SigloSiglo nuevonuevo

NUESTRO MUNDO que yo también había comenzado a la- “Del hombre al chango” o “del hombre cada en ciertas ideas. Alguien me sugi- drar, ¡imagínese! Desde luego no tengo al perro”. rió la contratación de un motivador pro- nada en contra del lenguaje perruno, al ¿Por qué la gente se enorgullece de fesional, pero lo deseché. Creo que me contrario, cuando son moderados y afa- tener sangre azteca? Esos salvajes, esos caen mal por payasos y megalómanos. bles quiero a los perros, no así cuando bárbaros. Si tuviera que escoger, elegiría Aunque pensándolo bien, y ya que ladran por todo. Sin embargo, mi afecto a los mayas. Pero está claro, dicen, nues- no tengo dinero para contratar a tanto es- hacia ellos no llega a las alturas de que- tra sangre es azteca: una cabeza; un tro- pecialista que me rehaga la sesera, lo in- rer robarles el lenguaje. Pero sí, admito, feo. Pero hoy no estoy para elucubracio- tentaré sola, con la misma alma de siem- con vergüenza, que más de una vez los nes de origen histórico, lo único que quie- pre y, por supuesto, sin decir “¡guau!”. ro es dejar de escuchar tanto ‘guau’. ¿O Correo-e: [email protected] qué?, al rato estaremos maullando, graz- Lo único que quiero nando, gruñendo o piando. El ‘guau’ es una tara más que nos contagiaron los es dejar de escuchar gringos, porque de allá viene eso de la- tanto guau. ¿O qué?, drar; no saben cómo expresar asombro, Las palomas agrado o aceptación. al rato estaremos de

maullando, graznando, Frino gruñendo o piando ¶ a hemos hablado en este espacio del Ytrabajo de Norah Jones, hoy quisie- he imitado. Recuerdo: me contaban no ra referirme a su disco más desconoci- sé qué suceso supuestamente extraordi- do, un disco hecho por el gusto de sonar nario, y yo contesté con un “¡guau!”. ¡Qué como texanos del campo. vergüenza! Créame, esto ya se está vol- Muy bien camufl ada tras el nombre viendo una epidemia. Lo raro es yo no de una anónima banda, la hija más her- me contagié de los canes sino de las per- mosa del trae 13 nuevos sonas, y, desde luego, de la televisión. mandamientos digitales envasados por Porque hasta en los programas cultura- Milking Bull Records. Homónimos son les de televisión no falta el sorprendido el compacto y la banda: The Little Willies. que se pone a ladrar una y otra vez. Ha- Cuentan ellos que todo empezó como ce unos días, en un noticiero, una mujer unas intensas ganas de palomear sus ro- indígena hablaba de un parque ecológi- ¿Alguien sabe cómo hacer para que las favoritas en un bar, allá por dosmil- co de una manera tan elocuente y sabi- en mi testa no entre tanta estupidez, o trés. The Living Room, en Nueva York, honda que de momento me llené de un al menos que una vez que la basura esté ofreció la cancha, las porterías y el ba- orgullo ajeno, mismo que no duró gran dentro de la cholla, ésta se pueda des- lón para la cascarita. Sólo faltaba invi- cosa porque se cayó al instante en que a- terrar, o descerebrar? Ojalá tuviera un tar a la bandera. Los elegidos fueron Lee quélla no supo manifestar la gran satis- experto en Feng Shui, uno que diga el Alexander en el bajo, Jim Campilongo facción que el proyecto le provocaba más lugar exacto en que deben ir los espejos en las liras eléctricas, Santa Norah Jones que con repetidos “¡guau!”. para que no me identifique con cual- tocando el piano y cantando, Richard Ju- Porque por sus ladridos los conoce- quier papanatas. Sí, que me diga en qué lian en la voz principal. Además, Dan réis, por la repetición de frases tontas, sitio se deben colocar las entradas de Rieser fue el comisionado para tocar la por hablar, babosamente, en tercer per- luz para que en el cerebro ésta sea real batería. Pronto se dieron cuenta de que sona de sí mismas y por los anuncios fa- y efectiva. Que sugiera dónde colocar el todos ellos compartían influencias co- llidamente alambicados de Peña Nieto, mobiliario hecho sesos, es decir, las i- munes; a todos les latían las rolas de Wi- por los chismes que no pedí, por la en- mágenes de personas y las actividades; llie Nelson y de . De allí vidia que mueve montañas, por todo lo que las coloque de tal manera que dejen tomaron el nombre, Los Pequeños Wile- que nos vuelve menos propositivos; por espacios amplios para que no se obstru- baldos. Cuando acordaron ya habían pa- todo ello, busco el paquete económico ya el movimiento de ideas. Quizá tam- sado seis horas roleando. Por hoy ya es- de remodelación cerebral, uno que evi- bién debería ocupar los servicios de un tuvo bien, pero luego le seguimos. te la carrera a la regresión del animalis- sicoanalista para que eche de mi coco Serían promesas de borrachos o no, mo. Busco que no se fortalezca la teoría todo el polvo añejo y que me deje libre todos quedaron de verse allí cada vez de la involución que decía Nietzsche: de taradeces que me tienen enmante- que se pudiera. Dos de ellos, Norah

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