Reacción Y Polémica En El Arte Venezolano
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PÁG 1 INTRODUCCIÓN "Reacción y polémica en el arte venezolano" presenta una selección de obras relacionadas con las discusiones públicas que éstas despertaron en sus diferentes momentos históricos. Este enfoque permite apreciar las piezas en su dimensión estética y dentro del amplio contexto de manifestaciones culturales, referidas a los cambios del gusto y del pensamiento. En cierta forma, los actores —artistas, críticos y público general— toman la palabra para describir cómo fue el proceso de asimilación de las tendencias plásticas modernas y contemporáneas. La exposición se articula en torno a dos formas que asume la crítica. La polémica, entendida como "una discusión real entre dos maneras de concebir una verdad, pero donde cada uno tenga en cuenta las opiniones del adversario para refutarlas frente al público"1. Para su identificación hay que recurrir a documentos públicos en los que exista una opinión que refleje posturas ideológicas o teóricas, y en los que se produzca un diálogo o consideración de argumentos contrarios. La reacción, por su parte, implica un cuestionamiento, pero se distingue de la polémica en que no llega a cristalizar en un debate razonado, las críticas no tienen respuesta y no se establece un diálogo entre las partes. Una amplia investigación de carácter documental permite agrupar las reacciones y polémicas en cinco ámbitos temáticos: "Antecedentes. Siglo XIX", "Bolívar: ícono y paisaje", "Modernidad" (subdividida en tres partes: la modernidad, la polémica secular y Marta Traba y el cinetismo), "Transgresiones" y "Epílogo". A estos ámbitos se suma un espacio para los testimonios en video de perso- nalidades del medio artístico que han reflexionado sobre el tema. El siglo XIX aparece como un antecedente porque en él se de- sarrollan los medios impresos a través de los cuales se manifiesta el debate público. En este período están las raíces de una discusión que se refiere a la interpretación de la iconografía bolivariana, y que permanece vigente hasta nuestros días. A partir de 1909 se producen acciones de censura y protestas en la Academia de Bellas Artes que van sembrando el camino de la discusión estética, la cual eclosiona con la aparición de la abstracción dentro del ámbito de la modernidad. La problemática del arte abstracto y el replanteamiento de la figura- ción, abarcan desde los primeros enfrentamientos entre partidarios 1. Caballero, Manuel. Diez grandes polémicas en la historia de Venezuela. Caracas: Fondo Editorial Sesenta Años-Contraloría General de la República, 1999. PÁG 2 de ambos bandos hasta la identificación del cinetismo como arte oficial. La introducción de nuevos lenguajes y la intención de abierta provocación de los creadores conforman el ámbito de las transgresiones, en el que se remueven los cimientos del gusto y se abre espacio a las transformaciones. En el epílogo se presentan reacciones cercanas a nuestros días, cuando los juicios estéticos se relativizan y, en consecuencia, la crítica se vuelve más tolerante. I. ANTECEDENTES. SIGLO XIX La imprenta llega a Venezuela en los primeros años del siglo XIX. Su llegada juega un papel importante en las tempranas manifestaciones de insurgencia independentista de los años 1808 y 1810. A partir de esa época los medios se convierten en un importante mecanismo de combate político e ideológico, foro de discusión y escenario de los más encendidos debates y críticas. El siglo XIX es para Venezuela una etapa de formación; las artes plásticas se encuentran en incipiente desarrollo y por ello la crítica especializada no sobrepasa las esporádicas reseñas descriptivas o li- terarias. La acción cultural estuvo asociada al fortalecimiento de los símbolos y valores de la nueva nacionalidad republicana. Durante los tres períodos presidenciales de Antonio Guzmán Blanco, el culto a los héroes, especialmente a Bolívar, se utilizó como elemento de cohesión ideológica. En este contexto se producen los incidentes con las esta- tuas conocidas popularmente como El manganzón y El saludante. El manganzón y El saludante La "Ley de honores a Guzmán Blanco" de 1873 le confirió al gobernante el título de "Ilustre Americano, Regenerador de Vene- zuela" y fue el preludio de la colocación de las dos estatuas de bronce que pasarían a la historia como El manganzón y El salu- dante. La primera era una escultura pedestre de Guzmán Blanco colocada en la colina de El Calvario, y El saludante era una figura ecuestre que representaba al gobernante en traje militar, ubicada entre El Capitolio y la antigua Universidad, en cuya base había relieves alegóricos a los principales hechos de la administración progresista y civilizadora. PÁG 3 Joseph Alexis Bailly (París, 1825 - Filadelfia, 1883) Rostro de la estatua pedestre de Antonio Guzmán Blanco —El manganzón—, hacia 1875 Bronce con pátina verde Fundidor: Robert Wood 97 x 55 x 85 cm Colección Galería de Arte Nacional PÁG 4 Con el fin del Septenio (1870-1877) se iniciaron los ataques contra el régimen y las imágenes y estatuas del Ilustre Americano se convirtieron en blanco directo de la reacción política. La actitud moderada de Francisco Linares Alcántara mantuvo el debate en el plano verbal, pero tras su muerte, ocurrida el 30 de noviembre de 1878, la Asamblea Nacional Constituyente emitió un decreto que derogaba los actos legislativos que concedían honores a Guzmán Blanco y mandó derribar sus estatuas. El 23 de diciembre de ese mismo año se cumplió el decreto, en un acto solemnizado con música militar y cohetes. Las estatuas depuestas fueron levantadas de nuevo en su emplazamiento original durante el segundo período de gobierno de Guzmán Blanco (1879-1883). Allí permanecieron hasta la si- guiente reacción antiguzmancista. El 26 de octubre de 1889, bajo la presidencia de Juan Pablo Rojas Paúl, un grupo de estudiantes arremetió contra las estatuas y las destruyó, y una multitud pe- netró en el Concejo Municipal y en numerosas oficinas públicas para romper los retratos de Antonio Guzmán Blanco. II. BOLÍVAR: ÍCONO Y PAISAJE En el siglo XIX se estableció la iconografía para la representación de los héroes de la nacionalidad, la cual ha sufrido pocas variaciones con el paso del tiempo. El peso de la tradición se evidencia en los debates surgidos desde mediados del siglo XX en torno a las estatuas públicas que representan la figura de Bolívar. En los casos seleccio- nados, la discusión iconográfica versó sobre problemas de estética, de monumentalidad y de ubicación de las obras en lugares prominentes de la ciudad. Monumento a Bolívar en la cumbre del Ávila El proyecto de Alejandro Colina, Monumento a Bolívar en la cumbre del Ávila, data de 1947. En 1948 tuvo amplia y favorable difusión por prensa. En 1950 se presentó al público la maqueta de cinco metros de alto de la figura ecuestre del Libertador, cubierta por un discreto manto y con la espada en alto en actitud de ofrenda. En esta oportunidad la reacción ante el proyecto no PÁG 5 Alejandro Colina (Caracas, 1901 - 1976) Maqueta para el Monumento a Bolívar en la cumbre del Ávila, hacia 1950 Plomo 25,5 x 14 x 6,5 cm Colección sucesión Mauro Páez Pumar PÁG 6 fue totalmente favorable. La obra recibió críticas referidas a su calidad artística, la inconveniencia de su ubicación y la desnudez del héroe. Por esta razón, no se logró el apoyo necesario para vaciar la proyectada estatua de treinta y tres metros de alto, que se pensaba colocar en la Silla de Caracas. Monumento a Bolívar de Victorio Macho El escultor de origen español Victorio Macho contó con el apoyo de la Sociedad Bolivariana de Venezuela para la realización de un monumento a Bolívar, proyectado entre 1953 y 1954, el cual sería colocado en El Calvario. Para el proyecto, el artista concibió una estatua ecuestre del Libertador en bronce, de treinta metros de alto sobre una columna en mármol de sesenta metros. Al igual que a Colina, se le cuestionó la representación del héroe desnudo y las considerables dimensiones. Salvo la cabeza, la obra no llegó a realizarse. Esta parte de la estatua recibió nuevas críticas en 1983, debido a que el gesto contraído de su rostro, visto sobre un pedestal inadecuado, resultaba desproporcionado e hizo que se conociera popularmente como "el Bolívar gay". Actualmente la cabeza de "el Genio" está en la Plaza Caracas, con una base de proporciones adecuadas y no ha provocado más reacciones. Bolívar civil de Julio Maragall La estatua de cinco metros de alto que hoy corona la Avenida Bolívar, representa a un héroe civil envuelto con una capa en movimiento. En 1988, recibió severas críticas de personalidades como Alfredo Boulton, Alejandro Otero y Perán Erminy. Las opiniones emitidas abordaron temas como la calidad artística y la interpretación de la figura del Libertador. La obra llegó a ser considerada como una representación iconográfica simplificada y poco tradicional. En esta oportunidad los promotores no se detuvieron ante las críticas, que interpretaron como un intento de reglamentar y monopolizar las representaciones de Bolívar, y ejecutaron el proyecto aunque en una escala menor al cálculo inicial de ocho metros. PÁG 7 III. MODERNIDAD Las polémicas y reacciones de la modernidad están vinculadas a la introducción del movimiento abstracto en el arte venezolano. La renovación formal que implicó la abstracción se enfrenta al replantea- miento de la figuración dentro de las tendencias del arte social y comprometido. Las discusiones giran en torno al papel del arte y los artistas en la sociedad y tienen un fuerte componente ideológico. Miguel Arroyo versus César Rengifo En 1948 se celebran varios debates en el Centro Cultural Venezolano Soviético. A raíz de esos encuentros se publicaron en prensa los planteamientos de César Rengifo y Miguel Arroyo sobre el realismo social versus el abstraccionismo. Estos artículos marcan el inicio de una serie de discusiones que por una década se centraron en el problema de la creación y sus compromisos ideológicos.