Jorge Volpi Nació En México En 1968 Y Pertenece a La Llamada
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Jorge Volpi nació en México en 1968 y Mario Bellatín nació en México en 1960, pertenece a la llamada generación del pero fue en Perú donde inició su carrera li- «crack». Su novela En busca de Klingsor ob- teraria. Es autor de casi una veintena de tuvo el Premio Biblioteca Breve en 1999 novelas cortas. Con Salón de belleza ob - y ha sido también galardonado con los Pre - tuvo el Premio Médicis a la mejor novela mios Deux Océans y Grinzane, en Fran- extranjera editada en Francia y con Flores, cia, y el de mejor traducción del Instituto el Premio Xavier Villaurrutia. En el año Cervantes de Roma, en 2002. Ha escrito 2000 fundó en México D.F. la Escuela Di- una decena de novelas, entre las que des- námica de Escritores, un espacio alterna- tacan sus dos últimas, El fin de la locura tivo a las escuelas y talleres tradicionales. y No será la tierra. Es también ensayista y La jornada de la mona y el paciente y El actualmente dirige al Canal cultural 22 en gran vidrio son algunas de sus novelas más la ciudad de México. recientes, la última de ellas publicada en Es- paña. Diálogo de la Lengua Mano a mano entre los novelistas mexicanos Jorge Volpi y Mario Bellatín sobre el fin de las ideologías, la desaparición de las tendencias literarias en Latinoamérica y la relación del escritor con el lector. caridad plaza Periodista CARIDAD PLAZA.—Me gustaría que me co- mentarais en qué situación se encuentra la lite- ratura en español, la literatura iberoamericana. JORGE VOLPI.—Yo he dado vueltas a esa pregunta y he llegado a la conclusión de que no tengo ni la menor idea. Creo que hay un caos fructífero, que se publican una enorme cantidad de libros y que hay muchos autores y de varias generaciones entremezcladas, pero no me atrevería a reconocer tendencias claras en las últimas creaciones literarias en espa- Jorge Volpi: «Una de las pocas ñol. Intento estar más o menos al día de lo que se publica y distingo pocas coincidencias. tendencias de las últimas Quizá, una de esas pocas tenga que ver con creaciones literarias en Español la general admiración que sentimos los de mi generación, y también los más jóvenes, hacia tiene que ver con la general Roberto Bolaño. Pero eso no se revela en las admiración hacia Roberto escrituras de cada uno, que son radicalmen- Bolaño» te distintas. Es curioso que escritores que no tienen nada en común, se sienten admirado- res de la obra de Bolaño y por razones distin- MARIO BELLATÍN.—Me interesa mucho tas. Y no ocurre sólo en México. Es un fenó- Bolaño y creo que es un escritor muy am- meno que se repite en otros países de América plio. De ahí lo que tú dices, que distintos es- Latina, en Chile, en Colombia... ¿Tú qué critores o distintos lectores se encuentran en opinas, Mario? Porque no eres uno de los in - Bolaño, no en un Bolaño, sino en los diferen- contables defensores públicos de Bolaño. tes Bolaños. Pero quisiera volver al principio, quórum 19 jorge volp0i, mario bellatín I 109 Quórum, 19, pp. 108-119 a intentar contestar a la pregunta de qué está Hoy cada cual escribe lo que quiere y todas pasando con la literatura en Latinoamérica, las exploraciones y todos los caminos son vá- y me gustaría romper la idea, el estereotipo, lidos. Por fin, se invalidó el sentido único. de las literaturas de los diferentes países, por- Yo leo, por ejemplo, a Jorge Volpi, indepen- que creo que la búsqueda de las literaturas dientemente de que sea latinoamericano, es- nacionales ha hecho mucho daño al desarro- pañol o norteamericano y puedo leerlo como llo de la escritura. Estoy totalmente de acuer- si fuera una traducción y encontrar el disfru- do contigo, Jorge, en lo del aparente caos y te literario por encima de todas las cosas. en que hay muy pocos elementos en común y creo que esa es precisamente la tendencia y J. V.—Coincido con lo que dice Mario. Cuan- el gran avance. Cuando comencé a escribir, do en los años ochenta, siendo muy jóvenes, en los años ochenta, había un espacio muy rí- empezamos a escribir el grupo de amigos que gido. Uno piensa que la libertad es el elemen- luego formaríamos el Crack 1, nos dimos to obvio del arte, pero entonces no era así y cuenta que todos intentábamos imitar a Juan descubrías que estabas entrando en un uni- Rulfo o a García Márquez, a pesar de que verso regido por reglas definidas y por tenden- nunca habíamos visto una vaca en vivo, ni cias que precedían a tu propia escritura. Y re- sabíamos lo que era un caballo y, por supues- cuerdo mis primeros textos en los que me to, tampoco bailábamos boleros. Y el primer sorprendía a mí mismo escribiendo falso. Fue texto común que hicimos, una reunión de muy gracioso: yo escribía a la manera de..., a cuentos que funcionaba como novela, fue pesar de que nunca había bailado boleros, ni una burla sobre los escritores de nuestra edad había estado en un colegio militar y no había y de nuestro medio urbano que escribían sufrido las consecuencias de una dictadura. como García Márquez o Juan Rulfo. A par- Pero, inconscientemente, había que pasar por tir de ahí, vino la siguiente etapa, a la que ha ese espacio para que tu escritura fuera acep- hecho referencia Mario, y fue sorprendente tada. Cuando empecé a escribir cosas más descubrir que ese nacionalismo seguía en- personales, a hacer mi propia escritura y a no quistado dentro de la vida intelectual de Amé- repetir esquemas constaté cuál era la reac- rica Latina y de España. Cuando publiqué ción: ¡Qué bien! ¡Qué experimental! ¡Qué En busca de Klingsor y, al año siguiente, Igna- kafkiano! ¡Qué nouveau roman! Al principio cio Padilla publicó Amphitryon, volvió el de- pensaba que era un elogio, pero no, me es - bate sobre la literatura nacional. No com- taban diciendo justamente lo contrario. Era prendían que no escribiéramos sobre México un insulto soterrado y lo que querían dar a en- y nos acusaron de estar peleados con lo lati- tender es que mi literatura no iba a ser to- noamericano, cuando la realidad era que ni mada en serio, ni iba a pasar a la historia, siquiera se nos había ocurrido plantearlo como porque los parámetros eran otros. Ha pasa- una batalla que había que librar. Yo escribí do el tiempo y las verdades que hace tan sólo sobre la Alemania nazi porque quería hacer cinco años parecían absolutas, ahora se ven ab- una novela sobre ciencia. Esa era la única ra- surdas. Si yo le hablo ahora a un joven de un zón y, sin embargo, todavía en los años 90, parámetro determinado no me entendería. se seguía discutiendo la pertinencia o no a la 110 diálogo de la lengua quórum 19 Quórum, 19, pp. 108-119 literatura nacional. Estaba tan vigente que el año más incierto de este país. Es verdad hubo un crítico que llegó a decir que nos de- que terminó siendo una novela sobre la Re- berían quitar el pasaporte mexicano. Poco a pública de Weismar y sobre el ascenso del poco ha ido desapareciendo la presión pero, nazismo, pero nació de la angustia y de la in- aún así, la tendencia sigue, sobre todo si uno certidumbre cotidiana que se vivía en Méxi- sale del ámbito de la lengua española. En co. ¡Es tan simplista hacer únicamente la lec- Francia o en Italia no es sencillo publicar un tura del escenario literal! Mario, por ejemplo, libro de Mario, porque los editores no acep- en El gran vidrio, hace tres textos que son tres tan que un latinoamericano no escriba sin su autobiografías y ahí está perfectamente claro, marca de identidad. de una manera literaria, lo que estamos dicien- do: son textos autobiográficos, aunque si uno C. P.—Algunos escritores jóvenes, sin que al no tuviera la leyenda autobiográfica, jamás parecer la identidad les condicione, dicen que lo relacionaría con su vida. Y es que una no- les resulta más fácil colocar a sus personajes vela pueda pasar en Rusia o en Zaire y ha- en su país de origen, en los lugares que cono- blar de México o de la identidad del autor. Es cen, en las calles que han transitado desde tan obvio que es sorprendente que mucha siempre. gente no lo vea, que recurra sólo a la lectura literal para fijar los referentes, como si la li- M. B.—Pero ese es el espacio, lo superfi- teratura fuera periodismo. cial: la avenida tal, el monumento cual, un momento histórico determinado... porque M. B.—Para hablar de la realidad no siem- escribimos sobre nuestras realidades. Lo que pre hay que utilizar los recursos del rea - dice Jorge es otra cosa, es que si escribes so- lismo porque se quedan cortos. Por eso yo bre la Alemania nazi te anulan todas las otras sentí la necesidad, y los del grupo Crack opciones personales, te anulan tus vivencias también, de tratar de profundizar en la co- si estas no están en escenarios reales. En mis tidianidad, en el propio ser, desde otra pers- textos no existe, muchas veces, una realidad pectiva. En El gran vidrio, ya que tocaste el reconocida pero yo estoy ahí, y ahí está La- tema, si se leen las biografías de una mane- tinoamérica también, porque están mis vi- ra literal me pueden acusar de que yo nun- vencias, está la mezcla que yo soy. No se ca viví en la India, ni mi mamá me llevó a los puede escribir de otra manera.