TEMAS LITERARIOS ESPAÑOLES EN RELACIÓN CON LA LITERATURA UNIVERSAL De fictis n a t u r a l i b u s . La n a t u r a l e z a e n l a p o e s í a n a r r a t i v a c a n c i o n e r i l .

Fr a n c i s c o CROSAS. Facultad de Humanidades de Toledo (UCLM).

RESUMEN: La naturaleza es un material poético de primer orden en todas las épocas y tradiciones. Se aborda su presencia en los poemas narrativos del siglo XV. Palabras clave: Naturaleza. Poesía Cancioneril. S. XV. Dante. Santillana. Mena. Roman de la Rose. Abstract: Nature is a first-rate poetic matter in all ages and traditions. Its presence in narrative poetry of the fifteenth century is studied. Keywords: Nature. Cancioneril poetry. S. XV. Dante. Santillana. Mena. Roman de la Rose.

Miniaturas del manuscrito Roman de la Rose. Fuente: Wikipedia.

la bucólica clásica (Virgilio, Garcilaso), Fr a n c i s c o Impe r i a l (c a . 1360-c a . 1409) En los elementos de la naturaleza sirven Todo lo que sabemos y conservamos de Fran- a la comunicación lírica, a la expresión del cisco Imperial se lo debemos a Juan Alfonso de sentimiento amoroso . En ocasiones son descri- Baena, que con su gusto arcaizante lo incluyó tos de forma realista; las más, no obstante, si- en el cancionero que lleva su nombre . De ahí guiendo la antigua y codificadatopica del locus nos interesan dos decires narrativos extensos, amoenus . transmitidos únicamente por el Cancionero de Quiero detenerme en algunos poemas Baena (números 226 y 250)1: el Decir al naci- bajomedievales próximos a la bucólica –pero miento de Juan II y la que se considera su obra de otro género– donde la naturaleza cumple mayor, el Decir a las siete virtudes . una interesante función, sobre todo al inicio El poema dedicado al primogénito de En- de las composiciones . Me refiero a los decires rique III y Catalina de Lancáster es un decir de narrativos de la lírica cancioneril castellana circunstancias, pero lo suficientemente extenso del siglo XV, esa cenicienta de nuestra tradi- y solemne como para haber suscitado en otros ción poética hispánica . poetas réplicas imitativas . El núcleo del decir Cabe hacer inventario de comienzos aná- consiste en el desfile de los planetas-dioses, logos en poemas con un denominador común: que van otorgando al recién nacido sus dones, la alegoría y el viaje al otro mundo . Me intere- influyéndole así cada uno según su naturaleza san espacios naturales simbólicos o alegóricos, (Marte, el espíritu guerrero; Júpiter, el buen en los que se desarrolla la acción -mínima- que gobierno; Venus, el amar y ser amado, etc) . Se contienen estos decires, por lo general exten- trata, por tanto, de una alegoría . Pues bien, la sos y poblados de personajes de la Antigüedad, alegoría viene introducida por una visita a otro mitológicos o legendarios . mundo, por una visión . En este caso: En concreto, me centro en tres poetas ma- En dos setecientos e más dos e tres, [en1405] yores de la lírica castellana medieval: Francisco pasando el aurora, viniendo el día, Imperial, el Marqués de Santillana y Juan de viernes primero del terçero mes, Mena . non sé si velaba, nin sé si dormía . . (vv . 1-4)

1 Cito los textos por las siguientes ediciones: Cancionero de Baena, ed . de Brian Dutton y Joaquín González Cuenca, Ma- drid, Visor, 1993; Marqués de Santillana, Poesías Completas, ed . de Maxim P .A .M . Kerkhof y Ángel Gómez Moreno, Ma- drid, Castalia, 2003; Juan de Mena, Obras completas, ed . de Miguel Ángel Pérez Priego, Barcelona, Planeta, 1989; Dante, Comedia, 3 vols ., ed . bilingüe de Ángel Crespo, Barcelona, Seix Barral, 2004; Roman de la Rose, edición y traducción de Carlos Alvar en Barcelona, Quaderns Crema, 1985 .

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Interesa esta imprecisión: el protagonista Tras una invocación numinosa a Apolo en sabe que la noche llega a su fin pero no distin- tres coplas para que le ilumine y le ayude a gue bien entre realidad y sueño, entre mundo describir lo que se le antoja indescriptible, lo real y trasmundo . Es frecuente en este tipo de primero que encuentra el “viajero” es, de nue- poemas . vo, un jardín cercado por un río: Abrí los ojos e vime en un prado E como quando topa en algunt foyo de cándidas rosas e flores olientes, el çiego, que todo se estremeçe, de verdes laureles, todo circundado, bien assí fize yo en un arroyo a guisa de cava; de dos vivas fuentes que de una clara fuente claro creçe . . (vv . 49-51) nacía un arroyo de aguas corrientes, . . non era el fondo turbio nin lodoso, caliente la una e la otra fría . . (vv . 17-22) mas era diamante muy illuminoso El agua caliente circunda el jardín, pro- e todo a luengo de una esquina, tegiéndolo, a modo de foso . El agua fría, en e las paredes de esmeralda fina, cambio, alimenta la vegetación del vergel . a ay allende un jardín graçioso . (vv . 60-64) El romper del agua eran tenores Todo en el jardín guardado por el río es que con las dulces aves concordavan, belleza y armonía: en bozes baxas e de las mayores Era çercado todo aquel jardín duçainas e farpas otrosí sonavan; de aquel arroyo, a guisa de cava, e oí personas que manso cantavan, e por muro muy alto jazmín mas por [la] distancia non las entendía, que todo a la redonda lo çercava . e tanto era su grant melodía El son del agua en dulzor passava, que todas las aves mucho se alegravan . (vv . 33-40) harpa, duçaina, vihuela de arco, Y prosigue el poema con la aparición de e non me digan que mucho abarco, un toro y una leona simbólicos y el desfile de que non sé si dormía o velaba . (vv . 65-72) astros que cumplimentan al recién nacido . Nótese la insistencia en la ambigüedad de la El Decir a las siete virtudes, dedicado experiencia visionaria: no sabe si está despierto o -como su título indica- a las tres virtudes teo- dormido . Es la más habitual de las formas de viaje logales y a las cuatro cardinales, también con- a ultratumba en la literatura de esta época . Tam- siste en una alegoría . Aquí se aproxima al mo- poco en la Divina Comedia (en la mente de Impe- delo de Prudencio, si miramos al pasado; y de rial y de todos los autores de alegorías de la baja los autos sacramentales, si miramos al futuro: Edad Media) se nos dice en qué consiste el acceso personificación de vicios y virtudes . al más allá, sin haber mediado, claro, la muerte . El protagonista, la voz poética del decir, El poeta circunda el jardín y no ve puer- entra no sabe muy bien cómo en otro mundo; ta por donde entrar (como en el Roman de la eso sí, a la misma hora, la del alba, que en el Rose), hasta que aparece a su vista un porti- Decir a Juan II: llo de rubí . Véase por fin qué experimenta el Por yo non estar un día ocupado, protagonista una vez penetra en el jardín, ese de la mi edat no aún en el somo, lugar maravilloso, no solo placiente sino tam- cerca de la ora qu’el planeta enclara bién transformador de los que en él entran . Es al oriente, que es llamada Aurora, inevitable acordarse de la introducción alegó- fueme a una fuente por lavar la cara rica de Berceo a sus Milagros: en un prado verde que un rosal enflora; Muy a vagar passé allén la puente, e ansí andando vínome a essa ora oliendo del jardín los dulçes olores, un grave sueño, maguer non dormía, por que de entrar ove mayor talente, mas contemplando la mi fantasía e fize entrada entre flores e flores . en lo que el alma dulce assabora . (vv . 7-16) Ante que entrasse ove muchos suores;

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deque fue entrado, ¡oíd qué aventura! en un vergel muy fermoso, vi toda blanca la mi vestidura, reposar con alegría; e luego conosçí los mis errores . (vv . 81-88) el qual jardín me cobría con sonbra de olientes flores, Sa n t i l l a n a (1398-1458) do çendravan ruiseñores En el poema mayor del Marqués de Santillana la perfecta melodía . (copla VIII) (1398-1458), la Comedieta de Ponza, hay visión- Se trata de un extenso decir (47 coplas más sueño pero no lugar ficticio o portentoso al finida) en el que tiene lugar una batalla (unaPs - que sea transportado el protagonista . Tampo- ychomachia) entre Diana y Venus, seguidas de co encontramos ese espacio maravilloso en los sus respectivos ejércitos . El poeta, en su primer decires narrativos breves . Sí comienzan con un sueño, duerme y despierta mordido en el costa- tiempo especial, el amanecer mitológico, pero do por una sierpe, que parece sumergirle a su no en un espacio natural simbólico . Como mu- vez en otro sueño-visión, en el que se encuen- cho, se alude a una fuente, como en la Visión: tra con el adivino Tiresias, que le aconseja -para Al tiempo que va trençando su mal de Amor- recelar de este y buscar apoyo Apolo sus crines d’oro en Diana, que aparece con su cortejo . Se traba e recoje su thesoro batalla entre Diana-Castidad y Venus-Cupido- faza el orizonte andando, Amor; parece que vencen éstos últimos, pero e Diana va mostrando Diana no se acobarda y vuelven al ataque, en su cara resplandeçiente, el que el poeta cae herido de amor; a partir de me fallé cabo una fuente, entonces vive encadenado por el Amor . do vi tres dueñas llorando . (Copla I) En este decir hay una interesante trans- En cambio, en la Coronación de Mosén Jor- formación del vergel primero, al que accede di de Sant Jordi, sí, porque hay también viaje- mediante el sueño, en lugar “espantable” en las visión, siguiendo a Dante, al que se cita . Como coplas 10 y ss . Camina por selvas (copla 25) . en otras ocasiones, el sueño adviene al alba: Se encuentra con Tiresias, adivino tebano, que E la nocturna escureza, le persuade de que sirva a Diana y no a Venus . como vençida, fuía En copla 44 de nuevo aparecen rasgos descrip- e sus péñolas cogía, tivos de los parajes selváticos en que anda ca- aunque sintiesse graveza; zando Diana . Hay un combate alegórico entre e commo Aligeri reza [Dante] Corazón y Razón, que precede al combate ale- do recuenta que durmió, górico entre los dos ejércitos . en sueños me paresçió En el Infierno de los enamorados hay visión ver una tal estrañeza . (copla II) dantesca y la descripción de ese trasmundo al Un prado de grand llanura que viaja el poeta (copla 12): un bosque, “sel- veía, con tantas flores vaje peligroso”, en el que irrumpe Hipólito, que que sus diversos colores persigue “un puerco que se ladrava”2 . En las co- ocultaban la verdura, plas 42 y siguientes se describe el infierno de odíferas sin mesura, enamorados, que visita de la mano de Hipóli- en torno del qual pasava to . Se trata de una directa imitación del Inferno un flumen que lo çercava dantesco . Los elementos naturales son hostiles: corriente con grand fondura . (copla III) bosque cerrado, selva, parajes indómitos . En El Sueño poco se dice, pero hay vergel La Fortuna que non çessa, y visión de trasmundo . siguiendo el curso fadado, En este sueño me vía en una montaña espessa, un claro día e lumbroso, separada de poblado,

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me levó, como robado, nin Petrarcha qu’escrivió fuera de mi poderío; de triunphal gloria mundana . así qu’el franco alvedrío Ya passava el agradable me fue del todo privado . (copla I) mayo, mostrante las flores, En la Defunsión de don Enrique de Ville- e venía el infernable na estamos ante un nuevo viaje inopinado, y junio con grandes calores; ante esa naturaleza hostil, a que se alude tras la inçessantes los discores invocación numinosa a Apolo . Su modelo, la de melodïosas aves, Commedia de Dante, resulta patente: unisonus, muy süaves Al tiempo e a la hora suso memorado, triples, contras e tenores . (coplas I y II) assí commo niño que sacan de cuna, Y se interna en una floresta de frescos e non sé fatalmente o si por fortuna, verdes prados, donde topará con pajes de la me vi todo solo al pie de un collado diosa del amor, poco antes de que pase por allí selvático, espesso, lexano a poblado, el cortejo triunfal de Venus y Cupido, al modo agresto, desierto e tan espantable, petrarquesco . ca temo vergüeña, non siendo culpable quando por extenso lo havré relatado . (copla IV) Ju a n d e Me n a (1411-1456) En la finida se insistirá en este carácter de Coetáneo y amigo de Santillana -a pesar de sueño transportador a otro mundo: sus diferencias políticas- Mena compuso un Después del Aurora, el sueño passado encomiástico decir narrativo: La coronación del dexóme, levando consigo esta gente, Marqués de Santillana (extenso poema, cuyas es- e vime en el lecho tan incontinente, trofas el propio Mena comenta en prosa), que commo al pie del monte por mí recontado . supone también una visión de trasmundo, pues Y sube por una estrecha senda, la única el protagonista es paseado por los infiernos, que aparece a sus ojos, y que le guía por para- pero ahí no hay una especial presencia del ele- jes terribles, poblados de fieras y vestiglos . En mento natural . Sin embargo, una vez abando- lo alto del monte, tras una penosa ascensión, na las moradas infernales, mediante un nuevo encontará el túmulo de su amigo don Enrique sueño, aparece en una selva que debe atrave- de Villena, a quien lloran las nueve musas . sar . El propio Mena, en la glosa, dice significar En el Triunphete de Amor, compuesto a con la ascensión del monte la consecución de imitación de los Trionfi de Petrarca, hay algu- la sabiduría . Una vez en la cima del monte se na referencia a un ámbito -amoenus- especial, encuentra en un lugar paradisíaco, morada de caracterizado por verdes prados, una floresta y los “bienaventurados”: poetas y musas . una fuente . Aquí no parece haber viaje a tras- Vi los collados monteses mundo, pero hay una ambigüedad, pues el plantados por los reguardos poena nos dice que lo que vio no lo han visto de sus faldas e traveses, ojos humanos: altas palmas e çipreses Siguiendo el placiente estilo e çinamomos e nardos; a la deesa Diana, e vi cubiertos los planos passada o çerca d’enfilo, de jaçintos e platanos la ora meridïana, e grandes linaloeles, vi lo que persona humana e de çedros e laureles tengo que jamás non vio, los oteros soberanos . (vv . 321-330)

2 Se “escondía”, como muy bien demostró Fernando González Ollé, “Ladrar2, un homónimo inadvertido, y la etimología de adra, adrado y adrar”, Voces, 4, 1993, 67-80 .

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En la estrofa siguiente aparece un ele- principales de estas alegorías y viajes a ultratum- mento típico, la fuente, aquí con un significa- ba . Son, fundamental y simultáneamente, dos: el do muy preciso, la sabiduría, según comenta Roman de la Rose y la Commedia de Dante . extensamente el propio Mena: Del Roman de la Rose me interesa ahora Vi una muy clara fuente solo a la primera parte, los aproximadamen- en medio de una floresta te cuatro mil versos que compone Guillaume del teatro tan plaziente, de Lorris hacia 1230-12403 . Jean de Meung, guarnida de rica gente cuatro décadas más tarde, muerto ya el primer en aparato de fiesta; autor, dará extensa continuación y final al in- vi la linfa que manaba acabado texto de Lorris . muy linpia, que non estava Se trata de una alegoría típicamente me- contaminada de frondas, dieval, en perfecta continuidad con la Tardoan- nin fueron tales las ondas tigüedad . Pienso, en concreto, en La consolación do Salmaçis se bañava . (vv . 331-340) de la Filosofía de Boecio y en Prudencio, autor El Laberinto de Fortuna es el mayor y más de la Psychomachia, combate entre los vicios y complejo poema de Mena, todo él alegórico . No las virtudes que funcionará como modelo lite- obstante, ahí predominan sobre los elementos rario durante más de un milenio . naturales el concepto y los personajes que Mena El argumento del Roman de la Rose es sen- -al modo dantesco- ve en su itinerario de mano cillo: el caballero protagonista se ve transpor- de la Providencia . No falta, sin embargo, el viaje tado en una visión o sueño a un jardín ma- o traslado al otro mundo que, en este caso, apa- ravilloso, en el que se custodia la Rosa . Todo rece en primer lugar como un desierto: lo que nos cuenta Guillaume de Lorris es el No bien formadas mis bozes serían progresivo acercamiento del caballero a la Rosa quando robada sentí mi persona, -obviamente, la amada- y su fracaso en el pri- e llena de furia la madre Belona mer intento de conquistarla . Tan solo puede me tomó en su carro que dragos traían, obtener de ella un beso, tras lo cual es repelido e quando las alas non bien remecían por una serie de personajes, todos ellos me- feríalos ésta con duro flagello, tafóricos . ¿Qué atractivo podía presentar esta tanto que fizo facerles tal vuelo alegoría para los lectores-oyentes de mediados que presto me dexan adonde querían . (copla XIII) del siglo XIII? Como el roman courtois y como Así me soltaron en medio d’un plano, la poesía de trovadores y de troveros, en el tex- desque ovieron dado conmigo una buelta, to se expone pormenorizadamente el código como a las vezes el águila suelta de conducta caballeresco, la fin’amors o amor la presa que bien nol finche la mano . cortés . De algún modo, el Roman pudo funcio- Yo de tal caso mirable, inhumano, nar como un ars amandi, del tipo del De amore falléme espantado en un grand desierto, del poco anterior Andreas Capellanus . do vi multitud, non número çierto, Me interesa ahora fijarme sobre todo en en son religioso e modo profano . (copla XIV) dos momentos de la narración: al principio, E toda la otra vezina planura donde el protagonista describe desde fuera el estaba çsercada de nítido muro, jardín . Y a mitad de la narración, donde vuelve así transparente, clarífico, puro, a la descripción, ya desde el interior, del jardín que mármol de Paro parece en alvura . . (copla XV) de Solaz, en cuyo centro se encuentra la Rosa, Vistas estas muestras de la presencia de protegida por unos setos espinosos . elementos naturales más o menos simbólicos al El acceso a ese ultramundo -que el protago- comienzo de alegorías en decires narrativos cua- nista presenta como real, apelando a la autoridad trocentistas, es preciso recordar las dos fuentes de Macrobio- tiene lugar a través del sueño:

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El vigésimo año de mi vida -a la edad en que ave canora por excelencia, el ruiseñor . En esa Amor cobra peaje a los jóvenes-, me había estación propicia a la alegría, a la juventud y al acostado una noche y me dormí profunda- amor experimenta la ensoñación que da lugar mente . Tuve un sueño hermosísimo, que me a toda la novela . Los primeros elementos natu- gustó mucho: en él no hubo nada que des- rales con que topa son el canto de los pájaros y pués no haya ocurrido tal como se me pre- los jardines que empiezan a florecer (cfr . págs . sentó . Quiero ahora contarlo en verso para 46-47) . En su paseo matinal topa con un río, alegraros los corazones, pues así me lo ordena ancho pero no profundo, de corriente y Amor . Por si alguien desea saber cómo quiero todo él agradable, en el que se refresca y lava que se llame el libro que empieza aquí, es el la cara . Sigue el curso del río por la orilla y se Libro de la Rosa, en el que se contienen todas encuentra ante un jardín cercado por un muro, las artes de Amor . (págs . 42-43) decorado con imágenes de vicios, antítesis de Un poema amoroso, destinado a trans- las virtudes corteses: Malquerencia, Felonía, mitir (aunque el texto esté inacabado, Lorris Codicia, Avaricia, Envidia, Tristeza, Vejez, Hi- anuncia la consecución de la Rosa) el joi de pocresía y Pobreza . En una detenida ékfrasis quienes aman y son correspondidos, no podía describe el porte de cada una de estas criaturas empezar sino en la estación propicia y en un que están representadas en la parte exterior del locus amoenus . El tópico es antiguo, casi tanto muro; es decir, excluidas del jardín en el que, como la tradición literaria occidental, pero no como no podía ser de otra manera, el protago- por reiterado carente de un profundo signifi- nista, aun sabedor de que nadie lo ha hollado, cado: hay correspondencia entre el entorno quiere entrar (cfr . pág . 66), aunque todo lo que natural, la creación, y las vivencias más ínti- sabe de él es que ahí se asientan todo tipo de mas del ser humano . Al amor corresponde la aves canoras, cuyas melodías le llegan por en- primavera; al desamor, el invierno . cima de los muros: Me parecía que era mayo, hace por lo menos El lugar era precioso . Le daría las gracias a cinco años; era por mayo, tiempo de amor y de quien me llevara dentro mediante escalas gozo, tiempo en que todo se alegra: los arbustos o escaleras, pues a mi parecer, no se podría y los setos se adornan y cubren de hojas en el encontrar un gozo o una alegría semejantes a mes de mayo; los bosques recobran su verdor, las que había en aquel jardín: el lugar no era pues durante el invierno habían estado secos, y esquivo ni tacaño a la hora de albergar aves, la misma tierra [nótese la personificación] siente y nunca hubo un sitio tan rico de árboles y orgullo por el rocío que la moja, y olvidando la de pájaros cantores, pues allí había tres veces pobreza en que estuvo sumida en el invierno, se más que en el reino de Francia (pág . 66) hace tan presumida que quiere tener un vesti- No hay entrada en el jardín . Solo un por- do nuevo: no le resulta difícil hacerse elegantes tillo al cual, tras mucho llamar, sale Ociosa, vestimentas, pues tiene cien pares de colores: la amiga de Solaz, el dueño del jardín, que intro- hierba y las flores, violetas, azules y de muchos duce al protagonista en ese espacio maravillo- tonos distintos, tal es el vestido con el que se so y le explica que en ese lugar solo caben los embellece la tierra . (págs . 44-45) que tienen el ánimo alegre: A continuación, nos habla de un elemen- Sin decir nada más, entré en el vergel por la to que no puede faltar en el lugar ameno-lírico: puerta que me había abierto Ociosa; cuando el canto de los pájaros y, especialmente, el del estuve dentro, me sentí alegre, contento y go-

3 Nótese que el manuscrito de la BNE editado por Alvar había pertenecido al Marqués de Santillana, en cuyos decires na- rrativos nos hemos detenido . Alvar asegura no obstante que el verdadero éxito y difusión del Roman de la Rose sobrevino a partir de la continuación de Jean de Meung, bastante distinta en tono y estilo .

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zoso; me consideraba en el Paraíso Terrenal, y hayas, rectos avellanos, álamos y fresnos, ar- tenedlo por seguro: el lugar era tan agradable ces, altos abetos y robles . ¿Qué más os puedo que semejaba cosa propia del espíritu, y -se- decir? (págs . 112-113) gún me parecía- en ningún paraíso se podría El vergel es efectivamente un huerto, un estar tan bien como en el vergel que tanto me jardín, no un espacio natural y silvestre . Aquí gustaba . (págs . 76 y 77) la belleza tiene mucho que ver con la selección, Tras enumerar pormenorizadamente las con una mano civilizadora, cultivadora . Si nos aves que alegran el jardín con sus cantos, y imaginamos el vergel descrito por el protagonis- dejando para más adelante la descripción del ta, nada más lejos de un jardín francés o inglés: vergel, el protagonista habla de Solaz y su sé- se trata de un lugar más ubérrimo que agrada- quito, que danzan alegres en corro: acompa- ble a la vista . No importa, lo más característico ñan a Solaz y al dios de Amor, Alegría, Dulces de este jardín es su fecundidad, su riqueza, su Ojos, Belleza, Riqueza, Generosidad, Franque- abundancia, su artificio (ha sido cuidadosamen- za, Cortesía, Juventud y la propia Ociosa . Son, te poblado), acorde con el optimismo vital de claro, compendio de cortesía y amor puro, jus- quienes lo habitan, sirviendo al Amor . to lo contrario de lo que aparecía representado Los animales que lo pueblan, no son fie- en la parte exterior de la cerca . ras salvajes: hay gamos, corzos, ardillas y cone- Presentados los personajes que van a ser jos, animales todos al servicio, de un modo u decisivos en su aproximación a la Rosa (al otro, del hombre . Y no faltan, claro, las frescas Amor), vuelve al vergel, que describe en los corrientes de agua viva: siguientes términos: Gracias a los manantiales crecía allí hierba su- Era un jardín perfectamente cuadrado, igual de ficiente . Pero el lugar estaba embellecido, ade- largo que de ancho . No hay árbol que se cargue más, por la abundancia de flores que había allí de frutos -a no ser que fuera un árbol desprecia- siempre [nótese de nuevo el carácter portentoso ble-, del que no hubiera dos o tres ejemplares, o del lugar], en invierno y en verano: hermosas incluso más, en el huerto: había manzanos, bien violetas recién abiertas, frescas y tiernas; flores lo recuerdo, con abundantes manzanas rojas, blancas y rojas, y muchas variedades de flores que son buena fruta para los enfermos; había amarillas . Aquella tierra era bellísima, adorna- numerosos nogales, que cuando llegaba la sa- da y salpicada de flores de distintos colores y zón se llenaban de nueces moscadas, que no son de extraordinario olor . (págs . 115-116) amargas ni insípidas; abundaban los almendros Y abandona, que no concluye, la descrip- que habían sido plantados en el vergel; quien ción, consciente de la inefabilidad de lo que las necesitara, encontraba allí muchas higueras quiere expresar: “Me voy a callar, pues me sería y numerosas palmeras de dátiles . Había en el imposible cantar toda la belleza y la gran her- vergel diferentes especias: clavo, regaliz, grana mosura del vergel” . del paraíso fresca, hierbaluisa, anís, canela y mu- chas otras especias agradables, que hacen que la Da n t e y l a Co mme d i a comida sea buena en la mesa . El celebérrimo comienzo del Inferno está en la En el vergel había árboles frutales cargados mente de cualquier poeta de los siglos XIV y XV: de membrillos y de melocotones, castañas, Nel mezzo del camin di nostra vita, nueces, manzanas y peras, nísperos, ciruelas mi ritrovai per una selva oscura claudias y negras, cerezas frescas rojas, serbas, che la diritta via era smarrita . . alisos y avellanas . El jardín estaba poblado de Dante no especifica si se trata de trasla- grandes laureles y de altos pinos; los olivos ción, sueño, viaje o visión . Abruptamente, se y cipreses abundaban en el vergel . También encuentra en un lugar portentoso, que le in- había olmos, frondosos y robustos, ojaranzos funde miedo, por lo desconocido, selvático y,

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De fictis n a t u r a l i b u s . La n a t u r a l e z a e n l a p o e s í a n a r r a t i v a c a n c i o n e r i l . sobre todo, oscuro . Tras la aparición de las fie- nes de lugares portentosos como la idea de un ras, que le infunden pavor, vendrá en su auxilio viaje a ultratumba, a trasmundo, por medio de el poeta romano por excelencia, Virgilio, que le una visión, arrebato o viaje con un guía . Las guiará a través de las moradas infernales . En descripciones parecen seguir más bien la im- las descripciones de las gradas y tormentos del pronta del Roman de la Rose . infierno, claro está, no tienen cabida los luga- res naturales amenos o maravillosos . Todo es Co n c l u s i o n e s oscuridad y aridez . Acabo mi aproximación a los elementos natu- No sucede lo mismo con el Purgatorio, en rales en la poesía narrativa cancioneril, conclu- cuya cima está el Paraíso terrenal, conformado yendo provisionalmente: como un vergel donde no cabe la imperfección, g Se describe el paisaje sobre todo en la ambien- regado por el Leteo y el Eunoe . En el canto XX- tación de poemas extensos de carácter narrativo . VIII se describe por boca de Matelda, su inter- g La presencia de elementos naturales posi- locutora . Tiene en común con las descripciones tivos, más o menos idealizados, tiene mucho ya vistas, la presencia vivificante de la fuente: que ver con las visiones de trasmundo . Debes saber que la campaña santa g Es particularmente llamativa la omnipresen- en que estás de semillas está llena cia de la fuente, de raigambre tanto bíblica como y fruta da que allí jamás se planta . grecolatina . Puede ser que su simbolismo sea No el agua de ninguna vena principalmente “vida”, “virtud”, “fecundidad” . en que vapor que cambia el frío vierta, g No falta, como en cualquier locus amoenus, cual río que la pierde y la almacena; el canto de los pájaros: es garantía de la bon- que sale de una fuente firme y cierta dad del lugar de trasmundo al que el poeta ha que tanto del poder de Dios rescata sido transportado . cuanto vierte, a los dos lados abierta . g El vergel al que accede el protagonista en (XXVIII, vv . 118-126) su viaje o visión está cerrado y defendido por La belleza del lugar es simbólica, no en un río-cava o foso: lugar protegido, al que solo vano se trata del Paraíso terrenal: la perfección pueden acceder los que están preparados, lim- y hermosura del lugar significa la inocencia pios, puros (los verdaderamente corteses) . En original de nuestros primeros padres . ese sentido, es paradigmático el baño de Dante Quizás los que de antiguo poetizaron en los ríos del Paraíso, el Leteo y el Eunoe, an- la feliz Edad de Oro y su ventura tes de entrar en el Paraíso . por el Parnaso este lugar soñaron . g Los lugares abiertos, en cambio, son selvá- Del hombre la raíz aquí fue pura; ticos (“salvajes”), incultos, adversos . . Simbo- siempre dio aquí sus frutos primavera; lizan el reino del desorden, del pecado, de la de este néctar nos habla su escritura . descortesía . (XXVIII, vv . 139-144) g La naturaleza tiene valor simbólico positi- En cambio, en el Paraíso prácticamente vo, merced a una sublimación de elementos desaparecen los escenarios naturales en favor naturales al servicio del hombre, civilizados, de una ambientación conceptual y abstracta, domesticados por él . más de acuerdo con el estado en que viven los g Finalmente, la presencia de lo natural en la bienaventurados, y también más de acuerdo poesía seleccionada obedece a una fuerte codi- con la inefabilidad del bien, que se resiste a ser ficación o estereotipo, que hace reconocible al reducido a expresión metafórica, a imagen . oyente el carácter de visión o de viaje de tras- No obstante, la presencia indudable de la mundo de la narración, así como su naturaleza Commedia en los poetas mencionados, intuyo alegórica, preparándolo así para la descodifica- que de Dante se toma no tanto las descripcio- ción e inteligencia de la alegoría . n

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