Colección: Anejos de Elucidario 1 Director: Salvador Contreras Gila

MANUEL MORALES A N E J O S BORRERO E lucidario SEMINARIO BIO-BIBLIOGRÁFICO MANUEL CABALLERO VENZALÁ

Manuel Morales Borrero

Manuscritos sobre la Virgen de

(s. XVII y XIX) Linarejos y su Santuario (siglos XVII y XIX) Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario Manuscritos sobre la Virgen 1

Instituto de Estudios Giennenses

ANEJOS DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE JAÉN

Manuel Morales Borrero

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario (siglos XVII y XIX)

Manuel Morales Borrero

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario (siglos XVII y XIX)

Instituto de Estudios Giennenses DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE JAÉN Edita Instituto de Estudios Giennenses DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE JAÉN © Del autor: Manuel Morales Borrero © De la presente edición: Instituto de Estudios Giennenses Diseño gráfico y maquetación Diputación Provincial de Jaén Cultura y Deportes I.S.B.N.: 978-84-96047-90-7 Depósito Legal: J. 59 - 2009 Imprime: Polígono «Los Olivares» Calle Villatorres, 10 • 23009 Jaén Impreso en España • Printed in A don Félix López Gallego, linarense erudito, quien conoce mejor que nadie los entresijos, las tradiciones y la historia de su querida ciudad y de su Patrona. Con la entrañable amistad del autor.

Nuestra Señora de Linarejos. Óleo sobre lienzo donado a la Cofradía por Doña Trinidad Belinchón a finales del año 2003.

Preámbulo Dos crónicas linarenses

n el presente libro deseo traer a la memoria los relatos de las conmemoraciones singulares que tuvieron lugar en el siglo XVII Econ motivo del traslado de Nuestra Señora de Linarejos al nue- vo Santuario que le erigieron y quedó terminado en 1666, así como otros sucesos posteriores relacionados con Linares y su venerada Pa- trona. Lo veremos a partir de aquí y en los capítulos siguientes, en los que me centraré de un modo exclusivo en los testimonios contenidos en un Festín y en una Historia; el primero elaborado por un personaje que actuó como cronista de Linares, dedicándose a narrar preferente- mente el hallazgo de la santa imagen de la Virgen, las incidencias por las que pasó el viejo Santuario hasta que se terminó la edificación del nuevo en 1666 y las fiestas que se celebraron con tal motivo. En el segundo de estos manuscritos, la Historia terminada por un cronista local linarense en 1857, se tocan asuntos ya tratados en el Festín, pero su cronología es más amplia. De ambos libros han hecho mención algunos estudiosos en su afán de presentar al público diversos aspectos de los mismos, pero ninguno de los dos manuscritos han sido publicados en toda su ex- tensión. Este es el motivo por el cual los he transcrito en su totalidad y ofreceré al final una edición completa de los mismos. Cronológicamente el primero de dichos manuscritos es el lla- mado vulgarmente «Libro de D. Martín de Zambrana y Chacón» que lleva por título Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos, Señora nuestra, quando la llevaron a su Casa nueba. Año 1666, pero concluido en el año 1669. Desde luego resulta evidente que don

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 11 (siglos XVII y XIX) Martín de Zambrana y Chacón no fue el autor de la obra, porque la vida de este señor transcurre de 1753 a 1821, y el que escribe el Festín dice en él que está terminando de redactarlo en el año 1669. Su verdadero autor fue Gregorio López Pinto, también denominado Gregorio López de Covaleda. Se desconoce el paradero del manuscri- to original, pero en la Sala de Mantos del Santuario de Linarejos se conserva una copia de fecha posterior. El segundo manuscrito se titula Historia de la milagrosísima Ima- gen de María Santísima de Linarejos, Patrona de la villa de Linares, obispa- do de Jaén, y antigüedades de dicha villa. Esta Historia fue terminada en 1857 por Antonio Cobo y Velasco, natural de Linares, quien refundió y amplió ahí lo que su padre, Miguel Cobo García del Cañuelo, había dejado redactado en 1799 sobre el mismo asunto. De este libro existen dos versiones de contenidos casi paralelos, pero no idénticos; los dos están escritos y firmados por su autor en el mismo año (1857). Uno de estos ejemplares se guarda en el mismo lugar del Santuario de la Virgen de Linarejos y por este motivo lo he denominado Ms. VL. El otro manuscrito se halla en mi biblioteca y lo doy a conocer con las siglas MB que son las iniciales de mis apellidos. A lo largo de los dos primeros capítulos voy a referirme al pri- mer manuscrito, al que, para abreviar, nombraré desde ahora simple- mente como Festín; éste aparece sin nombre de autor, y lo que más ha llamado la atención en dicho volumen de noventa y nueve folios es una composición poética titulada «Romance de la aparición», escrita realmente en cincuenta y cinco cuartetas asonantadas que suman un total de doscientos veinte versos octosilábicos. Este ejemplar no es el original, como acabo de decir, sino una copia hecha en el siglo XVIII, y su autor ha permanecido en el ano- nimato hasta hace poco tiempo; se desconocía quién pudiera haberlo escrito, hasta que la doctora Carmen Eisman Lasaga y yo mismo lo- calizamos y descubrimos su nombre en el año 2004 y lo confirma-

 En su Historia Apologética (1656) él mismo se llama «Gregorio López Pinto Obispo de Covaleda», mientras que en la Segunda Parte de otro manuscrito suyo posterior titula- do Chronología y notiçias Generales de todo el Mundo (1659 y 1662) se denomina «Gregorio López Pinto y Covaleda». Siempre escribiré Covaleda con «v», como lo hace el mismo autor en sus dos libros indicados.  Las cuartetas de la aparición pueden ser leídas entre los folios 20v y 26r del manus- crito.

12 Manuel Morales Borrero mos con absoluta seguridad en el 2005. La profesora Eisman Lasaga lo dio a conocer, con mi total asentimiento, en un co- pioso y documentado estudio que fue publicado en la revista Elucidario del Instituto de Estudios Giennenses, en marzo de 2006. Por tal motivo, acudiré en este libro a algunas de las noticias que fueron producto de las investigaciones conjuntas de nosotros dos, y ella incluyó en su magnífico trabajo mencionado. Dedicaré el capítulo tercero a describir el segundo manuscrito cuyo título es, como expresé más arriba, Historia de la milagrosísima Imagen de María Santísima de Linarejos […], y a dar información de su autor, pero me inclinaré por el ejemplar de mi propiedad, el MB, que es absolutamente desconocido. Y para terminar publicaré en dos Apéndices finales el contenido completo del Festín y de la Historia. A lo largo de estas crónicas se ha puesto de manifiesto la devo- ción, la fe y el amor que el pueblo de Linares ha demostrado siempre a la imagen de su excelsa Patrona. Estos sentimientos no han declinado con el correr de los siglos, y se ha mantenido pujante hasta el momen- to presente, como quedó de manifiesto cuando la ciudad de Linares coronó solemne y canónicamente a su Virgen el domingo 11 de enero del año 2004.

 Carmen Eisman Lasaga, «Manuscritos acerca de la Virgen de Linarejos: el llamado ‘Libro de Don Martín de Zambrana y Chacón’ y las dos crónicas de Antonio Cobo y Velasco», en Elucidario. Seminario Bio–Bibliográfico «Manuel Caballero Venzalá», año I, nº 1. Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, marzo de 2006, págs. 61–80.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 13 (siglos XVII y XIX)

Exordio La tradición Mariana de los pueblos cristianos

a veneración que las gentes de Linares han sentido en todos los tiempos por la Virgen de Linarejos, desde su hallazgo por Lel ermitaño Juan Ximénez, está incardinada en el ciclo de las tradiciones marianas que inundaron la historia y la literatura de los pueblos cristianos desde los tiempos más antiguos; éstas se afianzaron durante toda la Edad Media y se prolongaron después con renovada vehemencia en la Edad de Oro, época en la que adquirieron esa fuerza ascensional que las ha mantenido hasta el momento presente. Infinidad de pueblos se glorían de sus Vírgenes aparecidas por modo insólito a monjes venerables, a penitentes ermitaños, a humil- des pastores y a niños inocentes que transitaban por parajes solitarios. Toda la geografía de España está llena de estos sucesos con los relatos maravillosos que escribieron los hagiógrafos, y no podía ser menos en el Santo Reino de Jaén con sus imágenes de la Capilla, de la Cabeza, de Consolación, de la Fuensanta, de Cuadros, del Collado, de la Peña, de Tíscar, de Zocueca y de otras muchas, además de ésta de Linarejos de la que vamos a tratar en los capítulos que siguen. Desde épocas remotas encontramos en los libros sagrados alu- siones acerca de la Virgen María y de su Inmaculada Concepción con fórmulas deprecatorias. Incluso antes de su nacimiento, valiéndose de símbolos, aluden a ella diferentes profetas, sobresaliendo entre todos Isaías. Hay momentos en que esas metáforas siguen un camino para- lelo al de algunas leyendas del paganismo griego y latino. Estas alegorías son siempre muy sugestivas y han encontrado también un lugar apropiado en nuestra literatura. En las mitologías

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 15 (siglos XVII y XIX) greco–romanas aparecen Febo que se identifica con el sol, y Artemisa (la Diana romana) simbolizada por la luna; ésta, con su pálida luz, descendió hasta las cárceles en las que Endimión yacía condenado, llevándole el consuelo de su clara presencia. Las imágenes del sol y de la luna van a ir permanentemente asociadas también con la re- presentación iconográfica de la Madre de Dios. Ya en los libros sagra- dos las alusiones metafóricas se convierten en símbolos de nuestra fe: «¿Quién es ésta que va asomando como el alba, hermosa como la luna, escogida como el sol?» Y en el Apocalipsis de san Juan se leen aquellos versículos definidores de la figura de la Madre de Cristo, siempre protectora, desafiando a la hidra de las siete cabezas: «Y fue vista otra señal en el cielo; y he aquí un grande dragón ber- mejo que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cabezas, siete diademas. Y la cola de él arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las hizo caer sobre la tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer, que estaba de parto, a fin de tragarse al hijo luego que ella lo hubiese parido. Y parió un hijo varón que había de regir todas las gentes con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono, y la mujer huyó al desierto, en donde tenía un lugar aparejado por Dios». La mística hermética del Apocalipsis se encuentra impregnada de un sentimiento mariológico. Algunas bellas metáforas de este miste- rioso poema de san Juan no son mera expresión intelectiva ni abstrac- ta, sino representación directa de la Virgen que aparece cubierta de sol, coronada de estrellas, y posa sus pies sobre la luna. «Y apareció en el cielo una grande señal: una mujer cubierta del sol, y la luna debajo de sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas». Al igual que Artemisa iluminaba la oscuridad que envolvía a Endimión, la presencia de la Madre de Dios será como una luz diáfana que caiga benigna sobre los hombres ahuyentando las figuras fantasmagóricas de los habitantes de la gehena. Las doce estrellas que aureolan la corona de la Reina de cielos y tierra representan sus

 Cantar de los Cantares, cap. VI, vers. 9.  Apocalipsis, cap. XII, vers. 3–6.  Apocalipsis, cap. XII, vers. 1. Muchos expositores e intérpretes de las Escrituras entien- den este primer versículo como representación viva de la Madre de Dios; y san Agustín añade que igualmenten alude a la santa Iglesia.

16 Manuel Morales Borrero excelencias y virtudes, y el motivo de señalar tal número se hizo como representación de las doce tribus de Israel, así como en recuerdo de los apóstoles que fueron las primeras luminarias que esclarecieron a la naciente Iglesia. Si nos situamos en el remoto marco de la era profética, aparece deslumbrante Elías el Tesbita, el profeta del fuego ardiente, el hombre que supo unir en su ser la doble vida activa y contemplativa. En la cumbre del monte Carmelo en donde él habitaba, sobre la ciudad de Haifa y dominando la llanura de Esdrelón y las aguas del Mediterrá- neo, Elías tuvo noticia de la nubecilla que se iba elevando desde el mar, mientras que a los ojos de los exégetas se transfiguraba en una mujer pura y divina. Esta Nube del Carmelo sería interpretada por Juan de Je- rusalén como portadora del misterio de la Inmaculada Concepción de María y de la Encarnación del Verbo en sus entrañas vírgenes. A partir del momento de la Encarnación comenzaron a romperse las cadenas de la humanidad, y María es desde entonces la mediadora entre Dios y el género humano. Por eso, cuando volvemos la vista al pasado, descubrimos que el nexo fundamental de la poesía mariana relacionada con el misterio de la Redención es como un recordatorio de la deuda infinita que los seres humanos tienen con la Virgen; deu- da que sólo se paga con el amor que los hombres depositan en ella. El franciscano Alejandro de Hales (el doctor irrefragabilis), y los santos Agustín, Jerónimo, Bernardo, Alberto Magno y Tomás de Aquino dedicaron a la figura de la Virgen una atención amorosa y singular; también los teólogos concepcionistas posteriores como los franciscanos Pedro Tomás, Antonio Andrés, Guillermo Rubió, Juan Vidal, Juan de Segovia y el maestro fray Juan López, uno de los mejo- res biógrafos de María. Pero a mi modo de ver, el escritor y asceta que caló más hondamente en la mentalidad popular con sus maravillosos relatos de contenido mariológico y de vidas de santos fue Jacobo de Vorágine con su Leyenda Dorada. Ellos estaban todavía lejos de la definición dogmática de la In- maculada. Pero ya en aquellas lejanías María fue invocada, en su doble representación de concebida sin mancha y de siempre Virgen,

 Hay un libro muy interesante y casi desconocido en el que son estudiadas las prefe- rencias inmaculistas del Doctor Angélico. La referencia es la siguiente: Felipe Bernal, Sentencia de Sancto Thomás en favor de la Inmaculada Concepción de la Virgen Madre de Dios, Burgos, Pedro de Huydobro, 1623.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 17 (siglos XVII y XIX) como luz y orientación de los humanos. Así lo expresan también los escritores en lengua latina desde la alta Edad Media y los que después, en la baja, siguieron escribiendo en nuestra nueva lengua romance. Deseo recordar que aunque el dogma de la Inmaculada no fue pro- mulgado como tal hasta 1854, sin embargo ya se la llamaba así desde épocas remotas, juntándola con la otra doctrina, la de la virginidad perpetua de María que fue definida doce siglos antes en el Sínodo de Letrán convocado en el año 649 por el papa mártir san Martín I, con las siguientes palabras: «Si alguno no confiesa, de acuerdo con los Santos Padres, que Ma- ría Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre virgen, en cuanto que concibió al que es Dios único y verdadero [...] sin semilla humana, y le dio a luz sin corrupción de su virginidad, la cual permaneció intacta después del parto, sea condenado». Es verdad que dicho sínodo lateranense abarcó solamente el ámbito romano, y por consiguiente no fue ecuménico (como lo serían los cinco concilios celebrados posteriormente por la Iglesia católica, a lo largo de casi cuatro siglos, en un palacio próximo a la basílica de San Juan de Letrán, en Roma); pero aunque no fuera universal, en él quedaba expresada de forma terminante el parecer y la doctrina de la Iglesia sobre este particular, y era igualmente el sentir que se había ido generalizando en los pueblos cristianos desde siglos pretéritos. Los conceptos de virginidad y de concepción inmaculada de María han ido asociados desde los primeros siglos del cristianismo. La corriente mariana de la baja Edad Media sobrepasa fronteras y establece una especie de hermandad entre los pueblos. De ella son claros exponentes las plegarias, oraciones y relatos de milagros expre- sados por troveros y prosistas en la literatura de los pueblos cristianos de aquellos tiempos; en España, desde los Milagros marianos de Berceo hasta las estrofas del canciller don Pero López de Ayala en su Rimado de Palacio, puede asegurarse que jamás la Gloriosa tuvo una exalta- ción más brillante. Estas leyendas de fe sencilla, que sobrenadaban en la corriente de la tradición, fueron creando ejemplos y poetizaron la imagen de María con todo el simbolismo que tenían a su alcance. La pureza por excelencia de la Virgen había de resplandecer con la luz de los primeros poemas de clerecía, como ocurrió siglos después con los tratados de los místicos. El misterio de la Redención y de la mediación de la Inmaculada para salvar con sus súplicas de madre piadosa al gé- nero humano fue también el propósito de esta dilatada poesía.

18 Manuel Morales Borrero La leyenda medieval contenida en el Libro de los tres Reyes de Oriente recoge el mismo sentido religioso y mariano, al que además le agrega el hipostático; y así hallamos en él a la Sagrada Familia camino de Egipto, huyendo de Herodes para salvar al Niño. Los tres, en uno de los descansos, se alojan en una casa en la que viven dos familias de ladrones. La mujer de uno de ellos está afligida por tener enfermo de lepra a su pequeño hijo; pero éste quedará curado al ser sumergido en la misma agua en la que ha sido bañado el niño Jesús. El hijo de la otra mujer se rebela y, pataleando y gritando, se niega a ser lavado. En leyendas posteriores, esa jofaina o lebrillo con agua en la que se lava el niño gafo ha sido sustituida más claramente por el seno de María quien ha arrullado en él al pequeño leproso hasta curarlo, mientras le canta una canción de cuna. La escena en el desierto queda aquí interrumpida. Sigue la acción treinta y dos años después. Ahora el poema nos lleva hasta lo alto de un monte, el Gólgota, en donde tres hombres pendientes de tres cruces están agonizando. El del centro es Cristo que tiene a su derecha un ladrón llamado Dimas; es aquel niño leproso que sanó María en el desierto. A la izquierda se encuentra Gestas, el niño rebelde que no quiso bañarse. Cristo promete el Paraíso a Di- mas, pero la redención y salvación de este llamado buen ladrón había comenzado en aquella escena del desierto treinta y dos años antes, bañado por la gracia de la Virgen, y tal vez arrullado en su seno; y Cristo se limitaría después a confirmarla, porque notamos que entre los cuerpos, intenciones y voluntades de la Madre y del Hijo existe una aparente unión hipostática. La intención de los poetas y prosistas que escribieron estas deli- cadezas líricas, tomando a veces como punto de partida los contenidos de los Evangelios Apócrifos, era dejar constancia de la función mediado- ra de María, reforzándola con el poder sorprendente del milagro. Todo queda tan firmemente arraigado que dentro del siglo XIII Alfonso X el Sabio en sus Cantigas de Santa María repitió con el mismo espíritu religioso y poético continuas invocaciones a la Virgen para que interviniese como mediadora en medio de las zozobras de su rei- nado tan sacudido por pasiones internas. Sin duda volvió sus ojos esperanzadoramente a ella, en más de una ocasión, cuando sintió,

 Escritas en lengua gallega.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 19 (siglos XVII y XIX) no sólo las tribulaciones de las guerras contra moros, sino también el lacerante aguijón de las discordias de su propia dinastía. En otro ambiente, mitad juglar y mitad clerical, uno de los espí- ritus más cultivados del siglo XIV, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, entre caídas y arrepentimientos, volvió sus ojos a la Gloriosa y cantó sus loores con un aire popular. Son los gozos de la Virgen, glosa poética sobre pasajes de Nazaret y Belén. Los gozos se dejan ver en diferentes lugares del Libro de Buen Amor. El acento de plena sinceridad aparece en la Cantica de loores, cuando de lo profundo del corazón del poeta surge la idea de que sólo María puede alcanzarle la tranquilidad y el bienestar por encima de las pasiones y amarguras del siglo: Virgen muy santa, yo paso atribulado, pena tanta, con dolor atormentado, en tu esperanza atento, que veo mal pecado. Estrella de la mar, puerto de folgura, de dolor complido e de tristura, venme librar e confortar, Señora del altura. Hay en Ruiz, en medio del tráfago de su vida goliardesca, esta luz de fe mariana que ilumina y guía sus pasos por la vida. Y errarán quienes en este poeta no vean otra cosa que a un glosador de Ovidio, o al autor de las burdas representaciones de la baja Edad Media, o al compilador de fábulas y apólogos no siempre limpios de intención, aun en la forma elegante y fina en que van expuestos. Junto a esto, y venciendo a todo, está el fervor mariano, la esperanza en que la Madre de Dios abrirá a los hombres las puertas del Paraíso; y es tan- ta y tan acendrada y tan profunda que basta para tranquilizarle su conciencia. Resulta gratamente consolador que la salvación del alma dejara de ser un problema para él y se convirtiese en un ideal de las letras españolas del medievo. Podemos asegurar que otros goliardos pidieron en sus canciones la protección mariana. A mi juicio es muy significativa la presencia de las leyendas y de las invocaciones llenas de fe, dos caminos que se observan en los

 Esta denominación astrológica y marina dedicada a la Virgen como generadora tam- bién de la Luz divina fue dada por san Isidoro de Sevilla: «María iluminadora o estrella del mar engendró la Luz del mundo. En lenguaje sirio María significaSeñora, y muy pro­ piamente porque engendró al Señor». Infinidad de creyentes han repetido esta invoca- ción y salutación mariana y marina: Ave maris Stella / Dei Mater alma / atque semper Virgo / felix cœli Porta. / Sumens illud Ave / Gabrielis ore, / funda nos in pace / mutans Evæ nomen.

20 Manuel Morales Borrero llamados siglos oscuros en relación con el culto a María, caminos que confluirían en la proclamación de ciertos dogmas. Es como si los pri- mitivos quisieran informar al pueblo indocto de misterios y primicias de la Madre de Dios; para conseguirlo hubieron de recurrir a metá- foras plasmadas en sorprendentes narraciones en verso y en prosa, todas ellas enraizadas en la tradición de los pueblos, como hicieron Gonzalo de Berceo en sus tres obras marianas, Gautier de Coincy en Les Miracles de Nostre Dame, Vicente de Beauvais en su Speculum Histo- riale comprendido dentro del Speculum Maius, o Jacobo de Vorágine en su Leyenda Dorada. Cuando el 8 de diciembre de 1854 el papa Pío IX, al definir el dogma de la Inmaculada, exhortaba a los fieles católicos del orbe para que acudieran «invocando y suplicando a la beatísima Virgen María, Madre de Dios, concebida sin pecado original», establecía una verdad que había venido transmitiéndose cuasi teologalmente desde la Patrística y había dejado huellas a lo largo de toda nuestra literatura medieval y de la Edad de Oro. En ese mismo año de 1854 nacía en tierras de España uno de los más fervorosos defensores del nuevo dogma: el cardenal Vives que consagró toda su vida a los asuntos marianos. Y estas afirmaciones son tantas que desde los antiguos textos latinos y los primeros manuscritos en lengua castellana puede decirse que existen. María no es sólo Virgen concebida sin mancha y Madre, sino colaboradora en la Redención humana y mitigadora de lágrimas y penas. Toda la obra de Berceo está guiada por el fervor mariano. Nada que no tenga su inspiración en la figura de María puede entrar en el recinto poético de su colección de Milagros­ , Loores y Duelo. Son éstos una especie de corona de cuanto rodea al poeta; quizá era un reflejo de lo que él veía en sus paseos cotidianos; de tierra y cielo, de fuentes y de ríos, de animales y plantas, y también de lo que no veía pero presentía, cuando describió simbólicamente a la Gloriosa, en aquella hermosa Introducción a los Milagros de Nuestra Señora. Yo, maestro Gonzalo de Berceo nombrado, yendo en romería caecí en un prado verde e bien sencido, de flores bien poblado, lugar codiciadero para hombre cansado.

 intacto, no segado.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 21 (siglos XVII y XIX) Daban olor sobeio las flores bien olientes, refrescando a los hombres las caras e las mientes; manaban cada canto fuentes claras corrientes, en verano bien frías, en invierno calientes. Berceo habla después de las frondosas arboledas, con árboles frutales, mientras que en el suelo del prado se yerguen las flores con sus colores diversos y sus aromas. Todo le refresca, y dice: «e perdí los sudores». Se aligera la ropa para descansar más a gusto y «poséme a la sombra de un árbol fermoso», desde donde escucha los cantos de las aves. Estas palabras que preceden nos recuerdan de alguna mane- ra la figura del ermitaño Juan Ximénez cuando, fatigado del camino y ya muy cerca de Linares, se sienta a descansar a la sombra de un lentisco. Podríamos observar también una aproximación a la Cantiga 103 de Alfonso X el Sabio; cantiga que es conocida con el nombre de Leyenda de fray Virila quien, escuchando el piar de los pájaros, comen- zó a comprender en este mundo caduco la dimensión de la eternidad. Y Berceo continúa: El prado que vos digo había otra bondad; por calor ni por frío no perdía su beldad, siempre estaba verde en su integredad, no perdía la verdura por nulla tempestad.

Señores e amigos, lo que dicho habemos, palabra es oscura, exponerla queremos: tolgamos la corteza, al meollo entremos, prendamos lo de dentro, lo de fuera dejemos. Y ahora nos dice qué representaba este prado que está en el Paraíso: En esta romería habemos un buen prado en que trova repaire tot romeo cansado10; la Virgen Glorïosa, madre del buen criado, del cual otro ninguno igual non fue trobado.

 extremado.  El abad san Virila se venera en el monasterio benedictino de Leyre (Navarra). 10 en que encuentra reposo todo romero cansado.

22 Manuel Morales Borrero Este prado fue siempre verde en honestad, ca nunca hubo mácula la su virginidad, post partum et in partu fue Virgen de verdad, iIesa, incorrupta en su integridad. Ella con gran derecho es llamada Sión, ca es nuestra atalaya y nuestra defensión; ella es dicha trono del rey Salomón, .... El poeta conceptista del siglo XVII Alonso de Bonilla Garzón, natural de Baeza, en su Nuevo jardín de flores divinas insiste en la figura de esta Jerusalén o Sión celestial y dice de ella que en su concepción no pudo haber mácula, jugando con los nombres de dos lugares geo- gráficos:

No se dilata ni ensancha la culpa a tu Concepción, Virgen, que no fue Sión edificada en la Mancha 11.

11 Alonso de Bonilla, Nuevo Jardín de flores divinas en que se hallará variedad de pensamien- tos peregrinos, en Baeza, por Pedro de la Cuesta Gallo, 1617, fol. 337v.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 23 (siglos XVII y XIX) Desde el siglo XIII se exaltó la figura de la Gloriosa también de forma dramática, hasta tal punto que los pasajes dolientes de la Pasión llegaron a adquirir acentos trágicos en los versos de Berceo, primer cantor español de la soledad de la Virgen y de su duelo y desamparo al pie de la Cruz, o absorta y muda de religioso temor ante el sepulcro de Cristo, apercibiendo a los vigilantes discípulos para que no se dur- mieran: Eya velar, eya velar... vamos a velar. Velat aljama de los judíos, eya velar, que non vos furten el Hijo de Díos, eya velar, ca furtárvoslo querrán; eya velar Andrés et Peidro et Johán, eya velar. Aquí es María la que protege a su Dios. Éstos son espejos en los que la fe sencilla mariana se refleja con claridad. La fuente común se encuentra en los evangelios apócrifos y en la tradición popular, como en ella debe buscarse esta canción de vela y el llanto de la Virgen al pie de la Cruz; pero clavará sus raíces en los evangelios canónicos. Así y con estas bases la trataron también los escritores italianos de la escuela de la Umbría. Ya desde los tiempos apostólicos se advierte la presencia de la Virgen corredentora. Cuando el evangelista san Juan narra la Pasión de Cristo, advertimos en él una insinuación mariana. Él nos hace ver en pie, junto a la Cruz, a la Madre del Señor que agoniza, escena que dejaba abierto el camino para las estrofas del Stabat Mater12. Las lamentaciones del Duelo escrito por Berceo entraron en consonancia con éstas. Las representaciones de la Virgen acompañando en pie al do- lor del Hijo en la última hora de la redención del género humano se advierte ya en España hacia el año 330, poco después de haberse celebrado el concilio de Nicea, cuando la Iglesia está ya pacificada en nuestro suelo. Entre los escritores de este período que más destacan por su fervor hay que mencionar un nombre: el del poeta hispano- latino Cayo Vettio Aquilino Juvenco, autor de una Historia Evangélica escrita en solemnes hexámetros virgilianos.

12 Stabat Mater dolorosa / iuxta crucem lacrimosa / dum pendebat Filius ... Las emocionadas estrofas del Stabat Mater han sido atribuidas con toda seguridad al poeta italiano Jaco- pone da Todi (Jacopo da Benedetti, 1236-1306), quien después de una vida errante de ermitaño mendigo, ingresó como lego en la orden franciscana. Autor de setenta y tres Laudas o baladas, no dudan en considerarlo como el poeta italiano más excelso antes de la llegada de Dante.

24 Manuel Morales Borrero El mundo aparece desde aquellos momentos inundado de pu- reza; tierra y cielo, mares y ríos, montes y valles, alma y cuerpo de los hombres reciben como un rocío el influjo benigno de María a la que invocan en sus adversidades y dirigen frases de gratitud en los sucesos prósperos, como hizo y hace desde siglos el generoso pueblo de Linares con su venerada y milagrosa Patrona de Linarejos. Como hacen tantos otros devotos en miles de lugares del suelo patrio. Y así en las tierras de España, en los polvorientos caminos hollados por los pies descalzos de pastores ignorantes o por las sandalias de los pere- grinos y de los ermitaños, surge aquí y allá el nombre de la Virgen en advocaciones de amor y de dolor, de virtudes, de buen augurio; se habla en ellas de lugares rurales, de árboles, de insectos, de aves y de estrellas; pero también hay las advocaciones representativas de los afectos humanos. Éstas son las Vírgenes tituladas de las Abejas, de África, de los Afligidos, de la Agonía, del Alba, de las Alegrías, de la Almudena, de la Amargura, del Amor Hermoso, del Amparo, de las Angustias, del Bos- que, del Buen Aire, del Buen Viaje, de la Buena Suerte, de la Cabeza, de la Capilla, del Ciprés, de la Consolación, del Destierro, de las Doce Estrellas, de la Encina, de la Esperanza, de la Espina, de la Estrella, de Europa, de la Fuensanta, de las Fuentes, del Gavilán, del Henar, de los Huertos, del Lagar, de las Lágrimas, de Linarejos, de Linares, de los Li- rios, de los Llanos, de la Luz, del Mar, de las Mareas, del Mayor Dolor, de los Milagros, de la Misericordia, de las Montañas, de la Mora, de las Nieves, de los Ojos Grandes, del Olivar, de los Olmos, del Otero, de la Paloma, del Páramo, de los Peligros, de las Penas, de Peñas Albas, de la Piedad, del Pilar, del Pinar, del Prado, de la Quinta Angustia, de las Redes, del Remedio, del Reposo, de los Reyes, de la Ribera, del Río, del Roble, de la Roca, del Rocío, del Romeral, del Sagrario, de la Sierra, de los Siete Cuchillos, de los Siete Dolores, de la Soledad, de Sonsoles13, de la Ternura, de Tíscar, del Tremedal, del Valle, de la Victoria, de las Viñas, de las Virtudes, de la Yedra, del Yermo, de Zo- cueca. ¡Quién sabe cuántas otras hay! Todas ellas no son más que una sola; pero con distintas advocaciones, con colores diversos como un glorioso arcoiris. Por eso, en el cielo de nuestras fantasías y creencias aparece con diferentes matices.

13 «Que no son ojos, son soles».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 25 (siglos XVII y XIX) La leyenda y la realidad algunas veces se confunden en la his- toria, forman una lámina de color indefinible que aparece como con- secuencia de dos tonalidades diferentes y casi imposibles de deslindar. Hemos de saber percibir esas diferencias, acumular datos, pedir con- sejos, consultar archivos, confrontar opiniones, y analizar con mira- da penetrante la línea fronteriza en donde se funden ambas tinturas, para que de este modo, sin despreciar la tradición, aparezca con más brillantez la verdad histórica de cada una de esas Vírgenes.

* * *

Desenterrar memorias del pasado y traerlas hasta el presente, enlazando las ideas armónicamente entre sí, sin que la fantasía se desborde en perjuicio de la verdad, es decir, delimitando los campos de la leyenda, de la tradición y de la historia, es tarea que debemos ejecutar con toda delicadeza para así poder transmitir lo más fielmen- te posible noticias recónditas de efemérides acaecidas en tiempos pre- téritos, muchas ya perdidas en la lejanía de la memoria; y entre ellas se encuentran aquellos momentos nostálgicos en los que la Madre de Dios, revestida con cualesquiera de sus advocaciones y atributos, se les aparecía a los hombres y conversaba con ellos.

26 Manuel Morales Borrero La cuestión palpitante

Nuestra Señora de Linares, conquistadora de Córdoba. Datos para una reflexión.

Aunque me desvíe un poco del camino del Linares castulonen- se, deseo hacer algunas observaciones acerca de una Virgen de Linares conquistadora de Córdoba que no deja de crear alguna polémica si se aproxima a la nuestra de Linarejos. Los interrogantes históricos aún no se han aclarado y, cuando se toca este asunto, llega a producir cier- to escozor entre algunos devotos cordobeses. Modesto Lafuente describe cómo el santo rey Fernando va conquistando diversas villas hasta llegar a Baeza: «El monarca cristiano cada año, después que pasaba el in- vierno en Toledo, hacía una entrada en Andalucía que, por rápida que fuese, no dejaba nunca de costar a los moros la pérdida de alguna población importante. En cuatro años se fue apoderando sucesivamen- te de Andújar, de Martos, de Priego, de Loxa, de Alhama, de Capilla, de Salvatierra, de Burgali- mar, de Alcaudete, de Baeza y de varias otras plazas. El emir de esta ciudad que antes le había ofrecido homenaje, hízose luego vasa- llo suyo. Tal conducta costó a Mohammed la vida, muriendo asesinado por los mismos ma- hometanos. El conde don Lope de Haro con quinientos caballeros de Castilla entró en la ciudad por la puerta que se llamó del Conde. El día de san Andrés14 (1227) se vio brillar la cruz en las almenas de Baeza, y en celebridad del día se puso en las banderas el aspa del san- to, de cuya ceremonia quedó a nuestros reyes la costumbre de llevar por divisa en los estandartes el aspa de san Andrés»15. ▼

La Virgen de Linares que se venera en su Santuario de Córdoba.

14 30 de noviembre. 15 Modesto Lafuente, Historia general de España, desde los tiempos más remotos hasta nues- tros días, Madrid, Establecimiento Tipográfico de Mellado, MDCCCLI (1851), tomo V, págs. 324–325.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 27 (siglos XVII y XIX) Fachada principal y espadaña del Santuario de Córdoba

Algunos autores han considerado que la imagen de la Virgen supuestamente hallada en 122716, año en el que Fernando III el Santo conquista Baeza y Linares, fue la que se llevó dicho rey con su ejér- cito cuando partió a la conquista de Córdoba en 1236. Otros afirman que fue una réplica de aquella misma aparecida al ermitaño Juan Xi- ménez. Y no falta quien niega lo uno y lo otro. Para saber algo más sobre tal asunto tenemos a mano un libro intitulado Nuestra Señora de Linares conquistadora de Córdoba17. En la página treinta de dicho libro,

16 Aunque en la copia que se hizo en el siglo XVIII del Festín compuesto en 1669 leemos que el encuentro o aparición de la sagrada imagen tuvo lugar en el año 1227, el mismo autor, Gregorio López Pinto, en su Historia Apologética escrita trece años antes, en 1656, pág. 640, dice que el hallazgo se produjo en 1236. Y repite esta misma fecha cuando escribe la primera parte de su Chronología en 1659, pág. 369. 17 Nuestra Señora de Linares, conquistadora de Córdoba. Noticias de esta sagrada Imagen y de su Santuario o Real Iglesia de la Conquista. Publicadas por unos esclavos de la misma Señora, con el fin de promover su culto y extender su devoción. Córdoba, Imprenta Real de don Raphael García Rodríguez y Cuenca, 1805. Aunque se presenta anónimo, este libro fue escrito por fray Lucas de Córdoba, quien fue capellán de ese santuario durante muchos años.

28 Manuel Morales Borrero hablando el autor del momento en el que el rey Fernando III se entera de que sus tropas están asaltando ya los muros de dicha capital, dice de él que, sin perder ni un segundo «toma la Imagen de nuestra Señora de Li- nares, sabiendo que ella sola era el apoyo de sus esperanzas. Parte como una exhalación para Córdoba [...]». En este pasaje hay una nota al pie de dicha página que por su sentido polémico debo transcribir aquí. «Se ignora el primer origen de esta devotísima Imagen. Sólo se sabe por la tradición inme- morial de casi 600 años que el Santo Rey la traxo consigo quando vino a la conquista de Córdoba, como diximos en la Advertencia preliminar. El título de Linares lo tomó del capellán Puerta de entrada a la iglesia principal que por orden del Rey estaba encargado en su culto, al que distinguían con el sobre- nombre de Linares, cuyo apellido sería el de su familia. No es verosí- mil que le nombrasen así por ser natural de Linares de Baeza, como algunos piensan». ¿Por qué no es verosímil que fuese natural de Linares? ¿Qué pruebas presenta el anotador? Ninguna, porque no las encontró; y no las encontró porque no existen. Más adelante incluiré un texto antiguo en el que se asegura que el sacerdote sí era de Linares. Ante la afirma- ción contenida en el párrafo precedente sobre el título de Linares que, según el autor de la nota al pie de página, indica un apellido o sobre- nombre y no una ciudad, (cuya explicación parece desacertada o al me- nos sin fundamento) debo hacer algunas consideraciones que expresan el sentir unánime de los cordobeses. La primera, que dicho rey llamado el Santo «traxo consigo la milagrosa Imagen; que la colocó al pie de la atalaya; que allí se conservó casi los seis meses que duró el asedio o in- vasión de la Ciudad»18. Esto es innegable; ¿pero de dónde la trajo?

18 Nuestra Señora de Linares [...], pág. 54.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 29 (siglos XVII y XIX) Don Juan Gómez Bravo fue colegial en el Mayor de Cuenca, después canónigo lectoral de Badajoz y finalmente canónigo magistral en Córdoba. El padre Flórez, en el Prólogo al tomo X de su España Sagrada, elogia al señor Gómez Bravo diciendo de él que «venció en mi juicio al estudio de todos y formó unos Anales que publicó el año de 1739 baxo el título de Catálogo de los Obispos de Córdoba. Téngole por uno de los mayores escritores que ha dado nuestra Nación». Pues bien, este hombre tan erudito y que sabe describir con tanta minu- ciosidad todas las singularidades de diferentes Vírgenes, como la de la Fuensanta o la de Villaviciosa, «sólo del Santuario de Nuestra Sra. de Linares no habla de propó- sito, ni dice cosa por donde vengamos en conocimiento del tiempo fixo de su origen, ni de su ampliación; por lo que sospechamos que nada vio en los Archivos con que poder afianzar esta noticia; y por consiguiente que nada vio porque nada hay»19. Después de la cita que antecede, hemos de considerar lo que escribió el doctor Bartolomé Sánchez de Feria en su Palestra Sagrada, obra que apareció impresa en Córdoba en el año 1772. En el tomo tercero de dicha obra, en el Apéndice al día 8 de septiembre, el autor dice que «La primera Imagen que venera Córdoba con célebre culto es la de Nuestra Señora de Linares Conquistadora de Córdoba. La historia de esta bellísima Imagen escribí siendo joven en octavas que servían de Dedicatoria de un pequeño escrito apologético que salió a luz sobre el cómputo Eclesiástico. Se venera esta Imagen una legua de Córdoba [...]. Quando el glorioso conquistador de Córdoba, el íncli- to san Fernando, vino con su exército a la toma de Córdoba, hizo alto en este sitio donde había y hoy permanece una fuerte atalaya. Aquí, en un altar portátil, dixo Misa un sacerdote natural de Linares de Baeza que en su compañía traía esta Imagen que colocó en el al- tar, siendo éste el culto preparativo a una tan gloriosa como ardua conquista». Ya tenemos quien dice que el sacerdote era natural de Linares. Según la tradición, la imagen fue colocada en el centro de esa atalaya mora, que aún se conserva hoy en parte, y ahí permanece la ima- gen con las modificaciones lógicas que pueden haberse realizado en el transcurso de tantos siglos. La mencionada atalaya se encuentra a

19 Nuestra Señora de Linares [...], pág. 56.

30 Manuel Morales Borrero unos cinco kilómetros y medio de Córdoba, y a este propósito el au- tor de Nuestra Señora de Linares, conquistadora de Córdoba escribe en su libro: «A una legua de distancia de la Ciudad por la parte que media entre Oriente y Norte, en lo interior de las cordilleras de los montes que forma la Sierra Morena, halló [Fernando III] una Torre pequeña o Atalaya que servía de resguardo a las centinelas avanzadas del ene- migo. Aquí mandó el Santo Rey levantar el Pavellón Real para la Emperatriz de Cielos y tierra, erigiendo esta piedra en título y Casa de refugio para él y para todas sus Tropas. Levantóse el Altar en la cortina misma de la Atalaya que mira al Occidente; colocóse en la parte superior el Trono augusto de la Reyna»20.

Interior de la iglesia con el templete y la Virgen en el altar mayor.

La devoción a ésta fue en aumento hasta tal punto que el obispo de Córdoba don Lope de Fitero mandó edificar una ermita junto a la torre o atalaya y en el nuevo edificio colocó la venerada imagen, en cuyo honor el cabildo de la catedral, en unión con el pueblo, celebra una fiesta en la Pascua de Pentecostés.

20 Nuestra Señora de Linares [...], págs. 31–32.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 31 (siglos XVII y XIX) Por otra parte acabamos de ver cómo Bartolomé Sánchez de Feria dice en su Palestra Sagrada que en su juventud había escrito la historia de esa bellísima imagen. Se tituló Historia de Nuestra Señora de Linares, fue publicada en 1742 y aparecen en ella unas octavas reales en número de treinta y cuatro. En el cuarto verso de la sexta estrofa el autor declara no saber la procedencia de la santa imagen, y dice de ella: «por su ignorado origen muy Divina». Y en la séptima octava real leemos: «Fue el motivo de aqueste fundamento que quando el Santo Rey triunfó de España, a Córdoba ganó, tomó allí asiento, a la Virgen trayendo en su compaña; allí formó este Templo, este portento, allí lo colocó con gloria extraña junto a una fuerte torre aunque algo anciana, por ser María Torre soberana»21. De acuerdo con lo expresado en las citas anteriores, es evidente que la Virgen de Linares fue llevada a Córdoba cuando la conquistó Fernando III, que ignoramos su procedencia y que la portaba un «sa- cerdote natural de Linares de Baeza que en su compañía traía esta Imagen». Por otra parte hemos de considerar la alusión a esta imagen, como procedente de la ciudad de Linares, en el otro libro que estamos comentando; en él se establece una relación entre dos ciudades y sus heroínas, y en este sentido podemos leer que «Jerusalén y Betulia; Córdoba y Linares forman un paralelo ajustado en el objeto principal; y sólo se diferencian en que la Judit de Linares es incomparablemente más fuerte y más amante de sus parciales y devotos, que la de Betulia de sus conciudadanos»22. Para entender este pasaje conviene recordar lo que se dice en el Libro de Judit incluido entre los deuterocanónicos. En él aparece el rey de Babilonia Nabucodonosor II quien envía a su general Holofer- nes para castigar a las naciones que se han negado a unírsele en su guerra contra los medos. Así lo cumple el general quien va sometien- do poco a poco a las naciones de Siria, de Apamea, de Mesopotamia, de Idumea y tierras de Gaaba, pero no puede con las gentes de Israel

21 Nuestra Señora de Linares [...], págs. 59-60. 22 Nuestra Señora de Linares [...], pág. 39.

32 Manuel Morales Borrero que moraban en tierras de Judá. Aunque Achior, jefe de los ammoni- tas, había advertido a Holofernes que Dios defendería a los israelitas como siempre lo había hecho, sin embargo Holofernes los cercó en la antigua ciudad palestina de Betulia (que podría ser la actual Belén), próxima a Jerusalén, con ciento veinte mil soldados de a pie y veinti- dós mil de caballería, que llenaron de temor a los hijos de Israel. Entonces aparece en escena la bella viuda Judit quien los alienta y de acuerdo con un plan que se ha formado, sale de Betulia acompa- ñada por una criada. Llega al campamento enemigo y, fingiendo ser una traidora contra su pueblo hebreo, consigue llamar la atención de Holofernes; éste la invita a un banquete en su tienda. Holofernes se embriaga, se queda dormido y Judit lo decapita con una espada. Sale de la tienda con la cabeza en la mano y manda a su criada que la meta en un saco. Después regresaron sin impedimento a Betulia. Al ver la cabeza de Holofernes, los israelitas atacaron llenos de ánimo a los asi- rios quienes, viéndose sin su general, huyeron aterrorizados. Ahora entendemos mejor el paralelismo de la Judit de Betulia con la Judit de Linares (tomado Linares en su verdadero sentido geo- gráfico lo mismo que Betulia), como figuras libertadoras, protectoras y asistentes en las necesidades de sus pueblos, así como la Virgen de Linares libera a Córdoba del poder de los moros. En la Advertencia preliminar correspondiente al Discurso Primero del libro titulado Nuestra Señora de Linares, conquistadora de Córdoba, el autor asegura que «siempre, en todas partes y por todos se ha creído que a María Santísi- ma Nuestra Sra. representada en su antiquísima Imagen de Linares debe Córdoba su libertad. Siempre se ha creído; porque en todos tiem- pos y en todas las edades se ha testificado esta verdad con documen- tos claros y decisivos, siendo innegable que en quantos testamentos se hacían en Córdoba hasta el año de mil y trescientos23 se dotaba entre los lugares píos de mayor nombre la casa de Santa María de Linares; lo que no pudiera ser, si con la misma Conquista no hu- biera nacido su fundación, ni ésta se hubiera verificado entonces, a no haber conducido el Santo Rey la sagrada Imagen con su mismo exército»24.

23 Según afirma Juan Gómez Bravo en suCatálogo de los Obispos de Córdoba, 1739, tomo I, libro 3º, cap. 2. 24 Nuestra Señora de Linares [...], págs. 1-2.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 33 (siglos XVII y XIX) De idéntica manera, siempre y en todo momento se está men- cionando la imagen de Linares como llevada por Fernando III a la conquista de Córdoba en 1236, pero todos dudan de los orígenes de esta imagen, o de su encuentro o de su aparición, o si fue una copia de la hallada en Linarejos, o si fue la auténtica original. Sí, se afir- ma que iba en las expediciones del rey santo y, según dicen unos, la llevaba «un sacerdote natural de Linares de Baeza que en su compañía traía esta Imagen»25. Pero ¿de dónde la había toma- do? Esta es la pregunta para la que no existen respuestas docu- mentadas, aunque sí muchas y bien fundadas suposiciones. Un siglo después de haber sido editada Nuestra Señora de Linares, conquistadora de Córdoba, a la que hemos venido refirién- donos hasta aquí, fue publicada por Enrique Redel otra obra con un título similar: La Virgen de Li- nares, conquistadora de Córdoba, pero en ella el autor no concluye nada, aunque siguiendo el sen- tir de algunos críticos, expone una posibilidad: que el rey san- to hubiera recogido la imagen «en Linares de Baeza». Aquí ya no se dice sólo que Linares fue- Imagen del rey Fernando III el Santo en el se posiblemente el apellido del interior del Santuario de Córdoba. sacerdote; se sugiere algo más. No obstante el autor se mueve, como la mayoría, en el terreno de las suposiciones. Dice que san Fer- nando, cuando se dirigía a Córdoba y sus tropas se extendían por las faldas de la sierra, sentó sus reales en Alcolea, y añade:

25 La cita puede leerse, en la ya nombrada Palestra Sagrada, tomo 3º, de Bartolomé Sán- chez de Feria, y también repetida en Nuestra Señora de Linares [...], pág. 58.

34 Manuel Morales Borrero «Monarca tan católico venía acompañado de la efigie de una Virgen denominada de Linares, bien, según la creencia de algunos autores, por haberla recogido en Linares de Baeza al venir para Córdoba, o bien, según el sentir de otros, por llevar el apellido Linares el sacerdote o capellán a quien hubo de encargarle su custodia»26. Creo que conviene hacer una advertencia: que, según noticias fidedignas, la Virgen hallada en Linares comenzó a llamarse «de Lina- rejos» hacia 1585, y esta advocación se fue consolidando en el primer tercio del siglo XVII. Hasta aquellos momentos se la había conocido como «Virgen de las Nieves» (por ser la posible fecha de su hallazgo el día 5 de agosto) y ambas denominaciones convivieron juntas du- rante algún tiempo; pero antes de todo eso, estando su hallazgo muy reciente, habían comenzado a venerarla con el título de «Virgen de Linares»27. A propósito de la Virgen de las Nieves, deseo traer a este lugar algunas consideraciones. Gobernando la Iglesia el papa Liberio (años 352–366), un hombre rico de Roma llamado Juan Patricio y su mujer oraban continuamente para tener hijos de los que carecían. Viendo que no se cumplían sus deseos, nombraron heredera de sus bienes a la Virgen María y le pidieron que les indicara cómo podrían realizar esa obra. En la noche del 4 de agosto de 352 la Virgen se les apareció y les indicó que construyeran en su honor un templo en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma) en el lugar que ella seña- laría con una nevada. El mismo mensaje le fue comunicado al papa. En la mañana del día 5 de agosto toda la ciudad quedó admirada al ver que, bajo el pleno sol, una pequeña porción de dicho monte aparecía cubierta de nieve. Tanto el matrimonio como el papa Liberio, segui- dos de una muchedumbre, acudieron a aquel lugar y delimitaron el contorno del espacio nevado en el que Juan Patricio edificó una mag- nífica iglesia, en cumplimiento de su promesa. Para que la presidiera, el papa donó el retrato de una Madonna que había sido pintado sobre una gran tabla de madera de cedro por san Lucas, según la tradición.

26 Enrique Redel y Aguilar, La Virgen de Linares conquistadora de Córdoba. Memorias históricas acerca de esta antigua Imagen y de su Santuario, culto y hermandad (1236–1907). Córdoba, Imprenta del Diario de Córdoba, 1910, pág. 21. 27 Entre otros muchos que así lo aseguran, léase el documentado estudio publicado por Félix López Gallego en el diario Ideal de Jaén correspondiente al domingo 4 de enero de 2004, pág. 20, con el título de «Nuestra Señora de Linarejos, Virgen conquistadora (I)».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 35 (siglos XVII y XIX) La iglesia se fue deteriorando con el paso del tiempo; hacia 434 fue reconstruida por el papa Sixto III y así surgió la basílica de Santa María la Mayor. La festividad de la Virgen de las Nieves comenzó celebrán- dose el 5 de agosto solamente en dicha basílica; desde el siglo XIV se extendió su culto a la ciudad de Roma, y en el XVII san Pío V la de- claró fiesta de la Iglesia universal. En muchos lugares de España se la venera como patrona; citaré solamente a Pegalajar (Jaén)28, Arcos de la Frontera (Cádiz), Aspe y Hondón de las Nieves (Alicante), Sallent de Gállego (Huesca), Chinchilla de Monte Aragón (Albacete), la isla de La Palma (Canarias), Zarza de Alange (Badajoz) y Sierra Nevada en donde se le levantó la llamada Ermita Vieja, en el pueblo de Dílar. No todos los anteriormente citados siguen la tradición de Juan Patri- cio y el Monte Esquilino. Para otros el hecho ocurre a partir de una imagen de madera policromada hallada en el siglo XIV en un pozo, o la aparición y protección de la Virgen a dos caminantes perdidos en una tormenta de nieve. El poeta baezano Alonso de Bonilla, mencionado con anteriori- dad, no pudo sustraerse a esta tradición nívea y publicó en otro libro de poemas titulado Peregrinos pensamientos29, una composición en cin- co redondillas a Nuestra Señora de la Nieves, simulando un diálogo entre ella y un devoto. Dice así: Devoto– Virgen, ¿a partir te atreves entre nieve? absorto estoy. Virgen– ¿No ves, pecador, que soy la Señora de las Nieves? Devoto– ¿Nieve y en portal angosto no te basta a penetrar? Virgen– ¿No ves que sé yo mandar la nieve por el Agosto? Devoto– Si de sus quicios la mueves sacra adoración te doy. Virgen– Bien puedes, hombre, que soy la Señora de las Nieves.

28 Juan Antonio López Cordero las enumera a todas en su estudio titulado «Las fiestas de la Virgen de las Nieves de Pegalajar», Sumuntán, nº 21, Jaén, Colectivo de Investiga- dores de Sierra Mágina, Carchelejo, 2004, págs. 291–304. 29 Alonso de Bonilla, Peregrinos pensamientos de mysterios divinos en varios versos y glosas dificultosas, en Baeza, por Pedro de la Cuesta, 1614, folio 69r.

36 Manuel Morales Borrero Devoto– ¿Cómo te haze obediencia la nieve más blanca y pura? Virgen– Como excede a su blancura el blanco de mi inocencia. Devoto– Pues si mandarla te atreves, frío como nieve estoy. Virgen– yo te encenderé, que soy la Señora de las Nieves. Volviendo a nuestro asunto, a la imagen venerada en Córdoba y a la consideración de sus orígenes, el investigador linarense Félix López Gallego expone su punto de vista y entra en este debate con las siguientes palabras: «Y cuenta la tradición que aquel rey [Fernando III], teniendo noti- cias de este hallazgo y los milagrosos sucesos que le acompañaron, ordenó efectuar una reproducción de la Virgen de Linares para que le acompañara y protegiera en su batallar por la reconquista»30. López Gallego abunda en las noticias que indiqué arriba acer- ca del altar colocado a una legua de Córdoba junto a una atalaya, y añade: «Con el devenir de los años se fue incrementando la devoción hacia aquella Virgen de Linares hasta allí transportada y entronizada», y de acuerdo con el sentir de otros autores, continúa vinculando a «la Virgen de Linares, en las cercanías de Córdoba, con Nuestra Señora de Linarejos»31. Anoto aquí, por otra parte, un fragmento de un antiguo ro- mance alusivo a Las grandezas de Córdoba, que apareció editado en la imprenta de Luis de Ramos y Coria; en uno de sus pasajes se dice lo siguiente: Ermitas y santuarios tiene muchos y muy lindos, pero cinco principales son de mi afecto y cariño;

30 Félix López Gallego, «Nuestra Señora de Linarejos, Virgen conquistadora (I)», diario Ideal de Jaén, domingo 4 de enero de 2004, pág. 21. 31 Ibid.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 37 (siglos XVII y XIX) son la Virgen de Linares, que en la sierra está su sitio, que el santo rey don Fernando de Linares la ha traído. [...] Estos dos últimos versos son bien elocuentes y expresan un sen- timiento popular tradicional, que puede estar basado en la historia. En efecto, el hallazgo o la aparición de la santa imagen en las cercanías de Linares al ermitaño Juan Ximénez debió de conmover a toda la comarca; fue un hecho insólito y la noticia tuvo que difundirse por todos los pueblos del Santo Reino. En esos años el rey Fernando conquista Baeza y Linares, y cabalga por estas tierras; necesariamente hubo de llegar a sus oídos el portento. Entonces no es imposible que atraído por dicha talla se la llevara –él era el rey– para que le favore- ciese en sus próximas batallas y conquistas. Córdoba fue tomada por su ejército en 1236. Y si no fue la original, pudo llevarse una réplica de esa imagen que el pueblo cordobés comenzó a venerar como Vir- gen de Linares porque ése era su punto de origen. Esto no es más que una suposición sostenida sin pruebas por diversos intérpretes, pero es tan válida como la opinión de los que, también sin pruebas, afirman lo contrario. En el terreno de las posibilidades y mientras no se descubra un documento fehaciente, tanta fuerza tiene la una como la otra. Existe una Oda latina, en alabanza de esa imagen cordobesa, que fray Lucas de Córdoba incluye después del Prólogo en su historia de Nuestra Señora de Linares conquistadora de Córdoba (que fue editada en esa ciudad, en 1805, sin nombre de autor, como expresé con an- terioridad); y en el encabezamiento de la misma leemos: «In laudem Beatissimæ Virginis Mariæ Castulonensis (seu de Linares), Mahometanorum in Corduba Victricis32. Si nos fijamos en el título, observamos un dato, el de la procedencia de la imagen –Castulonense o de Linares– que fue vencedora de los mahometanos en Córdoba. Hemos de considerar principalmente que fray Lucas de Córdoba no es un hombre del montón que se limita a copiar lo que otros di- jeron, sino un asiduo consultor de archivos, principalmente el de su catedral; el autor de Nuestra Señora de Linares conquistadora de Córdoba,

32 «En alabanza de la Santísima Virgen María Castulonense (o de Linares), vencedora de los mahometanos en Córdoba». Aquí ya no cabe pensar que Linares pueda referirse al apellido de alguna persona, porque está indicando su origen geográfico.

38 Manuel Morales Borrero pasó casi toda su vida dedicado al enriquecimiento de sus saberes his- tóricos y al estudio de su amada Virgen. Dedicada a ella, publicó en 1808 una novena que tituló La Judit cordobesa; y un Oficio Eclesiástico de Nuestra Señora de Linares, Conquistadora de Córdoba que redactó en lengua latina y fue editado en 1814 (aunque el impresor hizo constar el año 1811). Y a continuación comenzó a escribir otro libro titulado Memorias auténticas y Anales novísimos del Santuario de Nuestra Señora de Linares, extramuros de la ciudad de Córdoba. Las opiniones expresadas en sus libros por fray Lucas merecen ser tenidas en cuenta por el peso intelectual del autor, del que diré que nació en Córdoba en 1748. Des- pués de sus estudios eclesiásticos fue nombrado secretario del Comisa- rio General de Indias de su orden franciscana, pero en 1790 renunció por enfermedad, y volvió a su convento de Córdoba. En 1805 actuó como capellán interino del santuario en sustitución del padre Larrad, y en 1806 fue designado para ocupar dicha plaza en propiedad, y ahí se mantuvo hasta su fallecimiento ocurrido hacia 1820. Pues bien, siguiendo el hilo anterior, he de decir que la dicha Oda latina en alabanza de la Virgen cordobesa consta de nueve estro- fas sáfico-adónicas, y en los primeros versos de las estrofas tercera y quinta fray Lucas insiste en lo mismo, aludiendo a la imagen que se encuentra en Córdoba, pero que él nombra como originaria de las tierras de Cástulo: Castulonensis pia Virgo, salve [...] Castulonensis tua pulchra Imago. Aunque los ejemplos precedentes son elocuentísimos, sin em- bargo estamos moviéndonos en un terreno muy resbaladizo y no nos atrevemos a pronunciar una tesis. Cuando observamos las dos imá- genes, la de Linarejos y la de Córdoba, inmediatamente salta a la vis- ta un detalle que las diferencia desde el punto de vista iconográfico; mientras que la Virgen de Linarejos sostiene al Niño en su brazo iz- quierdo y en la mano derecha porta un cetro, la de Córdoba sujeta al Niño con su brazo derecho, y a su izquierda tiene el cetro; ésta no es imagen de vestir sino de talla completa y tiene su cuerpo circundado de gloria. Podría ser que marcase una diferencia, pero solamente in- dica una simple desviación considerada desde su aspecto iconológico, ya que a lo largo de los tiempos estas imágenes han sufrido no sólo diversas restauraciones, sino incluso sustituciones por desaparición de las tallas antiguas, como es el caso de la Virgen de Linarejos, a la que

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 39 (siglos XVII y XIX) vemos representada en antiguos grabados y óleos con el Niño en el centro, y a ella misma con un rostrillo, que ahora no tiene, enmar- cando su faz; además en un manuscrito que mencionaré se hace una puntualización: la imagen «se halló sentada en silla». Ninguna de las actuales está sentada. Escrita en la pared de entrada al santuario cordobés sobre me- dallones ovalados, podemos leer una composición poética expresada en ocho estrofas de ocho versos hexasílabos; su rima es – a a b’ – c c b’ con los versos cuarto y octavo terminados en agudas. Según este esquema, las ocho estrofas siguen la métrica de las octavillas italianas que estuvieron de moda durante el período romántico en la segun- da mitad del siglo XIX. Efectivamente, en 1865 fueron colocados los ocho medallones, con sus correspondientes estrofas, en el pórtico del santuario; los óvalos, dispuestos de un modo anárquico y encabezados todos con el anagrama de María, no son de muy buen gusto, pero de- coran las paredes. Forman un himno en honor de la Virgen de Linares compuesto por don Ignacio María de Argote, marqués de Cabriñana, para que fuese estrenado en la fiesta de aquel mencionado año. Le puso música el director de orquesta don Francisco Lucena, y la letra dice así:

40 Manuel Morales Borrero Estribillo Su voz escuchastes [sic] y al suelo desciendes, Tus glorias cantemos y en rayos lo enciendes con dulce alegría de dulce fulgor. ¡oh Virgen María, Tus ángeles bellos oh madre de amor! te van sosteniendo, Cantemos tus triunfos sus alas batiendo ¡oh santo guerrero! de vario color. del árabe fiero espanto y rigor. Tus glorias cantemos &

Tu rostro divino Absorto Fernando, destella esplendente rendido a tu planta, la luz refulgente los ojos levanta que encanta el mirar. al trono de Dios, Brotan a tu aliento y escucha anhelante Violetas hermosas con férvido llanto, Y cárdenas rosas de tu labio santo Y blanco azahar. la angélica voz.

Tus glorias cantemos & Tus glorias cantemos &

Fernando tercero Tú, Virgen, combates, Rendida la frente tú victoria alcanzas, Con ruego ferviente tú al bárbaro lanzas Se postra a tus pies, torrentes de luz; Y humilde te pide y la patria altiva Que al pueblo cristiano de Almanzor valiente, Contra el mahometano la infiel de occidente Amparo le des. se rinde a la cruz.

Tus glorias cantemos & Tus glorias cantemos &

De Córdoba anhela ¡Gloria a ti, María!, en recias batallas a ti que, pujante, sobre sus murallas la luna brillante la cruz tremolar; hollaste a tus pies; y el culto arrojando tú al moro vencistes, [sic] del falso ismaelita, tú al árabe fiero allí en su mesquita [sic] quebraste el acero, tu nombre adorar. rompiste el arnés.

Tus glorias cantemos & Tus glorias cantemos &

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 41 (siglos XVII y XIX) La Hermandad se ha ido organizando en tres épocas diferentes, puesto que se ha extinguido en dos ocasiones. Se sabe que tuvo algu- na actividad desde mediados del siglo XVI, pero fue languideciendo hasta su extinción en 1646. Mostró un ligero resurgir en 1659; el 2 de junio de ese año se reunieron algunos devotos a requerimiento de don Marcelino Alberto de Buenrostro y eligieron como hermano mayor a Miguel Muñoz de Castro. En 1660 redactaron unos estatutos e inmediatamente eligieron a otro hermano mayor, que fue Barto- lomé de Leyva, cargo que desempeñó hasta su muerte, ocurrida en 1669. Desde entonces la hermandad fue sobrenadando como pudo, con diversa fortuna, hasta que aprobó unas Constituciones que que- daron ratificadas el 19 de septiembre de 1704, pero surgieron nuevos obstáculos que fueron «debilitando el espíritu de la Hermandad con perjuicio del culto», y veintiséis años más tarde «feneció la antigua Hermandad de Nuestra Señora de Linares»33. Volvió a resucitar en 1861. El 12 de marzo de dicho año el obis- po firmó un decreto por el que daba su asentimiento con la condición de que redactasen unas constituciones por las que se rigiesen de allí en adelante, y así lo hicieron con el título de Estatutos de la Asociación de Nuestra Señora María Santísima de Linares. Con lo que precede sólo he intentado presentar unos hechos que están ahí y no debemos ignorarlos: y éstos son que la imagen cordobesa puede haber tenido su origen en la villa de Linares, acaso como una réplica de la existente en dicho lugar. El propósito que me ha movido a hacer estas últimas conside- raciones es el de dar un toque de atención y proponer una reflexión sin el menor deseo de abrir una polémica. Dicha reflexión viene plan- teándose desde antiguo hasta el día de hoy en relación con la venera- da imagen de la Virgen de Linarejos: «Sin documentos que acrediten la tradición, se especula con que una réplica de esa imagen [de Linarejos] fue portada en su cabalga- dura por el Rey Fernando III el Santo, en sus expediciones guerreras para la reconquista de plazas y ciudades andaluzas»34.

33 Enrique Redel y Aguilar, La Virgen de Linares conquistadora de Córdoba [...], págs. 154-155. 34 Valentín del Olmo Navarrete, Guía del visitante al Santuario de Linarejos, Linares, Grá- ficas Zapata, 2002, pág. 53.

42 Manuel Morales Borrero Pero igualmente, sin documentos que lo acrediten, ha sido ex- puesta por varios autores la imposibilidad de que la imagen que Fer- nando III se llevó a la toma de Córdoba fuese una réplica de la misma que el ermitaño Juan Ximénez halló bajo unas peñas mientras des- cansaba a la sombra de unos lentiscos. Todos estos titubeos nos servirán asimismo para andar con cau- tela y para tener presente que la verdad histórica no siempre se en- cuentra representada en las leyendas tradicionales, aunque muchas veces éstas son un reflejo fiel de aquélla. Dejo a los sabios la labor de ahondar en este misterio para el que me considero incapaz de emitir más juicios y, como el zapatero de Apeles, vuelvo a mis asuntos no sin antes incluir aquí una Ofrenda, alabanza y dedicación que la ciudad de Córdoba, y especialmente la Hermandad, cantan a su Virgen de Linares y la recuerdan con los siguientes versos, en los que significati- vamente vuelven a aparecer los lentiscos: Virgen Santa de Linares, reina Pura y Seductora, divina Conquistadora de nuestra ciudad sin par... Es tu bello Santuario, entre jaras y lentisco, santo y celestial Aprisco [...] Antes de terminar estas consideraciones quiero volver a re- capitular sobre algo que dejé apuntado en un lugar de las páginas anteriores: que la imagen de Linarejos ha tenido que sufrir diversas transformaciones en las diferentes tallas que a lo largo del tiempo se han hecho de ella. Y es tan evidente que así ha sucedido, porque el primero que escribe sobre esta imagen y su aparición al ermita- ño Juan Ximénez es Gregorio López Pinto y Covaleda en su Historia Apologética y en su Chronología. Posteriormente redacta su Festín que la villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos, Señora nuestra, quando la llevaron a su Casa nueba, Año de 1666; y ahí, en el folio 12v, a propósito del hallazgo de la imagen de Linarejos, dice: «y también se advierta que [María] es Emperatriz, porque se halló sentada en silla». Según el testimonio del primer autor que escribe sobre este hecho, la imagen de María de Linarejos debería estar sentada, pero resulta evi- dente que esa representación no se ha conservado, porque todas las imágenes de bulto que se conocen, desde las más antiguas hasta los

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 43 (siglos XVII y XIX) tiempos actuales, nos la muestran en pie. La única representación en la que se adivina que está sentada –por los pliegues de su ropaje y por el relieve de sus rodillas– aparece en una de las pinturas de Francisco Baños, según nos la dejó en el Santuario de Linarejos, en la bóveda de uno de los brazos del crucero, el del lado del evangelio correspon- diente al altar de San Francisco. Ahí aparece también con corona de emperatriz y con el Niño delante, colocado en su regazo; pero ésta es una pintura, no una escultura. ¿Por qué no se ha seguido la tradición de una imagen sentada? Además podemos deducir, por las palabras de López Pinto y Covaleda, que la hallada por el ermitaño fue una talla completa, no una imagen de vestir como la actual. Francisco Baños Martos es, a mi entender, el que mejor ha sabido interpretar la figura de la sagrada imagen, acorde con la somera descripción que da López Pinto en su manuscrito del Festín.

Escena de la aparición de la Virgen de Linarejos representada por Francisco Baños en una de las bóvedas de su Santuario.

44 Manuel Morales Borrero Capítulo primero Una crónica del siglo XVII

racias a nuestras investigaciones, hoy podemos decir que el li- bro titulado Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen Santísima Gde Linarejos, hasta ahora inédito y anónimo, fue escrito y ter- minado en 1669 por el maestro Gregorio López Pinto y Covaleda, de ascendencia portuguesa y vecino de Linares, como lo señalan varios contemporáneos suyos. De ese original, hoy perdido, nos queda una transcripción hecha en el siglo XVIII (o principios del XIX), posible- mente por don Martín Zambrana y Chacón; y sospechamos esto por la similitud que existe entre la letra de dicho Festín y la que hemos podido observar cuando el mismo Zambrana Chacón redacta o firma ciertos documentos que hemos consultado en diferentes legajos. Éste podría ser el motivo de haberlo llamado «Libro de D. Martín de Zambrana y Chacón». Sin embargo, el traslado podría haber sido hecho por algún pendolista a quien le hubiera sido encomendado. De cualquier manera, este asunto de quién fue el amanuense no tiene mayor importancia. Aunque el libro considerado en toda su extensión está inédito, se han reproducido diversos fragmentos del mismo; sobre todo, el lla- mado «Romance» de la aparición. Cuando los linarenses Félix López Gallego y Juan Sánchez Caballero dieron a la estampa, con notas y comentarios, el manuscrito de Federico Ramírez, ahí aparecen trans- critos, además de dicho «Romance», variados pasajes de este Festín. Sin embargo, faltaba por publicar la totalidad de su contenido, trabajo que presentaré completo en el Apéndice Primero de este libro.

 Federico Ramírez García, Linares: Documentos y apuntes de tiempos antiguos. Edición, estudio preliminar y notas por Juan Sánchez Caballero y Félix López Gallego, Jaén, Diputación Provincial, 1999.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 45 (siglos XVII y XIX) El apellido Zambrana estuvo muy extendido desde el siglo XV en Linares, Baeza y Úbeda; aparece con frecuencia relacionado con el de los Dávalos, Cózar y Benavides. Representa a un linaje muy anti- guo y noble y se sabe que su casa solar estuvo en aquellos lugares de la Rioja alavesa, a unos quince kilómetros al norte de Haro siguiendo la actual carretera N-124 y muy cerca de Miranda de Ebro, al sureste de esta última ciudad. En la actualidad el pueblo de Zambrana cuenta con unos trescientos sesenta habitantes y tiene una superficie de cua- renta hectáreas. Fray Prudencio de Sandoval, cuando trata en su Catálogo de la antigüedad de las casas solariegas de Galicia y Navarra, menciona a Martín Alonso de Zambrana, cuyo padre Juan Pérez de Zambrana fue el iniciador de dicha casa y solar, al cual el rey de Navarra don Sancho el Gordo hizo merced de los Puentes de Zambrana, en los confines oc- cidentales de la Rioja, por sus buenos servicios mientras fue su alférez real. Su divisa es un escudo en campo rojo con castillo de plata y a ambos lados, en lo alto, dos estrellas del mismo metal; lleva por orla ocho aspas de oro en campo azul. Gonzalo Argote de Molina, en los capítulos CCXXVIII-CCXXIX de su Nobleza del Andaluzía, folios 330v-332r, habla de los caballeros y estandartes del reino de Jaén que acompa- ñaron a don Fernando Álvarez de Toledo en el año 1435, en la entrada que hizo por tierras de moros en la vega de Guadix para talar sus campos, y ahí enumera a dichos caballeros, entre los que menciona a Pero Rodríguez de Zambrana «que en esta batalla fue herido», aunque los moros quedaron ven- cidos. « Y avida esta victoria, cerca de la noche se recogieron al Real con muerte de quatrocientos Moros, donde ganaron dos Pendones. El uno del Moro Caudillo de Guadix y el otro del Marín pariente del Rey, y con esta victoria se bolvieron a sus presidios.

 Fray Prudencio de Sandoval, Catálogo de los Obispos que ha tenido la Santa Iglesia de Pam- plona [...] : con un breve sumario de los Reyes que en tiempo de los Obispos Reynaron en Navarra [...], autor desta obrita su Obispo, impreso en Pamplona, por Nicolás de Assiayn, 1614.

46 Manuel Morales Borrero Pe[d]ro Rodríguez de Zambrana, que fue uno de los Cavalleros que se señalaron en esta jornada, era natural de la ciudad de Vbeda, y de los antiguos linages della. Précianse venir de los Conquistadores de Baeça y assí traen por orla de sus Armas ocho Aspas de oro en campo azul, y por Escudo en campo roxo un Castillo de plata, y en lo alto a los lados dél dos Estrellas de Plata». Acompañando a esta relación e ilustrándola, Argote de Molina incluye en su Nobleza del Andaluzía el escudo de armas que he repro- ducido más arriba. Entre los personajes sobresalientes de esta dinastía que habi- taron en Linares durante la primera mitad del siglo XVIII, antes de que apareciera Zambrana y Chacón, debemos destacar a don Martín de Zambrana Rivera, caballero hijodalgo, quien en el año 1718 tenía treinta y nueve años, y lo mencionan censado en su casa de las Eras Bajas en donde vivía en compañía de su esposa y de cinco hijos: To- masa, Luisa, Alfonso, María Ana y Antonio, que en aquel momento tenían respectivamente ocho, seis, cuatro y dos años, y el pequeño Antonio diez meses. En la misma casa vivía la suegra de don Martín, Luisa de Rus, de sesenta años, y cuatro criados llamados María Po- veda, Juana Velerma, María Bruna y Juan Sánchez. Por las mismas fechas, según el Padrón de toda la vezindad de esta villa de Linares, sin excepción de personas, aparece censado en Linares don Martín Alonso de Zambrana, caballero hijodalgo notorio, de sesenta años, quien vive en compañía de sus criados Gregorio de Rivera, Agustina de Martos y Catalina de Valencia. También consta la presencia de don Pablo de Zambrana, igualmente caballero hijodalgo, de edad de treinta y cuatro años y su mujer Isabel de Aranda, de veinticinco; tienen dos hijos, Francisco Zambrana, de dos años, y otro de uno. En aquel tiempo la villa de Linares contaba con novecientos sesenta y seis vecinos.

Martín Zambrana y Chacón ¿Quién fue este personaje cuyo nombre se repite invariable- mente cuando se habla del Festín?

 Gonzalo Argote de Molina, Nobleza del Andaluzía, impreso en Sevilla, por Fernando Díaz, 1588, cap. CCXXIX, fol. 332r. En el fol. 332v aparece dibujado el escudo de la familia Zambrana que reproducimos aquí.  A.H.M. de Linares., leg. 445/1, año 1718, fols. 29r y 32r.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 47 (siglos XVII y XIX) Martín Zambrana y Chacón nació en Linares en 1753 y ahí fa- lleció el 19 de febrero de 1821. Ostentó cargos de importancia, como el de Regidor de preeminencias y Decano en el Ayuntamiento de su villa natal. Nos consta que en 1805 era Regente perpetuo de esa real jurisdicción ordinaria, y en 1807 Síndico procurador general de dicha villa de Linares. Como resultado de las investigaciones que hemos llevado a tér- mino sobre esta familia en el Archivo Histórico Provincial de Jaén, hoy podemos decir que los abuelos maternos de don Mar- tín se llamaron Antonio Chacón natural de Antequera, y Catali- na de Burgos y Salazar nacida en Málaga; éstos tuvieron una hija llamada María de las Mer- cedes Chacón y Manrique de Lara quien vio la luz en Antequera y se casó en primeras nupcias con Antonio Lucas de Zambrana Dávalos y Rivera, quien fue corregidor en la ciudad de Cáceres (otros dicen Tru- jillo), en la que murió; éstos fueron los padres de Martín de Zambrana Chacón. Muerto el padre, la madre María de las Mercedes Chacón casó en segundas nupcias con José Navarro de Mendoza y Villafañe, señor de la Granja de Valdeguareña y maestrante de la Real de Sevilla, pero no tuvo hijos con este señor. María de las Mercedes, en escritura de fecha 2 de septiembre de 1796 dio poderes a su hijo Martín para que testara en nombre de ella, porque se encontraba muy enferma y así lo hizo el hijo una vez muerta su madre, que no falleció entonces sino posiblemente después de pasados cuatro años, entre los últimos días de diciembre de 1800 y los primeros de enero de 1801; y digo esto porque entre el 20 de octubre y el 16 de noviembre de 1803 Martín Zambrana y Chacón, con las instrucciones y los poderes recibidos, procede a declarar, ante el escribano de Linares Andrés Carvajal, el testamento de su difunta madre al que sigue un buen número de fo- lios dedicados a las particiones que los hijos hicieron de sus bienes; y cosidas a ellos están insertas diversas facturas de gastos, entre las que destaco por su significación un recibo de 320 reales de vellón firmado,

 A.H.P.J., leg. 15202, escr. Andrés Carvajal, fecha 18 de mayo 1805, fol. 125r.  A.H.P.J., leg 15202, escr. Andrés Carvajal, fecha 10 de octubre de 1807, fol. 124r.  A.H.P.J., leg. 15162, escr. Rodrigo José Alaminos, año 1796, fols. 140r-143v.  A.H.P.J., leg. 15201, escr. Andrés Carvajal, año 1803, fols. 100r-104v.

48 Manuel Morales Borrero con fecha 11 de enero de 1801, por el doctor Domingo Poveda, mé- dico, «por la asistencia a la última enfermedad, de que falleció, de la Sra. Dª María Mercedes, su madre». Por lo que podemos establecer que dicha señora moriría entre diciembre de 1800 y primeros días de enero de 1801. También quedan anotados en este mismo legajo los gastos de entierro y funerales, «del ataúd, de la cera, de la música, de los llorones y del enterrador» que ascendieron a la suma de mil cuatrocientos ochenta y siete reales con diecisiete maravedís, aparte de las misas, limosnas y mandas forzosas que costaron más de dos mil reales de vellón10. Nuestro don Martín tuvo seis hermanas de padre y madre y és- tas fueron: Lucía, Catalina «de estado honesto», Antonia, Luisa Inés, María Manuela «de estado honesto», y María de la Encarnación Mon- taña11. Siete fueron, por lo tanto, los hijos de Antonio Lucas de Zam- brana y de María de las Mercedes Chacón. Daré primeramente algunos datos de las hermanas. Lucía de Zambrana Chacón se casó con el linarense Pedro de Yanguas Acuña, y de este matrimonio nació en la misma villa José María de Yanguas Zambrana, nieto predilecto de su abuela María Mercedes. Lucía, ma- dre del niño, murió tempranamente, y su padre Pedro de Yanguas, al enviudar, se hizo clérigo de órdenes menores12. Catalina Zambra- na Chacón fue la segunda y permaneció soltera en Linares hasta su muerte. En tercer lugar nació don Martín, del que me ocuparé en párrafos siguientes. La cuarta se llamó Antonia de Zambrana Chacón quien estuvo casada con el marqués de Diezma y ambos vivieron en Granada. Luisa Inés de Zambrana Chacón fue la quinta y ésta contra- jo matrimonio con Francisco Casasola, ministro de la hacienda de la Compañía de Acapulco «en el Reino de Méjico en Indias», en donde transcurrió la vida del matrimonio. La sexta se llamó María Manue- la de Zambrana Chacón; nació en Linares, como las demás, y allí se mantuvo soltera, al igual que Catalina. Esta María Manuela hizo tes- tamento en 1819 ante el escribano Andrés Carvajal y en él nombra

 A.H.P.J., leg. 15201, escr. Andrés Carvajal, año 1803, fol. 225r. 10 A.H.P.J., leg. 15201, escr. Andrés Carvajal, año 1803, fols. 229r-230r. Noticias interesan- tísimas sobre los bienes que dejó doña María de las Mercedes al morir, y de las particiones que hicieron sus hijos y lo que le correspondió a cada uno pueden leerse en este legajo, aunque se encuentra en mal estado de conservación. Véase el año 1804, fols. 185r-282v. 11 A.H.P.J., leg. 15201, escr. Andrés Carvajal, año 1803, fol. 97v. 12 A.H.P.J., leg. 15201, escr. Andrés Carvajal, año 1803, fol. 231v.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 49 (siglos XVII y XIX) por heredera universal a su hermana Catalina13. Y por fin la séptima, María de la Encarnación Montaña de Zambrana Chacón contrajo ma- trimonio con Francisco Javier Gómez y Borja, Administrador de Pro- pios de Granada, ciudad en la que discurrió la vida de ambos. El tercero de estos siete hermanos es el que de verdad nos in- teresa. Martín Zambrana y Chacón nació en Linares (1753) y se casó dos veces, como su madre; en primeras nupcias con Melchora López Badillos natural de Mancha Real e hija de Diego López Badillos y de Melchora de Biedma, de la misma villa. De este primer matrimonio nacieron en Linares Antonio María y María de las Mercedes Zambrana López Badillos, según consta en el protocolo del escribano público de Linares Andrés Carvajal que contiene el primer testamento conjunto de don Martín de Zambrana Chacón y de su segunda esposa Isabel de Zambrana y Navarrete14; la hija María de las Mercedes murió joven15, y del primer matrimonio de don Martín sólo quedó Antonio María Zam- brana López Badillos16, quien le dio algunos disgustos a su padre. Según consta en un protocolo del escribano Rodrigo José Alaminos, Antonio María Zambrana López Badillos otorgó escritura de recibo de dote de la que sería su esposa, Ana María de Jódar y Orozco, y declara que ella aportó la cantidad de mil ducados17. Este Antonio María Zambrana hizo testamento el 28 de septiembre de 1819; en él declara los nombres de los seis hijos que tuvo, y al margen del documento hay una anotación en la que consta que falleció el 16 de diciembre de dicho año18. Volvemos a don Martín quien, al enviudar, se casó en segundas nupcias con su prima segunda Isabel de Zambrana y Navarrete19, na-

13 A.H.P.J., leg. 15206, escr. Andrés Carvajal, fecha 18 de julio de 1819, fols. 61r–64r. 14 A.H.P.J., leg. 15202, escr. Andrés Carvajal, fecha 13 de abril de 1807, fols. 49r–56r. 15 Ya en 1807 su padre declara que dicha hija ha fallecido. A.H.P.J., leg.15202, escrib. Andrés Carvajal, fecha 13 de abril de 1807, fol. 51r. 16 Éste tuvo un hijo llamado Martín del Rosario Zambrana y Jódar, fruto de su matri- monio con Ana María de Jódar Argote Zambrana y Orozco, hija de Gregorio de Jódar Argote y Zambrana alférez mayor del Ayuntamiento, y de Ana María de Orozco, según consta en A.H.P.J., leg. 15162, escrib. Rodrígo José Alaminos, fecha 13 septiembre 1794, fol. 99r; y en leg. 15202, escrib. Andrés Carvajal, fecha 13 de abril 1807, fol. 53r. 17 A.H.P.J., leg. 15162, escr. Rodrigo José Alaminos, fecha 20 de agosto de 1794, fols. 64r–65v. 18 A.H.P.J., leg. 15206, escr. Andrés Carvajal, fecha 28 de septiembre de 1819, fols. 88r–90r. 19 En su tercer testamento, de fecha 4 de julio de 1817, ella dice llamarse Isabel de Zambrana Dávalos y Benavides. (A.H.P.J., leg. 15205, escrib.Andrés Carvajal, año 1817, fol. 84r),

50 Manuel Morales Borrero tural de Santisteban del Puerto, e hija del matrimonio formado por Manuel de Zambrana natu- ral de Linares y María Navarrete nacida en Santisteban del Puer- to, quienes, además de Isabel tuvieron otra hija llamada Ana de Zambrana Navarrete, originaria también de Santisteban. Aparte de los dos hijos habidos de su primer matrimonio que acabo de citar, don Martín tuvo con su segunda esposa, Isabel de Zam- brana, tres hijos: Martín Alonso, Martina y Josefa Zambrana y Zam- brana. Por los datos contenidos en un legajo sabemos que Martina se casó con el baezano don Juan Manuel de Benavides conde de Calatra- va y vizconde de las Torrecillas, títulos que ella compartió20. Y Josefa contrajo matrimonio con don Bernardo Güendalain brigadier de los ejércitos nacionales21. Martín Alonso de Zambrana y Zambrana nació en Linares el 25 de septiembre de 1787 y estuvo casado con María del Carmen Cua- dros y Romero hija del general don Antonio de Cuadros, caballero de la orden de Carlos III, y de Joaquina Romero y Carrasquilla. Don Antonio murió heroicamente en la defensa de la ciudad de Zaragoza luchando contra los franceses. Al quedar viuda, Joaquina Romero se casó en segundas nupcias con don Simón Fernández Gallardo22. Martín Alonso de Zambrana y Zambrana celebró sus esponsales con María del Carmen Cuadros Romero en la ciudad de Baeza el día 9 de diciembre de 1817, y el 27 del mismo mes y año reci- bió de su esposa la dote corres- pondiente. También con motivo de su boda los padres de él, con fecha 8 de febrero de 1818, le entregaron la suma de 40.000 reales de vellón en dinero y en diver-

20 A.H.P.J., leg. 15206, escr. Andrés Carvajal, fecha 3 de marzo de 1821, fols. 35r–37r. 21 A.H.P.J., leg. 15206, escr. Andrés Carvajal, fecha 28 de mayo de 1821, fols. 88r– 89v. 22 A.H.P.J., leg. 15205, escr. Andrés Carvajal, fecha 27 de diciembre de 1817, fol. 161r

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 51 (siglos XVII y XIX) sas alhajas «para las galas de dicha señora, poner su casa y principiar su manutención», y para los gastos de su boda. Esa cantidad le fue entregada a cuenta de las legítimas que le correspondieran. El joven Martín Alonso ya ostentaba por aquel entonces la dignidad de caba- llero maestrante de la Real Maestranza de caballería de Ronda, había sido condecorado con la Flor de Lis por el rey Fernando VII23 y ejercía desde tiempo atrás el cargo de Teniente de Síndico general de la villa de Linares, nombramiento que le había sido conferido por su propio padre en 1815, según he podido leer en un legajo del escribano Blas Garrido y Maroto24. Más adelante sería nombrado caballero de la Or- den de Carlos III. El 27 de diciembre de 1817 doña María del Carmen Cuadros Ro- mero le había comunicado a don Martín Alonso la dote que ella lle- vaba, que le fue entregada por la madre de ella y su padrastro Simón Fernández Gallardo (recordemos que el padre había muerto en el sitio de Zaragoza); dicha dote con sus bienes y alhajas quedó especificada con todos los detalles de cada una de las entregas y su precio en escritu- ra firmada ante el escribano Andrés Carvajal25, en donde puede leerse. En estos listados de dotes, y en una época en la que estaba de moda el consumo de chocolate, se lee con mucha frecuencia la palabra marcelina y en menor proporción macerina, que son deformaciones y debemos interpretar como mancerina, vocablo derivado del marqués de Mancera, virrey del Perú de 1639 a 1648, quien ideó y puso de moda lo que en resumen era una salvilla, o sea un plato o bandeja generalmente de plata con una ancha abrazadera cilíndrica fijada en el centro, en donde se colocaba y sujetaba la jícara en la que se servía el chocolate26. Martín Alonso de Zambrana y Zambrana murió en Linares el 23 de octubre de 186427, y fue enterrado en su cementerio, Patio Virgen de Linarejos, Nicho 274 derecha. Dicen que en el momento de su fallecimiento un furioso huracán arrancó de raíz un viejo cinamomo que había en el patio de su casa.

23 A.H.P.J., leg. 15206, escr. Andrés Carvajal, fecha 8 de febrero de 1818, fols. 9r–10r. 24 A.H.P.J., leg. 15269, escr. Blas Garrido y Maroto, año 1815, fol. 1rv. 25 A.H.P.J., leg. 15205, escr. Andrés Carvajal, fecha 27 diciembre 1817, fols. 161r–166r. Escritura de recibo de dote de Martín de Zambrana y Zambrana. Se la concede María del Carmen Cuadros Romero. 26 Tal palabra aparece, por ejemplo, en este legajo 15205, año 1817, fol. 162r. «Una ma- cerina de plata con su jícara de China; su peso, ocho onzas y tres adarmes y medio». 27 Así consta en su lápida sepulcral que todavía puede verse.

52 Manuel Morales Borrero Deseo añadir que sus padres, Martín Zambrana y Chacón e Isa- bel de Zambrana Navarrete hicieron tres testamentos: el primero lo firmaron conjuntamente en el año 180728. El segundo, cada uno de forma individual, el 24 de febrero de 181329; y también por separado e individualmente firmaron el tercero el 4 de julio de 181730. Por si fue- ra poco, don Martín añadió cuatro codicilos más. El primero lo otorgó ante Andrés Carvajal el 1 de julio de 181431; en él le quita 12.000 rea- les que le había adjudicado a su nieto Martín del Rosario Zambrana y Jódar y se los adjudica a su hijo Martín Alonso. El segundo codicilo lo firma el 6 de julio de 181732; el tercero el 15 de abril de 182033, y ocho meses más tarde, 9 de diciembre, otorga el cuarto34. En este último declara que está en cama muy enfermo, y ya no puede firmar, hacién- dolo un testigo. Don Martín Zambrana y Chacón todavía sobrevivió dos meses más y falleció, como antes dije, el 19 de febrero de 1821. Doña Isabel agregó a sus testamentos un solo codicilo y lo firmó el 5 de julio de 181735, un día antes de que su marido firmara el segundo. No puedo entrar en detalles sobre el contenido de todos estos docu- mentos que son muy interesantes, pero ocuparían mucho espacio y me apartarían de mi propósito. No obstante éstos y otros muchos los guardo por si alguien tiene interés en ellos. No ha sido mi propósito presentar un cuadro genealógico com- pleto de esta rama de la familia Zambrana, sino solamente recordar a grandes rasgos los nombres de los allegados más directos al matri- monio formado por don Martín Zambrana y Chacón y doña Isabel Zambrana y Navarrete con algunos de los sucesos más significativos. De ellos conservo, como he dicho, más noticias sobre arrendamientos, compras y ventas de tierras, olivares, casas, de poderes para pleitos y de distinciones. Y volvemos ya al asunto del manuscrito. Es opinión generali- zada que cuando Zambrana y Chacón murió, el manuscrito del Festín

28 A.H.P.J., leg. 15202, escr. Andrés Carvajal, fecha 13 de abril de 1807, fols. 49r–56r. 29 A.H.P.J., leg. 15204, escr. Andrés Carvajal, fecha 24 de febrero de 1813, fols. 3r–16v. 30 A.H.P.J., leg. 15205, escr. Andrés Carvajal, fecha 4 de julio de 1817, fols. 84r–98v. 31 A.H.P.J., leg. 15204, escr. Andrés Carvajal, fecha 1 de julio de 1814, fol. 153rv. 32 A.H.P.J., leg. 15205, escr. Andrés Carvajal, fecha 6 de julio 1817, fols. 101r–102r. 33 A.H.P.J., leg. 15206, escr. Andrés Carvajal, fecha 15 de abril de 1820, fols. 24r–25r. 34 A.H.P.J., leg. 15206, escr. Andrés Carvajal, fecha 9 de diciembre de 1820, fols. 74r–75r. 35 A.H.P.J., leg. 15205, escr. Andrés Carvajal, fecha 5 de julio de 1817, fols. 99r–100r.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 53 (siglos XVII y XIX) pasaría a poder de su mencionado hijo Martín Alonso de Zambrana y Zambrana, el más destacado de todos; y tras su fallecimiento des- apareció el último representante y depositario de esta familia en Li- nares36. De este Zambrana y Zambrana el libro del Festín fue enviado, con otros muchos documentos, a la biblioteca del investigador lina- rense Federico Ramírez García. Tras haber fallecido dicho señor, he- redaron su patrimonio sus dos hijas llamadas Elisa y Eufemia quienes siguieron viviendo muchos años en su casa paterna de la calle de los Álamos número 16, llamada hoy con el nombre de su padre; y cuando estas dos señoras decidieron retirarse al Asilo Residencia de Ancianos, donaron a Juan Sánchez Caballero diversos e interesantes libros y do- cumentos entre los que se encontraban la copia manuscrita del Festín que había sido propiedad de Zambrana y la Historia de la milagrosísima Imagen de María Santísima de Linarejos de Cobo y Velasco quien refundió y amplió en su Historia lo que su padre Miguel Cobo García del Cañue- lo había dejado escrito en 1799. Estas señoras también le entregaron los dos tomos del libro de su padre, entonces inédito, titulado Linares: Documentos y apuntes de tiempos antiguos, cuyos borradores habían sido puestos en limpio por una de sus hijas. Esta obra ha sido publicada en 1999 por Félix López Gallego y Juan Sánchez Caballero37. En la biblioteca de Ramírez se hallaba igualmente la desafortu- nada copia del Festín hecha por Miguel Garrido y Garrido en el siglo XIX sacada de otra pésima copia anterior hecha por un personaje de Linares quien mutiló en gran parte el libro de Gregorio López Pinto; pero no vale la pena hablar de dicha copia que no tiene valor alguno. En el año 1968, siendo Hermano Mayor, Sánchez Caballero entregó los manuscritos mencionados –excepto los Documentos y apuntes38–, a la Cofradía de la Virgen de Linarejos, y en la Sala de Mantos del San- tuario se conservan hasta el día de hoy.

36 Todavía puede verse el lugar de su enterramiento con una lápida en la que se lee la siguiente inscripción: «Aquí yacen los restos mortales de Sr. D. Martín Alonso de Zambrana y Zambrana, Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos 3o y de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, que falleció a la edad de 77 años y 28 días, en 23 de Octubre de 1864, dejando en el más amargo desconsuelo a su Sra. esposa Da María del Carmen Cuadros y Romero, la que le dedica esta memoria en prueva [sic] de su cariño. R.I.P.». 37 Véase la nota nº 1 del presente capítulo. 38 El Ms. original sigue en poder de los descendientes de don Juan Sánchez Caballero.

54 Manuel Morales Borrero Federico Ramírez, en su libro Linares: Documentos y apuntes deja constancia de los nombres de algunas de las personas que recogieron los datos y demás efemérides de los actos que se celebraron con mo- tivo del traslado de la Virgen a su nuevo templo y Santuario en 1666. Estos cronistas fueron Alonso López de Cózar, Andrés de Biedma Ca- rrillo, «y otros», pero calla o ignora los nombres de Antonio Cobo y Velasco y de Gregorio López Pinto y Covaleda, de cuyo manuscrito copia al pie de la letra párrafos enteros. Es muy probable que también desconociera el ejemplar de Martín de Zambrana, por el hecho de que podría haber utilizado otro diferente al que se guarda en el Santuario de Linarejos. Sea como sea, Ramírez se limita a escribir en sus Docu- mentos y apuntes, al final del capítulo XVI: «De tal relación manuscrita hemos tenido a la vista una copia, sin nombre de autor, de donde he- mos tomado la mayor parte de las noticias de esta solemnidad». La sospecha de que el señor Ramírez utilizara otra copia distinta (o incluso el original hoy desaparecido) resulta más patente cuando leemos la transcripción que él hace de las coplas o cuartetas asonan- tadas sobre la historia de la aparición de la imagen de la Virgen al ermitaño Juan Ximénez, porque el tercer verso de la estrofa que co- mienza «Año de mil y doscientos», en el manuscrito del Santuario se lee perfectamente «el guarismo entre sus zeros»39, pero Ramírez deja en blanco «sus zeros» y transcribe este verso así: «el guarismo entre ...... ». Es imposible que no supiera leer las dos palabras restantes que están clarísimas en el texto que manejamos hoy. Vamos a considerar el libro de Gregorio López Pinto y Covale- da cuya copia aparece como propiedad de don Martín Zambrana y Chacón y que hoy se conserva manuscrita, en la Sala de Mantos del Santuario de Linarejos, con el título antes nombrado: Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos, Señora nuestra, quando la llevaron a su Casa nueba, Año de 1666. En él se narran todos los sucesos y festejos que ocurrieron con motivo del traslado de la santa imagen, con tanta minuciosidad y con tantos detalles como escritos por quien ha sido espectador directo de los mismos. Antes de seguir adelante deseo aclarar que el título de Fes- tín que la Villa de Linares hizo a la Virgen de Linarejos, aparece en el folio tercero recto del manuscrito que es propiamente la portada, después

39 Festín, fol. 23r.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 55 (siglos XVII y XIX) de unas cuantas poesías de diversos personajes escritas en alabanza del autor; pero en el folio primero, que hace de cubierta, consta lo siguiente: Libro de Dn Martín de Zambrana y Chacón, Theniente de Regidor Preeminente del Exmo Señor Conde Duque de Benabente y Gandía. Hago esta aclaración para que nadie se confunda y pueda pensar que lo escrito en ese primer folio es el título. Éste lo escribe su autor con letras re- levantes en el folio tercero precediendo a la Dedicatoria y Prólogo, y vuelve a repetirlo en el decimotercio al comenzar su Discurso general. Lo que aparece escrito en el folio de portada indica solamente el nom- bre de su propietario, lo que podemos considerar como su ex libris. Y por si quedara alguna duda sobre lo dicho, remitimos al lector a las poesías que varios autores de la época escribieron en alabanza del libro que, por todas las señales, estaba preparado para ser impreso; dichas poesías aparecen insertas en el mismo comienzo, como era cos- tumbre en aquella época. En el folio 1r fray Bartolomé de Berlanga, predicador general de la orden de Santo Domingo, dedica al autor una décima espinela que comienza así: «Al Festín distis tal nombre qual en su aplauso se mira, que si en lo discreto admira devota es fuerza me asombre». En el folio 1v aparece un soneto de un caballero de la orden de , llamado Pedro Vaca y Reynoso, quien escribe lo siguiente en el segundo cuarteto: «Qual mar hinchado que rebienta espuma salga este Festín pues que puede solo dar ciencia al mundo sin que ponga dolo aunque más la malicia le consuma». El libro está dedicado a don Ambrosio de Benavides, caballero de la orden de Calatrava, y al final de la Dedicatoria el autor expresa que pone su libro bajo la protección de tan noble caballero, y agrega estas palabras: «pues no afecta tanto este Festín quanto los obstentati- bos aplausos que se an conozido a nuestra Señora de Linarejos»40. Y por no extenderme más, el mismo autor escribe en el folio 12v, al final de su Prólogo, lo siguiente: «Y a benido la ocasión a la

40 Folios 11v–12r.

56 Manuel Morales Borrero mano para que yo haga esto notorio al bulgo, y lo demás que declaro en este Festín como se podrá ber». He hecho esta larga reflexión porque en varios trabajos que he leído, algunos de sus autores afirman que se titula Libro de D. Martín de Zambrana y Chacón.

El nombre del autor del Festín La profesora Carmen Eisman Lasaga –en el Elucidario, revista de bio-bibliografía giennense correspondiente al mes de marzo de 2006–, dio a conocer con toda certeza el nombre del autor que escribió el Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen de Linarejos41. Dicho personaje se lla- mó Gregorio López Pinto y Covaleda. No voy a repetir aquí el contenido de tal artículo por no parecer prolijo; pero pienso que todos los que es- tén interesados en este asunto concreto deberían leer primeramente lo que ella dejó escrito en el trabajo mencionado, por el interés que tiene y porque en él quedó desvelado el nombre del autor del mencionado Festín con todos los motivos. La doctora Eisman y el que estas palabras escribe fuimos los primeros que intuimos su nombre en el año 2004 y un año después pudimos ratificarlo con evidentes argumentos; las in- vestigaciones sobre el manuscrito y su autor las hicimos conjuntamente y los dos llegamos a unas conclusiones idénticas que la doctora Eisman Lasaga publicó en el mencionado Elucidario, con mi total conformidad. Hasta aquel momento el Festín había sido una obra de autor anónimo. En cuanto a su nombre, él mismo se llama en su Historia Apo- logética Gregorio López Pinto Obispo de Covaleda y esto nos indujo a pensar que había sido distinguido con esa dignidad eclesiástica. Al no haber un obispado de Covaleda, pensamos en los llamados obis- pos «regionarios», o «de anillo», o incluso en los denominados «in partibus infidelium». Hoy hemos desechado esas ideas, y pensamos que dicho sustantivo forma parte de los apellidos de Gregorio López. «Obispo» aparece consignado en los repertorios heráldicos42 y, aun-

41 Carmen Eisman Lasaga, «Manuscritos acerca de la Virgen de Linarejos: el llamado Libro de Don Martín de Zambrana y Chacón y las dos crónicas de Antonio Cobo y Ve- lasco», en Elucidario. Seminario Bio–bibliográfico «Manuel Caballero Venzalá», año 1, nº 1. Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, marzo 2006, págs. 61–80. 42 Puede verse en Vicente de Cadenas y Vicent, Repertorio de blasones de la comunidad hispá- nica, Madrid, C.S.I.C., Instituto Salazar y Castro, 1966, Letras N. Ñ, O, pág. 45, en la que leemos: «Obispo.– En azur, un creciente de plata surmontado de dos estrellas de oro».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 57 (siglos XVII y XIX) que no resulte muy común, es uno de los apellidos que proceden de profesiones o cargos, como Abad, Cardenal, Monje o Sacristán. A modo de ejemplo, diré que en el padrón de Blanca, pueblo de la pro- vincia de Murcia, aparece censada en 1584 una «viuda de Obispo»; y en el año 1591 en el mismo lugar moraba un «Juan López Obispo»43. En inglés es frecuente el apellido equivalente de Bishop. Por desgracia no tenemos hasta el momento presente datos bio- gráficos sobre este personaje, aunque por la mención que hacen de él algunos autores o por las noticias aisladas que él mismo da en sus obras, a través de esas ventanas diminutas podemos atisbar algunos rasgos. La biografía de Gre- gorio López Pinto y Covale- da aún está por hacer y no podemos dar de él ninguna otra referencia que las exi- guas que voy a indicar. La primera obra en la que empezamos a ver su nombre hace algunos años fue la Corographía Antigua y moderna del Reyno y obispado de Jaén. Por el Maestro Fran- cisco de Rus Puerta, Visitador del obispado, Comissario del santo oficio de la Inquisición de Córdova y Prior de la villa de Bailén, año 164644. Leímos la obra en una copia del manuscrito original. En la página 74, cuando Rus Puerta habla de unas inscripciones latinas sacadas por un tal Ga- briel de Molina, dice que éste

43 Archivo General de Simancas, Sección Expedientes de Hacienda, Averiguaciones de rentas y vecindario de Blanca, año 1584, legajo 60, fol. 4. Y Archivo General de Siman- cas, Sección Expedientes de Hacienda, Averiguaciones de rentas y vecindario de Blanca, año 1591, legajo 132, fol. 21. 44 El manuscrito original de esta obra, que se guarda en la Biblioteca Nacional, ha sido editado dos veces: una en Jaén, en 1898, por la Imprenta «El Industrial», y otra igual- mente en Jaén, año 1998, por la U.N.E.D. y la Real Sociedad Económica, edición hecha por José Latorre, Jesús Cañones y Juan Antonio López Cordero, con estudio preliminar, revisión e índices.

58 Manuel Morales Borrero «dio Copia de ellas a Gregorio López de Cobaleda45, vecino de Lina- res, ambos muy aficionados a estas antigüedades, y Gregorio López me las comunicó». Después, en la página 85 del mencionado Ms., Rus Puerta vuel- ve a referirse al mismo personaje con estas palabras: «assimismo Gregorio López de Cobaleda, hombre de satisfacción digno de toda fe, vecino de Linares, me certificó lo mismo y entregó la copia, afirmando avérsela dado Gabriel de Molina que la sacó. ¿No les he de dar entero crédito? Bastante prueba hacen dos testigos honrrados aun para mayores cosas». También alude a este persona- je el jesuita Francisco de Torres en el capítulo segundo –que trata de las «Villas ilustres de Baeza»–, dentro de su Historia de Baeza (1677), en el apartado dedicado a Linares. Cuan- do el jesuita habla de la antigüedad de la Torre de dicho lugar, escribe esto: «su antigüedad, diçe Maestro Gregorio López de Covaleda, ser de tiempo de Milico, o por lo menos, quando los griegos reformaron a Cástulo»46. López Pinto escribió con ante- rioridad al Festín dos obras de mucha extensión. Una es la Historia Apologé- tica47 con más de setecientas páginas, obra de la que ya se ocupó la profe- sora Carmen Eisman en el Elucidario Portada de la «Historia Apologética»

45 Nosotros siempre escribiremos el apellido Covaleda con «v» tal como lo hace el pro- pio Gregorio López Pinto en las portadas de sus libros manuscritos. 46 Historia de Baeza del P. Francisco de Torres S.J., (1677). Estudio y edición por José Ro- dríguez Molina, Jaén, Diputación Provincial y Excmo. Ayuntamiento de Baeza, 1999, pág. 215a. 47 Historia Apolo/gética / que escrivía el Maestro Gregorio / López Pinto Obispo de Covaleda, / de la muy antiquíssima / Ciudad de Cástulo. / Sus prósperas acçiones / y adversos fines. / Los Sanctos Mártyres y Obispos que / se hallan aberlo sido de aquella / çiudad. [...] / Escrivió 1656. La obra está dividida en cuatro libros en un solo volumen. El original se conserva en la Biblio- teca Nacional con la signatura Ms. 1251.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 59 (siglos XVII y XIX) citado, y la otra es una Chronología y notiçias generales de todo el Mundo dividida en dos partes contenidas en dos tomos con un total de ocho- cientas cinco páginas. De dicho tratado nadie ha hablado hasta este momento. Pero de la lectura de las obras referidas se desprenden po- quísimos datos autobiográficos.

La Chronología y notiçias generales de todo el Mundo Llegados a este punto, deseo consignar aquí para conocimiento general que además de la Historia Apologética y del Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos, Señora nuestra, López Pinto y Covaleda escribió una tercera obra que también permanece inédita; na- die la ha visto ni la ha mencionado en lugar alguno hasta el día de hoy. Ni siquiera aparece en los índices informatizados de la Biblioteca Nacio- nal, pero se encuentra allí anotada en unas viejas fichas y yo he leído los dos tomos de que consta. Su título es: Chronología y notiçias generales de todo el Mundo48, y está dividida en dos partes, cada una de ellas encuader- nada en un volumen en pergamino, como Primera Parte (1659) y Se- gunda Parte (1662). Entre ambas suman un total de setecientas noventa y dos páginas más trece de dedicatorias y prólogos. Se encuentra, como he dicho, en la Biblioteca Nacional, Sección de Manuscritos, signaturas Ms. 8603 y Ms. 8604. El papel es de tina, muy limpio y bien conservado. El tamaño de las hojas en ambas partes es de 210 x 150 mm. y la caja de escritura mide 165 x 95 mm. La letra es exactamente la misma que aparece en la Historia Apologética, letra bastarda y muy clara, cuidada caligrafía. Está dedicada «Al Excmo. Sr. D. Antonio Alfonso Pimentel y Herrera, Conde de Benavente», el mismo personaje al que López Pinto había dedicado su Historia Apologética en 1656. Y volviendo a los apellidos del autor, es sintomático que en esta obra, en el tomo dedicado a la Primera Parte él lo escribe así: Grego- rio López Pinto Obispo y Covaleda; la preposición «de», que parecía muy significativa, hasido sustituida por una conjunción. Y en el inicio del tomo que contiene la Segunda Parte él mismo se llama Gregorio López Pinto y Covaleda; ha desaparecido el «Obispo»; y lo escribe el

48 Gregorio López Pinto (Obispo) y Covaleda, Chronología y notiçias Generales de todo el Mundo. Libro manuscrito, encuadernado en dos tomos en pergamino, existente en la Biblioteca Nacional, Sección de Manuscritos, signaturas: Ms. 8603 y Ms. 8604. La Primera Parte (1659) consta de VIII folios numerados en romanos + 454 páginas; y la Segunda Parte (1662) tiene V folios en romanos + 338 páginas cuyas medidas son 210x150 mm., y la caja de escritura 165x95 mm. En los lomos de ambos tomos aparece escrito: Noticias Generales del Mundo.

60 Manuel Morales Borrero Portada de la «Chronología y Noticias Portada de las «Noticias Generales del Generales de todo el Mundo». Mundo». Primera Parte. Segunda Parte. propio autor, lo que nos confirma aún más en nuestra idea expresada en párrafos anteriores sobre el significado de dicho vocablo que no indica ninguna dignidad episcopal. Sí nos dice ahora, en 1662, que es «Maestro Racional»49. En el Prólogo de la Segunda Parte, fol. V, el autor promete una Tercera Parte que desconocemos: «Veré y veremos el aplauso con que se reçibe [esta Segunda] para que me obligue el vulgo a sacarle la Terçera parte que tengo en bo- rrador más primorosa, más gustosa y más bella (pues es así que a la fin se canta la Gloria) adonde se verá la gran variedad de los Mares, efectos y calidades; con sus Islas y cossas memorables que ay en ellos digníssimas de ser sabidas». Por su novedad y por el total desconocimiento que existe de esta Chronología y notiçias generales de todo el Mundo, voy a referirme ahora en pocas palabras a algunos aspectos de la misma.

49 Maestro o Maestre Racional.– Puede indicar simplemente «Maestro», o denominar al que tenía el cuidado de la hacienda de cualquier institución pública o privada, y la administraba.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 61 (siglos XVII y XIX) En la página 369 de la Primera Parte y bajo el epígrafe de «Elogio Eclesiástico de cosas que an venido sobre España», en un momento en el que está refiriéndose a diversas imágenes que en la antigüedad fueron halladas en nuestro suelo patrio, escribe López Pinto: «Imagen de Nuestra Señora de Linnarejos fue apareçida a un Juan Ximénez, año 1236, en compañía de otra imagen de Santo Domingo entre unos lantiscos junto a Linares»50.

Fragmento de la página 369 de la «Chronología» en la que Gregorio López asegura que la aparición de la imagen tuvo lugar en el año 1236.

Esto lo escribe en 1659, y la misma fecha de la aparición la había dicho antes el mismo autor en 1656, en su Historia Apologética51. En ambos libros aparece escrito que Juan Ximénez halló la imagen en el año 1236. Pero ¿qué hay de la imagen de santo Domingo? ¿Alguien ha hablado de ella? Yo sólo puedo añadir que Antonio Cobo y Velasco en los dos ejemplares de su Historia dice que cuando terminaron de levan- tar el nuevo santuario de Linarejos en 1666 colocaron a ambos lados de la Virgen dos imágenes, una de ellas de cuerpo entero de santo Do- mingo de Guzmán. En el Ms. MB especifica que ésta fue colocada «al lado del Evangelio»52. La otra imagen era la de san Francisco Javier.

50 Es digno de consideración lo que dice López Pinto sobre la imagen de santo Domingo, que debió de ser el de Guzmán, fundador de los dominicos, quien nació en Caleruega hacia 1170, murió en Bolonia el 6 de agosto de 1221 y fue canonizado por Gregorio IX en 1234. El que labró dicha pieza mucha prisa debió de darse si ambas imágenes apare- cieron dos años más tarde, en 1236, aunque esta hipótesis es posible. Por el contrario, si admitimos que el hallazgo se produjo en 1227 ¿cómo pudo haber sido tallada la imagen de un «santo» que acababa de morir y aún no había sido canonizado? 51 Historia Apologética, libro IV, cap. 24, pág. 640 52 Pág. 44 del Ms. MB, y fol. 28v del Ms. VL.

62 Manuel Morales Borrero Portada de la Primera Parte de la Chronología: «Chronolo/gia / y notiçias Generales de todo el Mundo / Primera Parte / Con la subçession de los Reyes y Empe/radores de Roma, y el tiempo en / que los consules governaron. / Al Excelentissimo / Señor D. Antonio Alfonso Pimentel y Herre/ra, Ponçe de Leon Con- de de Benavente Duque / de Lamnia. S[r]. de la Cassa de Herrera: Gentilhom/bre de la Real camara de su Magestad, y Ca/pitan de las Guardas viejas de / Castilla etc. / Por Gregorio Lopez Pinto Obispo y / Covaleda / 1659». (Todo lo anterior va escrito dentro de un rectángulo con artística orla que simula cueros recortados, parecida a la de la Historia Apo- logética). Portada de la Segunda Parte de la Chronología: «Tomo segun/do y segunda / parte / de las Noticias / Generales del Mundo. / Al Excelenti/ssimo Señor D. Antonio Alfonso / Pimentel y Herrera Ponçe de Leon / Conde Duque de Benavente: Gentil / Hom- bre de la Real camara de su Ma/gestad y Capitan de las / Guardas Viejas de / Castilla etc. / * / Por el Maestro Raçional Gregorio Lopez / Pinto y Covaleda / 1662». (Todo lo anterior va dentro de una orla de cueros recortados, como en la Primera Parte). Esta Segunda Parte muestra al inicio las siglas JHS, juntas con la Dedicatoria al conde duque de Benavente. El folio Ir comienza con la «Aprovación del muy Reverendo Pa- dre jubilado Fray Balthasar Jordano Fuen Mayor, Predicador insigne del Orden Seráphica de nuestro Padre Sanct Françisco ...»; quien ter- mina su Aprobación con estas palabras: «Capellán de v. m.». El folio III contiene la portada antes descrita. En el fol. Iv hay una décima de D. Antonio de Ayala que co- mienza: «Tanto de buelos alçáis, Covaleda, vuestra pluma, que todo el mundo una summa summamente lo abreviáys...» Es muy similar a la otra que aparece al comienzo del Festín, a la que nos hemos referido en otro lugar, la que nos dio la clave del nombre: «Tenéis, Covaleda, pluma».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 63 (siglos XVII y XIX) En la pág. 194 de este segundo tomo o parte leemos: «Linnares es una villa noble y prinçipal en el obispado de Jaén, fol. 176». En la pág. 173 trata de Jaén; en la 175 de Jabalquinto; y en las 176 a 178 habla de Linares y de su fuente del Pisar. En el Prólogo a dicha Segunda Parte anuncia una Tercera Parte «que tengo en borrador, más primorosa, más gustosa y más bella», pero no sabemos nada más de este tercer libro. En la obra habla de Asia. Persia, Arabia, Babilonia, Catay, Cam- paa, Camboya, Cabul, Caldea, China, Cochinchina, Indostán, Éfeso, Cáucaso, Siria, Nazaret, Siam, Tartaria, etc., con tantos detalles, con noticias tan curiosas que nos da la impresión de que él mismo ha sido testigo de lo que describe sobre costumbres, vegetación, cultivos, seres humanos, etc. de quellas partes del mundo. Parece como si el autor hubiera ido escribiendo unos apuntes de viaje, y da la impresión de que lo ha visto todo. Cuenta anécdotas, escribe detalles sutilísimos y actúa como si fuera testigo de vista. Es tal su erudición y detalles a lo largo de la obra, que llegamos a pensar si sería posible describir tan minuciosamente todos esos lugares sin haberlos visitado. Y de no ser así, lo que resulta evidente es que poseyó una cultura enciclopédica que pudo beber en innumerables fuentes de viajeros de la época que dejaron escritas sus andanzas por aquellas lejanas e inmensas latitu- des. Después de Asia, y siguiendo un orden alfabético, habla de Áfri- ca: Angola, Argel, Berbería, Cabo de Buena Esperanza, Congo, Egipto y Cairo, Fez, Libia, Mauritania, Nubia, Túnez, etc. Más adelante trata de América Hispana: Yucatán, Lima, México, Nicaragua, Perú, Para- guay, Ecuador y distintas ciudades de las mismas, con infinidad de anécdotas. (Me recuerda a las andanzas del «clérigo agradecido», don Pedro Ordóñez de Cevallos53). En la pág. 92 (2ª parte) tratando cosas del Brasil, dice: «Los moradores son barbarísimos, no tienen ley, reli- gión [...], andan desnudos, el ombligo al ayre y aun sus vergüenças al sol. [Comen] toda inmundiçia: topos, lagartos [...]». En la pág. 133 de esta segunda parte comienza la «Fábula de la Isla Española».

53 Este ilustre giennense escribió un Viage del Mundo hecho y compuesto por el Licenciado Pedro Ordóñez de Cevallos [...], obra publicada por primera vez en Madrid por Luis Sán- chez, impresor del Rey N.S., 1614. En 1691 volvió a editarla en la misma capital Juan García Infanzón, a costa de Francisco Sazedón, mercader de libros, y se le dio el título de Historia y viage del Mundo del clérigo agradecido don Pedro Ordóñez de Zevallos.

64 Manuel Morales Borrero A las descripciones de Iberoamérica les siguen las de Europa: España, Portugal, Francia, Italia, Flandes, Germania, Hungría, Yugos- lavia, Grecia, Escandinavia, Finlandia, Lituania, Noruega, Moscovia, Polonia, Rusia... En el apartado de España habla de diversos lugares del Santo Reino. En la págs. 152–153 trata de Andújar. En la 154, de Arjona; en la 155–156 habla de Baeza con mención de la Puerta del Conde en donde se halló una imagen de María, años 1629–1630. En la página 161 trata de Vilches; y entre la 173 y 178 habla de Jaén (ciudad), Jabalquinto y Linares en donde está la antigua «Fuente del Pissar o Cabalina». Esta segunda parte termina en la página 338 con las mis- mas palabras que sus otros dos libros: Sub correctione Sanctæ Romanæ Ec[c]lesiæ. He leído con detenimiento esta Chronología y Noticias generales de todo el Mundo y sólo da un par de noticias brevísimas de sí mismo; aparte de esto, no he encontrado otros datos autobiográficos, ni algo que pudiera darme una pista sobre algún aspecto de la vida de Grego- rio López Pinto y Covaleda. Aunque no queda duda de que López Pinto fue clérigo, por nin- guna parte se da a conocer este personaje, y de momento nada sabe- mos de este escritor, a excepción de lo que él mismo dice en su Historia Apologética: «Yo estube en aquella çiudad de Andúxar dos años, que fueron el de 1617 y el de 1618 estudiando gramática con los padres de la Compañía de Jesús, que tenían casa junto del peso de la harina, linde del hospital de la Caridad y hermanos de Juan de Dios de la Capucha»54. Acordes con esta declaración, Covaleda debió de nacer entre 1600 y 1610, porque aquel colegio de los jesuitas estuvo de- dicado solamente a enseñar a los niños los primeros rudimentos de las ciencias humanísticas, como se desprende de una afirmación que hace Rus Puerta en su Corographía: «Hay en esta ciudad [Andújar] un Colegio de la Compañía de Jesús donde se enseña leer y escribir, jun- tamente con la doctrina cristiana y todo género de virtud, a los niños, y también la Gramática». Creemos que no nos equivocamos si decimos que su amistad con el P. Francisco de Bilches debió de ser grande; alude a él con frecuencia y dice que se intercambiaban cartas y documentos. Siem-

54 Historia Apologética, libro IV, cap. 33, pág. 686.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 65 (siglos XVII y XIX) pre que lo nombra lo hace con deferencia y cordialidad. Ponemos un ejemplo de los diversos que aparecen en dicha Historia Apologética: «El pueblo de Hellanes ya dixe en el libro primero ser la villa de Lin- nares, conosçido esto en una piedra mármol escripta, cuyo traslado remití al padre Françisco de Bilches retor del colegio de San Ignatio de la çiudad de Baeça, el qual puso en su Defensorio declarado como de persona tan docta como él lo fue siempre»55. Por otra cita que tomamos de la misma Historia Apologética sabe- mos que por lo menos en 1626 estaba en Linares, pues hablando de la famosa piedra que contenía la inscripción de «Pop. Hellanes», escribe López Pinto: «Yo fui testigo de vista de que en el año 1626 se sacó [la piedra] en presencia del doctor Luna, prior de la parroquial de Linares, y de otras personas»56. Esta famosa piedra se la llevó el duque de Alcalá, según cuenta el jesuita Francisco de Torres en su Historia de Baeza57. También se encuentra en Linares en el año 1639, porque en su Historia Apologética escribe: «Esta estatua [de Himilce] era de alabas- tro claro y fino, de muy gentil talla grande, porque del pie al hombro tenía dos varas y media, de que doy fe porque la medí con mis manos el año de 1639 quando se sacó para haçer obra de un molino de açe- yte»58. Todos le llaman vecino de Linares; en Linares vivió sin duda la mayor parte de su vida, y ahí debió morir. Volvemos a comprobar su arraigo en tierras giennenses si lee- mos la página 52 de la Primera Parte de su Chronología, en la que escribe textualmente: «Una niña vimos en esta Andaluçía que no tenía piernas, brazos, dientes, ni cabellos, ni hablaba palabra. Y el año de 1627 vi yo en la çiudad de Jaén un niño con cuatro brazos, dos caras, un cuerpo y dos pies, naturalmente todo ello […]. Y en la dicha çiudad se vio un hombre, natural estremeño, llamado Bernabé del Amo, con cuatro compañones». También hay que acudir al testimonio de otros contemporáneos que lo citan siempre como «vecino de Linares», hombre de muchos estudios y conocimientos; pero no dicen otra cosa de él.

55 Historia Apologética, libro II, cap. 9, pág. 220. 56 Historia Apologética, libro IV, cap. 20 págs. 613–614. 57 Así puede leerse en la página 212b de la edición de dicha Historia hecha por el pro- fesor José Rodríguez Molina. 58 Historia Apologética, libro II, cap. 14, pág. 247.

66 Manuel Morales Borrero Y por poner algunos da- tos más, diré que en el Archivo Histórico Municipal de Baeza he encontrado el nombre de un Francisco López Pinto, por- tugués, quien en el año 1634 vivía en la Plazuela de perteneciente a la parroquia del Salvador, en compañía de un criado llamado Manuel Rodrí- guez y una criada de nombre Catalina de Dios: «Franco López Pinto, portugués, pechero. Ma- nuel Rodríguez su criado, pe- chero. Cattalina de Dios su cria- da, pechera»59. Este vecino de Baeza llamado Francisco López Pinto, de origen portugués, bien pudo ser hermano o padre de nuestro Gregorio. En el Archivo Histórico Provincial aparece en un legajo el nombre de Loren- zo López de Cobaleda, vecino de Linares, quien en 1694 sale fiador de don Manuel de Zam- brana Dávalos quien estaba en Firma de Lorenzo López Cobaleda. la cárcel, no sabemos por qué motivos. Este Lorenzo, que podría ser hermano de Gregorio, pide que se acepte su rescate y se haga oír su petición, con la Real Provisión de su Majestad, en la Real Chancillería de Granada60. Seis años más tarde vuelve a aparecer en otro lugar el nombre de Lorenzo López de Coba- leda quien recibe por juro de heredad, de manos de los albaceas de la difunta María de Cabrera viuda de Manuel Martínez, una haza de dos fanegas y media en el término de Linares61. E incluso he hallado un Gregorio López, sin segundo apellido, de quien se dice que es vecino

59 A.H.M.B., Padrón de la moneda forera..., año 1634, fol. 97r. 60 A.H.P.J., leg. 15411, escr. Alonso López de Cózar, año 1694, fols. 177r–179r. 61 A.H.P.J., leg. 15456, escr. Francisco Martín Jorquera, año 1700, fol. 21rv. Fecha 22 de marzo.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 67 (siglos XVII y XIX) de Mazarete62, aunque también habita en la dehesa de Las Navas del término de Linares; éste, por medio de su mayoral llamado Domingo Moreno, paga a Francisco Martín Perales la cantidad de seiscientos ochenta y seis reales63. En esta escritura no aparecen más datos del dicho Gregorio López, y no sé qué pensar de él. Gregorio López Pinto y Covaleda sigue siendo un enigma. En resumidas cuentas, conocemos su nombre, conocemos de sobra el contenido de sus tres obras manuscritas, una de ellas encua- dernada y dividida en dos tomos, como he dicho; pero apenas sabemos nada de su vida, a pesar de los cuatro años que llevamos buscándolo por archivos y bibliotecas, como pueden dar fe de ello la Biblioteca Nacional, el Archivo Histórico Nacional, el Archivo Histórico Provin- cial de Jaén, el Archivo Histórico Diocesano de Jaén, la Biblioteca de la Universidad de Granada, la Biblioteca de su Facultad de Teología, los Archivos Históricos Municipales de Linares, de Baeza, de Andújar, los Libros de Bautismos de múltiples parroquias tanto en la ciudad de Jaén como en los pueblos de su provincia, búsquedas en Internet, etc. etc. Y traigo una vez más a Francisco de Rus Puerta y Francisco de Torres quienes citan repetidas veces a este vecino de Linares como maestro entendido en las ciencias, aficionado a la arqueología, apasio- nado por las monedas que encontraba en Cástulo. ¿Por qué no tenemos una biografía de este personaje que hubo de ser insigne en su época y en el entorno giennense? ¿Por qué per- manece en el anonimato un hombre que se mereció estar a la altura de un Rus Puerta, de un padre Bilches, de un Torres, de un Ximena Jurado? ¿Así se ha tragado el tiempo y ha borrado la figura de este escritor y erudito que habría sido digno de una memoria perdurable? A pesar de todo, continuaremos la búsqueda 64.

62 Pueblo de la provincia de Guadalajara, con 92 habitantes censados. En el siglo XVII vivió ahí un rico hacendado llamado Gregorio López Mayoral, y en el mismo pueblo nació el escritor Gregorio López de la Torre y Malo (1699–1771). 63 A.H.P.J., leg. 15447, escr. Francisco Martín Jorquera, año 1668, fol. 48rv. Fecha 24 de febrero. 64 Hay dos Gregorios López, sin segundo apellido, que he encontrado citados y biogra- fiados por diversos escritores y coinciden cronológicamente, más o menos, con nuestro autor. Uno de ellos nació en Baltanás por el año 1610 y murió en Nankín (China) en 1670. Fue fraile franciscano y destacado escritor. Recibió el hábito en Salamanca y lo destinaron a las Islas Filipinas en donde enseñó Teología. En 1633 solicitó pasar a China en donde residió el resto de su vida y fue nombrado vicario apostólico en aquellas tie- rras por el papa Inocencio X. Nada tiene que ver con nuestro autor, vecino de Linares,

68 Manuel Morales Borrero No vamos a extenderos más aquí en estas consideraciones, pero sí queremos recapitular sobre todo lo anteriormente escrito, para in- sistir en un punto esencial, y éste es que hemos señalado por primera vez con toda seguridad el nombre del autor del Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen de Linarejos […], quien por supuesto compuso el llamado Romance de la aparición incluido en el mismo, basándose en tradiciones y leyendas populares y en coplas de ciego. Después de todo lo que antecede podemos fijar sumariamente la cronología de las obras que conocemos de Gregorio López Pinto y Covaleda, todas inéditas hasta este momento: 1– Historia Apologética ………………………. año 1656 2– Chronología y Noticias generales ………..… año 1659, Primera Parte 3– Noticias generales del Mundo .....……….. … año 1662, Segunda Parte 4– Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos, […] … año 1669. El autor, en su Historia Apologética, nombra a la imagen de la Vir- gen de Linarejos entre aquéllas que los cristianos fueron escondiendo en su huída ante la invasión de la morisma. Lo dice de esta manera: «Dejaron abscondidas muchas de las sanctas imágines de nuestra Señora María Sanctíssima, Virgen y Madre de Christo nuestro bien. Y assí quedaron colocadas y en depósito en las partes que más bien les paresçían estarían con más secreto ocultadas de los moros que, como Perros obstinados, procuraron consummir y acavar toda cosa sagrada». E inmediatamente enumerará, subrayándolas, a varias de estas Vírgenes: «La sancta imagen de nuestra Señora de Guadalupe [...], la de Tís- car, la del Buen Subçeso, la de Zucueca, la de Linarejos, la del Casti- llo de Bilches, la de la Yedra, la de la Cabeça [...]». En el margen del párrafo precedente anota López Pinto: «Imági- nes de nuestra Señora que fueron aparesçidas en España»65. No cabe la menor duda de que este autor conoció con toda suerte de detalles no sólo las historias y tradiciones de Linares, sino también las de diversos pueblos del Santo Reino. Es un hombre de ascenden- y mucho menos tiene que ver con él el otro Gregorio López que nació en Foquien (China) y vivió allí hasta su muerte ocurrida el 20 de febrero de 1687. 65 Historia Apologética, libro IV, cap. 14, págs. 576 y ss.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 69 (siglos XVII y XIX) cia portuguesa –lo dice su apellido–, pero afincado en esta provincia en la que pudo haber nacido, y familiarizado con ella. En su Historia Apologética está contenida la «Relazión de la aparición de la milagrosa imagen de nuestra Señora de la Capilla de la Ciudad de Jaén; cómo vino una religiossa Processión y se colocó en la sancta Yglesia de Sanct Ylefonso de aquella çiudad»66. Entre las páginas 680 y 685 del mismo libro narra cómo se apareció La Coronada, y en la página 695 cuenta con todo detalle el hallazgo de otra sagrada imagen de María en la Puerta del Conde, de Baeza. Y si nos concretamos a Linares, las noticias que da en su Historia Apologética no tienen fin, aparte de que en todo el tratado habla de Cástulo y a veces de las monedas y objetos que él mismo encontró entre sus ruinas. Desde la página 617 hasta la 653 hace una magnífica descripción de la villa de Linares, de sus condiciones geográficas, su clima, su agricultura, sus monumentos, sus familias ilustres, así como de las famosas fuentes y minas. También habla con detalle del milagro que se hizo en un santo retrato del Cristo de Cabrilla, en casa del doctor Gabriel López Patón, suceso del que dio testimonio, el primero de no- viembre de 1641, el escribano público de la villa de Linares Francisco de la Cruz Madueño, e incluye la trascripción de dicho texto completo67. De las monedas que ha encontrado en Cástulo dice: «tengo gran summa dellas», y agrega: «Yo tengo una moneda de oro de las de Cástulo; tiene por divisa el cavallo Pegaso...». «Otra tengo de oro, asimismo de Cástulo, y tiene dos Delphines...». «En aquella ciudad hallé otra moneda de plata con un hermoso rostro...». «Otra tengo de Rómulo y Remo...». «Otras tres monedas tengo de plata con la misma divisa del cavallo Pegaso...». «Otras 22 tengo con esta çifra, Ω, que va- len a 24 maravedís, y todas estas monedas tienen color de oro...». «Yo tengo 380 monedas de cobre de aquella çiudad de Cástulo...»68. Llegados al siglo XX, el nombre de este enigmático escritor, sólo su nombre y un apellido, está citado en el libro que Manuel Ace- do escribió sobre Cástulo69, cuando trata de la inscripción latina en

66 Historia Apologética, libro IV, cap. 31, págs. 676–680. 67 Historia Apologética, libro IV, cap. 22, págs. 623–630. 68 Historia Apologética, libro IV, cap. 27, págs. 654–657. 69 Manuel Acedo, Cástulo. Estudio histórico acerca de la creación, vida y existencia de esta antigua ciudad y sus relaciones con la de Linares, Madrid, Impr. de la viuda e hijos de Tello, 1902, págs. 186–187.

70 Manuel Morales Borrero una lápida cuyo comienzo dice Prope Betula; dicho texto fue copiado y transcrito al castellano por Gregorio López, aunque difiere del que presenta Manuel Acedo. Este Gregorio López Pinto y Covaleda aparece citado también por Eugen Borman, Edward William, Wilhelm Henzen y otros en el monumental Corpus inscriptionum latinarum publicado en Berlín por Walter de Gruyten, 197470 Últimamente su nombre ha sido recordado por Juan Manuel Abascal y Rosa Cebrián71, a propósito de una escultura zoomorfa que se halló en el camino de los Arenales de Linares y fue representada por López Pinto en su Historia Apologética, En los preámbulos de dicho libro podemos leer tres composicio- nes poéticas en alabanza de su autor al que no dudamos en colocar por sus conocimientos y por su calidad de estilo a la altura de Francisco de Bilches, o Francisco de Torres, o de Rus Puerta o del mismo Martín de Ximena Jurado, como he dicho antes. Son tres décimas espinelas escri- tas respectivamente por Pablo Gálvez, Antonio Daza y Joseph Delgado, siguiendo este orden. La primera se titula Favores de amigos, y en ella se juega con vocablos que se aproximan al apellido Pinto. «El Phenis segundo a sido vuestro Libro y vuestra Historia; bien aya vuestra memoria, pues tanto abéis inquirido. Lo que ya estava en olvido patente lo dais Pintado y con Pinçel señalado más diestro que aquél de Apeles. Bien ayan vuestros Pinçeles que el bosquejo an levantado». La segunda décima compuesta por Fr. Antonio Daza dice así: «Al Parnaso de las Flores subís, Maestro, este día; bien aya vuestra porfía

70 En la pág. 45, nota 466. 71 Juan Manuel Abascal y Rosa Cebrián, Manuscritos sobre Antigüedades de la Real Aca- demia de la Historia, Madrid, R.A.H., 2006, pág. 297b.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 71 (siglos XVII y XIX) llena de varios primores. Con retóricos colores matizáys con tal destreza los jardines de belleza, los que se comió la edad, pues que con gran magestad transmutáys oy su grandeza»72. La tercera va firmada por Fr. Joseph Delgado, quien se expresa de forma parecida a los anteriores con la mención añadida de la reina Himilce y del influjo de los griegos en Cástulo. Concluyo este apartado, afirmando que el maestro Gregorio López Pinto y Covaleda perteneció sin duda al grupo de eruditos y estudiosos de la época en la que vivió, fascinado por los vestigios de las antigüedades especialmente romanas que encontraba en su propio suelo. Quiso hacer historia de Cástulo, y lo consiguió en una buena parte, pero tuvo la desgracia de dar crédito a los embustes contenidos en los falsos cronicones escritos por gente desaprensiva y ambiciosa. Estos personajes funestos y sus acólitos hicieron un daño irreparable a la historia de España y a la fama de los cronistas de buena fe que tomaron como verdaderas aquellas fementidas historias. Ahora quiero insistir en este libro de forma somera acerca de otra noticia que ya incluyó la doctora Eisman Lasaga en su colabo- ración publicada en el mencionado Elucidario de marzo de 2006 y yo he apuntado en algún otro lugar. Me refiero a lo que dice Gregorio López Pinto en 1656, trece años antes de concluir el Festín, acerca del Santuario de Linarejos, de cómo tuvo lugar el hallazgo de la Virgen por Juan Ximénez, y en qué año. Lo que más llama la atención es el año de la aparición o hallazgo de la Virgen de Linarejos, que según aparece en la copia del manuscrito del Festín, fue el de 1227; así se aceptaba unánimemente porque no había ninguna otra noticia ante- rior, y éste era el más antiguo y único documento que había hasta el presente para conocer la fecha de tal aparición. Pues bien, trece años antes de escribir su Festín, y tomándolo de la tradición y de antiguos cantares de ciegos, el mismo autor señala en su Historia Apologética que fue el año de 1236 aquél en el que el ermitaño Juan Ximénez tuvo el dichoso encuentro con la sagrada Imagen. Esta fecha, desconocida hasta que la desvelamos, queda expresada así por el autor:

72 Historia Apologética, libro I, fol. I.

72 Manuel Morales Borrero «16– Sólo ay notiçia que el Año de 1236 un hermitaño llamado Juan Ximénez la descubrió al pie de unos Lentiscos grandes que oy permaneçen junto a su Iglesia. Cántase esto en unos versos que métricamente rezan los çiegos en una oraçión que diçen atributan- do las Exçelencias de nuestra Señora de Linarejos, compuestos con cuydado como ellos mismos lo indican»73. En la cita que precede, más que de aparición extraordinaria con luces y voces sobrenaturales, se habla de un simple descubrimiento o hallazgo; y descubre la imagen un ermitaño, no un pastor como afir- man algunos hoy. De igual modo, (también lo hemos dicho con anterioridad, pero deseamos repetirlo aquí), en la Primera Parte de su Chronolo- gía (1659), bajo el epígrafe de «Elogio Eclesiástico de cosas que han venido sobre España», en un momento en el que está refirién- dose a diversas imágenes que en la antigüedad fueron halladas en nuestro suelo patrio, Gregorio López dejará escrito: Página 640 de la «Historia Apologética» en la «Imagen de Nuestra Señora que se fija la aparición en el año 1236. de Linnarejos fue apareçida a un Juan Ximénez, Año 1236, en compañía de otra imagen de Santo Do- mingo entre unos lantiscos junto a Linares»74. Y cuando termina la Segunda Parte de esta Chronología en 1662 no hace ninguna rectificación al año de la aparición que él fija en 1236, basándose en viejos cantares de ciegos. Como conclusión de esta dualidad deseo agregar que, mientras no se encuentren otros testimonios más fidedignos, tan válido es el año de 1236 como el de 1227 para señalar aquél en el que el ermita- ño Juan Ximénez llegó a las cercanías de Linares y halló la preciosa imagen de la Virgen oculta por una peña.

73 Historia Apologética, libro IV, cap. 24, pág. 640. 74 Chronología y notiçias generales de todo el Mundo, Primera Parte, pág. 369.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 73 (siglos XVII y XIX) Finalmente diré que tanto en la Historia Apologética como en la Chronología y en el Festín su autor concluye de forma similar haciendo protestas de fe y acatamiento a la autoridad de la Iglesia, expresadas en latín en los tres libros y con idénticas palabras: Sub Correctione Sanc- tæ Romanæ Ecclesiæ 75.

El problema de los falsos Cronicones76 De temas relacionados con la villa de Linares trataron en el si- glo XVII autores como Francisco de Rus Puerta, Martín de Ximena Jurado, o Francisco de Torres quienes se refieren también a la historia de Baeza. Lo mismo sucede con el padre Francisco de Bilches quien narra, por poner un ejemplo, las vicisitudes de las santas mártires li- narenses Anatolia y Victoria, naturales de Tobaria; pero como estos autores y otros muchos basaron sus argumentos, con mayor o menor frecuencia, en autoridades y fuentes que no existieron aunque co- rrían entonces como auténticas, sus historias y conclusiones tuvieron que ser erróneas: tales fuentes fueron los falsos Cronicones, como el de Eutrando o Luitprando, el de Flavio Marco Dextro, el de Máximo, el de Hauberto Hispalense y el de Walabonso Merio. Aunque me aleje por un momento del motivo principal de mi obra, deseo insistir en el asunto de las historias fraudulentas y dar alguna noticia de ellas, porque con frecuencia aparecen sus títulos y contenidos, pero rara vez se explica su origen, ni se habla de los nombres de los personajes que las crearon para desgracia de la verdad histórica que toca en algunos puntos a la historia de Linares y de sus alrededores. Algunos aficionados piensan erróneamente que con el nombre de falsos cronicones se denota a las personas, a los falsificadores, pero la realidad es que con dicho nombre se califica a lasfalsas historias que esos personajes escribieron. La costumbre que advertimos en España de inventar documen- tos, redactándolos al estilo de su época, surge en las postrimerías del Renacimiento, sigue durante todo el siglo XVII y da sus coletazos to- davía en los finales del XIX.

75 La fórmula completa debería decir: Omnia Submitto Correctione Santæ Romanæ Ecclesiæ, que se solía resumir con estas iniciales: O.S.C.S.R.E. 76 El texto que sigue sobre dichos cronicones es un compendio de noticias aparecidas en mi libro titulado El Buscapié. Estudio y edición del apócrifo cervantino. Madrid, Fundación Universitaria Española, 1995, págs. XIV–XXVI.

74 Manuel Morales Borrero Esos embaucadores desaprensivos, con su falta de escrúpulos, condujeron al error a los historiadores que con la mejor fe creyeron en la veracidad de sus falsos relatos; ellos, los engañados, aceptaron esas noticias como fuentes verdaderas y se basaron en ellas para escri- bir lo que juzgaron historias fidedignas que hablaban de la antigüedad de ciudades y pueblos hispanos, y de los personajes que se movieron en la niebla de aquellas épocas remotas. Entre otros crédulos cronistas e historiadores de fama se encuentran los del Santo Reino de Jaén, tantas veces mencionados: Martín de Ximena Jurado y Francisco de Rus Puerta, además de los jesuitas Francisco de Bilches y Francisco de Torres, a los que hemos de agregar el nombre de Gregorio López Pinto y Covaleda. Ellos tomaron ingenuamente como punto de referencia para algunas de sus historias los escritos que hoy llamamos y son falsos cronicones, de los que deseo destacar algunos. En 1592 fue impresa una crónica del rey don Rodrigo, con la que se pretendió suplantar a la primitiva auténtica, la que había sido compuesta por Pedro del Corral a principios del siglo XV que fue co- nocida también con el nombre de Crónica Sarracina. Para rodearse de mayor autoridad, la nueva obra apócrifa apareció con el nombre de Verdadera historia del Rey Don Rodrigo77, pero el sabio autor nombrado Abulcacim Tarif Abentarique fue lisa y llanamente Miguel de Luna que procedía de una familia de moriscos de Granada, perfecto cono- cedor de la lengua árabe; éste fingió haber encontrado un manuscrito sobre la historia de dicho rey en el que incluso añadió algunos térmi- nos árabes al margen, para convencer de su autenticidad. A pesar de la burda suplantación, esta obra se reimprimió varias veces; a lo largo del siglo XVII conocemos hasta una séptima impresión hecha en Ma- drid, por los herederos de Gabriel de León, en 1676. Es preciso mencionar también las invenciones del jesuita Jeró- nimo Román de la Higuera con su falsa y quimérica Omnímoda Historia de Flavio Marco Dextro78 en la que el jesuita, dentro de sus grotescas invenciones, tiene distracciones inadmisibles. Para el segundo frag-

77 La verdadera hystoria del rey Don Rodrigo, en la qual se trata la causa principal de la pérdida de España y la conquista que della hizo Miramamolín Almaçor, Rey que fue del África, y de las Arabias. Compuesta por el sabio Alcayde Abulcacim Tarif Abentariq, de nación árabe, y natural de la Arabia Pétrea. Nuevamente traduzida de la lengua arábiga, por Miguel de Luna, vezino de Granada, intérprete del rey Don Phelippe nuestro señor. Impressa por René Rabut, año de 1592. 78 Obra editada en Zaragoza, 1619, por fray Juan Calderón.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 75 (siglos XVII y XIX) mento de este Cronicón de Dextro, Higuera echó mano de la Crónica de Próspero de Aquitania, y después de la de Idacio, entretejiendo inven- ciones de su propia cosecha. De su pluma mendaz salieron también los viejos cronicones de Máximo79 y de Eutrando o Luitprando80 fingiendo que este último personaje había encontrado en la biblioteca de Fulda la Crónica de Dextro y Máximo; todo este corpus dio origen a encendi- das polémicas cuando el obispo de Segorbe, Juan Bautista Pérez, que había sido canónigo y bibliotecario de la catedral de Toledo, profundo erudito y conocedor de infinitos códices, descubrió el engendro de Ro- mán de la Higuera y se lo comunicó no sólo al interesado sino también al maestro Cristóbal de Palomares, que era bibliotecario de la santa Iglesia de Toledo, al que escribió una carta con fecha 28 de enero de 159581. Pero el jesuita tenía tanta facundia que volvió a reincidir en otra superchería cuando escribió en latín una carta, que afirmó haber sacado de un libro gótico existente en la catedral de Toledo, en la que se hablaba de un san Tirso que vivió en esa ciudad y padeció marti- rio. Apretado Higuera, especialmente por el ya mencionado obispo de Segorbe, quedó patente la falsedad de la carta, y humillado el im- postor; pero todavía tuvo ánimos para crear o «descubrir» el Cronicón de Julián Pérez, supuesto mozárabe de Toledo, mediante el cual co- nocerían los toledanos noticias muy particulares de su tierra; de un modo especial Higuera pretendió ordenar clara y definitivamente un episcopologio de aquella diócesis, así como explicar las razones de la existencia del rito mozárabe, cuya liturgia coexistió con la romana. Muerto el obispo don Juan Bautista Pérez en 1597, Higuera, a la vez que continuaba su Historia de Toledo, se dio a la tarea de refundir sus viejos cronicones cuyas nuevas copias ya completas fueron presenta- das a la opinión de los eruditos a mediados de 1608, enviadas desde

79 En 1627 Rodrigo Caro publicó el Cronicón de Máximo, junto con los de Dextro, Hele- ca y San Braulio, con el siguiente título: Flavi Luci Dextri. V.C. Omnimodæ Historiæ quæ extat fragmenta cum chronico M. Maximi et Helecæ et S. Braulionis Cæsaraugustanorum episcoporum. Notis Ruderici Cari Baetici illustrata. Anno MDCXXVII. Hispali, apud Mathiam Clavigium. El cronicón de Máximo se extiende cronológicamente desde la muerte de san Agustín, año 430, hasta el año 612, ya en los tiempos de san Isidoro de Sevilla. 80 El Luitprando fue editado en París, 1628, por don Lorenzo Ramírez de Prado. Hay edición posterior en Amberes, 1640. 81 «Estos días escriví al Padre Higuera, diciéndole que es fingido elChrónico de Fulda en nombre de Dextro y Máximo, cuya copia aquí tengo: y puedo probar ser fingido con cien argumentos: pero no tengo lugar para escrivillos».

76 Manuel Morales Borrero el colegio de la Compañía de Jesús de Belmonte, en donde residía entonces el toledano82. Jerónimo Román de la Higuera se ocupó en destacar, dentro de sus cronicones, un nobiliario que debería satisfacer a los apellidos más ilustres y sobre todo a los hidalgos toledanos; él mismo se detiene en manifestar, en el de Luitprando, el origen regio de su propio nombre, pero parece que también acudió a unas fuentes poco fidedignas, porque «Higuera se dio por tronco de su linaje de Román a Basilio, bastardo del emperador bizantino Romano Lecapetes, a quien hace gallego. Ignoraba que a este Basilio, su cuñado Constantino Porfirogeneta, para incapacitarle de que conspirara contra él, como sus hermanos, le hizo eunuco. Si Higuera, en lugar de contentarse con lo que dice Panvino, hubiera ido a pedir noticias de Basilio a Zonaras y Cedre- no, se habría curado del afán de tomarle por progenitor»83. Al finalizar la primera mitad del siglo XVII aparece, supuesta- mente publicado en Burgos en 1499, un libro titulado Centón epistola- rio del Bachiller Fernán Gómez de Cibdad Real. Este personaje ficticio se presenta como «físico del muy poderoso e sublimado Rey don Juan el Segundo deste nombre». Pero ni en Burgos ni en ninguna parte se imprimió este libro en 1499, ni existió el impresor que aparece al pie con el nombre de Juan de Rei. Los primeros que citan la presencia de esta obra apócrifa son Gil González Dávila en 1647 y Josef Pellicer de Ossau en 1649. Todo el aspecto de la misma demuestra que es una imitación bastante posterior a la fecha consignada. Aparecen en ella ciento cinco cartas de personajes notorios de la época de Juan II. El autor, sea quien sea, sigue paso a paso la Crónica de don Juan II, hasta tal punto que cuando en esta Crónica se desliza algún error, también se repite en el Centón, en el que además existen claros anacronismos. Al- gunos críticos atribuyen este apócrifo, que se dice publicado en 1499, a los mismos que dieron noticias de su existencia; es decir, a Gil Gon- zález Dávila o a Josef Pellicer, pero no está demostrado y el escrito sigue siendo anónimo. Volviendo a Granada, y dentro del año de 1595, no podemos dejar de referirnos a la aparición de unos plomos que revolucionaron

82 Para tener una idea amplia y completa de lo que supuso la presencia en España de todos estos falsificadores, pueden leer a José Godoy Alcántara, Historia crítica de los falsos Cronicones, Madrid, Impr. de M. Rivadeneyra, 1868. 83 José Godoy Alcántara, Op. cit., pág. 215 nota.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 77 (siglos XVII y XIX) el panorama social y cultural de la época y que están relacionados con un anterior hallazgo de un pergamino y una pequeña imagen de la Virgen hecho en la torre Turpiana, cuando se procedía en Granada a demolerla en los terrenos en los que Diego de Siloé iba a levantar la suntuosa catedral. Cuando en el mes de febrero de ese año unos obreros procedían a remover la tierra que cegaba unas cuevas junto a ruinas de antiguas construcciones situadas en una montaña al este de Granada, cerca de Alhambra y Generalife, encontraron un rollo de plomo en el que aparecían grabados unos caracteres que recordaban en cierto modo a los cuneiformes. Pocos días después encontraron otra plancha que ha- blaba del martirio que en aquel lugar ilipulitano había padecido un dis- cípulo de Santiago, llamado Hiscio, juntamente con Turilo, Panuncio, Maronio y Centulio, cuyas cenizas, tras ser quemados vivos, estaban en la cueva de aquel sacro monte. El suceso había ocurrido en el segun- do año del gobierno de Nerón. Siguieron apareciendo más láminas de plomo en las que se daba noticia de otros mártires: san Tesifón, san Cecilio, Setentrio, Patricio; y junto con los plomos aparecían huesos y cenizas. Los libros plúmbeos contenían múltiples revelaciones y des- tilaban un jugo teologal. Los nombres que más se prodigaban en esos escritos eran los de Tesifón Ebnathar, del que aparece hasta una au- tobiografía (se presenta como discípulo de Santiago Apóstol), y el de su hermano Cecilio Ebnelradí84. El padre de ambos, Salek–Ebnathar, montó a sus hijos en dos camellos, se fue con ellos a Galilea y Cristo los sanó, pues Tesifón era ciego y su hermano sordo–mudo. Estos per- sonajes fantásticos e imaginarios son los que aparecen citados como autores de la mayoría de los plomos apócrifos granadinos. Todas las autoridades civiles, académicas y eclesiásticas se pusie- ron en movimiento. Los hallazgos de planchas y libros, siempre de con- tenido religioso, continuaron hasta finales de 1597. Quedaba así con- sagrada la importancia de aquel Sacromonte. Fueron aquéllos unos años verdaderamente excitantes para Granada que vivió la fantástica ilusión de insospechados descubrimientos. Julio Caro Baroja escribe que

84 En 1706 se publicó en Lyon un enorme volumen, dividido en cuatro partes, cada una con paginación propia, en el que se contiene una amplia documentación sobre los famosos plomos. Parece que el autor de dicho volumen fue don Diego de la Serna Can- toral, profesor en Salamanca. La obra se titula Relación breve de las reliquias que se hallaron en la civdad de Granada, en una torre antiquíssima y en las Cauernas del Monte Illipulitano de Valparayso [...]. En León de Francia año MDCCVI.

78 Manuel Morales Borrero «las circunstancias del hallazgo de «los plomos de Sacromonte» po- drían dar lugar a un relato muy novelesco, casi folletinesco; porque en él intervienen buscadores clásicos de tesoros, moriscos del pue- blo, empleadillos, hombres de leyes y de Iglesia y gente piadosa y visionaria. La aparición de los plomos y los restos de los cuerpos de los mártires van acompañados de prodigios, atestiguados por mu- chísimas personas de toda casta. Hay fuentes muy directas sobre las que se podría fundar un relato apasionante»85. Se desconoce a ciencia cierta quiénes pudieron ser los autores de toda esa serie de escritos fraudulentos; pero aunque podría ha- ber alguno más, se menciona con insistencia dos nombres: Miguel de Luna y Alfonso del Castillo. Desde luego ahí intervinieron varias ma- nos. Para Godoy86, el autor de varios de los plomos que presentan un contenido legendario es el mismo que escribió el pergamino en árabe, al que he aludido anteriormente, encontrado en la torre Turpiana. Sin duda los autores fueron de raza árabe. Era tanto el fervor que despertó en Granada el hallazgo de los plomos y de las reliquias, que hasta el mismo arzobispo, don Pedro Vaca de Castro y Quiñones, hombre de hondos conocimientos y de gran humildad, mostró continuos titubeos y, aunque se inclinaba por su autenticidad, no se atrevió a pronunciarse en este asunto hasta tener mayores certezas. El primero que impugnó la cronología y vera- cidad de los plomos fue el licenciado Valcárcel instigado por el obispo de Segorbe; siguieron el erudito Juan Bautista Pérez y una parte del clero granadino. El arzobispo pidió la presencia del gran humanista Benito Arias Montano, quien se excusó debido a sus dolencias, pero recomendó mucha cautela. Fue requerida la colaboración de intér- pretes de Roma y de Venecia. El arzobispo Vaca de Castro reunió un grupo de dieciocho teólogos que dictaminaron a favor de los libros plúmbeos, pero las voces en contra se extendían cada vez más; sobre todo la de Pedro de Valencia, discípulo de Arias Montano. Todo el material encontrado en el Sacromonte fue enviado a Madrid, con la oposición de muchos granadinos; en la capital lo re- tuvieron durante diez años, y en 1641 se dio orden de que tanto los plomos como el pergamino fueran trasladados a Roma; tras haber permanecido en la Ciudad Eterna durante cuarenta años, y casi un siglo después de haber sido descubiertos, el 28 de septiembre de 1682,

85 Julio Caro Baroja, Las falsificaciones de la Historia, Barcelona, Seix Barral, 1992, pág. 117. 86 José Godoy Alcántara, Op. cit., pág. 96.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 79 (siglos XVII y XIX) como resultado de innumerables deliberaciones y consultas, el Papa declaraba en un Breve que tanto el pergamino como las láminas eran burdas ficciones y todas sus revelaciones falsas. Así se dio por enterra- da la historia de los apócrifos granadinos. Y ahora, lejos de Granada, e inmerso en el siglo XVII, voy a ocuparme de otro personaje que agregó su nombre a la lista de esta- fadores ya citados. Me refiero a un clérigo de Ibiza que se hizo llamar Antonio de Lupián Zapata87, archivero en la catedral de Burgos. Si- tuado en la línea de los autores de escritos fraudulentos, de su pluma mendaz salieron las falsas crónicas de Hauberto y de Walabonso Merio y el Martirologio de San Gregorio Bético. Se le atribuyen otros apócrifos diversos88. Hauberto y Walabonso son figuras creadas por la mente de Zapata, quien hace aparecer a esos fingidos escritores redactando sus propias biografías. El personaje de la primera crónica fue, en un intento inicial, Huberto hispaniense, monje de San Dionís de París; pero su autor redujo luego los contornos y se quedó en Hauberto hispalense, monje en el monasterio de Dumio. Esta crónica escrita por Hauberto, o sea por Antonio de Lupián basándose en autoridades diversas, abarca, en una primera parte, desde los comienzos de la creación hasta el nacimiento de Cristo. Desde aquí continúa una segunda parte que se extiende hasta el siglo X de nuestra era. El mismo Zapata repartía copias que ejecutaba con aparente legalidad; las certificaba como notario apostó- lico, haciendo constar que eran sacadas de un original que él poseía. Se trataba en realidad de «un códice gótico, encuadernado en tablas forradas de piel desco- lorida, que había sustraido del Archivo de la catedral de Burgos de entre los que donó el obispo don Pablo Santamaría, cuyo volumen contenía los cronicones de Eusebio y de sus continuadores, habién- dole pegado en el lomo un tejuelo que decía Fragmenta Hauberti»89.

87 Su verdadero nombre fue Antonio de Nobis. 88 Según carta dirigida a fray Hermenegildo de San Pablo por don Josef Pellicer, con fecha 12 de enero de 1678, se menciona a Lupián Zapata como posible autor de diver- sas obras que aparecen con falsos nombres de autores pasados: Nobiliario de las casas de Cataluña, Tratado de la nobleza de Valencia, Chrónica de Vizcaya, Discurso de la nobleza de Vizcaya, Nobiliario de las casas solariegas de España, Libro de la nobleza de España, etc. Pero es curioso anotar que el mismo Pellicer fue también el inventor y creador del Cronicón de Don Servando, quien aparece como confesor de D. Rodrigo y de Pelayo. Ahí leemos que Nerón era oriundo de Galicia. 89 José Godoy Alcántara, Op. cit., pág. 275.

80 Manuel Morales Borrero El cronicón de Walabonso Merio, quien aparece como monje de Dumio y discípulo de Hauberto, comienza en el año 919, cuando se interrumpe la narración del antecesor, y llega hasta el 974, año en el que un tal Juan notifica la muerte del supuesto monje90. En este cronicón el falso Walabonso, entre otros sucesos, atestigua la auten- ticidad de los Infantes de Lara. El benedictino fray Gregorio de Argaiz, amigo del autor, logró publicar el Hauberto, traducido y comentado, en 1667, año en el que moría en Ibiza Antonio de Nobis o de Lupián Zapata. Este personaje aparece mencionado, dos años antes de su muerte, en una carta que don Nicolás Antonio dirige, con fecha 21 de marzo de 1665, a don Juan Lucas Cortés; carta en la que se señala a Lupián, ya en ese tiempo, como autor del falso Hauberto: «A don Antonio de Lupián Zapata me le describe V.M. y me le des- cubre, para que yo me guarde de él. Notable desgracia es la que corre; que el que puede valer por trabajos propios y legítimos se quiera acreditar con quimeras. Me huelgo mucho de saber la calidad del Hauberto Hispalense. Yo, sin haberle visto, por los lugares que me comunicó de la venida de Carlo Magno a España y bodas de Galiana (como creo que he dicho a V.M.), le tuve por tal como son los au- tores ficúlneos; y este parto se me figuró posparto de aquel mismo genio obscuro que nos dio los primeros, y que se multiplicará esta mala ralea de embustes si se dejan consentidos, ya que no hay penas en las leyes para ellos». Cuando, pasado el tiempo, promediaba el siglo XIX, el gadita- no Adolfo de Castro simuló haber hallado el manuscrito de una obra desconocida de Cervantes titulada El Buscapié (que había escrito el propio Castro). Tuvo la osadía de publicarla en 1848 como si fuera ori- ginal de Cervantes. Entonces el erudito Bartolomé José Gallardo, que decubrió la patraña, dio a Castro el nombre de Lupianejo Zapatilla, en alusión al falsario Lupián Zapata del siglo XVII que hemos nombrado más arriba. Muchos historiadores e investigadores de toda la época com- prendida entre los siglos XVII y XVIII se fiaron de aquellos cronicones, los consideraron auténticos, y llenaron, sin saberlo, de inexactitudes y falsedades la historia de España en su antigüedad; fueron los propa-

90 «Ann. 974. Obiit Walambonsus Merius magister meus monachus Dumiensis VII. die Iulii. Sepultus est in Portico ejusdem ecclesiæ».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 81 (siglos XVII y XIX) gadores inocentes de todas las mentiras e invenciones ideadas por un grupo de personas desaprensivas y malintencionadas, que en general se movían por su deseo de lucro personal. En esta red cayeron inge- nuamente serios cronistas que hablaron en sus libros del Santo Reino de Jaén, como los tantas veces mencionados Martín de Ximena Jura- do, Francisco de Rus Puerta, Francisco de Bilches, Francisco de Torres y Gregorio López Pinto. Cuando dichos escritores y otros de la misma época basan sus testimonios de la primitiva historia de lugares, entre los que se encuentran algunos de Jaén, en la Omnímoda Historia de Fla- vio Marco Dextro, o en los cronicones de Walabonso Merio, de Luitprando, o de Hauberto hispalense, no podemos prestarles ninguna credibilidad; pero la culpa no es de ellos, sino de un puñado de desaprensivos que vivieron en tiempos anteriores. Fueron auténticos falsificadores, trile- ros y tahúres de las letras, entre los que sobresalió el jesuita Jerónimo Román de la Higuera. He escrito las consideraciones anteriores porque algunos autores que mencionan la Historia Apologética hablan de ella con poco aprecio, con desdén, porque el autor, en ciertos pasajes de su libro, dio crédito a las falsas historias que tomó de buena fe como modelos verídicos. ¿Pero no hicieron lo mismo cientos de historiadores de nuestro Si- glo de Oro y no se les marca con una nota negativa? La creencia en la bondad y en la verdad de un modelo tiene que dar por resultado una obra buena aunque en otros aspectos no sea verídica. Y buena, magnífica, soberbia y fabulosa (aun interpretando este adjetivo en su amplio significado) es la historia de Cástulo contenida dentro de la Historia Apologética de Gregorio López Pinto.

El Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos. Volvemos de nuevo a nuestro asunto. Aunque en el libro ma- nuscrito de Federico Ramírez publicado con notas y comentarios por Juan Sánchez Caballero y Félix López Gallego91 aparece ya transcrita una parte del Festín (a pesar de que Ramírez en sus apuntes nunca menciona este nombre), es mi deseo incluir, en el primer Apéndice de este libro el texto completo de dicho manuscrito, porque nunca

91 Federico Ramírez García, Linares: Documentos y apuntes de tiempos antiguos. Edición, estudio preliminar y notas por Juan Sánchez Caballero y Félix López Gallego, Jaén, Diputación Provincial, 1999.

82 Manuel Morales Borrero ha sido impreso en su totalidad. Del texto de ese libro titulado Festín lo más comentado ha sido el llamado «Romance» de la aparición, y en menor medida una diversa cantidad de folios dedicados a narrar diversos aspectos de las fiestas que se celebraron con motivo del tras- lado de la santa Imagen de Linarejos al nuevo Santuario. Pero el resto ha estado sin publicar hasta la hora presente, y esto me ha animado a darlo a la imprenta en un Apéndice, admirado no sólo por la forma ordenada con la que el autor describe las interesantes noticias acerca de la Virgen de Linarejos y del traslado a su Santuario en 1666, sino también por otros relatos interesantísimos de tiempos anteriores y por la abundancia de composiciones poéticas que aparecen en el texto, así como por lo correcto del estilo y por la emoción lírica que se advierte en los pasajes en verso, aunque esté presente en todo momento un evidente barroquismo en su expresión, que era norma general en cier- tas corrientes literarias de aquella época culterana. Incluyendo la hoja de portada, el libro consta en total de cien fo- lios que el autor no numeró, aunque lo han hecho en época posterior; primero con tinta desde el folio 1 (que sigue al de portada) hasta el 14; y más tarde a lápiz desde el 15 hasta el 98. El folio número 99, que es el último, vuelve a estar numerado a tinta del mismo color que los catorce primeros. Obviamente la tinta empleada en dicha numeración es diferente de la usada en el texto del Festín. También hemos observa- do que a lo largo de sus páginas existen algunas ligeras correcciones, muy pocas, hechas con tinta del mismo color usado en la numeración de los primeros folios. Como ejemplo, puedo citar el folio 15 vuelto en el que aparecen clarísimamente dos enmiendas. Ya dije en este mismo capítulo cómo fue pasando el Festín por diferentes manos, desde Zambrana y Chacón hasta su lugar actual en el Santuario de Linarejos, pero ahora podemos volver a preguntarnos: ¿cómo se transmitió el manuscrito desde Gregorio López Pinto hasta Zambrana y Chacón? Es difícil dar una respuesta, pero bien pudo ser a través de la familia del conde duque de Benavente con el que López Pinto tuvo alguna relación, como lo demuestra cuando éste escribe en 165692 su Historia Apologética, cuya dedicatoria va dirigida a dicho

92 Por los años de 1656 era obispo de Jaén don Fernando de Andrade y Castro quien tomó posesión de su silla el 16 de octubre de 1648, (en sustitución del difunto don Juan Queipo de Llano), y murió siendo obispo de esta diócesis el 21 de febrero de 1664. A don Fernando de Andrade le sucedió don Antonio de Piña y Hermosa quien ejerció el cargo de obispo de Jaén desde 1664 hasta su muerte ocurrida el 19 de julio de 1667.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 83 (siglos XVII y XIX) noble señor. Y más tarde, cuando el mismo López Pinto escribe las dos partes de su Chronología y noticias generales de todo el Mundo (1659 y 1662), vuelve a dedicar estos dos volúmenes al mismo conde du- que de Benavente cuyo nombre era Alonso Pimentel y Herrera; es fácil pensar que este señor poseyera el original del Festín (1669), y un siglo más tarde don Martín de Zambrana Chacón –quien se nombra «Theniente de Regidor Preeminente del Excmo. Sr. Conde Duque de Benavente y Gandía»–, al ocupar dicho cargo pudo copiar sin estorbo la obra del Festín en la biblioteca de este descendiente de aquel conde duque del siglo XVII. No es imposible que sucediera así, pero no deja de ser una hipótesis. Este manuscrito, debido al desconocimiento general que ha ha- bido sobre su valor como pieza única, ha pasado por ciertas vicisitudes entre los años de 1998 y 1999, hasta que don Félix López Gallego, consciente de su valía que quedó confirmada en una visita que hizo al Instituto de Estudios Giennenses acompañado por don Manuel Cózar Niebla, recomendó que se hiciera un microfilm no sólo del libro del Festín, sino también de la Historia de Antonio Cobo Velasco. El 28 de abril de 1999 los manuscritos fueron llevados a Sevilla por el señor López Gallego y allí los microfilmaron en la empresa Bac- kup–Sevilla sita en la calle Álvar Núñez Cabeza de Vaca s/n, Barriada de Santa Clara. Una vez microfilmados se procedió a sacar una copia de ellos en papel A4 para cualquier consulta, y el mismo señor, siendo hermano mayor de la Cofradía, encargó que los originales antiguos fueran encuadernados y protegidos por unas cubiertas artísticas, pero tuvo la sabia precaución de que no los guillotinasen. Y finalmente dis- puso que quedasen guardados y custodiados en la Sala de Mantos del Santuario, como así lo están en la actualidad, en atención a la rareza bibliográfica de los dos principales.

84 Manuel Morales Borrero Cubierta del Manuscrito

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 85 (siglos XVII y XIX) Portada del Manuscrito

86 Manuel Morales Borrero Capítulo segundo Contenido del manuscrito del Festín

l libro no lleva nombre de autor aunque hoy ya lo conocemos; su título completo es Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen ESantísima de Linarejos, Señora nuestra quando la llevaron a su Casa nueba. Año de 1666. El original de esta copia se hallaba sin duda prepa- rado para ir a la imprenta, como lo declara su autor en la Dedicatoria a don Ambrosio de Benavides, cuando pone el manuscrito del Festín bajo la sombra y amparo de dicho señor para que lo defienda «pues oy se atrebe a bincular su durazión y memoria en el pabimento de la estampa donde se promete su mayor felizidad»; pero desconocemos los motivos por los que no fue publicado en letras de molde. Yo voy a dar a continuación unas noticias resumidas de su con- tenido para que se conozca a grandes rasgos. Como era costumbre en aquellos tiempos, la obra se abre con una composición poética, una décima espinela escrita por el dominico fray Bartolomé de Berlanga en alabanza de López Pinto y Covaleda. Con el mismo tono laudatorio de la primera, le siguen otras cuatro poesías. La primera de éstas es un soneto de don Pedro Vaca y Rey- noso, caballero de la orden de Santiago, y las tres restantes son otras tantas décimas espinelas, una escrita por el carmelita descalzo e insig- ne predicador fray Agustín Pinelos, otra por don Antonio Chirino y Mendoza, caballero del hábito de Santiago (ahí aparece desfigurado el apellido de Covaleda), y la tercera por don Andrés de Viedma Ca- rrillo.

 Festín, fol. 11v.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 87 (siglos XVII y XIX) En el folio 3r aparece el título: Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos, Señora nuestra quando la llevaron a su Casa nueba. Año de 1666. El autor escribe una larga Dedicatoria al noble don Ambrosio de Benavides quien fue caballero de la orden de Cala- trava y veinticuatro de Baeza. Habla en ella de las torres de viento a las que el aire derriba por estar fundadas en su región; y trata, a ren- glón seguido, de las torres que tienen sólidos cimientos, a las que ni los mismos huracanes podrán mover del lugar que ocupan. María es la torre mayor por excelencia, asentada sobre una roca inconmovible por el Arquitecto divino; es la Torre de David como se lee en los Can- tares, y la Torre de marfil como decimos en la letanía lauretana Turris( eburnea). Citando a Isaías y a Zacarías, declara el autor que Dios está de- fendiendo con su fuerte brazo la inexpugnable torre marfileña de Da- vid símbolo de María, y para poner a ésta de manifiesto en su imagen de Linarejos se necesita todo un caudal de nobleza, que quiere decir virtud, tal como se hallan ambas en don Ambrosio de Benavides a quien el propio autor pide protección benevolencia y liberalidad para este libro. Sigue después un panegírico de tan ilustre familia, de quien menciona en primer lugar a su abuelo don Manuel de Benavides ca- ballero de la orden de Santiago y descendiente de don Juan Alfonso de Benavides que fue justicia mayor de Castilla, mayordomo de la reina doña Blanca y uno de los hombres más poderosos de aquella región, quien defendió a Tarifa en el año 1340 al servicio del rey don Alfonso onceno, a cuyas órdenes acudió también a la guerra de Alge- ciras y al cerco de Gibraltar; y cuando dicho monarca murió en 1350, pasó a servir al rey don Pedro. A continuación el autor va a cantar las excelencias del apelli- do Biedma, porque don Ambrosio es también descendiente de don Rodrigo Íñiguez de Biedma que fue justicia mayor del reino, a quien sucedió su hijo Día Sánchez de Biedma y Benavides y después Men Rodríguez de Benavides descendiente del rey don Alfonso IX de León por cuya causa hay un león en sus armas.

 También Góngora aludió irónicamente a esas «torres de viento» refiriéndose a Lope de Vega.  Esto indica que buscaba su mecenazgo para imprimir la obra.

88 Manuel Morales Borrero Por este orden habla también de los condes de Santisteban, de los mayorazgos y baronías que esta noble casa tiene en Andújar y en Linares, para llegar a don Sancho de Benavides el cual ordenó en su testamento que su esposa Catalina de Mendoza y su hermano fray Francisco de Benavides erigiesen en la iglesia mayor de Santa María de Linares, a costa de él, una capilla principal dedicada a Santa Ana. De esta rama tan noble y principal procede don Ambrosio de Benavi- des quien fue el principal promotor de las fiestas que se organizaron con motivo del traslado de la Virgen a su nuevo Santuario, según se desprende de las palabras del autor del Festín, quien denomina a don Ambrosio como finísimo amante de la Reina de cielos y tierra, la Vir- gen de Linarejos, amparo de la villa de Linares; aquí López Pinto se considera «como su mínimo coronista». Incidentalmente debo decir que un caballero llamado Ambrosio de Benavides recibió órdenes sagradas, según he leído en un libro de ordenaciones que se encuentra en el Archivo Histórico Diocesano de Jaén. En las pertinentes al año 1634, en el penúltimo folio del libro, consta lo siguiente: [Al margen] «Corona. D. Ambrosio de Benavides». «En veinte y uno de enero de mill y seisçientos y treinta y quatro años el Eminentísimo y Reverendíssimo Señor Cardenal Moscoso y Sandoval, obispo de Jaén, mi señor, çelebró órdenes particulares en la iglesia del convento de los Religiosos Capuchinos desta çiudad y ordenó de corona a Don Ambrosio de Benavides, hijo de Don Rodri- go de Benavides y Doña María Coronel, vezinos de la villa de Lina- res deste obispado. Examinado y aprobado, se le despachó título, de que doy fee. [Firmado y rubricado:] Pedro de Aguiar. Notario». Del ilustre Benavides al que López Pinto va dedicando su libro podemos repetir lo que escribe Francisco de Torres en su Historia de Baeza cuando se refiere a la iglesia parroquial de la Asunción de Nues- tra Señora María Santísima, en Linares. Dice que su fábrica es hermo- sísima por la curiosidad de sus labores y por la exquisitez con que han sido labradas las piedras. Y a continuación añade: «Da gran autoridad a esta iglesia la capilla antigua y sumptuosa de Santana [Santa Ana], fundaçión de los caualleros Benabides, cuio

 Festín, fol. 12r.  A.H.D.J., Registro de ordenados desde el año de 1608, penúltimo folio del Registro que pertenece al año 1634. El libro está encuadernado en pergamino pero sus folios no han sido numerados.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 89 (siglos XVII y XIX) patrón es don Ambrosio de Benabides; llena se ue de escudos de armas y diuisas de los Benabides, de florones y molduras echas un ascua de oro, con tribuna a el altar maior de la iglesia; se uen pen- dientes en ella muchos pendones y banderas ganadas en la conquis- ta del reyno de Granada por los caballeros de esta casa. Son tantos los seruiçios echos a la Corona de Castilla de sola esta rama de los Benabides por los progenitores y asçendientes de don Ambrosio, que atendiendo su magestad de Carlos Segundo, nues- tro Rey y señor que Dios prospere, a la concurrençia de méritos en la persona de este cauallero, oió su memorial, en que le suplicaba y pedía título de conde, o marqués de Castilla, y en quatro días de julio de mil seisçientos setenta y dos se uieron en la cámara de Castilla las diligençias, que en virtud de real çédula de su magestad hiço el corregidor de Baeza en orden a titular la persona y casa de don Ambrosio de Benabides y con vista de las dichas diligençias, en el mesmo dicho día consultaron a su magestad los señores presi- dente de Castilla, conde de Villaumbrosa, don Françisco Ramos del Manzano, don Françisco Zapata, conde de Casarrubias, don Garçía de Medrano, don Françisco Panyagua, señor del Real Consejo de Cámara, se titulase la persona y casa del dicho don Ambrosio de Benabides con la merçed de título de Castilla y auiendo subido a su magestad esta consulta en la forma dicha, boluió a vaxar a la Cáma- ra, donde paran dichas diligençias y consulta con el decreto de su magestad, que atendería a la calidad, seruiçios de la persona y casa de don Ambrosio de Benabides, y es de aduertir, que semejantes merçedes que no se haçen por dinero, se suspenden, diez, veinte y treinta años en mandarse publicar después de consultado, como se a visto en los títulos de este reyno de Jaén y otros de Castilla. De todos estos derechos es heredero su hijo don Manuel Joseph de Benabides Pardo de la Casta, cauallero del áuito de Alcántara». Terminada la Dedicatoria al mencionado don Ambrosio, le si- gue un brevísimo Prólogo en el que Gregorio López Pinto advierte a los lectores que les va a transmitir las noticias que él tiene de la anti- güedad de nuestra Señora de Linarejos y de su grandeza y maravillas, porque el vulgo no las conoce en general y hora es ya de decirlas. Hace saber que la referida imagen fue de talla completa y afirma que es emperatriz «porque se halló sentada en silla», y que desde antiguo los devotos han tenido la costumbre de vestirla con telas ricas y costosas.

 Historia de Baeza del P. Francisco de Torres S.J., (1677). Estudio y edición por José Ro- dríguez Molina, Jaén, Diputación Provincial y Excmo. Ayuntamiento de Baeza, 1999, pág. 214.

90 Manuel Morales Borrero Pide perdón por las faltas que pudieran aparecer en su relato, y en el folio 13r comienza propiamente el asunto del que va a tratar en su libro, encabezándolo por segunda vez con el título: Festín que la villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos cuando la llevaron a su casa nueva después que se acabó la obra, año de 1666. El autor no divide el libro en capítulos, sino que lo desarrolla dentro de un «Discurso general» que va titulando, según las conveniencias, con diferentes rótulos.

Discurso general Aquí se habla de los primeros fundamentos y edificaciones que tuvo la villa de Linares, que sitúa el autor por los años de 1325 a.C.; y como actualmente se encuentran en 1669, concluye que el casti- llo de dicha villa tiene una antigüedad de 2994 años, la misma que tiene la ciudad de Cástulo «que hoy llamamos Cazlona». La primera edificación fue hecha por un capitán llamado Elenes que menciona Florián de Ocampo, y su nombre derivó en Hellanes según se lee en una piedra hallada en la puerta de la Torre de la Oliva; se trata de una voz griega que significa población de griegos. El maestro López Pinto se basa también en la autoridad de Francisco de Bilches. Después de realizado este cómputo del tiempo que pesa sobre la villa, el autor se detiene en considerar la antigüedad de la imagen de la Virgen de Linarejos. Según el sentir tradicional, dicha imagen se apareció a un ermitaño llamado Juan «entre unos lentiscos» que aún se conservaban en 1669, como afirma el cronista; pero como se supo- ne que estuvo oculta durante muchísimos años mientras duró la ocu- pación de los moros, no se puede calcular con exactitud la fecha de su origen, aunque el autor afirma como cosa cierta, sin decir en qué fuentes se basa, que ya existía cuando los moros invadieron España. Sigue describiendo la belleza y propiedades de la talla, su ropaje, su fisonomía y majestad. De altura mide tres cuartas y un doceavo, y es emperatriz porque apareció sentada en una silla, con un Niño Jesús

 Sin embargo, en el llamado Romance leemos que apareció cubierta por unas piedras.  Una cuarta es la distancia que va desde el extremo del pulgar hasta el del meñique, estando la mano extendida y abierta. Es usada como medida de longitud y, aunque resulta inexacta porque depende de la mano que tenga cada persona, se estima en 21 centímetros, que constituyen la cuarta parte de una vara y está dividida en doce partes iguales o dedos; cada una de esas doce partes es un doceavo. Según esto, la imagen mediría unos 65 cm.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 91 (siglos XVII y XIX) arrimado al pecho izquierdo. Posteriormente introdujeron la costum- bre de vestirla con ricas telas, como está en los tiempos presentes. El título de Linarejos lo tomó de una población cercana llamada Linario. Aparece a continuación un precioso poema escrito en lo que el autor denomina liras reales y son efectivamente unas estrofas aliradas o sextetos-liras de seis versos cada una, en número de diecinueve, con rima consonante y el siguiente esquema general: a7, B11, a7, B11, c7, C11, aunque encuentro excepciones en el primer verso de las estrofas primera y décima que son endecasílabos, y algunas anomalías, que pueden ser simples errores de copia; también son irregulares el segun- do verso de la decimoquinta, el quinto de la decimoctava y el último de la decimonona. La composición se titula Sitio de Linarejos (fols. 18r–20v) y en ella su autor describe de un modo bucólico el lugar deleitoso en el que se produjo la aparición de la santa imagen y en donde hoy se levanta su nuevo Santuario. La belleza de sus estrofas merece un detenido comentario. Se habla, con elevados símiles barrocos, de un lugar paradisíaco adornado de bellas flores: violetas, lirios y madreselvas, toronjiles, jaz- mines y amarantos; de enhiestos olmos, de álamos blancos, de claras fuentes que corren y serpentean entre las juncias y las espadañas, y de las aves canoras que se pasan el día pregonando las excelencias de María. Todo ello está inmerso en sentimientos de amable soledad y quietud que invitan al descanso. Este pasaje lírico queda enmarcado en la corriente poética ini- ciada en el siglo XVI y seguida por cientos de imitadores hasta el siglo XVII en alabanza de la vida campestre y retirada, una vez instalados en la aurea mediocritas. Aquí podemos advertir reminiscencias de Virgi- lio y de Séneca, pero sobre todo una interminable evocación de Hora- cio, poeta cuyo influjo en nuestros clásicos fue sabiamente estudiado por Menéndez Pelayo, por sus contemporáneos y por investigadores posteriores: «La presentación de los atractivos del campo quedó sazonada espe- cialmente con el lirismo de fray Luis de León, quien echa mano no sólo de Horacio y del tratado De vita beata de Séneca, sino también de

 Marcelino Menéndez Pelayo, Bibliografía hispano–latina clásica, O.C., Santander, C.S.I.C., 1951, vol. VI «Horacio en España».

92 Manuel Morales Borrero Virgilio. El P. Ángel Custodio Vega, en su edición crítica de las poe- sías de fray Luis, publicada en Madrid en 1955, llega a afirmar en este sentido: «Fray Luis es más, como poeta, de la familia de Virgilio que de la de Horacio»10. Karl Vossler puntualiza cómo los autores renacentistas volcaron su poesía y su prosa en «la candidez y serenidad de la naturaleza», porque según la Sagrada Escritura se figuraba que el estado inocente del hombre se representaba mejor cuando éste se aislaba en la sole- dad, en el interior de la naturaleza que es como un reflejo de la armo- nía divina. Algunos humanistas y poetas del Renacimiento siguieron el mito pagano de aquella primitiva y lejana Edad de Oro. Otros lo encauzaron dentro de una corriente de figuraciones bíblicas, «pero prevalecieron los que, con Luis Vives, Luis de León y Luis Carvajal, defendieron la conveniencia de unir el estudio de la teología con el de las humanidades y así conservaron y aun acentuaron el carácter simbólico y bilateral de su concepto de la naturaleza». A la idea de este paisaje «perfectamente puro y sin mácula», retirado del bullicio mundano, acude también, como fray Luis de León, Lope de Vega en momentos cruciales de su vida según puede verse en variados pasajes de sus obras. Juntamente con ellos, otros muchos autores del Siglo de Oro se sintieron atraídos por la doctrina que se desprende de la Vida retirada. Con ella se han ensalzado los valores de la existencia solitaria y llena de renuncias pero rodeada de una naturaleza amable y colmada de fragancias, aunque esa oda no haya sido la única poesía de fray Luis en la que aparecen dichos conceptos ¿Cuál fue su propósito real al es- cribir esta composición? Ángel Custodio Vega se hace muy sutilmente esta pregunta y aventura una respuesta: «¿Qué espíritu y ambiente es el que en ella se respira? ¿Es el amor al campo lo que en ella se canta, o es el hastío a la vida del mundo? [...] Más bien fray Luis aparece en ella como un náufrago de la vida, como un hastiado y asqueado del trato de los hombres». Fray Luis, en sus deseos de vida retirada tantas veces expresados en sus versos, buscaba algo más que el simple sosiego y la contempla- ción de la naturaleza. Él había asimilado las enseñanzas de san Agus-

10 Manuel Morales Borrero, «La vanidad del mundo en la poesía del Siglo de Oro. Tras las huellas de fray Luis», Revista agustiniana, vol. XXXII, núm. 97, Madrid 1991, pág. 98.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 93 (siglos XVII y XIX) tín y sabía que en la soledad interior y en el recogimiento tenía lugar el diálogo del hombre con su Dios. El franciscano Diego de Estella11 lo dejó también escrito en su Tratado de la vanidad del mundo, a propósito del capítulo VII de san Marcos cuando Cristo, para sanar al sordo- mudo, lo apartó de entre la gente: «El solitario tiene el reino de Dios en silencio [...]. Todos los bienes tendrás con Él solo en la soledad de tu corazón [...]. Ama la soledad y conservarás la gracia recibida»12. Por eso también fray Luis, en su breve composición Al salir de la cárcel, tras alabar la dicha del sabio que, alejado del mundo, vive feliz con su pobre mesa y casa, agrega que en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa. Esta es la idea que advertimos en la preciosa composición titu- lada Sitio de Linarejos, posiblemente original de Gregorio López Pinto quien la inserta en su manuscrito.

El «Romance» sobre la aparición Inmediatamente después de terminada la poesía indicada, co- mienza en el folio 20v, con el verso «Aquel gran rey de Israel», el ya conocido y denominado Romance que lleva por título Relazión de la antigüedad y aparezimiento de la Virgen Santísima de Linarejos, cuya santa ymajen fue aparecida en los troncos de un lentisco, etc. La fórmula del verso con el que comienza está repetida, también como primer verso pero con múltiples variantes, en diversos lugares del romancero tradicional y artístico. Citaré algunos como ejemplo. Lucas Rodríguez inicia su romance del Caballero del Febo de esta ma- nera: «Aquel alto emperador ...» y en otro del mismo autor, tam- bién sobre el Caballero del Febo, leemos en el primer verso: «Aquel magnánimo Febo...». En un romance morisco sobre Zulema de autor anónimo, leemos al comienzo: «Aquel esforzado moro...». En otro, también anónimo, sobre Sarracino y Galiana, incluido en el Romancero General, el autor empieza: «Aquel firme y fuerte muro...». En uno que trata del robo de las Sabinas, de autor igualmente anónimo, que se

11 Su verdadero nombre era Diego de Ballesteros y Cruzat (1524–1578). 12 Fray Diego de Estella, Tratado de la vanidad del mundo, Madrid, en la Imprenta de Pedro Marín, 1775. Tercera parte, cap. XXVII, pág. 345ab.

94 Manuel Morales Borrero encuentra recogido por Madrigal en la Segunda parte del Romancero Ge- neral, el primer verso dice: «Aquel heroico romano...». En la primera y segunda parte de la Flor de varios y nuevos romances, recogido igual- mente en el Romancero General, hay una composición sobre Adulce que se inicia con este verso: «Aquel moro enamorado...», y otros dos romances moriscos, uno de Audalla y otro de Zulema, que se encuen- tran igualmente en el Romancero General, comienzan respectivamente: «Aquel que para es Amete...» y «Aquel valeroso moro...». Del Cancio- nero General es igualmente uno anónimo de asunto mitológico sobre el robo de Europa que empieza: «Aquel monstruo alado y fiero...». Otro que trata sobre Tarquino y Lucrecia, recogido en el Cancionero de Romances, así como en la Silva de varios romances, lo inicia el autor anó- nimo así: «Aquel rey de los romanos...». Y en un romance histórico sobre Artemisa, que podemos leer en el Cancionero llamado Flor de ena- morados, el primer verso dice: «Aquella reina de Lidia...». Finalmente, para no extenderme más, en el romance de Abenzulema escrito por Góngora y recogido en la primera y segunda parte de la Flor de varios y nuevos romances, así como en el Romancero General, el poeta cordobés comienza: «Aquel rayo de la guerra...». La fórmula del inicio había sido repetida, con las debidas variantes, por varias docenas de autores antes de que Gregorio López escribiese sus cuartetas, cuyo primer ver- so dice: «Aquel gran rey de Israel». Por la sintaxis, el estilo y el léxico, y en general por las coinci- dencias semánticas, el autor de este llamado romance es sin duda el mismo que escribe toda la obra. López Pinto, para su poema, tomó las ideas de una tradición popular no escrita todavía, sino transmitida oralmente, en forma de leyendas más o menos históricas, a lo largo de las generaciones; leyendas que también se transmitieron por medio de los cantares de ciegos cuyos criterios, relatos y cronologías no coin- cidían exactamente. En su Historia Apologética (1656), el mismo autor señala que es el año de 1236 aquél en el que el ermitaño Juan Ximé- nez tuvo el dichoso encuentro. Esta fecha es nueva, como ya dije, y López Pinto vuelve a reafirmarla en la primera parte de suChronología y notiçias generales de todo el Mundo (1659). Según escribe el autor, en los cantares de ciegos de aquella épo- ca, basados en la tradición, se decía que la imagen fue hallada en 1236, a pesar de que en la copia del Festín consta el año 1227. López Pinto agregó a la composición diversos ingredientes de su propia creación y le dio forma poética en ese momento. A pesar de la ausencia total de

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 95 (siglos XVII y XIX) documentos que pudieran acreditarlo, estoy seguro de que, con fecha anterior a 1666, no existía escrito este romance acerca de la aparición; los que existieran tendrían un carácter más rudimentario y no serían, ni mucho menos, estas cuartetas barrocas que hoy podemos leer en el Festín concluido en 1669. A mayor abundamiento, debo señalar también que casi en los folios finales de su obra, y después de variadas composiciones poéticas de diversos autores cuyos nombres aparecen especificados, el autor del libro se complace en narrar poéticamente –en otro Romanze único (o sea en cuartetas asonantadas) que lleva por título Breve razón del Festín y sumario de la obra nueba que con limosnas hizo la villa de Linares a nuestra Señora de Linarejos quando se acavó la obra a 17 de octubre–, la historia del Santuario y de las fiestas que se hicieron a la Virgen de Linarejos cuando se concluyeron las obras de restauración en 1666; sucesos que ha ido narrando en prosa a lo largo de su libro. Dichas cuartetas, compuestas sin duda por el autor del mismo Festín, forman como un resumen poético de todo lo anterior, y tienen los mismos caracteres métricos, semánticos, sintácticos, léxicos y estilísticos que advertimos en el «Romance» de la aparición; para señalar mayores coincidencias o similitudes con dicho «Romance» de la aparición, in- dicaré que este segundo, formado también por cuartetas asonantadas en número de cuarenta y ocho, mantiene igualmente la rima de todos sus versos pares en «o». Este resumen poético no pudo escribirlo na- die antes de 1666 porque narra los sucesos de ese año. Al comienzo de dicha composición el mismo autor afirma, hablando en primera persona: «Para complimiento desta obra [el Festín] y quitar quejas, me fue pedido metrificase la gallardía de los soldados de la Virjen que con tantas galas y gastos zelebraron el festín el día que la llevaron a su casa nueba con tanta solemnidad, grandeza y concurso como allí concurrió»13. Y al finalizar dichas cuartetas declara que los poemas que pue- den leerse en su manuscrito son suyos propios o de otros autores cu- yos nombres aparecen citados casi siempre; entonces declara: «No quiero pasar de aquí con más bersos así ajenos como propios por no cansar más a los lectores»14.

13 Festín, fols. 85v–86r. 14 Festín, fol. 91r.

96 Manuel Morales Borrero Volviendo al llamado «romance de la aparición», insisto en de- cir que se trata en realidad de una serie de cincuenta y cinco cuartetas asonantadas formadas por versos octosilábicos15. La intención central es recoger una antigua tradición referida al momento y a las circuns- tancias del encuentro con la sagrada imagen; pero va precedida por el desarrollo de ciertos sucesos que están situados cronológicamente en tiempos anteriores –el profeta David, el rey don Rodrigo, la domina- ción de los moros–, y se extiende a narrar hechos sucedidos en épocas posteriores al hallazgo de dicha imagen. El origen remoto de esta poe- sía de tema mariano hay que buscarlo en la tradición popular y en los cantos litúrgicos latinos, algunos de cuyos temas se castellanizan por la mano de Berceo. Pero debo insistir una vez más en que, según la definición tra- dicional, los romances no se ajustan a ninguna ordenación estrófica; son poemas no estróficos y se forman con largas e indefinidas tiradas de versos octosilábicos con rima asonante en los versos pares; así los ha definido Menéndez Pidal. Después en el Barroco, con la aparición de los romances cultos o literarios, es cuando algunas series no estró- ficas se dividen y agrupan en cuartetas asonantadas con rima –a–a, y se convierten así en poemas poliestróficos. Una razón de más para asegurar que la composición de este mal denominado «romance» no va más atrás del siglo XVII. Y, como he apuntado anteriormente, afir- mo que lo compuso el mismo autor del manuscrito. En estas cuartetas advertimos variados recursos expresivos, como paralelismos, aliteraciones, anáforas que son característicos de la poesía popular, y van dirigidos a captar la atención del lector, a mantener su interés por conocer lo que vendrá a continuación y a insistir en aquellos contenidos que precisan de una consideración es- pecial. Pero existen también las imágenes metafóricas, aunque con menor frecuencia por ser un recurso más culto y limitado en este tipo de composiciones populares usadas especialmente a partir del Renaci- miento. El gusto por los romances y cantares tradicionales, que preva- leció desde los comienzos de nuestra literatura en lengua castellana, se refinó en el siglo XVI y perduró hasta el XVII; sin embargo en el siglo siguiente los apreciaron muy pocos autores, entre los que cita- ré a Meléndez Valdés, Cienfuegos y Quintana. A pesar de ese olvido

15 Cincuenta y cinco cuartetas suman un total de 220 versos octosilábicos, con algunas excepciones de nueve sílabas que pueden ser errores del copista.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 97 (siglos XVII y XIX) pasajero, en el siglo XIX, con la llegada del romanticismo, volvieron a ser considerados y cultivados por la mayoría de los poetas hasta la hora presente. Desde el Renacimiento hasta el siglo siguiente se cuestionó si en estos poemas –sobre todo en los que formaban los ciclos de la poesía épica–, existía verdad histórica o invención quimérica y novelesca, y en los debates intervinieron Valbuena, Cascales, el Pinciano y el mismo Lope de Vega. Lo cierto es que dichos poemas contienen un poco de todo: de invención imaginativa y de veracidad. De historia real pero idealizada, abultada y a veces deformada por la fantasía; pero en su fondo y en su origen siguen la senda de la verdad histórica hasta donde es posible, aunque los sucesos relatados se encuentren en una época lejana. Por esa lejanía del tiempo hay que suplir la falta de noticias con inexactitudes y suposiciones. A pesar de todo, en estos poemas hay una buena dosis de verismo; y cuando no, existe por lo menos la verosimilitud. Dentro del cuadro general de poemas artísticos, encuadraríamos estas cuartetas en el grupo de composiciones eruditas por su calidad de fabulosas, por su asunto devoto y de carácter milagroso y también por su planteamiento histórico. Participan asimismo, de alguna ma- nera, en los denominados poemas de invención que Alfonso Berlanga define como aquéllos «que suceden en el vivir diario, de leyendas más o menos verídicas [...], de temas mitológicos o bíblicos, etc. Es decir, de todo aquello que tuviera interés para un auditorio curioso»16. El primitivo romancero tradicional fue desarrollándose a lo largo del siglo XV y albores del XVI; unos romances eran anónimos y otros de autores conocidos, como Timoneda, Juan del Enzina, Bartolomé de Torres Naharro, Diego de San Pedro y fray Ambrosio Montesino; por estas épocas escriben también romances Lorenzo de Sepúlveda, Gabriel Lobo Lasso de la Vega, Lucas Rodríguez y Juan de la Cueva. Al iniciarse la segunda mitad del siglo XVI se dan por termi- nados nuestros romances viejos tradicionales y comienza una breve época en la que los poetas, privados de aquellos antiguos romances que iban quedando arrinconados por demasiado sabidos, cansados de repetir aquellas composiciones populares y tradicionales que habían

16 Poesía tradicional. Lírica y Romancero. Introducción, selección y notas por Alfonso Ber- langa Reyes, Madrid, Edit. Alce, Clásicos Alce, 1978, pág. LIX.

98 Manuel Morales Borrero recibido por herencia, comienzan a escribir sus propios romances me- dio tradicionales y eruditos, y medio artísticos. Sus autores inician en ellos un nuevo ambiente; hay más elaboración y refinamiento, se emplean mayores recursos estilísticos y expresivos. Como creadores de romances suenan entonces los nombres de de Juan de Salinas, de Liñán de Riaza, a los que se juntan las plumas eruditas de fray Luis de León, de Herrera, de Rioja, incluso de Cervantes, hasta que los gran- des ingenios del XVII como Lope de Vega, Góngora y Quevedo hacen incursiones poéticas por este campo y escriben sus definitivos roman- ces artísticos que llenan con su belleza toda aquella centuria. Lo que se había escrito desde el principio hasta entonces y se conservaba en colecciones sueltas, había sido recogido en el Romancero General, y en otras colecciones y romancerillos que habían sido publicados con an- terioridad, y después se fundieron formando las siete primeras partes de las trece que contiene en total. Y a éstos se sumaron después la Segunda parte del Romancero General y Flor de diversa poesía publicada por Miguel de Madrigal y otras diversas colecciones del mismo tipo que vieron la luz con posterioridad. A lo largo del siglo XVII algunos poetas sustituyeron la forma del romance por la de las cuartetas asonantadas –como dije anteriormen- te–, que se pusieron entonces de moda, para poetizar sobre hazañas de personajes históricos, sobre sucesos cotidianos más o menos signi- ficativos o sobre la existencia de hechos sobrenaturales o milagrosos que estaban en la memoria de las gentes, como es el caso de éste de la Virgen de Linarejos que estamos describiendo. El único mérito de estos poetas, en el aspecto métrico, consistió en dividir las largas e interminables tiradas de versos que componían los romances, en es- trofas de cuatro versos que daban un mayor respiro a la lectura y a la declamación. Refiriéndonos ya a la composición poética que nos interesa, diré que, consideradas como poesía, dichas cuartetas octosilábicas, quizá por su deseo de acercarse a los vetustos cantares de ciegos, dejan algo que desear; incluso en el aspecto métrico algunas son imperfectas. A veces falla el cómputo silábico por la presencia de varios versos enea- sílabos aunque podemos achacarlos a distracciones del copista, como parece lógico que las hubiera; pero ofrecen mucho interés por las no- ticias que recibe el lector a lo largo de sus estrofas y por la moralidad y el espíritu de fe y devoción imperante en aquellos lejanos tiempos.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 99 (siglos XVII y XIX) Las seis primeras cuartetas hablan del rey David y de su relación con Betsabé, esposa de Urías, con la que concibió a su hijo Salomón después de que aquélla se quedara viuda. En las siguientes estrofas menciona a don Rodrigo y su relación con la Cava, hija del conde don Julián, quien propició la entrada de los moros en España; éstos lo trastornaron todo y oprimieron con su brutalidad a los cristianos quienes no tuvieron más remedio que huír llevándose lo poco que pudieron, escondiendo algunas imágenes y reliquias muy preciadas y abandonando todo lo demás a la rapiña de los invasores. Continúa el autor con el recuerdo de la Virgen de la Cabeza apa- recida al pastor Juan Alonso de Rivas, de la de Montserrat y de otras dos en la provincia de Jaén: la del Rosel que devolvió la vista a un moro en el sitio de la Yedra junto a Baeza, y la Princesa Coronada que apareció bajo una campana. Debajo de campanas que las ocultaban y protegían de la ferocidad de los moros iconoclastas aparecieron, en esta provincia, según cuenta la tradición, la Virgen del Alcázar, la Vir- gen del Collado en Santisteban del Puerto y la de Guadalupe venerada en Úbeda, que fue encontrada bajo una campana de barro. El poeta llega así a la imagen de la Virgen de Linarejos, cuya historia va a desa- rrollar desde su principio, desde que fue descubierta por el ermitaño Juan Ximénez. Estamos ahora en la cuarteta vigésima segunda. En la vigésima tercera comienza esta relación del hallazgo, casi la única parte conocida del poema: Año de mil y doscientos y beynte y siete contó el guarismo entre sus zeros17 resumido en un renglón.

17 Félix López Gallego opina, a propósito del significado de este tercer verso, que, según costumbre de aquellas épocas, el guarismo –1227– significando un número o una fecha, podría haber sido escrito encerrándolo entre ceros crecientes y decrecientes, como se hacía a veces de forma parecida a la siguiente: ooo1227ooo.

100 Manuel Morales Borrero En las estrofas siguientes nos cuenta el autor que «un hom- bre santo» –al que después llamará «ermitaño», pero nunca «pastor» como lo han mostrado equivocadamente otros intérpretes tanto en literatura como en pintura–, llegó a Linarión procedente de algún lu- gar de Extremadura. De tierra de Extremadura un hombre santo aportó18; por los campos de Albentosa bino a dar en Linarión. El tercer verso de esta estrofa ha planteado dudas hasta el mo- mento presente, al indicarse en él el lugar de Alventosa. Se ha dicho, y es cierto, que éste es un pequeño pueblo de la provincia de Teruel; así lo indicó Juan Sánchez Caballero. Pero nos sorprendería que el ermitaño Juan Ximénez, para hacer su viaje desde Extremadura hasta Linarejos tuviera que pasar por tierras turolenses; que entre el punto de partida y el de llegada de este peregrino apareciera un lugar tan lejano y además tan minúsculo como un pueblo que apenas contará con trescientos habitantes. Sin embargo el maestro Gregorio López Pinto nos da la clave no en este Festín, sino en su otra obra titulada Historia Apologética ya mencionada. Y lo dice en tres ocasiones. La pri- mera, de forma difusa, en el libro primero cuando escribe: «Para lo qual digo que los Montes Parnasos Béticos son los montes que antiguamente tenía la çiudad de Cástulo a la parte del Norte septentrión, con longitud de siete leguas y latitud por parte çinco y por parte tres [...]. Lindan estos Montes Parnasos [...] con los mon- tes Betulonenses y éstos con los campos y montes Laminitanos y los de Alventosa dichos Alviçenos, hasta la çiudad de Laminio en los campos de Montiel»19. Más adelante, en el libro segundo de la misma Historia, escribe el maestro: «Este lugar de Castro Alto estuvo ahí seguramente, sito a la parte oriental de la villa de Linares, en donde oy vemos las ruinas y algu- nas de las torres y edificios que an quedado con una iglesia rural con

18 El texto dice aportó, que según el D.R.A.E. significa «tomar puerto o arribar a él», y también figuradamente «llegar, ir a parar a alguna parte, voluntariamente o por azar». Algunos no han sabido leer correctamente este verbo en el manuscrito, y lo han in- terpretado como apostó; partiendo de este error han tenido que recurrir a toda clase de suposiciones extravagantes para intentar explicar su significado. 19 Historia Apologética, libro I, capítulo 19, págs. 122–123.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 101 (siglos XVII y XIX) título de Sancta María Magdalena, sin vecindad alguna; un priorato y un preste no canongible. Allí vemos oy una fuente calidíssima que tenían las thermas de los Alviçenos, llamados así por la región de Alventosa adonde eran colocados, tan çélebre de Marón, cuyo título oy tiene la dicha fuente Fuente de Ravaznos, en el mismo camino real que por allí passa a Madrid y otras partes»20. Y por fin, en el libro cuarto de la mencionada obra, lo dice de una forma más clara. Cuando está haciendo una descripción de los Montes Parnasos Béticos «que antiguamente fueron llamados los Montes Castulonenses, que son los montes que en sus tiempos flori- dos goçava aquella Ciudad de Cástulo, la qual cae una legua a la parte del norte de la villa de Linares», añade López Pinto: «Su longitud es desde los montes Manlianos hasta los montes Lami- nitanos, éstos al oriente y aquéllos al poniente, cuya distançia son catorçe leguas [...] en que se comprehenden los montes y campos de Alventosa (o Alviçenos), sitios de Bétula, Jarandilla, Ferral, Tolosa, Molosa, Miraflor, Mogón, [...]»21. De forma que cuando en el Festín que la villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos [...] Gregorio López Pinto escribe que el «hombre santo» desde Extremadura llegó a Linarión pasando «por los campos de Alventosa» no está refiriéndose a aquel lejano pueble- cito situado en la provincia de Teruel, en la parte noreste de nuestra Península, sino a una zona mucho más próxima a Linares; de lo que resulta que dicho ermitaño, desde su punto de partida, siguió un ca- mino más o menos directo hasta llegar a Linarejos. Continuamos con el contenido de las estrofas siguientes. Fatiga- do por el sol y una larga caminata, este santo ermitaño se tumbó a la sombra de un lentisco y allí se quedó dormido. Su nombre era Juan Ximénez. No obstante, cuando fue invadido por el sueño, percibió una voz que lo llamaba; y sentándose sobresaltado, miró a su alrededor, pero no vio nada, y volvió a recostarse. Apenas lo hubo hecho, oyó nuevamente la voz que procedía de unas peñas cercanas, y dirigiendo la vista hacia ellas observó un gran resplandor, y pensó dirigirse hacia allí, pero sintió verdadero miedo; y entonces escuchó por tercera vez la voz que le dijo: «Juan, llega y quita la peña que me ocultó».

20 Historia Apologética, libro II, cap. 7, pág. 211. 21 Historia Apologética, libro IV, cap. 25, págs. 641–642.

102 Manuel Morales Borrero Entonces se armó de valor, removió la piedra cercana y descu- brió debajo la imagen de Nuestra Señora, a la que reverenció postrán- dose de rodillas y sin poder articular palabra alguna por la emoción que sentía. Cuando se recuperó, se levantó y echó a correr alborozado hacia la cercana villa de Linares; entró en su iglesia y contó al párroco todo el suceso maravilloso que acababa de protagonizar. Al principio no creyeron el relato contado por Juan Ximénez, y parece que el sa- cristán hizo alguna burla de él, pero se quedó mudo en ese mismo instante; viendo esto, todos le creyeron, e inmediatamente fueron con el ermitaño hasta la peña de la aparición, y allí comprobaron el prodi- gio, allí se encontraba la imagen de la Virgen con su Niño. Ella estaba radiante como el sol, sentada en una silla que quizá fuese un trono. La concurrencia se arrodilló respetuosamente y todos decidieron llevarla en procesión hasta la iglesia de Linares. Sonaban las campanas mientras que aquellas gentes humildes y con los pies descalzos conducían a su Virgen a dicha iglesia en donde con toda devoción, en medio de músicas y alegrías, colocaron la sagrada ima- gen. A estos actos tan devotos y de tanto júbilo estuvo presente todo el pueblo de Linares. Llegó la noche y se cerraron las puertas de la iglesia.

Pintura al fresco de Francisco Baños en una de las bóvedas del santuario. Representa el momento en que los fieles conducen a la imagen recién hallada hasta la iglesia de Linares.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 103 (siglos XVII y XIX) Cuando amaneció, el párroco o prior madrugó para ver a la Vir- gen, pero la imagen ya no estaba en el lugar en el que la habían de- jado la noche anterior, ni en ninguno de los alrededores. Quedó todo turbado y en compañía de otros fieles se encaminaron al lugar en el que fue hallada el día anterior, y allí pudieron contemplar a la Madre de Dios, no en la peña sino muy cerca, sobre el tronco de un lentisco de los muchos que poblaban aquel lugar, y allí mismo le edificaron una capilla «adonde se positó» la imagen. Desde entonces fue innu- merable el concurso de fieles devotos que acudían cada día llenos de fervor a pedirle favores y a entregarle limosnas. Deseo hacer notar que son numerosos los ejemplos que hablan de imágenes halladas en el campo y llevadas a los pueblos con ánimo de venerarlas en sus iglesias, pero que huyen misteriosamente hasta su punto de encuentro hasta que en aquel lugar del hallazgo le erigen una ermita o un santuario. Termina el autor sus cuartetas diciendo cómo por falta de noti- cias esta historia fue perdiéndose en la memoria de las gentes hasta que vino a sacarla del olvido un jesuita cuyo nombre desconocemos y que podría ser el mismo escritor, si se comprueba que Gregorio Ló- pez Pinto perteneció a la Compañía de Jesús, porque él, sin duda, fue clérigo, aunque desconocemos si profesó en alguna orden religiosa. En la estrofa quincuagésima cuarta hace una invocación a la Virgen de Linarejos a la que llama «Rosa de Jericó», y en la siguiente, con la que termina el poema, promete hacer otra composición en la que apa- recerán, escritos poéticamente como lo ha hecho ahora, los sucesos que va a narrar en prosa, a partir de aquí, hasta el final de la historia. Y es verdad que así lo cumple, «en otra nueva canción» inserta casi al final del Festín, y que podemos leer entre los folios 83r al 91r del manuscrito. Llegado a este punto deseo agregar una observación. El padre Jesús Ibáñez O.F.M. dice en la Introducción de su Bre- ve reseña de la imagen y culto a la Virgen Santísima de Linarejos, que «se ha escrito en diferentes sentidos acerca del origen de la piadosa ima- gen y culto a Nuestra Señora de Linarejos, sin que hasta el presente podamos ofrecer a sus devotos un relato auténticamente histórico». Y seguidamente añade que debemos fiarnos de «lo que nos dice la piadosa tradición». En efecto, como he apuntado con anterioridad, la tradición más remota, la que nos indica el momento de la aparición

104 Manuel Morales Borrero o encuentro de la sagrada imagen antes de que fuera escrito el Festín, desde ahora tiene su punto de partida en el año que indica Grego- rio López Pinto y Covaleda en su Historia Apologética; y ahí dice que el hallazgo de la imagen por el ermitaño Juan Ximénez se produjo en 123622, según cantaban antiguamente los ciegos en sus romances. Esta noticia y fecha fue confirmada tres años después por el propio Gregorio López en su Chronología y noticias generales de todo el Mundo23. No deseo suscitar polémicas, pero presento estas fechas divergentes con todo el rigor documental. Yo no gano ni pierdo cosa alguna al ci- tar ambas cronologías; no pretendo imponer la una sobre la otra, pero soy un investigador que está obligado a mostrar los hechos tal como son. Se me ocurre una nueva reflexión: ¿Estaría escrito el año 1227 en el manuscrito original del Festín, o constaría el de 1236? Para esta pregunta no se encuentra respuesta, pero sería muy interesante que algún día apareciera dicho manuscrito, el del siglo XVII, el original de Gregorio López Pinto. En las cuartetas que vamos comentando el autor recoge toda la materia de aquel suceso, según le fue dictando la tradición recibida de los antepasados. De tal forma que los comienzos, con la aparición de la imagen a Juan Ximénez entre unos peñascos, la conducción de la misma hasta la iglesia del pueblo, su desaparición durante la noche y vuelta a hallarla sobre unos lentiscos, etc., no tienen consistencia histórica, puesto que no hay documentos de aquella época que lo confirmen; sí es verdad que se basan en una creencia popular que viene desde tiempos remotos, y éste es el valor de la tradición. Pero hay que considerar que aunque la tradición es muchas veces reflejo de la historia, también corre el peligro de caer en la invención, en lo maravilloso legendario. Aquella talla primitiva tenía un tamaño reducido. Era imagen sedente de «tres cuartas y un dozavo»24 de altura, y el Niño estaba colocado en su brazo izquierdo. Esta pequeña imagen se embutió en otra de mayores dimensiones, y sufrió algunas reformas, sobre todo cuando comenzó la costumbre de vestir las imágenes. En 1881, du- rante una estancia que hizo la venerable imagen en la parroquia de Santa María, fue presa de las llamas, por lo que hubo que reentallarla,

22 Historia Apologética (1656), libro IV, cap. 24, pág. 640. 23 Chronología y notiçias generales de todo el Mundo (1659), Primera Parte, pág. 369. 24 La imagen mediría unos 65 cm.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 105 (siglos XVII y XIX) y casi podemos hablar de que se talló una nueva imagen sobre la base de la otra quemada. A esta nueva le pren- dieron fuego definitivamente las tropas marxistas el 18 de julio de 1936, y sólo se salvó uno de sus dedos que quedó incluido dentro del relicario de la últi- ma imagen, la que conocemos en el día de hoy, talla que fue realizada por el ar- tista granadino Navas Parejo en 1939, Relicario que lleva en el pecho la actual al terminar la Guerra Civil. Dicho lo imagen de Nuestra Señora de Linarejos. anterior, continuamos con el conteni- En él se guarda el dedo de la anterior do del Festín. imagen que fue quemada.

Prosíguese el discurso. Tras el hallazgo de la imagen, los lugareños le edificaron una po- bre casa en aquel lugar deleitoso; casa o ermita construida con piedras y lodo y tan pequeña que apenas cabía en ella un puñado de fieles. Con el paso de los años se le construyó otra mayor «con unos portales salientes», hasta que los rigurosos temporales la combatieron de tal forma que sus muros comenzaron a presentar señales de ruina. Vien- do esto, los habitantes y autoridades de Linares decidieron edificar un nuevo santuario desde los mismos cimientos, porque tal obra no les costaría más que si reparasen el viejo edificio. Así lo decidió el ayun- tamiento en consonancia con el parecer de los regidores, del párroco y de toda la clerecía. Las obras comenzaron, a poca distancia del antiguo emplaza- miento, en el año 1638, y el lugar en el que se cavaron las zanjas fue bendecido y consagrado tras una solemne procesión celebrada el 8 de diciembre de dicho año. Intervinieron en la ceremonia el prior don Andrés de Bonilla Calderón25 y el canónigo beneficiado don Pedro de

25 Este sacerdote fue también poeta e hijo del poeta conceptista Alonso de Bonilla y Garzón. En el Padrón de 1634 de la ciudad de Baeza, existente en el A.H.M. de la misma ciudad aparece Alonso de Bonilla que habita en la «Calle la Platería y Calderones», pa- rroquia del Salvador, y se añade que es «platero, pechero». En efecto, este poeta ejerció dicho oficio además de componer excelentes poesías. El mencionado legajo lleva por título: Padrón de la moneda forera que hizo en la Ciudad de Baeza [...] el Sr. Licenciado Don Martín Íñiguez de Arnedo [...]. Año 1634, fol. 93r. El nombre de Alonso de Bonilla vuelve a aparecer en el vuelto del mismo folio

106 Manuel Morales Borrero Zárate, y ambos colocaron la primera «piedra labrada de escoda» en una esquina de lo que sería la capilla mayor. Andrés de Bonilla Calde- rón recibió el bautismo el 27 de agosto de 1595. Fue un joven modesto y esa virtud la practicó toda su vida. Recibió las órdenes menores y después se ordenó de sacerdote. Según lo contenido en un documento existente en el Archivo Histórico Diocesano de Firma de Andrés de Bonilla Calderón Jaén26, el viernes 23 y el sábado 24 de septiembre de 1622, don Baltasar de Moscoso y Sandoval «Cardenal Obispo de Jaén, mi señor, celebró órdenes particulares en la Capilla Mayor de su Iglesia Cathedral de la dicha ciudad, y en ella ordenó, siendo primero examinados y aprobados, a los siguien- tes: los de Corona y Grados, biernes por la tarde. Y los de Mayores, el sábado». En el listado aparecen primero los de Corona que son veintisie- te. Les siguen los de Grados que son treinta y seis. Y después los de Epístola que son diecinueve; entre estos últimos figura el nombre de Andrés de Bonilla Calderón «natural de Baeza, attº de Patrimonio». Después de enumerar a todos los que fueron ordenados, se añade: «Para todos los quales se despachan títulos en forma. Ante mí, el Li- cenciado Pedro Ruiz». [Firmado]. Más adelante, en el mismo libro, se hace constar que el 6 de abril de 1624 Bonilla Calderón fue ordenado de Evangelio; y el 16 de enero de 1625 el mismo señor recibió las ór- denes de Misa, «dispensados los intersticios»; siempre bajo el gobier- no del cardenal Moscoso y Sandoval. Bonilla ejerció la dignidad de prior de la parroquia de Santa Ma- ría, en Linares. Fue también poeta como su padre, pero de produc- ción escasa. Estudió en la Universidad de Baeza entre los años 1619 y 1623, porque su nombre aparece como alumno de Filosofía en 1619 con el maestro Juan de Orduña, y después en 1620; como alumno de Teología se le menciona en el año 1622, y como bachiller teólogo

26 A.H.D.J., Registro de los Ordenados desde el año 1608. Este Registro no tiene numerados sus folios; hay que buscar en ellos siguiendo un orden cronológico.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 107 (siglos XVII y XIX) en 162327. Más adelante, en el Libro de Acuerdos consta que el 15 de febrero de 1629 fue convocada en la universidad de Baeza oposición para proveer la cátedra de Durando, y el 17 de marzo de dicho año, en virtud de dicha convocatoria, acudió como candidato «el bachiller Andrés de Bonilla Calderón, presbýtero desta ciudad y dixo que se oponía y opuso a la dicha cáthedra de Durando con protestaçión de proseguir su oposizión». A la misma se presentaron el doctor Antonio de la Peñuela y el maestro Pedro Serrano; y después de que los tres realizaran los ejercicios pertinentes, que constan en las actas, le dieron la cátedra a don Antonio de la Peñuela y Zerón28. Andrés de Bonilla murió en Andújar en 1647, siendo prior de Santiago. Fue contem- poráneo de Gregorio López Pinto y Covaleda quien le menciona con respeto varias veces en el Festín que la villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos. La edificación del santuario continuó gracias a los donativos y a la solicitud de don Pedro de Zárate que actuaba como comisario, pero murió este señor y las obras se paralizaron durante algunos años, al cabo de los cuales se reunió el cabildo y comisionaron a un regidor llamado Juan Domingo de la Fuente con cuyo influjo se adelantó bas- tante en la edificación; pero este señor también falleció antes de lo que podría esperarse, y se hizo cargo de todo un nuevo regidor llama- do Alonso Perales Mosquera quien con el cargo de comisario dio un fuerte impulso a las obras, hasta que renunció por el agotamiento que le producía aquel compromiso. Nombraron a un cuarto comisario, don Bartolomé Romero, quien ejerció su oficio con grandes ánimos y llevó adelante las obras del santuario, pero éste también falleció y su cuerpo fue enterrado en Baeza. Desde entonces las obras de construcción quedaron paraliza- das por falta de dinero; vinieron malos tiempos para la economía de la villa de Linares, mientras que la ermita vieja en donde todavía se encontraba la Virgen se iba desmoronando con rapidez poniendo en peligro a la santa imagen. (Recordemos que la edificación del nue- vo santuario se iba haciendo en un lugar próximo a aquél en el que

27 Archivo de la Universidad de Baeza, Libro de Matrícula desta Universidad de Baeça que se comiença este año de mill y seisçientos y diez y ocho. (Termina en 1659). El ejemplar no está numerado; pero sus folios están ordenados cronológicamente. 28 Archivo de la Universidad de Baeza, Libro de Acuerdos de los señores Patronos de las Es- cuelas y Universidad de la ciudad de Baeza. Corre desde el año de 1614. (Termina en 1653). La noticia que doy arriba está contenida en dicho Libro, fols. 97r–98r.

108 Manuel Morales Borrero se encontraba la primitiva ermita). Entonces determinaron sacar a la Virgen de aquel lugar y llevarla a la parroquial de Linares, y por el texto deducimos que este traslado se hizo entre los años 1659 y 1660. Allí permaneció hasta 1666, año en el que fue devuelta solemnemen- te a su nuevo santuario, que pudo ser terminado gracias al esfuerzo de muchos voluntarios, a las limosnas y a la buena voluntad de todos los linarenses. A la culminación de esta obra contribuyeron finalmente dos comisarios cuyos nombres fueron don Alfonso o Alonso de Abar- ca Mosquera y don Luis de Cózar Tenorio. López Pinto nos va a hacer primeramente una descripción del aspecto que ofrecía el nuevo santuario cuando fue concluido. Quedó todo edificado de cantería perfectamente labrada y bien proporcionada. La capilla mayor con su crucero; y en la bóveda su media naranja y mil filigranas; todo ello fue obra del arquitecto fray Bartolomé Delgado, de la orden de san Agustín. Dentro estaban re- presentados cuatro doctores de la Iglesia, que en ese caso fueron los santos Gregorio, Jerónimo, Agustín y Ambrosio, cubiertos con coro- nas de oro. La sacristía constaba de dos salas, alta y baja, que se unían por una elegante escalera, y los suelos de todo el recinto se encon- traban enladrillados. Sobre el altar mayor descollaba un nicho con templete en el que aparecía la imagen de Nuestra Señora de Linarejos rodeada por cuatro columnas talladas al estilo corintio y jónico, con sus arquitrabes y cornisamentos; y en lo alto se distinguía la imagen del Padre Eterno. Todas estas labores fueron hechas primorosamente, con un sentido de la estética muy elevado e iban acompañadas con figuras de serafines.

En el crucero de la capilla mayor y al lado del evangelio había un segundo altar costeado por el clérigo don Juan de Navarrete, con un retablo en el que destacaba la figura del apóstol Santiago, quien desde su caballo blanco «descabeza moros»29 con su fulgurante es- pada. Y frente a dicho altar, al lado de la epístola, fue levantado un tercero, a costa de don Alonso Perales Mosquera, dedicado a san Ilde- fonso, en cuyo retablo aparecía este santo recibiendo la casulla de ma- nos de la Virgen María. Y en el centro de la nave, al pie del nicho en el que resplandecía la imagen de Nuestra Señora de Linarejos, sobre una plancha dorada se puso un rótulo con letras negras que decían:

29 Festín, fol. 32r.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 109 (siglos XVII y XIX) «Acabóse esta obra a diez días de octubre de 1666, siendo comisarios Alonso de Abarca Mosquera, Luis de Cózar Tenorio»30. El templo quedó también engalanado por dentro con su mobi- liario que los fieles fueron completando: pilas de agua bendita, bancos nuevos de madera, sillas, muebles grandes con cajones para guardar vestiduras sagradas. Igualmente ofrecieron cálices, atriles, misales, ca- sullas y albas, facistoles, tres lámparas de plata, un precioso frontal para el altar mayor, etc. Don Pedro de Benavides y Mendoza, caballe- ro del hábito de Santiago y sargento mayor del reino de Jaén fue uno de los principales benefactores. Hubo otros, como Miguel Cobo Gar- zón, regidor de Linares, que se encargó de donar ricos mantos para la Virgen y el Niño; y el pueblo, en general, se desbordó con sus ofrendas entregando joyas para la santa imagen y objetos litúrgicos de variados valores, pero todos hechos con generosidad. Por un documento que he hallado recientemente me consta que a las tres lámparas de plata mencionadas arriba se le agregó una cuarta, también de plata, en el año 169531. Después de que fueran terminadas todas las obras y hechas las ofrendas, se dispusieron fiestas solemnes para trasladar a la Virgen desde la iglesia parroquial hasta su nuevo y resplandeciente Santuario; y hubo poetas que dirigieron a la Virgen sus mejores composiciones. Llegaron los curiosos de todos los lugares de la provincia; también de Madrid, Toledo, Granada y Sevilla, y en tal cantidad que, según dice el autor, se juntaron en Linares unas veintidós mil personas, entre las que no faltaban dignidades y gente de iglesia. Con tanto forastero pensaron que faltaría comida en el pueblo, pero no fue así, porque de

30 Festín, fol. 32v. 31 A.H.P.J., leg. 15412, escr. Alonso López de Cózar. Linares. Años 1695–96. En el folio 57rv del año 1695 consta que se contrata una nueva lámpara de plata para el Santuario. El 22 de febrero de 1695 comparece ante dicho escribano, de una parte Juan Pérez de Castilla, vecino de Córdoba y platero, y de otra parte don Manuel de Cózar vecino de Linares y declaran que tienen ajustado que el platero haga una lámpara de plata para la iglesia de Nuestra Señora de Linarejos, situada extramuros de esta villa, «la qual a de pesar sesenta y quatro onzas que balen ocho marcos de plata poco más o menos; y por la echura de dicha lámpara se a ajustado en diez y seis reales de a ocho, la qual se a de azer para el día fin de abril que biene de este presente año [...]. Y para en pago de la echura y precio de dichos ocho marcos de plata se le entregan luego de contado a el dicho Juan Pérez de Castilla seiscientos y noventa reales [...]. Acavada la dicha lámpara de plata y puesta en esta villa, yo el dicho Don Manuel de Cózar, le e de pagar y satisfa- zer la cantidad que se resta de más de dicha lámpara». (Firman Juan Pérez de Castilla, Don Manuel de Cózar y el testigo Eufrasio Diego de Ahumada).

110 Manuel Morales Borrero todas partes enviaban suministros especialmente de carne y de pan, y se abarataron los precios, lo que fue motivo para que se le dedicara a la Virgen una composición de diecinueve cuartetas en la que le llama- ron «la Panadera de gracia»; esta composición se titula «Romance a la Virgen de Linarejos cuando la llevaron por las calles a su casa». Como podrá leerse completa en el primer Apéndice de este libro, omito aquí cualquier comentario. Se señaló como día de inicio del festín el domingo 17 de octubre de 1666, que fue víspera del evangelista san Lucas; pero ya el día an- terior, sábado, salieron músicas por las calles y desfiles entre los que no faltó una lucida compañía de soldados, todos plomeros vestidos de galas y dirigidos por los regidores de Linares don Fernando Zambrana Dávalos y don Miguel Moreno Garzón. Se tiraron cohetes y en medio de algazaras pasó la noche. Llegó la mañana del domingo en la que don Pedro de Torres celebró la misa mayor a la que asistió infinidad de gente, tanto de Linares, como de los pueblos vecinos, y predicó el sermón fray Fran- cisco Valverde, guardián del convento franciscano; y a las dos de la tarde repicaron las campanas que anunciaban la salida de la sagrada imagen de nuestra Señora de Linarejos hacia su nueva casa acompa- ñada por el pueblo y mucha clerecía y frailes de diversas órdenes. A esta salida del templo le dedicaron una canción de veintiuna estrofas que comienza: Salid, Paloma del arca, que ya está el mundo en silencio; daréis vuelta por el orbe, tended, largad vuestro vuelo. Todas las calles estaban engalanadas con ricos paños y doseles y algunos altares, y fuentes de agua artificiales, y por allí marchaba en procesión la sagrada imagen rodeada de soldados dirigidos por el capi- tán don Martín de Zambrana Dávalos. Y en medio de toda esta alegría la Virgen de Linarejos entró en su nuevo Santuario. Llegó la noche, se hizo el silencio y el sueño cubrió a los hombres con su manto. En la mañana del lunes 18 hubo más demostraciones de rego- cijo, tocó la banda de música, se dispararon cohetes, y todo el pueblo se dirigió de nuevo al Santuario en donde el prior de la parroquial de Linares don Pedro de Torres dijo misa solemne en la que predicó el trinitario calzado fray Francisco Zambrana. Terminada ésta todo el

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 111 (siglos XVII y XIX) gentío se esparció por los prados y ejidos cercanos; y entonces diversos poetas recitaron sus composiciones a Nuestra Señora de Linarejos. El primero fue el maestro Gabriel de la Torre quien escribió una Canción real en seis estrofas que pueden catalogarse como estancias y cuyo primer verso dice: Puso Dios en Adán su descendencia [...]. Otro poeta, reparando en los monumentos efímeros que los li- narenses habían levantado en honor de su Virgen, compuso un sone- to cuyo primer cuarteto dice: Los antiguos romanos señalados ganando en las victorias sus trofeos, pirámides alzaron, coliseos, también arcos triunfales levantados. A lo que respondió fray Juan Merino, carmelita descalzo, con una letra que es realmente una Salve peculiar llena de símbolos flo- rales expresados en siete coplas o cuartetas asonantadas. Hubo otro poeta que compuso y recitó seis décimas espinelas llenas de devoción. La primera décima dice así: Linares celebra un día a la más hermosa Aurora que en Linarejos se adora, que es la divina María. Festeja con melodía haziendo bellos festines a la que los serafines la corona la componen; sol y luna se disponen a dar bestido y chapines. Terminadas las ocho décimas, otro poeta anónimo –que bien podría ser López Pinto–, le dedicó una canción en cinco estrofas he- terométricas que forman una Salve Regina completa y poetizada con el mejor gusto. Y por el mismo camino otro (o el mismo) cantó a la Virgen de Linarejos un Ave María en siete preciosas liras que van des- menuzando, verso tras verso, las palabras de la salutación angélica y la súplica elevada por los peregrinos que caminan por este mundo. Para no alargarme mucho en esta parte poética del manuscrito del Festín de López Pinto, diré con brevedad su contenido. Pero antes

112 Manuel Morales Borrero deseo recordar que estas poesías con todo el texto en prosa podrán leerse en el primer Apéndice de este libro, en el que trascribo ín- tegramente el contenido de este Festín, como he dicho en repetidas ocasiones. Siguiendo al Ave María poética, aparecen seis cuartetas asonan- tadas dedicadas a recordar los primeros momentos de la aparición. Comienza así: En un lentisco sagrado en tierra de Linarejos, una Pastora gallarda está guardando un Cordero32. A éstas le siguen cinco tercetillos populares de los que destaco el segundo: Alcanzarán su ventura mozos, jóvenes y viejos si se van a Linarejos. Tras los tercetillos aparece una chanzoneta con cinco estrofas, cinco redondillas, cuyos versos riman «en eco», y tras esto advierte el autor del Festín que a la salida de la Virgen de templo, en el camino hacia su santuario, se colocó una tarja adornada de mirtos olorosos, dentro de la que se escribió una «Letra», en nueve cuartetas asonan- tadas en las que se enfatiza la idea de que como María es Pastora, hoy abandona la ciudad y se va al campo a cuidar sus ovejas. También se colocó en lugar visible una redondilla para que otros poetas fueran glosándola, como así se hizo. La redondilla, que tiene toda las marcas huellas y señales de la mano de Alonso de Bonilla o de su hijo Andrés, dice así: La más clara vidrïera que le dio cabida al Sol, Virgen, fue vuestro farol porque Dios entrar pudiera. Estos cuatro versos fueron glosados en otras cuatro estrofas. Y López Pinto, detrás de todo este elenco poético que fue dedicado a la Virgen de Linarejos el día de su traslación al nuevo santuario, pone

32 Recordemos que la imagen se hallaba bajo unas piedras de las que la sacó Juan Xi- ménez. Luego, al día siguiente, ya se mostró sobre un lentisco.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 113 (siglos XVII y XIX) como colofón una letrilla compuesta por siete estrofas de cuatro ver- sos hexasílabos –a–a cada una, en las que se incita al pueblo a que hagan la salva a la Reina que ya viene haciendo jornada en carroza de oro desde las calles de Linares para hacer su parada y asiento en Linarejos.

Prosíguese la fiesta que se continuó a Nuestra Señora de Linarejos, celebrada en su santa casa nueva. Ya concluyeron las fiestas principales que los linarenses dedica- ron a su santa Patrona en los días 17 y 18 de octubre de 1666. Todavía en la tarde del lunes 18 se representó una divertida comedia en las cercanías del santuario, y tras ésta la gente regresó a sus casas y se entregó al descanso nocturno. Durante toda la semana se celebraron en el santuario misas y ceremonias religiosas a las que acudió el pueblo enfervorizado, hasta que llegó el domingo día 24. Los comisarios que habían intervenido más directamente en la culminación de las obras de construcción or- ganizaron una fiesta religiosa con misa solemne «de cuatro capas». Ofició dicha misa el prior don Pedro de Torres y en ella predicó elo- cuentemente el trinitario descalzo fray Andrés de Abarca sobre el tema de san Lucas Beatus venter qui te portabit. Gregorio López Pinto dedicó a este fraile dos octavas reales en las que alabó la sabiduría y elocuencia del orador, además de un soneto dirigido a los comisarios Luis de Cózar Tenorio y Alfonso o Alonso de Abarca Mosquera, como demostración de gratitud por haber concluido con su diligencia las obras del Santuario. Al soneto le sigue una larguísima Canción muy culterana escrita en doce estancias de diecinueve versos cada una33 por el licenciado Tomás de Aquino y dedicadas a la Inmaculada Con- cepción. Después de dicha Canción, en respuesta a ella y aludiendo a su larga extensión aparece una octava real cuyos primeros versos dicen: Canción, largo camino habías tomado por decir las grandezas de María [...]. Sigue a la octava rima un extenso madrigal y floresta a Nues- tra Señora de Linarejos escrito en versos heterométricos que riman en pareados, rima gemela, y describen poéticamente el trayecto que

33 A la última estancia le falta un verso.

114 Manuel Morales Borrero recorrió la sagrada imagen por las calles de Linares, el cariño con que fue acogida por los vecinos y el gozo que demostraron, para concluir con la entrada de la Virgen en su nueva casa: Y la bella María en su casa quedó con alegría. Al llegar aquí, el autor declara que no pretendía añadir más poe- mas, pero se encuentra obligado a insertar una composición que le fue enviada por una religiosa de la orden de Santo Domingo profesa en un convento de Sevilla. Su título es A la Encarnación del divino Verbo y embajada que trujo el ángel; se trata de una composición escrita en vein- tisiete cuartetas asonantadas de versos hexasílabos, y su contenido ya lo dice el título. Aunque López Pinto y Covaleda había prometido que se acaba- rían las poesías todavía encontramos en el manuscrito otras diversas. A la composición enviada por la monja sevillana le sigue ahora un largo abecedario escrito en veinticuatro décimas espinelas que, según el autor, colocaron en la puerta del nuevo santuario, «cada una en su curiosa y bien cortada tarja», el día en que la Virgen de Linarejos fue conducida a él. Estos abecedarios gozaron de cierta popularidad duran- te el Siglo de Oro español y se caracterizan porque todos los versos de cada una de las estrofas comienzan con la misma letra, de la A a la Z. Esta cualidad o norma les hace ser muy rígidos o encorsetados y, desde luego, monótonos; les falta inspiración poética, pero en ellos se patentiza el artificio ingenioso de sus autores. También se representó una comedia con tres jornadas y su loa, que fue impresa posterior- mente, según informa el autor. En ella se contempló el milagro que la Virgen hizo con el rey Zelimo de Marruecos quien se convirtió al catolicismo con toda su familia. Con anterioridad a estas celebraciones, el 3 de octubre llegó a Linares una relación impresa que contenía el milagro que la Virgen de Linarejos había realizado con Inés López, mujer de Juan de Tapia, ambos vecinos de Montoro. Creyendo el marido que su esposa lo en- gañaba, la arrojó al Guadalquivir desde lo alto de un puente y com- probó cómo el cuerpo se iba hundiendo. El marido volvió a su casa y, al entrar en ella, vio a su mujer que estaba rezando la Salve a Nuestra Señora de Linarejos, como lo tenía por hábito, pero esta vez dándole gracias por haberla salvado de la muerte. López Pinto desarrolla este

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 115 (siglos XVII y XIX) suceso en un titulado «Romance» que, como de costumbre, está com- puesto por cuartetas asonantadas y en número de veinticuatro. Después de esos versos el autor expresa que como resumen de toda su historia le han pedido que exponga, en un compendio poéti- co, todo lo que ha dicho en prosa a lo largo de su Festín: «Me fue pedi- do metrificase la gallardía de los soldados de la Virgen que con tantas galas y gastos zelebraron el Festín el día que la llevaron a su casa nueba con tanta solemnidad, grandeza y concurso como allí concurrió»34. Y en efecto, así lo escribe en un titulado Romanze único. Éste es, por su métrica, su sintaxis, por todo su estilo e incluso por su rima aguda en «o», similar en su técnica al primer Romance de la aparición, ¡como que ambos han sido escritos por el mismo autor! Si simplemente nos hubiéramos detenido a considerar lo que está indicado en la última cuarteta de la «aparición», la que hace el número 55, tendríamos que aceptarlo sin más dudas. En ella leemos: Lo demás de este digreso haré nueba relazión hasta los tiempos presentes en otra nueba canción. Es decir, que el mismo autor del Romance de la aparición va a es- cribir «otra nueva canción» en la que relatará líricamente los sucesos que ocurran hasta el momento presente, año 1669. Esas últimas cuar- tetas asonantadas, en número de cuarenta y ocho, pueden leerse des- de el folio 86r hasta el 91r y, aparte de que el autor las llama también «Romance», van encabezadas con el título de Breve razón del festín y sumario de la obra nueba que con limosnas hizo la villa de Linares a Nuestra Señora de Linarejos quando se acabó la obra a 17 de octubre. Para poner broche a su historia, López Pinto va a dedicar los folios finales, desde el 91v hasta el 98v, a cantar las excelencias, «ala- banzas, atributos y grandezas de María Santísima Virgen y Madre, Señora nuestra». Las escribe con tal profusión de citas latinas, casi todas tomadas de pasajes de la Sagrada Escritura y algunas otras de los clásicos latinos, que la lectura de estos últimos folios se hace tedio- sa, pero a la vez demuestra la enorme cultura bíblica y humanística que poseyó su autor. En diversos lugares dichas citas latinas no están

34 Festín, fols. 85v–86r.

116 Manuel Morales Borrero expresadas con su debida co- rrección ortográfica, pero el fa- llo puede deberse al que hizo la transcripción desde el original, o bien a que el autor citaba de memoria. El texto del Festín conclu- ye propiamente en el folio 98 verso con estas últimas pala- bras: «... a ti, Señora, que bives y reynas con el Padre y el Hijo y Espíritu Santo en todos los si- glos de los siglos. Amén». E in- mediatamente agrega en latín: «Sub Corretione Sancte Romane Eclesie», que era la forma con la que muchos clérigos, finaliza- ban sus sermones y sus escritos sagrados en general, y expresa- ban, sintetizándolo, con estas iniciales: O.S.C.S.R.E. que significan, como indiqué en otro lugar, Omnia Submitto Correctione Sanctæ Romanæ Ecclesiæ; fórmula con la que el orador o escritor declaraba que todo lo que había expresado hasta el final lo sometía a la corrección o al juicio y criterio de la santa Iglesia de Roma. Esto nos confirma algo que ya sabíamos: que el autor fue un clérigo; circunstancia que se acrecienta con la cantidad de citas latinas que ya hemos observado. En los dos folios últimos del manuscrito inserta una Letra que le dijo un devoto suyo «a la Inmaculada Concepción de la Santísima Vir- gen María Madre de Dios y Señora nuestra». Está compuesta por diez redondillas que me recuerdan mucho el estilo de Alonso de Bonilla, o acaso el de su hijo Andrés, de quienes he dado alguna noticia.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 117 (siglos XVII y XIX)

Capítulo tercero Dos Historias paralelas escritas en el siglo XIX

ay otro autor de cuya actividad literaria deseo hablar en este capítulo: Antonio Cobo y Velasco natural de Linares, de quien Hexisten en la actualidad dos manuscritos con el mismo título, con casi idénticos contenidos y fechados ambos en el mismo año. Ade- más de incidir en sus manuscritos sobre lo tratado por López de Co- valeda, añadió nuevas particularidades de sucesos anteriores y com- pletó sus dos libros con noticias de los acontecimientos posteriores más destacados. En sus dos obras originales este cronista considera la historia de Linares desde los tiempos más antiguos, se detiene en ella con más proligidad a como lo hizo Gregorio López Pinto y prolonga dicha historia hasta sus días, completando en 1857, de su puño y le- tra, dos relaciones de más amplia cronología que extendería en una de ellas con un suplemento terminado cuatro años después, 1861. A dichas relaciones les puso el título de Historia de la Milagrosísima Imagen de María Santísima de Linarejos, Patrona de la villa de Linares, Obispado de Jaén, y antigüedades de dicha Villa. Estas Historias son la refundición y continuación de otra breve obra que en 1799 había dejado escrita su padre llamado Miguel Cobo García del Cañuelo, cuyo original se perdió y a la que su autor había dado el título de Festín que la villa de Linares celebró a su patrona María Santísima de Linarejos cuando la lleba- ron a su santo y nuebo templo con su aparición y Milagros, y antigüedades de dicha villa según declara su hijo; título que coincide casi en todo con el del manuscrito que Gregorio López Pinto y Covaleda había termi-

 Realmente López Pinto nunca pretendió escribir una historia de Linares, sino dar a conocer los hechos concernientes a la Virgen de Linarejos y al nuevo Santuario de 1666, como indica el título de su obra.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 119 (siglos XVII y XIX) nado en 1669. De Antonio Cobo y Velasco, de su padre Miguel y de otros antepasados di numerosas noticias en un trabajo publicado en el quinto Elucidario de marzo de 2008; por consiguiente no voy a repetir aquí todo lo que dejé escrito en dicho estudio, pero sí tomaré algunas de las referencias allí dadas que me servirán en parte para completar el presente capítulo. Queda bien claro, pues, que de la Historia de Cobo y Velasco se conservan en el momento presente dos manuscritos; los dos fechados en el mismo año, compuestos y firmados de su puño y letra y muy similares, aunque no idénticos, puesto que en sus textos existen di- vergencias evidentes Algunos atribuyen la Historia a Miguel Cobo García del Cañue- lo, padre de Antonio Cobo, pero esta atribución no la considero muy apropiada: en primer lugar porque la obra de García del Cañuelo ha desaparecido; y en segundo porque, aunque Cobo y Velasco tomase muchas ideas del cuaderno de su padre, el verdadero autor de la cró- nica que hoy conocemos es Antonio Cobo y Velasco, quien fecha los dos ejemplares de su Historia de la Milagrosísima Imagen de María Santí- sima de Linarejos en 1857, aunque a uno de ellos le agregase después otras efemérides linarenses que se extienden hasta 1861. Estos dos manuscritos de Antonio Cobo han permanecido inéditos hasta este momento. Existe en el Santuario un tercer manuscrito sin encuadernar; pero éste es una copia parcial, hecha por Miguel Garrido y Garrido en el año 1842, de otra segunda copia del Festín de Gregorio López; cons- ta sólo de veinte folios. El copista se ha limitado a transcribir arbitra- riamente algunos pasajes, con una pésima ortografía impropia incluso del siglo XIX, cometiendo algunas equivocaciones, y ha mutilado todo lo demás del excelente libro de López Pinto. No nos ocuparemos de él porque no tiene ningún valor. Los manuscritos estaban custodiados por el rector del Santuario quien los guardaba en su dormitorio, pero a partir del año 2000 se guardan en la Sala de Mantos juntamente con otros documentos y objetos valiosos.

 Manuel Morales Borrero «Miguel Cobo García del Cañuelo y Antonio Cobo y Velasco, historiadores locales de Linares», en Elucidario, Seminario Bio-bibliográfico Manuel Caballero Venzalá, nº 5, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, marzo 2008, págs. 9-25.

120 Manuel Morales Borrero Antonio Cobo y Velasco

El padre de Antonio Cobo y Velasco se llamó Miguel Cobo Gar- cía del Cañuelo. Sólo se conocían dos o tres datos de la vida de este historiador local del siglo XVIII. Su hijo Antonio Cobo y Velasco le confiere el título de bachiller, pero no añade ninguna otra noticia familiar en la Historia manuscri- ta que conservamos. Hemos de advertir que la inmensa mayoría de documentos que existieron en los archivos parroquiales y en el municipal en Linares se perdió irremediablemente en la Guerra Civil; por consiguiente estábamos faltos de noticias sobre dicha fa- milia, hasta que uno de sus des- cendientes, tataranieto de Anto- nio Cobo y Velasco, residente en Jaén, llamado Enrique Martínez Cobo, ha tenido la generosidad de proporcionarme una abun- dante documentación que guar- da celosamente en unas carpetas Carpeta que contiene los documentos de su archivo familiar y abarca relativos a la familia Cobo y Velasco. varias generaciones. Los nume- rosos datos que me proporcionó el señor Martínez Cobo pude completarlos con las informaciones con- tenidas en los testamentos que he hallado en diferentes protocolos que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Jaén, sección Linares. A los padres y antepasados de Antonio Cobo y Velasco ya me re- ferí abundantemente en mi artículo mencionado. Por no repetir aquí todo lo que dije en dicho Elucidario, me limitaré a la figura del autor y omitiré todo lo demás. Quien desee noticias de otros miembros de la familia podrá leerlas allí. Antonio Cobo y Velasco, hijo de Miguel Cobo García del Cañue- lo y de María Dolores Velasco y Talavera, vio la primera luz en Linares, en la misma casa en la que nació y habitó su padre (calle Marqués de Linares, antigua calle Chimeneas, número 40), el 29 de abril de 1801.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 121 (siglos XVII y XIX) Parte de la casa que fue propiedad de Miguel Cobo García del Cañuelo y por el viceprior de la Iglesia parro- en la que también habitó su hijo quial de dicha ciudad, el bachiller Antonio Cobo y Velasco. don Rafael Escovosa, con fecha 20 de abril de 1826, y certifica que los Al día siguiente, 30 de abril, fue datos que transcribe literalmente bautizado en la Iglesia parro- se encuentran «en el libro veinte quial por el presbítero Juan de y nuebe de Bautismos que se guar- Chiclana quien le impuso los da en el Archivo de esta Iglesia, nombres de Antonio Pedro Juan al folio ciento setenta y quatro». José María Domingo Ramón; y Antonio Cobo y Velasco falleció en fueron los padrinos sus abuelos Linares el 24 de julio de 1865. maternos, José María Velasco y Talavera, e Isabel María Talave- Fue un hacendado que dis- ra y Madueño. Estos primeros frutó de una posición muy des- datos están contenidos en su ahogada, y entre otras posesiones partida de bautismo cuya copia había heredado de su padre diver- legalizada en papel del sello fue firmada y rubricada en Linares  Archivo de don Enrique Martínez Cobo.

122 Manuel Morales Borrero sas vinculaciones que le correspondían como primogénito. En una fecha que desconocemos se casó con Mariana Gutiérrez Bajel, con la que tuvo seis hijos que él nombra por su orden de mayor a menor: María Dolores, Miguel, Mariana, Francisco, Antonio y Rafael. Los dos últimos no habían llegado todavía a la mayoría de edad en agosto de 1861 que es cuando otorga su testamento ante el escribano Eufrasio Garrido Ramírez, y con tal motivo les nombra tutores que serán su hijo mayor el ya presbítero Francisco Cobo Gutiérrez viceprior de la Iglesia parroquial para Antonio, y para Rafael nombra a Pedro Pretel que declara ser su yerno y, por lo tanto, cuñado del muchacho. En su testamento Antonio Cobo y Velasco declara que ya es viudo y que posee varios vínculos que lega a su hijo Miguel, el mayor de los va- rones, porque prevalece el varón sobre la hembra. De no ser así ha- brían recaido sobre María Dolores, la primogénita. Con anterioridad a su testa- mento, en el año 1850 y en presen- cia del escribano Eufrasio Garrido, había hecho una escritura de par- tición de todas las vinculaciones, declarando de libre disposición la mitad de ellas y la otra mitad para el primogénito; en dicha escritura constan además los nombres de los fundadores. Y ahora declara lo que lleva gastado de modo excepcional en cada uno de sus hijos. Primer folio del testamento de Antonio A su hijo Miguel le ha dado Cobo y Velasco. 12.640 reales de vellón para redi- mirle del servicio militar, cantidad que había depositado en los orga- nismos correspondientes de Jaén y Úbeda, y lo recuerda para que se le descuente a la hora de repartir su herencia. A su hija Mariana, para sus gastos cuando se casó con Pedro Gar- cía Pretel, le dio a cuenta de sus legítimas 20.000 reales de vellón.

 A.H.P.J., leg. 15289, escr. Eufrasio Garrido Ramírez, fecha 14 de agosto 1861, fols. 700r-706v.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 123 (siglos XVII y XIX) Con su hijo Francisco ha tenido que hacer numerosos pagos, cantidades que les serán descontadas cuando llegue la hora. Para re- dimirle del servicio militar en Madrid, 1.000 reales de vellón. Para proporcionarle la cuarta capellanía instituida por Juana Díaz y Simón Ruiz de Pozas, le dio 2.600 reales de vellón. En los años que ha cursa- do estudios en el seminario de Baeza, gastos en libros hasta conseguir el título de bachiller en Sagrada Teología y ordenarse de sacerdote, ha recibido 15.750 reales de vellón. Finalmente para ayudarle en un pleito por un patronato en Mancha Real, le entregó 600 reales más todo en moneda de vellón. Importa el total 23.150 reales, que deberá descontar de su herencia. En su hijo Antonio ha gastado, a cuenta de sus legítimas, 6.000 reales para eximirle del servicio militar. En los estudios que realizó en Madrid hasta alcanzar el título de Ingeniero, incluidos viajes y libros, 9.710 reales; cantidad que sumada a la anterior da un total de 15.710 reales. Pero como todavía le faltan dos años para terminar su carrera, este total será más elevado y también se le descontará de su legítima. Finalmente a Rafael le ha entregado, a cuenta de dicha legítima, 5.600 reales de vellón para cubrir los gastos de libros de texto y es- tudios en el seminario hasta obtener las órdenes de tonsura y grados que ya posee. Pero como todavía le faltan tres años para concluir la carrera eclesiástica, en su momento se le añadirán los gastos que haya hecho hasta ese día; gastos que el propio Antonio Cobo y Velasco irá anotando si Dios le da vida. Añade el testador que su hija mayor no ha recibido ninguna cantidad, por lo que no se le descontará nada, pero además quiere premiarla con una mejora de 1.000 ducados para que se los repartan a medias sus dos hijas, María Dolores y Mariana. Tiene también una gratitud con su vieja criada Rafaela Cobaleda «en atención al largo tiempo que me ha servido» y le lega la cantidad de cien reales de vellón, pero le indica que ha de permanecer en la casa hasta que él muera. Además lega a otra criada, Juana Román, cuarenta reales, y a su criado Sebastián Zamora la cantidad de ochenta reales de vellón, a ambos con la misma condición de permanecer en la casa hasta su fallecimiento. Y como sus hijos Antonio y Rafael son menores de veinticinco años, nombra como tutores y curadores de ambos a su hijo mayor Francisco Cobo Gutiérrez, que ya en ese momento es presbítero y vi- ceprior de la Iglesia parroquial de Linares, y a Pedro García Pretel que

124 Manuel Morales Borrero es el marido de su hija Mariana y por lo tanto, cuñado de los dos meno- res. Finalmente nombra a sus seis hijos herederos universales de sus bienes. La firma de don Antonio Cobo y Velasco aparece al final de su testamento juntamente con la del es- cribano Eufrasio Garrido. Pensamos que Mi- Final del testamento de Antonio Cobo y Velasco con su firma guel, como primogénito masculino y por tanto heredero de una buena parte de la fortuna de su padre, no hizo estudios superiores y sabemos que hasta finales de 1864 permanecía soltero. También soltera permanecía hasta la misma fecha la hermana mayor, María Dolores, y lo mismo podemos decir del penúltimo llamado Antonio, quien finalizó y ejerció la carrera de Ayudante de Ingeniero de Mi- nas. Los otros dos hermanos, Francisco y Rafael fueron clérigos y lograron importantes dignida- des eclesiásticas dentro de Lina- res. De lo que se deduce que la única que se casó fue Mariana, a no ser que alguno de los solteros seglares –María Dolores, Miguel o Antonio– contrajese matrimonio despues de noviembre de 1864. Los datos que he dejado ex- presados en el párrafo anterior los he tomado del contenido de un codicilo que don Antonio Cobo y Velasco añadió a su testamento, ante Eufrasio Garrido Ramírez, el día 22 de noviembre de 1864, del

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 125 (siglos XVII y XIX) cual el mismo notario sacó copia literal y firmó en Linares, con fecha primero de septiembre de 1866, a instancias de Francisco Cobo Gutié- rrez, tras la muerte de su padre Antonio Cobo y Velasco, quien había fallecido el 24 de julio de 1865. Síntesis genealógica de esta familia: Bisabuelos de Antonio Cobo y Velasco por línea paterna: Miguel Antonio Cobo Perales y Mosquera, y María Magdalena de Pié- drola Zambrana Lince y Palma. Bisabuelos por línea materna: Juan Antonio García del Cañuelo y Granados, y María Catalina Madueño de la Peñuela Rus de las Navas. Abuelos por línea paterna: Antonio Juan Cobo Perales y Piédro- la, y María Luisa García del Cañuelo Rus y Navas. Abuelos por línea materna: José María Velasco y Talavera, e Isa- bel María Talavera y Madueño. Todos los mencionados hasta aquí nacieron en Linares, excepto su abuelo materno, José Ma- ría Velasco y Talavera, que nació en la ciudad de Jaén. Padres: Miguel Cobo García del Cañuelo y María Dolores Velas- co y Talavera, ambos naturales de Linares. Tuvieron tres hijos: Antonio, María Luisa e Isabel María Cobo y Velasco. Antonio Cobo y Velasco, nacido en Linares, se casó con Ma- riana Gutiérrez Bajel, con la que tuvo seis hijos: María de los Dolores, Miguel, Mariana, Francisco, Antonio, y Rafael Cobo y Gutiérrez.

Historia de la Milagrosísima Imagen de María Santísima de Linarejos, Patrona de la villa de Linares, Obispado de Jaén, y antigüedades de dicha Villa Concluidas estas referencias, volvemos al manuscrito. El tex- to original de García del Cañuelo quedó casi olvidado después de la muerte de su autor y pasados los años se encontraba en un lamen- table estado de conservación. En 1824 y antes de que se deteriorase más, su hijo Antonio Cobo y Velasco hizo un bosquejo de su conteni-

 La copia se halla en el Archivo de don Enrique Martínez Cobo; y el original de esta copia, es decir el codicilo que firmó Antonio Cobo en 1864, se encuentra en el A.H.P.J., leg. 15293, escr. Eufrasio Garrido y Ramírez (quien aquí ya se llama Notario), fecha 22 de noviembre 1864, fols. 1444r1446r.

126 Manuel Morales Borrero do que remitió a la cofradía de la Virgen de Linarejos, por mano de su secretario, para que fuera entregado al orador que en ese año haría el panegírico en las fiestas de la Virgen de Linarejos. Dicho orador fue un misionero del convento de San Buenaventura situado extramuros de la ciudad de Baeza. El anterior predicador, el trinitario descalzo fray Manuel de San Antonio Agredano, asignado a la parroquial de Linares, quien todos los años pronunciaba el sermón en las fiestas de dicha Virgen, había fallecido quedando el texto que usaba para sus sermones en lugar ignorado; y su sustituto pudo hacer el panegírico de Li- narejos con los datos proporcionados por el hijo del autor de dicha historia. Este segundo documento se perdió también y no ha vuelto a saberse de él nada más. En 1857 Antonio Cobo dejó completo hasta esa fecha (que luego ampliaría hasta 1861) un nuevo texto basado en el paterno, y escribió de su puño y letra dos originales firmados por él mismo, a los que dio el título de Historia de la Milagrosísima Imagen de María Santísima de Linarejos, Patrona de la villa de Linares, Obispado de Jaén, y antigüedades de dicha Villa. Ambos manuscritos tienen divergencias, algunas de las cuales señalaré más adelante. En su conjunto la obra está escrita con un estilo poco brillante y esto da lugar a que, en ocasiones, haya confusión y oscuridad en la exposición de las ideas. Hay que leer con precaución lo que el autor expresa a veces referente a historias primitivas; pero el manuscrito tiene interés en cuanto que nos informa sobre las vicisitudes del culto a la patrona de Linares, nos rescata jirones desconocidos de la antigua villa y nos descubre otras efemérides interesantes.

 Debido a la supresión de monasterios y conventos, según órdenes dictadas por las Cortes Generales y firmadas en palacio con fecha 25 de octubre de 1820, por las que se mandaban suprimir los monasterios y comunidades de órdenes religiosas y que sus miembros pudieran secularizarse con ayuda económica del Estado, sabemos que este fraile, que era de edad de sesenta y seis años y que había tenido el cargo de predicador en la iglesia parroquial de Linares por espacio de treinta años, pidió la secularización. Y no pudiendo desplazarse a Jaén «por su avanzada edad», con fecha 23 de mayo de 1821 nombró al procurador de número don José García de la Mata para que lo representase ante el Jefe político de la provincia y ante el Tribunal eclesiástico. Todo esto puede leer- se en A.H.P.J., leg. 15206, escr. Andrés Carvajal, año 1821, fols. 86r-87r.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 127 (siglos XVII y XIX) En la actualidad existen dos originales autógrafos de esta Histo- ria; ambos están firmados en 1857 por Antonio Cobo y Velasco, como he dicho más arriba. Quizá muchos conozcan el manuscrito que se guarda en el Santuario de Nuestra Señora de Linarejos; pero casi na- die tiene noticia de la existencia del segundo. El primer manuscrito perteneció al linarense Federico Ramírez y de éste pasó a Juan Sán- chez Caballero quien lo donó en 1968 a la cofradía de la Virgen de Linarejos en cuyo Santuario se encuentra hoy, y lo denominaremos VL. Por estar más incompleto en sus datos nos pareció que era cro- nológicamente anterior al segundo que es propiedad del que escribe estas líneas; y lo he denominado con las siglas MB (Morales Borrero). Obviamente este manuscrito se halla en mi biblioteca y lo adquirí hace bastantes años en la casa de un librero anticuario. La suposición de que este segundo original MB es posterior, nos la ha confirmado unanota escrita por Antonio Cobo Velasco que apa- rece en el vuelto de la portada del manuscrito VL, en donde leemos: «Nota.– Se advierte que hay otro Libro con más extensión, com- puesto posteriormente al presente, donde se refieren con más por- menores los prodigios de Nª. Sª. Mª. de Linarejos, lo que se advierte para que no parezca malicia o equivocación, pero absolutamente es poca la diferencia. Es propiedad». A pesar de la afirmación de que «es poca la diferencia», yo he encontrado claras diver- gencias. El manuscrito MB está fechado al final de la Introduc- ción, en donde el autor estam- pa su firma y rúbrica, el 30 de abril de 1857. El manuscrito VL indica el año al final de la misma Introducción, pero deja en blanco el mes y el día; este primer original, al ser anterior como afirma su autor, fue ter- minado sin duda antes de la fe- cha indicada.

128 Manuel Morales Borrero El Ms. Virgen de Linarejos (VL)

El primer manuscrito, al que denomino VL (Virgen de Linarejos) porque es el que se guarda en el Santuario, consta de noventa y ocho folios numerados a lápiz, más el que hace de portada; noventa y nueve en total. El tamaño de los mis- mos es de 215 x 155 mm. y la caja de escritura es de 205 x 145 mm. El texto ocupa casi toda la plana sin dejar apenas márge- nes. El papel es del tipo vergé y tiene marcas: «B». y «C. y. O». También aparece en algunas ho- jas una filigrana incompleta que podría ser un florero. El libro se encuentra sin cubiertas; sólo está cosido por el lomo. Todo este volumen está protegido por una sobrecubierta hecha con dos tablas delgadas de madera de cedro unidas entre sí por una pieza ancha de cuero que per- mite articularlas, y ahí encaja el lomo del libro. A lo largo de Portada del manuscrito «VL». dicha pieza de cuero aparece en letras impresas: Manuscrito de Miguel Cobo García del Cañuelo. Las tapas de madera, que miden 240 x 185, llevan también, en el centro de la parte delantera, una correilla para atarlas. En la portada leemos el siguiente título: Historia de la Milagrosi / sima Imagen de Maria Santi / sima de Linarejos Patrona de / la Villa de Linares Obispado­ / de Jaén y antiguedades de dicha / villa. / Compuesta Por D. Miguel Cobo / Garcia del Cañuelo y añadida / por su hijo D. Antº con la Isto / ria contemporanea de dicha Sobera / na Imajen­ y su Novena / Año de 1857. Linares Imprenta de / Carrasco­  y compañia. Revisada / por la autori- dad Eclesiastica.

 Nosotros preferimos darle el nombre de su hijo Antonio Cobo Velasco, que fue quien lo rehizo y amplió, completándolo en su totalidad.  Juan Sánchez Caballero en su «Breve historia de la Feria de Linares» asegura que en el siglo XIX hubo en dicha ciudad una Tipografía de Ramón Carrasco.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 129 (siglos XVII y XIX) Incluye después una Nota en el vuelto del folio que hace porta- da, en la que advierte sobre la existencia de otro manuscrito original, (nota que hemos transcrito más arriba) y le sigue una Introducción por Antonio Cobo y Velasco, firmada en Linares, 1857 (pero sin mes ni día). El contenido del manuscrito se desarrolla de acuerdo con los siguientes capítulos: Cap. 1º Primeros pobladores de las comarcas.- Cap. 2º Edifica- ción de Cástulo y Castillo de Linares.- Cap. 3º Entrada de los Car- tagineses en España.- Cap. 4º El Castillo de Linares pasa a poder de Aníbal.- Cap. 5º Destrucción de Cástulo y salida de Aníbal de España.- Cap. 6º El castillo de Linares pasa al poder de los Romanos y después al de los Godos.- Cap. 7º Entrada de los Moros en España.- Cap. 8º El castillo de Linares pasa a poder de los Moros.- Cap. 9º Proclama- ción de D. Pelayo por Rey de León.- Cap. 10º El Castillo de Linares es conquistado por S. Fernando.- Cap. 11º Destrucción y ruinas del Castillo de Linares.- Cap. 12º Aparecimiento de varias Imágenes de María Santísima en España.- Cap. 13º Aparecimiento de la Imagen de María Santísima de Linarejos.- Cap. 14º Fundación de un nuevo Templo a María Santísima de Linarejos.- Cap. 15º Diligencias y pre- parativos para celebrar la Dedicación del nuevo Templo.- Cap. 16º Procesión y fiesta de Dedicación del nuevo templo a María Sma. de Linarejos.- Cap. 17º Coplas y versos para la fiesta.– Cap. 18º Artífi- ce que fabricó la Imagen de María Santísima de Linarejos.- Cap. 19º Nuevo Camarín y Sacristía del templo de Linarejos.- Cap. 20º Origen de la fiesta anual [a] MaríaS antísima de Linarejos llamada la fiesta del Voto.- Cap. 21º Indulgencias concedidas a la Imagen de María San- tísima de Linarejos.- Cap. 22º Plaga de la Hambre [Sequías, Oración y Coplas].- Cap. 23º Plaga de la Peste.- Cap. 24º Plaga de la Guerra.- Cap. 25º Varios Milagros obrados por María Sma. de Linarejos.- Cap. 26º Continuación de los Milagros de Ma. Sma. de Linarejos.- Cap. 27º Explicación de el Culto debido a Dios, a María Santísima y a todos los santos. [Sólo aparece el título, pero no hay texto].- Cap. 28º Fun- dación de la cofradía de Mª. Sma. de Linarejos.- Cap. 29º Prosigue el mismo asunto que el anterior.- Cap. 30º Origen de los Paseos y fuente de Linarejos.- Índice de los capítulos.- [Después sigue:] Novena a María San / tisima de Linarejos Patro / na de la Villa de Lina / res en la Provincia de / Jaén. Año de 1857 / Autor D. Antonio Cobo y / Velasco vecino y natural / de dicha Villa / Es propiedad / Linares Imprenta de Carras / co y compª [pero

130 Manuel Morales Borrero no llegó a imprimirse].– ­Origen de la Novena.- Modo de hacer la No- vena.- Modo de rezar el Smo. Rosario.- Letanía de nuestra Señora.– [Y texto sobre lo que debe rezarse en cada uno de los nueve días].- Coplas que en la Novena que desde el día 24 de Noviembre hasta el 3 de Diciembre de el año de 1856 se cantaron por la capilla de Música de la parroquial de Li- nares en cuya Iglesia se celebró.- [Finaliza el manuscrito con otras Coplas, Antífona y Oremus]. En el folio que hace portada de la Novena a María Santísima de Li- narejos..., se lee: «Autor: D. Antonio Cobo y Velasco, vecino y natural de la dicha villa. Es propiedad. Linares». Sin embargo, en el manus- crito que yo conservo, Cobo y Velasco se expresa con otras palabras y advierte que dicha Novena está «recopilada y añadida por D. Antonio Cobo y Velasco, vecino y natural de la misma villa». El capítulo 27 titulado «Explicación del culto debido a Dios, a María Santísima y a los santos» está completo en el manuscrito Mo- rales Borrero. Sin embargo, en el que guarda la Cofradía este capítulo sólo está anunciado con su título, pero no hay texto alguno; pasa in- mediatamente al capítulo 28. En el manuscrito VL no aparece ninguna lámina con la imagen de la Virgen de Linarejos, mientras que en el MB vemos al comienzo, nada más abrir el libro, como si fuera un frontis, una preciosa y creo que desconocida litografía que representa a dicha imagen. En el vuelto del último folio del manuscrito VL el autor añade como final sólo los cuatro primeros versos de unas coplas Pastora María, la de Linarejos, salva tus ovejas, pues a tu amparo vienen. y advierte: «Estas coplas están en el otro cuaderno copiadas». En efec- to, aparecen completas en el manuscrito MB y son nada menos que veintiocho estrofas. No voy a entrar en un estudio comparativo entre ambos textos, pero sus diferencias se advierten en la edición que he preparado de ellos por el sistema de textos paralelos enfrentados a dos columnas, que pienso publicar en otra ocasión.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 131 (siglos XVII y XIX) El Ms. Morales Borrero (MB)

Refiriéndome ahora al manuscrito al que he denominado como MB, cuyo texto completo voy a incluir en el segundo Apéndice de este libro, he de decir que lo adquirí hace bastantes años en un anticuario. Me ocuparé de él más ampliamente por considerarlo más completo que el VL, y comenzaré diciendo que es un libro misceláneo en el que An- tonio Cobo, respetando en líneas generales todo lo escrito por su padre (así lo suponemos), lo reformó por completo, añadió las historias de la fiesta llamada del Voto, del origen de la cofradía de Linarejos, de los milagros de su Virgen y las indulgencias concedidas; asimismo dio no- ticia del origen de los paseos y de la fuente de Linarejos. Introdujo un repertorio de coplas y le agregó la Novena a María Santísima de Linarejos. Y en 1861 amplió el mismo libro con un Suplemento de la Historia de María Santísima de Linarejos que aparece igualmente autógrafo y encua- dernado casi al término del manuscrito que nos ocupa; después, como final, el autor escribe tres adendas con la recomendación de que sean incluidas en los lugares que indica, y así las he transcrito en el texto. Las dos primeras adendas, entre las que van unas coplas, han quedado in- sertas en el capítulo 22, Plaga del Hambre; y la tercera en el capítulo 23, Plaga de la Peste. En resumen, el hijo amplió y reformó el manuscrito paterno añadiendo después las noticias que se fueron acumulando en el transcurso de sesenta años largos, desde 1799 hasta 1861.

132 Manuel Morales Borrero La Novena se empezó a celebrar en Linares para alcanzar las llu- vias que tanto escasearon en aquel tiempo; Cobo y Velasco declara que para redactar el texto de dicha novena tomó como modelo la que se celebraba antiguamente en honor de nuestra Señora de Zocueca en Bailén. Y hace cincuenta años el franciscano Jesús Ibáñez, que fue rec- tor del Santuario, publicó otra Novena a Nuestra Señora de Linarejos, Patrona de Linares, cuya segunda edición terminó de imprimirse en los primeros días de septiembre de 1957, coincidiendo con la fecha de celebración del segundo centenario de su patronazgo, según la creen- cia general que ha habido hasta ahora. Pero hoy sabemos que no es así, porque según un certero y documentado estudio del investiga- dor Félix López Gallego publicado en el cuarto número de la revista bio–bibliográfica Elucidario10, la proclamación de Patrona de Linares no tuvo lugar el primer día de septiembre de 1757 sino el primero de noviembre de 1783. Ni fue el obispo don fray Benito Marín, sino don Agustín Rubín de Ceballos quien la proclamó por tal. Que no había sido declarada Patrona en 1757 lo prueba suficien- temente el señor López Gallego con la transcripción de diversas actas capitulares; por ejemplo, la celebrada el 8 de enero de 1784, siendo ya obispo don Agustín Rubín de Ceballos, en la que se pide «que tengan efecto las diligencias practicadas en el año pasado de mil setecientos cincuenta y siete por esta Noble Villa, a fin de que se declare por Patrona y protectora de este Pueblo a Nuestra Señora de Linarejos»11. En la transcripción de otra acta capitular, de 26 de febrero de 1784, leemos: «se incluye el Decreto puesto por el Iltmo. Señor Don Agustín Rubín de Ceballos, Inquisidor General […], por el que su señoría Ilustrísima se ha servido declarar, confirmar y aprobar por Patrona de esta Villa y su común de vecinos, a dicha Sagrada Imagen de María Santísima Señora Nuestra con el título de Linarejos, que se venera en su Santuario»12. Y el mis- mo López Gallego transcribe otra acta capitular de fecha 30 de junio de 1784 en la que podemos leer que estando ya próxima la fiesta de

 En la Imprenta Segundo, Linares, 1957. 10 Félix López Gallego, «Documentos sobre un error histórico relacionado con el pa- tronazgo de Ntra. Sra. de Linarejos. A la villa de Linares», Elucidario, nº 4, Jaén, Institu- to de Estudios Giennenses, septiembre 2007, págs. 281–292. 11 Ibid., pág. 284b. 12 Ibid., pág. 288a.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 133 (siglos XVII y XIX) Nuestra Señora de Linarejos, deberían ir pensando en «la solemni- dad con que ha de celebrarse, con particularidad en este año primero del Patronato de dicha Soberana Imagen»13. A partir del citado trabajo se ha creado en Jaén una corriente de opinión favorable a la nueva fecha, porque los datos que presenta este investigador linarense son tan in- controvertibles y concluyentes que no dejan ni un resquicio para la duda, y hemos de rendirnos ante la evidencia de sus argumentos. Terminado ya el paréntesis que precede, vuelvo a mi manuscrito para decir que tiene un total de 182 páginas de lectura; están nume- radas a lápiz, aparte de la hoja de portada y otra previa en la que se muestra el grabado que reproduzco aquí. Ha sido encuadernado a la holandesa y en la piel del lomo se lee: Virgen de Linarejos. En la parte interior de la cubierta lle- va mi ex libris. Las hojas miden 228x160 mm. y todas ellas van marcadas en el ángulo superior izquierdo con un sello en seco ovalado que muestra la figu- ra de un león en el centro, y la siguiente leyenda alrededor: «Gosálvez y Cª * Villalgordo del Júcar»14. La caja de escritura, de 218x148 mm., ocupa práctica- mente toda la página sin dejar apenas espacio para los márge- nes. Al abrir el libro aparece una hoja de papel de estracilla que lleva pegada una tira de papel en la que están impre- sas estas palabras: «Virgen de Linarejos». Pasando esta hoja, que yo considero de guarda, le sigue una estampa o lámina grabada con un tórculo15 y en dicho grabado se representa la imagen de la Virgen de

13 Ibid., pág. 292a. 14 Villalgordo de Júcar es un pequeño pueblo de la provincia de Albacete que tiene actualmente 1.328 habitantes. 15 En el manuscrito VL no existe dicho grabado.

134 Manuel Morales Borrero Linarejos con rostrillo, sobre unos lentiscos, ángeles a los lados y edi- ficaciones al fondo. Texto que figura al pie del grabado: Milagrosísima Imagen de Nuestra Señora de Linarejos aparecida sobre un lentisco en el término de la Villa de Linares, Obispado de Jaén, que se benera en su Santuario, extramuros de dicha Villa. El Illmo. Sr. Obispo de Jaén Inquisidor General concede 40 días de indulgencia rezando una Avemaría, Salve o Rosario. A deboción del Marqués de Fontanar. Deducimos por el texto anterior que esta rara lámina –que sólo he visto reproducida en mi libro–, hubo de ser impresa necesariamen- te a partir del año 1784 porque en ella leemos que «El Ilustrísimo Señor Obispo de Jaén, Inquisidor General, concede 40 días de Indul- gencia rezando una Ave María, Salve o Rosario». Este obispo fue don Agustín Rubín de Ceballos quien rigió la diócesis de Jaén desde diciembre de 1780 hasta su muerte ocurrida en Madrid el 8 de febrero de 1793. Pero como no fue nombrado In- quisidor General hasta el año 1784, por eso establecemos el límite indicado anteriormente para el diseño e impresión de dicho grabado que aparece como frontispicio en el manuscrito de mi propiedad. Des- pués leemos: «A devoción del Marqués de Fontanar». Este marqués se llamaba Pedro Díaz de Mendoza y Suárez y fue Caballero de la orden de Santiago. El 29 de junio de 1761 el rey Carlos III lo nom- bró Marqués de Fontanar. Residió en Madrid y temporalmente en Linares en donde, además de otras propiedades, tuvo un palacio en la calle Chimeneas nº 15 (actualmente calle Marqués de Linares). Su hijo Cayetano Díaz de Mendoza vendió en el año 1800 dicho palacio a Mateo de Murga Michelena (alias «el Indiano») y un hijo de éste llamado José fue distinguido por don Amadeo de Saboya con el título de Marqués de Linares. En la lámina que comentamos, en la parte inferior izquierda está representada la fuente del Pisar, según aguda observación de Fé- lix López Gallego, y así podemos verla si la miramos con atención. En el folio que le sigue aparece la portada: Historia de la Mila / grosísima Imagen de María / Santisima de Linarejos Patro / na de la villa de Linares Obis / pado de Jaen y antiguedades / de

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 135 (siglos XVII y XIX) dicha Villa. / Año [anagrama de María] 185716 / Compuesta por el Br. D. Miguel Co / bo Garcia del Cañuelo y añadida / por su hijo con la Istoria con- tem / poránea de dicha Soberana Imajen y / su Novena. / Linares Imprenta de Carrasco y compañía. En el vuelto del folio de portada se puede leer todavía, aunque está tachado con rayas: «Nota.– La propiedad de esta Istoria está ce- dida por su autor a la Cofadría [sic] de Nª Sra de Linarejos para que los productos de su venta se empleen en los fines piadosos que acostum- bra con los suyos la cofadría. Es propiedad». Después de esto comienza la Introducción de la Historia en la página primera. Los treinta capítulos que la componen ocupan en el libro un total de 112 páginas, y en las tres últimas de éstas (110 a 112) el autor incluye tres notas con el ruego de que sean intercaladas en los lugares que él señala; y así lo hemos hecho. En la página 113, terminada la Historia, aparece la portada de lo que será el Novenario, y dice así: Novena / A María Santisima de Li / narejos Patrona de la Vi / lla de Linares Obispado de / Jaen que se benera en su / Santuario Extramuros de dicha / Villa / Año [anagrama de María] 1857. / Recopilada y añadida por / D. Antonio Cobo y Velasco ve / cino y natural de la misma Villa. La página 114 está en blanco y de la 115 a la 117 hay unos pre- liminares con el «Origen de la Novena» y el modo de hacerla; y luego, desde la 118 hasta la 138, se extiende en diversas consideraciones. Al final de esta página comienzan unas Coplas que ocupan hasta la pági- na 147, y se anuncian en cuatro grupos del modo siguiente: 1º - Coplas que se cantaron el año de Mil ochocientos cincuenta y cuatro en la 1ª novena que se celebró en la Iglesia Parroquial de Linares. 2º - Coplas que en la novena que desde el día 24 de Noviembre hasta el 3 de Diciembre del año de 1856 se cantaron por la capilla de música de la Iglesia Parroquial de Linares. 3º - Como las coplas anteriores se han cantado en la Novena según las necesidades del año en que se celebraban, se ponen a continuación otras que podrán cantarse cuando no haya los motivos que el tiem- po de las referidas.

16 Esta última cifra está corregida. Debajo del 7 se lee el número 6.

136 Manuel Morales Borrero Portada del manuscrito «MB».

4º - Cantando devotamente las siguientes coplas se ganan doscientos cuarenta días de Indulgencia concedidas por varios Arzobispos y Obispos. Todas estas coplas terminan en la página 147 con una Antífona y un Oremus. El índice de la obra aparece entre las páginas 151 y 154, y en la 155, que hace las veces de una nueva portada, se anuncia lo que sigue: Suplemento. / De la Historia de Ma / ría Santisima de / Linarejos. / Escrita por el Autor de / su Istoria comtemporane / a D. Antonio Cobo. / Año de 1861. [Bigotes]. En este Suplemento, que se extiende hasta la página 182, se insertan algunas noticias con re-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 137 (siglos XVII y XIX) latos milagrosos, además de coplas variadas. Por ciertos indicios que hemos podido leer, el libro estaba preparado para ser publicado; in- cluso se nombra a la imprenta de Carrasco, como indiqué más arri- ba, pero este propósito no se cumplió, e ignoramos los motivos. En conclusión, la Historia de la Milagrosísima Imagen de María Santísima de Linarejos, Patrona de la villa de Linares ha permanecido inédita hasta hoy, y el manuscrito VL apenas ha tenido una ligera repercusión entre los intelectuales locales del siglo XX y hasta la hora actual. Del mío, el MB, no había ni noticia; yo lo publicaré íntegramente en el segundo Apéndice de este libro.

138 Manuel Morales Borrero Apéndice primero

Edición del texto manuscrito titulado Festín que la Villa de Lina- res hizo a la Virgen Santísima de Linarejos, Señora nuestra cuando la llevaron a su Casa nueva. Año de 1666. Autor Gregorio López Pinto y Covaleda.

eseo indicar que en este Apéndice presentaré una transcrip- ción paleográfica completa del manuscrito del Festín de Gre- Dgorio López Pinto y Covaleda, según la copia del siglo XVIII que fue propiedad de Martín de Zambrana y Chacón. En ella respeto la ortografía original en su casi totalidad, pero hago algunas salve- dades para facilitar la lectura, como son acentuar las palabras que lo requieran y poner signos de puntuación en los lugares convenientes. Por la misma razón regularizo el empleo de mayúsculas de acuerdo con las normas actuales y transcribo en sus formas desarrolladas la mayoría de las abreviaturas. En el manuscrito se advierten titubeos ortográficos, típicos y propios de la época; por ejemplo, entre la «v» y la «b» (olvidar–olbidar, Virgen–Birgen, vuestro–buestro, venid–benid, devoto–deboto, devozión–debozión, vida–bida, alba–alva); esto se ob- serva especialmente en las terminaciones del imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugacón (aba–ava). Idénticos titubeos advertimos en el empleo o no de la «h» (orden–horden, arpa–harpa, a trocado-ha dado), entre la «g» y la «j» (Virgen–Virjen, ángel–ánjel), entre la «c» y la «z» (aparecida, aparezida), etc. Las consideraciones y normas indicadas aquí las hago extensibles a las transcripciones de otros fragmentos primitivos que hayan aparecido en este libro. Asi- mismo señalaré los sucesivos saltos que existen en el original de un folio a otro, indicándolos entre corchetes. Debo advertir que en el Festín el autor no inserta notas de nin- gún tipo; ni marginales, ni al pie de página, ni al final del texto. Todas las anotaciones que aparecen en mi transcripción al pie de las páginas son mías propias. Tampoco consta en dicho Festín el nombre del autor

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 139 (siglos XVII y XIX) que nosotros hemos descubierto después de laboriosas averiguacio- nes. El folio que aparece como cubierta contiene el nombre del pro- pietario del manuscrito, a modo de ex libris suyo. Finalmente añadiré que me he tomado el trabajo de comprobar todas las citas bíblicas que aparecen esparcidas a lo largo del libro y muy profusamente al final, escritas en latín generalmente defectuoso, y las he transcrito correc- tamente, siguiendo la versión de la Vulgata latina con su traducción al castellano y aclarándolas en sucesivas notas que aparecerán al pie de las páginas correspondientes, con la indicación del lugar en el que se encuentran dentro del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Inicio del Discurso general del «Festín»

140 Manuel Morales Borrero Transcripción paleográfica

Festín que la Villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos, Señora nuestra quando la llevaron a su Casa nueba. Año de 1666 #

Nombre del autor: Gregorio López Pinto y Covaleda, conocido también como Gregorio López de Covaleda. [Cubierta] X Libro de Dn Martín de / Zambrana y Chacón, Thenien / te de Regidor Preeminente del / Exmo Señor Conde Duque de / Benabente y Gandía, grande de / España de primera Clase y Co / ronel del Regimiento de la [A]mé / rica, etc... [folio 1recto] El muy Reberendo padre fray Bartolomé de Berlanga, Predicador general de la Sagrada Orden del gran Patriarca nuestro Pa- dre Santo Domingo.

Dézima Al Festín distis tal nombre ‹a›qual en su aplauso se mira, que si en lo discreto admira devota es fuerza me asombre: tendréys glorioso renombre por asumto tan divino, [f. 1 vuelto] porque yo a creer me inclino quando le llego a mirar que se aplause singular asumpto que es peregrino. –––––––––– Dn Pedro Vaca y Reynoso cavallero de la Orden de Señor San- tiago.

Soneto Lebante el buelo tu heröyca pluma de adonde mira el uno al otro Polo, y deprenda conzeptos oy Apolo lo que ignora con ser de siencia summa.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 141 (siglos XVII y XIX) Qual mar hinchado que rebiente espuma salga este Festin pues que puede solo dar siencia al mundo sin que ponga dolo aunque más la malicia le consuma. Y a vos que lo escrivís en alabanza de aquella que san Juan miró en el sielo sirviéndola la Luna de chapines, sacad en hora buena sin tardanza [f. 2r] memorias olvidadas en el suelo de aquélla que la sirven serafines. ––––––– Del Padre fray Agustín Pinelos, Carmelita Descalzo e insigne Predicador. Al autor del Festín.

Dézima Si Bernardo se comió entera el Ave María, bos os coméys este día quanto essa pluma alcanzó. El grande afecto os forzó, según se be tu tesoro; las musas os dieron oro y plumas para bolar, con que supisteis pintar este Festín con decoro. –––––––––– Dn Antonio Chirino y Mendoza, del Ávito de Santiago.

 Para evitar el acento en quinta sílaba y hacer que recaiga en la cuarta, habrá que recurrir a la sístole en el vocablo Festín; por eso lo escribo sin acento.  Se refiere al capítulo XII delApocalipsis de san Juan, quien a lo largo de sus dieciocho versículos describe, según el sentir de algunos expositores, la figura de la Iglesia; y se- gún el sentir de otros, la figura de la Virgen María, a la que se alude desde el versículo primero: «Y apareció en el cielo una grande señal: una mujer cubierta del sol, y la luna debajo de sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas». San Agustín defiende la idea de las dos figuras.

142 Manuel Morales Borrero Dézima Para escribir esta Suma [f. 2v] que ser inmortal se llama, de las alas de la fama tenéys, Covaleda, pluma. Volar hasta el Sol presuma porque el demonio se espante (que siempre andubo arrogante). Porque el Infierno se asombre, escripto es ya buestro nombre en láminas de diamante. ––––––––––– De Andrés de Viedma Carrillo.

Dézima A pesar del que derrama sus ignorancias confusas, sus lauros os den las Musas y plumas os dé la fama. Aquél que a María ama, ésse escriba sus papeles con admirables pinzeles, porque narrando tal Suma María os dará la pluma de rosas y de claveles. ––––––––––– [f. 3r] Festín que la Villa de Linares / hizo a la Virgen Santísima de / Linarejos, Señora nuestra quan / do la llevaron a su Casa nueba / Año de 1666 # / Dirigido a Dn Ambrosio / de Benabides nobilísimo Cava / llero del hor- den de Calatrava y / beynte y quatro de la Ziudad de / Baeza.

 Las fiestas que con felicidad y alborozo se celebraron para conmemorar el traslado de la Virgen de Linarejos a su nuevo Santuario, y que se describen en este Festín, fueron organizadas y costeadas por el capitán don Pedro de Benavides y Mendoza, Sargento Mayor del Reyno, y por su sobrino don Ambrosio de Benavides, caballero de la or- den de Calatrava y veinticuatro de Baeza, que es a quien Gregorio López Pinto dedica y encomienda su libro. Lo dice el autor en esta misma obra, folios 11r, 33rv, 88v y 89r.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 143 (siglos XVII y XIX) ≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈ Dedicatoria al muy magnífico y muy nobilísimo señor Dn Ambrosio de Benabides, Cavallero del Orden de Calatrava y beynte y quatro de la insigne Ziudad de Baeza. ≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈ Las torres de viento (nobilísimo señor) [f. 3v] derríbalas el aire y aze burla de ellas por estar fundadas en su región. Empero las torres bien fundadas en su nobleza natural no se temen ser desfraudadas aunque les combatan los mayores bentisqueros y hura‹r›canes furio- sos. Esso tiene la cosa bien fundada, que siempre consigue su perma- nencia sin temores a su diminuzión. Yo, señor, en esta escritura que a V.m. dedico y consagro, es un elogio y epílogo de aquella gran torre tan zelebrada en las divinas le- tras, a quien el zielo y la tierra deve perfecta beneración, qual torre es María Santísima, Virgen y Madre, Señora nuestra. Ésta es, pues, aquella mayor y más lebantada Torre y de mayor altura que fabricó aquel divino Arquitecto que la delineó, lebantó y fortalezió con toda perfección, en quien el Eterno Padre supositó sus mayores grandezas y maravillas más lebantadas [f. 4r] y supremas a la mayor eminencia, llenándola de todas grazias, prerrogatibas, y exe- lenzias quantas el Señor le comunicó para ser Madre del divino Berbo que supositó en sus purísimas entrañas para que, hecho hombre, pa- gase por el hombre la deuda cometida en el Paraíso. Es, pues, María Santísima aquella gran Torre que tanto celebra el sapientísimo Salomón en sus Cantares quando dijo: Colum tuum sicut turris David, mille clipeum pendent ex ea. ¡Qué entibos, qué fortalezas, qué peltrechos y reparos puso el Señor en esta levantada y encumbrada Torre! Ponetur in ea murus.

 Debería decir las.  Debe querer decir depositó.  Este pasaje del capítulo IV, versículo 4, dice en realidad, según la Vulgata, versión a la que siempre me referiré, porque contiene el texto aprobado y vigente a partir del Concilio de Trento: Sicut turris David collum tuum [...]; mille clypei pendent ex ea. «Tu cuello es como la torre de David [...]; mil escudos cuelgan de ella.  Procede de entibar, y en arquitectura indica el macizo de fábrica que sirve para sos- tener una bóveda. Se usa figuradamente con el significado de sólido y fuerte punto de apoyo.  remedios.

144 Manuel Morales Borrero Porque como es la casa de Dios, siempre es fortalezida con su mayor fortaleza, y así la cerca lo primero con un fuerte muro de la grazia: Civitas David, Salvator ponetur in ea murus, porque esta ziudad, torre y cassa de David es la misma [f. 4v] cassa de Dios; así lo dize el Espíritu Santo: domus David quasi domus Dei10. Pues cossa zierta es que esta divina torre, cassa y fortaleza es defendida y amparada de aquel brazo fuerte del Eterno Padre: leva eius sub capite meo: dextera illius amplexavitur me11. El brazo (dize) puso mi esposo debajo de mi cabeza y con el otro me abrazó. Pues estando tan faborecida esta divina torre y tan llena de fabo- res, merzedes y beneficios, ¿qué bientos, qué torbellinos, qué huraca- nes se atreberán a contrastar este tan alto y superior edificio? El brazo de Dios, dize Isaías, que terrorem brachis sui obstendit, y en el capítulo cuarenta dize el mismo profeta: Ecce Dominus Deus in fortitudine beniet et brachium eius dominabitur12. Es brazo fuerte, siempre tiene en su mano su fuerte espada, defendiendo está su casa y torre, como dize Zacarías: Fragnea suscitare super [f. 5r] pastorem meum et super virum coherentem mihi13. Así se be que, teniendo María Santísima, Virgen y Madre tanta fortaleza, tanta defensa, tanto amparo y abrigo como lo es el brazo del mismo Dios, nadie se le deve atrever a conquistar esta tan fortísima torre ebúrnea de David. ¡Oh, María Santísima, Virgen y Madre con- zebida sin mancha de pecado original desde buestro primero instante de buestro purísimo ser!, como dize san Bernardino de Sena: Sane

 Isaías, cap. XXVI, vers. 1. La Vulgata dice textualmente: Urbs fortitudinis nostræ Sion, Salvator ponetur in ea murus et antemurale. «Sión es la ciudad de nuestra fortaleza, el Sal- vador será puesto en ella por muro y por baluarte». 10 Profecía de Zacarías, cap. XII, vers. 8, que dice en su segunda mitad: Et domus David quasi Dei. «Y la casa de David [será] como de Dios». 11 Cantar de los Cantares, cap. II, vers. 6. Læva ejus sub capite meo, et dextera illius amplexabi- tur me. «La izquierda de él debajo de mi cabeza, y su derecha me abrazará». 12 Efectivamente, está en la Profecía de Isaías, cap. XL, vers. 10, que dice: Ecce Dominus Deus in fortitudine veniet, et brachium ejus dominabitur: ecce merces ejus cum eo, et opus illius coram illo. «Ved que el Señor Dios vendrá con fortaleza, y su brazo dominará: he aquí el galardón de él con él, y la obra de él delante de él». Según los escoliastas, en este capítulo Isaías profetiza la llegada del Mesías, así como la de Juan el Bautista. 13 Profecía de Zacarías, cap. XIII, vers. 7 que dice así: Framea suscitare super pastorem meum, et super virum cohærentem mihi. «Levántate, espada, sobre mi pastor y sobre el varón unido a mí».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 145 (siglos XVII y XIX) hanc Deus ipse et ternus, sic bendita matrem suam talem codidit, santificavit in tempore quam eam sanctam et legit in sua eternitate. Pues señor, esta es la torre que V.m. ha de patrozinar, guardar y defender de las calumnias de los detractores porque, si para su defen- sa fue necesario que el mismo Señor y Dios nuestro la [f. 5v] defendie- se con su poderoso brazo, este elogio que la villa de Linares zelebró a la Virgen Santísima de Linarejos, imagen santa y divina, combiene y mucho la defensa de la mayor nobleza (que quiere dezir birtud) qual se alla en V.m. con superlativo modo, pues de tan antiguo le biene a V.m. el ser nobilísimo, cuyos admirables troncos hallo se originan en la gran casa real de Navarra, como vemos en los antiguos Anales de los mejores coronistas escripturarios que nos dan luz de la gran sangre calificada que prebiene14 desa gran cassa de Benabides, de que doy razón en su elogio que della tengo apuntado. Siempre tube (señor) por bueno serbir a quien me incumbe por obligazión para conozer con mis cortos y limitados serbicios a quien tanto bien me [f. 6r] haze tan continuadamente, como siempre hallo nuebos fabores en V.m., pues en esta gran cassa de Benabides tienen amparo y defensa sus encomendados, según el dicho Veterum stesdo- sos15 maxime esse laudandos cum cognito veteris cun is multum luzis aferat interpretationi iuris nobis, que entendiendo al propósito presente no es más que para lo olbidado reformarlo nuebamente en lo presente; si bien que aquí no procuro nuebos loores por mis estudios, pues no ay para qué, pues tengo por bien serbir en todo a V.m. si ay en mí eficacia equibalente que pueda satisfazer, magnas merito gratias berum scriptori- bus homines debent qui suo labore plurimum vitæ mortalium profuere, como escribe Diodoro Sículo in Proheno16, pretendiendo los loores y honras que dize Casaneo: Historici laudan– [f. 6v] di et honorandi. Todos los fabores, pues, redundan en lo de V.m. porque sabe con ellos premiar servicios gratificando con benebolencia y grande liberalidad, como siempre V.m. lo ussa generalmente faboreziendo necessitados. Todo cabe en V.m. como nieto del nobilísimo señor don Manuel de Benabides cavallero del horden de señor Santiago, gobernador cas-

14 proviene 15 Quizá quiera decir studiosos. 16 Debe ser in Prœmio.

146 Manuel Morales Borrero tellano y capitán a guerra que fue de la ziudad de Cádiz, descendiente de don Juan Alfonso de Benabides octabo señor de la villa y estado de Benabides y otros, etc.; rico ome y justicia mayor de Castilla, notario mayor de la Andaluzía, portero mayor de León, mayordomo mayor de la señora reyna doña Blanca, capitán general y caudillo mayor de los ricos omes infanzones y cavalleros castellanos en la guerra de Tha- rifa y [f. 7r] uno de los mayores y más poderosos que tubo Castilla en su tiempo, y quien más serbizios hizo a estas coronas, y el que defen- día a Tarifa en el año de 1340, donde estubo con todo el poder del rey don Alonso el onzeno y a sus órdenes toda la nobleza de Castilla, de- fendiendo aquella ziudad contra el poder del rey de Granada y de los demás africanos unidos. Asistiendo asimismo en la guerra de Algezira y últimamente en el serco de Gibraltar hasta la muerte del dicho señor rey don Alonso, año de 1350. Sirbió después al señor rey don Pedro de quien avía sido ayo y mayordomo mayor antes de subceder en la corona; fue guardia mayor de su cuerpo y chanciller mayor del sello de la puridad. Esta acendencia tiene V.m. (señor) por lo Benabides. Resta la parte de Viedma [f. 7v] como descendiente de don Rodrigo Íñiguez de Biedma, señor de Espeluy, Torres y villa de Estibiel, Jabalquinto, Bentosilla, Torre de Martín Malo en que subcedió por muerte de su padre y segundo alcayde que fue de los Acazeres de Jaén, capitán general de su frontera, rico ome y justicia mayor del Reyno en cuyas merzedes subcedió don Día Sánchez de Viedma y Benabides, su hijo. Y a éste, don Men Rodríguez de Viedma y Benabides, su nieto descen- diente por los Benabides del señor rey don Alonso de León el 9º deste nombre, por cuya causa trae en sus armas el león; como todo esto consta por historias destos reynos, pribilegios y merzedes de los seño- res reyes que paran en los grandes archibos de los señores condes de Santistevan del Puerto, caudillos mayores del reyno de Jaén. Pariente mayor de las casas de los señores marqueses de Jabalquinto [f. 8r] y marqueses de Frómista; todas tres, una misma baronía, como todo lo referido consta del gran Memorial que da a la magestad del señor rey don Felipe quarto, el año de 1655, el señor don Diego de Benabides y de la Cueba, conde de Santistevan, marqués de Solera, caudillo mayor del reyno de Jaén, alcayde [de] sus alcázares y fortalezas reales, de su consejo de guerra, jentil hombre de su cámara, gobernador y capitán general de los reynos del Perú, desde la foja 20 hasta la 27 de dicho Memorial, cuyos papeles y corónica justifican su relazión.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 147 (siglos XVII y XIX) Don Josef Pellicer y Tobar, cavallero del orden de Santiago, co- ronista mayor de su magestad y de su consejo, para la pretensión de dicho señor conde de Santistevan sobre la cobertura y grandeza que deve tener su cassa como una de las primeras del Reyno, representa en ocho memoriales [f. 8v] el dicho señor conde de Santistevan a su magestad, en la foja 45, del ser pariente principal mayor de muchas cassas de cavalleros entre las quales dize serlo de los Benavides que tienen sus casas y mayorazgos en Andújar y en Linares, que se con- servan con el apellido y baronía de Benabides primer señor, como descendientes ligítimos de don Manuel de Benabides primer señor de Jabalquinto; en cuya consequencia lo es V.m. como rama principal de tales troncos y generosas raýzes, como lo fue el famosíssimo señor y gran cavallero don Día Sánchez de Benabides, señor de Santistevan del Puerto, caudillo mayor del reyno de Jaén.

El señor don Rodrigo de Benabides fue hermano de don Juan de Benabides, segundo señor de Jabalquinto, en quien cupo la donazión que le hizo su hermano [f. 9r] don Rodrigo de Benabides de las tierras con sus edificios, jardines y mayorazgo en las Rozas, término de di- cha villa de Jabalquinto, cuya donazión fue en birtud de facultad real dada por los señores reyes don Fernando y doña Isabel en la ziudad de Sebilla a 6 días del mes de nobiembre, año de nuestra salud de 1484, firmada de dichos señores Reyes Chatólicos y de Pedro de Camañas su secretario, en birtud de la qual hizo la dicha donazión al dicho se- ñor don Rodrigo de Benabides su hermano, bezino de Linares, de las dichas tierras y mayorazgo referido; en lo qual subcedió el señor don Sancho de Benabides hijo del dicho señor don Rodrigo de Benabides, el qual dejó en su testamento una cláusula en que mandó a doña Catalina de Mendoza su mujer y al reberendo padre fray Francisco de Benabides su hermano se hiziese en la iglesia mayor de Santa María de Linares la magnífica capilla [f. 9v] principal de la gloriosa señora Santa Ana a su costa y espensas por solizitud del dicho reverendo padre fray Francisco de Benabides, en cuyo mayorazgo entró pose- yendo el más nobilísimo cavallero don Pedro de Benabides capitán y sargento mayor del reyno de Jaén que, por bía de baronía subcedió en dicho estado, mayorazgo y tierras, cuya subcesión se le conduze a V.m. ligítimamente, por ser dicho señor don Pedro de Benabides her- mano del señor don Rodrigo de Benabides padre de V.m. que por bía de baronía es V.m. natural dueño.

148 Manuel Morales Borrero Todo esto probiene de aquel gran tronco generoso, el señor don Sancho de Benabides, a quien llamaron «el bueno», a quien fio el se- ñor don Juan de Austria acziones de grande ymportancia, como se lo representa su alteza a la magestad del señor rey don Felipe Segundo [f. 10r] su hermano, diziendo en una fee y certificazión a su magestad los servicios que le ha hecho Sancho de Benabides asistiendo siempre cerca de su persona, etc., desde el prinzipio de la guerra contra los mo- riscos rebelados del reyno de Granada hasta que se acabó, guardando el artillería, y otras cossas de que dio la quenta que se podía esperar de un tan nobilísimo y buen cavallero; la qual certificazión forma las palabras de aquel buen infante de Castilla y de grande estimazión y crédito, assí para este nobilísimo señor como para todos sus descen- dientes. La qual certificazión es dada en Madrid a 28 días del mes de marzo de 1571 años, firmada de su alteza y sellada con el sello de sus armas, refrendada de Juan de Soto su secretario. Sobcedió a este noble cavallero el [f. 10v] muy nobilísimo señor don Manuel de Benabides su hijo, abuelo de V.m., cavallero del orden de Santiago, governador que fue de la ziudad de Cádiz, donde iaze sepultado. Fue asimismo capitán y sargento mayor del terzio de Lom- bardía en la muy nombrada batalla nabal de Lepanto, todo lo qual se justifica por papeles y zédulas y demás instrumentos que oy paran en los archivos de V.m. Pues, señor, esta tan grande Señora María Santísima está tan llena de la grazia y Madre de la grazia y Reyna imperial de zielos y tie- rra, es la Patrona y amparo desta villa de Linares a quien y para quien beneramos su sagrada imajen con título de Linarejos, y de quien y por quien oy siempre rezibimos [f. 11r] en general infinitas merzedes, fabores y beneficios, como tenemos largas y ziertas experienzias que lo dictan y aclaman, como ello es assí, a quien se le ha erejido nuebo templo por la gran debozión popular; y assí la misma V.m. determinó azer un gran festín para el día de su colocazión, cuyas grandezas y ale- grías llevó la fama boladora por barias partes del orbe. Y así era forzoso copiarlo por lo grande, celebérrimo y magestuoso en que andubo assí el cavildo eclesiástico como el secular y la demás plebe que afectuosa- mente acudió a su debozión. Y aunque otras plumas avía más bien cortadas que lo podían ha- zer, se quisieron baler de mi rudeza y cortedad de mi mal limado inge- nio (si bien prueba de mi insuficiencia); se me hizo [f. 11v] cargo para

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 149 (siglos XVII y XIX) [que] lo coppiare, y así que mi diligencia no a sido más que llenar de borrones este papel, el qual para su mayor defensa (por aber de salir a la palestra contra los detratores) lo pongo baxo la sombra y amparo de V.m. para que sea defendido, y caminar libre de la emulazión, pues oy se atrebe a bincular su durazión y memoria en el pabimento de la estampa donde se promete su mayor felizidad17, pues en tal azierto mi cuerda y azertada eleczión no puede errar mi osado dictamen en aberle dado tan seguro balor con que consigue su mayor dicha, asig- nándole su mayor patrozinio en la grandeza nobilísima de V.m., pues no afecta tanto este Festín quanto los obstentatibos aplausos que se an [f. 12r] conozido a nuestra Señora de Linarejos. Reziba V.m. mi mayor boluntad y mi azidadoso18 desbelo que en serbizio de María Santísima Birgen y Madre Señora nuestra, V.m. como finísimo amante suyo, y yo como su mínimo coronista devemos serbir a tan gran Señora, torre y casa fuerte de David, que siempre sea en la alma de V.m. y de su amparo y defensa, etc.

Prólogo Muchos días ha, discreto y curioso lector, que tengo noticias de las antigüedades desta divina Señora de Linarejos19, de que el bulgo no tiene noticia de ello, por lo que no se conozen, como se deve reco- nozer, sus grandezas y maravillas que Dios nuestro Señor ha obrado y obra cada día en esta santísima Imagen a quien se deve tener [f. 12v] reberencial devoción. Hago, pues, saber que esta santísima imagen de nuestra Señora de Linarejos, sita extramuros de la villa de Linares, es de talla según otras imágenes de nuestra Señora que los sagrados apóstoles trujeron en España quando la promulgazión evangélica. Y también se adbierta que es Emperatriz, porque se halló sentada en silla; mas empero, los antiguos la rredujeron a poder ser bestida de telas ricas y costosas que tiene para ello.

17 Lo que indica sin duda que el manuscrito iba a ser publicado inmediatamente. 18 Querrá decir cuidadoso. 19 López Pinto dio, en efecto, algunas noticias sobre la Virgen de Linarejos en sus dos libros anteriores, todavía inéditos, titulado el primero Historia Apologética […] de la muy antiquíssima Ciudad de Cástulo, cuyo ejemplar manuscrito fue concluido en el año 1656. Y el segundo, Chronología y notiçias Generales de todo el Mundo. Primera parte, 1659. Se- gunda parte, 1662. Ambos Mss. se conservan en la Biblioteca Nacional, y ya indiqué sus signaturas.

150 Manuel Morales Borrero Y a benido la ocasión a la mano para que yo haga esto notorio al bulgo, y lo demás que declaro en este Festín como se podrá ber, y no tan bien según su discurso; y perdonarás las faltas que allares con tu discrezión y cortesía. [f. 13r] Festín que la villa de Linares / hizo a la Virgen Santísima de Linare / jos quando la llevaron a su cassa / nueba después que se acabó la obra / año de 1666.

Discurso general Sabida cosa es de los hombres clásicos y doctos que entienden de antigüedades que los primeros fundamentos que tubo la villa de Linares fueron sus alcázares y fortalezas, las quales tubieron prinzipio por los años de 1325 antes que Christo Señor y Dios nuestro viniese al mundo en carne mortal y pasible. Los quales años, juntos con 1669 que es en el que bamos oy, suman 2994 según buena computazión de autores grabes, con que tiene de antigüedad el castillo de la villa de Linares los dichos [f. 13v] 2994 años. Tantos años que se fundó aquella grande y desdichada ziudad de Cástulo, la qual oy llamamos Cazlona orillas del río Tajo Parnaso, oy Guadalimar y antiguo Betis, en el tér- mino de la villa de Linares, como tengo probado en aquella grande obra Apologética que escribí y dediqué a su excelencia el señor conde duque de Benabente, mi señor don Antonio Alfonso Bigil y Herrera y Quiñones Ponze de León gentilhombre de la real cámara de su Ma- gestad, etc. En cuyo poder oy para el original de todo ello, donde se explica ser dicha ziudad colonia romulenia munizipia e ínclita mayor, benal cabeza de imperio y silla episcopal. Hallo por los autores antiguos averse fundado sus primeros edi- ficios del castillo de Linares por un famoso capitán llamado Elenes del qual haze mención [f. 14r] Florián Docampo. Si bien que no dize que éste ubiese sido el fundador de dicho castillo, empero haze mucha fuerza aberse llamado Hellanes una piedra con inscripción que se alló en la puerta de la torre de la Oliba que está en dicho castillo de Lina- res, que sus letras dizen: Pop. Hellanes. La qual piedra, explica el muy docto y erudito padre Francisco de Bilches en aquel Defensorio por los santos del Reyno de Jaén que sacó a luz, cuya boz Hellanes pareze aberse corrompido por los tiempos, pues bemos ser deduzido de Elenes que, como dize el referido Florián, sig- nifica poblazión de griegos, los quales poblaron todas aquellas partes

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 151 (siglos XVII y XIX) que oy son términos de la villa de Linares, como centro principal de toda obra griega en [f. 14v] razón de edificios y fundaziones. Para en quanto a nuestro propósito no indica a mi asumpto tomar prinzipio en esta fundazión que gentiles griegos fundaron en aquellas regiones por aquellos tiempos tan remotos y antiguos. Sólo pretendo dar notizia y hazer notorio que la villa de Linares tubo su origen muy antiquísimo, pues como queda bisto es su antigüedad zer- ca de tres mil años, fuera de que tenemos en juizio de berdad que la santa imagen de nuestra Señora de Linarejos es antiguo su origen, pues pareze ser de tiempo de los sagrados apóstoles; pues ellos mis- mos, como prinzipales sembradores avangélicos de la divina palabra fueron los primeros que publicaron la ley de Christo, Señor y Dios nuestro en España; particularmente el glorioso Santiago Apóstol que, como patrono nuestro, puso la primera piedra fundamental [f. 15r] eclesiástica en la nobilísima ziudad de Zaragoza, según bemos y tene- mos su tradición y testimonios auténticos que manifiestan el berda- dero origen. Ay notizia que por los años de 1227 fue aparezida y manifies- ta esta sagrada imagen de nuestra Señora de Linarejos a un dichoso hermitaño de aquellos tiempos antiguos, llamado Juan, entre unos lentiscos20 frondosos, frescos y gallardos, los quales oy permanezen en aquel sitio de la su santa cassa. Así pues, bemos que siendo hallada aquel divino thesoro de Ma- ría Virgen 442 años a21, enteramente bemos ser su antigüedad gran- de, pues estuvo oculta otros 800 años que los moros ocuparon estas probinzias españolas, con que hazen y suman ambos números 1242, antes más que menos; y además de la antigüedad abrá [f. 15v] sido mayor porque cossa cierta es que, quando los moros binieron en Es- paña, ya ‹b›tenía esta santa imagen más anteriores tiempos, como la piadosa22 lo tiene entendido assí. Era esta santa imajen de talla y fino semblante (como ya dije arriba) según todas las himájenes de nuestra Señora que han sido apreziadas según la escultura antigua, de curioso y natural ropaje, be-

20 Lentisco. Arbusto de donde se destila la goma llamada almáciga o almástiga. 21 hace 442 años... Con esto queda claro que, sumando ese número de años al de 1227, Gregorio López estaba escribiendo este Discurso general en 1669. 22 ¿Debe entenderse la piadosa tradición o creencia?

152 Manuel Morales Borrero lleza de rostro y rara perfeczión en su fixonomía, con que representa gran magestad y grandeza. Tiene de estatura tres quartas y un dozavo. Es emperatriz porque se alló sentada en silla, cuya berdad oy se mani- fiesta en los cabezales de la silla que oy se ben en dicha ymagen, con un Niño Jesús arrimado al pecho izquierdo. Después [f. 16r] se reduxo a poderse bestir de telas ricas como oy las tiene. Resta aora dar notizia del título que oy tiene de Linarejos y de dónde se originó su apellido y nombradía, para lo qual es de saber que el sitio en que fue hallada esta santa imagen fue una antigua po- blazión bien grande la qual tomaba y compreendía en sí todo aquel ámbito y pabimento que ocupan aquellas huertas y jardines, olivares y partes de deesas, compreendiendo asimismo las grandes y copiosas fuentes de agua christalina y muy suabe que allí bullen y hierven de para arriba, con que se rriegan dichas huertas. Allí se han hallado y descubierto curiosas columnas de alabastro y [f. 16v] pórfido, labrado a lo corinthio y jónico con grandes y curio- sas molduras, que estavan ocultas bajo la tierra; despojos conozidos de la antigua Linario que allí perseberó largos tiempos. Todo aquel sitio y poblazión se llamó Linario de adonde se de- riva Linarejos diminuta y corruptamente, según se be y manifiesta esculpida una piedra que tengo en mi poder hallada en los despo- blados de la ciudad de Betula que oy es Jarandilla en Sierra Morena, juntamente con otra piedra grande que es itinerario del municipio castulonense, que la una piedra dice lo siguiente: Prope. Betula. No longe. a publica. Via quæ Duzit. Castul. temp. inmotib. Urbs. Vicinis Divæ. Mariæ. Virginem. Sacrum. [f. 17r] Bien reconozido es su mal latín de que hize reparo en otra parte23, mas pónese aquí por el mismo estilo que tiene para más fir- meza de la antigüedad que profesa en sí misma, y así dize lo siguiente: «Cerca del camino real que de Betula ba a Cástulo, no lejos de dicho camino está el templo sagrado de María Virgen». La otra piedra que se alló en Jarandilla es la siguiente: Iter. a Betula. Castulonem. Mp XXVIII. Sic Tolosæ. Mp VIII. Vbetæ. Mp VIII. Linario. Mp VIII. Castulonem. Mp IIII. M.F.P.E.D. «De Betula a Cástulo ay 28 millas; [f. 17v] a Tolosa 8; a Úbe- da ay 8; a Linario ay 8; y a Cástulo 4» (que todas son 28). Las últimas letras dizen esto: «A Marco Filio (hijo) de Publio se Dedicó».

23 Esa otra parte es en su libro anterior ya mencionado: Historia Apologética […], fol. IXr del Prólogo.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 153 (siglos XVII y XIX) No se admire nadie ber que aquí se haze menzión de la ziudad de Úbeda porque cosa zierta es que antiguamente hubo tres ziudades en estas comarcas de la Andaluzía llamadas con este nombre Úbeda, fuera de la que oy es de presente una legua más oriental de la ziudad de Baeza. Todo esto e dicho para dar fuerza al título que esta santa imajen tiene de Linarejos tomado del nombre antiguo que tubo aque- lla poblazión antigua que tubo Linario.

[f. 18r] Sitio de Linarejos Liras reales Ay de Linares (un quarto de legua) un prado entre jardines afamado a quien el mundo tregua pide por su belleza fabricado, por su afable grandeza, por ser de los amenos la cabeza. Es tanta su frescura quanto mayor remira su eminencia, pues sólo su espesura arbólica jardines bio la siencia, siendo jardín primero de aquel más curïoso jardinero. Aquellas toscas peñas que allí se ben partidas, hechas partos, cercadas de las breñas en que havitan culebras y lagartos, haziendo un laberinto el alhelí encarnado y lirio tinto. [f. 18v] Allí son alimento a brutos que se atreben desalados, juntándose un gran quento de corderos balantes plateados los quales, en recodos, los temen24 con gran susto allí los lobos.

24 Sospecho que el autor quiso decir los tienen o los meten.

154 Manuel Morales Borrero De abejas un enjambre se esparze bullicioso, muy contento, con que mitiga el hambre sin tener refeción el abariento, pues amor le semexa es dejar los panales el abeja. Entre las berdes gualdas25 de aquel prado vistoso, se atesoran las bellas esmeraldas que los rayos de luzes bellas doran; y si esmeraldas yazen, los ganados sus bellas flores pazen. Allí se conduzían los frutos, y entre breñas los madroños donde más florecían [f. 19r] la murta y arrayán, aunque visoños silos entre peñascos ofreciendo sus frutos en sus cascos. Al fin ya retrasados26 sus medulas sabrosas comederas, haziendo sus bocados el brindis más süave en sus riberas, los gozan sus ganados por ser oy por María congregados. Quien mira tanta gala de flores, que la bista se recrea y el néctar que regala quantos su pabimento le pasea, que tierra de María en flores los peñascos reduzía. Linarejos en flores se a trocado; de azuzenas claveles [y] violetas el prado transformado porque todo es tapizes y rosetas,

25 Planta silvestre de la familia de las resedáceas. 26 En el texto se lee: «Al fin y aretresados»

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 155 (siglos XVII y XIX) regándolas la aurora que la bella María allí atehesora. [f. 19v] Las claras fuentes bellas que birtiendo27 sus perlas se derraman haziendo mil estrellas entre espadaña y juncia se marañan regando todo el suelo de los frescos jardines en un buelo. Entre los olmos altos bellos álamos blancos se rodean las mu[r]tas y amarantos con que su bista todos la recrean, haziendo mil festines a María sentada en serafines. Allí las avezillas, harpando28 sus piquillos hechos de oro, cantan mil marabillas guardando proporciones con decoro, con que alegran el día cantando melodías a María. El romero florido, la madreselva que entre zarzas vive, [f. 20r] es picardín unido que la parra enlazado lo rezibe, y el lirio nazareno entre rosas se aplaude más ameno. Torongiles29 picantes entre jazmines se miran coronados, (12 sílabas) acciones arrogantes entre rosas, claveles encarnados,

27 vertiendo. 28 En el original leemos «harpansido» lo que debe ser una distracción, porque además sobra una sílaba en este endecasílabo. Al margen de esta palabra, alguien ha añadido en el manuscrito: (abriendo). Pero creemos que el autor ha querido emplear el gerundio del verbo arpegiar con el sentido de arpegiando con sus piquillos, etc. 29 Toronjil.– Planta de hojas olorosas y flores blancas. Es común en España, y se usa en medicina como remedio tónico y antiespasmódico.

156 Manuel Morales Borrero la casia30 cristalina al hermoso clemín se determina. En aquella espesura en aquel yermo tosco remontado yaze nuestra bentura, el templo de María lebantado, bizarro a maravilla; Linares fabricó para servilla. Esta acción conduzida, Linares con buen pecho generoso, a vos, Rosa florida, ofreze con buen zelo pïadoso, pues buestros resplandores se ben en buestras peñas como flores. [f. 20v] Oy, sin que empezca el yelo qual flor hermosa a bos todos os bieron. Cumplid, pues, mi desbelo, por bos muchos milagros florezieron. Rezibid ‹oy› mi desseo31, satisfazed, Señora, este mi empleo. Si damas se recrean tomando por serbiros sus paseos, y porque todas bean las galas que componen sus deseos, y os visitan, Señora de Linarejos, que soys la bella aurora. (12 sílabas) Relazión de la antigüedad y aparezimiento de la Virgen Santí- sima de Linarejos, cuya santa ymajen fue aparecida en los troncos de un lentisco, etc.

Romanze Aquel gran rey de Israel, [f. 21r] David que por gran blasón

30 Casia.– Arbusto con ramas espinosas, flores amarillas y olorosas, y semillas negras y duras. 31 Sobra una sílaba.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 157 (siglos XVII y XIX) tubo el sceptro y poderío con que el pueblo governó. Quando más en sus delizias y más regalo alcanzó, más opulenzia real, más prudencia y más balor, entonzes más olbidado, pues no se acuerda de Dios, se obstina en su pensamiento zebando su corazón. En sus balcones un día tubo su recreación; de los amores benzido quando a Bersabé32 miró. Caro le costó el efecto, porque a Urías deboró, y el plazer lividinoso grande mal al rey causó. Desengañóle un profeta según se lo mandó Dios [f. 21v] de que hizo penitencia con que David se enmendó. Lo mismo hizo Rodrigo el rey que a España perdió, que desde un balcón un día la Cava solizitó. El conde don Julïán que afrentado se syntió, por tomar del rey benganza a España al moro entregó. Entraron los agarenos sin dejar sólo un rincón,

32 Betsabé, hija de Eliam y mujer de Urías, tuvo un hijo con David que enfermó y fa- lleció después. Muerto Urías, David la tomó por mujer y concibió con ella a su hijo Salomón.

158 Manuel Morales Borrero trastorna[n]do toda España, ¡báleme Dios, qué dolor!. Los christianos de la tierra oprimidos sin razón, llenos de temor y miedo sube al zielo su clamor. Sus casas dexan desiertas, sus asciendas33 y labor, y com pasos presurosos [f. 22r] procuran su salbazión. Fugitivos ban los hombres y aflixido el corazón, llevándose lo que pueden, de lo bueno lo mejor. Los sacerdotes sagrados que sacrifican a Dios, bertiendo lágrimas bivas se salen de su rejión. Las angustias y cuydados que cada uno llevó sientan los doctos si entienden lo que sea turbazión. Los obispos ban delante, el clero luego siguió oculta[n]do las efigies de la que es Madre de Dios. En las grutas más remotas ocultan el resplandor de la hermosa María aquella que a Dios parió. [f. 22v] Allá en la Sierra Morena ponen los rayos del Sol entre peñascos altibos donde ninguno pensó.

33 haciendas.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 159 (siglos XVII y XIX) La Virgen de la Cabeza que se aparezió a un pastor, y la del Monte Serrate se le apareció a Simón34. La Princesa coronada junto a Jaén parezió debajo de una campana a un deboto labrador35. Y la Virgen del Rosel que a un moro vissta le dio en el sitio de la Yedra que a Baeza consiguió. La Virgen de Linarejos un hermitaño la halló en los troncos de un lentisco según es la relazión36.

34 según otra tradición, se le apareció al ermitaño Juan Guarín. 35 Puede referirse a la Virgen del Alcázar patrona de Baeza cuya imagen, según una tradi- ción, llegó a dicha ciudad en 1147 traída por las tropas de Alfonso VI. Después tuvieron que replegarse los cristianos ante el empuje de los moros, y la escondieron debajo de una campana. Cuando Fernando III el Santo conquistó definitivamente la ciudad (30 de noviembre de 1227) la imagen fue encontrada y desde entonces la ciudad de Baeza le tributó su culto. Pero también podría referirse a Nuestra Señora de Guadalupe que es venerada en Úbeda como patrona. La tradición dice que fue hallada en 1381 por un labrador llamado Juan Martínez; mientras éste araba sus tierras, la reja de su arado tropezó con lo que resultó ser una campana de barro que estaba escondiendo y prote- giendo a una imagen de la Virgen. Como una posibilidad más lejana, podría referirse a la Virgen del Collado, encontrada en Santisteban del Puerto el 26 de abril de 1232 por otro labrador llamado Esteban Solís Palomares. 36 Sin embargo, en las coplas que siguen leemos que el ermitaño Juan Ximénez se sentó para descansar a la sombra de un lentisco, y que halló la imagen oculta entre unas peñas, pero no «en los troncos de un lentisco». Cuando estaba allí descansando y adormecido, oyó una voz que lo llamaba, «y lebantado bolvió / el rostro para unas pe- ñas / donde bido un resplandor. / Llegóse bien paborido, / con grande miedo y temor /y reconozió que mira / una divina ilusión. / No atrebiéndose a llegar / oyó la terzera boz / diziendo: Juan, llega y quita / la peña que me ocultó». Y siete estrofas más adelante el poeta insiste en que todos «se parten para la peña / que el hermitaño enseñó», aunque después de haber sido conducida a la iglesia de Santa María la Virgen se volviera a aquel lentisco. Pero la aparición a Juan Ximénez fue en una peña.

160 Manuel Morales Borrero [f. 23r] Diré su prinzipio y cómo tal hombre la descubrió, si mi memoria no cansa con narrable suspensión. Año de mil y doscientos y beynte y siete contó el guarismo entre sus zeros resumido en un renglón. De tierra de Extremadura un hombre santo aportó37; por los campos de Albentosa bino a dar en Linarión. En las sombras de un lentisco Juan Ximénez se sentó cansado ya del camino y fatigado del sol. Como llegó tan rendido adormido se quedó, y apenas tomó el silencio quando una boz lo llamó. [f. 23v] Sentóse, si bien turbado y pensatibo; bolvió a mirar a todas partes mas ninguna cosa bió. Tornó a ocupar aquel lecho y apenas se recostó quando con más alto brío oyó más alta la boz. Hizo recurso atentado, y lebantado bolvió el rostro para unas peñas donde bido un resplandor.

37 «Aportar», en la primera acepción del Diccionario de la R.A.E., significa «tomar puerto o arribar a él». Y figuradamente, «llegar, ir a parar a alguna parte, voluntariamente o por azar». Algunos han leído erróneamente «apostó», y no han sabido interpretar su sentido.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 161 (siglos XVII y XIX) Llegóse bien paborido, con grande miedo y temor y reconozió que mira una divina ilusión. No atrebiéndose a llegar oyó la terzera boz diziendo: Juan, llega y quita la peña que me ocultó. [f. 24r] Animoso (si turbado) quitó con grande balor lo que ocultaba a la vista el erario de primor. Al punto bio a esta Señora ¡bálame Dios qué fabor! y hincando las rodillas en el suelo se postró. No pudo hablar38 palabra porque tiene el corazón en éstasis conduzido en la que es Madre de Dios. Pasó de sý aquel silenzio y con gozo y fino amor se partió para la villa que a Linares nombran oy. Fuese derecho a la iglesia para ablar al prior, diziendo cómo un lentisco [f. 24v] guarda el thesoro mayor. No le dan crédito alguno, mas el aviso39 que asistió,

38 Será necesario producir un hiato entre pudo y hablar para mantener el cómputo oc- tosilábico. Si éste no se produjera, tendríamos un verso heptasílabo, 39 Esta estrofa, cuyo significado aparece confuso, a mi entender tiene dos explicacio- nes. Aviso «en la germanía vale lo proprio que rufián»; así lo enuncia el Diccionario de Autoridades en la cuarta acepción de este vocablo. Pero también me inclino a considerar, siguiendo el parecer de don Félix López Gallego en la edición que hizo del manuscrito

162 Manuel Morales Borrero sacristán de aquella iglesia mudo al punto se quedó. Admirados los presentes, sin ninguna dilazión, se parten para la peña que el hermitaño enseñó. Asentada en una silla, arrodeada40 del sol, estava la Madre Virgen con el Niño redemtor. Todos postrados en tierra con la mayor devozión la supliquen41 que se digne la lleven en procesión. Las campanas se repican y el concurso se ajuntó42 para ber la marabilla que Juan Ximénez halló. [f. 25r] Los pies descalzos y humildes formaron la procesión y a la iglesia la conduzen a la que es Madre de Dios. Colocaron con de‹s›cencia aquel thesoro mayor, con música y alegría y muy alta devoción. de Federico Ramírez, que hubo una distracción del copista y que el autor del original debió escribir «avieso» que, según el D.R.A.E., en su segunda acepción significa «malo o mal inclinado». Ambas interpretaciones –rufián o mal inclinado– son parecidas y perfectamente aceptables. El sentido de esta estrofa quedaría así: «mas el sacristán ma- lintencionado (o socarrón) de aquella iglesia, que estuvo presente, se quedó mudo al instante [por haber hecho alguna burla del suceso]». Se produce aquí un hipérbaton frecuentísimo en el barroco, y «avieso» será adjetivo de «sacristán». Pero en cualquier caso el segundo verso resulta eneasílabo. 40 Prótesis de rodeada, usada posiblemente para guardar la isometría silábica 41 Como verbo principal que es, debería decir suplican. 42 Prótesis de «juntó».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 163 (siglos XVII y XIX) Acudió toda la jente, quantos en este lugar son43 y a la Madre de la gracia la piden nuebo fabor. El sol concluyó sus líneas quando la noche llegó, y la puerta de la iglesia con recato se zerró. El prior por la mañana a la iglesia se bolvió por gozar de la alegría que intenta su corazón. [f. 25v] Pero toda su esperanza en tristeza se bolvió, porque la imagen divina al lentisco se tornó. Grande turbazión se ordena por ser tan justa razón, pues en la iglesia no hallan la que es Iglesia de Dios. Luego acudieron al punto por divina [in]spirazión y en el tronco del lentisco hallan la Madre de Dios. Allí la hazen capilla adonde se positó, donde estubo largo tiempo en el pueblo Linarión. Creze allí la hermosura y creze la devozión, creze el concurso de gente y la limosna crezió.

43 Verso eneasílabo que, para guardar el isosilabismo podría decir: «quantos en el lugar son».

164 Manuel Morales Borrero [f. 26r] Escriptores de los tiempos hazen poca relazión, por lo que puesto en olbido se tiene menos razón. Si el jesuita no habla ni escribiera, en conclusión tan oculto se quedara quanto a sido confusión. ¡O Birgen de Linarejos, la rosa de Jericó, hazed Señora que os diten44 aplausos de devoción! Lo demás deste digreso haré nueba relazión hasta los tiempos presentes en otra nueba canzión45.

Prosíguese el discurso Dedicó la antigüedad a esta divina y gran Señora su casa en aquel [f. 26v] sitio escabroso y lleno de peñascares llamado Linario o Linarejos, harta46 pequeñita y pobrísimamente fabricada de piedras menores y sortizas47 y lodo con tanta estrechura quanta cabía dentro bien poca gente, como oy se manifiesta su frontispicio por la espalda oriental de su casa bieja. Después pareze allí mismo se hizo mayor fábrica, como se be en lo reedificado que, aumentándose mayor cuerpo de iglesia con unos

44 Con el significado deos dediquen. 45 Lo demás de este discurso o de esta digresión lo declararé hasta el momento presente en otra nueva canción. En esta última estrofa el maestro López Pinto promete conti- nuar la historia en verso hasta su momento actual, como realmente lo cumple desde el folio 86r al 91r del manuscrito, lo que nos indica sin lugar a dudas que todas las coplas que hemos leído en este llamado Romance de la Aparición son originales del autor del Festín. 46 Debe de entenderse con el significado debastante o demasiado. 47 Con este vocablo se alude a ciertos arbustos como jaras, retamas, gayombas, o ramas de brezos y parece que procede de la campiña sur de Badajoz, más específicamente de la zona de Puebla del Maestre.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 165 (siglos XVII y XIX) portales salientes exteriormente dispuestos, se an conserbado así lar- gos tiempos hasta que los mismos temporales rigorosos amenazavan ruina sus cansados edifizios. Lo qual bisto por la villa de Linares, ha- ziendo reparo en su nezesaria re[e]dificazión, binieron en que para poderla remediar era forzoso gastar en ella [f. 27r] tanto como hazer de nuebo toda la fábrica desde sus fundamentos y prinzipios. Para esto ubo aiuntamiento en el qual se ordenó que se leban- tase y erijiese nuebo templo desde sus prinzipios. Y assí la dicha junta secular y eclesiástica, los piadosos rejidores y justicia, prior, beneficia- dos y demás personas de cuenta y autoridad salió consumada la deli- berazión en que se delinease y zanjase casa nueba para tan gran Se- ñora, lo qual assí se hizo, no fuera del sitio antiguo que tenía, si bien a poca distanzia de su antiguo alojamiento, con que tubo principio la fábrica el año 163848 quando se delineó y zanjó, cuyo sitio se consagró y bendijo con toda la clerezía eclesiástica que en solemne procesión a los 8 días del mes de diziembre, que fue día de la limpia y [f. 27v] pura Conzepción de nuestra Señora María Birgen y Madre, se consagró. El prior Andrés de Bonilla Calderón49 y el canónigo beneficiado Pedro de Zárate, aviendo hecho las deprecaziones, preces y lo demás que usa la santa Iglesia en semejantes acciones, según los cánones y decretos del santo conzilio, tomaron en sus manos –dichos prior y beneficiado–, una piedra labrada de escoda50, la qual pusieron en la esquina de la capilla mayor que mira al mediodía. Continuóse la fábrica a costa de las limosnas del lugar que co- piosamente se aumentaron por la solicitud del dicho canónigo bene-

48 En las Historias de Antonio Cobo y Velasco leemos que el comienzo de estas obras tuvo lugar en el año 1659 (Ms. MB pág. 39) y en el de 1658 (Ms. VL fol. 24v). 49 Su padre fue el famoso poeta conceptista, nacido en Baeza hacia 1570, Alonso de Bo- nilla y Garzón, de oficio platero, casado con Marina de la Cruz, quien fue hija de Juan Rodríguez Calderón. Alonso escribió varios libros poéticos en los que con frecuencia ensalza la figura de la Virgen María, refiriéndose particularmente a su Inmaculada Con- cepción. El hijo de ambos, Andrés de Bonilla Calderón, fue bautizado el 27 de agosto de 1595. Tuvo un carácter bondadoso. Primeramente fue clérigo de órdenes menores, se graduó de Artes en Baeza (1621?), y después se ordenó de sacerdote y le nombraron prior de la parroquia de Santa María, de Linares. Fue también poeta como su padre, a quien imita, pero su producción es escasa. Algunas de sus poesías están insertas en el libro escrito por su padre con el título de Nombres y atributos de la impecable siempre Virgen María, Señora nuestra, Baeza, Pedro de la Cuesta, 1624. 50 Trabajada con una herramienta en forma de martillo, con corte en ambos lados, que se usa para labrar piedras y picar paredes.

166 Manuel Morales Borrero ficiado Pedro de Zárate, el qual gastó de su bolsa f.[ 28r] gran suma de ducados exerziendo el oficio de comisario desta obra algunos años en que la obra iva adelante, y lo fuera más si la muerte no le ataxara cortándole el hilo de la bida, con que paró la obra algunos años. Ya se mirava la casa de María Santísima harto aflijida (en el modo posible). No faltavan émulos que lo mormuraban, echavan juizios harto temerarios: unos, que se reparase la casa bieja; otros, con otros intentos harto sin razón, bamboleavan los zimientos por las mormuraziones, que ya parezía faltava todo fabor humano. Mas empero aquella divina y grande Señora, como dueño berdadero de su casa, hizo instancia en ello, con que su muy dilecto Hijo, único Espo- so, inspiró los corazones [f. 28v] de sus debotos christianos, señores del cabildo y otros particulares para que nuebamente pasase adelante la fábrica de su obra. Así dieron, y se cometió comisión, nuebamente a uno de aque- llos señores regidores de la quadra llamado Juan Domingo de la Fuen- te, hombre bien probeýdo de bienes temporales y de gran deboción con esta grande Señora, el qual azeptó el oficio de comisario con sumo gusto; con cuyas diligenzias crezió la obra en gran parte de sus edificios comenzados. Mas quiso el Señor de la vida que pasara este comisario a mejor bida, que fue a la eterna, pagándole el Señor las diligenzias que puso en las fábricas de la casa de su divina Madre María Santísima. [f. 29r] Entró asimismo otro regidor (con la misma comisión) nuebo fabricante no menos cuydadoso que los antezedentes, siempre deboto desta divina Señora, Reyna imperial de zielos y tierra, llamado Alonso Perales Mosquera, el qual exerzitó el oficio de comisario con grande ánimo cuydadoso, con que llegó la obra a mayores crezimien- tos importantes. Todas las cosas cansan aunque sean buenas, y assí se remudó de comisarios después de largo tiempo por ebitar cuydados y para que descan[sa]sen los que en aquel ministerio asistían, y así entró por quarto comisario, en lugar del referido Alonso Perales, otro gran sier- vo de nuestra Señora llamado Bartolomé Romero, el qual con gran bijilancia acudió gustoso [f. 29v] a las fábricas de la cassa de María Santísima, con que llegó la obra a mayor estado. Reconocióse bien su diligencia quando, cortado el hilo de su vida, dio su alma en manos de aquella gran Señora que la colocó en el zielo quedando su cuerpo sepultado en la ziudad de Baeza.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 167 (siglos XVII y XIX) Y aparezen presajios, pues tantos dan la vida en tales ocasiones; juizios son del zielo y sabe Dios por qué. Y es así que la Madre de la grazia María Santísima y su bendito Hijo Christo nuestro bien tenía ya asignados otros nuebos obradores fabricantes para que operasen los edificios de su santa casa como se bió. No quiso Dios que su real profeta David le lebantase casa ni le erijiese templo en Jerusalén [f. 30r] sino que Salomón lo fabricase. Lo mismo pareze se considera aquí, pues ubo tantos comissarios, como ya son bistos hasta aora, que fabricavan aquella santa casa. Pasáronse largos tiempos que la obra de la Virgen no andava; las limosnas flaqueavan y la debozión se reclusó51 con la esterelidad de los tiempos. Cogíase bien poco, desazonado y con grande desmedro en los frutos de la tierra (azotes por nuestras culpas), por lo que no se pudo continuar la obra nueba con más brebedad de lo que podía la necesidad, por la priesa que dava la cassa bieja en que estava la santa Imajen de nuestra Señora, porque por barias partes se desmenuzava en piezas, biniéndose al suelo [f. 30v] toda la casa. Por lo bisto, el santo clero con su prinzipal prelado y demás religiosos, cavildo y todo el bulgo popular dieron orden de sacarla de allí y llevarla en procesión solemne a la santa iglesia parroquial de Li- nares donde fue retenida espacio de seis años, algo más, hasta que su templo glorioso fin52 por la solicitud de dos nobles señores comisarios nuebos que juntamente ambos asistieron a ello con toda devozión y cuydado, los quales son Alfonso de Abarca Mosquera y Luis de Cózar Tenorio que asistieron muy de beras sirviendo a tan grande Señora nuestra. Con la solizitud que pusieron estos señores en el [a]copio de las [f. 31r] limosnas, que lo fue con buen número, fuera de otros que se ofrezieron boluntarios (según las que se dieron al sapientísimo Salo- món), con que compraron mucha madera, hierro, teja y todo lo nece- sario con que se tomaron las aguas y se cerró el edificio. Quanto a la belleza y hermosura de la fábrica es sobremanera, toda de cantería bien labrada, cuyas mezclas unen como plomo por- que lo son de sus metales. Es alto y descoliado53, con buena latitud y longitud, bien proporcionado por todas partes según la arquitectura.

51 Debe indicar que se recluyó, se retrajo, o se redujo. 52 Debe entenderse «hasta que su templo llegó a glorioso fin». 53 Descollado o eminente, lo que no deja de ser un sinónimo de alto.

168 Manuel Morales Borrero La capilla mayor con su cruzero, desenfadada, clara y vistosa, con su media naranja esclarezida con [f. 31v] mil barias labores, todo candidísimo (obrado por mano de aquel grande arquitecto fray Bar- tolomé Delgado del orden de San Agustín), cuyo remate en su cim- borrio cierra y ocupa un grande y curioso florón de oro, berde y azul, esmalte fino de la escultura prinzipal. En los quatro ángulos o rincones de su eminencia ocupan qua- tro salbajes sustentando cada uno su tarja54 o escudos relebados55 en los quales son los quatro doctores de la Iglesia santa: san Gregorio, san Gerónimo, san Agustín y san Ambrosio, todos coronados, cada uno con una grande y bella corona de oro de baria y curiosa hechura. Su bella sacristía con sus dos salas prinzipales, alta y baja, y cu- riosa escala, todo candidísimo y losado de ladrillo raspado curiosa- mente, y asimismo [f. 32r] toda la iglesia, coro y todo lo demás. El altar mayor con su gallardo nicho en que está la santa Imajen de nuestra Señora guarnecida de quatro curiosas columnas labradas a lo corinthio y jónico arcadio, todas con sus arquitrabes y cornisamen- tos, enzima de lo qual está la imagen del Eterno Padre, y todo ello he- cho una llama de oro finísimo de alto abajo con mil colores y labores bistosas de embutidos, así los serafines como todo lo demás. Al lado del evangelio, en el cruzero de la capilla mayor, está otro segundo altar costeado por el beneficiado Juan de Navarrete clé- rigo presbítero, el qual puso y colocó allí un bello retablo del sagrado apóstol Santiago patrón de España que de su blanco y cinc56 cavallo descabeza moros [f. 32v] con su sangrienta y tajante espada. Enfrente de este altar y al lado de la epístola está otro altar por deboción costa y solizitud de Alonso Perales Mosquera referido arriba, rejidor de Linares, en el qual puso otro grande retablo del gran cape- llán de María Virgen Señora nuestra san Ildefonso, con toda la música del zielo, asistiendo allí esta gran Señora poniéndole la casulla; es obra de gran belleza. Concluydo todo, se puso al pie del nicho de nuestra Señora, sobre planchas de oro, un rótulo de letras negras que dizen: Acabóse

54 Adorno oblongo y en forma de escudo, con alguna inscripción, que se sobrepone a cualquier elemento artístico. También se dice tarjeta. 55 elevados. 56 De color blanco–azulado.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 169 (siglos XVII y XIX) esta obra a diez días de octubre de 1666, siendo comisarios Alonso de Abarca Mosquera, Luis de Cózar Tenorio57.

[f. 33r] Ofertas Acavada la obra, lonjas y portegados58 con todo lo demás, pilas curiosas de agua bendita y quanto fue menester, luego acudió la debo- ción general a hazer ofertas; cada uno lo que pudo. Ofrezióse madera para asientos nuebos que se hizieron curiosos, sillas, bancos y cajones, misales, cálizes, patenas, manteles, palios, paños labrados, ternos, ca- sullas, albas, amitos, estolas, frontales, costosas cruzes para los altares, candaleros, atriles, facistoles, tres lámparas de plata, dos arañuelas de plata que ocupan seis luzes y otras dos bellas cruzes de bidrieras cu- riosas para las dos pilas de agua bendita; un grande y bistoso frontal para el altar mayor de lama de plata fina en seda morada con una grande y ancha guarnizión de oro fino que lo rodea todo [f. 33v] por la debozión del muy noble y honrrado cavallero y capitán don Pedro de Benabides y Mendoza del orden de Santiago, sargento mayor del reyno de Jaén por su real magestad. Asimismo hizo la deboción de Miguel Cobo Garzón, regidor de Linares, un rico y bello bestido de brocado encarnado y oro fino, y otro al Niño; ambos forrados en sedas finas con puntas grandes de pla- ta de gran costa, balor y estima, que brillando lo uno y lo otro causa gran gusto y recreo a la bista. Asimismo son muchas otras cosas ricas de oro, joyas de plata y piedras preciosas que se le han ofrezido y le ofrezen de cada día particulares debotos de nuestra Señora.

Fiestas que hizo la villa de Linares a nuestra Señora de [f. 34r] Linarejos quando la llevaron a su casa Abiéndose dispuesto todo lo necesario y conzerniente para la cassa de nuestra Señora, se dispuso también la celebridad conbenible para llevar la santa imajen a su casa, comenzando la disposizión del regozijo y solemnidad que se avía de hazer. Tratóse de hazer certamen entre hombres doctos y curiosos; estorbólo la dificultad que se ofrezió en procurar juezes que discerniesen, sentenciando y premiando. Ha- llaron causas efectibas para estorbarlo, cosa que luziera mucho sus

57 Tardaron veintiocho años en concluir este santuario. 58 Del latín porticatus, significa pórticos, atrios o cobertizos.

170 Manuel Morales Borrero efectos. Brillaran mucho los injenios con sus agudezas, esmerándose en alabanzas de María Santísima en la junta precedente y camparan las [f. 34v] musas con sus armonías y obstentazión numerosas, bien limados y elegantes bersos tremolando sus banderas al son de acordes harpas los más azertados poetas que ya se desbelavan anhelantes. No faltaron émulos que lo dificultaron todo y tan en lleno que dieron al tras[te] con todo el argumento carminoso; si bien que tam- poco faltaron asonancias y consonas bezes59 que alabando a María Santísima cantaron décimas y romanzes y otras barias suertes curio- sas. Señalóse el día del mayor festín que fue a los 17 días del mes de octubre de 1666 años, que fue domingo terzero y bíspera del coronista sagrado Lucas, que en los filos de [f. 35r] su bolante pluma nos pintó proezas del Cordero en carnes de la blanca Obeja su hermosa Madre María Virgen. Boló la fama con su trompa de oro que alzando sus clamores y acelerado buelo dio buelta al orbe rinbombando el tiple, cuyos ecos resonaron en los cóncabos profundos y ocultas grutas; dio razón de las delizias y júbilos, empleos en que se mostrava propicia la villa de Linares sirviendo con sus dichas a María Santísima de Linarejos Se- ñora nuestra. Llegóse el tiempo asignado y acudieron los concursos, si bien numerosos, traýdos de la devozión de barias partes, ya de las populo- sas y grandes ziudades, sin perdonar a la más pequeña aldea de la ma- yor parte de España, pues [f. 35v] Toledo y Madrid, Granada y Sevilla se tubieron por dichosas de gozar proezas de la bella aurora. Juzgóse y sin duda ser copiado60 número de beynte y dos mil personas las que se unieron en Linares en tal ocasión. Clerezía notable del lugar y fuera dél, S.S. de dignidades, docto- res grabes y señores prinzipales, religiosos de todas órdenes y de toda autoridad, sin otros muchos nobles cavalleros y señores comendado- res de órdenes militares que honrraron el festín.

59 Consonas bezes: pensamos que el autor debió escribir consonanteces. 60 Quizá se refiera al sustantivo latino copia que significa abundancia, en este caso abundante, aunque mejor podría haber escrito «copioso». Dieciséis líneas más abajo en el texto, refiriéndose a la abundante comida, escribe «tan copiosamente».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 171 (siglos XVII y XIX) Fue, pues, cossa espantosa y memorable milagro que, juzgándo- se aber de causarse carestía en los mantenimientos, fue al contrario; porque antes rogavan con el pan floreado, carnes, caza y demás cosas de [f. 36r] comida y tan copiosamente quanto por las calles y plazas rogavan con ello, de forma que entendiéndose se alterasen los prezios a más balor, se bajó el prezio de todo. ¿Pero qué mucho si la Panadera sagrada estava combidando con el divino Pan floreado que bino del zielo como lo canta la siguiente letra?

Romanze a la Virgen de Linarejos quando la llevaron por las calles a su casa La Panadera de grazia con el Pan del zielo biene por las calles de Linares combidando toda gente. La Panadera es hermosa y el Pan del cielo es alegre [f. 36v] porque es el manná de grazia que en el Synaí nos llueve. De la Alhóndiga camina con aquel Pan de deleites cuyo blanco y encarnado está diziendo come[d]me. La hermosa Panadera desea que se lo lleven por ser gustosa comida y sabe a lo que quisieren. Es Pan que bino del zielo como san Juan lo refiere, diziendo ser el Pan bivo que al ombre libra de muerte Por las gradas de la iglesia la Panadera desciende porque lo lleva a las plazas si ay quien en grazia lo quiere.

172 Manuel Morales Borrero Este Pan de hermosura [f. 37r] que la Panadera tiene pareze ser todo junto un Agnus de pura nieve. Lo cozió la Panadera en el horno de su bientre y telas del corazón por que más süabe quede. Por las calles replicando aquella Reyna excelente con aquel Niño de grazia a todo el mundo lo ofreze. En el Bermejal se anima caminando entre la gente, haziendo altos de continuo porque coma el que quisiere. Aquella Rosa encarnada, la Panadera eminente, el Pan con que allí combida carne y sangre y alma tiene. [f. 37v] Ba por la calle Mayor aquella Perla de oriente calzada de blanca luna y de brocado el roquete. El sol se paró a mirarla, si bien por serle obediente prosiguió por su carrera bolviendo el rostro mil bezes. La luna se hallaba ufana porque lleva entre sus sienes los pies de la Panadera que es la Reyna que más puede. Por la calle de san Marcos al campo salir pretende, que quiere ser campesina aunque la ziudad se deje.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 173 (siglos XVII y XIX) El rostro buelve amorosa a mirar toda la gente, que es el ganado que guarda esta Pastora excelente. [f. 38r] Llegue el ganado gozoso, llegue porque ya comienze a repartir el regalo que en ambas manos ofreze. Las flores y los jardines, las rosas y los claveles, para que pise María, ofrezen bellos tapetes. Supuesto que nos da el Pan la Princesa de los reyes, dispongamos nuestras bidas porque el Pan nos aprobeche. Celebróse el prinzipio de la fiesta, sábado a bísperas, muy so- lemnemente con música: chirimías y clarines y el realejo61, órgano si bien curioso y de sonoras bozes, que fue [f. 38v] llevado por las calles en la fiesta. Con la procesión, dos curiosas y bien trabajadas danzas de cuenta y otra de los egipcios biandantes que adoravan sus antiguos en la diosa de Siria. Una gran compañía de soldados, todos plomeros, que siendo ellos por más de 300, salieron gallardos 175, y otros muchos con pi- cas [y] dos tambores que, bestidos de gala por los señores comisarios de la fiesta, regidores de Linares, don Fernando Zambrana Dávalos y Miguel Moreno Garzón, luzieron galas, manifestándose allí la acción afectuosa en la solizitud que pusieron estos dos señores con el luzi- miento que mostraron en el festejo, ofreziendo regalos, dulzes, copio- sas colaziones sin escazés62 ni tasa alguna. Luzió mucho la bocazión, [f. 39r] sábado a la noche, con muchas luminarias por todo el lugar. Cantó la numerosa armonía de subtiles bozes y repitiendo las lenguas de metal que al clamor de sus claras

61 El realejo era un órgano portátil, de pequeñas dimensiones. 62 escasez.

174 Manuel Morales Borrero bozes rinbonbavan los hechos a porfía por las fragosas montañas, a compás de su repique, por el antiguo bético parnaso. No se hizo encamisada63, máscara ni otra cossa tal por evitar desgrazias, por la mucha gente que ocurrió y porque las suele aber y fomentar una obscura noche; ni menos tampoco fiestas de toros, por lo mismo, aunque ubo moción para ello. Alegróse la gente con grandes regozijos y bayles que por las ca- lles zelebraron los rateros, cohetes sin [f. 39v] los bolantes claros64 que, hechos Ícaros, bolvían al suelo despedidos de las bien delgadas nubes, cuyos crujidos asombravan las delicadas damas y señoras. Amaneció el domingo que lo trajo el alva y la bella aurora María Santísima Señora nuestra, quando con sonora música se la dio la salva a la misma salva. Los acordes instrumentos, avecillas y campanas, al son de los parches, pífanos y mosquetería que rimbombaron acordes por los montes, cantaron alegres el Gloriosa Domina excelsa super sidera, y el Ave maris stella. Representóse comedia hasta tanto que llegó la hora de la misa mayor, quando la mayor melodía [f. 40r] hizo el dever cantando mo- tetes y letras gallardas en alabanza de María Santísima que el maestro de capilla sacó a luz por la curiosidad consonante sentenciosa. Tales fueron los tiples y tenores, no escusándose las sonoras harpas, zítaras y panderetes con que los cascabeles y sonajas lebantaron los buelos a los baylarines, aumentando más el regocijo. Acudió el gran concurso de gente del lugar y forastera con tanto cuydado que parecía ser un inquieto exérzito, si bien lleno de debo- zión; todos hanhelantes por ber y gozar aquella gran presencia de Ma- ría Santísima Señora nuestra que puesta en andas de oro fino alegrava con gallardía todo el templo. [f. 40v] Y en el tiempo que celebrava la misa el señor prior Pedro de Torres con la magestad que suele, uvo notable silencio y debozión por todo el auditorio.

63 Encamisada.– Regocijo público que se hacía con varios disfraces ridículos y con más- caras. Se ejecutaba de noche, con velas y antorchas encendidas, para diversión y mues- tra de regocijo, y también para infundir miedo en los más pusilánimes. 64 Se dice ratero a lo que va a ras del suelo; en este caso a lo que hoy se llama busca- piés, que son cohetes sin varillas que, encendidos, corren por la tierra entre los pies de la gente.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 175 (siglos XVII y XIX) Predicó un gran sermón el muy reberendo padre fray Francisco Balberde guardián del combento franciscano de Linares, de la seráfica orden de nuestro gran patriarca san Francisco, que tomando el thema del capítulo 11 de san Lucas Beatus benter qui te portavit, et ubera quæ subjisti65, su dulze lenguaje y superior estilo, discursos mayores, pon- deraciones subidas, exposiziones subtiles, doctrina admirable, abisos christianos, documentos christianos y católicos, agrado y cortesía, su- perior grazia en el ablar y sobre todo gran devoción [f. 41r] a nuestra Señora, echó todo el resto en sus rogatibas y deprecaciones, con que dio bien que notar a los más agudos ingenios, dando la razón de su mucha antigüedad desta divina Señora. Continuóse el divino oficio con grandes melodías, letras curio- sas, bozes sonoras, tiples delgados y acordes insturmentos [sic] con que, entre danzar y regocijos mayores, tubo gloriso [sic] fin bien lleno de admirar. El mismo domingo a la tarde, si bien harto temprano, tocaron las campanas en demostrazión de aviso para las solemnes bísperas; que si por la mañana fue grande el concurso, mayor lo fue a la tarde y más [f. 41v] numerosa la gente que acudió. Ubo confusión con el alborozo y mormullo de la gente por la grande gritería. Dijéronse las vísperas con toda solemnidad qual pedía tal fiesta, quando ya estava nuestra Señora de partida para su casa que, con numerosas y brillantes luzes, gallardetes y faroles, mucha clerezía y religiosos de todas órdenes, salió de la iglesia afrentando el sol que entre celajes de bellas nubes se hizo recluso por toda la tarde por no molestar la gente que acompañavan la bella Aurora, María Santísima. Lo mismo las estrellas que, hechas a la admirazión, retirándose enco- jieron sus luzes quedando en éstasis conducible66. A la salida desta santa [f. 42r] imajen de la iglesia mayor de Li- nares se hizo esta letra siguiente.

65 Debe decir suxisti. «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que mamas- te». La cita se encuentra en el versículo 27 de dicho capítulo. 66 Convenible.

176 Manuel Morales Borrero Romanze 67 Salid, Paloma del arca que ya está el mundo en silencio; daréys buelta por el orbe, tended, largad buestro buelo. Salid, hermosa María Señora de Linarejos con el ramo de la oliba misericordias bertiendo. Salid pues, bella Calandria, salid, mira que ya es tiempo mostrad el razimo de oro porque gozemos el Berbo. Salid que os está aguardando de Linares todo el pueblo, deseando ber la Luna que en brazos trae el Luzero. [f. 42v] Salid la más bella Rosa que a crïado el uniberso, pues que no os tocó la espina, pues hizo Dios el injerto. Salid Azuzena blanca de los olores del zielo, con argentadas murtillas en todo resplandeziendo. Salid Aurora del alba con el hermoso Cordero, que como Pastora rica tenéis todo el zielo en peso. Salid Huerto de las flores, pues que sois el sacro Huerto cuyas rosas es la grazia, pues que sois grazia del templo.

67 Son 21 cuartetas asonantadas.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 177 (siglos XVII y XIX) Salid Estrella matutina (9 sílabas) y del zielo espejo bello, disipad oy las tinieblas que el pecado puso en medio. Salid Carroza sagrada [f. 43r] tachonada de luzeros, mirad que buestro ganado está balando por beros. Salid hermosa María, salid cristalino Espejo en quien el Padre se mira y por quien bida tenemos. Salid Débora68 gallarda, salid contra el cananeo, puesto que sois capitana y la defensa del pueblo. Salid Judit69 más hermosa que la que hizo el empleo y cortaréys la cabeza al Holofernes sobervio. Salid sapiente Themisto70, pues cátedra estays leyendo en la sagrada academia teniendo a Dios por maestro.

68 Débora.– Significa «abeja».F ue administradora de la justicia y profetisa que comuni- có a Barac la orden divina de luchar contra los cananeos. El Cántico de Débora celebrando esta guerra es uno de los textos «heroicos» más primitivos del Antiguo Testamento. 69 El pueblo de Israel, que moraba en las tierras de Judá, se encontraba sitiado en Betulia por las tropas asirias que mandaba el general Holofernes. Entonces la hebrea Judit, de acuerdo con un plan que se ha formado, salió de Betulia acompañada por una criada. Llegó al campamento enemigo y, fingiendo ser una traidora contra su pueblo hebreo, consiguió llamar la atención de Holofernes; éste la invitó a un banquete en su tienda. Holofernes quedó embriagado y dormido y Judit lo decapitó con una espada. Al ver la cabeza de Holofernes, los israelitas atacaron a los asirios quienes, privados de su general, huyeron aterrorizados. 70 Temístocles fue un político ateniense dotado de una brillante inteligencia y muy hábil en estrategia naval, con lo que consolidó la hegemonía de su país en mar y tierra. Pla- neó la colonización de Occidente y estimuló el comercio de otros pueblos con Atenas. Su continuador fue el sabio Pericles.

178 Manuel Morales Borrero Salid Hester71 benturosa [f. 43v] por quien murió Mardoqueo, con que fue libre de muerte por bos el mundo uniberso. Salid, se admirará Aspasia72 pues que sabia os hizo el zielo, pues buestra sabiduría trajo a Dios del zielo al suelo. Salid Abigail73 piadosa con el presente ofreziendo, porque aplaquéis a David, león terrible y sebero. Salid Jazmín oloroso con el Clavel en el pecho a consolar aflijidos pues es el mismo consuelo. Salid pues, Diamante rico del más lebantado prezio cuyo balor no le iguala quanto bale tierra y zielo. Salid, porque está Linares [f. 44r] de rodillas por el suelo aguardando que la Aurora bañen sus claros reflejos. Salid esperanza biva que bivamente tenemos, que bos sois nuestra esperanza y nuestro amparo y remedio. Fue, pues, cosa notable y digna de reparo que aviendo aquellos días ardientes soles y calores excesibos, al punto que esta divina Se-

71 Huérfana judía que llegó a ser reina de Persia y salvó a su pueblo. 72 Aspasia de Mileto, que vivió desde el año 460 al 410 a. C., fue esposa de Pericles y céle- bre por su belleza, ingenio e influencia política. En su propia mansión creó una especie de academia en la que se reunían los personajes más sabios de Atenas. 73 Abigail fue primeramente mujer de Nabal del Carmelo y, muerto éste, lo fue de David con quien tuvo un hijo llamado Quilab.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 179 (siglos XVII y XIX) ñora salió de la iglesia mayor a las dos de la tarde, cobijó la tierra el pabellón dorado que ref[r]igerava de día el pueblo de Isrrael quando salió de Egipto para la tierra de promisión, no faltando la columna de fuego que de noche alumbrava, porque este día fueron tantas las luzes de zera que brillavan por los campos, que no hizieron [f. 44v] falta los rayos del luminoso Phebo al mediodía. Y con tal facción bino aquella nube que abriendo sus labios se le bertieron de su risueña boca unas perlas de cristal aljofarado que en bez de rozío sirbieron de diamantes bertidos de su nácar bello. Halláronse las calles aderezadas a marabilla con lo primoroso de galas y recreos, colgaduras de porte muy superiores adornadas con la mayor belleza del arte de pintura extremada; tanto quanto no hi- zieron falta los delgados pinzeles del diestro Apeles y experto si pri- moroso Micael Ángelo, porque la destreza en esta facultad oy es más superior. Copiáronse los quadros y salió en resumpto por más de tres mil, asom– [f. 45r] bro de la admirazión; treynta y dos paradas bellas de ri- cos paños y doseles en brocaletes74 bistosos de balor, arcos triu[n]fales, mirtos, ramos, odorífer[os] arrayanes y otros de bario género que re- creó la bista de todos; altares curiosos y fuentes quasi naturales de grande artificio e ingenio ordenadas; y por último remate, un castillo formado de ramos berdes, cañas y espadañas que contenía un moti- vo en que a bozes se manifestavan las doze Sivilas con sus tarjas, y curiosos bersos de sus baticinios; cosa curiosa y que dio bien en qué entender a los curiosos su[s] vueltas circulares; juntamente un hiris75 que puso la curiosidad más primorosa. Detúbose la procesión desde la iglesia mayor hasta llegar nues- tra Señora a su casa, desde las dos de la [f. 45v] tarde hasta las diez de la noche que fue quando se acavó. Llevóse delante esta divina Señora su grande y bistosa compañía de galantes soldados, los quales mostraron su belicoso balor por su destreza en el manejo de las armas donde se desterró toda visoñería76, gastándose en el discurso del77 tiempo quarenta y seis arrobas de pól-

74 Hay una metátesis. Debería decir brocateles, «tejido de cáñamo y seda, a modo de damasco, que se emplea en muebles y colgaduras» D.R.A.E. 75 Iris, o arco de colores. 76 Se llama bisoño al soldado novato y sin experiencia. 77 En lugar de del, en el texto aparece he.

180 Manuel Morales Borrero bora gastada con sus fuertes y grandes estampidos, con la grande y numerosa cañería de mosquetes78, sin que se entrometiese alcabuz79 alguno. Gobernó este exérzito belizioso80 el muy noble señor don Pedro de Benabides Mendoza, cavallero del orden de Santiago patrón Zebe- deo [f. 46r] de las Españas, que como diestro sarjento mayor del reyno de Jaén en las milizias reales por el rey nuestro señor don Felipe quar- to se ocupó en serbir81 a nuestra Señora, cabiéndole en suerte usar este ofizio real acompañándole otro sarjento que sirbió a su magestad en dicho oficio. Todo es galas con gallardía entre soldados, y su famoso y noble capitán don Martín de Zambrana Dávalos, que aunque de poca edad mostró su gran balor y nobleza. Y asimismo se mostró gallardo el alférez cuyas galas compitieron con las de lolia (?) Paulina Romana82 cuya liberalidad dio bien que en- tender a las gentes su gran multitud de colaziones, tan [f. 46v] copiosas como nube que graniza, ganando nuebos aplausos generalmente de todo el común forastero y natural. Todos son festines y recreos en serbicio de la Madre de Dios con que se dio fin el domingo a sus belozes buelos y regocijos, con que la gente no cansada tubo su reposo, gustosa de tan bellas acziones de aquel festibo día. Pusiéronse al descanso por aquella noche, bino el silencio y hizo el sueño su oficio según su natural costumbre. Amanezió el lunes deseado de todos para nuebos festines que nuebamente zelebraron los señores comisarios de la principal fiesta pasada que particularmente sirbieron a la Birgen Señora [f. 47r] nues-

78 Mosquete.– Arma de fuego antigua, mucho más larga y de mayor calibre que el fusil, la cual se disparaba apoyándola sobre una horquilla. 79 Arcabuz.– Arma antigua de fuego, semejante al fusil, que se disparaba prendiendo la pólvora del tiro mediante una mecha móvil colocada en la misma arma. 80 belicoso. 81 En el original dice cerbir. 82 Paulina Romana fue una elegantísima dama que vivió en tiempos del emperador Tiberio. Se hizo célebre por su hermosura y religiosidad, pero fue tan candorosa que un joven llamado Mundo la sedujo haciéndola creer que él era el dios Anubis a quien la dama tenía gran devoción. Descubierta la superchería y denunciado el impostor, Tiberio lo condenó a destierro perpetuo y ordenó demoler el templo de Isis en el que se había cometido el delito.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 181 (siglos XVII y XIX) tra. Acudió el mismo concurso: música, danzas, realejo y toda la mos- quetería y demás alegrías que se pudieron aber. Tronaron los mosquetes, bolaron cohetes y danzaron los rateros al son rimbonboso de los parches83; cantó la música y asistieron damas y galanes y señoras de onor y calidad que en sus coches hizieron la bisita a María Santísima en su casa nueba tan justamente como prin- zipales dueñas. Entonó el coro y salió la misa que la celebró el señor don Pedro de Torres prior de la parroquial de Linares con la magestad que suele usar en tales sacrificios. Predicó el pico de oro y cisne nebado embutido entre finos f.[ 47v] bramantes y perlas del oriente, el reverendo padre fray Francis- co Zambrana del orden de la Santísima Trinidad calzados, summario mayor de las doctas y escojidas letras, que tomando el thema beatus benter etc., fundó el sermón y asombró el auditorio y llevóse el bíctor que por tiernos años fue superior en sus discursos. Acaváronse los oficios divinos y salió la gente, o por mejor dezir el exército innumerable, que llenó los prados y grandes ejidos cuyas distan- zias de la casa de nuestra Señora hasta el lugar frisan tres mil passos. Como no hubo premios en la justa ni certamen (que no se con- zedió) subiéronse los poetas al Parnaso, a los resofilos84 y recreos de la Hypocrene85, adonde entre– [f. 48r] tenidos con las musas se les olbidó su mayor cuydado; y hallándose con su mayor recreo en la Helicona86, no quisieron dejar el lugar poseýdo por sus delizias que allí gozavan. Assí, por cumplir en algo sus empleos, embiaron algunos bersos que traýdos del icareno bolador87 que se desmoronó de los rayos febibles88, trajo algunos que entregó a la fama. Los siguientes:

83 Tambores 84 Seguro que ha querido decir refocilos (recreos, alegrías, regodeos). 85 Se refiere a las musas, que recibieron este nombre por el de la fuente Hipocrene que estaba consagrada a ellas. 86 La región del Helicón, en donde habitaron las musas. 87 Se refiere al mito de Ícaro, hijo de Dédalo. Los dos estaban prisioneros en el Laberinto y Dédalo fabricó unas alas de cera para que ambos pudieran salir volando. Ícaro voló tan alto que la temperatura del sol derritió sus alas y cayó al mar. 88 Pensamos por una parte que el autor ha querido decir febles del latín vulgar febilis, con el significado de débiles. Pero por otra, nos parece más lógico y acorde con el mito de Ícaro, que debería significarfebriles , ardientes.

182 Manuel Morales Borrero Del maestro Gabriel de la Torre. Canzión real Puso Dios en Adam su descendenzia y en él sus boluntades reduzidas a una sola moral, bien que distantes todas en sí las poseyó incluýdas, y así como él rompiendo la obediencia, la vuestra, Birgen, no; que a tiempo y antes [f. 48v] que luz brillaran del safir diamantes, os poseyó el Señor del pacto exempta; y porque más buestro esplandor se intime quando os poseyó entonzes os redime, pues poseer es redimir de afrenta ya propia o que se intenta, y assí no ay culpa en bos pues os preserva del pacto Dios y obligazión acerva. Tersa a Moysés le pide presidente que el mayorazgo, aunque mujer, subceda pues murió sin barón su padre errante y ella ‹d›el delito en que murió no hereda89. Moisés la oyó y se lo otorgó prudente, y vos, Tersa divina, en la bacante de Adam el mayorazgo litigante de grazia original pretendéis sancta, pues por la culpa en que él murió reboca sus hijos Dios, y porque a bos no os toca, por mayorazga os jura y os lebanta,

89 Este pasaje está descrito en el Libro de los Números, capítulo XXVII, versículos 1–11. Aquí hablan las hijas de Salphaad, uno de los jefes muertos en el desierto cuando Moisés conducía a su pueblo hacia la tierra prometida. Éstas se llamaron Maala, Noa, Hegla, Melcha y Thersa; quienes viendo que sólo se nombraba a los hebreos que habían tenido descendencias de hijos varones, acudieron ante Moisés y ante el sacerdote Elea- zar, que ambos estaban a la puerta del tabernáculo de la alianza, para reclamar que se incluyese el nombre de su padre Salphaad y que no se omitiera por el hecho de haber tenido solamente hembras. (En este pasaje advertimos uno de los primeros ejemplos de reivindicación de los derechos de la mujer). Moisés, a petición de las cinco hermanas, dicta la ley de sucesión según la cual, cuando no haya hijos varones en una familia, sean herederas las hijas y, en su defecto, otros parientes cercanos. Aunque se habla de un delito, el padre había muerto ajeno a él, puesto que no estuvo en la sedición de Coré contra el Señor.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 183 (siglos XVII y XIX) y enamorado os canta. Es como Tersa mi querida esposa sin culpa paternal tersa y hermosa. [f. 49r] Por ber si el zielo sus ofertas trueca de su bictoria Gedeón inzierto puso en la tierra un blanco bellozino que de rozío amanezió cubierto, la tierra a su pesar quedando seca90. Este bellón soys bos, María, en quien bino de grazia original rozío divino, como pluvia en bellón que así os ofreze David la grazia, y porque en sí os enzierra buestra madre a de ser la estéril tierra sin el rozío que el bellón mereze. Sólo, pues, resplandeze la candidez de sus n‹u›evados copos más que imitador aún del sol piropos. Cerco infernal, Jerusalén divina, Senacherib91 buestros triunfantes muros con mil tinieblas por turbar tirano de esa Ziudad del sol los rayos puros. Mas el Señor que su poder termina, protector os promete y dize ufano: no entrará esta Ziudad cercada en bano ni de la culpa original saeta

90 En el Libro de los Jueces, cap. VI, vers. 36–40, leemos que Jehová prometió a Gedeón que sería el salvador del pueblo de Israel. Gedeón, dudando de que por su mano viniera tal salvación, le dijo al Señor: «Si has de salvar a Israel por mi mano, como lo has dicho, pondré este vellocino de lana en la era; si el rocío cayere en sólo el vellocino y toda la tierra quedare seca, sabré que salvarás a Israel por mi mano, conforme has dicho. Y así sucedió. Y levantándose antes de amanecer, exprimió el vellocino y llenó una taza de rocío. Y dijo de nuevo a Dios: no se encienda tu furor contra mí si aún probare otra vez pidiendo una señal en el vellocino. Ruégote que sólo el vellocino quede seco, y toda la tierra mojada del rocío. Y el Señor lo hizo aquella noche como se lo había pedido; y sólo en el vellocino hubo sequedad, y rocío en toda la tierra». En este episodio ven los escoliastas una figura de la Concepción Inmaculada de María, y asimismo de la Encar- nación del Verbo en sus entrañas. 91 Senaquerib, rey de Assur, conquistó casi todo Judá e impuso un fuerte tributo a Ezequías a quien sólo le quedó Jerusalén que al fin fue salvada milagrosamente. (Libro cuarto de los Reyes, cap. XVIII, vers. 13–37, y cap. XIX completo).

184 Manuel Morales Borrero [f. 49v] o culebrina romperá con tiros sus siempre intactos aun del sol satiros92, y biéndoos libre y su cerbiz subjeta de culpa, ¡o bos perfecta! intacta os llama en sus cantares santos como Jerusalem de asirios tantos. Cortar permite el Labrador del zielo con la segur, de culpa, el árbol berde de nuestra descendencia, mas prohibe que en las raýzes, ya que el árbol pierde, su filo toque; así lo advierte al suelo ¡O Birgen, deste Árbol raíz que bive de la segur exempta y que concibe como raíz Jesé ci93 nazido sin golpes de la culpa la olorosa si flor divina, ya encarnada rosa; dígalo Daniel que el árbol bido94 de la segur herido, y a bos, intacta de su corte fiero, con cercos de metal, muros de azero. [f. 50r] Si difízil canzión te jusgue alguno, ¿que es más difízil, dí, hallar la vía o la señal que la culebra leve de la culpa dejó en la tierra breve del compuesto inculpable de María?; de cuya tierra pía, porque de culpa ni aun señal le an bisto, nazió; y a la berdad, naziendo Christo. Estando95 lo conceptuoso, suabidad y sentencia que en sí inclu- ye esta canzión del maestro Gabriel de la Torre en alabanza de María Santísima, que fue forzoso ponerla en primer lugar de todas las demás poesías que se ofrezieron.

92 satiros es diástole de sátiros, porque al convertirse en palabra llana, rima con tiros del verso anterior. 93 ¿Querrá decir así? 94 Vio. 95 Quizá debería decir: Es tanto…

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 185 (siglos XVII y XIX) Reparó un curioso en la obra que la villa de Linares avía leban- tado a la Virgen santísima de Linarejos, y assí como su enamorado desta divina Señora, dio el soneto que se sigue.

[f. 50v] Soneto Los antiguos romanos señalados ganando en las victorias sus trofeos, pirámides alzaron, coliseos, también arcos triunphales lebantados. Y Linares, sublimes consagrados edificios alzaron por trofeos, divina obstentazión, claros empleos obstentan a María restaurados. Linares donde [vive] tanta gente adoran esta Reyna coronada; a la Madre de grazia con bictoria fundan oy hermandad en lo presente desta grande reliquia consagrada, conserbando continuo su memoria. Opúsosele el reberendo padre fray Juan Merino, carmelita des- calso que, enamorado de María Santísima como tan aficionado y de- voto suyo, dio esta letra.

[f. 51r] Letra Salbe, divina María, que incluyen tus zinco letras más grazias que el campo flores, más que los zielos estrellas. Sálbate Dios, flor hermosa y más bistosa azuzena, cuyo olor confortativo del suelo a los zielos llega. Salbe, clavel encarnado, salbe, más bella violeta, salbe, jazmín entre flores pues eres la flor perfecta.

186 Manuel Morales Borrero Salbe, más cándida rosa, salbe, diamante que llevas las birtudes y la gala quanto tierra y zielo enzierra. María, tu nombre importa a todo el mundo, pues llevas [f. 51v] razimos de hermosura con que todo se recrea. El zielo te está alabando, también te alave la tierra y todas las hierarquías te alaben con dulzes lenguas.. Señora de Linarejos, alta y soberana Reyna, remediad nezesidades porque soys la grazia plena. A la suabidad de estas asonanzias que cantó el nuebo Orfeo, alzó Apolo la bista que estava en el Parnaso con las Musas, y corrido de que se le antizipavan nuebas liras, cantó estas dézimas sonoras.

Dézimas Linares zelebra un día a la más hermosa Aurora que en Linarejos se adora [f. 52r] que es la divina María. Festeja con melodía haziendo bellos festines a la que los serafines la corona la componen; sol y luna se disponen a dar bestido y chapines. Reconozen por Señora esta Reyna imperial y princesa prinzipal que en el zielo y tierra mora. El mundo todo la adora, el cherubín se le humilla,

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 187 (siglos XVII y XIX) el Eterno le da silla y la biste fino aurato y la guarda con recato como mayor maravilla. De Linares beo que es abogada y su Patrona; Linares, tienes corona con tan supremo interés. Celebra mil fiestas pues, porque sirviendo a María [f. 52v] gozarás nueba alegría y por premio un gran blasón: que los que devotos son tienen luz la noche y día. La musa Thalía96 cantó estas dézimas: De la grazia original sois bos la basa, María, pues Dios enbasó a porfía quanto tubo prinzipal, y como basa real buestra anchura fue cumplida, tan capaz y tan medida pues en ella cupo el Rey sacro y divino Agnus Dei que reparó nuestra bida. Una gran joya esmaltada puso Dios en buestro pecho con que de hecho y de derecho os hizo muy realiada97. A bos, Paloma sagrada, [f. 53r] os tubo Dios por señal haziéndoos tan prinzipal

96 Las nueve musas fueron hijas de Júpiter y de Mnemosine, diosa de la memoria. Cada una de ellas tenía una atribución especial siempre en relación con las manifestaciones del arte. Thalía fue musa de la comedia, y sostiene en su mano la máscara de la sátira. 97 ¿Será realzada?

188 Manuel Morales Borrero intacta Birgen y Madre, en quien el Eterno Padre trasladó su original. Bos sois la columna fuerte en quien cargó su grandeza con toda su gran riqueza aquel Dios omnipotente. En buestra basa excelente enbasó toda la grazia, que en buestro baso se espacia toda la grazia de Dios, porque sois la basa bos de la grazia con su grazia. Es tanto lo conzeptuoso, sentencioso y lo elegante que tiene en sí incluýdo esta canzión del docto maestro Gabriel de la Torre Andra- da, que a boto de los más curiosos se dispuso ponerla en el primero lugar de las demás [f. 53v] poesías que se dieron para copiarlas aquí.

Polimnia98 Que es la séptima de las nuebe musas de la quadra hipocrene99 y significa el suabe canto y melodía, adbirtiendo que el presente festín era zelebrado en servicio de la candidísima Rosa María Santísima Se- ñora nuestra. Por no salir de thema numerosa de la canzión que avía dicho Hipodomia100 metrificando grandezas desta divina Señora, dijo una Salve.

Canzión Dios te salve, Reyna y Madre del que bive por siglos de los siglos en su gloria. Contigo siempre reyna,

98 Polimnia fue la musa de la elocuencia. Le atribuyen la invención de la lira. 99 Significa «fuente del corcel o del caballo».S e refiere a la fuente de Helicón que brotó bajo los cascos de Pegaso. Estaba dedicada a las musas, y tenía la virtud de producir sensaciones poéticas. 100 Debe decir Hipodamia, quien fue hija de Enomao, rey de Pisa, y esposa de Pélope al que dio muchos hijos.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 189 (siglos XVII y XIX) Bernardo assí lo escribe, [f. 54r] y siendo la esperanza y la memoria, la bida y la dulzura, destierro perdurable de tristura.

Sálbete Dios, Señora, a ti todos clamamos los tristes desterrados hijos de Eva; óyenos aora que a ti suspiramos gimiendo por gozar la vida nueba, y en lágrimas el balle bañamos porque el hombre alegre os halle.

Ea pues, abogada nuestra buelve a nosotros tus ojos christalinos de paloma; tú fuiste saludada y el Berbo entre nosotros trajiste con fragrancia más que aroma y en carne nos lo diste humano a aquel divino que pariste.

Después deeste destierro nos muestra la alegría [f. 54v] que es aquel Dios eterno, fructo sancto del bientre donde el yerro no entró la alebosía, por ser el Paraíso donde en quanto el Padre de hermosura plantó su berde bara de dulzura.

Clemente y pïadosa, dulze Virgen María, tú que eres flor hermosa, seamos este día dignos de las promesas del Eterno, para que la esperanza consiga el dulze fructo con bonanza.

190 Manuel Morales Borrero Atenta y en suspensión avía estado Thersíchore101 oyendo la suabidad y deleytazión que tenía Polimnia con la melodía que demos- tró cantando aquella Salve Regina que metrificada avía explicado; y haziéndola contrapunto, cantó el Ave María siguiente.

[f. 55r] Canzión 3 Avemaría A ti sacra María te salve Dios que lo es de tierra y zielo; tú que eres luz del día y Madre de consuelo ampáranos, Señora hasta el zielo. El Señor es contigo y tú, que eres bendita entre mujeres, serás el sacro abrigo y al sí que le ofrezieres bendrá el divino fructo que nos dieres. En tu bientre sagrado, cerrado de clavel, purpúrea rosa será el Berbo encarnado y quedarás hermosa con aquel sacro fructo obra graziosa. Jesús será su nombre, y tú divina María, de Dios Madre102, mudado de Eva el nombre, por [el] divino Padre serás intacta Birjen de Dios Madre. [f. 55v] Más hermosa y pura103 eres nuestra esperanza, claro es esto; seremos de bentura; alcánzanos aquesto, conseguiremos la grazia y será el resto104.

101 Therpsícore fue musa de la danza. La representan bailando y acompañándose con su lira. 102 Sobra una sílaba en este verso. 103 Falta una sílaba. 104 Sobra una sílaba.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 191 (siglos XVII y XIX) Tú, cristalina clara clavellina si rosa y azuzena, pues eres fuente clara floresta más amena, alcánzanos perdón a culpa y pena. Aora y en la hora de nuestra muerte, Aurora, ruega al mismo que ubiste en esta ora, el qual contigo mora, nos libre del demonio y del abismo.

Urania Cantó Urania105 la felizidad con tanto primor y grazia que se quedó corto (el hijo de Apolo y de la musa [f. 56r] Calíope), Orfeo106, quando con la suabidad de la música llevava tras sí los montes, piedras y animales absortos y admirados; cantó esta letra

Letra En un lentisco sagrado, en tierra de Linarejos, una Pastora gallarda está guardando un Cordero. Dichosa tierra se llama pues ha crïado en su pecho una concha de cristales que oculta un claro Luzero. Feliz se deve contar, pues tiene un thesoro bello que de aquel Rey de la gloria es gazofilazio107 entero.

105 Urania, musa de la astronomía, está coronada de estrellas y mide con un compás las proporciones del globo terrestre. 106 Otros dicen que fue hijo del dios fluvial Eagro. Con su cítara era capaz de encantar a las personas y arrebatarlas a una quietud paradisíaca. Murió violentamente y dicen que su cabeza y su cítara se quedaron flotando sobre el mar hasta que la cítara o lira se transformó en un astro o en una constelación. 107 Gazofilacio.– Lugar donde se recogían las limosnas, rentas y riquezas del templo de Jerusalén.

192 Manuel Morales Borrero Una Niña a conserbado [f. 56v] de siglos un largo tiempo, que las memorias de Dios jamás se olbiden un pelo. Goze Linares la casa que dio a María en trofeo para el Niño de Belén ques de los zielos espejo. Aquella Reyna sagrada que tiene en su mano el ceptro y tiene de gobernar de Linares todo el pueblo. Por no quedarse la musa Clío108 (que significa la gloria) sin sacar en público sus [a]sonanzias y consonantes levantó sus nuebos con- zeptos en serbizio de María Santísima de Linarejos, Señora nuestra; al son de barios instrumentos cantó estos ternos simples.

Clío Al fin se canta la gloria, [f. 57r] no la busquen en el suelo porque se halla en el cyelo. Alcanzarán su bentura mozos, jóbenes y biejos si se ban a Linarejos. En los brazos de María siempre asiste todo el bien, en el portal de Belén; allí está nuestra esperanza, todo plazer y grandeza y también toda riqueza. No ay que buscar otra cosa; sí llegar con puridad a la misma Magestad.

108 Clío, musa de la historia y encargada de realzar la gloria de los héroes, está coronada de laureles y sostiene en sus manos el libro de la inmortalidad. Se le atribuye la inven- ción de la guitarra.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 193 (siglos XVII y XIX) A esto replicó Calíope109 con nuestra grazia, si bien algo risue- ña, diziendo: aunque los últimos azentos que cantó mi hermana Clío an tenido agradables aplausos, no me [f. 57v] desdeño salir con mis metros al serbicio de María Santísima en mi chanzoneta con sus he- chos110.

Chanzoneta Oy sale la Luz del alba el alva que un lentisco avía guardado, guardado bestida ba de encarnado encarnado al ríe no ríe el alva. el alva De brocado es el bestido bestido la tunizela y la capa. la capa ¡O, que del pueblo se escapa se escapa y se ba por el ejido! ejido Como es áur[e]o y el alva, el alba el sol la dio su brocado, brocado la luna la dio calzado calzado al ríe no ríe el alva. el alva El pueblo ba en seguimiento seguimiento de aquella divina Aurora aurora que todo el mundo la adora adora con que consigue su aumento aumento [f. 58r] Porque como oy es el alva el alva y lleva nuebo calzado calzado al templo se a trasladado ladado al ríe no ríe el alva. el alva111 A la salida que nuestra Señora hizo del lugar para su casa, en una tarja de mirtos olorosos bien conzertados según la curiosidad pudo, se hizo esta letra.

109 Calíope es la musa de la poesía heroica o épica; lleva su trompeta y se apoya sobre unas fasces. 110 Con sus «ecos». Esto lo dice porque la chanzoneta que vamos a leer está constituida por versos «en eco», llamados así porque repiten, como un eco, el final de cada verso. 111 Esta chanzoneta está compuesta por cinco redondillas con sus ecos correspondien- tes.

194 Manuel Morales Borrero Letra Las florezillas del campo que céfiro les112 da bida, con sus risueñas hojuelas todas muestran alegría. María de grazia llena oy del pueblo se retira, que como Pastora alegre del ganado no se olvida. Al campo sale la aurora hecha un Sol que el campo brilla [f. 58v] que teniendo nombre de alva alegrando biene el día. Serafines ban bolando haziendo alegre divisa, que como son menestriles113 tocan bien la arpa y lira. Acordes bozes entonan con sonoras melodías, y en los balles de Linares dan la música a María. Flores alegres, risueñas, salid con toda alegría formando bellos tapetes para que pise esta Niña. Salid, claveles, trepando, rosas, salid a porfía, que los jazmines os llaman para que pise María. Vïoletas encarnadas, olorosas clavellinas, entre azahares de plata hazed, tejed alfombrillas.

112 En el texto, los. 113 Ministriles eran los que en las funciones y solemnidades de la iglesia tocaban algún instrumento musical, especialmente de viento.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 195 (siglos XVII y XIX) [f. 59r] Señora de Linarejos, para bien seáis benida que una Madre cuydadosa su ganado no lo olvida. Púsose una redondilla para si algún curioso ingenio la glosava en alabanza de nuestra Señora María Santísima de Linarejos; y así se entregó la siguiente glosa.

Redondilla única La más clara vidrïera que le dio cabida al Sol, Virjen, fue buestro farol porque Dios entrar pudiera.

Glosa Como Dios, sacra María os colocó en el altura haziendos más bella y pura [f. 59v] que los zielos a porfía, oy Linares bien quisiera hazer más bellos festines si más potenzia tubiera, pues sois entre serafines la más clara vidrïera. Si David dize que os bio ínclita y bella Ziudad y que en bos se positó la divina Magestad cuando del zielo bajó, como divino crisol en buestro seno se espacia, porque no os toca ar[r]ebol siendo bos llena de grazia que le dio cabida al Sol. Oy haze fiesta real Linares, Birjen piadosa, que como sois imperial

196 Manuel Morales Borrero y azuzena más hermosa [f. 60r] y Reyna más principal, supuesto sois el crisol en quien la Luz más brillante con su gallardo a[r]rebol de aquel más divino amante fue Virgen vuestro farol. Entre peñascos tenéis buestra enriscada posada donde mil grazias hazéis, y buestra antigua morada nuevamente poseéys. Es bella y de tal manera fabricada con primor, si bien Linares quisiera que fuera más superior porque Dios entrar pudiera.

Cantó un bello Narciso [f. 60v] bien adornado de galas al son de una curiosa citulilla114 que se la quitó a Orfeo de sus manos, y con dulze y subtil tiple que suspendía los zielos, a nuestra Señora dijo esta letra.

Letra Toquen los clarines, háganla la salva, que viene la Reyna Madre de la grazia. Suenen cornetillas y sonoras harpas, músicas del zielo resumen con gala. Ya biene María haziendo jornada [f. 61r] en carroza de oro toda tachonada.

114 citarilla.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 197 (siglos XVII y XIX) Ánjeles asistan, serafines cantan y los paraninfos115 publiquen la gala. Oy en Linarejos haze su parada, porque allí es la corte donde el Rey descansa. Esta Reyna pura biene por las plazas que Linares tiene bien ad[e]rezadas. Afuera desdichas, desbenturas bayan, que biene la Reyna esparziendo grazias.

[f. 61v] Prosíguese la fiesta que se continuó a nuestra Señora de Linarejos zelebrada en su santa cassa nueba.

Abiéndose concluýdo con la principal fiesta el lunes 18 de oc- tubre en la iglesia mayor de Linares zelebrada a nuestra Señora de Linarejos, se recojió la gente a la ora del mediodía a tomar el natural substento necesario a la vida humana. Luego, ese mismo día a la tar- de, acudió el gran concurso popular a la iglesia mayor para oýr una famosa comedia que se presentó fuera de los muros sagrados, en que ubo grande regozijo [f. 62r] y dispersión de colaziones y regalos con que se despidió la gente por aquel día. Martes siguiente acudió mucha gente a la iglesia de nuestra Se- ñora de Linarejos. Dijéronse allí muchas misas aquel día; lo mismo miércoles, juebes, viernes y sábado de toda116 aquella semana. Domingo siguiente que se contaron 24 del mes de octubre se zelebró otra fiesta principal por los señores comisarios obradores de aquella santa casa de nuestra Señora; fue fiesta de cuatro capas (como

115 Paraninfo.– El mensajero que anuncia un suceso feliz. 116 En el original dice todo.

198 Manuel Morales Borrero dize el proberbio). Mucha jente, muchos doctos relijiosos, grande nú- mero de zera encendida, pebetes y aromas, aguas odoríferas [f. 62v] de ámbar gris en el agua bendita. Dijo la misa el muy docto padre prior don Pedro de Torres dignísimo de mayor tiara. Predicó el muy reve- rendo padre lector fray Andrés de Abarca del orden de la Santísima Trinidad descalzos. Hizo un solemnísimo sermón, discursos sobre el mismo thema de san Lucas beatus benter, etc. Dulze lenguaje, afable cortesía, estilo superior, delgados puntos, acciones gallardas y modo admirable, con que todo fue rezibido con nuebos y bien merezidos aplausos generalmente. Al muy reverendo padre fray Andrés de Albarca, insigne predicador de la sagrada horden de la [f. 63r] Santísima Trinidad Redemzión de Cautibos, que predicó en la iglesia de Nuestra Señora de Linarejos, en la fiesta que hizieron los señores comisarios obreros de dicha santa casa de nuestra grande Señora.

Octavas Pablo le ha dado a Andrés saber profundo y la lengua, Chrisóstomo de oro117, el espíritu aquel que llenó el mundo; el zelo fue de Elías, gran tesoro. Su eloquencia no tubo otro segundo el pronunciar y hablar con tal decoro, que como en la Trinidad se avía criado118 todos podemos dél tomar dechado. Yo no azierto a loar su mucha ciencia, supuesto mi narrable es indezente [f. 63v] ni mi lengua no tiene la eloquencia para poder loar a este eloquente. Si bien le considero en su eminencia, perdón a de alcanzar un balbuciente, supuesto el sermón dize su talento, pues entre los más doctos tiene asiento.

117 Se refiere a san Juan Crisóstomo, nacido en el siglo IV en Antioquía.S u singular elo- cuencia y el asombro que producía con su predicación hizo que fuese considerado como el más grande orador de la Iglesia antigua. El sobrenombre Crisóstomo lo tomaron del griego chrysostomos, que significa «pico o boca de oro». 118 En este verso sobra una sílaba.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 199 (siglos XVII y XIX) A los comisarios que hizieron la obra de Nuestra Señora de Linarejos, etc.

Soneto Sacra Virgen María esclarezida, intacta Reyna pura consagrada, azuzena entre lirios coronada, relicario de Cristo conduzida. Rosa cuyos olores nos dan bida: los obreros, señora, muy sin tasa, después de fabricaros vuestra casa os ofrezen oy fiesta muy cumplida. Oy Alfonso de Abarca muy pomposo [f. 64r] y con él Luis de Cózar principales, ambos a bos os ceden regocijo. Es un punto por zierto muy glorioso; derramaron sus bienes (si neutrales) por bos que soys qual Madre de tal Hijo.

Porque los hombres doctos y curiosos tubieron gusto se copiase aquí tanta grandeza como se contiene en una grande y numerosa can- zión que copió el lizenciado don Thomás de Aquino a la Inmaculada Conzepción de María Santísima Señora nuestra y por cumplir con tan buenos gustos, es la que se sigue.

Canzión Chaos era el día, confussión la noche que aun no vagas estrellas en remonte [f. 64v] calçaban biento tras sucintas oras ni en epiciclos de oro el rubio coche de aqueste nuestro, al último orizonte, terminava en sus postas boladoras; no presurosa la alva, ni canoras alternavan de pájaros las bozes, himnos éstos, y aquélla con belozes yeguas de nieve el mar, al balle el río rovavan plata, aljófar y rozío.

200 Manuel Morales Borrero No rosa, lilio y flores sus pebetes y olores entre espinas punjentes119 davan al jardín signo de las fuentes que el sol, luz, alba, estrellas, día, mar, plantas, flor y fuente eran abismo de horror; y así bacía la tierra estava y Dios solo en sí mismo.

Determinó (allí pues) el Uno y Trino hazer en tiempo lo perteneziente a órdenes de grazia y de natura. [f. 65r] La encarnación de Dios–Hombre prebino aquel divino acuerdo y excelente maternidad de Virgen santa y pura ya en su mente eternal madre futura, la creazión de los ánjeles tan bellos, la predestinazión y gloria dellos; criar al hombre decretó tra[s] desto y predestinazión, y luego el resto de las demás criaturas; de Adán las desbenturas prebistas en su mente, la aplicazión del Berbo entre la jente encarnado por restaurar al hombre caýdo en culpa de bivientes padres, y obrar aquesto Dios fue, no os asombre, por un Dios hombre y por la Virgen madre.

Dos fines tubo Dios con que igualmente ganó encarnado el Berbo mil renombres: uno, manifestar su inmensa gloria y exaltazión de Christo, y juntamente [f. 65v] la predestinazión de ángeles y hombres. La redemzión fue el otro, a éste acessoria; prebió borrada allí la ejecutoria de la justicia original, y es cierto el fallo de la muerte y sanbenito

119 Del verbo pungir, punzantes, que hieren con sus puntas.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 201 (siglos XVII y XIX) en Adán y en futuros descendientes, y aplicando a Dios hombre entre las gentes en María encarnado, redimía el pecado de quien Eva fue autora; y si m[u]erte causó, corredemptora María sea, a todas las prefiera y entre millares la escoje el Padre para estos fines, los120 que no cumpliera si no elij[i]era para el Berbo madre. Electa ya ab eterno, en el instante fue de su concepción de Dios amada más que los demás santos como madre futura suya, y hízola abundante allí de grazias con que abentajada fue al mayor serafín (Pelajio ladre) 121 [f. 66r] en grado heroyco de Dios hombre el Padre. Con exércitos grandes de virtudes la acompaña y la dio dos plenitudes de grazias, suficiencia y abundancia, pribilejios y dones; y esto a instancia del título de Madre que allí apoya de Dios la mejor joya sin raza de pecado, porque el Berbo divino de brocado de aquella carne santa se bistiese, y así la purifica y la prepara antes que mancha en nazer tubiese, que inmunda no era bien Christo encarnara. Por este fin, con grados soberanos de limpios y de nobles Dios ensalza a María, al primado de nobleza y entre griegos, hebreos y romanos biste sol, ziñe estrellas, luna calza, blasones dignos a su gran limpieza;

120 En el texto aparece «dos». 121 Pelagio, heresiarca del siglo V, cuya tesis fundamental consistía en negar que el pe- cado de Adán se hubiese transmitido a su descendencia.

202 Manuel Morales Borrero y para más defensa a su entereza, [f. 66v] mirando a que a de ser madre del Verbo, del pecado actüal contra el proterbo dragón la libra y de los capitales, que aun por olor no tubo benïales, y así de un fuerte muro la cerca bien seguro que Satán a despecho cuyo biento en narizes, cuello y pecho, torres quede benzido y más pendientes della, como dechado, escudos tantos de mártires, profetas inocentes, de vírgenes, apóstoles y santos. Bien que, pecando Adán, perdió el derecho María de la grazia recibida allí, y por hija dél122 quedó obligada a mancha original, pero de hecho no la perdió, ni en culpa fue caýda por ser Madre de Dios y dél amada. Yba ya a entrar por la acostumbrada puerta de original mancha y malizia, [f. 67r] y Dios por el camino de justicia y santidad guióla, no hollado si no es della después de aquel pecado. De pura crïatura su Hijo la asegura por quien es, y la observa, y antes que caiga en culpa la preserva. Corrió la grazia y, mientras detenida, que produjo su efecto, estava a un lado naturaleza, y se quedó corrida la mancha original, Satán burlado. Si todos en Adam pecaron, muestra Pablo, la general lei no conprehende al espezial indulto por Dios dado a su Madre y también si es Reyna nuestra,

122 de él, o sea de Adán.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 203 (siglos XVII y XIX) ella es legisladora. Y si se entiende désta que tubo original pecado, de otras mil leyes quedará probado que en [el] actual cayó y en capitales, siendo falso. Y son leyes generales [f. 67v] que no tubo actüal; lo determina la fee. Y es del conzilio fiel doctrina que los hijos que an sido de Adam an incurrido en el original, y está azeptada123 de aquesa ley la Virgen consagrada. Es de Dios sanctuario, no con ella la ley se entiende y como a Ester dezía Assuero, no por ti la ley se sella, se lo dize a la Reyna (Dios) María.

Si por grandeza quando ba a la diestra de Dios, María adorna su bestido con merzedes que a hecho a sus pasados; y en él libre Abraam bemos se muestra del horno, y de su padre Isaac querido, y Jacob del hermano y los soldados. David del rey Saúl; de los ayrados pies de Booz, Ruth, Thamar; de la sentencia del crüel suegro a Rab. La omnipotencia de Dios en Hiericó libró la casa. [f. 68r] Si con parientes de la Virgen pasa aquesto ¿qué haría con la misma María? No como a Hieremías y al Bautista en el bientre a pocos días. Aunque temprano, Dios la santifica, que allí de mancha si los libró el Padre, mas de mañana mucho justifica a la llena de grazia y de Dios madre.

123 Debería decir exceptuada porque, tal como aparece escrito, la doctrina no tendría sentido.

204 Manuel Morales Borrero ¿Qué mucho, si es deidad María y templo montes fundado en santos124 y zerrado con puertas y zerrojos, y al fin cassa adonde a de bivir el que es exemplo de limpieza y birtud? Y a dado el pecado quanto no tubo y desde el Pinto125 a Vassa en ziencia se edifica mas no escassa, como esotra real que la edifica. Berselay126, si como aquella rica que bido Ezechïel, y si procura [f. 68v] Dios que el pan que consagran lebadura por masa corrompida no tenga, y defendida es el maná que en flores no cayga; y si comulgan pecadores, limpios y en grazia estén, y allí impasible está y glorioso por un solo instante, adonde meses nuebe está pasible ¿qué mancha, qué pecado abrá importante?

Si es María aquella arca incorruptible que a la puerta del templo sin cabeza y sin manos dejó a Dagón127 benzido, dando en esto a entender por infalible de su alma y de su cuerpo la limpieza y que la conzepción, si puerta, a sido

124 No lo entendemos, a menos que el poeta hubiera recurrido a un violento hipérba- ton, con lo que el verso quedaría de esta manera: «fundado en santos montes y cerra- do» Ahora sí tiene sentido. 125 Debe de ser Pindo.– Sistema montañoso del noroeste de Grecia que separa Tesalia de Epiro. 126 ¡Velay!, que significa ¡claro! o ¡naturalmente! 127 Dagón fue una deidad filistea. En el Libro de los Jueces (cap. 16, vers. 23–30) leemos que, durante una festividad en honor de este dios, Sansón, al que su amiga Dalila había cortado los largos cabellos que le daban su extraordinaria fuerza, fue exhibido como espectáculo público, atado a dos columnas. Sin embargo, Sansón invocó a Yavé quien le devolvió las fuerzas con las que, al grito de «¡muera Sansón con todos los filisteos!», pudo abatir las columnas del templo en el que se habían congregado más de tres mil filisteos adoradores de Dagón, sepultando a la multitud y al propio Sansón bajo las ruinas y mutilando al ídolo.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 205 (siglos XVII y XIX) por donde se entra al mundo y allí a avido pecado de cabeza cuya mancha es culpa original y que se ensancha de Adam a todos y actuales sobras [f. 69r] son pecados de manos por ser de obras. Ya nos dio testimonio que allí quedó el demonio sin manos y cabeza, que no consiente mancha su pureza. Si las enemistades todas tubo con Satán, cetro, yugo y aguijada se quitó y siempre en ella Dios estubo hecho Argos128, ¿por qué a de estar manchada?

Si es real arcaduz de aquella fuente perenne Dei grazia y de la vida, y el árbol que produjo el mismo Christo, escala de Jacob, trono excelente adonde Christo Salomón anida en nube, en fuego, en sol y en piedad visto. Zielo portátil, tálamo prebisto de Dios para su Hijo y relicario de Dios mismo y sagrario del Espíritu Sancto y capitolio de la Trinidad es y excelso solio la deífera esposa, hija y madre, [f. 69v] y el templo de Dios Padre, y puerta de la gloria, Reyna del zielo y de Jesús victoria, honrra de Dios, trofeo de Dios mismo. Si esto es María ¿por qué no pudo el Padre –si es honrra dél y es de limpiez[a] abismo– criarla tal que pueda ser su Madre? Si es huerto zerrado y paraýso de Christo, y oloroso zinamomo, ciprés, plátano, cedro, palma, oliba,

128 En la mitología griega, Argos era un gigante de cien ojos. «Estar hecho un Argos» significa estar extremadamente vigilante.

206 Manuel Morales Borrero bid, terebinto, rosa, flor, zitiso129, galvano, casia, mirra, unguato, amomo130, y es la fuente que mana el agua viva y quien la labra Dios y lo cultiba, ¿qué no tendrá si excede en luzes bellas al sol, aurora, luna, zielo, estrellas? Y si es cristífera tierra que produze el pan y vino que nos introduze, de Dios haze franqueza [f. 70r] y por ella se escala del zielo impíreo la suprema sala. Mas ¿qué mucho, si es niña de los ojos de Dios y en quien pestaña no se a bisto de culpa; y quien le quita los enojos y el fructo de su bientre es Jesucristo?

Octava A la canzión referida de don Thomás de Aquino. Canzión, largo camino avías thomado por dezir las grandezas de María, mas no podrás llegar si te as turbado y más que es berroqueña tu falía131, Tu pluma, aunque subtil, alta a bolado pues subes a las cumbres este día; reposa, que el camino es algo lejos y no podrás llegar a Linarejos.

Madrigal y floresta A Nuestra Señora de Linarejos132 [f. 70v] Venid, hermosas flores, dejad el prado culto de primores; venid, pues, bellas rosas,

129 Cítiso es la planta llamada también codeso, que tiene flores amarillas. 130 Amomo.– Planta de hojas membranosas, flores en espiga y por fruto tiene cápsulas con semillas aromáticas que se usan en medicina. 131 ¿Querra indicar valía? 132 En esta composición hay varios versos que no guardan la proporción silábica.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 207 (siglos XVII y XIX) hazed bellos aplausos olorosas. Céfiro por el monte traerá la admirazión de su orizonte; las flores, las más bellas aquí se muestren todas como estrellas, porque os pise María pues es toda la gala deste día.

Benid los lilios blancos, mostraros entre rosas los más francos; benid, pues, vïoletas pues siempre buestras flores son perfectas; benid consolaziones y a todas las daréis admiraziones, y en orden conzertado haréys un esquadrón muy bien formado, porque biene María repartiendo sus grazias a porfía, [f. 71r] que como es tan hermosa muy bizarra se be la bella rosa. Sí las calles se alegran de Linares donde a trechos compiten mil altares y los choros dezían mil conzeptos que a bozes repetían, y las aves belozes sus piquillos exalan sonoras bozes. Con la Virgen llegaron a la calle Mayor donde pararon, y las damas gozosas haziendo sus cruzados todas honrrosas. De San Marcos la hermita muy ufana se a bisto con tal visita. Su rara bentura belleza binculada a su arquitectura. Por aquel berde prado el pueblo se a estendido regozijado; y todo con contento alegre se a nostrado con nuebo aliento [f. 71v] y con alegría

208 Manuel Morales Borrero aclamaron133 el víctor de María, y los choros a trechos oy la gala cantaron satisfechos y siendo, pues, aunado el pueblo se alegró con sumo agrado, que siendo tan copioso parezía un concurso milagroso y el Niño Dios amado en la hostia se ofreze disfrazado; y la bella Azuzena de la culpa del huerto siempre fue ajena. Con regocijo los cofrades llevaron la Madre y Hijo y al entrar los umbrales los clarines tocaron más prinzipales y a María reziben los hombres que sus bienes se conziben cantando la gala qual música de Orfeo no se iguala, y la bella María en su casa quedó con alegría.

[f. 72r] No pretendía pasar de aquí con la copia de los bersos que se me fueron entregados para que los copiase en este Festín, mas por respeto y cortesía me fue cometida esta letra que se sigue de la Encar- nazión del divino Berbo cuya embajada trujo [d]el cielo el ángel san Gabriel a la Niña palestina en la ziudad de Nazaren que una devota relijiosa compuso del orden del gran patriarca santo Domingo de la insigne ziudad de Sevilla. Es la siguiente. A la Encarnazión del divino Berbo y embajada que trujo el ángel

Romanze A una Niña bella haze el Rey la salva que pretende berla que le roba el alma.

133 En el texto dice alcamaron.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 209 (siglos XVII y XIX) [f. 72v] De la corte embía con que la regala, y dulzaynas tiernas músicas la cantan Acordes motetes en canciones sacras porque las canciones son gustos de damas. Es el Rey tan rico que de fina plata y de granos de oro la ofreze una sarta. Un cristus la ofreze en zinta encarnada134 porque estas colores al Rey mucho agradan. Sabe que es muy linda y que está enzerrada, pues sus celosías tiene tachonadas. [f. 73r] Con todo pretende este gran Monarca con su mensajero darla su embajada. Sale un paraninfo135 de los de su sala y dize que quiere bisitar su alma. A la lonja llega tendidas las alas y con su eloquencia pronuncia con grazia.

134 La Encarnación; estaba encinta de Cristo. 135 Mensajero que anuncia una felicidad.

210 Manuel Morales Borrero Ave bella Rosa, la llena de grazia; el Rey de los zielos dize estas palabras. Dize que contigo quiere aber compaña porque su bisita es oy de inportancia. [f. 73v] As de aver un Niño que Jesús se llama, que a salbar los hombres haze esta jornada. No te turbes, Niña de aquesta demanda, ni le pongas duda porque el Rey te salva. Abre aquesa boca de leche y de nácar y di lo que sientes porque el sí te aguarda. La Niña de perlas con rostro de grana al ánjel divino responde turbada. ¿Cómo a de ser esto pues tengo mi alma consagrada y pura y a Dios entregada? [f. 74r] Barón no conozco, que soy delicada y del sacro Mesias136 siempre soy esclava.

136 Para guardar el isosilabismo habrá que recurrir a la sístole, licencia poética por la que se permite retroceder el acento a la sílaba anterior.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 211 (siglos XVII y XIX) No te turbes, bella, de oýr mis palabras porque el Rey supremo es quien lo ordenava. Sabe quándo y cómo sin ninguna falta, y quedarás Birgen fecunda e intacta. El rozío de oro de aquel gran Monarca te dejará limpia en tu cuerpo y alma. Todo el zielo enpíreo, santos, patriarcas, desde los balcones esse sí te aguardan. [f. 74v] Ea, Luna bella, ea, Luz del alva, ea, clara Aurora, danos la palabra. Pues el Rey lo dize y es el que lo manda sin yo merezerlo, he aquí, pues, la esclava. En mí sea cumplida su boluntad sacra si bee que combiene y soy de importancia. Tocan chirimías y sonoras arpas, y bozes del zielo el víctor aclaman. El Berbo divino entró en sus entrañas; la Palabra sola en carne es tornada.

212 Manuel Morales Borrero [f. 75r] Afuera desdichas, desbenturas bayan, que esta Birjen pura todo el mundo salva. Por último se puso en la iglesia nueba de Nuestra Señora de Li- narejos el día de la fiesta principal, un curioso A. B. C.137 que contiene beynte y quatro dézimas de los atributos de Nuestra Señora ordena- das con grande argumento, porque cada un verso es concluyente sin dependencia ni relatibo alguno, en que tienen grande curiosidad y mayor dificultad.

A. B. C. A. Aurora de la alborada Agradable oro subido [f. 75v] Arco de paz escojido Azuzena argenteada Arca de septín138 zerrada Aroma de olor subtil Almendro de flores mil Abeja de miel süave Ave, porque soys el Ave Ambrosía del abril.

B. Blancura que bio Daniel Bálsamo de sanidad Bellón de la puridad

137 Los Abecedarios poéticos tuvieron alguna aceptación durante el Siglo de Oro español, pero resultaron fríos y faltos de estro poético. También los hubo en prosa y quizá el más conocido sea el titulado Abecedario Espiritual de fray Francisco de Osuna. El tercero de dichos Abecedarios fue lectura predilecta de santa Teresa de Jesús. 138 En el Éxodo, cap. XXV, vers. 10 el Señor ordena a Moisés que le fabrique un arca con maderas de setim; vuelve a insistir en el vers. 13 que las varas sean hechas con la misma madera. En el vers. 23 le indica que le haga una mesa igualmente de setim. Y en el cap. XXVI, vers. 15 y 26, cuando Yahveh le da normas para la construcción del tabernáculo, también le indica a Moisés que los tablones sean de las mismas maderas. El setim es la acacia, especie muy extendida en Egipto, y de este árbol fluye la goma arábiga.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 213 (siglos XVII y XIX) Balor cortado a nibel Balcón del Dios de Israel Bassa por Dios admitida Beldad en todo cumplida Brazo que sostubo a Dios Biril139 claro fuistes bos Boca de grazia y de vida.

C. Cedro del berde afinado [f. 76r] Candor de la luz del día Ciprés hermoso, María, Corza que no se a quemado Ziudad en alto collado Castillo fortalezido Cristal en grazia embutido Zinamomo de salud Crisolita de birtud Carbunco140 bello escojido.

D. Deidad que Dios fabricó Dilubio de grazia lleno Destierro del mal beneno Diamante que Dios tocó Diva que Dios os buscó Diosa en quien todo se espacia Dïadema en eficazia Doncella hermosa y pura Dina esposa de dulzura Dafne141 bella de la grazia.

139 Viril.– Cajita de cristal redondo con cerquillo de oro o dorado, que encierra la forma consagrada y se coloca en la custodia. 140 Propiamente debería decir carbúnculo, o todo lo más carbunclo que es el rubí. Hoy se entiende por carbunco una enfermedad virulenta y contagiosa que ataca al ganado y a los hombres. 141 Dafne fue una ninfa cazadora de la que se enamoró el dios Apolo. Éste la persiguió por el bosque y entonces, viendo que el dios insistía, la ninfa se transformó en un laurel que es lo que significadaphne en griego. Apolo hizo del laurel su árbol sagrado.

214 Manuel Morales Borrero [f. 76v] E. Estrella y luz matutina Espejo fiel cristalino Estorach142 a lo divino Escala que al zielo enpina Espinela143 peregrina Esmeralda del oriente Esperanza en ocidente Esmalte de la corona Emperatriz de la zona Eva en ave refulgente.

F. Flor pura, hermosa y bella Fuente clara cristalina Firmísima peregrina Fee brillante como estrella Firma que todo lo sella Fabor del alma aspirante Fragua del amor pujante Formosa del Pan hermoso Fortaleza de reposo Fiel purísimo diamante.

[f. 77r] G. Gloria que a Dios a encerrado Grazia de grazia subida Gala del Rey de la vida Gloria del zielo encumbrado Gutta de olor extremado

142 Debe de ser Estoraque, del latín storax, con el que se nombra a un árbol que da unas flores blancas. Haciendo incisiones en su tronco se obtiene un bálsamo muy oloroso, usado en perfumería y medicina, llamado también estoraque. 143 Además de llamarse así a una piedra fina de color rojo, que se parece al rubí y es empleada en joyería, también se conoce con el nombre de espinela la estrofa de diez versos ideada por Vicente Espinel. Precisamente las veinticuatro estrofas que está es- cribiendo el autor en este abecedario son décimas espinelas cuya rima es abbaaccddc, con versos octosílabos.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 215 (siglos XVII y XIX) Galvano de olor prezioso Grazia de todo reposo Gaván de Dios infinito Grandeza sin el finito Granero del Pan copioso.

H. Hartura que a pan combida Huerto cerrado con sello Hermosura sin hermello144 Haya hermos[ur]a crezida Halcón que ofreze comida Hito que Dios a mirado Hamapola de encarnado Harina de Pan de flores [f. 77v] Harpa del son de dulzores Hija de Dios increado.

I. Imajen que hizo Dios Idel145 sabio inmenso Iglesia de gozo intenso Ilustre Reyna sois bos Ínclita ziudad de Dios Indulgencia consagrada Inspirante más amada Intacta aunque diste carne Injeniosa fuiste en carne Inpretadora146 extremada.

144 Posiblemente se refiera al verbo ermar, en desuso, que significa mermar o destruir; así sería «Hermosura sin merma», que coincide con lo que el autor dice en el verso que le sigue. 145 Idel.– Desconocemos esta palabra que está clarísima en el texto original. Como toda la composición va escrita en octosílabos, y este verso sólo tiene seis sílabas, pensamos que acaso el autor pensó escribir: Ideal del sabio inmenso. No es más que una conjetura. 146 Existe una metátesis. Debe decir Impetradora, o sea la que consigue una gracia que se ha solicitado con insistencia.

216 Manuel Morales Borrero J. Joya de lis147 y el divino Jaspe de baria birtud Jardín lleno de salud Jazinto claro zetrino Jornada del peregrino Judit que el bien nos compuso [f. 78r] Jazmín del blanco recluso Joyel del Rey sempiterno Júbilo de gozo interno Jasio en amor difuso.

L. Luna clara y apazible Lámpara que nos alumbra Luz que girando se encumbra Litropia siempre invenzible Laurel frondoso y terrible Labios de leche y de miel Lybrea hecha a nibel Líbano monte florido Libro de ley escojido Lilio del Dios de Israel.

LL. Llama del fuego de amor Llanura en que Dios se planta Llave de la ziudad santa [f. 78v] Lleno del lleno mayor Llano del gran cazador Llubia del zielo benida Llena del bien que combida Llaga de la Redemzión Llanto por mi salbazión Llamadora en nuestra vida.

147 En el texto pone «liso».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 217 (siglos XVII y XIX) M. Mirra que libra de muerte Mar de las a[g]uas profundas Mujer que del sol zircundas Manná que en ros148 se conbierte Marcadora sabia y fuerte Madre del sacro Cordero Marfil perfecto y entero Marjen en que el bien se asienta Mármol de la escripta cuenta Margarita por entero.

[f. 79r] N. Nave cargada de bienes Néctar pues néctar nos dais Nave que el bien enzerrays Nardo pues todo lo tienes Nácar de perlas perennes Nabaja contra el demonio Nicho qual mano de Antonio Nieve que no fue hollada Ninfa de Dios más amada Niña en virjen matrimonio.

O. Ojos de bella paloma Oliva del óleo santo Objeto que causa espanto Oblea que en pan se forma149 Obra de olorosa aroma Oferta que Dios se hizo Olfato sin romadizo [f. 79v] Olmo supremo encumbrado

148 El autor expresa esta voz en latín, ros–roris, que significarocío . 149 Considero que este vocablo «forma» podría haber sido «toma», ya que daría más sentido y además rimaría en consonante con «paloma» y con «aroma», acorde con el esquema de la décima espinela.

218 Manuel Morales Borrero Omitida del pecado Onor más puro y mazizo.

P. Palma que llevas la palma Puerta del zielo real Paraýso prinzipal Plaza que emplazas el alma. Preziosa y bistosa rama Peticionera prudente Patrona toda excelente Parida de Dios parida Pascua de Pascua Florida Pastora sabia en oriente.

Q. Quaderno del Libro santo Quadrángulo con los Tres Quadro de aquél que más es Quadrado perfecto y santo [f. 780r] Quinta esencia con espanto Quadrante que nos reforma Questión de la vera forma Quintal del oro subido Quilate y balor no oýdo Quenta que en cuentas informa.

R. Rosa de olor acendrado Rasgo de la mano docta Rayo de la Luz remota Raíz del Árbol sagrado Regla que el mundo a reglado Redoma de las saludes Regalo de senectudes Rejistro del bien María Reyna de la monarquía, Rubí de todas birtudes.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 219 (siglos XVII y XIX) S. Sabia que Dios a enseñado [f. 80v] Sacerdotisa celeste Sacristía en lo ter[r]este Sagrario todo sagrado Salva y libre de pecado Sayal galán para Dios Salterio que fuistes bos Salbadora de las gentes Sacrificio por bivientes Salario oferto por nos. T. Tabernáculo divino Terebintus150 en lo humilde Trono en quien no faltó tilde Tiara de Uno y Trino Tierra para el peregrino Tálamo en quien Dios se asienta Templo donde se aposenta, Temple que dio el fino temple Tema que el docto contemple Torre ebúrnea y exempta. [f. 81r] V. Bida que nos dio la bida Bida de bálsamo escojido151 Baso del bien contraído Ballena nunca benzida Balle de flor omitida Bara de rosa encarnada Bela que no fue apagada Verjel zercado de flores Birgen de sacros primores Victoria bien promulgada.

150 Terebinto.– Arbolillo que exuda por la corteza gotitas de trementina blanca muy olorosa. 151 Verso eneasílabo.

220 Manuel Morales Borrero X. Xabón que culpas lavó Xarabe contra beneno Xira del gusto más bueno Jugo que el zielo aprovó Xerga152 que Dios se bistió Xaula que el Bien contubiste Xeme153 que inmenso mediste [f. 81v] Xantio de tierra de mambre154 Xara con rosas de sangre Xarzia que bida nos diste.

Y. Yedra que Dios enlazó Yerva con que hizo caza Yelmo contra la picaza Yermo que el Rey abrazó Yesca que fuego alanzó155 Yema del vino maduro Ydea de un Dios y Hombre puro Ysis más casta y más pura Ypodomia en hermosura Ypocrene156 en lo seguro.

Z. Zaguán de la Casa santa Zafiro de la corona Zodíaco en alta zona Zero que su más espanta [f. 82r] Zelo que zelo lebanta

152 Jerga.– Tela muy gruesa y tosca. 153 Jeme.– Del latín semis, mitad, es la distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separándolos todo lo posible. 154 No entendemos este verso. 155 alanzó.– Prótesis del verbo lanzar. 156 Hipocrene.– Hace referencia a las musas hipocrénides. Se les dio este nombre por el de la fuente Hipocrene, consagrada a ellas.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 221 (siglos XVII y XIX) Zizaña contra el demonio Zarza de gran testimonio Zierva que más a saltado Zerbata sin el pecado Zendado157 del matrimonio. Todas estas beynte y quatro dézimas de los atributos de María Santísima, Señora nuestra se pusieron cada una en su curiosa y bien cortada tarja158 de baria obra, agradables a la bista porque eran hechas con todo primor y bizarría. Hízose comedia entera con sus tres jornadas y su loa, la qual se imprimió luego, en que se representan los más grandes milagros que esta divina Señora hizo con el rey Celimo de Marruecos, el qual [f. 82v] se conbirtió a la santa fee y se baptizó con toda su familia. Quanto a los milagros que esta divina Señora a hecho con sus debotos y haze de cadía159 son muy sin número, así de las plubias, se- renidades, langostas, esterelidades, enfermedades de barios géneros, sanando cojos, mancos, tullidos, muchos160 y ziegos, etc. Vino a los 3 días del mes de octubre del dicho año de 1666 una relazión impresa de un gran milagro que esta divina Señora hizo con una mujer llamada Inés López, mujer de Juan de Tapia, bezinos oriundos de la villa de Montoro deste obispado de Jaén161, el qual di- cho Juan Tapia engañado por el demonio, entendiendo ser su mujer adúltera, la llevó al río Guadalquibir, y de [f. 83r] lo alto de un puente la entregó a las aguas adonde sumerjida se desaparezió; y acudiendo este hombre a su casa para tomar los tesoros de ella, hazerse fujitibo, el qual alló que su mujer estava en orazión rezando la Salve a nuestra Señora de Linarejos como lo tenía de costumbre; cuya razón se metri- fica en el siguiente romanze.

157 Podría ser cendrado del verbo cendrar (lat. incinerare) que significa purificar en la cendra los metales preciosos por la acción del fuego. «Depurar, purificar, limpiar, dejar sin mancha ni defecto». (D.R.A.E.) 158 Tarjeta o adorno con alguna inscripción. 159 de cadía.– Cada día. 160 Así en el texto, pero pensamos que quiso escribir mudos. a no ser que debamos leer muchos tullidos y ciegos. 161 Pertenece a la provincia de Córdoba.

222 Manuel Morales Borrero Romanze

Virgen sagrada María, clara luz, hermosa y bella, Madre del Cordero santo, amparad mi boz y lengua.

Vos que soys la Luz del día y del mar cándida Estrella, [f. 83v] y la Aurora matutina y del zielo y tierra Reyna.

Alta palma y fresca oliba quién alavaros pudiera según como vos sois digna, grande fabor me siguiera.

Pero como balbuciente mal podré contar proezas de la que de Dios es Madre hermosa y bella azuzena.

Vos, Rosa de Hierichó, Emperadora suprema, dad a mi lengua el auzilio desterrando mi torpeza.

Señora de Linarejos dadme grazia por que pueda contar de buestras victorias lo que subcedió bien zerca.

[f. 84r] En el lugar de Montoro que Guadalquibir le riega los muros con sus raudales, villa que también fue rejia,

eran allí dos casados ambos mozos, de manera tan queridos, que los dos son una persona mesma.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 223 (siglos XVII y XIX) La mujer siempre devota una Salve entera reza a la que de Dios es Madre y nuestro amparo y defensa. Mas el demonio subtil zizaña mortal ordena para que pierdan las pazes acumulándoles guerra. Tubo sospechas que andava en adulterios la dueña con que el hombre sijiloso de la mano se la lleva. [f. 84v] Y de una puente bien alta a las aguas se la entrega donde desaparezió sin que cosa pareziera. Mas en aquel [mismo] instante la libró la Virjen bella y a su casa la conduze sin que nadie lo entendiera. El marido que enojado dio para su casa buelta para tomar el thesoro y poner en medio tierra. Pero al entrar de su cassa al punto que abrió la puerta bido a su mujer que estava en orazión toda puesta Se quedó el hombre turbado y el corazón se le altera no sabiendo cómo a sido que su mujer no está muerta. [f. 85r] Paróse al punto asombrado reparando en lo que fuera porque su mujer hallava diziendo desta manera.

224 Manuel Morales Borrero O Virjen de Linarejos y quién a serviros fuera gastando toda la vida en buestra santa presencia.

Pues me sacasteis del agua libre de fatiga y pena, que mi aleboso marido me hizo tan gran cautela,

bien sabéis, Señora mía, que el demonio aquesto ordena para zizañar casados pues jamás le hize ofensa.

Quando aquesto oyó el marido que el demonio hizo presa de su triste corazón, con lágrimas se le azerca.

[f. 85v] Pidiendo que le perdone con tal dolor que rebienta y arrepentido y llorando a sus pies se arroja y besa.

Ambos con grande tristura quieren hazer penitencia siguiendo a esta Virjen pía, abogada y Madre nuestra.

Bed devotos lo que pasa, sirvamos pues a esta Reyna que está dando mil fabores entre jardines y huertas. Para complimiento desta obra y quitar quejas, me fue pedido metrificase la gallardía de los soldados de la Virjen que con tantas ga- las y gastos zelebraron el festín el día que la llevaron a su casa nueba con tanta solemnidad, grandeza [f. 86r] y concurso como allí concu- rrió, como tengo dicho arriba.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 225 (siglos XVII y XIX) Breve razón del Festín y sumario de la obra nueba que con limosnas hizo la villa de Linares a nuestra Señora de Linarejos quando se acavó la obra a 17162 de octubre.

Romanze único, etc.

O Birjen de Linarejos conduzid nuebo fabor para que mi lengua dite la fiesta que os ordenó. Quando la villa os consagra nuebo templo concluyó que ofreze toda la villa de curïosa labor. [f. 86v] Pasó el tiempo tan prolijo hasta que la casa dio muestras de bajarse al suelo sin ninguna dilazión. Los cansados edifizios con sentimiento mayor abren grandes claraboyas por donde entra el claro sol. Visto por la noble villa cómo iva en diminuzión, procuran hazer la Iglesia según la de Salomón. Todo el pueblo, pues, se anima que con limosna acudió, que para la Birjen pía se aumenta la devozión.

162 Sin embargo, en diferentes lugares consta que la obra se concluyó el 10 de octubre. El mismo autor lo confirma en esteRomance único, estrofa nº 15: «Acabóse aquella casa / y fue quando se acabó / diez días del mes de octubre / según lo dize un renglón». Pero con más evidencia lo ha dejado escrito anteriormente en el fol. 32 de esta misma obra: «Concluydo todo, se puso al pie del nicho de nuestra Señora, sobre planchas de oro, un rótulo de letras negras que dizen: Acabóse esta obra a diez días de octubre de 1666, siendo comisarios Alonso de Abarca Mosquera, Luis de Cózar Tenorio».

226 Manuel Morales Borrero En aquel sitio entre huertas y entre jardines de honor zanjaron los lineamentos con modo superïor.

[f. 87r] Seis puertas se señalaron sin el cruzero mayor, su gallarda sacristía de bien curiosa labor.

Zinco bentanas al ayre por donde la luz entró, y el gran coro que bizarro indica su gran balor.

Los pabimentos del suelo raspados ladrillos son que parezen de una pieza con jaspeado color.

Las bóvedas y tejados hazen diversa labor; encarnado, blanco y terso que la bista se turbó.

Quatro doctores sagrados en quadro fijados son, que como son de la Iglesia se alzaron con lo mayor.

[f. 87v] El retablo de María oro bruñido cubrió que escureze a las estrellas y queda eclipsado el sol.

El templo es bello con grazia y gallardo en conclusión, cuya bella arquitectura oy la palma se llevó.

Acabóse aquella casa y fue quando se acabó

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 227 (siglos XVII y XIX) diez días del mes de octubre según lo dize un renglón163. Los comisarios alados procuran la bendizión y el preste con su cordura a el punto la ejecutó. La villa muy plazentera el festín luego ordenó con el mayor regozijo‹s› que pudo dar la ocasión. [f. 88r] La música y chirimías y el realejo salió; comedias, letras, enigmas, danzas y fiesta mayor. Los oradores más doctos predicaron con tenor despavilando en estudio cada qual lo que alcanzó. Sobre el thema de san Lucas fundaron la exposizión con adequados lugares que ponen admirazión. Zelebróse pues la misa, de preste el padre prior, y el choro y los ministriles acuden con gran primor. Todo es fiesta y regozijo, y más que el sello se echó con la gran mosquetería que de plomeros salió.

163 Compárese esta estrofa escrita en 1669 con la que leímos en el Romance de la apa- rición (fol. 23r de este manuscrito): «Año de mil y doscientos / y beynte y siete contó / el guarismo entre sus zeros / resumido en un renglón», y veremos la similitud entre ambas, que se redondea en el último verso. Con esto insisto una vez más en la afir- mación de que ambos romances han sido escritos por el mismo autor, Gregorio López Pinto y Covaleda

228 Manuel Morales Borrero [f. 88v] Gallardos a maravilla, con mil galas que es blasón ser los soldados de gala por ser galanes de Dios. Antes que pasó el domingo salió la gran procesión con la divina María desde la Iglesia mayor. La jente que se antizipa tan grande copia se unió quantas son oy las estrellas del hermoso pabellón. El capitán que acompaña don Martín es por blasón de los Zambranes reales de donde se originó. El que rije la compaña es el sargento mayor que el rey tiene en sus milizias como capitán mayor. Don Pedro de Benabides [f. 89r] es quien todo lo ordenó que como diestro sargento le dio a todo perfeczión. Un ciento y setenta y zinco mosquetes que su extridor hazen temblar las murallas [su] crujido y su furor. Las picas enarboladas setenta cumplidas son, cuyos azeros al zielo manifiestan su esplendor. Dos tambores rinbonbaron un concertado clamor diestros, porque en sus milizias ubo el rey nuestro señor.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 229 (siglos XVII y XIX) Gallarda fue la milizia, galanes soldados son, que soldados de María son galanes con primor.

Si disparan todos juntos [f. 89v] quando obliga la ocasión, pareze que todo el mundo en un punto se hundió.

Honrraron mucho la fiesta, mostraron toda atenzión, tanto que si esto faltara no luziera este farol.

Todo es fiesta y regozijo, todo es música y tenor, danzas, trompetas, clarines, órganos, letras, primor.

Siendo las dos de la tarde salió la gran procesión y allá a las diez de la noche era quando se acavó.

Salió la Aurora del alba más bizarra que no el sol acompañada de luzes y de la grazia mayor.

Halló las calles colgadas [f. 90r] con tan gallardo primor, sedas164, quadros, fuentes, nichos, arcos, espejos, crisol.

Paradas curiosas, ricas enramadas que formó la curiosidad que biste con su ingenio la inbenzión.

164 En el texto escribe sedras.

230 Manuel Morales Borrero Hasta salir del lugar desde la Iglesia mayor es un bello paraíso del jardinero mayor.

En la puerta de San Marcos un molino se fundó donde muelen las Sivilas con bueltas alredeor.

Allí se puso aquel Iris, arco de cuyo primor su triunfo cantó la gala porque de todo triunfó.

La carrera larga tiene [f. 90v] la Princesa de balor porque su casa la dista largo trecho y dilazión.

Trompetas y chirimías de nuebo entonan el son, y en motetes de alegría la cantan dulze canzión.

Dos mil pasos caminava la Fénix165 quando llegó a su casa que compite al templo de Salomón.

Allí fue la bozería, allí el echo resonó y allí fue la batería con el cruxido mayor.

¡Viva la Virgen!, la dizen todos con grande clamor; ¡Viva la Virgen sagrada, viva la Madre de Dios!

165 En el texto dice féniz.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 231 (siglos XVII y XIX) [f. 91r] Los peñascos se le humillan con el respeto y amor, y las aves dan el víctor pidiendo la bendizión. No quiero pasar de aquí con más bersos así ajenos como propios por no cansar más a los lectores ni darles más enfado porque, como dize Ausonio poeta, nemo silens placuit, multi brevitate loquendi. Y así se deve tomar los medios según escribe Marcial diziendo: Illud quod me- dium est atque inter utrinque probamus, nec bolo quod cruciat, nec bolo quod satiat. Lo qual comprueba la glosa con estos bersos: Cum mediis semper gaudebam ludere forma mayor, enim mediis gratia rebus est. Y así dejo de poner aquí muchos poemas y passo [f. 91v] adelante con otro elojio perteneziente‹s› a las grandezas y alabanzas de María Santísima según sus atributos, etc. Alabanzas, atributos y grandezas de María Santísima Virjen y Madre, Señora nuestra. ¡O sacra y divinísima Señora nuestra María Santísima, Virjen y Madre! ¿Quién, Señora, os podrá alabar dignamente, quién abrirá su boca para alabaros y dezir en buestra alabanza cossa que os quadre y combenga a buestra divina pureza? ¿Y cómo Señora os alavará el que nunca supo hablar, por ser yo un balbuciente? Llegue pues, Señora, llegue a mis labios aquel cauterio de fuego que se los [f. 92r] purificó a Isaías y dí[c]teme aquel divino Paracleto166 Sancto para que mi lengua no se deslice y baya errando en buestro honor. Antes, Señora, con todo azierto pueda ser diminuida mi rudeza y cortedad, y pueda con buestra lizencia pronunziar algo de buestras alabanzas. ¿Pero qué diré, Señora, qué hablaré y cómo comenzaré que quiera yo deziros que sois la más limpia y pura que crio el Eterno Padre y de más lindo parezer? Ya lo dijo el Sabio: Est enim hæc specior sol167. Que os diga que sois luna hermosa clara y resplandeziente dízelo

166 Actualmente decimos Paráclito, nombre que se da al Espíritu Santo. 167 La cita se encuentra en el Libro de la Sabiduría, cap. VII, vers. 29, pero está mal expre- sada; correctamente debe decir: Est enim hæc speciosior sole. «Porque ésta es más hermosa que el sol». Aquí Salomón se refiere a la sabiduría, como lo declara en el versículo 28. Deseo indicar que desde este preciso lugar hasta el folio 97v el autor del manuscrito nos va presentando una gran cantidad de citas latinas tomadas de las Sagradas Escri- turas. Pero como casi continuamente aparecen escritas con errores y equivocaciones que yo achaco, más que al autor de la obra, al copista que realizó la transcripción que

232 Manuel Morales Borrero los Cantares: Que est ista que progredietur quasi aurora consurgens, pulchra ut luna, electa ut sol, teribilis ut castrorum azies ordinata?168 [f. 92v] Y si os llamo día claro y hermoso, ya lo dijo Zacharías: Est dies una quæ nota est Domino169. Y si nueva luz, hesto lo dize: Nova lux oriri visa est gaudium honor et tripudium170. Si lámpara encendida, David lo dice: Quoniam tu illuminas tenebras meas171. Si arco de paz y de misericordia, dízelo el Génesis: Arcum meun ponam in nubibus et erit signum fideris intorme et inter terran172. Si estrella de la mañana, en los Números se ve: Orietur stella ex Jacob173, stella matutina. Si el firmamento, dízelo el Génisis:Eduxit eum foras et ait elli: sus- pize erit semen tuum Abrah174. Y si espejo cristalino, dízelo el Éxodo: Fecit se conserva hoy, me he tomado el trabajo de localizarlas para indicar exactamente en qué libros están, y en qué capítulos y versículos concretos; además reproduzco, en estas notas al pie, el texto latino correcto con su traducción al castellano, siguiendo siempre la versión de la Vulgata latina, traducida y anotada en los años finales del siglo XVIII por Felipe Scío de San Miguel. 168 Se halla esta cita en el Cantar de los Cantares, cap. VI, vers. 9, y correctamente debe decir: Quæ est ista quæ progreditur quasi aurora consurgens, pulchra ut luna, electa ut sol, terri- bilis ut castrorum acies ordinata? «¿Quién es ésta que marcha como el alba al levantarse, hermosa como la luna, escogida como el sol, terrible como un ejército de escuadrones ordenado?» 169 Profecía de Zacarías, cap. XIV, vers.7, que dice, según el texto bíblico: Et erit dies una, quæ nota est Domino, non dies neque nox: et in tempore vesperi erit lux. «Y habrá un día cono- cido del Señor, que no será ni día ni noche: mas al tiempo de la tarde habrá luz». 170 Ester, cap. VIII, vers. 16. El versículo completo dice: Judæis autem nova lux oriri visa est, gaudium, honor et tripudium. «Y pareció a los judíos que les nacía una nueva luz, gozo, honor y festejo». 171 Es el Salmo XVII, vers. 29 incompleto. La cita completa dice: Quoniam tu illuminas lucernam meam Domine: Deus meus, illumina tenebras meas. «Porque tú, Señor, esclareces mi antorcha: Dios mío, alumbra mis tinieblas». 172 Este pasaje se encuentra en el Génesis, cap. IX, vers. 13, y correctamente dice: Arcum meum ponam in nubibus, et erit signum fœderis inter me et inter terram. «Pondré mi arco en las nubes, y será señal de alianza entre mí y entre la tierra». Así lo expresó Yavé a Noé y a su familia cuando salieron del Arca, asegurándoles que no habría más diluvios, y como muestra de esa alianza desplegó el arcoiris. 173 Números, cap. XXIV, vers. 17. Orietur stella ex Jacob. «De Jacob nacerá una estrella». Lo que sigue de «stella matutina» lo coloca aquí el autor por capricho, tomando las pala- bras del Libro de Job en su cap. XI, vers. 17: «Te levantarás como el lucero de la mañana», palabras que son repetidas por san Pedro en su segunda Epístola, cap. I, vers. 19: «hasta tanto que amanezca el día, y la estrella de la mañana nazca en vuestros corazones», con- ceptos que, como advocación, han pasado a formar parte de la letanía lauretana. 174 Génesis, cap. XV, vers. 5. La cita correcta debe ser: Eduxitque eum foras et ait illi: suspice cœlum, et numera stellas, si potes. Et dixit ei: sic erit semen tuum. «Y sacólo fuera y díjole: mira

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 233 (siglos XVII y XIX) et labrum aneum cum basi sua despeculis mulierum quæ exiubabant [f. 93r] inostio tabernaculi175. Y espejo santo, speculi sine macula176. Si tabernáculo, el Eclesiástico: Et qui recreavit me requievit in ta- bernaculo meo177. Y la puerta del zielo lo dixo Ezechiel: Porta hech clausa erit et non aperietur, et vir non transibit peream quoriam Dominus Deus Is- rael ingresus est peream, eritque clausa principi ipse sede bitinea ut comedad panem coram Deo178. Y si puerta real, la santa Iglesia lo canta: Porta luzis fulgida et felix celiporta179. Si os llamo, Señora, paraíso dízelo el Génisis: Plantaverant autem Dominus Deus paradisum boluntatis aprinzipio inquo posuit [f. 93v] homi- nem que formaverat180. Si la bara del fruto sazonado, en los Números está: Germinavit virga Aaron indomo Levi et turjentibus gemmis esuperant flores qui folis dilatatis inamidales deformati sunt181.

al cielo y cuenta las estrellas, si puedes. Y le dijo: así será tu descendencia» (Yavé lo dice dirigiéndose a Abraham). 175 Éxodo, cap. XXXVIII, vers. 8. El texto correcto de este versículo dice: Fecit et labrum æneum cum basi sua de speculis mulierum, quæ excubabant in ostio tabernaculi. «Hizo también un baño de bronce con su basa de los espejos de las mujeres que hacían la centinela a la puerta del tabernáculo». Estos espejos que usaban las mujeres eran generalmente de cobre muy terso y pulido. 176 Sabiduría, cap. VII, vers. 26. El texto correcto en latín dice, según la Vulgata: et specu- lum sine macula Dei majestatis. «y espejo sin mancilla de la majestad de Dios». 177 Eclesiástico, cap XXIV, segunda mitad del vers. 12. Et qui creavit me requievit in taberna- culo meo. «Y el que me crio reposó en mi tabernáculo». 178 La cita está contenida en la Profecía de Ezequiel, cap. XLIV, versículos 2–3, que dicen: Et dixit Dominus ad me: Porta hæc clausa erit: non aperietur et vir non transibit per eam: quo- niam Dominus Deus Israel ingressus est per eam, eritque clausa. Principi. Princeps ipse sedebit in ea, ut comedat panem coram Domino. «Y me dijo el Señor: Esta puerta está cerrada: no se abrirá, y hombre no pasará por ella: porque el Señor Dios de Israel ha entrado por ella, y quedará cerrada. Para el príncipe. El príncipe mismo se sentará en ella para co- mer pan delante del Señor». «Para el príncipe» es como un aviso para que tampoco el príncipe pueda traspasarla; se quedará en los umbrales, pero más cerca que los demás del lugar sagrado. 179 Porta lucis fulgida, felix cœli porta. Fagmento del Ave maris Stella: «Puerta de luz des- lumbrante, feliz puerta del cielo». La segunda parte de la cita está tomada de la primera estrofa que dice: Ave, maris Stella / Dei Mater alma, / atque semper Virgo, / felix cœli Porta. 180 Está en el cap. II, vers. 8 del Génesis, y el texto correcto dice: Plantaverat autem Do- minus Deus paradisum voluptatis a principio, in quo posuit hominem quem formaverat. «Había plantado el Señor Dios un paraíso de deleite desde el principio, en el que puso al hom- bre que había formado. 181 Está efectivamente en el Libro de los Números, cap. XVII, vers. 8, aunque el transcrip- tor del Festín lo presenta bastante deformado. El texto auténtico dice así: Sequenti die

234 Manuel Morales Borrero Si zedro, dízelo el Eclesiástico: Quasi cedrus exaltata sum in Liba- no182 et ego sum quasi Libanus non incisus evaporavit havitationem meam183. Si ziprés encumbrado, en el capítulo 50 lo dize: Quasi cipresus in altitu- dinem sextollens184. Y si palma, exaltata sum un Cades185. Si olivo, David lo dize: Ego autem sicut oliva fructifera in domo Dei speravit in misericordia Dei in eternum et in secula [f. 94r] in seculum seculi186. Si plátano, el mis- mo Eclesiástico dize: Quasi platanus exaltaba sum iuxta aques187. Y si vid, también allí: Ego quasi bitis fructificavit suabitatem odoris e flores mey fruc- tus honoris et onestatis188.

¿Y el therebinto? Allí: Ego quasi terebintus extendi ramos meos et rami mei honoris et gracie189. Y si os llamo rosa: Quasi plantatio rose in Hiericho190. Quasi estorax e galvanus et ungula et gutta, vaporavit havitatio- regressus, invenit germinasse virgam Aaron in domo Levi: et turgentibus gemmis eruperant flores qui, foliis dilatatis, in amygdalas deformati sunt. «Volviendo [Moisés] al día siguiente, halló que había florecido la vara de Aarón en la casa de Leví: y que echando botones, habían brotado flores que, extendidas sus hojas, se transformaron en almendras». 182 Sólo hasta aquí es la primera mitad del vers. 17, cap. XXIV del Eclesiástico: «Me he enaltecido como cedro sobre el Líbano». Lo que le sigue no tiene relación con dicho versículo, sino con el 21. 183 Corresponde a la segunda mitad del vers. 21, cap. XXIV del Eclesiástico, cuyas pa- labras correctas son: et quasi Libanus non incisus vaporavi habitationem meam, que quiere decir: «y como incienso del Líbano, perfumé mi habitación». 184 Eclesiástico, cap. L, vers. 11. La cita correcta debe decir: Quasi oliva pullulans et cypressus in altitudinem se extollens. «Como olivo que brota y como ciprés que se levanta en alto. 185 Eclesiástico, cap. XXIV, vers. 18. Quasi palma, exaltata sum in Cades. «Me ensalcé como la palma en Cades. 186 Salmo LI, vers. 10 que dice exactamente: Ego autem, sicut oliva fructifera in domo Dei, speravi in misericordia Dei in æternum, et in sæculum sæculi. «Mas yo, como oliva fructífera en la casa de Dios, esperé en la misericordia de Dios por siempre, y por siglo de siglo. 187 Eclesiástico, cap. XXIV, segunda mitad del vers. 19. Debe decir correctamente: Quasi platanus exaltata sum juxta aquam in plateis. «Como plátano me he ensalzado en las plazas junto al agua» 188 Eclesiástico, cap. XXIV, vers. 23, que debe decir: Ego quasi vitis fructificavi suavitatem odoris: et flores mei fructus honoris et honestatis. «Yo, como vid, eché fruto de suave olor: y mis flores son frutos de honor y de riqueza». 189 Eclesiástico, cap. XXIV, vers. 22. Ego quasi terebinthus extendi ramos meos, et rami mei honoris et gratiæ. «Yo como terebinto extendí mis ramos, y mis ramos son de honor y de gracia». Este árbol tiene además un sentido bíblico, porque hubo también un terebinto plantado cerca de Sichem, debajo del cual Jacob enterró sus ídolos domésticos. 190 Eclesiástico, cap. XXIV, segunda mitad del vers. 18. Et quasi plantatio rosæ in Jericho. «Y como planta de rosa en Jericó». Este versículo viene a recoger una visión de la realidad que se daba en Jericó, ciudad de la tribu de Benjamín, a unos treinta y tres kilómetros

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 235 (siglos XVII y XIX) nem meam191. Y más: In plateis sicut synamo meum et balsamum aromati- zans odorem ded: quasi mirrha electa dedi suavitatem odoris192. ¿Y el nardo? Salomón lo canta: Dum esset rex in acubito suo, nardus mea dedit odorem suum193. Pues las perfeczi[ones] [f. 94v] divinas, tus ojos, Señora, son de palomo; oculi tui sicut columbe super ribulus aquarum que la tacta sunt lote (et sicut) et resident ista fluent aplenissima194. Los labios, Labia tua distilans mirram primam195. La lengua, Lacte e mel sub lingua tua196. Las mejillas, como lo adbierta Granada197. La garganta, como la torre de David198.

al este de Jerusalén, famosa por su fertilidad y sembrada de abundantes y deliciosos jardines en los que se cultivaban muchas y variadas flores. 191 Eclesiástico, cap. XXIV, vers. 21 incompleto. Et quasi storax, et galbanus, et ungula et gutta [...] vaporavi habitationem meam. «Y como estoraque y gálbano y ónice y gota, [...] perfu- mé mi habitación». – El estoraque es un árbol del que se obtiene, haciéndole incisiones en el tronco, un bálsamo muy oloroso, usado en perfumería y medicina. El gálbano es una resina de olor aromático, que se saca de una planta que nace en Siria. Se ha usado en medicina y entraba en la composición del perfume quemado por los judíos ante el altar de oro. 192 Eclesiástico, cap. XXIV, vers. 20. Sicut cinnamomum et balsamum aromatizans, odorem dedi: quasi myrrha electa, dedi suavitatem odoris. «Como cinamomo y bálsamo aromático, di fragancia: como mirra escogida, di suavidad de olor». In plateis «En las plazas», pa- labras con las que el autor comienza la cita, no está en este versículo, sino en el final del 19. 193 Cantares, cap. I, vers. 11. Dum esset rex in accubitu suo, nardus mea dedit odorem suum. «Cuando estaba el rey en su reclinatorio, mi nardo dio su olor». 194 Cantares, cap. V, vers. 12. Oculi ejus sicut columbæ super rivulos aquarum, quæ lacte sunt lotæ, et resident juxta fluenta plenissima. «Sus ojos, como palomas sobre los arroyuelos de las aguas, que están lavadas con leche y sentadas junto a corrientes muy copiosas» 195 Cantares, cap. V, segunda mitad del vers. 13 que dice realmente: Labia ejus lilia disti- llantia myrrham primam. «Sus labios [son] lirios que destilan la mirra más pura». 196 Cantares, cap. IV, primera mitad del vers. 11, cuyo texto dice: Favus distillans labia tua sponsa, mel et lac sub lingua tua. «Panal que destila tus labios, oh esposa, miel y leche debajo de tu lengua». 197 Así está en el texto, pero fue un error de copia. Posiblemente le estaban dictando y el escribiente entendió lo que dice, cuando con toda seguridad debió de escribir «Las mejillas, como la abierta granada», porque así aparece en el Cantar de los Cantares, cap. VI, vers. 6 que comienza diciendo: Sicut cortex mali punici, sic genæ tuæ. «Como corteza de granada, así tus mejillas». La alabanza a las mejillas ya la había consignado el Sabio en el cap. V, primera mitad del vers. 13: «Sus mejillas [son] como eras de aromas plantados por los perfumeros». 198 Cantares, cap. IV, vers. 4. Sicut turris David, collum tuum. «Tu cuello, como la torre de David».

236 Manuel Morales Borrero Los pechos, montones de trigo199. Las manos, Plene jacintis200. Y si blan- ca y hermosa, Daniel lo dize: Anticus dierum sedit et bestimentam eius quasi nix201. Y si boy a las grandezas, excelencias y birtudes, ¿quién como bos, gran Señora, pues en bos se alla todo con superlativo modo? Vos soys el mar occéano profundo: Omnia flumina intraret [f. 95r] in mare et mare non redundad202. Y si fuente de los huertos floridos, dízelo el Sabio: Fons hortorum puteus aquarum biventium que flaviunt inpetu de Libano203. Y si el mismo huerto, Hortus conclusus, bellus Gedeonis, scala cœli, porta clausa et204. ¿Si trono? Positusque est tronus, matis regis sedit ad dextram eius205. La rueda de birtudes, Ezechiel lo dize: Aparuit rota una super terramiusta quatuor animalia habens quatior fazies206. La grande y fuerte ziudad, lo dize David: Glorisa dicta sunt zivitas Dei207. El castillo fuerte ¿quál como bos, Señora, María Santísima, Vir- gen y Madre? Bos lo sois, y la tierra fertilísima que nos dio aquel copiosísimo fructo tan deseado de todo el mundo; y no sólo tierra

199 Cantares, cap. VII, vers. 2, aunque Salomón se refiere al vientre:Venter tuus sicut acer- vus tritici vallatus lilii. «Tu vientre, como montón de trigo cercado de lirios». 200 Cantares, cap. V, vers. 14. Manus illius tornatiles aureæ, plenæ hyacinthis. «Sus manos, de oro torneadas, llenas de jacintos». 201 Se encuentra en el versículo 9, cap. VII de la Profecía de Daniel, y dice correctamente: Et antiquus dierum sedit: vestimentum ejus candidum quasi nix. «Y sentóse el anciano de días: su vestidura [era] blanca como la nieve». 202 Eclesiastés, cap. I, vers. 7. La cita correcta es: Omnia flumina intrant in mare, et mare non redundat. «Todos los ríos entran en el mar, y el mar no rebosa». 203 Cantares, cap. IV, vers. 15. Fons hortorum: puteus aquarum viventium, quæ fluunt impetu de Libano. «Fuente de huertos: pozo de aguas vivas, que corren con ímpetu del Líba- no». 204 En el Cantar de los Cantares, cap. IV, vers. 12, leemos: Hortus conclusus soror mea, sponsa, hortus conclusus, fons signatus. «Huerto cerrado eres hermana mía, esposa, huerto cerra- do, fuente sellada». 205 III Reyes, cap. II, vers. 19. La Vulgata dice correctamente: Positusque est thronus matri regis, quæ sedit ad dexteram ejus. «Y fue puesto un trono para la madre del rey, que se sentó a la derecha de él». 206 Ezequiel, cap. I, vers. 15 que, siguiendo como seguimos siempre la Vulgata, dice: Cumque aspicerem animalia, apparuit rota una super terram juxta animalia, habens quatuor facies. «Y cuando yo miraba a los animales, apareció una rueda sobre la tierra junto a los animales, la cual tenía cuatro caras». 207 La cita, como de costumbre, es defectuosa en el manuscrito. Se encuentra en el Salmo LXXXVI, vers. 3, y dice: Gloriosa dicta sunt de te, civitas Dei. «Cosas gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Dios».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 237 (siglos XVII y XIX) fértil [f. 95v] pero bendita, como dize san Pablo: Terra enim sepe benien- tem super jebiens himbrem et germinans horbam oportunam illis aquibus collitur acipit benedicti unem a Deo208. Si therebintus, dízenlo las divinas letras209; y si ter[r]ible baledora, en los Cantares se dize: Terribilis est ut castrorum acies ordinata210. Y si os quiero llamar nave, lo dizen los Proberbios: Facta es quasi navis institoris de lonje portans panem suum211. Si bamos a las figuras de la Escriptura Sagrada, allá en el Génesis se bee: Faciamus ei insidia beris calcaneo eius et ipsa conteret caput tuum212. El arca que contubo nuestro remedio y en quien todos nos libramos del dilubio de nuestras tenta- ziones: [f. 96r] Unibersi homines et cunta in quibus spiraculum bita est in te- rra mortua sunt: porro arca ferebatur super aquas213. Y si la mujer buscada, dízelo el mismo Génesis: Ipsa ese mulier quam prebarabit Dominus Filio Dei mu214. O la paloma de la oliba: Dimisit columbam ex arca at illa benit ad eum ad besperam mortans ramum olive birentibus folis in ore eius215.

208 Epístola a los Hebreos, cap. VI, vers. 7. Correctamente debería decir: Terra enim sæpe venientem super se bibens imbrem, et generans herbam opportunam illis, a quibus colitur: accipit benedictionem a Deo. «Porque la tierra que embebe la lluvia, que cae muchas veces sobre ella y produce hierba provechosa a aquéllos que la labran, recibe bendición de Dios». 209 Eclesiástico, cap. XXIV, vers. 22. Ego quasi terebinthus extendi ramos meos, et rami mei honoris et gratiæ. «Yo como terebinto extendí mis ramos, y mis ramos son de honor y de gracia». 210 Cantares, cap. VI, vers. 3, segunda mitad. Terribilis ut castrorum acies ordinata. «Terrible como un ejército de escuadrones ordenado». 211 Proverbios, cap. XXXI, vers. 14. Facta est quasi navis institoris, de longe portans panem suum. «Hízose como nave de mercader, que trae su pan de lejos». 212 Génesis, cap. III, vers. 15 que, en su sentido correcto, dice: Inimitias ponam inter te et mulierem, et semen tuum et semen illius: ipsa conteret caput tuum, et tu insidiaberis calcaneo ejus. «Pondré enemistades entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: ella quebrantará tu cabeza, y tú pondrás asechanzas a su calcañar». Estas palabras las pronuncia Yahveh quien maldijo así a la serpiente cuando engañó a Eva en el Paraíso. 213 Sólo la segunda mitad de esta cita está contenida en el Génesis, cap. VII, segunda mi- tad del vers. 18. Porro arca ferebatur super aquas. «Y el arca era llevada sobre las aguas». Para la primera mitad de la cita propuesta, el autor toma el final del vers. 21 y el 22 completo, que dicen: Universi homines, et cuncta in quibus spiraculum vitæ est in terra, mortua sunt. «Todos los hombres y todo en lo que hay aliento de vida sobre la tierra, murió». 214 Génesis, cap. XXIV, final del vers. 44, que dice correctamente : Ipsa est mulier quam præparavit Dominus filio domini mei. «Ésta es la mujer que el Señor tiene destinada para el kijo de mi amo». 215 Génesis, cap. VIII, vers. 10–11. Rursum dimisit columbam ex arca. At illa venit ad eum ad ves- peram, portans ramum olivæ virentibus foliis in ore suo. «Envió de nuevo la paloma del arca. Y ella volvió a él por la tarde, trayendo un ramo de olivo con las hojas verdes en su pico».

238 Manuel Morales Borrero La bestidura olorosa y llena de fragancia dízelo el mismo Géne- sis: Statinque unsensit bestimen torum illius sicut odor agri pleni cui benedixit Dominus216. Pues la scala misteriosa que llegava hasta el zielo: Scalam bidit Jacob cuius carumen celum tansebat, et ait: bere non est hic aliud nisi domus Dei, et operta celi217. Y la tunicela ensangrentada de Josef: Quam cum cognoviset pater [f. 96v] ait: tunica filimei est218. ¿Y la zarza que ardía y no se quemava? Dízelo el Éxodo: Solvi calceamentum de pedibus tuis locus enim in quo sta terra santa est219. Pues el arca de septim donde se depositó el baso del manná sagrado220, Christo nuestro divino Berbo encarnado: Inspice et fac se- cumdum exemplar quod tibi in monte mostratum est221. El fuego perma-

216 Génesis, cap. XXVII, vers. 27, pero el autor lo ha recortado. El texto completo dice: Accessit et osculatus est eum. Statimque ut sensit vestimentorum illius fragrantiam, benedicens illi, ait: Ecce odor filii mei sicut odor agri pleni, cui benedixit Dominus. «Él se llegó y le beso. Y luego que percibió la fragancia de sus vestidos, bendiciéndole, dijo: he aquí el olor de mi hijo como el olor de un campo lleno al que bendijo el Señor». Se refiere al pasaje en el que Isaac, ciego, bendice a Jacob y le da la primogenitura, confundiéndole por el tacto y el olor con su primogénito Esaú. 217 Génesis, cap. XXVIII, primera mitad del vers. 12 que el escritor cita y mezcla confusa- mente y de modo indiscriminado con los vers. 16 y 17. Así cortados, dirían realmente, de acuerdo con la Vulgata: Viditque in somnis scalam stantem super terram, et cacumen illius tangens cœlum. ... Cumque evigilasset Jacob de somno, ait: vere Dominus est in loco isto, et ego nesciebam. ...Non est hic alliud, nisi domus Dei et porta cœli. «Y vio en sueños una escala cuyo pie estaba sobre la tierra y su remate tocaba en el cielo [...]. Y luego que Jacob despertó del sueño, dijo: verdaderamente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía [...]. No hay aquí otra cosa, sino casa de Dios y puerta del cielo». 218 Génesis, cap. XXXVII, vers. 33. Quam cum agnovisset pater, ait: Tunica filii mei est, fera pessima comedit eum, bestia devoravit Joseph. «El padre cuando la reconoció, dijo: la túnica es de mi hijo, una fiera muy mala se lo comió, una bestia devoró a José». 219 Éxodo, cap. III, vers. 5. Solve calceamentum de pedibus tuis: locus enim in quo stas, terra sancta est. «Desata el calzado de tus pies: porque el lugar en que estás, tierra santa es». Son palabras que Yahveh pronuncia en el monte Horeb desde dentro de una zarza ardiente, cuando Moisés se acercó para ver qué prodigio era ése de la zarza que estaba ardiendo y no se consumía. 220 Se refiere al pasaje delÉxodo , cap. XVI, vers. 33–34, en el que Moisés ordena a Aarón que llene un vaso con el maná y lo ponga en custodia para depositarlo después en el Arca de la Alianza cuando ésta sea construida. En el cap. XXV, vers. 10 el Señor ordena a Moisés que le fabrique un arca con maderas de setim; y vuelve a insistir en el vers. 13 que las varas sean hechas con la misma madera. Y en el cap. XXVI, vers. 15 y 26, cuando Yahveh le da normas para la construcción del tabernáculo, también le indica a Moisés que los tablones sean de maderas de setim. 221 Éxodo, cap. XXV, vers. 40. Inspice et fac secundum exemplar quod tibi in monte monstratum est. «Mira y hazlo según el modelo que te ha sido mostrado en el monte». Se refiere al monte Sinaí en donde Moisés recibió las tablas de la ley.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 239 (siglos XVII y XIX) nente que nunca faltó: Ignis autem in altare semper ardebit quem nutri e sacerdos222. ¿Y la mujer baronil? Ecce una mulier fragmen mole de super iaciens illicit capiti Abimelech et confregit cerebrum ius223. Y la que parió un Hijo que no le tocó nabaja nunca en su cabeza: Cabe ergo ne bibas binum [f. 97r] –dijo el ángel a la mujer de Manué224– asiceram ne in- munquiquam comedas quia concipies et paries Filium cuyus non tanjet nova- cula225. La que dio tal pedrada al demonio quebrándole la cabeza. Y en el capítulo 4 del mismo libro, dize: Tullit itaque Jahel uxor Aber clavum tabernaculi assumens parieter et malleum et ingressa abscondit eum silentio posuit supra tempus capitis eius clavum percussumque malleo deficit in cere- brum usque ad terram226. En ti, Señora, se cumplió aquella profecía del Libro de los Nú- meros que en los capítulos 22 y 23 dize: Quam pulchra tabernacula tua Jacob et tentoria tua Israel, ut valles nemorose ut horti iuxta flubius irrigui, ut tabernacula que fezit Dominus quasi cedri stella ex Jacob et [f. 97v] consurjet birga de Israel percueit duces Moab vastabiti omnes filios Sech et exit Idumea posessio eius227.

222 Levítico, cap. VI, vers. 12. Ignis autem in altari semper ardebit, quem nutriet sacerdos sub- jiciens ligna mane per singulos dies. «Y arderá siempre fuego sobre el altar, que cebará el sacerdote poniendo leña debajo todos los días por la mañana». 223 Jueces, cap. IX, vers. 53. Et ecce una mulier fragmen molæ desuper jaciens, illisit capiti Abimelech, el confregit cerebrum ejus. «Cuando he aquí que una mujer, arrojando desde arriba un pedazo de una rueda de molino, dio en la cabeza a Abimelech y le rompió el cerebro». 224 Manué fue padre de Sansón. 225 Jueces, cap. XIII, vers. 4–5. Cave ergo ne bibas vinum ac siceram, nec immundum quidquam comedas: quia concipies et paries filium cujus non tanget caput novacula. «Mira pues que no bebas vino ni sidra, ni comas cosa alguna inmunda: porque concebirás y parirás un hijo a cuya cabeza no tocará navaja». (Éste fue Sansón; se dice en el versículo 24: «La mujer dio a luz un hijo y le llamó Sansón»). 226 Jueces, cap. IV, vers. 21. Tulit itaque Jahel uxor Haber clavum tabernaculi, assumens pariter et malleum: et ingressa abscondite et cum silentio posuit supra tempus capitis ejus clavum, per- cussumque malleo defixit in cerebrum usque ad terram. «Tomó, pues, Jahel mujer de Haber un clavo de la tienda, echando también mano de un martillo: y entrando con silencio y sin hacer ruido, aplicó el clavo a una sien de la cabeza de él y, dando con el martillo, se lo clavó por el cerebro hasta la tierra». (Así mató Jahel a Sísara, general del ejército de Jabín. Este suceso va a ser recordado y cantado a lo largo del siguiente capítulo V, que es el Cántico de Débora). 227 No se encuentra en los capítulos que se indican en el manuscrito, sino en el XXIV, vers. 5–6 y parte del 17 y 18 que dicen: Quam pulchra tabernacula tua Jacob, et tentoria tua Israel! Ut valles nemorosæ, ut hortis juxta fluvios irrigui, ut tabernacula quæ fixit Dominus, quasi cedri prope aquas. ... Orietur stella ex Jacob, et consurget virga de Israel: et percutiet duces Moab

240 Manuel Morales Borrero Ea, Señora que todo lo tenéis, todo [e]s vuestro y en bos todo cabe y todo se alla en bos. Vos sois la llena de grazia y Madre de la grazia y Señora de la grazia, luz luminosa y archivo de la luz inacesi- ble; guía de los descaminados, puerta de la berdad y abogada general de todos los hombres. A ti, Señora, a ti pues os llamamos esclarecida Reyna nuestra, Inmaculada doctísima y sapientísima catedrática real, farol y erario de los tesoros del zielo, archivo de todas las birtudes, medianera de los hombres y consuelo de aflijidos. ¿Quién, Señora, os llamó que no le faborezistes, [f. 98r] quién cayó que bos no le le- bantásedes? Ea, Señora, sacra y divina María, hija del Eterno Padre, Madre del amado Hijo y esposa del Espíritu Santo, templo santísimo de la Santísima Trinidad. A ti, Señora, llamamos, a ti inbocamos , a ti suspiramos, por ti anelamos para nuestro fabor, para nuestro amparo, para nuestro abrigo y nueba defensa, para que todos os alabemos con infinitas ben- diziones y alabanzas; a ti, Señora, que bives y reynas con el Padre y el Hijo y Espíritu Santo en todos los siglos de [f. 98v] los siglos. Amén.

Sub correctione Sancte Romane Eclesie228. Hinc prinzipium huc refer exitum Ihs. A te prinzipium tibi desi- net. Dulze mini nihil esse precor si numen Jesu dulze absit cum sit hoc sine dulze nihil229.

A la Inmaculada Conzepción de la Santísima Virgen María Madre de Dios, Señora nuestra.

vastabitque omnes filios Seth, et erit Idumæa possessio ejus. «¡Cuán hermosos son tus pabe- llones, Jacob, y tus tiendas, Israel! Como valles con bosques, como huertas de regadío junto a los ríos, como tiendas que fijó el Señor, como cedros cerca de las aguas. ... De Jacob nacerá una estrella y de Israel se levantará una vara: y herirá a los caudillos de Moab y destruirá a todos los hijos de Seth, y será la Idumea su posesión». 228 Ya he indicado en varios lugares el significado de esta frase que está expresada en un latín incorrecto. 229 El autor se obstina en continuar hasta el mismo final con sus citas latinas que ade- más son mal copiadas por el transcriptor.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 241 (siglos XVII y XIX) Letra que la dijo un devoto suyo.

Antes que algún siglo bibiese230 os dio el Autor de la vida la grazia en ser preferida [f. 99r] sin culpa que otro tubiese. Christo fue fuerza naziera, siendo a todos superior, de la pureza mayor que después de Dios ubiera. Que es el ser Madre de Dios de la culpa tan ageno, Virgen, o el pecado es bueno o no lo tubistes bos. El aver imajinado que a vos la culpa llegó, es dezir que se juntó la grazia con el pecado. Y en vos jamás se avrá bisto género de imperfeczión, teniendo tan propia unión buestra sangre y la de Cristo. Y si el Señor entró en bos [f. 99v] ¿quién ay que pueda juzgar que pudo el pecado entrar en lugar que ocupó Dios? Y es imposible pensar que Dios se junte a la culpa, y esto no admite disculpa porque Dios no puede errar.

230 Debería decir Antes que algún ser viviese, o Antes que algún siglo hubiese, para guardar el isosilabismo ya que, según está escrito, resulta un verso eneasílabo y además poco lógico. Esta composición que comienza aquí y consta de diez redondillas octosilábicas, me recuerda mucho al poeta baezano Alonso de Bonilla y casi me atrevo a afirmar que la escribió él. O quizá su hijo Andrés de Bonilla Calderón, también poeta, que aquí imitaría en todo el estilo de su padre.

242 Manuel Morales Borrero Alabanza misteriosa no e de deziros mejor en que sois del Crïador su Hija, Madre y Esposa. Que no ay pluma ni pinzel que os baste alabaros más; sois Madre de Dios, y más que todo lo que no es él. Y así en buestra conzepción, de la culpa os libraría, porque bos fuisteis, María, libre de la corrupción.

Finis231

231 Así termina el manuscrito.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 243 (siglos XVII y XIX)

Apéndice segundo

Edición del texto del manuscrito de Antonio Cobo y Velasco ti- tulado Historia de la Milagrosisima Imagen de Maria Santisima de Linarejos Patrona de la villa de Linares. (Ms. MB de Manuel Mo- rales Borrero).

n las páginas que siguen aparecerá la transcripción del libro de mi propiedad escrito por Antonio Cobo y Velasco, quien toma Epara su Historia diversas noticias de otra crónica terminada en 1799 por su padre Miguel Cobo García del Cañuelo, y deseo advertir que lo hago respetando fielmente todo lo contenido en él. Pero como en este autógrafo, lo mismo que en el Ms. VL aparecen incorrecciones ortográficas, no es mi propósito hacer en este Apéndice una transcrip- ción paleográfica como la hice en el anterior, sino que –cuando las circustancias lo requieren–, modifico su ortografía de acuerdo con las normas actuales. Y deseo justificar esta decisión diciendo que en un momento (1857) en el que el Diccionario de la Real Academia llevaba ya más de un siglo de existencia, no deben aceptarse ciertas grafías, tales como «balla» (verbo ir), «vuscar», «contribulló», «cofadría» «in- clulléndose», «istoria», «imajen», «yegando», «relles», «hullendo», etc. Además regularizo el empleo de mayúsculas, corrijo los signos de puntuación y acentuación y escribo las abreviaturas en su forma desarrollada; asimismo hago una nueva división en párrafos cuan- do lo creo conveniente. Hay también, en diversos lugares de ambos textos de Cobo y Velasco, diversos anacolutos, solecismos o faltas de concordancia y otras ligerezas; pero éstas en ningún momento me he atrevido a tocarlas porque el texto perdería, en dichos pasajes, su forma original. Entre corchetes indico los sucesivos saltos de páginas correspondientes al texto manuscrito. Deseo recordar una vez más

 El conocido como Diccionario de Autoridades apareció en seis tomos que fueron impri- miéndose sucesivamente desde 1726 hasta 1739 en la madrileña Imprenta de Francisco del Hierro.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 245 (siglos XVII y XIX) que el contenido de este libro manuscrito es muy parecido al VL que se guarda en el Santuario de Linarejos. En dos lugares diferentes del manuscrito MB, Cobo y Velasco puntualiza que, si este libro llegara a ser impreso, se le añadan en diversos capítulos tres notas y dos adendas. Yo las he insertado en los lugares indicados por el autor, y advierto que son notas o adendas; además dichos textos van sangrados, excepto la adenda 1ª que por ser extensísima sólo lleva sangradas las dos primeras páginas. Una vez hechas las advertencias que preceden, comienzo la transcripción.

Portada del manuscrito «MB».

246 Manuel Morales Borrero Manuscrito MB

[Portada] Historia de la Mila / grosisima Imagen de Maria / Santisima de Lina- rejos Patro / na de la villa de Linares Obis / pado de Jaen y antigüedades / de dicha Villa. / Año [anagrama de María] 1857 / Compuesta por el Br. D. Miguel Co / bo García del Cañuelo y añadida / por su hijo con la Istoria con- tem / poránea de dicha Soberana Imajen y / su Novena. / Linares Imprenta de Carrasco y compañia [tachado].

[pág. 1] Introducción Por los años de 1799 el bachiller don Miguel Cobo García del Cañuelo compuso un cuaderno manuscrito titulado Festín que la villa de Linares celebró a su patrona María Santísima de Linarejos cuando la lle- varon a su santo y nuevo templo, con su aparición y milagros, y antigüedades de dicha villa, por donde se evidenciaba la antigüedad de la dicha ima- gen, valiéndose para esto de la Historia de España del padre Juan de Mariana; la del padre Jerónimo de Villergas, en el Flos Sanctorum, y la Historia de Florián de Ocampo. Y para la aparición se valió de un libro impreso compuesto por el docto y erudito padre fray Pedro del Cas- tillo, jesuita, cuyo título era: Defensorio por los santos del reino de Jaén, publicado el siglo pasado. Y las demás noticias las buscó el don Miguel de otros papeles y escrituras antiguas. El citado Festín llegó a poder de un hijo suyo (abajo firmado) el cual, el año de 1824 remitió a la cofradía de María Santísima de Linarejos, por insinuación y por mano de su secretario, un traslado para el orador de su fiesta que lo fue un padre misionero del con- vento de San Buenaventura, extramuros de la ciudad de Baeza, [p. 2] por haberlo así pedido a la cofradía y no encontrar los hermanos el original de la Historia por haber fallecido el padre fray Manuel de San Antonio, trinitario descalzo y predicador asignado a la parroquial de

 Esta última cifra está corregida. Debajo del 7 se lee el número 6.  De este mismo fraile existe otro Sermón impreso en 1799: Sermón que en el día 30 de mayo de 1799 ditó en el Santuario de Nuestra Señora de Linarejos fray Manuel de San Anto- nio, Baeza, en el taller de Agustín de Doblas, 1799. También deseo agregar que, según consta en el A.H.P.J., leg. 15206, año 1821, fols. 86r–87r, con fecha 23 de mayo de dicho año, fray Manuel de San Antonio Agredano, trinitario descalzo, firmó ante el

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 247 (siglos XVII y XIX) Linares; el cual, en los sermones de dicha fiesta, siempre predicaba la Historia de María Santísima de Linarejos. Los herederos eran forasteros y nada se pudo solicitar de ellos. No obstante, el certificado remitido por el dicho Cobo les fue muy útil para el predicador, pues éste buscó los autores citados y hallaron ser todo verdad. Como el tal Festín se hallaba muy estropeado, no pudo entonces ni al presente extractarse más noticias que las que se referirán más adelante. Posteriormente he añadido la Historia de la Fiesta llamada del Voto, Origen de la cofradía de Linarejos, milagros, indulgencias, Origen de sus Pa- seos, y por último su Novena que a dicha Señora de Linarejos se le empezó a celebrar el año de 1854 por el mes de noviembre, y por segunda vez para alcanzar las lluvias en el mes de diciembre del año de 1856. Mi buen deseo de que el culto de nuestra amantísima Patrona vaya siempre en aumento y nunca en disminución, no suceda que algún maldiciente tenga atrevimiento a negar su venerable antigüe- dad y méritos, es lo único que me ha movido a componer la presente Historia, deseando que otras personas [p. 3] más instruidas puedan ampliarla en lo sucesivo con toda perfección. Sea todo a mayor honra y gloria de Dios y de la milagrosísima imagen de María Santísima de Linarejos, a cuyas plantas postrado le suplico admita mi buen deseo y sea madre mía, de mis hijos y de sus devotos para que todos alcancemos mucha gracia en esta vida y mu- cha gloria en la eterna, amén. Y para que conste, lo firmo en Linares a 30 días del mes de abril del año de 1857. – Antonio Cobo y Velasco. [Firmado y rubricado].

[p. 4] Capítulo Primero.– Primeros pobladores de las comarcas de Linares. En una de las cuatro partes del mundo llamada Asia hubo en la antigüedad y existe al presente un río muy caudaloso de aguas y famoso en la historia sagrada llamado Éufrates el cual tenía su origen y nacimiento en una de las fuentes del Paraíso terrenal fabricado por

escribano de Linares Andrés Carvajal una escritura de poder para secularizarse, debido a la supresión de monasterios y conventos. Al final del documento aparece la firma de este religioso.

248 Manuel Morales Borrero Dios para habitación de nuestros primeros padres Adán y Eva, y que éstos perdieron por el pecado original. A las orillas de dicho río, después del Diluvio universal, por Semí- ramis reina de los asirios y caldeos, se edificó una ciudad de las mayores que hubo en la antigüedad y se llamó Babilonia. Posteriormente hubo un rey en ella llamado Nembrot el cual, con acuerdo de su consejo, determinó fabricar una torre que llegase hasta el cielo; el motivo que le indujo a ello fue, según dice su historia, el evitar el castigo de sus dioses y aun moverles la guerra y castigarlos cuando obrasen mal, y si esto no fuese posible, a lo menos tendrían un recurso seguro para irse al cielo los que no quisiesen o no le[s] acomodase el vivir en este mundo. Dieron principio a la torre una infinidad de albañiles y jorna- leros, pues ignorando el número de materiales que se gastarían por no poderse [p. 5] medir la distancia, acordaron que para seguir más pronto, unos preparasen los materiales en las canteras y otros trabaja- sen en la edificación de la torre. Iba gastando aquel rey mucho dinero en el pago de sus jornales, de suerte que llegó a ser tan alta que no oyéndose el mando de los maestros que estaban en lo alto de la obra discurrieron el medio de enviar en un papel escrito y puesto en la cuerda, ataban a ella lo que el papel pedía, como piedras, mezcla, &; y a tanta altura llegó que apenas se divisaban los de arriba. Y sucedió entonces que queriendo Dios castigar su soberbia, permitió que cada uno hablase una lengua o dialecto diferente, por lo que no entendién- dose tuvieron que abandonar la torre e irse cada uno por su lado; y no paró aquí, sino que aquella noche permitió Dios soplase un viento fuerte y derribó la mitad de la torre; y además toda la cal y arena re- unidas para su conclusión se la llevó el viento. Y como continuase la confusión de las lenguas, una parte de los que se entendían en una lengua se marcharon a unos países, y otros a otros. Y habiéndose embarcado los que hablaban la lengua griega aportaron a las costas de España, y de aquí quedó el opinar los historiadores que los primeros pobladores de las comarcas de Linares fueron griegos. Unos dicen que fueron los hijos de Jafet y nietos de Noé llamados uno Túbal y otro Tarsis los que mandaban esta carava- na, y que habiendo discordia entre ellos se re– [p. 6] partieron la tierra llamándose desde entonces celtíberos los que habitaban lo que hoy es España y Portugal a corta diferencia, y galos los que se fueron a edifi- car al reino de Francia.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 249 (siglos XVII y XIX) Capítulo Segundo.– Edificación de Cástulo y castillo de Linares

Una parte de la referida caravana de griegos se establecieron a las orillas del río Guadalimar, a la falda de la Loma de Úbeda a la parte occidental de la dicha ciudad que en aquel tiempo no existiría, cinco leguas de la que hoy existe y en la orilla occidental del mismo río que hoy es término de Linares en el llano llamado la vega de los Melo- nares y cortijos de Casablanca y Santa Eufemia. Tal vez siguiendo la corriente del mismo río llegarían a un sitio que hoy ocupan una por- ción de cortijos llamados de Torrubia, y habiéndoles gustado el sitio principiaron a edificar una ciudad a quien dieron por nombre Cástulo; y para su seguridad edificaron sus fortalezas a las orillas del dicho río, y en el día [de hoy] sólo existe un pedazo de una torre edificada sobre un montecillo situado a las orillas del dicho río; y todas las tierras de su contorno, hasta el día, conservan el título del sitio, llamado Plaza de Armas. Y como el agua del río es muy turbia, especialmente en invierno, caminaron a buscar una fuente de agua cristalina hacia el norte de su nueva ciudad de Cástulo, y de una fuente que en el [p. 7] día está extramuros de Linares, llamada la fuente del Pisar, hicieron un acueducto fortísimo de cal y arena y piedras, y quedó toda el agua de la fuente dicha encajonada y conducida por la dicha cañería a Cás- tulo; todavía se encuentran algunos restos de este acueducto en las inmediaciones del nuevo matadero de carnes de Linares inmediato a las huertas de el Arroyo, camino de Baños y otros sitios. Tanto sería el costo de la cañería que sólo considerar de una legua de distancia, se dice lo bastante. También se encuentra en la parte del río un molino harinero que tal vez sería edificado para comodidad de la ciudad y le llamaban de Cazlona; hace pocos años que se abandonó por amenazar hundi- ción, pero antiguamente era el único del término de Linares. Algunos aseguran que tendría Cástulo siete leguas en contorno. Después de concluida la edificación de Cástulo, caminando una legua corta al norte de la dicha ciudad, principiaron a edificar un cas- tillo y fortaleza en un sitio que en la antigüedad se llamó Leñares y hoy Linares. En las ruinas que se encuentran parece fue edificado en figura cuadrilonga, con una torre en cada esquina y todo de piedra de

 Forma arcaica que significahundimiento .

250 Manuel Morales Borrero cantería, y los cimientos de las torres (que hoy se encuentran algu- nos), de fortísima mezcla de cal y arena. En el día no existe ya más de una torre de la que hablaremos después. El solar del castillo era bastante capaz y si se midiera con la medida de los agrimensores ten– [p. 8] dría dos fanegas de tierra lo menos. En una de las puertas de la torre había una inscripción en una piedra que decía Elenes, nombre de un famoso capitán de aque- llos remotísimos tiempos y que tal vez sería el que más contribuyó a su fundación. Pasado algún tiempo de concluido el castillo, dicen las historias que se fueron edificando algunas casas en contorno del mis- mo castillo, según relación además de los arquitectos y siguiendo así, sucesivamente se fue edificando –aunque no toda– al menos la mayor parte que hoy ocupa la villa de Linares. Posteriormente a las dichas fundaciones, se sabe que fundaron los mismos fundadores, pero sin fortaleza, una población en el sitio que hoy ocupa el santuario de María Santísima de Linarejos, inclu- yendo las huertas y nacimiento del agua de la fuente del Paseo, y ya no hay el menor rastro de ella. La dicha población se llamó Linario; hoy se llama todo aquel sitio de Linarejos. Todo lo referido en los dos capítulos anteriores sucedió desde que se establecieron en España las referidas caravanas, siglos antes de la entrada de los cartagineses en España, y concluyeron doscientos treinta y siete años antes del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, según el testimonio de Florián de Ocampo y otros autores.

[p. 9] Capítulo Tercero.– Entrada de los cartagineses en España

Por los años de 238 y siguientes antes de la era cristiana princi- piaron a venir a comerciar a las costas de España, en el Mediterráneo, los cartagineses nación originaria del África, fingiéndose aliados y amigos de los fenicios que comerciaban libremente en aquellas costas; fueron aumentándose en número cada año, y siendo éste muy excesi- vo, lograron del gobierno español les concediese permiso para edificar almacenes para su comercio y fortalezas en la playa del mar, dando por pretexto que lo hacían por evitar una sorpresa por mar de los pira- tas. Todo le pareció muy justo a los sencillos españoles y que bien caro les salió después, como siempre que se han fiado de extranjeros.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 251 (siglos XVII y XIX) Tardaron poco los cartagineses en quitarse la máscara de amigos con que habían entrado en España, pues acabado de construir algunas fortalezas en los puertos y playas del mar Mediterráneo, al instante las ocuparon con tropas de su nación y empezaron la conquista de Es- paña con suma rapidez. Cogió a los españoles descuidados semejante traición; no obstante se empezaron a defender como pudieron, pero todo lo iban perdiendo. En esta época, viendo los romanos las ventajas de los cartagine- ses, creyeron ser la mejor ocasión de apoderarse de España y agregarla a su imperio [p. 10] y para ello enviaron algunos cónsules y tropas, ofreciéndoles a los españoles librarlos de sus enemigos los cartagine- ses si la España se aliaba con Roma. Como los españoles estaban expe- rimentando lo que les servía el fiarse de extranjeros, unos les dieron crédito y otros no; de los primeros sólo hay noticias de las ciudades de Sagunto y Cástulo que se pasaron a los romanos dándoles posesión de sus casas y fortalezas. Pocos años después de su entrada, comandados por Amílcar general cartaginés, ya tenían éstos extendidas sus conquistas hasta Murcia, Valencia y Cataluña. Este general murió en la batalla que dio a los de Sagunto, ciudad aliada –como ya va referido– de los roma- nos. A Amílcar sucedió su yerno Asdrúbal, a quien un esclavo quitó alevosamente la vida. Con este motivo se le confirió el mando del ejército y de el país conquistado por ellos a su cuñado Aníbal joven de gran valor y generalmente estimado de todos, quien después de haber conquistado a Toledo revolvió sobre Sagunto, y no queriendo éstos pasarse a los cartagineses, Aníbal la mandó destruir a cañonazos, de suerte que cuando entraron los cartagineses sólo pisaron y hallaron ruinas y escombros. San Agustín refiere en sus libros que fue un triste cruel espectáculo y de grande lástima la destrucción de Sagunto.

Capítulo Cuarto.– El castillo de Linares pasa a poder de Aníbal No quedando en España quien se opusiese [p. 11] a Aníbal, sitió a Cástulo intimándoles dejasen el bando de los romanos y se pasasen al de los cartagineses, y para ello la cercó con todo su ejército, pero a pesar de esto y de pasar sin poder salir mucho tiempo, no quisieron rendirse. En esta época le empezó a faltar el dinero para pagar la mu- cha tropa que el cerco de una ciudad tan grande exigía, pues algunos

252 Manuel Morales Borrero son de opinión que tendría siete leguas en contorno, y los soldados por falta de pagas se le iban desertando, por cuyo motivo se iba cor- tando el cerco por muchas partes. Viéndose el valeroso Aníbal en tan gran peligro de perder todo lo ganado, dio orden a sus tropas que alzando el cerco de Cástulo, se alojasen en los pueblos inmediatos, de- jando algunas legiones de tropas en observación de Cástulo; entonces ocuparon sus tropas como punto más seguro e inmediato a Cástulo, el castillo de Linares y otros inmediatos. Como la única causa de la retirada de Cástulo había sido por falta de dinero y que sin él nada iba a adelantar, pues se necesitaba au- mentar el ejército y cuyo coste sería doble, y el país con las guerras no estaba para soportarlos, y Aníbal jamás en sus conquistas exigió nada de los pueblos conquistados, lo tenían perplejo hasta que al fin, por- que no se dijera que no había podido conservar lo conquistado, de- terminó noticioso de las ricas minas de plata a cosa de dos leguas, a la parte oriental de Cástulo, determinó explotarlas, y al instante lo puso por obra. De [p. 12] una de ellas hay memoria, sitio de las cuevas de Giribayle, que llaman el Pozo de Aníbal y tiene de profundidad seis- cientas sesenta y seis varas castellanas. El año de 1822 fue registrada y medida a instancia de una denuncia de minas que se promovió ante el intendente de Jaén, y se encontró vacía. En un montecillo inme- diato hay unas ruinas de fortaleza que llaman el castillejo y desde allí se está divisando una torre medio derribada de una de las fortalezas de Cástulo y una buena parte del plano en que entonces estaba edifi- cada Cástulo como que domina todo el río Guadalimar, hasta que se entraba dentro de dicha ciudad; y puesto en estado de defensa podía servir de atalaya a los cartagineses para si los de Cástulo hacían alguna salida, rechazarlos por un lado mientras los de Linares iban por otro; y al mismo tiempo para resguardo de los tesoros que sacasen de aque- llas minas, pues como estaba en medio el castillejo siempre estaban seguros que le acometiesen con alguna salida los sitiados, pues antes tenían que pasar por el castillejo. Hay en el término de Linares y Bailén, hoy denunciadas, varias minas de plata, al parecer explotadas en aquella época, y el no haber- las dejado apuradas Aníbal como la anterior, consistiría en la falta de máquinas de vapor para el desagüe, pues como en aquellos tiempos no se habían inventado todavía, no se podían, como ahora, aplicarlas, pues si no fuera por ellas, en el día no se pudieran desaguar [p. 13] por ningún método. No obstante Aníbal sacaría muchos tesoros aunque

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 253 (siglos XVII y XIX) no fuese más que explotando hasta el nivel del agua, pero de la de las cuevas de Giribayle, por ser en terreno pendiente, pudo fabricar un minado para el desagüe y quedó apurada, sacando muchísima plata no sólo para la conquista de Cástulo sino para toda su vida y para otras guerras.

Capítulo Quinto.– Destrucción de Cástulo y salida de Aníbal de España Por los años de 218 antes de la venida de Cristo al mundo, sabi- do en Roma la destrucción de Sagunto y peligro de perder a Cástulo, no pudiendo tolerar los romanos la fortuna de los cartagineses en España y destrucción de su mando, declararon la guerra a los cartagi- neses, de lo cual no se acobardó Aníbal, pues él desde sus tiernos años había hecho juramento a sus dioses de estar en guerra toda su vida con los romanos; tal era el odio que les tenía. Habiendo concluido Aníbal de explotar sus minas, si no es que las abandonase para ocuparse en la guerra, no obstante reunió in- menso dinero, y así que lo tuvo dice su historia que tuvo soldados que le sirviesen, porque hasta españoles los admitió, y juntando un [p. 14] ejército muy numeroso volvió a cercar a Cástulo y le intimó de nuevo la rendición o perecer como Sagunto. Pero los cercados, sabiendo la declaración de la guerra que le habían hecho los romanos a los de la nación de Aníbal y persuadidos que pronto llegarían las tropas de Roma en su favor, contestaron que jamás se rendirían. Pronto se arre- pentirían, pero ya no tenía remedio. Inmediatamente mandó Aníbal que Cástulo sufriese igual castigo que Sagunto, y al instante se princi- pió la destrucción completa de tan hermosa ciudad, no quedando edi- ficio en pie y sepultando entre sus ruinas y escombros a miles de sus habitantes, no quedando uno vivo. Hoy sólo quedan una infinidad de ruinas testimonio de la inconstancia del mundo. ¡Infelices habitantes, qué muerte tan desgraciada fue la vuestra! En uno de los olivares del que esto escribe se encontró una moneda de plata poco más gruesa que el tamaño de una peseta de España, y sitio de dichas ruinas, y tenía grabada una cabeza de empe- rador romano coronada con una corona de laurel y al reverso letras inteligibles; sería perdida por los del partido de la ciudad el día de su

 Debió decir ininteligibles, según la lógica y como se desprende de la lectura del Ms. V.L.

254 Manuel Morales Borrero destrucción. Otros escudos se han encontrado, pero por la brevedad se omiten. Concluida por Aníbal la guerra en [p. 15] España y no teniendo enemigo a quien combatir en ella, determinó el ir a buscar a los roma- nos en Italia y llevar allí la guerra, pues se hallaba bien pertrechado de hombres y dinero; y al instante lo puso por obra dejando en el castillo de Linares aquella tropa que por sus enfermedades o falta de instruc- ción eran inútiles para la guerra, y conduciendo todos los tesoros de las minas a los navíos, se embarcó para Italia con toda su gente, no olvidándose de llevarse legiones de soldados españoles que en algunas ocasiones le sirvieron bien, contribuyendo a la victoria.

Capítulo Sexto.– El castillo de Linares pasa al poder de los romanos y después al de los godos Hechas por los romanos las paces con los cartagineses, después de una larga guerra con ellos, volvieron los romanos a España y se fueron apoderando de todas sus fortalezas; y se supone que la gente que Aníbal dejó de guarnición en el castillo de Linares tendría que en- tregarlo a los romanos por no tener fuerzas para defenderlo. No ofrece la historia más noticias de él en esta época, pues aunque hubo infinita resistencia por los españoles, sucedieron en otras provincias distantes inclusa la guerra y destrucción de Numancia hecha por los romanos. Pero al fin tuvieron que rendirse toda la España bajo elp. impe–[ 16] rio de Octaviano Augusto y recibieron leyes, costumbres, religión, idioma y colonias romanas, y tuvieron que aguantar los crecidos tri- butos que les imponía el Imperio; pero hubo suma paz, y según lo anunciado por los profetas de la religión cristiana, en esta época de paz universal del mundo nació el Rey pacífico, el Hijo de Dios en cuanto hombre y –por virtud del Espíritu Santo– de María Santísima, en Belén de Judea, pueblo de la tribu de Judá. Permaneció la España bajo el Imperio romano hasta principios del siglo quinto, que siendo emperador Honorio, hallándose en Italia dando auxilio a los romanos en sus guerras, varias legiones de tropas de bárbaros del norte con las armas en la mano pedían al senado y emperador regiones para vivir en unión con sus familias, y por premio de sus servicios, este modo de pedir tan insolente tuvo que aguantar Roma. Y por librar a Italia de aquellos bárbaros les respondieron que al otro lado de las Galias buscasen en donde se acomodasen formar

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 255 (siglos XVII y XIX) sus colonias; y al punto partieron para España y la eligieron para es- tablecerse los dichos, cuyas naciones eran de godos, suevos, alanos y silingos, y después de haber arrojado a los romanos de España, no conformándose en la partición de ella, los godos, después de algunos combates, quedaron por dueños y señores de ella, arrojando fuera a los demás bárbaros, y establecieron sus reyes, y cuyo reinado hasta el rey don Rodrigo pasaron cerca de tres siglos, y cuya [p. 17] época es de las más gloriosas de España por haber venido a predicar la religión cristiana el apóstol Santiago y abrazada por toda España. Y a Linares y sus comarcas le tuvo la dicha de tener un discípu- lo de los apóstoles que lo fue su primer obispo san Eufrasio, obispo y mártir, que tenía su silla episcopal en la ciudad de Andújar, en donde consumó su vida con la palma del martirio; y después su sucesor fue un santo obispo que trasladó su silla a la ciudad de Baeza.

Capítulo Séptimo.– Entrada de los moros en España

El último rey de los godos llamado don Rodrigo al principio fue buen rey, pero habiendo encontrado el reino en una desolación ge- neral de costumbres por culpa del mal reinado de su antecesor, no se atrevía a reformarlas, y así iba creciendo el mal en su reinado; bien sea por los sucesos impúdicos que algunos autores le culpan acaecidos con la hija del conde don Julián, llamada Egilona o la Cava, o bien sea por otros resentimientos del mismo conde, lo cierto es que éste le abrió la puerta de España a los moros, siéndole fácil cosa por ser el conde gobernador de la plaza de , capital de un gobierno de los godos. Entrados en España los moros, todo lo que conquistaban lo des- truían sin haber forma de detener el torrente de bárbaros, que habían cogido a los godos y españoles descuidados. No obstante [p. 18] el rey don Rodrigo juntó hasta cien mil hombres y en las orillas del río Gua- dalete presentó batalla a los moros; peleó el rey en ella como un león considerando que de la suerte de la batalla pendía su reino y su fortu- na; pero sucedió en lo más fuerte de la batalla que la mitad del ejér- cito de don Rodrigo volvió sus armas contra la otra mitad pasándose a los moros, y por consiguiente quedó perdida la batalla, huyendo el

 Mejor sería decir le cupo la dicha.

256 Manuel Morales Borrero rey don Rodrigo sin haberse vuelto a saber su paradero. Sucedió esta memorable batalla por los años de 711. En esta época no les quedaba a los pueblos de España libres de los moros otro remedio que defenderse cada uno como mejor pudie- se, pues estaban sin rey y sin ejército. Algunos grandes de España y otras personas que podían soportar las fatigas de la guerra se refugia- ron a las montañas de León, de Asturias y de Galicia. En los pueblos que no había tiempo para arbitrar medios de defensa por la cercanía de los moros, salían huyendo casi todos sus habitantes, abandonando sus casas y bienes a merced de los bárbaros que jamás se las volverían a entregar, sólo por salvar sus vidas y su religión. Considere el lector cuán sensible le sería a estos infelices aquella cruel separación de su patria, de sus familias, de sus bienes y, por último, de su comodidad y reposo; aquel úl– [p. 19] timo adiós para siempre a sus más caros obje- tos de esta vida. Y por último verse sin patria ni hogar, y sin esperanza de tenerla jamás. ¡Oh, qué mar de lágrimas no derramarían! Y mucho más cuando sus compañeros de desgracia se repetían unos a otros: ¡Todo lo hemos perdido! ¡Sólo Dios es capaz de consolarnos en tanta desgracia! ¡Oh, qué días tan amargos! Estas caravanas de desgraciados cristianos casi siempre llevaban delante de ellos una imagen de María Santísima, pues ya era el único consuelo que después de Dios les quedaba en este mundo. Iban asi- mismo, delante de los cristianos, los obispos de sus diócesis con algu- nos sacerdotes consolando a todos y exhortándolos a resignarse en la voluntad de Dios, pues aunque a los ojos humanos parecía imposible resistir a los moros, a Dios nada le era imposible, pues el día que ce- sase su ira, al instante quedarían aniquilados todos sus enemigos. Exhortándolos al mismo tiempo que no desconfiasen jamás de María Santísima que era poderosa intercesora para lograrlo. Y con su auto- ridad episcopal dispensaban de aquellas prácticas religiosas que las circunstancias de la guerra imposibilitaban su cumplimiento. Todas las imágenes de María Santísima que no podían llevarse consigo los cristianos, las escondían para que no fuesen profanadas por los moros; éstos usaban de las mayores crueldades con los [p. 20] cristianos que no querían renegar de su fe; y si munchos mártires hubo en España cuando la persecución de la Iglesia por Diocleciano

 Debería decir «comenzase» o «derramase».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 257 (siglos XVII y XIX) y Maximiano, mayores serían los causados por los moros, pues se llevaban al África los navíos cargados de cautivos cristianos de uno y otro sexo, y allí unos los vendían por esclavos y a otros los metían en las más horribles mazmorras, no quedándole otro recurso a estos infelices cautivos que volverse moros o perecer al rigor de los más atroces tormentos. Uno de los medios de defensa que adoptaron los españoles fue el fabricar una multitud de castillos o reparar los destruidos, y se re- sistían allí seguros de entretener algo la vida, pero al fin, cuando los conquistaban los moros, todos sus defensores eran o cautivos o muer- tos. Y dice la historia que eran tantos los castillos de las dos provincias de Castilla la Vieja y la Nueva, que desde aquella época les quedó el nombre que hoy conservan de Castilla y a sus moradores el nombre de castellanos.

Capítulo Octavo.– El castillo de Linares pasa a poder de los moros El castillo de Linares fue fortificado por los cristianos, pues por su capacidad y poderse fabricar un pozo para abastecerlo de agua no po– [p. 21] día ser rendido por esta falta como lo eran los edificados en la cima de las montañas, y podía recibir fácilmente víveres por estar en medio de las casas de el pueblo y protegerlas desde el castillo, por cuyo motivo podían entretener la guerra algún tiempo. Los moros intimaron la rendición al castillo, pero éste la despreció y para batirlo tuvieron que hacer algunos fortines que lo dominaban un poco, tal como unos cimientos que se encuentran en unas hazas de el camino de Baeza envueltos en las tierras de sembrar, antes de llegar al sitio de la Cruz Blanca y en otras partes en contorno del pueblo; y tal vez en lo alto del sitio Senda de la Moza, pero nada adelantaban por lo poco que podían dominar al castillo los citados fortines y fuegos de ellos. Viendo los moros la imposibilidad de concluir pronto la conquis- ta del castillo de Linares, inventaron otro medio más fácil de conquis- tarlo usado en las guerras de aquel tiempo; éste fue hacer un minado y por allí, sin pérdida de ninguno de ellos, lograron hacerlo suyo. Entra- ron sin que lo advirtieran los del castillo, tal vez de noche, en una de las casas inmediatas; se presume fuese la casa calle del Gallo que hace esquina a la de Miguel Cobo y poseían en aquella época los Orozcos, y que después recayó en la familia de Bajel, pues es la casa más antigua

258 Manuel Morales Borrero de los contornos del castillo y por sus títulos de nobleza y relación de los arquitectos existía en aquella época. [p. 22] La distancia del castillo serían de cuarenta a cincuenta varas castellanas en llano, igual al solar y puerta del castillo, pues por las otras partes de el castillo sería impo- sible o muy arriesgado por estar el nivel del suelo en cuesta y más bajo que el solar de el castillo. Entrarían en las bodegas de la misma casa y desde allí podrían dirigir el minado por la parte de la fachada que qui- siesen, pues estaría situada hacia la calle que hoy se llama de D. Martín Alonso o de los Álamos, quitando la cera de casas que hacen espalda al castillo y que en aquella época no existirían. Y en las bodegas de la misma casa de Bajel existen todavía algunos rastros de minados; y si a esto se añade que, según vieron los ancianos del pueblo, esta casa tuvo en lo antiguo, en la esquina referida, encima del tejado, una torre o mirador para recreo de sus habitantes, les salió perfectamente a los moros la industria y traza del minado, pues luego que se hubiese con- cluido éste no tenían más trabajo que subir a la torre de la misma casa y haciéndoles la señal convenida a sus espías o avanzadas, y asaltando las tapias del pueblo llegaban a la casa del minado; y si querían evitar el fuego del castillo, entrar en dicha casa por los corrales de las inme- diatas y de allí al minado; y el castillo quedaría por suyo. Todo lo referido era fácil dando el asalto por la parte de saliente de Linares. El fin que tendrían los defensores del castillo se ignora pero sería, según [p. 23] se presume, como acostumbraban: todos cau- tivos o muertos serían al fin.

Capítulo Noveno.– Proclamación de don Pelayo por rey de León Los moros alentados con la victoria conseguida junto al río Guadalete ya referida, no se detenían en sus conquistas; castillos y pueblos, todos sucumbían al furor de los bárbaros, pues era tanta la multitud, que nadie se les podía oponer y así, conquistada toda la Es- paña, no le quedaba más que el rincón de Asturias donde habían ido huyendo el último resto de los españoles. Había entre los españoles fugitivos en Asturias un hijo de un rey godo que se llamaba don Pelayo, el cual considerando tan cercano el peligro por la cercanía de los moros, tomando la imagen de María

 Acera.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 259 (siglos XVII y XIX) Santísima que llevaban consigo, en unión con varios obispos y sacer- dotes y de los demás cristianos inclusos algunos grandes de España, arrodillándose todos y colocando la dicha imagen en la peña de Co- vadonga, implorando el último recurso, diciendo: Madre mía, tú que ofrecistes al apóstol Santiago tomar bajo tu protección a la España, ya estamos en el último apuro pues una vez conquistado este rincón de España somos perdidos para siempre; bajo tu protección vamos a com– [p. 24] batir a los enemigos de Dios y nuestros; no nos desampa- res Madre de misericordia. Pareció el haber oído sus ruegos la Madre de misericordia y alcanzando la de su dulcísimo Hijo para los españoles, pues apenas se levantaron de la oración cuando por aclamación universal de los circunstantes proclamaron por rey de León a don Pelayo, y al ins- tante mandó éste se previniesen para dar la batalla, pues los moros ya estaban cerca. Se dio esta memorable batalla el año de 718, y los moros mandados por su general llamado Alhaca fueron derrotados, y desde allí adelante el gran Pelayo consiguió más felices conquistas haciendo a España volver de su desmayo; y posteriormente extendió sus conquistas, y sus sucesores, hasta la época del rey san Fernando; pero antes sucedió la memorable batalla de las Navas por intercesión de María santísima, pues siempre unos con su imagen y otros con la santa Cruz empezaban las batallas. Y duró toda la conquista de España cerca de ochocientos años.

Capítulo Diez.– El castillo de Linares es conquistado por san Fernando No fue sólo el país conquistado el que experimentó el patrocinio de María santísima. Otras oraciones le movieron a Dios a extender su misericordia a la parte de España que quedaba por conquistar de los moros; éstas fueron las de [p. 25] tantos infelices cautivos que, sepul- tados en las más hediondas mazmorras de los moros, cada día estaban pereciendo al rigor de los más atroces suplicios en compañía de aque- llas infelices esposas de Jesucristo que, arrancadas por los moros de los asilos de sus monasterios, estaban expuestas a cada instante a perder la joya de la virginidad o perecer en compañía de los demás cautivos a fuerza de los más atroces tormentos sólo por amor de Dios. El año de 1230 apareció María santísima en Barcelona a san Pedro Nolasco, a san Raimundo de Peñafort mandándole fundar la

260 Manuel Morales Borrero religión de la Merced. El rey don Jaime tuvo igual revelación y la protegió desde su fundación cediendo parte de su palacio de la di- cha ciudad para edificar el primer convento de la orden; y porsu caridad y compasión con los desgraciados cautivos hicieron voto sus fundadores que en caso de no poder rescatar de otro modo, ellos se quedarían y sus sucesores en rehenes por la libertad de los cautivos cristianos. Y desde entonces se alzaron con el glorioso título que le aclamó toda la cristiandad: de redentores de cautivos cristianos, y que desde su fundación hasta de presente jamás han sido más útiles a la nación española que en aquella época, pues muchos infelices cristia- nos, atemorizados por el rigor de los tormentos, tenían la desgracia de verse obligados a renunciar la fe y abrazar el mahometismo; y por consiguiente merecían bien el título de redentores, pues salvaban de la muerte temporal y eterna. [p. 26] El año de 1217 empezó a ser rey de Castilla y León el glorioso san Fernando, el cual en vez de imitar a sus antecesores que por andar en discordias unos con otros descuidaban el proseguir la guerra contra los moros, el santo imitó al rey don Jaime de Aragón y Cataluña, su contemporáneo, que toda su vida estuvo en guerra con los moros. Llevaba el santo rey en el arzón de la silla de su caballo colocada una imagen de María santísima y confiando en el auxilio de ella después del de Dios, conquistó a Baeza, Jaén, Córdoba y Sevilla, y aunque su historia nada refiere del castillo de Linares, es evidente que entonces existiría según consta de algunas escrituras que publi- caremos después, y además por la única razón que todas las plazas y castillos que en esta guerra ganaban las órdenes militares o cualquiera grande de España, se las adjudicaban con el título de conde o mar- qués, o sin él, y de ahí tuvo origen los pueblos de señorío, y Linares siempre ha pertenecido a la corona de España y no ha sido pueblo de señorío, y además cuando los reyes podían conquistar un castillo o ciudad siéndoles fácil, jamás se lo encargaban a nadie, y Linares no ofrecería resistencia importante la entrega de su castillo, y de ahí se originó el no mentarlo su historia.

Capítulo Once.– Destrucción y ruinas del castillo de Linares

[p. 27] El castillo de Linares no ofrece más noticias de su exis- tencia por no haber habido guerras en sus contornos posteriores a

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 261 (siglos XVII y XIX) las citadas; sólo sí que se ha conservado hasta el año de 1703 en que consta por una real Cédula firmada porS . M. el rey don Felipe V a fa- vor de don Bartolomé de Piédrola por fallecimiento de su padre don Luis de Piédrola, tercer abuelo paterno del autor y por el de don Juan Manuel de Piédrola, cuarto abuelo. El nombramiento de alcaide del castillo y fortaleza de la villa de Linares que desde 1668 había radicado en esta familia de Piédrola, y mandó el rey en ella al ayuntamien- to, caballeros hijosdalgos y hombres buenos de la misma villa que le guarden los honores y privilegios de tal alcalde, haciéndole entrega de las llaves del castillo y de los peltrechos10 y municiones de guerra que en ella hubiese, pues según parece no tenía guarnición de soldados el castillo en aquella época; y todo lo referido manda el rey se cumpla so pena de su merced y de algunos miles de maravedís para su cámara. La tal escritura llegó a poder del autor de esta Historia por ser tercero y cuarto nieto de los referidos alcaldes, esto es, del don Luis y don Juan Manuel de Piédrola su padre; y lo fue además don Pedro Gregorio de Piédrola su abuelo quinto. Posteriormente no se sabe haya habido otro nombramiento de alcaide del castillo, pues como no ha habido guerras en sus contornos no ha sido urgente su reparación, y por su antigüedad se habrá ido hundiendo poco a poco, pues a principios de este siglo, por los años de 1800, los ayuntamientos de aquel tiempo han ido repartiendo terreno para edificar ca– p.[ 28] sas en los ruedos del mismo castillo hacia la parte del norte y occidente del mismo, que existen en la actualidad, y toda la piedra de las ruinas del castillo la vendió a quien quiso com- prarla. La parte de saliente, que es la acera de casas de la calle de D. Martín Alonso vulgarmente llamada calle de los Álamos y que hace espalda al mismo castillo, fue repartida en época más anterior. Por los años de 1837 y siguientes por el ayuntamiento de Lina- res se concluyó de repartir el terreno que quedaba en el castillo, que consistía en la cera11 de casas de la parte del norte y que hacen esquina a la calle de los Castillos y la dicha de los Álamos, y ya están edificadas todas sus casas; y la mitad del solar que no se podía edificar casas, por

 Más abajo y entre las líneas del texto pone el autor una advertencia, a propósito de este personaje, del que dice: «Duró el nombramiento toda su vida, que vivió más de sesenta años después de el dicho de 1703». 10 Pertrechos. 11 Acera.

262 Manuel Morales Borrero estar en el centro, se le adjudicó a don Martín de Zambrana para que le sirviera de corral a su casa, calle de D. Alonso de Pobes, por estar edificada en los ruedos de la parte occidental del mismo castillo, y de éste no quedó en pie más que una torre que estaba edificada a la parte del occidente del mismo castillo, y estaba situada dentro de los corrales adjudicados desde 1810 al padre del dicho don Martín; éste la compró con el fin de derribarla y utilizar la piedra en otras obras. Tiene más de cuarenta varas de alto y posteriormente ha mudado de dictamen y la conserva cons– [p. 29] truyéndole una escalera y baran- da de ladrillo en lo alto de ella, y le sirve de mirador. Puede ser que no haya otra mejor vista en las torres de Linares, pues se ven todos los llanos de Sierra Morena y domina todo el pueblo y su término en la mayor parte.

Capítulo Doce.– Aparecimiento de varias imágenes de María Santísima en España

No pretendo escribir toda la historia de las imágenes de María Santísima que aparecieron en varias partes de España después de la expulsión de los moros, pues sería sumamente prolijo, y sólo referiré algunas más notables y en compendio. El lector que quiera más ex- tensión puede leer las Historias en la introducción de ésta citadas. Sea la primera la imagen de María Santísima de Monserrate, en la provincia de Barcelona y que tiene su templo en la sierra del mismo nombre. Para su culto el conde Borel de Barcelona edificó un convento para frailes de la observancia, pues en su principio lo fue de monjas. Fue revelado su escondite a un ermitaño llamado fray Juan Guarín que hacía penitencia en la misma sierra; y habiendo cavado en él se encontró la imagen acompañada de escrituras auténticas del tiempo que los cristianos huían de la invasión de los moros, en que declaraban haberla escondido para evitar su profanación. Mas habién- dose muerto todos los que la escondieron, por la dicha revelación se pudo restaurar [p. 30] su imagen muy milagrosa, a la cual tienen suma devoción los cristianos así comarcanos como de toda España. El año que escribo esto refiérese en el periódico La Regeneración que su ma- jestad la reina doña Isabel II ha regalado a esta imagen de Monserrat un vestido completo y que S. M. el rey ha ofrecido y regalado un lirio con adorno de diamantes, y que el día 4 de mayo se celebraban y so- lemnizaba la entrega del regio vestido y lirio referidos.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 263 (siglos XVII y XIX) Sea la segunda la imagen de María Santísima de Guadalupe si- tuada su ermita y monasterio en la misma sierra que al principio fue de frailes de San Jerónimo, edificada por los reyes al tiempo de su aparición y ocultación que fue revelada a un devoto suyo y se encon- tró acompañada de escrituras auténticas que declaraban los cristianos haberla escondido allí para libertarla de la profanación de los moros; son infinitos los milagros que obra con sus devotos. Toda su iglesia la tiene llena de trofeos, y se refiere en su historia que en la antigüedad hubo una reina en España que, falta de dinero para hacer una guerra y no contra los moros, quiso apoderarse de las alhajas de este templo, y al salir con ellas por la puerta de el mismo reventó en el um– [p. 31] bral. Son infinitas las alhajas que los reyes y devotos le han ofrecido; llegó a tener un manto bordado de perlas de oro que valía dos millo- nes, pues en algunas guerras siempre la habían invocado. Sea la tercera otra imagen de nuestra Señora llamada de la Peña de Francia por ser llamada así la sierra en que está situada su ermita, la cual es término de tres obispados que son el de Salamanca, el de Coria y el de Ciudad Rodrigo. Según las escrituras auténticas que se le encontraron parece fue la patrona de una caravana de cristianos que huyendo de la persecución de los moros se fortificaron en la dicha sie- rra por ser posición fuerte y proveida de agua, en la cual se resistieron. Y mediante a acompañarle un obispo llamado Hilario, se presume fue- se éste el que escondió la citada imagen por la imposibilidad de poder salvarla de otro modo, pues los cristianos fortificados allí, siéndole imposible el resistir a la multitud de moros que un día les acometieron dos leguas de la Peña de Francia, huyeron y en un monte los cercaron y todos los que no pudieron huir fueron muertos; el número fue tan grande que siempre se encuentran rastros de este suceso, y el origen del hallazgo de esta santa imagen fue del modo siguiente. Había en un convento de Francia un fraile lego llamado Juan Vela muy devoto de la Santísima Virgen al cual le reveló esta Señora dónde se encontraba la dicha imagen oculta; dio parte a su superior de ello, el cual no [p. 32] lo creyó al principio, pero movido al fin de las súplicas del lego le dio licencia para ir a encontrar la dicha imagen y al instante se puso en camino y padeció infinitos trabajos por no encontrar la sierra del dicho nombre hasta que al fin la encontró y, en un escondite, la dicha imagen; y al instante, entre varios devotos, le edificaron su ermita, y el devoto ermitaño vivió el resto de su vida en compañía de la santísima imagen. Sus milagros son infinitos.

264 Manuel Morales Borrero [Nota 1ª, viene de la pág. 110]: El año de 1857 mandó S. M. la reina una orden a los obispos comarcanos al dicho santuario invitándoles a que invitasen a sus diocesanos a reedificar la ermita de esta ima- gen que por efecto de los desastres de la Revolución estaba arruina- da según consta de la Gaceta del dicho año. [Fin de la nota 1ª]. Sea el cuarto hallazgo el siguiente. Prosiguiendo el rey de Ara- gón don Jaime llamado el Conquistador la conquista del reino de Valencia del poder de los moros, llegó a ocupar un castillo llamado entonces el Puig de Cebolla cercano a la referida ciudad, y para evitar una sorpresa de los moros les convenía tener siempre centinelas de vista; éstas observaban que todas las tardes, al anochecer, descendían muchas luces del cielo en un castillo arruinado, allí inmediato; lo que sabido por el rey mandó hacer excavaciones en dicho sitio, y a poco que ahondaron encontraron una campana grandísima y levantándola lo mejor que pudieron entre muchos soldados, encontraron debajo de ella una imagen de María Santísima con escrituras auténticas que de- claraban haberla allí ocultado los cristianos por evitar su profanación por los moros. Fue singular el [p. 33] contento del rey, el cual mandó fabricarle un templo y monasterio de frailes para su culto, y hasta de presente ha continuado su devoción y milagros. Si hasta aquí se han referido las imágenes de María Santísima que revelaron su ocultación, ahora vamos a referir las que se apare- cieron. Sea la primera la imagen de nuestra Señora del Tremedal, si- tuada en la sierra del mismo nombre, aparecida a un devoto pastor y sanándole un brazo que tenía falto. En el templo de esta santa imagen situado en dicha sierra jamás permite Dios y su santa Madre que se cierren sus puertas de día ni de noche; y a pesar de ello jamás falta nada del mismo santuario, pues aunque en varias ocasiones se han cerrado sus puertas, luego al instante se vuelven abrir por sí mismas. Los milagros obrados son infinitos por su intercesión y la devoción de sus comarcas es indecible. Sea la segunda, en el obispado de Jaén, la imagen de María San- tísima de la Cabeza, de Sierra Morena, aparecida a un devoto pastor, y sanándole un brazo manco que tenía y dando él mismo parte a la ciudad de Andújar, viéndolo sano al instante lo creyeron y edificaron el santuario que hoy tiene, y aclamáronla por patrona de la ciudad. En la antigüedad había en Linares una cofradía erigida a su advoca- ción y asistían a [p. 34] la fiesta principal en compañía de las demás

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 265 (siglos XVII y XIX) hermandades de los pueblos inmediatos de Andújar al santuario de la Sierra de la Cabeza, y dice su historia que todos los cofrades asistían con sotana y rosquete12 y una toalla ceñida en la cabeza, sin cuyo requisito no podían llevar la imagen, pues cada cofradía la llevaba un rato en la procesión de su fiesta principal.S us milagros y devotos sería casi imposible el escribirlos. Sea la tercera la imagen de María Santísima de la Encina, apa- recida sobre una encina en el término de Baños y patrona del mismo pueblo. Es suma la veneración y milagros que han tenido siempre sus devotos con ella. Sea la cuarta y última la imagen de nuestra Señora de Zocueca aparecida a las orillas del río Rumblar, término de la ciudad de Bailén y patrona de ella, y de quien se refiere que el general Castaños se puso bajo su protección para ganar la batalla a los franceses el año de 1808.

Capítulo Trece.– Aparecimiento de la imagen de María Santísima de Linarejos El año de mil doscientos veintisiete, libres ya los vecinos de Li- nares del yugo de los moros, pues ya hacía nueve años poco más o menos que se había conquistado por san Fernando su castillo y co- marca, los favoreció María Santísima a sus veci– [p. 35] nos del modo siguiente. Peregrinando por el sitio que en la antigüedad se llamó Li- nario y hoy Linarejos un devoto ermitaño de aquellos tiempos llama- do Juan Ximénez y en sitio extramuros de Linares, en tierras del co- mún de propios, había criado Dios unos lentiscos verdes y frondosos en extremo, los cuales tendrían como unas dos varas de alto y estaban situados –y algunos de nuestros padres los vieron–, en la esquina que mira al poniente de la alberca que recibe el agua de la fuente del san- tuario de Linarejos, y hoy es propia de don Martín de Zambrana, pues por el abuso de cortar varas los pasajeros, habrá cosa de cincuenta años que se secaron los dichos lentiscos; y yendo el dicho ermitaño encomendá[n]dose a María Santísima se encontró, encima de los re- feridos lentiscos, una hermosísima imagen de la misma Señora a la cual se arrodilló y considerándose indigno por su humildad de tocarla, imaginó dar parte a la iglesia parroquial de Linares para que fuese el clero a recogerla. Pero el infeliz tuvo la desgracia que nadie lo creyó,

12 Roquete.– Especie de sobrepelliz cerrada y con mangas.

266 Manuel Morales Borrero por lo cual y para evitar nuevos desprecios se fue a pedir a Dios y a su Santísima Madre el remedio. No se hizo de esperar, pues el sacristán de aquella iglesia que asistió a la declaración del peregrino y el que menos lo creyó e hizo más burla de él, mudo al punto se quedó; por lo cual, el prior y de- más asistentes conocieron ser castigo de Dios por su incredulidad, y al instante emprendieron con toda la clerecía y ayuntamiento una solemnísima procesi– [p. 36] ón al sitio que había referido el devoto ermitaño, y allí encima de los dichos lentiscos hallaron, despidiendo resplandores celestiales, a la santísima imagen de Linarejos sentada en una silla, en forma de Emperatriz y con su bendito Hijo en los brazos. Era de talla y después en lo sucesivo se redujo a vestir de telas ricas y preciosas ofrecidas por sus devotos; y al instante toda la procesión se postró de rodillas y la adoró. Fue tanta la alegría y entusiasmo que a todos los asistentes les causó tan milagroso hallazgo, que al instante prorrumpieron en vi- vas a la Virgen María, a la Madre de Dios, y todos se imaginaron al instante que un presente tan celestial no merecía otro título que ser patrona de Linares. «Sea nuestra patrona» prorrumpieron a una voz todos los circunstantes, «Viva la patrona de Linares». Y por universal aclamación quedó la santísima imagen constituida por patrona del mismo pueblo y hasta de presente lo ha sido; y para su mayor vene- ración determinaron llevarla en la misma procesión a la parroquial, y llegada a ésta se colocó en su altar, y llegada la noche se cerraron bien sus puertas. El día siguiente madrugó el señor prior sólo por el fin de ver y reverenciar la imagen aparecida, y al instante se encaminó a su iglesia, pero cuál sería su sorpresa cuando en vez de encontrar el imán de su corazón, no halló en ella la imagen; cuán asustado se quedaría pensando que, si no la habían robado, ha– [p. 37] bría desaparecido. Se informó al sacristán y éste le aseguró que nada sabía pues la no- che anterior habían estado bien cerradas las puertas de la iglesia. Y volviendo a continuar las diligencias se supo al fin que la santísima imagen de Linarejos se había vuelto a colocar encima de los lentiscos del mismo modo que estaba la tarde anterior; por lo cual, habiéndolo consultado con el clero y ayuntamiento, todos fueron de dictamen que era la voluntad de María santísima el que su milagrosa imagen fuese venerada en el sitio en que se apareció. Por los motivos referidos se dio principio al instante a la cons- trucción de una ermita, invitando para ello a todos los albañiles des-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 267 (siglos XVII y XIX) ocupados para que se acabase pronto la obra, y no serían pocos los que irían, pues dice la historia quedó la ermita concluida. Para ace- lerar más la obra, sólo se gastó en ella las piedras ordinarias que se encontraron cerca; para los cimientos y el resto, se hicieron paredes terrizas y fue edificada inmediata a los lentiscos de su glorioso apareci- miento y, después de concluida, fue colocada la imagen en su ermita, y en donde fue venerada por muchos años. Y después parece fue edi- ficada, arrimada a las paredes de la ermita, una pequeña casa tal vez para habitación del santero. Pasaron algunos años y notándose la estrechez de la ermita por razón de la mucha gente que atraida por su devoción y milagros [p. 38] asistía a sus fiestas, determinaron el agrandar la ermita con los portales salientes de la casa del santero. Y según los dibujos o mapas que después de añadida la ermita están pintados en los cuadros de nuestra Señora de Linarejos, era parecida su construcción a la ermita de San Sebastián extramuros de Linares y que muchos de los ancia- nos del pueblo la habrán visto, pues hasta el año de mil ochocientos treinta [y] cuatro existía. Según lo bajo de las paredes que sostenían el tejado, tal vez no tendría más techo la ermita de Linarejos que los enmaderados del tejado; y además por lo urgente de su pronta con- clusión no habría tiempo de fabricarlo. Se compondría de tres cuerpos o naves el plano de la ermita de Linarejos con columnas en medio, y para que después de concluida no faltase a los devotos que no cupie- sen dentro el más fácil medio de asistir aunque fuese desde el campo, le hicieron tres puertas a la pared de frente del altar mayor, y cada una era por un cuerpo de la ermita, esto es, que hiciesen frente al altar mayor, pues estaban una o dos varas de distancia una de otra, y abier- tas estas tres puertas podían desde el campo asistir más de el doble que cabían dentro de la ermita, y por consiguiente dejaran satisfecha su devoción del mejor modo posible, y así esto como lo demás de la ermita fue costeado por las limosnas que voluntariamente ofrecieron los devotos.

Capítulo Catorce.– Fundación de un nuevo templo a María San– [p. 39] tísima de Linarejos

Por los años de mil seiscientos cincuenta y nueve por efecto de los temporales y antigüedad de la ermita (pues si se calcula desde que se fundó contaba quinientos sesenta y ocho años) se empezó a des-

268 Manuel Morales Borrero moronar y re[se]ntir sus paredes, lo que reconocido por los piadosos regidores de Linares citaron a cabildo general a todos los vecinos pu- dientes de ella, y les hizo presente el peligro referido. Por unanimidad quedó determinado el fabricar un templo nuevo, ofreciendo cada uno de los asistentes contribuir hasta donde alcanzasen sus facultades, y en caso necesario invitar a todos los demás vecinos para que hiciesen lo mismo según su devoción y posibilidad, confiando en Dios y en su santísima Patrona por ser en todo para su mayor honra y gloria, que al fin no faltarían limosnas para su conclusión, y que ya que no pudiese hacerse al instante, se empezara como se pudiese el primer año. Nombráronse comisarios para recoger las limosnas, y uno de ellos lo fue un canónigo de Baeza que era beneficiado de la parroquial de Linares, llamado el licenciado Pedro de Zárate; y ya que tenían pre- venidos una porción de materiales antes de empezar la obra, con arre- glo a las sagradas rúbricas del misal romano, el día ocho de diciembre toda la clerecía y ayuntamiento, en una solemnísima procesión, fue- ron al sitio de Linarejos asisti– [p. 40] dos de multitud de vecinos y devotos, y a presencia de todos los circunstantes y a poca distancia de los lentiscos del aparecimiento se delineó el plan de un nuevo templo más suntuoso que el antiguo, y después se bendijo con las oraciones que prescriben las sagradas rúbricas del misal romano; y tomando un cuchillo grueso formó una cruz en una piedra el prior de la parro- quial de Linares llamado Andrés Bonilla; y en los cimientos que había abiertos en la esquina de la capilla mayor que mira al mediodía puso éste la dicha piedra que fue la primera que se puso. Siguió después el dicho licenciado Zárate que tomó una espuerta de mezcla de cal y arena y la arrojó encima de la dicha piedra, y después seguirían tal vez algunos del ayuntamiento y devotos, aunque no fuese más que para autorizar la ceremonia religiosa de la dicha bendición. Principiáronse los cimientos de piedra berroqueña de enteros con la mayor solidez, pues la solicitud de los señores comisarios para que no se suspendiese la obra era indecible, pues para ello admitían toda clase de frutos y materiales de limosna y todos los jornaleros que quisiesen trabajar de limosna los admitían, fuesen con sus personas o con sus bestias para la conducción de materiales. Pasaron de este modo un año y ya tenían las paredes dos y media varas de alto, y por haber fallecido el celoso comisario Zárate y por la esterilidad de la cosecha que se originó, igualmente de las limosnas, [p. 41] fue indis- pensable suspender la obra por un año.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 269 (siglos XVII y XIX) El año de mil seiscientos sesenta y uno la ermita antigua de Linarejos se empezó a hundir algunos pedazos y a rajarse las paredes por otro amenazando una ruina completa, y por consiguiente toda reparación era inútil, pues si se hundía la ermita tenía peligros sin cuento para los vecinos de Linares que con tanta frecuencia acudían a pedir a su excelsa Patrona su amparo en todas sus necesidades y po- día sepultarlos en compañía de la santísima imagen entre sus ruinas. Se convocó a cabildo general y en él se determinó el traer a la iglesia parroquial la imagen de Linarejos hasta que se concluyese el nuevo templo. En el citado cabildo se determinó proseguir la obra del nuevo templo confia[n]do en Dios y en su bendita Madre que no faltarían limosnas para ello y que si aquel año por ser estéril no la permitía a los devotos contribuir con profusión, se hiciese lo que se pudiese utili- zando entre tanto los pocos materiales que [d]el derribo de la antigua ermita pudiesen utilizarse. Nombráronse nuevos comisarios y uno de ellos lo fue D. Alonso Cobo Perales y Mosquera, cuarto abuelo paterno del autor de esta historia, el cual en los años anteriores había sido [nombrado] para re- coger el trigo que daban los labradores de limosna; pues sólo el recibo de un año que conservan descendía13 e importaba mil y trescientos reales por todo un año, y era el tal comisionado por el ayuntamiento por ser regidor perpetuo, y cuyo título han ejercido sus descendien- tes, [p. 42] y además bien sea por la parte del clero y vecinos con el de comisarios, o movidos por su devoción, el licenciado Pedro Abarca Mosquera y Luis de Cózar Tenorio cada uno contribuyó con su perso- na y diligencias de el mejor modo que le fue posible a la obra y con- clusión del citado templo, pues se admitió en esta época y por estos señores comisarios las limosnas lo mismo que al principio en la clase que a cada uno le fuera más fácil y se concluyó la obra el año de mil seiscientos sesenta y seis, habiendo durado seis años y uno además suspensa14. Dice el autor del Festín que posteriormente al año en que se apa- reció María santísima de Linarejos se encontraron en los contornos de su ermita muchos pedazos de columnas de jaspe y pórfido de dife- rentes colores; y como en el día está la capilla mayor de este templo

13 Querrá decir ascendía. 14 Según consta en el Festín de López Pinto, las obras del nuevo santuario comenzaron en 1638. Teniendo en cuenta esto, debieron durar veintiocho años.

270 Manuel Morales Borrero embaldosada de jaspe negro y blanco y con las gradas de los altares colaterales y del altar mayor y repisa de los retablos de jaspe negro, tal vez sí se conservaban al tiempo de la edificación o posteriormente se utilizarían en dicha obra.

Capítulo Quince.– Diligencias y preparativos para celebrar la dedicación del nuevo templo Aunque según va referido el año de mil seiscientos sesenta y seis se había concluido la obra del nuevo templo de Linarejos, no había fondos para costear los adornos interiores, por lo que estaba suspensa su dedicación. Los señores comisarios invitaron [p. 43] de nuevo a los vecinos de Linares para que ofreciesen lo que pudiesen y al instante empezaron a entrar por la puerta de la nueva iglesia unos vecinos con bancos, otros con escaños, otros con manteles, otros con candeleros y otros contribuyeron para un retablo de un altar colateral en la capi- lla mayor; y como faltase el de enfrente, el otro comisario D. Alonso Cobo Perales lo costeó todo, poniendo en aquel altar un cuadro que representaba a María santísima cuando descendió del cielo para re- galar la casulla a san Ildefonso. En el día, aunque existen los dichos altares, ya no existen estos cuadros, y en su lugar se han colocado posteriormente dos retablicos medianos pintados a imitación de con- cha, de colorado y negro con ramos y flores de talla dorada, y en su centro tiene el uno una imagen de talla de poco más de vara de alta y representa a san José con un hermosísimo Niño Jesús de vestir, muy bien llevado de la mano por su padre putativo. El otro es un retablo igual al anterior y en su centro, de talla una imagen tan grande como la anterior que representa a san Blas obispo, vestido de pontifical, bendiciendo a sus devotos. A los lados de su ni- cho hay colgados varios milagros de esta imagen. El altar mayor tiene un retablo que llena todo el testero, pintado y dorado, y tiene en medio el nicho que entonces ocupó la santísima imagen de Linarejos, y hoy sirve de puerta de su camarín; y a los la- dos están las imágenes de cuerpo entero de [p. 44] santo Domingo de Guzmán al lado del evangelio y la de san Francisco Javier a la de la epístola15; y en el remate del retablo por cima de la puerta del cama- rín, la imagen de cuerpo entero, de talla, de san Judas Tadeo. También

15 Debería decir al de la epístola.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 271 (siglos XVII y XIX) se edificó una casa para el santero, ignoro si será la que hoy existe, pero me persuado que no, y que se fabricaría con fecha posterior, pues como es tan suntuosa la actual, necesitarían muchos fondos de que carecían los comisarios. El día 2 de octubre del año de 1666 se celebró por el ayun- tamiento de aquel año cabildo general con asistencia de los vecinos más notables de Linares para votar fiestas reales en celebridad para la dedicación del nuevo templo, señalando para la procesión el día diecisiete del mismo mes. Otros autores dicen que fue tal procesión el día dos del mismo mes, pero sea en uno u otro día, todos convienen en el mes y año referidos. No se quiso permitir máscaras por evitar algún disgusto en unas noches tan oscuras como entonces hacían, y que la fiesta fuera de cuatro capas como la llamaba entonces el vulgo a las más solemnes, y que fuese la más solemne posible. Nombrá- ronse nuevos comisarios para las fiestas, y mientras llegaban ningún vecino se descuidó, afanándose para lucir en el adorno y paradas de la procesión. Otros escribieron cartas a sus amigos, parientes y corres- ponsales convidándolos para la fiesta. En fin, nadie sosega– [p. 45] ba, pues todos querían esmerarse en el obsequio y culto de su amantísima Patrona. El dicho D. Alonso Cobo Perales costeó para la imagen de María santísima de Linarejos un vestido completo que estrenó en la procesión y fiestas, y era de brocado de seda encarnado, bordado de oro, de sumo costo y primor. Llegó al fin el día señalado para vísperas de la procesión y ya era tan excesivo el número de forasteros que en todo Linares había, que se calculaban, inclusos los que llegaron el siguiente día, en veintidós mil personas, unos convidados por sus deudos y amigos, otros atraí- dos por su devoción, de los pueblos de la Loma de Úbeda; no había por qué extrañarlo, pues como vecinos siempre han contribuido al culto de nuestra Patrona con su asistencia y limosnas, pero vinieron a Linares en aquella ocasión de las ciudades más principales de España, como Jaén, Granada, Toledo, Madrid y Sevilla; y lejos de ocasionar carestía en los mantenimientos tan excesivo número de forasteros, brindaban por las calles con el pan floreado16, al precio corriente, los días anteriores. La víspera de la procesión anunciáronlo alegres los repiques de las campanas al mediodía, a la oración y al toque de ánimas. Hubo ilu-

16 El que se hace con la flor de la harina de trigo.

272 Manuel Morales Borrero minación general y luminarias en la misma noche; y al siguiente día, al amanecer, según costumbre de aquel tiempo, empezaron alegres a anunciar a los habitantes de Linares que a la tarde era la procesión de su Patrona. Y para divertir al pueblo se paseó toda la mañana por las calles una clase de instru– [p. 46] mento músico que llamaban un realejo, que imagino es una clase de órgano portátil17; y dice la Historia que esta clase de instrumento musical divirtió muncho a los vecinos y forasteros.

Capítulo Dieciséis.– Procesión y fiesta de Dedicación del nuevo templo de María santísima de Linarejos

Las calles por donde había de transitar la procesión estaban adornadas sus paredes, ventanas y balcones con colgaduras del mayor lujo y superiores, y las paredes adornadas con cuadros de todos ta- maños que en aquella época se acostumbraban poner; copiáronse los cuadros, y salió el trasunto de tres a seis mil. Asombró la admiración de todos los concurrentes treinta y dos bellísimas paradas entre ricos doseles y vistosos paños y flores. En las inmediaciones del camino de Linarejos había una ermita dedicada a san Marcos, a la salida de la calle del mismo nombre. En el ejido, por cima de el cortijo que hoy posee D. Luis Granados había edificado en la delantera de la puerta de dicha ermita, costeado por varios devotos, un cuerpo de castillo de cañas verdes, flores y espartadistas que servía de adorno y recreo a la procesión, y era de sumo gusto y primor. En fin, cada uno de los vecinos de Linares hizo cuanto pudo por su devoción para contribuir al mayor lucimiento de la procesión y fiesta. [p. 47] Llegó la hora de las dos de la tarde y las campanas echa- das a vuelo anunciaron ser llegada la hora de la procesión que salió al instante de la iglesia parroquial en la forma siguiente: iban delante todas las cofradías que había entonces fundadas en Linares, llevando sus estandartes y blandones de cera encendidos; después iba el guión o bandera del ayuntamiento real de Linares, después iban los devotos de Nuestra Señora con velas encendidas, bien sean los que quisiesen costearlas individualmente, o bien de las repartidas por los señores

17 En efecto, el D.R.A.E. en la tercera acepción de este vocablo dice que el realejo es un órgano pequeño manual.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 273 (siglos XVII y XIX) comisarios, pues a ninguno que no llevase vela encendida se le permi- tiría ir formado en la procesión. Después iba el instrumento músico, el realejo tocando a ratos, (tal vez le acompañarían algunos instrumen- tos más, pero la Historia no lo refiere). Después iba la soberana imagen de María santísima de Linarejos estrenando el hermosísimo vestido regalado para esta fiesta y a su costa por el ya referido D. Alonso Cobo. Después iba el palio del ayuntamiento y después la cruz mayor de la iglesia parroquial, alumbrándola dos acólitos con ciriales y las velas encendidas. Después iban los religiosos menores del convento de N. P. San Francisco de Asís, con sus velas encendidas. Después iba el clero por su orden, el cual formaba una banda bastante numerosa, pues iban muchos forasteros y sacerdotes del pueblo con sobrepellices, y además canónigos y dignidades de las catedrales de Jaén y Baeza, en sus hábitos corales todos [p. 48] con sus velas encendidas, y al fin cuatro individuos del clero a usanza de catedral; iban revestidos con sus capas pluviales, y cerraba al fin la comunidad del clero el preste de capa pluvial acompañado de diácono y subdiácono revestidos. Des- pués iba formada la villa que así llamaban a los regidores perpetuos con sus maceros y reyes de armas, todos con velas encendidas, bajo la presidencia de dos alcaldes de villa y del alcaide de los hijosdalgos, del alguacil de la Inquisición y el alcaide del castillo.

[Nota 2ª, viene de las págs. 110–111]: [p. 110] El alcalde primero por el estado noble se llamaba D. Gregorio de Piédrola de la Cueva, quinto abuelo paterno del autor de esta Historia, y el alcalde segundo por el estado llano se presume se llamaba …………. El alcalde de la santa hermandad por el estado de los hijosdalgos se llamaba el Sr. D. Juan Antonio de Orozco, regidor perpetuo y escribano mayor del ayunta- miento, sexto abuelo materno de los hijos del autor de esta Historia. El alcaide o aguacil mayor de la Inquisición lo era D. Pedro García Mosquera (otros lo llaman Abarca Mosquera). El alcaide del castillo y fortaleza de Linares se llamaba el capitán D. Pedro Benavides, sar- gento mayor del reino de Jaén, según consta de su nombramiento el año de 1660. Entre los regidores se contaban los descendientes del conde Fernán González y de Diego Pérez de Vargas Machuca que tanto se distinguió en la conquista de [p. 111] Sevilla, y de la familia del obispo de Jaén Acuña, y de los Cobos de Linares, y otros sujetos ilustres que sería prolijo enumerarlos. [Fin de la nota 2ª].

Después seguía una buena porción de plomeros vestidos de mi- licianos y cuyos vestidos de uniforme fueron costeados por los señores comisarios y bajo el comando de el señor D. Martín de Zambrana y

274 Manuel Morales Borrero Rivera vecino de Linares y que según decían era o había sido capitán general de Andalucía, o por lo menos había servido en la milicia un puesto importante y tenía conocimiento de su dirección y mando, y por supuesto que irían con su tamboril, pues los plomeros no habrían sido soldados todos; y el motivo de haber salido la dicha compañía de plomeros uniformada fue para solemnizar la procesión a usanza de las capitales, pues como en el pueblo no había guarnición de tropa real quisieron obsequiar a su Patrona del mejor modo que entonces le fue posible; y dice la Historia que maravilló y divirtió mucho a los concu- rrentes los improvisados milicianos ya referidos. Recorrió la procesión la mayor parte de las calles de Linares que ya estaban, como va re– [p. 49] ferido, lujosamente adornadas. Duró la procesión desde las dos de la tarde hasta las diez de la noche, y es cosa bien de maravillar que habiendo hecho aquellos días fuertes calores, a la hora que salió la procesión de la iglesia parroquial una nubecita cubrió el sol, y de este modo no molestó el calor a los con- currentes y tampoco molestó el más mínimo soplo de viento, pues no se apagó ni una vela en toda la procesión, y a la vuelta o fin de ella no hacían falta los rayos del sol pues parecía de día las luces infinitas de la cera. Algunos calcularon que habría encendidas diez mil velas o blandones inclusas las de las calles de la procesión, y a las diez de la noche (efecto de las treinta y dos paradas que, como va referido, tuvo esta procesión y no fue posible acabar más temprano todo), se concluyó con repetidos vivas a la Virgen María y a la Madre de Dios, y todos se retiraron a sus domicilios con el mayor orden y contento pues no hubo el menor motivo de disgusto ni riña entre tanta gente reunida, y de consiguiente las autoridades no tuvieron que moverse de su puesto en toda la procesión. Al siguiente día de la procesión, al amanecer, empezaron los repiques de todas las campanas anunciando festivas ser aquel día la fiesta de Dedicación del nuevo templo. Llegó la hora de ésta y al ins- tante se puso en marcha desde la iglesia parroquial para la de Linare- jos las autoridades, clero y comunidad de nuestro P. San Francisco de Asís, y llegados todos, era tal el concurso que apenas se podía entrar den– [p.50] tro. Fue celebrante de la fiesta de Dedicación el prior ac- tual de la parroquial de Linares, el doctor Torres; predicó el panegírico el M. R. P. guardián del convento de San Francisco de Asís de Linares, tomando por tema un capítulo del Evangelio de san Lucas que dice

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 275 (siglos XVII y XIX) así: Beatus venter qui ipse portavit et ubera quia subsisti18. Dulce lenguaje, afable conversación, superior estilo y elevados conceptos, manifestan- do a todos su gran devoción con nuestra Señora. Concluida la fiesta se retiraron todos a sus casas con los mismos vivas y aclamaciones a María santísima de Linarejos, como el día anterior y sin el más míni- mo disgusto. Al siguiente día de la fiesta de Dedicación se celebraron muchas misas rezadas en todos los altares del nuevo templo, con lo que se estrenaron los altares colaterales. Asistió por mañana y tarde inmenso concurso a visitar a nuestra Patrona, así de a pie como en sus coches, hasta que llegó la noche y le fue forzoso el retirarse a dormir cada uno a sus casas.

Capítulo Diecisiete.– Coplas que se cantaron en las procesiones

Los poetas compusieron infinitas composiciones en versos y co- plas; unas se fijaron en el tránsito de la procesión y otras se cantaron en ella. Las siguientes son las que he podido adquirir. A la salida de María santísima de Li– [p. 51] narejos de la iglesia parroquial se compuso la siguiente: Salid hermosa María Señora de Linarejos, salid, salid clara aurora, salid cristalino espejo, porque os está ya esperando de Linares todo el pueblo. Salid sol resplandeciente a iluminar vuestro pueblo, salid luna sin menguante, salid hermoso lucero, salid rosa sin espinas del jardín de Dios eterno.

18 La cita está en el capítulo 11 versículo 27 del evangelio de san Lucas: Beatus venter qui te portavit, et ubera quæ suxisti. «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que mamaste».

276 Manuel Morales Borrero Salid Ester admirable salid con el Mardoqueo, salid Jael19 esforzada a libertar vuestro pueblo porque os está ya esperando de rodillas todo el pueblo.

Salid Débora admirable, salid contra el cananeo, salid Judit esforzada a libertar vuestro pueblo y cortaréis la cabeza al Olofernes soberbio.

[p. 52] Salid divina María Señora de Linarejos, salid Patrona admirable con el Niño Dios al pecho porque os está ya esperando de rodillas todo el pueblo.

De las poesías que se compusieron para el paso de la procesión por la plaza del Bermejal ha‹n› quedado sólo la siguiente:

En el Bermejal se anima y ya sale entre la gente la Panadera eminente con el Pan de los deleites cuyo blanco y colorado está diciendo: «comedme».

Coplas cantadas en la procesión al llevarse a María santísima de Linarejos a su nuevo templo, año 1666.

19 Jahel fue mujer del kenita Haber Cineo y ella metió un clavo, a golpes de martillo, en la sien del general Sísara, enemigo de los hebreos, quien, huyendo, se había cobijado en su tienda. Así quedaron derrotados y humillados los enemigos de Israel. La escena aparece en el Libro de los Jueces, cap. IV, vers. 11–22, y cap. V, vers. 24–27. David unió esta tribu nómada al reino de Judá.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 277 (siglos XVII y XIX) Estribillo

Adiós Pastorcita, adiós dulce Madre; te vas, nos quedamos, mira que nos guardes.

Coplas

Tu gran patronato nos fue, dulce Madre, el plato más dulce y más deleitable. Adiós &

Si allá en Linarejos sé bien que repartes los dones del cielo, yo iré allá a buscarte. Adiós &

Dulzuras del alma [p. 53] Madre deleitable, mira que a este pueblo no dejes de amarle. Adiós &

Haz dulce María, haz Patrona y Madre que tu amor y gracia ya nunca nos falte. Adiós &

Te vas de Linares rosa deleitable, desde Linarejos míranos afable. Adiós &

278 Manuel Morales Borrero No te olvidaremos Patrona admirable, gloria de este pueblo y su dulce Madre. Adiós &

Tú eres de Dios hija, tú eres de Dios Madre y tú eres su esposa y su trono amable. Adiós &

Graciosa María, Patrona admirable, santa, pura, justa y Virgen y Madre. Adiós &

En fin, ya te marchas a los campos, Madre, de tu Linarejos; voy a acompañarte. Adiós &

Linares la llora que se va su Madre, es más Linarejos que este pueblo grande. Adiós &

Las calles se quejan y dicen ¡oh Madre!, te vas a los campos y a las soledades. Adiós &

Vivir sin María no nos será dable; nosotros iremos allá a visitarle. [p. 54] Adiós &

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 279 (siglos XVII y XIX) La villa y el clero y las hermandades te han hecho sus fiestas, dale tus piedades. Adiós & Salud y la gloria y un amor más grande y después la gloria te pedimos, Madre. Adiós Pastorcita, adiós dulce Madre; te vas, nos quedamos, mira que nos guardes.

Capítulo Dieciocho.– Artífice que fabricó la imagen de María santísima de Linarejos Salomón dice que los juicios de Dios son incomprehensibles, no hay quien los apee y halle suelo. Y no habiéndose encontrado en su milagroso aparecimiento acompañado de escrituras auténticas, como otras imágenes encontradas en aquella época, nada se puede asegurar más que el que habrá sido puesta por los ángeles encima de los len- tiscos de Linarejos la imagen de nuestra Patrona, pues en caso de ser obra de hombres, es la siguiente la opinión que por su antigüedad ha prevalecido desde su aparecimiento. En la historia de nuestra Señora de la Cabeza de Sierra Morena se refiere que en el libro p.[ 55] de los Hechos de los Apóstoles consta que san Pedro Apóstol vino a España y que trajo consigo varias imágenes de nuestra Señora y las regaló a Santiago y a san Eufrasio obispo, su discípulo; y por eso tal vez la devoción que a la invasión de los moros, por su venerable origen, le tenían los cristianos de aquellos tiempos les movería a esconderla porque no fuese profanada de los moros; y dicen los que han visto ambas imágenes que son muy parecidas. Pero aunque no fuese de las dichas imágenes, lo cierto es que los antiguos han convenido siempre que su hechura fue del tiempo de los apósto- les y basta. Y aunque las estampas y cuadros antiguos la representan vestida y en pie, es lo cierto que apareció sentada y era de talla, y los antiguos la redujeron a ponerse en pie y a vestir de telas ricas y precio- sas, y apareció en forma de emperatriz sentada en una silla.

280 Manuel Morales Borrero En la Historia de nuestra Señora del Tíscar patrona de la villa de Quesada, en el obispado de Jaén, se refiere la devoción que los espa- ñoles y particularmente los de este obispado profesaban a las imáge- nes de María Santísima después que supieron su milagroso apareci- miento en Zaragoza a su apóstol Santiago, mandándole esta Señora edificar un templo a su imagen, y fue el primero que se edificó en el mundo, viviendo esta Señora; y a imitación del após– [p. 56] tol sus discípulos ejecutaron lo mismo en toda España, llevando en su pre- dicación y edificándole templos a las imágenes de María Santísima, y esto muchos en vida de nuestra Señora. En el año de treinta y cinco, en el glorioso martirio de san Esteban en Jerusalén, de donde salie- ron desterrados los primeros fieles, de los cuales más de quinientos pasaron a Chipre y desde allí a España desembarcando en Cartagena, éstos fueron los que trajeron a estos reinos las primeras individuales noticias de la muerte del Mesías y vida de María Santísima, a quien cariñosamente aficionados, unos iban a ver, otros invitaban a visitar y todos suplicaban enviara católicos obreros. En los pueblos que care- cían de imágenes de María Santísima se las pedían a los dichos y no se volvían sus embajadores sin ellas, o en su defecto también se las enviaban a pedir al apóstol Santiago, y no sosegaban hasta que todos las tenían. De lo dicho se infiere que la imagen de nuestraS eñora de Lina- rejos si no fue regalada por san Pedro sería por la expedición ya refe- rida y siempre del tiempo de los sagrados apóstoles, según la opinión referida.

Capítulo Diecinueve.– Nuevas portadas, camarín y sacristía del templo de Linarejos

El año de 1717 se abrieron a pico en las paredes del Santuario dos puertas nuevas con sus [p. 57] guarniciones de piedra por defuera, y en una de las que hace frente al altar mayor hay una imagen de piedra de nuestra Señora de Linarejos y un tarjetón que dice: «siendo Prior el Mo D. Juan de Rus y Gámez. Año 1717». Y la otra puerta al lado de la epístola, en medio de la iglesia, tiene iguales guarniciones de piedra y una imagen de piedra de medio cuerpo que representa al Padre Eterno en ademán de bendecir al mundo, y un escudo que dice: «Año de 1718». Entrambas puertas tienen sus cancelas de nogal, y pino por la parte interior de la iglesia, muy bien ejecutadas.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 281 (siglos XVII y XIX) El año de 1722, siendo prior de la iglesia parroquial de Linares y capellán mayordomo de María Santísima de Linarejos D. Pedro Ma- thías Colás, a expensas y solicitud de las limosnas de los mismos, se concluyó un hermosísimo camarín a la dicha imagen; tiene su linter- na en la veleta del tejado y seis ventanas con sus cristales primorosa- mente labrados y sus hierros torneados de fina hechura. Por defuera toda la pared es de piedra de cantería, y por adentro el camarín está todo tallado y pintado con tan bello esmero que en el día parece se ha acabado de pintar; tiene embutidos y sentados encima de sus cornisas ocho angelitos desnudos como de tres cuartas de largo; y sosteniendo cada par de ellos, y en las cuatro paredes un escudo del sagrado nom- bre de María. En forma de láminas, y sin ángeles, hay otros muchos escudos encina de la cornisa que representan varios atributos que son comparaciones, como [p. 58] el sol, torre, escala, fuente, &. Y además en los cuatro rincones hay dos angelitos en cueros volando, y llevan asidas una corona arrimada a la cornisa y cada rincón. Es igual en todo al dicho; y debajo de las cuatro coronas dichas hay cuatro lámi- nas grandes, y dentro contienen atributos pintados de la pureza de María Santísima, como cedro, &, y guarnecidos todos con flores de talla doradas y en campo azul celeste. La repisa de la imagen es de sumo costo y primor; figuran sosteniéndola, en medio de ella, cuatro angelitos desnudos del tamaño que los anteriores, puesto cada uno al fontis. De una de las paredes del camarín, por cima, están circun- dando la imagen infinitos candeleros o palmatorias talladas y doradas para poner las velas que alumbran a la santísima imagen en las gran- des festividades. Las puertas del camarín son de nogal primorosamente labradas, con cercos de pino, con escudos del nombre de María. La sacristía tie- ne iguales puertas y su cajonería para los ornamentos, de nogal muy bien labrado, y con su ventana al patio, y pilla todo lo que está debajo del camarín, y está estucada de yeso blanco y se hizo el mismo año que el citado camarín.

Capítulo Veinte.– Origen de la fiesta anual a María santísima de Linarejos, llamada del voto

El día cinco del mes de agosto, fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, se acostumbra costear por [p. 59] el ayuntamiento de Linares,

282 Manuel Morales Borrero de los fondos de propios, una fiesta solemne a su esclarecida Patrona, llamada la fiesta del Voto, instituida por nuestros abuelos a usanza de otros pueblos, que bien sea por los beneficios recibidos o por de- voción, siempre le guardan a su titular un día de misa al año. Es de origen inmemorial. Para celebrar esta fiesta se acostumbra traer procesionalmente la santísima imagen de Linarejos a la iglesia parroquial con asistencia del clero, ayuntamiento y música, y antes de la exclaustración eran convidados por el ayuntamiento además los religiosos del convento de San Francisco de Asís; y, cuando en este pueblo existían, realistas o nacionales acompañados de sus respectivas músicas y tambores y con los uniformes militares. Todos creen esto un deber en asistir a dar culto y obsequiar a su amantísima Patrona en esta procesión, y han asistido además todas las cofradías del pueblo con sus gallardetes, y por último un inmenso concurso de vecinos de Linares de todas clases y sexos. Antiguamente se acostumbraba el hacer esta procesión en la tarde de la antevíspera, pero ya se acostumbra, a igual hora, en el domingo anterior. Las vísperas de la fiesta se han cantado en la parro- quial con asistencias de los convidados a la procesión, e igualmente la fiesta con sermón y músicas a la tarde con igual solemnidad. Hay procesión con la [p. 60] citada imagen, con tres paradas y en el radio de los contornos de la parroquial, saliendo la procesión por una puer- ta y entrando por otra de la citada parroquial, y al fin se concluye con una solemne salve cantada a toda orquesta, y pasado algún tiempo se restituye la imagen de la Patrona a su santa casa con la misma vene- ración que se sacó de ella. Años anteriores al de mil ochocientos dieciocho ocurrieron va- rias dudas sobre si había obligación de oír misa el día de esta fiesta, pues ya algunos vecinos de Linares empezaron a faltar a misa y otros no, lo que observado por el actual prior de aquel año que lo era el doctor don Luis Valenzuela, en la santa visita que a este pueblo hizo el ilustrísimo señor don Andrés Esteban y Gómez, obispo de Jaén, le suplicó a su ilustrísima que determinase lo que se había de practicar en vista del abuso referido. Y dicho señor obispo mandó que la tal fiesta se guardase oyendo misa todos los vecinos de Linares el dicho día cinco de agosto; y desde entonces se observa religiosamente, pues la mayor parte de los años transcurridos se ha prohibido por las au-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 283 (siglos XVII y XIX) toridades de Linares el trabajar en tal día, castigando con multas a los infractores, hasta que hace pocos años que se ha tolerado, en atención a ser el tiempo de la recolección de granos, que después de cumplir el precepto de la misa [p. 61] se ocupen los labradores en las faenas de la estación; pues los años tempranos, que ya se ha concluido en dicho día, todos huelgan sin ocuparse en otro trabajo que en solemnizar la fiesta de su amantísima Patrona.

Capítulo Veintiuno.– Indulgencias concedidas a la imagen de María Santísima de Linarejos Son las indulgencias perdones de las culpas y penas debidas por nuestros pecados. Y para excitar la devoción e instrucción de la gente sencilla y devota me ha parecido útil el poner su explicación en esta Historia. Son las indulgencias de diferentes maneras y aquí sólo expli- caré las concedidas a María Santísima de Linarejos. En la primitiva Iglesia se acostumbraba imponer a los pecadores, en el sacramento de la penitencia, cuarenta días de ayuno a pan y agua, y a veces un año o siete, y a veces por toda la vida, por cada uno de los pecados que consideraban más graves los cánones de aquella época. Posteriormente los concilios mitigaron este rigor aplicando para su satisfacción los méritos de Nuestro Señor Jesucristo. No obstante quedó la laudable costumbre de conceder a los obispos, arzobispos, los cardenales y al papa, que cada uno según su jerarquía eclesiástica pudiesen conceder a los cristianos los obispos sólo cuarenta días y los demás en progresiva ascendencia, sacándolo del tesoro espiritual de la Iglesia, que es lo que en el credo se llama la comunión de los santos, las indulgencias y perdones, que [p. 62] por premio a las oraciones u obras de caridad que en su concesión dejasen consignadas. San Buenaventura, tratando de las indulgencias, y los dos úl- timos ilustrísimos señores obispos de Jaén, en sus pastorales sobre el jubileo declaran que sea cualquiera la clase de indulgencia que se pretenda ganar, no basta el cumplir lo mandado en su concesión para ganarlas si a ello no va acompañado el practicarlas con aquella devo- ción que es propia de un verdadero cristiano, y si se pudiese en estado de gracia será mucho mejor; y por este motivo algunas concesiones, especialmente cuando es plenaria la indulgencia, requieren la confe- sión y comunión, pues de hacer lo contrario, aseguran los referidos

284 Manuel Morales Borrero que sería cosa ridícula por una oración mal rezada u otra obra piadosa sin otro fin que el de ganar la indulgencia, se le concediese ésta. No obstante siempre es muy laudable el hacer las diligencias posibles para ganar cuantas indulgencias se puedan, pues si no la gana una vez, podrá acertar en otra. Las indulgencias concedidas a los vivos no se pueden aplicar por las ánimas del purgatorio, a no ser que así lo exprese la concesión; ni tampoco las concedidas a las ánimas, aplicarlas por los vivos; no es necesario estar en estado de gracia para ganar las indulgencias por los difuntos, pero hay concesiones que absolutamente lo mandan, y en este caso no hay otro remedio que cumplirlo todo. [p. 63] El cristiano que practica una obra piadosa con la cual está concedida indulgencia, sea de la clase que se fuere ésta, aunque no lo sepa gana la indulgencia, sean una o muchas. En las estampas de María Santísima de Linarejos está escrito que el Illmo. Sr. Obispo de Jaén, Inquisidor general de aquella época, había concedido cuarenta días de indulgencia a todos los fieles que rezasen un Ave María, Salve o Rosa[rio] ante esta soberana imagen. La concesión se calcula que la menor antigüedad sería cosa de ciento y cincuenta años que empezaron a imprimir, pues como dice un le- trero de la misma, fue a devoción del marqués de Fontanar, y antes no hubo en Linares marqués de este título20. Los cuadros primitivos pueden ser anteriores y posteriores a dicha época, y hay bastante nú- mero en Linares. En el santuario de Linarejos hay colgada en la pared una lami- nita con cristal y marco de imitación de caoba y contiene impreso lo siguiente: Cofradía de Nuestra Señora de Linarejos. El Illmo. Señor Don Rafael Escolano y Fenoy, por la gracia de Dios y de la santa Sede obispo de Jaén, del consejo de su Majestad &., por su decreto expedido en doce de diciembre de el año de mil ocho- cientos cuarenta y ocho, se ha dignado conceder cuarenta días de indulgencia a todas las personas que con la devoción rezaren una

20 Esta es la lámina impresa que aparece al principio del manuscrito que estamos usan- do. Según el autor, en 1857 tenía una antigüedad de 150 años, lo que la sitúa en los primeros años del siglo XVIII. El autor hace un cálculo poco exacto, porque no con- cuerdan las fechas.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 285 (siglos XVII y XIX) Ave María, Salve o Rosario ante la imagen de María Santísima [p. 64] de Linarejos, patrona de Linares, que se venera en su santuario, extramuros de dicha villa. Igualmente concede otros cuarenta días de indulgencia a todas las personas que contribuyan con alguna li- mosna para el culto de dicha santa imagen, o reparación de su tem- plo. Linares, 27 de diciembre del año de mil ochocientos cuarenta y ocho.– El Presidente: Mo José Eulogio Muñoz. El Secretario: Francisco Alaminos

A las últimas coplas de esta novena de María Santísima de Linarejos están concedidos 240 días de indulgencia por varios señores arzobispos y obispos, y se han trasladado de las que han servido a los padres misioneros del orden de San Buenaventura y [tachado] de capuchinos, y con algunas ligeras aplicaciones, a María Santísima de Linarejos se han trasladado literalmente para los que sean inclinados a las indulgencias puedan ganarlas cantándolas devotamente. El tesoro de vivos y limosnero del purgatorio, el rosario de Ma- ría Santísima revelado por la misma Señora a santo Domingo de Guz- mán son infinitas las indulgencias concedidas a esta devoción, que por no ser difuso omito, y pueden verse en las crónicas del orden de Santo Domingo y de la cofradía del Rosario. [p. 65] Y esto se entienda sin contar las que además vaya[n] anotadas a los que lo rezaren ante María Santísima de Linarejos, por cuyo motivo siempre será preferible el que se rece en su Novena. La salutación angélica puesta al principio de la Novena de Ma- ría Santísima de Linarejos, rezándola con la antífona y oración latina puestas al fin de las coplas de la Novena, se ganan muchas cuarente- nas de indulgencias por cada vez que se recen, y además una indul- gencia plenaria, la cual es la mejor de todas pues el que la gana queda absuelto de culpa y pena, y si se muere al instante o sin haber perdido la gracia, sin entrar en el purgatorio se va derecho al cielo; pero para ganarla es necesario estar en gracia de Dios por la contrición o pe- nitencia, y aunque esta salutación se compuso para rezarla al toque de las avemarías por la mañana, al de las doce del día y al de las ora- ciones, no obstante es probable que fuera de dichas horas se puedan ganar también dichas indulgencias.

286 Manuel Morales Borrero Capítulo Veintidós.– En las tres plagas con que Dios castiga a los mortales, los vecinos de Linares han experimentado la protección de su amantísima Patrona

Plaga de la hambre [p. 66] El año de 1812 fue el más estéril de los transcurridos en el presente siglo. Llegó a valer la fanega de trigo a cuatrocientos reales, y se amasaba pan de todas las semillas y hasta de salvado de trigo. Se tuvo la imagen de María Santísima de Linarejos en la parroquial todo el año a fin de que los devotos pudieran acudir a su intercesión pode- rosa. Remedió infinitas necesidades, y la casa del que esto escribe y la de su abuelo, aunque poco, cogieron trigo para pan en aquel fatal año, y en otras casas ni aun paja; todo por amparo de María Santísima. El año de 1824 se secó de tal suerte la tierra por la primavera, por falta de lluvias, que todo el campo tenía el mismo color seco que el mes de agosto. Acudieron en su aflicción los vecinos de Linares al único consuelo que ya les quedaba en su amantísima Patrona. Se trajo ésta en procesión de rogativa a la iglesia parroquial. Asistió inmenso pueblo, clero y ayuntamiento, cofradías y niños de las escuelas bajo la dirección de sus respectivos maestros. El ayuntamiento y los labrado- res costearon después varias fiestas, y al fin se logró aplacar la ira de Dios; pocos días después llovió lo bastante para refrigerar las siembras, pues si se tardara la lluvia ocho días más, aunque hubiera llovido [p. 67] un diluvio, nada le hubiera servido para las siembras. Tal era el último fatal estado de ellas. El año de mil ochocientos treinta y dos empezaron a faltar las lluvias en la primavera, de suerte que muchos labradores dieron por perdida su siembra, entrando a pastar en ellas sus ganados. No obs- tante de eso, la mayoría de los vecinos de Linares no perdió la espe- ranza de remediar el mal del mejor modo que se pudiese, y ya que [en] la tierra no había remedio humano para aplacar la ira de Dios irritada por nuestros pecados, [se decidió] poner por intercesora a Ma- ría Santísima de Linarejos para lograr las lluvias, y para ello se trajo procesionalmente a la iglesia parroquial con la asistencia y veneración acostumbradas; y estando de salida la procesión del templo de Linare- jos, cuando todos iban descuidados de que lloviese, empezó tal agua-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 287 (siglos XVII y XIX) cero que todo se volvía charcos de agua, y desbaratada la procesión se tuvo que escapar cada uno a meterse en las casas de la calle de San Marcos; y era tan fuerte que nadie pudo volver a formar la procesión, y entró sola y cubierta con el palio, para evitar el que se mojara, en la iglesia parroquial, pues la trajeron a toda prisa, siendo imposible seguirla al clero y demás asistentes. Después se le [p. 68] costearon fiestas de acción de gracias y se le restituyó después a su santo templo de Linarejos. El año de 1834 fue muy estéril en toda la provincia de Jaén y a Linares le tocó la general desgracia, pues aunque se le hicieron fiestas a su Patrona, nada pudo detener la ira de Dios. El autor de esta Historia confiado en Dios y su dulcísima Patrona de Linarejos pudo al menos, en unión de otros devotos, salvar la mitad de su siembra para dar pan a sus hijos, pues otros vecinos ni aun paja cogieron aquel año. El año de mil ochocientos cuarenta y ocho la falta de lluvias en la primavera empezó a anunciar en el fin en que pararían si no llovía al instante, y que para conseguirlo era menester antes aplacar la ira de Dios con oraciones y penitencias; al instante se acordaron los vecinos de Linares del remedio de todos sus males, de su amantísima Patrona María Santísima de Linarejos, y para celebrarle fiestas se determinó traer la imagen a la iglesia parroquial en una de aquellas tardes. An- tes de verificarse, se costeó por el excelentísimo señor vizconde de Begíjar, alférez de la hermandad de Linarejos, unas andas nuevas [p. 69] que representaban en la repisa de la imagen unos lentiscos con- trahechos que aunque no tan altos como los que se presume fue su aparecimiento, son sumamente perfectos. Llegó la hora de salir la procesión de la parroquial, que serían las dos de la tarde, y asistieron las cofradías, el clero y ayuntamiento, e innumerable concurso de vecinos. Iban las niñas de instrucción pri- maria bajo la dirección de sus respectivos maestros en número que se calcula más de cuatrocientos; y los niños de la escuela que dirigía don Ildefonso Sánchez, por disposición de él mismo, al llegar la procesión a la iglesia de Linarejos le rezaron a nuestra Patrona la siguiente

Oración Saludámoste resplandeciente lirio de la hermosa primavera, sa- cratísima Virgen María; saludámoste azucena de suavidad divi- na; saludámoste rosa celestial de quien mamó leche el Rey de

288 Manuel Morales Borrero los cielos Jesucristo. Dulcísima Madre nuestra, a tus pies arrodi- llados hemos venido a tu sagrado santuario los hijos de Linares a implorar tu clemencia, a fin de que alcancéis, Madre nuestra, de vuestro santísimo Hijo nuestro Redentor el que se apiade de nosotros y riegue nuestros campos para que nuestros ama- dos padres puedan proporcionarnos nuestro sustento y nosotros no tengamos el triste des– [p. 70] consuelo de verlos padecer al oírnos a sus queridos hijos pedirles el pan, destrozando sus corazones con estos gritos, además de padecer ellos también los rigores del hambre. ¡No, Madre piadosa, no veamos tus hijos este espectáculo horroroso! Sabemos eres Madre de pecadores; pues bien, Madre de misericordia, aboga por nosotros que con- dolidos muchos de los que te pedimos, por empezar a expe- rimentar los horrores del hambre, oyendo a nuestros amados padres consolarnos (por no tener pan) con sus dulces palabras, con el rostro bañado en lágrimas, nos mandan que vengamos a tu santa casa para ver si nuestra inocencia alcanza de vos y de nuestro Criador perdonéis nuestras culpas y nos libréis de la desgracia que nos amenaza. Sí, Madre de misericordia, oíd como siempre vuestros caros hijos que os pedimos con lo más íntimo de nuestros corazones que intercedáis con vuestro amantísimo Hijo para que olvide nuestras ofensas y nos devuelva su gracia. Así lo esperamos, dulcísima Madre de los afligidos, de vos y de nuestro Señor Jesucristo, amén. Salió al fin la procesión del santuario de Linarejos con el orden que entró, y al fin la imagen de María Santísima de Linarejos con su Santísimo Hijo en los brazos, vestida de túnica morada y manto de seda del mismo color, encima de los lentiscos de las nuevas andas, que parecía cuando apare– [p. 71] ció a nuestros abuelos, y comparecía cual la reina Ester ante el rey Asuero, y entonces al trono de la San- tísima Trinidad lo hacía María Santísima para pedir el remedio de su pueblo de Linares, y por fin, como la otra, lo alcanzó después. Al día siguiente, destinado por el ayuntamiento para la fiesta, ya se había anticipado la noche anterior la lluvia; y fue tanta la alegría, que todas las corporaciones determinaron hacerle su fiesta de gracias a Dios y a su Santísima Patrona, su especial intercesora. La primera fiesta lo fue por el ayuntamiento; la segunda, por los labradores; la tercera por el maestro y discípulos de la escuela nacional de instruc- ción primaria, don Antonio Tornero. Después otra fiesta por el maes-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 289 (siglos XVII y XIX) tro de instrucción primaria y discípulos de la escuela de don Ildefonso Sánchez y Cózar. Y algunos días después la maestra directora y niñas de instrucción primaria que llegarían al número de cerca de doscien- tas niñas conducidas por sus respectivas directoras. Y después otras fiestas por otras escuelas de niñas; y por otros devotos, otras de menos costo que las anteriores. Cada una en distintos días. Fueron tantas las velas que la devoción ofreció al altar de María Santísima de Linarejos, que todo se llenó de candeleros con velas en- cendidas, que ascenderían de cuarenta a cincuenta velas, y las últimas que le ofrecieron no se pudieron encender [p. 72] por no caber más candeleros en el altar de Nuestra Señora, a pesar de ser bien grande para poderse celebrar misa, y la imagen estaba en otro altarico a es- paldas del principal. Y en dichas fiestas, entre otras, se cantaron por la capilla de música las coplas siguientes: 1ª María de Linarejos estrella resplandeciente, de tu Hijo has alcanzado que se nos muestre clemente.

Coro Madre amorosa del Inocente, tú eres Estrella resplandeciente. 2ª La Virgen de Linarejos se ha acercado al Redentor a pedir por los cristianos, y alcanzado su favor.

Coro Madre amorosa por vuestro amor, de nuestros padres cesa el dolor.

290 Manuel Morales Borrero 3ª Ya el grito del infeliz nuestra Patrona ha aplacado, porque de su amado Hijo nuestro perdón ha alcanzado.

Coro Madre amorosa tú has derramado agua del cielo sobre el sembrado.

4ª Por fin, Reina de los cielos, has aplacado el furor de tu Santísimo Hijo, mi Dios y mi Redentor.

Coro Cese ya, cese nuestro dolor, [p. 73] y ampara siempre al pecador.

5ª En tu santa casa entramos con la gratitud mayor, a prometerte de veras la enmienda del pecador.

Coro Te damos gracias hermosa flor pues das al campo gala y verdor.

F fin

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 291 (siglos XVII y XIX) El año de mil ochocientos cincuenta y seis, por el otoño, faltó el agua para preparar la tierra de sementera, y se trajo la imagen de Li- narejos por orden del gobernador del obispado de Jaén, y de orden del gobierno de S. M. la Reina, y a María Santísima de Linarejos se le hizo una novena por las tardes, y fiesta el primer día, y letanías de los santos los siguientes de la novena por la mañana. Y era de maravillar lo seca que se encontraba la tierra, pues los ancianos no habían visto otro año igual. No obstante, todo lo consiguió la protección de Nuestra Señora, pues a los ocho días de concluir la novena, ya podían sembrar todos los labradores por lo mucho que había llovido; y en acción de gracias se celebró otra fiesta el segundo día de la Natividad, dando aquel día de limosna a los pobres el ayuntamiento de Linares doscientas hogazas de pan de trigo de a dos libras cada una. Y el día de Año Nuevo, a la tarde, se restituyó la santísima imagen a su santuario de Linarejos, con la misma veneración que siempre, pero de manto blanco y alegría.

[Adenda 1ª, viene de las págs. 163–180]: [p. 163] El año de 1859, por la primavera, principió a agostarse los sembrados a efectos de la falta de lluvias que se experimentaba en Linares y demás pueblos del obispado de Jaén y aun en casi toda España, y el go- bernador eclesiástico de este obispado, por ausencia de su prela- do, expidió una orden para que en todas las iglesias sujetas a su jurisdicción se verificasen rogativas cantando en las procesiones la letanía de los santos, pero esto no bastó para aplacar la ira de Dios, pues concluidas, continuaba la sequedad de la tierra, secándose los pastos de las dehesas y algunas siembras de ceba- da, amenazando que, si pronto no llovía, nada iban a coger los labradores; por lo cual todos los vecinos de Linares acudieron a la intercesión de su amantísima Patrona la Virgen de Linarejos, trayéndola el día 10 de abril en procesión de rogativa a la iglesia parroquial con asistencia del clero, cofradías y ayuntamiento, y después se le hicieron algunas fi– p.[ 164] estas, predicando en ellas el cura de dicha iglesia parroquial D. Diego León, exhor- tando a su numeroso auditorio a que después de Dios pusiesen su confianza en su amantísima Patrona la Virgen de Linarejos cuya amorosa protección (siempre según el testimonio de los ancianos y del que esto escribe) jamás habían dejado nuestros abuelos de experimentarla, y concluyéndose con un llanto ge- neral en el que todos unían sus súplicas a las intenciones del predicador, pidiendo el agua.

292 Manuel Morales Borrero También se hizo la novena de nuestra Señora de Linarejos, y el día que se concluyó principió a llover, y los días sucesivos dejaron con su continuación satisfecha la tierra, y en acción de gracias se le celebraron varias fiestas, unas costeadas por los la- bradores; y fue tanta la limosna que se juntó para ella, que sobró para repartir de limosna a los pobres con toda profusión. Otras fiestas costearon los particulares y el ayuntamiento, así en Li- nares como en su santuario; pues concluidas las funciones de la Pascua se trasladó la imagen a su santuario con gala y alegría y música.

[p. 165] Las coplas que durante la novena a nuestra Señora de Linarejos se canta[ro]n en la iglesia parroquial de Linares por la mú- sica y Salve fue del tenor siguiente.

Salve Dios te salve Virgen Madre, emperatriz de los cielos, del patrocinio amoroso misericordioso centro.

Dulcísima vida nuestra nuestra esperanza y consuelo, todos te rogamos, Reina, desde este triste destierro nos mostréis a vuestro Hijo desenojado y sincero, y que el terror de su ira cese ya, Reina del cielo. Pues sois el mar de la gracia Patrona, Madre y remedio de todos los pecadores, hagáis Señora el empeño en esta necesidad tan grande que padecemos, pues los campos afligidos al cielo claman sedientos [p. 166] echando menos el agua, pues todo se va torciendo.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 293 (siglos XVII y XIX) No permitáis Madre nuestra que tal aflicción pasemos; socorrednos con el agua de esos cristalinos cielos, y cese ya tanto enojo, Madre de Dios verdadero, que todos arrepentidos a vuestros pies nos ponemos pidiendo misericordia de nuestras culpas y yerros. ¡Oh santísima Aurora remedio de los remedios! ¡Oh dulce Virgen María oye nuestros finos ruegos! Y alcánzanos de tu Hijo nos dé un dolor verdadero de haberle tanto ofendido, que la enmienda prometemos, y todos en altas voces de Dios el nombre cantemos. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Eterno por los siglos de los siglos en la tierra y en el cielo. [p. 167] Coplas que se cantaron antes de las lluvias Coro Madre nuestra Linarejos, Patrona de este lugar, socorrednos con el agua que hay mucha necesidad. Sí, los campos afligidos esperan agua, Señora; sed vos nuestra protectora y atended nuestros gemidos, pues estamos decididos a no volver a pecar. Madre nuestra Linarejos, etc.

294 Manuel Morales Borrero Vos sois la consoladora de todos los afligidos y de este pueblo escogido sois también la protectora. Socorrednos, gran Señora en esta necesidad. Madre nuestra Linarejos, etc. Indignos de merecer nos hace nuestra maldad, mas por tu gran[de] bondad no nos dejéis perecer. A este pueblo socorred que a vos clama sin cesar. Madre nuestra Linarejos, etc. Aplacad la justa ira [p. 168] de vuestro Hijo ofendido y no sea ya confundido un pueblo que a vos suspira y en todos tiempos admira vuestro favor singular. Madre nuestra Linarejos, etc. Escuchad, Madre piadosa estas voces inocentes que humildes y reverentes os piden lluvias copiosas. Interceded amorosa con el Dios de la bondad. Madre nuestra Linarejos, etc. Pues sois pozo de aguas vivas y también fuente sellada, socorrednos, Madre amada pues peligran nuestras vidas. Nuestras almas afligidas imploran vuestra piedad. Madre nuestra Linarejos, etc.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 295 (siglos XVII y XIX) El clero y ayuntamiento, viejos, mozos y casados, por ti serán remediados sin que les falte el sustento. Así os lo piden contentos en su iglesia parroquial. Madre nuestra Linarejos, etc. Los niños con su inocencia agua os piden con afán, [p. 169] porque no les falte el pan acuden a tu clemencia. No permitáis su indigencia, socorrednos liberal. Madre nuestra Linarejos, etc. Este pueblo afligido de todo corazón llora porque no llueve, Señora, y a ti acude rendido. Madre de misericordia, apiádente sus gemidos. Madre nuestra Linarejos, etc.

* * *

Otras coplas al mismo asunto

Coro

Madre nuestra Linarejos, Patrona de este lugar, socorrednos con el agua que hay mucha necesidad. ¿Cómo queremos que llueva si está nuestro corazón más duro y empedernido que el del tirano Nerón?

296 Manuel Morales Borrero Si queremos conseguir tan necesario favor, lloremos arrepentidos de haber ofendico a Dios.

Madre nuestra Linarejos, etc.

Si ha de llover, Madre mía, [p. 170] no nos lo dilatéis más, poniéndonosla a la vista, volviéndonosla a retirar. Cada día más se agrava la grande necesidad, y cada día los campos se van destruyendo más.

Madre nuestra Linarejos, etc.

Inocentes angelitos clamad vosotros, clamad, pues mirad que si no llueve sin culpa habéis de pagar. Suplicad a aquella Aurora nos consuele liberal intercediendo con su Hijo use de su gran piedad.

Madre nuestra Linarejos, etc.

Por abogada tenemos Los tristes hijos de Adán a aquella divina Aurora, consuelo, amparo y piedad. Por nosotros intercede en el justo tribunal, y por tu favor logremos ser libres de todo mal.

Madre nuestra Linarejos, etc.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 297 (siglos XVII y XIX) ¿Qué va del profeta Elías a vos soberana Reina? [p. 171] La diferencia que hay ser vos cielo y él ser tierra. Si aquél alcanzó las lluvias de la suma omnipotencia, ¿cuánto más bien vos, Señora, a quien Dios nada le niega?

Madre nuestra Linarejos, etc.

No ha de pasar esta noche sin remediar la gran queja, que de lluvias abundantes tanto carece la tierra. Vuestros hijos lo suplican, a tus pies postrados llegan, seguros de merecer el favor de tu clemencia.

Madre nuestra Linarejos, etc.

Ya es tiempo, divina Aurora, que liberal les concedas copiosa lluvia a los campos antes que de sed perezcan. Esos tus divinos ojos, como Madre de clemencia, volved, Señora, a nosotros desterrados hijos de Eva.

Madre nuestra Linarejos, etc.

* * *

[p. 172] Coplas en acción de gracias por el beneficio de las lluvias.

298 Manuel Morales Borrero Coro

Madre nuestra Linarejos, Patrona de este lugar, con vuestro piadoso auxilio podemos ya respirar.

Los hijos de este lugar estamos agradecidos por habernos socorrido con el agua temporal. ¡Qué favor tan singular nos habéis hecho, Señora! Con enviar el agua ahora nos habéis dado el pan.

Madre nuestra Linarejos, etc.

Albricias, gracias, loores demos a Dios sin cesar por tan colmados favores como nos ha hecho ya. Por la intercesión piadosa de María y su bondad, el socorro de las lluvias nos concede liberal.

Madre nuestra Linarejos, etc.

¿Con qué tan gran beneficio podremos remunerar [p. 173] sino sirviendo rendidos a su augusta Majestad? Bendita seas para siempre, bendita tu gran bondad, pues con tanto amor remedias nuestras angustias y afán.

Madre nuestra Linarejos, etc.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 299 (siglos XVII y XIX) Tantos ruegos, tantas plagas ¿en qué habían de parar sino en favorecernos Dios como Padre universal? Prosigamos, hijos míos, no cesemos de alabar a este Dios y a su Madre pues tan piadosos están. Madre nuestra Linarejos, etc. Cantemos eternamente, ensalcemos la piedad de la gran misericordia por favor tan especial. Y a aquella divina Aurora, consuelo de este lugar, démosle infinitas gracias por gracia tan singular. Madre nuestra Linarejos, etc. Ayer todo era aflicción, corazones, respirad que hoy nuestro amoroso Dios [p. 174] nos socorre liberal. Por medio de aquella Aurora divina Estrella del Mar, a paz y a salvo salimos a puerto de claridad. Madre nuestra Linarejos, etc. ¿Habéis visto, amados, con cuánta facilidad socorre Dios a los hombres? ¡Bendita sea su piedad! Correspondamos amantes sirviendo a su Majestad; e igualmente a aquella Aurora mil parabienes le dar. Madre nuestra Linarejos, etc.

300 Manuel Morales Borrero A vuestro pueblo escogido enviasteis el maná, y a este habéis socorrido con lluvias en general. ¿Con qué fineza tan grande podremos remunerar, cuando de muertos a vivos nos ha vuelto tu piedad?

Madre nuestra Linarejos, etc.

Luego que nuestra abogada su protección vio lograr, los lutos que se vestían en galas se ven trocar. [p. 175] ¡Oh, soberana Señora! Por ti se miran templar las iras de Dios, pues pones entre Dios y el hombre paz.

Madre nuestra Linarejos, etc.

Tantos cultos y alabanzas como en esta parroquial os tributamos rendidos, recibid con gran piedad. Si para siempre, Señora, en ella queréis estar, por siempre os alabaremos con sincera voluntad.

Coro Madre nuestra Linarejos, Patrona de este lugar, con vuestro piadoso auxilio podemos ya respirar.

–Amén–

* * *

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 301 (siglos XVII y XIX) [p. 176] A poco tiempo de verificarse el siguiente milagro de María Santísima de Linarejos, se vendía por las calles de Linares, im- preso y con una estampita de nuestra Patrona puesta al principio, im- preso con las licencias necesarias, y que serán pocos los naturales de Linares que no lo hayan comprado. Y copiado literalmente del mismo romance, sin quitar ni poner una letra, su contenido es el siguiente: [p. 177] Grande y portentoso milagro que ha obrado María Santísima de Linarejos con dos devotos suyos en las minas de plata de Hiendelaencina, provincia de Guadalajara, el día 13 de abril de 1860 como verá el curioso lector.

Al alto Espíritu Santo le pido me dé su amparo para poder explicar al católico cristiano vuestra grande aparición y milagro que habéis obrado.

En el reino de Jaén, por todo el mundo nombrado, se halla un ilustre pueblo por Linares titulado. En esta ilustre villa, como sabe todo humano, acuden de muchas partes hombres a buscar trabajo. Pues como es natural, dos hombres se presentaron: el uno es José Ferrer, el otro es Antonio Calvo. Los dos eran granadinos y vinieron a buscar trabajo; hablaron en una mina y en Pozo Ancho se colocaron, donde por muy largo tiempo muy a gusto trabajaron. Pero han de advertir los lectores que en el referido lugar a un cuarto de legua de distancia,

302 Manuel Morales Borrero que también lo quiero anunciar, se halla situada la morada de la Reina celestial, [p. 178] mi Patrona de Linares, de toda la cristiandad favorece a sus devotos que le aclaman con necesidad. Una gran fiesta anual con regocijo es costumbre celebrar a la celestial Princesa para que nos quiera amparar.

Hallábanse en la ermita José Ferrer y Antonio Calvo, en el tiempo que a la Virgen la fiesta se le estaba celebrando; oyeron el gran sermón que el sacerdote estaba predicando, y de placer y alegría los dos estaban contemplando el júbilo de aquel día que se apareció por milagro. Fue tanta su conversión que los dos por devotos se aclamaron de esta divina Paloma que en sus pechos colocaron, y con una salve todos los días a nuestra Madre adoraron.

El veintidós de diciembre de Linares se marcharon en busca de mejor suerte y a Madrid se encaminaron. Por consiguiente otras veinte leguas y a las minas de la Plata llegaron. Como entendían del oficio, por trabajo preguntaron; hicieron las diligencias y al fin se colocaron a trabajar en las minas

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 303 (siglos XVII y XIX) de Hiendelaencina nombrado. Estuvieron bastante tiempo sin ocurrirles ningún caso, pero el trece de abril del año en que nos hallamos fueron a cumplir sus endobles21 a un trabajadero entrambos; pero estando abarrenando (aquí me pasmo al contarlo) [p. 179] sienten un fuerte ruido sin recibir ningún daño. Pero dando vista alrededor, del todo se ven cerrados, sin ver por donde salir, ni por donde habían entrado, pues era una gran hundición22 y los dejó emparedados. En tan gran tribulación no sabían lo que les había pasado. Se quedaron sin sentido y poco menos que pasmados. Ya se apagaron las luces que al trabajadero habían llevado, y el hambre les apretaba y se hallaban necesitados. Entonces los dos amigos con cariño se abrazaron; llorando como Magdalenas, de esta suerte exclamaron: «¡Adiós, compañero mío, nuestro fin es desgraciado!, pero nos debemos conformar porque lo merecerán nuestros pecados. Ruégale a Dios por mí, que yo por ti lo haré al contado,

21 Jornada de doble tiempo que hacen los mineros y fundidores al cambiar el turno. (D.R.A.E.) 22 Acción y efecto de hundir o hundirse. (D.R.A.E.)

304 Manuel Morales Borrero y a todo el que haya ofendido quiera Dios disimularlo, y confesión general hagamos de nuestros pecados; y por intercesora pondremos a la Virgen que de Linares veneramos». Ya hechas sus confesiones, de esta suerte exclamaron a la Virgen de Linarejos que puesta al frente adoraron: «Madre nuestra de Linares, Madre de Dios soberano, no permitáis Virgen pura que sin confesión fenezcamos. Amparadnos, Madre mía, que llorosos a ti clamamos, socorrednos, Madre mía, en este fin tan desgraciado, sin tener otro consuelo [p. 180] que vuestro auxilio sagrado. No ignoramos, Madre mía, que el castigo que nos amenaza serán causa nuestros pecados, pero si ilesos nos sacáis prometemos enmendarnos». Entonces apareció el trabajadero alumbrado con un resplandor tan vivo que se quedaron admirados. Era la Reina del cielo, Madre de Dios soberano que se dignó a sus dos devotos el que fuesen visitados, porque con título de Linarejos siempre le habían venerado. Apenas ellos notaron esta grande aparición, de rodillas se postraron,

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 305 (siglos XVII y XIX) y de una voz angelical estas palabras escucharon: «No temáis, devotos míos, que yo soy en vuestro amparo y nada os hará falta mientras estéis sepultados. Esto no ha sido, devotos, castigo que mi hijo os ha enviado, sino que sirváis de objeto, de ejemplo para los humanos. El décimo día seréis por los mineros sacados, y todos se pasmarán al veros sanos y salvos. Contadles lo que hoy ha ocurrido y haced público este milagro, a ver si se quiere enmendar el católico cristiano. Habéis de saber, devotos, que mi Hijo se hacía tan agraviado que, si no fuese por mis ruegos, con el mundo ya hubiera acabado. Pues si no tratan de enmendarse, verán ese fin tan desgraciado; acabará con el mundo y padecerán en el abismo enterrados. [Fin de la adenda 1ª].

[p. 74] Capítulo Veintitrés.– Linares experimenta la protección de su Patrona en la plaga de la peste Por los años de mil ochocientos y siguientes aseguran los an- cianos del pueblo que hubo una clase de enfermedad llamada fiebre amarilla, de la cual fallecieron en Baeza y otros pueblos de la provin- cia de Jaén infinitas personas. En Linares sólo hubo una casa, en la ca- lle de Baeza, en la cual perecieron todos sus habitantes. ¿Quién duda que no acudirían, como siempre, los vecinos de Linares al amparo de su Santísima Patrona? Y mucho más cuando la referida enfermedad es más contagiosa que la denominada del cólera morbo asiático.

306 Manuel Morales Borrero El año de mil ochocientos treinta y cuatro apareció por primera vez en la provincia de Jaén la enfermedad contagiosa denominada cólera morbo asiático. Todo el otoño se tuvo en la iglesia parroquial al consuelo único de Linares, María Santísima de Linarejos, y aunque entonces murieron infinitos en todos los pueblos de la provincia y principalmente en Jaén y Jódar, en Linares hubo muy raros casos de tal enfermedad, y algunos devotos se libraron, después de acometidos de tan terrible azote, por intercesión de su amantísima Patrona; y en testimonio de ello, después de pasada esta plaga, cumplieron sus votos de fiestas, misas y ofrendas en acción de gracias. [p. 75] El año de mil ochocientos cincuenta y cuatro volvió a presentarse el cólera en Linares, y lo verificó desde fines de septiem- bre hasta fines de octubre; y aunque acudieron los vecinos a implorar la protección de su Patrona, no nos convino el remedio. No obstante, se tuvo la imagen de María Santísima de Linarejos, mientras duró el castigo de Dios, en la iglesia parroquial para consuelo de sus devotos, y ya que no pudo alcanzar se alzase el castigo de Dios, como buena Madre compadecida de tantos como clamaban a la Virgen de Linare- jos, que es ya el último remedio, libró a muchos de los acometidos del cólera, y a otros libró de que no cayesen enfermos, pues la mortandad pasó de setecientos y pico de uno y otro sexo. Y después de concluido el cólera le ofrecieron todos los que se habían encomendado a su de- voción una infinidad de misas, fiestas, velas, aceite para su lámpara y al fin su novena en acción de gracias. En un cuadrito de media vara de largo y tercia de ancho, con su cristal y marco dorado, hay pintada e iluminada una estampa del aparecimiento sobre los lentiscos de María Santísima de Linarejos, y los devotos que a continuación se expresan retratados de rodillas; y dice su letrero, poco más o menos, lo siguiente: «D. Diego Gómez y Dª Francisca del Castillo su esposa, e hijos, dedican esta memoria a María Santísima de Linarejos por haberlos librado del terrible azote del cólera morbo asiático el año pasado; y se colocó en mayo del año de 1855». [Adenda 2ª, viene de la pág. 181]: El año de mil ochocientos sesen- ta, en los meses de julio y agosto volvió a invadir la España el cólera morbo asiático, y en algunos pueblos de la provincia de Jaén y principalmente en la ciudad de Bailén murieron infinita gente. En Linares fue corto el número de los que sucumbieron

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 307 (siglos XVII y XIX) de los invadidos, pues todos los naturales y vecinos acudieron como siempre a implorar el amparo de su amantísima Patro- na, y el día dos del mes de septiembre del mismo año, en su iglesia parroquial con asistencia del Ayuntamiento y numeroso pueblo, se celebró una solemne fiesta con música y sermón a nuestra Patrona que se hallaba presente, cantándose después un solemne Te Deum en acción de gracias por haber librado la misericordia divina, por intercesión de su soberana Patrona, de tan terrible mal. Y a la tarde del mismo día, con igual asistencia que la de la fiesta, se celebró una solemnísima procesión por las calles de Linares con la imagen de su amantísima Patrona María Santísima de Linarejos, cuyo concurso como de costumbre, y mucho más por el motivo de agradecimiento que se verifica, fue sumamente concurrido, así por naturales y forasteros. [Fin de la adenda 2ª].

[p. 76] Capítulo Veinticuatro.– Nuestra Señora de Linarejos ampara a Linares en la plaga de la guerra

El año de mil ochocientos trece, después de haberse acabado la guerra con los franceses y libre ya la España de ellos, se determinó por todos los individuos del clero parroquial de Linares, que en aquella época era muy numeroso, pues excedía de veinticinco individuos en- tre sacerdotes y capellanes –aprobada su determinación por el actual prior de aquel año que lo era el Dr. D. Luis de Valenzuela–, que se reducía a costear una fiesta, la más solemnísima que fuese posible, a su patrona María Santísima de Linarejos, en acción de gracias al To- dopoderoso, al haberlos librado por su intercesión de los peligros de la guerra. Se determinó para ello el colgar, de damasco de estambre, toda la parroquial, como se verificó solicitando las colgaduras de los vecinos de Linares, que todos las facilitaron con el mayor gusto, pues había en aquel tiempo en todas las principales salas, por estilarse semejantes cortinas; y en algunas casas las facilitaron de damasco de seda encar- nado, y el coro de los clérigos se entapizó con colgaduras de damasco de seda pajizas y se facilitaron del hospital de San Juan de Dios. Y la imagen se colocó en un tro– [p. 77] no de damasco de seda encarnado, en el retablo de el altar mayor, delante de la imagen de la Concepción,

308 Manuel Morales Borrero cubierta ésta con una cortina del trono. Se le hizo un altarico cons- truido dentro del mismo trono, y allí se colocó la amantísima Patrona de Linares; y delante del mismo trono, para su iluminación, una cifra de listones de tablas con el nombre de María, y puesta en ella cubillos de hierro. Se llenó toda de velas de cera de a cuatro onzas que ardie- ron mientras la fiesta ySalve . A todos los altares les pusieron velas encendidas, y todos los faroles de la cofradía de la Virgen de la Aurora se colocaron en las ba- randas del coro alto donde está el órgano. El templo se llenó de juncia, y se escogió para celebrar esta fiesta a uno de los clérigos que tenía mejor voz; y ya concluidos todos los preparativos, la víspera anuncia- ron alegres los repiques de campanas la festividad del siguiente día. La noche anterior, a la hora de las oraciones, hubo una solemne salve, asistiendo toda la clerecía con sobrepellices, y fue cantada la salve a toda perfección por la música que, aunque corta, se esmeró en lucir su habilidad. Toda la iglesia estaba magníficamente iluminada. Hubo además cohetes mientras duró la salve y, concluida ésta, varios individuos del clero invitaron a los circunstantes a que dijeran: «Viva María Santísima de Linarejos», y al instante todos prorrumpieron en vivas y aclamaciones que saliendo por la puerta de la igle– [p. 78] sia, repitieron por las calles del contorno. Después del toque de ánimas se disparó en la Plaza Mayor de Linares un suntuoso castillo artificial de pólvora de sumo costo y primor que representaba en lo más alto una María de luces adornada con un círculo de estrellas. A la fiesta asistió inmenso concurso del pueblo, y el orador manifestó a los asistentes el objeto que había movido al clero a costear aquella fiesta, dando las mayores gracias y alabanzas a María Santísima por habernos librado de los peligros fatales de la pasada guerra. Por el tiempo de la Pascua de Pentecostés fue esta fiesta y para su lucimiento se le costeó un vestido de tafetán blanco de seda doble bordado de oro a realce, y lo estrenó dicha santísima imagen en esta fiesta, yfue costeado por su camarera que entonces lo era la Sra Da Ana Tomasa García Luengo y bordado por la misma, y también contribuye- ron dos hermanos suyos sacerdotes. Después de dicha fiesta, el ayun- tamiento de Linares costeó otra fiesta de igual lucimiento, teniendo todavía en el retablo la imagen de María Santísima de Linarejos. En el otoño del mismo año, después de haberse descolgado la iglesia [p. 79] parroquial, y no habiéndose bajado del trono la imagen

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 309 (siglos XVII y XIX) de Linarejos, determinaron los gremios de artesanos de Linares cos- tear otra solemnísima fiesta a su amantísima Patrona, si no mejor, a lo menos en igual gasto que las anteriores. Solicitaron de nuevo las colgaduras y las volvieron a adornar con ellas la iglesia, y nada quedó que hacer en iluminación, fuegos artificiales, y hasta iluminaron ade- más con faroles la torre de las de la iglesia parroquial, y con cornuco- pias toda la iglesia. Después de las referidas, hubo otras fiestas de menos coste a costa de varios devotos, y una de ellas lo fue por la familia del escri- bano de aquella época llamado D. Juan Sánchez y Fernández, y sus hermanos. Manuel de Cárdenas Gámez, vecino de Linares, estando prisionero el año de 1808 y encomendándose a la Virgen de Linarejos, se halló libre de los franceses y en acción de gracias costeó un cuadrito que está colgado en el Santuario de Linarejos. El año de 1837 en la Guerra de Sucesión experimentó este pue- blo la protección de su Patrona, pues se tuvo en la parroquial mientras duró la guerra y principalmente libró María Santísima a todos los de Linares en la invasión de Peñuela que iba a pegar fuego a Linares, y lo hizo en las minas. [p. 80] Por los años de 1850 un vecino de Linares ofreció un burro con una onza de oro, con la cabezada, (y fue valorado en nove- cientos reales), si lograba el que un hijo suyo se librara del sorteo de la quinta, y habiéndolo logrado, lo entregó; y habiéndose rifado, le tocó a D. Antonio Zambrana y Benavides.

Capítulo Veinticinco.– Varios milagros obrados por María Santísima de Linarejos

Consta de un cuadro colgado en las paredes del templo de María Santísima de Linarejos que el día 1º de noviembre del año de 1755 fue a dar gracias el pueblo de Linares al santuario de María Santísima de Linarejos por haberlos librado de el terremoto del mismo año, la villa, clero y comunidad de mi padre san Francisco. Salió la voz de entre el concurso que «temblaba la tierra» por lo que, atemorizado éste se abalanzó a salir inmediatamente por las puertas de la iglesia, saltando unos por cima de otros, haciéndoles brotar sangre por ojos, narices y boca, sacando mujeres medio muertas, oleando a unas bajo de condición, absolviendo a otras. Fue Dios nuestro Señor servido que

310 Manuel Morales Borrero no pereciese persona alguna por intercesión y a ruegos de su bendita Madre. El año de 1799 dice el autor del Festín que andaba por las calles de Linares un ciego vendiendo un romance impreso de un mila– [p. 81] gro obrado por María Santísima de Linarejos con una devota suya, la cual estaba casada con un hombre muy celoso; éste se persuadía que siempre que iba su mujer a rezar a María Santísima de Linarejos lo hacía por respecto a otro hombre que iba [a] aquel sitio, y así deter- minó quitarle la vida. La llevó engañada al río Guadalimar y estando a la orilla la arrojó al río por la parte más profunda, y se vino derecho a su casa. Sucedió que al abrir la puerta con su llave encontró dentro a su mujer sana y de rodillas, diciendo: «Madre mía de Linarejos, tú me has librado de que no me ahogase»; lo que visto por el marido, conoció su inocencia y pidiéndole perdón vivieron de allí adelante en suma paz y devoción a nuestra Señora de Linarejos, hasta su muerte. El año de 1812 un comerciante de ropas avecindado pocos años antes en Linares, llamado Juan Calamaco, acostumbraba embarcarse para Gibraltar y otros puntos de la costa en busca de géneros para su comercio, y en medio del mar le acometió tan gran naufragio que desesperados los marineros de salvarse en el navío acudieron al divino auxilio, poniendo por intercesores a los santos de su devoción. Aco- gióse éste al amparo de María Santísima de Linarejos, ofreciéndola si escapaba de la tormenta, una fiesta con sermón y procesión costeada por él solo, y al instante serenó la tormenta. Y habiendo regresado a Linares, al instante cumplió su voto, y el predicador de ella la refirió al auditorio. [p. 82] Por los años de 1835, a principios de el verano, sucedió a Manuel Ruiz natural de Baeza y avecindado en Linares, que saliendo de casa de su hermano que vivía en una casa calle de Corredera que hace esquina a la de los Castillos, a las altas horas de la noche, pues no había podido verificarlo antes por estar trabajando en la tienda de su hermano en el oficio de zapatero, sucedió que le acometieron a puña- ladas unos desconocidos, dejándole por muerto. Imploró de corazón a María Santísima de Linarejos ofreciéndole, si sanaba, costear una misa; lleváronlo al hospital y brevemente sanó y cumplió su voto, y él mismo se lo contó todo al que esto escribe. D. Francisco Acedo, escribano del número de Linares, por los años de 1833 se hallaba su señora esposa en una mortal enferme-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 311 (siglos XVII y XIX) dad; imploraron ambos la protección de María Santísima de Linarejos, ofreciéndole una cierva viva domada que tenían en su casa si lograba la salud la enferma. Oyó benigna sus ruegos la Madre de misericordia, y aquel año se rifó la dicha cierva que entregaron a la cofradía en tes- timonio de su curación y voto. D. Miguel de Moya, colector de la iglesia parroquial de Linares, por los años de 1839 o siguientes se destrozó y quebró una pierna apartando unos pinos, de suerte que se puso de el mayor peligro su curación. Imploró a María Santísima de Linarejos ofreciéndole costear una fiesta p.[ 83] si lo sanaba; lo logró y al instante cumplió su voto. Hay una laminita de media vara de ancho y algo más de largo colgada en el templo de Linarejos y tiene su marco encarnado, con cristal, y en el centro una estampa iluminada de la Santísima Trinidad, y en el marco está escrito lo siguiente: «Isabel Jurado y Díaz le dedica a María Santísima de Linarejos esta memoria». Tal vez sería de algún beneficio recibido por mano de María Santísima el fin por lo que se ofreció. Francisco Álvarez y Salvadora Fernández, naturales de Linares, teniendo un hijo suyo enfermo de gravedad y encomendándolo a Ma- ría Santísima de Linarejos, sanó al instante y ofreció pintar el milagro, año de 1856. Concluiré este capítulo con el testimonio del mayor milagro que entre las infinitasperfecciones concedió el Supremo Artífice en la her- mosura de María Santísima. En la vida de san Dionisio Areopagita se refiere que habiéndose convertido a la fe por la predicación de san Pablo, deseando ver y reverenciar a la Madre de Dios hombre, fue pe- regrinando largas tierras y navegando mares hasta llegar a Jerusalén donde se hallaba esta Señora. Y habiéndola visto, exclamó que si por la fe de Pablo no le enseñara que había un solo Dios, al instante se hubiera postrado y la hubiera adorado por Dios, tan hermosísima le pareció. Consideren los cristianos cuánto más hermosa estará ahora en el cielo en cuerpo y alma gloriosos y adornada de todos los dones sobrenaturales de la gloria.

312 Manuel Morales Borrero [p. 84] Capítulo Veintiséis.– Continuación de los milagros de María Santísima de Linarejos

P= ¿Qué se entiende por milagro? R= Un acontecimiento que excede a las fuerzas de la naturaleza, esto es, que traspasa el orden establecido por Dios.

Todos los milagros, Dios es el único autor de ellos, y el hacerlo por la intercesión y méritos de María Santísima, de los santos, de sus imágenes o reliquias manifiesta Dios son de su agrado el que los cris- tianos se acojan a su protección. El agraciado con un milagro o beneficio de cualquiera santo, imagen o reliquia, si siente repugnancia o le siguen perjuicios de pu- blicarlo, no está obligado a ello en conciencia. No obstante, como una de las primeras obligaciones de la gratitud es engrandecer el benefi- cio, si no mediasen las circunstancias referidas sería muy laudable el publicarlo. No hay obligación de los devotos que imploran la protección de Dios por medio de dicha intercesión, de ofrecer votos de ofrendas para conseguir el milagro, pues en tal caso los pobres estarán excluidos. Pero como uno de los deberes de la gratitud es retribuir al bienhechor si no todo, a lo menos cada uno como pudiese, de ahí se originó la lau- dable costumbre de ofrecer votos y ofrendas. El que ofrece [p. 85] un voto, si recibe el beneficio está obligado a cumplirlo inmediatamente o al tiempo más pronto que pueda. Si hubiese de escribir más milagros de la imagen de María Santí- sima de Linarejos sería imposible o muy difícil su conclusión. Sólo en el lado colateral de la epístola, arrimado al retablo del altar mayor, hay una cuerda que tiene colgados más de cien ofrendas de ellos, como son manos, cabezas, pies, cuerpos y ojos, unos de lata, otros de cera y otros de plata de cuatro a cinco dedos de largo, colgados con sus cintas en otra cuerda, en testimonio de los milagros y beneficios de MaríaS antí- sima de Linarejos; y hay además, por bajo de las barandas del coro alto, colgadas varias muletas y empalizados de piernas enfermas que poco antes de sanar las tenían puestas los enfermos cojos y tullidos. También hay mortajas de niñas que, después de puestas para la sepultura, vol- vieron a vivir, y en testimonio del milagro las colgaron en dicho sitio.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 313 (siglos XVII y XIX) Y no se crea que son éstos solamente los milagros obrados por María Santísima de Linarejos desde su aparecimiento, pues sólo habrá unos veinte años que se empezaron a recoger, pues si esto se hubiese verificado desde entonces, estarían cubiertas de trofeos de milagros una buena parte del santuario. En las minas del Romero y Arrayanes siempre la han tenido por su patrona [p. 86] ofreciéndole y costeán- dole fiestas, y librando a sus devotos del continuo peligro de perecer entre las ruinas y escombros a que están expuestos a cada instante el gremio de los mineros. Y si todavía los incrédulos quisiesen saber más milagros, no hay más que preguntar a los naturales y ancianos de Linares, y nunca acabarán de contarlos. Y si todavía quieren ver por sus ojos más tes- timonios de milagros, pasará algunos días al santuario de Linarejos; allí verá por sus ojos entrar personas de uno y otro sexo que desde Linares van descalzas cumpliendo sus votos en agradecimiento por los beneficios recibidos. Otros los cumplen subiendo de rodillas desde el cancel más retirado del altar mayor hasta llegar a él. Por otro lado se verán entrar enfermos de uno y otro sexo, convalecientes que por no poderse tener en pie van apoyados por sus familias, y el primer día que se levantan de la cama van a dar gracias a María Santísima de Linarejos por haberlos librado del peligro de la muerte en su en- fermedad. Por otro lado se verán entrar en el santuario a infinitas muje- res embarazadas en los próximos días de su parto, que para salir con felicidad de sus peligros imploran con sus novenas el último remedio que después de Dios les queda en esta vida. Otras mujeres, el día que salen a la misa de purificación, p.[ 87] si no lo hubiesen verificado en su altar, van a dar gracias a Dios, que por intercesión de su bendita Madre, del haber salido con felicidad en su alumbramiento. Y por otro lado verá entrar y poner a la imagen infinitas velas de cera que por sus beneficios han ofrecido sus devotos; y son tantas en algunas ocasiones que siempre le quedan para ponerle el santero de dos a cuatro por día, apagándolas a las horas de costumbre. Por otro lado se verá entrar otros devotos tributando sus ofren- das y en agradecimiento de sus milagros llevan alcuzas de aceite para las lámparas de nuestra Señora, y esto es con tanta frecuencia que siempre hay para cebar de continuo, noche y día, una lámpara y a veces dos, y esto sin contar la que le costea la hermandad y el santero.

314 Manuel Morales Borrero Y últimamente, siempre hay muchas personas que van a cumplir sus votos y a dar las gracias a Dios y su Santísima Madre por los benefi- cios que les ha concedido, pero sin ofrenda alguna, bien sea por no haberla ofrecido, o bien –por lo que es más común–, por ser pobres de solemnidad. Y si la visita para el santuario de Linarejos fuese por la maña- na, se verá además de lo referido, la celebración de infinitas fiestas y misas costeadas por sus devotos, pues son tantas al año que es muy difícil el formar cálculo, y sería poco una o dos misas diarias, y éstas no se pueden celebrar todos los días que las encargan sus devotos por el corto número de señores sacerdotes que en la actualidad se cuenta, por desgra- [p. 88] cia, en la parroquial de Linares; sólo se permite pasar al santuario a celebrarlas en aquellos días que las obligaciones parroquiales dan lugar a ello. Y cuando por los temporales y otras ocupaciones no pueden pasar al santuario de Linarejos, celebran sus misas poniendo en el altar de la celebración una lámina de la Virgen de Linarejos, y así pueden cumplir sus votos del modo más fácil a sus devotos. Y además de lo referido, si se agrega el que muchos, que son la mayor parte, no publican los milagros por motivos ya alegados al principio, crece el guarismo de éstos hasta lo sumo. Según el dictamen de los santos padres, todos los beneficios que Dios comunica a los mortales, los comunica por mano de María San- tísima. En Linares todos sus devotos los quieren recibir por su bendita mano según va ya referido. Es comparada María Santísima por los santos padres a aquella misteriosa escala que se le apareció al patriarca Jacob por donde su- bían y bajaban tanto número de ángeles que venían a dispensar los beneficios divinos a los hombres. Ya al verla, el santo patriarca excla- mó: ¡O quam terribilis est in locus iste; hic est domus Dei; hic est porta cœli! Propicio tenemos a Dios en este sitio, y el cielo abierto para nuestra consolación. [Nota 3ª, viene de las págs. 111–112]: [p. 111] En la vida de uno de los compañeros de nuestro padre san Francisco de Asís llama- do fray León se refiere (en sus Crónicas y Aurium. libro 2º, fol. 289) que tuvo la visión siguiente: vio en un dilatado campo la representación del Juicio Final donde se habían reunido innu- merables personas, y otras que iban llegando al sonido de una trompeta espantosa que estaba llamando a juicio. En esto pusie-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 315 (siglos XVII y XIX) ron dos escaleras, una encarnada y otra blanca, que llegaban de la tierra al cielo. Al final de la primera estaba Jesucristo y cerca de él el seráfico padre que con rostro halagüeño exhortaba a sus hijos a subir por ella. Empezaron a hacerlo así, pero antes de lle- gar a lo alto caían unos del tercer escalón, otros del cuarto, otros del décimo. Entonces el santo padre, muy afligido, les empezó a clamar que subieran por la otra escalera donde se hallaba la Santísima Virgen. Los religiosos corrieron a ella y esta piadosísi- ma Madre les daba la mano, y subían al cielo. Tristes nosotros si no acudimos a esta soberana Señora por cuyo me– [p. 112] dio han de conseguir su salvación los que quieran ir por la escala y camino recto de la justicia. [Fin de la nota 3ª]. [p. 89] El glorioso san Bernardo aconseja a los cristianos en to- dos sus sermones que en todas sus necesidades y peligros imploren a María Santísima, no se les caiga23 jamás de su boca tan sagrado nom- bre y téngalo perpetuamente grabado en su corazón. Acójanse a esta misteriosa escala de Jacob, que desde el cielo les alargará su bendita mano María Santísima y les ayudará a subir derechos al cielo. No te- man los pecadores, que María Santísima alcanzará gracia para salvar- se24 pues es Madre piadosísima. Y concluye el glorioso san Bernardo asegurando a todos los cristianos que es señal cierta de predestinación el tener devoción, en esta vida, con María Santísima. Seámoslo todos, y conseguiremos mucha gracia de Dios para salvarnos, en esta vida y después la eterna gloria. Amén.

Capítulo Veintisiete.– Explicación del culto debido a Dios, a María Santísima y a los santos25 En el tiempo de la ley de gracia apareció Dios en el monte Sinaí a Moisés, jefe del pueblo de Israel, y le mandó hacer dos tablas de pie- dra en las cuales escribió el dedo de Dios los diez preceptos de su ley, y el primero y principal era el siguiente: «Amarás a tu Dios con todo tu corazón, [p. 90] con toda tu mente y a él sólo le adorarás». Hacer lo contrario adorando a los seres vivos o inanimados, prosponiendo26 las

23 Mejor diría retire o quite. 24 Mejor diría salvarlos. 25 En el manuscrito VL este capítulo no existe. Se encuentra anunciado como tal capí- tulo 27, pero sin texto alguno. El autor pasa inmediatamente al capítulo 28. 26 Debería decir anteponiendo.

316 Manuel Morales Borrero criaturas al Creador es un pecado que en la Escritura se llama idolatría y castigado por Dios con el mayor rigor en su pueblo de israelitas, y después, según nos enseña la fe, en la eternidad con el infierno, si no se arrepienten y enmiendan los pecadores. Es el culto deuda que con su ser contrae la racional criatura en obsequio de la deidad suprema, con tan alto ejemplo que desciende de los celestiales alcázares, en el repetido trisagio que los supremos espíritus rinden veneraciones al Rey de los reyes y Señor de los seño- res. Y siendo el hombre entre las criaturas todas una de las más nobles en quien se esmera todo el poder divino haciéndole semejante a la Trinidad sagrada por la sublime prenda de la racionalidad con que le adornó, precisamente había de ser el más deudor al culto y adoración del Criador supremo, como a deidad soberana de quien participan las sagradas imágenes el debido culto. Y para que el culto se cumpla según se debe y no según la devoción indiscreta, debe ser del modo siguiente. No es la adoración otra cosa que la reverencia que se da [a] algún objeto por [p. 91] su particular excelencia. La teología la divide con la voz griega latría, hiperdulía y dulía. Latría es la adoración debida sólo a Dios y a sus imágenes. Hiperdulía es menor que la de Dios y mayor que la de los santos, porque es la adoración debida que se da a María santísima por su santidad mayor que la de todas las criaturas. Dulía es la adoración que se debe a los santos y ángeles; es consiguien- te esta adoración a las sagradas imágenes según lo que representan, pasando el discurso a sus originales, porque en las imágenes por sí no hay deidad alguna, como cree el gentilismo. La Iglesia nos enseña en su tradición y concilios lo conveniente que es el oro de las imágenes, pues como dice el Damasceno, son li- bros que con tácita voz, nos advierten cuán agradable es a los divinos ojos el culto que se da a las imágenes suyas y de su Madre. Lo ha manifestado Dios en varios tiempos, como en la ley antigua en la ser- piente de metal que la miraron los israelitas en el desierto; y en la ley de gracia, en el retrato que envió el soberano autor de ella a Agabaro, rey o toparca27 de Edesa28. Lo mismo en los tri– [p. 92] plicados retra-

27 Toparca.– Del latín toparcha, significa «señor de un pequeño estado compuesto de uno o muy pocos lugares». 28 La leyenda contenida en ciertos apócrifos cuenta que estando Abgaro, rey de Edesa, enfermo de lepra envió, por medio de su correo Ananías, una carta a Jesucristo para

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 317 (siglos XVII y XIX) tos que estampó en la toca de la Verónica, de los cuales uno (según la piadosa herencia) se venera en la santa Iglesia catedral de Jaén, y del mismo modo otros muchos que refieren las historias eclesiásticas. Por el mismo rumbo, quiso manifestar la divina Providencia el sumo agrado que su Majestad recibe en el culto de su gloriosísima Madre, como lo demuestran las imágenes de cera que hizo san Lucas y entregó a los apóstoles para avivar la fe en las recién nacidas plantas de la Iglesia, y igualmente los retratos que pintó en lienzos de nuestra Señora el mismo san Lucas. Y por motivo de haberse escrito bastante en esta historia, omito el extenderme más sobre esto; sólo referiré el ejemplo siguiente. En la vida del glorioso patriarca y arzobispo san Juan Damasce- no se refiere que en su tiempo hubo una persecución contra la Iglesia ocasionada por los emperadores de Costantinopla, y entre otras cosas prohibían a los cristianos el uso de las imágenes en los templos. El glorioso santo salió a la defensa de las imágenes, escribiendo libros en su favor; las razones del santo en sus sermones y libros [p. 93] eran tan vivas y sus palabras tan eficaces que muchos cristianos a pesar del edicto de la persecución permanecían fieles a las palabras y exhorta- ciones del glorioso santo. Viendo esto el tirano juez de la ciudad don- de residía el santo, para librarse de él hizo escribir una carta con letras y firmas falsas del santo en que le decía a un rey extranjero que él le entregaría por traición a la ciudad. Fingiendo que le habían enviado la carta dicha, hizo prender al santo, y habiéndosela presentado, confesó el santo la verdad de no haber escrito tal carta y ser falsa. El tirano fingió no creerlo y le mandó cortar la mano derecha al santo. Sufrió el martirio con resignación cristiana, pero suplicó al tirano que para su consuelo le volviese su mano. Concedióselo el tirano, y el santo se encerró en su oratorio y clamaba a María Santísima que por defender su culto y el de sus imágenes había sufrido tal tormento y que era po- derosa a sanarlo; y confiado en su amparo puso la mano cortada junto

que fuera a curarlo y además, conociendo la animosidad que tenían los judíos contra él, le ofreció su protección en su reino. Jesús se excusó alegando los deberes de su mi- sión evangelizadora, pero le contestó con una carta en la que le prometía el envío de un discípulo suyo, que fue Tadeo, quien le sanaría de su mal. Ananías, que era pintor, aprovechó la ocasión de haber conocido al Salvador y retrató su rostro; y volvió a Edesa con la carta de Jesucristo y la pintura. Según la tradición, una copia de ésta se encuen- tra en la catedral de Jaén, capilla de San Benito. Es de pequeño tamaño, 42x35 cm., y al pie del lienzo consta: «Vera Imago Salvatoris ad regem Abgarum missa».

318 Manuel Morales Borrero donde antes estaba, y al instante se le unió y quedó sano. Y el santo en acción de gracias procedió de allí adelante escribiendo libros con su mano milagrosa en alabanzas de Dios y de su bendita Madre.

[p. 94] Capítulo Veintiocho.–Fundación de la cofradía de María Santísima de Linarejos

El año de mil ochocientos catorce se estableció y fundó en Lina- res esta cofradía cuyo objeto es el sustentar el culto de María Santísi- ma de Linarejos y celebrarle una fiesta anual el primero día de Pascua de Pentecostés de cada año, con la mayor suntuosidad que alcanzaren sus fondos, y el sobrante emplearlo en el culto de la misma imagen o reparación de su templo. Y para que se venga en conocimiento de lo bien que cumplió su obligación el primer año, he creído oportuno referir aquí del modo que celebró su primera fiesta. Lo primero que hizo la cofradía después del nombramiento de hermano mayor fue elegir por alférez de ella, por unanimidad, al se- ñor D. Rafael de Ayala, individuo de la Real Maestranza de Granada y vecino de Linares. Mandaron construir una bandera de unas cinco varas en cuadro, y era de tafetán de seda del fuerte, y tenía cinco listas o colores diferentes en cada una; y del ancho de cada lista era la an- chura de la pieza de tafetán, y se componía de los colores encarnado, azul, verde, pajizo, y el blanco en medio, en cuyo centro tenía borda- da una María con una [p. 95] corona encima, y dos palmas, y luceros en contorno, todo ejecutado con una perfección maravillosa. Esta bandera la estrenó aquel año en las procesiones el alférez de aquel año ya referido. Después costearon una infinidad de estada- les que son unos galoncillos de seda de todos colores, con el nombre de María Santísima de Linarejos, los cuales, con las oraciones prescri- tas por el misal romano, se bendijeron la víspera de la fiesta, y después fueron tocados a la imagen de María Santísima de Linarejos. Abarcan poco más de una vara los tales estadales. También se mandaron imprimir estampas de nuestra Patrona, pues hacía muchos años que no se verificaba, a pesar de tener fabrica- do su molde más de un siglo antes29. Después determinó la cofradía el adornar con colgaduras el templo de Linarejos, y para no incomodar a

29 Tal debe de ser el grabado que aparece en la portada de mi manuscrito.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 319 (siglos XVII y XIX) los vecinos pidiéndolas prestadas, se determinó que se arrendasen de la ciudad de Baeza las colgaduras de estambre suficientes para ello, y así se verificó. También se determinó que hubiese juncia para el sue- lo del templo el día de la fiesta, y así se verificó. Y como no hubiese en Linares otra música más grande que dos violines y un bajo en la parroquial, y sólo podrían servir para oficiar la misa y Salve, se trajo a su costa la música de Úbeda, pues sólo sirvió para este año, pues en los sucesi– [p. 96] vos ya había otra orquesta más numerosa en la parroquial. Para celebrar la fiesta se eligió por la cofradía el clérigo que mejor voz tenía en la iglesia parroquial, que lo fue el bachiller D. Antonio Alaminos de Tejada, singular devoto de su patrona y uno de los que más contribuyeron a la institución de su cofradía, pues en to- das las diligencias que ocurrieron acompañó siempre a los fundadores de ella. Precedida la licencia correspondiente de la autoridad, se deter- minó que hubiese corrida de novillos en la Plaza Mayor de Linares el día de la fiesta y siguientes, fuegos artificiales vulgarmente llamados castillos y cohetes, y con sermón en la fiesta. Todo lo referido se apro- bó por el Ayuntamiento real en cabildo del que entonces era regente un abuelo materno del autor de esta historia, y fue convidado; y asis- tió después a la fiesta todo el Ayuntamiento, y franqueó él mismo las fachadas de las casas capitulares para que la hermandad las iluminase y colgase en uno de sus balcones un cuadro de María Santísima de Linarejos. Llegó al fin la víspera de la fiesta que apenas se podía transitar por las calles más concurridas de Linares, tan excesivo era el número de forasteros que habían venido, [p. 97] unos convidados por sus pa- rientes, amigos o corresponsales; otros, atraídos por su devoción, de suerte que todas las posadas se llenaron de forasteros y muchas casas de particulares hicieron por ello los obsequios a los forasteros. A la hora del mediodía de la víspera de la fiesta se echaron a vuelo todas las campanas de la parroquial, inclusas además las de los conventos y santuario de Linarejos, acompañándolas los truenos de los cohetes voladores de truenos anunciando la fiesta del siguiente día. A la hora de vísperas se volvió a repetir los toques como el ante- dicho, y los cohetes de trueno poblaban de salvas el aire y divertían a los forasteros que sin cesar iban llegando de los pueblos comarcanos, pues se calcula que igualaban el número de habitantes que entonces

320 Manuel Morales Borrero había en Linares, pues ni aun en la feria vinieron tantos, ni la mitad de los que vinieron a esta fiesta. Llegó la hora de las cuatro de esta tarde, y acompañada de in- finitos convidados, de la música de Úbeda con tambora y platillo, ha- ciendo salvas los cohetes de trueno, se estrenó la nueva bandera de la cofradía, llevándola por las calles más principales de Linares el ya cita- do alférez30, y antes del [p. 98] fin de la tarde, depositando la bandera en la parroquial, volvieron a casa del alférez y a todos los obsequió con dulces y licores, y se estuvieron hasta que llegó la hora de la salve que todos los convidados fueron a ella. Llegó la hora del anochecer de la víspera de la fiesta, y echando a vuelo todas las campanas y haciendo salvas los cohetes de trueno, convidaban a los devotos a la solemne Salve a su amantísima Patrona. Estaba la iglesia parroquial magníficamente iluminada; en el retablo del altar mayor estaba puesto un trono de damasco de seda encarnado y en su centro colgado un cuadro de María Santísima de Linarejos; y para iluminación del trono en su delantera, estaba colgada una cifra de listones de madera con el nombre de María, y clavando cubillos de hierro, la llenaron toda de velas de cera de a cuatro onzas. Todas estu- vieron ardiendo durante la salve. Asistió toda la clerecía que entonces era muy numerosa con sobrepellices, y [el] preste de pluvial. Los her- manos, con luces, formaron en procesión y acompañaron en la salve que fue cantada por la capilla de música de la parroquial acompañada de la dicha de Úbeda. El concurso que asistió de pueblo fue inmenso que apenas podían estar de otro modo en la iglesia la mayor parte que en pie, y se concluyó con [p. 99] infinitos vivas y aclamaciones de los concurrentes a María Santísima de Linarejos. Llegó la hora de las nueve de la noche y se empezaron los fuegos artificiales delmayor costo y primor. El cuadro de María Santísima de Linarejos colocado en los balcones de las casas capitulares tenía una infinidad de luces; igualmente toda la fachada. El número de candi- lejas de barro que con mechas de algodón y aceite había encendidas en ella, podía exceder de mil. Todas las casas de la plaza iluminaron espontáneamente sus ventanas y balcones, y singularmente llamó la admiración la que había puesta en la casa de la fábrica de municiones, que faltaba poco para igualar a la de las casas capitulares. Concluida

30 Recuérdese que en la página 94 del manuscrito dijo que se llamaba Rafael de Ayala.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 321 (siglos XVII y XIX) la velación pasaron todos los hermanos a dejar al señor alférez a su casa, el cual los obsequió como en la tarde, y después pasaron [a] casa del hermano mayor para dejarlo en su casa, y se retiraron contentos como todos los que asistieron, pues no se ofreció el menor disgusto ni riña, a pesar de tanta gente forastera como asistió. Llegó el día de la fiesta, y a las ocho de la mañana salía de la igle- sia parroquial la bandera de la cofradía llevada por su alférez guiando la procesión; echaban con ella una infinidad de vueltas que llamaban bendiciones, y como cosa nunca [p. 100] vista por vecinos y foraste- ros divertía mucho el tránsito de la procesión. Asistió toda la clerecía y la música de Úbeda tocando, y además fue convidado a esta fiesta todo el ayuntamiento de Linares, lo mismo que en todas las demás fiestas, acompañando de el clamoreo general de las campanas y de las salvas de los cohetes de truenos que sin cesar se iban disparando en el camino, y seguida además de un concurso de naturales y forasteros asombroso. Llegó al fin la procesión al templo de Linarejos; éste ya esta- ba ocupado por las gentes que más madrugaron para alcanzar sitio donde poder disfrutar de la fiesta, y por consiguiente sólo pudo entrar dentro el clero y ayuntamiento. Todo el llano que da vista al templo donde hoy está el huerto de Linarejos, por consiguiente los caminos adjuntos, estaba lleno de gente, pues entonces, como todo estaba sin huerto, podían estar la gente dentro; y a pesar [de esto] no cabían, y el que quería estar con comodidad tenía que meterse en los olivares in- mediatos, que todos se llenaron de gente. Hacía un día muy apacible, pues como no había llovido en muchos días, estaba todo sin atascade- ros; y aunque los forasteros y naturales se metieron en los olivares, no tenían peligro de ensuciarse tanto. Llegó al fin la hora de la procesión y es imposible describir con exactitud la alegría que a todos causaba, pues se subieron al tejado del [p. 101] santuario de Linarejos una porción de mozos y remudándose a menudo, estuvieron sin cesar echando a vuelo la campana casi todo el tiempo que duró la procesión; a ésta acompañaban las campanas de Linares en sus toques. Después de esto seguían las salvas de los cohe- tes de truenos que sin cesar, sino muy poco, se iban disparando por toda la procesión. Después seguía el ruido de la música ya referida. Salió al fin la imagen por la puerta del santuario y aquí creció más el entusiasmo; todos los circunstantes se descubrieron las cabezas

322 Manuel Morales Borrero y casi una mitad tiraron sus monteras al aire de alegría dando vivas al mismo tiempo a María Santísima de Linarejos, cuyos vivas se repi- tieron en toda la procesión, pues había algunas cuadrillas de mozos solteros que, cercando las andas donde llevaban la imagen, no hacían más que saltar y blincar [sic] más alto que ella, y dar vivas a nuestra Señora en toda la procesión, de suerte que para que no se detuviera ésta era necesario a menudo apartarlos y cuando delante no podían, por los lados o detrás saltaban sin parar de alegría. Apenas divisaron los forasteros la salida de la imagen, cuando en número de más de veinte que traían sus escopetas, alzándolas al cielo, dispararon al aire todos y prosiguieron en sus salvas mientras duró la proce– [p. 102] sión. Sacaron las andas del altar los individuos de el clero; después siguió los del ayuntamiento y después la tomaron los vecinos. Al salir la procesión del santuario todos los hombres, por muy retirados que estuviesen, se descubrían las cabezas, y en unión con los circunstantes todos se arrodillaban al pasar la imagen, y era de maravillar ver todos aquellos olivares llenos de toda clase de gentes y pueblos adorando a María Santísima de Linarejos . Algunos mozos, por divertir a los circunstantes, formaban una torre de veinte varas o más subiendo unos encima de los hombros de los otros, y al fin uno se ponía en lo alto de todos en cuatro pies, y en- cima de las espaldas de éste se subía el último, y agitando un pañuelo decía: ¡Viva María Santísima de Linarejos!, y luego se bajaban todos. Hubo tres paradas, y con el ruido referido apenas se podía oír las arias que en ellas le cantó la música a nuestra Señora. En la fiesta casi todo el concurso tuvo que estar de pie, pues de otro modo nadie cabía dentro. El predicador dejó contentos a sus oyentes, refiriéndoles el milagroso aparecimiento de aquella imagen que tenían presente, los grandes beneficios que por su intercesión habían logrado los habitantes de Linares, y pidiéndole a [p. 103] María Santísima que aquella nueva cofradía erigida bajo su advocación fuese en lo sucesivo la más feliz que fuese posible para mayor gloria de Dios y de su santa Madre. Concluyóse al fin la fiesta y la cofradía convidó a los cuerpos eclesiásticos y ayuntamiento a refrescar, y a los aficionados los obse- quió con dulces y licores en las salas altas del santuario. Después vol- vió la procesión a dejar al clero en la parroquial con el orden que fue. Después, a invitación del alférez de la hermandad, pasaron a su casa

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 323 (siglos XVII y XIX) en donde por su cuenta repitió a los convidados el mismo obsequio de dulces y licores, tocando la música entre tanto; y concluido, los despidió a todos contentos. Después los hermanos y otros varios con- vidados pasaron a dejar en su casa al hermano mayor de la cofradía, el cual les repitió el mismo obsequio que el señor alférez, despidiendo a todos contentos. Y es cosa de maravillar que entre tanto concurso de gente de to- das clases y pueblos como asistió a esta fiesta, no ocurriese el más mí- nimo disgusto ni riña, bastando sólo un aguacil para mandar apartar el concurso para el paso de la procesión, del mismo modo que ahora lo haría [p. 104] una partida de caballería. A la tarde del día de la fiesta y siguientes, celebróse una corrida de novillos, cercando la Plaza Mayor con tablados y corriéndose todos los tabiques de las viviendas altas en las casas cuyas paredes daban a la plaza; y a pesar de ello, no quedó vacío un solo sitio desocupado. La entrada costaba a dos reales por persona, y su total sirvió para los grandes gastos que hizo en la fiesta la cofradía. Ibreños había infinitos; parecía que todos los vecinos de Ibros habían venido a la fiesta, pues como usaban entonces una clase de monteras de paño que tenían una cuarta de vuelo encima de la cabe- za y dos puntas tan largas que les cubría las orejas; y como nadie, ni los de Linares ni de otros pueblos usaban tal estilo, se distinguían de todos. Y lo mismo sucedía con sus mujeres e hijas; éstas usaban unas mantellinas pajizas de balleta; y así éstas como sus paisanos no se po- día contar su número a pesar de la distinción referida, pues en todas partes se encontraban ibreños. Anduvieron muy rumbosos convidan- do en las tabernas a sus paisanos y a los de Linares también.

Capítulo Veintinueve.– Prosigue el mismo asunto que el anterior

[p. 105] En los años sucesivos ha sido la fiesta anual de la co- fradía de nuestra Señora de Linarejos del mismo modo que el primer año ya referido, sólo que la corrida de novillos no se pudo celebrar más que unos dos años por no haber dado licencia el rey para ello, ni tampoco llevaron escopetas para las salvas que el mismo tiempo, pues se había prohibido su uso por el gobierno. No obstante, como había que gastar mucho y no bastaban las limosnas de los hermanos, para

324 Manuel Morales Borrero suplir el vacío que en el presupuesto de la fiesta dejaban la cantidad de las novilladas, se acostumbra desde entonces hasta de presente el verificar una rifa de varios objetos el día de la fiesta, y antes de ella se reparten los billetes facilitados unas veces por los devotos en agrade- cimiento a los beneficios recibidos de María Santísima, y otras por el alférez o hermano mayor, y en su defecto a costa de la cofradía; esto último ha sido muy rara vez, pues casi siempre ha habido ofrendas para rifar. Éstas han consistido en un toro; otro año, un burro; otros, una cierva; otros, un globo de dulce con flores en los ramos de unos doblones de a ochenta reales; otros dos años últimos se han rifado cada uno una caja de cubiertos de plata que contenían una docena ejecutados al estilo del día; y otros años, unos carneros o mansos de las ovejas. A quien ha tocado su número premiado se [p. 106] le ha entregado al instante el objeto de la rifa. Los años que había en Linares voluntarios realistas y milicianos nacionales, todo el que tenía uniforme y armamento, fuese de infan- tería o de caballería, hacía un deber de asistir a estas fiestas, llevándo- los en formación sus respectivos jefes, y llevando además la infantería sus respectivas músicas uniformadas, y los tambores con mucho lujo de uniformes. En fin, que todos querían participar del placer de ob- sequiar a su amantísima Patrona; y concluida la fiesta, dejando las armas en pabellones, pasaban a la casa del santuario, a invitación de la cofradía, y allí los obsequiaba la misma con dulces y licores sin distin- ción de partidos. Y los años que los fondos de la cofradía no permitían este obsequio a todos, al menos lo verificaban con sus respectivos jefes y oficiales, aunque esto fue las menos veces posible. Esta cofradía ha tenido costumbre el admitir desde su fundación toda clase de frutos de agricultura, o de animales, o dinero que quisie- ran contribuir los devotos de nuestra Señora para emplearlos en los mismos fines de la cofradía y se encarga de su rifa o venta.Y como un testimonio de su eterno agradecimiento los anota en los libros de la cofradía, pidiendo a Dios y a María Santísima de [p. 107] Linarejos que si ya no lo hubiesen verificado con algún milagro, como suele suceder, le premien el mérito de la limosna, concediéndole las indulgencias que están concedidas por el Ilustrísimo Sr. Obispo de Jaén a los que tal hicieren. Aunque en cualquier tiempo del año admite la cofradía toda clase de limosnas, pero si fuere posible que las diesen antes de la fies-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 325 (siglos XVII y XIX) ta, será lo mejor, especialmente si fuese cosa para rifarla, pues tiene entonces que reunir muchos fondos para los gastos indispensables de la fiesta.

Capítulo Treinta.– Origen de los Paseos y Fuente de Linarejos El año de mil ochocientos cuarenta y tres, siendo alcalde consti- tucional D. Pedro Martínez Rubio, se determinó por el ayuntamiento de aquel año el reparar el camino del santuario de su amantísima Patrona de Linarejos, pues se hallaba en la estación del invierno obs- truido el paso con los temporales. La tasa fue de diez mil reales, sin contar el arrimo de los materiales que se habían de verificar por los vecinos que tuviesen caballerías. Según el turno les tocase, irían. Y cada uno de los regidores se suscribieron los primeros por cien reales vellón de su bolsillo, y entre doce individuos importó mil y doscientos reales. Y como esta cantidad no era suficiente a cubrir la tasa, se repar- tieron a los vecinos pu– [p. 108] dientes de Linares papeletas impresas invitándoles a nombre de los señores regidores para que cada uno se suscribiese por la cantidad que más fuese de su agrado y devoción. No salió vana la confianza del ayuntamiento, pues todos –unos más o menos– contribuyeron al logro del objeto a que fueron invitados, suscribiéndose de suerte que, al fin de la obra, nada faltó para su con- clusión. Después, en los años sucesivos, se empezó una cañería para ha- cer una fuente de taza en el atrio del templo de Linarejos, valuado su costo en diez mil reales, sin contar el arrimo de los materiales, y el maestro picapedrero hizo de balde el labrar la taza de la fuente que es de sumo primor, y lo hizo obligado de su voto por haber recobrado su salud a ruegos de María Santísima de Linarejos. Dirigióse esta obra bajo la dirección de los maestros mayores de obras D. Juan de Dios del Castillo y D. Manuel Marín, y ha salido con suma perfección. Por supuesto que se ha costeado con los fondos que el paseo del mismo sitio, esto es, las limosnas. Tiene cuatro calderetillas para beber agua los que gusten, pues es de buena calidad. Después de concluida la fuente dicha, por los años de 1846 y siguientes, se principió a plantar en dicho sitio y paseo más de tres- cientos álamos blancos llamados chopos y acacias, facilitados según pú– [p. 109] blica fama por el Excmo. Sr. Vizconde de Bejíjar. En el día

326 Manuel Morales Borrero tienen la mayor parte de ellos más de veinte varas de alto. Después se extendió con más de quinientas plantas de la misma clase hasta el sitio,de la Cruz del Rollo, de suerte que hasta aquí quedó todo el cami- no plantado de álamos por ambos lados. Hay un guarda que se le paga en dinero y se le da además la tierra que alcanza el riego del desagüe del pilar de la fuente, y como unas dos fanegas de tierra de secano. Este paseo no se permiten que entren en él carros ni caballerías, y de lo contrario es castigado con multas; y es cosa muy acertada, pues en las procesiones o días de el mayor concurso estaba expuesto a muchas desgracias permitiendo la entrada a carros o caballerías, pues no caben jamás la gente de a pie dentro del camino a pesar de la capa- cidad de él, pues tiene más de cinco varas de ancho. Hace poco han fabricado a la sombra de los álamos escaños de piedra con espaldares de hierro labrados, especialmente en la parte del camino que da vista al santuario. Este camino nunca se atasca por fuerte que sean los temporales, por estar cubierto su pavimento con escorias de las minas. [Nota.– Desde la página 110 hasta la 112 aparecen tres notas que he ido intercalando en el texto anterior, en los lugares que indica el autor].

[p. 113] Novena / a María Santísima de Li / narejos, Patrona de la Vi / lla de Linares, Obispado de / Jaén, que se venera en su / Santuario extramuros de dicha villa. / Año [anagrama de María] 1857. / Recopilada y añadida por / D. Antonio Cobo y Velasco, ve / cino y natural de la misma Villa.

[p. 114 en blanco]

[p. 115] Origen de la Novena El año de mil ochocientos cincuenta y cuatro, por el mes de noviembre, se celebró por primera vez esta novena en la iglesia pa- rroquial a presencia de esta soberana Imagen de María Santísima de Linarejos, pues todavía no se había llevado a su Santuario, pues hacía poco que se había concluido el cólera y sus devotos estaban cumplien- do sus votos y ofrendas por haberse librado del mal. Y para evitar la repetición del cólera en esta villa pues en varios pueblos de España hacía entonces el mal muchos estragos, varios de- votos dispusieron costear una novena a dicha santa Imagen. Se ofre-

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 327 (siglos XVII y XIX) ció por de pronto la dificultad de la falta de tiempo para componer las oraciones necesarias para la novena, y para no retardarla se salvó este compromiso rezándose las oraciones de la novena de nuestra Señora de Zocueca mudando el título de las imágenes cuando se ofrecía nom- brarlas, y son las mismas que van insertas exceptuándose la oración para todos los días que me ha parecido el componerla por mí, pues la de Zocueca no tiene consonancia aunque se mudasen los nombres por ser diferentes las apariciones de cada imagen. También he añadido la antífona y oración latinas que son de las aprobadas por la Iglesia y tienen [p. 116] consonancia con la salutación angélica puesta al principio y copiada según estaba en la otra novena. Y para que puedan ganar la indulgencia plenaria que está concedida a los que recen dicha salutación con la antífona y oración referidas, pues rezada de otro modo no ganan dicha indulgencia, según consta en las historias de la orden seráfica a que me remito. El año de mil ochocientos cincuenta y seis se celebró por segun- da vez esta novena en la dicha iglesia parroquial desde el día veinte y cuatro de noviembre hasta el tres de diciembre para implorar la pro- tección de nuestra Patrona para que Dios enviase agua a la tierra. La sequedad era tanta que no se había visto por los ancianos otra igual en tal estación del año, no sólo en esta villa sino en toda España; y de orden del gobierno y del señor gobernador del obispado se había traído procesionalmente a nuestra Patrona a la iglesia parroquial don- de todos imploraban su protección por medio de la novena, la que concluida, a los seis días llovió y en los siguientes, y la tierra satisfecha y en disposición de principiar la sementera de este año, pues antes no era posible.

Modo de hacer la Novena Esta novena se puede celebrar en cualquier tiempo del año se- gún la devoción o necesidad de cada uno. El medio mejor para conse- guir la inter– [p. 117] cesión de María Santísima para lograr el fin por que se hace la novena, lo primero es confesar y comulgar y, en caso de no haber lugar a ello, poner en estado de gracia su alma por medio del acto de contrición, pues de otro modo mal podrá alcanzar la gracia de la Madre el que haya ofendido a su Hijo, y además todas las obras buenas hechas en pecado, según nos enseña la fe, son obras muertas para el pecador ínterin no se ponga en estado de gracia.

328 Manuel Morales Borrero Antes de rezar las oraciones de la novena se ha rezado a coros por todos los asistentes una parte del santísimo rosario de María San- tísima que tantas indulgencias tiene concedidas y que tan del agrado es de Dios y de su bendita Madre, como lo refieren todas las historias. Pongo a continuación los ofrecimientos del santísimo rosario que ge- neralmente se encuentran en todos los devocionarios, por si algún de- voto quisiere rezarlos privadamente, o en la iglesia seguir la devoción general con más acierto. Concluido esto, se rezarán las oraciones correspondientes a cada día de la novena, concluyéndose con31 las coplas puestas al fin según la necesidad por lo que se hace esta novena.

[p. 118] Modo de rezar el santísimo rosario

[Desde esta página hasta la 127 el autor se limita a presentar los diferentes misterios que deben ser considerados, cómo se deben rezar, y al final de cada misterio escribe unOfrecimiento que ocupa unas diez líneas cada uno. Por no dilatar más esta transcripción, no copio dicho texto y me limitaré a decir que desde la página 118 a la 121 se ocupa de los cinco gozosos; de la 121 a la 124 trata de los cinco dolorosos, y de la 124 a la 127 de los cinco gloriosos que, por equivocación, el autor preludia como «gozosos». En la página 127 comienza la Letanía lauretana que se extiende hasta la 130 y tampoco transcribiré aquí por ser de sobra conocida. En las páginas 130 y 131 aparece lo que se debe rezar el día primero de la Novena, con un Acto de contrición y una Salutación angélica. En la 132 y 133 aparece una invocación a la Virgen como Auxilium christianorum, una oración para todos los días y otra al Niño Jesús. Y de la página 134 a la 138 aparecen las oraciones particulares que deben rezarse desde el segundo día hasta el noveno. Cada uno de éstos va precedido por una invocación a María como Re- gina angelorum, Regina patriarcharum, Regina prophetarum, Regina apos- tolorum, Regina martirum, Regina confessorum, Regina virginum y Regina sanctorum omnium. Y en esta misma página 138 el autor presenta unas coplas cuyo texto completo sigo transcribiendo]. [p. 138] Coplas que se cantaron el año de mil ochocientos cincuenta y cuatro en la santa Novena que se celebró en la iglesia parroquial de Linares

31 El autor repite en el manuscrito, por distracción, «concluyéndose con».

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 329 (siglos XVII y XIX) estribillo [p. 139] La peste destruye poblaciones grandes; a ésta pues, Señora, de ella preservarle.

coplas

Virgen la más pura, Reina la más grande, Madre de Linarejos el Señor te salve. Medicina santa en enfermedades, general consuelo de necesidades.

Estribillo: La peste destruye, etc.

De Linares tus hijos gimen en el valle y lloran sus culpas, no los desampares. Llenos de esperanza te claman, oh Madre benigna, piadosa clemente y afable.

Estribillo: La peste destruye, etc.

Tus ojos son ríos en cuyos raudales expían sus culpas aunque innumerables. De ese hermoso Niño [p. 140] [p. 140] que en tus brazos yace el perdón consigan estos miserables.

Estribillo: La peste destruye, etc.

330 Manuel Morales Borrero Para que sus almas puras y triunfantes disfruten la gloria por eternidades, nuestro amparo viva, viva nuestra Madre; Virgen de Linarejos siempre Dios te salve.

Estribillo: La peste destruye, etc.

Viva nuestra Reina, viva nuestra Madre, viva la Patrona del pueblo Linares. Coplas que en la novena que desde el día 24 de noviembre hasta el 3 de diciembre del año de 1856 se cantaron por la capilla de música de la iglesia parroquial de Linares. Sois Patrona de Linares María de Linarejos, de tu gracia los reflejos nos concedas suplicamos, [p. 141] que nos mires te rogamos con suma benignidad. María de Linarejos socorre la sequedad. De Linares el consuelo está en vos, Madre piadosa, pues con mano prodigiosa atiendes a nuestros ruegos. Te pedimos con anhelo nos mires con caridad. María de Linarejos socorre la sequedad. Si Judit libró a Betulia de aquel tirano Holofernes, tú también librarnos puedes del hambre que nos anuncia;

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 331 (siglos XVII y XIX) este pueblo te pronuncia en tan gran necesidad. María de Linarejos socorre la sequedad. Toda pura eres, María, y mancha no se halla en ti; aunque muchas hay en mí no las mires, Madre mía, y os suplico en este día [p. 142] tengas de mí gran piedad. María de Linarejos socorre la sequedad. Llegad, niños inocentes al trono de la Patrona a implorar que nos socorra en la situación presente, y que se muestre clemente a vuestra inocente edad. María de Linarejos socorre la sequedad.

Como las coplas anteriores se han cantado en la novena según las necesi- dades del año en que se celebraban, se ponen a continuación otras que podrán cantarse cuando no haya los motivos que el tiempo de las referidas.

Estribillo Salve, Virgen pura, salve, Virgen madre, salve, Virgen bella, Reina Virgen, salve.

coplas Gózate María Patrona de Linares con las alabanzas que dan tus cofrades. [p. 143] Vuestro amparo buscan, ya los remediaste;

332 Manuel Morales Borrero ea, Madre mía, no nos desampares. Estribillo: Salve Virgen pura, etc. Eres de Linares la Patrona amable que ansiosa remedia sus calamidades. A ti, pues, clamamos buscando piedades; ea, pues, Señora, no nos desampares. Estribillo: Salve Virgen pura, etc. Es ese lentisco la planta admirable donde apareciste en este Linares, vuelve hacia nosotros, ¡oh piadosa Madre!, esos vuestros ojos llenos de piedades. Estribillo: Salve Virgen pura, etc. Con vuestra defensa viven en Linares libres de peligros y de todos males. Bendita tú eres [p. 144] Virgen admirable pues nos socorriste las necesidades. Estribillo: Salve Virgen pura, etc. Es tu patrocinio, Virgen admirable, muro de defensa a nuestro Linares. Bendito ese Niño,

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 333 (siglos XVII y XIX) bendita vos, Madre, bendita por siempre ¡oh cándida Ave!

Estribillo: Salve Virgen pura, etc.

Cantando devotamente las siguientes coplas se ganan doscientos cuaren- ta días de indulgencia concedidas por varios arzobispos y obispos.

E estribillo

Pastora María la de Linarejos, salva tus ovejas que tu amparo claman.

coplas

Toda hermosa eres mi pastora amada, toda hermosa eres sin la menor mancha El sol es tu ropa la luna es tu basa, y de doce estrellas eres coronada. [p. 145] Un panal süave de tus labios mana; bajo de tu lengua leche y miel se halla. Tú eres Virgen Madre, tú de Dios el arca que por todas partes de oro estás labrada. No tengo más gusto, no gozo más ansia que por ti, Pastora, dar toda mi alma.

334 Manuel Morales Borrero Dios te salve, hermosa Madre de Dios casta, Dios te salve, puerta del celeste alcázar. Da soltura al reo, luz al ciego alcanza; muestra que eres Madre de todas las almas. Singular Pastora tú entre todas mansa, toda deleitable, toda eres amada. De tu dulce aprisco yo descarriada como siempre oveja te llamo con ansia. Libra de las culpas, que nos son amargas, haz que ya vivamos vida humilde y casta. Confirma conmigo tus promesas santas y de inicuas sendas mis pasos aparta. A ti te encomiendo mi cuerpo y mi alma, sentidos, potencias, cuanto diga y haga. Tú eres de clemencia Madre soberana por quien vino al mundo dicha la más alta. Tú eres poderosa, [p. 146] fuerte en las batallas, nada te resiste, todo lo avasallas.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 335 (siglos XVII y XIX) Oculto el demonio me espera y aguarda, y cual lobo astuto me pone acechanzas. Sal, Pastora mía, tu mano levanta; no olvides la oveja tan pobre y tan flaca. De ellos, Madre mía, me veo cercada; mira que me llevan si tú no me amparas. Yo espero, Señora, que en toda borrasca tu nombre, María, será mi esperanza. Pastora en la tierra, pastora en las aguas, en cualquiera parte tus ovejas salva. Ven, hermosa mía, ven y sin tardanza, Paloma querida vuelve hacia la cara. Protégeme presto bajo de tus alas, pues me afligen mucho mis acciones malas. Pastora, pastora, socorre mi alma que a la mortal culpa cae precipitada. No quieras tardarte porque ya le faltan resistencia y fuerzas a la confïanza.

336 Manuel Morales Borrero Y pues tus devotos tanto de ti alcanzan, en el bien te pido mi perseverancia. Ángeles del cielo, [p. 147] potestades altas, a mi gran Pastora venid a ensalzarla. Al Padre y al Hijo la gloria sea dada, y al que con entrambos es una sustancia. Alabada sea la Trinidad Santa porque a mi Pastora la llenó de gracia.

estribillo Pastora María la de Linarejos, salva tus ovejas que tu amparo claman.

Antífona Sub tuum præsidium confugimus sancta Dei Genitrix; nostras depreca- tiones ne despicias in necesitatibus, sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et benedicta. Ora pro nobis sancta Dei Genitrix Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

Oremus Gratiam tuam quæsumus Domine, mentibus nostris infunde ut qui an- gelo nuntiante Christi Filii tui Incarnationem cognovimus, per passionem ejus [et] crucem ad resurrectionem gloriam perducamur. Per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen.

Fin

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 337 (siglos XVII y XIX) [Las páginas 148, 149 y 150 están en blanco. De la 151 a la 154 se extiende el «Índice de los capítulos contemplados en esta Histo- ria» tal como ha sido desarrollada a lo largo de la obra (este Índice lo incluiré al final). El manuscrito se da por concluido con el «Finis coronat opus». Pero después le sigue el Suplemento que transcribo a continuación]. [p. 155] Suplemento / de la Historia de Ma / ría Santísima de / Linarejos. / Escrita por el autor de / su historia contemporáne / a, D. Antonio Cobo. / Año de 1861 [Página 156, en blanco] [p. 157] Nota.– Posteriormente a lo escrito en su Historia, se han obrado otros muchos milagros por nuestra amantísima Patrona de Li- narejos en los años transcurridos, y siendo los que aquí insertaré los más públicos y raros ocurridos. Y por no deshacer la narración de su primera edición historial, se insertan a continuación sin perjuicio que cuando se imprima todo junto, se pongan en los capítulos que corres- pondan o se forme otro capítulo de más y sin perjuicio de consultar los [p. 158] naturales y ancianos del pueblo. Protesto de la verdad de todo lo que voy a referir como de lo demás de la dicha Historia contemporánea, y por la parte antigua todo fue obra de mi padre D. Miguel (Q.E.P.D.), y suplico si después de mis días no se hubiese impreso esta Historia, que aquél a cuyas manos lle- gase, si es devoto de su Patrona, lo conserve como un tesoro, pues no se encuentra ya en Linares desde el año 21 nada de lo relatado. Pues lo predicado se lo deben a Antonio Cobo Velasco [firmado y rubricado]. [p. 159] El año de 1858, en el mes de noviembre hubo unos temporales tan grandes de agua que los ancianos de Linares no re- cuerdan otro igual, y crecieron tanto los arroyos que el de la fuente del Pisar se llevó la mitad de las paredes del puente, llevándose la co- rriente piedras del peso de veinte arrobas, inundando todas aquellas huertas y pereciendo ahogados un hortelano y otros forasteros que se atrevieron a pasar el puente. Pero la mayor de todas las desgracias sucedió los últimos días del citado mes que, a cosa de las tres de la tarde, acrecentó de tal modo el temporal que salvando los cazes que para la corriente de las aguas había en las inmediaciones de la mina del Romero, por una de las bocas o entradas en dicha mina empezó a vaciar toda el agua llovidiza y servir de sumidero a un río de agua salido de los desbordados cauces.

338 Manuel Morales Borrero Fácil es de considerar la consternación de los trabajadores, pues por mucha prisa que se dieron a salir, no se pudo evitar que muchos quedasen ahogados y sumergidos entre las piedras; pues los últimos que se pudieron escapar ya les llegaba el agua a los hombros y por consiguiente imposibilitados todos los mineros salidos de socorrer a sus compañeros, los de dentro de la mina. No obstante, por disposi- ción de las autoridades, del inspector y director de la mina, se practi- caba un reconocimiento de hora en hora que sólo servía para encon- trar algunos cadáveres. Así es que los [p. 160] trabajos tuvieron que suspenderse. ¡Grande fue el desconsuelo de las familias principalmen- te de aquéllas que tenían dentro la mina sus esposos e hijos! No le[s] quedaba más amparo que la divina Providencia y la confianza que para ello pusieron en la amorosa protección de María Santísima de Linarejos como Patrona de Linares; y esta confianza no inútilmente la pusieron, pues de resultas de los referidos conocimientos, los que los verificaron oyeron al día siguiente dar voces en lo más profundo de la mina, por lo cual, cuando salieron, dieron parte a los superiores de ello. Y considerando éstos que según el orden de los trabajos era im- posible sacar con vida a los que se quejaban si no se hacía un esfuerzo para entrar y salvarlos (y para ello se requerían personas inteligentes y animadas), determinaron avisar a la autoridad para que mandasen pregonar que el que quisiese arriesgarse a entrar en dicha mina pasase a ella inmediatamente a ajustar el precio de la entrada, y al instante entrar a salvar a los desgraciados que yacían en ella anegados. Efectivamente se presentaron varios y por el precio de cuatro- cientos reales que les ofrecieron por cada individuo que sacasen, se lo- gró salvar a algunos, encontrándose a algunos padres que, abrazados de sus hijos en tinieblas, pasaron toda la noche rezando a la Virgen de Linarejos y ofreciéndole pedir limosna para hacerle una fiesta [p. 161] si lograban salir con vida, como así sucedió. Y fue tanta la limosna que juntaron, que sirvió para costear tres oficios de difuntos que aplicaron por el alma de sus compañeros ahogados, pues perecieron cosa de diez o doce personas entre hombres y niños. Y fue también fortuna que no hubiese más desgracias, por ser la hora en que se estaban remudando para principiar los trabajos, porque si de lo contrario la inundación hubiese sido una hora antes, las desgracias hubieran sido mayores, pues estaban dentro hasta sesenta trabajadores.

Fin

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 339 (siglos XVII y XIX) [La página 162 está en blanco; las páginas 163 a 181 aparecen ocupadas por dos adendas, la primera de ellas extensísima, y el autor recomendaba en la última página, la 182, que si el libro se llegase a publicar, éstas fueran insertadas al final de los capítulos 22 y 23. Así lo he hecho con anterioridad en sus lugares indicados].

* * *

Índice de capítulos y sus páginas en el manuscrito MB: Pág. Introducción 1 Cap. 1 – Primeros pobladores de las comarcas de Linares 4 Cap. 2 – Edificación de Cástulo y castillo de Linares 6 Cap. 3 – Entrada de los cartagineses en España 9 Cap. 4 – El castillo de Linares pasa a poder de Aníbal 10 Cap. 5 – Destrucción de Cástulo y salida de Aníbal de España 13 Cap. 6 – El castillo de Linares pasa al poder de los romanos y después al de los godos 15 Cap. 7 – Entrada de los moros en España 17 Cap. 8 – El castillo de Linares pasa a poder de los moros 20 Cap. 9 – Proclamación de don Pelayo por rey de León 23 Cap. 10 – El castillo de Linares es conquistado por san Fernando 24 Cap. 11 – Destrucción y ruinas del castillo de Linares 27 Cap. 12 – Aparecimiento de varias imágenes de María Santísima en España 29 Cap. 13 – Aparecimiento de la imagen de María Santísima de Linarejos 34 Cap. 14 – Fundación de un nuevo templo a María Santísima de Linarejos 39 Cap. 15 – Diligencias y preparativos para celebrar la dedicación del nuevo templo 42 Cap. 16 – Procesión y fiesta de dedicación del nuevo templo de María Santísima de Linarejos 46 Cap. 17 – Coplas que se cantaron en la procesión 50 Cap. 18 – Artífice que fabricó la imagen de María Santísima de Linarejos 54 Cap. 19 – Nuevas portadas, camarín y sacristía del templo de Linarejos 56

340 Manuel Morales Borrero Cap. 20 – Origen de la fiesta anual a María Santísima de Linarejos, llamada del Voto 58 Cap. 21 – Indulgencias concedidas a la imagen de María santísima de Linarejos 61 Cap. 22 – Las tres plagas. Plaga del hambre 65 Cap. 23 – Linares experimenta la protección de su Patrona en la plaga de la peste 74 Cap. 24 – Nuestra Señora de Linarejos ampara a Linares en la plaga de la guerra 76 Cap. 25 – Varios milagros obrados por María Santísima de Linarejos 80 Cap. 26 – Continuación de los milagros de María Santísima de Linarejos 84 Cap. 27 – Explicación del culto debido a Dios, a María Santísima y a los santos 89 Cap. 28 – Fundación de la cofradía de María Santísima de Linarejos 94 Cap. 29 – Prosigue el mismo asunto que el anterior 105 Cap. 30 – Origen de los Paseos y Fuente de Linarejos 107

* * *

Novena a María Santísima de Linarejos patrona de la villa de Linares, obispado de Jaén, que se venera en su santuario 113 Coplas que se cantaron el año de 1854 en la santa novena que se celebró en la iglesia parroquial de Linares 138 Coplas que en la novena que desde el día 24 de noviembre hasta el 3 de diciembre del año de 1856 se cantaron ... 140 Como las coplas anteriores, se han cantado en la novena según las necesidades del año en que se celebraban ... 142 Cantando devotamente las siguientes coplas se ganan doscientos cuarenta días de indulgencia concedidas por varios arzobispos ... 144 Suplemento de la Historia de María Santísima de Linarejos. Escrita por el autor de su Historia contemporánea don Antonio Cobo. Año de 1861 155 [Con el Finis coronat opus termina este Índice]. Fin del Ms. MB propiedad del profesor Manuel Morales Borrero.

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 341 (siglos XVII y XIX)

BIBLIOGRAFÍA

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346 Manuel Morales Borrero Índice

Págs.

Preámbulo – Dos crónicas linarenses 9 Exordio – La tradición mariana de los pueblos cristianos 13 La cuestión palpitante: Nuestra Señora de Linares, conquistadora de Córdoba. Datos para una reflexión 25 Capítulo Primero – Una crónica del siglo XVII 43 Martín Zambrana y Chacón 45 El nombre del autor del Festín 55 La Chronología y noticias generales de todo el Mundo 58 El problema de los falsos Cronicones 72 El Festín que la villa de Linares hizo a la Virgen Santísima de Linarejos 80 Capítulo Segundo – Contenido del manuscrito del Festín 85 Discurso general 89 El «Romance» sobre la aparición 92 Prosíguese el discurso 104 Prosíguese la fiesta que se continuó a Nuestra Señora de Linarejos celebrada en su santa casa nueva 112 Capítulo Tercero – Dos Historias paralelas escritas en el siglo XIX 117 Antonio Cobo y Velasco. 119 Historia de la milagrosísima Imagen de María Santísima de Linarejos Patrona de la villa de Linares, y antigüedades de dicha Villa. 124 El Ms. Virgen de Linarejos (VL). 127 El Ms. Morales Borrero (MB) 130 Apéndice Primero – Edición del Festín de Gregorio López Pinto y Covaleda 137 Apéndice Segundo – Edición de la Historia de Antonio Cobo y Velasco. (Ms. MB) 243 Bibliografía 341

Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario 347 (siglos XVII y XIX)

Acabóse de imprimir este libro titulado Manuscritos sobre la Virgen de Linarejos y su Santuario (siglos XVII y XIX), en los talleres tipográficos de Soproargra, S.A. en Jaén, el 25 de febrero de 2009, Miércoles de Ceniza.