Crónica De La Recepción De Heidegger En Hispanoamérica
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View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk brought to you by CORE provided by Universidad Industrial de Santander: Revistas Institucionales UIS Crónicacrónica de la recepción de la de heideggerrecepción en hispanoamérica de heidegger en hispanoamérica ARMANDO MARTÍNEZ GARNICA a recepción del pensamiento buen número de filósofos españoles por la de Martin Heidegger en His- circunstancia de la guerra civil de su patria: panoamérica se inició, como hombres como José Gaos, José Ferrater L podría esperarse, entre el Mora, Juan David García Bacca y Manuel grupo de filósofos que, por García Morente fueron dinámicos agentes en su formación en Alemania, podían leer du- la tarea de introducción de la filosofía alema- rante los años treinta del siglo XX los textos na en México, Venezuela y Argentina, no sólo del profesor de Friburgo en su lengua origi- por el conocimiento que traían de la lengua nal. Comparados con sus colegas españoles, alemana, sino por su actividad magisterial. los filósofos latinoamericanos mostraron un A las traducciones de los mayor entusiasmo y una auténtica devoción transterrados españoles se sumaron las de los en la recepción de Sein und Zeit. Así fue jóvenes hispanoamericanos que pudieron como John Lawrence Groves pudo reseñar, a asistir a los cursos de Heidegger en Alemania, finales de la década de los años cincuenta de tales como los peruanos Alberto Wagner de ese siglo, la significativa influencia que para Reyna y Víctor Li Carrillo, los argentinos entonces tenían los escritos heideggerianos Carlos Astrada y Osvaldo Pugliese, el italo- entre ellos1. Sus conclusiones pueden guiar- mexicano Alejandro Rossi y el colombiano nos en el empeño de identificar a estos acto- Rafael Gutiérrez Girardot. La primera edi- res de la recepción y a los medios de ción castellana de Sein und Zeit, aparecida en divulgación que facilitaron el asedio, como 1951 en México, abrió definitivamente la decía Eugenio Imaz, de unos textos difíciles puerta al lector no especializado que se inte- de entender para el lector común. resaba por la recepción de las ideas funda- La rapidez de la recepción hispa- mentales del filósofo alemán. En ésta, no noamericana2 pudo haber sido propiciada obstante, pueden reconocerse varias lecturas. por el “movimiento fenomenológico” que ya La primera de ellas, pese a la pregunta meta- existía a comienzos de la década de los años física expresamente manifestada por treinta, constituido por la tradición de lectu- Heidegger, fue una lectura existencialista: tal ra de los escritos de Max Scheler, Edmund es el sentido de la temprana recepción argen- Husserl y Nicolai Hartmann, de tal manera tina (Carlos Astrada, José Salas Subirat, Lo- que se reconoce en esta “escuela alemana” el renzo Carnell), de algunos mexicanos mayor poder de impacto en el pensamiento (Leopoldo Zea y Luis Villoro) y del cubano 102 filosófico hispanoamericano después de si- Humberto Piñera Llera. Una segunda lectura glos de influencia casi exclusiva de la escolás- “ecléctica” combinó la aceptación de algunas tica. En ello tuvo su parte el ascendiente que ideas con el rechazo de otras, bien para sobre ellos ejerció José Ortega y Gasset y la reelaborar un pensamiento católico (A. labor divulgadora de su Revista de Occidente Wagner de Reyna, Oswaldo Robles, Ismael que comenzó a publicarse desde 1922. Esta Quiles S.J., Cayetano Betancur) o para iniciar influencia se tornó más próxima en la década una filosofía del “ser latinoamericano” siguiente por el exilio que se impuso a un (Samuel Ramos y José Romano Muñoz). Hay EDICIÓN 1 ■ 2006 historia 103 REVISTA DE SANTANDER crónica de la recepción de heidegger en hispanoamérica que reconocer también una oposición al pen- entrar por las casas de los hombres4. El entu- samiento heideggeriano, fundada bien en la siasmo por la “novedad alemana” hizo que conducta política del filósofo durante la dé- Gaos adquiriera de inmediato su ejemplar de cada de los años treinta (Alejandro Korn, Sein und Zeit, si bien sólo tres años más tar- Antonio Caso, José Vasconcelos y reciente- de comenzaría a leerlo con detenimiento. En mente Víctor Farías), o en argumentos filosó- la Revista de Occidente, que dirigía el propio ficos provenientes del neokantismo y otras Ortega y Gasset, no quedó registro alguno de fuentes: Francisco Romero, Francisco la lectura española del texto heideggeriano, Larroyo, Andrés Avelino García Solano, An- quizás porque el grupo de quienes podían tonio Gómez Robledo. leerlo en su idioma original a comienzos de Después de la divulgación de la los años treinta era muy reducido: el propio Carta sobre el humanismo se debilitó la lec- Ortega y Gasset5, su discípulo Xavier Zubiri, tura existencialista, predominando desde Eugenio Imaz, José Gaos, Juan David García entonces la lectura ontológica sugerida por Bacca y pocos más. De todos modos, Zubiri e Heidegger en sus cursos, la cual coexiste has- Imaz procedieron a traducir el texto ta hoy en compañía de la postura adversa a heideggeriano “¿Qué es la metafísica?”6, para su recepción, que no es más que una resisten- su publicación en la sexta entrega de la revis- cia a su lectura motivada en razones políti- ta madrileña Cruz y raya (1931). cas, no sólo los “antifascistas”, sino también Xavier Zubiri pudo asistir durante los “marxistas” que calificaban sus obras de los años 1931 y 1932 a los cursos impartidos “idealismo burgués”. Aquí solo ofreceremos en la Universidad de Friburgo por Heidegger, una breve crónica de la recepción del pensa- llegando incluso a compartir con el filósofo miento heideggeriano entre los filósofos his- sus paseos por el campo y las jornadas de panoamericanos más reconocidos, con el alpinismo. Al regresar a Madrid contagió con propósito de orientar a las nuevas generacio- su entusiasmo a José Gaos, quien para 1933 nes en su propia lectura de un pensamiento ya había empezado a traducir Sein und Zeit, fundamental legado por el siglo XX. recibiendo semanalmente en su casa la visita magisterial de Zubiri. Curiosamente, en las obras de Zubiri no ha quedado una clara El magisterio de los referencia de ese entusiasmo por Heidegger transterrados ni un desarrollo de las direcciones La noticia de la aparición de Sein ontológicas trazadas por aquel7. Pese a que und Zeit3, durante la primavera de 1927, no produjeron estudios particulares de los pudo conocerse casi inmediatamente en Es- temas sugeridos por Sein und Zeit, estos filó- paña gracias al seguimiento que algunos de sofos españoles siguieron con atención las sus filósofos más connotados estaban hacien- primeras exposiciones críticas del pensa- do de las novedades de la filosofía alemana. miento heideggeriano aparecidas durante la Don José Gaos recordaba que en 1930, cuan- década siguiente a su publicación. Así por do llegó de visita a Madrid, había encontrado ejemplo, José Gaos leyó los trabajos de Fritz 104 a José Ortega y Gasset conversando con el Heinemann8, Augusto Messer9, Georges poeta Jorge Guillén, en la tertulia de la Revis- Gurvitch10, Alphonse de Waehlens11 y Alberto ta de Occidente, sobre el significado de este Wagner de Reyna12 durante esa época. La libro de Heidegger. En esa conversación, Or- circunstancia de la Guerra Civil española tega y Gasset había sostenido que en el pen- detuvo la normalidad de la vida académica y samiento del filósofo de la Universidad de produjo el exilio de un buen número de pro- Friburgo “la filosofía visita a domicilio”, es fesores universitarios hacia Hispanoamérica. decir, que bajaba del cielo a la tierra para Con ellos se fortalecieron los espacios univer- EDICIÓN 1 ■ 2006 historia sitarios que la filosofía ya tenía en algunos Nicol, Eugenio Imaz, Luis de Recasens, Ra- países (México, Argentina, Venezuela), pues món Iglesia y Rafael Altamira. La editorial gracias al conocimiento de la lengua alemana Fondo de Cultura Económica y El Colegio de que aportaron contribuyeron decisivamente México –sucesor de los trabajos de la Casa de a la traducción de las obras de los pensadores España–, fueron sus espacios de trabajo pri- alemanes. Baste citar sólo algunos nombres vilegiados, una vez que algunos de ellos de estos exilados españoles que pusieron al abandonaron la idea del regreso a su patria y alcance del público hispanoamericano las se convirtieron en auténticos “transterrados”, obras de Heidegger (José Gaos y Juan David según la afortunada expresión de José Gaos. García Bacca), Dilthey (Eugenio Imaz), La cátedra de Filosofía instituida Marx, Hegel y Cassirer (Wenceslao Roces). por este último en la Universidad Nacional Autónoma de México fue el escenario privi- México legiado para la recepción del pensamiento El proyecto de constitución de La heideggeriano en este país13, pues fue allí Casa de España en la ciudad de México, un donde se forjó la primera versión castellana espacio académico ofrecido por el gobierno de dicha obra14. Este esfuerzo de traducción mexicano a los intelectuales españoles del de Sein und Zeit rindió sus frutos en 1951, 105 exilio interesados en proseguir los trabajos año en que salió al público gracias al Fondo que ya habían iniciado en la península, per- de Cultura Económica. Este hito es significa- mitió el agrupamiento de quienes dejarían tivo, pues la versión italiana15 apenas saldría una honda huella en la filosofía e dos años después de la de Gaos. Desde en- historiografía mexicana del decenio de los tonces han aparecido de la versión del FCE años cuarenta: José Gaos, Joaquín Xirau, por lo menos ocho reediciones en México y Juan David García Bacca, Juan Roura, María tres reimpresiones en Argentina, a la que se Zambrano, Joaquín çlvarez Pastor, Eduardo agrega una en España16. REVISTA DE SANTANDER crónica de la recepción de heidegger en hispanoamérica Eugenio Imaz pudo registrar en subvertidas profundamente por la Carta so- 1948, antes de la aparición de El ser y el tiem- bre el humanismo, propuso en cambio una po, la intensidad de la recepción mexicana asociación del pensamiento de Heidegger del pensamiento de Heidegger como “el es- con la poesía de Hölderlin: “La tragedia de pectáculo de la boga angustiosa que el Empédocles de Hölderlin me parece como el heideggerianismo está conociendo entre no- argumento principal del pensamiento de sotros”17.