Tema 30 Árabe
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TEMA 30 ÁRABE. PURA RAZA INGLÉS. ANGLO-ÁRABE. HISPANO-ÁRABE. RAZAS DE SALTADORES. RAZAS DE TROTADORES. RAZAS HIPERMÉTRICAS. RAZAS DE PEQUEÑA TALLA. ÁRABE La denominación de Árabe procede del pueblo, que por motivos religiosos, lo expansionó, y no a la región geográfica de tal nombre, ya que la Península Arábiga, inhóspita y en gran medida desértica, nunca fue tierra productora de caballos. El Árabe ha sido alabado por la perfección de sus formas, su nervio (sangre), su inteligencia e incluso por esa inigualable capacidad de entendimiento con el hombre. Sin embargo, su gran valor reside en la dominancia en la transmisión de sus caracteres, lo que lo convierte el mejorador por excelencia de la morfoestructura. Según diversos autores, el caballo árabe es un descendiente directo del Tarpán (Eq. c. Gmelini), preéquido elipométrico, rectilíneo y braquicraneoto. Caballo procedente del sur del Caúcaso que llevaron los pueblos indoeuropeos a Mesopotamia, Siria, Palestina, costa del golfo Pérsico y algunas zonas de la costa sur de Arabia (Yemen) hacia el 2300 aC., extendiéndolo con posterioridad a Egipto. El caballo llega a Egipto 2000 años antes de J.C., con la invasión de los Hyksos o reyes pastores, y a partir de entonces comienzan los relatos, más de leyenda que verdaderamente históricos. Así, para los árabes el caballo árabe procede de las cuadras de Salomón, el cual compraba sus caballos en Egipto y 1000 años a. J.C. regaló unos ejemplares al jefe de la tribu Azeb, lo que constituiría el inicio de esta raza. El pueblo árabe, eminentemente camelista, no conocía prácticamente el caballo hasta que sale del desierto como consecuencia del movimiento mahometano. Es a partir de entonces cuando encuentran caballos de calidad en cantidad. Su fijación, como la conocemos actualmente, se realiza cuando Abu-Beker, primer califa árabe, se anexiona Asiria, Persia y Mesopotamia y con ellas sus poblaciones caballares. A partir de estas poblaciones y siguiendo procedimientos de cría en consanguinidad estrecha basada en líneas maternas, al contrario de los demás zootecnistas del mundo pues los árabes siempre tuvieron preferencia por las yeguas para fijar los caracteres de su raza, es como apareció el que hoy conocemos como CABALLO ÁRABE. Otros autores sitúan el origen del caballo árabe en el Nejed, meseta central de la Península Arábiga, considerando al desierto o a los lugares áridos como el yunque en el que se forjan sus cualidades a la vez que los consideran imprescindibles para preservarlas. En este área 47 se crían caballos de tamaño pequeño, longilíneos y de perfil cóncavo, con gran resistencia, movimientos muy ágiles y gran capacidad de mejora de otras poblaciones caballares. La llegada del Islam lo dio a conocer ya que su caballería se nutría de caballos del Nejed e incluso las tribus beduinas de este territorio formaron parte de las huestes islámicas. Esta aparente contradicción debe entenderse como que si el caballo se cría de manera regalada no es posible conocer sus cualidades bajo condiciones desfavorables, centrándose su cría en características morfológicas y dejando a un lado las funcionales. Los primeros caballos árabes registrados en España, parece ser que pertenecieron a la reina Isabel II. En 1893, la Yeguada Militar se encarga de la cría del pura raza árabe, reforzándola con continuas importaciones de sementales y aunando buenos criterios de selección. En 1920, D. José María Ybarra y el Duque de Veragua comienzan con la iniciativa privada de criar caballos árabes. El descendiente de Cristóbal Colón da gran auge a su ganadería con importaciones de valiosos sementales de Inglaterra como RAZADA y SIRIO III y de numerosas yeguas, llegando a tener una importantísima selección de los mejores caballos de esta raza. La Guerra Civil Española del año 1936 diezma la ganadería de Veragua: se matan caballos, se pierden documentos, se requisan caballos para el frente. Tras la Guerra Civil, la Yeguada Militar es la pionera en la cría de estos caballos; sin olvidar el entusiasmo y la afición de algunos ganaderos privados. Aunque no existe un tipo único, podemos definir al Árabe como un caballo eumétrico, mediolíneo y ortoide. Su alzada a la cruz se sitúa entre 1’45-1’50 m. Su cabeza es corta y triangular, de proporciones medias. Frente ancha y plana, con órbitas marcadas y ojos a flor de cara, grandes y redondos. Las orejas son pequeñas, simétricas y paralelas, y dirigidas hacia arriba y adelante con las puntas convergentes. La cara es de mediana longitud, perfil recto o ligeramente hundida y de nasales finos. Termina en un hocico fino y cuadrado, con ollares amplios y redondos. Labios delgados y boca pequeña. Mandíbula fuerte, ancha y marcada. Cuello mostrando gran dimorfismo sexual, fuerte y algo convexo por el borde de la crinera en el macho y más delgado y recto en la hembra, siempre llevado hacia arriba. En algunos tipos es de ciervo o invertido. El tronco es redondeado, tipo cilíndrico, entre paralelas, musculoso y acortado. La cruz es musculada y prominente, el dorso y lomos rectos y fuertes, cortos éstos últimos. La grupa, de gran longitud, es cuadrada, de escasa inclinación, y la cola es de nacimiento alto. El pecho es ancho y profundo. El esternón, de gran longitud, presenta una apófisis xifoides prominente. La espalda inclinada y musculada, el costillar redondeado, muslo musculado y nalga descendida y redondeada. 48 Las extremidades son fuertes y proporcionadas, de excelentes aplomos, aunque finas de hueso y de radios largos. Pierna fina y enjuta, cañas cortas, tendones bien marcados. Las articulaciones son muy manifiestas y los cascos son pequeños, redondos y duros. Según Fuentes y col. (1987) la morfoestructura del caballo árabe en España se resume en la siguiente tabla: VARIABLES SEMENTALES YEGUAS Alzada a la cruz 149’0 cm 147’0 cm Alzada al dorso 141’0 cm 140’5 cm Alzada a la pelvis 147’8 cm 146’6 cm Alzada a las palomillas 149’6 cm 148’9 cm Alzada al nacimiento de la cola 143’2 cm 142’6 cm Diámetro longitudinal 147’1 cm 148’1 cm Diámetro dorso-esternal 62’9-66’1 cm 67’0-73’6 cm Diámetro bicostal 43’3 cm. 44’7 cm. Anchura del pecho 34’8 cm. 32’5 cm. Longitud de la grupa 49’3 cm. 49’6 cm. Anchura de la grupa 48’4 cm. 49’6 cm. Longitud de la cabeza 56’6 cm. 56’2 cm. Anchura de la cabeza 21’8 cm. 21’7 cm. Longitud del cráneo 20’5 cm. 19’4 cm. Anchura del cráneo 13’6 cm. 13’3 cm. Longitud de la cara 36’2 cm. 36’7 cm. Perímetro torácico 172’1 cm 179’3 cm Perímetro de la caña 18’6 cm. 18’2 cm. Perímetro corvejón 30’3 cm. 28’7 cm. Perímetro menudillo 25’5 cm. 25’1 cm. Perímetro cuartilla 17’8 cm. 17’9 cm. Perímetro rodete 33’6 cm. 35’0 cm. Índice Corporal 85’5 cm. 82’7 cm. Índice Craneal 66’6 cm. 68’8 cm. Índice Cefálico 38’5 cm. 38’7 cm. Índice Metacarpo-torácico 10’8 cm. 10’2 cm. Índice Pelviano 98’3 cm. 99’9 cm. Índice Torácico 68’9 cm. 70’4 cm. Índice Proporcionalidad 98’7 cm. 100’2 cm. A pesar de lo expuesto, no hay acuerdo sobre las características morfológicas del caballo árabe al señalarse al menos tres tipos diferentes y definidos, que para algunos autores forman tres razas independientes. Por ello, aunque existe acuerdo sobre puntos básicos de 49 su morfología, todavía no es posible encontrar una definición aceptada por todos, si bien para la WAHO un caballo es de pura raza árabe si está inscrito en el Stud-Book del pura raza árabe. Sus movimientos y aires son muy extensos, amplios, ligeros y de gran belleza. Las capas más frecuentes son la torda y la alazana, seguida por la castaña y negra, además de la ruana, isabela, baya y overa. Es de destacar en la raza árabe su fertilidad, su resistencia y la gran capacidad de mejora de otras poblaciones caballares: es bien sabido que el árabe es el indudable mejorador de razas; tanto de caballos pesados como de sangre caliente. Es un caballo saltador, corredor, de fondo, de raid, de doma, enganche, etc., un perfecto atleta muy útil para gran parte de las aptitudes presentes en los équidos. Sin lugar a dudas, dado que la característica más significativa del árabe es la resistencia, el raid es la disciplina en la que triunfa. Los caballos ganadores de raid, que no son de pura raza árabe, tienen un tanto por ciento muy elevado. El pura sangre árabe también se utiliza en carreras de velocidad. Los potros se llevan al hipódromo hacia los dos años, comenzando a correr a los tres años, sobre distancias de 1600-1800 m, con 56 kg las hembras y 58 kg los machos. A partir de los cuatro años, las distancias varían entre 1400 a 3000 m, con 57 kg en las hembras y 59 kg en los machos (60 kg las hembras y 62 kg los machos a partir de los 5 años). Skorkowski (1974) considera que como consecuencia de la utilización de reproductores dentro de las mismas familias y líneas, más la selección natural, se obtienen poblaciones que pueden catalogarse como razas, y entre las que se encuentran: Kuhailan, Hamdani, Abdan, Saklawi y Ubayani. De estas poblaciones derivarían las etnias Kuhailan, Saklawi y Munighi KUHAYLAN.- Considerado como el antecesor del árabe, es la línea que dentro de la raza significa la fuerza, destacando por su fertilidad. Los caballos de tipo Kuhaylan se caracterizan por un aspecto muy masculino. Son potentes, musculados, con líneas equilibradas y redondas Son caballos fuertes, de pecho profundo, con una alzada de 1’4-1’5 m, masculinos, con una importante masa muscular, extremidades anteriores musculadas y buen hueso.