La Mujer Sakura
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LA MUJER SAKURA Mariam Budia Personajes SAKURA, geisha HANAMI, samurái KAZE, viento PADRE, estadounidense MADRE, francesa HIJO, español (Cd.: cabeza derecha; Ci.: cabeza izquierda.) La mujer Sakura Primer Acto (El escenario es un gran agujero negro. Se escucha música popular japo- nesa a lo lejos, ambientando el lugar, mientras los espectadores ocupan sus localidades. Se oye el silbido del viento acompañado por el canto de las semi, cigarras adultas. La luz del teatro comienza a atenuarse muy despacio y el viento aumenta su potencia, intensificándose al ritmo decre- ciente de la luminosidad. Las semi enmudecen. Poco después, un temblor va creciendo hasta convertirse en clamor en el momento en que la oscuri- dad lo cubre todo. Más tarde, silencio y vacío recorren las filas del teatro. Escuchamos la voz de un hombre, la voz en off de HANAMI diciendo: «Ha sido un sueño, sólo ha sido un terrible sueño.» Lentamente, el sol ilumina el escenario. Un riachuelo discurre a través del jardín japonés. Los cere- zos están floridos y KAZE acuna sus ramas con una suave brisa matinal. Gorriones y golondrinas revolotean entre las hojas. A lo lejos se vislumbra el monte Fuji. En el centro de la escena se encuentra un onsen, cuyas cá- lidas aguas aromáticas abrazan a una geisha. Vemos de ella su cabeza y sus brazos. Canta la nana japonesa «Ōsaka no komori uta» mientras son- ríe.) SAKURA.- (Suspirando.) Tsumaranai. (Pausa.) Hace un día estupendo, los ra- yos solares calientan mi piel pero todavía nada. (Vuelve a cantar la nana.) He nacido de nuevo y mis párpados ansían la visión de mis admiradores. ¿Dónde está mi amante?, ¿dónde mi amor?, ¿dónde su deseo? ¡Hola! ¡Konichiwa! ¿Hello?, ¡bonjour!, ¿ciao?, ¡guten tag! (Asomando el busto mi- ra de derecha a izquierda.) ¡La melancolía me embarga la razón! (Pausa.) Kaze me acompaña en mi corta vida. (Entristece.) Ningún caballero viene, estoy muriendo y nadie me agasaja. (Pausa.) Pero todavía me encuentro con fuerzas para soportar su furia. (Cantando, orgullosa.) Ronca, ruge, ríe, agita mi corazón, salta, sopla, suena, ameniza mi canción. (Se detiene y escucha atentamente, una fuerte ráfaga de viento.) ¡Silba cuanto puedas, ¿ves?, resisto! (Recitando.) Un aire seco llueve en su oquedad marchita, 2 Mariam Budia luce desde la nieve el halo del estilita. Ay, dice la niña, ay, ruega el señor, ay, mira mis ganas, ay, válgame Dios. (KAZE se agita.) La aurora lo ha velado en gélido remanso, tiempo le ha sido dado iniciando su descanso. Ay, dice la niña, ay, ruega el señor, ay, mira mis ganas, ay, válgame Dios. (KAZE silba.) Resucita a la vida capricho lujurioso, ya se olvida la herida coqueteando venturoso. Ay, dice la niña, ay, ruega el señor, ay, mira mis ganas, ay, válgame Dios. (KAZE brama.) Aún me quedan unos días, Kaze soberbio. (Pausa.) “Una vez un francés le dijo a una niña: ¿cómo me ves?; y la niña lampiña responde a través: ¿vos sois tepeaqués?” 3 La mujer Sakura (HANAMI entra despacio, deleitándose con el paisaje. Porta una cesta de mimbre, viste yukata y de su cadera cuelga una katana. Observa atenta- mente el jardín japonés sin percatarse de la presencia de SAKURA y se detiene para respirar el aroma de una flor. SAKURA, ante la llegada del samurái, tararea una canción popular japonesa mientras retoca su peina- do. Una golondrina revolotea hasta la geisha y se posa en su cabello. SAKURA la acaricia suavemente con sus manos y después la echa al vuelo.) HANAMI.- ¡Qué hermosura! Sin duda, es la mejor época del año. SAKURA.- Hai. HANAMI.- Las flores se han abierto al rocío y la luz irradiada ilumina con sus brazos la montaña. SAKURA.- ¡Y qué brazos! HANAMI.- La lejana nieve de tu cumbre, Fujisan, refleja en lontananza su sonri- sa. SAKURA.- Preciosa, una sonrisa preciosa. HANAMI.- ¡Hermosa primavera! SAKURA.- Hermosísima. HANAMI.- (Susurrando.) Bushido. SAKURA.- Sí, sí, comienza tu keiko, déjame verte practicar. (SAKURA se perfuma axilas y cuello. HANAMI deposita la cesta en el sue- lo y comienza a realizar unos ejercicios con su katana.) ¡Qué virilidad...! Este caballero es el más apuesto y galante de todos cuantos me han visitado estos días. HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- ¡Qué hombros, qué brazos...! HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- Y esa mirada, esa mirada... HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- ¡Ganbatte! 4 Mariam Budia HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- ¡A la derecha! HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- ¡A la izquierda! HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- ¡Mi samurái! HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- Sin sudar ni una gota... HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- Mío, mío, mío... HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- ¡Qué fortaleza! HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- ¡Qué resistencia! HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- Tantos días sola... HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- ¡Lástima no vivir más! HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- Comienzo a marchitarme... HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- (Echándose agua en el rostro.) Kaze, no soples. HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- (Pellizcándose las mejillas.) Tengo que estar fresca... HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- (Haciendo pucheros.) Comienzo a marchitarme... HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- No demore mucho. HANAMI.- ¡Um! SAKURA.- No puedo verlo. HANAMI.- ¡Hai! SAKURA.- Me desespero. 5 La mujer Sakura (HANAMI se detiene. Se acerca al riachuelo y tras desnudar su cuerpo comienza a refrescarse. Recorre la escena con la vista buscando un lugar apropiado en el que sentarse.) HANAMI.- (Señalando una pequeña roca.) Perfecto. (Se viste.) SAKURA.- (Coqueteando.) ¿Adónde vas, mi samurái? ¡Estoy aquí, cerca de ti! ¿No me ves? HANAMI.- (Sentándose.) Paz..., serenidad..., es todo cuanto ansío. SAKURA.- ¡Estoy aquí! ¿Por qué no vienes? HANAMI.- Contemplar la belleza de esta época del año... SAKURA.- Konichiwa. HANAMI.- Hallar el descanso en cada suspiro... SAKURA.- (Ligeramente ofendida.) ¡Será posible! HANAMI.- Escuchar el aleteo de las mariposas... SAKURA.- ¿Y mi voz? HANAMI.- Descansar... SAKURA.- (Agitando los brazos.) Estoy aquí... HANAMI.- Descansar... SAKURA.- Bañándome en el rocío... HANAMI.- Merecido descanso... SAKURA.- Esperando ansiosa... HANAMI.- Cuánta paz... SAKURA.- Tu deleite... HANAMI.- En un breve instante... SAKURA.- En mi efímera belleza. HANAMI.- Tu armonía. SAKURA.- Su virilidad. HANAMI.- Y respirar. SAKURA.- Y ahogarme. HANAMI.- ¡Cuánta paz! SAKURA.- ¡Cuánto desasosiego! HANAMI.- ¡Qué calidez! SAKURA.- Descubre tu pecho de nuevo. HANAMI.- La hora esperada. 6 Mariam Budia SAKURA.- La visión desesperada. HANAMI.- La sensualidad. SAKURA.- Sí, sí, mi samurái. HANAMI.- De tu vista. SAKURA.- Me derrito con sus palabras. HANAMI.- Sosiego. (HANAMI se arrodilla, junta sus manos frente al pecho y comienza a orar en silencio.) SAKURA.- (Espera perfilándose los labios mientras recita.) Lección de sufrimiento es amor ofrecido. Amor que demora, amor que te queda, amor que seduce para compartir la espera. Atraviesa mi enfermo corazón que dormido en la noche, ha mantenido silencioso, el contenido dentro del caparazón. (HANAMI se levanta y pasea por la escena.) Konichiwa. HANAMI.- Ha transcurrido un año, he tenido que esperar demasiado tiempo para verte de nuevo... (Pausa.) Como de costumbre... SAKURA.- Estoy aquí. (Llora.) Como fragmento de noche, como astro sin firmamento, así me siento. Como presilla sin broche, 7 La mujer Sakura como estigma de un lamento, así me encuentro. (Cien mariposas blancas aparecen por la derecha del escenario revolo- teando despacio, en grupo, formando una masa de plumas sobre el ria- chuelo. Se mueven por la escena hacia SAKURA. Se acercan a su cabeza, la sobrevuelan y rodean el contorno de su figura. La luz solar va creciendo en el ángulo superior derecho del escenario. Las alevillas se vuelven rojas. Llegan hasta HANAMI y se sitúan frente a él. El samurái las observa son- riente, extiende su mano y las mariposas obedecen el rumbo de sus de- dos. SAKURA comienza a cantar, triste. HANAMI se percata de la presen- cia de SAKURA, coge su cesta y se acerca a la geisha. En ese instante, las mariposas caen al suelo, inertes. SAKURA observa a HANAMI y co- mienza a tararear la nana. HANAMI se sienta a los pies de la geisha. Am- bos se miran fijamente a los ojos.) Buenos días. HANAMI.- Buenos días. SAKURA.- Una mañana excelente. HANAMI.- Excelente. (Pausa.) SAKURA.- Un sol radiante. HANAMI.- Radiante. (Pausa.) SAKURA.- Que calienta la piel. HANAMI.- La calienta. (Pausa.) SAKURA.- Dōzo. 8 Mariam Budia HANAMI.- ¿Hace muchos días que está aquí? SAKURA.- Cinco días, dos horas, treinta y siete minutos y cuatro cucos. HANAMI.- Sí que lleva tiempo... SAKURA.- (Coqueta.) No tanto, poderoso samurái. (HANAMI coloca la cesta y su contenido sobre el césped, con ambas ma- nos, utilizando movimientos lentos. SAKURA coge una polvera con la que comienza a retocar su blanco rostro. KAZE sopla.) HANAMI.- No la vi al llegar. SAKURA.- No estuvo atento. HANAMI.- No lo estuve, no. SAKURA.- Se acercó directamente a la piedra. HANAMI.- Buscaba un lugar... SAKURA.- Que tenía justo delante. (HANAMI extiende su mano intentando acariciar a SAKURA pero no llega a rozarla. Entra en escena un matrimonio con un niño. Los tres tienen dos cabezas. Se sientan en la roca donde estuvo HANAMI. El samurái y SAKURA no los ven aparecer. La familia bicéfala observa a las mariposas en el suelo. PADRE y MADRE recogen algunas alevillas y las depositan suavemente en las manos de HIJO. El niño las introduce en la boca y las mastica. Instantes después escupe la masa de su boca sobre la piedra, cubriéndola como si se tratase de una escultura. La familia se pone de pie. Los tres juntan sus manos e inclinan a la vez el torso sobre la piedra. Se yerguen de nuevo y comienzan a orar.) HANAMI.- ¿Va a permanecer aquí muchos días más? SAKURA.- Dos, tal vez tres. HANAMI.- ¿Solamente? SAKURA.- Como siempre. (Pausa.) 9 La mujer Sakura HANAMI.- Volveré a verla el próximo año. SAKURA.- (Alegre.) ¿Se ha enamorado de mí? (Pausa.) HANAMI.- ¿Volveré a verla? SAKURA.- (Susurrando.) Se ha enamorado. (Pausa.) HANAMI.- ¿Dónde está su familia? SAKURA.- Mi madre murió en Kyōto. (Pausa.) HANAMI.- ¿Su padre? SAKURA.- Volaba de flor en flor.