70-Anos-De-Cronicas-En-Venezuela-Tomo-I.Pdf
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Por qué la crónica: «Es un privilegio escribir una historia que parece cuento, pero que es real. Podemos combinar literatura y periodismo, podemos escribir para el momento y para la posteridad» —Alberto Salcedo Ramos Curaduría de Pedro Llorens 70AÑOS DE CRÓNICAS EN VENEZUELA Prólogo de Francisco Suniaga ÍNDICE Presentación. La crónica, género a contracorriente pág. 11 por Juan Carlos Escotet Rodríguez Prólogo por Francisco Suniaga pág. 13 Noticia editorial por Sergio Dahbar pág. 18 CRÓNICAS 70 años de crónicas La Gran Sabana: mundo del Génesis pág. 21 Cen Venezuela Alejo Carpentier editor general Sergio Dahbar Caracas sin agua pág. 27 Gabriel García Márquez curador Pedro Llorens El Canaima cumple hoy un año en su intento de darle la vuelta al mundo pág. 33 coordinador editorial Longobardo Lossada Roa Harrys Salswach ¡Vamos a gozar en el supermercado! pág. 39 diseño Aníbal Nazoa Jaime Cruz Ayer murió quemada Juana de Arco pág. 41 investigación documental Eduardo Avilés Ramírez Florianna Blanco di Fino corrección de textos Cómo poner de mal humor a un escritor pág. 44 Carlos González Nieto Tomás Eloy Martínez producción Un artesano con sueldo de ejecutivo pág. 49 © Cyngular Jessie Caballero Depósito legal: lf1902015800723 La belleza sobrepasa el poder político pág. 51 ISBN: 978-980-7212-61-8 Elizabeth Fuentes Impreso en La Galaxia Impreso en Venezuela La literatura latinoamericana es como una ensalada de frutas pág. 54 Printed in Venezuela Rodolfo H. Terragno Créditos de las imágenes La ensalada de Rodolfo Terragno pág. 57 Máquina de escribir Favorit/Pág 10/www.pexels.com Fausto Masó The New Yorker/Pág 61/www.newyorker.com Rocky Marciano/Pág 79/www.celebritybase.info Venezuela para visitantes pág. 60 Sala de aeropuerto/Pág 194/www.pexels.com John Updike # El doble destino de una muchacha muerta pág. 64 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización Earle Herrera escrita de los titulares de copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial Se fue «El águila blanca» pág. 67 de esta obra por cualquier medio o procedimiento, Enrique Rondón comprendido la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. 8 70 años de crónicas en venezuela 9 Testimonio y homenaje pág. 69 La soledad se enamoró de Pancho pág. 118 José Ignacio Cabrujas Lilia Malavé Yo me jugué la vida por un foie gras pág. 73 Tan bueno como siempre pág. 126 Ben Amí Fihman Edder L. Díaz El fantasma de Rocky pág. 77 Gustavo Cerati un minuto antes del colapso pág. 130 Jesús Cova Alonso Moleiro Desamor pág. 81 Agosto de 1967 pág. 138 Oscar Guaramato (O. G.) Francisco Suniaga Cordonazo con furia pág. 83 CAP y yo por estas calles pág. 142 Guillermo José Schael Ibsen Martínez Richter-Mayer pág. 85 El rey del alterne y las luces de neón pág. 146 Jesús Rosas Marcano Andrea Daza Tapia Guzmán al Panteón, Bolívar a la gloria pág. 86 La verdad después de la muerte pág. 152 Kotepa Delgado Leo Felipe Campos Una marcha en busca de los viejos tiempos pág. 88 Pensión La Soledad pág. 157 Roberto Giusti Antonio Díaz Espejo Sala de emergencia pág. 91 La última función de Chávez pág. 163 Pablo Antillano Franz von Bergen La metamorfosis de los iconos caraqueños pág. 94 Tal vez acierta Lula pág. 170 Liza López Hernán Carrera El Foro Social rueda por la carretera pág. 100 Relato de un Gabo indocumentado pág. 178 Joseph Poliszuk Cynthia Rodríguez Bombera hasta morir pág. 102 De Maracaibo a Maicao con dos contrabandistas pág. 184 David González Alfredo Meza El arte de vender safaris pág. 108 El cartoncito que reparten tempranito pág. 190 Fedosy Santaella Jhonny Mendes Montilla La noche en que El Maní fue así pág. 114 Desde otro planeta pág. 193 Lisseth Boon Rafael Osío Cabrices 10 11 PRESENTACIÓN La crónica, género a contracorriente Juan Carlos Escotet Rodríguez esde hace no menos de cuatro décadas, en el planeta entero permanece abierto un debate sobre el modo en que los medios de comunicación intervienen en nuestras Dvidas. Antes de eso predominaba la idea de que diarios y revistas —también la ra- dio— contribuían a educar a las sociedades. A partir de los años setenta del siglo pasado, comenzó a discutirse de forma muy intensa si los medios de comunicación constituyen o no una influencia negativa para la sociedad. Uno de los temas en controversia es realmente una cuestión muy compleja, porque se refiere a cómo se representa la realidad en los medios de comunicación. Se ha dicho que el periodismo privilegia una visión negativa de la sociedad porque otorga un pre- dominio a las malas noticias. También, especialmente en los últimos años, se ha puesto especial hincapié en que hay vastos territorios de lo humano que permanecen fuera del interés informativo. A menudo se repite que el periodismo arroja una versión superficial del mundo en que vivimos. Luego del auge de la televisión se ha desarrollado un amplio y sesudo dispositivo que critica la creciente condición mediática del mundo en el que vivimos. Luego de leer las 41 crónicas incluidas en 70 años de crónicas en Venezuela, es posi- ble que el lector llegue a esta conclusión: la crónica es un género de resistencia. Un gé- nero a contracorriente. Porque más allá de cuánto haya de legítimo o no en los señala- mientos que se hacen al ejercicio del periodismo, la crónica, tanto en Venezuela como en Hispanoamérica, ha mostrado a lo largo de las últimas décadas una fuerza y una cons- tancia sorprendentes. Son muchos los argumentos que podrían soportar la idea de que la crónica es una práctica a contracorriente. A diferencia de la mayoría de los géneros del periodismo, la crónica se investiga, se diseña y se escribe ajena a los criterios de instantaneidad que son los propios del diarismo. En la crónica hay algo moroso, un no-me-apures que es la base de la mayor de sus pretensiones: ofrecer una particular experiencia de lectura. El cronista no solo aspira a mostrar facetas peculiares del mundo en el que vivimos, también quiere que su escritura sea reconocida, es decir, diferenciada de otras. Por lo tanto, es legítimo señalar que todo cronista es un prosista, un apasionado de la lengua española. Basta con revisar esta selección de crónicas para sumar un nuevo argumento: la cró- nica no está atada a lo mero noticioso. No se propone reportar los hechos apenas han su- 12 70 años de crónicas en venezuela 13 PRÓLOGO cedido. Por el contrario, su gusto consiste en llegar después. En reconstruir. En buscar lo Francisco Suniaga que el diarismo no vio o no alcanzó a registrar. El cronista no quiere llegar primero sino llegar más lejos. Quiere mostrar la complejidad de las personas y de los hechos. Hacer visible el carácter poliédrico de la realidad, sus múltiples puntos de vista. Cada crónica, en su trasfondo, parte de una consideración extraordinaria: que toda realidad es inago- table y que puede ser narrada una y otra vez, siempre con luces y tonalidades distintas. Y ese es justamente el secreto, la nuez, la maravilla de la crónica: su personalismo. El que ella es portadora de un punto de vista. De un modo específico —autoral— de aproxi- marse y de dar cuenta de la realidad. Y es por eso que, por décadas y décadas, los exper- nte el encargo de prologar el libro 70 años de crónicas en Venezuela recordé tos han producido ríos de tinta analizando los vínculos que existen entre periodismo y un episodio de hace muchos años cuando, sin tener siquiera la menor idea literatura, porque la crónica parece estar ubicada en las fronteras entre ambas, sin que Ade que lo hacía, leí la primera crónica periodística de mi vida. Eso fue a me- nadie haya logrado decir la última palabra sobre si, finalmente, es un género del perio- diados de los sesenta del siglo pasado, en mi casa de La Asunción, que entonces era dismo, de la literatura o una irreducible mezcla de ambas. una ciudad más bucólica y bastante más pequeña que ahora. Todo lo anterior podría conducirnos al que quizás es el mayor elogio que puede ha- Tendría yo unos doce años y hojeaba un ejemplar de la revista Momento, más por cerse a la crónica y a los cronistas: su persistente autonomía. La autonomía es el signo mirar las fotos que por cualquier otra razón cuando tropecé con aquella crónica. Mi de la crónica. El cronista escoge sus temas, establece el ámbito de su investigación, padre compraba la revista en muy contadas ocasiones, solo cuando el reportaje prin- adopta uno o varios puntos de vista, elige la escritura con que narrará los hechos, define cipal se relacionaba con alguno de los grandes eventos políticos de la época. Las leía, el tiempo y las condiciones en que trabajará e, inscrito en ese ejercicio de libertad, ob- las comentaba con sus correligionarios y las guardaba por años —ejemplares que in- sequia al lector un resultado, con frecuencia un material de lectura que cautiva al lector formaban del suicidio de Alirio Ugarte Pelayo y del golpe del capitán Molina Villegas Si el lector me autoriza a aconsejarle, le diré: entréguese a las páginas que siguen, que en Carúpano, para citar dos, pasaron largo tiempo en una gaveta de su sastrería—. nada en ellas lo defraudará. En esta oportunidad, la curaduría fue realizada por Pedro Momento era una revista muy árida para cualquier niño y solo una historieta Llorens, un reconocido periodista que ha trabajado en dos de los más importantes dia- ilustrada, que me tomaba un minuto leer y en la que el héroe se llamaba Momentico, rios venezolanos: El Nacional y El Universal.