Literatura Y Tango "Biblioteca Ijruruara Fundameiital '
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
-S CAPITULO ORIENTAL presrntatá semanalmente en su cuarenta y cinco fascículos, k historia de ia literatura UNgUa>a. profesor Sr. Daniel Vidart, revisado por tl conlunto abarcara un panoraiiia completo, desarrollado en Dr. Carlos Maggi adaptado por r\trnsibn y en profundidad de las obras rnás representativas e&%F+gcare&e% 9 el y el de la produccion Iiterar~a iiacioiial, desde la Conquista y la 3 f Departamento Literario del Centro Edi- Patria Vieja hasta nuestros dias El lector podrá coleccioitar el texto ilustrado de e\tos fawículos para contar con un ~olu- la historia de la inen completo al cabo de su ~>ublicac~on:sirnultáneamei>rr literatura tnugua)a separando las tapas podi; disponer de una ~aliowiconoqrafi.~ de la historia del país Los libros que acoinpdiian a los facciculos ínrriiarán la 43. Literatura y tango "Biblioteca IJruruara Fundameiital '. TERATURA Y TANGO Una pareja de bailarines de tango a principios del siglo. , en Buenos Aires, y tras una ardua asimilación. Ni siquiera en nombre del concepto de "área Escribir sobre el papel que desempeñaron cultural" puede reducirse la gravitación de la los uruguayos en la gestación, difusión y en- capital argentina en el género a la de Mon- tronización del tango parece ser, hoy por hoy, tevideo, y hasta para ¡os cbntados uruguayos una empresa vana si no presu~tuosa.Al tango que revistaron en él a lo largo del segundo se le conoce, en el inundo entero, como "tango cuarto de siglo, de Corrientes, sus criaturas y argentino"; en el Río de la Plata los habi- sus mitos nocturnos, venía la verdadera ins- tantes de Buenos Aires lo ensalzan como un piración, y eso vale incluso para quienes lo producto típicamente local, borrando del ma- hacían aquí. Montevideo consumía, consume pa los aportes provincianos u orientales; los tangos, pero si los creaba (¿se crean toda- escritores, periodistas y locutores de la urbe via?) el resultado era siempre un producto bonaerense proclaman a diario su principalía tributario, de segundo grado". ( José Wainer, y apelan a "esa diablura", "el mito", "la "Marcha", junio 14 de 1968). esencia", "el alma de la ciudad", "la tan- ¿Pero es tan así? ¿Poco o nada tienen guidad" y otras contraseñas semánticas para que ver los uruguayos con la autenticidad fun- machacar insistentemente en el papel prota- cional del tango? ¿Acaso nuestros creadores gónico de aquélla en el ser y quehacer de un de músico y poesía tangueras son el eco dis- género musical memorable. Parece tan cierto minuido de una ardiente voz, el reflejo mor- todo esto que hay uruguayos que queman ¡a tecino de una gran luz, el furgón de cola del "celeste" en la pira de la verdad cuantitativa ferrocarril de la fama? -"vinieron los sarracenos /' y nos molieron Hay hechos que autorizan a pensar que a palos / que Dios protege a los malos / Montevideo tiene su parte, y grande, en la cuando son más que los buenos"- y recono- gestación y consolidación del tango. Ello no cen en el tango el rostro de Buenos Aires. impide que demográficamente, económicamen- "Buenos Aires es un dato esencial del tango, te y comercialmente Buenos Aires, la mega- y gravita en él hasta por meras razones domi- Iópolis del Plata, actúe como una bomba de ciliarias. El tango es un producto de ciudaa, succión en lo que a la factura y consumo ma- de una ciudad de este siglo, y sería incon- sivo de tangos se refiere. Más público, me- cebible (tal como fue, o es, y no como pu- jores oportunidades y remuneraciones, una pro- do ser) si apartamos esa referencia simpie- paganda enderezada a crear y mantener una mente abrumadora. Ningún provinciano o cultura de masas en derredor de una mitología extranjero, llámese Gardel, Ciriaco Ortiz, Di urbana conscientemente urdida han gravitado Sarli, Homero Manzi, Piazzolla, concibió lo desde principios del siglo para situar en la medular de su creación sino con la vistc fiic gran urbe el mercado y la Meca del tango. Cuando Soliño despedía al viejo Barrio Sur guera"- conceden al tango cuna montevidea- (Adiós, mi barrio) no pensaba por cierto en na. Sus páginas sobre las Academias de baile Corrientes y Esmeralda; cuando Federico Silva señalan su madrugador origen uruguayo, pero le canta a los barrios de Buenos Aires -y es- mientras los montevideanos se ensayaban a cribe en Montevideo, sintiendo la respiración fines del XIX en cortes y quebradas había salobre, casi doméstica, a cien metros escasos en la otra orilla peringundines de neta pro- del río como mar y las alusiones incesantes sapia genovesa, trinquetes de naval etimología de una ciudad visceral que se agolpan en su itálica, canguefas de ascendencia andaluza y estudia de Pocitos- lo hace porque en la otra chula, cuartos de chinas de ecologia cuartelera. orilla le pagan bien, porque, lo consagran -en Otra vez la pareia cultural, la dable ver- una impresionante seguidilla- en el primer tiente de un mismo estuario de hambres y cos- puesto de los meiores letristas anuales. tumbres. Hay prioridades significativas que no nos En los orígenes institucionalizados del tango, autorizan, empero, a reclamar paternidades que a principios del siglo XX, aparecen el sandu- no tenemos, puesto que Montevideo y Buenos cero Alfredo Gobbi (Tocá Fierro es su primer Aires alojaron por igual en sus suburbios, in- tango, fechado en 1905), Enrique Saborido, mensos campamentos de desarraigados, de el famoso autor de La morocha (19041, Ab- marginales, de proletarios que llegaban en alas don Aróstegui (El apache argentino, El ca- del éxodo rural o de la inmigración transa- chafaz, 191 3 ), Albérica Spátola que escribió tlántica bajo el misma signo de alienación y su primer tango Lct Sucursal en 1909, y todas nostalgia, de desamparo y agresividad, de son uruguayos emigrados, chicos o grandes ya, frustración y esperanza. Aquellas humanidades a Buenos Aires. Enrique Delfino (Re-fa-si, Mi- de tierra adentro y mar afuera encontraron en longuitcl, La copa del olvido, Harugán, Aquel el tango str manifiesto tácito: hablaban las tapado de armiño, Araca corazón, Pad~inope- mismos lenguas latinos, pertenecían a un mis- lao, etc.) compuso su primer tango [El apa- mo estrato social -el de los desposeldos-, che oriental, 1912) en Montevideo, donde se reconocían idénticas tradiciones y defendían, hizo hombre y vivió siete años. De seguir as¡ chambona, lastimosamente, un mismo patrimo- habría que hablar del casi legendario Manuel nio cultural: el de la cultura de la pobreza. Campoamor (La cara de la luna, La metralla), Si el tango es cosa de negros íafirmucion de Francisco Canaro (Pinta brava, El Chamu- que se puede discutir) ya existe, a principios yo, Matasano, El internado, Mano brava, El del siglo XIX, ese designatum en el Gio de la opio), de Edgardo Donato -que a los 3 años Plata. Cuando la voz tango era un continente se radicó en Montevideo- cuyo tango Julián lingüístico, cuyo denotatum nada tenia que ver ( 19231, con letra del malogrado uruguayo con el actual pues se refería al tambor afri- Juan Luis Panizza, casi tan celebrada en su cano y al baile asociado a su ritmo -el tan- momento como La Cumparsita, fue eclipsado gG, ya su bochinche rebotaba en el empe- por el éxito mundial, aún latente, de A media drado despareio de la Muy Fiel y Reconquis- luz ( 19241, cantado en decenas de idiomas. tadora. Y para culminar, solamente en el período de Los burgueses montevideanos, aburridos ae la Guardia Vieja, se yergue solitariamente, sin tanta lonia, elevaron en 1808 un pedido a Eiío emparde posible, la figura de Gerardo Matos para que terminara con los escandaletes de Rodríguez, el genio de La Cumparsita (1917). "los tangos de los negros". Pero en Buenos Los tangos del período cantado, con la Aires, hacia 1802, existia también una "casa y letra adherida para siempre a la música co- sitio del tango". Ningún historiador de la cul- mo el caparazón al cuerpo del caracol, nacen tura se sorprenderá por dicha coincidencia. Es en Montevideo. Pascua1 Contursi, poeta tan- natural que donde se hacinaban los esclavos guero y cantor circunstancial, da a conocer en -servidores urbanos por excelencia- se ra- el cabaret Moulin Rouge, sito en Andes y Co- dicara su música. Así sucede con todos los lonia, los versos de Mi noche triste, luego de contextos culturales que acompañan a una so- haber hecho lo mismo con Son las doce y van ciedad determinada. Es un fenómeno de Iras- cayendo (La Biblioteca), El flete, Ivette, Flor culturación que conocen muy bien los antropo- de Fango y De vuelfa al bulín. (Enrique Haba, logos pero que repugna a los chovinistas. Esquema del tango, 1968, 1, p. 28 y entrevista Los estudios de un uruguayo precursor en la grabada a Víctar Soliño el 9/1/69). Es en materia (Vicente Rossi, Cosas de negros, 1926 1, Montevideo donde se consagra y empieza a cuyo redescubrimiento en el futuro predijo Bor- volar el dúo Gardel - Razzano ( 1915) y donde ges -"éste, ahora inaudita y solitario Vicente Mi noche triste recibe el espaldarazo de Gar- Rossi va a ser descubierto algún día, con del ( 1917). Es un uruguayo, Alberto Weis- desprestigio de nosotros sus contemporáneos bach, quien con José González Castillo incor- Y escandalrzada comprobación de nuestra ce- pora en Buenos Aires al sainete Los dientes del LA iNFLAClON DE LOS ANOS TREINTA o EL TANGO DE LA ESQUINA ROSADA "La literatura, y el literafeo, «sobre» el tango o en torno del tango, con su pizca de filosoficula también, llenarion bibliote- cas si lo fuésemos a espigar, reunir, cata- logar concienzudamente. Con la sola ayuda de la memoria, juntaría ahora un montón El tango "cachada" de 1920 a 1930 encontró en Victor Soliño un<> de sus más celebrados representantes.