Errico Malatesta: La Vida De Un Anarquista” De Max Nettlau
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“Errico Malatesta: la vida de un anarquista” de Max Nettlau ERRICO MALATESTA* LA VIDA DE UN ANARQUISTA Max Nettlau NOTA EDITORIAL Editorial La Protesta, consecuente con su programa de divulgación de la literatura anarquista - de los hechos más sobresalientes de nuestro movimiento y de los actos realizados y de las idean sostenidas por los más preciados precursores del anarquismo-, ofrece o sus lectores una obra de un excepcional valor histórico. Para el movimiento revolucionario, desde los primeros pasos del internacionalismo obrero y de la organización libertaria del proletariado, Malatesta representa un papel de indiscutible importancia, tanto en el terreno de la acción como en el campo del pensamiento. Y es esa gran figura del anarquismo, que ocupa un considerable espacio en la historia de nuestro movimiento, la que nos presenta el campanero Max Netttau en el estudio biográfico que publica esta Editorial como una verdadera primicia en idioma español. El estudio histórico-biográfico hecho por Max Nettlau de la personalidad de Malatesta, puede servirnos de guía para estudiar el movimiento revolucionario de los últimos cincuenta años, no solamente en Italia -país que sirvió de escenario a las actividades subversivas de Malatesta y le ofreció el canal de su robusto pensamiento como animador del movimiento anarquista frente a las corrientes legalitarias del socialismo-, sino que también en Europa, amplio escenario donde tuvieron lugar las más reñidas batallas ideologías después de la escisión provocada por Marx y Engels en la Asociación Internacional de los Trabajadores. Max Nettlau, con ahínco y tenacidad, estudiando come sólo sabe hacerlo ese verdadero y casi diríamos único historiador del movimiento anarquista, ha logrando reunir una serie de episodios desparramados en la inmensidad del tiempo, todas característicos y que guardan relación directa con nuestro movimiento y con la personalidad de Malatesta. Por eso la biografía de Errico Malatesta, aún en la parte que señala rasgos personalisimos y se reduce a comentar acciones individuales del revolucionario que siempre supo entregarse todo entero a la causa de la emancipación humana, tiene- una estrecha relación con la historia del anarquismo y hasta casi podría decirse que nuestro movimiento revolucionario tiene en el libro de Nettlau una síntesis clara y elocuente de su desarrollo en Europa y América. No es necesario que abundemos en comentarios respecto a la personalidad de Malatesta, suficientemente perfilada por Nettlau, en esta nota editorial. Únicamente queremos señalar la importancia de esta obra -que será complementada con otros estudios biográficos de las grandes figuras del anarquismo, que irá publicando sucesivamente la Editorial La Protesta- pues significa para la propaganda anarquista en idioma español una contribución valiosa y de proficuos resultados para el desarrollo futuro de nuestras ideas. El programa trazado, se irá desarrollando paulatinamente, con el método y la ordenación adecuada a la índole de los trabajos que nos proponemos divulgar por medio del libro, labor que requerirá un trabajo intensivo de varios años. Pero los frutos de esta labor serán opimos para el molimiento anarquista. * Traducido del alemán, por D. A. de Santillán, revisado y aumentado por el autor. Editorial La Protesta, Colección Pensadores y propagandistas del anarquismo, Buenos Aires, 1923. 5 “Errico Malatesta: la vida de un anarquista” de Max Nettlau Avalórese, pues, por su verdadera importancia histórica, esta biografía de Malatesta escrita por Max Nettlau, y que ofrece -vertida directamente del alemán al español por Diego Abad de Santillán- la Editorial La Protesta. CAPÍTULO I PRIMERA JUVENTUD DE MALATESTA EN SANTA MARÍA CAPUA VETERE (1853-1870) Errico Malatesta nació el 4 de diciembre de 1853 en la pequeña ciudad de Santa María, que esta en el lugar de la antigua. Capua, a algunos kilómetros de la Capua moderna, de la fortaleza de Volturno, y algo más lejos del palacio de Caserta. Casi al mismo tiempo, en junio de 1853, pinta Gregorovius, más tarde historiador de la edad medía romana, aquella comarca en sus "Rómische Tagebüche": Saliendo de Roma, después de una noche en Velletri, los pantanos del Pentino son ahora un mar de flores. El paisaje en el cabo de Circe fascina... Por la noche en la hermosa Terracina meridional. El 20 penetramos en Nápoles. Desierta existencia en Fondi, donde pululan los mendigos. Muros ciclópeos. Floridos granados... Itri altamente pintoresca, con muchas torres y viejos muros. A mediodía en Mola de Gaeta, -vegetación exuberante de viñas y naranjos... Se atraviesa el Liris o Garigliano por un puente colgante cerca de Minturnae. Ruinas pintorescas-, antiguo acueducto. Por la noche en Santa Ágata… Las ciudades napolitanas son más alegres que las romanas; casas blancas por doquier, adornadas de risueñas flores. “Al día siguiente en Capua, ciudad hospitalaria situada en una rica llanura al borde del Volturno. Campestre plaza urbana con verdes árboles. Iglesias triviales. Muchos militares. Después de mediodía, sobre Aversa, a Nápoles. Llegamos aquí a las cinco y media de la tarde. Había un radiante arco iris sobre el Vesubio. Encantadora noche de luna en el golfo oscuro…” Capua tenía en 1860 una población de cerca de diez mil habitantes y una fuerte guarnición. Como centro administrativo de la provincia llamada Terra di Lavoro, pudo haber contenido una numerosa burocracia, abogados y terratenientes, cuyas grandes posesiones estaban en la rica llanura. Casería, por su parte, con el castillo de los Borbones y sus extensos dominios podía ser un teatro de la vida aristocrática y cortesana. Santa María, situada entre ambas (ahora de unos 30.000 habitantes) era entonces una ciudad rural de pequeños agricultores y comerciantes y además con muchos proletarios campesinos sin tierra; la rica llanura, la vecindad de las ciudades citadas y de Nápoles mismo, que no está lejos, despertaron a la pequeña ciudad de su aislamiento; ahora es el centro comercial de Campanía, bastante floreciente y absorbida por la vida de los negocios. Sería deseable que Malatesta mismo nos relatase cómo se desarrolló su primera niñez en esa entonces tranquila ciudad, pero que justamente en su juventud fue conmovida por agitados acontecimientos que se sucedieron en sus contornos. No sé si por las tradiciones y experiencias familiares y locales observó desde el principio el desbarajuste económico de los Borbones o si, como los hijos de familias algo acomodadas (su padre hubo de ser activo en el comercio) en que los intereses materiales están en primera línea, creció sin advertirla, pues para tales niños los problemas sociales, permanecen desconocidos muy a menudo. Pero cuando tenía de seis a siete años se desmoronó allí completamente el viejo sistema (1860). Entonces se había concentrado la atención de Europa, por corto tiempo, 6 “Errico Malatesta: la vida de un anarquista” de Max Nettlau en esa comarca; pues la guarnición de la Capua oficial había marchado contra la vieja Capua - su Santa Maria- que no otro que Garibaldi mismo había entonces ocupado, el cual empezó allí una reñida batalla y derrotó al enemigo atacante. Pronto fue sitiado el fuerte de Capua y debió entregarse. Un niño no olvidará nunca tales sucesos. El pudo comprobar el derrumbamiento de la vieja Italia por su repercusión en toda comarca todavía no contagiada desde La guerra de 1859, que después de Lombardía sacudió el viejo sistema en Módena, Parma, Toscana, Romaña, y más aun cuando en mayo de 1860, en un mes, Garibaldi arrancó Sicilia al reino borbónico, y Nápoles y el sur se le adhirieron automáticamente, y el 7 de septiembre entró casi solo en Nápoles recibido triunfalmente. El ejército borbónico poseía todavía los fuertes de Capua y Gaeta, y la región norte del Volturno. Las cosas sucedieron de modo que los garibaldinos, guiados por Turr, avanzaron justamente hasta Santa María, y desde el 15 de septiembre lucharon con la guarnición de Capua: unos veinte mil garibaldinos se encontraron frente a treinta mil realistas, y el 21 sufrieron su primera pequeña derrota en Cajazzo, al norte del Volturno. Entonces Garibaldi asumió personalmente la dirección, y la mañana del primero de octubre se presentó en Santa María, contra cuya ciudad se adelantaron, atacándola en la batalla de ese día, siete mil soldados de Capua. Costó mucho esfuerzo rechazar ese ataque general, pero se consiguió. Por consiguiente, Garibaldi no siguió bacía el norte. El 21 de octubre tuvo lugar el plebiscito que declaró la adhesión a la Italia de Victor Manuel, casi por unanimidad. Ahora invadió el ejército piamontés a Nápoles por el norte. Capua fue sitiada por los garibaldinos y piamonteses y capituló el 3 de noviembre, después de un bombardeo. El 7 de noviembre entró Víctor Manuel en Nápoles, que Mazzini había abandonado anticipadamente y Garibaldi dejó dos días después para volver a su isla de Caprera; para estos dos y para muchos de sus amigos había ya desaparecido el encanto de la aventura; se había deshecho el hechizo, mientras que grandes masas apenas se disponían a aprovechar el botín. Así, vieron, pues, Santa María y probablemente también Malatesta, -entonces de casi siete años de edad- más de seis semanas de verdadera guerra del pueblo, que en este caso fue extrínsecamente victorioso. Si bien siguieron pronto grandes desilusiones políticas y económicas de otra naturaleza, pudo crecer ahora, sin embargo, en otra atmósfera de liberación espiritual, pues cuando menos quedó derribado el dominio clerical y el despotismo estúpido y bárbaro que caracterizó