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Aragón en la Edad Media XXI (2009) pp. ISSN 0213-2486 UNA HACIENDA LOCAL EN CRISIS: LA QUIEBRA DEL MUNICIPIO DE UNCASTILLO A FINALES DE LA EDAD MEDIA A MUNICIPAL FINANCE CRISIS: THE FINANCIAL CRISIS OF THE MUNICIPALITY OF UNCASTILLO IN THE LATE MIDDLE AGES Juan Abella Samitier Colegio La Milagrosa (Zaragoza) Resumen: Este artículo pretende estu- Abstract: This article aims at studying diar el funcionamiento de la hacienda the functioning of the financial appara- de la localidad aragonesa de Uncastillo tus of the Aragonese town of Uncastillo en el siglo XV. El trabajo analiza las di- in the 15th century. The study analyses ferentes fuentes de ingresos y su impor- the sources of income and the impor- tancia. También se examinan los gastos, tance of the commons. The expenses, el proceso de endeudamiento y la crisis the process of indebtedness and the fi- financiera del municipio a finales de la nancial crisis of the municipality in the Edad Media. Late Middle Ages are fully discussed. Palabras clave: Reino de Aragón; Un- Keywords: Kingdom of Aragon; Uncas- castillo; Baja Edad Media; Finanzas tillo; Late Middle Ages; Municipal Fi- municipales; Deuda Pública. nances; Public debt. Los estudios sobre haciendas locales en Aragón durante la Edad Media se caracterizan por la relativa escasez de investigaciones, entre otras causas por el hecho de que las fuentes municipales más propicias para su análisis, como los libros de actas y sobre todo los de contabilidad, se conservan muy tardíamente, generalmente desde mediados del siglo XV1, mientras que para algunas poblaciones estas fuentes son simplemente inexistentes. 1.- Sobre los estudios de haciendas locales aragonesas, véase: Antonio BERENGUER GALINDO, Censal mort. Historia de la deuda pública del Concejo de Fraga (siglos XIV-XVIII), Ayuntamiento de Fraga, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1998. Mª. Teresa IRANZO MUÑÍO, Élites políticas y gobierno urbano en Huesca en la Edad Media, Crónica, Estudios y documentos sobre Huesca, 2005, pp. 353-437. Mª. Isabel FaLCÓN PÉREZ, “El sistema fiscal de los municipios aragoneses”, en Manuel SÁNCHEZ 5 JUAN ABELLA SAMITIER Éste es el caso de Uncastillo, cuyos fondos documentales municipales padecieron numerosos estragos en el transcurso de la Guerra de Sucesión2, habiéndose conservado para el período medieval únicamente una serie de pergaminos donde se recogen los principales privilegios concedidos por la Corona a la villa. En lo relativo a fuentes de naturaleza financiera sobresale un tardío cartulario de comienzos del siglo XVII en el que se especificaron los bienes del consistorio y los censales a los que debía hacer frente en esa época3. Mejor suerte corrió un conjunto de protocolos notariales, cuya cronología se inicia en la década de los sesenta del siglo XV4. Es precisamente gracias a los libros de algunos de los notarios más importantes que trabajaron en Uncastillo a finales de la Edad Media por lo que se puede realizar un acerca- miento a la situación financiera de este enclave fronterizo con Navarra. En este sentido, este trabajo pretende ser una contribución al conocimiento de las haciendas de las pequeñas villas aragonesas de un rango poblacional de entre ciento cincuenta y doscientos fuegos en el tránsito del Medioevo a la Modernidad5. MARTÍNEZ, Antoni FURIÓ DIEGO (eds.), Col·loqui Corona, municipis i fiscalitat a la Baixa Edat Mitjana, Lleida, Institut d’Estudis Ilerdencs, 1997, pp. 191-218; “Finanzas y fiscalidad de ciudades, vi- llas y comunidades de aldeas aragonesas”, en Finanzas y fiscalidad municipal. V Congreso de Estudios Medievales, León, Fundación Sánchez Albornoz, 1997, pp. 241-273. Bonifacio PALACIOS MARTÍN, Mª. Isabel FALCÓN PÉREZ, “La hacienda municipal de Zaragoza a mediados del siglo XV (1440- 1472)”, en Historia de la Hacienda Española. Homenaje a García de Valdeavellano, Madrid, 1982, pp. 539-606. Mª. Luz RODRIGO ESTEVAN, Poder y vida cotidiana en una ciudad bajomedieval: Daroca, 1400-1526, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza (microformas), 1996, pp. 272-291. José Luis CORRAL LAFUENTE, “La ciudad de Daroca según el libro de actas de 1473”, Aragón en la Edad Media, IV (1981), pp. 157-194. Máximo DIAGO HERNANDO, “Haciendas municipales en el reino de Aragón durante el siglo XIV. El caso de Calatayud y su comunidad de aldeas”, en Denis MENJOT, Manuel SÁNCHEZ MARTÍNEZ (coords.), Fiscalidad de Estado y fiscalidad municipal en los reinos hispánicos medievales, “Collection de la Casa de Velázquez”, 92, Madrid, 2006, pp. 335-356. 2.- Sobre los ataques que sufrieron los Archivos Municipal y los eclesiásticos de Santa María y de San Mar- tín de Uncastillo a comienzos del siglo XVIII en plena Guerra de Sucesión, véase Isidoro ESCAGÜÉS JAVIERRE, Otras historias de la villa de Uncastillo, Bilbao, 2001, p. 52. 3.- Archivo Municipal de Uncastillo (AMU), Cartulario de la villa de Uncastillo. 4.- Los protocolos notariales de Uncastillo se custodian en una sala del ayuntamiento de Sos del Rey Cató- lico. Su primer libro data del año 1460. 5.- José Ángel SESMA MUÑOZ ha señalado la importancia del fenómeno por el que modestos núcleos rurales, de en torno a los dos centenares de fuegos cada uno, se incorporaron en el siglo XV al plantea- miento general del espacio agropecuario como espacio también de mercado. “La población urbana en la corona de Aragón (siglos XIV-XV)”, Las sociedades urbanas en la España Medieval, XXIX Semana de Estudios Medievales de Estella, Pamplona, 2003, p. 189. Uncastillo tenía 156 fuegos a finales de la Edad Media. Antonio SERRANO MONTALVO, La población de Aragón según el fogaje de 1495, vo- lumen II, Zaragoza, 1997, pp. 63-65. 6 UNA HACIENDA LOCAL EN CRISIS: LA QUIEBRA DEL MUNICIPIO DE UNCASTILLO 1) Los ingresos De entre el conjunto de documentos notariales sobresale uno que facilita una aproximación a la realidad de la hacienda uncastillera a finales de la Edad Media. Se trata de una concordia que fue aprobada en el transcurso de una reunión del concejo en la iglesia de San Andrés el 8 de marzo de 1495. Por la avenencia la villa acordó con dos prohombres locales, el escudero Juan Remírez y el notario Antón de Pomar, que éstos se hiciesen cargo de la deuda de la localidad cincovillesa, pagando las pensiones anuales a sus censalistas y comprometiéndose a cancelar los censales en unos plazos fijados, a cambio de recibir la práctica totalidad de las rentas de Uncastillo durante treinta años6. De este modo se conocen los ingresos que disfrutó la villa, pudiendo dis- tinguirse entre los ordinarios y los extraordinarios. En el primer ámbito, la explotación de bienes de propios fue su pilar fundamental, destacando en la misma tres apartados; los herbajes; los derechos sobre hornos y molinos; y los arrendamientos de los monopolios de venta de artículos alimenticios de pri- mera necesidad, como la carne o el pan. A todas estas entradas ordinarias, que supusieron el núcleo básico del sistema de financiación local, se añadieron las pequeñas sumas que el municipio cobró por el uso de bienes inmuebles de su propiedad y por la imposición de multas. Los ingresos extraordinarios, por otra parte, se compusieron de dos ele- mentos; los impuestos, especialmente las sisas, con los que se hizo frente a las peticiones económicas de la monarquía; y la emisión de deuda pública a través de censales y en menor medida mediante la contratación de préstamos por comandas. a) Los molinos harineros Entre los bienes de propios que constituyeron la espina dorsal de las finan- zas uncastilleras sobresalieron los molinos. En la concordia que el municipio estableció en el año 1495 con Juan Remírez y Antón de Pomar se menciona- ron tres ingenios; los dos molinos farineros del Arba y del molino farinero d’acerqua la villa clamado de concejo. En el acuerdo se especificó que los inversores se harían cargo durante los treinta años de las reparaciones que necesitase la maquinaria y además se incluyó una cláusula por la cual los veci- nos de Uncastillo y de su aldea de Malpica no pudieron erigir molinos en este 6.- Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Sos del Rey Católico (AHPS), Sancho Pérez del Frago, P. 878, años 1489-95, sin foliar. 7 JUAN ABELLA SAMITIER período, estando obligados en cambio a utilizar los concejiles7. Este carácter coercitivo evidencia cómo el dominio de la villa sobre los molinos harineros revistió la naturaleza de derechos señoriales en régimen de monopolio. Acerca de su origen hay que mencionar cómo Elena Piedrafita ha demos- trado la existencia de un molino de propiedad concejil en Uncastillo en los inicios del Doscientos. Por otra parte se ha constatado que en el siglo XII la monarquía poseía al menos dos molinos en la población8, por lo que puede formularse la hipótesis de que estos ingenios de titularidad real fuesen traspa- sados progresivamente al concejo para que dispusiera de las suficientes fuen- tes de ingresos con las que satisfacer las crecientes demandas pecuniarias de la monarquía9. La concordia entre Uncastillo con Remírez y Pomar no recogió las cantida- des que se solían obtener de los molinos. Sin embargo, gracias a los contratos de arrendamiento conservados anteriores a la fecha del acuerdo, se puede co- nocer, aproximadamente, el volumen que suponían de ingresos. Así, el 7 de fe- brero de 1474, Juan Coscón, clavero del capítulo de los infanzones, arrendó el molino bajo del Arba al caballero mosén Sancho Lacambra por 13 cahíces de trigo10; ese mismo día hizo lo propio con el molino alto del Arba en Malpica, que adjudicó a Pedro de Sos y a Juan de Lacambra por 27 cahíces11. Por otra parte, el 13 de febrero de 1486 Ferrando de Sos pagó a los jurados 28 cahíces de trigo por el arrendamiento del molino de la dita villa12. Esto es, antes de la importante avenencia de 1495, los tres molinos en conjunto proporcionaban unos 70 cahíces de trigo anuales a las arcas municipales.