave para el desarrollo militar y económico del país, se encontraba la creación de SOMISA (Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina). La creación de la planta tomó impulso en la coyuntura de 1951-1952 ante la escasez de divisas para importar insumos industriales. 67 impositivas para las inversiones en maquinaria agrícola, fertilizantes, plaguicidas y para la retención de vientres. Además el gobierno implementó un sistema de retenciones que aumentó el precio del ganado vacuno y creó el Cafade, un organismo nacional encargado de capacitar a los productores en la aplicación de nuevas técnicas agrícolas. El objetivo de aumentar la cantidad de ganado se cumplió, incrementándose en 2.000.000 las cabezas de ganado (Nosiglia, 1983: 171).

El plan de Estabilización de 1959

Apremiado por el estrangulamiento de divisas el gobierno optó por pedir un nuevo préstamo al FMI, a fines de 1958 se firmó un crédito stand by por 75 millones de dólares. Al ser de tipo “stand by” el gobierno recibirá el dinero en tanto y en cuanto vaya cumpliendo ciertas condiciones, las cuales estaban enmarcadas en un programa de estabilización financiera (conocido coloquialmente como ajuste) que implicaba la garantía de los futuros pagos. El plan incluía la devaluación monetaria, la instauración del mercado libre cambiario unificado, una política crediticia restrictiva, la supresión del incremento de las tarifas de los servicios públicos y de los impuestos (Belini y Korol, 2012: 165).

También implicaba una profunda reestructuración del aparato burocrático del Estado, buscando reducir el déficit de las empresas y de la administración pública mediante el congelamiento de salarios y vacantes, promoviendo retiros voluntarios y reduciendo el plan de obras públicas. Además la gran depreciación del peso, permitió un aumento de las rentas agropecuarias, para equilibrar esas ganancias el gobierno aplicó recargos sobre las exportaciones de esos productos, de entre un 10% y un 20%. Por otro lado se abolieron todos los controles cuantitativos y sistemas de permisos de importaciones y se establecieron recargos a las compras extranjeras, que variaban desde 0% para insumos esenciales hasta un 300% en bienes de lujos y productos que se fabricaban localmente (Gerchunoff y Llach, 1998; 261).

Al unísono con el FMI el gobierno recibió otros 328 millones de dólares en préstamos de la banca norteamericana. El efecto del plan sobre la economía fue muy fuerte, el consumo

68 total cayó un 3,8%, el Producto bruto Interno un 6,5% y lo mismo sucedió con el nivel de empleo y la demanda agregada. La inflación minorista trepó al 125% alcanzando un récord histórico y destruyendo los salarios reales, los cuales experimentaron una caída del 30% que tardó una década en revertirse (Torre, 2010: 413). Esta política a su vez generó un quiebre en la paz social negociada entre Frondizi y los sindicatos peronistas, tal como hemos visto en el capítulo anterior. Más adelante analizaremos de forma más minuciosa el impacto del plan en las variables económicas.

Hay que destacar que este no era el primer préstamo otorgado por el Fondo Monetario Internacional a la república. Tal como indica (Brenta, 2008: 272) el primer acuerdo con el organismo fue en 1957. Implicó un desembolso de 75 millones de US$ y comprometió y efectivizó medidas relativas al sector financiero y al comercio internacional. Así, se derogó el régimen de nacionalización de los depósitos, se modificaron la ley de bancos y las cartas orgánicas de la banca oficial (Banco Central, Hipotecario Nacional, Industrial y Caja Nacional de Ahorro Postal); y el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio). Este organismo, que controlaba el comercio exterior argentino, fue liquidado. Como podemos observar fueron las medidas recomendadas a su vez por el plan Prebisch. Los efectos del plan sin embargo no se hicieron sentir con fuerza en la actividad económica, el consumo total creció 4.5% a comparación del 0,97% del año anterior y el Producto Bruto Interno creció un 5,18% superando ampliamente al año anterior. La devaluación (el valor del peso con respecto al dólar osciló entre los 36 y los 43) fue uno de los factores que generó una inflación del 24,7%.

La relación con el FMI se mantuvo durante todo el gobierno de Frondizi y tendrá una continuidad hasta la actualidad, contabilizando sólo veintitrés años en los que no hubo un acuerdo con la entidad.20 Las cifras indican un giro adicional de 70 millones de dólares en 1960 y de 60 millones en 1961. El acuerdo de stand by de 1960 fue el tercero de este tipo, fue firmado durante el desarrollismo y tenía como objetivo evitar la cesación de pagos, estabilizar la balanza de pagos y el tipo de cambio para evitar un freno al proceso industrializador. A su vez se negoció un plan de pagos a la entidad multilateral, con cuotas

20 Datos hasta 2019, elaborados a partir de (Brenta, 2008) 69 mensuales que comenzarían en enero de 1962 y terminarían en 1965. El desembolso de dinero no fue suficiente para el gobierno y hacia fines de 1961 solicitó un nuevo crédito stand by.

La intención era disponer de más reservas internacionales, ya que las exportaciones argentinas estaban cayendo. Además en la carta de intención del préstamo, se hacía mención a la incorporación argentina al GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio) y a la importancia de las divisas para mantener el tipo de cambio y financiar el déficit fiscal. Finalmente la firma de este préstamo se demoró hasta mediados de 1962, para ese entonces Frondizi ya había sido derrocado y el presidente Guido fue el encargado de sellar el acuerdo que implicaba US$100 millones, recibiendo un giro de US$50 millones en el primer año y en el siguiente la otra mitad. Nuestro análisis termina con la caída de Frondizi, aún así debemos mencionar que la lógica de los créditos stand by se siguió manteniendo durante toda la década del 60’, con argumentos macroeconómicos similares (estabilización, déficit fiscal y público, escasas reservas internacionales) y con una deuda externa in crescendo que superaba la capacidad de pago.

Para finalizar me gustaría retomar el análisis de Berta que indica que 1959 y 1960 (años de créditos stand by), no fueron años en los que se evidencia una crisis de la balanza de pagos, desmintiendo la retórica del gobierno. Según la autora hay funcionarios del FMI que afirman que algunos países renuevan sus acuerdos de derechos de giro aun sin apremios externos, a fin de consolidar las políticas implementadas bajo programas del Fondo, y para acceder más fácilmente a los mercados financieros. El periodo de 1958-1961 no representó una crisis en la balanza de pagos pero si fue en cambio un momento que fue simultáneo a un fuerte endeudamiento externo (Berta, 2008: 281). Como podemos observar la relación entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional será constante en la historia económica argentina y por lo tanto las vinculaciones no se dieron necesariamente en episodios de crisis financieras-comerciales. Esta visión se contradice con la de Gerchunoff y Llach (1998; 240), quienes entienden que la integración de la Argentina al circuito financiero internacional (FMI-Banco Mundial, Club de Paris) permitió suavizar las consecuencias de los déficits de balanza de pagos, aminorando el drenaje de reservas del Banco Central y

70 permitiendo continuar con los proyectos de inversión industrial e importaciones de bienes de capital.

Finalmente el cambio de gobierno en 1962, significó un nuevo retorno a las políticas económicas ortodoxas, implementadas por los cinco ministros de economía que ocuparon el puesto (Wehbe, Pinedo, Alsogaray, Menéndez Delfino y Martínez de Hoz). Las medidas fueron similares a las del plan de estabilización de 1959, incluyendo un nuevo acuerdo de Stand By con el FMI. El ajuste de las políticas macro económicas implicó la liberación del mercado cambiario. Esto ocasionó una nueva fuerte devaluación y por ende más inflación, además encareció los insumos importados, acarreando una menor producción y productividad con un consiguiente aumento de la desocupación. La disminución de los salarios reales ante los incrementos del costo de vida redujo la capacidad de consumo y la demanda efectiva. El acuerdo stand by además implicó un aumento de los impuestos y las tarifas de servicios públicos, aún así subió el gasto público y el déficit fiscal (Rapoport, 2003: 469). Todas estas medidas aplicadas entre 1962 y 1963 redujeron el consumo y las importaciones, tanto de insumos industriales como de bienes de capital y de consumo, y de esta forma se equilibró la balanza comercial, volviendo a registrar superávit.

El contexto mundial

A continuación plantearemos como era la situación económica y comercial a nivel mundial, entendiendo que la misma incidió sobre las variables económicas argentinas, especialmente las referentes a las exportaciones e importaciones. Los nuevos macro acuerdos comerciales de posguerra además implicaron nuevas reglas de juego para el comercio internacional, ampliando en parte las decisiones económicas que pudieran adaptar los Estados.

Las décadas de posguerra, hasta la crisis del petróleo, representaron los años de mayor crecimiento del capitalismo a nivel mundial. El volumen de comercio mundial se incrementó un 7% anual entre 1948 y 1990. Los costos de transporte internacional se reducían año a año. Las exportaciones fueron la estrella de este fenómeno, aunque los precios de las exportaciones agrícolas se mantuvieron por momentos bajos.

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Mucho de esto tuvo que ver con el modelo económico imperante, llamado régimen de Bretton Woods, en honor al pueblo norteamericano en el que se reunieron expertos estatales de cuarenta y cuatro naciones en julio de 1944, para diseñar un nuevo sistema que reemplazará al patrón oro. Los dos economistas más importantes que tomaron parte en este diseño fueron el inglés John Maynard Keynes y el norteamericano Dexter White, representando a los países más fuertes del mundo occidental de la posguerra. Estos economistas impulsaron además la creación de dos organismos multilaterales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (Rodrick, 2010: 70). A los que Argentina se incorporó en 1956. También podemos mencionar el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) establecido en 1947 en la Conferencia sobre Comercio y Trabajo de las Naciones Unidas en La Habana, a la que se adhirieron veinte tres países. Argentina se unió a este acuerdo recién en 1967.

Estados Unidos, la indiscutida potencia hegemónica occidental de posguerra quería a su vez terminar con los acuerdo económicos bilaterales como los que tenía el Reino Unido con sus colonias y miembros de la Commonwealth. Por otro lado el multilateralismo implicaba desalentar el aislacionismo norteamericano que se había impuesto en el período de entreguerras, con todos los costos que esa política acarreo para Europa. Si bien la primacía de la potencia en los nuevos organismos era innegable, impidiendo que sean totalmente autónomos, esto no implicó que sean una mera extensión de los intereses económicos norteamericanos.

El objetivo de estos organismos multilaterales era el de fijar pautas de juego económico a nivel mundial y de impulsar el crecimiento económico en una era de competencia con el modelo soviético. Un componente muy importante de este sistema era que le daba voz y voto a los países miembros de las instituciones, más allá de su tamaño y poderío económico. Es por ello que fueron creadores de reglas, y otorgaron confianza y legitimidad a las mismas. En cierto punto una característica del sistema de Bretton Woods, es que se lograron acuerdos sin apelar a prácticas imperialistas “ventajeras” o de “política dura”. (Rodrick, 2010:70)

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Uno de los máximos logros del sistema fue reducir en algunos países (especialmente en los desarrollados), las restricciones a las importaciones industriales y las altas tarifas, algo característico de la entre guerra, impulsando de esta forma el comercio. Sin embargo la liberalización menguó cuando la competencia entre exportadores era muy desigual, y por lo tanto los gobiernos volvieron a aplicar una protección y negociar tratados bilaterales, como sucedió con la industria textil en los 70’ o con las exportaciones japonesas de automóviles. Hay que aclarar que los productos agrícolas quedaron afuera del GATT y fue un sector a nivel mundial con altas tarifas y cuotas de importación. Uno de los puntos centrales de este gran acuerdo comercial fue la cláusula de “nación más favorecida”, la cual era una salvaguarda ante un cambio de reglas unilateral que beneficiara a uno de los socios comerciales y terceros.

Citando el artículo 1 del acuerdo: [...]”Cualquier ventaja, favor, privilegio o inmunidad concedido por una parte contratante a un producto originario de otro país o destinado a él, será concedido inmediata e incondicionalmente a todo producto similar originario de los territorios de todas las demás partes contratantes, o a ellos destinado” [...]. Esto significa que en el marco del GATT ningún país puede llegar a un acuerdo de rebaja arancelaria o no arancelaria, sin ser extensible al resto de los países firmantes de la Ronda de Negociación21.

La idea imperante entre los economistas que diseñaron el sistema de Bretton Woods era que las economías nacionales necesitaban una política económica que asegure el pleno empleo y el crecimiento. Para ello cada país tenía que tener la capacidad de conducir su política fiscal y monetaria. La autonomía nacional era algo respetado en el tratado de GATT como también el objetivo de lograr un marco flexible de cooperación y comercio internacional. A partir de esta libertad que tenían los países, se generaron diferentes “versiones de capitalismo” que fueran acordes a los intereses y necesidades nacionales. (Hall-Soskice, 2001)

21 Extraído de: https://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?params=H4sIAAAAAAAEAMtMSbF1jTA AASMjM1MTtbLUouLM_DxbIwMDS0NDA1OQQGZapUt-ckhlQaptWmJOcSoALapr8zUAAAA=WKE Ultima visita 1/07/2020 73

En el sistema de posguerra el capital estaría controlado, al contrario de lo que sucedía durante la “primera globalización” donde el patrón oro implicaba una restricción del accionar gubernamental. En este nuevo sistema mundial los países contaban con dos herramientas para conducir la economía. Por un lado la financiación de corto plazo provista por el FMI para solucionar problemas de pagos externos y de escasez de divisas. Esta herramienta era antes otorgada por prestamistas privados, lo cual era más problemático y volátil. Por otro lado la posibilidad de devaluar la moneda (algo antes imposible de realizar por el régimen de cambio fijo) ante escenarios de desequilibrios macroeconómicos (Rodrick, 2010: 98). Como pudimos observar la política económica argentina se valió de estas dos herramientas.

Las variables económicas

A continuación nos detendremos a estudiar diferentes variables económicas del periodo analizado. Para iniciar el análisis debemos mencionar algunos datos básicos. La República Argentina poseía aproximadamente 18.928.000 habitantes en 1955, de los cuales un 48,9% eran mujeres22. Siete años después contaba con 21.284.000, por lo tanto el crecimiento demográfico fue de un 17,73%. La población económicamente activa era de 7,15 millones en 1950 y de 7,52 millones de personas en 1960. De esta forma la participación de la población activa en el total era de un 41,7% en la década del 50’ y de un 36,5% en la del 60’. La (PEA) creció por lo tanto a un ritmo de 0,50% anual en la década del 50’ y luego se incrementó a un 2,16% en la década del 60’.

Si bien hubo un marcado aumento de la población en el periodo estudiado, al igual que del producto bruto interno, la población económica activa estuvo por debajo del incremento poblacional anual en la década del 50’, posteriormente si estuvo por arriba del crecimiento poblacional. Sin embargo hay que resaltar que el crecimiento de la PEA y de la población estuvieron en ambas décadas por debajo del PBI, representando la mitad de los valores del

22 Extraído de: http://www.eurosur.org/FLACSO/mujeres/argentina/demo-1.htm. Ultima visita 1/07/2020 74 mismo (J. D. Villadeamigo, 2012). Por consiguiente continuaremos el análisis centrándonos en esta última variable macroeconómica.

El producto bruto interno

Grafico N°1 Variación del PBI en Argentina entre 1955-1962. (A precios constantes de 199323)

Elaborado en base a Ferreres (2010)

23 Los indicadores a precio constante toman los precios de un año base para comparar con el estudiado, en este caso el año base es 1993, de esta forma se enfocan en la variación de la producción solamente. En cambio los indicares a precios corrientes, toman el precio del bien en el año a estudiar, por ende entran a jugar factores como la inflación. Por otro lado hay que aclarar que el PBI se mide tomando en cuenta solo los bienes y servicios finales producidos anualmente. 75

En la gráfica se evidencian los ya citados ciclos de stop and go argentinos, con una caída drástica en 1959, en el marco del ya citado plan de estabilización. El producto bruto interno creció 2,9% entre 1955-1959 y un 4,2% entre 1959 y 1964. Si bien parece un ritmo de expansión alto, si lo comparamos con los niveles internacionales de los “años dorados” de posguerra, nos parecerán más modestos. Para citar algunos ejemplos, en Europa Occidental el promedio de crecimiento del PBI a costo de factores en 1963 fue de un 4,6%, siendo Alemania el que mayor crecimiento logró con un 6,2% (Rapoport, 2003: 417). A nivel mundial el crecimiento en 1961 fue de 4,3% y en 1962 de 5,6%.24 Sin embargo los países en vía de desarrollo tuvieron un crecimiento del PBI per cápita de 2,8%, obteniendo rendimientos muy dispares al interior de este grupo.

El Producto bruto interno por sectores

Cuadro N° 5 Distribución del PBI por sectores (en porcentaje) durante la Revolución Libertadora y el Desarrollismo

Sectores 1955-1957 1958-1962

Agricultura, caza, pesca, 14,83 14,82 silvicultura

Industrias manufactureras 27,52 28,89

Minas y canteras 0,81 1,28

Construcción 4,48 4,124

Comercio, hoteles y 14,26 15,01

24Extraído de: https://datos.bancomundial.org/indicador/ny.gdp.mktp.kd.zg?end=1963&start=1961&year_low_desc=false. Ultima visita 01/07/2020 76

restaurantes

Transporte, almacenamiento y 7,73 7,55 comunicaciones

Intermediación Financiera 5,41 4,09

Administración pública, 17,09 15,86 defensa y servicios sociales

Actividades inmobiliarias 2,94 1,99

Electricidad y agua 0,88 1,19

Resto 6,95 7,16

Elaboración propia en base a Ferreres, (2010)

El crecimiento del PBI fue impulsado principalmente por el proceso de desarrollo industrial, es por ello que observamos una mayor proporción del sector industrial en el mismo. La industria aumentó un 1,37 su participación durante el periodo estudiado. El sector minero y de canteras, en gran parte proveedor de insumos para las nuevas industrias también mostró un crecimiento. En cambio el sector agropecuario se mantuvo estable, en consonancia con la baja en los precios internacionales de los productos agropecuarios, como hemos mencionado anteriormente. Por otro lado el crecimiento demográfico y la urbanización implicaron un mayor peso de los servicios de agua y electricidad en el PBI. En cuanto al comercio, los hoteles y restaurantes, su mayor importancia se da en consonancia con el aumento del consumo privado. El rubro que más importancia perdió es el de intermediación financiera con un 1,32 % y el de la administración pública en general con un 1,23%. Este último lo podemos relacionar con los recurrentes ajustes inmersos en los planes de estabilización y en las condiciones de los créditos stand by.

Por otra parte las importaciones de bienes y servicios totales representaron en promedio durante la Revolución Libertadora el 10% del PBI a precios de mercado, luego ascendieron 77 al 11,03% durante el desarrollismo. En cuanto al consumo total, el privado represento entre 1955 y 1958 el 73,9% del PBI, y el consumo público el 9,5%. Durante el desarrollismo el consumo privado bajo levemente al 72% y el público al 9,4% del PBI. Si tomamos el periodo de una forma global, no notamos grandes diferencias entre los dos gobiernos, ocupando el consumo y las importaciones la misma importancia en el PBI. Sin embargo es interesante destacar que 1957 fue el año en el que el consumo privado integró más fuertemente al PBI, alcanzando el 74,97%. Seguido a su vez por 1959 con un 74,89%, ante la caída del público (Ferreres, 2010: 178). Estos dos años estuvieron marcados por medidas de ajuste económico. Aún así el consumo privado mantuvo su importancia a nivel nacional.25

Otro dato a remarcar es el crecimiento en la participación de las importaciones a partir de la llegada del golpe militar. En 1954 las importaciones representaban el 5,39%, al otro año ascendieron a 6,73% y luego se mantuvieron en los 10-11% a partir de 1956. Esto muestra la apertura nacional a las importaciones de bienes y servicios, cambiando en cierto grado la política proteccionista del gobierno peronista.

La industria Argentina como factor de desarrollo

Cuadro N° 6 Tasa de crecimiento anual del producto industrial bruto al costo de factores 1955- 196226

25 Las exportaciones de bienes y servicios reales representaron en promedio el 8.5% en el primer periodo y 9.6% en el segundo. La inversión bruta interna fija represento el 18,15% en el primer periodo y 19,8% en el segundo. Si sumamos estos porcentajes a las importaciones y el consumo, superaran el 100%, esto se debe a aspectos metodológicos del empalme de datos realizados por Ferreres (2010: 165). 26 El valor a costos de factores es, en el caso de la producción bruta, el valor a precio de productor menos la suma de los impuestos indirectos netos que gravan a las mercancías, industrias, etc., y los insumos intermedios, directos e indirectos que intervienen en la producción. Ver https://definicion.org/valor-a-costo- de-factores

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Años Tasa de crecimiento anual acumulativa

1955 12,2

1956 6,9

1957 7,9

1958 8,4

1959 -10,3

1960 10.1

1961 10.0

1962 -5,5

Fuente: Gerchunoff y Llach (1975)

Como podemos observar en el cuadro número 6 el crecimiento del producto industrial fue constante y elevado, a excepción de los años críticos de 1959 y 1962. Las ramas industriales que mejor rendimiento tuvieron fueron las “dinámicas”, logrando un 9,1% entre 1951-1958 y un 7,2% entre 1958-1964. Dentro de este grupo encontramos a las industrias del caucho, químicas, derivados del petróleo y carbón, metalúrgica, maquinarias, y material de transporte. Las ramas intermedias (papel, imprentas, minerales no metálicos) lograron un incremento de un 3,7% en el primer periodo y 1,1% en el segundo. Por último las ramas “vegetativas” o tradicionales que mayor desarrollo histórico tenían en el país (alimentos, textiles, madera, muebles, tabaco, cuero) solo alcanzaron un 2,6% y un 0,4%. Las diferencias entre las nuevas ramas, protegidas e impulsadas por el régimen militar y el gobierno de la UCRI, son notables.

Las diferencias entre las ramas, también se replicaron en otros factores como son la ocupación y la productividad. La variación en la ocupación de las ramas vegetativas fue

79 negativa (-1,2%) mientras que las dinámicas absorbieron más trabajadores (2,2%). Es interesante este dato por que las industrias dinámicas superaron la productividad de las vegetativas (5,8% a 2,9%), estas últimas “por lo general” apelan a un trabajo más extensivo para aumentar la productividad, aun así la cantidad de trabajadores que incorporaron fue menor a las de mayor productividad. Siguiendo la reflexión de los economistas (Gerchunoff, LLach: 18), podríamos aventurarnos a decir que algunas empresas de las ramas vegetativas fueron absorbidas por grupos financieros de mayor envergadura y quizás con acuerdos de marca y tecnología con matrices extranjeras, de esta forma el aumento en la productividad de estas ramas, si bien fue menor, se debió al incremento en las inversiones de capital en detrimento del factor trabajo.

Cuadro N° 7 Tasas de crecimiento del producto industrial según tipos principales de demanda (1951-1964). En porcentajes

Tipos de Bienes 1951-1958 1958-1964

Bienes no durables de 2,7 1,3 consumo

Bienes durables de 13,4 13,1 consumo

Bienes de capital 8,7 3,6

Bienes intermedios 5,0 3,9

Fuente: (Gechunoff y Llach, 1975)

La producción industrial de bienes de consumo no durables fue muy baja, con valores próximos a la producción de las ramas vegetativas o tradicionales a las que hemos hecho referencia previamente. Incluso fueron inferiores al crecimiento de la población. Los bienes durables de consumo (calefones, heladeras, radios, etc.) por el contrario tuvieron un rendimiento elevado, al igual que las ramas industriales dinámicas, incluso en los años de 80 crisis, cómo 1951, 1952, 1959, 1962. Esto demuestra una vez más la diferencia entre las ramas dinámicas y las tradicionales, teniendo las primeras una gran capacidad para adaptarse a las crisis económicas periódicas.

El crecimiento industrial fue uno de los objetivos de los dos gobiernos estudiados. El aumento en la capacidad manufacturera permitiría una sustitución de importaciones que acarrearía un ahorro de divisas y a su vez acortaría la brecha entre los países desarrollados y los subdesarrollados. A continuación observaremos el crecimiento de las ramas industriales consideradas prioritarias, especialmente por el gobierno desarrollista, que como hemos mencionado anteriormente, las estimuló y protegió mediante un régimen legal de protección industrial,27 que incluía aranceles (que llegaban a 300% en la categoría más alta), reducción de impuestos, devaluaciones para encarecer las importaciones competidoras, crédito barato e incentivos a la incorporación de tecnologías aplicadas.

Cuadro N° 8 Contribución de las ramas industriales “prioritarias” al crecimiento manufacturero

Sector 1951-1958 1958-1961 1961-1965

Papel 1,2 0,8 2,2

Químicos 0,5 1,9 1,9 básicos

Plástico 0,9 4,9 8,5

Hierro y acero 6,4 8,9 9,8

Maquinarias no 14,0 0,2 5,0 eléctricas

27 Las leyes más importantes fueron la 14.780 de Inversiones Extranjeras y la 14.781 de Promoción Industrial. 81

Automóviles 4,1 77,7 16,5

Total de 27,1 94,4 43,9 industrias prioritarias

Fuente: (Girbal-Blacha, 2001)

Los datos indican un crecimiento fuerte de las ramas prioritarias, pasando de representar el 27% del crecimiento de la producción industrial, al 94,4%, desplazando a su vez a las industrias “vegetativas” livianas. El crecimiento de la producción de hierro, acero, plástico y químicos básicos, significó un aporte importante a la capacidad productiva del país, ya que estos bienes eran utilizados como insumos en otras ramas industriales. Podemos observar a su vez las consecuencias de “la batalla por el acero”, con la duplicación de la producción nacional. Sin lugar a dudas la rama con mayor crecimiento fue la automotriz aumentando un 73,6% su participación. Esta rama principalmente recibió capitales extranjeros, los cuales tuvieron fuertes incentivos para instalarse en el país.

Cuadro N° 9 Indicadores de producción y productividad industrial por rama 1954-1961 (1954=100)

Rama Producción Productividad

Alimentos 123 142

Tabaco 105 205

Textiles 115 152

Confecciones 147 154

Madera 100 152

Pulpa y papel 147 112

82

Imprenta 157 184

Quimicos 134 154

Petroquimica 160 164

Caucho 127 99

Cuero y calzado 106 159

Piedra y vidrio 130 153

Metales 161 176

Vehículos 270 273

Maquinarias 274 262

Fuente: Jáuregui, Cerra, Yazbek. (2016)

Los aumentos de la producción y de la productividad se sucedieron ampliamente luego de la caída del peronismo, cumpliendo con los objetivos del gobierno, principalmente del desarrollista como hemos mencionado. Cabe resaltar que en las ramas prioritarias como vehículos, maquinarias y metálica, imprenta, química y petroquímica, el crecimiento de la productividad fue muy alto con respecto a su desempeño durante el gobierno peronista y al comparar su rendimiento con la de otras ramas28.

Ahora bien, uno de los insumos más importantes para las industrias es la energía. En Argentina su mayor fuente provenía de la combustión de derivados del petróleo. Sin embargo este bien era mayormente importado, por citar un ejemplo de 14 millones de metros cúbicos que se consumían en 1957, solo 4 millones eran extraídos en el país (Rapoport, 2003: 458). Esto representaba una gran amenaza para la balanza comercial del país, además de ser uno de los factores que más influía en el déficit energético nacional.

28 La Unión Industrial reclamaba el aumento de la productividad en todos los sectores, ya que traería más producción y por ende permitiría aumentar los salarios reales. La Nación, 7 de septiembre de 1957

83

El gobierno de Frondizi decidió darle prioridad a la búsqueda del autoabastecimiento petrolero, para ello lanzó el plan conocido como la “Batalla del petróleo”. Este implicaba atraer capitales extranjeros que aportaran los recursos y equipos necesarios para la extracción de las reservas petroleras de la y el Noroeste. Uno de las medidas centrales del plan fue la nacionalización de las reservas de hidrocarburos y su control por la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales, esto se logró mediante una nueva ley petrolera sancionada a fines de 1958, esta ley se redactó debido a que la derogación de la Constitución peronista había devuelto el control de las concesiones a las provincias. Esto permitió al gobierno nacional manejar la política petrolera e incluir por primera vez a capitales extranjeros en el sector, rompiendo el monopolio estatal característico de Argentina, Brasil y Chile.

Por otra parte se renegociaron los contratos de importación firmados durante el gobierno militar, logrando una rebaja de 5 dólares por metro cúbico de parte de la British Petroleum. Luego se firmaron otros contratos con compañías norteamericanas como Pan American, Banca Loeb y Tennessee, etc. Los contratos eran de distinto tipo, algunos eran de exploración y perforación de pozos que debían entregarse a YPF a cambio de un pago proporcional al número de metros perforados (Solberg, 1982: 251). Otros eran contratos de producción, la condición más importante de los mismos era que el producto extraído en el país debía ser entregado en su totalidad a YPF y que a su vez recibirían sus beneficios en dinero y no en petróleo. Por ejemplo el acuerdo con la Pan American Oil Company (subsidiaria de la Standard Oil de Indiana) establecía que la empresa recibía derechos por treinta años para perforar y producir sobre 4.000 kilómetros cuadrados ya explorados por YPF en la provincia de Comodoro Rivadavia, la empresa estatal se comprometía a pagar 10 dólares por metro cúbico de petróleo, el 60% en dólares.

El precio era superior al costo de producción y además se otorgaron beneficios fiscales y la autorización para girar los dólares a las casas matrices (En el marco de la Ley de Inversiones Extranjeras), de esta forma se generó un negocio muy rentable, obteniendo las empresas extranjeras ganancias anuales del 100% o superiores. Nueve empresas invirtieron

84 unos 200 millones de dólares en el país, logrando un record en producción, perforación y exploración. La producción paso de 5,7 millones cúbicos en 1958 a 15,6 en 1962 (Solberg, 1986: 251).

Cuadro Nº 9 Producción interna Argentina e importaciones de petróleo (En miles de metros cúbicos Producción interna Importaciones Año Consumo Cantidad Porcentaje Cantidad Porcentaje del total de del consumo consumo total petróleo total 1940 5.189 3.277 63 1.922 37 1950 9.002 3.730 41,4 5.272 58,6 1955 11.131 4.850 43,6 6.281 56,4 1960 14.330 10.153 70,9 4.177 29,1 1961 17.528 13.428 76,6 4.100 23,4 1962 18.714 15.614 83,4 3.100 16,6 Fuente: Solberberg (1986)

La empresa estatal YPF recibió más recursos públicos para que fuera el órgano ejecutor de la política petrolera. Además incremento sus ganancias por la diferencia entre el costo de combustible comprado a las empresas extranjeras y el precio de su venta en el mercado nacional. De esta forma se pudo incrementar la inversión productiva, logrando que la empresa extrajera el 70% del petróleo para 1962 (unos 10,4 millones de metros cuadrados). El gobierno a su vez concretó un convenio con la URSS para la compra de equipos petroleros financiados a una tasa de interés del 2,5% anual. Si bien no se cumplió la totalidad del contrato, logro uno de sus principales objetivos, contrapesar la influencia que tendrían las empresas norteamericanas (Rapoport, 2003: 459)

Las inversiones extranjeras

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Como hemos mencionado previamente, uno de los factores de desarrollo más importantes del periodo fueron los capitales extranjeros. Las empresas extranjeras fueron impulsadas a invertir en el país por las demandas insatisfechas de la pujante clase media, alta y de algunos sectores de obreros industriales, especialmente en el sector de bienes durables29, tales como electrodomésticos y automóviles. Siguiendo la teoría keynesiana los empresarios proyectan un crecimiento de su producción determinada por la estructura de costos y las posibilidades de venta, es decir los empresarios contrataran la cantidad de empleo correspondiente al valor de las ventas que, según sus expectativas, efectivamente puedan colocar en el mercado (Kicillof. 326).

Por lo tanto estos factores sumados a los incentivos estatales y las expectativas de amplias ganancias, posibilitaron un aumento de la producción en “sectores de sustitución de importaciones””. En la práctica se llevo a cabo mediante una gran inversión en capital que permitió aumentar la productividad, y significó una primacía del factor capital sobre el factor trabajo. Aún así el buen desempeño económico de las empresas con capital extranjero implico que ciertos sectores de las ramas “dinámicas” no solo generaron un incremento en la incorporación de capital físico sino también de trabajadores superior al de las industrias tradicionales nacionales.

Cuadro N° 11 Resultados en divisas de las inversiones extranjeras en la Argentina (En millones de dólares corrientes)

Período Años Nuevas Beneficios Beneficios Inversión inversiones reinvertidos remitidos neta en divisas

1959-1962 4 469 146 103 366

29 En 1963, una familia obrera con un nivel de ingresos básicos utilizaba el 2,3% del presupuesto anual en bienes durables, mientras que una familia con ingresos anuales medios asignaba un 3,2%. (Marshall, 1981: 369) 86

1963-1966 4 236 178 231 5

Fuente: Schvarzer (1996)

Podemos observar en el cuadro, el gran caudal de inversiones extranjeras, con un mayor peso en el gobierno de Frondizi, en comparación con el periodo de gobierno de Guido y de Arturo Humberto Illia. Es importante recalcar que durante el gobierno de Frondizi los beneficios reinvertidos por las empresas transnacionales fue mayor a los beneficios remitidos a sus casas matrices, logrando así una gran cantidad de inversión neta. A continuación explicaremos el proceso de concentración económica, el cual fue paralelo al crecimiento de las inversiones extranjeras.

Cuadro N° 12 Concentración de la producción en grandes empresas: participación de las ventas de las 100 mayores empresas y de las extranjeras de ese grupo en la producción industrial total, 1956-1962 (En porcentajes).

Año Empresas Empresas Empresas Las 100 empresas en extranjeras en el extranjeras en el extranjeras en la la producción total grupo de 100. grupo de 100. producción total (1) (2)

1956 48,9 64,8 12,2 18,8

1957 47,8 63,3 12,5 19,8

1958 43,1 64,8 10,8 16,7

1959 61,4 73,3 15,0 20,4

1960 60,7 78,2 17,0 21,7

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1961 63,6 80,3 19,7 24,5

1962 60,9 76,6 19,3 25,2

Notas: La columna (1) corresponde a empresas con más de la mitad de su capital extranjero. La columna (2) corresponde al total de empresas con aporte extranjero.- Fuente: Gerchunoff y LLach (1975)

La producción industrial tuvo un proceso de concentración en grandes empresas, siendo los grupos extranjeros los que más fuerte se establecieron en el grupo. Como hemos visto anteriormente la capacidad de inversión, la amplia disponibilidad de capital financiero, como también de capital productivo y la tecnología extranjera con la que contaban, permitió a las empresas extranjeras liderar el sector de las grandes firmas. Además de representar a fines del gobierno desarrollista casi un 20% de la producción nacional, liderando especialmente en las ramas dinámicas. Estas ramas tienen una importancia adicional, ya que como hemos visto permitían un ahorro de divisas para el país, al sustituir importaciones.

Durante el gobierno radical, si bien las ventas de las grandes empresas de las ramas “dinámicas” o “prioritarias” eran superiores a las homologas de ramas tradicionales o “vegetativas”, las diferencias no eran tan abultadas. Las dinámicas crecieron un 760% (tomando a 1958 como 100%), las vegetativas 700% y las intermedias 610%. Estos datos nos confirman la escasa desigualdad entre ramas, y el gigantesco crecimiento de las ventas de las grandes empresas, transformándose en un actor central dentro de su rama productiva y en la economía argentina. (Gerchunoff y Llach, 1975: 22-23)

La participación de los asalariados en el PBI

La participación de los asalariados en el ingreso bruto interno tuvo su pico durante el segundo gobierno peronista, alcanzando un 45,8% en 195130 y un 51% en 1954. Luego baja a 47% en el comienzo de la Revolución Libertadora y dos años después desciende a 45%

30 Datos del Banco Central (Gerchunoof y Llach, 1975: 34) 88

(Sánchez, Pacífico y Kennedy, 2016: 81). Se estabiliza en 44% en 1958 y luego desciende a 39,1% en el segundo año del gobierno desarrollista y a 37,1% en el comienzo del gobierno radical de Arturo Ilia. Tendrá una tendencia al crecimiento durante la década del 60’. Estos datos son importantes por dos razones, en primer lugar porque el consumo de bienes masivos va a estar determinado en gran parte por los ingresos de los asalariados y por lo tanto por la participación de los mismos en el total del ingreso a nivel país. En segundo lugar porque el porcentaje de asalariados en la sociedad argentina alcanzaba el 72,4% en el primer peronismo y un 69,9% en 1960, demostrando la importancia de los mismos. Podemos además concluir sobre este punto indicando la tendencia regresiva que vivieron los asalariados durante los dos gobiernos estudiados, tendencia que cambiará a partir de la segunda mitad de la década.

Por otro lado en la década del 60’ en Argentina el 20% más pobre de la población obtenía el 6,9% del ingreso nacional, mientras que el 20% más rico poseía el 52% del ingreso nacional. Esto nos demuestra además la existencia de una amplia clase media en el país, la cual con sus heterogéneas ocupaciones representaba el 42,7% de la población económica activa (Torre, 2010: 214). A su vez si comparamos estos datos con otras potencias regionales como Brasil y México observamos una menor proporción de los sectores bajos en el ingreso, en el primer país rondaba el 3,8% y en México el 3,5% (Bulmer Thomas, 1998: 287), demostrando una mayor desigualdad que en Argentina.

La inflación

A continuación señalaremos uno de los problemas macroeconómicos más importantes del periodo en nuestro país, el cual sigue a su vez vigente hasta la actualidad. El fenómeno económico conocido como inflación, es el aumento generalizado de los precios. Hay dos grandes posiciones económicas que explican su causa o sus causas, la “Monetarista” y la “Estructuralista”. Si bien una de las principales diferencias de ambas doctrinas es que consideran factores como causa o como consecuencia, en este trabajo seguiremos la idea de que las causas de la inflación son múltiples y apelaremos a ideas de ambas teorías para explicar la realidad argentina.

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Para la primera posición la inflación es generada por un exceso en la demanda de productos y servicios que refleja a su vez una expansión demasiada rápida de la cantidad de dinero en circulación con respecto a las necesidades reales de los negocios. Por lo tanto hay un desajuste global entre la oferta y la demanda monetaria (Olivera, 2012: 147). Esta doctrina a su vez concibe a la inflación como un fenómeno negativo, que afecta el crecimiento económico, el cual se da “naturalmente” cuando la moneda es estable. La estabilidad impulsa a los ahorristas a volcar su dinero en inversiones productivas, en caso de haber una alta inflación los ahorristas refieren hacer inversiones especulativas.31 Por último para poder superar este desequilibrio económico, hay que aplicar una política monetaria que controle el dinero en circulación y por ende estabilice los precios. De esta forma se abandonarían prácticas como la de emisión monetaria para cubrir presupuestos estatales. Esto a su vez iría complementado por otras medidas que apunten a lograr una reducción del gasto público, equilibrar la balanza de pagos, etc. Uno de los seguidores de esta doctrina era el ministro de economía Álvaro Alzogaray, recordemos que ocupo el cargo entre junio 1959 y abril de 1961, y entre junio y diciembre de 1962. Este economista entendía como causa directa de la inflación a la emisión espuria de moneda, al uso indebido del crédito y a la utilización en esas mismas condiciones del crédito externo a corto plazo (Rapoport, 2003: 448). También podemos mencionar a Raúl Prébisch que en el ya citado Informe Preliminar acerca de la situación económica, entendía a la emisión monetaria y a los aumentos salariales como causas de la inflación.

La posición Estructuralista, es la antítesis de la primera. Para los economistas que siguen la doctrina estructuralista, la verdadera causa de la inflación no debe buscarse en un desequilibrio global entre la oferta y la demanda, sino en desajustes sectoriales que afectan a determinados productos (Olivera, 2012:149). Cuando hay un faltante de ciertos productos, aumentan su precio y luego se generaliza el aumento de precios por la influencia de estos bienes sobre el costo de otros en la cadena productiva o por su relación con el costo del nivel de vida. Esto último hace referencia a que por ejemplo al subir el costo de la canasta

31 Tal como observamos en la actualidad, con la compra de divisas extranjeras, Bonos del Tesoro y del Banco Central. 90 de vida, también lo hace la tasa real de salarios. Esto ocasiona un espiral precio-salario, en el que los gremios luchan por obtener aumentos salariales, que los empresarios vuelcan a su vez a los precios de los bienes, retroalimentándose así el fenómeno inflacionario. Las causas principales de la inflación son por lo tanto el estancamiento productivo e imperfecciones en los mercados. La política monetaria no es una causa y es impotente para modificar los factores estructurales de la economía. Además se disuelve entre sus componentes: la política cambiaria, la política crediticia y la política fiscal, cada una de las cuales tiene un papel que cumplir en la promoción del crecimiento y en la realización de las transformaciones que deben acompañarlo (Olivera, 2012: 151).

Por último, para esta escuela la inflación es un fenómeno recurrente en economías en crecimiento, ya que el aumento de la producción y del ingreso trae consigo desequilibrios en sectores del sistema económico, originando aumentos de precios que comienzan a expandirse a toda la economía. Estos aumentos a su vez licuan el peso real de las deudas de los empresarios. La flexibilidad de los sectores productivos y la eficiencia de organización del sistema económico van a determinar que tan grandes o pequeños serán los aumentos de precios en una economía en crecimiento. Como hemos resaltado anteriormente, el presidente Frondizi y su socio ideológico Rogelio Frigerio, entendían al aumento de la productividad como la forma de salir del problema inflacionario, en palabras de Frigerio “[…] pretender frenar la inflación restringiendo la cantidad de medios de pago es tan inútil como pretender aumentar los salarios mediante aumentos nominales. La inflación se produce por la escasez relativa de bienes en relación con la demanda y los aumentos salariales en términos reales solo pueden basarse en un aumento de la productividad […]” (Jáuregui, Cerra, Yazbek, 2016: 105). Sin embargo en la práctica no solo se implementaron políticas de carácter “estructuralista”, sino que también durante el gobierno desarrollista se apeló a medidas de carácter “monetaristas”, recomendadas por los ministros de economía.

En el caso argentino las causas (o causa) de la inflación expuestas por ambas doctrinas están presentes. La emisión monetaria para intentar cubrir elevados déficit fiscal, los cuales alcanzaron un promedio de 4,9% del PBI entre 1957-1962 (con bajas progresivas año a año), y un 2,4% del PBI entre 1963 y 1973. Hay que destacar que la reducción del déficit se

91 debió en gran parte a la reducción del empleo público. En el gobierno desarrollista se despidieron 250.000 agentes estatales, muchos de ellos del sector ferroviario. Lo contrario sucedió con el empleo público provincial que se incrementó (Aronskind, 2003: 93).

Por otro lado la emisión fue del 18,5% en 1955, 19,5% en 1956, 0,4% en 1957, 61% en 1958 (Bulacio y Ferullo, 2010). Otro factor fue la rigidez en la elaboración de ciertos productos con respecto al crecimiento de la demanda, como sucedió con los del sector agropecuario, especialmente con la carne vacuna. También podemos mencionar a las devaluaciones de la moneda como una de ellas, ya que influye sobre el precio de importaciones, tanto insumos industriales como bienes de consumo. En el primer caso aumentan los costos de producción y en el segundo los precios mismos de los artículos de consumo. Las recurrentes crisis en las balanzas comerciales implican devaluaciones constantes. Durante la Revolución Libertadora solamente, el dólar paso de 5, 7,5 15 $ (existía un régimen de cambio múltiple) a un tipo de cambio único oficial de 18 $ para algunos importaciones, en el mercado libre por su parte cotizaba a 36%. Luego durante el desarrollismo alcanzó la barrera de 83 pesos moneda nacional (Bertolemei, 1972). Por otro lado los empresarios pueden impulsar aumentos en los precios para aumentar sus ganancias, lo cual genera un efecto dominó en las diversas cadenas productivas. Además podemos mencionar la baja tasa relativa de renovación de bienes de capital y por lo tanto la escasa productividad, el deterioro de los términos de intercambio, las acciones de los monopolios y la existencia de un vasto sector estatal improductivo. (Rapoport, 2003: 451)

Un fenómeno económico que fue paralelo a las sucesivas devaluaciones, a la inestabilidad económica y a la inflación del periodo estudiado, es la creciente demanda de dólares de los ahorristas argentinos. No solo de los que manejaban grandes volúmenes, sino que también de los pequeños ahorristas, conocidos en la época como “economistas de bolsillo”. Como señalan Mariana Luzzi y Ariel Wilkis (2019), a fines de la década del 50’ y comienzos del 60’ la moneda norteamericana se integra paulatinamente en los repertorios financieros de sectores que hasta ese momento tenían poco contacto con el mercado financiero y cambiario. Además el dólar se deviene en objeto de la cultura popular, siendo una

92 referencia fácil de decodificar, que resulta familiar para personas poco experimentadas en este universo económico.

En estos procesos los medios de comunicación tendrán un rol clave, instalando progresivamente al dólar como un tema importante, como un número público, que finalmente será un personaje en sí mismo, capaz de producir efectos económicos, políticos y simbólicos (Luzzi, Wilkis, 2019: 56-57). Un ejemplo de esta difusión del dólar es la asociación entre el precio del lomo y del dólar que aplico Clarín entre finales de 1958 y principios de 1959 (Luzzi, Wilkis, 2019: 76), convirtiendo a la moneda en un bien que resultara familiar para las amas de casa argentinas y en un precio de referencia de la economía diaria. Otro ejemplo de la creciente importancia del dólar es la aparición de los primeros anuncios de ventas de propiedades en dólares, medida muy difundida hoy en día en los medios de comunicación.

La liberación del mercado cambiario a partir del Plan de Estabilización de 1959, implicó un tipo de cambio libre para todas las operaciones económicas e incentivó a que más personas accedan a esta moneda, sin necesidad de recurrir al dólar “paralelo”. Este dólar ilegal, previamente a la difusión en la los diarios nacionales y las revistas especializadas, se lo consideraba como “negro”, dotándole un aura de oscuridad y de mundo oculto. La moneda norteamericana representó una forma de protección de los consumidores argentinos ante la desvalorización del peso argentino, asediado por la inflación y las propias devaluaciones. De esta forma en los periódicos nacionales, comenzaban a aparecer notas que reflejaban la creciente actividad de la calle San Martin en Buenos Aires, sede de las casas de cambio más importantes. El dólar no solo será considerado como una moneda fuerte y como reserva de valor, también irá aumentando la importancia en las sucesivas décadas del siglo XX de su rol de unidad de cuenta.32 Es decir, un patrón de medida que ira imponiendo precios en la economía nacional.

32 Especialmente a partir de las hiperinflación de 1989 y el posterior sistema de convertibilidad entre el peso y el dólar. En estos dos periodos de la historia económica argentina podemos observar una dolarización informal de la economía. 93

Gráfico Número °2 La inflación en la Argentina entre 1955 y 1962

Elaboración propia en base a Ferreres (2010) Volviendo a la problemática de la inflación y habiendo analizado las diversas escuelas económicas y las variables argentinas en el período estudiado, podemos a modo de conclusión seguir el razonamiento de Olivera, que indica que se ha dado: […] Una y otra vez desde la última guerra mundial, cierta alternación más o menos periódica de los conjuntos de síntomas correspondientes a los dos tipos de inflación referidos (de carácter monetario o estructural). Estas alteraciones recurrentes guardan además un alto grado de correlación con las fluctuaciones económicas generales en los respectivos países. Sobre la base de este hecho podría pensarse en ciclos inflacionarios consecutivos compuestos por una fase de inflación monetaria seguida por una fase de inflación estructural, en lugar del ciclo tradicional con una fase de inflación y otra de deflación. Sin embargo, puesto que las causas no monetarias a las que pueden imputarse las alzas estructurales del nivel de precios en todo los casos considerados no son de carácter cíclico, sino que han operado con cierta continuidad a lo largo del proceso, debe concluirse más bien que en los periodos de expansión económica la inflación monetaria se agregó a los aumentos de precios de origen estructural […] (Olivera, 2012: 156). Como hemos observado en el periodo estudiado la economía en promedio se expandió y la inflación estructural con sus múltiples causas se combinaron con aspectos monetarios tales como la devaluación y la emisión monetaria.

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Los salarios reales

Cuadro nº 13 Empleo, salario real, costo de vida y costo real de la mano de obra Tasa de variación media anual en porcentajes (1953-1963)

Años Empleo Salario real Costo de vida Costo real de la mano de obra

1953-1958 1,5 4,7 14,8 -1,4

1959-1963 -1,2 -8,4 41,2 -2,1

Fuente: Marshall (1975)

A continuación haremos hincapié en la variación de los salarios reales, entendiendo a estos como el resultado de la relación entre los salarios nominales y la inflación. Siguiendo el análisis de (Marshall, 1975: 377) en los períodos de retracción sostenida de la mano de obra, como en este caso entre 1959-1962, los salarios reales caen. El aumento generalizado de los precios superó ampliamente a los aumentos de salarios, aun en años electorales. Como pudimos apreciar la inflación acumulada en este subperíodo fue de un 206,7%, una cifra record. Lo contrario sucederá en el primer subperíodo 1953-1955 (Este toma dos años de gobierno peronista), en el mismo hay un crecimiento del salario real a la par del empleo. Los trabajadores logran obtener incrementos nominales en los salarios que superan incluso a la inflación que acumuló en estos años un 89%. No hay sin embargo una proporcionalidad alguna entre grado y duración de la expansión de la demanda de mano de obra y la magnitud de incremento en el salario real. Aun así podemos mencionar algunos factores que influyen en este fenómeno.

Por un lado la coyuntura económica: los años de mayor expansión económica implican mayor demanda de bienes y por lo tanto aumenta la demanda de empleo para lograr cubrir

95 la oferta de bienes y alcanzar el equilibro conocido como demanda efectiva (Kicillof, 2007: 327). En estas condiciones los gremios tienen mayores oportunidades para presionar a la patronal en busca de aumentos salariales para alcanzar o superar a la inflación. Lo contrario sucede en los períodos de retracción, donde los gremios ante un aumento del desempleo (que es un factor constante en la economía argentina) priorizan defender los puestos de trabajo de sus afiliados y pedir por mayor empleo, a luchar por aumentos salariales que los empresarios tienen menos posibilidades de otorgar.

Hay que aclarar que muchos de los incrementos salariales fueron utilizados como una medida de legitimación política-electoral por parte de los funcionarios en este periodo. En 1957 en pleno año electoral Aramburu autorizó aumentos (especialmente para los asalariados de categorías más altas), desestimando la anterior política oficial de congelamiento salarial consagrada en el decreto ley 2.740/56 de abril de 1956. Lo mismo realizó Arturo Frondizi en los primeros meses de su gobierno, autorizando una suba de salarios del 60%, que no era igual para todas las categorías de asalariados, ya que absorbía los incrementos otorgados en el gobierno anterior. En 1960 los incrementos salariales acumularon un 12%, si bien es otro año electoral, el otorgamiento de los incrementos se dio en una macroeconomía más estable, con mayor productividad y producción.

Los incrementos salariales mostraron valores similares entre los diversos sectores productivos. Tomando los datos de Marshall la tasa de incremento medio anual medida en porcentaje indica entre 1956-1960 un 36% para los salarios agropecuarios, un 35,2% en el sector manufacturero y un 34% en construcción (Marshall, 1975: 380) En el periodo 1961- 1965 la ecuación se repite con 32,9% en el sector agropecuario, 31,5% en Construcción y 30,3% en manufactura. Por otro lado si diferenciamos los datos de los trabajadores permanentes de transitorios, encontramos que entre 1951-1960 el personal permanente obtuvo un 28,1% de aumento y el transitorio un 30,3%, y unos años después con la introducción del salario vital y móvil (1964) que alcanza a los trabajadores permanentes (Incorporados en el Estatuto del Peón) la relación se invirtió, obteniendo los permanentes un 3% más de incrementos que el personal transitorio.

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También debemos realizar una distinción hacia el interior del sector industrial. Las industrias dinámicas, caracterizadas por mayor capacidad financiera, poder oligopólico y mayores aumentos de la productividad, consiguieron incrementos salariales superiores a los de las industrias tradicionales. De todas formas la diferencia no eran tan acentuada, la industria más dinámica logró entre 1955-1967 un 32,2% mientras que la menor un 25,6%. El rol de las centrales sindicales como la CGT buscando obtener aumentos salariales para ambos tipos de industrias puede ser un factor que explique esta tendencia a la homogeneidad en este periodo.

Por último debemos destacar que el mercado de trabajo de la construcción aun siendo uno de los más inestables y menos sindicalizados33 logró aumentos similares a los del sector industrial, teniendo en cuenta que este último además de tener un crecimiento estable en el periodo, aumentó su productividad constantemente. Siguiendo a Marshall podemos atribuir esta igualdad a que el excedente de mano de obra urbana presiona sobre el incremento salarial de los dos sectores, logrando una nivelación. Este fenómeno económico es en términos marxistas, el ejército industrial de reserva. Lo importante de este análisis sectorial, es que la escasa diferencia indica una pauta a tener en cuenta en el consumo, aspecto que analizaremos en el próximo capítulo. Otro punto a señalar en cuanto a la variable de los salarios es que los salarios básicos de convenio cayeron en relación a los salarios medios, en el segundo gobierno peronista y en el gobierno militar (Gerchunoff, Llach, 1975: 32).

Finalizando el estudio de estas variables, remarcamos que existió durante 1959 el fenómeno económico conocido como estanflación, el cual implica una caída del producto interno sumado a un proceso inflacionario fuerte. Este fenómeno es crítico para una economía, ya que las opciones que puede tomar un Estado para superar al mismo son limitadas. Las medidas keynesianas para incentivar la demanda mediante el gasto público, aumentarían aún más la inflación, mientras que medidas ortodoxas como ajustes, devaluaciones, restricción de la política monetaria, también tendrían un efecto inflacionario y a su vez recesivo. Una de las pocas formas para lograr equilibrar la economía es aumentar la oferta, mediante un crecimiento de la productividad. De esta forma la oferta puede satisfacer la

33 Un 3,82% en 1964. Ver Juan Carlos Torre: La tasa de Sindicalización en Argentina. CSAL 72/78. Cuadernos del CEIL. Serie Sindicalismo N° 8, La Plata, 1972. 97 alta demanda, sin implicar un aumento de precios. Además la nueva oferta industrial permite salir de la depresión. Esto se logró rápidamente en 1960, gracias al crecimiento y modernización del parque industrial. Con las empresas extranjeras como protagonistas de la época.

Exportaciones

El rol de las exportaciones es central en las economías de mercado, más aún a partir de la segunda globalización de la posguerra. La República Argentina históricamente se especializó en la producción y comercialización de productos agropecuarios. Sin embargo a partir de la década del 50’ se consolidará una pequeña diversificación de la producción para el mercado interno, el ya citado proceso de sustitución de importaciones. Pero también comenzara un proceso producción económica asociado a la exportación de productos industriales y agroindustriales. De esta forma Argentina se alejaba de los postulados de la teoría neoclásica de las ventajas comparativas, pasando el Estado a fomentar la diversificación económica y a crear ventajas comparativas artificiales. Como hemos visto anteriormente el gobierno desarrollista impulso la creación y el crecimiento de las ramas industriales “dinámicas” o prioritarias” que cooptada por las grandes empresas (principalmente de capital extranjero) serán las que tendrán la punta de lanza en estas incipientes nuevas exportaciones. Hay que destacar que las exportaciones representaron para el país aproximadamente un 10% de su PBI entre 1955-1962 y la mayor fuente de divisas.

Dentro de las industrias que lograron exportar una parte de su producción encontramos ramas vegetativas/tradicionales como textiles, calzado y confección y tabaco, estas ramas de larga trayectoria exportaron el 0,8% del total de la producción en 1964. Por otro lado las nuevas industrias dinámicas como Caucho, Química, Derivados del Petróleo, Metalurgia y Maquinarias, lograron que un 0,71% del total de su producción sea exportado en 1964. Si bien los porcentajes son pequeños, irán en aumento, especialmente en las ramas dinámicas. La rama agropecuaria será sin lugar a dudas la que más capacidad exportadora tenia, incluso aumentando el porcentaje en el periodo analizado. Para finalizar debemos dejar en

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claro que la producción industrial en Argentina tenía como principal mercado, al mercado interno. El impulso al crecimiento industrial por parte de la demanda provino del mismo.

Cuadro N° 14 Proporción de las exportaciones sobre la producción industrial por ramas (en porcentaje)

Rubro 1951 1958 1964

Alimentos 8,3 15,5 12,8

Bebidas 0,1 0 0,2

Tabaco 0 0,4 2,6

Textiles 0,3 0,5 0,3

Calzado y 0,1 0,2 0,2 Confecciones

Madera 0 0,1 0

Muebles 0 0 0

Imprenta y editoriales 0,1 0,2 4,0

Papel 0 0 0,1

Cuero 0,1 0,2 0,2

Química 0,1 1,4 1,3

Derivados del petroleo 0,1 0,1 0,9 y carbon

Caucho 0,4 0,2 0,1

Metalurgia Básica 0,0 0,1 1,6

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Otros productos 0 0,1 0,3 metálicos

Maquinarias eléctricas 0,1 0,4 1,3 y no eléctricas

Total 2,1 4,3 3,5

Total excluido 0,2 0,3 0,7 alimentos

Fuente: Gerchunoff y Llach (1975)

A continuación observaremos el desempeño de las exportaciones en relación a las importaciones, entendiendo a la diferencia de las mismas como la balanza comercial.

Cuadro N° 15 Evolución de la balanza comercial argentina en millones de US$ (1955-1962)

Año Exportaciones Importaciones Saldo

1955 929 1173 -244

1956 944 1128 -184

1957 975 1310 -335

1958 994 1233 -239

1959 1009 993 16

1960 979 1249 -170

1961 964 1460 -496

100

1962 1216 1357 -141

Fuente: Basualdo (2010)

Como podemos observar la balanza comercial fue mayormente deficitaria, las importaciones tuvieron una relación oscilante pero las exportaciones tuvieron una tendencia a la baja34, una de sus causas la encontramos en el proteccionismo agrícola de la Europa Occidental. La comunidad económica Europea (CEE)35 que entró en vigencia el 1 de enero de 1958, pero que tuvo sus antecedentes en la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), fijó aranceles externos comunes a todos los países miembros. Los países que integraron esta unión eran inicialmente Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, por su parte Gran Bretaña creó otra comunidad similar llamada Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) en 1960, integrada por Noruega, Suecia, Dinamarca, Austria, Suiza y Portugal (Rappoport, 2000: 415). Posteriormente se fueron incorporando más países a la CEE, perdiendo fuerza la EFTA.

Los aranceles y las cuotas a las importaciones fueron especialmente fuertes en el sector agrícola europeo. La llamada Política Agrícola Común generó precios artificiales, y evitó la competencia internacional, garantizando de esta forma al sector agropecuario una renta equiparable a la de los pujantes sectores urbanos36. Por otro lado se dio preferencia a los mercados agrícolas del Cercano Oriente y de África (las antiguas colonias europeas), restándole participación a Estados Unidos y América Latina. Esto provocó que el gobierno norteamericano presidido por el General Eisenhower, que si bien había fomentado inicialmente la integración económica europea, tomará contramedidas comerciales, aumentando el proteccionismo agrícola e industrial en el país.

34 Si analizáramos las oscilaciones de la cuenta corriente, el déficit seria aun mayor porque incluirá entre otras cosas los intereses de la deuda y los giros de utilidades. 35 La CEE será el principal antecedente de la Unión Europea creada en 1993. 36 Al momento de redactar esta tesis de licenciatura la Unión Europea y el MERCOSUR lograron un principio de acuerdo de libre comercio que implica reducir aranceles en una gran cantidad de líneas de exportación de productos agrícolas e industriales. 101

El gobierno argentino intentó estimular las exportaciones y acceder a mercados de capitales mediante un Acuerdo multilateral de Comercio y Pagos con Europa Occidental, sin embargo solo pudo conseguir préstamos financieros. Los europeos a su vez utilizaron el acuerdo para cobrar las deudas resultantes de compromisos anteriores y para asegurar sus exportaciones industriales a la Argentina, las cuales competían con las norteamericanas. De esta forma durante el periodo analizado se cerraban cada vez más mercados para los productos agropecuarios argentinos. A medida que caía la demanda de productos agrícolas, crecía la demanda de productos industriales, fabricados principalmente en Europa y Estados Unidos. Es por ello que cayeron los precios de las commodities y aumentaron los industriales, dinamitando los términos de intercambio en América Latina.

Gráfico N° 3 Términos de intercambio durante la Revolución Libertadora y el Desarrollismo

Fuente: Rapoport, (2003)

102

Epílogo

Como hemos observado en un contexto de crecimiento del comercio mundial, integración internacional, y caída de los precios internacionales agrícolas, durante el gobierno militar la economía argentina siguió un patrón de desarrollo anclado en el desarrollo industrial tradicional de empresas principalmente nacionales y en la producción agropecuaria. Los incentivos estatales a la producción agro exportadora no pudieron superar el factor de la caída de precios de las commodities, implicando un estancamiento y una crisis en la balanza de pagos argentina, que continuará en el gobierno consecutivo.

Mientras que el patrón de desarrollo durante el gobierno democrático fue el crecimiento de las industrias “dinámicas” con un aporte significativo de capital extranjero en las mismas, mediante inversión extranjera directa, diferenciándose de las “Joint Venture” llevadas a cabo contemporáneamente en el sudeste asiático, en el que los capitales nacionales se asociaron con los extranjeros. A partir de esta consolidación de un nuevo poder industrial consolidado en grandes empresas, podemos señalar al mismo como uno de los factores necesario para el establecimiento de las bases de un incipiente Estado burocrático autoritario, caracterizado en la obra clásica de Guillermo O’Donnell (O’Donnell, 1982) y en pleno funcionamiento en la Revolución Argentina de 1966. En conjunto con el sector económico agro exportador, los nuevos empresarios industriales (tanto extranjeros como nacionales diversificados posteriormente) 37 pugnarán por el manejo del gobierno, con las Fuerzas Armadas como árbitro de la arena política. Este rol del ejército ya ha salido a la luz en el periodo estudiado, y seguirá siendo una constante hasta la llegada de la democracia en 1973, para luego pasar de ser los árbitros a dirigir completamente el Estado en la última dictadura militar autoproclamada como el “Proceso de Reorganización Nacional”.

37 Según Basualdo (2017), a partir de la década del 60’ y especialmente en los 70’ se gestó progresivamente un grupo de empresarios que diversificaron su producción, adquiriendo empresas de producción agrícola, industrial y de servicios. 103

104

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108

Capítulo 3 El consumo

En este capítulo analizamos las oscilaciones y características del consumo nacional, especialmente de los bienes y servicios de consumo masivo. Tendremos como base los aspectos y factores económicos estudiados en los capítulos anteriores. Para ello observamos las estadísticas aportadas por Orlando Ferreres y las publicaciones de diarios y revistas con amplia tirada nacional como La Nación, Leoplán y Que sucedió en 7 días. Nos enfocamos en servicios de transporte y en bienes como cigarrillos, vinos, cervezas, cemento, harina, carne, automóviles. También hacemos hincapié en las importaciones de bienes de consumo y en productos icónicos del “american way of life” adoptados por los consumidores argentinos, tales como automóviles, electrodomésticos y géneros musicales.

Presentamos estadísticas que indican la trayectoria en el consumo de estos bienes durables y no durables, como también de los servicios de transporte. De esta forma notamos variaciones importantes de las ventas al mercado interno en años de caída de la actividad económica (1959 y 1956). En cuanto a los bienes durables, son un factor importante para el análisis los datos que nos aportan el Censo Nacional de Vivienda de 1960, ya que nos permite apreciar la cantidad de hogares que poseían electrodomésticos. Lo mismo podemos decir de los automóviles, otro de los productos con mayor crecimiento en el periodo analizado, para ello contamos con las estadísticas de la Asociación Argentina de Fábricas de Automotores.

Primeramente tenemos que definir qué entendemos por consumo, según Belaude es la destrucción o desgaste de bienes (Belaude, 1955: 253) Esto implica que hay algunos bienes, como los alimentos, que son destruidos mientras que otros son desgastados, como las vestimentas, los bienes de capital, etc. Por otro lado, el consumo puede no ser un proceso tangible, tal como sucede con los servicios. El consumo de bienes y servicios por regla busca la satisfacción de necesidades, las cuales van variando de sociedad en sociedad a lo largo de la historia (Mochón y Beker, 1993: 775) Hay bienes económicos que satisfacen inmediatamente necesidades (consumo improductivo), y otros lo hacen mediatamente ya

109 que son bienes que se utilizan para producir otros bienes (consumo productivo). Además hay bienes posicionales, los cuales tienen un valor que deriva del hecho que solamente un pequeño porcentaje de los consumidores potenciales pueden obtenerlos (Chang, 2014: 205).

Debemos aclarar que un bien económico para tener esa clasificación debe cumplir algunos requisitos, en primer lugar debe ser posible su obtención, y en segundo lugar tienen que ser onerosos, por lo tanto los bienes y servicios que ordinariamente son gratuitos por tratarse de cosas superabundantes que están al alcance de cualquiera no son considerados bienes económicos (por ejemplo: aire, luz solar) (Belaude, 1955: 58). Antes de continuar debemos explicitar qué es un “producto de consumo masivo”, objeto de estudio de este proyecto, según Carole Shammas son “aquellos que cumplen la doble condición de ser comprados por gente de variados ingresos y de una manera más o menos regular” (Rocchi, 1998: 543).

A nivel teórico, las variaciones en los niveles de consumo se deben a múltiples factores económicos, por parte de la demanda y la oferta. La demanda es condicionada por la edad de los consumidores, el sexo, el clima, las costumbres y culturas de consumo, la tendencia a la variación (la propensión del consumidor capitalista a los cambios y novedades), el poder adquisitivo. En cuanto a la oferta podemos mencionar la publicidad, las modas, los avances tecnológicos y productivos, los costos de oportunidad, las maniobras especulativas, los planes de pago, entre otros.

Hay que hacer una última aclaración antes de comenzar el análisis del periodo, para realizar esta investigación utilizamos datos oficiales, por lo tanto son extraídos de la economía formal, sin embargo durante la década del ‘50 el tamaño de la economía informal ascendía al 55%, mientras que una década después bajaba al 50,6% (Ferreres, 2010: 162). Como podemos observar son números muy elevados y que distorsionan cualquier análisis económico del periodo, sin embargo no nos imposibilitan realizarlo.

Hay dos macro indicadores que nos orientarán durante este capítulo, el Consumo Privado y el Consumo público. El primero muestra un crecimiento durante la Revolución Libertadora

110

(55-58) del 12.233%, teniendo como mejor año 1955 (6,74%) 38 y como peor año 1956 con un crecimiento casi nulo (0,973%). Este último dato lo podemos mencionar como una consecuencia de las políticas de ajuste aplicadas por el gobierno de facto, analizadas en el capítulo anterior. En los años del desarrollismo el consumo se expandió un 7,341%, teniendo como año de mayor crecimiento 1961 (5,73%) y como año de menor crecimiento 1959 (3,89%). Nuevamente las políticas de ajuste, aplicadas en este caso bajo las condiciones del crédito stand by del FMI,39 hacen su mella en el consumo nacional, contrayendo el mercado interno.

El consumo público por su parte creció un 11,66% durante la Revolución Libertadora, siendo el año de mayor crecimiento 1955 con un (8,23%) y el de menor 1957 (-4,17%). Es interesante desglosar esta cifra, pese al discurso económico de los ministros de economía señalados y a la reducción del empleo público y del peso de las empresas estatales, siguió creciendo el consumo público, pero con una paulatina caída porcentual. Aun así esta cifra puede ser engañosa, ya que como hemos aclarado 1955 es en gran parte un año con un gobierno peronista. En el año 1957 el consumo público se contrajo por el ya mencionado crédito stand by del FMI por 75 millones de dólares (Brenta, 2008: 272). Durante el desarrollismo se registró un aumento del 16,279%, siendo el año con mayor crecimiento 1960 (13,72%) y el menor 1962 con una caída del -1,84%. El primer año coincide con el año de mayor bonanza económica y el segundo con el plan de estabilización económica realizado por José María Guido respectivamente.

Si sumamos los dos periodos analizados, observamos un crecimiento del consumo privado de un 19,5% y del público de un 27,87%. Es un importante aumento del consumo total, que asimismo supera el crecimiento demográfico, que ya hemos situado en aproximadamente un 17.1% entre 1955 y 1962.

38 Al realizarse el golpe de Estado en septiembre de 1955, el crecimiento del consumo es principalmente una consecuencia de las políticas económicas expansivas del segundo plan quinquenal del gobierno peronista. 39 Durante la historia económica argentina podemos encontrar otras consecuencias de estas políticas sobre el consumo, sin ir más lejos la coyuntura actual (2018-2019), con políticas impulsadas por el FMI, registra una caída del 9,6% en el 2018. (https://www.cronista.com/economiapolitica/Otro-informe-privado-muestra-la- fuerte-caida-del-consumo-20181210-0024.html) 111

Gráfico Nº 4 El consumo en pesos en Argentina entre 1955-1962 (En precios constantes de 1993)

Elaboración propia en base a Ferreres (2010)

Este crecimiento del consumo es un fenómeno global que podemos situar dentro de los “años dorados”, tomando la categoría del historiador Eric Hobsbawm. Los “años dorados” corresponden a la década de 1950’ y 1960’, si bien este desarrollo económico acelerado afectó principalmente a los países desarrollados, que representaban tres cuartas partes de la producción mundial y más del 80% de las exportaciones de manufacturas, su alcance incluyó a todos los países con independencia de su régimen económico, siendo un fenómeno de crecimiento económico mundial (Hobsbawm, 1994: 262). La producción mundial de manufacturas se cuadruplicó y el comercio de manufacturas se multiplicó por diez. La producción agrícola aumentó gracias a mejoras en la productividad, al igual que la industria pesquera.

Si desglosamos las estadísticas de consumo nacional en cuatro grandes categorías, encontraremos que la producción de bienes de consumo durable fue la que mayor crecimiento tuvo en todo el periodo analizado, superando ampliamente el ingreso real de los asalariados. Otros consumos y producciones asociados a las industrias tradicionales (alimentos y textiles) fueron perdiendo impulso a partir del gobierno desarrollista.

112

Cuadro Nº 16 El consumo y la producción. Tasas de crecimiento

Años Ingreso real Consumo Consumo Producción Producción de de los interno de interno de de bienes de bienes de asalariados alimentos textiles y consumo no consumo bebidas y confecciones durable durable tabaco

1951-1958 2,2 3.0 1.6 2.7 13.4

1958-1964 1.0 1.1 -1.5 1.3 13.1

Extraído de Gerchunoff y Llach (1975)

Estadísticas por sector:

A continuación se volcarán datos referentes a la comercialización y producción de algunos bienes de consumo masivo escogidos por su relevancia.

Consumo y producción de la de industria vitivinícola nacional

Tanto en la Revolución Libertadora como en el Desarrollismo se generó un aumento constante de la cantidad de viñedos pasando de 39.582 a 48.212. La uva vinificada (medida en toneladas) creció en promedio un 2,25% en el primer periodo, siendo el año de mayor crecimiento 1955 con un 66,90% y como peor 1957 con una caída del 34,81%. Como podemos observar los altibajos en las cifras coinciden con las de consumo privado y público. En el segundo periodo creció en promedio un 18,5% siendo el año de mayor crecimiento 1958 con un 61,19% y el peor rendimiento se dio en 1960 (-10%).

En cuanto a la producción de vinos las cifras son similares, con un aumento del 5,52% durante la Revolución Libertadora (con los mismos picos anuales) y durante el

113 desarrollismo llegó a un 99% de crecimiento de la producción, siendo 1958 nuevamente el año de mayor rendimiento (63,62). Es interesante remarcar nuevamente que en el primer año en el poder, Frondizi realizó un aumento de los salarios del 60%, esta política económica afectó la capacidad de consumo de los trabajadores y por lo tanto impulsó el consumo y la producción vitivinícola. Para finalizar, si consideramos ambos periodos llegamos a un crecimiento promedio notable del sector del orden del 12,4%.

Al observar las cifras de consumo de vinos nacionales encontramos algunas diferencias importantes. Durante el primer periodo analizado el consumo descendió un 11,78%. Nuevamente el año con mayor caída es 1957 con un -27,52%, como hemos remarcado es un año de caída en el consumo pero de crecimiento del PBI. Durante el desarrollismo hay un crecimiento notable del orden del 49,62%,con un pico de 1.680.833 miles de litros consumidos en 1962.

Antes de continuar debemos remarcar el consumo de vinos importados, los cuales son claramente un bien de lujo. Los datos indican que es muy pequeño, menos de 100 litros durante el gobierno militar, luego asciende a seis mil litros en 1958, para bajar a dos mil litros en 1959 y volver a unos pocos cientos durante toda la década del 60’. Al igual que en otros productos el aumento salarial de 1958 impulsó fuertemente el consumo de esta bebida.

Podemos argumentar con estas cifras que la vitivinícola es una industria muy volátil, que sufre considerablemente de los cambios en el salario real de los trabajadores y que hay desfasajes entre la producción y el consumo, de esta forma se acumulan stocks de mercadería, teniendo en cuenta a su vez la importancia de los procesos de añejamiento en la industria.

Cerveza

A la cerveza también la podemos considerar como un bien de consumo masivo, y a su vez como un bien sustituto del vino. Durante el gobierno de facto hay un leve aumento de la

114 producción, que luego se mantendrá a la baja durante el gobierno desarrollista. Mientras que en 1955 se expidieron 3.446.882 hectolitros40 en 1958 la cifra se redujo a 2.812.814 y a 1.544.194 durante 1962. Por otro lado la importación de cerveza será mayor a la exportación, aunque se mantiene en parámetros bajos. Se exportaron 399 hectolitros entre 1955-1962 y se importaron 4604. La balanza comercial fue negativa durante el periodo, aunque los valores de comercialización no se comparan con la producción para el consumo nacional. Cabe aclarar que en consonancia con el fenómeno inflacionario de estos años, el aumento de los precios de la cerveza, fue de un 257% (U$S 1,328)41.

Como podemos observar la caída en la producción y consumo contrasta con el gradual aumento del vino, evidenciando un cambio paulatino en las pautas de consumo. Aun así el consumo de cerveza seguía siendo cuantitativamente muy superior al del vino.

Harina

La harina es uno de los bienes de consumo masivo por excelencia. Constituye uno de los alimentos pilares de las dietas de los argentinos, especialmente entre los sectores de recursos más bajos. Durante el periodo analizado la producción y su consumo se mantuvo estable, mientras que su exportación osciló mucho. Entre 1955 y 1958 aumentó en un 11% para luego tener un crecimiento oscilante de un 2,28% en el desarrollismo. El pico fue 1959 con 2.381.394 toneladas de harinas consumidas. Al ser la harina un producto de primera necesidad no vemos grandes cambios en su trayectoria económica.

En cuanto a la exportación durante la Revolución Libertadora se vendieron 114.953 toneladas de harina, mientras que en el Desarrollismo 99.052 toneladas. Hay que aclarar que la cantidad exportada varió mucho año a año, por ejemplo mientras que en 1960 se exportaron 4.813 tn, un año después aumentaba a 25.576, mostrando un incremento porcentual del 531%. Como podemos observar el rendimiento fue mucho mayor durante el

40 Un hectolitro equivale a 100 litros. 41 A precios corrientes de 1993. 115 primer periodo, aun siendo más corto. Esto es en parte consecuencia de las políticas de estímulo a las exportaciones agropecuarias. Carne Vacuna

Los precios minoristas reales de la carne vacuna oscilaron año a año42, pero marcando una tendencia al aumento, en consonancia con el fenómeno inflacionario de la época. Por supuesto que estos valores son una generalización, que no tienen en cuenta los diferentes cortes de la carne, ni las variaciones regionales. Los años de mayor suba de precios corresponden a los de inestabilidad económica, en 1957 los precios escalan un 20,30% ($4,562), con respecto al año anterior, superando a su vez a los del primer año analizado 1955 ($4,299). Por otro lado, otro año crítico como es 1959 al que hemos hecho referencia anteriormente registra una suba del 64,05% alcanzando el pico máximo en los precios minoristas ($8,05). Durante el desarrollismo el promedio de aumento de precios fue de un 8,4%.

Hay dos posibles factores que explicarían este fenómeno. En primer lugar el ya marcado proceso de inflación del periodo. En segundo lugar un factor que aparentemente contradecía la clásica premisa de que una caída en la demanda (por la crisis económica) implica una disminución de los precios, es el comercio exterior. El aumento en la cantidad de vacunos exportados, incentivada por una devaluación de la moneda influye sobre los precios del consumo nacional. En 1957 el peso se mantuvo entre los 37 y 40 (por dólar norteamericano), igualando los valores del año anterior pero superando ampliamente los valores del gobierno peronista43. En el otro año señalado (1959) el peso pasó de 65,3 a 83,30, mostrando una devaluación del 27%. De esta forma al ser más rentable la exportación, la oferta de vacunos en la República Argentina se reduce y los precios aumentan. Aun así hay otros factores además del tipo de cambio que influyen en esta relación económica, los impuestos, la demanda externa, el precio internacional de las productos agrícolas y ganaderos, las políticas estatales con respecto a los precios y las variaciones en los salarios reales, sobre este último haremos referencia a continuación.

42 Medidos en pesos de 2004/kg 43 Extraído de: http://www.billetesargentinos.com.ar/articulos/cotizacion.htm. Ultima visita 1/07/2020 116

Cuadro N° 19 Consumo de Carne Vacuna promedio (Kilogramos/habitante) Año Promedio Anual 1958 98,4 1959 72,9 1960 75,7 1961 86,4 1962 89,2

Fuente: http://www.ipcva.com.ar/estadisticas/vista_consumos_promedio.php

Como podemos observar en la tabla el consumo de carne vacuna registró un pico máximo en 1958, promediando los 98 kilos anuales por habitante. Recordemos que en este año se subieron los salarios un 60%, impactando fuertemente en la capacidad de compra de los trabajadores. Sobre este punto hay que hacer una aclaración importante, según Cortes y Marshall al analizar el consumo de un bien, hay que tomar tanto a los asalariados como a los no asalariados (Cortes y Marshall, 1986: 83). Los primeros ocupan menos del 75% de la población total, y su participación en el ingreso fluctuó entre un 32% y un 47% durante el periodo 1950-1982. Los asalariados participaban en alrededor del 57% de consumo privado total en 1955 y luego varió entre 45% y el 54% entre 1956 y 196244. Por otro lado los obreros industriales participaron solamente un 10% en el consumo privado total en la década del 60’ (Cortes y Marshall, 1986: 74). En la ciudad de Buenos Aires, en 1960 destinaban el 15,5% de sus gastos totales a la compra de carne vacuna y el 7,2% a pan y cereales. Es un número elevado, que variaba en años de caída del salario real, en el que los asalariados de menores ingresos consumen menos. El precio de la carne por lo tanto es uno de los principales componentes del índice del costo de vida.

44 En el marco del aumento salarial, 1958 represento el año de mayor participación de los asalariados en el consumo privado total (54%). 117

El grupo de mayores ingresos de los asalariados (propietarios, profesionales) dedicaba en cambio una menor proporción de sus gastos totales al consumo de carne vacuna y cereales y tenían un consumo rígido frente a la disminución o a un alza en el precio de la carne, mostraba por lo tanto una elasticidad-ingreso baja sobre estos productos. Este grupo representaba el 67% del consumo interno de carne en el Gran Buenos Aires y es un factor que explica cómo en momentos de caída de la actividad económica e inflación, se seguía manteniendo el consumo.

En años de liquidación ganadera, la oferta crece y la baja de los precios permite que los sectores de menores salarios puedan acceder a los sobrantes del mercado internacional de exportación, volcándose al mercado interno. En años de contracción de la oferta ganadera en cambio, cuando caen las exportaciones y se da además de forma paralela un aumento del salario real, se genera una disminución aún más marcada del stock, esto es lo que sucedió en 1958 (Cortes, Marshall, 1986: 80). Al año siguiente se ve la fuerte caída en el consumo, de un 25%, en el marco de la recesión económica, aun así los precios minoristas reales subieron un 64%. Posteriormente vuelve a ascender, manteniéndose durante la década de 60’ con valores superiores a los 75 kilos por habitante. Por otra parte si bien el consumo físico per cápita aumenta a medida que se pasa a los sectores de más ingresos, su diferencia comienza a estancarse, alcanzando un punto de saturación. Además hay que tener en cuenta la otra parte de la ecuación, la oferta de carne vacuna durante la década del 50’ y principios del 60’ era rígida en comparación a la agricultura, cuyo progreso técnico la hacía capaz de adaptarse a cambios en la fluctuante demanda internacional.

Cuadro N°2 0 Consumo per cápita de carne (kg/hab)

Año Vacuna Ovina Porcina

1955 91,50 6,30 7,60

1956 97,20 6,30 8,30

118

1957 95,50 5,60 8,70

1958 94,90 6,70 7,90

1959 70,40 6,40 7

1960 73,10 6 8,40

1961 83,50 6 8,60

1962 86,10 5,80 7,20

Extraído de Orlando Ferreres (2010)

El consumo de carne preferencial de los argentinos era el de vacuno, tal como sucede en la actualidad. Seguido por el de carne porcina y la ovina. Los valores de estos dos últimos tienen tan solo dos unidades de variación. Esto no sucede con el consumo de carne vacuna que salta inter anualmente hasta en 20 kilos por habitante. Tal como podemos observar en la tabla, 1959 es un año en el que cae el consumo de los tres tipos de carne, siendo la vacuna la más afectada. Otro año de caída, aunque de menor magnitud, es 1957. Sin embargo el consumo de carne porcina se mantuvo ese año e incluso creció levemente. Lo que podemos concluir es que estos bienes sustitutos, son afectados globalmente en años de crisis cayendo su consumo, pero a su vez presentan patrones diferenciados en cuanto a las cantidades y a las variaciones positivas y negativas durante los años analizados.

Hay que destacar que la carne porcina no es un producto de exportación tan importante como la carne vacuna o la ovina. Para poner un ejemplo en 1955, se exportaron 12,69 toneladas de porcinos y se consumieron en el país 143 toneladas. Mientras que se exportaron 79,96 toneladas de ovinos y se consumieron 118,59, de carne vacuna 414 fueron para la exportación y 1.731 para el consumo nacional. La carne porcina era sobretodo un producto de consumo nacional (más frecuente que el ovino) y su producción era menor a la de las otros animales.

119

Cigarrillos

El consumo de cigarrillos en la República Argentina tiene una tendencia al crecimiento durante el siglo XX, alcanzando un tope en la década de 80’ con 2.000 millones de paquetes anuales. A partir de allí oscila, con años de diferentes variaciones positivas y negativas del consumo. Podemos aventurarnos a decir que afectaron las ventas las campañas de salud pública sobre el impacto dañino del cigarrillo. Es interesante recalcar que el consumo aumentó incluso en años de caída de la actividad económica como 1956, 1959 y 1962.

Los precios por otro lado aumentaron levemente, en consonancia con la inflación de la época. Un factor importante sobre la venta de cigarrillos es la publicidad, más adelante analizaremos los estereotipos de fumadores que se impulsaban en los medios gráficos, remarcando el “éxito en la vida” que tenían los consumidores. Podemos concluir que los cigarrillos eran un bien de consumo masivo en el país, con un alto capital de consumo.

Cuadro N° 21 Venta de cigarrillos nacionales entre 1955-1962

Años Venta de Cigarrillos de Precios promedio de venta al producción nacional público (U$S/paq de 20 unid) (Millones de paquetes de 20 unid)

1955 1.023 0,087

1956 1.063 0.090

1957 1.096 0.092

120

1958 1.117 0.107

1959 1.124 0,098

1960 1.104 0,145

1961 1.153 0,169

1962 1.165 0,138

Fuente: Orlando Ferreres (2010)

Importaciones

Las importaciones fueron una parte importante de la economía durante el periodo analizado. Durante el gobierno militar crecieron en promedio un 24%, mientras que en el desarrollismo, descendieron un 31%. Las cifras de importación acumulada muestran un promedio de 653 millones de U$S importados entre 1955 y 1962. A continuación nos centraremos en las importaciones de combustibles, lubricantes, bienes de capital y bienes de consumo en general. Al no disponer de estadísticas más precisas, la categoría de bienes de consumo no podrá ser desglosada por cada tipo de bien específicamente.

Las importaciones de bienes de consumo crecieron notablemente durante la “Revolución Libertadora”, de 43,02 millones de dólares en 1954 llegamos a 59,90 millones en 1957. Esto muestra un crecimiento de un 39%, que tiene su pico en 1956 con la suma de 76,70 millones, cifra que será superada recién en 1970. Debemos notar que 1957 registra una caída del 22,03% en consonancia nuevamente con los ajustes económicos realizados por el gobierno, especialmente la devaluación del peso.

Las importaciones totales de estos bienes durante esta primera etapa son de 205,9 millones de U$S, superando ampliamente al periodo desarrollista que cuenta con importaciones por 191 millones de U$S Específicamente 1958 constituyó el año de mayor importaciones con

121

61,20 millones y 1959 el menor, con una caída drástica (-99,6%) alcanzando los 23,38 millones. Como hemos visto este año significó una reducción general del consumo privado, en medio de un plan de estabilización económica. Para citar algunos sectores representativos, entre 1955-1957 la importación de automóviles se duplicó, el de repuestos se triplicó y el de chasis para camiones de carga y ómnibus subió ocho veces. Sin embargo el sector que más importaba en esta primera etapa sería sin lugar a dudas el de combustibles.

La importación de bienes de capital por el contrario invirtió los valores. El primer periodo registra 693 millones de U$S con valores estables durante los tres años. Durante el desarrollismo como hemos observado en el anterior capítulo, incentivó activamente la importación de bienes de capital para poder modernizar y volver más competitiva a la industria nacional. Los valores muestran un acumulado de 1865 millones de U$S siendo 1959 el año de menor importación (179,80) y 1962 el pico máximo (556,40). Estos valores serán alcanzados recién a mediados de la década de los 70’.

Por último y no menos importante los combustibles y lubricantes importados fueron decreciendo a la par que iba a aumentando la producción nacional. Recordemos el célebre proyecto productivo conocido como “batalla del petróleo”, ideado y puesto en práctica por el gobierno desarrollista para lograr el autoabastecimiento en ese rubro. Las cifras indican un promedio de importación de combustibles y lubricantes en torno a los 257 millones de U$S entre 1955-1958, que luego descenderá a 167 millones de U$S entre 1958-1962. Desglosando las cifras, durante la Revolución Libertadora, de 203 millones importados en 1955 se llegó a 318 millones en 1957 (de los cuales 272 millones correspondían solo a petróleo). El año de mayor importación fue por lo tanto 1957, representando el 25% de las importaciones del total del país. El de menor importación fue 1962 con tan solo 91,60 millones de U$S, tendencia que seguirá manteniéndose alrededor de los 100 millones anuales durante toda la década del 60’, demostrando el aumento de la producción nacional.

Para finalizar hay que señalar que en Argentina los cambios en el nivel de actividad industrial son los responsables de variaciones en el volumen de las importaciones (Marshall

122 y Cortes, 1986: 81). Cuando aumenta el producto bruto industrial, se generan incrementos en las importaciones de bienes intermedios y de capital, tal como sucedió en el periodo analizado. Hasta 1977, cuando el modelo de sustitución de importaciones es progresivamente abandonado por el gobierno militar, la suma de los bienes intermedios y de capital constituye alrededor del 96-98% de las importaciones (Ferreres, 2010: 625). Posteriormente aumentó la proporción de importaciones de bienes de consumo, en el marco de una caída de la producción industrial y de apertura de las importaciones de bienes finales. Alcanzando los bienes de consumo un máximo de 17,6% de las importaciones en 1980 y un 17,3% en 1981 (Katz y Kosacoff, 1989: 99).

En el caso de bienes de consumo durables que son los que tienen un mayor volumen en las importaciones, no posee una elasticidad tan grande al ingreso real, ya que son consumidas por los asalariados y propietarios de mayores ingresos. Al final del periodo analizado, los asalariados de menores ingresos como son los obreros industriales urbanos participaban del 23% del gasto global de heladeras y lavarropas, 20% en calefones y cocinas, 18% de televisores, y 14% de radios y aspiradoras. En cuanto a los automóviles eran mucho menor (Marshall 1981). Aún sin disponer de datos precisos, podemos suponer que la mayor parte del consumo de estos electrodomésticos eran adquiridos por la pujante y amplia clase media.

Esta relación entre la expansión económica y los salarios reales puede aplicarse a otras áreas del consumo, los bienes manufacturados en general son adquiridos por los asalariados de menores ingresos cuando tienen un excedente luego de afrontar los gastos básicos, al aumentar los salarios por encima de la inflación, podrán por lo tanto adquirir más bienes, aumentando el nivel de importaciones o de consumo nacional de manufacturas. No obstante el gasto de los asalariados es insuficiente para explicar la totalidad de la demanda derivada de bienes durante periodos expansivos, los otros sectores económicos también influyen en la misma. Estos sectores a su vez aumentan su masa de beneficios e ingresos personales en periodos de expansión económica.

Cuadro N° 17

123

Composición de las importaciones (En porcentaje de las importaciones totales)

Rubro 1957 1958 1959 1960 1961

Alimentos, 5,4 6,7 3,4 3,1 3,2 bebida y Tabaco

Textiles 3,7 2,9 4,1 3,1 2,3

Químicos, 7,3 6,2 7,3 5,0 6,2 fármacos, aceites y pinturas

Papel y 2,6 2,8 2,5 2,4 3,2 carton

Madera, 8,7 8,6 6,3 4,6 5,9 piedra, vidrio

Hierro, 12,4 17,7 19,5 16,3 14,8 mineral y artefactos

Maquinarias 25,6 26,3 26,3 42,8 45,3

Metales 6,0 4,6 5,2 4,7 5,5 excluido el hierro

Combustibles 24,2 20,4 21,3 12,5 8,9 y lubricantes

Caucho y sus 2,1 1,9 2,1 3,5 2,5

124 manufacturas

Varios 2,0 1,9 2,0 2,0 2,2

Extraído de Rapoport (2003)

Como podemos observar en el cuadro, la participación de la importación de combustibles y lubricantes se redujo progresivamente durante todo el periodo, al igual que los textiles y alimentos. Esta reducción se da a la par de un aumento de la producción industrial local. Los rubros en que aumentaron la participación en las importaciones, principalmente maquinarias, minerales y metales se deben a su importancia como insumos industriales o bienes de capital para la misma.

Industria Automotriz

Uno de los bienes más significativos de la época es el automóvil, podemos tomarlo como bien de consumo masivo en tanto y en cuanto los consumidores deseaban obtenerlo, aunque no todos podían acceder a uno. Su consumo era algo transversal a la sociedad, los diferentes sectores económicos buscaban acceder al mismo. Por lo tanto podemos afirmar que tenía un capital de consumo (Carosio, 2008).

El parque automotor argentino creció notablemente durante la década del 50’ y del 60’. En 1955 se producían 235 automóviles (una cantidad insignificante), mientras que en 1962 había crecido la producción a 90.686 automóviles. Los vehículos comerciales también aumentaron considerablemente, de 6.156 en 1955 a 39.232 en 1962. Si sumamos ambas categorías obtendremos que el total de la producción del parque automotor llegó a 129.880 en el último año, mostrando un incremento explosivo del +1932%.

La difusión del automóvil iba de la mano con el american way of life, un ideal de consumo importado de Estados Unidos, que se había difundido por todo el mundo occidental. La imagen de la familia nuclear disfrutando de los beneficios y el placer que generaba un

125 automóvil aparecerá en las publicidades que luego analizaremos. Lo mismo sucedía con los vehículos comerciales, el aumento en la productividad y comercialización para las empresas urbanas y rurales era una de las ventajas patrocinadas por las campañas publicitarias. El aumento del mercado, debido a factores como la publicidad, el crecimiento demográfico, las estrategias de comercialización, el aumento del PBI per cápita en dólares, entre otros, posibilitaron e impulsaron un incremento de la producción.

Durante las primeras décadas del siglo ya existía en el país una industria de ensamble automotriz, que importaba principalmente de Estados Unidos. Posteriormente, durante la Gran Depresión, la reducción de los ingresos ligados a la exportación de mercancías agrarias (que eran los que explicaban, en buena medida, el anterior auge de la demanda) y el encarecimiento de la importación en general, debido a la devaluación del peso y el control de cambios las exportaciones argentinas45, generaron una reducción de las importaciones de autopartes, kits de ensamble y de automóviles terminados. Una década más tarde, la Segunda Guerra Mundial paralizó el mercado, impidiendo la importación y frenando la industria de ensamble.

Con la llegada al poder de Juan Domingo Perón, la industria automotriz nacional será protegida bajo la Ley de Protección Industrial, comenzando a producir los primeros vehículos íntegramente en el país, en Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME), organizada en Córdoba. La reconversión de una fábrica de aviones para la producción en serie de automóviles resultó muy dificultosa lográndose fabricar muy pocas unidades. Los principales problemas eran la organización del proceso productivo, el tamaño de la producción, la escasez de materias primas y de maquinaria automatizada especializada. Aun así sirvió como punta de lanza para incentivar y auxiliar a capitales privados nacionales e internacionales a invertir. Tal es así que en 1954 industrias Kaiser logró una Joint Venture con la empresa estatal46.

45Ver: https://www.teseopress.com/estadoyacumulaciondecapitalenargentina/chapter/capitulo-2-la-industria- automotriz-y-la-acumulacion-de-capital-en-argentina-antecedentes-hasta-fines-de-la-decada-de-1950-2/. Ultima visita 1/07/2020 46 Una Joint Venture es una asociación empresarial en la que los socios comparten los riesgos de capital y los beneficios según las tasas acordadas. Además suelen implicar acuerdos de transferencias de tecnología entre 126

Por lo tanto los primeros vehículos nacionales serán producidos en 1951, alcanzando 108 unidades anuales. Luego saltará a 956 en 1952 y 3074 en 1953 y por último 3359 en 1954. (Harare, 2007: 7)

Gráfico N° 5 Vehículos automotores cada 1000 habitantes:

Extraído de Harare (2007)

La producción de automotores va a empezar a ser significativa a partir de 1959, creciendo fuertemente durante el desarrollismo. Como hemos observado el incentivo a la industria pesada del gobierno de Frondizi y las inversiones extranjeras de firmas automotrices, especialmente en Córdoba, impactaron fuertemente en la producción. El obstáculo de un mercado pequeño y de la escasez de insumos que desalentaba la producción e instalación de firmas extranjeras durante la década del 40’ y 50’ fue vencido. Hay que aclarar que la

las empresas. Hay que destacar que ninguno de los dos socios pierde su identidad de empresa. Extraído de: https://debitoor.es/glosario/definicion-joint-venture 127 producción de vehículos implica una “economía de escala”, esto significa que cuantos más bienes se producen menor resultara el costo por unidad, es por ello que en el sector solo priman los grandes capitales. En el caso argentino las empresas extranjeras que aumentaron sus inversiones, y un par de empresas nacionales importantes (Di Tella, Gilera, C.I.P.A)

En la siguiente tabla podemos observar las ventas al mercado interno:

Cuadro N° 18 Producción nacional e importación de vehículos

Año Producción Nacional Vehículos Importados

1955 6391. 11.134

1956 …... 17.753

1957 …... 47.529

1958 …... 19.586

1959 32.318 7.015

1960 87.772 5.107

1961 134.924 4.947

1962 124.439 6.032

Elaboración en base a Ferreres (2010)

Durante el peronismo los autos norteamericanos se imponían fuertemente, ya hemos señalado los beneficios que obtenían los oficiales de las fuerzas armadas por parte del gobierno para importarlos. Para citar un ejemplo en 1951 se importaron 10.831 automóviles de Estados Unidos y en segundo lugar Alemania con 2.192. Entre 1955 y 1962 la mayoría

128 de los automóviles importados eran en cambio de nacionalidad alemana, seguidos en segundo lugar por los de origen norteamericano y en tercer lugar por los franceses. La relación se invertía en cuanto a los camiones con una primacía norteamericana. (ADEFA, 1964).

Analizando el cuadro podemos inferir como una constante que el aumento de la producción nacional significó una reducción en la cantidad de vehículos importados. Esto en gran parte se debió a la ya mencionada instalación de firmas extranjeras en el país, las cuales representaron casi la cuarta parte de las autorizaciones para radicación de capitales extranjeros entre 1959 y 1962. Además, el sector presentó una tasa media anual de inversiones entre 1960 y 1964 diez veces superior a la del período 1956 - 1959.

El marco normativo bajo el cual ingresó el capital extranjero al sector estaba definido fundamentalmente por el decreto 3.693 sancionado en 1959, conocido como Régimen de Promoción de la Industria Automotriz. El régimen a su vez establecía aranceles fuertes a la importación de vehículos terminados para de esta forma proteger la industria de autopartes radicada en el país. Además el decreto contemplaba reducciones impositivas y facilidades en cuanto a importaciones de bienes de capital e insumos. (Martinez Correa y Valentín, 2013:148-149). Las principales empresas que se instalaron fueron Ford, General Motors, Chrysler, Peugeot, Kaiser, DWK, Mercedes Benz, Heinke, Fiat, entre otras.

Pero también al crecimiento de las ya mencionadas firmas nacionales: Gilera, C.I.P.A y . Luego señalaremos la importancia de estas firmas en los medios gráficos, en los cuales invirtieron fuertemente en publicidad. Para dar cuenta del crecimiento de la industria automotriz podemos marcar que el tamaño del parque automotor creció mucho en estos años casi duplicándose, de 601.681 unidades en 1955 a 1.109.929 en 1962, superando ampliamente a sus pares regionales, e incluso aproximándose a las cifras de Brasil. Argentina además se ubicaba en la posición 16 del ranking mundial de vehículos por habitantes, superando a Japón y Rusia (ADEFA, 1964).

129

Por último es importante destacar que a comienzos del gobierno militar de 1955, más del 50% de los automóviles tenía 20 años de antigüedad. La obtención de repuestos para estas unidades, fue una preocupación constante de los consumidores, especialmente en los periodos donde las importaciones se reducen (como en la Segunda Guerra Mundial), es por ello que una industria nacional de repuestos se instaló para reducir la dependencia del exterior. Estas industrias necesitaban de una gran cantidad de insumos industriales, de los cuales el acero era el más importante. El apoyo a la producción de este material durante el desarrollismo fue un factor clave, como ya hemos analizado la “Batalla del acero” posibilitó un crecimiento de otras industrias asociadas, logrando un eslabonamiento y una diversificación industrial.

Transporte

El transporte no es un bien, pero es un servicio que se consume de manera masiva y es importante tenerlo en cuenta, ya que es un factor importante de los gastos de los asalariados. En general el transporte más utilizado a nivel nacional es el ómnibus/colectivos, seguido por los tranvías, subterráneos y trolebuses. Sin embargo los tranvías y trolebuses se encuentran presentes sólo en las grandes ciudades argentinas. Los primeros en Buenos Aires, Bahía Blanca, Córdoba, Rosario, Mendoza, Entre Ríos) y los segundos (Buenos Aires, Rosario, La Plata, Mendoza, Mar del Plata, Bahía Blanca, Tucumán). Por último las únicas líneas de subterráneos se encuentran en la Capital Federal.

Gráfico N° 6 Pasajeros transportados (En millones)

130

Elaboración propia en base a Ferreres (2010) . En 1955 se transportaron 414 millones personas por tranvías, 155 millones por trolebús, 542 por ómnibus, 76,8 millones por micro ómnibus y 317 millones por subterráneos. A medida que nos acercamos a la década del 60’ la cantidad de pasajeros transportados en tranvía y trolebuses se reduce, mientras que los ómnibus y subterráneos se mantienen relativamente estables, para luego ser reemplazados por los colectivos particulares. La cantidad de pasajeros transportados descendió durante la Revolución Libertadora, incluyendo el difícil año de 1959 que cayó un 1,5%. Luego dará un salto cuantitativo muy fuerte en la década del 60’, siendo 1960 el año de mayor cantidad de pasajeros, con 3040 millones. Posteriormente durante las décadas siguientes, el número disminuye. Podemos relacionar esta caída con el aumento en la flota de automóviles particulares. Sobre los colectivos y ómnibus hay que mencionar que con la llegada al poder del gobierno militar, muchas líneas en Buenos Aires pertenecientes a la empresa nacional “Transportes del Estado” serán privatizadas

Aviación

Otro medio de transporte a destacar es la aviación. No podemos analizarla en términos de masividad, porque claramente solo podían acceder al mismo los sectores con mayores ingresos o subsidiados (clérigos, científicos, políticos, entre otros). Tal es así que las cifras indican solamente 549 miles de pasajeros en 1955. Aun así el crecimiento durante el

131 periodo estudiado es muy notable, alcanzando los 1.295 mil pasajeros transportados. Esto muestra un crecimiento del 135%, si tomamos 1955 como año base y 1962 como año final. Cabe aclarar que el crecimiento fue constante (un 9,5 %), no hubo un descenso del consumo en la crisis de 1959, pero si en la pequeña recesión de 1962. Esto demuestra que es un producto inelástico de sectores de ingresos elevados, que no sufren de manera intensa las oscilaciones de la macroeconomía argentina. Es interesante destacar que los vuelos de cabotaje representaron el 44,25% del total de pasajeros transportados, mientras que los internacionales el 50,73%,47 esta preferencia por los destinos extranjeros se debe al escaso desarrollo de los aeropuertos provinciales, y a que los consumidores de este servicio tenían un ingreso que les permitía costearse vuelos a destinos clásicos internacionales como Nueva York, Brasil, Europa. Más adelante analizaremos el peso y las características de las publicidades de aerolíneas internacionales en los medios gráficos.

Cemento

Haremos mención a la producción y consumo de cemento ya que es un insumo básico de la construcción tanto en las casas familiares, comercios, empresas (consumo privado) como en la obra pública (consumo público). La producción de cemento creció constantemente, en un 26,39% para 1962, es decir un promedio de 4.3% anual y alcanzando las 2920 miles de toneladas. Los incrementos más significativos se dieron en 1960 (11.5%) y 1961 (10,4%), mientras que 1959 fue el único año en que cayó la producción (-4,03%).

El consumo per cápita de cemento medido en kilogramos por habitantes osciló entre los 110 y los 136 kilos. Los años de mayor consumo corresponden al periodo desarrollista, siendo los mayores valores en 1961 y 1962. Nuevamente remarcamos la caída registrada en 1956 (-2,7) y en 1959 (-5,6%), como podemos observar el desempeño macroeconómico de esos años se hizo sentir de forma generalizada en los consumidores argentinos, incluyendo el sector de los insumos de la construcción. En la década del 60’ se dará un boom de la construcción, con una proliferación de los edificios de departamentos, con sus cuartos de

47Entre 1958-1962. No disponemos de porcentajes durante el gobierno militar. 132 servicios, que se crearon como hogares de la pujante clase media argentina (Torre, 2010:215).

Consumo de energía

La energía es un servicio e insumo básico para toda sociedad industrial. Argentina era un país que comenzaba a consumir mayor cantidad de electrodomésticos en el proceso de tecnificación de los hogares y que además se industrializaba, se expandía demográficamente y se urbanizaba aún más, formándose núcleos de población alrededor de las ciudades más importantes. El aumento de la producción de energía era por lo tanto una condición necesaria para el progreso social y económico nacional. El consumo medido en t.e.p48 partió de 14.831 en 1955 para alcanzar los 20.188 en 1962 mostrando un aumento de un 36%. El crecimiento fue constante, exceptuando 1959 cuando el consumo bajó un 3,5%. Es interesante destacar que durante la década del 60’, el consumo final de energía se distribuyó de la siguiente forma un 36,2% para el sector industrial, un 31,3% para el transporte y 18,7% para el residencial. La pujante industria nacional era por lo tanto el principal demandante y fue una condición necesaria para su desarrollo el aumento productivo energético (Buccieri, 2018: 34).

Las políticas de impulso a la producción energética, a las que hemos hecho referencia en los capítulos previos tuvieron como resultado que la fuente principal de energía en la república fueran los derivados del petróleo, seguido por combustibles vegetales (carbono), los combustibles sólidos minerales, el gas natural y por último la hidroelectricidad. En cuanto a la energía eléctrica específicamente, los métodos más utilizados fueron vapor, diesel e hidroeléctrica. Es importante remarcar que el consumo de gas va a crecer fuertemente, un +323% en 1962 con respecto a 1955 (un crecimiento promedio del 22.6% en el periodo estudiado). Estas cifras dan cuenta de un proceso de difusión entre los hogares del país. Termo tanques, cocinas y estufas a gas de red o de garrafa irían apareciendo en los hogares tecnificados de clase media y media baja, principalmente en las grandes ciudades. Este proceso a su vez fue acompañado por obras públicas de instalación de redes de gas y

48 Tonelada equivalente de barriles de petróleo 133 gasoductos. Una prueba de ello es la habilitación en 1960 del Gasoducto Norte que unía la localidad salteña de Campo Duran con General Pacheco en Buenos Aires, representando una obra gigantesca de 1744 kilómetros de tuberías49.

El hogar tecnificado

El crecimiento del consumo tuvo su correlato en los cambios que surgieron sobre las pautas del mismo. La pujante y creciente clase media urbana argentina50, la cual tendría un rol político protagónico (Spinelli, 2013: 10), se incorporó a su vez a la modernidad consumista del “american way of life”, caracterizada por los hogares tecnificados. Los obreros por su parte lograron incorporarse plenamente al consumo de algunos bienes durables como televisores y heladeras a partir de los primeros años de la década del 60’ (Marshall, 1981: 366-370). Tal como indica Inés Pérez (Pérez 2012) el aumento en la utilización de artefactos electrónicos para el hogar era presentado en las campañas publicitarias y en las notas de revistas gráficas de consumo masivas como instrumentos necesarios para reducir el esfuerzo y el tiempo de trabajo de las mujeres en los hogares y por lo tanto generarles “más placer” y brindar una mejor “atención” a sus parejas. Sin embargo la incorporación de estos artefactos no significó una reducción del trabajo doméstico tal como se ha instalado en el sentido común, si no que se mantuvo invariable o fue reducido solo cuando era compartido con otra mujer (es decir con empleadas domésticas o familiares) (Pérez, 2010: 173).

49 Extraído de https://www.tgn.com.ar/page.asp?xml=gasoducto-norte. Ultima visita 01/7/2020 50 La noción de clase media es conflictiva, ya que en ella intervienen diferentes factores, como las diferencias económico sociales. culturales, éticas e incluso políticas, más aun teniendo en cuenta que el periodo analizado acarreó cambios profundos en todos los aspectos mencionados. Incluso deberíamos quizás hablar de “clases” medias, si seguimos la clásica noción del sociólogo Gino Germani que diferencia entre clases medias (urbanas-rurales), clases medias autónomas y clases medias dependientes, con sus diferentes estratificaciones internas (Spinelli, 2013: 14). Sin embargo para poder realizar un análisis general tomaremos la noción de clase media planteada por Ezequiel Adamovsky. Este autor diferencia entre sectores medios (con sus amplias estratificaciones de ingresos y empleos) y clase media, señalando a esta última como una identidad anclada en un particular sistema de clasificación social históricamente construido que puede o no coincidir con las condiciones socio ocupacionales descriptas (Pérez. 2012: 35). Por lo tanto realizaremos un análisis de la clase media urbana como consumidora, portadora y creadora de una identidad común. 134

Ahora bien no solo la clase media incorporó estos nuevos consumos, los trabajadores de menores ingresos también imitaron a sus pares en la medida de lo posible. Si bien los sectores medios urbanos ya se habían incorporado al consumo masivo en los años 20’ (Rocchi, 1998), los obreros lo hicieron posteriormente durante el peronismo en el marco de las políticas expansivas y de distribución del ingreso. Como hicimos referencia en el capítulo anterior, la participación máxima de los asalariados en el ingreso se alcanzó en esos años. La incorporación de los trabajadores, que continuará en la segunda mitad de los 50’, implicó una nueva estética de publicidad comercial, cambios en la forma y el contenido de los artículos de consumo, nuevas instituciones gubernamentales y nuevas expectativas de género. Además despertó ansiedades entre las clases medias y alta, las cuales veían al aumento del consumo de los trabajadores como una infracción a los ideales tradicionales de distinción y status social (Milanesio, 2014: 10-11). Otro punto a destacar es que cada sector social se constituye como un sujeto de consumo en sí mismo, con publicidades, identidades y sistemas de comercialización específicos para los mismos. A continuación observaremos el alcance del hogar tecnificado en Argentina. Primeramente debemos señalar la existencia de 4.403.199 hogares urbanos en el país, de los cuales 1.066.834 eran ocupados por inquilinos. Las cifras disponibles de cocinas obtenidas en el censo Nacional de 196051 muestran la existencia de 4.183.909 unidades, de las cuales un 41% funcionaban a kerosén, un 28,5% a gas o supergas, 22,7 a leña o carbón y solo un 1.5% con corriente eléctrica. Prácticamente casi todos los hogares argentinos tenían una cocina a inicios de la década. Podemos observar el elevado porcentaje de cocinas a gas, siendo una tendencia que crecerá a la par de la red de gas natural y de la distribución de gas envasado.

Asimismo existían 2.095.036 viviendas con heladeras (la mitad del total de los hogares argentinos), de las cuales las eléctricas representaban el 82,6%, las de kerosén y barra de hielo un 14,5%, y las de gas solo un 2.9%. Otro electrodoméstico característico es el lavarropas, presente en 1.380.903 hogares argentinos. Por otra parte, 2.414.377 hogares contaban con máquinas de coser, y 3.284.624 con radios, lo que representa el valor más

51Extraído de: http://www.estadistica.ec.gba.gov.ar/dpe/Estadistica/censos/032%20-%201960- Censo%20Nacional%20de%20Viviendas.%20Tomo%201/PDF/1960.pdf. Ultima visita 1/07/2020

135 alto, casi igualando a la cantidad de viviendas totales. Este último electrodoméstico tenía una difusión muy amplia, por ser un bien más accesible y por el gradual aumento del tiempo libre entre los trabajadores, a partir de los beneficios de las leyes laborales. Este proceso es conocido como “la democratización del bienestar” y ha sido estudiado por los reconocidos historiadores (Torre y Pastoriza, 2002). La radio además tenía una importancia central para las campañas publicitarias, las cuales solían enfocarse en la mujer ama de casa, ya que mientras realizaba las tareas del hogar escuchaba la programación radial y por lo tanto accedía a sus publicidades. Por otro lado, las campañas publicitarias para consumidores masculinos se hacían presentes en las transmisiones de espectáculos deportivos como partidos de fútbol, carreras automovilísticas y peleas de boxeo, lo que generaba según Omar Acha (Pérez, 2012: 197) una instancia de recreación masculina dentro del hogar que tenía una importancia para la difusión y sociabilidad masculina fuera del mismo.

Los televisores, por su parte, llegaron a 526.730 hogares en 1960 mostrando un crecimiento sustantivo en comparación con las décadas anteriores y posteriores (3 millones en 1969). Según Gonzalo Aguilar, si bien la televisión argentina comenzó en la década del 50’, a partir de 1960 se produce un salto cualitativo. En ese año se agregaron nuevas señales en Capital Federal y en el interior,52 se realizaron fuertes inversiones económicas en el medio y los aparatos, se incorporó la tecnología del video tape y se abarataron lenta y progresivamente los televisores (Aguilar, 2000: 251). Esto a su vez llevó a que la televisión pasara de provocar reuniones comunales en los 50’ (en clubes o bares) a ser parte del grupo familiar en los sesenta. Además se amplió progresivamente la programación ocupando más banda horaria e incluso transmitiendo en días feriados.

Por otro lado se segmentó la banda horaria para públicos específicos, la mañana para programas educativos, la tarde para programas dedicados a la mujer y los niños y durante la cena programas familiares o películas de entretenimiento (Aguilar, 2000: 255). La televisión cumplió funciones educativas, culturales y de entretenimiento. Es importante

52Hay que destacar que estaba prohibida la entrada de cadenas extranjeras al medio televisivo. Es por ello que los canales argentinos se asociaron mediante compañías paralelas con cadenas norteamericanas para adquirir contenido. 136 destacar que sirvió a su vez como símbolo de confort y status, contando con gran capital de consumo y demostrando una adscripción al “american way of life”. A partir del decreto ley de 1957 los canales de televisión pasaron a la órbita de los empresarios, consagrando el lucro privado. El artículo seis del decreto versa sobre la difusión de publicidad comercial, la cual podía realizarse siempre que su proporción, su carácter y su forma no afecten la calidad y jerarquía de los programas. A partir de esta normativa la televisión paso a depender profundamente del mercado, (Aguilar, 2000: 266) profundizando el rol de la publicidad en el negocio televisivo.

Los teléfonos por su parte crecieron de manera sostenida en el tiempo, al igual que las líneas en servicio. En 1955 había en el país, aproximadamente 1.143.736 aparatos y 843.276 líneas en servicio, tres años después en el comienzo del gobierno desarrollista la cantidad había aumentado a 1.245.217 teléfonos (un aumento del 7,1%) y las líneas activas eran 908.904 (un 7.7% más). Por último en 1962, el último año analizado, la cantidad ascendió a 1.399.565 aparatos y 1.089.779 líneas en servicio. Como vemos el crecimiento acumulado de teléfonos fue del 22%, mientras que de las líneas fue mayor, alrededor del 29%. La diferencia entre las líneas y los aparatos se debía, entre otros factores, a la cantidad de aparatos por casa, o al cierre por falta de pago. Siguiendo las estadísticas del censo de 1960, con una población en argentina de aproximadamente 20.013.793 millones de habitantes, distribuida en 4.403.199 viviendas, existían en promedio un teléfono cada 15,4 habitantes, y cada tres viviendas. Seguía siendo una cifra relativamente baja teniendo en cuenta la cantidad de familias con acceso al servicio, pero estaba en constante crecimiento.

Por otro lado es interesante remarcar que del total de viviendas en 1960, el 28% tenía piso de mosaico, el 32% de madera y un 18% de tierra. Mientras que el techo de las viviendas estaba integrado por chapas metálicas en un 39%, un 16% por baldosas, un 8% por tejas, 14% por cubierta asfáltica y un 7,5% por pajas y ramas. En cuanto a las paredes un 75% eran de ladrillos, un 9,3% de adobe y un 6,9% de madera. Como podemos observar, la cantidad de viviendas con materiales precarios era elevado, algunas poseían incluso un material precario combinado con otro de calidad, por ejemplo el 0,7% de las viviendas contaba con paredes de ladrillo y techos de pajas y ramas. Según el censo, la cantidad de

137 viviendas “precarias y rústicas” rondaba el 22%. Aumentando el porcentaje en las zonas rurales.

Estas cifras nos permiten aventurarnos a señalar una diferenciación sectorial, ya que no todos los hogares poseían artefactos. Los hogares obreros contaron masivamente con heladeras eléctricas, lavarropas y televisores recién a finales de la década del 60’ y a su vez sólo estamos teniendo en cuenta los hogares urbanos y no estamos realizando una diferencia regional. La Capital Federal, era sin lugar a dudas la más integrada a estos consumos en el país, podríamos diferenciarla de la propia provincia de Buenos Aires, donde los porcentajes eran menores, estos a su vez seguirán bajando a medida que estudiemos las provincias más pobres (Pérez, 2012: 113).

Los nuevos consumos culturales

Entre 1955 y 1965 se dio un proceso de expansión educativa en el país, logrando casi duplicar los niveles de escolaridad secundaria y universitaria. De esta forma fue creciendo el papel de la educación en el progreso general y se fue asociando con la aparición de nuevos sectores de ingresos medios. A la par que se daba este ascenso social se iban creando nuevos productos de consumo culturales para estos sectores. Los nuevos consumos fueron parte de “la nueva ola”, un fenómeno de importación cultural norteamericana, caracterizada por la música rock y twist y por nuevas prendas como jeans y sweaters (Manzano, 2010: 19). Si bien el público más importante fueron los jóvenes de todas las clases sociales argentinas, muchos padres toleraron y acompañaron estos nuevos consumos, transformándolo en una práctica familiar. Es por ello que podemos considerarlo como parte de la cultura de masas que se había “juvenilizado” (Manzano, 2010: 21).

Por otro lado los nuevos géneros musicales vinieron de la mano de películas extranjeras, especialmente teenpics con bandas de sonido rockeras. Este cambio en los consumos cinematográficos fue posible por la derogación de las regulaciones al ingreso de películas extranjeras – implementadas por el gobierno peronista para incentivar la industria nacional

138 del cine, llevada adelante por la Revolución Libertadora en 1957. Hay que destacar que en los primeros momentos de aparición de estos géneros musicales, surgieron críticas tanto de la Liga de Madres de Familia como de grupos católicos y partidos de izquierda, ya que veían en el rock y el twist algo peligroso para la moral sexual de la juventud y una amenaza para las tradiciones nacionales como el tango o el folklore. Para citar un ejemplo, en 1957 a la par que se incrementaba exponencialmente la popularidad del rock y los espectadores en cines nacionales, el intendente de Buenos Aires, ante las presiones de los grupos católicos, prohibió bailar rock and roll. Esto ocasionó protestas de jóvenes en el Obelisco, quienes desafiaron la norma bailando (Manzano, 25: 2010).

Por último podemos señalar que la importación y producción de discos en el país fue creciendo en esos años, para 1962 representaban un negocio de 9 millones de dólares anuales. Empresas internacionales como Radio Corporation of America (RCA), Columbia Broadcasting System (CBC) y Decca instalaron subsidiaras en el país, continuando con la lógica de las inversiones extranjeras analizadas previamente. A la par surgieron distribuidoras y productoras nacionales que comercializaron los primeros artistas locales. Incluso podemos destacar que en 1954 se fundaba la exitosa compañía argentina Winco en Ramos Mejía, que lanzaría en 1958 el popular tocadiscos Wincofon, volviéndose un éxito de ventas y pasando a ser parte de muchos hogares tecnificados argentinos53. La venta de discos no solo incluyó a los nuevos géneros musicales, sino que también implicó la reinvención del folklore argentino, con grupos como los Chalchaleros, y posteriormente a fines de la década de 1960 acompañó la creación del rock nacional.

El consumo en los medios gráficos

A continuación nos detendremos en el análisis de uno de los factores más importantes que influyen en el consumo, la publicidad. En Argentina esta apeló a estereotipos de género y de familia al momento de presentar sus productos, especialmente a los propios del “hogar tecnificado”. En el periodo peronista la imagen típica de las publicidades y de las propagandas gubernamentales era la de una familia en el que el padre está sentado leyendo

53Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Winco. Ultima visita 1/07/2020 139 un diario o escuchando la radio mientras que la madre realiza las tareas domésticas y los hijos se ocupan de sus tareas escolares. Este estereotipo de familia nuclear buscaba reflejar la prosperidad económica, especialmente en lo referente al pleno empleo y los salarios altos, que permitían a los jefes de familia disfrutar de su tiempo libre y acceder a nuevos bienes de consumo (Torre, 2010:206).

Tal como indica Natalia Melanesio otro de los estereotipos utilizados en las publicidades durante el peronismo es el de mujer “sexy y bonita”, algunas campañas de electrodomésticos solo incluían el nombre del producto y a una mujer voluptuosa en bikini (Milanesio, 105: 2014). Además de la feminización de los productos de consumo se apeló también a su humanización, se utilizaban imágenes antropomórficas para el caso de productos alimenticios, los cuales eran dibujados del tamaño de una persona y aparecían abrazados por las amas de casa. Por último podemos mencionar las publicidades que apelaban al humor (con rimas, anagramas, eslóganes pegadizos, juegos de palabras, etc.) las cuales eran incluidas en todo tipo de revistas y diarios (Milanesio, 2014:110).

Luego de la caída del gobierno peronista, encontramos nuevas estrategias de marketing y estilos de publicidades. Podemos sin embargo notar continuidades, la utilización del humor con juegos de palabras como “Yo estoy en la onda” de combinados Philips54 , “precios congelados” de heladeras Siam55, “la Guerra Fría la gano Cometa”56, continuó practicándose. Más allá de las continuidades y novedades, los productos estrellas del pos peronismo serán los bienes de consumo durable, especialmente los automóviles y los electrodomésticos. Esto no significó que productos de industrias tradicionales/vegetativas como cigarrillos, bebidas, textiles y alimentos estuvieran fuera del mercado publicitario.

Lo que primero llama la atención es la valoración de los productos nacionales, que eran equiparados en calidad a los extranjeros; lo observamos tanto en empresas argentinas dinámicas como Siam Di Tella o Universal (que exclamaba que “sus calefones vencieron a

54La Nación, 27 de mayo de 1958 55La Nación, 19 de septiembre de 1955. 56La Nación, 19 de septiembre de 1956. 140 los importados)57, en tradicionales como la fábrica textil San Andrés S.A58, en la marca de camisas Manhattan “la mundialmente famosa camisa de todos los tiempos, exacta a la de los EE.UU”59, Burberrys con sus “casimires igualitos a los ingleses”60 o los cigarrillos Norton con su eslogan “fume a lo importado”61 y en filiales de empresas extranjeras en el país. Estas últimas resaltaban ser parte de la industria nacional. Podemos citar como ejemplo la firma petrolera norteamericana Esso, que se presenta como una “petrolera argentina”62 y a Standard Electric que señalan el alto grado de calidad de los productos de esta “industria argentina”.63 En cambio las empresas que se identifican como importadoras, señalan su origen como sinónimo de calidad de sus productos.64 Por otro lado se destacan especialmente durante el desarrollismo las publicidades de empresas importadoras de bienes de capital65.

Los automóviles en consonancia con el incremento en las ventas, tuvieron un fuerte peso en los medios gráficos. Tanto compañías extranjeras radicadas en el país, como empresas nacionales promocionaban sus productos mostrando su calidad, sus partes, las características que poseía, el éxito en las ventas y sus amplias formas de financiación. Es importante remarcar que las empresas instaladas en el país explicitaban como una cualidad que sus productos habían sido fabricados nacionalmente, mencionando incluso donde se localizaban las fábricas y cuanto habían producido66. La inversión en el país era un valor rescatado por las filiales, Peugeot daba cuenta de 3 millones de dólares invertidos y la construcción de 25.000 metros cuadrados67. Esta estrategia de marketing era compartida

57La Nación, 22 de septiembre de 1957. 58Que sucedió en 7 días. 18 de septiembre de 1956. 59Leoplan, 6 de septiembre de 1961 60Que sucedió en 7 días. 23 de septiembre de 1956. 61Cigarrillos Norton, El grafico 1958. Extraído de http://cigarrillosenargentina.blogspot.com/2013/07/publicidad-cigarrillos-norton.html . Ultima visita 1/07/2020 62La nación.1 de mayo de 1960. 63La Nación, 27 de mayo de 1958. 64La Casa de bebidas Dellepiane importa productos “finísimos” españoles. En la Nación, 10 de mayo de 1961. 65Por ejemplo los camiones Diamond T importados de EE.UU. En La Nación 10 de septiembre de 1956. En cuanto a las importadoras de bienes de capital podemos citar a la inglesa Imexport una importadora de bienes de capital industriales ingleses (Asquith Corporations) y al Departamento de Importaciones de CINTRA, que representaba a varias empresas industriales alemanas “que querían colaborar con la industria argentina. La Nación 8 de mayo de 1960 y La Nación 3 de mayo de 1961 66 Por ejemplo, la marca de automóviles Heinkel. EnLa Nación, 8 de mayo de 1959 67La Nación, 18 de mayo de 1961. 141 por sus competidores nacionales, Siam Di Tella anunciaba haber invertido 3 millones de pesos para el desarrollo y la venta de su modelo Di Tella 1500, además la firma recalcaba haber obtenido un crédito productivo del EXIMBANK, prueba de éxito, de confianza y de su intereses por incrementar la capacidad de producción68.

La difusión de los productos característicos del hogar tecnificado tuvo también un gran peso en la publicidad: heladeras, cocinas, termo tanques, lavarropas, secarropas, batidoras e incluso las primeras aspiradoras y los primeros aires acondicionados eran presentados como necesarios para que las amas de casa ahorren tiempo y trabajo, brindándoles placer y felicidad. En un anuncio de la marca de cocinas Domec, se lee “la rutina del cocinar se convierte en placer en la Domec”69. Las cocinas de la importante firma nacional Volcán eran acompañadas por dibujos de mujeres felices, asombradas y enamoradas del producto70. Siam por su parte marcaba firmemente los roles de género y el poder de decisión masculino, un ama de casa observaba a un hombre lavar que exclamaba que “si él tuviera que lavar compraría un lavarropas Siam71. Las máquinas de coser Bromberg presentaban a una mujer cosiendo con el cochecito de su bebe al lado y resaltaba que al ser silenciosa se puede trabajar de noche sin molestar a sus familiares72.También podemos citar a la marca de lavarropas Cometa que mostraba un dibujo de un ama de casa limpiando, con un cuadro de texto que exclamaba que era la señora “dale dale”, mientras que otra que poseía un lavarropas era la señora “sale, sale”, ya que podía irse mientras el lavarropas trabajaba por ella 73. Lo mismo proponía Edel, sus lavaplatos (un producto novedoso y exclusivo de la época) servían para que “Mamá siga con nosotros, mientras que Edel sigue con la vajilla”74. Por último, siguiendo esta línea Siam presentaba una lustradora en el que una mujer “ya no tenía motivo para de vivir de rodillas” al comprarse una lustradora eléctrica75.

68La Nación, 22 de mayo de 1961. |69La Nación, 4 de septiembre de 1956. 70La Nación 22 de septiembre de 1955 71La Nación, 10 de septiembre de 1956. 72La nación, 6 de mayo de 1959 73La Nación, 5 de septiembre de1956. 74La Nación 4 de mayo de 1960. 75La Nación 3 de mayo de 1959. 142

La importancia de la publicidad en el consumo de electrodomésticos era significativa, por lo que la calidad gráfica era superior en estos productos. Por ejemplo, Orbis exponía un dibujo de gran calidad en el que una cocina salía de un marco, ya que “la calidad de sus productos salían del marco de lo común”76. Para superar a sus rivales la empresa nacional Di Tella creó su propia agencia de marketing, Agens, la cual tuvo la particularidad de concebir la publicidad como parte de una estrategia mayor, con una fuerte presencia en todas las comunicaciones y acciones de la compañía. La agencia además tenía un vínculo con los profesionales del Departamento de Diseño Gráfico del Instituto Torcuato Di Tella, los cuales aportaban nuevas técnicas publicitarias (Sena, 2019:15).

Una estrategia utilizada en marketing es la de apelar a sentimientos y emociones, podemos rastrear esta práctica en la década del 30’ en Argentina, en empresas como Quilmes y Ford que utilizaban el miedo en sus anuncios. Sin embargo su uso en Estados Unidos y Europa databa de décadas previas (Rocchi, 2003:184). En el periodo analizado en este trabajo, era una estrategia que se utilizada con diversos grados de explicitación. Con esto queremos decir que en el ideario de los estereotipos publicitarios para productos del hogar tecnificados las mujeres eran presentadas como felices luego de consumir el producto, aunque esto más bien hay que inferirlo de los eslóganes y las ilustraciones. Algunas firmas en cambio lo hacían más explícito y con otras emociones, Patrick apelaba al amor que recibía el esposo luego de regalarle una heladera a la mujer77. Otras en cambio invocaban el miedo, Westinghouse presentaba un bebe tomando la mamadera y abajo escrito “Por frío que sea el invierno, sus alimentos necesitan siempre la segura protección de un Westinghouse”, “Usted puede estar seguro si es Westinghouse”78, la palabra seguro y protección eran además subrayadas para mayor énfasis. El miedo también aparecía claramente en los productos farmacéuticos79. Podemos también señalar publicidades que apelaban a sensaciones como el frío y el calor, una firma nacional que producía calzado mostraba una mujer en su casa relajada con sus pantuflas mientras en la calle se percibía una jornada de frío y viento, la imagen era acompañada por el eslogan “pies calientes,

76La Nación, 22 de septiembre de 1957. 77La Nación, 2 de septiembre de 1956. 78La Nación, 4 de mayo de 1958. 79Ver anuncios de Bayer o Geniol. Leoplan, 15 de mayo de 1959. 143 corazón caliente”80. Por último la tranquilidad como valor también se observa en algunos anuncios, especialmente a las referentes a seguros81. Es interesante destacar que incluso encontramos anuncios que mostraban a amas de casa enamoradas de sus electrodomésticos82.

Las publicidades construían demandas típicas de los consumidores, estandarizando el equipamiento básico que debía haber en cada hogar, por lo tanto se realizaba una estandarización de los bienes y de los consumidores (Carosio, 2008: 137). Los marcados estereotipos de género mostraban al hombre como un “señor” exitoso, (empresario, oficinista o incluso militar)83, que consumía productos para algunos sectores del “hogar tecnificado”: el jardín y el taller84. Y que además decidía sobre la compra de los productos más importantes y costosos pedidos por su mujer, la cual a su vez recibía recomendaciones de vecinas o amigas. El “boca a boca” era resaltado en las publicidades, reflejando una práctica de las consumidoras argentinas. Por otro lado para captar un mayor número de consumidores se siguieron utilizando estrategias de comercialización propias del capitalismo de consumo masivo, tales como la financiación en cuotas con anticipos, créditos personales, vendedores a domicilio y amplias garantías85. Debemos refrescar en este punto la citada tesis de Daniel Bell que entiende a estas prácticas como los posibilitadores de la sociedad de consumo masivo (Bell, 1977). A partir de la década del 60’ vemos aparecer la categoría de “chic” en los medios gráficos, para designar a productos que estaban a la moda86, creando una nueva pauta de consumo, que mediante una diferenciación subjetiva se transforma en una forma de codificación social. Esta cualidad presentada en las publicidades, juega sobre el sentido de pertenecer y por lo tanto construye un sistema social de aspiraciones en una sociedad argentina en expansión, con una pujante y amplia clase media (Carosio, 2008: 137).

80Leoplan, 15 de mayo de 1959. 81“Compañías privadas de seguro” en La Nación, 4 de mayo de 1959. 82Lavarropa Siam, modelo Hoover. Que sucedió en siete días. 11 de septiembre de 1956. 83Leoplan 1 de enero de 1958. 84Corta cercos “Don cerco” apelaba a un hombre que no necesitaba de jardineros y remarcaba que su producto ahorraba tiempo y esfuerzo. La Nación, 24 de septiembre de 1956. 85Leoplan , 1 de enero de 1958 86Loción Ronsard, en Leoplan 15 de noviembre de 1961. 144

Otro aspecto que notamos en la publicidad de los productos electrónicos es la apelación a un consumidor masculino experto, que conoce en profundidad los productos que necesita (especialmente en los aspectos técnicos) y no se deja engañar fácilmente. De esta forma observamos en televisores87, radios, radiadores88, lavarropas89, calefones90 diseños que muestran el interior de los mismos, señalando sus componentes y resaltando la calidad de los mismos y lo avanzado de su tecnología. Los compradores a su vez eran aconsejados y educados por las publicidades, para utilizar mejor los productos y para que no fueran estafados por imitaciones.91 La cualidad de la experticia no solo se enfatizaba en el potencial consumidor, los vendedores de las casas de electrodomésticos o de las marcas comerciales eran presentados también como expertos en la materia, siendo una garantía de calidad.

El valor comercial de la calidad tuvo su eco en los premios que se entregaban a los “mejores productos” en su terna, las cocinas Orbis por ejemplo decían ser la única cocina que poseía la Cinta Azul de popularidad y calidad de la Brand Baromether Asossiation,92 también la empresa de inodoros Franklin se enorgullecía de obtener el 1º premio en el Congreso Interamericano de ingeniera sanitaria y la cinta azul de popularidad ya mencionada93. La importante marca de ciclomotores Gilera resaltaba las victorias en carreras obtenidas por sus modelos94. Por último podemos citar casos en el que las marcas se ponían en contacto con sus clientes mediante concursos con premiación: Remington Rand presentaba el concurso de “Miss Secretaria Argentina”95, Manirey que pedía a los consumidores describir que sentían al saborear sus productos96 y la yerba mate Águila97 que proponía un concursos en el que los consumidores debían enviar a la empresa crucigramas resueltos para obtener premios.

87Televisores Columbia. La Nación 10 de mayo de 1958. 88Leoplan, 15 de julio de 1959. 89Lavarropas Cometas en , La Nación, 27 de mayo de 1958 90Calefones Heineken, en la Nación 3 de mayo de 1959. 91Por ejemplo los jabones Extracto de Blanco explicaban cómo evitar caer en falsificaciones. En La Nación, 10 de marzo de 1962. 92La Nación, 7 de mayo de 1959. 93La Nación, 29 de marzo de 1962 94La Nación, 3 de septiembre de 1957 95La Nación, 3 de mayo de 1958. 96La Nación, 13 de mayo de 1958. 97La Nación 4 de mayo de 1959 145

Las estrategias de marketing también se adaptaron a los cambios tecnológicos de la sociedad argentina, al calor del aumento de los aparatos televisivos y la ya amplia difusión de la radio en los hogares argentinos, algunas campañas publicitarias combinaban publicaciones en medios gráficos y en radio y televisión.98 Podemos citar además publicidades graficas que recomendaban programas de radio como la del vino Titán y el programa de radio mundo,99 o Cinzano y un programa de tango100. La complementariedad también se daba entre productos, Shell señalaba que su insecticida permitía el crecimiento de la industria algodonera argentina101 y Gilera se unía con neumáticos Pirelli y productos Castrol Oil. De esta forma se buscaba mostrarle al consumidor la importancia del eslabonamiento de las cadenas productivas, que como analizamos en los primeros capítulos era un objetivo de las políticas industriales del desarrollismo.

Otro aspecto importante del que las publicidades se hicieron eco, es el contexto económico y político, con los ideales desarrollistas como faro. Marcas nacionales como Textil Oeste102 remarcaban la importancia de su industria, ya que permitían el ahorro y la generación de divisas. La marca de heladeras Saccol por su parte, haciendo referencia al contexto nacional de 1959 (con el ya citado ajuste económico enmarcado en el crédito Stand by del FMI), exclamaba que “a usted que está en plan de austeridad, la heladera Saccol le pone el hombro“103. La firma petrolera Astra “extrae petróleo argentino por argentinos para argentinos” y se comprometía a apoyar a YPF en la batalla por el petróleo.104 Heredia y CIA por su parte declaraba realizar una calificada producción más una importación selectiva, adscribiéndose al progreso industrial argentino, este eslogan lo podemos

98En el siglo XXI la industria gráfica fue perdiendo importancia ante otras formas publicitarias.Para ponerlo en cifras, según la Cámara Argentina de Agencias de Medios, durante 2017 la industria de la comunicación invirtió alrededor de 30.693 millones de pesos en la compraventa de espacios publicitarios. De esos 30.693 millones, el 41% (12.603 millones) se destinó al “sistema televisión”, mientras que el 24% (7.366 millones) fue al “sistema internet”. En el tercer lugar quedó el tradicional “sistema gráfico”, que en 2016 alcanzó una porción publicitaria del 21% y en 2017 apenas un 16%. Extraído de https://revistacrisis.com.ar/notas/los- influencers-y-el-kiosco-de-la-autenticidad. Ultima visita 1/07/2020 99La Nación, 5 de septiembre de 1955 100La Nación, 12 de mayo de 1958 101La Nación 4 de mayo de 1958 102 La Nación, 8 de mayo de 1960. 103Leoplán, 15 de abril de 1959. 104La Nación, 22 de mayo de 1962 146 relacionar con el ideal desarrollista de limitar las importaciones a bienes de capital necesarios para el crecimiento productivo105. Gardini una empresa productora de máquinas de coser, explicaba que “la mujer hace patria, cuidando la economía nacional” y que sus productos duraban toda la vida, por lo que se “ahorraban recursos”106. El centro Marítimo de Armadores por su parte explicaba un plan para aumentar la industria naval y permitir un mayor ahorro de divisas107. Fiat brindaba un descuento en el precio de sus tractores a los afectados por las inundaciones de 1959108. Las empresas extranjeras instaladas en Argentina, también indicaban el potencial de ahorro de sus productos, los teléfonos de General Electric Argentina “le hablan a través de su teléfono de un ahorro de divisas para el país y de un apoyo al definitivo autoabastecimiento nacional”109 .

Por otro lado otros acontecimientos aparecían en las publicidades, como las conmemoraciones de fechas patrias110 o incluso otros hechos políticos como la visita del príncipe Felipe de Inglaterra y la del vicepresidente Richard Nixon111. El gobierno también era un actor en los medios gráficos, apelaba a propagandas para incentivar el consumo de algunos productos nacionales. En una publicación del Ministerio de Economía de 1960, se pedía a las amas de casa que consuman menos carne vacuna hasta que el stock se recupere, ya que la exportación de novillos era clave para la economía argentina. Además presentaban a la carne de oveja o el pescado como un bien sustituto y pedían que se adquieran productos nacionales para defender las fuentes de trabajo argentinas. Las instrucciones presentadas iban acompañadas por una ilustración metafórica que mostraba una mesa servida, en el que los platos eran el peso moneda nacional112.

Algunas empresas nacionales distinguían los logros de productividad, en consonancia con los objetivos gubernamentales. Gilera festejaba la producción de su moto N° 10.000113 ,

105La Nación, 22mayo de 1962 106La Nación 25 de mayo de 1960 107La Nación 5 de mayo de 1959. 108La Nación 6 de mayo de 1959. 109La Nación 13 de mayo de 1958 110Coca Cola, Quilmes, Fiat, Pirelli y demás empresas mostraban su adhesión al día festivo expresando su labor en el progreso del país. Ver La Nación, 13 de mayo de 1960. 111La Nación mayo de 1958. La Nación, 22 de marzo de 1962. 112La Nación, 13 de mayo de 1960. 113La Nación, 22 de septiembre de 1957. 147

Gardini expresaba poder producir “una maquina cada 2 minutos y cuarenta y cuatro segundos”114. La Bernalesa, una fábrica de tejidos de algodón, remarcaba sus 20.000 toneladas de producción anuales, que probaban con “orgullo” en nuestro país y en Latinoamérica la perfección lograda por la moderna industria textil nacional115. Carbometal mostraba como “la industria argentina ya era una realidad”, para ello aportaba cifras de sus ventas entre 1955 y 1960 e ilustraciones de sus plantas116. Apelar a estadísticas de producción, ventas y productividad van a ser una estrategia de marketing utilizada tanto por empresas nacionales como hemos citado, como por internacionales. Ford Motor Company dedicaba casi una página entera a mostrar las cifras de productos agrícolas transportados, demostrando las virtudes de sus productos para reducir costos y “movilizar la riqueza agraria”.117 El concepto de “vanguardia”, era también utilizado en los anuncios las empresas, indicando ser pioneras en su rubro. Para citar dos ejemplos, Wanora y Promotor anunciaban ser la primera fábrica argentina de máquinas de coser, siendo un “auténtico símbolo de trabajo, perseverancia y fe”118; la firma Parsson se enorgullecía de producir el primer televisor integralmente argentino119 .

La importancia de las marcas nacionales era también resaltada en las revistas, Que sucedió en 7 días, uno de los órganos propagandísticos de las ideas desarrollistas, publicaba notas de opinión en la cuales explicaban la necesidad de fomentar diversas industrias nacionales para impulsar el crecimiento económico y ahorrar divisas: televisores120, relojes121, cemento122. Además publicaban informes sobre el consumo masivo y la producción de bienes agropecuarios como carne, azúcar, leche y vino123. Sobre este último producto los editores explicaban que el restablecimiento del control de precios durante la “Revolución Libertadora” garantizó un beneficio económico al consumidor pero afectó el

114La Nación, 3 de septiembre de 1957 115Revista Que sucedió en 7 días, 14 de agosto de 1956 116La Nación, 3 de mayo de 1961. 117La Nación, 3 de septiembre de 1957 118La Nación, 9 de septiembre de 1955. 119La Nación, 19 de septiembre de1955. 120Revista Que sucedió en 7 días, 2 de abril de 1957. 121 Revista Que sucedió en 7 días .11 de septiembre 1958 122Revista Que sucedió en 7 días. 11 de diciembre 1956. 123Revista Que. 11 de diciembre de 1956 (leche), 5 de mayo de 1957 (carne). 21 de mayo de 1957 (azúcar). 29 de octubre (carne). 3 de diciembre 1957 (carne). 148 abastecimiento, apareciendo prácticas delictivas de comerciantes como adulteraciones (el propio gobierno autorizó el “estiramiento del vino” con un 10% de agua) y sobreprecios para consumir vinos comunes con etiquetas de vinos de mayor calidad. La solución que planteaban era el aumento de la producción con un incentivo estatal, por ejemplo a partir de crédito barato124. Como hemos observado previamente en las estadísticas, el consumo de vino creció fuertemente a partir del desarrollismo, esto fue posible por el aumento de la producción que se logró, superando los problemas de abastecimiento que denunciaban en la revista.

Las empresas comercializadoras de cigarrillos, uno de los productos más importantes de las industrias “vegetativas”, utilizaron por su parte estereotipos de éxito masculino y femenino para aumentar sus ventas, al igual que los productos del “hogar tecnificado”. Los fumadores de los anuncios eran mayormente militares exitosos o empresarios. Los cigarrillos Directores eran presentados como “productos exigidos por los que dirigen”125. La marca Veracruz era “el cigarrillo de los círculos distinguidos”, como se puede observar utilizaban un juego de dobles sentidos126. Los cigarrillos “Elegidos por nobleza” por su parte eran “para los que saben elegir”127. La experticia que acompaña a los distinguidos y exitosos era la imagen a la que apelaban las empresas para vender estos productos de consumo masivo. Otro de los bienes masivos tradicionales que podemos mencionar es la cerveza, la firma nacional con más presencia era sin lugar a dudas Quilmes. Esta empresa presentaba en sus publicidades mujeres con una belleza estereotípica consumiendo y juegos de palabras: “Sube, sube la espumita”128.

Es interesante recalcar que durante el periodo desarrollista encontramos un aumento significativo de los anuncios referentes al turismo internacional y de cabotaje, en consonancia con las estadísticas presentadas. En el país operaban numerosas empresas de turismo y aerolíneas, tales como: Swiss Air, Panagra, Pan Americans, Lufthansa, Braniff

124124Revista Que. 21 de mayo de 1957 125La Nación, 7 de septiembre de 1957. 126Cigarrillos Veracruz, en El grafico 1958. Extraído de http://cigarrillosenargentina.blogspot.com/search/label/1958 . Ultima visita 1/07/2020 127Cigarrillos Elegidos por Nobleza en Mundo Deportivo 1955. Extraído de http://cigarrillosenargentina.blogspot.com/search/label/1955. Ultima visita 1/07/2020 128 La Nación, 3 de marzo de 1962. 149

Airways, Lan Chile, Canadian Pacific Airlines, Scandinavian Airlines, Lanica Airlines, Varig, Aerotransportes Litoral Argentino y Aerolíneas Argentinas, estas dos últimas eran las únicas de capital nacional. También encontramos empresas navales internacionales: Finmare, Genova e incluso la empresa argentina Flota Mercante del Estado. Para captar más clientes, las compañías brindaban planes de crédito y pagos en cuotas, además buscaban sumar consumidores de menores ingresos que sus clientes habituales. Panagra presentaba un anuncio en el que un ama de casa, le entregaba un café a su marido y era sorprendida ante la propuesta del vendedor para que acceda a un viaje a EE.UU, quien aclamaba que “el Inter Americano Jet no cuesta lo que usted piensa, cómodamente a su alcance…”129.

Durante el periodo estudiado la importancia de la industria publicitaria iba de la mano con las crecientes ventas de revistas, en 1958 se vendieron casi cinco millones de revistas. Además el periodo analizado coincide con una creciente predominancia de la imagen, desde la irrupción de las vanguardias modernizadoras en el arte, así como también en la arquitectura y en aquellas expresiones gráficas ligadas a la publicidad y a la nueva profesión de diseñador gráfico (Sena, 2019:4). La industria publicitaria argentina tomó muchos aportes de su par norteamericana, los 50’ y 60’ fueron el momento de esplendor del new styling y advertising norteamericano. El new styling hacia mayor énfasis en que los productos fueran superficialmente atractivos, por sobre otros factores como calidad y duración.

La Avenida Madison de Nueva York, centro de la actividad publicitaria, se transformó en un faro para muchos publicistas argentinos quienes adoptarán rápidamente las nuevas técnicas de persuasión para lograr efectividad en la recepción de los mensajes comerciales. Los escritos de Harold Lasswell, Joseph Klapper, Ernest Ditcher, entre otros fueron lecturas obligadas para las agencias locales (Sena, 2019: 5). La influencia norteamericana se puede rastrear hasta principio del siglo XX, como explica Rocchi la revista nacional Industria, una de las primeras revistas nacionales referentes a la publicidad traducía los avances de la industria publicitaria norteamericana (Rocchi, 2003: 183). Además en 1929 se produjo un

129La Nación, 7 de marzo de 1962 150 acontecimiento que modernizó las prácticas publicitarias argentinas: la instalación de una sucursal de la agencia estadounidense J. Walter Thompson, una de las más importantes del país. Posteriormente desembarcaron otras agencias como Ayer & Son en 1929, McCann Erickson en 1935, y la británica Lintas (Lever International Advertising Services) en 1931. Argentina fue pionera en Latinoamérica en recibir estas empresas (Rocchi, 2017: 96).

Por otro lado el país contaba con unas cuantas asociaciones de publicitarios: la Asociación de Jefes de Propaganda, el Círculo Argentino de la Publicidad, la Asociación Argentina de Agencias de Publicidad (AAAP), el Instituto Verificador de Circulaciones (IVC), la Asociación de Agentes de Publicidad y la Federación Argentina de Publicidad. Esta última, en la semana de la publicidad a fines de noviembre, destacaba la importancia de la misma para aumentar la demanda, la producción y para disminuir por ende el costo por unidad130. Por estas razones señaladas en la gráfica, la publicidad es prosperidad concluía el eslogan.131 A su vez no podemos finalizar el análisis de esta industria y su impacto en el consumo masivo, sin mencionar la revista Ímpetu “revista mensual de propaganda y ventas”, que salió a la luz en 1935 y constituyó una herramienta para el mundo publicitario y la industria gráfica de la época. Citando al primer número de la revista dirigida por Manuel Marcelino Mórtola […] “Todos aquellos interesados en lograr el favor del público para sus productos, hallarán en ella métodos, procedimientos, principios y sugestiones de evidente utilidad. La propaganda, tan diversa y variada, será estudiada en todos sus aspectos. Pondremos al alcance de comerciantes e industriales el sazonado fruto de la experiencia” […] 132 . El director de la revista fue además uno de los directores generales de J.W. Thompson, demostrando la influencia y los vínculos existentes con la agencia norteamericana.

Consideraciones finales

En el periodo abordado hay una expansión del consumo masivo en consonancia con el aumento de la producción industrial del país. Es sorpresivo el incremento del consumo, ya

130En una economía de escala, aplicable a algunos bienes, cuanto mayor es la producción menor es el costo unitario de los mismos. 131Revista Que. 26 de noviembre de 1957. 132Consultado en http://dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/handle/123456789/2886. Ultima visita 10/09/19 151 que como hemos señalado en el capítulo previo, entre 1955 y 1962 hay una caída de la participación de los asalariados en el ingreso bruto interno y un retroceso de los salarios reales. Una posible explicación de este fenómeno es la mayor producción industrial, acompañada de aumentos en la productividad de las ramas dinámicas productoras mayormente de insumos y de bienes intermedios y durables. La producción local hacía más accesible estos bienes (automóviles y electrodomésticos) y lograba satisfacer una demanda que estaba latente en una parte de la población. Las clases medias y altas urbanas, principales consumidores de los bienes durables, tenían un ingreso que les permitía lograr una capacidad de ahorro y resistir mejor los vaivenes de la economía local. Otro factor que podemos sumar a la explicación, son las estrategias de comercialización que observamos en las publicidades (compras en cuotas, créditos personales, envíos, venta puerta a puerta, amplias garantías) las cuales incentivaban el consumo. El crecimiento del consumo lo vimos reflejado en las estadísticas de producción y venta de bienes (cigarrillos, cemento, carne, harina vino y cervezas). Los cigarrillos incluso mostraron un crecimiento constante en años de recesión y con aumentos de precios. A la luz de esta evidencia podemos señalar el carácter inelástico de estos bienes de consumo masivo, que se mantuvieron estables, e incluso en ciertos casos crecieron ante el retroceso de los salarios reales y el aumento generalizado de los precios.

Las importaciones de bienes de consumo mostraron un crecimiento durante la Revolución Libertadora, aunque luego decrecieron durante el periodo desarrollista, sobre todo ante el aumento de la producción local de combustibles, uno de los rubros más importantes. La importación de bienes de capital en cambio sí aumentó, y esto se reflejó también en las publicidades. El único año con una fuerte caída en el nivel de consumo general es 1959, en el cual las medidas económicas aplicadas en el contexto de un crédito stand by con el FMI, cuyos objetivos eran reducir el déficit empresarial, fiscal y equilibrar la balanza de pagos, generaron un encarecimiento de los insumos industriales y un aumento de la inflación. Esto desembocó en una caída de la actividad económica que redujo el poder adquisitivo de la población y significó una crisis general de la economía nacional.

152

Por otro lado se agregaron nuevos productos de consumo culturales, que generaron resistencia en grupos conservadores de la población, asociados a la Iglesia Católica. Además, en términos generales hubo un aumento de la importancia de los servicios de transporte, como aviación y navegación, y se amplió notablemente la venta de bienes de consumo durables, especialmente los de la industria automotriz y los productos del “hogar tecnificado”. Estos últimos fueron adquiridos principalmente por la clase alta, y la clase media urbana. Este crecimiento era acompañado por campañas publicitarias que adoptaron diversos estilos y técnicas de marketing que a su vez se anclaban en la realidad económica y política del país. Técnicas que fueron aprendidas de las agencias publicitarias norteamericanas. Las publicidades graficas además adoptaron estereotipos de género característicos del “hogar tecnificado” de manera constante. Un aspecto central del consumo argentino era resaltar la “calidad de lo importado” como un valor de referencia a alcanzar o superar (tan es así que existían las camisas nacionales marca “dólar”133). Los productores argentinos resaltaban en las publicidades la madurez y el desarrollo de la industria nacional, en consonancia con los valores desarrollistas. Esta modernización industrial argentina tenía también su eco en la producción realizada por las compañías extranjeras instaladas en el país, un símbolo de la política económica realizada durante la presidencia de Frondizi, tal como hemos señalado en el capítulo previo.

133Leoplán 7 de junio de 1961. 153

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Conclusión

Entre 1955 y 1962 pudimos observar en la República Argentina un crecimiento en la capacidad industrial, que fue acompañado por un aumento en el consumo público y privado. Aun siendo años de caída del salario real y de caída de la participación de los asalariados en el ingreso bruto interno. Asimismo encontramos continuidades y diferencias entre el proyecto peronista y los tres gobiernos que lo sucedieron. El modelo de sustitución de importaciones claramente fue una continuidad134, y la instalación de capitales extranjeros en el sector petrolero y en la industria pesada fueron medidas que comenzaron a ser implementadas en los últimos años del peronismo en el poder. La paradoja argentina es que Frondizi, uno de los principales detractores a estas políticas económicas (para el sector petrolero), finalmente será el que abra las puertas a las inversiones, incentivándolas El ancla ideológica de este giro en política económica provino del proyecto “desarrollista”, impulsado por Rogelio Frigerio desde la revista Que sucedió en 7 días. Los intelectuales desarrollistas utilizaron aportes de diversos autores latinoamericanos, europeos y soviéticos.

Debemos aclarar que en los años estudiados no solo se dio un crecimiento económico, sino que también hubo un desarrollo económico. Esto último hace referencia a un aumento en las capacidades productivas del país. Este objetivo económico fue planteado ya en 1954, en el Congreso Nacional de Productividad y Bienestar Social. El aumento de la productividad se registró principalmente en las industrias que hemos calificado como “dinámicas”: caucho, químicas, derivados del petróleo, carbón, metalúrgica, maquinarias, y material de transporte Las industrias “tradicionales” o también definidas como vegetativas (alimentos, textiles, madera, muebles, tabaco, cuero) mantuvieron un crecimiento y desarrollo inferior. El primer tipo de industrias, en el que se instaló principalmente la inversión extranjera directa, contó con este capital para poder modernizar la maquinaria industrial y lograr uno de los objetivos propuestos por el gobierno de la Unión Cívica Radical Intransigente, el

134 Aun con un aumento de las importaciones de bienes de consumo en el gobierno militar, del orden del 39% y de bienes totales en un 24%. 158 aumento de la productividad, que fue acompañado por un aumento de la mano de obra empleada en estos sectores. Las industrias tradicionales ocuparon menor mano de obra y el escaso aumento en su productividad se debió a que no contaban con el capital necesario. Las que tenían mayor poder financiero y/o lograban acuerdos de marca y tecnología con matrices extranjeras podían en cambio aumentar su productividad y sus ventas. En cuanto al consumo de bienes agroindustriales, en el rubro bebidas, la producción y el consumo de vino creció con mayor fuerza que la cerveza, especialmente durante el desarrollismo. Por otro lado hay una tendencia a la baja del consumo de carne vacuna, con una gran caída en 1959, en el marco de las dificultades económicas, por el contrario la carne porcina (que no representaba un producto de exportación) tuvo una tendencia al alza. El proceso inflacionario y las oscilaciones de la demanda internacional, en cuanto a rentabilidad interna y demanda externa, fueron otros factores que encontramos para explicar estas tendencias.

El aumento de producción en sectores prioritarios como es el caso de los combustibles y otros insumos industriales, permitió un ahorro en divisas extranjeras y un eslabonamiento de las industrias nacionales. Aun así no hay que dejar de mencionar que la Ley 14.780 de Inversiones Extranjeras aseguraba el libro de giro de utilidades a las empresas, permitiendo por lo tanto un flujo permanente de divisas al exterior. Entre 1959 y 1962 hay un superávit de beneficios reinvertidos frente a los remitidos a las casas matrices, luego pasa a ser una relación deficitaria.

Por otro lado la inversión extranjera directa puede ser un problema para el país receptor, ya que puede cooptar el mercado de crédito local (al ser más solventes), pueden aplicar prácticas monopólicas, o pueden incluso destrozar las ventas de las empresas nacionales competidoras. En el caso argentino, dejando de lado las empresas del sector tradicional, sencillamente solo había unas pocas en el sector dinámico, tales como Siam Di Tella Gilera, C.I.P.A y Volcán. Estas empresas además se asociaron o incorporaron tecnología extranjera. Si bien Siam Di Tella entrara en crisis a principios de los 70’, siendo uno de los factores la dura competencia mencionada, no encontramos en el corto plazo un impacto negativo generalizado en el desarrollo nacional. La instalación de las empresas extranjeras

159 significó además un proceso de concentración económica productiva, recordemos que las principales 100 empresas acaparaban el 25% de las ventas totales, de las cuales el 60% corresponde a compañías con más de la mitad de su capital extranjero, porcentaje que trepaba al 80% si incluimos empresas argentinas con aportes de capital extranjeros.

Esta nueva lógica productiva además posibilitó un aumento del consumo de productos durables al abaratarlos. Uno de los ejemplos es el caso de los automóviles, uno de los productos de consumo durable estrella y símbolo del american way of life. En un primer momento primaron las importaciones de automóviles, de nacionalidad norteamericana, que luego fueron superadas por los vehículos alemanes, exceptuando el mercado de camiones dominado por los americanos. Finalmente durante el gobierno desarrollista la producción local supero ampliamente a las importaciones. La producción fue llevada adelante principalmente por empresas extranjeras (Fiat, Ford, Ika, General Motors, Chrysler, Peugeot, Kaiser, DWK, Mercedes Benz y Heinke), quienes multiplicaron la inversión en el país, con respecto a la década anterior. La necesidad de una producción de escala para abaratar el costo final de estos productos es uno de los factores que demuestra la importancia de estas firmas extranjeras. Los automóviles y los colectivos particulares fueron a su vez desplazando a los tranvías, ómnibus y trolebuses como medio de transporte urbano.

Las “batallas” propuestas por Frondizi por lo tanto tuvieron un fuerte impacto en la macroeconomía argentina, al permitir disminuir los déficits históricos de la balanza comercial (solo en 1959 hubo un pequeño superávit), uno de los elementos centrales de lo que podemos considerar la trampa macroeconómica argentina. Con esto nos referimos a los ya citados ciclos de “stop and go”, periodos de crecimiento, especialmente en el sector industrial, que eran posibles por un aumento de las exportaciones agropecuarias.

El problema histórico de las exportaciones agropecuarias es su volatilidad, en los periodos de caída de los precios internacionales, que en los años analizados se debió a una disminución de la demanda del mercado europeo. La ya mencionada Política Agrícola Común de la Comunidad Económica Europea (1958) implicó aranceles y cuotas a las

160 importaciones en el sector agrícola, generando precios artificiales, y evitando la competencia internacional. Además los países de Europa occidental le dieron preferencia a los mercados agrícolas del Cercano Oriente y de África (las antiguas colonias europeas).

Al caer las exportaciones argentinas se generaba un déficit en la balanza comercial, que era corregido mediante la disminución de la importación de bienes de consumo, insumos industriales y bienes capital. Esta corrección desencadenaba en una caída de la producción industrial, necesitada de esos insumos. Es por ello que la búsqueda de nuevos mercados de exportación y de capitales extranjeros fue uno de los pilares de la política exterior argentinas, sin embargo factores de política interna fueron un obstáculo a los mismos. Tal como hemos observado con el caso de la relación bilateral con la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, que se estancaron ante la desconfianza de las Fuerzas Armadas y de funcionarios provinciales y municipales.

La novedad del periodo estudiado es que el gobierno militar apeló principalmente al endeudamiento para corregir este desequilibrio en la cuenta corriente. Esta política económica se dio bajo el paraguas de la política financiera del Fondo Monetario Internacional, organismo multilateral al que Argentina se incorporo en esos años. Los acuerdos stand by con el organismo contenían clausulas que implicaban metas fiscales y reformas relativas al sector financiero y al comercio internacional. La creciente deuda pública argentina se tornara progresivamente en un problema, la incapacidad para afrontar el pago de intereses, implicará nuevos créditos y reestructuraciones a lo largo de la historia argentina.

Ante la disminución en la entrada de divisas internacionales del país, los tres gobiernos estudiados también apelaron a la devaluación de la moneda nacional para desalentar las importaciones y alentar las exportaciones. Los años 1957, 1959 y 1962 fueron los de mayor depreciación del peso. Esta política generó un proceso inflacionario, que encarecía los insumos industriales e impactaba en los bolsillos de los consumidores. Las autoridades monetarias apelaron sin éxito a desregulaciones en el sistema bancario como método para frenar los precios, obligando a cambios constantes de políticas económicas. Este

161 incremento generalizado de los precios fue otro de los elementos de la trampa económica argentina. Hemos dilucidado que en los años en los cuales se aplicaron las medidas económicas “ortodoxas” en el contexto de los créditos stand by, hubo una fuerte disminución del crecimiento, y del consumo. Los sectores más sensibles a los vaivenes en la actividad económica del país fueron las industrias tradicionales, especialmente agroindustriales (carne vacuna, ovina, vino y cerveza). La harina en cambio se mantuvo estable y los cigarrillos mostraron un crecimiento constante en años de recesión y con procesos inflacionarios. La importación de bienes de consumo no durables por su parte creció durante la “Revolución Libertadora “aumentando el déficit comercial, posteriormente durante el desarrollismo disminuyo, en consonancia con el aumento en la producción y productividad de las empresas nacionales.

La influencia extranjera, especialmente del bloque occidental capitalista se notó no solo en los aspectos productivos mencionados, sino que también jugó un rol central en el campo del consumo. Las estrategias de comercialización y marketing norteamericanas fueron un faro a seguir por la creciente industria publicitaria argentina, desde la Avenida Madison en Nueva York llegaba el new styling & advertising, que priorizaba el atractivo visual de los productos, por sobre otros factores. La vinculación era tal que los publicistas argentinos más reconocidos habían sido empleados en las consultoras extranjeras. Además agencias de publicidades norteamericanas y europeas se habían instalado ya desde la década del 30’ en el país, antes que en otros países vecinos. El caso de la agencia Agens de la empresa Di Tella demuestra a su vez la importancia que cobraban las estrategias de mercadeo, esta gran empresa argentina que integraba las industrias “dinámicas”, fue precursora en este campo.

Los consumidores argentinos fueron bombardeados en los medios gráficos por los estereotipos de la familia nuclear americana, en lo que hemos señalado como el american way of life. Dentro de este modo de vida encontramos la utilización de bienes de consumo durables como cocinas, heladeras, lavarropas, termo tanques, etc. Además de estos nuevos productos estrella de la época, aparecieron progresivamente nuevos consumos culturales, como son el rock and roll, el twist y la nueva ola del folklore argentino, estos novedosos

162 géneros musicales no estuvieron exentos de críticas por La liga de Madres de Familia, de grupos católicos y de facciones política de izquierda.

En cuanto a los bienes durables, el aumento de la producción nacional de estos bienes, de los cuales incluso se logró de forma inédita exportar pequeñas cantidades, permitió que a partir de mediados de los años 50’ se crearan una mayor cantidad de “hogares tecnificados” en el país. De esta forma casi todos los hogares contaban con una cocina para 1960, la mitad aproximadamente contaban con heladera (predominaban las eléctricas) y maquinas de coser, uno de cada cuatro tenían lavarropas y teléfono, tres de cada cuatro contaban con radios y uno de cada ocho poseían un televisor. Este proceso de tecnificación del hogar se vio acompañado de un mayor consumo y producción de energía en el país, con la novedad de un mayor consumo de gas, que va a crecer en promedio del 22.6% anual, demostrando la presencia de los nuevos artefactos del hogar tecnificado: cocinas, estufas y termo tanques a gas de red o de garrafa.

El consumo y utilización de estos bienes durables siguió patrones de género, los femeninos estaban orientados a las amas de casa con el objetivo de “reducir los tiempos de trabajo y hacerlos más placenteros”, mientras que los masculinos se enfocaban en el taller o el jardín, y eran presentados como productos para consumidores expertos. Hay que destacar que algunas estrategias de marketing tuvieron una continuidad entre el periodo peronista y los gobiernos posteriores, los slogan que apelaban al humor son una muestra de ello.

Por último hemos encontrado publicidades que rescataban el valor y calidad de los productos nacionales frente a los extranjeros, algunas incluso explícitamente rescataban las políticas económicas del gobierno, la búsqueda de productividad o la contribución que realizaba la empresa al desarrollo nacional, otras se hacían eco de la coyuntura económica como fue la crisis de 1959. Además algunas publicidades tanto nacionales como extranjeras apelaban al eslabonamiento productivo que generaban sus bienes, haciendo eco de uno de los objetivos de las políticas desarrollistas. De esta forma Ford mostraba con estadísticas la cantidad de granos transportados en el país con sus camiones, Shell señalaba que su

163 insecticida permitía el crecimiento de la industria algodonera argentina. Observamos por lo tanto una relación entre la situación política y económica del país y las publicidades135.

Estos procesos económicos que hemos señalado se dieron en un contexto de inestabilidad política, con conflictos internos en las Fuerzas Armadas, con una resistencia peronista que incluyó sabotajes y atentados, y con presiones e intentos de golpe de Estado por parte de los sectores más antiperonistas de las FF.AA al presidente constitucional Arturo Frondizi. Quien finalmente no pudo resistir la asonada militar, terminando su mandato dos años antes de lo establecido por la Constitución. Y con este hecho que marco un nuevo quiebre político en la historia argentina se cierra nuestro análisis.

135 Sobre la relación entre políticas económicas y mercado publicitario podemos hacer un contraste con una célebre publicidad argentina de la última dictadura cívico militar,135 en la que un consumidor se sienta en una silla argentina que se rompe por su mala calidad. Luego aparecen en pantalla otras sillas importadas de “mejor calidad”, posibilitándole al ahora alegre consumidor elegir entre mayores opciones y logrando una “competencia positiva” para la industria nacional. Este anuncio que acompaña la liberalización económica llevada adelante por José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de economía del gobierno militar es todo un símbolo para observar el fin de modelo de sustitución de importaciones, y la clara diferencia con las publicidades de 1955-1962 que hemos mencionado en nuestro análisis.

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