Retrato De Un Bestaseuer: Carlos Maggi
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Retrato Emir Rodriguez Monegal de un BestaseUer: Carlos Maggi Se ha hablado mucho de la aceptación también está lidiando en otros frentes. La popular de Carlos Maggi: su éxito tempra muerte del padre lo ha convertido brus no como libretista radial y como humoris camente en cabeza de familia, lo ha obli ta en Marcha; su condición de primer gado a escribir libretos humorísticos para best-seHer de su generación, con un libro la radio (no existía entonces la TV), de de 1951; su triunfo en el teatro con dos fendiéndose como podía. Su ambición es primeras piezas, estrenadas casi simultá taba puesta sin embargo más arta. Como neamente en 1958/59. Menos comentada Balzac, al que se parece algo físicamente, pero no menos importante es su condición aunque sin el sesgo demoníaco, Maggi se de precursor de muchas cosas que han re multiplica. Para ganarse la vida, escribe sultado obvias desde 1958. Su precocidad libretos: Pobre mi amigo González, para es indiscutible. No bien salido de Prepara Los Risatómicos; Memorias de un Recién torios, Carlos Maggi (n.1922) ya es autor casado, para Héctor Coire, que se acaba de de un competente trabajo sobre Artigas, casar; Las divagaciones de la tía Elisa, en escrito con su gran amigo Manuel Flores colaboración con la narradora María Inés Silva Vila, que será su mujer. También Mora con el que llegan a ga..'1ar un concur so. El trabajo se publica en 1942; ese mis inicia una sección humorística en Marcha, mo año, Maggi lanza la primera revista de nivel algo más alto: En este país, se ti tula. Al mismo tiempo, Maggi tienta el verdaderamente juvenil de su promoción, cuento en serio aunque sin el éxito que es Apex, que publica dos números en papel pera. Por un lapso parece absorbido solo de astraza y aparece ya bajo el signo de por las tareas menores de la literatura y las preocupaciones americanistas de Joa por la necesidad de salir de cualquier modo quín Torres García y de la literatura ne a flote. Trabaja en la Biblioteca Nacional, gra de Juan Carlos Onetti, de quien tanto colabora en el diario batllista Acción (es Maggi como Flores Mora, compañero en uno de los pocos militantes de un partido la redacción de A.pex, eran entonces afa tradicional entre los escritores de su gene nosos glosadores y réplicas algo más jóve• ración). También estudia Derecho, se re nes y optimistas. Por ese mismo año, Mar cibe, se casa. Llegará a ser abogado del cha empieza a publicar sus primeros cuen Banco República, a tener casa propia en tos, entre realistas y sobrerrealistas, ines Carrasco y un rancho hermoso en Punta perados y hasta caprichosos en sus títulos. del Este, a lograr la fama literaria como Uno de los mejores se llama Louis Jouvet narrador, como dramaturgo, como ensayis y no presenta al famoso actor y director ta popular. No habrá de perder la sonrisa francés, aunque se refiere sí a los simula pero debajo de ella asomará cada vez me cros teatrales de la conducta humana: tema nos la mueca del grotesco, el rencor y que será desarrollado mucho más tarde en hasta el resentimiento que le hizo en sus una de sus piezas más ambiciosas, La gran primeros años ser tan agresivo. De esa épo viuda. Maggi tiene entonces unos veinte ca queda un testimonio en Marcha, un ar años y se lanza sobre la vida y la literatu tículo contra ciertos críticos de su genera ra con una apetencia, una sonrisa, un hu ción, que se titula: Bueno, yo les dije, y mor juguetón, un sentido funambulesco, que ha sido comentado suficientemente en sentimental y a veces hasta dulzón de la la Introducción a este libro. En esos años, existencia, una necesidad de ser y de afir Maggi tenía la dureza del que cree que to marse. Lo increíble es que este muchacho dos los demás van en coche y sólo él anda 5 a pie. Ahora su sonrisa oculta otra sonri cluso cuando hace humorismo en el mismo sa. Qué maravillosa. es la madurez, me dijo semanario, y luego agota su primer libro no hace mucho,'y esa otra sonrisa interior, de ficción, su fama ti!:ne ya dos caras, muy la más suya, se le veía también sobre la distintas: una es la fama anónima, casi cara. folklórica, de libretista radial; la otra es la fama personal, más literaria aunque no exquisita, de escritor conocido y fomenta LA VOCACION DE SER do por una élite. En buena medida, el éxi to de Polvo enamorado lo hizo un brillan Por haber empezado tan pronto, por ha te y demagógico articulo de Flores Mora ber sido acosado y acorralado más por las que se publicó en la última página de circunstancias que por los irreductibles de Marcha, una de las mas leídas entonces. monios interiores, Maggi fue de los prime Como gran amigo, Flores Mora exaltó a ros en empezar aquí muchas cosas. No sólo !víaggi, y su lector acudió al libro y lo ago fue de los que descubrió a Onetti (sin es tó. El elogio era escasamente literario pero perar las celebraciones del cuarto de siglo) logró su efecto. Permitió que Maggi salta y de los que también descubrió a Espínola ra, como literato, la barrera del descono (por el que ha tenido una veneración do cimiento en que vivían casi todos los del cumentable en una de sus piezas teatrales, 45. El éxito sin embargo era relativo. No La noche de los áJngeles inciertos, ,sinQ. existía entonces un público bastante gran que ha sido de los primeros que lo inten de para la literatura nacional, como se de tó todo en su generación, desde el ensayo cía y repetía entonces cada semana desde histórico de tipo revisionista hasta el hu las páginas literarias de Marcha. La prue morismo tópico que tanto éxito tendría en ba de que ese éxito fue solo un succes localizar un nuevo público; desde el tea d'estime la ofrece la carrera posterior de tro que gusta hasta la pequeña estampa Maggi. Polvo enam.orado no tiene secuela costumbrista que se lee. Fue el primer inmediata; por otra parte, la editorial que best-seller con un libro, Polvo enamorado lJ publica (formada ad-hoc por Maggi y (1951), que apareció en una época en que algunos amigos) también desaparece. Hay no había editoriales prácticamente y nadie un hiato. Las actividades políticas (que ya vendia un ejemplar de autor nacional. Mag se han tragado a Flores Mora) también gi agotó entonces una edición que sería absorben a Maggi y por un tiempo parece tal vez de quinientos o mil ejemplares: ci que aquel joven que empezó tan pronto y fra pequeña ahora pero fabulosa para el con tanto sentido de lo que se esperaba páramo de aquellos años. Sin embargo, aquí y ahora, había sido obliterado por el sólo al triuIlfar en el teatro con un par de abogado. Entonces aparece Mario Benedetti. 0b=as en 1953/59, ~ilaggi ¡:--e convierte en En realidad, también Benedetti se había escritor famoso. El mismo ha señalado, con revelado antes y con cierta precocidad. exacto sentido de la autoburla, a una pe Un lib¡'o de poemas a los veinticinco años; riodista que venía una vez a reportear al la dirección de una revista literaria, Mar hombre célebre: No se preocupe, aquí na ginalia, poco después; las colaboraciones die es famoso. Es cierto. Pero si hay al cada vez más numerosas en Marcha y en guien cerca de serlo en nuestro ambiente Número (cuyo consejo de dirección inte es Carlos Maggi. La paradoja que encie gra a partir de 1950), ya habían permitido rra este éxito algo tardío es varia. Porque situar a Benedetti en una literatura exi Maggi ha demorado en llegar a ser real gente y con sus ribetes de exquisita, que mente famoso, a pesar de tener en sus ma la sucesión implacable y ordenada de sus nos desde el comienzo la clave del éxito en libros de cuentos, ensayos y poesía no ha esta tierra. ría sino corroborar. Pero poco a poco, des Para entender esta situación hay que pués de 1951, empieza a asomar en Bene volver a mirar un poco la cronología. detti un escritor bastante distinto: uria Cuando Maggi publica su ensayo histórico sección humorística que viene a sustituir sobre Artigas o cuando saca Apex, cuando precisamente en Marcha a la de Maggi y entrega sus primeros cuentos a Marcha, in- que firma con el seudónimo de Damocles; 6 otras multiplicaciones periodisticas del hu de su expresión literaria, ese montevidea mor; una preocupación cada vez más cre nismo que ha sido su pasión y su cruz, pa ciente por el montevideanismo (que ya ha rece orientarse hacia otras dimensiones, bía tenido su primera expresión deliberada como lo revelan algunos de sus últimos en un cuento, El presupuesto, publicado en cuentos recogidos por la página de los vier Número, noviembre-diciembre 1949): una nes de La Mañana. conciencia cada día más angustiada por Algún cronista ha insistido en explicar los problemas del Uruguay y de la Amé el primer cambio de Benedetti como si se rica hispánica, irán modificando a Benedet tratara de un caso de doble personalidad: ti, haciéndole dejar atrás su piel exquisita un doctor J ekyll que escribe su obra más de lector y glosador de Proust y Graham literaria y ambiciosa, un Mr Hyde que hace Greene, y lo convertirán en elmontevidea el humorismo de Damocles. En realidad, no por antonomasia (aunque nació en Paso las dos personalidades son una, y el paso de los Toros), en hombre hondamente de la una a la otra es mucho más frecuen preocupado por lo nacional, en el escritor te de lo que se cree.