MÚSICAS EN TIEMPOS DE GUERRA CANCIONERO (1503–1939) Francesc Cortès Y Josep-Joaquim Esteve MÚSICAS EN TIEMPOS DE GUERRA CANCIONERO (1503–1939)
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MÚSICAS EN TIEMPOS DE GUERRA CANCIONERO (1503–1939) Francesc Cortès y Josep-Joaquim Esteve MÚSICAS EN TIEMPOS DE GUERRA CANCIONERO (1503–1939) 6 Director de la colección: Gonzalo Pontón Gijón Consejo asesor: José Manuel Blecua Fàtima Bosch Victòria Camps Salvador Cardús Ramon Pascual Borja de Riquer Joan Subirats Jaume Terradas Imagen de la cubierta: Infantería. Banda de música. Zaragoza: Uriarte, 1937–1938. Recortable. Archivo personal de Lluís Carles Busquets i Campdelacreu © de los textos introductorios: Francesc Cortès y Josep-Joaquim Esteve, 2012 © de esta edición: Edicions UAB, 2012 Edicions UAB Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona Edifici A 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) Tel. 93 581 10 22 Fax 93 581 32 39 ISBN: 978–84–939695–3–0 Depósito legal: B–10.919–2012 Impreso por Novoprint Impreso en España – Printed in Spain No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Índice Introducción: «no cantarás en vano».................. 9 Ser: la consciencia de una identidad ...................... 11 Las canciones: cátedra de vagancia ....................... 15 La poesía se tiene que cantar ........................... 17 Cantar, susurrar, proclamar... gritar ...................... 18 Cantar un argumento ................................ 20 Nota sobre los textos................................. 22 1. Guerras rememoradas (1503–1686) «Paseábase el rey moro...» ......................... 23 2. Guerra de Sucesión (1702–1714) «Triunfa Felipe y tanto. Viva Carlos Tercero, viva».... 33 3. Guerra de la Convención (1793–1795) «Mambrú se fue a la guerra...» ..................... 61 4. Guerra de la Independencia (1808–1814) «Vivir en cadenas, cuán triste vivir». Himnos, seguidillas y fandangos contra los franceses ......... 69 5. Trienio Constitucional o Liberal (1820–1823) «El fuego del civismo electriza sus corazones...»....... 111 7 8 MÚSICAS EN TIEMPOS DE GUERRA 6. Las bullangas (1835–1843) «Forman dentro barricadas... los de fuera preparadas tienen mechas y granadas» ....................... 159 7. Guerras carlistas (1833–1840 / 1846–1849 / 1872–1876) Guerra y sangre demanda la España................ 177 8. Guerras de África (1859–1860 / 1893–1894 / 1909 / 1911–1927) «Guerra, guerra al audaz africano...» .............. 215 9. De La Gloriosa a la Primera República (1868–1874) ¡Abajo los Borbones! ............................ 237 10. Guerras de Cuba (1868–1878 / 1895–1898) «...ni Cuba es hermosa, ni dulce la caña» ............ 251 11. Guerra Civil (1936–1939) «Anda, jaleo, jaleo. Ya empieza el tiroteo»........... 269 Notas y noticias sobre las composiciones .................. 313 Bibliografía........................................ 341 Índice de poemas ................................... 347 Índice de primeros versos ............................. 351 INTRODUCCIÓN «No cantarás en vano» ¿Es peligroso cantar? ¿Una actividad tan poco punzante como entonar música, podría ser considerada igual de lesiva que esgri- mir un sable? El artículo sexto del Reglamento de la Sociedad Filarmónica de Barcelona (1841) —entidad que tenía por objeto el fomento de la música vocal e instrumental— disponía que «no se permitirá en el local de la Sociedad ninguna clase de controversia sobre asun- tos religiosos o políticos. Tampoco podrá la misma por ningún motivo tomar parte como corporación en asuntos de gobierno». De momento, algún fomento vocal ya estaba coartado. En 1821 se abrió en Francia un proceso judicial contra Pie- rre-Jean de Béranger por haber publicado una obra en dos volú- menes, titulada únicamente Chansons. Se le acusaba de ultrajar las buenas costumbres, la moral pública y la religiosa, de contener ofensas a la persona del rey, y de provocación pública por su ad- hesión a principios no autorizados por la ley. El abogado de la defensa basó su estrategia en minimizar los cargos argumentando que era una pérdida de tiempo por parte del jurado el tratar acer- ca de estribillos de canciones. Béranger fue condenado a tres me- ses de prisión y le impusieron una multa de 500 francos. En la cárcel de Sainte-Pélagie ocupó la misma celda que pocos días antes había dejado libre un célebre propagandista, Courier. Sólo dos años después, en Barcelona fue juzgado un clérigo al que se le acusaba de haber compuesto canciones absolutistas. 9 10 MÚSICAS EN TIEMPOS DE GUERRA ¿Conocía alguien a Béranger en España? Sabemos que Bar- bieri poseía en su biblioteca un ejemplar de la Musique des chansons de P. J. Béranger (1851). Uno de los escritores satíricos activos en Barcelona desde los años setenta del siglo xix, Guibernau —fir- maba con el pseudónimo C. Gumà—, fue considerado el «Béran- ger de Francia, el Trueba de España o el inmortal Clavé de Cata- luña, una gloria de la clase obrera». Antonio Trueba, el escritor de El libro de los cantares (1852), fue acusado de carlista, sin ningún fundamento, y le despojaron de sus cargos. Clavé sufrió también prisión, no directamente por sus cantos, pero sí por sus activida- des asociativas. Cantar en vano, es decir, sobre temas de religión o política, podía enviar al más ingenuo al destierro. Como mínimo. Las músicas para ser cantadas en tiempos de guerra son un mirador privilegiado. Los cantos y los himnos modelan las comu- nidades en un momento determinado de la historia; y a la vez su testimonio es un registro valioso sobre el que quedó impresa una marca de la memoria histórica. Unos materiales que, en aparien- cia, son deleznables y que además se crean a partir de elementos musicales y poéticos sencillos pueden ocultar sentimientos iden- titarios de toda la colectividad. Son el reflejo de aquello que en otros momentos exteriorizó un grupo social, el grito contenido, la proclama fervorosa y el relato desgarrador. Pueden ser la ima- gen calculada —no siempre espontánea— que una clase quería difundir. Ante su gesto grandilocuente o provocador podemos optar por una lectura crítica o simplemente dejarnos arrollar en retóricas aparentemente vacuas. ¿Dónde reside ese peligroso interés de las canciones de gue- rra? ¿Política, anticlericalismo, chanzas y chascarrillos, provoca- ciones... o exaltación patriótica? En 1903 Felip Pedrell publicó un artículo en La Vanguardia acerca de los himnos y las guerras, titulado «Músicas bullangue- ras». Tomó como hilo conductor el Himno a la guerra de África de Juan de Castro e intentó minimizar su recuerdo. Pedrell asevera- ba que «fue una música sin consecuencias. Todas las músicas bu- llangueras que hemos usado de cincuenta años a esta parte, no las han tenido tampoco […] porque aquí no ha habido, ni será posi- ble jamás que haya otro himno patriótico, aunque muy nacional, que el del trágala perro con modificaciones en la letra y en el modo de señalar, según las circunstancias». En 1921, cuando la guerra de Introducción 11 Marruecos recrudeció con el desastre de Annual, se volvió a pu- blicar el mismo artículo. Pedrell, en su valoración, mezclaba himnos con marchas, to- ques nacionales con músicas bullangueras patriótico-políticas. Su preocupación fijaba el punto de mira en un hecho que para no- sotros no tendría que ser anómalo: España estaba falta de un himno nacional con letra, a diferencia de lo que ocurría en Ale- mania o Rusia. El tono despectivo hacia las «bullangas patriótico- políticas» dejaba de por sí claro el problema que acuciaba después de las guerras de África y Cuba. En realidad, no es lo mismo un himno que un cántico, o sencillamente una canción de tema bé- lico. Su función emblemática es muy distinta. Descorazonado, Pedrell acababa su artículo con una visión pesimista: «Dejemos en clemente olvido todos esos tristísimos documentos de nuestras discordias, que no han debido de hacer gran mella en el alma nacional española […] nuestro país está condenado a trágala perro eterno. Dígalo sino la gritería de gentes que pasan este momento por mi calle vociferando trágala, Roma- nones, el trágala de última hora». Van a ser estos «tristísimos docu- mentos», precisamente, los que van a centrar nuestra atención; sin tanta tristeza, esperemos. Ser: la consciencia de una identidad Una de las características de todo cántico bélico es su capacidad de identificar a un grupo social. A través de un himno se mani- fiesta quiénes somos, y se distingue de los oponentes. El factor psicológico es enorme, posee un fuerte componente social que supera los límites de la música y de la significación del texto. Las poesías y las melodías dibujan un horizonte dentro del cual el individuo puede reconocerse. Fuera de ese límite, está «el otro». Partimos de la base de que la música significa, no es un men- saje neutro. Pero con unos límites marcados por el tiempo y el contexto histórico. Es una tarea casi abocada al fracaso intentar desentrañar el significado hermético de la música, pretender que se ha conseguido una decodificación absoluta. Aunque los textos nos permitan una narración, ésta se da «sobre» la música, no nece- sariamente «dentro» de ella. Las connotaciones que descubrimos 12 MÚSICAS EN TIEMPOS DE GUERRA en el lenguaje musical no poseen valor absoluto: el momento his- tórico y las vivencias sociales las dotan de significados variables. La identidad, a través de una poesía y de la música, se consi- gue sobre dos lenguajes —textual y musical— que actúan de for- ma diversa, y que poseen campos referenciales