El 1ero de Mayo, día de los diarias. Como esta ley no se cumplió Trabajadores. las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron. Llegada la fecha, los "Si Ud. cree que ahorcándonos puede obreros se organizaron y paralizaron eliminar el Movimiento Obrero, el el país productivo con más de cinco movimiento del cual millones de mil huelgas. pisoteados, millones que trabajan El episodio más famoso de esta lucha duramente, pasan necesidades y fue el funesto incidente de mayo de miserias, esperan la salvación... Si esa 1886 en la Haymarket Square en es su opinión: ¡Entonces ahórquenos!". Chicago: durante una manifestación Palabras de Augusto Spies, dirigidas contra la brutal represión de una al Juez Gary en el célebre proceso a los reciente huelga una bomba provocó dirigentes sindicales de Chicago. 21 de la muerte de varios policías. junio de 1886. Aunque nunca se pudo descubrir

quién fue el responsable de este

atentado, cuatro líderes En noviembre de 1884 se celebró en anarquistas fueron acusados, Chicago el IV Congreso de la juzgados sumariamente y American Federation of Labor, en el ejecutados. que se propuso que a partir del 1º de En julio de 1889, la Segunda mayo de 1886 se obligaría a los Internacional instituyó el "Día patronos a respetar la jornada de 8 Internacional del Trabajador" para horas y, si no, se iría a la huelga. perpetuar la memoria de los hechos

de mayo de 1886 en Chicago. En 1886, el Presidente de los Estados Esta reivindicación fue emprendida Unidos, Andrew Johnson, promulgó por obreros norteamericanos e, la llamada Ley Ingersoll, inmediatamente, adoptada y estableciendo las 8 horas de trabajo

1 promovida por la Asociación En 1954, la Iglesia católica, bajo el Internacional de los Trabajadores, mandato de Pío XII, apoyó que la convirtió en demanda común tácitamente esta jornada proletaria, de la clase obrera de todo el mundo. al declarar ese día como festividad de San José obrero. El Congreso de París de la Segunda Durante el siglo XX, los progresos Internacional acordó celebrar el "Día laborales se fueron acrecentando con del Trabajador" el 1º de mayo de leyes para los trabajadores, para cada año. otorgarles derechos de respeto, Desde 1890, los partidos políticos y retribución y amparo social. los sindicatos integrados en la En nuestro país el 1º de mayo es internacional han dirigido feriado nacional no laborable. manifestaciones de trabajadores en diversos países en petición de la jornada de 8 horas y como muestra de fraternidad del proletariado internacional.

Este origen reivindicativo y de lucha obrera se asocia con el 1º de mayo, cuya celebración ha pasado por diversos avatares según el país y su régimen político. En la actualidad, casi todos los países democráticos lo festejan, mientras que los sindicatos convocan a manifestaciones y realizan muestras de hermandad.

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Breve reseña trabajadores norteamericanos iniciaron una huelga en Estados Unidos. El 4 de

mayo al terminar un acto organizado por El 11 de noviembre de 1887 se los trabajadores de Chicago en el Haymarket Square la policía intentó consumó la ejecución de Albert dispersar a los presentes, fue entonces Parsons (estadounidense, 39 años, que una bomba que mató a un oficial e hirió a otros uniformados. Por el hecho periodista), August Spies (alemán, 31 fueron encausadas 31 personas de las años, periodista), Adolph Fischer cuales 8 anarquistas, terminaron en los tribunales, bajo el acoso mediático que (alemán, 30 años, periodista) y Georg pedía castigo ejemplar a los inmigrantes. Los procesados fueron declarados Engel (alemán, 50 años, tipógrafo). culpables, tres a prisión y cinco a la Louis Linng (alemán, 22 años, horca. José Martí cuenta la tragedia en tres de sus crónicas norteamericanas. carpintero) se había suicidado antes en su propia celda. A Michael Swabb

(alemán, 33 años, tipógrafo) y Clevelan creía que festejar el 1 de mayo Samuel Fielden (inglés, 39 años, en Norteamérica sería una manera de estimular desordenes sociales y reforzar pastor metodista y obrero textil) les un movimiento obrero de fuerte matriz fue conmutada la pena por cadena anarquista, por ello, como alternativa, respaldó a la llamada Noble Orden de perpetua y Oscar Neebe los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor ). (estadounidense, 36 años). Es por ellos que se instaura como día festivo en Estados Unidos, el primer lunes del mes de septiembre, se trata del “Labor Day”, como le llaman hasta los hispano parlantes y toma como motivo un desfile; celebrado el 5 de septiembre de 1882 en Nueva York por los mencionados “Caballeros”.

Resulta paradójico que fuera precisamente en la gran nación norteamericana, donde tuvieran lugar los acontecimientos que llevaran a las diversas organizaciones afiliadas a la Haymarket, explosión del 4 de mauo de Primera Internacional a tomar como 1886. El 1 de mayo de 1886, 200.000 fecha la del 1 de mayo, como día del

3 trabajador: Se trata de huelga en defensa de la jornada laboral de ocho horas que tuvo lugar en Chicago, en mayo de 1886 y que desembocó en los motines, estallidos de bombas y ejecución de obreros a manos del Estado.

Lo que entonces ocurrió, y tal vez sin conciencia plena de su trascendencia Señor Director de La Nación: universal fue descrito, comentado y profundizado por ese maestro del Ni el miedo a las justicias sociales, periodismo que fue José Martí, un ni la simpatía ciega por los que las comunicador que se supera a si mismo, intentan, debe guiar a los pueblos que comienza sus crónicas bajo el en sus crisis, ni al que las narra. embrujo de la xenofobia imperante para Sólo sirve dignamente a la libertad terminar denunciando la injusticia de la el que, a riesgo de ser tomado por que fue fuero víctimas los anarquistas su enemigo, la preserva sin muertos por el Estado. Nada mejor que temblar de los que la esta pluma que se rectifica, para contarnos lo que aconteció dentro del comprometen con sus errores. No movimiento obrero norteamericano en merece el dictado de defensor de mayo de 1886 . la libertad quien excusa sus vicios y crímenes por el temor mujeril de parecer tibio en su defensa. Ni merecen perdón los que, incapaces de domar el odio y la antipatía que el crimen inspira, UN DRAMA TERRIBLE por José juzgan los delitos sociales sin Martí Corresponsal del Diario La conocer y pesar las causas Nación. históricas de que nacieron, ni los impulsos de generosidad que los La guerra social en Chicago. producen. Anarquía y represión. El conflicto y sus hombres. En procesión solemne, cubiertos Escenas extraordinarias. El los féretros de flores y los rostros choque. El proceso. El cadalso. de sus sectarios de luto, acaban de Los funerales. Nueva York, ser llevados a la tumba los cuatro noviembre 13 de 1887. anarquistas que sentenció Chicago a la horca, y el que por no morir en

ella hizo estallar en su propio cuerpo una bomba de dinamita

4 que llevaba oculta en los rizos iracundo, no arrebatasen al espesos de su cabello de joven, su cadalso los siete cuerpos humanos selvoso cabello castaño. que creía esenciales a su mantenimiento. Acusados de autores o cómplices de la muerte espantable de uno de Amedrentada la República por el los policías que intimó la poder creciente de la casta llana, dispersión del concurso reunido por el acuerdo súbito de las masas para protestar contra la muerte de obreras, contenido sólo ante las seis obreros, a manos de la policía, rivalidades de sus jefes, por el en el ataque a la única fábrica que deslinde próximo de la población trabajaba a pesar de la huelga: nacional en las dos clases de acusados de haber compuesto y privilegiados y descontentos que ayudado a lanzar, cuando no agitan las sociedades europeas, lanzado, la bomba del tamaño de determinó valerse por un una naranja que tendió por tierra convenio tácito semejante a la las filas delanteras de los policías, complicidad, de un crimen nacido dejó a uno muerto, causó después de sus propios delitos tanto como la muerte a seis más y abrió en del fanatismo de los criminales, otros cincuenta heridas graves, el para aterrar con el ejemplo de juez, conforme al veredicto del ellos, no a la chusma adolorida que jurado, condenó a uno de los reos jamás podrá triunfar en un país de a quince años de penitenciaría y a razón, sino a las tremendas capas pena de horca a siete. nacientes. El horror natural del hombre libre al crimen, junto con Jamás, desde la guerra del Sur, el acerbo encono del irlandés desde los días trágicos en que John despótico que mira a este país Brown murió como criminal por como suyo y al alemán y eslavo intentar solo en Harper's Ferry lo como su invasor, pusieron de que como corona de gloria intentó parte de los privilegios, en este luego la nación precipitada por su proceso que ha sido una batalla, bravura, hubo en los Estados una batalla mal ganada e hipócrita, Unidos tal clamor e interés las simpatías y casi inhumana alrededor de un cadalso. ayuda de los que padecen de los mismos males, el mismo La República entera ha peleado, desamparo, el mismo bestial con rabia semejante a la del lobo, trabajo, la misma desgarradora para que los esfuerzos de un miseria cuyo espectáculo abogado benévolo, una niña constante encendió en los enamorada de uno de los presos, y anarquistas de Chicago tal ansia una mestiza de india y español, de remediarlos que les embotó el mujer de otro, solas contra el país juicio.

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Avergonzados los unos y pedazos mal juntos del que, temerosos de la venganza bárbara creyendo dar sublime ejemplo de los otros, acudieron, ya cuando el amor a los hombres aventó su carpintero ensamblaba las vigas vida, con el arma que creyó del cadalso, a pedir merced al revelada para redimirlos. Esta gobernador del Estado, anciano República, por el culto desmedido flojo rendido a la súplica y a la a la riqueza, ha caído, sin ninguna lisonja de la casta rica que le pedía de las trabas de la tradición, en la que, aun a riesgo de su vida, desigualdad, injusticia y violencia salvara a la sociedad amenazada. de los países monárquicos.

Tres voces nada más habían osado Como gotas de sangre que se lleva hasta entonces interceder, fuera la mar eran en los Estados Unidos de sus defensores de oficio y sus las teorías revolucionarias del amigos naturales, por los que, so obrero europeo, mientras con pretexto de una acusación ancha tierra y vida republicana, concreta que no llegó a probarse, ganaba aquí el recién llegado el so pretexto de haber procurado pan, y en su casa propia ponía de establecer el reino del terror, lado una parte para la vejez. morían víctimas del terror social: Howells, el novelista bostoniano Pero vinieron luego la guerra que al mostrarse generoso corruptora, el hábito de autoridad sacrificó fama y amigos; Adler, el y dominio que es su dejo amargo, pensador cauto y robusto que el crédito que estimuló la creación vislumbra en la pena de nuestro de fortunas colosales y la siglo el mundo nuevo; y Train, un inmigración desordenada, y la monomaníaco que vive en la plaza holganza de los desocupados de la pública dando pan a los pájaros y guerra, dispuestos siempre, por hablando con los niños. sostener su bienestar y por la afición fatal del que ha olido Ya, en danza horrible, murieron sangre, a servir los intereses dando vueltas en el aire, impuros que nacen de ella. embutidos en sayones blancos. Ya, sin que haya más fuego en las De una apacible aldea pasmosa se estufas, ni más pan en las convirtió la República en una despensas, ni más justicia en el monarquía disimulada. Los reparto social, ni más salvaguardia inmigrantes europeos contra el hambre de los útiles, ni denunciaron con renovada ira los más luz y esperanza para los males que creían haber dejado tugurios, ni más bálsamo para tras sí en su tiránica patria. El todo lo que hierve y padece, rencor de los trabajadores del pusieron en un ataúd de nogal los país, al verse víctimas de la

6 avaricia y desigualdad de los En el Oeste recién nacido, donde pueblos feudales, estalló con más no pone tanta traba a los fe en la libertad que esperan ver elementos nuevos la influencia triunfar en lo social como triunfa imperante de una sociedad en lo político. antigua, como la del Este, reflejada en su literatura y en sus hábitos; Habituados los del país a vencer donde la vida como más sin sangre por la fuerza del voto, rudimentaria facilita el trato ni entienden ni excusan a los que, íntimo entre los hombres, más nacidos en pueblos donde el fatigados y dispersos en las sufragio es un instrumento de la ciudades de mayor extensión y tiranía, sólo ven en su obra cultura; donde la misma rapidez despaciosa una faz nueva del asombrosa del crecimiento, abuso que flagelan sus acumulando los palacios de una pensadores, desafían sus héroes, y parte y las factorías, y de otra la maldicen sus poetas. Pero, aunque miserable muchedumbre, revela a las diferencias esenciales en las las claras la iniquidad del sistema prácticas políticas y el desacuerdo que castiga al más laborioso con el y rivalidad de las razas que ya se hambre, al más generoso con la disputan la supremacía en esta persecución, al padre útil con la parte del continente, estorbasen la miseria de sus hijos,—en el Oeste, composición inmediata de un donde se juntan con su mujer y su formidable partido obrero con prole los obreros necesitados a unánimes métodos y fines, la leer los libros que enseñan las identidad del dolor aceleró la causas y proponen los remedios acción concertada de todos los que de su desdicha; donde justificados lo padecen, y ha sido necesario un a sus propios ojos por el éxito de acto horrendo, por más que fuese sus fábricas majestuosas, consecuencia natural de las extreman los dueños, en el pasiones encendidas, para que los precipicio de la prosperidad, los que arrancan con invencible métodos injustos y el trato áspero ímpetu de la misma desventura con que la sustentan; donde tiene interrumpan su labor, su labor de en fermento a la masa obrera la desarraigar y recomponer, levadura alemana, que sale del mientras quedan por su ineficacia país imperial, acosada e condenados los recursos inteligente, vomitando sobre la sangrientos de que por un amor patria inicua las tres maldiciones insensato a la justicia echan mano terribles de Heine; en el Oeste y en los que han perdido la fe en la su metrópoli Chicago sobre todo, libertad. hallaron expresión viva los descontentos de la masa obrera, los consejos ardientes de sus

7 amigos, y la rabia amontonada por con la mano sobre el sol, en la el descaro e inclemencia de sus cumbre del tiempo? ¿Quién que señores. trata con hombres no sabe que, siendo en ellos más la carne que la Y como todo tiende a la vez a lo luz, apenas conocen lo que palpan, grande y a lo pequeño, tal como el apenas vislumbran la superficie, agua que va de mar a vapor y de apenas ven más que lo que les vapor a mar, el problema humano, lastima o lo que desean; apenas condensado en Chicago por la conciben más que el viento que les merced de las instituciones libres, da en el rostro, o el recurso a la vez que infundía miedo o aparente, y no siempre real, que esperanza por la República y el puede levantar obstáculo al que mundo, se convertía, en virtud de cierra el paso a su odio, soberbia o los sucesos de la ciudad y las apetito? ¿Quién que sufre de los pasiones de sus hombres, en un males humanos, por muy problema local, agrio y colérico]. enfrenada que tenga su razón, no El odio a la injusticia se trocaba en siente que se le inflama y extravía odio a sus representantes. La furia cuando ve de cerca, como si le secular, caída por herencia, abofeteasen, como si lo cubriesen mordiendo y consumiendo como de lodo, como si le manchasen de la lava, en hombres que, por lo sangre las manos, una de esas férvido de su compasión, veíanse miserias sociales que bien pueden como entidades sacras, se mantener en Estado de constante concentró, estimulada por los locura a los que ven podrirse en resentimientos individuales, sobre ellas a sus hijos y a sus mujeres? los que insistían en los abusos que la provocan. La mente, puesta a Una vez reconocido el mal, el obrar, no cesa; el dolor, puesto a ánimo generoso sale a buscarle bullir, estalla; la palabra, puesta a remedio: una vez agotado el agitar, se desordena; la vanidad, recurso pacífico, el ánimo puesta a lucir, arrastra; la generoso, donde labra el dolor esperanza, puesta en acción, acaba ajeno como el gusano en la llaga en el triunfo o la catástrofe: "¡para viva, acude al remedio violento. el revolucionario, dijo Saintt-Just, ¿No lo decía Desmoulins?: "Con tal no hay más descanso que la de abrazar la libertad, ¿qué tumba!" importa que sea sobre montones de cadáveres?" Cegados por la ¿Quién que anda con ideas no sabe generosidad, ofuscados por la que la armonía de todas ellas, en vanidad, ebrios por la que el amor preside a la pasión, se popularidad, adementados por la revela apenas a las mentes sumas constante ofensa, por su que ven hervir el mundo sentados, impotencia aparente en las luchas

8 del sufragio, por la esperanza de cambien, todo el engranaje. El poder constituir en una comarca jabalí perseguido no oye la música naciente su pueblo ideal, las del aire alegre, ni el canto del cabezas vivas de esta masa universo, ni el andar grandioso de colérica, educadas en tierras la fábrica cósmica: el jabalí clava donde el voto apenas nace, no se las ancas contra un tronco oscuro, salen de lo presente, no osan hunde el colmillo en el vientre de parecer débiles ante los que les su perseguidor, y le vuelca el siguen, no ven que el único redaño. obstáculo en este pueblo libre para un cambio social ¿Dónde hallará esa masa fatigada, sinceramente deseado está en la que sufre cada día dolores falta de acuerdo de los que lo crecientes, aquel divino Estado de solicitan, no creen, cansados ya de grandeza a que necesita ascender sufrir, y con la visión del el pensador para domar la ira que falansterio universal en la mente, la miseria innecesaria levanta? que por la paz pueda llegarse Todos los recursos que conciben, jamás en el mundo a hacer ya los han intentado. Es aquel triunfar la justicia. Júzganse como reinado del terror que Carlyle bestias acorraladas. Todo lo que pinta, "la negra y desesperada va creciendo les parece que crece batalla de los hombres contra su contra ellos. "Mi hija trabaja condición y todo lo que los rodea". quince horas para ganar quince Y así como la vida del hombre se centavos." "No he tenido trabajo concentra en la médula espinal, y este invierno porque pertenezco a la de en las masas una junta de obreros." volcánicas, surgen de entre esas muchedumbres, erguidos y El juez los sentencia. vomitando fuego, seres en quienes parece haberse amasado todo su La policía, con el orgullo de la horror, sus desesperaciones y sus levita de paño y la autoridad, lágrimas. temible en el hombre inculto, los aporrea y asesina. Del infierno vienen: ¿qué lengua han de hablar sino la del infierno? Tienen frío y hambre, viven en casas hediondas. Sus discursos, aun leídos, despiden centellas, bocanadas de ¡América es, pues, lo mismo que humo, alimentos a medio digerir, Europa! vahos rojizos. Este mundo es horrible: ¡créese otro mundo!; No comprenden que ellos son como en el Sinaí, entre truenos: mera rueda del engrane social, y hay que cambiar, para que ellas

9 como en el Noventa y Tres, de un Cree el obrero tener derecho a mar de sangre: cierta seguridad para lo porvenir, a cierta holgura y limpieza para su "¡Mejor es hacer volar a diez casa, a alimentar sin ansiedad los hombres con dinamita, que matar hijos que engendra, a una parte a diez hombres, como en las más equitativa en los productos fábricas, lentamente de hambre!" del trabajo de que es factor indispensable, alguna hora de sol Se vuelve a oír el decreto de en que ayudar a su mujer a Moctezuma: "¡Los dioses tienen sembrar un rosal en el patio dela sed!" casa, a algún rincón para vivir que no sea un tugurio fétido donde, Un joven bello, que se hace como en las ciudades de Nueva retratar con las nubes detrás de la York, no se puede entrar sin cabeza y el sol sobre el rostro, se bascas. Y cada vez que en alguna sienta a una mesa de escribir, forma esto pedían en Chicago los rodeado de bombas, cruza las obreros, combinábanse los piernas, enciende un cigarro, y capitalistas; castigábanlos como quien junta las piezas de negándoles el trabajo que para madera de una casa de juguete, ellos es la carne, el fuego y la luz; explica el mundo justo que echábanles encima la policía, florecerá sobre la tierra cuando el ganosa siempre de cebar sus estampido de la revolución social porras en cabezas de gente mal de Chicago, símbolo de la opresión vestida; mataba la policía a veces a del universo, reviente en átomos. algún osado que le resistía con Pero todo era verba, juntas por los piedras, o a algún niño; rincones, ejercicios de armas en reducíanlos al fin por hambre a uno que otro sótano, circulación volver a su trabajo, con el alma de tres periódicos rivales entre torva, con la miseria enconada, dos mil lectores desesperados, y con el decoro ofendido, rumiando propaganda de los modos venganza. Escuchados sólo por sus novísimos de matar—¡de que son escasos sectarios, año sobre año más culpables los que por venían reuniéndose los vanagloria de libertad la permitían anarquistas, organizados en que los que por violenta grupos, en cada uno de los cuales generosidad la ejercitaban! había una sección armada. En sus Donde los obreros enseñaron más tres periódicos, de diverso matiz, la voluntad de mejorar su fortuna, abogaban públicamente por la más se enseñó por los que la revolución social; declaraban, en emplean la decisión de resistirlos. nombre de la humanidad, la guerra a la sociedad existente; decidían la ineficacia de procurar

10 una conversión radical por medios encendida. Su mujer, la pacíficos; y recomendaban el uso apasionada mestiza en cuyo de la dinamita, como el arma santa corazón caen como puñales los del desheredado, y los modos de dolores de la gente obrera, solía, prepararla. No en sombra después de él, romper en traidora, sino a la faz de los que arrebatado discurso, tal que dicen consideraban sus enemigos se que con tanta elocuencia, burda y proclamaban libres y rebeldes, llameante, no se pintó jamás el para emancipar al hombre, se tormento de las clases abatidas; reconocían en Estado de guerra, rayos los ojos, metralla las bendecían el descubrimiento de palabras, cerrados los dos puños, y una sustancia que por su poder luego, hablando de las penas de singular había de igualar fuerzas y una madre pobre, tonos ahorrar sangre, y excitaban al dulcísimos e hilos de lágrimas. estudio y la fabricación del arma nueva, con el mismo frío horror y Spies, el director del Arbeiter diabólica calma de un tratado Zeitung, escribía como desde la común de balística: se ven círculos cámara de la muerte, con cierto de color de hueso,—cuando se frío de huesa: razonaba la leen estas enseñanzas,—en un anarquía: la pintaba como la mar de humareda: por la entrada deseable a la vida habitación, llena de sombra, se verdaderamente libre: durante entra un duende, roe una costilla siete años explicó sus humana, y se afila las uñas: para fundamentos en su periódico medir todo lo profundo de la diario, y luego la necesidad de la desesperación del hombre, es revolución, y por fin como Parsons necesario ver si el espanto que en el Alarm, el modo de suele en calma preparar supera a organizarse para hacerla triunfar. aquel contra el que, con furor de siglos, se levanta indignado,—es Leerlo es como poner el pie en el necesario vivir desterrado de la vacío. ¿Qué le pasa al mundo, que patria o de la humanidad. Los da vueltas? Spies seguía sereno, domingos, el americano Parsons, donde la razón más firme siente propuesto una vez por sus amigos que le falta el pie. Recorta su estilo socialistas para la Presidencia de como si descascarase un diamante. la República, creyendo en la Narciso fúnebre, se asombra y humanidad como en su único Dios, complace de su grandeza. Mañana reunía a sus sectarios para le dará su vida una pobre niña, levantarles el alma hasta el valor una niña que se prende a la reja de necesario a su defensa. Hablaba a su calabozo como la mártir saltos, a latigazos, a cuchilladas: lo cristiana se prendía de la cruz, y él llevaba lejos de sí la palabra apenas dejará caer de sus labios

11 las palabras frías, recordando que inmaculado, el digno de ser oído: Jesús, ocupado en redimir a los su anarquía, la que sin más espera hombres, no amó a Magdalena. deje a los hombres dueños de todo Cuando Spies arengaba a los por igual, es la única buena: obreros, desembarazándose de la perinola el mundo y él,—y él, el levita que llevaba bien, no era mango: ¡bien iría el mundo hacia hombre lo que hablaba, sino silbo arriba, "cuando los trabajadores de tempestad, lejano y lúgubre. tuvieran vergüenza", como la Era palabra sin carne. Tendía el pelota de la perinola! Él iba de un cuerpo hacia sus oyentes, como un grupo a otro: él asistía al comité árbol doblado por el huracán: y general anarquista, compuesto de parecía de veras que un viento delegados de los grupos: él helado salía de entre las ramas, y tachaba al comité de pusilánime y pasaba por sobre las cabezas de traidor, porque no decretaba "con los hombres. los que somos, nada más, con estos ochenta que somos" la Metía la mano en aquellos pechos revolución de veras, la que quería revueltos y velludos, y les paseaba Parsons, la que llama a la dinamita por ante los ojos, les exprimía, les "sustancia sublime", la que dice a daba a oler las propias entrañas. los obreros que "vayan a tomar lo Cuando la policía acababa de dar que les haga falta a las tiendas de muerte a un huelguista en una State Street, que son suyas las refriega, lívido subía al carro, la tiendas, que todo es suyo": él es tribuna vacilante de las miembro del "Lehr und Wehr revoluciones, y con el horrendo Verein", de que Spies es también incentivo su palabra seca relucía miembro, desde que un ataque pronto y caldeaba, como un brutal de la policía, que dejó en carcajo de fuego. Se iba luego solo tierra a muchos trabajadores, los por las calles sombrías. provocó a armarse, a armarse para defenderse, a cambiar, como Engel, celoso de Spies, pujaba por hacen cambiar siempre los tener al anarquismo en tren de ataques brutales, la idea del guerra, él a la cabeza de una periódico por el rifle Springfield. compañía: él donde se enseñaba a Engel era el sol, como su propio cargar el rifle o a apuntar de modo rechoncho cuerpo: el "gran que diera en el corazón: él, en el rebelde", el "autónomo". sótano, las noches de ejercicio, "para cuando llegue la gran hora": ¿Y Lingg? No consumía su viril él, con su Anarchist y sus hermosura en los amorzuelos conversaciones, acusando a Spies enervantes que suelen dejar sin de tibio, por envidia de su jugo al hombre en los años pensamiento: él solo era el puro, el gloriosos de la juventud, sino que

12 criado en una ciudad alemana orificio con un casquillo, por cuyo entre el padre inválido y la madre centro corre la mecha que en lo hambrienta, conoció la vida por interior acaba en fulminante, y, donde es justo que un alma cruzado de brazos, aguarda la generosa la odie. Cargador era su hora. padre, y su madre lavandera, y él bello como Tannhauser o Y así iban en Chicago, adelantando Lohengrin, cuerpo de plata, ojos las fuerzas anárquicas, con tal de amor, cabello opulento, lentitud, envidias y desorden ensortijado y castaño. ¿A qué su intestinos, con tal diversidad de belleza, siendo horrible el mundo? pensamientos sobre la hora Halló su propia historia en la de la oportuna para la rebelión armada, clase obrera, y el bozo le nació con tal escasez de sus espantables aprendiendo a hacer bombas. recursos de guerra, y de los fieros ¡Puesto que la infamia llega al artífices prontos a elaborarlos, que riñón del globo, el estallido ha de el único poder cierto de la llegar al cielo! Acababa de llegar anarquía, desmelenada dueña de de Alemania: veintidós años unos cuantos corazones cumplía: lo que en los demás es encendidos, era el furor que en un palabra, en él será acción: él, él instante extremo produjese el solo, fabricaba bombas, porque, desdén social en las masas que la salvo en los hombres de ciega rechazan. El obrero, que es energía, el hombre, ser fundador, hombre y aspira, resiste, con la sólo para libertarse de ella halla sabiduría de la naturaleza, la idea natural dar la muerte. de un mundo donde queda aniquilado el hombre; pero Y mientras Schwab, nutrido en la cuando, fusilado en granel por lectura de los poetas, ayuda a pedir una hora libre para ver a la escribir a Spies, mientras Fielden, luz del sol a sus hijos, se levanta de bella oratoria, va de pueblo en del charco mortal apartándose de pueblo levantando las almas al la frente, como dos cortinas rojas, conocimiento de la reforma las crenchas de sangre, puede el venidera, mientras Fischer alienta sueño de muerte de un trágico y Neebe organiza, él, en un cuarto grupo de locos de piedad, escondido, con cuatro desplegando las alas humeantes, compañeros, de los que uno lo ha revolando sobre la turba siniestra, de traicionar, fabrica bombas, con el cadáver clamoroso en las como en su Ciencia de la guerra manos, difundiendo sobre los revolucionaria manda Most, y torvos corazones la claridad de la vendada la boca, como aconseja aurora infernal, envolver como Spies en el Alarm, rellena la esfera turbia humareda las almas mortal de dinamita, cubre el desesperadas.

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La ley, ¿no los amparaba? La había luchado Spies con ese prensa exasperándolos con su programa en las elecciones como odio en vez de aquietarlos con candidato a un asiento en el justicia, ¿no los popularizaba? Sus Congreso? ¿No les solicitaban los periódicos, creciendo en partidos políticos sus votos, con la indignación con el desdén y en oferta de respetar la propaganda atrevimiento con la impunidad, de sus doctrinas? ¿Cómo habían de ¿no circulaban sin obstáculos? creer criminales los actos y Pues ¿qué querían ellos, puesto palabras que les permitía la ley? Y que es claro a sus ojos que se vive ¿no fueron las fiestas de sangre de bajo abyecto despotismo, que la policía, ebria del vino del cumplir el deber que aconseja la verdugo, como toda plebe declaración de independencia revestida de autoridad, las que derribándolo, y sustituirlo con una decidieron a armarse a los más asociación libre de comunidades bravos? que cambien entre sí sus productos equivalentes, se rijan Lingg, el recién llegado, odiaba con sin guerra por acuerdos mutuos y la terquedad del novicio a Spies, el se eduquen conforme a ciencia sin hombre de idea, irresoluto y distinción de raza, iglesia o sexo? moroso: Spies, el filósofo del ¿No se estaba levantando toda la sistema, lo dominaba por aquel nación, como manada de elefantes, mismo entendimiento superior; que dormía en la yerba, con sus pero aquel arte y grandeza que mismos dolores y sus mismos aun en las obras de destrucción gritos? ¿No es la amenaza verosímil del recurso de fuerza, requiere la cultura, excitaban la medio probable aunque peligroso, ojeriza del grupo exiguo de de obtener por intimidación lo que irreconciliables, que en Engel, no logra el derecho? Y aquellas enamorado de Lingg, veían su jefe ideas suyas, que se iban propio. Engel, contento de verse atenuando con la cordialidad de en guerra con el universo, medía los privilegiados tal como con su su valor por su adversario. desafío se iban trocando en rifle y Parsons, celoso de Engel que le dinamita, ¿no nacían de lo más emula en pasión, se une a Spies, puro de su piedad, exaltada hasta como el héroe de la palabra y la insensatez por el espectáculo de amigo de las letras. Fielden, la miseria irremediable, y ungida, viendo subir en su ciudad de por la esperanza de tiempos justos Londres la cólera popular, creía, y sublimes? ¿No había sido prendado de la patria cuyo egoísta Parsons, el evangelista del jubileo amor prohíbe su sistema, ayudar universal, propuesto para la con el fomento de la anarquía en Presidencia de la República? ¿No

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América el triunfo difícil de los cuando aún no ha cesado de ingleses desheredados. Engel:— reposar el mismo sol! En Chicago, "ha llegado la hora": Spies:— adolorido y colérico, segura de la "¿habrá llegado esta terrible resistencia que provocaba con sus hora?": Lingg, revolviendo con una alardes, alistaba el fusil de motín, púa de madera arcilla y la policía, y, no con la calma de la nitroglicerina:—"¡ya verán, ley, sino con la prisa del cuando yo acabe mis bombas, si ha aborrecimiento, convidaba a los llegado la hora!": Fielden, que ve obreros a duelo. Los obreros, levantarse, contusa y temible de decididos a ayudar por el recurso un mar a otro de los Estados legal de la huelga su derecho, Unidos, la casta obrera, volvían la espalda a los oradores determinada a pedir como prueba lúgubres del anarquismo y a los de su poder que el trabajo se que magullados por la porra o reduzca a ocho horas diarias, atravesados por la bala policial, recorre los grupos, unidos sólo resolvieron, con la mano sobre sus hasta entonces en el odio a la heridas, oponer en el próximo opresión industrial y a la policía ataque hierro a hierro. Llegó que les da caza y muerte, y marzo. Las fábricas, como quien repite:—"sí, amigos, si no nos echa perros sarnosos a la calle, dejan ver a nuestros hijos al sol, ha echaron a los obreros que fueron a llegado la hora". presentarles su demanda. En masa, como la orden de los Entonces vino la primavera amiga Caballeros del Trabajo lo dispuso, de los pobres; y sin el miedo del abandonaron los obreros las frío, con la fuerza que da la luz, fábricas. El cerdo se pudría sin con la esperanza de cubrir con los envasadores que lo amortajaran, ahorros del invierno las primeras mugían desatendidos en los hambres, decidió un millón de corrales los ganados revueltos; obreros, repartidos por toda la mudos se levantaban, en el República, demandar a las fábricas silencio terrible, los elevadores de que, en cumplimiento de la ley granos que como hilera de desobedecida, no excediese el gigantes vigilan el río. Pero en trabajo de las ocho horas legales. aquella sorda calma, como el ¡Quien quiera saber si lo que oriflama triunfante del poder pedían era justo, venga aquí; industrial que vence al fin en todas véalos volver, como bueyes las contiendas, salía de las tundidos, a sus moradas segadoras de McCormick, inmundas, ya negra la noche; ocupadas por obreros a quienes la véalos venir de sus tugurios miseria fuerza a servir de distantes, tiritando los hombres, instrumentos contra sus despeinadas y lívidas las mujeres, hermanos, un hilo de humo que

15 como negra serpiente se tendía, se invectivas aquel concurso en que enroscaba, se acurrucaba sobre el los ojos centellean y se ven cielo azul. A los tres días de cólera, temblar las barbas. El orador es un se fue llenando una tarde nublada carrero, un fundidor, un albañil: el el Camino Negro, que así se llama humo de McCormick caracolea el de McCormick, de obreros sobre el molino: ya se acerca la airados que subían calle arriba, hora de salida: "¡a ver qué cara nos con la levita1 al hombro, ponen esos traidores!": "¡fuera, enseñando el puño cerrado al hilo fuera ese que habla, que es un de humo: ¿no va siempre el socialista!..." hombre, por misterioso decreto, adonde lo espera el peligro, y Y el que habla, levantando como parece gozarse en escarbar su con las propias manos los dolores propia miseria?: "¡allí estaba la más recónditos de aquellos fábrica insolente, empleando, para corazones iracundos, excitando a reducir a los obreros que luchan aquellos ansiosos padres a resistir contra el hambre y el frío, a las hasta vencer, aunque los hijos les mismas víctimas desesperadas del pidan pan en vano, por el bien hambre!: ¿no se va a acabar, pues, duradero de los hijos, el que habla este combate por el pan y el es Spies: primero lo abandonan, carbón en que por la fuerza del después lo rodean, después se mal mismo se levantan contra el miran, se reconocen en aquella obrero sus propios hermanos?: implacable pintura, lo aprueban y pues ¿no es ésta la batalla del aclaman: "¡ése, que sabe hablar, mundo, en que los que lo edifican para que hable en nuestro nombre deben triunfar sobre los que lo con las fábricas!" Pero ya los explotan?: ¡de veras, queremos ver obreros han oído la campana de la de qué lado llevan la cara esos suelta en el molino: ¿qué importa traidores!" Y hasta ocho mil lo que está diciendo Spies?: fueron llegando, ya al caer de la arrancan todas las piedras del tarde; sentándose en grupos sobre camino, corren sobre la fábrica, ¡y las rocas peladas; andando en caen en trizas todos los cristales! hileras por el camino tortuoso; ¡Por tierra, al ímpetu de la apuntando con ira a las casuchas muchedumbre, el policía que le míseras que se destacan, como sale al paso!: "¡aquéllos, aquéllos manchas de lepra, en el áspero son, blancos como muertos, los paisaje. Los oradores, que hablan que por el salario de un día sobre las rocas, sacuden con sus ayudan a oprimir a sus hermanos!" ¡piedras! Los obreros del molino, en la torre, donde se 1 Levita: Vestidura masculina de etiqueta, más larga y juntan medrosos, parecen amplia que el frac, y cuyos faldones llegan a cruzarse fantasmas: vomitando fuego viene por delante.

16 camino arriba, bajo pedrea pon Ruhe en tu Arbeiter: “uhe rabiosa, un carro de patrulla de la quiere decir que todos debemos ir policía, uno al estribo vaciando el armados." Y de la imprenta del revólver, otro al pescante, los de Arbeiter salió la circular que adentro agachados se abren paso a invitaba a los obreros, con balazos en la turba, que los permiso del corregidor, para caballos arrollan y atropellan: reunirse en la plaza de Haymarket saltan del carro, fórmanse en a protestar contra los asesinatos batalla, y cargan a tiros sobre la de la policía. muchedumbre que a pedradas y disparos locos se defiende. Cuando Se reunieron en número de la turba acorralada por las cincuenta mil, con sus mujeres y patrullas que de toda la ciudad sus hijos, a oír a los que les acuden, se asila, para no dormir, ofrecían dar voz a su dolor: pero en sus barrios donde las mujeres no estaba la tribuna, como otras compiten en ira con los hombres, a veces, en lo abierto de la plaza, escondidas, a fin de que no triunfe sino en uno de sus recodos, por nuevamente su enemigo, entierran donde daba a dos oscuras callejas. los obreros seis cadáveres. ¿No se Spies, que había borrado del ve hervir todos aquellos pechos? convite impreso las palabras: ¿juntarse a los anarquistas? "Trabajadores a las armas", habló ¿escribir Spies un relato ardiente de la injuria con cáustica en su Arbeiter Zeitung? ¿reclamar elocuencia, mas no de modo que Engel la declaración de que sus oyentes perdieran el sentido, aquélla es por fin la hora? ¿poner sino tratando con singular Lingg, que meses atrás fue moderación de fortalecer sus aporreado en la cabeza por la ánimos para las reformas patrulla, las bombas cargadas en necesarias: "¿Es esto Alemania, o un baúl de cuero? ¿acumularse, Rusia, o España?" decía Spies. con aquel ataque ciego de la Parsons, en los instantes mismos policía, el odio que su brutalidad en que el corregidor presenciaba ha venido levantando? "¡A las la junta sin interrumpirla, armas, trabajadores!” dice Spies declamó, sujeto por la ocasión en una circular fogosa que todos grave y lo vasto del concurso, uno leen estremeciéndose: "¡a las de sus editoriales cien veces armas, contra los que os matan impunemente publicados. Y en el porque ejercitáis vuestros instante en que Fielden derechos de hombre!" "¡Mañana preguntaba en bravo arranque si, nos reuniremos"—acuerdan los puestos a morir, no era lo mismo anarquistas—"y de manera y en acabar en un trabajo bestial o caer lugar que les cueste caro defendiéndose contra el vencernos si nos atacan!" "Spies, enemigo,—nótase que la multitud

17 se arremolina; que la policía, con Robespierre; Engel, Marat; fuerza de ciento ochenta, viene Parsons, Danton. ¡Qué?: ¡menos!; revólver en mano, calle arriba. ésos son bestias feroces, Tinvilles, Llega a la tribuna; intima la Henriots, Chaumettes, ¡los que dispersión; no cejan pronto los quieren vaciar el mundo viejo por trabajadores; "¿qué hemos hecho un caño de sangre, los que quieren contra la paz?" dice Fielden abonar con carne viva el mundo! saltando del carro; rompe la ¡A lazo cáceseles por las calles, policía el fuego. Y entonces se vio como ellos quisieron cazar ayer a descender sobre sus cabezas, un policía! ¡salúdeseles a balazos caracoleando por el aire, un hilo por dondequiera que asomen, rojo. Tiembla la tierra; húndese el como sus mujeres saludaban ayer proyectil cuatro pies en su seno; a los "traidores" con huevos caen rugiendo, unos sobre otros, podridos! ¿No dicen, aunque es los soldados de las dos primeras falso, que tienen los sótanos llenos líneas; los gritos de un moribundo de bombas? ¿No dicen, aunque es desgarran el aire. Repuesta la falso también, que sus mujeres, policía, con valor sobrehumano, furias verdaderas, derriten el salta por sobre sus compañeros a plomo, como aquellas de París que bala graneada contra los arañaban la pared para dar calcon trabajadores que le resisten: que hacer pólvora a sus maridos? "¡huimos sin disparar un tiro!" ¡Quememos este gusano que nos dicen unos; "apenas intentamos come! ¡Ahí están, como en los resistir", dicen otros; "nos motines del Terror, asaltando la recibieron a fuego raso", dice la tienda de un boticario que policía. Y pocos instantes después denunció a la policía el lugar de no había en el recodo funesto más sus juntas, machacando sus que camillas, pólvora y humo. Por frascos, muriendo en la calle como zaguanes y sótanos escondían otra perros, envenenados con el vino vez los obreros a sus muertos. De de colchydium! ¡Abajo la cabeza de los policías, uno muere en la plaza; cuantos la hayan asomado! ¡A la otro, que lleva la mano entera horca las lenguas y los metida en la herida, la saca para pensamientos! Spies, Schwab y mandar a su mujer su último Fischer caen presos en la aliento; otro, que sigue a pie, va imprenta, donde la policía halla agujereado de pies a cabeza; y los una carta de Johann Most, carta de pedazos de la bomba de dinamita, sapo, rastrera y babosa, en que al rasar la carne, la habían trata a Spies como íntimo amigo, y rebanado como un cincel. le habla de las bombas, de "la medicina", y de un rival suyo, de ¿Pintar el terror de Chicago, y de Paulus el Grande "que anda que se la República? Spies les parece lame por los pantanos de ese

18 perro periódico de Shevitch". A el baúl de cuero. Que la noche de Fielden, herido, lo sacan de su los seis muertos del molino casa. A Engel y a Neebe, de su casa acordaron los anarquistas, a también. Y a Lingg, de su cueva: ve petición de Engel, armarse para entrar al policía; le pone al pecho resistir nuevos ataques, y publicar un revólver, el policía lo abraza; y en el Arbeiter la palabra ruhe. Que él y Lingg, que jura y maldice, Spies estuvo un instante en el ruedan luchando, levantándose, lugar donde se tomó el acuerdo. cayendo en el zaquizamí lleno de Que en su despacho había bombas, tuercas, escoplos y bombas: las y en una u otra casa rimeros de mesas quedan sin pie, las sillas sin "manuales de guerra espaldar; Lingg casi tiene ahogado revolucionaria". Lo que sí se probó a su adversario, cuando cae sobre con prueba plena, fue que, según él otro policía que lo ahoga: ¡ni todos los testigos adversos, el que inglés habla siquiera este mancebo arrojó la bomba era un que quiere desventrar la ley desconocido. Lo que sí sucedió fue inglesa! Trescientos presos en un que Parsons, hermano amado de día. Está espantado el país, un noble general del Sur, se repletas las cárceles. ¿El proceso? presentase un día Todo lo que va dicho, se pudo espontáneamente en el tribunal a probar; pero no que los ocho compartir la suerte de sus anarquistas, acusados del compañeros. Lo que sí estremece asesinato del policía Degan es la desdicha de la leal Nina Van hubiesen preparado, ni encubierto Zandt, que prendada de la siquiera, una conspiración que arrogante hermosura y dogma rematase en su muerte. Los humanitario de Spies, se le ofreció testigos fueron los policías de esposa en el dintel de la mismos, y cuatro anarquistas muerte, y de mano de su madre, comprados, uno de ellos confeso de distinguida familia, casó en la de perjurio. Lingg mismo, cuyas persona de su hermano con el bombas eran semejantes, como se preso; llegó a su reja día sobre día vio por el casquete, a la de el consuelo de su amor, libros y Haymarket, estaba, según el flores; publicó con sus ahorros, proceso, lejos de la catástrofe. para allegar recursos a la defensa, Parsons, contento de su discurso, la autobiografía soberbia y breve contemplaba la multitud desde de su desposado; y se fue a echar una casa vecina. El perjuro fue de rodillas a los pies del quien dijo, y desdijo luego, que vio gobernador. Lo que sí pasma es la a Spies encender el fósforo con tempestuosa elocuencia de la que se prendió la mecha de la mestiza Lucy Parsons, que paseó bomba. Que Lingg cargó con otro los Estados Unidos, aquí hasta un rincón cercano a la plaza rechazada, allí silbada, allá presa,

19 hoy seguida de obreros llorosos, Chicago pide clemencia con el mañana de campesinos que la mismo ardor con que pidió antes echan como a bruja, después de castigo: que los gremios obreros catervas crueles de chicuelos, para de la República envían al fin a "pintar al mundo el horror de la Chicago sus representantes para condición de las castas infelices, que intercedan por los culpables mayor mil veces que el de los de haber amado la causa obrera medios propuestos para con exceso; que iguala el clamor terminarlo". ¿El proceso? Los siete de odio de la nación al impulso de fueron condenados a muerte en la piedad de los que asistieron, desde horca, y Neebe a la penitenciaría, la crueldad que lo provocó al en virtud de un cargo especial de crimen? conspiración de homicidio de ningún modo probado, por La prensa entera, de San Francisco explicar en la prensa y en la a Nueva York, falseando el tribuna las doctrinas cuya proceso, pinta a los siete propaganda les permitía la ley; ¡y condenados como bestias dañinas, han sido castigadas en Nueva pone todas las mañanas sobre la York, en un caso de excitación mesa de almorzar, la imagen de directa a la rebeldía, con doce los policías despedazados por la meses de cárcel y doscientos bomba; describe sus hogares cincuenta pesos de multa! desiertos, sus niños rubios como el oro, sus desoladas viudas. ¿Qué ¿Quién que castiga crímenes, aun hace ese viejo gobernador, que no probados, no tiene en cuenta las confirma la sentencia? ¡Quién nos circunstancias que los precipitan, defenderá mañana, cuando se alce las pasiones que los atenúan, y el el monstruo obrero, si la policía ve móvil con que se cometen? Los que el perdón de sus enemigos los pueblos, como los médicos, hande anima a reincidir en el crimen! preferir prever la enfermedad, o ¡Qué ingratitud para con la policía, curarla en sus raíces, a dejar que no matar a esos hombres! "¡No!", florezca en toda su pujanza, para grita un jefe de la policía, a Nina combatir el mal desenvuelto por Van Zandt, que va con su madre a su propia culpa, con medios pedirle una firma de clemencia sin sangrientos y desesperados. Pero poder hablar del llanto. ¡Y ni una no han de morir los siete. El año mano recoge de la pobre criatura pasa. La Suprema Corte, en el memorial que uno por uno, dictamen indigno del asunto, mortalmente pálida, les va confirma la sentencia de muerte. presentando! ¿Será vana la súplica de Félix Adler, la recomendación ¿Qué sucede entonces, sea de los jueces del Estado, el alegato remordimiento o miedo, que magistral en que demuestra la

20 torpeza y crueldad de la causa en ella los llaveros?: ¿de modo que Trumbull? La cárcel es jubileo: de esa alma feroz quiere morir sobre la ciudad salen y entran repletos las ruinas de la cárcel, símbolo a los trenes: Spies, Fielden y Schwab sus ojos de la maldad del mundo? han firmado, a instancias de su ¿a quién salvará por fin el abogado, una carta al gobernador gobernador Oglesby la vida? ¡No donde aseguran no haber será a Lingg, de cuya celda, intentado nunca recursos de sacudida por súbita explosión, fuerza: los otros no, los otros sale, como el vapor de un cigarro, escriben al gobernador cartas un hilo de humo azul! Allí está osadas: "¡o la libertad, o la muerte, Lingg, tendido, vivo, despedazado, a que no tenemos miedo!" ¿Se la cara un charco de sangre, los salvará ese cínico Spies, ese dos ojos abiertos entre la masa implacable Engel, ese diabólico roja: se puso entre los dientes una Parsons? Fielden y Schwab acaso cápsula de dinamita que tenía se salven, porque el proceso dice oculta en el lujoso cabello, con la de ellos poco, y, ancianos como bujía encendió la mecha, y se llevó son, el gobernador los compadece, la cápsula a la barba: lo cargan que es también anciano. En brutalmente: lo dejan caer sobre el romería van los abogados de la suelo del baño: cuando el agua ha defensa, los diputados de los barrido los coágulos, por entre los gremios obreros, las madres, jirones de carne caída se le ve la esposas y hermanas de los reos, a laringe rota, y, como las fuentes de implorar por su vida, en recepción un manantial, corren por entre los interrumpida por los sollozos, rizos de su cabellera vetas de ante el gobernador. ¡Allí, en la sangre. ¡Y escribió! ¡Y pidió que lo hora real, se vio el vacío de la sentaran! ¡Y murió a las seis elocuencia retórica! ¡Frases ante la horas,—cuando ya Fielden y muerte! "Señor, dice un obrero, Schwab estaban perdonados, ¿condenarás a siete anarquistas a cuando convencidas de la morir porque un anarquista lanzó desventura de sus hombres, las una bomba contra la policía, mujeres, las mujeres sublimes, cuando los tribunales no han están llamando por última vez, no querido condenar a la policía de con flores y frutas como en los Pinkerton, porque uno de sus días de la esperanza, sino pálidas soldados mató sin provocación de como la ceniza, a aquellas un tiro a un niño obrero?" Sí: el bárbaras puertas! gobernador los condenará; la República entera le pide que los La primera es la mujer de Fischer: condene para ejemplo: ¿quién ¡la muerte se le conoce en los puso ayer en la celda de Lingg las labios blancos! Lo esperó sin cuatro bombas que descubrieron llorar: pero ¿saldrá viva de aquel

21 abrazo espantoso?: ¡así, así se los guardias con la escopeta al desprende el alma del cuerpo! Él hombro, por sobre el voceo y risas la arrulla, le vierte miel en los de los carceleros y escritores, oídos, la levanta contra su pecho, mezclado de vez en cuando a un la besa en la boca, en el cuello, en repique de llaves, por sobre el la espalda. "¡Adiós!": la aleja de sí, golpeo incesante del telégrafo que y se va a paso firme: con la cabeza el Sun de Nueva York tenía en el baja y los brazos cruzados. Y Engel mismo corredor establecido, y ¿cómo recibe la visita postrera de culebreaba, reñía, se desbocaba, su hija? ¿no se querrán, que ni ella imitando, como una dentadura de ni él quedan muertos? ¡oh, sí la calavera, las inflexiones de la voz quiere, porque tiemblan los que se del hombre, por sobre el silencio llevaron del brazo a Engel al que encima de todos estos ruidos recordar, como de un hombre que se cernía, oíanse los últimos crece de súbito entre sus martillazos del carpintero en el ligaduras, la luz llorosa de su cadalso. Al fin del corredor se última mirada! "¡Adiós, mi hijo!" levantaba el cadalso: "¡Oh, las dice tendiendo los brazos hacia él cuerdas son buenas: ya las probó la madre de Spies, a quien sacan el alcaide!" "El verdugo halará, lejos del hijo ahogado, a rastras. escondido en la garita del fondo, "¡Oh, Nina, Nina!" exclama Spies de la cuerda que sujeta el pestillo apretando a su pecho por primera de la trampa." "La trampa está y última vez a la viuda que no fue firme, a unos diez pies del suelo." nunca esposa: y al borde de la "No: los maderos de la horca no muerte se la ve florecer, temblar son nuevos: los han repintado de como la flor, deshojarse como la ocre, para que parezcan bien en flor, en la dicha terrible de aquel esta ocasión; porque todo ha de beso adorado. No se la llama hacerse decente, muy decente." desmayada, no; sino que, "Sí, la milicia está a mano: y a la conocedora por aquel instante de cárcel no se dejará acercar a la fuerza de la vida y la beldad de nadie." "¡De veras que Lingg era la muerte, tal como Ofelia vuelta a hermoso!" Risas, tabacos, brandy, la razón, cruza, jacinto vivo, por humo que ahoga en sus celdas a entre los alcaides, que le tienden los reos despiertos. En el aire respetuosos la mano. Y a Lucy espeso y húmedo chisporrotean, Parsons no la dejaron decir adiós a cecean, bloquean, las luces su marido, porque lo pedía, eléctricas. Inmóvil sobre la abrazada a sus dos hijos, con el baranda de las celdas, mira al calor y la furia de las llamas. Y ya cadalso un gato... ¡cuando de entrada la noche y todo oscuro en pronto una melodiosa voz, llena de el corredor de la cárcel pintado de fuerza y sentido, la voz de uno de cal verdosa, por sobre el paso de estos hombres a quienes se

22 supone fieras humanas, trémula Donde la tempestad la flor avienta primero, vibrante enseguida, pura Y el gusano con podre se sustenta! luego y serena, como quien ya se ¡Adelante, adelante el tejedor! siente libre de polvo y ataduras, resonó en la celda de Engel, que, ¡Corre, corre sin miedo, tela mía! arrebatado por el éxtasis, recitaba ¡Corre bien noche y día Tierra El Tejedor de Henry Keine, como maldita, tierra sin honor! ofreciendo al cielo el espíritu, con los dos brazos en alto: Con mano firme tu capuz zurcimos: Tres veces, tres, la Con ojos secos, lúgubres y maldición urdimos: ¡Adelante, ardientes, Rechinando los dientes, adelante el tejedor! Se sienta en su telar el tejedor: Y rompiendo en sollozos, se dejó ¡Germania vieja, tu capuz Engel caer sentado en su litera, zurcimos! Tres maldiciones en la hundiendo en las palmas el rostro tela urdimos; ¡Adelante, adelante envejecido. Muda lo había el tejedor! escuchado la cárcel entera, los unos como orando, los presos ¡Maldito el falso Dios que implora asomados a los barrotes, en vano, En invierno tirano, estremecidos los escritores y los Muerto de hambre el jayán en su alcaides, suspenso el telégrafo, obrador!: ¡En vano fue la queja y la Spies a medio sentar. Parsons de esperanza! pie en su celda, con los brazos abiertos, como quien va a Al Dios que nos burló, guerra y emprender el vuelo. El día venganza: ¡Adelante, adelante el sorprendió a Engel hablando entre tejedor! ¡Maldito el falso rey del sus guardas, con la palabra voluble poderoso Cuyo pecho orgulloso del condenado a muerte, sobre Nuestra angustia mortal no lances curiosos de su vida de conmovió! conspirador; a Spies, fortalecido por el largo sueño; a Fischer, ¡El último doblón nos arrebata, Y vistiéndose sin prisa las ropas que como a perros luego el rey nos se quitó al empezar la noche, para mata! ¡Adelante, adelante el descansar mejor; a Parsons, cuyos tejedor! labios se mueven sin cesar, saltando sobre sus vestidos, ¡Maldito el falso Estado en que después de un corto sueño florece, Y como yedra crece Vasto histérico. y sin tasa el público baldón; "¡Oh, Fischer: cómo puedes estar tan sereno, cuando el alcaide que ha de dar la señal de tu muerte,

23 rojo por no llorar, pasea como una pone lentamente en sus sobres, y fiera la alcaidía!":—"Porque"— una u otra vez deja descansar la responde Fischer, clavando una pluma, para echar al aire, mano sobre el brazo trémulo del reclinado en su silla, como los guarda y mirándole de lleno en los estudiantes alemanes, bocanadas ojos,—"creo que mi muerte y aros de humo: ¡oh, patria, raíz de ayudará a la causa con que me la vida, que aun a los que te niegan desposé desde que comencé mi por el amor más vasto a la vida, y amo yo más que a mi vida humanidad, acudes y confortas, misma, la causa del trabajador,— como aire y como luz, por mil ¡y porque mi sentencia es parcial, medios sutiles! "Sí, Alcaide, dice ilegal e injusta!" "¡Pero, Engel, Spies, beberé un vaso de vino del ahora que son las ocho de la Rhin!"... Fischer, Fischer alemán, mañana, cuando ya sólo te faltan cuando el silencio comenzó a ser dos horas para morir, cuando en la angustioso, en aquel instante en bondad de las caras, en el afecto que en las ejecuciones como en los de los saludos, en los maullidos banquetes callan a la vez, como lúgubres del gato, en el rastreo de ante solemne aparición, los las voces, y los pies, están leyendo concurrentes todos, prorrumpió, que la sangre se te hiela, cómo no iluminada la faz por venturosa tiemblas, Engel!"—"¿Temblar sonrisa, en las estrofas de La porque me han vencido aquellos a Marsellesa que cantó con la cara quienes hubiera querido yo vuelta al cielo... Parsons a grandes vencer? Este mundo no me parece pasos mide el cuarto: tiene delante justo, y yo he batallado, y batallo un auditorio enorme, un auditorio ahora con morir, para crear un de ángeles que surgen mundo justo. ¿Qué me importa resplandecientes de la bruma, y le que mi muerte sea un asesinato ofrecen, para que como astro judicial? ¿Cabe en un hombre que purificante cruce el mundo, la ha abrazado una causa tan capa de fuego del profeta Elías: gloriosa como la nuestra desear tiende las manos, como para vivir cuando puede morir por ella? recibir el don, vuélvese hacia la ¡No: alcaide, no quiero drogas: reja, como para enseñar a los quiero vino de Oporto!" Y uno matadores su triunfo: gesticula, sobre otro se bebe tres vasos... argumenta, sacude el puño alzado, Spies, con las piernas cruzadas, y la palabra alborotada al dar como cuando pintaba para el contra los labios se le extingue, Arbeiter Zeitung el universo como en la arena movediza se dichoso, color de llama y hueso, confunden y perecen las olas. que sucedería a esta civilización Llenaba de fuego el sol las celdas de esbirros y mastines, escribe de tres de los reos, que rodeados largas cartas, las lee con calma, las de lóbregos muros parecían, como

24 el bíblico, vivos en medio de las miembros. Engel anda detrás a la llamas, cuando el ruido improviso, manera de quien va a una casa los pasos rápidos, el cuchicheo amiga, sacudiéndose el sayón ominoso, el alcaide y los incómodo con los talones: carceleros que aparecen a sus Parsons, como si tuviese miedo a rejas, el color de sangre que sin no morir, fiero, determinado, causa visible enciende la cierra la procesión a paso vivo. atmósfera, les anuncian, lo que Acaba el corredor, y ponen el pie oyen sin inmutarse, que es aquélla en la trampa: allí están en fila, ante la hora! los espectadores las cuerdas colgantes, las cabezas erizadas, las Salen de sus celdas al pasadizo cuatro mortajas. Plegaria es el angosto; ¿Bien?—"¡Bien!": Se dan rostro de Spies: el de Fischer, la mano, sonríen, crecen. firmeza: el de Parsons, orgullo "¡Vamos!" El médico les había radioso; a Engel, que hace reír con dado estimulantes: a Spies y a un chiste a su corchete, se le ha Fischer les trajeron vestidos hundido la cabeza en la espalda. nuevos; Engel no quiere quitarse Les atan las piernas, al uno tras el sus pantuflas de estambre. Les otro, con una correa. A Spies el leen la sentencia, a cada uno en su primero: a Fischer, a Engel, a celda; les sujetan las manos por la Parsons, les echan sobre la cabeza, espalda con esposas plateadas: les como el apagavelas sobre las ciñen los brazos al cuerpo con una bujías, las cuatro caperuzas. Y faja de cuero: les echan por sobre resuena la voz de Spies, mientras la cabeza, como la túnica de los están cubriendo las cabezas de sus catecúmenos cristianos, una compañeros, con un acento que a mortaja blanca: ¡abajo la los que lo oyen les entra en las concurrencia sentada en hileras de carnes: "La voz que vais a sofocar sillas delante del cadalso como en será más poderosa en lo futuro un teatro! Ya vienen por el que cuantas palabras pudiera yo pasadizo de las celdas, a cuyo decir ahora." Fischer dice, remate se levanta la horca: delante mientras atiende el corchete a va el alcaide, lívido: al lado de cada Engel: "¡Este es el momento más reo, marcha un corchete: Spies va feliz de mi vida!" a paso grave, desgarradores los ojos azules, hacia atrás el cabello "¡Hurra por la anarquía!" dice bien peinado, blanco como su Engel, que había Estado moviendo misma mortaja, magnífica la bajo el sudario hacia el alcaide las frente: Fischer le sigue, robusto y manos amarradas. "¡Hombres y poderoso, enseñándose por el mujeres de mi querida América..." cuello la sangre pujante, realzados empieza a decir Parsons... Una por el sudario los fornidos seña, un ruido, la trampa cede, los

25 cuatro cuerpos caen a la vez en el de las viudas, recatadas hasta los aire, dando vueltas y chocando. pies por velos de luto,—y Parsons ha muerto al caer, gira de sociedades, gremios, vereinsb, prisa y cesa: Fischer se balancea, orfeones, diputaciones, trescientas retiembla, quiere zafar del nudo el mujeres en masa, con crespón al cuello entero, estira y encoge las brazo, seis mil obreros tristes y piernas, muere: Engel se mece en descubiertos que llevaban al su sayón flotante, le sube y baja el pecho la rosa encarnada. Y cuando pecho como la marejada y se desde el montículo del ahoga: Spies, en danza espantable, cementerio, rodeado de cuelga girando como un saco de veinticinco mil almas amigas, bajo muecas, se encorva, se alza de el cielo sin sol que allí corona lado, se da en la frente con las estériles llanuras, habló el capitán rodillas, sube una pierna, extiende Black, el pálido defensor vestido las dos, sacude los brazos, de negro, con la mano tendida tamborinea: y al fin expira, rota la sobre los cadáveres:—"¿Qué es la nuca hacia adelante, saludando verdad”—decía, en tal silencio que con la cabeza a los espectadores. se oyó gemir a las mujeres dolientes y al concurso,—¿qué es Y dos días después, dos días de la verdad que desde que el de escenas terribles en las casas, de Nazareth la trajo al mundo no la desfile constante de amigos conoce el hombre hasta que con llorosos, ante los cadáveres sus brazos la levanta y la paga con amoratados, de señales de duelo la muerte? ¡Estos no son felones colgadas en puertas miles bajo una abominables, sedientos de flor de seda roja, de desorden, sangre y violencia, sino muchedumbres reunidas con hombres que quisieron la paz, y respeto para poner a los pies de corazones llenos de ternura, los ataúdes rosas y guirnaldas, amados por cuantos los Chicago asombrado vio pasar tras conocieron y vieron de cerca el las músicas fúnebres, a que poder y la gloria de sus vidas: su precedía un soldado loco agitando anarquía era el reinado del orden como desafío un “pabellón” sin la fuerza: su sueño, un mundo americano, el ataúd de Spies, nuevo sin miseria y sin esclavitud; oculto bajo las coronas; el de su dolor, el de creer que el Parsons, negro, con catorce egoísmo no cederá nunca por la artesanos atrás que cargaban paz a la justicia: ¡oh cruz de presentes simbólicos de flores; el Nazareth, que en estos cadáveres de Fischer, ornado con guirnalda se ha llamado cadalso!" colosal de lirio y clavellinas; los de Engel y Lingg, envueltos en De la tiniebla que a todos envolvía, banderas rojas,—y los carruajes cuando del estrado de pino iban

26 bajando los cinco ajusticiados a la fosa, salió una voz que se adivinaba ser de barba espesa, y de corazón grave y agriado: "¡Yo no vengo a acusar ni a ese verdugo a quien llaman alcaide, ni a la nación que ha Estado hoy dando gracias a Dios en sus templos porque han muerto en la horca estos hombres, sino a los trabajadores de Chicago, que han permitido que les asesinen a cinco de sus más nobles amigos!"... La noche, y la mano del defensor sobre aquel hombro inquieto, dispersaron los concurrentes y los hurras: flores, banderas, muertos y afligidos perdíanse en la misma negra sombra: como de olas de mar venía de lejos el ruido de la José Martí, pasó en sus notas sobre los muchedumbre en vuelta a sus hecho de mayo de 1886 de hacerse eco hogares. Y decía el Arbeiter de la xenofobia de la prensa a la Zeitung de la noche, que al entrar solidaridad con los anarquistas en la ciudad recibió el gentío condenados, toda una lección de ávido: "¡Hemos perdido una honestidad, de como debe rectificar batalla, amigos infelices, pero permanentemente el periodista en su veremosal fin el mundo ordenado acercamiento a la realidad. conforme a la justicia: seamos sagaces como las serpientes, e inofensivos como las palomas!"

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