URVIO, Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad ISSN: 1390-3691 [email protected] Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Ecuador

Garcés, Chris El poder de la pólvora: apuntes sobre la paramilitarización URVIO, Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad, núm. 10, noviembre, 2011, pp. 123-133 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Quito, Ecuador

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Chris Garcés1

Resumen

Este ensayo analiza los efectos de amplio alcance de la proliferación de las armas de fuego y la posesión de armas de mano usando una película etnográfica sobre las formaciones paramilitares en Colombia. Explorando las dimensiones autoritativas y de acción de la portación de armas y su violencia espectral, se demuestra cómo el “poder de la pólvora” cambia las distinciones de género y generacionales a través de los barrios periurbanos, tal vez especialmente cuando se despliega para consolidar intereses privados. La portación normativa de armas se convierte en un signo de 123-133 2011: Noviembre Quito, 10, Latinoamericana Revista de Seguridad Ciudadana. No. Urvio, masculinidad y una fuente garantizada de sustento para hombres jóvenes que viven en La Sierra, Medellín, lo que revela un nivel en el cual no sólo las relaciones paramilitares sino las relaciones estatales ordinarias naturalizan el poder de la pólvora dentro y fuera de las comunidades locales, un aspecto políticamente central pero peligroso del emergente orden público-privado. Palabras clave: armas de mano, paramilitares, violencia, soberanía, Estado, Colombia.

Abstract

This article examines the ethnographic film La Sierra, contextualizing its documentary account of paramilitary violence in Colombia against a wider backdrop of local and interstate transfor- mations, as well as the inefficacy of political critique to mitigate armed cruelties. In particular, I demonstrate the urgency of rethinking the firearm in today’s world as a troublesome masculinist social technology of and for the rearrangement of gendered and generational differences amongst its primary users: the urban and working class poor. Keywords: firearms, paramilitaries, violence, sovereignty, State, Colombia

1 Postdoctoral Fellow, Departamento de Anthropología de Cornell University. El autor recibió en el 2009 el doctorado de Princeton University con una tesis titulada “Whither Charity? Andean Catholic Politics & the Secularization of Sacrifice.” Una selección del manuscrito ha salido publicado en la revista acádemica Cultural Anthropology (v. 25, n. 3, Agosto 2010) Actualmente, el autor está trabajando en el aná- lisis de las intersecciones andinas entre raza, caridad, y soberanía en relación a la actualidad humanitaria desde la época colonial hasta el presente. Artículo

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1. cercanamente relacionado; es decir, hasta qué i existiera una alegoría para nivel el poder de las armas de fuego se ha la vida social del poder de las vuelto un modo de autoridad peligrosamente armas de fuego —más espe- reproducible y empática en estados demo- cífica que el contexto global cráticos que están experimentando rápidas panamericano—, se parecería desregularización económica y privatización. a las escenas iniciales de La Aquí, sin embargo, podríamos considerar ini- SSierra, el laureado documental del 2005 sobre cialmente unas pocas cuestiones respecto a las los paramilitares en el barrio de Medellín experiencias subjetivas y las aplicaciones de la del mismo nombre. Tales grupos irregu- tecnología de las armas de fuego. Pues ¿qué lares de milicia urbana, armados, localizados significa, en la práctica, portar un arma de en suburbios marginales y que se dedican fuego? La capacidad de los aparatos explosivos ostensiblemente a la autodefensa del barrio, de monopolizar la autoridad (o el poder legal son el verdadero sujeto de esta película. La de colapsar la distancia moral, históricamente narrativa empírica sigue a los capitanes, sol- atribuida a la monarquía soberana) fue efecti- dados, amantes y familias de una sola unidad vamente “democratizada” a través de casi toda paramilitar a través de los deseos y formas de América con el surgimiento de los primeros violencia en intersecciones imposibles de ras- Estados poscoloniales. trear plenamente, revoloteando alrededor de En tanto que los Estados organizados sus vidas; sin embargo, yo argumento que la democráticamente hoy en día privilegian la más profunda y asombrosa revelación de la portación de armas como una metáfora básica película es el espectro —claramente liberado para el autogobierno masculino (por ejemplo, en el inquietante material tomado en La la inmunidad política de los militares y/o la Sierra pero generalmente mal entendido desde policía, la protagonización del colono armado, Chicago a Juárez o desde Bogotá a Buenos la fantasía de un pistolero recto más allá de Aires— de una región, ciudad o barrio ase- la ley, etc.), explorando esta tecnología moral diado por otro: me refiero, por supuesto a las dominante pero malentendida, y su necesaria dimensiones lúdicas, i.e. de la autoridad y de “rutinización” periódica debería tener valor la performatividad, de la portación de armas. para la crítica internacional. Sin importar los La Sierra demuestra mejor que cualquier debates públicos alrededor de la legitimidad otro trabajo de crítica social o literaria lati- del poder de la pólvora dentro de los militares, noamericana, al menos hasta la fecha, cómo la policía y las fuerzas de seguridad privadas, la portación normativa de armas se convierte la condición epistemológica subyacente de la en una fuente de sustento y en un signo de existencia explosiva de la pólvora es siempre masculinidad para los jóvenes que crecen ignorada. en barrios urbanos marginales. Este par de ¿Podemos conocer hasta dónde una fuerzas inseparablemente entrelazadas, que persona que posee armas de fuego puede, designo con el término “poder de la pólvora”, pensando contra la corriente de la opinión yace en el corazón mismo de las transforma- popular y experta, ser poseído por las mismas? ciones políticas, culturales, pedagógicas e ¿Es posible —o incluso imaginable— desac- incluso sexuales que están tomando forma en tivar el poder de la pólvora? Tales preguntas las ecologías urbanas y estatales de hoy en día. abiertas respecto a las miríadas de aplicaciones Este ensayo no es un intento de mapear de la tecnología de las armas típicamente un campo de investigación interdisciplinaria resaltan el problema de la soberanía y el ejer- en la portación de armas y sus mundos subex- cicio del poder soberano trascendente del plorados, sino una empresa más circunscrita siglo XX (cf. Shmitt 2006). Fue durante este

Artículo de rastrear algunos de los filos de un problema período cuando Weber notablemente definió

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podría influenciar los imaginarios legisla- y económicos de la nación-Estado moderna. Artículo

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Así, La Sierra puede ser vista como un (Cacique Nutibarra), localizado cruzando el estudio limitado sobre el poder de la pólvora y valle desde La Sierra. Este estado permanente sus modalidades de reproducción tradicional. de conflicto armado es el escenario traumático Los cineastas-productores Scott Dalton y del documental entero, con paramilitares Margarita Martínez consideran su trabajo un involucrándose regularmente en escaramuzas viaje documental a través del conflicto civil de con sus adversarios de la milicia mientras Colombia que explora el lado oscuro machista viven bajo la amenaza permanente de ejecu- de la violencia en la vida cotidiana de los ciu- ciones extrajudiciales de los equipos móviles dadanos marginalizados. Según dicen estos de la Policía Nacional. Para estos beligerantes, primeros, “queríamos mostrar que mientras el conflicto de baja intensidad resulta ser más más se acerca uno a un lugar como La Sierra, incluyente que la guerra convencional, ya que donde los hombres jóvenes están profunda- ninguna zona del barrio es inmune a la vio- mente involucrados en la guerra y la violencia, lencia; ningún habitante de La Sierra puede más se da uno cuenta de que no se trata tanto escapar a ser absorbido dentro del frente de de luchar por una causa como de adelan- batalla y su cultura de terror envolvente. tarse, tomar poder y prestigio a través de la Aunque la duración de la película está violencia, ya que éstos no están disponibles a limitada temporalmente, los niveles acumu- través de medios normales y pacíficos”. lativos de violencia desatados por los para- La película etnográfica se opone a evaluar militares en el pasado y en el presente afectan las vidas paramilitares y sus tácticas desde las indeleblemente las relaciones de género y perspectivas de un discurso centralizado en el generacionales a través del tiempo en múl- Estado, que las demonizaría. Y, sin embargo, tiples maneras. Cielo es un ejemplo. El esposo la narrativa de La Sierra ofrece una mirada de Cielo, un paramilitar, ha sido asesinado por sin parangón dentro de las transformaciones fuerzas de la guerrilla dos años antes de que más amplias, interculturales e ideológicas de se filmara el documental; hoy, con 17 años y Colombia, que naturalizarían “la democracia un niño que sostener por su cuenta, ella lucha a punta de pistola”, revelando al poder de la por ganarse la vida vendiendo caramelos en pólvora como la máquina de guerra sin fin a buses metropolitanos y, aun así, logra entregar través de las áreas más asediadas y fragmen- comida regularmente a un nuevo novio para- tadas del Estado contemporáneo. militar, encarcelado por razones que el docu- mental deja sin explicación. Cielo deja a su 2. nuevo amante al descubrir que éste inició una nueva relación con otra mujer dentro de El lapso de tiempo representado en la película la prisión. Ella encuentra rápidamente a otra retrata un año en la vida de Bloque Metro, pareja que no está asociada con la red urbana un grupo paramilitar dominante en La Sierra. de Bloque Metro. Esta salvación menor es una Dalton y Martínez siguen la vida de tres afi- bendición a medias, sin embargo. liados de Bloque Metro, un par de jóvenes Efectivamente empobrecida al cortar sus hombres (Édison, de 22 años, y Jesús, de 19) conexiones personales con los paramilitares y una mujer menor (Cielo, de 17), cuyos retos locales y su red de seguridad política y eco- y tribulaciones diarias ejemplifican la ecología nómica, Cielo ya no puede resistir tomar un de la violencia paramilitar. El principal prota- trabajo mejor pagado en las industrias sexuales gonista, Édison, es un comandante que lidera en auge de la ciudad. En lo último que vemos a sus combatientes en una serie de guerras de su amable figura —una chica joven que de barrio, originalmente contra la guerrilla no cuenta con La ayuda económica de sus del Ejército de Liberación Nacional (ELN) parientes—, ella está bailando en un club

Artículo y ahora contra un grupo paramilitar rival nocturno en la zona roja de Medellín, donde

126 El poder de la pólvora: apuntes sobre la paramilitarización Urvio, Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana, No. 10, Quito, Noviembre 2011: 123-133 © FLACSO, sede Ecuador • ISSN: 1390-3691 trabaja todo el fin de semana para poder guerra de siete años, Édison está sentado en financiar la vida independiente con su novio un promontorio en La Sierra con la mirada y su hijito. perdida en el otro lado del valle, mientras El dilema de Jesús resulta no menos pre- discute la precariedad de su vida como com- cario. Tras dejar la escuela en segundo grado, batiente de barrio. En su mundo de alto Jesús era parte de una cohorte de adolescentes riesgo, poseer armas de mano se convierte que se unió a Bloque Metro cuando las bandas en un rito de paso masculino: “La primera de jóvenes del área empezaron a abusar de vez que sostuve una pistola en mis manos”, ellos sistemáticamente. Para 2003, se ha ins- explica, “pensé ‘Caramba, sé lo que debía crito como un miembro de los paramilitares saber’. Después, cuando la disparé, tuve la con una pareja, un hijo recién nacido y una sensación de lograr algo. Como alcanzar una casa modesta compartida con sus amigos. Al meta. Incluso pensé que, si moría entonces, ya parecer tranquilo con su suerte en la vida —al conocía lo que quería conocer.” ser entrevistado, Jesús menciona sin demostrar Contrario a la mayoría de las investi- ninguna emoción que morirá joven—, él es gaciones sobre políticas de proliferación de también el protagonista visiblemente más armas, lo que resalta en esta narrativa es la jus- herido: ha perdido su mano derecha al cons- tificación holística de Édison para su uso per- truir una granada casera. A través de la película sonal del poder de la pólovora. En contraste se lo muestra en operaciones paramilitares con a su historia, los expertos en políticas guber- pistola en mano (cargada con la ayuda de sus namentales y privadas adoptan el discurso amigos), mientras se balancea con su brazo internacional de control de armas y el lenguaje vendado. de los derechos humanos cuando discuten El carácter compuesto de este sobrevi- la proliferación de armas y sus tecnologías viente de guerra está sin embargo temperado sociales. En las palabras de James C. Scott con una determinación fatalista. Aun cuando (1999), los expertos en políticas nacionales e el grupo paramilitar firma un armisticio con internacionales deben primero “ver como un el gobierno colombiano, Jesús no puede des- Estado” para poder involucrarse en recomen- movilizarse con otros combatientes de Bloque daciones privadas/públicas “pragmáticas”, Metro. Para poder procesarse formalmente viendo la violencia armada ilícita como un como ex combatientes, todos los milicianos medio seductor pero éticamente trastornado que participan en la entrega ceremonial de para ejercer los intereses estrechos de uno. El sus armas livianas deben primero presentar comandante paramilitar, sin embargo, explica sus papeles de identificación para registrarse. cómo el solo blandir una pistola le confirió Pero, tras haberlos perdido o al no poder una personificación públicamente deseable presentar sus documentos oficiales, Jesús no y completamente integral —o un sentido puede desmilitarizarse y, por lo tanto, pueda imperecedero de sus libertades y límites per- seguir siendo considerado un enemigo del sonales— como líder de su comunidad. La Estado. La última vez que lo vemos, lo encon- portación de armas, en este sentido, jamás tramos desempleado y sentado en una silla en resulta como un medio para alcanzar un cierto frente de su modesta casa, arrullando a su hijo. fin, sino en sí mismo siempre el fin de la exis- La expresión más clara de los reclamos tencia basada en comunidad armada: un fin, soberanos de poder de la pólvora en las vidas además, “sin fines”, en tanto que el poder de la de los residentes de la Sierra se encuentra en pólvora —las dimensiones autoritativas de la una entrevista a un comandante paramilitar a portación de armas ya considerado como una menos de diez minutos del inicio del docu- especie de performatividad— debe ser siempre mental que dura ochenta y cuatro minutos. llevado a cabo localmente, reinstanciado y

Con sólo 22 años pero ya un veterano de perpetuamente realizado. La seriedad mortal Artículo

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de empuñar armas de fuego, si tomamos su bolizaría una forma de muerte social: el exilio aseveración seriamente, es la culminación del autoimpuesto y la pérdida —o el asesinato— desarrollo viril de Édison como un poderoso de amigos, familia y colegas asociados. El aunque atribulado miembro de su propia portar armas no es sólo la moneda que man- comunidad. tiene a Édison vivo; es el objetivo principal ¿Debería la audiencia tomarle la palabra —o la narrativa maestra— en la coreografía al comandante paramilitar, especialmente de sus privilegios excepcionales a través de La cuando los editores tendenciosamente lo Sierra. muestran usando un pasamontañas en la El subargumento más subversivo de La próxima secuencia, llevando a cabo vigilancia Sierra, se podría decir, es la agresividad par- en La Sierra, armado hasta los dientes y pre- ticular y la inquietud imprudente con la que parado a enfrentarse a las fuerzas enemigas? Édison busca nuevas amantes y finalmente ¿Deberíamos compartir la confianza inva- logra hacer malabares manteniendo a su riable de los cineastas en su ‘protagonista’? A esposa y a las seis mujeres, de 14 años de edad través de todo el conflicto guerrilla-militares- la más joven, que le han dado ocho hijos. Los policía-paramilitares de Colombia, miles de cineastas permiten a Édison proveer detalles individuos han perdido sus vidas en el lado abierta y embarazosamente sobre cómo, en su equivocado de un arma de fuego. Édison, sin manera descarada de decirlo, “las chicas por embargo, se ve a sí mismo como un soldado de aquí están desesperadas por el sexo”, especial- la paz indispensable, juez, jurado y mariscal, mente cuando ven a un comandante parami- todo en una persona. Cualificando su auto- litar con un arma, una motocicleta y recursos otorgada licencia para mantener la paz, añade: sin fin a su disposición (una afirmación que su primera esposa y las demás corroboran al No estoy sólo metido en la guerra, en disparar y hablar de su atractivo barrial en sus propias estar con mis hombres; pienso mucho respecto a la entrevistas). comunidad. Las comunidades marginales tienen más Dalton y Martínez filman a hombres y problemas. Los vecinos se pelean o no se llevan bien. mujeres desviviéndose por Édison, lanzándose Chismean al respecto y se forma toda una cadena de a abrazar a este comandante paramilitar y lle- problemas. Así que hay que entrar. O, más bien, la nándolo de halagos sexuales no solicitados. gente quiere que uno entre porque es la autoridad. No sólo es su retrato de la capacidad de Es como que uno es el juez… Uno tiene que entrar Édison para comandar el poder de la pólvora y arreglar las cosas. a su favor, en sí de acción y autoritativa — una representación peligrosamente mimética Así, a Édison se lo puede observar negociando de este poder—, sino que los editores del disputas de alquiler y otras formas de conflicto documental activamente indican sus aplica- con los hombres y mujeres de clase trabajadora ciones pedagógicas. La entrevista/confesión de La Sierra. “Ésta es una verdadera causa,” de Édison al inicio de la película equivaldría dice. “Es por mi comunidad, mi barrio. Es algo al ejemplo más ilustrativo; en ella afirma que, por lo que estoy luchando. Imagínese que las simplemente, “cuando eres joven quieres guerrillas del ELN se metieran aquí. A muchas las cosas duras. Si alguien tiene una pistola, familias se les obligaría a irse. Muchos de mis quiero ser parte de ese grupo. Quiero tener la amigos tendrían que irse o ser asesinados. Eso pistola. Quiero dispararla”. sería la derrota. Y nunca se puede pensar en la En todo el documental, se hace al obser- derrota”. Édison claramente no es una parte vador afirmar esta aseveración al ver a muchos desinteresada en el derramamiento de sangre niños de La Sierra observando a los paramili- que envuelve a su comunidad; sin embargo, tares al operar armas de mano. En una escena

Artículo abandonar La Sierra para un paramilitar sim- en particular, Édison y un amigo inspeccionan

128 El poder de la pólvora: apuntes sobre la paramilitarización Urvio, Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana, No. 10, Quito, Noviembre 2011: 123-133 © FLACSO, sede Ecuador • ISSN: 1390-3691 mutuamente sus armas junto a un parque y la comunidad. Ver este documental desde infantil donde un grupo de niños no mayores la perspectiva del arma de fuego como un de diez años están observándolos meditativos. nodo clave de múltiples tecnologías sociales, En otra escena, un joven paramilitar muestra sin embargo, muestra cómo esta tragedia de su arma a manera de chiste para el camaró- violencia en lento desarrollo mantiene a los grafo, flexionando sus músculos y diciendo miembros de Bloque Metro atrapados en “Rrrambo”, mientras sus amigos se ríen de una red de deseo, estabilidad, licencia brutal este gesto, que se atreve a combinar la realidad y oportunidad. El ciclo de marginalización de La Sierra y el imaginario social imperial y urbana, de violencia armada y de una muerte mundial reciente del poder de la pólvora. En prematura para los jóvenes militantes se otra escena más, Édison regaña a un parami- repetirá indefinidamente. litar púber por no manejar correctamente la munición para su rifle de asalto A-14; luego, 3. personalmente, carga la subametralladora, camina por un callejón cercano y vacía toda El poder de la pólvora. El fin sin fines. Y de la carga del arma en frente de un niño que vuelta al inicio. La primera escena del docu- está sentado pacientemente, mirando el espec- mental abre con una representación del con- táculo a muy corta distancia. A la mañana flicto de baja intensidad de Colombia digna siguiente, una mujer mayor aparece muerta en de los Desastres de la guerra de Goya. La la calle cerca del edificio contra el que Édison cámara de video encuadra a una joven figura disparó. masculina, contorsionada y sin movimiento, A mi manera de pensar, el retrato más yaciendo supina en la orilla de un canal de brutalmente forense del poder de la pólvora drenaje urbano, con su camisa ensangrentada pueden ser las reflexiones silenciosas de Édison contrastando con la frondosa vegetación. La respecto a la vivacidad de su hijo de tres años, inmediatez transformadora de vida del poder particularmente cuando afirma que de la pólvora le es inequívocamente evidente a puedo comunicarme más con él porque ya puede quien ve el documental, quien permanece tan hablar como una persona común. Dice que tiene impresionado, tal vez, como la muchedumbre cinco novias. Y le encantan las motocicletas, como que se ve reuniéndose alrededor de la víctima a mí. Lo pongo en mi motocicleta. El intenta hacer en un silencioso y extraño asombro por la todo lo que yo hago. Con la educación que está reci- capacidad que las armas de mano tiene para biendo va a dar problemas. Él me dice: ‘¿Papi, donde reclamar otra vida más de los barrios. está tu pistola? ¡Papi, tengo un rifle!’. Haciendo un zoom a la quebrada de con- creto, Dalton enfoca la atención al torso y la La narrativa de la película sugiere que para cara de la víctima, capturando las moscas ahora los habitantes urbanos de La Sierra no hay en manada alrededor de los ojos, nariz y boca cómo escapar de las proyecciones del poder de sin vida del chico. Uno trata de imaginarse la pólvora hacia adentro y hacia fuera, hacia cómo, en este caso, considerar el dolor de los la familia y la reproducción política y eco- otros —cómo la opacidad de la violencia junto nómica. Los argumentos afectivos y colectivos con cualquier medio que diga representarla— de este documental —desde la impresionante puede en sí perpetuar una forma de violencia ejecución sumaria de Édison al ser rodeado (Sontag, 2004). El ensamblaje editorial de las por la Policía Estatal, a las aspiraciones trági- grabaciones de Dalton no es nada menos que camente cortadas de los otros protagonistas una pornografía de la violencia, o, tal vez, una de la película— son todos aparentemente obsesión fetichista con contabilidad corpo- atribuibles al poder de la pólvora, una peda- rizada por la violencia misma; la atribución de

gogía local y condición básica para el amor significado trascendente a escenas de heridas Artículo

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mortales es aún más violenta cuando uno mira mano” y “niños” de su lenguaje de La Sierra para el otro lado. De una forma u otra, dos a otros idiomas, traducciones interculturales mujeres descorazonadas de relación incierta que, aun cuando descritas de manera clara, con la víctima, quienes son completamente usualmente continúan impensables para desconocidas a la audiencia del documental, las élites de la clase alta latinoamericana, en ahora se sientan sosteniendo la cabeza y el Medellín y en otros lugares, que viven detrás cuerpo del joven. La película entonces corta a de sus enclaves urbanos altamente fortificados, otra escena. El final del inicio, La Sierra parece y eso sin mencionar la distancia geográfica sugerir, llega cualitativamente más rápido en y cultural de la audiencia norteamericana. esta parte del mundo. Mientras mis preocupaciones específicas en Un grupo de colombianas no mayores de este ensayo tienen que ver con las transfor- quince años ahora ayudan a una amiga des- maciones recientes del poder de la pólvora en consolada a caminar lejos de la escena mientras Colombia, la sugerencia del tendero de que el ella repetidamente, entre desmayos y ahogos, problema de la niñez yace en el corazón de expresa su incredulidad de que “el padre de la violencia armada contemporánea no carece mis hijos” ya no esté, preguntando en voz alta de perspicacia y resonancia crítica. Por toda a todos y a nadie en particular: “¿Por qué me Latinoamérica, los académicos de la niñez han lo quitaron? ¿Por qué?”. Esta brutal puesta documentado cómo se espera que los jóvenes en escena es dejada sin narración más allá del de la clase trabajadora contribuyan de alguna shock expresado por una chica desconocida, manera al hogar. Lo que los moralistas de la rápidamente acompañada al final de la calle y clase alta y los campeones de los sistemas de alrededor de la esquina, más allá de la mirada valores del Atlántico Norte defienden a priori omnisciente de la cámara. La audiencia no —es decir, que la niñez es un estado uni- conocerá nunca los detalles del asesinato de versal de inmadurez emocional y corporal o este joven: La Sierra hará a su muerte inter- un tiempo de educación, juego y desarrollo cambiable con la de otros hombres del área. protegido— resulta arriesgadamente irreal y El documental, en vez de dárnoslos, corta juvenil para las comunidades como La Sierra. a un regordete tendero grabado mientras Se espera que los jóvenes de todas las habla detrás de las barras de su propia tienda. edades en los barrios marginales participen El tendero presta palabras de parsimonia en el trabajo familiar, ayudando al hogar o a bíblica o de potencialidad alegórica para encontrar trabajo externo para ingresos suple- explicar el significado de este asesinato: “Los mentarios. De ahí que la “viveza criolla” y el de allá matan a los de aquí porque son de aquí. “Cada niño trae su pan bajo el brazo” de la Y los de aquí matan a los de allá porque son región andina demuestran no sólo el amplia- de allá. Son muchachos, los muchachos… mente adoptado sentimiento pro-natalista de Estamos en manos de muchachos armados. que la falta de recursos financieros no debería Eso es todo el problema. Estamos en manos disuadir a las mujeres de tener hijos; el dicho de muchachos armados. La vida de nadie vale también insinúa que los niños se tornarán nada”. La imagen poco iluminada de este parte de la capacidad del hogar para producir orador maduro encerrado en una prisión de su y cuidarse a sí mismos desde temprano en su propia fabricación protectora proyecta, junto desarrollo individual. con su voz de certeza conocedora, un aura de La integración de los hijos en el modo de resignación profética, y dirige la atención a los producción de la familia es de hecho un proceso horrores más profundos e intratables de la vio- tan común que no requiere una justificación lencia soberana en Colombia. elaborada. Así que cuando el tendero dice El problema de la juventud armada “Estamos en manos de muchachos armados…

Artículo necesita traducir los términos “armas de La vida de nadie vale nada”, habla de mucho

130 El poder de la pólvora: apuntes sobre la paramilitarización Urvio, Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana, No. 10, Quito, Noviembre 2011: 123-133 © FLACSO, sede Ecuador • ISSN: 1390-3691 más que la descomposición social de los la complejidad historiográfica que asociamos suburbios de Medellín regularmente visitados con la investigación etnográfica a largo plazo por la violencia paramilitar. En un destello y en primera persona (aunque véase, por de perspicacia, alude al derribo generacional ejemplo, Taussig 2003). En mi opinión, La de las deudas y responsabilidades interper- Sierra sobresale etnográficamente como el sonales incrustadas dentro de las estructuras relato empírico más convincente de la vio- imaginadas de la vida familiar de La Sierra: lencia guerrilla-militares-policía-autodefensa un cambio dramático en las políticas diarias que barre por toda Colombia. de cuidado de la reproducción del hogar, y Antes de que inicie La Sierra, sin embargo, hacia la creación de vínculos igualmente afec- el espectador lee el siguiente comentario con tivos de lealtad y trabajo cooperativo entre los los hechos básicos de la situación colombiana, grupos armados machistas y sus dependientes. en líneas de texto blanco sobre un fondo El análisis sostenido de la relación entre el negro: poder de la pólvora y las afinidades electivas esperarán a ser discutidas en la antropología Durante la última década, más de 25 mil personas de la familia. Esta transformación de filia- fueron asesinadas en el sangriento conflicto civil ciones y afiliaciones en La Sierra, sin embargo, que asola a Colombia. En 40 años, este conflicto presenta signos premonitorios de que la des- ha pasado de la jungla a ciudades como Medellín, regulación y la privatización de la fuerza letal donde las bandas urbanas se han unido a la guerrilla han empujado al Estado lejos del oikos —el de izquierda o a los grupos paramilitares de derecha. hogar como un modelo de bienestar común— En enero de 2003, cuando se comenzó a grabar y silenciosamente han comenzado a promo- este programa, ambas facciones rivales luchaban cionar la communitas del poder de la pólvora, por el control de los barrios pobres a las afueras de la profunda camaradería y falsa inmunidad Medellín. de aquellos armados privadamente como la metáfora básica para la soberanía del Estado. Sería difícil desacreditar esta sinopsis del pasado reciente de Colombia. Aun así, vale 4. la pena reflexionar junto con la audiencia de la película respecto de este bosquejo empírico “¿Por qué me lo quitaron? ¿Por qué?”. Los del conflicto. Consideremos el siguiente set de antropólogos, historiadores y científicos polí- verdades generalmente aceptables: ticos de Colombia han intentado hasta cierto nivel, aunque con sospechosa falta de pasión, a. Las palabras en este texto son tan básicas entender la historiografía y la fenomenología y tan comúnmente entendidas, que uno de la pregunta de esta joven madre. En los podría sentirse avergonzado de repetirlas llamados “conflictos de baja intensidad”, la cándidamente en conversaciones serias crítica intelectual está severamente compro- acerca de los detalles de los cambios de metida por la necesidad de mantenerse a uno políticas con trabajadores en derechos mismo más allá del alcance del poder de la humanos, académicos o críticos de la vio- pólvora. Uno de los aspectos más trágicos de lencia política en Colombia. la privatización de la fuerza armada y el surgi- b. Estas palabras iluminan un cierto tipo miento de los ejércitos privados, en los Andes de sentido común para la mayoría de los y en otros lados, es la huida de los académicos reales espectadores del documental —sean de esas áreas de investigación que se han con- colombianos o extranjeros—, quienes las vertido en frentes de batalla fratricidas. Pocas consideran como un antecedente para monografías de Colombia transmiten actual- un entendimiento general del conflicto

mente el tejido de intereses en intersección y en trazos históricos generales, o una vista Artículo

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aérea desde la cual uno puede descender puede en verdad sobresalir como un para- a los detalles de un libro, artículo o inter- digma de la violencia nacional, exhibiendo pretación crítica más académicos de la un set de tensiones en continuo desarrollo y violencia paramilitar actual. alianzas provisionales entre los militares, la c. Estas palabras son casi risibles por ser guerrilla, la policía y las autodefensas. Pero tan tendenciosamente imprecisas, o, más Medellín no es toda Colombia. Ni tampoco precisamente, carentes de importancia, es Colombia reducible a una dicotomía que se respecto a la circunstancia particular de autoperpetúa entre las guerrillas izquierdistas cualquier herido individualmente o per- y los paramilitares de derecha, idealmente y sonalmente afectado por las crueldades por siempre reproduciéndose a sí mismos. Y causadas a amigos, familia, vecinos o tampoco pueden los conflictos internos polí- personas centrales de su vida. Lo que ticos y económicos de larga data, tan bien realmente importa al analista de este con- documentados desde fuera, ser concretados flicto continuo, en comparación, son las a través de las aún mayores reversiones trau- configuraciones locales de brotes episó- máticas de esta lógica maniquea, es decir, de dicos de actos de violencia específica. los horrores inclasificables y no asimilados de la “guerra de baja intensidad”, con los guerri- Diciendo todo y nada a la vez, en el análisis lleros paseándose como si fueran autodefensas final: multiculturales y absolutistas, brutalmente intolerantes de cualquier desliz en la disciplina d. Estas palabras proyectan el conflicto gue- ortodoxa del partido, o las organizaciones rrilla-paramilitares en Colombia como si paramilitares de autodefensa convirtiéndose fuera filmado a través del barril de signi- en la principal máquina de asesinatos preven- ficantes históricos vacíos, como una bala tivos y extrajudiciales del país. moviéndose más rápido que el sonido y La segunda farsa, una burla de los dejando una estela en expansión de rea- esfuerzos de buena fe para mitigar la vio- lineación audiovisual a su paso: impo- lencia en Colombia, es el callejón sible detectar, en otras palabras, hasta de los intereses privados, siempre enfrentados que son capturadas en la película. Estoy contra el bien público en guerra perpetua: un seguro de que los colombianos conocen proceso propulsado por la rapacidad histórica el sentimiento. La fuerza actual de este del sistema de Hacienda y la financiación movimiento incensurable permanecerá de los mercados nacionales —procesos lasti- invisible hasta ese preciso momento mosamente dejados fuera de la narrativa del “inanunciable” en que su bien calibrada documental—. La privatización de la fuerza pero brutalmente pragmática forma en letal, en particular, yace en el corazón mismo efecto te golpee: como una disrupción de este colapso moral y político (cf. Hylton de la integridad o autonomía del cuerpo 2006); sin embargo, lo opuesto a este dilema humano, o como la pérdida de alguien es seguramente no menos sospechoso: la muy cercano o querido, o tal vez como el mera noción de que cualquier Estado tiene momento de mayor sorpresa cuando uno un derecho verdadero en el monopolio de la empieza a discernir el poder de la pólvora violencia legítima es en sí el símbolo maestro como la más repudiada organización en de la organización autoritativa y de acción la condición social económica y política de las crueldades armadas; por lo menos, es de uno. la primera entre las abstracciones más sádicas del mundo. En cualquier caso, este “pro- La primera farsa de consenso general, en otras blema colombiano” está actualmente atado

Artículo palabras, es que la historia reciente de Medellín a la dispensación libre de armamentos de

132 El poder de la pólvora: apuntes sobre la paramilitarización Urvio, Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana, No. 10, Quito, Noviembre 2011: 123-133 © FLACSO, sede Ecuador • ISSN: 1390-3691 mano y aparatos explosivos por todo el país, Bibliografía que implica la importación, distribución, compra, procura, redistribución y uso diario Benjamin, Walter (1978). “Critique of Vio- de armas de mano tanto populares como ofi- lence”. En Reflections: Essays, Aphorisms, ciales. Y esto no es todo. Sugiero que incluso and Autobiographical Writings. Nueva el recuento del amplio espectro del conflicto York: Schocken Books. (p. 277-300) civil colombiano, alimentado por la proli- Dalton, Scott y Margarita Martínez (2005). feración descontrolada de armas de mano, La Sierra. 84 minutos. First Run Features. es eventualmente traicionado en la narrativa Garcés, Chris (2010). “The Cross Politics of fílmica de La Sierra . Ecuador’s Penal State”. Cultural Anthro- El mayor punto ciego del documental, y pology v. 25, n. 3. (p. 459-496) probablemente el más imperdonable, es hasta Hylton, Forrest (2006). Evil Hour in dónde los cineastas enfocaron toda su atención Colombia. Nueva York: Verso. en el universo moral de Bloque Metro, o el Keane, Webb (2006). “Subjects and Objects”. surgimiento y la caída de los equipos parami- En The Handbook of Material Culture, litares urbanos, excluyendo a las unidades de Christopher Tilly, Webb Keane, Sussanne policía militares o de la guerrilla. Pues una de Kuchler, Michael Rowlands y Patricia las más poderosas lecciones del último cuarto Spyer (eds.). Nueva York: Sage Press. (p. de siglo en Colombia es lo fácil que resulta 197-201) que el poder de la pólvora se convierta en Scott, James C. (1999). Seeing Like a State: una máquina de guerra cuando es liberado How Certain Schemes to Improve the y públicamente apropiado para defender los Human Condition Have Failed. New intereses privados, siempre elusivos y en cons- Haven, CT: Yale University Press. tante renovación, sobre los bienes públicos. Shmitt, Carl (2006). Political Theology: Four Aunque La Sierra habría perdido su enfoque Chapters on the Concept of Sovereignty. en el espectro del poder de la pólvora al ampli- Chicago: University of Chicago Press. ficar su envergadura comparativa, creo que Sontag, Susan (2004). Regarding the Pain of los futuros historiadores verán esta película Others. Nueva York: Picador. como una introducción moral y política a un Taussig, Michael (2003). Law in a Lawless entendimiento más de la influencia social de Land: Diary of a Limpieza. Nueva York: la portación de armas, así como su relación The New Press. íntima con las modalidades que desembocan en la violencia. He argumentado que un “fin sin fines”, el espectro del poder de la pólvora, no podrá jamás dejarse de lado hasta que com- prendamos su actual ontología política como fuente de sustento y signo de masculinidad descontado. Artículo

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