Tomo III COMPLETOOOO
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TOMO 3 HISTORIA DE ALGECIRAS ARTE Y CULTURA EN ALGECIRAS HISTORIA DE ALGECIRAS HISTORIA DE ALGECIRAS TOMO III Arte y cultura en Algeciras MARIO OCAÑA (Coordinador) Cádiz 2001 Autores: Mario L. Ocaña Torres Ángel Sáez Rodríguez Luis Alberto del Castillo Navarro Maribel Gómez Arroquia Antonio Torremocha Silva Juan Ignacio de Vicente Lara Juan Carlos Pardo González Juan José Téllez Rubio © Edita: Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz Plaza de España s/n 11006. Telf. 956 24 02 03 Fax 956 24 06 14 [email protected] Printed in Spain. Impreso en España ISBN Obra completa: 84-95388-34-0 ISBN Tomo I: 84-95388-37-5 Depósito Legal: CA-881/01 Motivo de cubierta: Claraboya de la cúpula del mercado de Algeciras. Diseño de portada y maquetación: Julio Malo de Molina. Preimpresión: Cadigrafía. Publicidad y Comunicación. Imprime: Copartgraf. Índice Capítulo XVIII: Arte, arquitectura y urbanismo en la Algeciras moderna 1. Arte, arquitectura y urbanismo …………………………………………13 2. El desarrollo urbano de Algeciras en el XVIII ……………………………15 3. El desarrollo urbano en el siglo XIX ……………………………………49 4. El desarrollo urbano de Algeciras en el siglo XX …………………………86 5. Espacios y obras singulares………………………………………………131 5.1. Plaza Alta y alrededores ……………………………………………131 5.1.1. Capilla de Nuestra Señora de Europa ………………………137 5.1.2. Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Palma ……………139 5.1.3. Ayuntamiento ………………………………………………142 5.2. Norte del río ………………………………………………………143 5.2.1. Mercado Torroja ……………………………………………143 5.3.2. El Hospital de la Caridad ……………………………………145 5.4.3. Capilla del Hospital de la Caridad …………………………147 5.4.4. Otros espacios y obras de interés al norte del río ……………148 5.2. Las orillas del río……………………………………………………151 5.2. El sur del río ………………………………………………………157 6. Bibliografía ……………………………………………………………163 6.1. Fuentes ……………………………………………………………163 6.2. Estudios y otras publicaciones………………………………………165 Capítulo IX: El siglo XX: Sociedad, cultura y creación en Algeciras 1. Una reflexión ante la ciudad ……………………………………………175 2. Las artes plásticas durante la primera mitad del siglo XX ………………179 2.1. Rafael Argelés ………………………………………………………181 2.2. Ramón Puyol ………………………………………………………184 3. Las artes plásticas durante la segunda mitad del siglo XX ………………188 4. Música …………………………………………………………………202 4.1. Del Chacarrá a los Carnavales………………………………………204 4.2. La nueva música popular …………………………………………206 4.3. Flamenco …………………………………………………………210 4.3.1. La saga de los Lucía …………………………………………215 4.4. Entre el jondo y la copla……………………………………………221 5. La fiesta taurina …………………………………………………………224 6. El ensayo y la historiografía ……………………………………………227 6.1. Adolfo Sánchez Vázquez……………………………………………230 7. Literatura ………………………………………………………………238 7.1. El paisaje literario …………………………………………………238 7.2. José Luis Cano ……………………………………………………241 7.3. Un primer paseo literario …………………………………………262 7.4. Bahía ………………………………………………………………265 7.5. De Lola Peche a los jóvenes rebeldes ………………………………269 7.6. Domingo F. Faílde …………………………………………………272 7.7. Femenino Plural ……………………………………………………275 7.8. De Yaraví a Cónclave de Naúfragos ………………………………277 7.9. Hablando en prosa …………………………………………………278 7.10. Juan José Téllez……………………………………………………282 8. Otra ciudad, otras costumbres …………………………………………286 9. Educación ………………………………………………………………289 10. Teatro …………………………………………………………………290 11. Hacia la refundación de la sociedad civil ………………………………294 12. Prensa …………………………………………………………………299 13. La radio y la televisión …………………………………………………304 14. Bibliografía consultada …………………………………………………307 Capítulo VIII Arte, arquitectura y urbanismo en la Algeciras moderna Juan Carlos Pardo González Licenciado en Geografía e Historia y Bellas Artes Consejero de Número del IECG 1.- ARTE, ARQUITECTURA Y URBANISMO. Pudiera parecer a los ojos del visitante esporádico, o incluso a los de muchos de los veci- nos que aquí residen, que en este capítulo que cierra la historia de Algeciras pretendemos algo que ciertamente tiene algo de quimérico, ya que uno de los rasgos más característicos de Algeciras como ciudad es precisamente contar con muy pocos restos de valor de su pasa- do histórico, y además tener en muy poca estima lo que se conserva. Pero detrás de esa apa- riencia de ciudad carente de memoria y un tanto insulsa, descubrimos, a poco que nos lo propongamos, un pasado de indudable interés. En estas líneas pretendemos saber como era en otros tiempos el espacio por donde ahora nos movemos, intentaremos encontrar en las fuentes referencias que aún se conservan e indicios que nos explican cómo el tiempo ha afectado a ese espacio. Esta actividad nos puede convertir a todos -al mirar detenidamen- te las pistas que se conservan- en aprendices de detectives que buscan en las imágenes y en los textos las huellas de la historia. Las ciudades y los paisajes son como un libro donde la acción del hombre en el tiempo escribe inexorablemente; unas veces incrementando la belleza del paisaje con construcciones y transformaciones de indudable interés, y otras dejándonos un testimonio escrito con penosa caligrafía. Son varias las razones que pueden explicar este rasgo de la poca estimación de los res- tos del pasado: por un lado tenemos que considerar su relativamente corta existencia como ciudad renacida. Algeciras fue una ciudad que desapareció violentamente, es decir la ciu- dad estuvo «muerta» durante más de tres siglos, no existió pues una continuidad con la ciu- dad medieval. Esto hace que los nuevos pobladores del XVIII no tengan ninguna con- ciencia de la antigua Algeciras, los restos estaban destruidos, de modo que la única valora- ción que de las derruidas construcciones medievales hacen sus flamantes habitantes es la de cómodo y barato material de construcción con los que edificar sus viviendas. Por otra parte el tipo de población de Algeciras ha sido desde su reocupación muy diferente al de la gene- ralidad de las poblaciones españolas. Durante el antiguo régimen hay una ausencia casi total de lo que podríamos denominar como «clases dominantes», es decir clero y nobleza, que eran los únicos sectores de la población que en esa época tenían -por estar cubiertas el resto de sus necesidades- interés en el patrimonio artístico. La ciudad es de comercian- tes, artesanos, agricultores, pescadores,... del tercer estado en suma, gente que no podía plantearse dedicar su dinero a otra cosa que no fuera satisfacer sus necesidades básicas, o que, en el mejor de los casos, obtenía su riqueza mediante el comercio, sector que estaba sometido a fluctuaciones, y que exigía cierto dinamismo, que obligaba a sus ejercientes a cambiar de lugar o de actividad. Esto contrasta con aquellas poblaciones en que los pode- rosos obtenían sus rentas de grandes propiedades agrícolas, cuyos bienes, además de obte- nerse con relativa regularidad, tenían una procedencia clara que los vinculaba con un espa- cio concreto. La casa del terrateniente tenía la función de mostrar su poder y riqueza. Las donaciones que estos realizaban a la iglesia tenían en cierto modo esta misma finalidad. 13 Otra razón que explica lo anterior es que la población de la ciudad se ha visto incre- mentada a lo largo de la historia no solamente por su crecimiento vegetativo, sino también por gentes de diferentes puntos de la geografía que esperaban encontrar en este espacio oportunidades que no se les ofrecían en sus lugares de origen. Estas oleadas de inmigran- tes que llegaban con un lógico sentimiento de desarraigo no eran precisamente las más ade- cuadas para valorar o conservar lo que aquí se encontraban. Si a todo esto unimos -ya en tiempos modernos- la inexistencia de una élite culta con capacidad de influencia sobre los poderes públicos, que son en definitiva los que realmen- te tienen la competencia de actuar en este tema, no debe extrañarnos que Algeciras parez- ca estar sumida en un continuo ejercicio de engullirse a sí misma. La ciudad renueva su caserío sin contemplaciones, da igual el interés o la calidad de las edificaciones del pasado o la presión (mínima) que hayan podido hacer los pocos habitantes que han estado con- cienciados con este tema, con una fuerza y una total ausencia de respeto vemos aparecer nuevas construcciones donde antes existían edificios que nos hablaban de otros tiempos y de otras formas, que contribuían a vincularnos con nuestro pasado, que eran en suma nues- tras señas de identidad, señas que se han ido perdiendo ante la indiferencia de la mayoría de los algecireños. Mientras que en otras ciudades este proceso se detuvo con la llegada de los ayunta- mientos democráticos, en Algeciras no solo no se detuvo, sino que la negligente gestión de estos hizo que la concesión indiscriminada de licencias de construcción haya sido el prin- cipal modo de sanear las maltrechas arcas municipales. Así, mientras que en otros lugares el caserío urbano ha estado sometido en los últimos años a un proceso de restauración y de reutilización de los edificios de interés histórico, aquí los esfuerzos en esta dirección han sido mínimos, y se han tirado edificios de indudable interés, algunos muy recientemente, lo que nos habla a las claras de que la poca conciencia que tiene la ciudad con respecto a los restos de su pasado llega hasta la actualidad. Esta falta de cultura cívica se hace más dolorosa si consideramos que el catálogo de edi- ficios de interés en nuestra ciudad era -y ahora más- realmente escaso, aún así, este ataque contra el patrimonio de la ciudad se ha estado ejerciendo con pocas contemplaciones. Todo esto explica que no haya sido un campo de investigación muy difundido, y cier- tamente han sido pocos los casos de autores que lo han tratado de forma específica. Entre estos hay que citar a Santacana que en los capítulos finales de su Antiguo y moderno Algeciras hace un recorrido por los principales edificios y espacios urbanos, este esquema se repetirá en la obra de Pérez-Petinto y en Algeciras, Pasado y presente de la ciudad de la Bella Bahía de Cristóbal Delgado, que siguen una sistematización y desarrollan contenidos simi- lares a los planteados por Santacana a comienzos del siglo.