Livius. Revista De Estudios De Traducción 6
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REVISTA DE ESTUDIOS DE TRADUCCION 6 LIVIUS Revista de Estudios de Traducción 6 (1994) Departamento de Filología Moderna Facultad de Filosofía y Letras Campus de Vegazana Universidad de León 24071 León - España Fax: 987- 291085 Director: J. C. Santoyo Secretario: Secundino Villoria Consejo de Redacción: Reiner Arntz (Alemania) Nelson Cartagena (Alemania) Marylin Gaddis Rose (EE.UU.) Louis G. Kelly (Canadá) Paola Mildonian (Italia) Angel Luis Pujante (España) Rosa Rabadán (España) Mariarosa Scaramuzza (Italia) Gerd Wotjak (Alemania) Ordenador: Emilio Fernández UNIVERSIDAD DE LEON Secretari ado de Publicaciones Printed in Spain - Impreso en España ISSN 1132-31-91 Depósito Legal LE-128-1993 Tanto el contenido como la redacción de los artículos de Livius son responsabilidad exclusiva de sus autores. L,IVIVS 6 Introducción Desde hace algunos años se ha despertado un gran interés sobre el tema de la traducción en general. Sin embargo, con respecto a la traducción medieval y renacentista en la Península Ibérica, el camino ha sido un poco más lento. Este libro, así como el simposio que le dio origen, se centra en la época estudiada por Russell por entender que representa un período de cambio dentro de la traducción al que no se le ha prestado demasiada atención. Si bien la crítica había mostrado más atención al siglo XIII gracias a la figura de Alfonso X, el modo de traducir en la Península en los siglos posteriores quedaba en gran medida desatendido. Aunque ya en 1956 Margherita Morreale pedía atención para este tipo de trabajos (Ppuntes"3-10), en relación a los estudios peninsulares podría llegar a decirse que hasta la aparición del libro de Peter Russell, Traducciones y traductores en la Península Ibérica (1400-1550) no se ha despertado un interés considerable a nivel general sobre el tema. La influencia de Russell es visible en muchos de los estudios publicados en los últimos años. Por ejemplo, entre otros casos, hay toda una generación que terminó sus tesis doctorales hacia 1990 que ha partido de los datos de Russell para llevar a cabo sus investigaciones. Ahora son más numerosas y menos esporádicas las investigaciones sobre la traducción medieval y renacentista en la Península Ibérica. La mayor parte de los estudios que se han dedicado a la traducción en la Península en el período medieval y renacentista se han ocupado del grado de literalidad de la traducción, de los aspectos filológicos de la lengua o de los aspectos socio-culturales de la época (véase la contribución de Ardemagni a este volumen). No obstante, otra posible aproximación a las traducciones consiste en examinar las afirmaciones que los propios traductores hacen con respecto a sus métodos de traducción y compararlas con su propia práctica q con otros traductores del período. Lo que nos llevó a querer organizar un simposio sobre traducción en esa época fue principalmente la contradicción teórica que comenzamos a ver en algunos autores del XV. Es de destacar la figura de Alfonso de Madrigal, El Tostado, que recoge toda una tradición establecida y, al mismo tiempo, se deslinda por nuevos caminos. Esto se puede observar en su prólogo al libro Tostado sobre Eusebio publicado por el cardenal Cisneros entre 1506-1507, pero redactado por Madrigal hacia 14501 . La problemática de la tradición establecida es bastante compleja dado que hay autores, como por ejemplo Alonso de Cartagena, que, en ocasiones, entre sus ideas tradicionales, aceptaban ideas más abiertas, al menos, en teoría (Di Camilo 54 y Morrás en este volumen) 2 . Las ideas tradicionales se centraban, entre otros puntos, en la aceptación del latín como lengua superior con respecto a las vernáculas y, como consecuencia de esto, en el transvase palabra por palabra. San Jerónimo representaba la nueva corriente, puesto que rechazaba la traducción palabra por palabra en función del sentido de la frase (Morreale, Castiglione 1: 19). Con esto, San Jerónimo le permitía libertades al traductor y otorgaba a la traducción una dimensión más amplia, menos ceñida al texto base. Esta problemática se extendía a la Corona de Aragón aunque la situación allí presenta unas características particulares. En términos generales puede decirse que la mentalidad de los traductores catalanes específicamente era mucho más abierta que en Castilla. Hay que pensar en la traducción de la Divina Comedia de Andreu Febrer y, al mismo tiempo, en traducciones como la Cárcel de Amor de Diego de San Pedro o el Decamerón de Boccaccio. Se da un paso adelante con respecto a las cuestiones de los conceptos de literal y libre y con respecto a la idea de la traducción 3 . 1 Este ejemplar se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid y actual signatura es 10811. P ara las contradicciones puede consultarse Recio. 2 Preparo un trabajo sobre estos aspectos en Cartagena que muy posiblemente forme parte del libro que en estos momentos tiene el título provisional: Estudios sobre la teoria de la traducción en la Edad Media. 3 Estoy desarrollando más estos aspectos aunque ya he adelantado algo en un trabajo todavía sin publicar: "De la práctica a la teoría en las traducciones catalana y castellana del Decamerón de Boccaccio". 1 0 En Castilla, la mezcla de diferentes corrientes sobre la traducción, la ambigüedad expresada en prólogos como los de Madrigal y posturas como las de Cartagena indican que los traductores se sitúan en un período de transición. Para estudiar en qué consistían traducción y traductor en la época es necesario estudiar desde aspectos teóricos hasta diversos temas de manera más monográfica. Tratando de abarcar toda la problemática que nos interesaba se agruparon los estudios en cuatro secciones que son, a su vez, las cuatro secciones del presente volumen: 1) Historia y aspectos teóricos; 2) La traducción en la Corona de Aragón; 3) El siglo XV castellano; 4) Progresión y síntesis: el siglo XVI. Básicamente, se ha intentado abrir toda una trayectoria que comienza en el siglo XIV y que termina en el siglo XVI. En la primera sección, el ensayo de Julio César Santoyo se ocupa de las traducciones durante el siglo XIV. El autor hace un balance de ellas y llega a la conclusión de que las traducciones se hallan dispersas por toda la Península y ya no centralizadas, además de que se traduce a las lenguas romances en lugar de al latín. Por su parte, María Morrás y Roxana Recio estudian los comentarios de dos traductores sobre sus métodos para contradecir la opinión que la crítica ha vertido sobre ellos. Morrás parte del contraste entre las opiniones que da Cartagena sobre la traducción y su propio estilo de escribir, libre de latinismos, para concluir que este autor no es un apóstol de la reacción escolástica contra el Humanismo, y que cuando defiende la traducción palabra por palabra lo hace en función de la enseñanza. Recio, en cambio, examina las ideas de Alfonso de Madrigal sobre la belleza en la traducción y llega a la conclusión que, en lugar de ser un concepto que debía subordinarse a la claridad y literalidad, como parecería desprenderse de ciertas afirmaciones iniciales, resulta de suma importancia en su forma de entender la traducción. Con respecto a la traducción en la Corona de Aragón, los estudios enfatizan las transformaciones sociales sufridas durante el período que nos ocupa. Ardemagni traza un panorama de la evolución de la traducción durante la Edad Media, y se centra más específicamente en las traducciones intrapeninsulares (entre el catalán y el castellano), llamando la atención sobre las relaciones de poder que se desarrollan para conseguir la supremacía política de una lengua sobre la otra. Dawn 11 Ellen Prince, dentro de esta línea, muestra la tensión que se produce en Aragón entre el castellano y el aragonés durante el siglo XIV, la cual puede verse en el uso de los sinónimos diatópicos que los traductores usaban para comunicarse con los diversos grupos dialectales del reino. Por otra parte, Michael Solomon se ocupa del gran número de traducciones de tratados médicos en el reino de Aragón durante los siglos XIV y XV, mostrando el efecto que la divulgación de ciertos conocimientos tuvo para la profesión médica y para la sociedad en general. En la sección sobre la Castilla del siglo XV, Harriet Goldberg trata de la traducción del De claris mulieríbus de Boccaccio, y muestra cómo, dentro de la tradición de traducción didáctica a la que se refiere Morrás en su ensayo, el traductor se muestra capaz de contradecir al autor original y de añadir otros materiales informativos. Eric W. Naylor se pregunta si López de Ayala era un `brotohumanista" por haber traducido el De casibus de Boccaccio, y concluye que su forma de traducir es típicamente `Medieval', mientras que los motivos de haber traducido esta obra se deben posiblemente a razones de justificación personal. Jaime Nicolopulos se ocupa del episodio de la hechicera de Valladolid en el Laberinto de Fortuna de Juan de Mena y su relación con la Farsalia de Lucano para mostrar el dilema del traductor humanista frente al anacronismo que el modelo clásico le proporciona. Mena muestra una tendencia a la traducción hermeneútica" que le lleva a modificar su modelo en algunos casos. Victoria A. Burrus examina el Esopete ystoriado y analiza cómo el autor, que traduce de una edición bilingüe alemana-latina, se enfrenta a diferentes problemas. El resultado final es una traducción que comparte el respeto por la lengua vernácula que se encuentra en otros traductores. En la sección final del libro, enfocada hacia el siglo XVI, Concepción Abellán Giral se refiere al cambio operado en Nebrija desde un rechazo a las traducciones del latín hasta su práctica de traducir sus propios textos, y hace hincapié en la literalidad de sus traducciones, hasta el punto de que resulta difícil saber si escribió primero las versiones latinas o las castellanas.