Tesis Que Para Obtener El Grado De Maestra En Ciencias Sociales Con Especialidad En Métodos De Investigación Histórica Presenta
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PARA LAS MUJERES NO HAY VOZ EN LA SENTENCIA GÉNERO Y DISCURSO EN EL SISTEMA PENAL EN SONORA, 1895–1905 Tesis que para obtener el grado de Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Métodos de Investigación Histórica presenta María Edith Araoz Robles Sinodales Dra. María del Valle Borrero Silva (Directora) Dra. Mercedes Zúñiga Elizalde Dr. Ignacio Almada Bay Hermosillo, Sonora. Febrero de 2006 ÍNDICE DEDICATORIA………………………………………………………………………………..i AGRADECIMIENTOS.………………………………………………………………………...ii EPÍGRAFE.……………………………………………………………………………….…iii INTRODUCCIÓN.…………………………………………………………………………….iv I. GÉNERO Y DISCURSO. ANTECEDENTES HISTORIOGRÁFICOS Y MARCO CONCEPTUAL 1. Antecedentes historiográficos……………………………………………………....1 2. Marco conceptual…………………………………………………………………...14 A) El género como categoría de análisis………………………………..........15 B) El discurso como práctica social………………………………………..…..21 II. EL ENTORNO HISTÓRICO SOCIAL Y LA CONSTRUCCIÓN DEL “DEBER SER” EN LA CONSOLIDACIÓN DEL MÉXICO MODERNO 1. Del México independiente al “orden y progreso”………………………….….…26 2. El entorno porfirista en Sonora. Los vaivenes hacia la consolidación…….….42 3. Los arquetipos del porfiriato: el hombre hace, la mujer es………………….....50 4. La delincuencia y la senda de la marginalidad…………………………….........60 III. LEGISLACIÓN PENAL EN MÉXICO Y SONORA: DEL ANTIGUO RÉGIMEN AL MODELO LIBERAL 1. Antecedentes generales………………………………………………………..….64 2. La labor codificadora como reafirmación del modelo liberal…………………...77 A) Código Penal Federal de 1871………………………………………….….78 B) Sonora y su proceso codificador…………………………………………...82 C) Leyes orgánicas para la administración del gobierno y la justicia en Sonora………………………………………….……….……87 IV. DEL GÉNERO AL DISCURSO: UNA APROXIMACIÓN AL TRATAMIENTO DE LA JUSTICIA PENAL EN SONORA 1. Planteamientos generales……………………………………………………..…..97 2. El caso del uxoricida Alfredo Martínez …………………………………………..99 3. El homicidio doble por envenenamiento perpetrado por Juana Mendoza …………………………………………………106 4. El Señor Doctor Ramón A. Luna y el estupro de Micaela Molina……………..115 CONCLUSIONES………………………………………………………………………….121 FUENTES…………………………………………………………………………………125 ANEXOS………………………………………………………………………………….136 Para Luis Enrique, mi compañero siempre, por su amor y apoyo incondicional; para mis tres amores, Vania, Luis Enrique y Édgar, porque este logro fue un esfuerzo compartido. A la memoria de mi adorado Nachy. i AGRADECIMIENTOS A mi querida Universidad de Sonora, por su respaldo en todos sentidos. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, por otorgarme su apoyo económico. A El Colegio de Sonora, por brindarme esta extraordinaria oportunidad y por hacer tan grata mi estancia en sus aulas y equipales. A la Dra. María del Valle Borrero Silva, por su interés en mi trabajo, por sus comentarios, correcciones, recomendaciones y por facilitarme material bibliográfico; por su trato cariñoso y su voz animosa en todo momento. A mis lectores, Dra. Mercedes Zúñiga Elizalde, por sus certeros comentarios, por sus sugerencias y recomendaciones bibliográficas; sobre todo, por su excelente disposición y sus palabras alentadoras. Al Dr. Ignacio Almada Bay, por sus puntuales correcciones y útiles observaciones; por su profesionalismo y sus comentarios motivantes. A ambos, por aceptar compartir conmigo esta inigualable experiencia. Al Maestro José Marcos Medina, por facilitarme bibliografía y material de investigación propia. Al Dr. Servando Ortoll, quien además de compartir sus conocimientos, nos enfatizó la importancia de los aspectos metodológicos y de redacción en nuestros escritos. A José Guadalupe Esquivel, por su apoyo profesional en el trabajo de archivo, por sus atinados consejos y, principalmente, por descubrirme el fascinante mundo del archivo judicial. A todo el personal de El Colegio de Sonora, por su magnífica disposición, eficiencia y su trato tan cálido. Al personal de los Archivos a los que acudí, y en donde recibí magnifica atención. A Chabelita, por su apoyo en la consulta de archivo y en la revisión final de este trabajo. A mis compañeros de la maestría, por todos los momentos compartidos: Patty, Ana Isabel, María del Carmen, Heidi, Nohemí, Roberto, Juan Manuel, Irene, Rodrigo, Martín y María del Carmen Tonella, a quien agradezco especialmente por facilitarme información y bibliografía básica para esta tesis. A mis compañeros y amigos de la Academia en Lengua Escrita, por su solidaridad y por tantos buenos momentos que hemos vivido. A mi mamá, hermanas y hermanos, a mi familia toda por apoyarme siempre. A mis entrañables amigas. ii Una mujer iracunda es como una ola agitada, fangosa, repulsiva, espesa, que ha perdido toda su límpida hermosura. Mientras se halla en tal estado, nadie, por depravado que sea, se dignará acercar á ella sus labios y beber una sola gota. Tu esposo es tu señor, tu vida, tu guardián, tu jefe, tu soberano. Se ocupa de ti y de tus necesidades; se entrega á penosos trabajos por tierra y por mar; se expone de noche á las tempestades, de día á los rigores del frío, mientras que tú, en tu casa, duermes abrigada, tranquila y sin temor. Sólo exige de ti, por todo tributo de amor, semblante placentero y verdadera obediencia, pago bien pequeño para tan grande deuda. La misma sumisión que debe el vasallo al monarca, la debe la mujer á su marido; […] Vergüenza que aspiren al mando, al dominio, al poder, cuando han nacido para servir, amar y obedecer. * William Shakespeare * William Shakespeare, “La fiera domada”, en William Shakespeare, Obras completas, (México: Nacional, 1974), 95. ii INTRODUCCIÓN Varios de los estudios que revisan la época porfiriana, sobre todo en los que se hace referencia a la mujer, nos revelan el modelo de conducta impuesto por la sociedad, la familia, la religión o la educación; es decir, nos muestran a personajes arquetipo que responden a patrones culturales y cuyo comportamiento estuvo apegado al “deber ser” de esa época. Para las élites porfirianas, el baluarte familiar se simbolizó a través de la figura de la mujer —ya fuera como madre, esposa o hija— y exigió de ella un comportamiento íntegro y moralmente inmaculado. Fue en las mujeres en quienes se personificó la fecundidad de la nación; en ellas recayó la responsabilidad del progreso que podían aportar los ciudadanos trabajadores y productivos.1 Durante el porfiriato, esta concepción se difundió por diferentes medios con el fin de transmitirla a todos los sectores de la población. Sin embargo, la visión de la sociedad porfiriana no fue la misma ante el fenómeno delictivo. Para las minorías rectoras, interesadas en erigir y legitimar un estado moderno basado en el progreso y el orden público, la delincuencia constituyó una persistente amenaza al logro de sus aspiraciones. La concepción de la criminalidad y los delincuentes, así como el rechazo a la transgresión legal, se manifestó a través de diversos medios impresos, entre los que sobresalieron la novela, la nota roja y la hoja suelta o literatura popular.2 En estos escritos se describían “espeluznantes relatos de horrorosísimos crímenes” de personajes literarios, relatos que mostraban la mirada de la sociedad porfirista hacia la criminalidad. Podemos decir que es a partir de nuevas vertientes de investigación historiográfica o sociológica, que estos personajes empiezan a ser analizados desde 1 Robert M. Buffington, Criminales y ciudadanos en el México moderno (México: Siglo XXI, 2001), 101. 2 Elisa Speckman analiza de manera acuciosa este tipo de escritos que proliferaron durante la época porfirista y mediante los cuales se proyectaba la visión de la sociedad hacia la criminalidad. La autora señala que estos impresos no sólo reflejaban la visión de las clases populares, sino la del sector mayoritario de la sociedad. Elisa Speckman Guerra, Crimen y castigo. Legislación penal, interpretaciones de la criminalidad y administración de justicia (Ciudad de México, 1872-1910), (México: El Colegio de México; Universidad Nacional Autónoma de México, 2002). iv Introducción otras perspectivas, con distintas visiones que generan nuevas representaciones. Muchos de estos trabajos de investigación han tenido como fuentes primarias los archivos judiciales y policiales. Así, al correrse de nuevo el telón, la escena nos presenta a personajes que no son ya las imágenes estereotípicas o sensacionalistas, sino que representan a criminales, víctimas, quejosos, testigos y vecinos,3 así como a jueces, magistrados y abogados que forman parte del aparato jurídico de un determinado espacio geográfico. Son estos personajes quienes ahora posibilitan otros acercamientos para dar cuenta de la forma de vida que tuvieron sectores importantes de la sociedad. Con el interés de interpretar lo ocurrido con estos sectores, también a partir del estudio de fuentes primarias, el presente trabajo está basado en la investigación de expedientes localizados en el Archivo General del Poder Judicial del Estado de Sonora (AGPJES) y en el Archivo Histórico del Congreso del Estado (AHCE).4 El objetivo general es analizar cuál fue el tratamiento que las instituciones y el sistema jurídico-penal dieron a los hombres y a las mujeres enjuiciados por delitos del fuero común.5 El análisis se circunscribe a las prácticas discursivas expresadas en procesos penales que tuvieron lugar en Sonora, durante el periodo de 1895-1905. Dichos procesos se llevaron a cabo en los juzgados de 1ª Instancia, en juzgados locales o menores, así como en la Sala Colegiada del Supremo Tribunal de Justicia.6 Dado que “las obras históricas sobre el crimen y la delincuencia en México