Las Huellas En La Tierra Anuario 2016-2017 Intervenciones En Fosas Comunes Del Franquismo En Andalucía
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Las huellas en la tierra Anuario 2016-2017 Intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía Juan Miguel Baquero Las huellas en la tierra Las huellas en la tierra Anuario 2016-2017 Intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía Juan Miguel Baquero Eres una mariposa de hielo, bella, plácida, transparente, que se derrite al levantar el vuelo. Edita: Consejería de Presidencia, Administración Local y Memoria Democrática Colabora: Extra! Comunicación © De los textos: Juan Miguel Baquero © Del prólogo: Francisco Ferrándiz © De la presentación: Manuel Jiménez Barrios © De los artículos: sus autores © De las fotografías: Juan Miguel Baquero © De la fotografía de J. M. Baquero: Ana Ordaz © De las imágenes de las páginas 67, 69, 139-163: respectivos equipos técnicos Diseño y edición gráfica: Juan Diego Bazán Gallego. [email protected] Primera edición: junio de 2018 Depósito legal: SE 1093-2018 Imprime: Servicio de Publicaciones y BOJA Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimien- tos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titu- lares de los derechos de la misma. Sumario pág. 11 Prólogo 13 Presentación 15 Introducción 16 Fuentes de Andalucía 24 Benamahoma 32 Álora 42 Huelva 48 Palomares del Río 60 La Puebla de los Infantes 70 Guadalcanal 76 Monturque 84 Guillena 90 Castro del Río 100 Nerva 106 San Fernando 118 Guadalcázar 124 El Coronil 130 Camas 138 Cártama 142 Villanueva de la Concepción 148 Colmenar 152 Marmolejo 158 Villaverde del Río 164 Lucena 176 Puerto Real 182 Artículos a represión durante la guerra civil y el franquismo entender que ningún pacto de convivencia con vocación de Prólogo dejó tras de sí un paisaje de terror expresado en permanencia pretenda cimentarse sobre el olvido e impuni- decenas de miles de civiles asesinados, hom- dad de los crímenes del pasado. Por ello, a pesar de la incom- L bres y mujeres, enterrados en fosas comunes que prensión de algunos entornos sociales, se encuentren o no, fueron abandonados a su suerte durante décadas. No es un se acaben exhumando o no, el trabajo de memoria y de de- abandono casual. Aún hoy en día, estas fosas son la marca manda de justica en torno a estas fosas comunes es indispen- más ostensible de una suerte de apartheid funerario en el sable para profundizar y enriquecer el tejido democrático de que las personas ejecutadas durante la represión franquista nuestro país. no solo fueron excluidas de la comunidad de los vivos, sino Como en tantos otros conflictos, la represión de género también de la legítima comunidad de los muertos. Quedaron durante la guerra y la posguerra –que convirtió el cuerpo de sepultados, parafraseando a David Lowental, bajo la tierra de las mujeres en otro campo de batalla en el que el fascismo se un «país extraño» en el que la ejecución y el entierro en la fosa amplificaba con el sexismo más rancio y violento–, fue espe- se prolongaba en una suerte de pérdida de ciudadanía. cialmente desoladora. Este Anuario quiere enfatizar la aflic- Resulta sorprendente que sesenta, setenta u ochenta años ción y lucha específicas de las mujeres que padecieron las después de la guerra, y más de cuarenta años desde la muerte consecuencias de la derrota en la guerra. Aparte de las eje- del dictador, las fosas comunes continúen manteniendo vi- cuciones y de la represión que afectó de manera genérica a vos rescoldos del aura de represión, estigma y miedo que las muchas de las personas que defendieron la República, las produjo en primer lugar, y que los procesos memoriales que mujeres sufrieron agresiones sexuales, encarcelamientos y emergen en torno a ellas incomoden sobremanera en algu- una multiplicidad de humillaciones públicas que las marca- nos sectores de la población y de la clase política, o aún ge- ron para siempre. Las supervivientes tuvieron que afrontar el neren ansiedad y miedo en otros. Que las fosas sigan estando escarnio, esconder sus duelos, sortear la miseria y multiplicar tan vivas y provoquen reacciones en ocasiones viscerales es los cuidados. Para construir un país más justo y solidario en- una demostración palpable de su eficacia como dispositivo raizado en el conocimiento crítico del pasado, la experiencia de represión, aún a día de hoy. de las mujeres que experimentaron la guerra y posguerra en Uno de los hechos más desesperanzadores que el pro- los parajes más sórdidos de una España en ruinas ha de ocu- ceso de exhumaciones de fosas de las dos últimas décadas par un lugar central en la memoria de la represión. nos ha mostrado es la enorme dificultad para cultivar un de- bate en profundidad sobre la guerra y la dictadura, sobre sus Francisco Ferrándiz consecuencias y heridas, incluso a largo plazo. Es difícil de Antropólogo social y cultural (CSIC) Intervenciones en fosas comunes 11 del franquismo en Andalucía a búsqueda de la verdad y la reparación de las El impulso dado en los últimos años en Andalucía a las in- Presentación víctimas y familiares de la represión franquista tervenciones arqueológicas en fosas comunes viene a demos- es una prioridad para el Gobierno de Andalucía, trar que la apuesta memorialista es una realidad palpable. L consciente de que una sociedad madura y demo- Este Anuario, Las huellas en la tierra, recoge el testigo crática tiene la obligación de saber qué ocurrió durante los del anterior, Que fuera mi tierra, un proyecto pionero que le- duros años de la dictadura. vantó acta de estas actuaciones y de los relatos de vida que Las andaluzas y los andaluces hemos sabido defender un emergen al abrir la tierra. En Las huellas en la tierra apare- relato colectivo de apoyo y de reivindicación de la dignidad de cen un total de 21 trabajos realizados durante los años 2016 quienes dieron su vida por sus ideas y por la democracia. Es y 2017. por ello que las políticas de memoria forman parte del ADN Buscar a los desaparecidos y atender las legítimas peticio- del Gobierno andaluz y son, pues, un compromiso firme. nes de sus familiares no es más que cumplir con el deber de Sabemos también que se ha llegado tarde a la reparación Estado. Y Andalucía ha asumido esta obligación porque siem- debida y que, incomprensiblemente, décadas después, nues- bra futuro y respeta los derechos humanos más elementales. tro país sigue sembrado de fosas comunes, lo que no deja de En definitiva, lo que sigue es un trabajo en el que se con- ser una anomalía en Europa. juga el periodismo de investigación con la sensibilidad y el Debemos, por tanto, afrontar de una vez la inmensa tarea rigor en la materia y que, además, incorpora un aspecto funda- de los desaparecidos forzados. Debemos leer bien, desde un mental y necesario: el homenaje y reconocimiento a la mujer. relato verídico y asumido por todos y todas, las páginas más La represión franquista fue especialmente encarnizada oscuras de nuestra historia reciente, porque sólo así podre- con las mujeres, por ello la tarea de reparación debe tener mos evitar que se repita la ignominia. una mirada femenina, aspecto en el que también estamos fir- En este camino, Andalucía avanza con paso firme desde memente comprometidos en nuestra apuesta por una Anda- hace años, con una normativa específica que ha alcanzado su lucía justa y reparadora. Una Andalucía con Memoria. cénit a partir de la Ley de Memoria Histórica y Democrática. Una Ley que ayuda en la consecución de la verdad, la justicia Manuel Jiménez Barrios y la reparación como un instrumento transversal que atiende Vicepresidente de la Junta de Andalucía y a las recomendaciones de Naciones Unidas pero, sobre todo, consejero de Presidencia, Administración Local de las propias reivindicaciones de una sociedad democrática. y Memoria Democrática Intervenciones en fosas comunes 13 del franquismo en Andalucía No se van a librar por más que berren y pataleen». mejor libro periodístico 2016–, el nuevo anuario andaluz de in- Introducción Las arengas genocidas del golpista Queipo de Llano tervenciones en fosas comunes atestigua la cruel permuta de resuenan a cada palmo de tierra. Es el eco de la ig- la esperanza republicana por el desolador paisaje del fascismo. « nominia. La herida que Andalucía aún cicatriza. Como metáfora de un tiempo que canjea deseos por ba- La insaciable represión del franquismo adopta un trata- las. Como una suerte de caricia literaria que navega desde el miento especial contra la mujer. Violación, tortura, escarnio rastro de la resistencia hasta los puertos evocadores, y trági- público, desprecio, olvido y, por supuesto, asesinato. Los re- cos, del empuje democrático que quiso cambiar, a bien, el beldes no dudan en usar el cuerpo femenino como campo de rumbo de España. batalla. Las «rojas» quedan expuestas a los más turbios pasa- Con este trabajo acompaño los vestigios de quienes tuer- jes del terror. cen el brazo al patriarcado y ganan espacio en las primerizas La imagen con la que arranca Las huellas en la tierra es calles de la igualdad. Porque señala la deuda viva con todas un homenaje a todas las mujeres. Una dedicatoria que reco- las represaliadas, con todas las mujeres que sufrieron en sus rre cada página de este libro. Porque la memoria de este pue- carnes las muchas caras del afán represivo franquista. Porque blo nace de la dignidad más absoluta. Y los zapatos de tacón seguimos caminando. Y porque Las huellas en la tierra siguen ajados por décadas de penumbra son el espejo en el que des- creando memoria contra el olvido y la impunidad.