Todo Es Una Excusa
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EL GREIEM, LA GREIEM Y EL DEGREISA ESCRITOS POR: TSÁKAR LEPROSIC GARI-HEN LEÓN FERRINI ADONIS LANARKIS EL ÁGUILA Y EL LOBO LA MEMORIA INEXISTENTE GERO AMÁRGAMA GEROKLO SOPEMO Y RODOLFO PENSAREMUS (Con la idea de que lo siniestro vende.) EL GREIEM: Todo es una excusa. Parece serlo y lo es. Siempre buscamos el modo más fácil para escabu- llirnos de las voces que retumban en nuestra conciencia. Y todo para no decir nada. Para hacer tiempo y que no te maten. Pierdes el tiempo para que no te disparen pero lo que no sabes es que sólo queda disparar, pues la tumba ya está ca- vada. Te asombras de poder crear algo que ni siquiera conoces, que tienes que volver a vivir para conocerla. Buscas un récord, desaprovechando algo bonito para convertirlo en algo obligado. Y si queda demasiado pequeño, da igual, apura, apura si quieres llegar al próximo tren y viajar en el mar de los recuerdos. Y sólo yo, sé que voy en ese tren. 1993 Sigue la senda silenciosa del pensamiento. Sigue escalando, entre susurros y sombras, el esperado camino, para ser esperado por los suyos por el mundo de los susurros. Sigue insistiendo en sus pensamientos. Pues os amáis. Sigue pensando en la ocasión de ser amado por esa esperanza de silenciosas sendas que se acercan a quererte, siendo en el aire un susurro silencioso de caminos amistosos. Pero, ¡quieto! ¡quítate de mi mirada! Aparta este camino que quiere quemarte casi sin conocerlo. ¡Rompe con el aire! Reboza tus otros pensamientos sonriendo y arrepintiéndote de rayos de luz que recreaban tu cara. Y silba, canta, grita y ama por ser tu mismo, decide tu vida y piensa que todo se consigue, aprendiéndolo desde el corazón, y demostrándolo desde tus labios. Se, simplemente, TU. Adonis 1993 No oigas, no veas, no andes, no hables, el día en que se acabe el sol, el día de mi hora, salga a relucir. Recordarás un vendaval azotando tu cara y un helado entierro con lloros y triste- zas. Notarás el pesar de haber descubierto mi recuerdo, notarás que ya es tarde, y sabrás que no te miro. Esperanzas inanimadas que hacen escoger una sombra para que sea tu guía en una vida que se burla de ti. Que escojas una manera de llorar, sin que sea notada la tris- teza. Un poema en el fin del mundo, escribir en el infinito, pero morir es mucho más que eso; más que ser aplastado por tus hijos o asesinado por tu mejor amigo: ¿te imaginas que tu mejor amigo te haga ver la peor imagen de tu vida? Tu, sin saber si vivir para amar al asesino de tu cruel vida o morir para vivir sin estar vivo, pues para vivir hay que morirse. Más que ir al límite de la velocidad y dejar tu recuerdo en un muro, en menos de un se- gundo. Más que tirarte al vacío y ser desmayado por el miedo y las ganas de caer en el suelo para dejar de sentir la presión en tu estómago. Más que probar los placeres más ex- quisitos, más que drogarte hasta volar con la mirada, más que asesinar a tu amigo. Más que perderte en las fronteras de fantasía, más que ser romántico, más que explotar los oídos para no oír, o arrancarte los ojos para no ver, o quemarte las piernas para no andar, y dego- llar una a una las venas que bañan tu cuello, para así nunca poder hablar. Pero, nunca, nunca, la muerte superará a la euforia, placer, alegría que te da lo mejor, escri- bir un poema. Adonis 1993 ¿Dónde crees que puedes vivir? ¿Arrimado a una corriente de cambios, de puertas cerradas, de imágenes rotas de tu vida? ¿O bordeando la locura cerca de un loco que se cree el rey del mundo, sin saber que ahí afuera sólo hay oscuridad? Te crees capaz de salir ahí, y vivir arrodillado ante unas asquerosas personas, que te quitan la vida? Inventa algo, tu mundo es tu mundo, haz lo posible por redimirte de la soledad, pues aun- que no oigas, puedes sentir, aunque no veas, puedes tocar, y aunque no tengas piernas, pue- des volar. Entre dos vidas, murmullo de voces de niños, ¿dónde crees que puedes ir? Quédate aquí. Adonis 1993 Una sensación de fulgor se llena contigo, de alegría, de poder. Por creer. Por creer en ti, en tus grandes cualidades. Infinito poder en el pasillo de una voz arrastrada. Hambre de nacer, vestido de lamentos, oscuros amores, cantando un alma en pena por la pena de vida, pasión triste, acariciando un ser que no inventa, que deja hacer, lucha incomprensible, cárcel de lá- grimas, oraciones para rogar al muerto, y para invocar un deseo. Un deseo pequeño, sudor cargado de desespero. Calor, mucho calor, y sensación de culpa por creer en que todo es bueno al principio y al final también. Adonis 1993 No eres nadie. Sólo un pobre ciego en una oscuridad eterna, repleta de animales dispues- tos a quitarte lo último que tienes. No puedes conseguir nada. Sólo puedes engañar a los demás, pensando de ti que eres un dios en un país con flores. Y cuando crees tener algo que puede ser lo único y lo mejor para ti, lo pierdes. Mejor di- cho, no lo pierdes, pues nunca lo has ganado. Se te caen las fuerzas. Vas perdiendo el amor o la expectación de los demás hacia ti para convertirla en un asco misericordioso, para terminar en el olvido. Sólo hay dos soluciones: o te tiras al vacío y caer en manos del infierno, para poder vivir mal, o arriesgas tu alma en una apuesta con Dios. Si lo consigues, puedes morir en paz. Si no, tendrás que vivir atormentado por un deseo inútil, por toda la eternidad. 1993 Ah, recuerdos del ayer. Ayer, cuando sanabas y creías que todos iban a por ti. Si, recuer- dos, y miras hacia el tiempo. Recuerdos que pasaron, del ayer. Cuando creías que te ibas a comer el mundo pero con pesar ahora recuerdas que no es así, que sólo eres un recuerdo en un oscuro vendaval que agita tu mente. Tienes compasión, y justificas todo con que es tiempo pasado, que es el tiempo del ayer. Pero, ¿y mañana? ¿Qué harás mañana, también te justificarás de lo que dices ahora? ¿Di- rás que es el pasado, que es algo pasado? ¿Y no tendrás compasión de lo que hoy piensas, de esas esperanzas para ti? Pues lo que hoy piensas no es más que una introducción a lo que mañana pensarás, y si lo que mañana piensas dejas de pensarlo ahora, no sigas, acepta la derrota de ser un fracasado, y presume de no tener nada. Ayer, cuántos recuerdos inolvidables. Pero, eras tu, triste personaje salido de una novela de risa o de un cuento de terror. ¿Oh? ¡animado corazón! ¡Oh, triste vagancia que en mi mente domina! Cuán solitario es- toy sin pensar, sin pensar en mi, sin pensar en el ayer. 1993 Tras la romántica oscuridad se oyen voces sin importancia, que poco a poco se van ca- llando. Se callan para dejar hablar a besos ligeros primero, rozándose, pero tremendos vol- canes calientes y ardorosos después, sumergiéndonos en un baño húmedo entre los labios. El roce de los dos cuerpos, aún vestidos, despierta un gran deseo por despojarse de las ro- pas. Así mejor, más ardor, más roces, roces entre todos los pliegues de la piel. Y cayendo suave y lentamente en montañas blandas y calientes, para desearse aún más, a más no poder, peleando con besos y caricias, húmedos, suaves, hasta no aguantar más, gri- tando y moviéndose, rápido, ahora ya, los dos lo deseamos, hemos de morir. Adonis 1993 Me pides lo imposible, amiga; me pides crear un valle de cuentos en un charco de arena. Pues es poco lo que sé de ti. No puedes amar sin antes ser amado, ni vivir sin antes haber muerto. ¿Quieres un poema? ¿Cómo tal cosa nada en tu sonrisa sin pedírmelo con la inspiración en tus ojos? La amistad se consigue pasado poco tiempo, pero se pierde pasado mucho. Cuando me mi- res, podrás conseguir en mi mirada un amigo en el que confiar, sin que remuerda en ti la menor culpa. Imagina un mundo solitario en el que reine la amistad, sin preocupaciones, sin dioses o sombras vigilantes. Un mundo para vivir con tus amigos. Y tú, amiga, tendrás tu sitio cerca de mí y todos los demás. A P., que me lo pidió Adonis 1993 Juega para ganar. Tienes que arrasar, tienes que ganar. Llegar, mirar y vencer. No te dejes confundir con el éxito. Triunfa, sé admirado, propóntelo, inténtalo y dime cuál es la sensación de la victoria. No tengas en ese momento escrúpulos. Dale a la gente lo que pide, consíguelos y disfruta con la dominación de un chasquido de tus dedos. El número uno, el vencedor, el mejor, el amo. Pero, aunque estas palabras penetren en ti para hacerte amanecer, piensa en cuántos han su- frido intentando ganar el éxito. Algunas personas, tardan mucho, otras, arrasamos. 1993 Algo ocurre en el viento. Algo ocurre en las sombras, algo ocurre en la lluvia. Algo ocurre en el cielo. Algo ocurre en ti, algo ocurre en ti que ni siquiera me dejas imaginar. Frustra- ción, imaginaciones locas. ¿Qué dices? Imposible no morir. Imposible no morir en tus bra- zos bajo el fulgor del sol. Si, cuando me amas creo que soy siempre, nunca jamás, siempre, vivir sin mirarte a los ojos, sin tocarte, con fronteras, y música fúnebre.